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Akuma no mi
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Mientras terminó de rellenar las baterías, me informan que el objetivo prioritario es la batalla que tenemos cerca. En ese caso había hecho bien en dedicar unos momentos a cargar todos los robots. Por suerte no todos consumían como la N1, sino, terminaría cansándome incluso antes de empezar la batalla. Rellenar los depósitos apenas lo notaba si era una o dos veces, luego ya empezaba a notar el cansancio, y más cuando manejaba yo una de las armaduras. Tras meterme en una de ellas, comencé el desplazamiento hasta quedar sobre la batalla. Dos masas de guerreros enfrentándose a muerte, con los dos gigantescos pretores en el medio.
Programo los apache para que se desplieguen por la zona cercana, formando una red de vigilancia de todos los flancos, mientras estos mandan imágenes, e información a mi traje, comienzo a comunicarme con el control de Sarka, dándole las claves para que puedan acceder únicamente a las imágenes de los drones de disponer la tecnología adecuada. Eso ayudara durante la batalla para el movimiento de tropas. Los Ares, alrededor mío y de las armaduras reciben su fijación de blancos a través de mi armadura. No parecía difícil diferenciar a los soldados de los dos bandos, unos de aspecto de animal y los otros acorazados. Los objetivos marcados eran los soldados normales, las bestias más grandes y mejor acorazadas, sin duda no serían dañadas por balas normales como las de los drones.
Dirigí la atención de la otra armadura a una gran bestia, ordenando la liberación de los cohetes del hombro de la misma hacía la criatura. Mientras, cogí mi rifle de asalto, lanzando una granada de magma en dirección a un nutrido grupo de soldados animales. Sobrevolar la zona acompañado de los drones me daba cierta protección, o eso creía. Me fui desplazando hacia el sur, quedando justo por encima de la línea de batalla. Nos habían dicho que aquellas runas eran potencialmente destructivas, y yo trataría de probarlo en cuanto hubiera asegurado que no corría peligro en el aire.
Programo los apache para que se desplieguen por la zona cercana, formando una red de vigilancia de todos los flancos, mientras estos mandan imágenes, e información a mi traje, comienzo a comunicarme con el control de Sarka, dándole las claves para que puedan acceder únicamente a las imágenes de los drones de disponer la tecnología adecuada. Eso ayudara durante la batalla para el movimiento de tropas. Los Ares, alrededor mío y de las armaduras reciben su fijación de blancos a través de mi armadura. No parecía difícil diferenciar a los soldados de los dos bandos, unos de aspecto de animal y los otros acorazados. Los objetivos marcados eran los soldados normales, las bestias más grandes y mejor acorazadas, sin duda no serían dañadas por balas normales como las de los drones.
Dirigí la atención de la otra armadura a una gran bestia, ordenando la liberación de los cohetes del hombro de la misma hacía la criatura. Mientras, cogí mi rifle de asalto, lanzando una granada de magma en dirección a un nutrido grupo de soldados animales. Sobrevolar la zona acompañado de los drones me daba cierta protección, o eso creía. Me fui desplazando hacia el sur, quedando justo por encima de la línea de batalla. Nos habían dicho que aquellas runas eran potencialmente destructivas, y yo trataría de probarlo en cuanto hubiera asegurado que no corría peligro en el aire.
- Sarka:
- Despliegue de los drones vigía, permitiendo acceder a sus imagines a los de Sarka. Darles blancos a los drones Ares. Que la otra APCI disparé los misiles a las bestias. Posicionarme en j14, pegando a j13 y prepararme para probar la runa.
- Drones:
- N1, activa; 10 Apache: desplegados; 10 Ares: blanco soldados normales de Zal; APCIa: misiles gastados en bestias; APCIb: control manual por Corvo
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El pelirrojo hizo que las bestias se frenasen cuando llegaron a la central. Entonces de un chasquido de dedos las haría desaparecer cuando la joven hubiese bajado de ellas. El marine observaba la estructura con un poco de curiosidad. Debía admitir que eran auténticas obras de arte y si pudiese trabajar en ellas sería estupendo. Una sonrisa ladeada se formó en su rostro y lo siguiente que hizo fue caminar hacia ella. Esperaba que la joven fuese con él en todo momento. No le gustaba trabajar con los demás, pero ella había mostrado merecer la pena. Analizó el interior con la mirada y entonces se dio cuenta de lo hermosa que era por dentro. Chasqueó un momento la lengua y después de unos momentos introdujo sus dos manos en los bolsillos de su chaleco.
Observó a aquel hombre con una mirada calmada y después se quedó extrañado. Él no se consideraba un caballero apuesto ni nada por el estilo y que hubiese pulsado el botón le parecía bastante sospechoso. Frunció el ceño atento a la entrada por si se cerraba y cuando escuchó sus palabras no pudo evitar suspirar. Se rascó un momento la ceja derecha y entonces observó los dos botones. Uno incendiaría todo y el otro la activaría. También dijo que la clave estaba en el color y por ello pensó rápidamente. El naranja eran las llamas claramente, mientras que el rosa podía ser otra cosa. El pelirrojo se acercó despacio y acarició los botones por si tenían polvo o algo que ocultase el verdadero color. Si no había nada raro, se dirigiría a la entrada con una mirada calmada
- Pulsa el rosa.
