Napolean
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Akuma no mi
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El antiguo capitán de la excelentísima guardia de Mythil se había quedao lejos del arduo combate durante un instante, tratando de analizar mejor los movimientos de su contrincante. Tenía una resistencia digna de admirar, pues había sido capaz de resistir no solo sus golpes, si no los de su capitán, cuya fuerza bruta era asombrosa para su tamaño. También era fuerte, algo que demostraba en cada movimiento. Sin embargo, no era ágil, al menos no tanto como para sorprender a los presentes. Sus movimientos eran simples y toscos, basados más en la fuerza bruta que en la estrategia propiamente dicha.
«En ese caso haremos esto…»
Alexander esperó al momento idóneo, sujetando en ambas manos dos esferas de metal que no tardó en agrandar considerablemente hasta duplicar su tamaño. Lanzó una de las esferas hacia el techo, seguida de otra que iba algo más rápido, para que, llegados a cierto punto, la segunda golpeara la primera y cayera en picado desde el cielo, en línea recta, hacia el caballero. Del mismo modo, la segunda esfera tomaría una curvatura que le haría rebotar y caer también sobre el caballero.
Mientras eso pasaba, el buen de Napo daría tres zancadas, mientras su cuerpo empezaba a emanar una extraña energía de color blanquecina, que parecía iluminar de forma intermitente y darle cierto aire molón, mediante la cual trataría de propinar una fuerte onda de choque al caballero de forma descendente. ¿La idea? Aprovechar la diferencia de altura, el ataque de sus compañeros y las esferas que caían del suelo para darle el golpe de gracia.
«En ese caso haremos esto…»
Alexander esperó al momento idóneo, sujetando en ambas manos dos esferas de metal que no tardó en agrandar considerablemente hasta duplicar su tamaño. Lanzó una de las esferas hacia el techo, seguida de otra que iba algo más rápido, para que, llegados a cierto punto, la segunda golpeara la primera y cayera en picado desde el cielo, en línea recta, hacia el caballero. Del mismo modo, la segunda esfera tomaría una curvatura que le haría rebotar y caer también sobre el caballero.
Mientras eso pasaba, el buen de Napo daría tres zancadas, mientras su cuerpo empezaba a emanar una extraña energía de color blanquecina, que parecía iluminar de forma intermitente y darle cierto aire molón, mediante la cual trataría de propinar una fuerte onda de choque al caballero de forma descendente. ¿La idea? Aprovechar la diferencia de altura, el ataque de sus compañeros y las esferas que caían del suelo para darle el golpe de gracia.
- Resumen:
- ¡Sacre bleu! La combinaison
Morgoth
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Un tipo regordete contestó a la joven pelirroja de forma poco precisa, sin embargo, no tenía más información por lo que parecía, o no quería compartirla con nosotros. La ubicación era el Grand Line, nunca había estado, pero sabía donde estaba y como era más o menos de las lecciones de cuando era pequeño y alguna de las historias de mi padre cuando viajaba por negocios. De pequeño me hubiese gustado ir allí, pero mis padres habían descartado siempre la opción por la peligrosidad del mar.
Me gustase ahora la idea o no, mi destino pasaba por viajar a aquel mar por el apalabrado trabajo que me tenía la tal Altair. Personalmente no estaba con ánimos de ayudarle en nada, por lo que había descubierto hasta aquel momento no parecía ser alguien de fiar y por las fichas del casino, o ella era una pirata o estaba asociada con alguna banda y aquello me hacía sospechar.
Los jóvenes que me acompañaron hasta aquel lugar, parecían estar más en su salsa, dado que pidieron bajar de nuevo del vehículo para enfrentarse a los marines que parecían estar llegando. Por otra parte, Altair, se despidió de mi y se marchó con la otra persona dejándome solo en aquel lugar.
Una vez se marcharon me fui por la nave para ver que se tramaba, o ver lo poco que me dejasen. Parecía ser que debían estar demasiado atentos con los preparativos del viaje dado que había poca seguridad por donde me movía y tampoco ponían pegas a por donde me movía. Estando en la posición en la que me encontraba debía de alguna forma ganar tiempo para los marines y que estos llegasen hasta la nave. Antes de ir a la cola de la nave pasé por los pasillos por los que me habían llevado. Iba en busca de la sala en la que se encontraba el tanque con la niña que se parecía a Spirelli. Si la puerta se encontraba abierta sacaría un disco D.E.A.D. de mis sombras y lo guardaría en el bolsillo. Entraría en la sala y tras asegurarme de que no me viese nadie ni que hubiese cámaras de vigilancia, colocaría y activaría el dispositivo, luego Katua saldría de la sombra y esperaría mi orden para cruzar el láser.
Si la puerta se encontraba cerrada o había alguien seguiría mi camino hasta la cola de la nave en busca de la sala de máquinas. Si la encontraba intentaría hacer un movimiento similar al anterior e intentar dejar colocado otro D.E.A.D. en la misma máquina en una zona que quedase oculto. Luego la sombra de una de las niñas gemelas saldría de la sombra y haría lo mismo que el gato, esperaría a mi señal.
Si conseguía mis objetivos volvería al ascensor para bajar del vehículo. Una vez la plataforma estuviese en la planta en la que me encontraba subiría a esta y le daría al botón para bajar. En ese momento me concentraría en las sombras que había dejado en el zeppelin y les ordenaría que cruzasen el laser para que estos se activasen y explotasen. Mientras bajaba Raven salió de mi sombra y comenzó a volar por las cercanías del ascensor por si necesitaba cambiarme con él, y lo necesitaría.
Saqué de mi sombra un billete de diez mil berries y lo dejaría en el suelo dándole un golpe. En el momento en el que el billete comenzase a fundirse con la placa de metal de la plataforma cambiaría de posición con Raven, estando este en una zona en la que estuviese bastante seguro, pero aun así quedaría relativamente cerca de la explosión, unos treinta metros. No me daría tiempo a alejarme más, así que me preparé para la explosión.
Me gustase ahora la idea o no, mi destino pasaba por viajar a aquel mar por el apalabrado trabajo que me tenía la tal Altair. Personalmente no estaba con ánimos de ayudarle en nada, por lo que había descubierto hasta aquel momento no parecía ser alguien de fiar y por las fichas del casino, o ella era una pirata o estaba asociada con alguna banda y aquello me hacía sospechar.
Los jóvenes que me acompañaron hasta aquel lugar, parecían estar más en su salsa, dado que pidieron bajar de nuevo del vehículo para enfrentarse a los marines que parecían estar llegando. Por otra parte, Altair, se despidió de mi y se marchó con la otra persona dejándome solo en aquel lugar.
Una vez se marcharon me fui por la nave para ver que se tramaba, o ver lo poco que me dejasen. Parecía ser que debían estar demasiado atentos con los preparativos del viaje dado que había poca seguridad por donde me movía y tampoco ponían pegas a por donde me movía. Estando en la posición en la que me encontraba debía de alguna forma ganar tiempo para los marines y que estos llegasen hasta la nave. Antes de ir a la cola de la nave pasé por los pasillos por los que me habían llevado. Iba en busca de la sala en la que se encontraba el tanque con la niña que se parecía a Spirelli. Si la puerta se encontraba abierta sacaría un disco D.E.A.D. de mis sombras y lo guardaría en el bolsillo. Entraría en la sala y tras asegurarme de que no me viese nadie ni que hubiese cámaras de vigilancia, colocaría y activaría el dispositivo, luego Katua saldría de la sombra y esperaría mi orden para cruzar el láser.
Si la puerta se encontraba cerrada o había alguien seguiría mi camino hasta la cola de la nave en busca de la sala de máquinas. Si la encontraba intentaría hacer un movimiento similar al anterior e intentar dejar colocado otro D.E.A.D. en la misma máquina en una zona que quedase oculto. Luego la sombra de una de las niñas gemelas saldría de la sombra y haría lo mismo que el gato, esperaría a mi señal.
Si conseguía mis objetivos volvería al ascensor para bajar del vehículo. Una vez la plataforma estuviese en la planta en la que me encontraba subiría a esta y le daría al botón para bajar. En ese momento me concentraría en las sombras que había dejado en el zeppelin y les ordenaría que cruzasen el laser para que estos se activasen y explotasen. Mientras bajaba Raven salió de mi sombra y comenzó a volar por las cercanías del ascensor por si necesitaba cambiarme con él, y lo necesitaría.
Saqué de mi sombra un billete de diez mil berries y lo dejaría en el suelo dándole un golpe. En el momento en el que el billete comenzase a fundirse con la placa de metal de la plataforma cambiaría de posición con Raven, estando este en una zona en la que estuviese bastante seguro, pero aun así quedaría relativamente cerca de la explosión, unos treinta metros. No me daría tiempo a alejarme más, así que me preparé para la explosión.
- resumen:
- Salir de la sal. si se dan las condiciones, colocar un explosivo en la habitación donde está el tanque con la niña y otro en la sala de máquinas (en la misma máquina), ambas de la misma forma, un dispositivo que solo explota si se cruza un láser, para que algo lo cruce dejo dos sombras. Luego me voy por el ascensor, el cual intento destruir con un billete explosivo.
Acompañe directamente hacia Helga que fue la primera que se deslizo por lo que parecía ser un tubo raro, donde ya a regañadientes me metí en el mismo recordando como un deslizador similar al que había creado mi hermano mayor en la fatídica carrera en la que casi nos habían atrapado a los dos por todas aquellas tropas. De todas maneras habia escuchado aquello de Saboady y tan solo me dio otro pequeño escalofrio dado que, sabia lo peligroso que era ese lugar dado que tenia la fama de que siempre era "invadida" por los marines y otras organizaciones criminales que se encargaban, de alguna forma de decirlo, de mantener a raya a los piratas para que no hiciera sus desmadres en los manglares llenos de personas.
La pregunta de la rubia había llamado mi atención mas que nada porque me había sacado de lugar que preguntara mi Wanted y tan solo acaricie mi mejilla con algo de vergüenza porque claramente no era un lujo saber ese tipo de información de mi persona - Mientras que no destruyas mas de lo debido, recuerda que aun la ciudad esta en sitio y seguramente caiga un vice almirante si todo se va de las manos y creo que entre nosotros dos sabemos que eso no es nada nuevo y con respecto a mi Wanted ... tengo 40 millones de berrys - dije eso ultimo en todo de susurro para luego pasar mis dos manos tras de mi nuca para seguirla de cerca porque también tenia la "función" de cuidar de que no hiciera mas escandalo del que realmente podíamos manejar entre los dos.
Un goterón de mi sien cayo cuando frento a esa pequeña patrulla de esa manera tan poco formal si es que se podia mencionar cuando se trataba de un duelo como el que le estaba pidiendo a aquel cabo, mas solo suspire ligeramente chasqueando la lengua y fijando mi mirada a los otros dos reclutas que estaban en ese momento - Inténtalo no matarlo Querida, derrotarlo creo que es suficiente humillación y ustedes dos grumetes denme pelea, prometo que no voy a matarlos no es mi política hacerlo - fue lo que le dije a los otros dos reclutas poniéndome en posición de ataque, dejándole que la pelirroja tuviese su momento de fama porque claramente no me importaba pelear un poco para sacarme la pesadez de mi interior por lo ocurrido en la aeronave de Altair o los sucesos en el casino.
La pregunta de la rubia había llamado mi atención mas que nada porque me había sacado de lugar que preguntara mi Wanted y tan solo acaricie mi mejilla con algo de vergüenza porque claramente no era un lujo saber ese tipo de información de mi persona - Mientras que no destruyas mas de lo debido, recuerda que aun la ciudad esta en sitio y seguramente caiga un vice almirante si todo se va de las manos y creo que entre nosotros dos sabemos que eso no es nada nuevo y con respecto a mi Wanted ... tengo 40 millones de berrys - dije eso ultimo en todo de susurro para luego pasar mis dos manos tras de mi nuca para seguirla de cerca porque también tenia la "función" de cuidar de que no hiciera mas escandalo del que realmente podíamos manejar entre los dos.
