Bizvan
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Salvo por el hombro de Tobías, todo parecía estar lo suficientemente bien. Reacomodar su hombro fue un trabajo sencillo.
- Ciaran, si el peliblanco aun no consigue moverse es probable que ella se lo llevara o le solicitara a alguno de los marines en retirada lo hiciera, pero eso es pensar de manera muy positiva, maldita sea, si salimos de esta recuérdame conseguir un DDM para cada quien. –la falta de comunicación era un fastidio, además no podía evitar sentirme molesto por mi error de no crear más anillos de alianza… Al menos con ellos podríamos saber si todos continuaban con vida.* Bien en cuanto esto termine crearé más de esos.
- No sé qué opines compañero, pero aquello de la presencia de no muertos es jodidamente emo… -aclaré mi garganta.–Preocupante, considero que deberíamos ir a apoyar en esa zona. Y quiero dejar claro que no lo digo solo porque quiero un zombi real como mascota, es por…
Tres sombras captaron mi atención y seguido de ellas el estruendo causado por impactos se hizo presente. Al principio creía que se trataría de alguna clase de arma como un mortero o algo parecido, no obstante lo que vi a lo lejos me dejó boquiabierto.
3 figuras de gran tamaño aparecieron y parecían querer que se les entregara al prisionero.
Como si no fuera suficiente algo parecido un bosque comenzaba a emerger. No tenía idea de dónde o como, pero arboles crecían en diferentes zonas.
- Esto, Tobí olvida lo que dije, ahora no tengo idea de qué lugar deberíamos ir a ver. –quizás ir a ver a los zombis sería lo mejor, con todo este ajetreo no sería extraño que la gente los dejara pasar y aquellos que se enfrentaran a los muertos podían dejar de recibir apoyo y verse superados en números.
Ese tipo de situaciones en las cuales se tenía que tomar decisiones importantes era lo que más odiaba y la razón por la cual prefería seguir las ordenes de otros. Este sería el momento adecuado para contar con Kimura, por desgracia no podíamos contar con él… De hecho ¿Dónde estaba exactamente?
* No creo que esté muerto o puede que si?
Decidí no pensar en eso para evitar que mi ánimo decayera. Miré mi compañero a la espera de sus palabras, pues en este momento era el único a quien podía ver como mi superior.
- Ciaran, si el peliblanco aun no consigue moverse es probable que ella se lo llevara o le solicitara a alguno de los marines en retirada lo hiciera, pero eso es pensar de manera muy positiva, maldita sea, si salimos de esta recuérdame conseguir un DDM para cada quien. –la falta de comunicación era un fastidio, además no podía evitar sentirme molesto por mi error de no crear más anillos de alianza… Al menos con ellos podríamos saber si todos continuaban con vida.* Bien en cuanto esto termine crearé más de esos.
- No sé qué opines compañero, pero aquello de la presencia de no muertos es jodidamente emo… -aclaré mi garganta.–Preocupante, considero que deberíamos ir a apoyar en esa zona. Y quiero dejar claro que no lo digo solo porque quiero un zombi real como mascota, es por…
Tres sombras captaron mi atención y seguido de ellas el estruendo causado por impactos se hizo presente. Al principio creía que se trataría de alguna clase de arma como un mortero o algo parecido, no obstante lo que vi a lo lejos me dejó boquiabierto.
3 figuras de gran tamaño aparecieron y parecían querer que se les entregara al prisionero.
Como si no fuera suficiente algo parecido un bosque comenzaba a emerger. No tenía idea de dónde o como, pero arboles crecían en diferentes zonas.
- Esto, Tobí olvida lo que dije, ahora no tengo idea de qué lugar deberíamos ir a ver. –quizás ir a ver a los zombis sería lo mejor, con todo este ajetreo no sería extraño que la gente los dejara pasar y aquellos que se enfrentaran a los muertos podían dejar de recibir apoyo y verse superados en números.
Ese tipo de situaciones en las cuales se tenía que tomar decisiones importantes era lo que más odiaba y la razón por la cual prefería seguir las ordenes de otros. Este sería el momento adecuado para contar con Kimura, por desgracia no podíamos contar con él… De hecho ¿Dónde estaba exactamente?
* No creo que esté muerto o puede que si?
Decidí no pensar en eso para evitar que mi ánimo decayera. Miré mi compañero a la espera de sus palabras, pues en este momento era el único a quien podía ver como mi superior.
- Resumen:
- Nada relevante, solo preguntarle a Tobí que hacer.
Lily Morgan
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Akuma no mi
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Se nota que el ritmo ha subido gracias a que la carga de la santabárbara ha sido retirada a otra estancia. Cada uno de los minutos consumidos son importantes en las circunstancias críticas en las que nos encontramos. El metal restante puede deshacerse con más facilidad por lo que podemos ir retirándolo, limpiando el engranaje y reparando los posibles desperfectos ocasionados.
Pero al comprobar una vez más la plataforma giratoria, descubrimos que uno de los anillos de contención ha sido alcanzado por el impacto y se ha dañado. Lo primero será examinar a qué piezas ha afectado la avería, lo que está claro es que una vez se realice la propulsión de los cañones el retroceso podría provocar estragos en toda la estructura. Pero conforme se procede a la evaluación la cosa va pintando cada vez más fea…
– La pieza entera está hecha polvo…–concluye uno de los técnicos más experimentados. –Tenemos que coordinarnos para realizar una reparación lo más funcional posible, dentro de las condiciones actuales, y ya terminaremos de cambiar la pieza en puerto.
Me ofrezco voluntaria junto al resto del cuerpo de compañeros que van a ir a uno de los almacenes a por piezas de recambio. A fin de cuentas, es la primera vez que estoy en un acorazado de estas dimensiones y mi experiencia no cubre una nave de estas dimensiones. Lo mejor será que observe qué hacen los técnicos para aprender de ellos.
Por el camino la conversación de dos reclutas capta mi atención. Al parecer uno le está contando al otro con exaltación qué es lo que está sucediendo en Gray Rock. Sus voces continúan resonando intensas a lo largo del pasillo. Piratas, no-muertos, revolucionarios y máquinas de tecnología punta. Me cuesta tragar saliva, pero ojalá fuese solo eso, las piernas temblequean por sí solas a la par que un sudor frío me recorre la espalda de arriba abajo. De nuevo una pregunta invade mi sentido común “¿Todo esto era necesario?” “¿A quién hemos ayudado?”.
Desde que comenzó esta misión he permanecido en la retaguardia, confiando en que el riesgo de mis compañeros merecería la pena. Pero pasan las horas y aún no he escuchado una noticia que me invite a albergar esperanza. Finalmente llegamos ante el almacén, tomamos las piezas necesarias para realizar la reparación y emprendemos el camino de vuelta a la casamata. Con la mirada perdida sigo al resto de mis compañeros. La gente confía en los revolucionarios para que les saquen de sus vidas confiadas a la pobreza y la esclavitud ante la mala gestión del Gobierno. Pero los revolucionarios han decidido jugar a la guerra para salvar al mundo. ¿Qué diferencia hay con quienes intentan imponer sus leyes por la fuerza en estos momentos? ¿Este es el camino de los hombres libres? ¿Sacrificar y matar sin criterio alguno?
Sólo los hombres malos deberían morir. Deben morir. Morir. Morir. Morir. Morir. Morir. Morir.
No sé en qué momento alguien me ha colocado unos alicates en una mano y una bolsa con recambios en el brazo. Transcurren algunos segundos ¿minutos, quizás? No lo sé. El jefe técnico me está llamando para que acuda a su lado y le ofrezca soporte como ayudante. El ágil movimiento de sus manos, junto a sus incesantes instrucciones, contribuyen a que mi atención se centre en el exterior de mi persona y parchee mis sentimientos, al menos por otro rato más. Se desajustan los engranajes del anillo defectuosa y uno a uno se va realizando el cambio por las piezas nuevas en un frenético ritmo a contrarreloj.
Pero al comprobar una vez más la plataforma giratoria, descubrimos que uno de los anillos de contención ha sido alcanzado por el impacto y se ha dañado. Lo primero será examinar a qué piezas ha afectado la avería, lo que está claro es que una vez se realice la propulsión de los cañones el retroceso podría provocar estragos en toda la estructura. Pero conforme se procede a la evaluación la cosa va pintando cada vez más fea…
– La pieza entera está hecha polvo…–concluye uno de los técnicos más experimentados. –Tenemos que coordinarnos para realizar una reparación lo más funcional posible, dentro de las condiciones actuales, y ya terminaremos de cambiar la pieza en puerto.
Me ofrezco voluntaria junto al resto del cuerpo de compañeros que van a ir a uno de los almacenes a por piezas de recambio. A fin de cuentas, es la primera vez que estoy en un acorazado de estas dimensiones y mi experiencia no cubre una nave de estas dimensiones. Lo mejor será que observe qué hacen los técnicos para aprender de ellos.
Por el camino la conversación de dos reclutas capta mi atención. Al parecer uno le está contando al otro con exaltación qué es lo que está sucediendo en Gray Rock. Sus voces continúan resonando intensas a lo largo del pasillo. Piratas, no-muertos, revolucionarios y máquinas de tecnología punta. Me cuesta tragar saliva, pero ojalá fuese solo eso, las piernas temblequean por sí solas a la par que un sudor frío me recorre la espalda de arriba abajo. De nuevo una pregunta invade mi sentido común “¿Todo esto era necesario?” “¿A quién hemos ayudado?”.
Desde que comenzó esta misión he permanecido en la retaguardia, confiando en que el riesgo de mis compañeros merecería la pena. Pero pasan las horas y aún no he escuchado una noticia que me invite a albergar esperanza. Finalmente llegamos ante el almacén, tomamos las piezas necesarias para realizar la reparación y emprendemos el camino de vuelta a la casamata. Con la mirada perdida sigo al resto de mis compañeros. La gente confía en los revolucionarios para que les saquen de sus vidas confiadas a la pobreza y la esclavitud ante la mala gestión del Gobierno. Pero los revolucionarios han decidido jugar a la guerra para salvar al mundo. ¿Qué diferencia hay con quienes intentan imponer sus leyes por la fuerza en estos momentos? ¿Este es el camino de los hombres libres? ¿Sacrificar y matar sin criterio alguno?
Sólo los hombres malos deberían morir. Deben morir. Morir. Morir. Morir. Morir. Morir. Morir.
No sé en qué momento alguien me ha colocado unos alicates en una mano y una bolsa con recambios en el brazo. Transcurren algunos segundos ¿minutos, quizás? No lo sé. El jefe técnico me está llamando para que acuda a su lado y le ofrezca soporte como ayudante. El ágil movimiento de sus manos, junto a sus incesantes instrucciones, contribuyen a que mi atención se centre en el exterior de mi persona y parchee mis sentimientos, al menos por otro rato más. Se desajustan los engranajes del anillo defectuosa y uno a uno se va realizando el cambio por las piezas nuevas en un frenético ritmo a contrarreloj.
- Resumen:
- -Escuchar más noticias de la isla y entrar en shock
-Ayudar a reparar por piezas de recambio del almacén el anillo de contención dañado
Kenmei Shiba
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El robot estaba empezando a dejar de responder, Corvo no daba señales de vida... No me estaba gustando nada.
Detuvimos nuestra travesía aérea en una roca apartada, al borde de la isla. Allí cosí mi herida de bala, que había sido bastante superficial. Esperando a recibir contacto de Corvo, el tiempo pasaba lentamente... Hasta que el robot se desconectó por completo. ¿Qué demonios se supone que debía hacer en una situación así?
Vamos a ver, soy un científico en una guerra, una absurda, cabe añadir, sin ordenes directas de mi superior, que anda desaparecido, y, por si fuera poco, algunos me consideran un traidor, acusación que tendré probablemente que enfrentar cuando todo esto acabe... Ay... Quizás lo único que puedo hacer, y lo más conveniente, sería causar algunas bajas en alguno de los otros bandos, por suerte los marines tienen sus estúpidos uniformes, así que será difícil que me equivoque.
-Como caídas del cielo,
invoco alas de acero.
No me quedaba más remedio que volver al combate por mis propios medios, la armadura había perdido su autonomía por completo. Pero ni loco me presentaba en la plaza esa de nuevo, por lo que, volando a baja altura para no llamar demasiado la atención, fui buscando a alguien que anduviera en los límites de la isla.
Si era de los nuestros, pasaría de él, y si no... pues empezaría un combate. Confiaba en que mi apariencia resultaría lo suficientemente amenazadora como para que se detuvieran un segundo por la sorpresa. Aterrizaría de golpe y rápidamente intentaría cortar a cualquiera, pirata o revolucionario, con mis alas o mis espadas.
Detuvimos nuestra travesía aérea en una roca apartada, al borde de la isla. Allí cosí mi herida de bala, que había sido bastante superficial. Esperando a recibir contacto de Corvo, el tiempo pasaba lentamente... Hasta que el robot se desconectó por completo. ¿Qué demonios se supone que debía hacer en una situación así?
Vamos a ver, soy un científico en una guerra, una absurda, cabe añadir, sin ordenes directas de mi superior, que anda desaparecido, y, por si fuera poco, algunos me consideran un traidor, acusación que tendré probablemente que enfrentar cuando todo esto acabe... Ay... Quizás lo único que puedo hacer, y lo más conveniente, sería causar algunas bajas en alguno de los otros bandos, por suerte los marines tienen sus estúpidos uniformes, así que será difícil que me equivoque.
-Como caídas del cielo,
invoco alas de acero.
No me quedaba más remedio que volver al combate por mis propios medios, la armadura había perdido su autonomía por completo. Pero ni loco me presentaba en la plaza esa de nuevo, por lo que, volando a baja altura para no llamar demasiado la atención, fui buscando a alguien que anduviera en los límites de la isla.
Si era de los nuestros, pasaría de él, y si no... pues empezaría un combate. Confiaba en que mi apariencia resultaría lo suficientemente amenazadora como para que se detuvieran un segundo por la sorpresa. Aterrizaría de golpe y rápidamente intentaría cortar a cualquiera, pirata o revolucionario, con mis alas o mis espadas.
- Resumen:
- El robot pierde la autonomía y Corvo está desaparecido y no responde, por lo que me voy por mi cuenta por el borde de la isla a ver si pillo a alguien de otro bando.
Kenzo Nakajima
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El ataque del brazos largos fue bastante efectivo, logrando abrirse paso y poder avanzar hacia la posición de Jason, que se había quedado aparentemente pasmado. ¿Cómo podía ocurrirle eso en mitad del campo de batalla? ¿Acaso no se daba cuenta de que su vida peligraba enormemente?
De repente, cuando le faltaban pocos metros para llegar hasta su compañero de brigada, un colosal ser apareció en su camino. Resultaba muy difícil determinar su forma, pero parecía estar formado de torsos de cadáveres. No obstante, esto no era lo peor. Lo más alarmante de todo era que daba la sensación de crecer con cada muerto viviente que era derrotado, pues continuaba incorporándolos a su organismo.
Kenzo se dispuso a atacar al asqueroso engendro que había surgido ante él cuando se dio cuenta de que una especie de humo amarillo había comenzado a extenderse por las inmediaciones. Un olor dulzón empezó a hacerse apreciable poco a poco. ¿Procedería de aquel horrendo ser? No podía saberlo a ciencia cierta, pero lo que sí que tenía claro es que ese color y ese olor no eran normales. El humo suele crearse cuando algo se quema, pero no había nada ardiendo (por suerte para Kenzo, pues odiaba el fuego con todas sus fuerzas). De todas formas, el brazos largos desconfiaba del humo casi tanto como de las propias llamas. Además, siendo de ese color tenía que contener alguna sustancia extraña, aunque el brazos largos, dado que carecía de formación en ciencia, no podía saber lo que era. Por lo tanto, no tenía manera de saber cuán peligrosa era aquella nube de gas. Pero era mejor prevenir que curar, así que no se arriesgaría a adentrarse en ella.
En ese momento, apareció por fin su otro compañero. Al menos no iba a tener que enfrentarse solo a aquella aberración, pues el peliblanco hizo acto de presencia. Cuando le preguntó por la situación, el espadachín se vio forzado a controlar como buenamente pudo su temperamento para no comenzar a proferir un improperio tras otro. ¿Llegaba tan tarde y encima no se había enterado de nada? ¿Qué cojones pasaba con su compañero?
- Al fin apareces, jodido vago. Ya pensaba que ibas a perderte toda la diversión. Como ves, alguien se ha dedicado a devolver la vida a toda la gente que ha ido muriendo en la batalla, y está usando los cadáveres para intentar joder al Gobierno Mundial. Y para colmo esa mierda de bicho asqueroso se hace más grande cada vez que quitamos de en medio a uno de esos muertos vivientes. ¡Ah, y ten cuidado con ese humo amarillo! ¡No tengo ni idea de qué será, pero seguro que nada bueno, así que mejor no acercarse demasiado! Yo me encargo de distraer a esa cosa, y tú mientras aprovechas la oportunidad para destrozarla, ¿te parece bien?
Si encontraba la manera de acercarse a la aberración sin pasar a través del humo amarillo, Kenzo lo haría. Iría lo más rápido posible hacia ella y le atacaría lanzando un tajo tras otro con sus diez espadas, tratando de llamar su atención y crear una distracción para que Iulio pudiese golpear más fácilmente a aquel horrendo ser.
En caso de que el humo impidiese acercarse, el brazos largos usaría a Bottokatta, la cual llevaba en una de sus patas de araña, para lanzar una onda cortante de viento a aquella criatura. El objetivo sería el mismo, distraerla para que su compañero pudiese acabar con ella aprovechando su velocidad.
De repente, cuando le faltaban pocos metros para llegar hasta su compañero de brigada, un colosal ser apareció en su camino. Resultaba muy difícil determinar su forma, pero parecía estar formado de torsos de cadáveres. No obstante, esto no era lo peor. Lo más alarmante de todo era que daba la sensación de crecer con cada muerto viviente que era derrotado, pues continuaba incorporándolos a su organismo.
Kenzo se dispuso a atacar al asqueroso engendro que había surgido ante él cuando se dio cuenta de que una especie de humo amarillo había comenzado a extenderse por las inmediaciones. Un olor dulzón empezó a hacerse apreciable poco a poco. ¿Procedería de aquel horrendo ser? No podía saberlo a ciencia cierta, pero lo que sí que tenía claro es que ese color y ese olor no eran normales. El humo suele crearse cuando algo se quema, pero no había nada ardiendo (por suerte para Kenzo, pues odiaba el fuego con todas sus fuerzas). De todas formas, el brazos largos desconfiaba del humo casi tanto como de las propias llamas. Además, siendo de ese color tenía que contener alguna sustancia extraña, aunque el brazos largos, dado que carecía de formación en ciencia, no podía saber lo que era. Por lo tanto, no tenía manera de saber cuán peligrosa era aquella nube de gas. Pero era mejor prevenir que curar, así que no se arriesgaría a adentrarse en ella.
