Helado-chan
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Akuma no mi
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A Dexter le encantaba, y de una forma espectacular y brillante, liarla cuanto pudiera y en cualquier momento dado. Y eso, Neo, lo sabía perfectamente. Quizá había sido eso lo que le había hecho ir en su busca, anhelar la compañía del dragón azul, la incesante necesidad de las emociones fuertes y de lo extravagante; y es que con Dexter nunca faltaba de eso.
Neo sonrió en el aire y con un movimiento de la cabeza y un leve "vamos" fue suficiente para avisar a Worlgulv de que les tocaba moverse y a Rocket de que se agarrara bien. No correría lo más rápido que podía, pero sí lo que necesitara para seguir la estela azul en la que se había convertido Dexter.
Cuando quiso darse cuenta, y sin comprender muy bien los acontecimientos en general, se encontraba en un barco nuevo, más exactamente... ¿Marine? No, mucha gente trajeada. Aquello era distinto. Sonrió disimuladamente y se dejó caer al lado de su capitán, muy atento a cualquier movimiento de la gente que lo rodeaba. No quería problemas a priori, y aunque su capitán los podía causar sin ton ni son, él prefería esperar; uno nunca sabe cuándo el dragón tenía un plan en mente o solo actuaba por inercia.
—Vas demasiado rápido, jefe, casi te pierdo la pista allí arriba. —intentó sonar casual, como si que se encontrara en un barco del gobierno siendo pirata no fuera para tanto.
No sabía si había interrumpido alguna conversación, así que siguió concentrándose en su alrededor sin perder su sonrisa traviesa a la espera de que Dexter le diera una razón más exacta del por qué estaban allí o le dijera de usar el cañón de neones.
Neo sonrió en el aire y con un movimiento de la cabeza y un leve "vamos" fue suficiente para avisar a Worlgulv de que les tocaba moverse y a Rocket de que se agarrara bien. No correría lo más rápido que podía, pero sí lo que necesitara para seguir la estela azul en la que se había convertido Dexter.
Cuando quiso darse cuenta, y sin comprender muy bien los acontecimientos en general, se encontraba en un barco nuevo, más exactamente... ¿Marine? No, mucha gente trajeada. Aquello era distinto. Sonrió disimuladamente y se dejó caer al lado de su capitán, muy atento a cualquier movimiento de la gente que lo rodeaba. No quería problemas a priori, y aunque su capitán los podía causar sin ton ni son, él prefería esperar; uno nunca sabe cuándo el dragón tenía un plan en mente o solo actuaba por inercia.
—Vas demasiado rápido, jefe, casi te pierdo la pista allí arriba. —intentó sonar casual, como si que se encontrara en un barco del gobierno siendo pirata no fuera para tanto.
No sabía si había interrumpido alguna conversación, así que siguió concentrándose en su alrededor sin perder su sonrisa traviesa a la espera de que Dexter le diera una razón más exacta del por qué estaban allí o le dijera de usar el cañón de neones.
- Rocker:
- He dado por supuesto que sigues encima mía, si no quieres, di que saltaste a Worgulv o que te pusiste a volar por ahí(?)
- gente cerca de "yo no la lio" dexter:
- Me he dejado caer por ahí, de casuals (?)
Noximilien
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Akuma no mi
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Cogio un cacho de queso de los que ofreció Marc y se lo llevo al bolsillo. Ahora iba a ir dejando un olorcillo a Gouda que no le hacía mucha gracia, pero no podía decirle que no a aquel grandullón tan adorable. Ya le costaba demasiado no cogerle de los mofletes cada vez que decía algo.
Estaban listos; él lo estaba, los arashis lo estaban, los gavio… Marines también lo estaban. No le hacía gracia aquella alianza, pero no podía dudar de las ideas de su capitán, pues sino la confianza se iría al traste. Además, “el enemigo de mi enemigo…”
- Hasta el fin del mundo, pelirrojo –le respondió a Kenshin a la vez que desenvainaba su mandoble y se lo llevaba a la espalda-. Que por lo que pareces no queda mucho para eso.
Cuando se acercaron a la aguja, recibieron una no tan cálida como esperaban, y eso que ya no tenían muy altas expectativas, bienvenida. Una monstruosidad mecánica de muchas patas y ojos artificiales rojos. Por una parte no podía, no tenerle miedo por supuesto, sino “respetarlo”, y otra de querer llevarse a aquel ser para estudiarlo a fondo, aunque solo fuese un trozo no grande, pero mediano como minimo.
- Esto me recuerda cuando me dedicaba a quemar arañas con un mechero y un desodorante. – se rasco la barbilla sin perder detalle de la máquina-. Aunque creo que necesitaríamos uno de tamaño jumbo como mínimo para hacerle algo –miro al marine que por alguna cosa, le hacía tener frio de solo verlo-. No he visto muchos artrópodos gigantes, pero para mí que su único objetivo es matar de forma horrible a las moscas que entren. Ergo: nosotros.
Estaban listos; él lo estaba, los arashis lo estaban, los gavio… Marines también lo estaban. No le hacía gracia aquella alianza, pero no podía dudar de las ideas de su capitán, pues sino la confianza se iría al traste. Además, “el enemigo de mi enemigo…”
- Hasta el fin del mundo, pelirrojo –le respondió a Kenshin a la vez que desenvainaba su mandoble y se lo llevaba a la espalda-. Que por lo que pareces no queda mucho para eso.
Cuando se acercaron a la aguja, recibieron una no tan cálida como esperaban, y eso que ya no tenían muy altas expectativas, bienvenida. Una monstruosidad mecánica de muchas patas y ojos artificiales rojos. Por una parte no podía, no tenerle miedo por supuesto, sino “respetarlo”, y otra de querer llevarse a aquel ser para estudiarlo a fondo, aunque solo fuese un trozo no grande, pero mediano como minimo.
- Esto me recuerda cuando me dedicaba a quemar arañas con un mechero y un desodorante. – se rasco la barbilla sin perder detalle de la máquina-. Aunque creo que necesitaríamos uno de tamaño jumbo como mínimo para hacerle algo –miro al marine que por alguna cosa, le hacía tener frio de solo verlo-. No he visto muchos artrópodos gigantes, pero para mí que su único objetivo es matar de forma horrible a las moscas que entren. Ergo: nosotros.
Galhard
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Akuma no mi
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-¿Documentación y papeles de circulación? Cuando me alisté en la marina no me dijeron nada de eso, es más solo me dieron una patada en el culo dirigiéndome hasta aquí... Por cierto me llamo Galhard ¿Como debería llamarle a usted?-
Galhard estaba visiblemente nervioso mientras miraba la moto. Tenía un manillar básico, a juzgar por como la había manejado Al y el pelirrojo feliz Galhard podía hacerse una idea de que era muy intuitivo su manejo.
-¿Da igual entonces que no tenga documentación para darle al trasto? Bueno, solo es ir en linea recta no debe ser muy difícil... Más al ver la naturalidad con la cual el oficial pelirrojo lo hacía...- Galhard se acomodó en la moto asegurando que su oficial también estaba bien posicionado y inspeccionó más a fondo el manillar
-V-vale, supongo que si aprieto esto de aqu...- Galhard accionó la moto, la cual salió disparada sobre el hielo a gran velocidad, debido a la brusquedad, haciendo eses. Parece que no era tan fácil como el chico creía-¡Por las tres carabelas!.-
Aun así la despejada capa de hielo no tenía nada con lo cual chocar y después de un forcejeo Galhard consiguió estabilizar levemente el vehículo. La trayectoria aún era irregular pero como mínimo ya avanzaban hacia la aguja, esta situación le recordó a la primera vez que llevó un pequeño bote a propulsión de su padre. - Ah... A todo esto... ¿Como se frena este trasto? Ya han pasado tantas cosas hoy que ni ir rápido me sube la adrenalina....- Cuando el chico leyó en la puerta del cuartel que alistándose en la armada se vivirían muchas emociones nunca llegó a imaginar que sería desde el minuto cero.
-Veo que la cosa está animada ahí dentro... ¿No crees que el enemigo podría aprovechar para atacar ahora que hay tanta gente reunida ahí? .- Era una oportunidad de oro, más bien de no atacar, el propio enemigo estaría dando, no solo una ventaja a la marina, sino que también una extraña bienvenida.
El joven no alcanzaba a comprender la situación que ocurría, pero tenía un extraño presentimiento de todo esto. La abertura de la aguja quedaba ya a poca distancia de ellos y Galhard luchaba con el control del vehículo tratando de aminorar la marcha.
Oh, ahí están el almirante Al y el almirante arbol. Parece que tienen montada una fiesta con pésima ambientación musical ¡Chicos llega la caballería!- Gritó Galhard mientras irrumpía en el interior junto con Jack, a lomos de la moto haciendo un pequeño caballito con ella, como un irónico vaticinio que esperaría al joven recluta si la misión tenía éxito.
Por cierto...¡Que alguien frene esto o nos estampamos! - El marine soltó una sonora carcajada mientras entraba donde se encontraban los demás, quizás fruto de la presión o quizás porque en el fondo estaba disfrutando de todo esto como un enano. A la espera que el el marine vestido de pirata o el almirante frenasen su arremetida.
Galhard estaba visiblemente nervioso mientras miraba la moto. Tenía un manillar básico, a juzgar por como la había manejado Al y el pelirrojo feliz Galhard podía hacerse una idea de que era muy intuitivo su manejo.
-¿Da igual entonces que no tenga documentación para darle al trasto? Bueno, solo es ir en linea recta no debe ser muy difícil... Más al ver la naturalidad con la cual el oficial pelirrojo lo hacía...- Galhard se acomodó en la moto asegurando que su oficial también estaba bien posicionado y inspeccionó más a fondo el manillar
-V-vale, supongo que si aprieto esto de aqu...- Galhard accionó la moto, la cual salió disparada sobre el hielo a gran velocidad, debido a la brusquedad, haciendo eses. Parece que no era tan fácil como el chico creía-¡Por las tres carabelas!.-
Aun así la despejada capa de hielo no tenía nada con lo cual chocar y después de un forcejeo Galhard consiguió estabilizar levemente el vehículo. La trayectoria aún era irregular pero como mínimo ya avanzaban hacia la aguja, esta situación le recordó a la primera vez que llevó un pequeño bote a propulsión de su padre. - Ah... A todo esto... ¿Como se frena este trasto? Ya han pasado tantas cosas hoy que ni ir rápido me sube la adrenalina....- Cuando el chico leyó en la puerta del cuartel que alistándose en la armada se vivirían muchas emociones nunca llegó a imaginar que sería desde el minuto cero.
-Veo que la cosa está animada ahí dentro... ¿No crees que el enemigo podría aprovechar para atacar ahora que hay tanta gente reunida ahí? .- Era una oportunidad de oro, más bien de no atacar, el propio enemigo estaría dando, no solo una ventaja a la marina, sino que también una extraña bienvenida.
El joven no alcanzaba a comprender la situación que ocurría, pero tenía un extraño presentimiento de todo esto. La abertura de la aguja quedaba ya a poca distancia de ellos y Galhard luchaba con el control del vehículo tratando de aminorar la marcha.
Oh, ahí están el almirante Al y el almirante arbol. Parece que tienen montada una fiesta con pésima ambientación musical ¡Chicos llega la caballería!- Gritó Galhard mientras irrumpía en el interior junto con Jack, a lomos de la moto haciendo un pequeño caballito con ella, como un irónico vaticinio que esperaría al joven recluta si la misión tenía éxito.
Por cierto...¡Que alguien frene esto o nos estampamos! - El marine soltó una sonora carcajada mientras entraba donde se encontraban los demás, quizás fruto de la presión o quizás porque en el fondo estaba disfrutando de todo esto como un enano. A la espera que el el marine vestido de pirata o el almirante frenasen su arremetida.
- Resumen:
- Entrar cual cani haciendo el caballito con la moto, teniendo a Jack como copiloto.
Blishard
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Blishard observó como la bala de cañón estallaba contra la aguja. Estaba claro que era inútil intentar entrar así. Por el rabillo del ojo vio como los Marines se retiraban. No se fiaban de él, aunque era lógico. Sin embargo, le pareció curioso como la desconfianza pudo más que la extraña atracción que el soldado había sentido hacia él. Definitivamente, los humanos eran seres extraños.
Tras eso, empezó a pensar como podía entrar en la aguja. La idea más rápida fue coger la Hidrocicleta, posarla en el agua al otro lado de la muralla, montarse en ella y sumergirse, recorriendo el perímetro de la estructura bajo el agua, en busca de posibles aberturas. Estaba consiguiendo lo que quería, pues todos los Revolucionarios, Marines, Criminales y gente que estaría ahí por aburrimiento irían limpiando los primeros pisos, dejándolo más fácil a gente como él.
De todas formas, era innegable que descuidarse era un error. Por ello, siempre iba atento a todo su alrededor. Tal vez se estaba arriesgando mucho; en el agua, sus reflejos se verían muy reducidos. Y aunque podía emplear el dial de su mangual para aumentar la temperatura y prácticamente evaporar de forma instantánea el agua de su alrededor, no parecía una idea muy sensata. Quien sabía cuanta profundidad había en esas aguas. A lo mejor era un suicidio.
Mientras pedaleaba, cogió el mapa que le habían dado, en busca de zonas por las que entrar. Quería evitar a toda costa las entradas llenas de seres, pero parecía que esas eran las únicas que había. La otra opción pasaba por abrir él mismo una entrada con su mangual, aunque no sería fácil. De todos modos, se acercó, a una distancia prudencial, a la zona por donde estaba entrando todo el mundo y se quedó un rato observando. Había seres mil veces más preparados que él, eso era obvio.
Tras eso, empezó a pensar como podía entrar en la aguja. La idea más rápida fue coger la Hidrocicleta, posarla en el agua al otro lado de la muralla, montarse en ella y sumergirse, recorriendo el perímetro de la estructura bajo el agua, en busca de posibles aberturas. Estaba consiguiendo lo que quería, pues todos los Revolucionarios, Marines, Criminales y gente que estaría ahí por aburrimiento irían limpiando los primeros pisos, dejándolo más fácil a gente como él.
De todas formas, era innegable que descuidarse era un error. Por ello, siempre iba atento a todo su alrededor. Tal vez se estaba arriesgando mucho; en el agua, sus reflejos se verían muy reducidos. Y aunque podía emplear el dial de su mangual para aumentar la temperatura y prácticamente evaporar de forma instantánea el agua de su alrededor, no parecía una idea muy sensata. Quien sabía cuanta profundidad había en esas aguas. A lo mejor era un suicidio.