Dijo al mismo tiempo que en el suelo empezaba a formarse un poco de humo y una especie de diablillo rosado surgía. Sus orejas eran puntiagudas y sus ojos rojizos, tenía colmillos y parecía bastante travieso. Entonces aquel ser fue directo al botón. Solo pararía si Corinna decía lo contrario o si Venom lo deseaba, pues así lo quería el pelirrojo. El marine se quedó en la entrada por si las moscas, pues no quería arder allí dentro y podía invocar al bicho rosado cuando quisiera aunque muriese. Soltó un pequeño suspiro y esperó la respuesta de la chica de la lanza. Si no decía nada, el pequeño haría su trabajo y pulsaría aquel botón rosado sin problema alguno.
Observó a aquel hombre con una mirada calmada y después se quedó extrañado. Él no se consideraba un caballero apuesto ni nada por el estilo y que hubiese pulsado el botón le parecía bastante sospechoso. Frunció el ceño atento a la entrada por si se cerraba y cuando escuchó sus palabras no pudo evitar suspirar. Se rascó un momento la ceja derecha y entonces observó los dos botones. Uno incendiaría todo y el otro la activaría. También dijo que la clave estaba en el color y por ello pensó rápidamente. El naranja eran las llamas claramente, mientras que el rosa podía ser otra cosa. El pelirrojo se acercó despacio y acarició los botones por si tenían polvo o algo que ocultase el verdadero color. Si no había nada raro, se dirigiría a la entrada con una mirada calmada
- Pulsa el rosa.
Dijo al mismo tiempo que en el suelo empezaba a formarse un poco de humo y una especie de diablillo rosado surgía. Sus orejas eran puntiagudas y sus ojos rojizos, tenía colmillos y parecía bastante travieso. Entonces aquel ser fue directo al botón. Solo pararía si Corinna decía lo contrario o si Venom lo deseaba, pues así lo quería el pelirrojo. El marine se quedó en la entrada por si las moscas, pues no quería arder allí dentro y podía invocar al bicho rosado cuando quisiera aunque muriese. Soltó un pequeño suspiro y esperó la respuesta de la chica de la lanza. Si no decía nada, el pequeño haría su trabajo y pulsaría aquel botón rosado sin problema alguno.
- Zal:
- Acariciar los botones sin pulsarlos por si tienen polvo o truco. Si no hay nada raro ir a la salida e invocar un demonio que pulsara el rosa si Corinna no dice lo contrario.
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– Había una vez un mercenario muy bonito, había una vez un mercenario de papel, que no podía, que no podía caminar… Pasaron un, dos, tres, cuatro, cinco y seis semanas… Pasaron un, dos, tres, cuatro, cinco y seis semanas… Y aquel mercenario se hartó de esperar…
Madara se colocó en pie con el ceño fruncido. Ya había dado demasiado tiempo a la jodida central de los huevos. Los de Zilda eran tontos o la preciosa arquera se había perdido dentro. El dragón apretó el puño derecho y entonces empezó a iluminar sus ojos en un tono dorado. Estaba a punto de reventar aquel sitio e ir por la chica. Se estaba cansando de esperar e incluso el marine le había devuelto el mensaje. Se relamió despacio y después empezó a caminar hacia la entrada de aquel sitio. Era el momento de echarlo todo abajo por la fuerza y después largarse de una vez a la jodida e interesante guerra que habría en el centro de todo aquello. Su ácido deseaba corroer cosas.
Las palabras de Kai por el transmisor le hicieron frenarse en seco. No se esperaba que Jin estuviese por aquella zona y eso le hizo fruncir el ceño. Ese gilipollas estaba metiéndose de nuevo en líos y ahora gracias al marine, toda Zilda lo sabía ¿Cómo coño habrían logrado tal información? Madara mataría al bocazas que hubiese informado a Kai o en caso de haberlo hecho él mismo, se ocuparía de darle él mismo un guantazo a su hermano y a la fuente de información. El moreno entonces aguantó las ganas de liarse a lanzar ácido a todas partes y frunció el ceño. Empezó a escribirle un mensaje a la arquera a toda prisa.
- Tienes un minuto para estar aquí fuera, que le jodan a la central. Tenemos un nuevo rumbo y encima vamos con bastante prisa, no tardes.
En cuando dijo aquello apretó los puños. En cuanto la chica saliese de aquel sitio, el dragón volaría rumbo a Meln, por lo más alto de las nubes para evitar aquella jodida humareda negra. Era de los pocos que podía reconocer a Jin y no iba a permitir que el idiota la liase. Su propia seguridad como Shichibukai estaba en juego, pero podía decir que su intención era la de cazarlo y de esa forma librarse. Estaba en su modo paranoico y cualquier presencia que se acercase a él por débil que fuese, le causaría nervios.
Madara se colocó en pie con el ceño fruncido. Ya había dado demasiado tiempo a la jodida central de los huevos. Los de Zilda eran tontos o la preciosa arquera se había perdido dentro. El dragón apretó el puño derecho y entonces empezó a iluminar sus ojos en un tono dorado. Estaba a punto de reventar aquel sitio e ir por la chica. Se estaba cansando de esperar e incluso el marine le había devuelto el mensaje. Se relamió despacio y después empezó a caminar hacia la entrada de aquel sitio. Era el momento de echarlo todo abajo por la fuerza y después largarse de una vez a la jodida e interesante guerra que habría en el centro de todo aquello. Su ácido deseaba corroer cosas.
Las palabras de Kai por el transmisor le hicieron frenarse en seco. No se esperaba que Jin estuviese por aquella zona y eso le hizo fruncir el ceño. Ese gilipollas estaba metiéndose de nuevo en líos y ahora gracias al marine, toda Zilda lo sabía ¿Cómo coño habrían logrado tal información? Madara mataría al bocazas que hubiese informado a Kai o en caso de haberlo hecho él mismo, se ocuparía de darle él mismo un guantazo a su hermano y a la fuente de información. El moreno entonces aguantó las ganas de liarse a lanzar ácido a todas partes y frunció el ceño. Empezó a escribirle un mensaje a la arquera a toda prisa.