En ese momento, apareció por fin su otro compañero. Al menos no iba a tener que enfrentarse solo a aquella aberración, pues el peliblanco hizo acto de presencia. Cuando le preguntó por la situación, el espadachín se vio forzado a controlar como buenamente pudo su temperamento para no comenzar a proferir un improperio tras otro. ¿Llegaba tan tarde y encima no se había enterado de nada? ¿Qué cojones pasaba con su compañero?
- Al fin apareces, jodido vago. Ya pensaba que ibas a perderte toda la diversión. Como ves, alguien se ha dedicado a devolver la vida a toda la gente que ha ido muriendo en la batalla, y está usando los cadáveres para intentar joder al Gobierno Mundial. Y para colmo esa mierda de bicho asqueroso se hace más grande cada vez que quitamos de en medio a uno de esos muertos vivientes. ¡Ah, y ten cuidado con ese humo amarillo! ¡No tengo ni idea de qué será, pero seguro que nada bueno, así que mejor no acercarse demasiado! Yo me encargo de distraer a esa cosa, y tú mientras aprovechas la oportunidad para destrozarla, ¿te parece bien?
Si encontraba la manera de acercarse a la aberración sin pasar a través del humo amarillo, Kenzo lo haría. Iría lo más rápido posible hacia ella y le atacaría lanzando un tajo tras otro con sus diez espadas, tratando de llamar su atención y crear una distracción para que Iulio pudiese golpear más fácilmente a aquel horrendo ser.
En caso de que el humo impidiese acercarse, el brazos largos usaría a Bottokatta, la cual llevaba en una de sus patas de araña, para lanzar una onda cortante de viento a aquella criatura. El objetivo sería el mismo, distraerla para que su compañero pudiese acabar con ella aprovechando su velocidad.
- Resumen:
- - Contemplar la aberración y el humo y desconfiar.
- Ver aparecer a Iulio, contener a duras penas las ganas de cagarse en todos sus muertos y explicarle la situación con un par de tacos (Kenzo es malhablado por naturaleza, no se lo tengáis en cuenta (?))
- Tratar de distraer al bicho para que Iulio acabe con él con su velocidad.
- Cosas:
- - Stats: Poder de Destrucción 2, Reflejos 2, Agilidad 2, Supervivencia 1, Velocidad 0
- Maestría: Duelo (nivel 25)
- Bottokatta: Se trata de una katana calidad O Wazamono. Su hoja está hecha de titanio especialmente tratado para lograr un filo increíblemente afilado, y mide 85 cm. Esta espada posee la habilidad de lanzar ondas cortantes imbuidas en la energía del viento, de dos veces la longitud del filo de la espada. Dichas ondas viajan a 50 m/s y se disipan tras recorrer 25 metros.
Brynn
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El asesino se frustró de nuevo al ojear que no había ningún posible objetivo cerca. Ninguno. La paciencia era una de sus virtudes, había estado en multitud de escenarios aguardando durante horas el momento perfecto para atacar, y así lograr el éxito en su misión, pero aquello parecía más un ejercicio de fé que de paciencia.
Continuó observando todo y, entonces, se percató de algo que hasta la fecha no había visto jamás. No era el único que estaba en aquella zona aérea, un caballero alado con pinta de pocos amigos cabalgaba hacia alguna parte. Definitivamente, no era el día del espadachín. Se alejó de él y decidió aparcar su búsqueda unos minutos, bajando su vuelo y cruzándose con Nailah. Le hizo un par de señales, pero al no recibir respuesta se dió cuenta que aún seguía invisible. Entonces aceleró el ritmo y descendió, tocando tierra al lado de la ladrona.
- Estoy aquí, Nailah. Te prometí que nos volveríamos a ver -sonrió a la par que la miraba-. Aunque tú ahora mismo no me puedas ver. ¿Dónde te diriges?
Si su buena amiga le decía a dónde se dirigía, iría con ella y le ayudaría, después de todo, era lo mínimo que podía hacer por ella. Sin rostro apretó la mano que sujetaba la daga y se mordió el labio.
- Sabes… Tengo un mal presentimiento. Creo que deberíamos salir de aquí cuanto antes.
No sabía por qué, pero Brynn se olía algo, y no precisamente bueno. ¿Estarían fundados sus presentimientos?
Continuó observando todo y, entonces, se percató de algo que hasta la fecha no había visto jamás. No era el único que estaba en aquella zona aérea, un caballero alado con pinta de pocos amigos cabalgaba hacia alguna parte. Definitivamente, no era el día del espadachín. Se alejó de él y decidió aparcar su búsqueda unos minutos, bajando su vuelo y cruzándose con Nailah. Le hizo un par de señales, pero al no recibir respuesta se dió cuenta que aún seguía invisible. Entonces aceleró el ritmo y descendió, tocando tierra al lado de la ladrona.
- Estoy aquí, Nailah. Te prometí que nos volveríamos a ver -sonrió a la par que la miraba-. Aunque tú ahora mismo no me puedas ver. ¿Dónde te diriges?
Si su buena amiga le decía a dónde se dirigía, iría con ella y le ayudaría, después de todo, era lo mínimo que podía hacer por ella. Sin rostro apretó la mano que sujetaba la daga y se mordió el labio.
- Sabes… Tengo un mal presentimiento. Creo que deberíamos salir de aquí cuanto antes.
No sabía por qué, pero Brynn se olía algo, y no precisamente bueno. ¿Estarían fundados sus presentimientos?
- Resumen:
Ver al caballero alado y salir por partas.
Observar a lo lejos a Nailah y acercarse, hablarle y preguntarle.
Tener un mal presentimiento sobre lo que va a pasar allí.
Luka Rooney
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El tiempo parecía haberse detenido, castigando a Luka, que se encontraba entre aquellas cuatro paredes que tanto frecuentaba; la enfermería. Therax y él compartían el oficio de médico, pero también los roles de doctor-paciente. Y eso parecía que no iba a cambiar. Se notaba algo mejor, y era incapaz de hacerse a la idea del tiempo que había pasado allí. Pero pese a ello, tenía motivos para no echarse una cabezadita; estaba en mitad de una guerra sin un objetivo claro, y en cualquier momento podían abordar el barco de los Arashi.
De repente, el den den mushi del tiburón sonó, y para su sorpresa era Zane quien estaba al otro lado. Escuchó con paciencia cada palabra que sonó por el aparato, y tras ello dedujo varias cosas; Por lo visto Therax aún no estaba con el resto del grupo, por lo que el habitante del mar empezó a pensar en lo peor. ¿Habría perdido o seguiría combatiendo? Además, oyó de fondo a Marc hablar, por lo que aquello le tranquilizó. Su gigantón amigo seguía con vida y al lado de su capitán. ¿Conseguiría hacerle ver que su sitio estaba en los Arashi? No las tenía todas consigo, pero el habitante del mar confiaba en la labia de su capitán. Seguro que, de mencionarlo, el gigante querría compartir banda con ellos.
Entonces llegó el momento de respuesta de Luka, que se acercó lentamente el den den y miró a Timón, que seguía comiendo aquellos extraños frutos que tanto les gustaba y al tiburón tantas arcadas le producían.
- Al habla tu pez favorito, o al menos el que lo era hace unos días. He peleado contra un vicealmirante, sí, te llamé antes para contártelo, pero terminé hablando con Marc. No hay honor en un empate, y menos por cómo se ha dado, pero ya te contaré, capitán. Sólo sé que estoy muy lejos del poder que la banda requiere -hizo una pequeña pausa para maldecir de nuevo-. Marc me contó a modo resumen cómo iba todo, ¿ha cambiado algo? Prepararé el barco y me aseguraré que no le ocurre nada. Esperaré a que todos vengáis.
Tras ello, el gyojin colgó el den den mushi y se reincorporó, notando algún que otro dolor a la altura de las costillas, pero moviéndose sin excesivos problemas. Se decidió a preparar todo de la manera más lenta que pudo, para así no sobreesforzarse, y se ofuscó cada vez que veía a Timón tumbado, aunque de poca ayuda le podía ser en aquél momento. Y en casi ningún otro, la verdad.
Cuando ya hubo preparado todo lo necesario para partir en cuanto viese a sus nakamas, se acercó a la proa y ojeó todo lo que allí sucedía, permaneciendo alerta ante cualquier posible amenaza.
- Timón, creo que te voy a dejar en la próxima isla que visitemos -comentó al ojearle comer otro fruto en mal estado-. Me estás empezando a dar mucho asco.
De repente, el den den mushi del tiburón sonó, y para su sorpresa era Zane quien estaba al otro lado. Escuchó con paciencia cada palabra que sonó por el aparato, y tras ello dedujo varias cosas; Por lo visto Therax aún no estaba con el resto del grupo, por lo que el habitante del mar empezó a pensar en lo peor. ¿Habría perdido o seguiría combatiendo? Además, oyó de fondo a Marc hablar, por lo que aquello le tranquilizó. Su gigantón amigo seguía con vida y al lado de su capitán. ¿Conseguiría hacerle ver que su sitio estaba en los Arashi? No las tenía todas consigo, pero el habitante del mar confiaba en la labia de su capitán. Seguro que, de mencionarlo, el gigante querría compartir banda con ellos.
Entonces llegó el momento de respuesta de Luka, que se acercó lentamente el den den y miró a Timón, que seguía comiendo aquellos extraños frutos que tanto les gustaba y al tiburón tantas arcadas le producían.
- Al habla tu pez favorito, o al menos el que lo era hace unos días. He peleado contra un vicealmirante, sí, te llamé antes para contártelo, pero terminé hablando con Marc. No hay honor en un empate, y menos por cómo se ha dado, pero ya te contaré, capitán. Sólo sé que estoy muy lejos del poder que la banda requiere -hizo una pequeña pausa para maldecir de nuevo-. Marc me contó a modo resumen cómo iba todo, ¿ha cambiado algo? Prepararé el barco y me aseguraré que no le ocurre nada. Esperaré a que todos vengáis.
Tras ello, el gyojin colgó el den den mushi y se reincorporó, notando algún que otro dolor a la altura de las costillas, pero moviéndose sin excesivos problemas. Se decidió a preparar todo de la manera más lenta que pudo, para así no sobreesforzarse, y se ofuscó cada vez que veía a Timón tumbado, aunque de poca ayuda le podía ser en aquél momento. Y en casi ningún otro, la verdad.
Cuando ya hubo preparado todo lo necesario para partir en cuanto viese a sus nakamas, se acercó a la proa y ojeó todo lo que allí sucedía, permaneciendo alerta ante cualquier posible amenaza.
- Timón, creo que te voy a dejar en la próxima isla que visitemos -comentó al ojearle comer otro fruto en mal estado-. Me estás empezando a dar mucho asco.
- Resumen:
Hablar por den den con Zane.
Preparar el barco para una posible huida.
Permanecer alerta por si las cosas se ponen turbias.
Balagus
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Los primeros marines, mal preparados para responder a nuestro asalto, no tardaron en caer por el filo de mi hacha y las hojas de nuestra tripulación. No obstante, la respuesta no se hizo esperar, y en cuestión de segundos ya se empezaba a organizar un firme contraataque.
- ¡Lok'tar ogar, compañeros! -Grité, haciendo uso de un viejo reclamo de guerra de mi gente, para animar a mis subalternos a oponerse a la ingente marea delante nuestro.- ¡Romped sus formaciones antes de que las afiancen! ¡Penetrad en sus filas y divididlos! -Mientras gritaba, descolgué el ancla de guerra y solté un trecho de su cadena para girarla sobre mi cabeza.- ¡Entrad a matar! ¡Entrad a saquear! ¡Dejad vuestro maldito nombre grabado en su memoria!
Y con un bramido salvaje, descargué un barrido con el ancla sobre el grupo de marines más próximo a mi posición, llevándome a unos cuantos por los aires. Inmediatamente, me agaché y puse el costado y brazo izquierdos, lo mejor protegidos que pude por mi amplia hacha negra, para detener el más que evidente contraataque.
Efectivamente, una salva de disparos fue la contestación que esperaba, y varios proyectiles penetraron, sin provocarme daños serios, en algunos puntos expuestos de mi piel. Con un gruñido, pivoté todo mi cuerpo sobre mi pierna izquierda, dando mi costado derecho completamente expuesto.
"Yo también sé jugar a este juego, ¿sabéis?"
Y con este macabro pensamiento en mente, hice prender las llamas de mi arma y adelanté, de vuelta, mi pierna izquierda. Con toda mi fuerza, lancé el hacha contra mis enemigos para atravesarlos con ella y que, eventualmente, pudiera volver a mí.
Antes, sin embargo, de que la negra herramienta de muerte regresara a mis manos, me lancé a la carrera contra la columna principal de marines, blandiendo de un lado a otro el ancla con tremenda furia. El alcance de mis golpes me evitó lidiar con combatientes cuerpo a cuerpo, pero no recibir disparos de rifles y pistolas y, por poco, de algún cañón.
Para desgracia de mis enemigos, cada herida recibida sólo acrecentaba mi ira y mi fuerza, despertando en mi interior el fuego de la batalla y renovando mis energías para liderar a nuestros soldados. Tanto fue así, que apenas noté el hacha volviendo a mi mano, ni que yo alcanzara, como había sido mi objetivo, el centro de la cubierta del acorazado.
- ¡Lok'tar ogar, compañeros! -Grité, haciendo uso de un viejo reclamo de guerra de mi gente, para animar a mis subalternos a oponerse a la ingente marea delante nuestro.- ¡Romped sus formaciones antes de que las afiancen! ¡Penetrad en sus filas y divididlos! -Mientras gritaba, descolgué el ancla de guerra y solté un trecho de su cadena para girarla sobre mi cabeza.- ¡Entrad a matar! ¡Entrad a saquear! ¡Dejad vuestro maldito nombre grabado en su memoria!
Y con un bramido salvaje, descargué un barrido con el ancla sobre el grupo de marines más próximo a mi posición, llevándome a unos cuantos por los aires. Inmediatamente, me agaché y puse el costado y brazo izquierdos, lo mejor protegidos que pude por mi amplia hacha negra, para detener el más que evidente contraataque.
Efectivamente, una salva de disparos fue la contestación que esperaba, y varios proyectiles penetraron, sin provocarme daños serios, en algunos puntos expuestos de mi piel. Con un gruñido, pivoté todo mi cuerpo sobre mi pierna izquierda, dando mi costado derecho completamente expuesto.
"Yo también sé jugar a este juego, ¿sabéis?"
Y con este macabro pensamiento en mente, hice prender las llamas de mi arma y adelanté, de vuelta, mi pierna izquierda. Con toda mi fuerza, lancé el hacha contra mis enemigos para atravesarlos con ella y que, eventualmente, pudiera volver a mí.
Antes, sin embargo, de que la negra herramienta de muerte regresara a mis manos, me lancé a la carrera contra la columna principal de marines, blandiendo de un lado a otro el ancla con tremenda furia. El alcance de mis golpes me evitó lidiar con combatientes cuerpo a cuerpo, pero no recibir disparos de rifles y pistolas y, por poco, de algún cañón.
Para desgracia de mis enemigos, cada herida recibida sólo acrecentaba mi ira y mi fuerza, despertando en mi interior el fuego de la batalla y renovando mis energías para liderar a nuestros soldados. Tanto fue así, que apenas noté el hacha volviendo a mi mano, ni que yo alcanzara, como había sido mi objetivo, el centro de la cubierta del acorazado.
- Resumen:
- - Abordar el acorazado eliminando a los primeros desdichados, animar a nuestra tripulación frente a la ingente masa de marines, utilizar el ancla de guerra para abrir algo de hueco, protegerme de un contraataque de disparos con el hacha y luego lanzarla en llamas contra los enemigos para que luego regrese. Inmediatamente, cargar con el ancla de guerra, recibiendo más disparos y despertando el Frenesí de Sangre con ello. Llegar, finalmente y si se permite, hasta el centro de la cubierta del acorazado a golpes.
- Datos de interés:
- Técnica - Hacha bumerán:
- Balagus lanza una de sus hachas de combate contra su enemigo, de tal manera que esta traza una trayectoria curva y regresa al lanzador como un bumerán.
- Frenesí de sangre:
- Permite aumentar en un x5 la Fuerza del usuario durante tres turnos. Balagus puede controlar esta furia a voluntad ahora, reduciéndola y reavivándola cuantas veces necesite mientras no se le agote su período útil. Cuando lo usa, sus ojos adquieren un feroz brillo anaranjado.
Syxel
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La defensa del vicealmirante, que logra reaccionar a tiempo e interponer su escudo para frenar mi ataque, me pilla completamente por sorpresa. Siento el impacto de este contra los huesos de mi brazo, seguido del sonido de la hoja de la espada cortando el aire y liberando las llamas a su paso, que llega hasta mis oídos y me hace dibujar una mueca muestra de frustración e impaciencia. Pero no hay tiempo para lamentaciones, ni estoy dispuesto a perder ni un segundo más de lo necesario en ese enfrentamiento, por lo que reacciono prácticamente al instante.
Aprovechando la inercia combinada de mi ataque y su defensa continúo el recorrido con todo mi cuerpo en la misma dirección, utilizando el impulso de ambos para girar sobre mí mismo y, tras dar una vuelta completa, golpear la hoja de su espada desde fuera con la mía propia y tratar de desviar su contraofensiva. Para acto seguido batir las alas con fuerza y volver a elevarme algunos metros, situándome fuera de su alcance. Lo cual espero lograr, al menos el tiempo justo para preparar mi próximo movimiento.
El uso combinado de la telepatía y el kenbunshoku haki durante todo el combate, sumados a la potenciación y expansión de cada uno de mis sentidos gracias al aura de oscuridad que había generado al principio del mismo, me han servido para mantenerme al tanto de la situación a nuestro alrededor sin tener que distraerme del enfrentamiento. La mayoría de los barcos que componen la flota pirata han llegado ya al hielo, incluida mi propia tripulación, lo que los sitúa lo suficientemente lejos de nosotros cómo para no tener que preocuparme por la imprudencia de la idea lleva ya un rato formándose en mi mente. Ese hecho, sumado al de que ahora un considerable número de acorazados de la marina avanza peligrosamente cerca de nuestra posición, no hacen más que aumentar mi convencimiento de que la locura que estoy apunto de llevar a cabo es, no una buena, sino la mejor de las opciones.
- He de reconocer que te había subestimado - comenté, elevando el tono lo suficiente para que el marine me escuchase. - En otra situación me habría encantado continuar con este enfrentamiento y poner a prueba nuestras habilidades, pero tengo algo de prisa y he de reunirme con mis camaradas antes de que la fiesta llegue a su fin. Y supongo que no podré hacerlo con una sola mano... - añadí, volviendo a envainar mi espada.