Mientras pedaleaba, cogió el mapa que le habían dado, en busca de zonas por las que entrar. Quería evitar a toda costa las entradas llenas de seres, pero parecía que esas eran las únicas que había. La otra opción pasaba por abrir él mismo una entrada con su mangual, aunque no sería fácil. De todos modos, se acercó, a una distancia prudencial, a la zona por donde estaba entrando todo el mundo y se quedó un rato observando. Había seres mil veces más preparados que él, eso era obvio.
- Sala de la Araña:
- Steve, uno de los marines, ha echado a correr y ha logrado llegar hasta el arco sin que nadie intente frenarlo. Agarra una preciosa tuba dorada y un ''clonk'' resuena por toda la sala cuando la lanza al pasillo de las tuberías. Los ojos de la araña se mueven hacia allí y en cuestión de segundos ha descendido utilizando las telarañas. Empuja la tuba con una de las patas y el instrumento acaba estrellado con una pared, partido en dos. Ahora la araña bloquea el paso y se gira amenazadora contra Steve.
- Arashi, Kiritsu y company:
- Los arashi veis cómo el almirante Kodama os planta su portentosa rama en toda vuestra cara. Bueno, más bien justo delante. El caso es que os tapa el paso y además os amenaza para que os larguéis. Un par de segundos después, veis cómo la araña se mueve rápidamente hasta tapar el arco del camino de tuberías. Hablando de tubos y tubas, Nailah y Luka, esa tuba no os ha dado por unos centímetros. No sabéis si la araña solo quería advertiros o destrozar el instrumento, pero el caso es que no parece contenta.
Galahard, Jack, nadie os ha frenado pero no desesperéis, la rama del amable Almirante Kodama frena vuestra trayectoria. Más allá de un pequeño abollón en la moto estais ilesos y presenciáis cómo la araña baja desde lo alto.
Al, la araña está hecha de titanio y a juzgar por su reacción deduces que está cuidando la entrada.
- Dexter, Neo y Agentes varios de la CIA:
- Contemplais cómo la araña baja desde lo alto y se queda frente al arco amenazando al tipo que tiró la tuba. Parece una especie de guardián, lo que está claro es que no estaba de adorno.
- Unmak:
- Ves cómo se desenvuelve todo. La tuba pasa prácticamente por delante de tus narices y escuchas alto y claro cómo se parte unos metros a tu espalda. Uh, que mal rollito. Esa araña no parece amistosa. Skión está nervioso, pero asiente a lo que dices y aunque tiembla aguarda contigo.
- Bizvan, Kenzo, Tobias, Erik, Iulio, Hamlet y Braudh:
- En general veis cómo la acción se sucede ante vosotros. Tobias, cuando subes los ojos de la araña te miran, pero no se mueve. Concluyes que no está viva y que desde luego no le interesa tu sirope. Una pena.
Bizvan, tras un breve examen concluyes que está hecha de algo parecido al titanio. El mantra, sin embargo, no te revela nada nuevo.
- Blishard:
- Ves a un montón de gente reunida en la entrada, mucho marine, pero en general hay de todo, te suena ver hasta un Yonkou si has leído un periódico en los últimos años sabrás su nombre y el de los almirantes que se encuentran cerca. Pero por lo general parece que, incluso con tu peculiar complexión no destacarías mucho, incluso parece que puedes adentrarte dentro sin sí siquiera agachar la cabeza, eso sí, procura no pisar a nadie.
- Breast of liberty + Acompañantes:
- A pesar de lo impresionante de la puerta, parece que era algo bastante normal. No ofrece mucha resistencia al golpe que le propinas, de hecho parece casi como suelta del marco, tanto que cae sin hacer un estruendo. Avanzas un poco por inercia hasta que te detienes por puro reflejo al borde de un abismo. Pasa casi medio minuto antes de que escuches un muy muy leve “pum” provenir de algún lugar sumergido en la oscuridad. No has escuchado nada como agua salpicando, pero a pesar de que no se ve nada, parece que sólo hay vacío. A unos cien metros al frente parece haber una plataforma de hormigón con una puerta más o menos de las mismas dimensiones, tenuemente iluminada.
- Cabo Bleud:
- Tu error fue creer que se trataba de una sala. Te das cuenta, según investigas, que estás dentro de lo que parece ser un gigantesco motor, o un mecanismo de reloj. Puedes ver fácilmente dieciséis pistones por el momento quietos en V, un árbol de levas que se mueven por efecto de unos cuantos engranajes y a ambos lados parece que las barras de metal (inidentificable) se funden con las paredes, aunque estas tal vez sean puertas... Parece que ya no hay camino aquí.
- Aeg y Lance:
- Seguís avanzando, aunque no de manera rápida, los tres hombres de Marles te retrasan un poco, ya que no pueden evitar sentirse impresionados por las instalaciones y, porque más que un paraíso, parece el infierno. A medida que avanzáis escucháis sonidos extraños, que resultan casi molestos para los oídos y os hacen deteneros. Por otro lado, Grimm es el último en cerrar la fila y Kirin, por alguna razón, te sientes cómodo sabiendo con quien vas, como si pudieras confiar en él tu vidad a pesar de la situación en la que os encontráis. También puedes apreciar el estado de los hombres que van delante de ti, quizás podrías calmarlos.
- Zay:
- Tus voces parecen captar la atención de un hombre, el cual estaba colocando unas cajas en el interior del pequeño barco. Cuando te ve, tira las cajas asombrado y con el ceño fruncido.
-Me cago en... ¡Ya se me ha colado otro pejelagarto! - Exclamó caminando hacia ti enfadado.
Aunque se detiene al verte con claridad. Es un hombre de avanzada edad, pelo canoso y cuerpo fornido, pero no parece poseer una gran vista. Se rasca la cabeza y te pide perdón por el trato que te ha dado.
-Soy Philippe, llevo provisiones a aquellos marines – señala hacia la aguja -. ¿Quieres venir?
- Valar, Yarmin y Heartless:
- Valar, pierdes a Valeria de vista y parece que Max quiere ir tras ella; sin embargo, te pone una mano en el pecho y niega con la cabeza, con la mirada triste.
-Lo siento, debo ir a por ella, pero no puedo permitir que vengas con nosotros. No es nuestra guerra enfrentarnos a esa cosa gigante, por lo que es mejor que vayas tu solo.
Tras esa extraña despedida les pierdes de vista entre la multitud de la gente. La carpa poco a poco comienza a desalojarse, muchos huyen y otros se adentran en la aguja. Si avanzas, te encuentras con un hombre rubio hablando con Arribor Neus.
Yarmin, ves como el pirata realiza un golpe ineficaz contra la fachada y, Arribor, la mano te duele bastante por el puñetazo, dado que no has causado daño ninguno. Me temo que tendréis que ir por la entrada principal.
- William, ICHIZAKE Y LYSBETH:
- Os adentráis en el infierno de hojalata, cuyas luces rojizas y sonidos extraños os causan una sensación de malestar. Un sonido extraño proviene de un pasillo a la izquierda. ¿Preferís continuar recto o afrontar vuestro destino ante lo que espera al cruzar la siguiente esquina?
- Katharina:
- El hielo que utilizas parece funcionar, aunque quién sabe cuanto durará. Mientras avanzas, una sensación recorre tu cuerpo a base de escalofríos. Los sonidos que hay en el lugar son más fuertes de lo debido e incluso llegan a molestarte un poco.
- Brynn:
- Aterrizas y, si te acercas más a la entrada, puedes ver un montón de gente por todas partes. Caos y miedo, incluso miradas furtivas puesto que has entrado en una zona regentada por el gobierno. Un momento, ¿esos no son los Arashi no Kyoudai? Están acompañados de una brigada liderada por el almirante. Dejando atrás los encuentros, ves que un árbol bloquea el acceso a los túneles.
Tobías Thorn
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Akuma no mi
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Al ver la reacción del arácnido ante mis actos supe que no estaba ante un animal, había estudiado los suficientes para darme cuenta de ello. A este ser le faltaba en la mirada ese brillo natural que lucía cada ser vivo, por lo que pensé en que lo mejor era pasar de ella como hacía el resto. Además parecía que mi aviso sobre Kodama había surtido efecto y este no dudó en actuar como era de esperar de un buen marine, así que lo mejor sería ir a prestarle apoyo si la cosa se ponía demasiada tensa.
Mi poder seguramente no podría llegar a equipararse nunca al de él o al de la mitad de la grandes eminencias eminentes, pero no por eso iba a dejar de prestarle mi ayuda a uno de los pocos hombres, u árbol, nunca sabía como tratarlo, que aún luchaba por la justicia y el orden común. Además parecía que el arácnido robótico no funcionaba bien. No iba a dar problemas de repente sino lo había hecho ya al notar la presencencia de tantos desconocidos... O eso pensé como un imbécil hasta que esta se movió.
-Segundo error, estúpido - me recriminé mientras el ser salía despedido hacia un gran instrumento que no tardó en lanzar hacia un grupo que se dirigía a una de las aberturas en la torre.
No podía perdonarme bajar la guardia una segunda vez y durante unos segundos flaqueó mi autocontrol haciendo que me sintiese ofuscado. El cúmulo de sin sentidos que estaba sufriendo desde el comienzo de esta odisea comenzaban ha hacer mella en mi carácter. Estaba algo inestable emocionalmente tras la muerte de Kimura y la disolución de los Crimson Wolves, por lo que antes de darme cuenta focalicé toda mi mala leche y frustraciones en la amenaza más cercana.
Ese bicho metálico había conseguido engañarme y quedarme en ridículo, por lo que tras regresar a mi cuerpo el sirope que había generado momentos antes me coloqué a una distancia prudencial del arácnido y elevé mis dos brazos con un gesto rápido apuntando hacia la araña. Iba a demostrar que el dulce se le podía indigestar hasta a las máquinas, por lo que tras realizar mi movimiento comencé a lanzar sirope a una presión inhumana hacia mi presa gracias a mi técnica Propulsión. Confiaba en que mi excelente puntería, junto a mi pericia en el manejo de mi akuma, hiciesen efecto y diese en el blanco, consiguiendo así pringar a la máquina completamente.
Si conseguía mi cometido comenzaría a manipular mi sirope hacia el interior de la araña, buscando cada recoveco por el que pudiese introducirse el líquido parduzco en el que me podía transformar y producir. Una vez había visto a un Iniciado manchar un ordenador con el sirope de una tortita que se estaba comiendo durante el trabajo y este no tardó en comenzar a echar chispas y humo, aunque imaginaba que con el ser no iba a ser tan fácil como llenarla por dentro de líquido, así que si el sirope conseguía introducirse en el interior del autómata usaría mi Control para transformarlo en unas micro cuchillas, tan duras como el mejor de los aceros, y removerlas en su interior. Con un poco de suerte la destrozaría por dentro y dejaría de darnos más problemas, pero por si acaso la cosa no surtía como quería me mantendría en alerta. No podía haber un tercer error, y menos cuando la sala estaba llena de gente tan poco fiable por un lado y de la poca que aún quería por otro.
Mi poder seguramente no podría llegar a equipararse nunca al de él o al de la mitad de la grandes eminencias eminentes, pero no por eso iba a dejar de prestarle mi ayuda a uno de los pocos hombres, u árbol, nunca sabía como tratarlo, que aún luchaba por la justicia y el orden común. Además parecía que el arácnido robótico no funcionaba bien. No iba a dar problemas de repente sino lo había hecho ya al notar la presencencia de tantos desconocidos... O eso pensé como un imbécil hasta que esta se movió.
-Segundo error, estúpido - me recriminé mientras el ser salía despedido hacia un gran instrumento que no tardó en lanzar hacia un grupo que se dirigía a una de las aberturas en la torre.
No podía perdonarme bajar la guardia una segunda vez y durante unos segundos flaqueó mi autocontrol haciendo que me sintiese ofuscado. El cúmulo de sin sentidos que estaba sufriendo desde el comienzo de esta odisea comenzaban ha hacer mella en mi carácter. Estaba algo inestable emocionalmente tras la muerte de Kimura y la disolución de los Crimson Wolves, por lo que antes de darme cuenta focalicé toda mi mala leche y frustraciones en la amenaza más cercana.
Ese bicho metálico había conseguido engañarme y quedarme en ridículo, por lo que tras regresar a mi cuerpo el sirope que había generado momentos antes me coloqué a una distancia prudencial del arácnido y elevé mis dos brazos con un gesto rápido apuntando hacia la araña. Iba a demostrar que el dulce se le podía indigestar hasta a las máquinas, por lo que tras realizar mi movimiento comencé a lanzar sirope a una presión inhumana hacia mi presa gracias a mi técnica Propulsión. Confiaba en que mi excelente puntería, junto a mi pericia en el manejo de mi akuma, hiciesen efecto y diese en el blanco, consiguiendo así pringar a la máquina completamente.
Si conseguía mi cometido comenzaría a manipular mi sirope hacia el interior de la araña, buscando cada recoveco por el que pudiese introducirse el líquido parduzco en el que me podía transformar y producir. Una vez había visto a un Iniciado manchar un ordenador con el sirope de una tortita que se estaba comiendo durante el trabajo y este no tardó en comenzar a echar chispas y humo, aunque imaginaba que con el ser no iba a ser tan fácil como llenarla por dentro de líquido, así que si el sirope conseguía introducirse en el interior del autómata usaría mi Control para transformarlo en unas micro cuchillas, tan duras como el mejor de los aceros, y removerlas en su interior. Con un poco de suerte la destrozaría por dentro y dejaría de darnos más problemas, pero por si acaso la cosa no surtía como quería me mantendría en alerta. No podía haber un tercer error, y menos cuando la sala estaba llena de gente tan poco fiable por un lado y de la poca que aún quería por otro.
- Sala de la araña, leed:
- Ataco a la araña con el poder de mi akuma al ver que no es un animal y que no quiere ser mi amiga. Si consigo cubrirla con sirope intento que entre por cualquier hueco que tenga, para intentar formar un cortocircuito como reventarla por dentro, ya que uso mi técnica de endurecimiento e intento cortarla por dentro tras darla forma de micro cuchillas en su interior.
- Cosicas:
- Tiers:
- Clave: Reflejos 8.
·Principales: Puntería 7 - Velocidad 6.
·Secundarias: Fuerza 4 - Agilidad 3.
