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[Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] Empty [Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] {Mar 22 Dic 2020 - 23:47}

Normas del capítulo:


  • Se moderará los martes entre las 22:00 y las 23:59.
  • No se puede postear los martes antes de la moderación.
  • Hay un reloj que marca el tiempo restante. Cuando acaba los temas se cierran.
  • Está prohibido metarrolear, powerrolear y demás actitudes tóxicas.
  • A más riesgo, más premio.
  • Como es tradición, el barco de Sons of Anarchy se hundirá en algún momento.
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  • Hacer un resumen de acciones relevantes es obligatorio independientemente de la extensión.
  • La ley del plot no es a prueba de idiotas.


Moderación:

La esperanza y la alegría volvieron a ser protagonistas los días próximos a la desaparición de las bestias salvajes. Los civiles esperanzados y los marines ingenuos pensaban que por fin la destrucción había terminado, que pronto podrían reconstruir el archipiélago y regresar a la normalidad. Por temor a lo que podría suceder dentro de los días venideros, ignoraron el comportamiento de los veteranos de la Marina puesto que, si algo sabían estos aguerridos hombres, era que los piratas, como buenos agentes del caos, jamás se detendrían hasta conseguir su objetivo. Los más aventurados especulaban sobre el propósito de Sirio en Sabaody, pero lo cierto es que incluso a día de hoy nadie sabe lo que persigue.

Una flota de velas negras y barcos roñosos, castigados por los numerosos enfrentamientos marítimos, destrozó las esperanzas de la población al tercer día de la desaparición de las bestias. Centenares de soldados de agua salada desembarcaron en la zona norte del archipiélago comandados por un hombre que se presentó como Géminis, un humilde servidor del destino. Y con la llegada de los refuerzos enemigos, la Marina se vio obligada a encontrar refugio en los manglares sureños. Las fuerzas aliadas al Gobierno Mundial hicieron lo posible por evacuar a cuantos civiles pudieron, no obstante, los piratas sedientos de sangre y hambrientos de guerra no dudaron en levantar sus espadas en contra de los inocentes. Así, cuando la Marcha Negra llegó al archipiélago, cientos de almas emprendieron un viaje hacia el otro mundo.

El ejército pirata se apoderó de una buena parte de la isla en cuestión de días, pero encontraron una defensa inquebrantable en los manglares del sur. Hastiado de la resistencia marine, Géminis dio inicio a otro de sus aterradores planes. Y, setenta y dos horas después, todos los manglares del sureste se hallaban de fiesta. No de una fiesta ordinaria, sino de una frenética, caótica y destructiva. Tanto civiles como marines abandonaron la estúpida idea de la guerra y dedicaron sus espíritus a divertirse. Bebían y comían cuanto querían, cantaban y bailaban sin importar lo que sucedía en la isla, y lo más divertido eran las orgías por los atardeceres. ¿El problema? Cualquiera que intentara arruinarles la diversión hallaba la peor de las muertes.

Los marines, desconcertados, enviaron refuerzos para contener el caos al este de la isla lo cual significó una aplastante derrota al oeste. Por si fuera poco, una importante facción de criminales se adueñó de la zona centro. Desde entonces, las fuerzas aliadas al Gobierno Mundial han estado luchando con gallardía por recuperar el control de Sabaody. Son conscientes de que lo tienen muy difícil y han preparado un plan de evacuación por si todo sale mal, pero tienen la esperanza de que alcanzarán la victoria.

En resumen, la Marina debe luchar en tres frentes distintos contra poderosos enemigos. El este está dominado por Géminis, quien lleva la fiesta allá donde va. En el norte suceden numerosos enfrentamientos armados entre criminales y marines. Mientras que unos protegen la fortaleza, otros intentan tomarla. Y, finalmente, en el oeste se encuentra el grueso principal del ejército liderado por Sirio y su hermano. Ahora mismo se necesita la valentía de agentes y soldados para superar esta crisis, de lo contrario, la isla acabará en manos indeseables. O, por el contrario, los piratas requieren la estocada final para consolidar la victoria.

Los jugadores tienen libertad para narrar lo que han hecho estas dos semanas, así como mencionar que sus heridas han sido sanadas y sus energías restauradas. Por otra parte, el mapa lo encontrarán en la sección de «Aportes de la comunidad» en nuestro servidor de discord. Finalmente, con el propósito de agilizar las cosas se permite desarrollar ciertas conversaciones vía discord como, por ejemplo, los diálogos entre los superiores y ustedes. Buena suerte, chicos.

Agente Ral (Manglar 65):
Agente Kusanagi y míster Ruffo (Manglar 65):
Roland Oppenheimer (Manglar 68):
Justice Raiders (Manglar 68):
Míster Kaito y Míster William (Manglar 1):
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[Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] Empty Re: [Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] {Sáb 26 Dic 2020 - 13:08}

Obsesionado con aquel vil acertijo sobre quien vivía en la casa aparentemente abandonada, y, más importante, cómo podía entrar y salir sin haber dejado polvo en lo que era una comida prevista para la semana, Kaito merodeó la zona que con tanta prisa -pero no la falta de cautela como para rasgar unos cuantos cuellos y tomar den-denes- tuvieron que abandonar una vez cumplida su misión.

A él poco le importaban los asuntos de la superficie de Sabaody, aquella era la tarea de White, y salvo la preocupación sobre dónde estaban aquellos perretes asesinos tan monos, y los caballos, que lo eran menos, poco le importunaba el destino de la isla. De aquí y allá en sus largos y sigilosos paseos iba robando las muestras de plantas, animales, musgos, podredumbre y setas que iba encontrando en el especializado bioma de Sabaody. ¿Es que acaso quería hacer una réplica? ¿Un parque de atracciones? ¿Pero con o sin dinosaurios? Eso es algo que sólo él sabía.


Fuese como fuese, lo que estaba claro es que cada vez la turbidez de los asuntos criminales se le antojaba cada vez más incómoda. Él era lo que se conocía como un criminal legal, como una de tantas empresas que hacían cosas amorales amparadas bajo el parapeto de hierro de la legalidad. Mas ahora, aunque oculto, estaba al descubierto. Sin protección ante las tormentas que caían por toda la isla sin ningún tipo alguno de piedad.

De hecho en más de una ocasión estuvo a punto de encontrarse con quien no debía, pero afortunadamente ninguno de los pieles seca se aventuraban en las pozas que salpicaban aquí y allá la superficie del archipiélago, dándole siempre una ruta de escape. Aunque en más de alguna que otra ocasión, el remedio era peor que la enfermedad. Las bestias marinas, revueltas por la hecatombe que cruzaba el archipiélago, eran una terrible amenza. Afortunadamente, el granjero había aprendido a medirlas bien, sabiendo cuando dejarlas en paz, cuando enfrentarlas para disuadirlas y cuando era mejor utilizar sus ocho tentáculos y sus dos brazos para nadar a la desesperada.

En aquellos días también había destinado su tiempo a descansar, aunque mientras lo hacía tenía que estar aguantando las conversaciones de White que, en su mayoría, escondían su tono de bronca. Aunque había intentado echar las preocupaciones de su jefe a un lado, sí era cierto que se habián coordinado de puta pena, y para el futuro se habían prometido intentar hacer las cosas mejor para dar de sí una mejor -o legítima, como decía White- impresión de Nameless.

Y ahí estaban Black y White, en la reunión con Vasilli Komaroff, sobre al que le habían advertido ya dos veces, muchas para que aquello dejara un buen regusto en la boca de William, de que le tratasen como Sr. Komaroff. Kaito estaba ocupado con los entrantes, picoteando aquí y allá los manjares mientras miraba cada recoveco de la habitación con una indiscreta curiosidad.

—Me gusta la gente gorda; pero no toda. Este parece de los que tienen gusto, aunque se moviese poco —comentó echándole un vistazo al cuadro—. ¿Pariente suyo, Señor Komaroff? —comenta, aprovechando la pausa—. ¿Y sabe quién o qué se guarecía en la casa anexa a los almacenes sobre los que hicimos la limpieza? Ah, ¿y qué opina de todo esto que se cuece en Sabaody? ¿Y qué fruta tienen los familiares de Ambrose? Y hablando de ellos...¿Qué le parece la familia del Señor Ambrose? Porque, bueno, con eso de comer...—La mirada de William le detuvo, haciéndole pensar más allá de todo lo que quería saber y que pudiera contestarle aquel pielseca—. Ah, claro... disculpe mis modales, me crié en mar abierto. Ante todo... ¿Cómo está usted? Estupenda la comida, por cierto.

De haber sido propenso a las caídas y otros dejes humorísticos, probablemente William estaría ya tirado en el suelo. Pero todos sabemos que el pálido muchacho no era nada dado al humor.

Tras aquello esperó las respuestas, aunque seguramente estas incitaran aún más preguntas ante las cuales solo se permitió alzar un dedo como queriendo intervenir para volver a satisfacerlas. Tras la posterior explicación del estirado trajeado, Kaito se volvió para Will.

—Tu dirás... —se limitó a decir alargando sus tentáculos, pues ya manos le faltaban, para seguir probando bocados sin darle uno siquiera a su lagarto. Que ya había comido suficientes brazos sueltos de por la calle.

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[Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] Empty Re: [Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] {Lun 28 Dic 2020 - 14:28}

Llegué como refuerzo al archipiélago Sabaody, la verdad es que no sabía muy bien dónde me estaba metiendo, apenas era un recluta con unos meses en el cuerpo de la marina, pero la situación era tan crítica que necesitaban mandarnos incluso a los más nuevos para intentar mantener el control. Era la primera vez que me aventuraba en el Grand Line, tenía que ser consciente de que mis capacidades no estaban listas aún para enfrentarme a los grandes enemigos que se encuentran en este océano, pero si no era tan fuerte tendría que ser más inteligente que ellos para poder aportar mi grano a la marina.

Iba acompañado de unos cuantos reclutas más, distinguía que eran reclutas porque al igual que yo llevaban el uniforma básico del ejército, al igual que rifles y espadas, en el camino daba la sensación de que éramos como cerdos que van camino al matadero. Nos explicaron cómo era la situación en el archipiélago y finalmente desembarcamos en el manglar 65, el manglar que mantenía la marina como punto de partida para sus expediciones ahora mismo. Rápidamente fuimos dirigidos hasta un mando marine para que nos contara como había evolucionado la situación mientras llegábamos, se presentó como Capitán John F. Venture, un semigigante que era aproximadamente 3 veces mi altura y con un aspecto intimidados al que apenas podía mantener la mirada, tenía unos grandes ojos de color carmesí que mostraban un tono de preocupación. La situación actualmente era que nos encontrábamos en una zona en la que los marines nos dividíamos para ir a combatir en tres frentes, al este teníamos una fiesta descontrolada provocada por el pirata Géminis, al norte la fortaleza de la marina que estaba siendo asediada por criminales y al oeste una gran batalla dirigida por Sirio, el capitán me había prohibido ir al campo de batalla del oeste, por lo que tenía dos opciones realmente.