- Tienes un minuto para estar aquí fuera, que le jodan a la central. Tenemos un nuevo rumbo y encima vamos con bastante prisa, no tardes.
En cuando dijo aquello apretó los puños. En cuanto la chica saliese de aquel sitio, el dragón volaría rumbo a Meln, por lo más alto de las nubes para evitar aquella jodida humareda negra. Era de los pocos que podía reconocer a Jin y no iba a permitir que el idiota la liase. Su propia seguridad como Shichibukai estaba en juego, pero podía decir que su intención era la de cazarlo y de esa forma librarse. Estaba en su modo paranoico y cualquier presencia que se acercase a él por débil que fuese, le causaría nervios.
- Zilda R9:
- Enviar mensaje a Vylia, en cuanto salga salir volando echando hostias a Meln por encima de las nubes por la noticia de Kai a buscar a Jin.
Vinnie Estacado
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No podía creerlo. Su presa... parecía fácil. Parecía poder haberla matado enseguida. Consiguió esquivar el contraataque de aquel fugitivo, recibiendo un corte en el cuello. Se llevó la mano a la herida sangrante, sintiendo el dolor. No parecía que fuese una herida demasiado grave... pero la sangre y el dolor estaban allí, sin duda. El dolor tan solo alimentó la rabia que ahora sentía el mafioso. Sin embargo, era aún peor la rabia que sentían las voces.
- ¡¡HAMBRE!!
Las voces gritaban, sobreponiéndose unas a otras. El mafioso cayó al suelo de rodillas con las manos en la cabeza, apretando los dientes por la rabia que sus voces le transmitían. Podía sentir a la gula moviendo sus serpientes de un lado a otro, originadas en su espalda.
"¡SILENCIO!" -gritaba mentalmente, sin éxito.
El mafioso se arrastró hasta su maletín y lo abrió, con una mueca desencajada en el rostro. Con las manos temblorosas sacó una de sus pistolas del maletín, así como uno de los cargadores. Metió el cargador en la pistola y se puso el cañón en la sien. Entonces habló y, aunque quiso hacerlo mentalmente, su voz susurró:
- Como no os calléis ahora juro por dios que me disparo y no volvéis a comer en vuestra puta vida...
Las voces cesaron. Las serpientes de su espalda empezaron a recular hasta desaparecer en su carne. Vinnie dejó escapar un largo suspiro mientras relajaba sus músculos. Cogió la otra pistola y los cargadores, guardándolos en uno de sus bolsillos, cargando además la segunda pistola. No quería dejar escapar a su presa. La gente que parecía perseguir a aquel hombre se acercaron a él esta vez.
- ¡Jin Surfer! ¿Dónde está?
- ¿Ese es el nombre del hijo de puta que me ha hecho esto? -se señaló la herida del cuello con el cañón de la pistola-. Os ayudaré a encontrarlo... Aunque muera en el intento. Nadie jode a un Estacado.
Cuando terminó de hablar se guardó las pistolas en el interior de la americana y se sacó un paquete de tabaco. Sacó un cigarrillo y se lo colocó en los labios, para después encenderlo con su clipper. Entonces, con la cabeza, señaló justo por donde el tal Jin Surfer se había ido a toda velocidad.
- ¡¡HAMBRE!!
Las voces gritaban, sobreponiéndose unas a otras. El mafioso cayó al suelo de rodillas con las manos en la cabeza, apretando los dientes por la rabia que sus voces le transmitían. Podía sentir a la gula moviendo sus serpientes de un lado a otro, originadas en su espalda.
"¡SILENCIO!" -gritaba mentalmente, sin éxito.
El mafioso se arrastró hasta su maletín y lo abrió, con una mueca desencajada en el rostro. Con las manos temblorosas sacó una de sus pistolas del maletín, así como uno de los cargadores. Metió el cargador en la pistola y se puso el cañón en la sien. Entonces habló y, aunque quiso hacerlo mentalmente, su voz susurró:
- Como no os calléis ahora juro por dios que me disparo y no volvéis a comer en vuestra puta vida...
Las voces cesaron. Las serpientes de su espalda empezaron a recular hasta desaparecer en su carne. Vinnie dejó escapar un largo suspiro mientras relajaba sus músculos. Cogió la otra pistola y los cargadores, guardándolos en uno de sus bolsillos, cargando además la segunda pistola. No quería dejar escapar a su presa. La gente que parecía perseguir a aquel hombre se acercaron a él esta vez.
- ¡Jin Surfer! ¿Dónde está?
- ¿Ese es el nombre del hijo de puta que me ha hecho esto? -se señaló la herida del cuello con el cañón de la pistola-. Os ayudaré a encontrarlo... Aunque muera en el intento. Nadie jode a un Estacado.
Cuando terminó de hablar se guardó las pistolas en el interior de la americana y se sacó un paquete de tabaco. Sacó un cigarrillo y se lo colocó en los labios, para después encenderlo con su clipper. Entonces, con la cabeza, señaló justo por donde el tal Jin Surfer se había ido a toda velocidad.