- tabal akuma:
- Nivel 80: Puede crear hasta quinientos metros cúbicos de su elemento y controlarlo en un rango de 70. Obtiene una mejora de poder a su elección relacionada con la fruta de nota 8 o menor
- Técnicas:
- -Propulsión: Tobías es capaz de expulsar o lanzar el sirope que genera a altas velocidades. (Misma velocidad que una pistola).
Control: Tobías a comprendido parte del control sobre su akuma y ha sido capaz de manipular la consistencia del sirope equiparándolo a la del acero, pudiendo así crear armas y cosas por el estilo.
Zack Suky
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No tardé en darme cuenta en que mis palabras me hicieron quedar como un estúpido nada más salir de mi boca. Seguramente si mi piel no fuese de hierro se me hubiesen puesto las mejillas a juego con los ojos, pero como por suerte tampoco teníamos muchos espectadores hice como si no hubiese dicho nada momentos antes y volví a dirigirme al tuerto con un discurso completamente distinto. La vida es improvisar.
-Por lo que se ve hay algo mas duro que tu cabezota, - o la mía - así que o te emperras en seguir golpeándola inútilmente hasta que te canses y el mono termine comiéndonos por aburrimiento... O bajamos ahí donde están el resto. Desde aquí se ven los puntos calientes y podemos elegir donde aterrizar... Pero por favor, no perdamos más el tiempo - dije con evidente tono irritado de voz.
Odiaba que siempre me tuviese hacia arriba y hacia abajo sin hacer nada de provecho, bueno, más bien nada a lo que sacarle provecho, por lo que tuve que recurrir a la típica táctica de tocarle las pelotas en su vena infantil y competitiva.
-Además ahí abajo hay alguien que sí ha conseguido abrir un hueco. ¿No tienes curiosidad por saber quién ha conseguido lo que tú no? Seguro que ha sido el pájaro ese de fuego que ha montado el jaleo antes. - proseguí pasando a un tono más aburrido, como si lo que estaba diciendo fuese un hecho más que evidente aunque no lo supiera.
Tampoco sabía si mis palabras harían mella en él o no. Si algo caracterizaba a Arribor Neus era su forma aleatoria de actuar. Yo que llevaba varios años junto a él me consideraba uno de los que mejor podrían llegar a comprender esa demente cabeza, pero aún así siempre había algún día que conseguía sorprenderme con algo nuevo, por lo que no podía bajar la guardia nunca en su compañía.
-Si lo se le hago caso al demente de Elrik... Ese al menos decía que iba a pagarnos algo - rumié entre dientes, aún a sabiendas que Elrik no pensaba pagar a nadie, mientras esperaba a que el tuerto decidiese nuestro destino, ya que me gustase o no. Ahora mismo no podía elegir por mí mismo a donde quería ir. Al fin y al cabo solo el tuerto podía mover la plataforma en la que estaba y yo no sabía volar como mis acompañantes. -Malditos cabrones voladores. - fue mi último pensamiento mientras me reprimía las ganas de fumar otra vez.
-Por lo que se ve hay algo mas duro que tu cabezota, - o la mía - así que o te emperras en seguir golpeándola inútilmente hasta que te canses y el mono termine comiéndonos por aburrimiento... O bajamos ahí donde están el resto. Desde aquí se ven los puntos calientes y podemos elegir donde aterrizar... Pero por favor, no perdamos más el tiempo - dije con evidente tono irritado de voz.
Odiaba que siempre me tuviese hacia arriba y hacia abajo sin hacer nada de provecho, bueno, más bien nada a lo que sacarle provecho, por lo que tuve que recurrir a la típica táctica de tocarle las pelotas en su vena infantil y competitiva.
-Además ahí abajo hay alguien que sí ha conseguido abrir un hueco. ¿No tienes curiosidad por saber quién ha conseguido lo que tú no? Seguro que ha sido el pájaro ese de fuego que ha montado el jaleo antes. - proseguí pasando a un tono más aburrido, como si lo que estaba diciendo fuese un hecho más que evidente aunque no lo supiera.
Tampoco sabía si mis palabras harían mella en él o no. Si algo caracterizaba a Arribor Neus era su forma aleatoria de actuar. Yo que llevaba varios años junto a él me consideraba uno de los que mejor podrían llegar a comprender esa demente cabeza, pero aún así siempre había algún día que conseguía sorprenderme con algo nuevo, por lo que no podía bajar la guardia nunca en su compañía.
-Si lo se le hago caso al demente de Elrik... Ese al menos decía que iba a pagarnos algo - rumié entre dientes, aún a sabiendas que Elrik no pensaba pagar a nadie, mientras esperaba a que el tuerto decidiese nuestro destino, ya que me gustase o no. Ahora mismo no podía elegir por mí mismo a donde quería ir. Al fin y al cabo solo el tuerto podía mover la plataforma en la que estaba y yo no sabía volar como mis acompañantes. -Malditos cabrones voladores. - fue mi último pensamiento mientras me reprimía las ganas de fumar otra vez.
- Resumen:
- Tocarle las pelotas a Arribor para que nos movamos
Ellie
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La mink se sintió consolada con la palmada de Dretch, y tras ello se concienció de la situación. Respiró hondo, estudió la zona y se dijo a sí misma que ya valía de tonterías infantiles. Al menos durante un momento. Las cosas se ponían serias, y mucho, cuando un Yonkou se acercaba hasta tí, aunque no fuera con malas intenciones. Pero lo que más le desconcertó fue las palabras de Simo, así como su actitud. ¿Acaso pretendía luchar contra Dexter Black? Aquello denotaba una estupidez sin precedentes.
- Tienes un concepto curioso del mundo -le comentó al agente, mientras ojeaba a la gente de los alrededores-. Puedo entender que creas que no hay piratas buenos, o incluso gente con buenas intenciones. Pero si piensas que sólo los tuyos son los buenos… Realmente has visto pocas cosas. Y denota que eres un necio -finalizó, seria, por primera vez desde que había visto a sus nuevos amigos. O compañeros. O ex-amigos quizá.
Y sin más dilación, la maldita araña hizo acto de presencia. Ellie arqueó la ceja, sorprendida, si bien era cierto que la araña era gigante, que tendría mil recursos, como veneno, agilidad, fuerza, y a saber qué más, la loba deseó que en vez de una simple -pero gigantesca- araña, fuese un dragón, o una gigantesca bestia de piedra. Cualquier cosa valdría y sería menos asquerosa que la araña. Pero un enemigo era un enemigo, y si querían vencer al a bestia, deberían atacar conjuntamente. Al caer, el arácnido lanzó una especie de instrumento al suelo, que creó una alarma social allí dentro.
La mink aprovechó el desconcierto para aparecer al lado de Giotto usando soru y le susurró algo, a bajo volumen, aunque quizá no tan bajo como hubiera deseado.
- No es un barco, y se podrá defender, pero si queremos avanzar debemos acabar con ella. Te espero allí.
Y la loba desaparecería de allí para aparecer encima de la araña, a unos veinte centímetros de ella, a la cual propinaría un fuerte puñetazo de lava. La intención del puñetazo no era únicamente dañar su cuerpo, sino que del brazo de la mink manase más magma, unos veinte litros de magma que caerían sobre su enemigo, con la intención de atravesar su cuerpo. ¿De qué estaría hecha?
Entre tanto, en la cabeza de la loba ya había tres planes más, en función de lo que la araña pudiese hacer. Aunque claro, sus planes probablemente funcionarían contra un ser racional, sin embargo… ¿Funcionaría contra una bestia?
- Tienes un concepto curioso del mundo -le comentó al agente, mientras ojeaba a la gente de los alrededores-. Puedo entender que creas que no hay piratas buenos, o incluso gente con buenas intenciones. Pero si piensas que sólo los tuyos son los buenos… Realmente has visto pocas cosas. Y denota que eres un necio -finalizó, seria, por primera vez desde que había visto a sus nuevos amigos. O compañeros. O ex-amigos quizá.
Y sin más dilación, la maldita araña hizo acto de presencia. Ellie arqueó la ceja, sorprendida, si bien era cierto que la araña era gigante, que tendría mil recursos, como veneno, agilidad, fuerza, y a saber qué más, la loba deseó que en vez de una simple -pero gigantesca- araña, fuese un dragón, o una gigantesca bestia de piedra. Cualquier cosa valdría y sería menos asquerosa que la araña. Pero un enemigo era un enemigo, y si querían vencer al a bestia, deberían atacar conjuntamente. Al caer, el arácnido lanzó una especie de instrumento al suelo, que creó una alarma social allí dentro.
La mink aprovechó el desconcierto para aparecer al lado de Giotto usando soru y le susurró algo, a bajo volumen, aunque quizá no tan bajo como hubiera deseado.
- No es un barco, y se podrá defender, pero si queremos avanzar debemos acabar con ella. Te espero allí.
Y la loba desaparecería de allí para aparecer encima de la araña, a unos veinte centímetros de ella, a la cual propinaría un fuerte puñetazo de lava. La intención del puñetazo no era únicamente dañar su cuerpo, sino que del brazo de la mink manase más magma, unos veinte litros de magma que caerían sobre su enemigo, con la intención de atravesar su cuerpo. ¿De qué estaría hecha?
Entre tanto, en la cabeza de la loba ya había tres planes más, en función de lo que la araña pudiese hacer. Aunque claro, sus planes probablemente funcionarían contra un ser racional, sin embargo… ¿Funcionaría contra una bestia?
- Resumen:
- Cuestionar la forma de ver el mundo de Simo.
- Atacar a la araña. Con asquito.
- Cuestionar la forma de ver el mundo de Simo.
- Cosas:
- Soru:
Esta técnica especial, propia del Rokushiki, permite al usuario realizar sprints tan veloces que resultan imposibles de detectar para el ojo humano. Esta técnica no permite girar, pero a cambio ofrece un avance recto a una velocidad de veinticinco metros por segundo.
- Akuma:
Nombre de la fruta: Magu Magu no mi
Tipo: Logia
Poder: Concede la capacidad de convertirse, generar y manipular el magma a voluntad- Tabla Akuma:
Nivel 20: Su control se eleva hasta ser capaz de controlar cien litros de magma, alcanzando éste una temperatura de seiscientos grados centígrados.
- Stats:
Agilidad 2
Reflejo 2
Fuerza 1
Resistencia 1
Brynn
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El pirata observó el panorama, un tanto desconcertado, mientras ponía nombre a cada una de aquellas caras que le miraban. Algunas más conocidas, otras menos, e incluso varias desconocidas por completo para el asesino. Aunque, ¿qué importaba aquello? A fin de cuentas, no estaba allí para hacer amigos. Ya se llevaba un contacto más que jugoso, el del rey del bajo mundo. O al menos el de uno de sus fieles servidores.
Desde la lejanía, vio también a los Arashi. Famosos piratas liderados por su capitán, el descamisetado Zenshin, también veía a su segundo al mando, Spanner, también estaban Therax, Luka, Nailah, y alguno más que no conocía. Las cosas habían cambiado desde que había llegado hasta allí, así que ahora que había medio-conseguido su labor, podía presentarse ante Nailah.
Y eso intentó.
El negro corrió hacia ella, intentando que nadie se fijase demasiado en él, y entonces, la araña del techo lanzó un enorme trozo metálico en su dirección.
Qué cojones
Sin rostro hizo brotar unas alas y, a una velocidad que creía que no podía alcanzar, se disparó hacia Nailah, lanzándose al suelo junto a ella. Aunque justo en el momento en el que se lanzó al suelo con la pirata le pareció que aquél metal no le hubiera dado, se sintió bien de haber intervenido.
- Vaya -comentó mientras se levantaba y le tendía la mano-. El destino es caprichoso. ¿Qué haces tú por aquí?
La verdad es que Brynn recordaba muy buenos momentos con la pirata. Tanto la espada como la daga que usaba el negro habían sido obsequio de Nailah. Y, pese a haber vivido poco con ella, la consideraba una fiel compañera. Aunque quizá las presentaciones debían esperar. ¿Qué diablos hacía tanta vegetación allí dentro? ¿Por qué se movía?
Y… ¿Por qué la araña había bajado? ¿Qué hacía una mink lanzándole laba? ¿Y un humano disparando… Pintura? Joder, y... ¿por qué olía tan bien?
Desde la lejanía, vio también a los Arashi. Famosos piratas liderados por su capitán, el descamisetado Zenshin, también veía a su segundo al mando, Spanner, también estaban Therax, Luka, Nailah, y alguno más que no conocía. Las cosas habían cambiado desde que había llegado hasta allí, así que ahora que había medio-conseguido su labor, podía presentarse ante Nailah.
Y eso intentó.
El negro corrió hacia ella, intentando que nadie se fijase demasiado en él, y entonces, la araña del techo lanzó un enorme trozo metálico en su dirección.
Qué cojones
Sin rostro hizo brotar unas alas y, a una velocidad que creía que no podía alcanzar, se disparó hacia Nailah, lanzándose al suelo junto a ella. Aunque justo en el momento en el que se lanzó al suelo con la pirata le pareció que aquél metal no le hubiera dado, se sintió bien de haber intervenido.
- Vaya -comentó mientras se levantaba y le tendía la mano-. El destino es caprichoso. ¿Qué haces tú por aquí?
La verdad es que Brynn recordaba muy buenos momentos con la pirata. Tanto la espada como la daga que usaba el negro habían sido obsequio de Nailah. Y, pese a haber vivido poco con ella, la consideraba una fiel compañera. Aunque quizá las presentaciones debían esperar. ¿Qué diablos hacía tanta vegetación allí dentro? ¿Por qué se movía?
Y… ¿Por qué la araña había bajado? ¿Qué hacía una mink lanzándole laba? ¿Y un humano disparando… Pintura? Joder, y... ¿por qué olía tan bien?
- Resumen:
- Entrar al ver a Nailah, e intentar salvarla al ver caer el metal en su dirección.
- Flipar con los arbolitos que se mueven y hablan.
- Y flipar también con la araña. Flipar con todo en verdad.
- Entrar al ver a Nailah, e intentar salvarla al ver caer el metal en su dirección.
Simo Baker
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¿Qué no solo los míos eran los buenos? No entendía que se creía ese asqueroso animal que significaba la palabra pirata. ¿Se pensaba que a la gente se le ponía en busca y captura porque sí? Quizá había personas que se les culpaba injustificadamente, pero esos eran una minoría y se les buscaba vivos para juzgarles; desde luego uno de los más peligrosos criminales del mundo no podía ser una buena persona. Además aún comprendía mucho menos qué estaba haciendo en el Cipher Pol. No parecía tener idea de cuál era nuestra labor. No éramos los buenos, tan sólo el mal necesario para que los destrozos de los auténticos criminales no salpicaran a los pobres ciudadanos inocentes.