- Capitán, tengo dudas respecto hacia donde ir a ayudar, y dado que es mi decisión, me gustaría saber qué es lo que se conoce respecto a la fiesta que hay al oeste y sobre el que la ha provocado, Géminis. – Le dije mostrando un gran respeto hacia su persona, pues daba la sensación de ser un gran hombre.

- Cadete, poco se conoce de la fiesta del este, aunque los científicos del gobierno especulan que se trata de un virus. Causa descontrol y ganas de divertirse, y cualquiera que intente ir en contra de esa diversión acaba mal. Respecto a Géminis no tenemos mucha información, es un pirata que parece trabajar para Sirio y cuyo aspecto desconocemos, simplemente sabemos que se le puede diferenciar por un traje de arlequín. – Contestó aportando la información que poseía o al menos la que podía decir a un rango tan bajo de la marina.

Me giré y especulé durante unos instantes viendo que podía aportar para ayudar a un desenlace favorable en la situación en la que nos encontrábamos, dado que la fiesta era producida por un virus, y este provocaba un descontrol en los “enfermos” si conseguíamos infectar a nuestros oponentes y mantener el control sobre la gente de la marina podríamos tener unas probabilidades de victoria mayores. En cuyo caso tenía que ir al este para intentar conducir el virus, primero a la zona norte de los criminales y posteriormente a la zona este, si se pudiera dar el caso.

- Capitán, he tomado una decisión, me gustaría ir al oeste, ver cómo se propaga ese virus y en cuanto tengamos esa información la idea sería conducir ese virus hacia los criminales del norte, provocando una reducción de sus efectivos, puesto que tendrán que luchar contra los infectados y las tropas de los marines. – Le dije, contándole una parte de la idea que había tenido, siendo esta realmente más compleja de lo que había explicado.

- Muy bien, formarás parte de un escuadrón, tendrás una compañera, procurad manteneros a salvo el uno al otro. – Me dijo mientras se despedía de mi con la mano y se dirigía a otras tareas.

Me dirigí al escuadrón designado por el capitán, había una chica morena que debía ser la compañera que me dijo el capitán, dado que en el escuadrón no había otra mujer. Tenía que convencerla de que me ayudara en mi plan. Mientras corríamos de camino hacia la fiesta de la zona oeste le comenté mi plan y la manera de mantenernos a salvo que tenía en mente. – Tenemos que descubrir cómo se transmite el virus, es primordial de cara a la victoria en el archipiélago, observar debe ser nuestra tarea principal, sin ser detectados, en caso de que seamos detectados deberemos fingir estar de fiesta y alejarnos de la situación para mantenernos a salvo sin tener contacto con nadie. -


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[Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] Empty Re: [Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] {Lun 28 Dic 2020 - 17:41}

Aquellas dos semanas habían transcurrido con una intensidad a la que llevaba tiempo sin estar acostumbrado, siendo aquel condenado archipiélago el último lugar en el que tuvo que lidiar con algo similar. ¿Qué problema tenían en Sabaody para que todo lo malo pareciera juntarse en sus diversos manglares? Tal vez el mercado negro en auge, los puertos francos para los piratas y el constante conflicto de facciones. Fuera como fuese, en vistas de que el conflicto parecía haber llegado a un breve punto muerto, Kusanagi decidió aprovechar aquellos días para aclarar sus ideas y, de paso, ponerse un poco al día con sus allegados.

Lo primero que hizo, como no podía ser de otro modo, fue ponerse a disposición de los mandos del Cipher Pol 8 para informar de cuanto habían averiguado en aquella incursión. El objetivo real de Sirio y sus hombres seguía siendo un misterio, aunque al menos pudieron confirmar que lo que estaba ocurriendo en Sabaody no era sino un artificio orquestado por los responsables de los conflictos de Sabaody, Hallstat y Sakura. El plan en el archipiélago, por otro lado, resultaba del todo confuso: no parecía haber ninguna explicación razonable sobre los objetivos a eliminar por parte de aquella asociación criminal, por no hablar de que carecía de pies y cabeza que hubieran decidido reunir a todo el mundo en un único manglar antes de desaparecer sin dejar rastro. ¿Era el más simple y puro caos lo que movía a aquella gente? Tal vez la única finalidad era retener a cuantos efectivos pudieran en Sabaody con aquella guerra–señuelo.

Dadas sus conclusiones, el pelirrojo aprovechó para redirigir a Ellie y asignarle tareas propias de las comunicaciones; una tarea que parecía ser necesaria tras haber comprobado que el enemigo poseía los medios para bloquearlas. Mientras tanto, Ruffo tendría tiempo libre para ponerse al día con su reencontrado hermano si así lo deseaba y él, a su vez, aprovecharía para reunirse con Zuko. Había pasado tanto tiempo desde la última vez que pudieron verse en persona que ya casi no reconocía a su viejo amigo.

El resto del tiempo lo emplearía en prepararse para lo que estuviera por venir, a la espera de que sus superiores volvieran a convocar a Eden: preparar sus artilugios de espionaje, hacerle el mantenimiento a sus armas y, de paso, ejercitarse un poco para no perder la forma. En el pasado actuaba por su propia cuenta y riesgo, pero ahora debía estar preparado para proteger no solo a los indefensos, sino también a los suyos... especialmente cuando el enemigo parecía tener plena consciencia de sus habilidades. ¿Para qué mentir? Seguía preocupándole la idea de que aquella capacidad de la circense para anular su Fruta del Diablo no fuera una simple coincidencia.

Al decimocuarto día fueron convocados por alguien cuyo nombre no podía sino resultarle familiar: Eve Polastri, jefa de operaciones del Cipher Pol 8, lo que se traducía en que era, de hecho, su superiora directa —y la de Ruffo—. Pese a ello, hay que destacar que era la primera vez que se reunía con ella en persona: casi siempre recibían las operaciones asignadas a través de Markov, por lo que rara vez se veían en la necesidad de tratar nada con Eve; la había visto de lejos, claro, pero poco más. Ahora que la tenía en frente podía decir sin lugar a dudas que era mucho más que un rostro bonito, por mucho que debiera esforzarse en no verla como nada más que otra agente trajeada.

Ni siquiera tomó asiento, manteniéndose firme al otro lado del escritorio mientras prestaba atención a cuanto pudo contarles sobre la situación del archipiélago de la que, en mayor o menor medida, era conocedor.

—Eden queda a su completa disposición para lidiar con los problemas de Sabaody —garantizó Kus con formalidad, haciendo un leve ademán con la mano—. Por mi parte entiendo que la Marina está más que capacitada para dar buena cuenta de Sirio y sus hombres, de modo que me ocuparé personalmente de tratar con Banners. Mis campos de estudio están lejos de la medicina o la biología, así que dudo ser de mucha ayuda en el Este. —Miró de reojo a Ruffo—. El destino de mi compañero lo dejaré en sus propias manos. Ha demostrado ser un agente más que capaz, así que podrá lidiar con lo que se proponga.

Tras esto volvió su mirada a Eve, no sin antes dedicarle una sonrisa de camaradería al castaño. Esperaría a que este decidiera su destino y aguardaría a que la pelirrosa les diera más detalles sobre sus respectivas tareas.

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William White
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[Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] Empty Re: [Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] {Lun 28 Dic 2020 - 18:23}

Habían pasado dos semanas desde la irrupción de la nueva flota pirata comandada por las misteriosas figuras que representaban Sirio y Géminis, una fuerza lo suficientemente demoledora como para lograr haber atrincherado las fuerzas gubernamentales a apenas una pequeña franja en el sur del archipiélago. Si bien nadie sabía a ciencia cierta el origen de los piratas, la bandera bajo la que navegaban o los motivos de lo que hacían.

Aunque yo por mi parte, lo creía tener bastante claro, ya que después de todo debía ser el mismo motivo que por el que él se había presentado allí, que no era otro que hacerse con parte del control de las puertas del Nuevo Mundo. Y es que controlar la llave de paso de “La gran ruta” debía ser un poder considerar, aunque los motivos finales que se encontraba tras el control de la isla le eran completamente desconocidos, algo que le carcomía por dentro.

Fueron varios los días en los que estuvo sumido en una gran investigación tirando del único hilo del que disponían, el anillo que se les había dado tanto a él como a su socio Black. Si bien un primer intento fracasó al buscar información sobre la propia joya, revisando en varios de los catálogos de joyas de los que disponía en su barco, finalmente procuró buscar información a cerca de la constelación que venía grabada en el anillo, la Cannis menor, si bien encontró varia mitología a lo largo de esta lo más interesante fue que la estrella más brillante que caracterizaba la joya era una llamada Procyon, la cual se traducía como algo parecido a “antes del perro”, una vez encontrado ese detalle no le fue complicado encontrar a la estrella a la que se refería ese “antes”, que terminó resultando la estrella más brillante que conformaba la constelación Cannis mayor, la cual recibía el nombre de Sirio, más al igual que ocurría con el Sirio que pisaba la tierra, no encontró mucha más información a parte de esta.

El resto del rato que no se encontraba enterrado entre libros y tazas de té, aislado del barullo que se producía más allá del camarote del capitán, se los pasaba deambulando por los manglares de la isla, siempre a la escucha de un rumor o una revelación que lo sacarán del punto muerto al que había llegado, y es que por más días que pasarán, todo apuntaba a que debería aguardar a que fuera el propio Ambrose el que desvelará las incógnitas. Dejando el tiempo restante para hablar con Kaito, el cual se mostraba refunfuñón y en cierta forma a la defensiva, evadiendo como habitualmente hacia gran parte de sus responsabilidades con la organización.

-Si tan solo tuviera un poco de foco a la hora de actuar- pensó para sus adentros en una mezcla entre amargura y conformidad con lo que suponía Takumi para su grupo.