Un goterón de mi sien cayo cuando frento a esa pequeña patrulla de esa manera tan poco formal si es que se podia mencionar cuando se trataba de un duelo como el que le estaba pidiendo a aquel cabo, mas solo suspire ligeramente chasqueando la lengua y fijando mi mirada a los otros dos reclutas que estaban en ese momento - Inténtalo no matarlo Querida, derrotarlo creo que es suficiente humillación y ustedes dos grumetes denme pelea, prometo que no voy a matarlos no es mi política hacerlo - fue lo que le dije a los otros dos reclutas poniéndome en posición de ataque, dejándole que la pelirroja tuviese su momento de fama porque claramente no me importaba pelear un poco para sacarme la pesadez de mi interior por lo ocurrido en la aeronave de Altair o los sucesos en el casino.
- Resumen:
Ayuda a Helga y le dice sobre su política de no matar a sus oponentes y le indica también que no haga muchos desastres para no llamar mas la atención al lugar. Le menciona su Wanted a ella en el proceso pero no presenta a los marines como lo hace Helga sino que pide pelear con los dos reclutas.
Normas del capítulo:
- Se moderará los martes entre las 22:00 y las 23:59.
- No se puede postear los martes antes de la moderación.
- Hay un reloj que marca el tiempo restante. Cuando acaba los temas se cierran.
- Está prohibido metarrolear, powerrolear y demás actitudes tóxicas.
- A más riesgo, más premio.
- Como es tradición, el barco de Sons of Anarchy se hundirá en algún momento.
- Cada post debe ocupar entre 250 y 1.200 palabras. Si no se está en estos límites, el post podría ser ignorado.
- Es responsabilidad de un usuario comunicarse con la gente con la que interactúa.
- Si un post tiene más de 15 faltas ortográficas por párrafo podría ser ignorado.
- Hacer un resumen de acciones relevantes es obligatorio independientemente de la extensión.
- La ley del plot no es a prueba de idiotas.
Moderación:
- Morgoth:
- La zona en la que se encuentra la niña es algo… complicada. Es decir, podrías intentar ocultar una de tus bombas con sensor, pero hay personas con batas yendo y viniendo. Altair les ha llevado los materiales que necesitaban para terminar la resurrección de su científica de cabecera siguiendo los pasos que ha dejado la misma y están en ello. Podría intentar o haber intentado algo, pero no te hubiera dado tiempo de ir sin que se percatasen y encontrar con la calma la sala de máquinas. Si suponemos que has preferido ir a lo segundo, ahí la vigilancia y el número de personas era muy bajo, por no decir nulo. No te cuesta colarte por la poca seguridad al interior de esta y dejar esperando a la gemela de sombras para que pase a tu señal y haga volar todo por los aires.
Ahora estás en la plataforma, con todos tus preparativos hechos, la explosión de la sala de máquinas hace que el Zeppelin al completo se tambalee, y en casi toda Astelia se puede escuchar el ruido. Este llega tanto al castillo como a los oídos de Helga y Shiro que habían decidido bajar y se encuentran ahora en medio de un combate. Los marines, como es de suponer, también lo han visto, así que un grupo se dirige a la zona. En cuanto a ti, la explosión no te golpea, más allá del pitido de oídos por el sonido. La cuestión es… ¿Cómo de cerca has quedado del suelo? Si aún estabas descendiendo será mejor que busques una forma de frenar tu caída o caer sobre los matojos, arbustos y árboles que decoran el borde de la plaza. Después podrás marcharte, ya sea a reencontrarte con tus compañeras y huir de lo que está por empezar en la isla ahora con los marines presentes, o para ir a buscar a estos, ganarte tú medallita y ver qué sucede con el Zeppelin que parece estar… ¿Abriéndose?
Si te tomas un momento para fijarte, notarás como este parece despiezarse y mudar de piel, siguiendo la forma de los surcos que vimos por paredes y suelo. Han perdido una parte importante de lo que era el enorme vehículo, salvándose únicamente la sala de cámaras (donde aún tienes tú canica explosiva), el laboratorio, el observatorio y unas salas para mantener el funcionamiento de forma auxiliar que tú no llegaste a ver. No podrán mantenerse tampoco mucho en el aire así, solo lo suficiente para irse y aterrizar en un lugar seguro no muy lejos de ahí.
- Helga y Shiro:
- Los hombres se quedan por un momento sorprendidos por la forma en que te presentas. Ya sabían lo de la guerra, pero no esperaban que una pirata se les cruzara premeditadamente, y al parecer, no era la única. Como fuera. Es su deber la de atraparos, aunque eso retrase sus planes. Ellos que venían a ayudar.
—Muy bien —dice el supervisor, adelantándose a sus, aún en Shock reclutas—. Uno de vosotros que llame al barco y avise de la situación. Esto nos retrasará un poco. Cuando estéis listos ya sabéis que hacer. Yo me ocupo de la niña. —Esto último no lo dice con ningún sentido condescendiente. Simplemente se trata de un hombre veterano, entrado en años ya. Este se prepara también. Lleva armas, pero por el momento ha decidido no usarlas. Se encara a ti, Helga, dejando que te lances a por él.
Shiro, tú puedes intentar interrumpir a los marines para que no contacten con los demás marines si lo ves conveniente. Si lo haces, no les quedará otra más que enfrentarte, usando para eso sus mosquetes. Cada uno lleva el suyo propio y, aunque no van a disparar a matar, estos parecen querer dejar como poco tus brazos indispuestos. Solo uno te apunta mientras el otro sopesa si es mejor llamar ahora o esperar y defenderse.
Por cierto, mientras todo esto se sucede podéis escuchar una explosión, los marines también la han escuchado y si alguno gira la cabeza podrá ver que esta procede del Zeppelin. No os hace falta tener muchas luces para saber quién ha podido ser el causante, en caso de querer culpar a alguien. Si alzáis la mirada veréis como el Zeppelin cae… Separándose la parte más grande y dañada y saliendo de su interior uno más pequeño. Tenéis la descripción mejor arriba.
- Ravenous Hounds y Tomoe:
- La alabarda se rompe en el mango, «explotando» en astillas gracias al ataque de Keiran al tiempo que una explosión más grande se puede escuchar fuera… Sobre vuestras cabezas. Esto no pasa desapercibido para nadie del castillo: Ni los hombres de Iliana, ni el caballero, pese a no tener mucho tiempo para pensar en ello ni para vosotros… Quizás la única que no le presta realmente atención es Cassandra, cuya mirada se fija en un hombre trajeado, con un bastón en mano, un DDM a juego con su apariencia en la otra y un bombín decorando su cabeza. Este camina entre vosotros con total calma. Pasando por delante de ti, Cass, hace una pequeña reverencia y sigue adelante, encaminándose a la sala del trono. Está hablando con alguien por el caracol, pero no le presta especial atención.
—Cuantos aguafiestas, ¿no cree? —Pregunta más para sí mismo que para ti antes de dirigirse a la sala del trono, abriendo las puertas de par en par. Y entonces las esferas caen.
Keiran, te ha dado tiempo para esquivarlas por un pelo. Tendrías que hablar con Napolean para que te diera tiempo suficiente a apartarte antes de ofrecer su ayuda a la causa. Primero una nevera gigante, ahora dos «balas»… Pues eso, más cuidado. El hombre recibe el golpe y estas rebotan con un sonido metálico. Se ha protegido la cabeza con ese color negruzco, pero está apretando los dientes. No reventarse el cráneo no le va a quitar la sacudida. O que por un momento parezca que fuera a ceder. Termina de caer cuando Alexander se abalanza contra él. Sigue vivo, pero está inconsciente. ¿Aún quieres decapitarlo?
Lo hagas o no, al girar la cabeza hacia la sala del trono te percataréis de que tenéis a toda la comitiva reunida: Anna sujetando a la princesita que os dio la salida para escapar de prisión, recuperar vuestras armas y todo eso, un mayordomo a su lado… Hay otras dos presencias escondidas, una te suena por su olor, quien fue a visitaros antes de Erica; Anthony, la reina, unos chuchos, más caballeros… Y dos personas que vosotros no conocéis, salvo Napo. Por cierto, la reina acaba de decapitar a uno de los caballeros de Anthony entre tanto, con ayuda de una chica con ropas que dejan claro que no es de por ahí.
— Oh, por favor, continuad —dice con toda la calma del mundo el desconocido, encaminándose hacia Anthony.
— ¿Qué hace usted aquí? —cuestiona Anthony. Si os fijáis, hay varios lobos heridos en el suelo. Probablemente alguno de ellos muertos. Y los otros, que estaban atacando al villano, han aprovechado esta pausa para apartar a sus heridos. Seguramente intenten escapar si les dejáis.
— Oh, solo venía a terminar unos asuntos. Verá, tendremos que dejar la isla por un tiempo… Indefinido. Estaría mal de mí parte no despedirme… —Mientras habla, el hombre se encamina a una silla y la coge para sí mismo—. Pero puedo esperar por un momento a que termine el espectáculo.
Helga Eiríksdóttir
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- Tranquilo colega, yo no mato si no tengo de otra o si no se lo merecen. Guau, 40 millones no es moco de pavo, tienes incluso más que yo. El Wanted es como la carta de presentación de un pirata, cuanto más tengas, más famoso eres - Respondí a Shiro hasta que nos encontramos con los marines.
Estos se quedaron de piedra ante mi presentación, pero finalmente conseguí lo que había estado deseando. Una pelea donde el más fuerte o ingenioso se llevaba la gloria. Era tiempo de ver si los resultados del entrenamiento con mi maestro habían dado sus frutos. Estiré un poco antes de comenzar. No quería que se me agarrotaran los músculos en mitad de un combate. Por parte de Shiro, accedí a que se liara a tortas con los otros marines. Si iba a matar al marine de más alto rango dependía de él. Pero en principio, solo quería derrotarlo, así que intentaría dejarle inconsciente. Me fijé en que tenía armas con él, pero no parecía dispuesto a usarlas. Es más, me dejaba dar el primer paso. Por su apariencia, me daba la sensación de que sabía lo que estaba haciendo. Sonreí e hice lo mismo. Guardé mis armas y alcé los puños para ponerme en guardia.
Justo entonces una explosión resuena, llamando la atención de todo el mundo. Sabía que aquel tipo no era de fiar pero no me esperaba que fuera a explotar un puto zeppelin. Y si no hubiera sido él, que me perdonara por pensar mal de él. Pero en fin, no era asunto mío. Solo quería ganarme mi propia diversión.
- Parece que el tío ese iba en serio... - Suspiré - Señor marine, le recomiendo que fije la vista en mi. No quisiera aprovecharme de una distracción para golpearle - Dije avisándole para después lanzarme hacia él a puño limpio.
Intenté recordar las lecciones acerca de la armadura. Tenía que imaginarme que mi brazo estaba rodeado de una armadura invisible . Apreté mi puño derecho e intenté recordar esa sensación. Una armadura capaz de defenderme de ataques pero también para incrementar la potencia de los golpes. Lancé un puñetazo a la cara del marine y me dispuse a intentar defenderme en caso de que devolviera un contraataque.
Estos se quedaron de piedra ante mi presentación, pero finalmente conseguí lo que había estado deseando. Una pelea donde el más fuerte o ingenioso se llevaba la gloria. Era tiempo de ver si los resultados del entrenamiento con mi maestro habían dado sus frutos. Estiré un poco antes de comenzar. No quería que se me agarrotaran los músculos en mitad de un combate. Por parte de Shiro, accedí a que se liara a tortas con los otros marines. Si iba a matar al marine de más alto rango dependía de él. Pero en principio, solo quería derrotarlo, así que intentaría dejarle inconsciente. Me fijé en que tenía armas con él, pero no parecía dispuesto a usarlas. Es más, me dejaba dar el primer paso. Por su apariencia, me daba la sensación de que sabía lo que estaba haciendo. Sonreí e hice lo mismo. Guardé mis armas y alcé los puños para ponerme en guardia.
Justo entonces una explosión resuena, llamando la atención de todo el mundo. Sabía que aquel tipo no era de fiar pero no me esperaba que fuera a explotar un puto zeppelin. Y si no hubiera sido él, que me perdonara por pensar mal de él. Pero en fin, no era asunto mío. Solo quería ganarme mi propia diversión.
- Parece que el tío ese iba en serio... - Suspiré - Señor marine, le recomiendo que fije la vista en mi. No quisiera aprovecharme de una distracción para golpearle - Dije avisándole para después lanzarme hacia él a puño limpio.