El insulto que me escupió a la cara fue la gota que colmó el vaso. ¿De verdad iba a tener que aguantar eso? Por un instante me giré a mirar de nuevo al Yonkou, pensando en qué podía hacer en esa situación. Nada, no podía hacer nada. Tanto discutir con la novata como atacar al enemigo que se nos había acoplado acabaría en desastre y jodería la misión. La impotencia estaba haciendo mi enfado mucho mayor, pero no era un necio como la perra había dicho. Debía serenarme, seguir con la misión siguiendo las líneas de los superiores y esperar a que todo acabase. Desmantelada la torre ya tendríamos vía libre para enfrentarnos a Dexter y el resto de piratas que se nos habían unido. En cuanto a la mink indisciplinada no había nada que yo pudiera hacer mientras fuese una miembro de las filas del gobierno, tan solo reportar sus peculiares actitudes esperando que la expulsaran del cuerpo.
Recibí el movimiento agresivo de la araña con los brazos abiertos. Tenía demasiada tensión acumulada y pensaba descargarme un poco con ella. Con el arma en la que continuaba cargando energía apunté con precisión y disparé en dirección al más inferior de sus ojos izquierdos. No tenía grandes conocimientos de mecánica, pero me pareció que esos globos rojos debían cumplir alguna función en su sistema; de otra forma, esa parte habría estado cubierta de metal como el resto del cuerpo para protegerse. Siendo consciente del retroceso que me había supuesto el primer tiro me preparé algo mejor para el siguiente. Aunque fuera una idiota, Ellie seguía siendo mi compañera, no quería volarle la cabeza por accidente. Es por esto por lo que una vez fijado el segundo de los ojos activé el tekkai desde el pecho hasta el fin de la muñeca, esperando así que el bloqueo de este evitara el movimiento por el retroceso del arma. No sabía bien si funcionaría, pues no lo había probado nunca. Si lo hacía me dedicaría a activar y desactivar rápidamente la técnica de endurecimiento corporal para disparar a toda velocidad; si no lo hacía tan solo dispararía tan rápido como me permitiera el arma sin tener que perder precisión. En ambos casos mi objetivo sería dañar los ojos rojos de la araña.
—Parece que está entretenida, deberíamos seguir nuestro camino—, sugeriría al grupo cesando el fuego en caso de que los ataques sufridos por la máquina comenzaran a hacerla ceder o el caramelo del marine lograra retenerla. Tras esto esperaría a las palabras de Dretch, que no solo era el agente de mayor rango si no que había mostrado tener cabeza. Por el momento, sus decisiones serían las que contaran.
El insulto que me escupió a la cara fue la gota que colmó el vaso. ¿De verdad iba a tener que aguantar eso? Por un instante me giré a mirar de nuevo al Yonkou, pensando en qué podía hacer en esa situación. Nada, no podía hacer nada. Tanto discutir con la novata como atacar al enemigo que se nos había acoplado acabaría en desastre y jodería la misión. La impotencia estaba haciendo mi enfado mucho mayor, pero no era un necio como la perra había dicho. Debía serenarme, seguir con la misión siguiendo las líneas de los superiores y esperar a que todo acabase. Desmantelada la torre ya tendríamos vía libre para enfrentarnos a Dexter y el resto de piratas que se nos habían unido. En cuanto a la mink indisciplinada no había nada que yo pudiera hacer mientras fuese una miembro de las filas del gobierno, tan solo reportar sus peculiares actitudes esperando que la expulsaran del cuerpo.
Recibí el movimiento agresivo de la araña con los brazos abiertos. Tenía demasiada tensión acumulada y pensaba descargarme un poco con ella. Con el arma en la que continuaba cargando energía apunté con precisión y disparé en dirección al más inferior de sus ojos izquierdos. No tenía grandes conocimientos de mecánica, pero me pareció que esos globos rojos debían cumplir alguna función en su sistema; de otra forma, esa parte habría estado cubierta de metal como el resto del cuerpo para protegerse. Siendo consciente del retroceso que me había supuesto el primer tiro me preparé algo mejor para el siguiente. Aunque fuera una idiota, Ellie seguía siendo mi compañera, no quería volarle la cabeza por accidente. Es por esto por lo que una vez fijado el segundo de los ojos activé el tekkai desde el pecho hasta el fin de la muñeca, esperando así que el bloqueo de este evitara el movimiento por el retroceso del arma. No sabía bien si funcionaría, pues no lo había probado nunca. Si lo hacía me dedicaría a activar y desactivar rápidamente la técnica de endurecimiento corporal para disparar a toda velocidad; si no lo hacía tan solo dispararía tan rápido como me permitiera el arma sin tener que perder precisión. En ambos casos mi objetivo sería dañar los ojos rojos de la araña.
—Parece que está entretenida, deberíamos seguir nuestro camino—, sugeriría al grupo cesando el fuego en caso de que los ataques sufridos por la máquina comenzaran a hacerla ceder o el caramelo del marine lograra retenerla. Tras esto esperaría a las palabras de Dretch, que no solo era el agente de mayor rango si no que había mostrado tener cabeza. Por el momento, sus decisiones serían las que contaran.
- Acciones. Ojo gente en la sala de la araña no os lleveis un balazo por no mirar:
- -La perrita Ellie me cae mal.
-Disparar en dirección a los ojos de la araña.
-Grupo, ¿seguimos o que?
- Cosas:
- Balas celestes + 1 turno de carga(2+2/3).
Tekkai.
Estadísticas: Puntería 5, Reflejos 4, Agilidad 4, Velocidad 3, Sigilo 1.
Arma: piumpiummuellemuelladora con balas antitanque.
Lykanrock94
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Los gritos del felino los escuchó un hombre con pelo cano, de avanzada edad y fornido. Al principio se había referido al peludo mink como un polizón que se había colado, pero luego, al verle con claridad se disculpó con el tigre y le dijo unas palabras que no gustaron al mink.
- Llevo provisiones a aquellos marines. ¿Quieres venir?
La mirada del felino se clavó en el hombre, había dicho la palabra prohibida para Zay. El mink se enfadó mucho y fue hasta el hombre para cogerlo por el cuello y elevarlo unos pocos centímetros.
- Si ayudas a la marina eres mi enemigo. Si voy allí es única y exclusivamente para aniquilarlos a todos y cada uno de ellos. Soy pirata y la marina es mi enemiga, ellos me arrebataron todo cuanto tenía. Si los ayudas no me queda mas remedio que deshacerme de ti. - Dijo el felino mientras lo sostenía cogido por el cuello. Y tras unos breves instantes, prosiguió hablando. - Aunque, podemos llegar a un acuerdo, si me ayudas a empezar la cacería de marines tendrás un amigo y aliado para siempre y perdonaré tu vida. Si te niegas te consideraré como ellos y morirás junto con todos esos marines de poca monta.
Los ojos del felino estaban inyectados como en sangre, aún estaba malherido por la pelea con el pome y no podía hacer muchos esfuerzos pero esperaba la respuesta del hombre. Si era afirmativa, en resumidas cuentas, si le ayudaba le bajaría y empezaría al cacería, si era negativa, el felino debería deshacerse el hombre para que no hubiera nadie que pudiera ayudar a la marina contra él.
- Llevo provisiones a aquellos marines. ¿Quieres venir?
La mirada del felino se clavó en el hombre, había dicho la palabra prohibida para Zay. El mink se enfadó mucho y fue hasta el hombre para cogerlo por el cuello y elevarlo unos pocos centímetros.
- Si ayudas a la marina eres mi enemigo. Si voy allí es única y exclusivamente para aniquilarlos a todos y cada uno de ellos. Soy pirata y la marina es mi enemiga, ellos me arrebataron todo cuanto tenía. Si los ayudas no me queda mas remedio que deshacerme de ti. - Dijo el felino mientras lo sostenía cogido por el cuello. Y tras unos breves instantes, prosiguió hablando. - Aunque, podemos llegar a un acuerdo, si me ayudas a empezar la cacería de marines tendrás un amigo y aliado para siempre y perdonaré tu vida. Si te niegas te consideraré como ellos y morirás junto con todos esos marines de poca monta.
Los ojos del felino estaban inyectados como en sangre, aún estaba malherido por la pelea con el pome y no podía hacer muchos esfuerzos pero esperaba la respuesta del hombre. Si era afirmativa, en resumidas cuentas, si le ayudaba le bajaría y empezaría al cacería, si era negativa, el felino debería deshacerse el hombre para que no hubiera nadie que pudiera ayudar a la marina contra él.
El avance de la banda fue cortada ipso facto por un arbol de grandes dimensiones. No era la primera vez que Zane veía a tan imponente ser, es más, durantebla guerra de Sideros mantuvo unas breves palabras con él, antes de tener que salir por patas por razones que ya ni recordaba.
El pelirrojo lanzó su den den Zane a Spanner para que hablara con quien fuera que le estuviera llamando, que dada las circunstancias podrían ser Katharina u Osuka; aunque también el alcalde de Momoiro por problemas en la isla. Y se puso frente al coloso de madera.
—No hemos venido a robar nada, Árbol-man —le dijo Zane, alzando la voz por encima de todos para que el gigantesco árbol le escuchase. Su tono era serio y decidido, y su brazo estaba estirado para que su gente no hiciera nada—. Ya he hablado con su compañero almirante sobre este asunto. Mi banda y yo hemos venido a ayudar e intentar que un grupo de chalaos con mal gusto musical destruya el mundo. Y creo a todos nos conviene una tregua hasta quenpase todo. Luego, cada uno se va por su lado y si te he visto no me acuerdo.
Intentó poner sentimiento en sus palabras y parecer convincente, después de todo le preocupaba que llegarán al paraiso o el nuevo mundo y peligrara la vida de su gente.
Si Kodama accede a colaborar con la banda, Zane miraría a Therax y Luka, y les sonreiría.
—Destruid a esa araña.
El pelirrojo lanzó su den den Zane a Spanner para que hablara con quien fuera que le estuviera llamando, que dada las circunstancias podrían ser Katharina u Osuka; aunque también el alcalde de Momoiro por problemas en la isla. Y se puso frente al coloso de madera.
—No hemos venido a robar nada, Árbol-man —le dijo Zane, alzando la voz por encima de todos para que el gigantesco árbol le escuchase. Su tono era serio y decidido, y su brazo estaba estirado para que su gente no hiciera nada—. Ya he hablado con su compañero almirante sobre este asunto. Mi banda y yo hemos venido a ayudar e intentar que un grupo de chalaos con mal gusto musical destruya el mundo. Y creo a todos nos conviene una tregua hasta quenpase todo. Luego, cada uno se va por su lado y si te he visto no me acuerdo.
Intentó poner sentimiento en sus palabras y parecer convincente, después de todo le preocupaba que llegarán al paraiso o el nuevo mundo y peligrara la vida de su gente.
Si Kodama accede a colaborar con la banda, Zane miraría a Therax y Luka, y les sonreiría.
—Destruid a esa araña.
- Kodama, Ther y Luka Leed:
- Hablar con Kodama y ordenar cosas
Taylor Fitzgerald
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Taylor se percató de que el Yonkou se dirigía hacia ella. Cuando se giró notó que el pirata trataba de pellizcar partes de su cuerpo. La agente se sobresaltó y lo miró con el ceño fruncido, al cual no paraba de molestarlo. Apretó los puños con fuerza, tratando de contener sus ganas de golpearlo. No era estúpida, tenía información sobre aquel hombre y de lo que era capaz de hacer, arriesgarse en aquel momento no era más que enfrentarse a una muerte segura y, aunque sabía que si llevaban su cuerpo dañado a Kern, podrían reconstruirla, pero asuntos más importantes requerían su atención, como salvar el mundo de aquel artefacto.
La autómata se relajó un poco, con la cabeza gacha y mirando hacia los lados para ver si nadie se había dado cuenta de lo que había dicho. No quería que conocieran su secreto, pero por suerte sus compañeros estaban lo suficientemente alejados como para darse cuenta de que no era humana.
-Poseo un esqueleto metálico dotado de kevlar, así que esto que palpas no es más que una piel sintética para evitar ver mi verdadero aspecto - Tomó una pausa y se quedó mirándole, asombrada del trato que le estaba dando -. ¿Mejoras? Pero... ¿Por qué ibas a ayudarme? Soy una agente, mi deber cuando termine todo esto será detenerte.
Taylor no comprendía la actitud del pirata, pero sus frases se calaban en la mente y la llenaban de dudas. Si el profesor Fitzgerald estuviera allí no le habría permitido mantener contacto con Dexter Black, pero estaba sola, cómo él había dicho tenía libre albedrío y podía hacer lo que quisiera. ¿Por qué tenía que seguir las órdenes del laboratorio? Taylor confiaba en la gente del proyecto, pero, ¿ellos lo hacían?
La joven se dio la vuelta, pensando en la situación que se había dado, pero se giró una última vez para dirigirle la palabra a Dexter, aunque no dijo nada. No tenía nada que decir. Todo en su interior estaba confuso así que decidió seguir a sus compañeros. Mientras avanzaba, se fijó en el marine que había señalado el pirata, y sin querer, chocó su hombro contra una morena, la cual le dedicó una mirada fulminante. Taylor pasó de ella y llegó junto a Dretch.
La autómata se relajó un poco, con la cabeza gacha y mirando hacia los lados para ver si nadie se había dado cuenta de lo que había dicho. No quería que conocieran su secreto, pero por suerte sus compañeros estaban lo suficientemente alejados como para darse cuenta de que no era humana.
-Poseo un esqueleto metálico dotado de kevlar, así que esto que palpas no es más que una piel sintética para evitar ver mi verdadero aspecto - Tomó una pausa y se quedó mirándole, asombrada del trato que le estaba dando -. ¿Mejoras? Pero... ¿Por qué ibas a ayudarme? Soy una agente, mi deber cuando termine todo esto será detenerte.
Taylor no comprendía la actitud del pirata, pero sus frases se calaban en la mente y la llenaban de dudas. Si el profesor Fitzgerald estuviera allí no le habría permitido mantener contacto con Dexter Black, pero estaba sola, cómo él había dicho tenía libre albedrío y podía hacer lo que quisiera. ¿Por qué tenía que seguir las órdenes del laboratorio? Taylor confiaba en la gente del proyecto, pero, ¿ellos lo hacían?