Y mientras hablaba, las llamas que formaban mi cuerpo en la forma que había adoptado comenzaron a incrementar su tamaño e intensidad, generando cada vez más fuego a una velocidad mucho mayor de la habitual. Al mismo tiempo comencé a cambiar de nuevo: la carne volvía a cubrir los huesos, aunque mi musculatura y envergadura continuaron incrementándose más allá de su tamaño habitual. Mientras crecía pude notar una sensación tan familiar como desagradable, los huesos de mi espalda se quebraban y volvían a soldar una y otra vez mientras nuevas extremidades surgían a los laterales de mi espalda, justo tras las dos originales.
En ese momento las alas desaparecieron y dejé de mantenerme en el aire, cayendo pesadamente sobre la embarcación de mi oponente haciendo que esta se zarandease bruscamente bajo mis pesados pies. En cuestión de segundos había pasado de tener un solo brazo a tener seis, y ahora abría y cerraba ligeramente los puños de estos mientras dirigía una mirada desafiante al vicealmirante, la cual sentí que me devolvía desde el interior del casco que cubría su rostro.
Pero los cambios que acababa de experimentar iban mucho más allá del incremento en el número de mis extremidades o mi tamaño, y probablemente mucho más allá de lo que yo mismo podía comprender en esa situación. Después de todo, era la primera vez que intentaba algo así y no tenía forma de saber hasta donde llegaría. La ingente cantidad de llamas que había logrado generar y me cubrían hacía apenas unos instantes no desaparecieron sin más, sino que de alguna forma se habían fusionado con mi propia carne mientras esta se generaba. Mi piel, que en esta forma siempre había adoptado un color gris oscuro, era ahora de un dorado rojizo considerablemente llamativo, como si fuese oro al rojo vivo, y desprendía un calor sofocante. Exhalé y de mi boca surgió lo que parecía ser una nube de vapor, y pude notar como al volver a tomar aire esta se calentaba en mis pulmones. Podía sentir también la sangre hirviendo recorrer mis venas, y la mezcla de todas esas sensaciones me resultaba extrañamente reconfortante.
La calma antes de la tempestad... Ese fue el último pensamiento que se formó en mi mente antes de las palmas de mis manos comenzasen a brillar, desprendiendo un fulgor blanquecino, y al acercarlas entre si se formase ante estas una esfera de fuego puro. Aunque esta apenas sería perceptible durante un instante, pues acto seguido liberaría la que esperaba fuese una explosión de llamas que dejase en ridículo a sus predecesoras y pusiese fin al enfrentamiento.
Aprovechando la inercia combinada de mi ataque y su defensa continúo el recorrido con todo mi cuerpo en la misma dirección, utilizando el impulso de ambos para girar sobre mí mismo y, tras dar una vuelta completa, golpear la hoja de su espada desde fuera con la mía propia y tratar de desviar su contraofensiva. Para acto seguido batir las alas con fuerza y volver a elevarme algunos metros, situándome fuera de su alcance. Lo cual espero lograr, al menos el tiempo justo para preparar mi próximo movimiento.
El uso combinado de la telepatía y el kenbunshoku haki durante todo el combate, sumados a la potenciación y expansión de cada uno de mis sentidos gracias al aura de oscuridad que había generado al principio del mismo, me han servido para mantenerme al tanto de la situación a nuestro alrededor sin tener que distraerme del enfrentamiento. La mayoría de los barcos que componen la flota pirata han llegado ya al hielo, incluida mi propia tripulación, lo que los sitúa lo suficientemente lejos de nosotros cómo para no tener que preocuparme por la imprudencia de la idea lleva ya un rato formándose en mi mente. Ese hecho, sumado al de que ahora un considerable número de acorazados de la marina avanza peligrosamente cerca de nuestra posición, no hacen más que aumentar mi convencimiento de que la locura que estoy apunto de llevar a cabo es, no una buena, sino la mejor de las opciones.
- He de reconocer que te había subestimado - comenté, elevando el tono lo suficiente para que el marine me escuchase. - En otra situación me habría encantado continuar con este enfrentamiento y poner a prueba nuestras habilidades, pero tengo algo de prisa y he de reunirme con mis camaradas antes de que la fiesta llegue a su fin. Y supongo que no podré hacerlo con una sola mano... - añadí, volviendo a envainar mi espada.
Y mientras hablaba, las llamas que formaban mi cuerpo en la forma que había adoptado comenzaron a incrementar su tamaño e intensidad, generando cada vez más fuego a una velocidad mucho mayor de la habitual. Al mismo tiempo comencé a cambiar de nuevo: la carne volvía a cubrir los huesos, aunque mi musculatura y envergadura continuaron incrementándose más allá de su tamaño habitual. Mientras crecía pude notar una sensación tan familiar como desagradable, los huesos de mi espalda se quebraban y volvían a soldar una y otra vez mientras nuevas extremidades surgían a los laterales de mi espalda, justo tras las dos originales.
En ese momento las alas desaparecieron y dejé de mantenerme en el aire, cayendo pesadamente sobre la embarcación de mi oponente haciendo que esta se zarandease bruscamente bajo mis pesados pies. En cuestión de segundos había pasado de tener un solo brazo a tener seis, y ahora abría y cerraba ligeramente los puños de estos mientras dirigía una mirada desafiante al vicealmirante, la cual sentí que me devolvía desde el interior del casco que cubría su rostro.
Pero los cambios que acababa de experimentar iban mucho más allá del incremento en el número de mis extremidades o mi tamaño, y probablemente mucho más allá de lo que yo mismo podía comprender en esa situación. Después de todo, era la primera vez que intentaba algo así y no tenía forma de saber hasta donde llegaría. La ingente cantidad de llamas que había logrado generar y me cubrían hacía apenas unos instantes no desaparecieron sin más, sino que de alguna forma se habían fusionado con mi propia carne mientras esta se generaba. Mi piel, que en esta forma siempre había adoptado un color gris oscuro, era ahora de un dorado rojizo considerablemente llamativo, como si fuese oro al rojo vivo, y desprendía un calor sofocante. Exhalé y de mi boca surgió lo que parecía ser una nube de vapor, y pude notar como al volver a tomar aire esta se calentaba en mis pulmones. Podía sentir también la sangre hirviendo recorrer mis venas, y la mezcla de todas esas sensaciones me resultaba extrañamente reconfortante.
La calma antes de la tempestad... Ese fue el último pensamiento que se formó en mi mente antes de las palmas de mis manos comenzasen a brillar, desprendiendo un fulgor blanquecino, y al acercarlas entre si se formase ante estas una esfera de fuego puro. Aunque esta apenas sería perceptible durante un instante, pues acto seguido liberaría la que esperaba fuese una explosión de llamas que dejase en ridículo a sus predecesoras y pusiese fin al enfrentamiento.
- Resumen:
- All in.
- Resumen (versión extendida):
- Además de ponerme al día trato de finalizar el combate combinando varias habilidades en un intento de despertar mi primer ataque definitivo
de final boss malvado(redactado más abajo). He esperado el tiempo suficiente para que los barcos de la flota pirata se alejen de nuestra posición y, si sale bien, debería afectar también a los acorazados cercanos (por intentarlo que no sea).
- Datos:
- Características: Fuerza 6 (¿x11?), Resistencia 6 (¿x11?), Agilidad 4 (x4) y Reflejos 2 (x4).
Forma de fuego: En esta forma, Syxel se centra en su aptitud de fuego oscuro, la cual se ve potenciada. Su aspecto cambia, y donde antes había carne y piel, ahora hay fuego. Las llamas que forman su cuerpo pueden variar su color, yendo desde el clásico tono anaranjado hasta un intenso azul. La cantidad de fuego oscuro que puede llegar a crear se duplica, y la temperatura que alcanza también se ve incrementada (1500º). Además, cualquier arma que empuñe se adaptará a esta forma (por lo general, se envuelven en llamas y no se ven afectadas por la temperatura).
Asura's Wrath: Llevando sus poderes de transformación un paso más allá, Syxel desarrolla una nueva forma. En esta, su piel adopta un color negro intenso y se vuelve mucho más dura y resistente. Otros dos pares de brazo surgen de su cuerpo y puede hacer brotar a voluntad dos prominentes cuernos de su cráneo. En esa forma su fuerza y resistencia se multiplican (multiplicador de x5 a cada una, tres turnos de duración y tres de recarga).
Ataque definitivo del final boss (patente en trámite): Generando y concentrando todo el fuego que la primera transformación le permite, Syxel adopta una versión mejorada de la segunda en la que toda esa energía se concentra en los seis brazos de esta para, acto seguido, liberarla en una explosión mucho más poderosa de lo que puede calcular (versión mejorada de la actual explosión de llamas, usada anteriormente en el evento). Anotaciones: Para utilizar esta habilidad definitiva es necesario adoptar la primera forma (para generar suficiente fuego) y la segunda (para concentrarlo y liberarlo); tras esto, el usuario no podrá generar fuego ni utilizar estas transformaciones en varios turnos (y obviamente, esta técnica es de un solo uso por combate).
Dretch
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Estaba enfadado, terriblemente enfadado, tanto que apenas era consciente de que le había estado gritando a un barco a pleno pulmón. Para colmo del ridículo, era más que probable que tan solo él se hubiese percatado de su discurso moralista. Se sentía como un idiota, cosa que se estaba comenzando a convertir en una costumbre a cada minuto que continuaba estando de servicio. Lejos de sentirse desahogado, se sentía mucho más frustrado. Por más que intentaba poner de su parte en aquel conflicto y de tratar de ser útil para los suyos… cada vez comenzaba a sentirse como un mosquito, uno muy desorientado y perdido en mitad de una colmena de avispas.
- ¿No hay nadie? – se preguntó en voz baja al pisar la cubierta, dadas las dimensiones de aquella monstruosidad se había esperado que estuviera abarrotada de marineros. Aquello en cierta medida explicaba porque nadie le había escuchado. Casualidad o destino, un molesto zumbido comenzó a escucharse a escasos metros de su posición. Todavía molesto, Dretch se encaró hacia la nueva amenaza – Había oído hablar de piratas despiadados y sádicos, pero nunca había llegado a mis oídos la existencia de bucaneros tímidos – confesó con una sonrisa socarrona en su rostro
Buerganor contempló con cierto orgullo como varias de las piezas de artillería se giraban hasta encañonarlo, aquello le animó un poco. Si había sido capaz de remover el avispero, aunque fuera mínimamente, significaba que representaba una amenaza. Sin embargo, la situación no era como se había esperado, sin soldados u operarios de los cañones a la vista no podía confiar en que la Cliché Cliché no mi hiciese su función salvadora una vez más. No podía confiar en su suerte y mucho menos en su fuerza. Pese a que, durante el último mes había pulido sus técnicas de rokushiki, su fuerza distaba aún demasiado para ser capaz de perforar el metal. Ni con el mejor de sus shigans podría lograr hacer una mella en una de esas baterías. Por lo que dedujo que, tal y como había aprendido de su enfrentamiento contra Zuko, si no podía emplear su propia fuerza, tendría que valerse de la de su rival.
- Soru “Kutsu no Nai 1000-Mairu” – masculló mientras comenzaba a correr, jadeando a cada latido de su sobre revolucionado corazón. Con el único pensamiento en mente de seguir avanzando, podía sentir sus pulmones ardiendo con cada respiración.
Sentía el viento caliente, como si alguien estuviese soplando una antorcha frente a su cara. Podía oir la turbulencia del viento. Para colmo, aunque estaba corriendo con todas sus fuerzas, no se sentía cansado n absoluto. Sus músculos y pulmones parecían haberse adormecido y casi parecía como si levitase sobre la cubierta en lugar de estar corriendo. Concentrado en su plan, comenzó a correr de cañón en cañón a una velocidad endiablada, acelerando entre tramo y tramo para realizar pequeñas pausas en cada una de las piezas de artillería, con la esperanza de que estas comenzaran a abrir fuego las una sobre las otras.
- ¿No hay nadie? – se preguntó en voz baja al pisar la cubierta, dadas las dimensiones de aquella monstruosidad se había esperado que estuviera abarrotada de marineros. Aquello en cierta medida explicaba porque nadie le había escuchado. Casualidad o destino, un molesto zumbido comenzó a escucharse a escasos metros de su posición. Todavía molesto, Dretch se encaró hacia la nueva amenaza – Había oído hablar de piratas despiadados y sádicos, pero nunca había llegado a mis oídos la existencia de bucaneros tímidos – confesó con una sonrisa socarrona en su rostro
Buerganor contempló con cierto orgullo como varias de las piezas de artillería se giraban hasta encañonarlo, aquello le animó un poco. Si había sido capaz de remover el avispero, aunque fuera mínimamente, significaba que representaba una amenaza. Sin embargo, la situación no era como se había esperado, sin soldados u operarios de los cañones a la vista no podía confiar en que la Cliché Cliché no mi hiciese su función salvadora una vez más. No podía confiar en su suerte y mucho menos en su fuerza. Pese a que, durante el último mes había pulido sus técnicas de rokushiki, su fuerza distaba aún demasiado para ser capaz de perforar el metal. Ni con el mejor de sus shigans podría lograr hacer una mella en una de esas baterías. Por lo que dedujo que, tal y como había aprendido de su enfrentamiento contra Zuko, si no podía emplear su propia fuerza, tendría que valerse de la de su rival.
- Soru “Kutsu no Nai 1000-Mairu” – masculló mientras comenzaba a correr, jadeando a cada latido de su sobre revolucionado corazón. Con el único pensamiento en mente de seguir avanzando, podía sentir sus pulmones ardiendo con cada respiración.
Sentía el viento caliente, como si alguien estuviese soplando una antorcha frente a su cara. Podía oir la turbulencia del viento. Para colmo, aunque estaba corriendo con todas sus fuerzas, no se sentía cansado n absoluto. Sus músculos y pulmones parecían haberse adormecido y casi parecía como si levitase sobre la cubierta en lugar de estar corriendo. Concentrado en su plan, comenzó a correr de cañón en cañón a una velocidad endiablada, acelerando entre tramo y tramo para realizar pequeñas pausas en cada una de las piezas de artillería, con la esperanza de que estas comenzaran a abrir fuego las una sobre las otras.
- resumen:
- Darse cuenta de que es un pringao y de que no está hablando con nadie.
- Contemplar que, en mayor o menor medida, ha captado la atención de algunas de las piezas de artillería.
- No fiarse la “suerte” de su akuma y tratar de tirar de ingenio.
- Berrear varias palabras que parecen un trabalenguas pero que si las dice con cara seria parece pro.
- Corretear de cañón en cañón, con la lengua fuera cual perrete, para ver si se destruyen entre ellos.
- Darse cuenta de que es un pringao y de que no está hablando con nadie.
- Cosas Usadas:
- Seimei Kikan: Soru “Kutsu no Nai 1000-Mairu” (Regreso a la Vida: Afeitar “Mil Millas Sin Zapatos”):
Versión mejorada del Soru convencional. La constancia y la repetición han hecho que el usuario sea capaz de sobrepasar sus límites físicos, por lo que la barrera humana de los 25m/s queda obsoleta. Gracias a esta técnica es capaz de alcanzar los 50m/s.
Eric Zor-El
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Bloques de hielo sobre el mar azul. Llamaradas en la inmensidad del amplio cielo que hacía parecer todo un infierno. Y ahora una inmensa fortaleza que había surgido de la nada, ¿estaba soñando? ¿O acaso la realidad era tan asombrosa como las historias que solía leer?
Se encontraba sobrevolando los cielos sobre una dragona, tal y como las viejas historias de jinetes de dragón que tanto le gustaba. Pero ella no sabía escupir fuego, no sabía, y eso no era asimilable por el shandiano, que suspiró y se agarró para no caerse. Se acercaron siguiendo las corrientes de aire hasta aquella estructura, que segundos antes había expulsado de su interior tres proyectiles que se dirigían con violencia a la plaza, aunque no pareció escucharse explosión alguna. Estaban sobre un grandísimo cañón que hacía que Eric sintiera cierta envidia, como si al ver tremenda forma fálica se sintiera menos hombre, o algo por el estilo. Tenía que destruirlo, no quedaba otra.
-Tú, Kaori –dijo, concentrando el poder de su fruta en sus manos-. Acércame a esa aberración.
Una vez estuvo lo suficiente cerca, encontrándose a cuatro o cinco metros de altura, saltó directo al cañón golpeándolo con el poder de su fruta. Para luego volver a hacerlo repetidamente para intentar derribarlo. Su poder era capaz de hacer temblar una ciudad, así que esperaba poder acabar con él. En el caso de destruirlo, tanto Kaori como Eric, se intentarían adentrar en aquella fortaleza.
Se encontraba sobrevolando los cielos sobre una dragona, tal y como las viejas historias de jinetes de dragón que tanto le gustaba. Pero ella no sabía escupir fuego, no sabía, y eso no era asimilable por el shandiano, que suspiró y se agarró para no caerse. Se acercaron siguiendo las corrientes de aire hasta aquella estructura, que segundos antes había expulsado de su interior tres proyectiles que se dirigían con violencia a la plaza, aunque no pareció escucharse explosión alguna. Estaban sobre un grandísimo cañón que hacía que Eric sintiera cierta envidia, como si al ver tremenda forma fálica se sintiera menos hombre, o algo por el estilo. Tenía que destruirlo, no quedaba otra.
-Tú, Kaori –dijo, concentrando el poder de su fruta en sus manos-. Acércame a esa aberración.
Una vez estuvo lo suficiente cerca, encontrándose a cuatro o cinco metros de altura, saltó directo al cañón golpeándolo con el poder de su fruta. Para luego volver a hacerlo repetidamente para intentar derribarlo. Su poder era capaz de hacer temblar una ciudad, así que esperaba poder acabar con él. En el caso de destruirlo, tanto Kaori como Eric, se intentarían adentrar en aquella fortaleza.
- Resumen:
- Narrar como llegamos cerca del cañón (con el permiso de KAori, que no sabe si podrá postear) + saltar sobre él y golpearlo repetidas veces con el poder de los terremotos a grado 5 en la escala ritcher
Sasaki
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Extendí mi brazo hasta coger la cadena y continué tirando de Legim para que se subiese a la tabla. Una vez se subiese la llevaría hasta el patíbulo, ya se había retrasado la ejecución durante bastante tiempo. Sin embargo, ocurrió algo que no había tenido en mente, la llegada de Dexter al lugar. Y en principio no me hubiese importado, pero cuando llegó reclamó a Legim para ponerlo bajo sus órdenes con la amenaza de matarnos si no lo hacíamos.
-Querido señor – dije en un tono suave – me temo que no se puede hacer eso. Este hombre se ha comprometido a ser ejecutado hoy. – Continué señalando a Legim – Así que, le pido que se marche y no obstaculice nuestro trabajo.