Intenté recordar las lecciones acerca de la armadura. Tenía que imaginarme que mi brazo estaba rodeado de una armadura invisible . Apreté mi puño derecho e intenté recordar esa sensación. Una armadura capaz de defenderme de ataques pero también para incrementar la potencia de los golpes. Lancé un puñetazo a la cara del marine y me dispuse a intentar defenderme en caso de que devolviera un contraataque.
- Resumen:
- Flipar con la destrucción del zeppelin y darme de hostias con el supervisor
Keiran T. Farraige
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Una macabra sonrisa apareció en el lupino rostro de Keiran en el momento en que la alabarda se hacía añicos tras el impacto. El golpe había sido lo suficientemente potente como para deshacerse de aquel nuevo juguete y la sorpresiva —para variar— intervención de Alexander llegó en el momento justo, dejando completamente indefenso al caballero. Su rival yacía ahora en el suelo frente a los piratas, así que podría decirse que habían logrado evadir el obstáculo nuevamente. O derribarlo. Eso sí; cuando todo acabase tendría unas palabritas con su querido contramaestre y esa manía suya de lanzar proyectiles cuando había riesgo de darle a él. Al menos no recibió ningún daño en aquella ocasión.
El pelirrojo volvió poco a poco a su apariencia natural, perdiendo el morro, disminuyendo su tamaño, desvaneciendo las llamas que lo rodeaban y, en general, volviendo a adoptar la conocida apariencia del capitán. Ocras aún se mantenía aferrada por la empuñadura en su mano derecha, temblando ligeramente como si el propio filo estuviera pidiendo algo más que saborear. Caminó sin necesidad de reflexión, acercándose a Fionn y quedando a un lado de él justo antes de decapitarlo con un movimiento veloz de su mandoble. La sangre salpicó el suelo y la cabeza del soldado rodó unos pocos metros antes de que el sabueso la sostuviera en su mano libre.
Tan absorto se había mantenido en aquella tarea que ni siquiera se percató de la llegada del hombre que portaba aquel bastón, aunque este tampoco pareció prestarles mucha atención. Lo siguió con la mirada mientras pasaba entre ellos con aquel aire despreocupado, despertando la curiosidad de Keiran. Si no les había atacado no le consideraría un enemigo... por ahora. Esperaba que no osara interponerse entre él y su presa.
—Parece que tenemos vía libre —sentenció al ver cómo abría las puertas de la sala del trono, desviando la mirada hacia sus compañeros—. Conseguimos su cabeza, incendiamos la ciudad y saqueamos cuanto encontremos. Nada más nos retiene aquí. ¿Alguna objeción?
Tras escuchar las posiciones de sus oficiales y —como si pudiera darse el caso— de Adam, Keiran avanzaría hasta cruzar el umbral hacia la sala del trono y observar así la escena. Parecía que no eran los únicos que se estaban divirtiendo allí: se había reunido la crème de la crème de Hallstat en ese mismo punto, aunque el capitán solo tenía ojos para una única persona: Anthony. Aún sentado en el trono, aquel desgraciado parecía demasiado ocupado en prestar su entera atención al recién llegado, ignorando lo que se le venía encima.
El pelirrojo torció los labios en una mueca y frunció el ceño, contemplando con un odio vacío a quien debía ser su siguiente víctima.
—¡Anthony! —rugió una vez llegaron, arrojando la cabeza de Fionn a los pies del usurpador y prácticamente haciendo caso omiso a la presencia de Illiana y el resto. Ya se ocuparía de ellos después—. Se acabaron los trucos baratos y el esconderse tras las faldas de tus hombres. Voy a llevarme tu puta cabeza para adornar con ella el mascarón de mi barco.
Tras decir esto soltó sus armas, dejándolas caer al suelo al tiempo que su cuerpo volvía a transformarse. Esta vez asumiría su forma completa directamente, convirtiéndose en un colosal can del infierno. No se lanzó al ataque aún, pero sus imponentes pasos le acercaban poco a poco hasta él.
El pelirrojo volvió poco a poco a su apariencia natural, perdiendo el morro, disminuyendo su tamaño, desvaneciendo las llamas que lo rodeaban y, en general, volviendo a adoptar la conocida apariencia del capitán. Ocras aún se mantenía aferrada por la empuñadura en su mano derecha, temblando ligeramente como si el propio filo estuviera pidiendo algo más que saborear. Caminó sin necesidad de reflexión, acercándose a Fionn y quedando a un lado de él justo antes de decapitarlo con un movimiento veloz de su mandoble. La sangre salpicó el suelo y la cabeza del soldado rodó unos pocos metros antes de que el sabueso la sostuviera en su mano libre.
Tan absorto se había mantenido en aquella tarea que ni siquiera se percató de la llegada del hombre que portaba aquel bastón, aunque este tampoco pareció prestarles mucha atención. Lo siguió con la mirada mientras pasaba entre ellos con aquel aire despreocupado, despertando la curiosidad de Keiran. Si no les había atacado no le consideraría un enemigo... por ahora. Esperaba que no osara interponerse entre él y su presa.
—Parece que tenemos vía libre —sentenció al ver cómo abría las puertas de la sala del trono, desviando la mirada hacia sus compañeros—. Conseguimos su cabeza, incendiamos la ciudad y saqueamos cuanto encontremos. Nada más nos retiene aquí. ¿Alguna objeción?
Tras escuchar las posiciones de sus oficiales y —como si pudiera darse el caso— de Adam, Keiran avanzaría hasta cruzar el umbral hacia la sala del trono y observar así la escena. Parecía que no eran los únicos que se estaban divirtiendo allí: se había reunido la crème de la crème de Hallstat en ese mismo punto, aunque el capitán solo tenía ojos para una única persona: Anthony. Aún sentado en el trono, aquel desgraciado parecía demasiado ocupado en prestar su entera atención al recién llegado, ignorando lo que se le venía encima.
El pelirrojo torció los labios en una mueca y frunció el ceño, contemplando con un odio vacío a quien debía ser su siguiente víctima.
—¡Anthony! —rugió una vez llegaron, arrojando la cabeza de Fionn a los pies del usurpador y prácticamente haciendo caso omiso a la presencia de Illiana y el resto. Ya se ocuparía de ellos después—. Se acabaron los trucos baratos y el esconderse tras las faldas de tus hombres. Voy a llevarme tu puta cabeza para adornar con ella el mascarón de mi barco.
Tras decir esto soltó sus armas, dejándolas caer al suelo al tiempo que su cuerpo volvía a transformarse. Esta vez asumiría su forma completa directamente, convirtiéndose en un colosal can del infierno. No se lanzó al ataque aún, pero sus imponentes pasos le acercaban poco a poco hasta él.
- Resumen:
- Entrar en la sala del trono y presentarle respetos al usurpador.
Tomoe Asai-Asakura
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Y así, uno de los dos caballeros perdió la cabeza, no consideraba que fuera necesario pero no diría nada, él había intentado decapitar a la reina primero. Entre los tres (Sam, Illiana y Tomoe) sería bastante sencillo deshacerse del que quedaba, pero claro... no todo podía ser fácil ni bonito. Llegaron un puñado de personas bastante violentas. Se empezaba a preguntar qué demonios hacía ella allí. Había ido para ayudar pero... la reina no estaba poniéndoselo fácil, y su falta de preocupación por sus aliados y su pueblo estaban empezando a hacer que no quisiera continuar allí.
El líder del grupo nuevo, un hombre pelirrojo, acabó por transformarse en una bestia que parecía salida del mismo infierno. Tragó saliva. Nop. Ya había tenido suficiente acción por un mes. Tomoe ya había acabado sus dos misiones de forma "exitosa", era totalmente innecesario arriesgarse el pellejo en un fuego cruzado en el que no sacaría ninguna conclusión. Aprovecharía la conmoción creada por la bestia infernal para retroceder, envainar su odachi, e irse del castillo. Confiaba en que la amenaza del pelirrojo tendría prioridad sobre una desconocida retirándose.
Si lograba salir de la sala del trono saldría también del castillo. Conociendo ya las patrullas de Hallstat, se movería por las calles evitando a los guardias y, armada con el conocimiento de que el Gobierno no había metido mano en la guerra civil y con un par de tomos sobre las drogas y los experimentos que la gente tras Anthony había realizado, buscaría salir de la ciudad de Astelia y volver al puerto.
Durante el camino haría las últimas anotaciones sobre los lobos, su particular amnesia selectiva, y sobre su juicio sobre la personalidad y acciones de la reina. Su veredicto personal era que no podían dejar la isla en manos de la monarquía actual.
—Ahora a buscar cómo salir de la isla... y a preparar el informe —murmuró. Ya le tocaría buscar transporte, robar alguna nave pirata o algo así.
El líder del grupo nuevo, un hombre pelirrojo, acabó por transformarse en una bestia que parecía salida del mismo infierno. Tragó saliva. Nop. Ya había tenido suficiente acción por un mes. Tomoe ya había acabado sus dos misiones de forma "exitosa", era totalmente innecesario arriesgarse el pellejo en un fuego cruzado en el que no sacaría ninguna conclusión. Aprovecharía la conmoción creada por la bestia infernal para retroceder, envainar su odachi, e irse del castillo. Confiaba en que la amenaza del pelirrojo tendría prioridad sobre una desconocida retirándose.
Si lograba salir de la sala del trono saldría también del castillo. Conociendo ya las patrullas de Hallstat, se movería por las calles evitando a los guardias y, armada con el conocimiento de que el Gobierno no había metido mano en la guerra civil y con un par de tomos sobre las drogas y los experimentos que la gente tras Anthony había realizado, buscaría salir de la ciudad de Astelia y volver al puerto.
Durante el camino haría las últimas anotaciones sobre los lobos, su particular amnesia selectiva, y sobre su juicio sobre la personalidad y acciones de la reina. Su veredicto personal era que no podían dejar la isla en manos de la monarquía actual.
—Ahora a buscar cómo salir de la isla... y a preparar el informe —murmuró. Ya le tocaría buscar transporte, robar alguna nave pirata o algo así.
- resumen:
Aprovecha la conmoción por el bicharraco infernal que ha aparecido para hacer un NOPE y salir de escena. [Saldría del capítulo con este post]
Cassandra Pendragon
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Los ojos carmesí de Cassandra se pasearon por la escena en busca del origen de su extraña sensación, pasando por alto borrones de armaduras, peleas, golpes o ataques hasta detenerse en una figura concreta, que parecía fuera de lugar.
Se trataba de un hombre vestido con un elegante traje de color oscuro que bajo la mirada crítica de la aristócrata había sido fabricado a medida para él. No solo le quedaba como un guante, sino que estaba impecable. El hombre había avanzado por una zona de combate y había mantenido su traje completamente limpio. Sobre la cabeza llevaba un bombín de color negro que descansaba sobre su pelo oscuro perfectamente recortado, que acompañaba su bigote elegantemente definido. En sus manos, un bastón a juego con el resto de su apariencia, elegante, que utilizaba como acompañamiento para caminar pero claramente no necesitaba, y un DDM personalizado con su apariencia.
El caballero avanzó por la escena y llegó a pasar por delante de la noble. Dándose cuenta de que estaba siendo observado, le hizo una cortés reverencia y le dirigió unas palabras, al tiempo que continuaba su camino.
Cassandra no supo muy bien por qué, pero tuvo el impulso inmediato de seguir a aquel hombre y, para cuando quiso darse cuenta, sus pies ya se estaban moviendo.
Si algo sabía la princesa, era identificar a alguien decente. Y aquella persona claramente estaba por encima de aquella especie de guerra civil, y de todas aquellas peleas que se sucedían a su alrededor. Su aire de calma y confianza le decía que no le afectaría en absoluto el resultado de aquel altercado. Quizá saldría beneficiado de todas maneras. O quizá estaba allí por motivos completamente ajenos.
Fuera como fuere, Cassandra lo siguió hasta el interior de la sala del trono con cautela, donde se encontró una nueva batalla campal, aunque esta vez con figuras considerablemente más relevantes. Anthony, Erica, la tipa que les había llevado las llaves y el mapa, algunos lobos, gente que ella reconocía vagamente de la batalla que había sucedido semanas antes...
—Huh, nosotros en la puerta cuando la verdadera fiesta estaba pasando aquí dentro —comentó para sí, sin perder de vista a su objetivo.
El tipo se acercó a Anthony y entabló conversación con él.