Y es así como había llegado hasta el día presente, sentado en uno de los asientos de caoba de aquella imponente mansión colonial, que presumía que había sido tomada durante los últimos eventos acontecidos. En particular se encontraban en lo que presuponía ser una especie de sala de espera, la cual pese a su funcionalidad debía ser casi tan grande como el local como la sala principal del fumadero que regentaba en la lejana Baristan. Si bien la espera se le hizo algo larga, logró amenizar el lento paso de las agujas del reloj con una taza de lo que parecía ser té verde y unas pastas con almendra y piñones situadas en la mesa. El mayordomo que los había llevado ante la sala les había explicado que iban a tratar con el señor Vasili Komaroff, realizando bastante hincapié como debía referirse al señor y alguno que otros marianismos que debía respetar del que apuntaba ser uno de los lugartenientes de Ambrose, algo curioso teniendo en cuenta que pensaba que sus lugartenientes eran en exclusiva familiares y por lo tanto seres del fondo del mar.

El hombre, que rondaría el medio siglo de aspecto altivo y nada descuidado, se presentó de forma educada como el estratega de los Ambrose, por lo que respondiendo de forma reciproca al saludo, esperé a que el hombre terminará con su particular presentación, para luego arquear una ceja ante la apabullante cantidad de preguntas que realizó mi compañero.

-¡Black!- exclamé con cierta indignación, pero sin llegar a ser un tono iracundo o un grito a voz pelada, resultando más un riñón condescendiente que otra cosa -Ciertamente tenemos varias preguntas acerca de lo que ocurre en la isla, aunque la que más interés me despierta es ¿Quienes eran los Canis menor? – dijo dejando ver su anillo -Y lo más importante ¿Canis mayor? O debería decir Sirio, ¿Cuál es su relación con Géminis y en qué posición no sitúa eso a Ambrose y por consecuencia a nosotros? Se de buena tinta que Ambrose es un hombre de negocios como nosotros, pero me da la sensación de que tanto Sirio como Géminis no son corsarios ordinarios ¿Me equivoco, señor Komaroff?- mascullé con tonó tranquilo y pausado junto ante de dar un sorbo a la taza y dejaba entrever una ligera sonrisa picarona -Aunque tal vez quiera decirnos el motivo por el que se nos ha citado hoy aquí- proseguí depositando la taza en la mesa y sosteniendo la mirada al hombre.

Tras eso escuchó atentamente la explicación del señor, el cual se paro a explicar superficialmente la operación que debíamos acometer, tras la cual replicó:

-Antes de embarcarme en este trabajo me gustaría saber en que consistirá el pago, si bien accedí de buen grado a hacerle aquel favor al señor Ambrose, creo haber demostrado nuestra fidelidad a los intereses de Ambrose- dijo realizando una pequeña pausa -Así mismo, nuestras capacidades son conocidas por el propio Ambrose, y el hecho de que nos ofrezca este trabajo demuestra que la confianza que depositan en nosotros- continué antes de detenerme a la espera de la respuesta, antes de tan siguiera preguntar por detalles.

Aun debía preguntar un par de cosas antes de dejar marchar al enigmático señor Komaroff, como: si estarían al mando de esos comandos, si disponían de algún borrador del interior de la fortaleza, quiénes eran los altos cargos al cargo de esta y cómo garantizaba la toma de esta. Si bien aún quedaban algunas horas para la llegada del grupo en palabras del moreno, agradecería que este no se anduviera con muchos miramientos o vueltas al responder sus preguntas, después de todo, cuanto más tardará peor para todos.

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[Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] Empty Re: [Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] {Lun 28 Dic 2020 - 21:28}

Habían pasado varios días, miré por la ventana, la calma había regresado, pero desde luego la normalidad no se había establecido en las calles, por lo menos no en ese manglar. El lugar era seguro, por lo menos de momento. Unos días de descanso, aunque sabíamos que eso podía cambiar en cualquier momento. Las cosas se habían vuelto más caóticas si cabía y el conflicto se agravaba, poco a poco las cicatrices en el corazón de este archipiélago se hacían más y más profundas, tardarían años en curarse, y si esto seguía así, décadas. Suspiré y volví a mi personaje, cerré la cortina y cogí la bandeja con una comida templada, pan y agua. No era mucho, pero las raciones daban para lo que daban y no podíamos gastar demasiado en nuestra invitada.

Abrí la puerta de la habitación, llevaba días confinada. Poco a poco había sacado información, no me hizo falta presionar mucho más tras el shock inicial, según se acordaba daba más detalles sobre los nombres de los jefes, Sirio, Procyon, Orión... el más detallado era Adolf. Había procurado comunicar esa información a los altos cargos a los que pudiera interesar, no era mucho, pero mejor que dar palos de ciego. Sabía que había poco más que pudiera darme, pero no quería cargar las manos de los agentes o los marines con una preocupación más, menos aún una que podía ser tan peligrosa. No, esto era mejor que me asegurase de tener bajo control antes de poder confiarme. Dejé la bandeja en la mesa, ella me miró, estaba sentada en un sillón frente a las brasas de la estufa, leyendo el periódico que había terminado hacía un rato. Me senté frente a ella y crucé las piernas para luego entrelazar los dedos delante de mi rostro. El leve brillo de las brasas se acentuó en las lentes rojas de mi máscara mientras dejaba que el silencio calase en el ambiente.

- Tengo una propuesta que hacerte...

* * *

Mi bota derecha tamborileaba inquieta sobre el suelo, lo que me ponía de los nervios no era la situación, sino el humo del puro que Pollack me estaba echando a la cara. Con Rustal tenía la confianza necesaria como para pedir que dejase de fumar, pero esta vez me tocaba aguantarme. Tenía varias opciones, el conflicto era lo mío, pero no una guerra, carecía de los medios necesarios para contener una infección y no estaba segura de que fuera a contenerme mucho contra traidores... por mucho que fuera culpa de un virus, los túneles me daban malos recuerdos, pero había facilitado cierta información al respecto. De todas formas lo que más seguridad me daba era la última opción.

- Déjeme a Banner a mi. - Comenté con seguridad. - Los marines deben permanecer como héroes puros, por eso es el trabajo de los agentes ensuciarse las manos tratando con ese tipo de personas. Sólo necesito información de dónde encontrarlo y saber si contamos con un contacto que nos lleve hasta él. - Tras eso esperaría que diera el visto bueno y me diera los detalles de la misión. - Cierto, casi se me olvida... ¿Recuerda la criminal que capturé hace unos días? Me gustaría que me permitiesen llevarla conmigo en la misión. - No se preocupe, se ha mostrado bastante colaboradora, además tendrá el cañón de mi arma detrás de ella por si se le ocurre hacer algo gracioso. - Acaricié la culata de Purgatio bajo la gabardina. - Además nos puede ser útil si nos cruzamos con el enemigo.

Confiaba en que me dejasen. Le había propuesto a Rita que, si me ayudaba con la siguiente misión, no sólo me las ingeniaría para que no cumpliera condena, sino que le ofrecería la protección que pedía contra las represalias de sus antiguos compañeros. El proceso era muy sencillo, pero sólo podía meterla en el programa de protección de confidentes si colaboraba, no era muy difícil llevarlo a cabo en la situación en la que se encontraba Sabaody.

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[Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] Empty Re: [Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] {Lun 28 Dic 2020 - 21:49}

Se encontraba en el balcón del sitio donde estaban, mirando el pequeño paisaje que suponía Sabaody. Había podido reemplazar su ropa rota y estaba poniéndose un cigarrillo en la boca. Sabía que técnicamente lo estaba dejando, pero... el estrés y presión de ese momento era grandioso. Se había reencontrado con Kus, el cual parecía estar trabajando con el hermano perdido de Iulio... No le dijo nada a su subordinado, por supuesto. Supuso que aquel era un tema demasiado personal como para que se enterase por terceros. Ruffo sabía donde se encontraba su hermano y si quería ir a verlo tenía total libertad.

El dragón ya se había puesto al día, como pudo, con el pelirrojo. Pero por desgracia sus misiones eran distintas. Le deseó suerte y, llenando de nuevo su corazón con tristeza, separaron sus caminos una vez más. Aunque vio que el pelirrojo, demostrando que seguía siendo el mismo bromista de siempre en el fondo, le había regalado un muñeco que se parecía a él. Lo guardó, con la intención de atesorarlo bien en su despacho cuando volviesen. Encendió el cigarrillo con una llama prendida en su pulgar. Un instante de relajación lo invadió a la primera calada, aunque la presión no se marchó.

Había salido al balcón a reflexionar un poco tras el informe del joven Scott. Se había distraído con la ayuda al pelirrojo, sin embargo... Lo que había hecho estaba mal. Sirio era su responsabilidad y su huida no dejaba de ser culpa suya. Era algo que tenía que remediar. Suspiró, dejando escapar una bocanada de humo, y volvió adentro para dirigirse a sus subordinados.

—Nuestra prioridad es detener a Sirio y proteger Sabaody de sus piratas. La culpa de su huida... no fue vuestra. Fue mía. Como vicealmirante al cargo debí estar más atento, pero me confié. Y es un error que pienso redemiar. Sirio es una fuerza poderosa a tener en cuenta, y... me temo que sus seguidores también. Por lo que me temo que, aunque no sea necesario, me veo obligados a autorizar fuerza letal. Vendréis conmigo al frente a defender el manglar 71 con las tropas más numerosas que podamos tener para ello. Sirio es un peligro para la seguridad de los civiles, por lo que debe caer —miró entonces a Iulio, sabiendo que era el que más cerca estaba a la capacidad de combate del dragón—. No quiero poner tu vida en peligro, por lo que intentaré enfrentarme a él yo solo, pero como he dicho... Su caída es prioridad. Si necesito ayuda o si... caigo en combate... será tu prioridad, ¿está claro? —volvió entonces a centrar su atención en el resto—. Confío en todos vosotros. Mantengamos el archipiélago a salvo.

Una vez dadas las órdenes, miraría de reunir el mayor número de soldados posible y marcharían sin demora hacia el manglar 70.

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[Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] Empty Re: [Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] {Lun 28 Dic 2020 - 23:07}

El mink miró el resultado de la contienda. Un boquete en el suelo se extendía antes sus ojos, producto de su propio explosivo. El vicealmirante y los agentes se encontraban cerca suyo, perplejos. Una estruendosa carcajada resonó en los oídos de todos los espectadores. Roland no podía parar de reír.

Esto es increíble —dijo entre carcajadas—. Yo, a quién habéis tachado de criminal, he tenido que venir a sacaros las castañas del fuego. ¡Es tronchante!

Cuando terminó de reírse hizo aparecer un espejo detrás suyo. Guardó su lanza y se giró, levantando el brazo en señal de despedida y caminando hacia el espejo.