La joven se dio la vuelta, pensando en la situación que se había dado, pero se giró una última vez para dirigirle la palabra a Dexter, aunque no dijo nada. No tenía nada que decir. Todo en su interior estaba confuso así que decidió seguir a sus compañeros. Mientras avanzaba, se fijó en el marine que había señalado el pirata, y sin querer, chocó su hombro contra una morena, la cual le dedicó una mirada fulminante. Taylor pasó de ella y llegó junto a Dretch.
Luka Rooney
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Sí, sus camaradas seguían cerca de él, no le habían dejado solo, y aquello alivió al gyojin. No porque tuviese miedo, que quizá un poco sí, pero más que nada porque no sabría cómo atacar a un bicho tan asqueroso como aquella araña. Y lo pensaba un tiburón.
El pirata sacó sus diales de agua de la mochila y empezó a rociarse de agua. Lo cierto era que la temperatura subía y le incomodaba, algo que no iba muy bien con su raza. Luka empezaba a sentirse un poco deshidratado, aunque los diales le ayudarían a mantener su cuerpo en buen estado, pero, sinceramente, el habitante del mar no esperaba que aquél lugar le aguardase un ambiente menos cálido que aquél, por lo que tendría que prepararse para lo peor. Activó su anillo, que empezó a almacenar agua para, en el momento que lo necesitase, liberarla.
Caminó junto a sus aliados, y entonces,una tubería cayó cerca de él y de Nailah, aunque a la morena alguien la derribó. Ese alguien era negro, y tenía unas pintas un tanto raras, pero a juzgar por la reacción de la pirata, debía ser un conocido. Cuando el habitante del mar ojeó aquello que cayó, observó que era un instrumento, y la araña aparecía en escena. Un contratiempo más.
Y como no, los problemas nunca venían solos. Una gran rama de árbol surgió de la nada y les tapó el camino. Luka se fijó que no era la única, ya que un montón de ellas con formas similares a cañones les apuntaban. Sorprendido, ojeó a sus nakamas, esperando para saber si alguien tenía alguna idea de lo que estaba pasando.
Y entonces, la rama empezó a hablar. Era Kodama, e instó a los piratas, de una manera bastante directa, a que se alejasen de allí. Además, reprimió a Al, el otro almirante, su actitud al haber dejado pasar a los Arashi. Poco le importó al habitante del mar la alianza, la araña, las palabras de su capitán o el mismísmo Dios del mar en ese momento. Un nuevo almirante que se cruzaba en el camino de los Arashi. El gyojin apretó el puño con fuerza, sabiendo que aquello a lo que llamaban alianza, no podía terminar bien. Desde el principio supo que era una mala idea, y ahora que estaba viendo la discrepancia entre los almirantes, se reafirmaba en ello. El tiburón no permitiría que una traición de la marina les diese caza, y mucho menos que usaran un recurso tan bajo como hacer la vieja táctica del marine bueno y el marine malo. No, aquello no iba a acabar así.
- Bueno, esto es suficiente. Yo, Luka Rooney, me cago en la marina, en el gobierno mundial, en este almirante -comentó señalando a Al-, en el puto árbol, que es otro almirante, y en cada uno de los aquí presentes -finalizó, destensando el puño-. Y me seguiré cagando en vosotros durante muchos años. Pero ahora… Ahora debemos centrarnos en salvar el puto mundo, y no en medirnos las pollas, porque francamente, perderíais. Déjanos pasar, o no solo tú sufrirás las consecuencias, Kodama, sino que todo el mundo morirá. Y ahora, si me disculpas…
El tiburón se aproximaría a la puerta, se bajaría la bragueta y, sujetando ambos penes entre los dedos índice, corazón y anular, mearía tranquilamente sobre el tronco del árbol.
- Te cedo mi ataque a la araña, Marc.
El pirata sacó sus diales de agua de la mochila y empezó a rociarse de agua. Lo cierto era que la temperatura subía y le incomodaba, algo que no iba muy bien con su raza. Luka empezaba a sentirse un poco deshidratado, aunque los diales le ayudarían a mantener su cuerpo en buen estado, pero, sinceramente, el habitante del mar no esperaba que aquél lugar le aguardase un ambiente menos cálido que aquél, por lo que tendría que prepararse para lo peor. Activó su anillo, que empezó a almacenar agua para, en el momento que lo necesitase, liberarla.
Caminó junto a sus aliados, y entonces,una tubería cayó cerca de él y de Nailah, aunque a la morena alguien la derribó. Ese alguien era negro, y tenía unas pintas un tanto raras, pero a juzgar por la reacción de la pirata, debía ser un conocido. Cuando el habitante del mar ojeó aquello que cayó, observó que era un instrumento, y la araña aparecía en escena. Un contratiempo más.
Y como no, los problemas nunca venían solos. Una gran rama de árbol surgió de la nada y les tapó el camino. Luka se fijó que no era la única, ya que un montón de ellas con formas similares a cañones les apuntaban. Sorprendido, ojeó a sus nakamas, esperando para saber si alguien tenía alguna idea de lo que estaba pasando.
Y entonces, la rama empezó a hablar. Era Kodama, e instó a los piratas, de una manera bastante directa, a que se alejasen de allí. Además, reprimió a Al, el otro almirante, su actitud al haber dejado pasar a los Arashi. Poco le importó al habitante del mar la alianza, la araña, las palabras de su capitán o el mismísmo Dios del mar en ese momento. Un nuevo almirante que se cruzaba en el camino de los Arashi. El gyojin apretó el puño con fuerza, sabiendo que aquello a lo que llamaban alianza, no podía terminar bien. Desde el principio supo que era una mala idea, y ahora que estaba viendo la discrepancia entre los almirantes, se reafirmaba en ello. El tiburón no permitiría que una traición de la marina les diese caza, y mucho menos que usaran un recurso tan bajo como hacer la vieja táctica del marine bueno y el marine malo. No, aquello no iba a acabar así.
- Bueno, esto es suficiente. Yo, Luka Rooney, me cago en la marina, en el gobierno mundial, en este almirante -comentó señalando a Al-, en el puto árbol, que es otro almirante, y en cada uno de los aquí presentes -finalizó, destensando el puño-. Y me seguiré cagando en vosotros durante muchos años. Pero ahora… Ahora debemos centrarnos en salvar el puto mundo, y no en medirnos las pollas, porque francamente, perderíais. Déjanos pasar, o no solo tú sufrirás las consecuencias, Kodama, sino que todo el mundo morirá. Y ahora, si me disculpas…
El tiburón se aproximaría a la puerta, se bajaría la bragueta y, sujetando ambos penes entre los dedos índice, corazón y anular, mearía tranquilamente sobre el tronco del árbol.
- Te cedo mi ataque a la araña, Marc.
- Sala de la araña y especialmente Kodama, leed:
- Ver como Brynn salva a Nailah.
- Recriminar a Kodama su actitud con un discursito.
- Mear en uno de los árboles de Kodama. Y a dos chorros.
- Cederle su puesto ofensivo contra la araña a Marc.
- Ver como Brynn salva a Nailah.
- Cosas:
- Carga pulsera: 5 turnos de 5 max.
- Carga Espiritu de Poseidón: 1 turno de 3 max.
- Parmigiano: de fuerte sabor y tremendamente nutritivo, este queso otorgará a quien lo consuma un x3 activo (acumulable con activas del consumidor) a la Fuerza durante 3 posts.
- Carga pulsera: 5 turnos de 5 max.
AEG93
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Los tres acólitos de Marles estaban comenzando a exasperar al calvo. Sus continuos comentarios expresando los impresionados, e incluso asustados que estaban no hacían sino retrasar su avance, y con ellos el de todo el grupo. Para colmo, un extraño sonido parecía estar molestando considerablemente a todos los demás. Por suerte su habilidad controlando las vibraciones anulaba casi todos los efectos de ese tipo de cosas sobre él. Pero claro, en aquel momento formaba parte de un grupo, y seguramente sería mucho más útil de cara a sus objetivos tener a aquellos subordinados que abandonarlos e irse por su cuenta, así que debía encontrar un modo de solucionar ese problema.
- No os desconcentréis. Sé que este lugar no es como esperabais, pero ¿quién dijo que llegar al Paraíso fuese fácil? - dijo mentalmente únicamente a Marles y sus tres lacayos. - El camino a la salvación es duro, y cuanta mayor entereza mostréis mayor será la recompensa final. Yo creo en vosotros, sé que sois capaces de conseguirlo. La pregunta es ¿tenéis vosotros la fé y la fuerza necesarias para hacerlo?
Con estas palabras el político no buscaba otra cosa que hacer honor a su profesión, enardeciendo los corazones de sus seguidores de forma que den lo mejor de sí mismos sin siquiera pararse a pensar en la posibilidad de que estén siendo manipulados. No era su estilo como alcalde, pero aquellos hombres tampoco eran los ciudadanos a los que se debía en dicho puesto.
Acto seguido procedió a habilitar de nuevo los vínculos de Kirin y Grimm para dirigirse a los seis hombres que iban junto a él al tiempo:
- Ese sonido podría llegar a ser un problema para vosotros por lo que estoy viendo, así que tengo un plan. Es sencillo, pero resultará efectivo. Tapaos los oídos. A mí no me afecta, por lo que puedo ser los oídos de todos vosotros y avisaros en caso de peligro, y mediante los vínculos telepáticos podremos seguir comunicándonos pese a no ser capaces de escuchar nuestras voces. Así podremos avanzar más rápido, ya que no tendréis que soportar esa molestia.
El enmascarado esperaba que le hicieran caso. Al fin y al cabo todos habían acordado previamente obedecer sus órdenes, y aquella en concreto no entrañaba ningún peligro ni dificultad más allá de que debían fiarse de él para que les advirtiese de posibles peligros. No era poco pedir, pero creía haber demostrado ya a aquellos hombres sobradamente su capacidad de liderazgo y que podían confiar en él.
- No os desconcentréis. Sé que este lugar no es como esperabais, pero ¿quién dijo que llegar al Paraíso fuese fácil? - dijo mentalmente únicamente a Marles y sus tres lacayos. - El camino a la salvación es duro, y cuanta mayor entereza mostréis mayor será la recompensa final. Yo creo en vosotros, sé que sois capaces de conseguirlo. La pregunta es ¿tenéis vosotros la fé y la fuerza necesarias para hacerlo?
Con estas palabras el político no buscaba otra cosa que hacer honor a su profesión, enardeciendo los corazones de sus seguidores de forma que den lo mejor de sí mismos sin siquiera pararse a pensar en la posibilidad de que estén siendo manipulados. No era su estilo como alcalde, pero aquellos hombres tampoco eran los ciudadanos a los que se debía en dicho puesto.
Acto seguido procedió a habilitar de nuevo los vínculos de Kirin y Grimm para dirigirse a los seis hombres que iban junto a él al tiempo:
- Ese sonido podría llegar a ser un problema para vosotros por lo que estoy viendo, así que tengo un plan. Es sencillo, pero resultará efectivo. Tapaos los oídos. A mí no me afecta, por lo que puedo ser los oídos de todos vosotros y avisaros en caso de peligro, y mediante los vínculos telepáticos podremos seguir comunicándonos pese a no ser capaces de escuchar nuestras voces. Así podremos avanzar más rápido, ya que no tendréis que soportar esa molestia.
El enmascarado esperaba que le hicieran caso. Al fin y al cabo todos habían acordado previamente obedecer sus órdenes, y aquella en concreto no entrañaba ningún peligro ni dificultad más allá de que debían fiarse de él para que les advirtiese de posibles peligros. No era poco pedir, pero creía haber demostrado ya a aquellos hombres sobradamente su capacidad de liderazgo y que podían confiar en él.
- Resumen (Lance lee):
- - Pensar que los sectarios son idiotas y darse cuenta de que el sonido que en él no tiene ningún efecto si lo está teniendo en los demás.
- Hablar a Marles y sus sicarios mentalmente tratando de motivarles y manipularles.
- Hablar mentalmente a todos y decirles que se tapen los oídos y se fíen de él para avisarles de posibles peligros e intentar avanzar más deprisa.
- Cosas:
- - Psicólogo rango 10 (además de dos estudios en perseverancia).
- Ámbito Hasshoken nivel IV (Pasiva): La vibración continua del aire alrededor de Thawne continúa aumentando su frecuencia, hasta el punto de que el ojo humano ya no es capaz de percibirla. Su efecto de repulsión es ahora tan poderoso que anula el 75% de los efectos de cualquier técnica basada en vibraciones/ondas transmitidas a través del aire dirigidas contra él (los sonidos entran dentro de esta categoría).
Katharina von Steinhell
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El hielo solo debía continuar ahí hasta que hubiese recorrido el largo y oscuro pasillo, después de todo, ¿a quién le gustaba quemarse los pies? No tenía idea de dónde se encontraba realmente, y el pelirrojo aún no había respondido la llamada. ¿Acaso sus compañeros estaban en problemas? Esperaba que no, pues estaba demasiado lejos como para ser de ayuda. Si mal no recordaba, el plan aún podía funcionar. Las cosas sucedieron tan rápido que no tuvo tiempo de reunirse con la gente que intentó reclutar para robar los planos de la aguja. Una pena, pero no había nada que hacer y no era esa clase de persona que vive lamentándose.
Un escalofrío recorrió su cuerpo, haciendo que transformara uno de sus pendientes en una enorme guadaña a modo de precaución. No sabía con qué se encontraría más adelante, así que prepararse era cuanto menos necesario. Por otra parte, se llevó la mano disponible a la cabeza cuando advirtió unos molestos ruidos. Tal vez si lograba acercarse un poco más podría saber de qué se trataba. Y es que tampoco tenía demasiadas opciones, solo avanzar por el pasillo.
—Esto es… extraño —susurró para sí misma casi inconsciente de que sus pensamientos salían por su boca.
No podía ver el final del pasillo y parecía que aún faltaba un buen trecho por recorrer, además, los sonidos le impedirían concentrarse con facilidad. Empuñó con firmeza la Hoja de Argoria y continuó caminando, alerta ante cualquier movimiento sospechoso. «Algo me dice que todo esto no terminará en nada bueno», pensó.
Un escalofrío recorrió su cuerpo, haciendo que transformara uno de sus pendientes en una enorme guadaña a modo de precaución. No sabía con qué se encontraría más adelante, así que prepararse era cuanto menos necesario. Por otra parte, se llevó la mano disponible a la cabeza cuando advirtió unos molestos ruidos. Tal vez si lograba acercarse un poco más podría saber de qué se trataba. Y es que tampoco tenía demasiadas opciones, solo avanzar por el pasillo.