A sabiendas de que en cuanto Keiran entrase en el cuarto se lanzaría a por aquel hombre y nada ni nadie podría interponerse en su camino, Cassandra se aguantó las ganas de acercarse a darle un puñetazo en la nariz y se dirigió en su lugar hacia Anna.
La joven estaba sujetando a la princesa Erica por algún motivo. Quizá su intuición le había dicho que debía usarla como rehén, o quizá sencillamente se había agarrado a la que había visto más vulnerable y rica. Fuese cual fuese el motivo, a la princesa merciana le venía de perlas aquella situación en concreto.
Erica estaba claramente en peligro allí en medio, sobre todo si su superpoder consistía en meterse en los sueños de la gente cuando dormían y parecía carecer de cualquier tipo de entrenamiento marcial o militar. Y la noble no tenía mucha intención de cumplir su parte del trato, pero sí le apetecía obtener la recompensa.
Podía torcer aquella situación a su favor.
—Anna, querida, veo que has encontrado a nuestra salvadora —la interpeló Cassandra, antes de hacer una pequeña reverencia dedicada a la noble de Hallstat—. Princesa Erica, es un placer verla en persona. Parece que se encuentra en una situación peliaguda, pero no se preocupe, mi compañera se encargará de asegurar su supervivencia —le dijo, antes de dirigirse a Anna de nuevo—. Eres rápida y ágil y la princesa no pesa mucho así que asumo que podrás cargar con ella en caso necesario. Asegúrate de que no recibe ningún daño y sale de aquí de una pieza. Es una misión importante, así que protégela con tu vida —le ordenó, con tono serio y autoritario, antes de darles la espalda—. Volveré enseguida.
Tras el pequeño intercambio de palabras con Anna y Erica, la princesa se dirigió directa hacia el elegante hombre trajeado que había llamado su atención, con la clara intención de sonsacarle cuanta más información posible. No parecía tener intención de pelear, después de todo, sino de quedarse a disfrutar del espectáculo, así que quizá no haría ascos a un poco de compañía.
Así, la engreída se acercó al hombre con paso decidido y elegante esquivando a los contendientes del lugar mientras se colocaba el pelo y se limpiaba el rostro para tener mejor apariencia, se situó a su lado y le habló:
—Si no es mucha molestia, buen señor, ¿podría preguntar qué le trae a este lugar? Por su aspecto una diría que no pertenece a esta isla, y por su comportamiento que no está personalmente implicado en esta batalla. ¿Quizá ha venido a pasar el tiempo y observar a esa segunda luz en el cielo? —interrogó con toda la educación diplomática de la que disponía, y una amable sonrisa en el rostro.
Quizá aquella era la persona que tenía las respuestas que Cassandra llevaba semanas buscando.
Se trataba de un hombre vestido con un elegante traje de color oscuro que bajo la mirada crítica de la aristócrata había sido fabricado a medida para él. No solo le quedaba como un guante, sino que estaba impecable. El hombre había avanzado por una zona de combate y había mantenido su traje completamente limpio. Sobre la cabeza llevaba un bombín de color negro que descansaba sobre su pelo oscuro perfectamente recortado, que acompañaba su bigote elegantemente definido. En sus manos, un bastón a juego con el resto de su apariencia, elegante, que utilizaba como acompañamiento para caminar pero claramente no necesitaba, y un DDM personalizado con su apariencia.
El caballero avanzó por la escena y llegó a pasar por delante de la noble. Dándose cuenta de que estaba siendo observado, le hizo una cortés reverencia y le dirigió unas palabras, al tiempo que continuaba su camino.
Cassandra no supo muy bien por qué, pero tuvo el impulso inmediato de seguir a aquel hombre y, para cuando quiso darse cuenta, sus pies ya se estaban moviendo.
Si algo sabía la princesa, era identificar a alguien decente. Y aquella persona claramente estaba por encima de aquella especie de guerra civil, y de todas aquellas peleas que se sucedían a su alrededor. Su aire de calma y confianza le decía que no le afectaría en absoluto el resultado de aquel altercado. Quizá saldría beneficiado de todas maneras. O quizá estaba allí por motivos completamente ajenos.
Fuera como fuere, Cassandra lo siguió hasta el interior de la sala del trono con cautela, donde se encontró una nueva batalla campal, aunque esta vez con figuras considerablemente más relevantes. Anthony, Erica, la tipa que les había llevado las llaves y el mapa, algunos lobos, gente que ella reconocía vagamente de la batalla que había sucedido semanas antes...
—Huh, nosotros en la puerta cuando la verdadera fiesta estaba pasando aquí dentro —comentó para sí, sin perder de vista a su objetivo.
El tipo se acercó a Anthony y entabló conversación con él.
A sabiendas de que en cuanto Keiran entrase en el cuarto se lanzaría a por aquel hombre y nada ni nadie podría interponerse en su camino, Cassandra se aguantó las ganas de acercarse a darle un puñetazo en la nariz y se dirigió en su lugar hacia Anna.
La joven estaba sujetando a la princesa Erica por algún motivo. Quizá su intuición le había dicho que debía usarla como rehén, o quizá sencillamente se había agarrado a la que había visto más vulnerable y rica. Fuese cual fuese el motivo, a la princesa merciana le venía de perlas aquella situación en concreto.
Erica estaba claramente en peligro allí en medio, sobre todo si su superpoder consistía en meterse en los sueños de la gente cuando dormían y parecía carecer de cualquier tipo de entrenamiento marcial o militar. Y la noble no tenía mucha intención de cumplir su parte del trato, pero sí le apetecía obtener la recompensa.
Podía torcer aquella situación a su favor.
—Anna, querida, veo que has encontrado a nuestra salvadora —la interpeló Cassandra, antes de hacer una pequeña reverencia dedicada a la noble de Hallstat—. Princesa Erica, es un placer verla en persona. Parece que se encuentra en una situación peliaguda, pero no se preocupe, mi compañera se encargará de asegurar su supervivencia —le dijo, antes de dirigirse a Anna de nuevo—. Eres rápida y ágil y la princesa no pesa mucho así que asumo que podrás cargar con ella en caso necesario. Asegúrate de que no recibe ningún daño y sale de aquí de una pieza. Es una misión importante, así que protégela con tu vida —le ordenó, con tono serio y autoritario, antes de darles la espalda—. Volveré enseguida.
Tras el pequeño intercambio de palabras con Anna y Erica, la princesa se dirigió directa hacia el elegante hombre trajeado que había llamado su atención, con la clara intención de sonsacarle cuanta más información posible. No parecía tener intención de pelear, después de todo, sino de quedarse a disfrutar del espectáculo, así que quizá no haría ascos a un poco de compañía.
Así, la engreída se acercó al hombre con paso decidido y elegante esquivando a los contendientes del lugar mientras se colocaba el pelo y se limpiaba el rostro para tener mejor apariencia, se situó a su lado y le habló:
—Si no es mucha molestia, buen señor, ¿podría preguntar qué le trae a este lugar? Por su aspecto una diría que no pertenece a esta isla, y por su comportamiento que no está personalmente implicado en esta batalla. ¿Quizá ha venido a pasar el tiempo y observar a esa segunda luz en el cielo? —interrogó con toda la educación diplomática de la que disponía, y una amable sonrisa en el rostro.
Quizá aquella era la persona que tenía las respuestas que Cassandra llevaba semanas buscando.
- Resumen:
- Seguir al hombre británico.
- Divisar a Anna y Erica y acercarse a ellas para asegurar la protección de la princesa y dejar esta a manos de su nueva protegida.
- Acercarse al británico ypreguntarle si quiere té con pastasentablar conversación.
Morgoth
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Mi plan solo había salido bien a la mitad. La parte que consideraba más importante no había podido completarla dado que estaba llena de gente y habrían saltado las alarmas de haber intentado hacer algo. Sin embargo, la segunda parte no había fallado. El colocar el explosivo y dejar la sombra de una de las niñas.
A pesar de haber calculado bastante bien las distancias, los tiempos se me habían pasado un poco por alto y casi no lo cuento. Cuando le di la orden a la sombra el ascensor estaba empezando a bajar y el explosivo detonó con gran violencia haciendo que todo comenzase a tambalearse. Mientras un pitido en los oídos comenzó bastante fuerte de forma que hacía que la cabeza me doliese. Me llevé las manos a los oídos para taparlos por si me ayudaba a reducir el pitido, cosa que no sucedió, aun así, me permitió al subconsciente abrir los ojos. Vi en ese momento a Raven volando por encima de la plaza en el límite del rango que podía. Sin pensar en posibles consecuencias cambié mi posición con la suya y de pronto me vi cayendo al vacío.
Como pude me giré para ver el suelo acercarse, sin embargo, no era así, entre el suelo y mi cuerpo se interponía un árbol. Me hice una bola para cubrir mi pecho y cabeza del impacto. Y funcionó con los primeros, haciendo que estos primeros golpes, sobre todo el primero fuesen en los brazos y piernas. Unos segundos después me encontraba en el suelo y notaba bastante dolor en uno de los brazos. No creía que estuviese roto ya que me ayude con él para levantarme a duras penas, pero si era posible que le pasase algo.
Miré hacia el Zepplin y pude ver como su estructura parecía desmoronarse mientras que otra estructura igual, pero más pequeña salía de su interior. No me lo podía creer. Suponía que alguna clase de seguridad para mantenerse un poco en el aire tuviese, pero otro más pequeño no me lo había imaginado “Debe ser una Matrioska o algo así”. Metí la mano sana en la gabardina y saqué mi pistola, aún tenía una opción. Me camufle como pude entre unos arbustos donde nadie me viese y transforme la pistola el un rifle como mi huella.
Revisé la estructura y si mal no recordaba las zonas por las que había estado en su interior, más o menos supuse en que zona se encontraba el laboratorio con el tanque. Quizás necesitase un poco de suerte, pero apunté donde más o menos podría encontrarse y comencé a disparar con el arma a aquel punto. Como había descubierto hacía tiempo, aquel arma no tenía proyectiles normales, sino que eran un tipo de ondas que no afectaban a objetos inertes, sino que solo a los organismos vivos, y esperaba darle a algunos con alguno de los proyectiles que lancé hasta que se gastó la munición.
A pesar de haber calculado bastante bien las distancias, los tiempos se me habían pasado un poco por alto y casi no lo cuento. Cuando le di la orden a la sombra el ascensor estaba empezando a bajar y el explosivo detonó con gran violencia haciendo que todo comenzase a tambalearse. Mientras un pitido en los oídos comenzó bastante fuerte de forma que hacía que la cabeza me doliese. Me llevé las manos a los oídos para taparlos por si me ayudaba a reducir el pitido, cosa que no sucedió, aun así, me permitió al subconsciente abrir los ojos. Vi en ese momento a Raven volando por encima de la plaza en el límite del rango que podía. Sin pensar en posibles consecuencias cambié mi posición con la suya y de pronto me vi cayendo al vacío.
Como pude me giré para ver el suelo acercarse, sin embargo, no era así, entre el suelo y mi cuerpo se interponía un árbol. Me hice una bola para cubrir mi pecho y cabeza del impacto. Y funcionó con los primeros, haciendo que estos primeros golpes, sobre todo el primero fuesen en los brazos y piernas. Unos segundos después me encontraba en el suelo y notaba bastante dolor en uno de los brazos. No creía que estuviese roto ya que me ayude con él para levantarme a duras penas, pero si era posible que le pasase algo.
Miré hacia el Zepplin y pude ver como su estructura parecía desmoronarse mientras que otra estructura igual, pero más pequeña salía de su interior. No me lo podía creer. Suponía que alguna clase de seguridad para mantenerse un poco en el aire tuviese, pero otro más pequeño no me lo había imaginado “Debe ser una Matrioska o algo así”. Metí la mano sana en la gabardina y saqué mi pistola, aún tenía una opción. Me camufle como pude entre unos arbustos donde nadie me viese y transforme la pistola el un rifle como mi huella.
Revisé la estructura y si mal no recordaba las zonas por las que había estado en su interior, más o menos supuse en que zona se encontraba el laboratorio con el tanque. Quizás necesitase un poco de suerte, pero apunté donde más o menos podría encontrarse y comencé a disparar con el arma a aquel punto. Como había descubierto hacía tiempo, aquel arma no tenía proyectiles normales, sino que eran un tipo de ondas que no afectaban a objetos inertes, sino que solo a los organismos vivos, y esperaba darle a algunos con alguno de los proyectiles que lancé hasta que se gastó la munición.