Me cobraré este favor, mierdecillas. —Cruzó el umbral del espejo y desapareció junto con este.

Un tiempo después

Habían transcurrido dos semanas desde su llegada a la isla. Al igual que habían transcurrido dos semanas desde que todo fuera de mal en peor. Cuando parecía haber una luz al final del túnel, esta desaparecía, dejándole otra vez en una oscuridad plena, eclipsando su frágil corazón. Desde que había pisado aquella isla por primera vez, su vida pasó a convertirse en una espiral de frustración y decepción continua. Sus planes, tan brillantes como los de los mayores estrategas e incluso mejores, se veían reducidos a nada por creer que los ineptos del gobierno tendrían un mínimo sentido común.

Todo empezó cuando el imbécil del capitán marine cuyo nombre nunca conoció se dio cuenta, de una forma que le avergonzaba reconocer que escapaba de su comprensión, de que su lanza era de kairoseki. Era algo completamente ilógico, y le enfurecía pensar que aquel acto tan incoherente había sido la causa de muchos de sus males. Escapó de los marines, pero su identidad secreta se había visto comprometida, y lo peor es que se vio obligado a permanecer más horas de las que hubiera querido con una bufanda alrededor de su cabeza, ocultando quién era, agachando la cabeza ante los marines y la misma revolución.

Pensó que todo aquello había terminado cuando consiguió deshacerse de los cabecillas de la ofensiva pirata, los que se enfrentaban al Vicealmirante Zuko y su ex compañero de profesión, el pelirrojo Kusanagi Yu, pero ni esto le había salido bien. Los piratas huyeron, y lo único que había ganado él era el reflejo de Dexter Black y un favor de los hombres del gobierno, aunque conociendo a estos últimos se harían los locos y se llevarían el mérito. Y tan solo era cuestión de tiempo que los odiosos piratas golpearan de nuevo, esta vez más fuerte.

Los marines ya habían salido malparados del anterior ataque, o eso había creído Roland tras dejar atrás la base de operaciones cuyo último recuerdo consistía en una horda de perros y jinetes fantasmas atacándola. ¿Acaso esos imbéciles que no ven más allá de sus narices iban a ser capaces de hacer frente a las nuevas amenazas que habían ido surgiendo en la isla? Solo había una respuesta, y sin duda alguna esa era un no rotundo. Sin embargo, la esperanza no había desaparecido. Mientras él estuviera allí aún era posible. Realmente, solo era posible mientras él estuviera allí.

Aquellas dos semanas fueron para el mink las más largas de su vida, y a su vez las más cortas. Lo único positivo de aquella situación era que, el caos se había extendido tanto, que no tenía que preocuparse de esconder su rostro. Los primeros días los pasó encerrado en la Dimensión Espejo, preparando su siguiente plan. Reunió toda la información que pudo escudriñando a través de los numerosos espejos de la isla, pero fue en vano. No fue hasta el tercer día que algo importante sucedió, y aquello fue el principio del fin. Los sucesos se sucedieron uno detrás de otro, sin dar tiempo para reaccionar a nadie. De un momento a otro los conflictos habían vuelto a estallar, y el ex-agente decidió que era el momento adecuado para volver al ruedo.

El espectáculo debe continuar —dijo para sí mientras se preparaba.

Recogió sus múltiples explosivos con sus respectivos detonadores y los guardó bajo la ropa. Se enfundó la espada corta Xifos, colgó su lanza de la espalda e hizo que una forma humanoide se materializara al lado de un espejo cercano. Aquella forma adoptó el aspecto reflejado del antiguo agente Oppenheimer, con sus respectivas armas. Entonces el cuerpo original se descolgó la lanza para cambiarla por Vrontí, el arma que le había costado su carrera. «Al final todo valdrá la pena» pensó, apretando con fuerza sus puños.

Dnalor —llamó a su reflejo—. Ya sabes qué hacer.

El clon asintió y dio media vuelta, desapareciendo entre uno de los múltiples espejos de la Dimensión Reflejo. Mientras tanto, Roland atravesó otro espejo distinto. «Otro puto baño» se dijo cuando salió de su dimensión de bolsillo. Últimamente no encontraba más que baños. Sin más preámbulos, salió de aquel lugar, y al llegar a la calle se movió entre los callejones, buscando las zonas más conflictivas que pudiera. Su objetivo: Orión. Si Sirio y su hermano trabajaban para él, debía ser quién moviera los hilos. Quién había llevado la devastación hasta el archipiélago. Si él desaparecía, todo el sistema que había montado en las últimas semanas se vendría abajo como un castillo de naipes, y él sería la mano ejecutora. Pero no podía hacer nada sin descubrir más sobre ese misterioso hombre. Por eso se dirigió hacia los sitios donde los hombres decentes no se atreven a aparecer. Los lugares oscuros de la isla, los bajos fondos. Si había un lugar para descubrir más sobre su futura víctima, era allí.

Por otro lado, Dnalor había seguido el mismo protocolo que su cuerpo original. En lo que se refería a personalidad, eran idénticos, aunque era consciente de que podía desaparecer en cualquier momento. Anduvo con más cuidado, con un objetivo más claro: Vasili Komaroff. Mientras su cuerpo real rebuscaba en lo más profundo de la asquerosa sociedad, Dnalor se dirigiría en busca del hombre a quién no había parado de escuchar en los últimos días. Si no se equivocaba, y él no se equivocaba nunca, ese hombre sabría algo más sobre el panorama general. Y toda información era bienvenida.

El espectáculo debe continuar —murmuraron ambos, tan separados y tan cerca a la vez.

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[Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] Empty Re: [Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] {Mar 29 Dic 2020 - 0:48}

Me desperté cansado. Otra vez. Hacía tiempo que no nos daban tregua.

Cada día había librado una batalla distinta. Primero, contra las infernales bestias que asolaban el archipiélago. Cuando estas se marcharon y dejaron de arrasar con el lugar, un nuevo enemigo apareció, con velas negras arriadas y ansias de batallar. Géminis. Se escuchó tanto su nombre durante aquellos días que algunos llegaron a olvidar a Sirio. Yo no lo hice.

Había ayudado a coordinar varios ataques al norte, donde estábamos recibiendo una más que inhabilitante cantidad de bajas. Yo mismo marché allí, machete en mano, pero mis esfuerzos eran inútiles. Por cada criminal al que lograba dar caza, dos aparecían para sustituirle al día siguiente, como si de un vil truco se tratara. Me sentía bastante impotente. Con Iulio y el Vicealmirante centrados en asuntos más importantes, no tenía a quien expresar mis frustraciones, que me acompañaban al camastro todas las noches, junto con las múltiples heridas que había recibido ese día.

Aquel día me convocaron junto al Vicealmirante y Iulio a una estancia vacía. Por una parte, me sentía complacido por saber que se contaría con mi opinión. Por otro lado, aquello no podía significar nada bueno. Tragué saliva y asumí mis responsabilidades, tal y como había jurado tiempo atrás.

Ese chaval, Scott, nos informó con total profesionalidad de la situación. Planteaba escasos rumbos de acción: contraatacar a Sirio o defenderse de un posible golpe por parte de Géminis. Me sentí algo abrumado. Normalmente solo debía encargarme de un objetivo. Aquel caos a múltiples bandas nos superaba. Debía pensar como los Almirantes que estudiaba en los libros de historia.

El Vicealmirante Kasai tomó la pronta decisión de lanzar un ataque frontal contra Sirio. Asentí. Tenía razón: era más razonable deshacernos de la amenaza más próxima y que entrañaba un mayor nivel de agresión a nuestras fuerzas.

-Cuente conmigo, Vicealmirante -respondí sucintamente.

Tomé varios minutos para prepararme para el próximo embate, mientras me ponía la armadura y me armaba con el resto de mis pertenencias. Aquella podía ser la batalla más dura a la que me había enfrentado. Pero bajo el mando de un líder tan poderoso como el Vicealmirante Kasai, no tenía nada que temer. Podía sentirme seguro de que no estaría perdiendo la vida en vano.

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[Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] Empty Re: [Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] {Mar 29 Dic 2020 - 1:17}

Ya teníamos suficiente con un Wyrm en el grupo; ¿por qué nos habían endosado a un Wyrm francotirador? Al menos eso dejaba deducir el reluciente arma que portaba en su espalda casi como si de una mascota se tratase. De cualquier modo, el muchacho estaba bastante puesto acerca de la situación que atenazaba el archipiélago. Por mí parte, me había perdido poco después de que pronunciase el segundo número: demasiado complejo. Adhara era mucho más simpática, así que había dedicado el resto de la explicación a jugar con ella. No sabía por qué, pero la pequeña hallaba una extraña satisfacción en jugar a las palmas.

De hecho, mis dos últimas semanas habían consistido en poco más que eso. Por romper la norma, viendo cómo está el archipiélago en esa ocasión no me había quedado otra alternativa más que arrimar el hombro en temas burocráticos y organizativos por encima de mis posibilidades. ¿Cómo podía haber alguien que dedicase toda su actividad en la Marina a asuntos como aquellos? Fuera como fuese, tocaba ponerse en marcha. Hasta yo sabía que un grupo de maleantes que se habían autodenominado como la Marcha Negra había marchado desde el norte, encabezados por un tipo cuyo nombre, esta vez sí, no había podido retener. Estábamos bajo mínimos y los refuerzos, por desgracia, no hacían más que prolongar nuestra agonía. Fuera como fuese, ignorar a un vicealmirante cuando se dirigía a ti directamente estaba mal visto, así que finalmente dejé a la niña, me erguí y le miré:

- Eso será si esas cosas no te matan primero -repliqué con sorna, señalando el cigarrillo que acababa de prender y estando a punto de romperlo por la mitad con un fogonazo-. Pero estoy de acuerdo: ya tuvimos bastantes bailes con el tipo turbio del cadáver y no me gustaría volver a pasar por ese tipo de situación. Esta vez hay una diferencia: son personas. Muchas más y con menos escrúpulos, de acuerdo, pero sufren, sangran y mueren. Todo es cuestión de desequilibrar la balanza a nuestro favor... Y sí, eso sólo podremos hacerlo si acabamos con Sirio.

Obvié el típico comentario sarcástico, ése que habría sonado como un "a buenas horas", y me acerqué al balcón. Apenas se veía nada a lo lejos, pero el hedor a tragedia y muerte era perfectamente apreciable. Jamás me había visto en una guerra como aquélla, y esperaba de todo corazón que no volviese a suceder. ¿Libertad, decían? No. Aquello no era libertad, y cada día tenía más claro que los piratas encarnaban todo lo contrario por mucho que clamasen a los cielos por el libre albedrío.