- Meln X8:
>Calmar las voces
>Jurar sobre el honor Estacado que Jin lo va a pagar
>Unirse a la búsqueda
Entonces, Spanner entró por la puerta de aquella polvorienta boardilla. ¿Cómo había sido eso posible? Se preguntaba el pelirrojo con indignación. Aquella cosa que estaban persiguiendo parecía estar riéndose de ellos. Se suponía que Spanner debería haber sido capaz de hacerle subir hacia la posición de Zane, pero… ¿dónde se había metido? ¿Sería un fantasma? No, eso no podía
Entonces, mientras Zane aguardaba en posición ofensiva, aferrándose a su katana con ambas manos, elevándola por encima de su cabeza, Spanner entró por la puerta, siendo casi cortado en dos por el pelirrojo que paró su ataque a pocos centímetros de su compañero.
—¿Qué coños haces aquí? –preguntó Zane, mosqueado por aquella situación–. ¿Has acabado con él y me has dejado sin fiesta? Te parecerá boni…
Zane calló de golpe. Aquella aura extraña se seguía cerniendo sobre él, enturbiándolo. Al callarse, pudo escuchar como alguien bajaba los peldaños metálicos por donde vino Spanner, es por ello que, aprovechando su velocidad comenzó a bajar lo más rápido que pudo. El pelirrojo siempre había sido una persona rápida, pero desde que comió su akuma, hacía ya varios años, se volvió aun más veloz, así que era casi imposible que no le atrapara.
Cuando estuvo casi abajo pudo ver una extraña silueta, ¿sería él? ¿O ella?
—¡Eh, tú! Deja de huir, cagueta.
Entonces, mientras Zane aguardaba en posición ofensiva, aferrándose a su katana con ambas manos, elevándola por encima de su cabeza, Spanner entró por la puerta, siendo casi cortado en dos por el pelirrojo que paró su ataque a pocos centímetros de su compañero.
—¿Qué coños haces aquí? –preguntó Zane, mosqueado por aquella situación–. ¿Has acabado con él y me has dejado sin fiesta? Te parecerá boni…
Zane calló de golpe. Aquella aura extraña se seguía cerniendo sobre él, enturbiándolo. Al callarse, pudo escuchar como alguien bajaba los peldaños metálicos por donde vino Spanner, es por ello que, aprovechando su velocidad comenzó a bajar lo más rápido que pudo. El pelirrojo siempre había sido una persona rápida, pero desde que comió su akuma, hacía ya varios años, se volvió aun más veloz, así que era casi imposible que no le atrapara.
Cuando estuvo casi abajo pudo ver una extraña silueta, ¿sería él? ¿O ella?
—¡Eh, tú! Deja de huir, cagueta.
- Resumen Meln:
- Mosquearse por no poder acorralar al sujeto que está en el molino. Escuchar sus pasos y bajar a toda velocidad a por él.
Velocidad de Zane: Pasiva x5 y Racial por akuma x20 en forma humana.
barbazul
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Sigo avanzando por esas tétricas calles, los edificios a mi alrededor siguen en ruinas, no encontrando ninguno medianamente bien conservado. Es una pena como ha terminado todo, incluso antes de empezar, esta ciudad ya está hecha añicos. No puedo evitar pensar en cómo quedará la misma tras otra guerra. Hablando de ella, a lo lejos ya se pueden empezar a escuchar los ruidos de la batalla. El sonido de explosiones, que tantos y tan malos recuerdo traen a mi memoria se ven interrumpidos por una sensación de ser observado y alguna presencia fugaz de nivel bajo. Todas ellas entre las ruinas, pero sin que pudiera llegar a distinguirlas a simple vista.
Al parecer había civiles en aquel lugar, pero todos escondidos entre las ruinas de los edificios de su antiguo hogar. Cuando todo terminara, si habíamos sobrevivido ellos y yo me gustaría volver a preguntarles por todo lo acontecido y escribirlo para que quedara constancia de ello. La sensación de ser observado y el constante ir y venir de presencias fue continuó mientras seguí avanzando por la ciudad. Hasta que finalmente, a punto de torcer siguiendo la dirección de la vivre card de mi capitán, encontré una casa bastante bien conservada. Me colé en la misma como si fuera un vulgar ladrón.
Dentro de la casa todo estaba más o menos decente. Comparado con todo lo que había visto fuera aquello se había librado bien del paso del tiempo, y parecía que de la batalla. Tras una pequeña ojeada por encima a lo que parecía haber sido un cuarto, me dirijo a la puerta. En cuanto la abro me encuentro con lo que parece la cocina enfrente, y en la misma una mujer con un cuchillo en la mano frente a un armario. Parece bastante asustada, pero no tiene pinta de intentar huir si me acerco, más bien, de lanzarme alguna estocada.
-Tranquila, no he venido a hacerle daño. – Le digo en un tono tranquilo, sin acercarme más ella para demostrarle que digo la verdad. – Me alegra ver que todavía hay gente en esta ciudad. Vine por el llamamiento que se hizo para ayudar a terminar con esta guerra. Me gustaría saber que ha pasado aquí, y a quien apoya la población civil. Por lo que sé, todos tiene cosas buenas y malas, quitando Meln. ¿Podría usted contarme que fue lo que aconteció aquí para tal destrucción? ¿Quién es el pretor que el pueblo quiere que gobierne?
Al parecer había civiles en aquel lugar, pero todos escondidos entre las ruinas de los edificios de su antiguo hogar. Cuando todo terminara, si habíamos sobrevivido ellos y yo me gustaría volver a preguntarles por todo lo acontecido y escribirlo para que quedara constancia de ello. La sensación de ser observado y el constante ir y venir de presencias fue continuó mientras seguí avanzando por la ciudad. Hasta que finalmente, a punto de torcer siguiendo la dirección de la vivre card de mi capitán, encontré una casa bastante bien conservada. Me colé en la misma como si fuera un vulgar ladrón.