- resumen:
- Narrar como salgo del vehículo a duras penas, daños por la caída libre sobre un árbol de la plaza (no lo pongo porque el personaje no tiene ni idea de medicina, pero tendría una fisura en un brazo), ocultarme y disparar con mi rifle a donde creo que está la sala del tanque con la niña (lo intento intuir dado que he estado en el Zeppelin y pasé por ella).
Anna Bloodfallen
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La buena noticia es que, pase lo que pase, toda esta gente peligrosa jamás dará conmigo sin importar cuánto me busquen. Es lo bueno de llevar una máscara. Las malas noticias son… Bueno, a ver por dónde comienzo. Básicamente, me encuentro en medio de una pelea que no termino de entender. Hay gente peligrosa por todos lados y algo me dice que, como dé un paso en falso, acabaré hecha un alfiletero. Y he decidido tomar de rehén a la única persona que no me podría matar solo con la mirada, una niña con pintas de importante pero débil a la vez.
Estoy esperando algo, no sé exactamente qué, pero algo espero. Me quedo en el salón del trono viendo cómo esta gente se intenta matar la una a la otra. ¿Pueden morirse pronto, por favor? Yo no quiero estar aquí. Cuando se abre la puerta entiendo lo que esperaba hace un rato: al vagabundo y a la señora escándalo. De alguna manera me siento aliviada, creo que tener de aliado a alguien que escupe fuego y se transforma en un monstruo es de lo más útil. Si tuviera en mi poder un escuadrón de estos perros de lava, podría conquistar Yhardum y proclamarme como reina. Ya le pediría a alguien que se ocupe de la gobernanza.
Cuando mi autoproclamada jefa aparece en escena vengo a enterarme de que la niña es una princesa. Erica es su nombre. Un poco aburrido en mi opinión, pero no estamos aquí para juzgar a la gente. Me habla de muchas cosas aunque entiendo lo más importante: necesita que la cuide. Miro a la princesa con desconfianza y luego miro a Cassandra. ¿Está segura de confiarme algo tan… importante? Podría secuestrarla, pedir un rescate y desaparecer luego. O podría matarla y fugarme. Podría hacer tantas cosas que no entiendo cómo esta mujer confía en mí.
—Yo… Está bien, lo haré. Huiré y luego ya veré qué hacer —respondo sin haber aceptado conscientemente la misión—. Supongo que esto nos convierte en amiguis, princesa.
Dejo que Keiran haga sus cosas con el hombre que está sentado en el trono (no es mi problema, la verdad) y busco la salida más cercana. Escabullirme es mi fuerte y, si llegase a toparme con alguien, arremetería directo a su cuello para quitarlo de mi camino. En fin, a huir se ha dicho que no puedo morir hoy.
Estoy esperando algo, no sé exactamente qué, pero algo espero. Me quedo en el salón del trono viendo cómo esta gente se intenta matar la una a la otra. ¿Pueden morirse pronto, por favor? Yo no quiero estar aquí. Cuando se abre la puerta entiendo lo que esperaba hace un rato: al vagabundo y a la señora escándalo. De alguna manera me siento aliviada, creo que tener de aliado a alguien que escupe fuego y se transforma en un monstruo es de lo más útil. Si tuviera en mi poder un escuadrón de estos perros de lava, podría conquistar Yhardum y proclamarme como reina. Ya le pediría a alguien que se ocupe de la gobernanza.
Cuando mi autoproclamada jefa aparece en escena vengo a enterarme de que la niña es una princesa. Erica es su nombre. Un poco aburrido en mi opinión, pero no estamos aquí para juzgar a la gente. Me habla de muchas cosas aunque entiendo lo más importante: necesita que la cuide. Miro a la princesa con desconfianza y luego miro a Cassandra. ¿Está segura de confiarme algo tan… importante? Podría secuestrarla, pedir un rescate y desaparecer luego. O podría matarla y fugarme. Podría hacer tantas cosas que no entiendo cómo esta mujer confía en mí.
—Yo… Está bien, lo haré. Huiré y luego ya veré qué hacer —respondo sin haber aceptado conscientemente la misión—. Supongo que esto nos convierte en amiguis, princesa.
Dejo que Keiran haga sus cosas con el hombre que está sentado en el trono (no es mi problema, la verdad) y busco la salida más cercana. Escabullirme es mi fuerte y, si llegase a toparme con alguien, arremetería directo a su cuello para quitarlo de mi camino. En fin, a huir se ha dicho que no puedo morir hoy.
Normas del capítulo:
- Se moderará los martes entre las 22:00 y las 23:59.
- No se puede postear los martes antes de la moderación.
- Hay un reloj que marca el tiempo restante. Cuando acaba los temas se cierran.
- Está prohibido metarrolear, powerrolear y demás actitudes tóxicas.
- A más riesgo, más premio.
- Como es tradición, el barco de Sons of Anarchy se hundirá en algún momento.
- Cada post debe ocupar entre 250 y 1.200 palabras. Si no se está en estos límites, el post podría ser ignorado.
- Es responsabilidad de un usuario comunicarse con la gente con la que interactúa.
- Si un post tiene más de 15 faltas ortográficas por párrafo podría ser ignorado.
- Hacer un resumen de acciones relevantes es obligatorio independientemente de la extensión.
- La ley del plot no es a prueba de idiotas.
Moderación:
- Morgoth:
- Consigues caer sin muchos más daños y apuntas. Te tomas un momento para concentrarte, terminando de recuperarte del susto y la momentánea sordera poco a poco. Cuando lo haces, disparas. Las balas especiales atraviesan chapa, metal y los otros materiales que configuran el Zeppelin sin dañarlo y aciertas los tiros con más o menos suerte. Es difícil apuntar ahora que se ha desglosado, así que no sabrás si has conseguido tu objetivo o no realmente…
Sin embargo, dentro del laboratorio varios de los científicos han caído al suelo, entre ellos también está la asistenta de Spirelli. En última instancia, el corazón de la niña, la hija de Spirelli que iba a ser su nuevo recipiente, ha dejado de latir. En caso de que las balas dejen la marca de haber perforado esta le hubiera dado desde abajo en dirección al corazón, acabando con su vida. Salvo que tuviera más ases en la manga, ahora sí, la mujer a muerto del todo.
Vacías el cargador. ¿Y ahora? Tal vez sea mejor alejarse lo antes posible por si alguien ha sobrevivido. Aún hay aliados de Altair y su superior en la isla, según lo que sabes. Si te marchas ahora no tendrás problemas para salir de la ciudad y llegar al puerto. Te da tiempo a buscar a tus acompañantes también y huir.
- Tomoe:
- Tal y como esperabas, gracias al cielo, nadie se fija en ti con la acalorada situación en la que os encontráis. Ves al hombre-bestia acercarse en dirección a Anthony, a una atónita Iliana, algo ofendida, a varias personas más moviéndose. Es todo muy confuso, así que no tienes problemas en escabullirte por la puerta. Y parece que los lobos y Samvel en última instancia ha decidido seguirte. El sentido de auto preservación, o la idea de que sería mejor ayudar a los que no pueden luchar, ha hecho que el chico se mueva. Vuestros caminos se separan al poco de dejar el castillo.
No tienes problemas en marcharte de la ciudad tampoco si lo haces, y te da tiempo para apuntar algunas cosas más, como la aparición estrella de la marina, seguramente para intentar apresar a los piratas; o el Zeppelin que ha mudado de piel y encogido, quedando los restos de su versión más grandes en el suelo. Esperemos que no le haya caído encima a nadie. Como sea, no tienes problemas para llegar al puerto y poner rumbo de la forma que sea a dónde veas más conveniente.
- Helga y Shiro:
- Shiro, parece que te lo has tomado con la suficiente calma como para que los marines hayan conseguido avisar de la situación a sus compañeros, de forma un tanto escueta. Puedes intentar pararles ahora los pies y entorpecerles o dedicarte a defender a Helga para que nadie interrumpa su pelea.
Helga, por tu parte el hombre te mira con una mezcla de sorpresa y mofa. Le ha resultado divertida esa ocurrencia de que no quieras ganarle porque se haya distraído. ¿Desde cuándo un pirata tiene honor? Aunque sea por tu necesidad de demostrar que no ha sido cosa de la suerte el derrotarle, de conseguirlo.
Como sea, te atacas contra el marine y tu puño por un momento se ve cubierto de esa aura azabache. Justo cuando tus nudillos golpean contra el antebrazo del mayor. Lo curioso es que no parece carne lo que has tocado, sino una dura pared o plancha de metal. Si te fijas, su brazo también tiene este mismo color azabache, pero se ve más sólido que el tuyo. Te dedica una sonrisa burlona.
—¿Estás segura de que es por mí por quién debes preocuparte, niña? —pregunta antes de, con su diestra, devolverte el puñetazo con aún más fuerza que la tuya. Al estar tan cerca, realiza un golpe ascendente en la boca de tu estómago. El impacto te deja sin aliento y, de no ser porque tus reflejos han hecho que justo en ese momento tu vientre se hubiera tornado duro, mucho más que tu brazo, estarías seguramente en el suelo. Te hace retroceder un par de metros. Espero que no hayas desayunado mucho para no vomitar. Tú decides si seguir con ello o no… ¿Tienes lo que hay que tener para aguantar un golpe más?
- Ravenous Hounds:
- La princesa alza una ceja ligeramente, algo escéptica ante tus formas, Cassandra. ¿Por qué? Bueno, no ha olvidado tus formas dentro del mundo de los sueños. Aunque sus pensamientos se los guarda para sí misma mientras dibuja una leve sonrisa. Tanto el mayordomo como sus acompañantes se relajan un poco al ver que, efectivamente, Anna no era un peligro para la mujer. Quién no parece tan contento es Anthony, pero está demasiado ocupado en tratar con Mercurio, el hombre del bombín, mientras que los lobos aprovechan para escapar con el rabo entre las piernas.
El otro caballero sigue ocupado con Iliana mientras, aunque todas las atenciones se vuelcan en vosotras cuando Anna agarra a la princesa por la muñeca y la arrastra fuera de la habitación, o eso intenta. Está claro que Anthony va a intentar impedirlo, así como su otro caballero que esquiva a la reina, se agacha a agarrar el arma de su compañero caído y se lo lanza a Anna. Por suerte, el hombre que protegía a Erica fue más rápido y recibió el impacto de lleno por ella. La princesa suelta un grito. Por un momento hace por zafarse de tu agarre, Anna para ir con él, pero eres más fuerte y consigues sacarla de la sala. Keiran, Napo y Adam están del otro lado y la cabeza de Fionn vuela hacia Anthony mientras vosotras os escabullís.
Una cosa menos, Cassandra. Puedes respirar aliviada tras ese primer susto, volviendo el hilo dela conversación en las palabras de Giovanni, como se ha presentado el hombre. No tenéis mucho tiempo para hablar, pero confirma tus sospechas.
—¿Importarme? Bueno, hasta hará una media hora quizás tuviera un cierto interés. Pero no, no. Soy un hombre de negocios. Un trabajo aquí, una posible fortuna por allá. Pero esta isla ya no tiene valor para mí asociación. De hecho solo bajaba a despedirme antes de marcharnos. ¿Sobre el sol? Oh, supongo que podría contárselo a alguien tan encantadora. Pronto habrá desaparecido del cielo. Es un regalo de los cielos, un cometa que pasa por cerca de nuestro mundo cada ciento de años. Y hoy ha sido el día en el que un fragmento ha debido caer en alguna parte de los mares.
Parece que es algo interesante con relación a la astronomía. Y seguro que el hombre tiene más datos interesantes… Pero Keiran ya ha entrado en la sala para encarar a un Anthony que tiene cosas bastante mejores que hacer. De hecho, a punto está el tirano de intentar acabar cuanto antes con él para ir tras su futura reina de Hallstatt hasta que… Sus ojos se abren como platos de repente.
Ha sido tan rápido que ninguno ha visto cómo ha pasado, pero la cabeza del hombre está ahora separada de su cuerpo, en las manos de Giovanni.