Sabía que aquello no iba a servir para nada, pero mientras recitaba aquellas pequeñas frases, ganaba algo de tiempo en el que creaba más azúcar aumentando el grosor de la tabla de azúcar. Al terminar aquellas palabras, liberé contra los piratas que tenía frente a mí mi haki del rey con la esperanza de que, por lo menos en alguno surtiese efecto la confusión y pudiese tomar represalias contra sus compañeros, aunque lo dudaba, los piratas de Dexter se caracterizaban por ser gente extremadamente poderosa.
Mientras liberé el haki, con gran rapidez el azúcar de la tabla nos absorbió a Legim y a mí, y la manipulé para que nos llevase justo al centro de esta, mientras, el exterior y hacia el interior el azúcar comenzó a aumentar su temperatura y pasó a un estado de caramelo viscoso. Si había conseguido introducir a Legim dentro, debía resistir todo lo que pudiese hasta poder recibir refuerzos o que se me ordenase acabar con el preso. La zona en la que nos encontraríamos el preso y yo, hice un pequeño cubículo en el que entrábamos ambos sin problemas y lo hice con la mayor dureza y tenacidad que pude, y además cambié la forma de la tabla a una esfera que poco a poco hice que aumentara de tamaño añadiendo más caramelo a su forma.
-Querido señor – dije en un tono suave – me temo que no se puede hacer eso. Este hombre se ha comprometido a ser ejecutado hoy. – Continué señalando a Legim – Así que, le pido que se marche y no obstaculice nuestro trabajo.
Sabía que aquello no iba a servir para nada, pero mientras recitaba aquellas pequeñas frases, ganaba algo de tiempo en el que creaba más azúcar aumentando el grosor de la tabla de azúcar. Al terminar aquellas palabras, liberé contra los piratas que tenía frente a mí mi haki del rey con la esperanza de que, por lo menos en alguno surtiese efecto la confusión y pudiese tomar represalias contra sus compañeros, aunque lo dudaba, los piratas de Dexter se caracterizaban por ser gente extremadamente poderosa.
Mientras liberé el haki, con gran rapidez el azúcar de la tabla nos absorbió a Legim y a mí, y la manipulé para que nos llevase justo al centro de esta, mientras, el exterior y hacia el interior el azúcar comenzó a aumentar su temperatura y pasó a un estado de caramelo viscoso. Si había conseguido introducir a Legim dentro, debía resistir todo lo que pudiese hasta poder recibir refuerzos o que se me ordenase acabar con el preso. La zona en la que nos encontraríamos el preso y yo, hice un pequeño cubículo en el que entrábamos ambos sin problemas y lo hice con la mayor dureza y tenacidad que pude, y además cambié la forma de la tabla a una esfera que poco a poco hice que aumentara de tamaño añadiendo más caramelo a su forma.
- resumen:
- Decirle a Dexter que no, darles un pequeño motivo mientras creo más azúcar bajo mis pies sin que se note, liberar haki del rey con su modalidad a los Blue Roses, e introducirme dentro del azúcar con Legim para que no se lo lleven. cunado lo hago, pasar la tabla a una esfera enorme de caramelo viscoso a 1000ºC y hacerla más grande, en el centro de la esfera un pequeño cubículo en el que estoy con el preso (si he podido introducirlo conmigo).
- cosas usadas:
- -Al calorcito rico: la temperatura a la que puede ascender el caramelo es de 1000ºC haciendo que el manejo del caramelo sea más fluido siendo este casi un líquido.
-Endurecimiento extremo: azúcar/caramelo dureza del diamante y tenacidad del titanio.
-modalidad haki del rey: Sociopatía III: Jack aprovecha sus conocimientos de la mente para influir en la mente de la gente, aplicando en su voluntad parte de la ligera locura de Jack (explicada antes). De esta forma, cuando libera la habilidad de conquista, provoca cambios profundos en la personalidad de los afectados, haciendo que estos durante 3 turnos actúen de forma distinta a como lo suelen hacer, por ejemplo, alguien que no haría ningún daño a un aliado, lo llegaría a traicionar sin problemas. En caso de los afectados tengan un haki de conquista superior a Jack no se ven afectados.
William White
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-Me voy a tirar- dije al tio al otro lado del aparato.
-¡Qué!-exclamó mi compañero sorprendido – No seas idiota, nos dijiste que solo irías ha echar un vistazo y mira cómo has acabado ¿Enserio vas a asaltar una base de la marina en medio de una guerra? ¡Has perdido el juicio!- finalizó este con tono nada agradable.
-Yo creo que deben de tener algo interesante esos marines- repliqué yo.
-Y a buen recaudo- puntualizo este resoplando unos segundos -Mira, eres alguien osado, pero ahora no es el momento, no aún, vive para tener otra oportunidad- finalizó este.
-Si no hubiera tomado todas y cada una de esas oportunidades que he tenido, ahora seguiría en Loguetown- respondí serio, con un tono pesado, que daba más valor a toda y cada una de mis palabras.
Tras una buena suerte y una amarga despedida, arrojé mi gabardina al aire y me puse el paracaídas, procurando ajustármelo adecuadamente. Agarré la bolsa y me la puse por delante, para que no estorbará al paracaídas. Una vez que me aseguré de que todo estaba listo, retrocedí una buena cantidad de pasos antes de saltar al vacío.
Y entonces volé, primero descendí unos cuantos, de metros, mi velocidad aumentaba, el sombrero no tardo en salir por los aires. Poco a poco comencé a ver como más detalles lo que era la isla, se encontraba bajo la nieve que me acompañaba en mi descenso, aunque ahora parecía haber brotado mucha flora de la misma. Supuse que seguramente se debiera algún extraño poder, últimamente en la gran ruta era casi más raro ver a una persona que no hubiera consumido alguna, que uno que sí.
No fue en medio del aire cuando me asaltaron las dudas, y no fueron pocas, realmente tenía razón mi compañero o tal vez debería comenzar a asumir mayores riesgos. Hasta ahora todo había salido mal, pero seguía vivo que era lo importante, cuál era el punto hasta el que podía estirar la cuerda. Y hablando de puntos, ¿Cuál era el adecuado para abrir el paracaídas?
-Ni muy pronto ni muy tarde- fue lo que le dijo uno de los marineros de Yuu -A unos mil metros si no deseas morir el intentó, quinientos si la caída es de una altura menor a dos mil- finalizó el hombre.
Y así lo hice, abrir el paracaídas cuando estimé que era la altura adecuada y comencé a caer desacelerar, hasta que la caída fue más o menos placida, todo lo que el viento permitía. Entre tanto el clamor de la batalla naval ensordecía cualquier tipo de relevación, salvo una voz que reclamaba Wano como su territorio -¿Esa no era la voz de Black?- le sonaba tras escucharla en el bar.
Fuera como fuere desviándome hacia uno de los laterales amurallados que menor actividad tenían, y haciendo un uso del mantra se centró en percatarse donde había una menor actividad. En caso contrario trataría hacerlo por “intuición” de donde tendría menor problemas. Una vez tomada tierra, trataría de esconderse por las cercanías y comenzar a investigar sobre el terreno. Buscando primordialmente algún tipo de almacén o edificio que pudiera contener algo interesante.
-¡Qué!-exclamó mi compañero sorprendido – No seas idiota, nos dijiste que solo irías ha echar un vistazo y mira cómo has acabado ¿Enserio vas a asaltar una base de la marina en medio de una guerra? ¡Has perdido el juicio!- finalizó este con tono nada agradable.
-Yo creo que deben de tener algo interesante esos marines- repliqué yo.
-Y a buen recaudo- puntualizo este resoplando unos segundos -Mira, eres alguien osado, pero ahora no es el momento, no aún, vive para tener otra oportunidad- finalizó este.
-Si no hubiera tomado todas y cada una de esas oportunidades que he tenido, ahora seguiría en Loguetown- respondí serio, con un tono pesado, que daba más valor a toda y cada una de mis palabras.
Tras una buena suerte y una amarga despedida, arrojé mi gabardina al aire y me puse el paracaídas, procurando ajustármelo adecuadamente. Agarré la bolsa y me la puse por delante, para que no estorbará al paracaídas. Una vez que me aseguré de que todo estaba listo, retrocedí una buena cantidad de pasos antes de saltar al vacío.
Y entonces volé, primero descendí unos cuantos, de metros, mi velocidad aumentaba, el sombrero no tardo en salir por los aires. Poco a poco comencé a ver como más detalles lo que era la isla, se encontraba bajo la nieve que me acompañaba en mi descenso, aunque ahora parecía haber brotado mucha flora de la misma. Supuse que seguramente se debiera algún extraño poder, últimamente en la gran ruta era casi más raro ver a una persona que no hubiera consumido alguna, que uno que sí.
No fue en medio del aire cuando me asaltaron las dudas, y no fueron pocas, realmente tenía razón mi compañero o tal vez debería comenzar a asumir mayores riesgos. Hasta ahora todo había salido mal, pero seguía vivo que era lo importante, cuál era el punto hasta el que podía estirar la cuerda. Y hablando de puntos, ¿Cuál era el adecuado para abrir el paracaídas?
-Ni muy pronto ni muy tarde- fue lo que le dijo uno de los marineros de Yuu -A unos mil metros si no deseas morir el intentó, quinientos si la caída es de una altura menor a dos mil- finalizó el hombre.
Y así lo hice, abrir el paracaídas cuando estimé que era la altura adecuada y comencé a caer desacelerar, hasta que la caída fue más o menos placida, todo lo que el viento permitía. Entre tanto el clamor de la batalla naval ensordecía cualquier tipo de relevación, salvo una voz que reclamaba Wano como su territorio -¿Esa no era la voz de Black?- le sonaba tras escucharla en el bar.
Fuera como fuere desviándome hacia uno de los laterales amurallados que menor actividad tenían, y haciendo un uso del mantra se centró en percatarse donde había una menor actividad. En caso contrario trataría hacerlo por “intuición” de donde tendría menor problemas. Una vez tomada tierra, trataría de esconderse por las cercanías y comenzar a investigar sobre el terreno. Buscando primordialmente algún tipo de almacén o edificio que pudiera contener algo interesante.
- Resumen:
Pues finalmente me tiro con el paracidas y trato de caer en alguna zonas apartadas de la fortaleza pirata, tras ello trato de esconderme y buscar algún tipo de almacén o edificio en el cual comenzar a saquear.
Cosas usadas:- Mantra del tier máximo para mi nivel.
- secretos del bandido, ojo de buen cubero: White puede tener un conocimiento aproximado del valor de cualquier obra de arte, joya u objecto cotidiano con verlo.
- Mantra del tier máximo para mi nivel.
Gareth Silverwing
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Y de pronto todo se volvió loco, de nuevo. La verdad es que la situación degeneraba por momentos. En cuestión de minutos había empezado a nevar azúcar (cosa de jack seguro, SEGURO), había aparecido un árbol enorme que se había puesto a sembrar más árboles a cientos por toda la isla (que ahora pasaría a ser Green Rock), habían aparecido 3 robots de un tamaño considerable que reclamaban llevarse a Legim... Entre otras cosas sin contar el agujero gigante en el suelo, y el ejército de zombies que marchaban entre las estatuas de piedra. Y detrás de cada uno de estos prodigios estaba una persona excepcionalmente poderosa, todos reunidos en una isla de este tamaño. No pude evitar acordarme de el incidente de Punk Hazard, una isla entera transformada por el enfrentamiento de dos antiguos almirantes hace ya más de un siglo. Me preguntaba como quedaría la isla tras este incidente con tantos factores diferentes.
Mire a Arrbor, quien todavía se estaba recuperando de mi patada. En serio no esperaba que le fuese a dar, o a lo mejor era un ataque tan obvio que no lo vio venir. Casi me deba un poco de lástima, casi. Preguntaba por una morsa ¿pero que demonios? Le patean el saco y se pone a preguntar por morsas. Sin duda estaba tan ido de la cabeza como sugerían los informes. Miré a un lado, luego a otro.
- No se de que estás hablando, pero si hay una morsa por aquí, como no sea mágica o algo seguro que a estas alturas ya está muerta. - respondí con un tono que pretendía fuera calmado. - Y ahora si ya te has recuperado ¿podemos continuar donde lo dejamos? - Preguté empuñando el arma y poniéndome en guardia. - Venga, te doy el primer golpe... No te contengas. - Dije con un tono desafiante y una media sonrisa.
Hoy cada uno estaba a lo suyo y, si me encargaba de Arribor, junto con Aki, podría conseguir un ascenso jugoso, p por lo menos una recomendación para un cargo más importante. Si no accedía a combatir... bueno, lo forzaría a ello.
Mire a Arrbor, quien todavía se estaba recuperando de mi patada. En serio no esperaba que le fuese a dar, o a lo mejor era un ataque tan obvio que no lo vio venir. Casi me deba un poco de lástima, casi. Preguntaba por una morsa ¿pero que demonios? Le patean el saco y se pone a preguntar por morsas. Sin duda estaba tan ido de la cabeza como sugerían los informes. Miré a un lado, luego a otro.
- No se de que estás hablando, pero si hay una morsa por aquí, como no sea mágica o algo seguro que a estas alturas ya está muerta. - respondí con un tono que pretendía fuera calmado. - Y ahora si ya te has recuperado ¿podemos continuar donde lo dejamos? - Preguté empuñando el arma y poniéndome en guardia. - Venga, te doy el primer golpe... No te contengas. - Dije con un tono desafiante y una media sonrisa.
Hoy cada uno estaba a lo suyo y, si me encargaba de Arribor, junto con Aki, podría conseguir un ascenso jugoso, p por lo menos una recomendación para un cargo más importante. Si no accedía a combatir... bueno, lo forzaría a ello.
- Resumen:
- Ponerme al día, esperar a que arribor se recupere de La Patada y sugerirle seguir a lo nuestro.
Worgulv
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Estaba dispuesto a defender a muerte a sus camaradas, ni los muertos serian rival para sus armas si se acercaban lo suficiente, estaba eufórico, no podía permitir que Legim fuese ejecutado, este no era un final digno para uno de sus compañeros, y si estaba en su mano, lo evitaría, y si eso obstaculizaba los planes de su capitán, intentaría solucionarlo de alguna manera.
Eso lo pillo totalmente por sorpresa, por el comunicador, su capitán le había dado la orden de mantener a Legim con vida, y no solo eso, sino de llevarlo con nosotros. Cuando el hombre estaba a punto de proferir una sonora y profunda carcajada de júbilo, tres enormes proyectiles impactaron en la plaza, todo quedo en silencio por un pequeño momento, de los proyectiles surgieron tres armaduras enormes, una de ellas portaba un hacha enorme, en el interior del hombre algo hizo chispa, sin venir a cuento imagino que el combate contra esa armadura marrón seria épico y lleno de gloria, pero antes de dar un paso, recordó su misión y que la vida de su camarada Valía más.
Su capitán no tardo en situarse a su lado y marcar territorio con un gran rayo, el hombre siempre se quedaba fascinado con su manejo del rayo, un elemento tan temido y a la vez tan amado en su pueblo, lo había visto manipular el tiempo, los rayos y los truenos incontables veces, pero no había sido hasta ahora, que había caído en la cuenta de la conexión que podía tener eso con los dioses, esa fascinación se incrementó cuando su capitán recluto de una manera casi forzada a Legim como la 5º división, el hombre no podía caber en su gozo.
Pero todo se vio interrumpido cuando un hombre que ¿montaba? Una plataforma de color blanco, se lo negó, ¿Quién era? ¿y cuando demonios había llegado? Worgulv no pudo tomarlo como otra cosa que no fuese un enemigo, se estaba interponiendo en la salvación de su, de nuevo, camarada. Cuando el hombre se alzo en armas contra ese intruso todo se volvió borroso, una vez más notó como una fuerza apabullante lo golpeaba en el pecho, sabia lo que era, el intruso estaba intentando imponer su voluntad sobre él ¨¨ No, ahora no, estaba tan cerca de salvarl…¨¨
los pensamientos del hombre se vieron ahogados, pero esta vez no se había desmayado, todo parecía normal salvo una cosa, el hombre que estaba de rodillas situado al lado del portador de la alfombra blanca le resultaba repúgnate. Deshonrado. Traidor. PROFANO. El hombre sentía un irrefrenable impulso de acabar con la miserable vida de ese peliblanco, pero al primer paso de la carga que dio contra él, una pared de lo que parecía ¿caramelo? Se alzo entre ambos, eso no era concebible, tenia que acabar con la presencia impía y profana, haciendo desaparecer el martillo y sujeto el hacha con ambas manos, mientras la alzaba por encima de su cabeza, un aura negra con resplandores azulados rodeó la superficie del arma. Con un grito que le vacío los pulmones, descargo un tajo vertical al muro que estaba en su camino.
[spoiler="resumen"] Ver el percal que se ha formado en la plaza, recibir las buenas nuevas, verme afectado por el haki de jack e intentar acabar con el ser profano atacando a la esfera de caramelo
Eso lo pillo totalmente por sorpresa, por el comunicador, su capitán le había dado la orden de mantener a Legim con vida, y no solo eso, sino de llevarlo con nosotros. Cuando el hombre estaba a punto de proferir una sonora y profunda carcajada de júbilo, tres enormes proyectiles impactaron en la plaza, todo quedo en silencio por un pequeño momento, de los proyectiles surgieron tres armaduras enormes, una de ellas portaba un hacha enorme, en el interior del hombre algo hizo chispa, sin venir a cuento imagino que el combate contra esa armadura marrón seria épico y lleno de gloria, pero antes de dar un paso, recordó su misión y que la vida de su camarada Valía más.
Su capitán no tardo en situarse a su lado y marcar territorio con un gran rayo, el hombre siempre se quedaba fascinado con su manejo del rayo, un elemento tan temido y a la vez tan amado en su pueblo, lo había visto manipular el tiempo, los rayos y los truenos incontables veces, pero no había sido hasta ahora, que había caído en la cuenta de la conexión que podía tener eso con los dioses, esa fascinación se incrementó cuando su capitán recluto de una manera casi forzada a Legim como la 5º división, el hombre no podía caber en su gozo.