- ¿Sabemos algo sobre ese tal... Piscis, Wyrm Francotirador? -pregunté de forma automática, casi inconsciente, al tiempo que comprobaba con un rápido tanteo que llevaba conmigo todo el equipo. Así era, así que me volví para mirarle con una sonrisa en cierto modo inocente, la cual fue acompañada por una risita de Adhara.
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[Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] Empty Re: [Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] {Mar 29 Dic 2020 - 1:32}

Incluso yo me daba cuenta de que en muchas ocasiones me comportaba como un auténtico mandril en celo. Así lo reflejaban los ojos de nada más y nada menos que la jefa de operaciones del Cipher Pol 8, sí, el escalafón más alto antes de esos que te permitían hacer y decidir sobre la vida de casi cualquier persona trajeada a voluntad sin importar su origen o afiliación. ¿Que qué había hecho? Muy sencillo; primitivo incluso: me había dedicado a golpear la mesa frente a la que nos sentábamos en tres ocasiones con considerable contundencia sin dejar de repetir la palabra "centro". Mi superior había dejado en mis manos la posibilidad de elegir cuál debía ser mi destino. Siempre me había gustado lanzarme de cabeza al conflicto, pero no era necesario hacerlo como un neandertal... fuera lo que fuese eso.

Carraspeé, dándome cuenta de que mis modales estaban muy lejos de lo que se esperaba de mí, y recuperé la compostura, reclinándome con educación sobre el asiento y cruzando la pierna derecha sobre la izquierda.

-Creo que podré ser más útil intentando recuperar el centro del archipiélago, señor. -Así sí también podía ser una persona civilizada si me lo proponía-. Además, hasta el momento creo que los resultados que hemos obtenido el agente Kusanagi y yo hasta el momento han sido satisfactorios, por lo que no encuentro motivo para hacer experimentos en un momento tan crítico como éste.

Así estaba mejor, aunque no podía dejar que esa idea parásita reapareciese en mi mente incluso en un contexto tan tenso y formal como aquél. ¿Iulio vicealmirante? No podía ser. La mayor parte de mis dos últimas semanas habían sido dedicadas a hurgar en la base de datos del Gobierno Mundial, dando con él y con su hoja de servicios. Y no, ese no podía ser el vago de mi hermano. ¿Que había capturado a Sirio y defendido la base del G-2 junto a otro compañero? Tal vez si ese compañero se hubiese dedicado a hacerlo todo mientras él miraba... Pero no, dudaba mucho que un solo marine que no fuese Almirante pudiese capturar a alguien que calificaban como una auténtica bestia. Fuera como fuese, tenía pendiente una charla con él.

Sacudí la cabeza de forma imperceptible, obligándome a volver a la realidad, al presente, a lo que sucedía ante mis ojos. Habiendo decidido ambos dónde prestaríamos nuestros servicios, sólo restaba esperar diligentemente las siempre precisas instrucciones de la agencia. Sólo esperaba no tener que volver a moverme entre kilos y kilos. Con una vez había tenido suficiente estrés y ansiedad como para cumplir con la cuota durante un año.
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[Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] Empty Re: [Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] {Miér 30 Dic 2020 - 1:46}

Normas del capítulo:


  • Se moderará los martes entre las 22:00 y las 23:59.
  • No se puede postear los martes antes de la moderación.
  • Hay un reloj que marca el tiempo restante. Cuando acaba los temas se cierran.
  • Está prohibido metarrolear, powerrolear y demás actitudes tóxicas.
  • A más riesgo, más premio.
  • Como es tradición, el barco de Sons of Anarchy se hundirá en algún momento.
  • Cada post debe ocupar entre 250 y 1.200 palabras. Si no se está en estos límites, el post podría ser ignorado.
  • Es responsabilidad de un usuario comunicarse con la gente con la que interactúa.
  • Si un post tiene más de 15 faltas ortográficas por párrafo podría ser ignorado.
  • Hacer un resumen de acciones relevantes es obligatorio independientemente de la extensión.
  • La ley del plot no es a prueba de idiotas.


Moderación:

Míster Black y Míster White (Manglar 1):
Karma (Manglar 60):
Agente Ral (Manglar 65):
Agentes Kusanagi y Ruffo (Manglar 65):
Justice Raiders (Manglar 70):
Oppenheimer (Manglar 68):
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[Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] Empty Re: [Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] {Miér 30 Dic 2020 - 18:58}

Valerse de un tercero en discordia -o un décimo quinto más bien, teniendo en cuenta la cantidad de partes implicadas en el conflicto que se desarrollaba en el archipiélago- era una estrategia bastante común por parte del Cipher Pol. Seducir con falsas promesas a quien podía ser de utilidad permitía, además, no tener que preocuparse demasiado por la posible puñalada. ¿A quién pretendía engañar? A esa gente era a la que había que tener más vigilada. Fuera como fuese, el afortunado en esa ocasión sería Leroy Banners. Que no hubiese tomado partido por nadie hasta el momento daba a entender dos cosas: poseía una fuerza digna de ser tenida en cuenta y albergaba suficientes intereses propios como para mantenerse al margen por el momento.

-Supongo que lo más seguro sería elegir la ruta en la que haya menos conflictos, ¿no? -pensé en voz alta cuando la señorita Polastri dejó de hablar-. Aunque dudo mucho que con la volatilidad que hay en la zona eso exista.

Debía haber un sinfín de variables a tener en cuenta a la hora de establecer un plan de actuación, como si sería más conveniente desplazarnos como un único grupo o era preferible dividirnos. También considerar dónde habían tenido lugar las últimas refriegas con el fin de intentar predecir dónde serían las próximas y, en base a ello, ponernos en marcha.

No obstante, aquellos detalles y muchos otros ni siquiera amenazaron con asomar en mi cabeza. ¿El mejor camino? El más directo, pero por desgracia por ambos deberíamos recorrer el mismo número de manglares. Que decidiese el azar, pues. Extraje una moneda de un bolsillo sin decir nada a nadie, la lancé y dejé que girara en el aire antes de que aterrizase sobre mi mano con un ruido sordo.

-Yo digo manglares cuatro, cinco, seis y siete -sentencié con una inocencia que rayaba la estupidez, dirigiendo a continuación una sonrisa a mis superiores y aguardando a comprobar si mi método de decisión satisfacía su necesidad de resolver las dudas.
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[Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] Empty Re: [Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] {Miér 30 Dic 2020 - 19:13}

Caminé un paso por detrás del vicealmirante Kasai, dirigiendo una furtiva mirada a casi-Wyrm Francotirador. Porque sí, no podía ser un Wyrm Francotirador sin más. Wyrm era infinitas veces más avispado que él, que ni siquiera había sabido responder adecuadamente y de forma instantánea a una pregunta casi bien formulada. Muchos casis en un mismo día... Ojalá a operación no terminase en un casi éxito. ¿Géminis? ¿Piscis? ¡Qué mas daba su nombre! Lo único relevante era que el tipo se había convertido en un verdadero problema que debía ser zanjado más pronto que tarde.

Por otro lado, ante situaciones desesperadas, medidas desesperadas. No había sido consciente de las connotaciones de aquella expresión hasta escuchar el plan de ataque del vicealmirante Jean. ¿No estaría siendo desbordado por la situación? Tal vez y, de ser así, no podría culparle. No muchos estarían dispuestos a perder una extremidad en combate y seguir dando guerra un rato después. Debía ser un tipo formidable, sin duda. No pude evitar que en cierto modo me recordase al capitán Kensington. ¿Dónde estaría? ¿Le habrían enviado al archipiélago? Esperaba que no, pues su buque de adiestramiento y, sobre todo, los reclutas que iban a bordo, serían carne de cañón en una guerra como la que nos amenazaba.

-¿Y no hay forma de continuar defendiendo el lugar? Es decir, incluso en inferioridad numérica es bastante fácil de defender. Lo es para nosotros y lo sería para ellos, además de estar en un enclave estratégico para el control del archipiélago -dije sin ánimo de contradecir a nadie, pues sólo quería aportar otro punto de vista-. Si les abrimos las puertas para rodearles y sale mal... Bueno, podría ser muy problemático, ¿no os parece?

Aun así, debía reconocer que la situación pintaba bastante fea y que era necesaria una vuelta de tuerca si queríamos convertirnos en algo más que un puñado de soldados defendiendo un lugar a la desesperada. Tal vez la idea del vicealmirante tuviese mucho más sentido del que había querido ver en un primer momento; sobre todo si queríamos capturar a Sirio e incluso, en un momento dado, convertirnos en una fuerza de apoyo para otros grupos de marines que estuviesen en problemas.

-Sea como sea, yo puedo encargarme de dirigir al escuadrón de apoyo que vaya por el norte. Nunca viene mal una sorpresa desagradable para el enemigo cuando cree que puede vencer, ¿no?

Y es que aquél siempre había sido mi punto fuerte: proporcionar apoyo a los demás. Mis mayores éxitos habían ido de la mano de aparecer en el momento justo para decantar la balanza a favor de mis aliados. Mis habilidades y la forma en que llevaba a mis hombres solían resultar más útiles cuando eran aplicadas de imprevisto. Zuko lo sabía, por supuesto, pues no era la primera vez que combatíamos juntos, pero ¿aceptaría mi proposición el vicealmirante Jean?
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[Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] Empty Re: [Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] {Miér 30 Dic 2020 - 21:43}

Toda la alegría en el rostro de Kaito se desvaneció lentamente. Sus emociones, su ímpetu y sus ganas de saber grabados con claridad en cada arruga de su rostro y ocultos tras los recobecos de sus comisuras, fueron barridos como los dibujos sobre la arena por un mar en calma. Una suave ola, luego otra, y así... Hasta que no quedó nada.

Nada salvo unos ojos muy abiertos, sin sorpresa, sin ira, sin descontento. Simples orbes que por definición servían para observar. Mas detras de aquellos ojos, planos e insomnes, había un hambre que se arremolinaba terrible y oscura, pero paciente.

Todo apuntaba a que los deseos de White pronto iban a ser cumplidos. Pues si habia algo que Kaito odiase sobre todo en el mundo, era quedarse con esa hambre cuando, evidentemente, aquellos bocados estaban tan al alcance.

—No—dijo, hueco, casi quedo, justo tras la pregunta.