—Vaya, eso ha estado cerca. Como iba diciendo, venía a despedirme y deshacerme de lo que ya no me es útil. Aunque parece que va a tener un uso más. —Mira a Keiran— ¿Querías su cabeza, no? Podría dártela si nos volvemos a ver en el Grand Line. Si me disculpáis… —Se despide de Cassandra y hace por ir a la salida, pero antes de hacerlo se vuelve al resto del cuerpo de Anthony que es ahora una fuente de sangre en el suelo y de un bolsillo saca una botellita con un líquido verde y se lo hecha dentro del cuello. Este no tarda en repetir un proceso del que debéis estar ya aburridos, y pronto sale una criatura más planta que humano, sin cabeza, de lo que antes era un cadáver, con todo el numerito de ser previamente tragado por la tierra. No sería divertido que pudierais intentar recuperarla sin más.
El ser parece que se va a abalanzar hacia Keiran en un primer instante, pero parece más interesado en la reina. Sobre si intentáis atacar o no al trajeado, que se va por la puerta grande… Podéis intentarlo. No irá a matar, pero no conseguiréis cogerle con la guardia baja. Y tenéis más problemas en camino. Vosotros veréis.
Helga Eiríksdóttir
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Parece que mi advertencia le pareció graciosa al marine, pues le resultaba raro que una pirata tuviera honor. Podría haberle dado el primer golpe cuando estaba distraído viendo caer el zeppelín, pero eso sería renunciar a mis creencias e insultar el honor de mi oponente como guerrero. Y eso no iba a pasar. Aunque se mofara, yo me mantuve con un rostro sereno. Si él se quería tomar a mal mi muestra de honor, allá él. Le ataqué y logré poner mi puño con la barrera extraña que me había explicado el calvo hacía ya , lo que parecía, una eternidad. Pero... mi cara se desfiguró de la sorpresa al ver que el marine había imbuido su antebrazo de la misma barrera para defenderse. Y cuando le golpee en aquella zona, me dolió la mano pues era como haber golpeado a un maldito metal duro como el demonio. Mi cara de sorpresa no duró mucho, pues a los pocos segundos me encontraba doblada. Había recibido un golpe bastante duro en el estómago que había logrado amortiguar un poco de alguna manera.
Comencé a toser debido a la torta. Este marine realmente era duro. Aquello puso una sonrisa en mi rostro. No era moco de pavo y probablemente me iba a vencer si no tenía cuidado. Después de recomponerme, me sequé las babas de la boca y me puse a reír. Por fin un rival fuerte desde mi maestro el calvo. Con esta gaviota podría intentar mejorar mis habilidades. Escupí a un lado y volví a asumir mi guardia.
- Ya veo que no debo preocuparme por ti, marine. Me alegra encontrar alguien que haga que tenga que superar mis límites. De esta manera es mejor antes que golpearte mientras estás distraído. Así es más divertido, como tiene que ser una pelea - Dije para después volverme a lanzar contra él.
Esta vez intentaría usar mi poder para imbuir mis puños de oro sólido intentando combinarlos con la barrera. Esperaba que de esa manera mis golpes fueran mas fuertes. E intentaría hacer lo que me dijo el calvo. De intentar sentir los ataques del adversario para intentar defenderme lo mejor posible y si pudiera esquivarlos, mejor.
Comencé a toser debido a la torta. Este marine realmente era duro. Aquello puso una sonrisa en mi rostro. No era moco de pavo y probablemente me iba a vencer si no tenía cuidado. Después de recomponerme, me sequé las babas de la boca y me puse a reír. Por fin un rival fuerte desde mi maestro el calvo. Con esta gaviota podría intentar mejorar mis habilidades. Escupí a un lado y volví a asumir mi guardia.
- Ya veo que no debo preocuparme por ti, marine. Me alegra encontrar alguien que haga que tenga que superar mis límites. De esta manera es mejor antes que golpearte mientras estás distraído. Así es más divertido, como tiene que ser una pelea - Dije para después volverme a lanzar contra él.
Esta vez intentaría usar mi poder para imbuir mis puños de oro sólido intentando combinarlos con la barrera. Esperaba que de esa manera mis golpes fueran mas fuertes. E intentaría hacer lo que me dijo el calvo. De intentar sentir los ataques del adversario para intentar defenderme lo mejor posible y si pudiera esquivarlos, mejor.
- Resumen:
- Disfrutar de la pelea y seguir con ella con dos ovarios
Morgoth
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Mi trabajo estaba hecho, había intentado detener a aquellos piratas y en principio no tenían que sospechar de mí dado que me había asegurado de que nadie me veía cuando hice todo. Quizás estos últimos disparos pudiesen haber revelado algo con alguna cámara, sin embargo, dado que los proyectiles no dejan rastro era difícil relacionarlos conmigo.
Volví a pulsar la huella del arma y se replegó hasta convertirse de nuevo en una pistola, la cual introduje en el abrigo y desapareció en las sombras. Me centré en el ki que pudiese haber alrededor y comencé a moverme. El brazo seguía doliéndome, lo cual no era normal en mí que siempre lo había soportado bastante bien, quizás estuviese roto y los disparos no habían ayudado a reducir la carga en este.
Una vez salí de la plaza guardé las manos en los bolsillos del abrigo para que el brazo herido descansase en una posición relajada y no me siguiese doliendo. Mientras caminaba por las calles, intenté evitar todos los conflictos que podía mientras me dirigía hacia el puerto para buscar a los marines. Saqué a Katua de las sombras y antes de llegar a un cruce era este quien miraba tras las esquinas y luego seguía avanzando si no había peligro.
“Necesito un médico” pensé mirando el brazo que no dejaba de doler. Una vez en el puerto esperé a encontrarme con algún marine para poder explicarle la situación. Si me encontraba con alguno, le pediría que me llevase ante sus superiores para explicarle lo que había sucedido y cuál era el objetivo de los piratas. Cuanta más información tuviesen mejor podrían hacer su trabajo. Si algo me había enseñado lo que había aprendido de Sung era que la información era poder.
Volví a pulsar la huella del arma y se replegó hasta convertirse de nuevo en una pistola, la cual introduje en el abrigo y desapareció en las sombras. Me centré en el ki que pudiese haber alrededor y comencé a moverme. El brazo seguía doliéndome, lo cual no era normal en mí que siempre lo había soportado bastante bien, quizás estuviese roto y los disparos no habían ayudado a reducir la carga en este.
Una vez salí de la plaza guardé las manos en los bolsillos del abrigo para que el brazo herido descansase en una posición relajada y no me siguiese doliendo. Mientras caminaba por las calles, intenté evitar todos los conflictos que podía mientras me dirigía hacia el puerto para buscar a los marines. Saqué a Katua de las sombras y antes de llegar a un cruce era este quien miraba tras las esquinas y luego seguía avanzando si no había peligro.
“Necesito un médico” pensé mirando el brazo que no dejaba de doler. Una vez en el puerto esperé a encontrarme con algún marine para poder explicarle la situación. Si me encontraba con alguno, le pediría que me llevase ante sus superiores para explicarle lo que había sucedido y cuál era el objetivo de los piratas. Cuanta más información tuviesen mejor podrían hacer su trabajo. Si algo me había enseñado lo que había aprendido de Sung era que la información era poder.
- resumen:
- Ir al puerto con cuidado de no cruzarme con nadie y una vez llegué intentar hablar con algún marine para explicar la situación.
Anna Bloodfallen
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Tengo que hacer más fuerza de la que quiero porque la princesa no quiere largarse. La miro con desaprobación y me pregunto qué puede hacer ella. Mis ojos se detienen en sus manos: suaves, hermosas, sin ninguna cicatriz; no se parecen en nada a las mías. Hemos tenido vidas muy diferentes y por un capricho de la vida he terminado con ella. Desde que abandoné Yhardum me han pasado cosas locas, como haberme involucrado en esta estúpida guerra civil. ¡Yo no pedí nada esto! Y ahora me encuentro huyendo con una de las figuras más importantes del reino.
—¡¿Quieres moverte?! ¡Aquí estamos en peligro, maldita sea! —le gruño mientras la voy jalando hacia la puerta—. ¿No te das cuenta de que estoy intentando salvarte?
Creo que es la primera vez que decido salvar a una desconocida. Se siente… raro. Estoy más acostumbrada a encontrar herejes y crucificarlos por comer carne cuando debieron comer pescado; esas cosas suelen pasar en Yhardum. ¿Pero que una inquisidora ayude a una princesa de otro reino? Eso sí que es extraño.
Me doy cuenta de que el hombre que acaba de decapitar a la persona importante ha sacado una aguja de algún lugar. Oh, se la está inyectando al sin cabeza. No me quedo a ver lo que pasa porque no soy estúpida. Esa cosa se transformará en algo muy feo, es obvio, y no me apetece pegarme con cosas feas. Suficiente tengo arrastrando a la princesa conmigo, aunque la verdad es que puedo sacar provecho de todo esto, después de todo, me espera un largo viaje, ¿no?
—El castillo está sumido en el caos, así que es el momento perfecto para registrarlo y encontrar cosas de valor. ¿Por qué no me guías, princesa? Y créeme que no robo por gusto, es solo que los huérfanos tenemos otras formas de encontrar comida.
Probaría suerte con esto del saqueo, pero si las cosas se ponen muy complicadas lo mejor será huir y reencontrarme con Cassandra en el... Espera, ¿dijimos dónde nos íbamos a reunir? Da igual, supongo que estará en el puerto.
—¡¿Quieres moverte?! ¡Aquí estamos en peligro, maldita sea! —le gruño mientras la voy jalando hacia la puerta—. ¿No te das cuenta de que estoy intentando salvarte?
Creo que es la primera vez que decido salvar a una desconocida. Se siente… raro. Estoy más acostumbrada a encontrar herejes y crucificarlos por comer carne cuando debieron comer pescado; esas cosas suelen pasar en Yhardum. ¿Pero que una inquisidora ayude a una princesa de otro reino? Eso sí que es extraño.
Me doy cuenta de que el hombre que acaba de decapitar a la persona importante ha sacado una aguja de algún lugar. Oh, se la está inyectando al sin cabeza. No me quedo a ver lo que pasa porque no soy estúpida. Esa cosa se transformará en algo muy feo, es obvio, y no me apetece pegarme con cosas feas. Suficiente tengo arrastrando a la princesa conmigo, aunque la verdad es que puedo sacar provecho de todo esto, después de todo, me espera un largo viaje, ¿no?
—El castillo está sumido en el caos, así que es el momento perfecto para registrarlo y encontrar cosas de valor. ¿Por qué no me guías, princesa? Y créeme que no robo por gusto, es solo que los huérfanos tenemos otras formas de encontrar comida.
Probaría suerte con esto del saqueo, pero si las cosas se ponen muy complicadas lo mejor será huir y reencontrarme con Cassandra en el... Espera, ¿dijimos dónde nos íbamos a reunir? Da igual, supongo que estará en el puerto.
- Resumen:
- Desaparecer con Erica, intentar saquear el castillo (lo que se pueda) y marcharme al puerto para dar fin a esta bonita historia.
Chasquee ligeramente la lengua cuando logre ver que algunos de los marines reclutas se me habían escapado de las mas pero mas no podía hacer dado que, ahora la batalla con Helga y ese hombre se estaba desarrollando e interrumpirla en medio de ella solamente haría que esta se enojara lo suficiente. Por lo que ahora solo me quedaba hacer una cosa, y era frenarles el camino momentáneamente hasta que la pelea entre esos dos terminara - Querida, te advierto que esto se va a llenar de marines en nada, daré tiempo para que sigas peleando un poco mas pero no mucho mas, tenemos que irnos - fue lo que les dije a ella tras correr con todas mis fuerzas para quedar frente a frente de los reclutas que quedaban y concentrar algo de mis llamas en mis piernas dado que, la mejor manera de hacer aquello de darle tiempo era usar mi mayor fuerza para dar la gran cantidad de tiempo necesario.
Cuando logre concentrarme mejor, puse mis dos manos en el suelo para comenzar a girar con velocidad para hacer lo que mejor hacia que era caos y para ello, un pequeño tornado de fuego comenzó a realizarse mientras giraba rápidamente en torno a mi persona, donde comenzaría a agrandarse de forma acelerada para abarca un área radial de diez metros, esperando de que esa fuese la señal para los marines que no acercaran o arderían como el hierro fundido en las fraguas. Esperaba que eso ayudara a darle el tiempo necesario a la vikinga para que hiciera lo que quisiera hacer y yo por mi parte, trataba de no matar a nadie que no fuese necesariamente de hacer en lo que seguía girando un poco mas para mantener el tornado de fuego en esa área.