Pero todo se vio interrumpido cuando un hombre que ¿montaba? Una plataforma de color blanco, se lo negó, ¿Quién era? ¿y cuando demonios había llegado? Worgulv no pudo tomarlo como otra cosa que no fuese un enemigo, se estaba interponiendo en la salvación de su, de nuevo, camarada. Cuando el hombre se alzo en armas contra ese intruso todo se volvió borroso, una vez más notó como una fuerza apabullante lo golpeaba en el pecho, sabia lo que era, el intruso estaba intentando imponer su voluntad sobre él ¨¨ No, ahora no, estaba tan cerca de salvarl…¨¨
los pensamientos del hombre se vieron ahogados, pero esta vez no se había desmayado, todo parecía normal salvo una cosa, el hombre que estaba de rodillas situado al lado del portador de la alfombra blanca le resultaba repúgnate. Deshonrado. Traidor. PROFANO. El hombre sentía un irrefrenable impulso de acabar con la miserable vida de ese peliblanco, pero al primer paso de la carga que dio contra él, una pared de lo que parecía ¿caramelo? Se alzo entre ambos, eso no era concebible, tenia que acabar con la presencia impía y profana, haciendo desaparecer el martillo y sujeto el hacha con ambas manos, mientras la alzaba por encima de su cabeza, un aura negra con resplandores azulados rodeó la superficie del arma. Con un grito que le vacío los pulmones, descargo un tajo vertical al muro que estaba en su camino.
[spoiler="resumen"] Ver el percal que se ha formado en la plaza, recibir las buenas nuevas, verme afectado por el haki de jack e intentar acabar con el ser profano atacando a la esfera de caramelo
- Cosas usadas:
- Stats:
- Poder de destrucción: 6 + 75%
Fuerza: 2 + 200%
Pericia: 6
Agilidad: 4
Resistencia: 4
- Haki:
- Nivel de Desarrollo: Nivel 9, Haki Magnifico. (usable hasta nivel 6)(Predilecto)
Niveles de Armadura: 9. (usable hasta 6)
Niveles de Armamento: 9. (usable hasta 6)
Sintonía: Bastión y Tizona.
Uso: 20 asaltos
Fe imparable: Después de las continuas muestras de Fe en los dioses en batalla y al uso de Haki en las mismas, Worgulv posee fuerza y dureza suficiente para al blandir sus armas y no recibir daños a causa de las mismas. De manera activa, al usar su Haki su poder de destrucción aumenta un 50%
Fe imparable II: De forma activa, su poder de destrucción al usar Haki de armamento se ve incrementada en un 75%
- Técnica:
- BENDICIÓN DEL WALHALA: Dos alas surgen en tu espalda, permitiéndote volar a hasta 100 km/h. Al mismo tiempo, tu fuerza se triplica, y tu piel adquiere una dureza próxima a la de Mjolnir (dureza de diamante). Este estado dura 2 turnos, y tras él, sufrirás una debilitación menor. Una vez activas este efecto, no puedes cancelarlo. En este estado, cualquier arma que portes adquirirá la dureza de Mjolnir y un aura brillante la cubrirá
- arma:
- DØDSKAMP AV FROST:
- Nombre del objeto: Dødskamp av frost
Características del objeto: En los confines de la isla de elbaf, en las montañas mas gélidas y altas, existe un gigante hecho uno con el hielo, Ymir, el cual puede controlar la densidad y forma del propio hielo, este hacha representa su poderío, con una hoja capaz de dañar al mismísimo kairoseki, o aun usuario de logia, sin necesidad de que el usuario tenga haki,y es inquebrantable. El mango sin embargo, esta tallado de la raíz de yggdrasil, el árbol del mundo, lo que la hace indestructible. Este arma solo puede tener un dueño, hasta que este ascienda como dictan los dioses al Walhalla, si un ser vivo toca el arma, se empezara a congelar sin remedio, hasta que su cuerpo sea puro hielo, hasta el fin del Ragnarok. Sin embargo el dueño la puede manejar con total soltura, aun siendo un hacha de aspecto pesado y tosco. Unas runas de poder brillan a ambos lados del filo, junto con los ojos de la calavera que adorna el centro, con un brillo azul-blanco gélido, que provocan daño de hielo a todo aquel al que roza, sin contar claro a su portador, lo que ademas de un corte limpio aportara una congelación severa, a aquel al que este arma vea como su objetivo.
Habilidades especiales:
.Indestructible
.Corta a usuarios y daña kairo
.Solo su dueño puede portar el hacha, o se congelara a pesar de posibles inmunidades al frió- TABLA DE CONGELACIÓN:
- lvl 1: La congelación es lenta y poco severa al principio, pero puede alcanzar todo el cuerpo si se le deja un tiempo de horas
lvl 20: La congelación es más rápida y puede llegar al codo en cuestión de menos de una hora
Lvl 30: La congelación es rápida llegando al hombro en 30 min
Lvl 40: El arma produce tal cantidad de frió que al agarrarla durante 10 min podría suponer la congelación completa del brazo y parte del torso
.Extremadamente ligera para su portador
.Produce daño por hielo
Descripción completa del objeto: Dødskamp av frost es un hacha de un filo y medio, que se puede manejar con una mano, aunque es grande, una calavera de lo que parece un dragón, une el mástil con el filo, el mástil está adornado por cueros y pieles, a parte de una gran gema azul-blanca que adorna el final del mismo, el filo es dentado decorado por varias runas que recorren ambos lados y todas partes, con el mismo brillo que la gema del mástil y la calavera.- ASPECTO:
Liv L Astrid
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-Venga, ahora es el momento – dijo Trece una vez dejaron de entras personas en la estancia.
Me mantuve callada y sin responder a las palabras de la niña, estaba a punto de ser descubierta y lo que tenía que hacer era tener una cautela máxima. Cuando noté que no llegaron más hombres, pude ver lo que apareció tras las escaleras de la bodega. Un pequeño escuadrón de cinco hombres que entraron sin mucho cuidado en la estancia y fueron casi directos hacia donde había provocado en abombamiento de la quilla.
-Estas tardando demasiado. – comentó Trece algo más nerviosa que antes – Si sigues tardando en hacerlo darán la orden de enemigo en el barco.
Me fui moviendo poco a poco saliendo de las sombras a una zona que no me obstaculizase para atacar. Cuando pude salir de mi escondite a la especie de pasillo que había desenfundé el hacha y me preparé para atacar. Me puse en posición de realizar un corte en horizontal. Con un rápido movimiento realicé el corte a una distancia de unos cinco metros de los revolucionarios. Del filo del arma salió una potente onda cortante a la altura del pecho de aquellos soldados.
-Eso está mucho mejor. – Dijo Trece al ver la onda.
Sin embargo, no fue lo único que hice, y usando la habilidad del Soru avancé hasta los hombres, quedándome en una posición en la que todos quedasen en el rango de mi hacha. Una vez en aquella posición realicé un giro de trescientos sesenta grados intentando cortar la cabeza a aquellos hombres. Era el momento de terminar el trabajo, y aprovechando la energía de aquel movimiento, cubrí el arma con la Fuerza de Balder y una pequeña parte de la marca rúnica. Tras un par de giros del arma para aumentar la velocidad del arma con un juego rápido de manos el arma quedó una posición perfecta para dar otro poderoso golpe al mismo lugar en el que había golpeado antes para intentar abrir el agujero en la quilla.
Me mantuve callada y sin responder a las palabras de la niña, estaba a punto de ser descubierta y lo que tenía que hacer era tener una cautela máxima. Cuando noté que no llegaron más hombres, pude ver lo que apareció tras las escaleras de la bodega. Un pequeño escuadrón de cinco hombres que entraron sin mucho cuidado en la estancia y fueron casi directos hacia donde había provocado en abombamiento de la quilla.
-Estas tardando demasiado. – comentó Trece algo más nerviosa que antes – Si sigues tardando en hacerlo darán la orden de enemigo en el barco.
Me fui moviendo poco a poco saliendo de las sombras a una zona que no me obstaculizase para atacar. Cuando pude salir de mi escondite a la especie de pasillo que había desenfundé el hacha y me preparé para atacar. Me puse en posición de realizar un corte en horizontal. Con un rápido movimiento realicé el corte a una distancia de unos cinco metros de los revolucionarios. Del filo del arma salió una potente onda cortante a la altura del pecho de aquellos soldados.
-Eso está mucho mejor. – Dijo Trece al ver la onda.
Sin embargo, no fue lo único que hice, y usando la habilidad del Soru avancé hasta los hombres, quedándome en una posición en la que todos quedasen en el rango de mi hacha. Una vez en aquella posición realicé un giro de trescientos sesenta grados intentando cortar la cabeza a aquellos hombres. Era el momento de terminar el trabajo, y aprovechando la energía de aquel movimiento, cubrí el arma con la Fuerza de Balder y una pequeña parte de la marca rúnica. Tras un par de giros del arma para aumentar la velocidad del arma con un juego rápido de manos el arma quedó una posición perfecta para dar otro poderoso golpe al mismo lugar en el que había golpeado antes para intentar abrir el agujero en la quilla.
- resumen:
- Atacar a los revolucionarios que han aparecido con una onda cortante y un corte al cuello, luego volver a intentar terminar de abrir un agujero en la quilla golpeando con el hacha el mismo sitio que antes.
- cosas usadas:
- -Arma: fløyen av gudene (este arma de calidad Saijo O Wazamono está formada por un material que hace tanto al filo como al mango del arma irrompibles).
-Onda cortante (maestría): Puede encadenar varias ondas cortantes a cincuenta metros por segundo, a una distancia de hasta setenta metros.
-Stats: Nivel 60: Velocidad 6, Reflejos 6, Agilidad 4, Resistencia 4 y Pericia 2. Resto de clases Tier 1.- stats:
- Resistencia cardiovascular: La habilidad para reunir, procesar y distribuir el oxígeno en el cuerpo.(x28,5)
Resistencia muscular: Es la habilidad para resistir los golpes.(x28,5)
Stamina: La habilidad del cuerpo para procesar, distribuir, almacenar y utilizar la energía.(x22,5)
Fuerza: La habilidad de una unidad muscular, o de una combinación de unidades musculares, para aplicar la fuerza.(x28,5)
Flexibilidad: La habilidad para aumentar el rango de movimiento de una articulación dada.(x22,5)
Potencia: La habilidad de una unidad muscular, o de una combinación de unidades musculares, para aplicar la máxima fuera en el menor tiempo.(x28,5)
Velocidad: La habilidad para minimizar el tiempo que toma realizar un movimiento repetido.(x22,5)
Coordinación: La habilidad para combinar distintos patrones de movimiento en un solo movimiento.(x28,5)
Agilidad: La habilidad para minimizar el tiempo de transición de un patrón de movimiento a otro.(x22,5)
Equilibrio: La habilidad para controlar el centro de gravedad del cuerpo en relación a su base.(x22,5)
Precisión: La habilidad para controlar el movimiento en una dirección dada o a una intensidad determinada. (x22,5)
Reflejos: tiempo de reacción para esquivar algo o realizar algo. (x22,5)
-Haki de armadura tier 6:
Modalidad del haki: si recubro el haki con la marca rúnica este es un 40% más poderoso que de lo normal (lo uso para clavar la espada en la quilla y luego para golpearla con un puñetazo).
-Soru.
Katharina von Steinhell
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Se preguntó por qué el hombre avanzó bloqueando las ondas cortantes con los brazos puestos a modo de escudo, pues en realidad el viento serpenteaba a su alrededor, cortándole. En ningún momento se trató de lanzar un proyectil o algo parecido, por lo que la bruja pensó que había recibido algunos cortes. Sin embargo, su haki de armadura seguía siendo un problema. No ganaría el combate hasta que su oponente no pudiese usarlo, o eso pensaba. Eso la dejaba en un gran problema: ¿podría aguantar tanto tiempo contra el hombre? Cuando el guerrero empezó a correr en torno a ella, quedó demostrada una vez más su velocidad. ¿Cuál era la razón de hacer un movimiento tan… extraño? Seguro que tenía un motivo, uno que le causaría mucho daño si no actuaba inteligentemente.
Sus reflejos le permitieron actuar con tiempo, pudiendo transformar la Hoja de Argoria en una especie de armadura. Pensó que al tratarse de un objeto indestructible, reduciría considerablemente el daño recibido. Una especie de metal plateado y líquido avanzó rápidamente, cubriendo en menos de un segundo todo el cuerpo de Katharina. Y de pronto sintió una violenta sacudida que le impresionó. La impresión pronto se convirtió en dolor, pues la explosión causada por su enemigo no fue soportada completamente por el arma transformada en armadura, aunque sí redujo considerablemente el daño. Sufrió contusiones menores en el brazo izquierdo y también la pierna derecha, además de un dolor en la cabeza. No era nada comprometedor y tan solo con un hechizo podía sanarse, pero no lo haría. Dejaría su magia sanadora para cuando estuviese en un momento más crítico.
—Esto ha dolido… un poco —le mencionó al sujeto, quien había sido el causante de que un cráter se originase, cuyo centro era ella misma.
La armadura improvisada nuevamente se transformó en una espada, dejando ver a una joven con heridas a simple vista. No era nada preocupante, pero igual el ataque de su oponente consiguió afectarle. Todo hubiera sido distinto si no contara con una resistencia superior a la del promedio. A la hora de defenderse no tenía problemas, por contrario a cuando debía atacar. La defensa de su objetivo era cuanto menos imperturbable, pudiendo protegerse sin siquiera sudar de los ataques de Katharina. No obstante, la pelirrosa no era ninguna idiota. Tal vez no conseguiría derrotar a su oponente a base de fuerza bruta, pero sí lo haría con inteligencia.
Sin lugar a dudas la velocidad de su contrincante era un problema, aún más que su impenetrable armadura física. Le ordenó a Bobby-chan que mantuviese ocupado al guerrero, quien enseguida le atacó con una brutal embestida. Los pasos de la criatura retumbaban el suelo, generando suaves temblores a medida que avanzaba hacia el espadachín. Mientras la criatura no muerta hacía su trabajo, Katharina ocupaba el tiempo en reunir suficiente energía mágica como para convocar un poderoso tornado que dañase brutalmente a su enemigo. Jamás lo había intentado antes, así que ahora mismo sería arriesgarse. Pero el que no arriesga no gana, dicen por ahí, así que era momento de tentar un poco a la suerte.
Si Bobby-chan cumplía efectivamente su tarea, el casteo del hechizo terminaría. A varios metros de ella comenzó a formarse un pequeño remolino, alarmando a la criatura que dejase de atacar al espadachín y se retirase varios metros, si es que no había sido derrotada ya por el hombre. El remolino rápidamente ganó tamaño, absorbiendo no solo la concentración de Katharina, sino que también su energía mágica. Pero eso ahora mismo no importaba. La violenta manifestación del viento comenzó a levantar todo tipo de materiales, desde pesados escombros hasta cuerpos inertes. Para no verse afectada por su propio hechizo, la pelirrosa se alejó de él unos treinta metros, suficiente distancia para no ser succionada por la fuerza centrípeta. Sin embargo, no se detuvo en ese momento, pues mientras se encontraba volando gracias a su dominio del viento, incrementó la velocidad del tornado de llamas para que se volviese aún más destructivo. No importaba qué tan resistente fuera su cuerpo, no podría contra la devastadora fuerza y las altas temperaturas del hechizo.
Sus reflejos le permitieron actuar con tiempo, pudiendo transformar la Hoja de Argoria en una especie de armadura. Pensó que al tratarse de un objeto indestructible, reduciría considerablemente el daño recibido. Una especie de metal plateado y líquido avanzó rápidamente, cubriendo en menos de un segundo todo el cuerpo de Katharina. Y de pronto sintió una violenta sacudida que le impresionó. La impresión pronto se convirtió en dolor, pues la explosión causada por su enemigo no fue soportada completamente por el arma transformada en armadura, aunque sí redujo considerablemente el daño. Sufrió contusiones menores en el brazo izquierdo y también la pierna derecha, además de un dolor en la cabeza. No era nada comprometedor y tan solo con un hechizo podía sanarse, pero no lo haría. Dejaría su magia sanadora para cuando estuviese en un momento más crítico.
—Esto ha dolido… un poco —le mencionó al sujeto, quien había sido el causante de que un cráter se originase, cuyo centro era ella misma.
La armadura improvisada nuevamente se transformó en una espada, dejando ver a una joven con heridas a simple vista. No era nada preocupante, pero igual el ataque de su oponente consiguió afectarle. Todo hubiera sido distinto si no contara con una resistencia superior a la del promedio. A la hora de defenderse no tenía problemas, por contrario a cuando debía atacar. La defensa de su objetivo era cuanto menos imperturbable, pudiendo protegerse sin siquiera sudar de los ataques de Katharina. No obstante, la pelirrosa no era ninguna idiota. Tal vez no conseguiría derrotar a su oponente a base de fuerza bruta, pero sí lo haría con inteligencia.
Sin lugar a dudas la velocidad de su contrincante era un problema, aún más que su impenetrable armadura física. Le ordenó a Bobby-chan que mantuviese ocupado al guerrero, quien enseguida le atacó con una brutal embestida. Los pasos de la criatura retumbaban el suelo, generando suaves temblores a medida que avanzaba hacia el espadachín. Mientras la criatura no muerta hacía su trabajo, Katharina ocupaba el tiempo en reunir suficiente energía mágica como para convocar un poderoso tornado que dañase brutalmente a su enemigo. Jamás lo había intentado antes, así que ahora mismo sería arriesgarse. Pero el que no arriesga no gana, dicen por ahí, así que era momento de tentar un poco a la suerte.
Si Bobby-chan cumplía efectivamente su tarea, el casteo del hechizo terminaría. A varios metros de ella comenzó a formarse un pequeño remolino, alarmando a la criatura que dejase de atacar al espadachín y se retirase varios metros, si es que no había sido derrotada ya por el hombre. El remolino rápidamente ganó tamaño, absorbiendo no solo la concentración de Katharina, sino que también su energía mágica. Pero eso ahora mismo no importaba. La violenta manifestación del viento comenzó a levantar todo tipo de materiales, desde pesados escombros hasta cuerpos inertes. Para no verse afectada por su propio hechizo, la pelirrosa se alejó de él unos treinta metros, suficiente distancia para no ser succionada por la fuerza centrípeta. Sin embargo, no se detuvo en ese momento, pues mientras se encontraba volando gracias a su dominio del viento, incrementó la velocidad del tornado de llamas para que se volviese aún más destructivo. No importaba qué tan resistente fuera su cuerpo, no podría contra la devastadora fuerza y las altas temperaturas del hechizo.
- Resumen:
- Reflexionar sobre no asumir daños correctamente, pues Bleyd (en su post) dice que las ondas cortantes son lanzadas, cuando en realidad son originadas en torno a él. Protegerse y recibir algunos daños, ordenarle a Bobby que mantenga ocupado a Bleyd para castear un hechizo. Crear un tornado en llamas y lanzárselo.
- A tener en cuenta:
- Amashī no Tatsumaki: La bruja canaliza la magia para crear un poderoso y dirigible tornado que gira a velocidades increíbles (219 km/h, correspondiente a un tornado categoría EF3). Tiene suficiente fuerza para causar graves daños a edificios y proyectar coches como si fueran verdaderos misiles. Para ser dirigido, la bruja debe estar concentrada en él y no usar ningún otro hechizo; si usa una mano para controlarlo, este se desplazará a 20 m/s; si usa ambas, a 30 m/s. Posee un radio de 5’5 metros y una altura de 15 metros. El tornado dura dos turnos, aunque puede cancelarse en el primero. Puede usarse una vez cada cuatro turnos, considerando el tiempo de reinicio una vez se usa la técnica.