Dentro de la casa todo estaba más o menos decente. Comparado con todo lo que había visto fuera aquello se había librado bien del paso del tiempo, y parecía que de la batalla. Tras una pequeña ojeada por encima a lo que parecía haber sido un cuarto, me dirijo a la puerta. En cuanto la abro me encuentro con lo que parece la cocina enfrente, y en la misma una mujer con un cuchillo en la mano frente a un armario. Parece bastante asustada, pero no tiene pinta de intentar huir si me acerco, más bien, de lanzarme alguna estocada.
-Tranquila, no he venido a hacerle daño. – Le digo en un tono tranquilo, sin acercarme más ella para demostrarle que digo la verdad. – Me alegra ver que todavía hay gente en esta ciudad. Vine por el llamamiento que se hizo para ayudar a terminar con esta guerra. Me gustaría saber que ha pasado aquí, y a quien apoya la población civil. Por lo que sé, todos tiene cosas buenas y malas, quitando Meln. ¿Podría usted contarme que fue lo que aconteció aquí para tal destrucción? ¿Quién es el pretor que el pueblo quiere que gobierne?
- Zal:
- Avanzar por la ciudad fascinándome cada vez más la destrucción y recordando Hallstat cuando oigo las explosiones. Entrar en la casa que parece en mejor estado. No acercarme a la mujer y trabar conversación con ella, tratándola con respeto y alejado, sin movimientos bruscos.
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Avanzamos por el túnel arbóreo guiados por aquel extraño intento de músico. Estaba encantada de volver a estar en un bosque metida. No era la primera vez desde que salí de mi isla, había estado en varios bosques más. Aunque en ninguno me había sentido como en aquel hasta el momento. Puede que solo fuera por el hecho de llevar mucho sin entrar a uno, o por la compañía de Kasai, no podía estar segura de ello. Un toque en mi hombro me alarmó, no lo había visto venir y casi le lanzo un fantasma a mi compañero por aquello. Con un suspiro de alivio, al ver que era él, me puse a reír mientras continuaba caminando.
-No me des esos sustos, casi te lanzo a un fantasma. – Le dije entre risas. No había pasado muchos momentos con él así de relajados y no estaba acostumbrada a esos juegos. Aunque fue un susto gracioso, también me recordó que no estaba prevenida ante todo. – No conocía esta faceta tuya Kasai, pero me gusta, se agradece después de tanta seriedad como la que tenían en Balt.
Llegamos a un claro en el bosque, a través del cual el hombre cruzo corriendo hasta un hongo de tamaño gigante. No esperaba encontrarme una seta de ese tamaño, era realmente espectacular. Dando unos golpecitos en una puerta, hecha en el tallo del hongo, aviso a alguien que había llegado. El tal Albert, abrió la puerta. Era un gigante de unos dos metros y medio, con larga barba y una especia de sombrero. Parecía ir bien la cosa, hasta que nos vio. En ese momento entro en cólera y cargo contra nosotros bastón en mano. Los intentos del hombre por calmarlo fueron infructuosos. El jefe me prohibió hacerle daño al ser, y se interpuso entre el mismo y yo. Me elevé por detrás del Yonkaikyo hasta unos cinco metros. Generé un par de Negative Holllow, de momento no los usaría, pero si era necesario los lanzaría contra el del gorro.
-No me des esos sustos, casi te lanzo a un fantasma. – Le dije entre risas. No había pasado muchos momentos con él así de relajados y no estaba acostumbrada a esos juegos. Aunque fue un susto gracioso, también me recordó que no estaba prevenida ante todo. – No conocía esta faceta tuya Kasai, pero me gusta, se agradece después de tanta seriedad como la que tenían en Balt.
Llegamos a un claro en el bosque, a través del cual el hombre cruzo corriendo hasta un hongo de tamaño gigante. No esperaba encontrarme una seta de ese tamaño, era realmente espectacular. Dando unos golpecitos en una puerta, hecha en el tallo del hongo, aviso a alguien que había llegado. El tal Albert, abrió la puerta. Era un gigante de unos dos metros y medio, con larga barba y una especia de sombrero. Parecía ir bien la cosa, hasta que nos vio. En ese momento entro en cólera y cargo contra nosotros bastón en mano. Los intentos del hombre por calmarlo fueron infructuosos. El jefe me prohibió hacerle daño al ser, y se interpuso entre el mismo y yo. Me elevé por detrás del Yonkaikyo hasta unos cinco metros. Generé un par de Negative Holllow, de momento no los usaría, pero si era necesario los lanzaría contra el del gorro.
- Balt:
- Hablar con Kasai. Ver al gigante, hacer caso y elevarme hasta unos cinco metros, o la altura máxima que permitan los árboles si nos cubren. Generar dos fantasmas, pero no usarlos aún.
Corinna Athenais
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Seguimos avanzando por las llanuras, al fondo se empieza a divisar la estructura de la central energética. Observó a mi compañera correr junto a nosotros, parece algo cansada, pero aguantará. Aunque estaba más acostumbrada a entornos boscosos, toda aquella hierba no la impedía demasiado. Estando ya a las puertas de aquel edificio, Venom se bajó de su montura, y yo lo imité. Casi al instante de haberlo hecho, las hizo desaparecer. Me seguía asombrando la capacidad de aquel muchacho para invocar esas cosas. Comparada con su habilidad la mía parecía empequeñecer, pero me había dado ideas para entrenar. No le estaba sacando todo el partido a la madera, y había necesitado ver a otro usuario para darme cuenta.