De momento estaba contentandose chupando los deliciosos restos de los manjares traídos por otro. De momento tenía algo para rumiar. Esperando a que todo aquel teatro terminase, Kaito continuó observando al hombre que pretendía ser algo que no existía en realidad: un hombre que no era animal, que no era carne, sino principios y modales.

—¿Algo más antes de irnos? —preguntaría a Will mirándole por el rabillo del ojo con aquellas pupilas dibujadas en plano.

Porque la cosa estaba clara, y no iba a ser él quien solicitaría nada más a su anfitrión dada la más que obvia ostilidad por algo que él mismo había querido reconocer como hostil.

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[Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] Empty Re: [Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] {Dom 3 Ene 2021 - 21:01}

-¿Wyrm... Francotirador? -pregunté en voz alta, mirando con completa confusión a Iulio.

Miré a todas partes en la habitación buscando respuestas, pero parecía que todo el mundo estaba centrado en el oficial. Le observé de arriba abajo y seguí sin captar el porqué de aquel apodo. Yo solo veía a un tipo tan profesional como se debía de esperar de los altos mandos de la Marina.

-Un chiste, supongo... -susurré, todavía anonadado.

Los informes del manglar 70 no eran una exageración. Aquel lugar era un infierno. Se me partía el corazón al ver a tantos servidores de la Justicia derrotados, lisiados y horriblemente mutilados. Sus llantos inundaban mis oídos, sus gritos llegaban hasta el fondo de mi ser. Sé que debo alejarme de mis emociones siempre que estoy de servicio, esa es mi máxima, pero lo que presencié en esos instantes me llenó de pena y angustia. Muchos eran jóvenes reclutas que en nada se diferenciaban de mí hacía algunos meses. Había oficiales, todos ellos tratando de mantenerse responsables pese a sus horribles lesiones... Pensé en el pobre Bizvan. No creía que hubiera sobrevivido a este infierno.

Se me llenaron los ojos de lágrimas. ¿Qué me estaba pasando? Esto no era apropiado. Me restregué los ojos, pero con cada paso que daba me encontraba con una nueva imagen que me dejaba helado y con un nudo en la garganta. Más de una vez los soldados de nuestro batallón me preguntaron si estaba bien. Con voz ronca y apartando la mirada les ordené en todas las ocasiones que continuasen marchando. No crucé miradas ni con el Vicealmirante, ni con Iulio ni con Scott.

Pronto salió a nuestra recepción el Vicealmirante Jean, un marine de enorme veteranía que parecía tan devastado por la guerra como los soldados a su cargo. No pude separar la mirada de su sanguinolento muñón. Hice rechinar los dientes.

Mostrando algo de ingenio táctico, el Vicealmirante propuso un plan. Arriesgado, pero seguían siendo los cimientos de algo. Esperé una respuesta de Kasai. Los oficiales de menor rango siempre debían hablar los últimos. Sabía que podía confiar en su astucia. De hecho, quizás fuera la persona en la que más podía confiar en aquel yermo infernal.

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[Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] Empty Re: [Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] {Lun 4 Ene 2021 - 18:01}

El espectáculo debía continuar, pero... ¿Cómo? Tanto el reflejo como el original empezaron a moverse velozmente, sin perder el tiempo. El sol estaba ya en lo alto cuando Roland se volvió a internar en su Dimensión Reflejo. Al poco después de hacerlo, atravesó el mismo espejo por el que había salido montado en su vehículo predilecto, la NeoBike, con la que podría moverse aún más rápido que si usara su dimensión. Por otra parte, Dnalor creó un espejo alargado, del tamaño de un monopatín. Gracias al poder de la fruta del diablo, era capaz de moverlo mentalmente, usándolo como medio de transporte.

Ambos tomaron sus rumbos, decididos, sin ningún atisbo de duda o temor. Roland quería detener la guerra en aquella isla, obteniendo así el mérito que creía merecer, y sabía que para ello no le quedaba otra que tomar ciertos riesgos. Tras haber estado dos semanas buscando a Orión sin tener ningún resultado, se dio cuenta de que solo las personas de su círculo más cercano debían saber sobre él, y eso le dejaba muy pocas opciones. Debía encontrar a Sirio o a su hermano, sacarles toda la información que pudiera hasta encontrar a su jefe y acabar con él de forma pública, con tal cantidad de testigos que fuera imposible ocultar la noticia o quitarle el mérito.

Desde el punto de vista de Dnalor, su objetivo era encontrar toda la información posible que pudiera de los bajos fondos. Si la sociedad le había tachado de criminal, se aprovecharía de ello, y se infiltraría entre los capos de la mafia. Si la reputación de estos era la mitad de cierta de lo que se decía por ahí, sabrían cosas que otras personas desconocen, y en una isla en plena guerra la información es poder. Si era capaz de encontrar los puntos débiles de los piratas que habían invadido la isla, o incluso conocer sobre Orión, podría obtener una ventaja que sus enemigos jamás esperarían.

Así fue cómo ambos, reflejo y original, emprendieron su camino con el mismo modus operandi. Roland esperaba llegar a la zona donde tenía lugar la guerra rápidamente para, una vez allí, interrogar al primer pirata que encontrase. Sin embargo lo que se encontró fue una última defensa marine, donde a duras penas repelían los ataques de los piratas.

«Fenomenal, este hatajo de imbéciles me vuelve a obstaculizar el camino —pensó mientras estudiaba el lugar—. Si me vuelvo a disfrazar, quizás tomar ventaja de la situación.» Roland se movió hasta una zona discreta, donde guardó en la Dimensión Reflejo la Neobike y usó sus poderes para cambiar su aspecto por el del Contraalmirante Wallace, a quien había conocido hacía dos semanas en la misma isla. «Vamos a ver cuán útil es tener este rango en la marina.»

Los médicos no paraban de moverse, atendiendo a cuantos heridos eran capaces. Estos últimos eran muchos a ojos del mink. Bufó ante tanta incompetencia y detuvo al primero que pasó a su lado agarrándolo del brazo.

¡Eh, tú! Soy el contraalmirante Wallace, ¿dónde se encuentra la máxima autoridad de esta base?

Y mientras Roland se infiltraba entre los marines, Dnalor había seguido un protocolo similar, pero internándose en el bando contrario. Esta vez sin tener que usar una identidad falsa, llamaría la atención del primer criminal que encontrase para interrogarlo.

¡Eh, tú! ¿Dónde se encuentra Vasili Komaroff?

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[Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] Empty Re: [Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] {Lun 4 Ene 2021 - 22:48}

Mi vista voló por las páginas de información que habían recabado sobre Banners, aunque el trabajo había sido exhaustivo algo estaba claro en los datos que estaba leyendo.

- Mínimo doble ese número. - Comenté haciendo alusión a la cantidad de hombres bajo sus órdenes. - Es consciente de que lo vigilan y no veo nada de información aquí que él no quisiera que supieran. No sé si en este informe han contado con operativos pasivos o células durmientes, sin contar con la mano de obra subcontratada. Créame, si este tipo es la mitad de listo de lo que dicen los informes entonces es más peligroso de lo que estos papeles muestran. - Callé un momento, no era el momento indicado ni la persona indicada a poner en duda. Memoricé los datos más importantes y los que me parecían un mero cebo y luego dejé los papeles sobre la mesa. - Si nos disculpa...

Cerré la puerta, esperaba que mi silencio y una simple mirada ladeada al asentir sirvieran para tranquilizar a mi superior. No tenía que repetírmelo, sabía perfectamente que era peligroso llevar a Rita conmigo, pero a la vez podía ser tan útil como aquella anciana si lograba que colaborase sin problemas, quizás podría enviarla con ella a hacerle compañía. A lo mejor se conocían y sino tenían un tema común del que hablar. Pero primero la misión.

Polastri rompió el tenso silencio con las presentaciones. Asentí levemente con la cabeza para dar cuenta de que estaba escuchando las presentaciones de los agentes Kusanagi y Ruffo. Tras una incómoda pausa hablé con la voz mecánica de mi máscara.

- Encantado de trabajar con ustedes, soy el Agente Ral y la señorita que me acompaña es Rita. - Hice una pequeña pausa. - Si no les han informado hasta hace poco Rita trabajaba para el otro bando pero tras ciertos... acontecimientos... - Miré a Rita de reojo, no le hacía gracia recordar el día que nos conocimos. - ... Ha decidido ayudarnos, a cambio claro de protección contra las represalias de sus antiguos camaradas. He sido testigo de sus habilidades y puedo asegurar que pueden ser de gran utilidad si las cosas se ponen feas. También garantizo que esta ha sido una decisión personal y, por lo tanto, asumo total responsabilidad de sus actos en esta misión. - Tras la presentación le cedí la palabra a Polastri.

Ahora tocaba decidir la ruta a usar, ambas eran flancos del distrito, rodeando la zona de guerra pero ciñéndonos a la ruta más rápida. Sin saber los datos de la guerra el agente Ruffo tomó su decisión con una moneda. Algo estúpido, superficial, aleatorio... estuve a punto de apretar los puños en señal de indignación, pero recordé que se trataba de un agente al igual que yo, alguien con muchas caras, las casualidades no existen, puede que esta fuera la forma de ponerme a prueba. Suspiré sin que se notara por fuera de la máscara, cerré los ojos un momento y me tranquilicé.

- Comprendo que las dos opciones parecen igual de viables, dado el número de manglares. Pero tengo dos preguntas ¿Cuál de las dos rutas se ha visto más afectada por los conflictos? - Desplazarnos por la más desolada podía ser una buena opción, moverse por ruinas era difícil, pero era menos probable que nos encontrásemos con alguien en lugares sin valor o interés, especialmente si eran piratas. - Y la segunda pregunta... - Me giré y miré a Rita. - ¿Señorita Rita, es tan amable de darnos su opinión sobre la ruta más segura?

Puede que fuera una jugada arriesgada, pero solicitar su colaboración desde el comienzo podía apelar a un sentido de unidad, hacer que formara parte del grupo en vez de ser arrastrada por este. Era un sentimiento que podía promover una colaboración voluntaria y ayudar a que se sintiera integrada, como parte del equipo en vez de un rehén. Si acordábamos una ruta estaba preparada para ponernos en marcha enseguida.