- Amashi no Tatsumaki: Moete Jigoku: Una mejora del conjuro que permite añadir llamas al tornado. Este alcanza temperaturas de 450C, pudiendo causar quemaduras de primer grado.
Tier 4 Resistencia: Podría ser atropellado por un coche en la autopista con apenas daños.
Evocación Avanzada: Tras un entrenamiento avanzado y extenuante, y sin duda alguno uno de los más complicados que ha tenido a la hora de encontrar respuestas, Katharina es capaz de sintonizar su magia para manipular y crear los elementos básicos de la naturaleza: aire, tierra, fuego, hielo y electricidad. Este Power Up permite que Katharina pueda ejercer de forma más libre la esencia de la Escuela de Evocación, aunque de ninguna forma reemplaza a los hechizos al tratarse de un uso más bien general. Ya que no está totalmente entrenado, posee ciertas limitaciones:- Aire: Evidentemente este no se crea, sino que solo se manipula. Puede generar ráfagas de viento cortante con una velocidad máxima de 120 km/h. Es capaz de usar el viento de manera cortante, adquiriendo una dureza de 8 según la escala de Mohs. La bruja solo puede manipular el viento a una distancia de 30 metros. Aumenta en 120 km/h la velocidad de giro del tornado.
Transmutación [Habilidad del arma]: La Hoja de Argoria, como se ha dicho antes, posee una tecnología demasiado avanzada para la civilización actual. Esta guadaña posee nanobots que son guiados por impulsos eléctricos. Estos pequeños cuerpos robóticos se encargan de reconfigurar (o transmutar) la materia a su alrededor a voluntad del usuario, pues los impulsos eléctricos que los guían provienen de la persona que porta el arma. Resumidamente, la Hoja de Argoria tiene la habilidad de una vez por turno alterar el mundo físico a voluntad del usuario, siempre y cuando esto no afecte directamente la funcionalidad de una cosa (por ejemplo, se puede formar un pilar de rocas pero no aumentar o disminuir su dureza ni tenacidad). El rango de acción siempre será de 15 metros de radio, tomando como centro al usuario del arma. - Amashi no Tatsumaki: Moete Jigoku: Una mejora del conjuro que permite añadir llamas al tornado. Este alcanza temperaturas de 450C, pudiendo causar quemaduras de primer grado.
Los arboles que antes comenzaban a emerger por la isla ahora crecen a una velocidad desproporcionada. Su crecimiento exuberante cubre de verde la superficie de la isla amenazando con golpear con ramas y troncos a cualquiera a quien pille desprevenidos. Parece ser que gracias al azúcar del suelo las plantas cuentan con nutrientes extra y sus copas alcanzan alturas algo mayores de lo normal pudiendo afectar incluso a personas que vuelen bajo. Las raíces se extienden de forma descontrolada reclamando piedra, tierra, edificios e, incluso cuerpos que pudiera haber por ahí. En cuestión de segundos el aspecto de la isla ha vuelto a cambiar por completo, la fría roca ha dado lugar a un bosque virgen, con copas que dejan todo aquello que esté bajo ellas bajo sombras verdosas.
Dos de los robots que aparecieron, el blanco y el marrón han evitado los árboles saltando ayudados de sus propulsores, para luego caer entre ellos sin mayores daños. El tercero, por su parte, ha quedado abajo y su lucha contra Dexter se ha visto eclipsada por las copas emergentes. El marrón salta directo hacia Kodama blandiendo su enorme hacha negra con las dos manos, con la intención de, sino talarlo, hacerle bastante daño. El blanco por su parte se pone a caminar de forma tranquila hacia el patíbulo donde se encuentra Legim, aunque no parece que por ahora de señales de querer unirse a la lucha.
Por otra parte la lucha por el mar continúa, ahora con los barcos centrados en una batalla cerrada entre algunos acorazados al frente que están siendo abordados y barcos en ambos bandos que tratan de dar apoyo desde la retaguardia con sus cañones. Y entre tanto la embarcación de Viktor parece... más inclinada y humeante que de costumbre.
La flota revolucionaria ha llegado, por otro lado, a los bordes del hielo que rodea la isla, siguiendo aportado fuego de apoyo a las tropas que han asaltado la fortaleza marine y desembarcando soldados que han empezado a asentarse formando una especia de zona "segura" así como enviando algunos exploradores que no tardan en darse cuenta de la trampa que el hielo esconde.
Dos de los robots que aparecieron, el blanco y el marrón han evitado los árboles saltando ayudados de sus propulsores, para luego caer entre ellos sin mayores daños. El tercero, por su parte, ha quedado abajo y su lucha contra Dexter se ha visto eclipsada por las copas emergentes. El marrón salta directo hacia Kodama blandiendo su enorme hacha negra con las dos manos, con la intención de, sino talarlo, hacerle bastante daño. El blanco por su parte se pone a caminar de forma tranquila hacia el patíbulo donde se encuentra Legim, aunque no parece que por ahora de señales de querer unirse a la lucha.
Por otra parte la lucha por el mar continúa, ahora con los barcos centrados en una batalla cerrada entre algunos acorazados al frente que están siendo abordados y barcos en ambos bandos que tratan de dar apoyo desde la retaguardia con sus cañones. Y entre tanto la embarcación de Viktor parece... más inclinada y humeante que de costumbre.
La flota revolucionaria ha llegado, por otro lado, a los bordes del hielo que rodea la isla, siguiendo aportado fuego de apoyo a las tropas que han asaltado la fortaleza marine y desembarcando soldados que han empezado a asentarse formando una especia de zona "segura" así como enviando algunos exploradores que no tardan en darse cuenta de la trampa que el hielo esconde.
- Dexter:
- Tu puño impacta y el relámpago recorre el cuerpo del robot prácticamente por completo, pero algo no es de todo normal en él. Antes de recibir el impacto de su cintura salieron un par de pilones que se clavaron en la dura roca, no sólo le han ayudado a aguantar el golpe, sino que han servido de toma de tierra, derritiendo parte de la roca y chamuscando las raíces de los árboles cercanos. El metal del que está hecho ofrece una resistencia sorprendentemente baja al paso de corriente lo que ha ayudado a que no se caliente... en exceso. De todas formas el brazo con el que ha recibido el impacto se ha hecho pedazos, los cuales están esparcidos por el suelo. Los cañones (o lo que sea) de su espalda se separan y empiezan a flotar por encima de vuestras cabezas. Algo que parece un reactor a su espalda parece estar super cargado con la electricidad recibida y se lanza al ataque a por ti lanzando un puñetazo con el brazo que le queda y una potencia bastante considerable.
- La dulce esfera del destino:
- Bueno, pues Jack se ha quedado guardando al preso, mientras tanto la gente se vuelve un poco locatis a su alrededor. Jack, te parece que el hacha del vikingo hace un tajo en la pared de la burbuja y asoma su cara de maníaco mientras dice "Aaaaaquí está Jhony", espero que tengas un cuchillo a mano o algo. Mientras tanto las raíces de los árboles captan la el delicioso azúcar y empiezan a crecer en su dirección, aunque al tocarla se chamuscan. Mura ves como van saliendo caras de las plantas y las flores de alrededor, caritas monas y felices que empiezan a cantal algo de "Fortunate son" o algo así. Worgulv, te enteras de que las comadrejas mentales están conspirando para hacerse con el monopolio de colonias y perfumes a nivel internacional.
- Kodama :
- ¿Que decirte que no sepas? lo ves todo, incluso uno de los robots que se ha lanzado a intentar talarte.
- Zane y acompañantes:
- Hasta el patíbulo no parece que haya muchas personas que intenten deteneros, no entre la morralla, puede que a lo mejor algunos marines fuertes que se encuentran por ahí opinen lo contrario, o incluso un bosque espontáneo opine que es buen momento para crecer bajo vuestros pies.
- Maki:
- Ves a bastante gente en los barcos y embarcaderos, todos bastante ajetreados moviendo cosas de un lado a otro y demás demases. puede que sea tu imaginación, pero en cuestión de segundos el techo de la cueva se llena de raíces de árboles y algunas rocas y estalactitas sueltas caen. Entre el caos algunos marines se fijan en tí.
- ¡Se ha infiltrado un Gyojin! - Dice uno alarmado. - ¡Tenemos un intruso en el embarcadero! - Y en poco rato los marices cercanos toman las armas para atacarte.
- Batalla por la tierra media:
- Bueno, entre toda la batalla que están teniendo Bleyd Katharina y asociados surgen de pronto un montón de árboles del suelo, cuidado de no quedar ensartados por sus troncos o sus ramas.
- Yuu:
- - Oh, dice la niña con voz inocente. - Pero sería una pena desperdiciar estos manjares, ¿Estás seguro de que no quieres quedarte?
El descanso cada vez es más tentador, todos tus sentidos te dicen que no te marches, tus músculos parecen relajarse y el aroma es embriagador. La isla parece cada vez más lejana por momentos y el mar menos acogedor que ese barco. Notas un zumbido en la cabeza cada vez que piensas en irte, pero al momento se pasa cuando piensas en quedarte, añadiendo cada vez una o dos rezones a la lista. Deberías hacer algo... estabas aquí por algo... ¿importante?
- Lily:
- Con vuestros esfuerzos conjuntos lográis parchear la pieza dañada. Es una solución provisional, simplemente apuntalar y soldar grandes recambios de metal con la esperanza de que funcione. Nadie tiene cara de confiar del todo en el resultado, pero es mejor que dejar eso ahí sin más. Por ahora se intentará traer una cantidad más modesta de munición para evitar una catástrofe en caso de fallo. Ah y la alarma suena en el barco.
- Kenmei:
- Piratas o revolucionarios... no sabes si ves muchos detrás de esos árboles. Espera ¿arboles? Un montón de ellos salen del suelo y sus copas y troncos se ponen en tu camino. Toca hacer acciones evasivas... o no.
- Brynn:
- A la hora de acercarte a tierra ten cuidado con el surgimiento de árboles repentino.
- Luka:
- Debido al hielo que rodea la posición del barco, el agua que lo rodea se está empezando a congelar, y eso amenaza con dejarlo atrapado.
- Balagus:
- En vuestro asalto tu y tu grupo lográis haceros con una posición en el centro de la cubierta. De pronto notas un zumbido en la cabeza y cuando parpadeas te notas... distinto. Ya no estás en el acorazado sino en vuestro barco, te notas algo más ligero y pequeño, aunque sigues siendo más alto que un humano normal. Las ropas que llevas puestas son bastante familiares.
- Nassor:
- De pronto notas un zumbido en la cabeza y cuando parpadeas, de pronto estás en medio de la cubierta de un barco marine, rodeado por tus hombres quienes luchan contra los marines. Notas el sudor, el dolor y el esfuerzo de la batalla en tu cuerpo, aunque ahora eres notablemente más grande y corpulento. Las armas que llevas te suenan un montón de habérselas visto usar a alguien muy conocido.
- Syxel:
- Si, el ataque funciona, engullendo a tu enemigo en una explosión que deja sólo unos restos flotantes en llamas en medio del mar. Ya puedes volver a lo tuyo.
- minutos después:
- Un trozo chamuscado de la barca flota a la deriva en medio de la batalla y los barcos piratas de la retaguardia. De pronto una mano enfundada en un guantelete metálico emerge de entre las olas y se aferra a los deshechos de la embarcación.
- Grupito de Dretch:
- Kaori, las baterías anti aéreas que no están atentas de Dretch disparan liberando un torrente de fuego en tu dirección. Dretch, los cañones se mueven apuntándote, pero no logran un blanco claro y no disparan, lejos de esto algunos pierden interés en ti, dejando sólo a los más cercanos con la tarea. Eric... golpeas el gran cañón y una intensa vibración se extiende por todo el barco. Quien dice intensa dice exagerada y quien dice vibración dice ondas de choque continuas, la inmensa estructura se escolla y cede sobre su peso, colapsado toda la masa de acero, piedra y hormigón que la sustentaban. El barco ahora está severamente dañado, varias secciones han quedado inutilizadas y se ha escorado peligrosamente hacia un lado. Por tu parte caes junto a toda la estructura y ahora te enfrentas al peligro de grandes cantidades de cascotes cayendo sobre tu cabeza.
- William:
- Tu paracaídas queda atascado en las ramas de un súbito árbol. Jurarías que la isla era una roca estéril.
- Liv:
- Te encargas sin problemas de los revolucionarios. y te diriges a encargarte de la quilla. Vuelves a darle en el mismo lugar y el golpe vuelve a resonar por toda la zona. Esta vez los efectos son mucho más notables, habiendo dañado seriamente el centro del armazón. Notas como una discreta vía de agua comienza a salir por un lado. No parece mucho, pero de pronto escuchas el sonido de metal ceder, varias placas de metal se comban hacia adentro y algunos remaches salen disparados peligrosamente cerca de ti. Escuchas también como dan la alarma por todo el barco, al mirar los cuerpos de los hombres vez que uno tenía una línea abierta en una DDM.
Nailah
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A medida que Nailah avanzaba, esquivando a diversas personas que mantenían luchas encarnizadas, un bosque comenzó a emerger por todo lugar. ¿Pero qué...? ¿Quién tenía semejante poder para crear vida en un entorno estéril. La pirata continuó recto, intentando no perder de vista a su amigo con tanta rama y espesura de la flora; sin embargo, a medida que se acercaba por su mente ocurrían otras ideas. La misión que les había ordenado su capitán había resultado un fracaso y el propio Brynn le había convencido de cual era su lugar en aquella, un lugar que parecía olvidado por todos sus miembros.
Con mordedura desenvainada, apoyó la mano en la corteza de un árbol, se giró y miró a los tripulantes que la acompañaban. No tenía ni idea de qué decir, no se le daban bien los discursos en momentos de tensión.
-Regresad al acorazado, nuestra misión aquí ha terminado. Quiero que informéis a Syxel del fracaso y de la situación con Brynn - Uno de los piratas arqueó las cejas -. No hemos conseguido nada, ni siquiera información... cuéntales sobre el proyecto que encontramos en el edificio anterior, pero el documento me lo quedaré yo.
-¿Por qué retirarnos ahora? Estamos en medio del foco, podemos continuar - Sugirió el más bajito, pero Nailah negó con la cabeza.
-Es una orden, regresad con vuestro capitán. Si pregunta por mi, decidle que he ido en busca de Brynn - Mintió.
Los tripulantes asintieron y se alejaron rápidamente. De nuevo, volvía a estar sola, pero esta vez no tardó nada en llegar hasta el pelirrojo. Al parecer no había mentido del todo, durante el trayecto se sobresaltó un poco al escuchar de nuevo a su compañero a su lado, ella miró en todas direcciones, pero al parecer estaba invisible.
-Voy a juntarme con un viejo amigo de la infancia, ven conmigo, no nos pasará nada, puede que hasta lo conozcas por su fama - Comentó intentando convencerlo mientras retomaba el camino -. Bueno, ahora estamos solos ante el peligro, ¿qué es lo que podría salir mal? - dijo un poco despreocupada.
Se coló entre unos arbustos y siguió caminando hasta atravesar un árbol con dos troncos que brotaban desde el suelo. Dio un salto y llegó hasta toda la banda.
-¿Es que no me has visto antes de que brotara todo esto? - Inquirió con una sonrisa hacia el pelirrojo - He tenido suerte de encontrarte. La situación es complicada - Miró a Marc y al muchacho de cabellos violetas, este último le resultaba desconocido - Me alegro de verte de nuevo, grandullón.
No sabía si presentar a Brynn, puesto que estaba invisible, pero de hacerse visible le diría a Zane que se trataba de un buen amigo y era de fiar, Nailah confiaba mucho en él.
Con mordedura desenvainada, apoyó la mano en la corteza de un árbol, se giró y miró a los tripulantes que la acompañaban. No tenía ni idea de qué decir, no se le daban bien los discursos en momentos de tensión.
-Regresad al acorazado, nuestra misión aquí ha terminado. Quiero que informéis a Syxel del fracaso y de la situación con Brynn - Uno de los piratas arqueó las cejas -. No hemos conseguido nada, ni siquiera información... cuéntales sobre el proyecto que encontramos en el edificio anterior, pero el documento me lo quedaré yo.
-¿Por qué retirarnos ahora? Estamos en medio del foco, podemos continuar - Sugirió el más bajito, pero Nailah negó con la cabeza.
-Es una orden, regresad con vuestro capitán. Si pregunta por mi, decidle que he ido en busca de Brynn - Mintió.
Los tripulantes asintieron y se alejaron rápidamente. De nuevo, volvía a estar sola, pero esta vez no tardó nada en llegar hasta el pelirrojo. Al parecer no había mentido del todo, durante el trayecto se sobresaltó un poco al escuchar de nuevo a su compañero a su lado, ella miró en todas direcciones, pero al parecer estaba invisible.
-Voy a juntarme con un viejo amigo de la infancia, ven conmigo, no nos pasará nada, puede que hasta lo conozcas por su fama - Comentó intentando convencerlo mientras retomaba el camino -. Bueno, ahora estamos solos ante el peligro, ¿qué es lo que podría salir mal? - dijo un poco despreocupada.
Se coló entre unos arbustos y siguió caminando hasta atravesar un árbol con dos troncos que brotaban desde el suelo. Dio un salto y llegó hasta toda la banda.
-¿Es que no me has visto antes de que brotara todo esto? - Inquirió con una sonrisa hacia el pelirrojo - He tenido suerte de encontrarte. La situación es complicada - Miró a Marc y al muchacho de cabellos violetas, este último le resultaba desconocido - Me alegro de verte de nuevo, grandullón.
No sabía si presentar a Brynn, puesto que estaba invisible, pero de hacerse visible le diría a Zane que se trataba de un buen amigo y era de fiar, Nailah confiaba mucho en él.
- Resumen:
- Adentrarse en el bosque y hablar con Zane & company.
Roland von Klauswitz
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La imagen del bosque que había convocado, tan verde y lleno de vida, le concedió un respiro. Durante unos segundos pudo relajarse y olvidarse de la guerra que tenía lugar a su alrededor, de la pérdida de vidas absurda. Naturalmente, la presencia de tres enormes máquinas humanoides desentonaba un poco con aquel paisaje, pero era un problema que estaba decidido a arreglar. Tampoco ayudaba que algún loco estuviese disparando munición de alto calibre en los alrededores, dañando a bastantes de sus nuevos amigos arbóreos. Tendría que ocuparse de eso más tarde.