Nos dirigimos a la puerta, que estaba abierta. Podía ser una trampa, así que vigilé muy bien los alrededores mientras el otro marine daba los primeros pasos dentro de la misma. Como no parecía haber movimiento lo acompañe al interior, a tiempo de ver como un hombre dejaba un libro y nos saludaba de forma cortes. A su espalda se encontraba un gran objeto, con muchas cosas brillando parpadeando y demás, y un gran botón azul que pulso sin vacilar. En cuanto lo hizo, este se hundió y salieron dos botones más pequeños, uno rosa y otro naranja. Me había esperado un cierre de puertas, o que salieran de algún lugar soldados para tratar de detenernos. Aunque lo que nos comentó el caballero, no era mucho mejor.
Seguí al joven fuera, parecía tener un plan después de haber examinado los botones de cerca. En cuanto salimos creó otra de esas criaturas, está, más pequeña, rosada y de orejas puntiagudas y muy largas. La mando a presionar el botón rosa, que era la opción lógica después de los comentarios del hombre que había desaparecido antes de que pudiéramos decirle nada. Generé un muro de madera interponiéndolo entre la central y nosotros. Esperaba que fuera lo bastante grueso para evitarnos daños, y además poseía la dureza del acero. Solo quedaba ver que resultaba de todo aquello.
Nos dirigimos a la puerta, que estaba abierta. Podía ser una trampa, así que vigilé muy bien los alrededores mientras el otro marine daba los primeros pasos dentro de la misma. Como no parecía haber movimiento lo acompañe al interior, a tiempo de ver como un hombre dejaba un libro y nos saludaba de forma cortes. A su espalda se encontraba un gran objeto, con muchas cosas brillando parpadeando y demás, y un gran botón azul que pulso sin vacilar. En cuanto lo hizo, este se hundió y salieron dos botones más pequeños, uno rosa y otro naranja. Me había esperado un cierre de puertas, o que salieran de algún lugar soldados para tratar de detenernos. Aunque lo que nos comentó el caballero, no era mucho mejor.
Seguí al joven fuera, parecía tener un plan después de haber examinado los botones de cerca. En cuanto salimos creó otra de esas criaturas, está, más pequeña, rosada y de orejas puntiagudas y muy largas. La mando a presionar el botón rosa, que era la opción lógica después de los comentarios del hombre que había desaparecido antes de que pudiéramos decirle nada. Generé un muro de madera interponiéndolo entre la central y nosotros. Esperaba que fuera lo bastante grueso para evitarnos daños, y además poseía la dureza del acero. Solo quedaba ver que resultaba de todo aquello.
- Zal:
- Pensar en lo mal aprovechada de mi fruta, seguir a Venom y hacer un muro de madera dura como el acero por si aquello explotaba.
Valia Gyliel
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Akuma no mi
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El demonio de la niebla cargó con nosotros hasta el interior de la ciudad por una abertura de los grandes portones. Cuando terminó con el transporte parecía estar bastante cansado, incluso me pareció ver alguna lagrima salir de sus ojos. También le pude escuchar quejarse de nuestra gordura. Sabía que tenía que haber hecho un puente Osu, para evitar aquello. Ahora el jefe parecía resentido. Después de echar una mirada atrás y apretar los puños se levantó con un quejido de dolor. Chasqueó los huesos del cuello, estaba segura que aquello no era bueno para él, peor poco podía hacer con ello.
-Jefe, quédese quito un momento. – Le dije mientras ponía mis manos a la altura de su espalda y canalizaba los poderes curativos en el nivel bajo. Habían mejorado bastante y curar cosas leves tardaba bastante poco. Y no debía ser muy grave lo que tuviera si aún se podía mover. – Espero que con esto se sienta mucho mejor, sé que no es mucho, pero espero mejorar con esfuerzo y tiempo.
Una vez hecho esto, escucharía las palabras del oficial revolucionario, asintiendo y colocándome al lado de Osuka cuando emprendiéramos la marcha. Los edificios estaban bastante mal, parecían haber sido bombardeados hasta los cimientos, lo que contrastaba con la impoluta apariencia de la muralla externa. Además de estas ruinas, poco más había alrededor que fuera de interés, o se pudiera reconocer. Nada más comenzáramos la marcha, me iría fijando en el suelo, y los alrededores, no me gustaba nada lo que había comentado krauser acerca de las minas. Cuando hubiéramos avanzado más le susurraría a Osuka.
-Tenías que haber hecho el puente, ahora está de mal humor con nosotros y no con Ai, y no se lo podemos reprochar, le he oído crujir la espalda. Además, todos saben que las señoritas no pesamos. – Está última parte se la dije con un tono de broma, para que no se tomara al pie de la letra y quitarle algo de hierro al asunto.
-Jefe, quédese quito un momento. – Le dije mientras ponía mis manos a la altura de su espalda y canalizaba los poderes curativos en el nivel bajo. Habían mejorado bastante y curar cosas leves tardaba bastante poco. Y no debía ser muy grave lo que tuviera si aún se podía mover. – Espero que con esto se sienta mucho mejor, sé que no es mucho, pero espero mejorar con esfuerzo y tiempo.