Cuando logre concentrarme mejor, puse mis dos manos en el suelo para comenzar a girar con velocidad para hacer lo que mejor hacia que era caos y para ello, un pequeño tornado de fuego comenzó a realizarse mientras giraba rápidamente en torno a mi persona, donde comenzaría a agrandarse de forma acelerada para abarca un área radial de diez metros, esperando de que esa fuese la señal para los marines que no acercaran o arderían como el hierro fundido en las fraguas. Esperaba que eso ayudara a darle el tiempo necesario a la vikinga para que hiciera lo que quisiera hacer y yo por mi parte, trataba de no matar a nadie que no fuese necesariamente de hacer en lo que seguía girando un poco mas para mantener el tornado de fuego en esa área.
- Resumen + Acciones:
Trata de retener a los marines que no molesten la pelea con Helga con un tornado de fuego que seguirá canalizando hasta donde pueda pero le advierte a Helga que deben irse a la brevedad.
Técnica Usada:
Nombre de la Técnica: Dai Senpuu (Remolino de la Hoja
Categoría: Mitica
Naturaleza: Elemental (Fuego)
Descripción: Usando su maestría con el puño elemental, Shiro extiende una de sus piernas para tras dar un salto dar una poderosa patada giratoria. Mientras hace esto, comienzan a salir llamas de su pierna cubriéndola por completo. Gracias a la velocidad del movimiento, además de la fuerza propia del luchador. Se crea un tornado de 10 metros de radio teniendo como epicentro a Shiro. Las llamas son capaces de llegar a una temperatura de 1000 ºC, llegando de derretir el terreno circundante con el tiempo de exposición.
Tiempo de canalización: 8 segundos.
Keiran T. Farraige
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Antes siquiera de poder abalanzarse sobre su objetivo, la cabeza de Anthony desapareció de encima de sus hombros para asentarse en la mano del hombre misterioso. Keiran tardaría unos pocos segundos en asimilar lo que había visto y en razonar tanto la conclusión de los hechos como la inmensurable velocidad de la que gozaba aquel individuo. Con el usurpador muerto y Anna habiéndose marchado junto a Erica, poco o nada les quedaba por hacer allí. De este modo, los ojos del pirata se clavaron en Giovanni mientras regresaba a su forma humana y recuperaba las armas, negando con gesto malhumorado.
—No quería la cabeza de Anthony; quería arrancársela de cuajo yo mismo —explicó para torcer sus labios en una mueca inmediatamente después—. Así que se puede decir que lo has estropeado. Me importa una mierda lo que hagas con ella.
Terminó suspirando, buscando en cualquier recoveco de su propio ser la escasa calma que aún pudiera albergar, observando con cierta indiferencia cómo el cadáver se transformaba en otro bicho de esos. Al menos habían descubierto cómo lo hacían, pero dudaba que eso fuera a satisfacer por completo la curiosidad de Cassandra. Con algo de suerte, la necesidad de su oficial por un buen baño sería superior al interés científico que pudiera tener aquello. Además, parecía que el nuevo Anthony prefería enfocar su atención en Illiana y los pocos hombres que aún se mantenían junto a ella: era el momento de poner pies en polvorosa.
Se acercó con calma a la platina, ignorando el resto de la situación.
—Nos largamos, no se nos ha perdido nada más en esta puñetera isla —le aseguró, dando media vuelta para salir de allí. Sonrió un poco, apenas girándose para que se diera cuenta—. O puede que sí.
Una vez fuera de la sala del trono, de sus manos surgieron dos llamaradas que se propagarían con la intención de empezar un incendio en el castillo. Con algo de suerte podrían aprovechar el caos para largarse de aquella ciudad y, si eran afortunados, la fortaleza terminaría por derrumbarse.
Fuera cual fuese el resultado, una vez el grupo se hubiera reagrupado nuevamente, Keiran daría la orden de saquear cuanto tuviera valor en Astelia a los tripulantes que aún estuvieran sembrando el caos por la capital. Después, tan solo tendrían que cruzar el portón que incendió semanas antes para volver sobre sus pasos hacia el puerto, no sin antes mandar a alguien a buscar a Anna y a la princesa.
—No quería la cabeza de Anthony; quería arrancársela de cuajo yo mismo —explicó para torcer sus labios en una mueca inmediatamente después—. Así que se puede decir que lo has estropeado. Me importa una mierda lo que hagas con ella.
Terminó suspirando, buscando en cualquier recoveco de su propio ser la escasa calma que aún pudiera albergar, observando con cierta indiferencia cómo el cadáver se transformaba en otro bicho de esos. Al menos habían descubierto cómo lo hacían, pero dudaba que eso fuera a satisfacer por completo la curiosidad de Cassandra. Con algo de suerte, la necesidad de su oficial por un buen baño sería superior al interés científico que pudiera tener aquello. Además, parecía que el nuevo Anthony prefería enfocar su atención en Illiana y los pocos hombres que aún se mantenían junto a ella: era el momento de poner pies en polvorosa.
Se acercó con calma a la platina, ignorando el resto de la situación.
—Nos largamos, no se nos ha perdido nada más en esta puñetera isla —le aseguró, dando media vuelta para salir de allí. Sonrió un poco, apenas girándose para que se diera cuenta—. O puede que sí.
Una vez fuera de la sala del trono, de sus manos surgieron dos llamaradas que se propagarían con la intención de empezar un incendio en el castillo. Con algo de suerte podrían aprovechar el caos para largarse de aquella ciudad y, si eran afortunados, la fortaleza terminaría por derrumbarse.
Fuera cual fuese el resultado, una vez el grupo se hubiera reagrupado nuevamente, Keiran daría la orden de saquear cuanto tuviera valor en Astelia a los tripulantes que aún estuvieran sembrando el caos por la capital. Después, tan solo tendrían que cruzar el portón que incendió semanas antes para volver sobre sus pasos hacia el puerto, no sin antes mandar a alguien a buscar a Anna y a la princesa.
- Resumen:
- Resignarse por no haber sido él quien mate a Anthony, mandar al grupo fuera, empezar un incendio en el castillo y ordenar el saqueo de cuanto haya valioso en Astelia antes de regresar a los puertos. ¡Ah! Y mandar a alguien a buscar a Anna y a Erica.
Napolean
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Alexander se quedó obnubilado mirando a la nada durante un instante que se le hizo eterno. Sus compañeros hacían cosas, mas él tan solo era capaz de ver el cuerpo maltrecho y sin vida del caballero que acababan de derrotar. Su piel había perdido algo de color, pero era normal… estaba muerto y le habían cortado la maldita cabeza. No obstante, había visto demasiadas cosas muy raras en aquella dantesca isla, así que para asegurarse cogió su espada y la comenzó a clavar en distintas partes de su cuerpo, apuntando a diversos puntos vitales por si osaba levantarse. Tras eso, se salió fuera del castillo, se apoyó sobre la pared exterior del castillo y sacó un puro. Cortó una de sus puntas, lo prendió con su mechero y dio una profunda calada.
—Estoy haciéndome viejo para estas cosas… —comentó en voz alta, observando el estado en el que había quedado la isla. Olía a fuego, sangre quemada y podían escucharse los llantos de muchos soldados moribundos. Era un placer para sus oídos, y eso comenzaba a preocuparle. ¿El qué momento se había convertido en una persona tan sádica? ¿Era la influencia que Keiran estaba teniendo sobre él o siempre había sido así? ¿Podría con esa mentalidad recuperar su lugar en Mythil en un futuro no muy lejano? Preguntas y más preguntas…
Kieran salió del castillo y clavó su penetrante mirada sobre él. Era el momento de marcharse. Agarró el den den mushi y le preguntó a Rose si todo estaba en orden, ante su afirmación comenzó a caminar tras sus compañeros. Era incapaz de quitar la mirada del diminuto cuerpo de su capitán y mostrar una sonrisa. Algo le decía que estando junto a él su camino podía tomar cualquier rumbo, y eso era algo que le encantaba.
En las afueras de la ciudadela se encontraban sus dos carromatos, el plateado y el dorado.
—Mon capitaine, allí están mis nuevos juguetes —le dijo, señalando con la mirada—. No quiero irme sin ellos.
Y subidos se marchó de allí.
—Estoy haciéndome viejo para estas cosas… —comentó en voz alta, observando el estado en el que había quedado la isla. Olía a fuego, sangre quemada y podían escucharse los llantos de muchos soldados moribundos. Era un placer para sus oídos, y eso comenzaba a preocuparle. ¿El qué momento se había convertido en una persona tan sádica? ¿Era la influencia que Keiran estaba teniendo sobre él o siempre había sido así? ¿Podría con esa mentalidad recuperar su lugar en Mythil en un futuro no muy lejano? Preguntas y más preguntas…
Kieran salió del castillo y clavó su penetrante mirada sobre él. Era el momento de marcharse. Agarró el den den mushi y le preguntó a Rose si todo estaba en orden, ante su afirmación comenzó a caminar tras sus compañeros. Era incapaz de quitar la mirada del diminuto cuerpo de su capitán y mostrar una sonrisa. Algo le decía que estando junto a él su camino podía tomar cualquier rumbo, y eso era algo que le encantaba.
En las afueras de la ciudadela se encontraban sus dos carromatos, el plateado y el dorado.
—Mon capitaine, allí están mis nuevos juguetes —le dijo, señalando con la mirada—. No quiero irme sin ellos.
Y subidos se marchó de allí.
- Resumen:
- Marcharse de allí
Cassandra Pendragon
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Tras el pequeño altercado con el servicio de Erica, Cassandra prestaba toda su atención al hombre del bombín, que se había presentado como Giovanni, y le contaba una historia especialmente interesante. El meteorito del cielo no era otra cosa que un cometa que pasaba por allí cada ciertos años, y esta ocasión se había apreciado con mayor intensidad porque había soltado un fragmento de su cuerpo, que debía haber caído en alguna parte del mar azul. Lo interesante, más allá de la información en sí, era el hecho de que aquel hombre supiese con semejante nivel de certeza que un fragmento había caído. ¿Podía prevenirse aquel acontecimiento con el simple estudio de las estrellas? Con todos sus años estudiando astronomía y mirando el mundo a través de un telescopio, Cassandra no sería capaz de poco más de advertir que el meteorito pasaría relativamente cerca de la superficie del planeta, mucho menos asegurar que un fragmento se separaría de su cuerpo y caería en la tierra.
¿De dónde sacaba toda aquella información el tal Giovanni? ¿Magia? ¿Existía acaso una asociación secreta de astrónomos con tecnología punta capaz de prevenir aquel tipo de sucesos? ¿Podía ella formar parte de esa asociación? Tantas preguntas y tan poco tiempo. Por desgracia para la princesa, no llegó a articular ni siquiera una de las mil preguntas que se arremolinaban en su cerebro, ya que los acontecimientos se lo impidieron.
El caballero ni siquiera se había movido a ojos de la noble y, sin embargo, de un momento a otro, Anthony yacía decapitado frente a ellos y su cabeza reposaba en las manos enguantadas del señor del bombín. Sin duda, ese primer instinto que la había alertado del peligro que suponía aquel extraño hombre, estaba en lo cierto.
Giovanni se despidió de ellos y se marchó, no sin antes convertir el cuerpo desplomado y sangrante de Anthony en una nueva criatura planta, que no tardó en enzarzarse en combate con la que parecía ser la reina de Hallstat, o al menos Cassandra creía recordar que aquella muchacha había sido la secuestrada día atrás. Aquel líquido que le había inyectado parecía la clave para explicar aquella transformación, aunque Cassandra se preguntaba cuándo exactamente había ingerido o inyectado el primer caballero planta el líquido en su persona. ¿Se activaba la mutación al morir? ¿Se mantenían los efectos dormidos durante x horas? ¿O quizá duraban hasta la muerte del sujeto? Si pudiese hacerse con una de esas botellitas...