Al menos sabía que no resultaría difícil localizar al pistolero. De hecho, tenía plena conciencia de la mayoría de presencias que había reunidas en aquella plaza. Y es que su mantra se veía amplificado unos doscientos metros, pudiendo captar el aura de cualquiera que se aproximase a alguno de los árboles. Aquel lugar se había convertido en lo que los humanos denominarían como un radar gigante al cual solo él tenía acceso. Una vez que las máquinas dejasen de funcionar podría lidiar con los piratas, algunos de los cuales eran excepcionalmente poderosos.
Pero antes tenía problemas más acuciantes. Si la perspectiva de ser talado por el hacha de aquel armatoste le producía una gran repulsión, oír como un hombre se autoproclamaba a voz en grito "Emperador del Nuevo Mundo" no era mucho mejor. Solo había dos personas en la isla capaces de hacer una declaración así: el que iba a morir y el que se suponía que había ido a rescatarlo. Dado que el que lo había exclamado no iba esposado, solo podía ser Dexter Black. Lo último que Kodama había sabido del tal Black fue que estaba presente en Gray Rock. Por supuesto, había dado por hecho que su objetivo era liberar el Yonko cautivo, aunque no se imaginaba que hubiese podido llegar hasta la plataforma de ejecución tan fácilmente. ¿Dónde estaban las alarmas? ¿Por qué parecía estar allí como si tuviese todo el derecho?
Satisfecho tras haber absorbido buena cantidad de nutrientes, y forzado por el inminente ataque, Kodama abandonó su breve descanso. Un par de ramas brotaron de lo que en esos momentos era el pecho de la forma humana que estaba adoptando. Se aferró con ellas a la plataforma donde Legim aguardaba su muerte, y las usó para impulsarse hacia arriba y así evitar el mortífero acero del robot. No sabía qué era un robot, pero había oído a algunos llamar así a ese tipo de trastos. Por suerte, aunque algunas de sus raíces fueron cortadas, ya no le eran necesarias y pudo evitar quedar partido en dos.
Una vez en el aire optó por un ataque contundente. Hizo una gran pompa de jabón a partir de la punta de una rama, la cargó con haki y la balanceó para descargarla con un brutal golpe sobre la cabeza del hombre mecánico. Luego, gracias a las dos ramas de antes, aterrizó "grácilmente" en el patíbulo, donde se erigía una estructura de olor dulzón. Seguro que atraía a un montón de moscas.
-Buenas, jóvenes -saludó a los allí presentes. No llevaban uniforme de marines, así que quizás fuesen piratas, tal vez incluso a las órdenes de Black. Por si acaso, desenvainó la única espada que le quedaba-. Esta plataforma es para ejecutar piratas. Si vais a quedaros, os pediría que inclinaseis la cabeza y dejaseis el cuello bien a la vista.
No pensaba matarlos, claro, un ser como él, capaz de dar vida era totalmente reacio a quitarla, pero no tenía nada en contra de dar una violenta lección a los bárbaros jovenzuelos que no respetaban el orden.
Al menos sabía que no resultaría difícil localizar al pistolero. De hecho, tenía plena conciencia de la mayoría de presencias que había reunidas en aquella plaza. Y es que su mantra se veía amplificado unos doscientos metros, pudiendo captar el aura de cualquiera que se aproximase a alguno de los árboles. Aquel lugar se había convertido en lo que los humanos denominarían como un radar gigante al cual solo él tenía acceso. Una vez que las máquinas dejasen de funcionar podría lidiar con los piratas, algunos de los cuales eran excepcionalmente poderosos.
Pero antes tenía problemas más acuciantes. Si la perspectiva de ser talado por el hacha de aquel armatoste le producía una gran repulsión, oír como un hombre se autoproclamaba a voz en grito "Emperador del Nuevo Mundo" no era mucho mejor. Solo había dos personas en la isla capaces de hacer una declaración así: el que iba a morir y el que se suponía que había ido a rescatarlo. Dado que el que lo había exclamado no iba esposado, solo podía ser Dexter Black. Lo último que Kodama había sabido del tal Black fue que estaba presente en Gray Rock. Por supuesto, había dado por hecho que su objetivo era liberar el Yonko cautivo, aunque no se imaginaba que hubiese podido llegar hasta la plataforma de ejecución tan fácilmente. ¿Dónde estaban las alarmas? ¿Por qué parecía estar allí como si tuviese todo el derecho?
Satisfecho tras haber absorbido buena cantidad de nutrientes, y forzado por el inminente ataque, Kodama abandonó su breve descanso. Un par de ramas brotaron de lo que en esos momentos era el pecho de la forma humana que estaba adoptando. Se aferró con ellas a la plataforma donde Legim aguardaba su muerte, y las usó para impulsarse hacia arriba y así evitar el mortífero acero del robot. No sabía qué era un robot, pero había oído a algunos llamar así a ese tipo de trastos. Por suerte, aunque algunas de sus raíces fueron cortadas, ya no le eran necesarias y pudo evitar quedar partido en dos.
Una vez en el aire optó por un ataque contundente. Hizo una gran pompa de jabón a partir de la punta de una rama, la cargó con haki y la balanceó para descargarla con un brutal golpe sobre la cabeza del hombre mecánico. Luego, gracias a las dos ramas de antes, aterrizó "grácilmente" en el patíbulo, donde se erigía una estructura de olor dulzón. Seguro que atraía a un montón de moscas.
-Buenas, jóvenes -saludó a los allí presentes. No llevaban uniforme de marines, así que quizás fuesen piratas, tal vez incluso a las órdenes de Black. Por si acaso, desenvainó la única espada que le quedaba-. Esta plataforma es para ejecutar piratas. Si vais a quedaros, os pediría que inclinaseis la cabeza y dejaseis el cuello bien a la vista.
No pensaba matarlos, claro, un ser como él, capaz de dar vida era totalmente reacio a quitarla, pero no tenía nada en contra de dar una violenta lección a los bárbaros jovenzuelos que no respetaban el orden.
- Resumen:
- Blablabla, usar los árboles para evaluar las presencias de la plaza y oír como Dex-chan exclama que es un Emperador - Enganchar un par de ramas a la plataforma de ejecución, usarlas para impulsarse hacia el aire en su forma humana y así evitar el hachazo - Hacer una pompa/bola de demolición marca Acme para zurrar al robot - Aterrizar en la plataforma y avisar a los Dexter's de que se vuelvan pa su casa
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Arribor había dicho muchas veces que iba a dejar de beber y de comer cosas raras. Nada de alcohol después de comer, nada de sapos venenosos y nada de seguir echándole a las comidas ese polvo blanco que se encontró en el bar. Lo decía continuamente, siempre que un penetrante dolor le taladraba las sienes en el oscuro callejón en que se despertaba, pero siempre era mentira. En el momento en que se encontró subido a un árbol en mitad de un bosque que acababa de aparecer mágicamente, lo repitió, pero esta vez de verdad.
-¿Has sido tú? -le preguntó al bajito cabreado. Porque, desde luego, lo del bosque mágico no era cosa suya.
Tampoco sabía nada sobre robots, muertos que caminaban ni tornados ardientes, ni de todas esas cosas raras que se habían dado cita en la plaza al mismo tiempo. En realidad, casi se consideraba a sí mismo el más normal de aquella absurda reunión. Y que Arribor Neus sea el más normal no habla nada bien de la clase de gente que se juntaba allí. Lo único que entendía era que el tipo bajito quería pelear -con suerte, pelear limpio-, y eso sí que lo comprendía. Solo que...
-Oye, espera un momento. Enseguida vuelvo -se excusó. Y con un gesto de la mano se alejó de un salto hacia la zona donde había visto antes a Zack.
Si lo encontraba le mandaría a buscar a Vergil y a la morsa. El sapo no le preocupaba mucho, porque al fin y al cabo era un ser humano, pero Franklin tenía el cerebro y el sentido común de... bueno, pues de una concha. Ese bicho haría que lo matasen y encima perdería sus cosas. De eso nada. Así que le explicaría a Zack la importancia de recuperar tanto al animal como su abrigo, seguramente usando más de un taco y haciendo alusión a la gran capacidad de los tejones para encontrar cosas. Eran famosos por ello, ¿no?
Luego volvería con el pelirrojo molesto y se vengaría por la patada a traición. Una patada más o menos similar bastaría. La diferencia estaba en que, al ser más bajito, tendría que patearle la cabeza. En fin, una deuda es una deuda, y las que implican golpes bajos siempre se pagan.
-¿Has sido tú? -le preguntó al bajito cabreado. Porque, desde luego, lo del bosque mágico no era cosa suya.
Tampoco sabía nada sobre robots, muertos que caminaban ni tornados ardientes, ni de todas esas cosas raras que se habían dado cita en la plaza al mismo tiempo. En realidad, casi se consideraba a sí mismo el más normal de aquella absurda reunión. Y que Arribor Neus sea el más normal no habla nada bien de la clase de gente que se juntaba allí. Lo único que entendía era que el tipo bajito quería pelear -con suerte, pelear limpio-, y eso sí que lo comprendía. Solo que...
-Oye, espera un momento. Enseguida vuelvo -se excusó. Y con un gesto de la mano se alejó de un salto hacia la zona donde había visto antes a Zack.
Si lo encontraba le mandaría a buscar a Vergil y a la morsa. El sapo no le preocupaba mucho, porque al fin y al cabo era un ser humano, pero Franklin tenía el cerebro y el sentido común de... bueno, pues de una concha. Ese bicho haría que lo matasen y encima perdería sus cosas. De eso nada. Así que le explicaría a Zack la importancia de recuperar tanto al animal como su abrigo, seguramente usando más de un taco y haciendo alusión a la gran capacidad de los tejones para encontrar cosas. Eran famosos por ello, ¿no?
Luego volvería con el pelirrojo molesto y se vengaría por la patada a traición. Una patada más o menos similar bastaría. La diferencia estaba en que, al ser más bajito, tendría que patearle la cabeza. En fin, una deuda es una deuda, y las que implican golpes bajos siempre se pagan.
- Resumen:
- Flipar con la de cosas raras que pasan - Pedir un tiempo muerto a Arthur para ir a donde vio a Zack antes (si lo encuentra, decirle que busque a la morsa) - Volver y tratar de patear la cabeza de Arthur
Brynn
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Durante los años en los que el asesino había viajado por innumerables islas, había visto cosas. Cosas que creía imposibles de hacer o de existir. Había visto criaturas, elementos cuya fuerza era única, cuyo poder de destrucción no tenía parangón. Y también lo había sufrido, pero aquello era diferente. En aquél trozo de piedra estaban los habitantes más poderosos de los siete mares. Gente que el espadachín sólo había visto a través de wanteds cuyas cifras eran desorbitadas. Y miembros cuyas hazañas habían llegado a las portadas de las revistas y periódicos más prestigiosos. Y aquello parecía estar lejos de tener aún un final.
Sin rostro pronto divisó a Nailah, y al descender desde las alturas con la intención de acercarse, algo raro sucedió. De repente, un montón de árboles empezaron a surgir de la nada, y con ellos un mogollón de ramas que decoraban los troncos, algo que pilló por sorpresa al espadachín. Éste agarró rápidamente su machete y, notando cómo se calentaba a gran temperatura, empezó a dar cortes sin ton ni son, como si se intentase adentrar en una feroz selva. Creyó haber notado alguna rama perforandole, pero tendría que esperar para cerciorarse de los daños recibidos.
Entonces, de haber llegado donde Nailah se encontraba la escucharía y seguiría su ritmo. Sí conseguían llegar donde el resto de los piratas, se volvería visible y se presentaría, envainando su daga.
-Encantado de conocerles -comentaría realizando una breve y poco pronunciada reverencia-. Mi nombre es Brynn, más conocido como sin rostro, y estoy aquí porque conozco a Nailah. Si os puedo ayudar a algo, contad conmigo.
En el grupo podía reconocer a Zane D. Kenshin, famoso espadachín en todo el mundo por diversas hazañas. Además, el asesino se quedó boquiabierto al ver al gigante. O quizá era un semi-gigante. De cualquier manera, era digno de su elogio. También había más gente, pero sin rostro no reconoció a nadie más. Quizá puede que fuesen de su banda, aunque tras hacer memoria, Brynn solo recordaba haber visto los wanteds de un Gyojin y de otro espadachín como miembros de la tripulación de Zane. De todos modos, nunca había sentido interés por él, jugaban en ligas distintas y no creía que necesitase de un asesino a sueldo para elaborar algo que él mismo podría realizar. O al menos, eso creía él.
Tras haberse presentado, permanecería alerta por lo que pudiese pasar, sobre todo teniendo en cuenta que aquello que estaba haciendo crecer los árboles, podía provenir del mismo barco que los robots que se encontraban destrozando todo lo que veían a su paso. Estaban en el centro de lo que parecía ser un juego para Viktor.
Sin rostro pronto divisó a Nailah, y al descender desde las alturas con la intención de acercarse, algo raro sucedió. De repente, un montón de árboles empezaron a surgir de la nada, y con ellos un mogollón de ramas que decoraban los troncos, algo que pilló por sorpresa al espadachín. Éste agarró rápidamente su machete y, notando cómo se calentaba a gran temperatura, empezó a dar cortes sin ton ni son, como si se intentase adentrar en una feroz selva. Creyó haber notado alguna rama perforandole, pero tendría que esperar para cerciorarse de los daños recibidos.
Entonces, de haber llegado donde Nailah se encontraba la escucharía y seguiría su ritmo. Sí conseguían llegar donde el resto de los piratas, se volvería visible y se presentaría, envainando su daga.
-Encantado de conocerles -comentaría realizando una breve y poco pronunciada reverencia-. Mi nombre es Brynn, más conocido como sin rostro, y estoy aquí porque conozco a Nailah. Si os puedo ayudar a algo, contad conmigo.
En el grupo podía reconocer a Zane D. Kenshin, famoso espadachín en todo el mundo por diversas hazañas. Además, el asesino se quedó boquiabierto al ver al gigante. O quizá era un semi-gigante. De cualquier manera, era digno de su elogio. También había más gente, pero sin rostro no reconoció a nadie más. Quizá puede que fuesen de su banda, aunque tras hacer memoria, Brynn solo recordaba haber visto los wanteds de un Gyojin y de otro espadachín como miembros de la tripulación de Zane. De todos modos, nunca había sentido interés por él, jugaban en ligas distintas y no creía que necesitase de un asesino a sueldo para elaborar algo que él mismo podría realizar. O al menos, eso creía él.
Tras haberse presentado, permanecería alerta por lo que pudiese pasar, sobre todo teniendo en cuenta que aquello que estaba haciendo crecer los árboles, podía provenir del mismo barco que los robots que se encontraban destrozando todo lo que veían a su paso. Estaban en el centro de lo que parecía ser un juego para Viktor.
- Resumen:
Sacar el machete ígneo a pasear e intentar cortar todas las ramas que se pongan en su camino.
Acercarse a Zane y compañía y presentarse.
Quedar alerta de lo que pueda pasar.
Algo no iba bien. Al mismo tiempo que el pelinegro avanzaba por la abertura que habían hecho las mujeres, sentía algo dentro de él. Pensamientos que eran suyos, pero que a la vez no lo eran. Justo detrás de él, escuchó la voz de la pequeña pelirroja de nuevo.
– ¿Estás seguro de que no quieres quedarte? – resonó en la cabeza de Yuu, una y otra vez, como si su mente le estuviera obligando a no irse de aquel navío.
El joven empezaba a hartarse de la situación. Sin embargo, no entendía por qué cuando intentaba dar un paso más para salir de ahí… notaba cómo si su cabeza estuviese siendo taladrada, provocándole un gran dolor de cabeza. Por otro lado, si por un segundo tenía en sus pensamientos la acción de quedarse, eso desaparecía.
– ¿Qué coño me… pasa? – masculló en voz muy baja.
– Te dije que te quedases… y no me hiciste caso. – le dijo una voz, seguramente la del Yuu malvado, en su cabeza. – Asume las consecuencias, pazguato.
Conforme pasaba el tiempo, el instinto del ladrón viraba de rumbo, diciéndole que una de las soluciones más viables era acabar con todo por una vía menos diplomática. El falso tuerto volteó su cuerpo, para volver a caminar hacia la pelirroja, a un paso muy lento.
– Tienes razón… sería una verdadera lástima desperdiciar todo esta comida. – se posó justo en frente del sillón, pero se sentó. – Aunque, por otro lado… creo que voy a pasar. La verdad, algunas estáis como para mojar pan, seguramente la cerveza esté deliciosa y los canapés igual de ricos. Pero hay un problema. No sé quién ha sido, pero en general, me habéis tocado los cojones. Algunos me dicen que soy un poco cortito, ¡pero no tienen ni puta idea! ¡Me doy cuenta de estas mierdas! ¡¿Cae un tío del cielo y crea colchones de la nada?! ¡¿Os cuenta una milonga de mierda y os la tragáis como si nada y le dáis comodidad y comida?! ¿Pero por quién coño me tomáis, pedazos de trozos de basura? ¡Ya estoy harto de que me tomen por imbécil! – le propinó una patada a la mesa y volcó todo. – ¡Que os den! – en un rápido movimiento con las dos manos, desenvainó dos de sus espadas, que en su espalda se hallaban. – Siempre he querido hacer esto, así que qué mejor momento para saciar mis deseos. ¡Recordad este nombre! ¡Recordad a Yuu Z. Blade! ¡Recordadlo hasta el momento de vuestra muerte! Que será ahora. Por cierto, ¿a que suenan bien mis nuevos apellidos? – clavó sus dos espadas en la madera, para luego crear dos subfusiles en sus manos. Sin pensárselo demasiado apretó el gatillo apuntando desde la cadera y disparando a todas aquellas que le rodeaban, sin importarle a quién le diese. – ¡Idos a la mierda! – empezó a reírse mientras disparaba.
Cuando alguien se acercase demasiado, lo que haría el pirata sería hacer que desaparecieran los subfusiles y empezar a atacar con sus espadas.
– ¿Estás seguro de que no quieres quedarte? – resonó en la cabeza de Yuu, una y otra vez, como si su mente le estuviera obligando a no irse de aquel navío.
El joven empezaba a hartarse de la situación. Sin embargo, no entendía por qué cuando intentaba dar un paso más para salir de ahí… notaba cómo si su cabeza estuviese siendo taladrada, provocándole un gran dolor de cabeza. Por otro lado, si por un segundo tenía en sus pensamientos la acción de quedarse, eso desaparecía.
– ¿Qué coño me… pasa? – masculló en voz muy baja.
– Te dije que te quedases… y no me hiciste caso. – le dijo una voz, seguramente la del Yuu malvado, en su cabeza. – Asume las consecuencias, pazguato.
Conforme pasaba el tiempo, el instinto del ladrón viraba de rumbo, diciéndole que una de las soluciones más viables era acabar con todo por una vía menos diplomática. El falso tuerto volteó su cuerpo, para volver a caminar hacia la pelirroja, a un paso muy lento.