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[Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] Empty Re: [Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] {Mar 5 Ene 2021 - 17:41}

El olor a sangre llegó a sus fosas nasales. El ruido de la muerte llegó a sus oídos. Aquel lugar era un auténtico infierno y... Zuko no podía quitar de su mente que todo aquello era culpa suya. De su fracaso. Su mano temblaba, con el cigarrillo encendido sujeto entre dos dedos. Lo partió por la mitad y lo tiró al suelo. No podía dejar que muriese nadie más, pero... ¿hasta donde llegaba su mano? Era un hombre fuerte, sin duda, pero... cada día que pasaba se sentía más débil. Más impotente. Tenía dudas de si el camino que había elegido era el correcto. Servir como escudo era... difícil. Tal vez estuviese más capacitado para estar en la ofensiva, para ser la espada que acaba con el injusto... La revolución...

Negó con la cabeza. Ese era el camino equivocado. No hacía sino traer más guerra y destrucción. No importaba cuantas veces fallase como escudo de los inocentes, debía seguir intentándolo. Acabar con todos aquellos que, bajo el grito de "libertad", no hacían sino dañar a aquellos que nunca tuvieron la culpa. Civiles, jóvenes soldados que solo quieren hacer lo correcto... La verdadera víctima de la revolución y la piratería no era el gobierno... Era el pueblo.

—No es un mal plan, pero... Hay algo más que deberíamos hacer aparte de aprovecharnos de la alta confianza de Sirio... aumentar la nuestra. Mire a su alrededor, vicealmirante Jean. Están desesperanzados. Nadie aquí cree que podamos ganar. Usted, con su presencia, siendo capaz de seguir de pie a pesar de haber perdido un brazo recientemente... Tal vez esté levantando la moral de unos pocos, pero... no es suficiente —dijo Zuko, mientras en su mano empezaba a crecer una bola de fuego—. Necesitan saber que no todo está perdido. —Alzó la mano hacia el cielo y, enseguida, la bola de fuego salió disparada hacia arriba—. Deben saber que el dragón ha llegado.

En el cielo, la bola de fuego estalló, dejando una forma ígnea tras de sí a la altura perfecta para que pudiesen verla todos los marines que allí se encontraban y, quien no la viese, recibiría la noticia por parte de otros. Un brillante dragón de fuego extendió sus alas, mostrando su ignea majestuosidad. Bajo el mismo, también con llamas, lucía el símbolo de la marina.

Zuko miró el símbolo unos segundos, mientras el fuego de este iluminaba su rostro. Odiaba su fama. En la marina todos lo conocían como "el hombre que derrotó a Krauser". Era una fama creada a partir de una mentira, un gobierno que prefirió ocultar la verdad a cambio de tener un mejor rostro. Pero... En ese instante la verdad no importaba. Los soldados reconocerían el símbolo del dragón, de su brigada, sabrían que está ahí... Y sabrían que están luchando contra el héroe que acabó con el ex-almirante Krauser, traidor a la marina. Aquella moral era suficiente. Cuando el símbolo se apagó después de que Zuko dejase de controlar su fuego, dejando una pequeña figura de humo tras de sí que, poco a poco, empezó a disiparse, miró de nuevo a Jean.

—Nosotros iremos al norte. Empecemos con su plan.

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[Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] Empty Re: [Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] {Mar 5 Ene 2021 - 17:55}

Dio un paso al frente para tomar la carpeta con el informe sobre Banners y así poder echarle un ojo. Recorrió aquellas páginas con su único ojo visible, tratando de quedarse con cualquier dato que pudiera serle de utilidad, aunque en resumidas cuentas no era demasiado: una estimación de los hombres a su cargo, un seguimiento de sus actividades como narcotraficante y poco más. La realidad era que, por lo que había dicho Polastri, no supieran ni la mitad de lo que realmente cubría las espaldas de aquella rata. Después de todo, aquello no podía ser todo si había sido capaz de mantenerse neutral y resguardado en sus dominios dentro de Sabaody.

—Esos ojos denotan mucho más de lo que hay aquí —anotó, volviendo la vista hacia su superior—. Demasiada confianza para un simple traficante.

Tras esto dejó el informe sobre la mesa, asumiendo que Ruffo le echaría un vistazo si lo veía necesario. Se aseguró de que su compañero viera la foto para, al menos, poder identificarlo. Le tenía aprecio, pero en ocasiones le gustaba ir demasiado al grano y se perdía cosas por el camino, algo que no podían permitirse en una operación como esa.

La puerta se abrió poco después, apareciendo por esta quien supuso que sería otro agente más con un aspecto... diferente, acompañado de una mujer. Una máscara cubría el rostro del primero, de modo que no pudo identificar facción alguna. Tampoco pudo identificar el nombre en un primer momento, aunque estaba seguro de que se habría enterado de la existencia de un agente si siempre se presentaba de aquella forma al trabajo. Fuera como fuese, y sin ánimo alguno de juzgarlo, hizo un gesto con la cabeza a modo de saludo.

—Un placer contar con usted, Ral. Agentes Ruffo —señaló al castaño— y Kusanagi. —Hizo una pausa para observar a su acompañante, asegurándose de emplear el mismo tono y no variar sus formas con ella—. Lo mismo para usted, Rita. Confiaremos en el buen juicio de nuestro compañero.

En realidad no lo haría tanto. Kus no era el tipo de agente que descartaba la reinserción de aquellos que habían optado en algún momento de sus vidas por la vía fácil del crimen, pero no podía depositar su confianza en alguien a quien acababa de conocer, y esto último iba por ambos. Si además la mujer había cambiado de bando recientemente tendría motivos más que suficientes para actuar con prudencia. Además, a saber qué problemas podría acarrear llevar con ellos a alguien que precisara de protección. ¿Tendría alguna relación con Banners? Porque si era así, tal vez les diera más problemas que otra cosa.

Como fuese, atendería tras las presentaciones al curso de acción que tomarían, con Polastri a la cabeza, sopesando las posibilidades que les planteaba y tomando en consideración la sugerencia de Ral, no sin antes hacer un esfuerzo inhumano por no llevarse la mano al rostro ante el numerito de su compañero. ¿Qué clase de imagen iban a dar de Eden ante su superiora si tomaba una decisión así tan a la ligera?

Carraspeó un poco antes de intervenir.

—Coincido con él —aseguró, haciendo un gesto hacia el enmascarado—. Tal vez sería conveniente desplazarnos si no por los lugares más desolados, por aquellos donde el conflicto ha sido más reciente. Desconozco la cantidad de efectivos de los que dispondrá el enemigo, pero imagino que no pueden permitirse desperdiciar hombres en lugares que carezcan de valor estratégico o logístico. Deberíamos tenerlo en cuenta, e imagino que usted dispondrá de esa información.

Tras decir esto se quedó mirando a la ex–criminal con expectación. Si sus actividades habían tenido lugar en Sabaody con anterioridad, lo más seguro era que conociera vías y rutas de desplazamiento por el archipiélago que escaparan al control del propio Cipher Pol y, si era una traidora para su gente, procuraría acercarse lo menos posible a cualquiera que tuviera que ver con Sirio y sus adeptos.

—Por otro lado, hace dos semanas descubrimos una red subterránea que parecía comunicar varios manglares. ¿Es posible que podamos hacer uso de las mismas?

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[Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] Empty Re: [Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] {Mar 5 Ene 2021 - 23:28}

Reunido con el equipo y dispuesto a realizar la incursión que habíamos hablando, recogí el material necesario que nos proporcionaba la marina, llevaba el traje militar de mi rango, una mochila con comida, bebida y un den den mushi, sería útil si conseguíamos averiguar cómo funcionaba el virus, un sable y acto seguido de coger las cosas, salimos corriendo. Tras una caminata por los territorios que todavía controlábamos los marines llegamos al manglar 60. Teníamos que seguir avanzando hacia la fiesta y mientras tanto tendría que convencer al capitán de que mi plan era factible y de esa manera podríamos intentar darle un vuelco a la situación. Mientras debatía interiormente sobre cómo abordar la conversación con el capitán, de pronto observo una figura sobre un edificio de tres pisos, ese traje de Arlequin, era Géminis.

Su voz mostraba lo superior que se sentía hacia unos marines de tan bajo rango, a su vez el capitán nos hizo un gesto para que no nos moviéramos un ápice, realmente estábamos en una situación de vida o muerte y apenas acababa de llegar a Sabaody, ¿dónde me he metido? Mis ojos empezaron a observar rápidamente que nos podía servir de cobijo para huir de ese pirata. Cuando de pronto un compañero se praparó para disparar, y no sé exactamente lo que pasó, pero mientras Géminis se desvanecía, a mi compañero le comenzó a crecer la cabeza hasta el punto de estallarle.

Me encontraba en un leve shock, nunca había visto nada igual, pero me rehice rápido. – Capitán si vamos entre esos edificios podremos alejarnos de la zona en la que se encontraba Géminis, y proseguir nuestro camino, tenemos que identificar cómo se transmite el virus, para que nos sirva de utilidad, por favor, prosigamos. – Le dije con una voz baja para que no pudiera escucharlo pues no sabía dónde se encontraba Géminis, mientras empezaba a andar hacia el que debía ser nuestro destino.

- ¿Qué es lo que le ha pasado? ¿Por qué ha explotado su cabeza? – Grité. Dado que no importaba que Géminis tuviera esa información, al contrario, seguramente le complacería y nos dejaría en paz, pensando que seríamos unos simples juguetitos.

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[Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] Empty Re: [Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] {Miér 6 Ene 2021 - 0:44}

Escuché atentamente lo que nos dijo el hombre, el cual mencionó que aquellos corsarios debían ser los lugartenientes de un pirata aún mayor con el sobrenombre de Orion, fuera como fuera los piratas habían llegado a un acuerdo con Ambrose en el cual se repartirían los territorios de la isla. Aún así en medio de aquella sinceridad había un sinfín de lagunas que no quedaban respondidas ¿Cuáles eran los planes de Orion y su tropa? ¿Y qué interés podía ir más allá del control de la isla? ¿O simplemente perseguían la dominación mundial? Aunque lo que más le descolocó fue escuchar el termino atemporal, como haciendo mención de que los nombres de aquellos piratas resonarán de un pasado lejano, si bien no era la primera vez que escuchaba que se trataba de una banda de leyenda, no dejaba de ser eso, un mito.

-Así que “El cazador” y su “perros de caza”- mascullé con tono pensativo mientras daba un último sorbo a la taza -¿Será el quien controla la extraña cacería, o serán por el contrario sus perros de caza? ¿Y porque no usan de nuevo eso para tomar el control? -pensé para mis adentros mientras me reincorporaba de la silla, dejando en el tintero muchas preguntas a las que no hallaría respuesta en esa sala, al menos en ese momento.

Se produjo un corto lapso en el que se produjo un silencio incomodo, ciertamente no había averiguado mucho más allá más de una confirmación de sus sospechas y una promesa vaga.