Una vez hecho esto, escucharía las palabras del oficial revolucionario, asintiendo y colocándome al lado de Osuka cuando emprendiéramos la marcha. Los edificios estaban bastante mal, parecían haber sido bombardeados hasta los cimientos, lo que contrastaba con la impoluta apariencia de la muralla externa. Además de estas ruinas, poco más había alrededor que fuera de interés, o se pudiera reconocer. Nada más comenzáramos la marcha, me iría fijando en el suelo, y los alrededores, no me gustaba nada lo que había comentado krauser acerca de las minas. Cuando hubiéramos avanzado más le susurraría a Osuka.
-Tenías que haber hecho el puente, ahora está de mal humor con nosotros y no con Ai, y no se lo podemos reprochar, le he oído crujir la espalda. Además, todos saben que las señoritas no pesamos. – Está última parte se la dije con un tono de broma, para que no se tomara al pie de la letra y quitarle algo de hierro al asunto.
- Balt, Osu gordo, lee:
- Ser llevada y oír al jefe. Usar la habilidad de curar heridas leves en la espalda de Krauser. Seguir el camino junto a Osu y hablarle+broma.
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El lobo negro avanzaba despacio por aquel panorama. Los edificios estaban en la ruina y eso solo indicaba que había habido guerra y desolación. No pudo evitar pensar en sí mismo cuando hacía cosas similares a aquellas y eso le produjo un largo suspiro. Se llevó la mano a la cabeza y entonces pensó en todo lo que tendría que hacer para arreglarlo. Estando solo y sin el apoyo de nadie, aquello le iba a costar bastante. A lo mejor con Sharp de su lado le costaba un poco menos, pero por el momento el hombre de ceniza no daba señales de vida. Desde que lo vio en el oasis de Arabasta, era como si la tierra se lo hubiese comido. El lobo entrecerró los ojos a medida que caminaba en solitario.
- Esto es ridículo. No hay sentido alguno para todo esto…
Mencionó el luchador escupiendo a un lado y frunciendo el ceño. No sabía cuánto había llegado a ablandarse por culpa del dragón, pero lo justo para no hacer estupideces. Soltó un gruñido algo violento y después de aquello se quedó un poco pensativo. Debía continuar caminando hacia el Norte para llegar hasta el resto de bandos y allí decidir qué hacer. Sus cabellos fueron alborotados por el viento y eso le dio un aire algo tétrico sumado a sus ojos. Suspiró con fuerza y se relamió despacio, mirando su mano después de unos momentos. Su haki ya estaba listo de nuevo y podría usarlo en batalla en caso de ser necesario hacerlo.
- Pronto nos veremos las caras…
Mencionó en un tono serio. La persona a la que se refería, solo él sabía de ella. Esperaba poder encontrarla en aquella guerra de una vez por todas y pedirle después un combate para volver a sentirse igual de vivo que aquella noche en Cactus Island.
- Esto es ridículo. No hay sentido alguno para todo esto…
Mencionó el luchador escupiendo a un lado y frunciendo el ceño. No sabía cuánto había llegado a ablandarse por culpa del dragón, pero lo justo para no hacer estupideces. Soltó un gruñido algo violento y después de aquello se quedó un poco pensativo. Debía continuar caminando hacia el Norte para llegar hasta el resto de bandos y allí decidir qué hacer. Sus cabellos fueron alborotados por el viento y eso le dio un aire algo tétrico sumado a sus ojos. Suspiró con fuerza y se relamió despacio, mirando su mano después de unos momentos. Su haki ya estaba listo de nuevo y podría usarlo en batalla en caso de ser necesario hacerlo.
- Pronto nos veremos las caras…
Mencionó en un tono serio. La persona a la que se refería, solo él sabía de ella. Esperaba poder encontrarla en aquella guerra de una vez por todas y pedirle después un combate para volver a sentirse igual de vivo que aquella noche en Cactus Island.
- Zal M14:
- Caminar al frente y pensar en cosas del pasado.
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El anciano se alegra mucho cuando lo consigo a la primera, parece que ni siquiera tenía ganas de luchar. Tras ello alaba mi buena suerte, para finalmente responder a todas mis preguntas. Al parecer, ya no tiene buena memoria, para algunas parece ser, y no me puede ayudar, pero que no deje que nadie me pare. Con la central activada para mí, como acababa de decir el anciano, salgo fuera para dirigirme hacía algún nuevo objetivo. Sin informes de cómo va todo es un poco complicado orientarse, tendrían que tener al menos comunicadores, o ir informando de alguna manera a las tropas.
Una vez en el exterior, trato de recordar el mapa y las centrales. Sé que el mar entra en dirección sureste, y que no he visto tropas de Balt por la zona, así que estas deberían haberse desplazado por el este. Inicio el vuelo a la velocidad que en teoría era segura en dirección este. Tengo la esperanza de encontrarme con tropas por el camino y poder obtener algo de información. Además, recuerdo una central cercana a la costa, aunque no su posición exacta. Dándole vueltas al tema de la comunicación, había recibido un aviso para minorar la marcha, puede que el comunicador sirviera también para hablar con los miembros de aquella facción.
-Hola, aquí Alwyn. Si alguien me recibe acabo de terminar con una central y necesito orientación para siguiente objetivo. Estoy cerca del acantilado del golfo, mi dirección actual es hacía el este.
Sin la seguridad de que alguien me escuchará, seguí con esa dirección. Si me respondían, valoraría las opciones que tenía durante el vuelo, pudiendo reorientarme hacía el objetivo de mayor valor que me marcaran. Sino lo hacían, simplemente seguiría en línea recta hacía el mar, para luego seguir la costa hacía el sur.