Aunque ella no era química ni mucho menos, quizá tampoco le serviría de nada intentar convertirse en otro tipo de científica por mera curiosidad. Quizá aquel era un misterio que se quedaría sin resolver. A esas alturas, a Cassandra ya le daba igual. Lo único que quería era quitarse aquella ropa y darse un largo y merecido baño de agua caliente hasta haber eliminado todo rastro de Hallstat de su piel. Oh, y prenderle fuego a la isla entera, pero aquello no dependía enteramente de ella, por supuesto.
El responsable del futuro incendio se acercó a ella entonces y la interpeló, instándola a abandonar el edificio y marcharse de aquella maldita isla de una vez. Al ver cómo las manos del pelirrojo se engullían en llamas, Cassandra no pudo evitar esbozar una sonrisa maliciosa. Aquel era sin duda uno de los motivos principales por los que todavía seguía a aquel pirata.
A continuación, la aristócrata desenvainaría a Firenze y activaría sus llamas para caminar en dirección al exterior de la sala, y del castillo, procurando prender fuego a su paso a todo lo inflamable que se pudiese encontrar.
Quizá no podría hacer arder la isla entera. Pero al menos el castillo ardería.
Tras salir del castillo y reencontrarse con los demás, se dirigiría sin mayor dilación de vuelta al puerto, con ayuda de los vehículos que el amable Napolean todavía tenía en su posesión, dispuesta a marcharse de aquel lugar de una vez por todas.
¿De dónde sacaba toda aquella información el tal Giovanni? ¿Magia? ¿Existía acaso una asociación secreta de astrónomos con tecnología punta capaz de prevenir aquel tipo de sucesos? ¿Podía ella formar parte de esa asociación? Tantas preguntas y tan poco tiempo. Por desgracia para la princesa, no llegó a articular ni siquiera una de las mil preguntas que se arremolinaban en su cerebro, ya que los acontecimientos se lo impidieron.
El caballero ni siquiera se había movido a ojos de la noble y, sin embargo, de un momento a otro, Anthony yacía decapitado frente a ellos y su cabeza reposaba en las manos enguantadas del señor del bombín. Sin duda, ese primer instinto que la había alertado del peligro que suponía aquel extraño hombre, estaba en lo cierto.
Giovanni se despidió de ellos y se marchó, no sin antes convertir el cuerpo desplomado y sangrante de Anthony en una nueva criatura planta, que no tardó en enzarzarse en combate con la que parecía ser la reina de Hallstat, o al menos Cassandra creía recordar que aquella muchacha había sido la secuestrada día atrás. Aquel líquido que le había inyectado parecía la clave para explicar aquella transformación, aunque Cassandra se preguntaba cuándo exactamente había ingerido o inyectado el primer caballero planta el líquido en su persona. ¿Se activaba la mutación al morir? ¿Se mantenían los efectos dormidos durante x horas? ¿O quizá duraban hasta la muerte del sujeto? Si pudiese hacerse con una de esas botellitas...
Aunque ella no era química ni mucho menos, quizá tampoco le serviría de nada intentar convertirse en otro tipo de científica por mera curiosidad. Quizá aquel era un misterio que se quedaría sin resolver. A esas alturas, a Cassandra ya le daba igual. Lo único que quería era quitarse aquella ropa y darse un largo y merecido baño de agua caliente hasta haber eliminado todo rastro de Hallstat de su piel. Oh, y prenderle fuego a la isla entera, pero aquello no dependía enteramente de ella, por supuesto.
El responsable del futuro incendio se acercó a ella entonces y la interpeló, instándola a abandonar el edificio y marcharse de aquella maldita isla de una vez. Al ver cómo las manos del pelirrojo se engullían en llamas, Cassandra no pudo evitar esbozar una sonrisa maliciosa. Aquel era sin duda uno de los motivos principales por los que todavía seguía a aquel pirata.
A continuación, la aristócrata desenvainaría a Firenze y activaría sus llamas para caminar en dirección al exterior de la sala, y del castillo, procurando prender fuego a su paso a todo lo inflamable que se pudiese encontrar.
Quizá no podría hacer arder la isla entera. Pero al menos el castillo ardería.
Tras salir del castillo y reencontrarse con los demás, se dirigiría sin mayor dilación de vuelta al puerto, con ayuda de los vehículos que el amable Napolean todavía tenía en su posesión, dispuesta a marcharse de aquel lugar de una vez por todas.
- Resumen:
- Reaccionar a Giovanni, aceptar el plan de Keiran y marcharse de allí con Firenze encedida intentando prender fuego a todo lo inflamable a su paso.
- Regresar al puerto con los demás chuchos.
Normas del capítulo:
Y es así como termina un capítulo finalmente… Con otra tragedia. Las gentes cansadas de Astelia no tienen más remedio que buscar refugio, huir, cerrar con llave y esperar que las llamas no lleguen hasta ellos. Otra guerra que acaba arrasando todo a su paso, como hace nueve años atrás en Hallstatt.
Algunas personas escapan de la ciudad y buscan dirigierse a Novorod, una pequeña ciudad a la costa donde se encuentra el puerto más cercano a la Capital. Algunos son asaltados por pequeños grupos de piratas que andan sueltos, siendo saqueados y perdiendo sus vidas. Claro que estos son espantados rápidamente por la presencia de los marines que se encuentran actualmente por la zona.
Uno de estos reclutas se cruza contigo, Morgoth, y al verte malherido se arriesga a que sea una trampa para echarte una mano. Te llevará con ellos y podrán tomarte declaración como pides. ¿Y tus compañeras? Bueno, habrán tenido suficiente suerte como para llegar a salvo y volver contigo. Sobre si estás ya a salvo… De momento, pero, aunque no hubiera aparentemente vigilancia en el Zeppelin y no haya pruebas de lo de Spireli, saben que eres el único de los desconocidos que ha caminado a sus anchas por su vehículo aéreo. Tal vez debas andarte con pies de plomo si vuelves a cruzar caminos con ellos.
Por otra parte, aún en las calles, el combate de Helga y Shiro se prolonga un poco más, hasta que el albino decide atacar a sus reclutas directamente con un tornado de fuego. Este anciano no va a dejar que personas jóvenes y prometedoras como sus subordinados acaben achicharrados. Es en ese momento en el que escapáis, perdiendo la oportunidad de probar aún más vuestras habilidades. Aún tenéis tiempo para fortalecerlas aún más, claro, y tenéis una cita con Altair y Giovanni en la Grand Line, cerca de Sabaody.
Finalmente, la guinda de este nefasto pastel se encuentra en el castillo. Los piratas se escabullen uno tras otro. Anna se lleva a Erica de paseo por el castillo para que esta la guíe y pueda llenarse los bolsillos. Aunque no le gusta del todo el final de su viaje, ella también tiene que pensar en sobrevivir, aunque sus benefactores sean brutos y piratas. Sin embargo, su divertido paseo finaliza al llegar el olor del humo. Un incendio empieza a propagarse por todo el lugar, quemando cortinas, cuadros, muebles… Las paredes son en su mayoría piedra así que durarán más, pero no se puede decir que el interior se vaya a salvar durante esta huida en la que todos los miembros de la tripulación de los Ravenous Hounds han sido vistos por los marines. A sabiendas de que piratas de la banda de Kepler también estaban involucrados una posible relación queda marcada, y ellos en el punto de mira del ejercito del gobierno. Sin embargo, otros asuntos apremian.
Iliana, quien consigue salir viva a duras penas, varios minutos después. Se encuentra mareada por el humo, aún no ha terminado de recuperarse y los marines no tardan en acudir en su ayuda como conocida aliada del gobierno. Además, al haber estado presente en lo este suceso y ser, o haber sido, Hallstatt su reino; necesitaran tomarle declaraciones una vez reciba tratamiento médico.
Con esto se pone el punto y final, en las noticias pronto se hablará de cómo Iliana ha sido aprisionada, del rapto de Erica, quien había sido elegida para ser la nueva reina, y del caos de la isla norteña que, sin gobierno y con sus defensas mermadas, se verá acechada por cualquiera con poder para reclamar su territorio, bien el gobierno, bien la revolución. O puede que incluso alguien de cualquier otra facción.
- Se moderará los martes entre las 22:00 y las 23:59.
- No se puede postear los martes antes de la moderación.
- Hay un reloj que marca el tiempo restante. Cuando acaba los temas se cierran.
- Está prohibido metarrolear, powerrolear y demás actitudes tóxicas.
- A más riesgo, más premio.
- Como es tradición, el barco de Sons of Anarchy se hundirá en algún momento.
- Cada post debe ocupar entre 250 y 1.200 palabras. Si no se está en estos límites, el post podría ser ignorado.
- Es responsabilidad de un usuario comunicarse con la gente con la que interactúa.
- Si un post tiene más de 15 faltas ortográficas por párrafo podría ser ignorado.
- Hacer un resumen de acciones relevantes es obligatorio independientemente de la extensión.
- La ley del plot no es a prueba de idiotas.
Moderación:
Y es así como termina un capítulo finalmente… Con otra tragedia. Las gentes cansadas de Astelia no tienen más remedio que buscar refugio, huir, cerrar con llave y esperar que las llamas no lleguen hasta ellos. Otra guerra que acaba arrasando todo a su paso, como hace nueve años atrás en Hallstatt.
Algunas personas escapan de la ciudad y buscan dirigierse a Novorod, una pequeña ciudad a la costa donde se encuentra el puerto más cercano a la Capital. Algunos son asaltados por pequeños grupos de piratas que andan sueltos, siendo saqueados y perdiendo sus vidas. Claro que estos son espantados rápidamente por la presencia de los marines que se encuentran actualmente por la zona.
Uno de estos reclutas se cruza contigo, Morgoth, y al verte malherido se arriesga a que sea una trampa para echarte una mano. Te llevará con ellos y podrán tomarte declaración como pides. ¿Y tus compañeras? Bueno, habrán tenido suficiente suerte como para llegar a salvo y volver contigo. Sobre si estás ya a salvo… De momento, pero, aunque no hubiera aparentemente vigilancia en el Zeppelin y no haya pruebas de lo de Spireli, saben que eres el único de los desconocidos que ha caminado a sus anchas por su vehículo aéreo. Tal vez debas andarte con pies de plomo si vuelves a cruzar caminos con ellos.
Por otra parte, aún en las calles, el combate de Helga y Shiro se prolonga un poco más, hasta que el albino decide atacar a sus reclutas directamente con un tornado de fuego. Este anciano no va a dejar que personas jóvenes y prometedoras como sus subordinados acaben achicharrados. Es en ese momento en el que escapáis, perdiendo la oportunidad de probar aún más vuestras habilidades. Aún tenéis tiempo para fortalecerlas aún más, claro, y tenéis una cita con Altair y Giovanni en la Grand Line, cerca de Sabaody.
Finalmente, la guinda de este nefasto pastel se encuentra en el castillo. Los piratas se escabullen uno tras otro. Anna se lleva a Erica de paseo por el castillo para que esta la guíe y pueda llenarse los bolsillos. Aunque no le gusta del todo el final de su viaje, ella también tiene que pensar en sobrevivir, aunque sus benefactores sean brutos y piratas. Sin embargo, su divertido paseo finaliza al llegar el olor del humo. Un incendio empieza a propagarse por todo el lugar, quemando cortinas, cuadros, muebles… Las paredes son en su mayoría piedra así que durarán más, pero no se puede decir que el interior se vaya a salvar durante esta huida en la que todos los miembros de la tripulación de los Ravenous Hounds han sido vistos por los marines. A sabiendas de que piratas de la banda de Kepler también estaban involucrados una posible relación queda marcada, y ellos en el punto de mira del ejercito del gobierno. Sin embargo, otros asuntos apremian.
Iliana, quien consigue salir viva a duras penas, varios minutos después. Se encuentra mareada por el humo, aún no ha terminado de recuperarse y los marines no tardan en acudir en su ayuda como conocida aliada del gobierno. Además, al haber estado presente en lo este suceso y ser, o haber sido, Hallstatt su reino; necesitaran tomarle declaraciones una vez reciba tratamiento médico.
Con esto se pone el punto y final, en las noticias pronto se hablará de cómo Iliana ha sido aprisionada, del rapto de Erica, quien había sido elegida para ser la nueva reina, y del caos de la isla norteña que, sin gobierno y con sus defensas mermadas, se verá acechada por cualquiera con poder para reclamar su territorio, bien el gobierno, bien la revolución. O puede que incluso alguien de cualquier otra facción.
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