—Esto es… extraño —susurró para sí misma casi inconsciente de que sus pensamientos salían por su boca.
No podía ver el final del pasillo y parecía que aún faltaba un buen trecho por recorrer, además, los sonidos le impedirían concentrarse con facilidad. Empuñó con firmeza la Hoja de Argoria y continuó caminando, alerta ante cualquier movimiento sospechoso. «Algo me dice que todo esto no terminará en nada bueno», pensó.
- Resumen:
- Avanzar por el pasillo.
Maki
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Estas chicas son majas. Un poco raras, pero majas. Parece que intentan responderme y decirme quién soy y qué hago aquí... Ojalá pudiese oírlas mientras le grito a la cara a este tipejo. Llega un punto en que me duele la garganta y dejo de dar voces. Creo que gritar es bueno, porque ya no estoy tan nervioso. Bueno, solo un poco. Oh, venga, ¿a quién quiero engañar? Se me va a salir el estómago por la nariz, a este paso.
No he llegado a oír nada de lo que ha dicho esta enana con cara de niña, cuerpo de niña y ropa de niña. Supongo que será una niña, o al menos una cría de alguna especie desconocida. Por suerte, sí que he podido escuchar lo que ha dicho la otra. El problema es que solo son locuras, una tras otra.¿Qué dice ésta sobre unas bestias y un pez que va a destruir? ¿Es que la tal Annie está intentando ligar conmigo y por eso quiere que la acompañe? Vaya fresca.
-¿Por qué debería ir contigo? No es por nada, pero... Me parece que no molas nada.
Al final voy a ir con ella, pero solo porque huele a coco y el coco me gusta. Creo.
Y aquí estoy, cogido de la mano de una desconocida, lo cual no es tan raro teniendo en cuenta que todos aquí son desconocidos. Pero, ¿dónde es aquí? A ver, piensa Carlson, piensa. Espera, ¿qué...? ¿Carlson? En mi cabeza suena bien, es chulo. Supongo que será mi nombre, ¿no?
Annie va a hablar con otro de estos... ¿Qué hace esta gente exactamente? Llevan cosas puntiagudas y que parecen peligrosas, y todos se agrupan delante de alguna de las dos puertas que hay en este sitio de mala muerte. Que tampoco sé qué sitio es, por supuesto. Debería ser lo primero que intente averiguar, aunque solo sea para saber si tienen café aquí. ¿Me gusta el café? Qué rabia da no acordarse de nada.
Decido probar con el chico nuevo. Me asomo por encima de la cabeza de Annie y me dirijo al fulano con el que habla, ignorando de momento al enorme pedrusco que aporrea la puerta a lo loco. Eso es un problema para otro momento.
-Eh, tú. ¿Sabes quién...? -De repente me acuerdo. Algo hace click dentro de mí y ya sé quién es este tipo. Vale, solo sé su nombre, pero recuerdo que lo conozco de algo-. ¡Susu! ¡Eres tú! Osea, no sé quién eres tú, pero sé que eres tú, ¿sabes? Oye, dime quién soy y quién es esta gente. ¿Esta niña es tuya? ¿Y por qué tu amiga Annie intenta ligar conmigo? ¿De verdad me llamo Carlson? Y, por Dios, ¿me gusta el coco?
Con lo bien que huele, espero que sí.
No he llegado a oír nada de lo que ha dicho esta enana con cara de niña, cuerpo de niña y ropa de niña. Supongo que será una niña, o al menos una cría de alguna especie desconocida. Por suerte, sí que he podido escuchar lo que ha dicho la otra. El problema es que solo son locuras, una tras otra.¿Qué dice ésta sobre unas bestias y un pez que va a destruir? ¿Es que la tal Annie está intentando ligar conmigo y por eso quiere que la acompañe? Vaya fresca.
-¿Por qué debería ir contigo? No es por nada, pero... Me parece que no molas nada.
Al final voy a ir con ella, pero solo porque huele a coco y el coco me gusta. Creo.
Y aquí estoy, cogido de la mano de una desconocida, lo cual no es tan raro teniendo en cuenta que todos aquí son desconocidos. Pero, ¿dónde es aquí? A ver, piensa Carlson, piensa. Espera, ¿qué...? ¿Carlson? En mi cabeza suena bien, es chulo. Supongo que será mi nombre, ¿no?
Annie va a hablar con otro de estos... ¿Qué hace esta gente exactamente? Llevan cosas puntiagudas y que parecen peligrosas, y todos se agrupan delante de alguna de las dos puertas que hay en este sitio de mala muerte. Que tampoco sé qué sitio es, por supuesto. Debería ser lo primero que intente averiguar, aunque solo sea para saber si tienen café aquí. ¿Me gusta el café? Qué rabia da no acordarse de nada.
Decido probar con el chico nuevo. Me asomo por encima de la cabeza de Annie y me dirijo al fulano con el que habla, ignorando de momento al enorme pedrusco que aporrea la puerta a lo loco. Eso es un problema para otro momento.
-Eh, tú. ¿Sabes quién...? -De repente me acuerdo. Algo hace click dentro de mí y ya sé quién es este tipo. Vale, solo sé su nombre, pero recuerdo que lo conozco de algo-. ¡Susu! ¡Eres tú! Osea, no sé quién eres tú, pero sé que eres tú, ¿sabes? Oye, dime quién soy y quién es esta gente. ¿Esta niña es tuya? ¿Y por qué tu amiga Annie intenta ligar conmigo? ¿De verdad me llamo Carlson? Y, por Dios, ¿me gusta el coco?
Con lo bien que huele, espero que sí.
Gareth Silverwing
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la cosa se desmadraba, y no porque estuviera borracho o algo parecido, creo que el cóctel de facciones en una sala tan pequeña era la razón de que estuvieran surgiendo algunos roces poco deseados. Odiaba que alguien aguase la fiesta, más todavía cuando me habían dado una reprimenda digna de parvulario.
Miraba a Al con cara enfurruñada, haciendo pucheros y con los ojos con llorosos con lágrimas contenidas, como un niño al que no le han dejado hacer de las suyas. Al era malo, no le dejaba ir a lo mío cuando me lo estaba pasando bien. Este era un sitio desconocido, lo normal era explorar, ir a la aventura. Pero al parecer el requisito para ser Almirante es ser un aburrido.
Puse mi mirada en la araña gigante, a la cual no habían tardado en empezar a atacar varios de los presentes. Tras eso volví a mirar al Almirante a los ojos, ya con una cara un poco menos infantil, sabiendo sólo con una mirada que mi atención debería dirigirse a eso. Sin mediar palabra salté hasta situarme en una rama de Kodama, la cual quedaba cerca de lo que parecía ser su cara, apoyé la mano y aproveché los breves instantes que tardaba en impulsarme a la araña para dirigir un par de palabras al Almirante.
- Esos pueden ser los cañonazos más caros de la historia de la humanidad Kodama. Serás más mayor que cualquiera de los presentes, pero confío en que te queden mil años para ser un burócrata que prioriza las leyes al deber. - Comenté en un tono en el que sólo ambos pudiéramos escuchar. Dicho esto salté delante de la araña. - ¡Jajaja! Me gusta vuestro entusiasmo chicos, pero dudo que eso funcione en esta pequeña. Kodama, confío en ti para agarrar las de este bicho en inmovilizarlo. Necesitaré un cebo vivo, Zuko, te ofrezco de voluntario, Al reserva fuerzas, organiza la retaguardia y protege a los demás de cualquier inconveniente, Jack bájale los pantalones al pez, si va a mear que lo haga bien. - Dadas las ordenes mientras señalaba entre tambaleo y tambaleo salté hasta intentar subirme al abdomen de la araña
Si lo conseguía intentaría situarme justo en la junta entre el tórax y el abdomen. Si recordaba bien solía ser la parte más delgada en los arácnidos, además al imitar a un invertebrado, teniendo un caparazón que la recubría era imposible que pudiese moverse sin necesidad de juntas entre las placas. En el peor de los casos estaba seguro que tendría una placa protectora en dicha junta, por dentro de la articulación, aunque seguramente más débil.
- Bien, supongo que con esto bastará. - Dije a una mink que estaba vertiendo lava sobre la araña. - Si me disculpas, creo que podré dar buen uso a todo este calor. - Comenté mientras metía la mano en la lava y robaba todo el calor que esta poseía, dejándola como un cascarón seco de piedra. - Si lo dejamos así el calor se dispersará por la atmósfera y la superficie de la coraza sin llegar a hacer nada. - Puse la mano sobre la superficie de la araña y emití una minúscula cantidad de calor ver la resistencia que ofrecía. - Hm... Parece titanio por la forma en la que conduce el calor, densidad 4,506 g/cm³, punto de fusión 1.668 °C... creo que puedo cortarlo.
Fijé mis piernas lo mejor que pude sobre la superficie del arácnido y blandí el glaive con ambas manos, dejando su punta apuntando hacia abajo. Una gran cantidad de calor se acumuló en el filo de Zinogre, haciendo que este se moviera en un ciclo sin ninguna perdida y generando un brillo casi blanquecino que podría dañar la vista de alguien que no estuviese preparado. Si nada me interrumpía en el par de segundos que tardaba en concentrar el calor el filo de mi arma trataría de atravesar la junta para poder fundirla y partir por la mitad a la araña. Inspiré antes de mi ataque y elevé mi arma antes de impulsarla hacia abajo.
Miraba a Al con cara enfurruñada, haciendo pucheros y con los ojos con llorosos con lágrimas contenidas, como un niño al que no le han dejado hacer de las suyas. Al era malo, no le dejaba ir a lo mío cuando me lo estaba pasando bien. Este era un sitio desconocido, lo normal era explorar, ir a la aventura. Pero al parecer el requisito para ser Almirante es ser un aburrido.
Puse mi mirada en la araña gigante, a la cual no habían tardado en empezar a atacar varios de los presentes. Tras eso volví a mirar al Almirante a los ojos, ya con una cara un poco menos infantil, sabiendo sólo con una mirada que mi atención debería dirigirse a eso. Sin mediar palabra salté hasta situarme en una rama de Kodama, la cual quedaba cerca de lo que parecía ser su cara, apoyé la mano y aproveché los breves instantes que tardaba en impulsarme a la araña para dirigir un par de palabras al Almirante.
- Esos pueden ser los cañonazos más caros de la historia de la humanidad Kodama. Serás más mayor que cualquiera de los presentes, pero confío en que te queden mil años para ser un burócrata que prioriza las leyes al deber. - Comenté en un tono en el que sólo ambos pudiéramos escuchar. Dicho esto salté delante de la araña. - ¡Jajaja! Me gusta vuestro entusiasmo chicos, pero dudo que eso funcione en esta pequeña. Kodama, confío en ti para agarrar las de este bicho en inmovilizarlo. Necesitaré un cebo vivo, Zuko, te ofrezco de voluntario, Al reserva fuerzas, organiza la retaguardia y protege a los demás de cualquier inconveniente, Jack bájale los pantalones al pez, si va a mear que lo haga bien. - Dadas las ordenes mientras señalaba entre tambaleo y tambaleo salté hasta intentar subirme al abdomen de la araña
Si lo conseguía intentaría situarme justo en la junta entre el tórax y el abdomen. Si recordaba bien solía ser la parte más delgada en los arácnidos, además al imitar a un invertebrado, teniendo un caparazón que la recubría era imposible que pudiese moverse sin necesidad de juntas entre las placas. En el peor de los casos estaba seguro que tendría una placa protectora en dicha junta, por dentro de la articulación, aunque seguramente más débil.
- Bien, supongo que con esto bastará. - Dije a una mink que estaba vertiendo lava sobre la araña. - Si me disculpas, creo que podré dar buen uso a todo este calor. - Comenté mientras metía la mano en la lava y robaba todo el calor que esta poseía, dejándola como un cascarón seco de piedra. - Si lo dejamos así el calor se dispersará por la atmósfera y la superficie de la coraza sin llegar a hacer nada. - Puse la mano sobre la superficie de la araña y emití una minúscula cantidad de calor ver la resistencia que ofrecía. - Hm... Parece titanio por la forma en la que conduce el calor, densidad 4,506 g/cm³, punto de fusión 1.668 °C... creo que puedo cortarlo.
Fijé mis piernas lo mejor que pude sobre la superficie del arácnido y blandí el glaive con ambas manos, dejando su punta apuntando hacia abajo. Una gran cantidad de calor se acumuló en el filo de Zinogre, haciendo que este se moviera en un ciclo sin ninguna perdida y generando un brillo casi blanquecino que podría dañar la vista de alguien que no estuviese preparado. Si nada me interrumpía en el par de segundos que tardaba en concentrar el calor el filo de mi arma trataría de atravesar la junta para poder fundirla y partir por la mitad a la araña. Inspiré antes de mi ataque y elevé mi arma antes de impulsarla hacia abajo.
- Resumen, Kodama, Ellie, os interesa:
- Hacer pucheros, ver la araña y decidir intervenir, dirigirle unas palabras a Kodama y poner un poco de borracho orden. Tras eso absorber el calor de la lava de Ellie (sorry) y usarlo para mi ataque.
- Cosas usadas:
- Solar Edge: Arthur concentra una gran cantidad de calor en el filo de su arma, instrumento o parte del cuerpo, haciendo que este brille con una incandescencia casi blanca al generar un ciclo que atrapa el calor. Puede aumentar en un 50% el alcance de sus ataques durante dos turnos y estos quemarán al contacto, pudiendo fundir el acero con el contacto.
Deathstroke
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Bueno, habíamos conseguido entrar, y, como siempre, llamando la atención de todo el mundo posible, aunque un dragón siempre llamaba la atención. El muro se derrumbó como ya habría calculado el capitán, claro, como el nunca limpiaba, pues no pasaba nada pues destruir cosas. Sin embargo, lo curioso de todo ello fue que accedieron junto a nosotros gente informada con trajes. No podían ser otros quita agentes del Cipher Pol.
La verdad no me extraña demasiado el que estuviesen allí, siempre aprovechaban todas las puertas que otros abrían, sin pedir permiso, y actuando como si hubiesen sido ella los que lo hubiesen conseguido. En resumen, unos aprovechados muy cedidos. Entonces uno de ellos apartó al capitán del grupo, ¿Acaso era el imbécil de turno que intentaría una estupidez cazando al capitán? En cualquier caso, el capitán sabía cuidarse sólo, como había hecho siempre.