– Tienes razón… sería una verdadera lástima desperdiciar todo esta comida. – se posó justo en frente del sillón, pero se sentó. – Aunque, por otro lado… creo que voy a pasar. La verdad, algunas estáis como para mojar pan, seguramente la cerveza esté deliciosa y los canapés igual de ricos. Pero hay un problema. No sé quién ha sido, pero en general, me habéis tocado los cojones. Algunos me dicen que soy un poco cortito, ¡pero no tienen ni puta idea! ¡Me doy cuenta de estas mierdas! ¡¿Cae un tío del cielo y crea colchones de la nada?! ¡¿Os cuenta una milonga de mierda y os la tragáis como si nada y le dáis comodidad y comida?! ¿Pero por quién coño me tomáis, pedazos de trozos de basura? ¡Ya estoy harto de que me tomen por imbécil! – le propinó una patada a la mesa y volcó todo. – ¡Que os den! – en un rápido movimiento con las dos manos, desenvainó dos de sus espadas, que en su espalda se hallaban. – Siempre he querido hacer esto, así que qué mejor momento para saciar mis deseos. ¡Recordad este nombre! ¡Recordad a Yuu Z. Blade! ¡Recordadlo hasta el momento de vuestra muerte! Que será ahora. Por cierto, ¿a que suenan bien mis nuevos apellidos? – clavó sus dos espadas en la madera, para luego crear dos subfusiles en sus manos. Sin pensárselo demasiado apretó el gatillo apuntando desde la cadera y disparando a todas aquellas que le rodeaban, sin importarle a quién le diese. – ¡Idos a la mierda! – empezó a reírse mientras disparaba.
Cuando alguien se acercase demasiado, lo que haría el pirata sería hacer que desaparecieran los subfusiles y empezar a atacar con sus espadas.
- ”Resumen”:
- Yuu se harta de las marines, pues quiere salir de allí y le están reteniendo, y decide acabar con todo por vías poco diplomáticas.
William White
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El descenso, iba bien, incluso había perdido gran parte de la velocidad desde que había abierto el paracaídas. Fue en ese instante cuando noté un peligro inminente. Fuera como fuera no me percaté lo suficientemente rápido, ni tampoco supe predecir la fuente hasta que fue demasiado tarde. Si bien evité que una rama me atravesará por la mitad, no pude evitar que el paracaídas y toda la parafernalia que ello englobaba se quedará atrapado en una de las ramas del árbol que acababa de brotar en medio de mis narices.
-¿De dónde había brotado toda esa maleza?- maldecía una y otra vez mientras trataba de desengancharse. Opción que rápidamente descartó por una más sutil, relajándose por unos instantes se convirtió en aquella masa viscosa y se deslizó como una gota por todo el árbol, una vez en el suelo volvió a adoptar su forma habitual -Odio esa forma- se dijo para sus adentros, después de todo le resultaba repulsiva aquella forma de moco, aunque debía reconocer que era útil.
Tras volver a mi forma original, me percaté de mi alrededor por un instante creí estar en medio de las ruinas de una jungla. Rápidamente la forma y arquitectura de los edificios me indicaron que efectivamente aquella era la fortaleza, pero ¿Cómo esa súbita transformación? Probablemente fuera alguno de los personajes de la plaza, solo uno de ellos sería capaz de hacer ese despliegue de poder. Debía evitarlos a toda costa fuera a como diese lugar, al menos tenía esa idea, puede que aquello no resultará tan fácil como esperará.
Finalmente traté de escabullirme entre las callejuelas de la fortaleza a la espera de encontrar algún tipo de almacén con el objetivo de encontrar algo interesante, o algún tipo de aspecto oficial, cualquier sitio servía siempre que le diese la impresión de que pudiera contener algo de valor. También trataría de pasar desapercibido entre los marines y corsarios, siempre y cuando le fuera posible, aunque en vista de su caída no sabía con seguridad si había pasado desapercibido precisamente. También necesitaba ubicarse un poco, aunque con aquella arbolada iba a ser terriblemente difícil, tarde o temprano debería hacerlo, en especial si deseaba salir de la fortaleza airoso y no acabar en prisión.
-¿De dónde había brotado toda esa maleza?- maldecía una y otra vez mientras trataba de desengancharse. Opción que rápidamente descartó por una más sutil, relajándose por unos instantes se convirtió en aquella masa viscosa y se deslizó como una gota por todo el árbol, una vez en el suelo volvió a adoptar su forma habitual -Odio esa forma- se dijo para sus adentros, después de todo le resultaba repulsiva aquella forma de moco, aunque debía reconocer que era útil.
Tras volver a mi forma original, me percaté de mi alrededor por un instante creí estar en medio de las ruinas de una jungla. Rápidamente la forma y arquitectura de los edificios me indicaron que efectivamente aquella era la fortaleza, pero ¿Cómo esa súbita transformación? Probablemente fuera alguno de los personajes de la plaza, solo uno de ellos sería capaz de hacer ese despliegue de poder. Debía evitarlos a toda costa fuera a como diese lugar, al menos tenía esa idea, puede que aquello no resultará tan fácil como esperará.
Finalmente traté de escabullirme entre las callejuelas de la fortaleza a la espera de encontrar algún tipo de almacén con el objetivo de encontrar algo interesante, o algún tipo de aspecto oficial, cualquier sitio servía siempre que le diese la impresión de que pudiera contener algo de valor. También trataría de pasar desapercibido entre los marines y corsarios, siempre y cuando le fuera posible, aunque en vista de su caída no sabía con seguridad si había pasado desapercibido precisamente. También necesitaba ubicarse un poco, aunque con aquella arbolada iba a ser terriblemente difícil, tarde o temprano debería hacerlo, en especial si deseaba salir de la fortaleza airoso y no acabar en prisión.
- resumen:
Me deshago del paracaídas y desciendo transformandome en una especie de gota de chicle(un moco), luego trató de ubicarme en que lugar de la fortaleza he caído(asumó que en los exteriores de la fortaleza) y trató de hacer lo mismo que en el post anterior, buscar un edificio/almacén de aspecto relevante. Entre medias desviaros y pensamientos varios.
Cosas usadas:- Mantra del tier máximo para mi nivel.
- Secretos del bandido, ojo de buen cubero: White puede tener un conocimiento aproximado del valor de cualquier obra de arte, joya u objecto cotidiano con verlo.
- Mantra del tier máximo para mi nivel.
Kaori Nanami
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Su vuelo fue, hasta que descendió Eric, sin muchas complicaciones. Mientras se acercaba al enorme cañón, dudaba si él podría romper esa cosa. Era gigantesca y hasta a ella le causaba… Cierto temor al ver imponente estructura. ¿Cuántos meses o años se dedicaron a construir ese castillo volador? No pudo evitar admirar a los que trabajaron en esa cosa, pero… Eran enemigos y, de una u otra forma, tenían que o bien frenarlo o destruirlo. No podían dejar que avanzara ni un milímetro más. Suspiró y frenó en cuanto vio que Eric empezaba a golpear con ganas esa cosa. Un golpe, luego otro y así hasta que, para su grata sorpresa, la estructura empezó a caer junto con un gran pedazo del castillo. ”Aunque… ¿Cómo piensa subir?” ¬-— pensó mientras veía los escombros caer sobre él.
Vio a Dretch hacer de las suyas en el castillo, pero, por alguna razón, no conseguía que todas las torretas se fijaran en él. Tenía un solo plan: Ir a ayudar a Eric. Sabía que el parcheado podría apañárselas de una u otra forma, pero hasta donde había visto, el guerrero no tenía cómo volar. Además, era un usuario… Si caía al agua iba a morir. Tomó una gran bocanada de aire y, justo cuando se disponía a empezar su gran descenso, vio como algunas de esas cosas la apuntaban a ella. ”Mierda…” — el fuego no se hizo esperar, pero para cuando llegó, ella ya no estaba ahí. Había vuelto a su forma humana y ahora ya estaba bajando rumbo a su compañero. Tenía ciertas dudas si pertenecía o no al Gobierno, pero a esas alturas, ¿qué importaba? Estaba peleando con ellos, así que tenía que apoyarlo. Se había ganado su respeto y eso no lo hacía un cualquiera.
—No te voy a dejar caer en el mar, Eric. —Comentó en un suave susurro.
A medida que ella descendía iba adoptando su forma híbrida. Necesitaba mayor movilidad y era la única forma de ir esquivando los escombros que caían sobre él. Se acercaba a gran velocidad por dos razones: La gravedad y que iba en picada. Sus alas estaban pegadas a su cuerpo y solo iba moviendo su cuerpo según veía los obstáculos en su camino. Una vez estuvo lo suficientemente cerca, estiró su mano y… Los segundos se le hicieron eternos hasta que sintió el contacto con él. No tuvo mucho tiempo de acción y casi diría que el guerrero había alcanzado a rozar el mar con sus pies, pero no importaba. Alzó el vuelo, esta vez, rumbo al castillo. Era hora de reunirse con Dretch.
—Esto va a ser mejor que cualquier atracción a las que hayas ido, Eric— le comentó mientras iba ascendiendo y, otra vez, esquivaba los escombros con él sujeto de una sola mano. Por suerte, tenía la fuerza suficiente como hacerlo de esa forma. —Vamos, Dretch nos espera en la cubierta.—Sonrió y solo siguió volando. No tardó mucho en atravesar todos los escombros y sobrevolar la cubierta. Divisó a Dretch y empezó a bajar para llegar con él. Dejó a Eric en el suelo y pasó a su forma humana.
—Esto está vacío, ¿qué hacemos, Dretch? — Preguntó.
- Resumen:
- Salvarle el culo a Eric, esquivando el fuego en el proceso. Llegar al castillo, darse cuenta que esta más vacío que un desierto, posicionarse junto a Dretch para ver el plan de acción
Luka Rooney
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El Gyojin observó lo que sucedía a su alrededor, dándose cuenta que todo en ese momento era caos y destrucción. Gente luchando por luchar. Ya poco importaba quién era Legim o si salía con vida de aquella isla, toda lucha residía en una constante demostración de poder por los más bravos guerreros de los siete mares. Que por otro lado, la batalla no parecía tener un dominador claro. ¿Inclinaría la balanza el excéntrico Viktor?
Al habitante del mar poco le importaba. Solo esperaba que tanto su banda como él acabasen saliendo del gran pedrusco con vida. Aunque quizá aquello era mucho presuponer, viendo la tormenta que parecía avecinarse.
A él ya le había bastado el viaje para darse cuenta de que aún era muy débil. Y era la lección más importante que había recibido. Su lucha contra un vicealmirante le había servido para entrar en el mundo de los piratas “de mediana fama”, y aquello le introducía en un mundo en el cual era un simple renacuajo. Debía crecer y hacerse mucho más fuerte. Mucho más de lo que jamás había ansiado ser.
Pero su preocupación ahora debía ser otra, la misión que su capitán le había encomendado. Debía cuidar el barco y prepararlo para una posible huida. Al fin y al cabo, todos tendrían que montar en él para alejarse y, muy posiblemente, huir del peligro.
Cuando el tiburón observó el mar, se dió cuenta de algo que parecía haber ignorado; el hielo. La capa que se había formado, empezaba a amenazar la seguridad del Rosamel Forrito, y por ende, su misión. No se podía permitir fallar, se lo debía a todos y cada uno de sus compañeros.
Pensó durante un instante qué hacer, sopesando las distintas opciones que tenía. Y entonces, recordó aquella técnica que estaba entrenando en la isla Gyojin cuando estalló el abordaje de los piratas y se decidió a intentarla de nuevo.
Antes de saltar del barco, comenzó a calentar las partículas de agua de su interior, llegando hasta una temperatura de unos cuarenta y cinco grados. En ese preciso momento saltó hacia la parte helada intentando no lastimarse las zonas afectadas por el combate contra el vicealmirante Danio y, entonces, empezó a recubrir su cuerpo de haki, intentando protegerlas de lo que estaba a punto de realizar. Si no había conseguido romper el hielo saltando, intentaría romperlo gracias al haki.
Una vez se encontrase en el agua, concentraría las partículas que se encontraban alrededor de las palmas en un radio de cincuenta centímetros. Una vez lo consiguiera, empezaría a acelerarlas, aumentando la temperatura del radio controlado a unos noventa grados y, por ende, las cercanas al límite del radio. Poco a poco iría aumentando la aceleración de las partículas, finalizando con una serie de ondas de choque -cuyo poder era una ínfima parte del que Luka podía despedir- cuya intención era intentar derretir la mayor parte de hielo de su alrededor y así, intentar liberar el barco. Intentaría ir con el mayor cuidado posible, y si notaba que la temperatura subía demasiado y dejaba de controlar la técnica, cesaría su empeño y buscaría una alternativa.
Si salía bien, se movería por el perímetro del barco intentando controlar la temperatura y deshaciendo el hielo, dejando así una vía de escape para él y sus aliados.
Al habitante del mar poco le importaba. Solo esperaba que tanto su banda como él acabasen saliendo del gran pedrusco con vida. Aunque quizá aquello era mucho presuponer, viendo la tormenta que parecía avecinarse.
A él ya le había bastado el viaje para darse cuenta de que aún era muy débil. Y era la lección más importante que había recibido. Su lucha contra un vicealmirante le había servido para entrar en el mundo de los piratas “de mediana fama”, y aquello le introducía en un mundo en el cual era un simple renacuajo. Debía crecer y hacerse mucho más fuerte. Mucho más de lo que jamás había ansiado ser.
Pero su preocupación ahora debía ser otra, la misión que su capitán le había encomendado. Debía cuidar el barco y prepararlo para una posible huida. Al fin y al cabo, todos tendrían que montar en él para alejarse y, muy posiblemente, huir del peligro.
Cuando el tiburón observó el mar, se dió cuenta de algo que parecía haber ignorado; el hielo. La capa que se había formado, empezaba a amenazar la seguridad del Rosamel Forrito, y por ende, su misión. No se podía permitir fallar, se lo debía a todos y cada uno de sus compañeros.
Pensó durante un instante qué hacer, sopesando las distintas opciones que tenía. Y entonces, recordó aquella técnica que estaba entrenando en la isla Gyojin cuando estalló el abordaje de los piratas y se decidió a intentarla de nuevo.
Antes de saltar del barco, comenzó a calentar las partículas de agua de su interior, llegando hasta una temperatura de unos cuarenta y cinco grados. En ese preciso momento saltó hacia la parte helada intentando no lastimarse las zonas afectadas por el combate contra el vicealmirante Danio y, entonces, empezó a recubrir su cuerpo de haki, intentando protegerlas de lo que estaba a punto de realizar. Si no había conseguido romper el hielo saltando, intentaría romperlo gracias al haki.
Una vez se encontrase en el agua, concentraría las partículas que se encontraban alrededor de las palmas en un radio de cincuenta centímetros. Una vez lo consiguiera, empezaría a acelerarlas, aumentando la temperatura del radio controlado a unos noventa grados y, por ende, las cercanas al límite del radio. Poco a poco iría aumentando la aceleración de las partículas, finalizando con una serie de ondas de choque -cuyo poder era una ínfima parte del que Luka podía despedir- cuya intención era intentar derretir la mayor parte de hielo de su alrededor y así, intentar liberar el barco. Intentaría ir con el mayor cuidado posible, y si notaba que la temperatura subía demasiado y dejaba de controlar la técnica, cesaría su empeño y buscaría una alternativa.
Si salía bien, se movería por el perímetro del barco intentando controlar la temperatura y deshaciendo el hielo, dejando así una vía de escape para él y sus aliados.
- Resumen:
Ojear lo que está pasando alrededor y pensar que se está yendo de las manos.
Calentar el cuerpo para prevenir el posible frío del agua y saltar al agua para intentar derretir el hielo que le rodea.
- Cosas:
- Técnica usada:
[*]Ondo seigyo: Luka podría controlar los fluidos de su interior, calentándolos o enfriándolos a su gusto en función de cómo de rápido los mueva, con la peculiaridad de la sangre. Teniendo en cuenta que la temperatura normal de la sangre son 37º, Luka tiene la posibilidad de aumentar y disminuir un 30% ésta (Posibilidad de aumentar hasta 48 y disminuir hasta 28). Una vez los fluidos salgan de su cuerpo, saldrán a su temperatura “normal”.- Tipos:
- Sangre caliente: Cuando eleva la temperatura de sus fluidos es capaz de permanecer en casi cualquier ambiente, aunque consume más energía. Además, gana unos bonificadores de x1.5 en velocidad, agilidad y reflejos. Dura dos posts, con tres de recarga.
- Sangre fría: Cuando baja la temperatura de sus fluidos, consume mucha menos energía, pero no puede permanecer así durante mucho tiempo si no quiere que afecte a sus organismos. Gana unos bonificadores pasivos de x2.25 en fuerza y resistencia. Dura dos posts, con tres de recarga.
- Sangre caliente: Cuando eleva la temperatura de sus fluidos es capaz de permanecer en casi cualquier ambiente, aunque consume más energía. Además, gana unos bonificadores de x1.5 en velocidad, agilidad y reflejos. Dura dos posts, con tres de recarga.
- Técnica que se intenta aprender:
Control de los fluidos II (tengo que buscar un nombre): Dentro de su organismo y gracias a la técnica Ondo seigyo, Luka es capaz de controlar la temperatura de sus fluidos de manera interna. Gracias a su dominio del Gyojin Karate, el tiburón es capaz de, una vez saca dichos fluidos, dotarles de una temperatura extrema, ya sea positiva o negativa gracias al dominio en la aceleración de las partículas del líquido que lo rodea.
Alta temperatura (Max 500 grados). Siendo la temperatura de ebullición del agua los 100 grados, dicho agua estará constantemente evaporándose, manteniendo la temperatura alta.- Efectos positivos: Podrá producir quemaduras en sus contrincantes. Se podrá emplear el aumento de temperatura para despedir una onda de choque.
- Efectos negativos: Por cada minuto que se use esta técnica, se gastará un litro de agua. Si se usa sin fortalecer la piel o emplear haki, se producirán quemaduras en la zona de uso.
Baja temperatura (Min -100 grados). Concentrando las moléculas del agua que salen de su interior (o las de su alrededor), Luka es capaz de dotar su temperatura a cien grados negativos.- Efectos positivos: Podría cubrir todo su cuerpo con una pequeña dosis de agua. Gana dureza y resistencia. Puede despedir una onda de choque de hielo.
- Efectos negativos: Su margen de maniobra es menor (ej: si congela un brazo tiene menos movilidad que antes). Si mantiene durante mucho tiempo la técnica, puede perder la sensibilidad de esa zona.
- Efectos positivos: Podrá producir quemaduras en sus contrincantes. Se podrá emplear el aumento de temperatura para despedir una onda de choque.
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