-Está bien, por ahora, le tomó la palabra señor Komaroff. Ahora bien, ¿Cuál es el plan que ha ideado para infiltrarse por los flancos? - pregunté realizando la pregunta más fundamental a su juicio –¿Debemos garantizar la toma de la fortaleza o simplemente sabotearla? Proseguiría ante la duda de si de sería tarea del grueso principal o acaso deberíamos hacerlo nosotros mismos.

Una vez respondidas, continuaría con las últimas preguntas que tenía, lanzando estas de forma pausada y menos aturullada que su compañero: ¿Cuál sería el punto de reunión? ¿Quién estaría al mando de los escuadrones? ¿Qué información se disponía del interior? ¿Se conocían los responsables al mando de la base? ¿Se disponía de algún documento gráfico o borrador o se iría a ciegas? ¿Dónde o en que plantas estaban situados los cañones más problemáticos y si se sabía acceder a ellos? Ciertamente eran muchas preguntas pero que entendía naturales si no se detallaban en el desarrollo del plan de forma, así mismo en última instancia preguntaría por un medio de comunicación con el propio Komaroff, para obtener unas instrucciones más certeras llegado el momento.

Una vez hubiera explicado el plan, ya que asumía que el estratega de la familia dispusiera de uno, o le hubiera quedado claro que simplemente tendría que improvisar una vez dentro, le indicaría que estaban listos y en caso de que el señor no quisiera detallar nada más, recogería mi abrigo y me pondría en marcha con Black tal como era la voluntad de los Ambrose, a la vez que miraba con cierta aprobación la sangre fía que había mostrado su compañero.

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[Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] Empty Re: [Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] {Jue 7 Ene 2021 - 1:26}

Normas del capítulo:


  • Se moderará los martes entre las 22:00 y las 23:59.
  • No se puede postear los martes antes de la moderación.
  • Hay un reloj que marca el tiempo restante. Cuando acaba los temas se cierran.
  • Está prohibido metarrolear, powerrolear y demás actitudes tóxicas.
  • A más riesgo, más premio.
  • Como es tradición, el barco de Sons of Anarchy se hundirá en algún momento.
  • Cada post debe ocupar entre 250 y 1.200 palabras. Si no se está en estos límites, el post podría ser ignorado.
  • Es responsabilidad de un usuario comunicarse con la gente con la que interactúa.
  • Si un post tiene más de 15 faltas ortográficas por párrafo podría ser ignorado.
  • Hacer un resumen de acciones relevantes es obligatorio independientemente de la extensión.
  • La ley del plot no es a prueba de idiotas.


Moderación

Agentes Ruffo, Ral y Kusanagi. Y Rita (manglar 65):
Los héroes (Manglar 70):
Míster Black y Míster White (Manglar 1):
Dnalor y su clon malvado (Muchos manglares):
Karma, el cadete del año (Manglar 60):
Roland Oppenheimer
Maleante
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[Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] Empty Re: [Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] {Jue 7 Ene 2021 - 19:10}

El camino se hizo ameno. Había algo tranquilizador en aquel panorama de saqueo y destrucción, lo cuál le indicaba que los criminales estaban ganando terreno a una velocidad asombrosa. Solo era cuestión de tiempo que acabaran apoderándose de la isla si alguien no hacía algo. Pero de momento, él se dedicaría a recabar información y, aunque no era muy dado al saqueo de cuerpos, sabía que podían ser una buena fuente de información sobre sus enemigos.

De vez en cuando se detenía ante algún que otro cuerpo inerte, examinándolos y buscando pistas, aunque la mayoría presentaban golpes contundentes y profundos cortes; lo habitual en las guerras. También habían marcas de bala en algún que otro cuerpo. Finalmente, lo único llamativo y diferente fue un colgante de plata. Lo recogió, lo observó con calma, y se lo guardó en el bolsillo para seguir su camino.

Cuando se encontró al grupo, el bueno de Dnalor se detuvo por un momento, pensativo. «¿Brazos negros? Se parecen a los míos» pensó al observar al grandullón. Pero no tardó mucho en responder, todavía apoyado sobre su espejo volador.

Claro.

Solo una palabra. Lo cierto era que, aunque el hombre del mazo no lo hubiera mencionado, no tenía intención de hablar más de lo necesario. Sabía que la panda que se había encontrado no era más que un hatajo de criminales imbéciles, pero hasta esas simples hormigas podían resultar una molestia si decía cosas que no debía. Su mejor baza era estar callado, expectante, y dejar que le llevaran hasta el jefe como tan buenamente se habían ofrecido.

Cuando empezó a seguir al tal Ronnie, lo hizo montado sobre su espejo, mirando hacia atrás de cuando en cuando. No se terminaba de fiar, y estaba alerta por si a sus dos compañeros se les cruzaban los cables, aunque no podía evitar sentirse confiado ante lo bien que había empezado a salir su plan. «¿De qué otra forma puede salir?» se dijo, orgulloso.

Sin embargo la curiosidad fue más fuerte que él, y no puedo evitar preguntarse a qué se debía el anormal color de sus brazos. A pesar de que al principio había creído que eran una especie de marca de nacimiento como ocurría en lo suyos, notó que en el caso del grandullón se asemejaban más a una marca de suciedad, como si no se los hubiera lavado en años.

¿Por qué tienes los brazos negros? —preguntó, conciso.

Mientras tanto, Roland, quién se hacía pasar ahora por el contraalmirante Wallace, no podía estar más contento. A pesar de estar presente el olor a sangre y muerte proveniente de los numerosos heridos y caídos en combate, se sentía henchido de orgullo a ver cómo los hombres realizaban el saludo militar a su paso. «Así es como deberían tratarme en todas partes» pensó.

Vicealmirante Jean Leporré —murmuró mientras observaba a la pareja de altos cargos. De repente, se quedó mirando al otro hombre, y no tardó mucho en reconocerlo—. Y vicealmirante Zuko Kasai. Je, perfecto —dijo finalmente, mostrando una sonrisa engreída al recordar el favor que le debía el marine.

Hizo el amago de dirigirse hacia la posición de los vicealmirantes cuando un hombre se cruzó en su camino. Roland le escuchó y volvió a sonreír, no pudiendo estar más de acuerdo con él.

Muy bien, pues le acompañaré —decidió al final, no sin antes haber echado un vistazo a la cama donde yacía su difunto paciente—. Yo soy Willeam Wallace. Contraalmirante.

En circunstancias normales hubiera podido calcular su edad, pero su cara había desaparecido, dejando en su lugar un horripilante amasijo de carne en la que era imposible discernir el rostro de una persona. Resultaba una muerte muy extraña, incluso para aquellas circunstancias. En la guerra nunca faltaban desmembramientos, mutilaciones, pérdida de órganos, quemaduras, aplastamientos, cercenamientos, electrocuciones y muertes mucho más dolorosas, pero no era necesario ser médico para saber que aquello era poco habitual.

¿Cómo ha muerte ese hombre? —preguntó curioso durante el transcurso del camino hacia la fortaleza—. A pesar de encontrarnos en guerra, no me parece que sea una muerte del todo normal. Nunca había visto tales heridas en el rostro de ningún soldado.

Por el camino pudo escuchar unas pocas palabras sueltas provenientes del vicealmirante Jean. Estaban planeando contraatacar, realizar una ofensiva para deshacerse de los piratas, o eso le pareció entender. En aquel momento se percató de que la mejor decisión había sido acompañar al jefe de cirugías; no estaba interesado en meterse en medio de una batalla campal. Su objetivo era acabar con todo matando al líder enemigo, y para ello no tenía por qué perder el tiempo con los marines más allá de obtener información y atravesar la muralla.

Entonces, de pronto, un enorme dragón de fuego adornó el cielo azul, y los soldados de los alrededores, a pesar de estar heridos y agotados, comenzaron a estar más motivados. «Serán estúpidos —pensó—. Les muestran un juego de luces y color y ya creen que ganarán la guerra. Estos marines nunca dejarán de ser imbéciles.»

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[Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] Empty Re: [Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] {Dom 10 Ene 2021 - 18:19}

Tras las acciones acaecidas el capitán nos hizo llamar a Luther, a Victoria y a mí; decidió dividir al escuadrón en dos frentes, el primero de ellos lo lideraría él y se encargaría de ir tras Géminis para acabar con él, mientras el segundo nos encontrábamos la cadete Victoria y yo, bajo la supervisión del Teniente King, nos había encomendado la misión de erradicar el virus, aunque yo no tenía tal intención debería acatar las órdenes hasta ver el momento en el que pudiera poner mi plan en marcha. Noté cómo la mirada del teniente me observaba, quizás pensara que estaba loco, un cadete “dando órdenes” a un capitán, no sé si se fiaría en exceso de mí.

- Teniente King, debemos seguir hacia el manglar 58, ahí deberíamos encontrarnos con unos cuantos infectados y a la vez no a tantos como para ponernos en serios problemas a la hora de sobrevivir. – Le comuniqué mientras echaba mano al Den Den Mushi para comunicarme con la base del archipiélago, la información era algo primordial.

- Base de la marina, aquí el cadete Akabame, acabamos de tener una breve confrontación con el pirata conocido como Géminis, en la que ha matado a un compañero en apenas un instante, se encontraba en el manglar 60 y el capitán junto a otros marines a excepción del Teniente King, la cadete Victoria y yo han ido tras él, nosotros nos dirigimos al manglar 58 para obtener información acerca del virus. Si tienen alguna información que nos sea de utilidad, por favor comuníquennosla. – Les dije a través del Den Den Mushi mientras proseguíamos la marcha hacia el manglar 58, no íbamos a una marcha forzada, pero provocaba que a veces se me entrecortara la voz mientras se lo comunicaba.

- Victoria, ¿preparada para bailar? - Le digo para que deje de pensar en lo ocurrido pensando que le había afectado como a otros tantos marines o al menos es lo que se apreciaba en sus caras..

Esperaba que realmente lo que había dicho fuera real, las palabras fueron concisas la fiesta estaba al este, para seguir el camino hacia la base que poseíamos en Sabaody tendrían que atravesar el manglar 60, pero podríamos acaso desviar el rumbo de propagación de este virus, quizás haya una oportunidad de atraer a la gente hacia el lugar que queremos, para evitar que continúen su camino hacia el sur, al fin y al cabo mientras caminábamos por el manglar 60 no nos habíamos topado más que con una persona, Géminis…

- Si. – Susurré de manera inconsciente.

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[Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] Empty Re: [Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] {}

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