Antes de reconocer la sala en la que estábamos, me di cuenta de quién era el CP, un excompañero que había desaparecido de la banda hacía ya tiempo sin volver a tener noticia de él.
-Mido – le dije en voz alta al tipo de pelo verde después de que hablase con Dexter - ¿Quite haces tú aquí? ¿Y qué haces así vestido? Pensaba que habías muerto, otra vez – dije con un deje al final.
Era curioso las veces que podía morir alguien sin llegar a morir de verdad, y eran estas cosas las que me hacían desconfiar de la gente. No sabía que tendría que tratar con el Yonkou, pero tenía claro que, si ahora se encontraba con el CP, por mi parte, ya no tenía cabida con nosotros y se podía ir con ellos. La banda ya había dado suficiente por alguien que desaparecía a la mínima y reaparecía como enemigo.
-Bueno, como sea que te vaya bien -le dije simplemente y seguí al capitán, quien hablaba con una joven que era demasiado perfecta para ser real, y junto a ella pude ver a otros dos tipos de extrañas vestimentas – Capitán, creo que tenemos tiempo para jugar.
La verdad no me extraña demasiado el que estuviesen allí, siempre aprovechaban todas las puertas que otros abrían, sin pedir permiso, y actuando como si hubiesen sido ella los que lo hubiesen conseguido. En resumen, unos aprovechados muy cedidos. Entonces uno de ellos apartó al capitán del grupo, ¿Acaso era el imbécil de turno que intentaría una estupidez cazando al capitán? En cualquier caso, el capitán sabía cuidarse sólo, como había hecho siempre.
Antes de reconocer la sala en la que estábamos, me di cuenta de quién era el CP, un excompañero que había desaparecido de la banda hacía ya tiempo sin volver a tener noticia de él.
-Mido – le dije en voz alta al tipo de pelo verde después de que hablase con Dexter - ¿Quite haces tú aquí? ¿Y qué haces así vestido? Pensaba que habías muerto, otra vez – dije con un deje al final.
Era curioso las veces que podía morir alguien sin llegar a morir de verdad, y eran estas cosas las que me hacían desconfiar de la gente. No sabía que tendría que tratar con el Yonkou, pero tenía claro que, si ahora se encontraba con el CP, por mi parte, ya no tenía cabida con nosotros y se podía ir con ellos. La banda ya había dado suficiente por alguien que desaparecía a la mínima y reaparecía como enemigo.
-Bueno, como sea que te vaya bien -le dije simplemente y seguí al capitán, quien hablaba con una joven que era demasiado perfecta para ser real, y junto a ella pude ver a otros dos tipos de extrañas vestimentas – Capitán, creo que tenemos tiempo para jugar.
- resumen (Mido lee):
- Reconocer a Mido y hablarle con normalidad. pensamientos varios, despedirme de él y hablar a Dexter.
Ummak Zor-El
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Un extrañó instrumento de metal se estrelló contra una pared cercana, sacando a Ummak de sus divagaciones internas. Tan concentrado estaba el shandian examinando cuál de todos aquellos marinos representaría una menor amenaza a la hora de ser apartado del resto, que apenas se percató de la colosal araña que permanecía suspendida en el techo de la sala. A fin de cuentas ¿Quién se molestaría en mirar hacia esa dirección cuando todos sus enemigos se encontraban a apenas unos metros de su improvisado escondite? Por ello, cuando la caída del arácnido hizo temblar los cimientos de la sala, le dio un vuelco el corazón al descubrir que aquella cosa había estado todo el tiempo allí y que, para colmo, estaba viva. Quizás, si hubiese observado con más detenimiento, se habría percatado de varios reflejos metálicos que daban pistas sobre su origen humano. Sin embargo, una vez se recompuso de la sorpresa, su sonrisa se ensanchó. Los dioses le habían dado la distracción que necesitaba. Con una colosal araña montando un caos en la sala, nadie repararía en algunos mechones de pelo.
Necesitaban esos uniformes si querían avanzar y puesto que nadie iba a dárselos voluntariamente, tendrían que conseguirlos por la fuerza. Pese que una gran cantidad de guerreros se congregaba en torno a las extremidades de la araña y, a cada cual trataba de reducir a la bestia de formas más espectaculares, lo que Ummak pretendía se asemejaba más a la caza que lo que aquellos salvajes estaban haciendo.
El guerrillero cerró sus ojos, e imaginándose como si su cráneo se tratase de una gran semilla en la que pequeños brotes comenzaran a germinar sobre ella, su cabello comenzó a crecer lentamente hasta tocar el suelo. Llegados a ese punto, los extendería lentamente por la superficie la sala, separando uno por uno cada pelo hasta crear un amplio abanico de unos diez metros a la redonda. Con más de cien mil cabellos rubios cubriendo el área a modo de apéndices sensibles, esperaría a que un par de marines diesen un mal paso para, al ser pisado, estos comenzasen a entrelazarse entre sí formando ocho grandes mechones de cabello dispuestos a inmovilizar, desarmar y atraer a sus víctimas hasta el escondite de los revolucionarios.
Necesitaban esos uniformes si querían avanzar y puesto que nadie iba a dárselos voluntariamente, tendrían que conseguirlos por la fuerza. Pese que una gran cantidad de guerreros se congregaba en torno a las extremidades de la araña y, a cada cual trataba de reducir a la bestia de formas más espectaculares, lo que Ummak pretendía se asemejaba más a la caza que lo que aquellos salvajes estaban haciendo.
El guerrillero cerró sus ojos, e imaginándose como si su cráneo se tratase de una gran semilla en la que pequeños brotes comenzaran a germinar sobre ella, su cabello comenzó a crecer lentamente hasta tocar el suelo. Llegados a ese punto, los extendería lentamente por la superficie la sala, separando uno por uno cada pelo hasta crear un amplio abanico de unos diez metros a la redonda. Con más de cien mil cabellos rubios cubriendo el área a modo de apéndices sensibles, esperaría a que un par de marines diesen un mal paso para, al ser pisado, estos comenzasen a entrelazarse entre sí formando ocho grandes mechones de cabello dispuestos a inmovilizar, desarmar y atraer a sus víctimas hasta el escondite de los revolucionarios.
Dretch
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Las palabras de Giotto aun resonaban en su mente, como si las forjaran a golpe de martillo «Nosotros no somos marines, es decir, nosotros no nos encargamos de llamar la atención. Somos rápidos, silenciosos y, en menor o mayor medida, efectivos a la hora de cumplir nuestro cometido» ¿Efectividad? Tan solo le bastó echar la vista atrás durante unas décimas de segundo para que su puño izquierdo se cerrará lentamente. Se sentía como un profesor de parvulitos; siempre vigilante de que sus alumnos no se comiesen la plastilina, no se pegasen chicles en el pelo o que se hiciesen sus necesidades encima ¡Por amor de dios! ¿Cuándo les tocaba la hora de la siesta? Ni tan siquiera había tenido tiempo para sorprenderse por la irrupción de los Blue Rose en la sala, por la enorme araña de mecánica y a saber cuántas cosas más se estaría perdiendo al tener que cargar con ellos.
El agente se pasó la mano por su tupé tratando de deshacerlo y peinarse el pelo hacia atrás mientras trataba de calmar sus nervios. Lamentarse o perder la compostura no iban a ayudarle de ninguna forma, tenía que trabajar con los recursos de los que disponía. Al menos Taylor y Simo no habían sido seducidos por la presencia de la araña gigante. Tampoco lo había hecho Shintaro, pero dado que su confianza en él decrecía por momentos, tampoco es que pudiese considerarlo algo positivo. Ni tan siquiera había tratado de apartarse de aquellos tres hombres y, no era precisamente el miedo el que le había paralizado.
En la mente del agente, aquella criatura no era tan distinta a una de esas lámparas de luz ultra violeta usadas para atraer a las moscas y las polillas, salvo que en este caso atraía a culos-inquietos con ansias de demostrar su poder. Al menos por aquello podía dar gracias de estar acompañado, porque de otra forma estaba segurísimo que se habría lanzado contra ella como el que más. Irónicamente, cuando el agente dejó de atusarse el cabello, este volvió a adoptar su característica forma de pincel en apenas unos segundos.
- Esos dos encontraran la forma de seguirnos así que no tiene sentido que nos quedemos a mirar como esa cosa se convierte en un amasijo de chatarra – insistió mientras le dedicaba una mirada a Taylor – Si mal no recuerdo, en el East Blue me dijiste que eras buena rastreadora, es hora de volver a poner a prueba esas habilidades. Abriría la marcha yo mismo, pero ya sabes… - murmuró dándose un par de golpecitos en el orbe de cristal – Te ha tocado.
Dicho aquello, atravesaría la apertura realizada por el explosivo junto al resto de agentes que no hubiesen decidido quedarse atrás.
El agente se pasó la mano por su tupé tratando de deshacerlo y peinarse el pelo hacia atrás mientras trataba de calmar sus nervios. Lamentarse o perder la compostura no iban a ayudarle de ninguna forma, tenía que trabajar con los recursos de los que disponía. Al menos Taylor y Simo no habían sido seducidos por la presencia de la araña gigante. Tampoco lo había hecho Shintaro, pero dado que su confianza en él decrecía por momentos, tampoco es que pudiese considerarlo algo positivo. Ni tan siquiera había tratado de apartarse de aquellos tres hombres y, no era precisamente el miedo el que le había paralizado.
En la mente del agente, aquella criatura no era tan distinta a una de esas lámparas de luz ultra violeta usadas para atraer a las moscas y las polillas, salvo que en este caso atraía a culos-inquietos con ansias de demostrar su poder. Al menos por aquello podía dar gracias de estar acompañado, porque de otra forma estaba segurísimo que se habría lanzado contra ella como el que más. Irónicamente, cuando el agente dejó de atusarse el cabello, este volvió a adoptar su característica forma de pincel en apenas unos segundos.
- Esos dos encontraran la forma de seguirnos así que no tiene sentido que nos quedemos a mirar como esa cosa se convierte en un amasijo de chatarra – insistió mientras le dedicaba una mirada a Taylor – Si mal no recuerdo, en el East Blue me dijiste que eras buena rastreadora, es hora de volver a poner a prueba esas habilidades. Abriría la marcha yo mismo, pero ya sabes… - murmuró dándose un par de golpecitos en el orbe de cristal – Te ha tocado.
Dicho aquello, atravesaría la apertura realizada por el explosivo junto al resto de agentes que no hubiesen decidido quedarse atrás.
Kayn Blackthorn
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Los ojos de Kayn observaban con estupefacción la escena. Junto a ellos se encontraban no solo marines, sino también criminales de todo tipo, agentes de la Cipher Pol y revolucionarios. Al principio pensó que era increíble y esperanzador ver cómo los distintos bandos eran capaces de apartar sus diferencias y colaborar como uno solo. Sin embargo, esta idea se esfumó rápidamente de su mente al ver cómo surgían pequeños conflictos -y algunos no tan pequeños- entre determinados individuos y miembros de la Marina. No eran una mayoría, pero resultaba ciertamente lamentable que adoptasen comportamientos así cuando, en aquellos momentos, todos debían colaborar como una única fuerza para detener a los desquiciados que habían decidido poner el mundo patas arriba.
El moreno suspiró con cierta exasperación mientras se dejaba dirigir por los demás miembros del grupo, en concreto siguiendo al comodoro Kasai. al parecer su mayor problema en aquella ocasión sería un extraño ser de anatomía arácnida que parecía guardar la entrada en la aguja. El sargento frunció el ceño. Si había sido creada por el mismo tipo de personas que habían fabricado aquella infernal máquina, no sería de extrañar que aquella cosa pudiera suponer un peligro para toda la sala, aunque le costaba creer que pudiera hacer frente al poder de un almirante.
Fuera como fuese, varios de los allí presentes -por no decir un gran número de ellos- se lanzaron al ataque tras comprobar que, efectivamente, aquella cosa se movía y se interponía en el camino del resto. Dudaba bastante que aquella cosa pudiera enfrentarse a todos ellos al mismo tiempo, así que quizá el resto pudiera aprovechar para continuar avanzando. Después de todo el tiempo apremiaba, no era momento para detenerse en obstáculos. Con esto en mente su mirada se clavó en Zuko, aguardando órdenes.
El moreno suspiró con cierta exasperación mientras se dejaba dirigir por los demás miembros del grupo, en concreto siguiendo al comodoro Kasai. al parecer su mayor problema en aquella ocasión sería un extraño ser de anatomía arácnida que parecía guardar la entrada en la aguja. El sargento frunció el ceño. Si había sido creada por el mismo tipo de personas que habían fabricado aquella infernal máquina, no sería de extrañar que aquella cosa pudiera suponer un peligro para toda la sala, aunque le costaba creer que pudiera hacer frente al poder de un almirante.
Fuera como fuese, varios de los allí presentes -por no decir un gran número de ellos- se lanzaron al ataque tras comprobar que, efectivamente, aquella cosa se movía y se interponía en el camino del resto. Dudaba bastante que aquella cosa pudiera enfrentarse a todos ellos al mismo tiempo, así que quizá el resto pudiera aprovechar para continuar avanzando. Después de todo el tiempo apremiaba, no era momento para detenerse en obstáculos. Con esto en mente su mirada se clavó en Zuko, aguardando órdenes.
- Resumencillo:
- Divagar sobre la situación y que los presentes anden discutiendo por asuntos ajenos a salvar la vida de todo un mar. Tras esto, aguardar las órdenes del Comodoro Kasai para proceder. Y sí, es un post de paja al uso (?).
William White
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Akuma no mi
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La mezcla del inaguantable hedor junto con el intermitente juego de luces y aquel tintineo chirriante de la estructura de hojalata, hacia de aquello toda una experiencia. Todo acompañado con las dulces palabras de Lysbeth hacía sentirme en el más pecaminoso de los circulos de Dante.
La mujer simplemente se limitó a dar largas con cierto sentido del humor que, a pesar de ser un hombre en cuanto a bromas se refería, me esbozó una sonrisa. La respuesta de esta, fuera del tono, no me sorprendió en lo absoluto, muchos criminales entre los que se incluía huían reiteradamente de su pasado como algo que siempre volvía y pocas veces se referían a él. Pero por las formas y la manera de hablar de la mujer, más si añadía al hecho de que esta había cambiado de aspecto y probablemente de nombre, le hacían pensar que ciertamente la mujer quería dejar atrás su viejo yo.
-La verdad, por una mujer como vos me dejaría secuestrar una y mil veces – bromeé siguiendo la corriente a la mujer, mientras intentaba recordar el nombre de la mujer -Más si conseguimos parar este armatoste- proseguí hablando cambiando totalmente el tono a uno frío y metódico -Por cierto- diría girándose para mirar a Elliot – Alguno de tus “amigos” supo darte información de aquí dentro -dijo referenciando a algunos de sus informantes.
Ciertamente la forma que predisponía el túnel me hacía dudar de que el camino que habíamos abierto fuera a conducir algún lado, más si la apertura había sido obra de algún agente infiltrado. Estaba seguro de que había generado otras aperturas más pertinentes para el resto de las fuerzas gubernamentales, unas que guiasen a sus tropas al objetivo con mayor rapidez. Aunque esto asumiendo que realmente el gobierno no estuviera dando palos de ciego y simplemente nos quisiera usar como una distracción o frente adicional.
Algo que también me sorprendió es que las tropas que estuvieran en el interior de la instalación no hubieran comenzado a moverse, era innegable que sabían que estábamos allí. ¿Por qué no habían enviado a un par de regimientos aún para frenarnos en el pasillo? De hecho, quién decía que no lo estaban haciendo ya. Eso explicaría los ruidos que hacía rato que no dejaba de oír, en especial aquel que le hizo fijarse en un camino que giraba hacia la izquierda, uno algo estrecho.
El sonido sin duda no era bueno señal, pero tal vez, el encontrarse con algún soldado desperdigado y poco convencido de lo que hacía podría ser un buena guía para empezar a explorar. Adelantándose a sus dos compañeros, y empuñando con fuerza la hoja oculta en el paraguas, giro todo sigilosamente que pudo adentrándose en el pasillo, tratando de advertir que había al girar el pasillo, dispuesto a descubrir el origen de los extraños ruidos. En caso de verlo despejado realizaría una seña a sus compañeros y giraría la esquina del mismo.
La mujer simplemente se limitó a dar largas con cierto sentido del humor que, a pesar de ser un hombre en cuanto a bromas se refería, me esbozó una sonrisa. La respuesta de esta, fuera del tono, no me sorprendió en lo absoluto, muchos criminales entre los que se incluía huían reiteradamente de su pasado como algo que siempre volvía y pocas veces se referían a él. Pero por las formas y la manera de hablar de la mujer, más si añadía al hecho de que esta había cambiado de aspecto y probablemente de nombre, le hacían pensar que ciertamente la mujer quería dejar atrás su viejo yo.
-La verdad, por una mujer como vos me dejaría secuestrar una y mil veces – bromeé siguiendo la corriente a la mujer, mientras intentaba recordar el nombre de la mujer -Más si conseguimos parar este armatoste- proseguí hablando cambiando totalmente el tono a uno frío y metódico -Por cierto- diría girándose para mirar a Elliot – Alguno de tus “amigos” supo darte información de aquí dentro -dijo referenciando a algunos de sus informantes.
Ciertamente la forma que predisponía el túnel me hacía dudar de que el camino que habíamos abierto fuera a conducir algún lado, más si la apertura había sido obra de algún agente infiltrado. Estaba seguro de que había generado otras aperturas más pertinentes para el resto de las fuerzas gubernamentales, unas que guiasen a sus tropas al objetivo con mayor rapidez. Aunque esto asumiendo que realmente el gobierno no estuviera dando palos de ciego y simplemente nos quisiera usar como una distracción o frente adicional.
Algo que también me sorprendió es que las tropas que estuvieran en el interior de la instalación no hubieran comenzado a moverse, era innegable que sabían que estábamos allí. ¿Por qué no habían enviado a un par de regimientos aún para frenarnos en el pasillo? De hecho, quién decía que no lo estaban haciendo ya. Eso explicaría los ruidos que hacía rato que no dejaba de oír, en especial aquel que le hizo fijarse en un camino que giraba hacia la izquierda, uno algo estrecho.
El sonido sin duda no era bueno señal, pero tal vez, el encontrarse con algún soldado desperdigado y poco convencido de lo que hacía podría ser un buena guía para empezar a explorar. Adelantándose a sus dos compañeros, y empuñando con fuerza la hoja oculta en el paraguas, giro todo sigilosamente que pudo adentrándose en el pasillo, tratando de advertir que había al girar el pasillo, dispuesto a descubrir el origen de los extraños ruidos. En caso de verlo despejado realizaría una seña a sus compañeros y giraría la esquina del mismo.
- resumen(?):
Interactuar con la waifu, preguntar a Gerald y tomar la delantera hacia el pasillo izquierdo.- Cositas::
- Investigador:
Rango 7: Es un maestro del disimulo, capaz de confundirse con la esquina en una taberna casi vacía para escuchar lo que se dice en la trastienda o al otro lado del local sin que el objetivo o los camareros reparen en él. Sabe cómo sobornar a las personas adecuadas de la manera más económica y trepar hasta las ventanas precisas para colocar sus aparatos de escucha es pan comido.
Rango 8: De noche es casi invisible, poco más que una mancha oscura y si decide ocultarse es muy improbable lograr atraparlo. La oscuridad juega a su favor y le hace casi indetectable. Consigue una nueva técnica de investigación.
Rango 9: Continúa mejorando y su discreción es tal que si se chocara con alguien en pleno día ya no estaría ahí cuando esa persona mirase arriba para disculparse. La persona tampoco se daría cuenta del micro que hábilmente le ha sido colocado.
Rei Arslan
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Annie sonrió ante el comentario de Osuka, aunque enseguida pilló la burla. Chasqueó la lengua y se cruzó de brazos, mirando lo que había al frente. Todo oscuridad, salvo una especie de plataforma de hormigón que parecía resaltar sobre un gran vacío. Aguzó la vista, fijándose en lo que podía ver, pero no era capaz de discernir nada. La muchacha se apartó de la puerta y miró a Osuka. Se llevó el dedo índice al labio inferior, toqueteándolo suavemente hasta pensar algo, pero nada venía a su cabeza.
La arquera comenzaba a pensar que era una mala idea acceder a través de esa puerta, pero el viento estaba a su favor. Aunque Maki les interrumpió antes de proseguir. Arqueó las cejas, extrañada ante la reacción del gyojin y no tuvo más remedio que protestar.
-¿¡Qué?! ¡No quiero ligar contigo, no eres de mi tipo!
Annie sabía que si Therax hubiera estado allí en aquel momento se habría enfadado con Maki y seguramente no se hubiera contenido en golpearle. No conocía de nada al pez, solamente su fama y hechos, los cuales esperaba que fueran de admirar, pero viendo la actuación del revolucionario, no lo parecía. Tras aquel momento incómodo, decidió centrarse de nuevo en el vacío que les separaba de la plataforma y sobre cual era su propósito allí.
-Osuka, iremos los dos primero - comentó, poniéndose delante del oficial mientras apoyaba la mano en su hombro. - Quizás podamos crear un camino desde la plataforma y así no tendré que llevar volando al resto. Esperadnos aquí, ¿entendido? Y Maki, procura calmarte.
Tras eso, una suave brisa comenzó a mover las cabellos cenicientos de Annie, una brisa que la hacía elevarse con suavidad y la llevaría hasta la plataforma. En cuanto pisase el suelo de esta, estiraría la mano para crear una burbuja de viento lo suficientemente grande que recogiera a Osuka.
-¡No tengas miedo! - comentó con una sonrisa - Mis burbujas de viento están hechas para proteger, por lo que si cayeras al vacío no te pasaría nada - Quizás eso último no debería habérselo dicho, pero a Annie le encantaba ver las caras de miedo en sus compañeros.
Trajo la mano hacia sí hasta que finalmente el revolucionario llegó a la plataforma, y al estar a tan solo unos centímetros del suelo, la burbuja se deshizo.
-Tiene que haber una manera de continuar por aquí... - murmuró, mirando a todo su alrededor.
La arquera comenzaba a pensar que era una mala idea acceder a través de esa puerta, pero el viento estaba a su favor. Aunque Maki les interrumpió antes de proseguir. Arqueó las cejas, extrañada ante la reacción del gyojin y no tuvo más remedio que protestar.
-¿¡Qué?! ¡No quiero ligar contigo, no eres de mi tipo!
Annie sabía que si Therax hubiera estado allí en aquel momento se habría enfadado con Maki y seguramente no se hubiera contenido en golpearle. No conocía de nada al pez, solamente su fama y hechos, los cuales esperaba que fueran de admirar, pero viendo la actuación del revolucionario, no lo parecía. Tras aquel momento incómodo, decidió centrarse de nuevo en el vacío que les separaba de la plataforma y sobre cual era su propósito allí.
-Osuka, iremos los dos primero - comentó, poniéndose delante del oficial mientras apoyaba la mano en su hombro. - Quizás podamos crear un camino desde la plataforma y así no tendré que llevar volando al resto. Esperadnos aquí, ¿entendido? Y Maki, procura calmarte.
Tras eso, una suave brisa comenzó a mover las cabellos cenicientos de Annie, una brisa que la hacía elevarse con suavidad y la llevaría hasta la plataforma. En cuanto pisase el suelo de esta, estiraría la mano para crear una burbuja de viento lo suficientemente grande que recogiera a Osuka.
-¡No tengas miedo! - comentó con una sonrisa - Mis burbujas de viento están hechas para proteger, por lo que si cayeras al vacío no te pasaría nada - Quizás eso último no debería habérselo dicho, pero a Annie le encantaba ver las caras de miedo en sus compañeros.
Trajo la mano hacia sí hasta que finalmente el revolucionario llegó a la plataforma, y al estar a tan solo unos centímetros del suelo, la burbuja se deshizo.
-Tiene que haber una manera de continuar por aquí... - murmuró, mirando a todo su alrededor.
Giotto Leblanc
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Lo que dijo fue completamente obviado por el emperador del mar, cuya atención estaba volcada, única y exclusivamente, sobre Shintaro, uno de los novicios del Karasu Tengu V. La familiaridad con la que se trataban no gustaba ni un pelo a Giotto, y mucho menos que su compañero agente le susurrara cosas de forma tan sospechosa. El rubio solía ser una persona desconfiada, y nunca le había caído bien el peliverde, es por ello que, aprovechando que estaba enfocando sus sentidos con mantra hacia el interior de la sala, se centró en la conversación que estaban teniendo. No obstante, tampoco hacía falta tener un haki muy desarrollado para saber que estaban hablando, pues la distancia que había entre ellos era ínfima.
Giotto en ese momento hubiera deseado calcinar vivo al fraude del que creía su compañero, pero no era tonto, ni mucho menos un temerario. Si se trataba de un espía de alguien tan temido como Dexter Black, debía de actuar con cautela. Tenía que esperar a que se separase de él, para luego hablar con Dretch. Rápidamente lo buscó con la mirada, pero, como de costumbre, parecía no haberse dado cuenta de lo ocurrido, o peor, no quería darse cuenta de lo que acababa de pasar. Ellie se acercó a él para ir juntos a por la araña que había sobre ellos, pero ya había gente despachándola, eso sin contar los poderes de la loba.
Respiró profundamente, intentando volver a encontrar la calma de la que tanto lo caracterizaba, pero los sucesos ocurrían tan rápidos y de forma tan aleatoria que le costaba guardar el tipo. Por un lado, Dretch, el señor Baker y la señorita Taylor, que después de haber estado hablando esta última con el yonkou, se estaban yendo por su cuenta. Y por el otro lado, Shintaro, a cuyo lado se había situado uno de los miembros más célebres de la banda de Dexter, refiriéndose a él como Mido. Era extraño que lo llamara así, sobre todo cuando el agente respondía solo como Shintaro y nada más.
Sin perder más el tiempo, clavó una mirada fría sobre Shintaro, aunque dudaba si ese era su verdadero nombre, usó su Soru y se aproximó al resto de sus compañeros.
—Tengo que hablar contigo, Dretch —le dijo con un tono de voz serio, mientras caminaba junto a ellos hacia el interior de aquella instalación. El gesto afable y sonriente de Giotto había desaparecido bajo un entrecejo fruncido y un rostro serio e iracundo. Era raro verlo de esa forma, quizás fuera la primera vez que mostraba su disgusto de manera tan abierta, pero si había un infiltrado entre ellos… era algo que tenían que solucionar antes de que acabara el día. Por las buenas, o por las malas.
Giotto en ese momento hubiera deseado calcinar vivo al fraude del que creía su compañero, pero no era tonto, ni mucho menos un temerario. Si se trataba de un espía de alguien tan temido como Dexter Black, debía de actuar con cautela. Tenía que esperar a que se separase de él, para luego hablar con Dretch. Rápidamente lo buscó con la mirada, pero, como de costumbre, parecía no haberse dado cuenta de lo ocurrido, o peor, no quería darse cuenta de lo que acababa de pasar. Ellie se acercó a él para ir juntos a por la araña que había sobre ellos, pero ya había gente despachándola, eso sin contar los poderes de la loba.
Respiró profundamente, intentando volver a encontrar la calma de la que tanto lo caracterizaba, pero los sucesos ocurrían tan rápidos y de forma tan aleatoria que le costaba guardar el tipo. Por un lado, Dretch, el señor Baker y la señorita Taylor, que después de haber estado hablando esta última con el yonkou, se estaban yendo por su cuenta. Y por el otro lado, Shintaro, a cuyo lado se había situado uno de los miembros más célebres de la banda de Dexter, refiriéndose a él como Mido. Era extraño que lo llamara así, sobre todo cuando el agente respondía solo como Shintaro y nada más.
Sin perder más el tiempo, clavó una mirada fría sobre Shintaro, aunque dudaba si ese era su verdadero nombre, usó su Soru y se aproximó al resto de sus compañeros.
—Tengo que hablar contigo, Dretch —le dijo con un tono de voz serio, mientras caminaba junto a ellos hacia el interior de aquella instalación. El gesto afable y sonriente de Giotto había desaparecido bajo un entrecejo fruncido y un rostro serio e iracundo. Era raro verlo de esa forma, quizás fuera la primera vez que mostraba su disgusto de manera tan abierta, pero si había un infiltrado entre ellos… era algo que tenían que solucionar antes de que acabara el día. Por las buenas, o por las malas.
- Resumeb y Cosas:
- Turnos de mantra usados: 2
Intuir cosas, escuchar cosas y seguir a Dretch y la crew
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