Una vez en el exterior, trato de recordar el mapa y las centrales. Sé que el mar entra en dirección sureste, y que no he visto tropas de Balt por la zona, así que estas deberían haberse desplazado por el este. Inicio el vuelo a la velocidad que en teoría era segura en dirección este. Tengo la esperanza de encontrarme con tropas por el camino y poder obtener algo de información. Además, recuerdo una central cercana a la costa, aunque no su posición exacta. Dándole vueltas al tema de la comunicación, había recibido un aviso para minorar la marcha, puede que el comunicador sirviera también para hablar con los miembros de aquella facción.
-Hola, aquí Alwyn. Si alguien me recibe acabo de terminar con una central y necesito orientación para siguiente objetivo. Estoy cerca del acantilado del golfo, mi dirección actual es hacía el este.
Sin la seguridad de que alguien me escuchará, seguí con esa dirección. Si me respondían, valoraría las opciones que tenía durante el vuelo, pudiendo reorientarme hacía el objetivo de mayor valor que me marcaran. Sino lo hacían, simplemente seguiría en línea recta hacía el mar, para luego seguir la costa hacía el sur.
- Balt:
- salir y seguir dirección este hasta dar con soldados o alguien, o llegar al mar. Esperar que me contestaran por radio, si tenemos de eso.
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El asesino observaba la situación con toda la calma del mundo. Era el momento de entrar en combate y podía decirse precisamente que el cuerpo a cuerpo no era lo suyo, al menos con los puños. Iba a tener que hacer uso de sus queridas armas para poder mostrar sus habilidades. No pudo evitar reír despacio al saber los miedos de su compañero. Más adelante se transformaría en un okama para asustarle y meterle mano. En ese momento se centró en lo que estaba y se dio cuenta de que ambos bandos estallaron en un combate mortal. El moreno se quedó algo separado, mirando al peliblanco lanzarse de la nada a por ellos. Fue entonces cuando Jackal se relamió un poco y comenzó a caminar despacio hacia ellas cosas. No hacía por llegar de prisa y su lentitud era enorme. El sonido de sus zapatos resonaba con arte y eco.
Ambas manos del asesino se metieron en el interior de su chaqueta y entonces sacó sus armas. Dos Ninjatos de una calidad bastante buena, llamados Dogma and Yuki. Sin pensárselo se posicionó cerca de su compañero y se dedicó a lanzar tajos rápidos a una velocidad considerable. El asesino era ágil y muy astuto y por ello iba a demostrar sus habilidades para el combate con armas de filo. Entonces a medida que iba combatiendo centró el poder de su fruta en aquellos seres, para ver sus miedos y poder asustarlos más que nada. Ese poder sería muy útil si quería ponerlos nerviosos en plena batalla y fastidiarles un poco de aquella forma. Sus azulados ojos se centraron en unos cuantos y entonces soltó una risa algo siniestra y en tono bajo. No quería llamar la atención mucho, pero sí lo suficiente para ponerlos nerviosos.
- Fear fear… Mostradme vuestros más oscuros secretos…
Ambas manos del asesino se metieron en el interior de su chaqueta y entonces sacó sus armas. Dos Ninjatos de una calidad bastante buena, llamados Dogma and Yuki. Sin pensárselo se posicionó cerca de su compañero y se dedicó a lanzar tajos rápidos a una velocidad considerable. El asesino era ágil y muy astuto y por ello iba a demostrar sus habilidades para el combate con armas de filo. Entonces a medida que iba combatiendo centró el poder de su fruta en aquellos seres, para ver sus miedos y poder asustarlos más que nada. Ese poder sería muy útil si quería ponerlos nerviosos en plena batalla y fastidiarles un poco de aquella forma. Sus azulados ojos se centraron en unos cuantos y entonces soltó una risa algo siniestra y en tono bajo. No quería llamar la atención mucho, pero sí lo suficiente para ponerlos nerviosos.
- Fear fear… Mostradme vuestros más oscuros secretos…
- Sarka I14:
- Atacar con los Ninjatos y tratar de mirar los miedos de varias bestias con mi fruta.
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- Que sea el dedo corazón, es el más divertido para mostrárselo a alguien. De todas formas, si no puedo montar un laboratorio, me temo que no estoy satisfecha.
Una vez hubo dicho aquello, colgó. Pues todo a tomar por saco. Si no podía montar allí su laboratorio, debería continuar trabajando en el suyo y por ello decirle a Ushio que viviese con ella en el Sur. Si el gran yonkou prefería perder al espadachín en lugar de poner una sala con cuatro mesitas, no sería tan buen capitán. Ella por su parte mostró una sonrisa siniestra y después se quedó pensativa. No iba a seguir órdenes de nadie, eso para empezar. Pondría su propio rumbo y esperaba que el chico la siguiera después de lo que le dijo. Observó la espada que ahora poseía y después de analizarla mejor que antes, supo que era el momento de continuar con lo suyo.
- Ya has oído a tu capitán, ahora ya sabes cómo están las cosas.
Mencionó con un tono algo serio. No le iba a quedar otra opción más que o ir con ella o ir con ellos y ahí pasarían varias cosas según la respuesta. Dejó de pensar en aquello y comenzó a caminar despacio hacia la ciudad central, la cual era su objetivo desde el principio. Allí podría ver todo lo que se estaba liando y de paso reconocer a alguien con quién pudiese luchar también de forma buena. No sabía si Corvo estaba por aquel lugar, con lo interesado que era, había muchísimas posibilidades. Avanzó lentamente con las manos en los bolsillos sin notar presencia alguna, pues ella no tenía aquello que llamaban haki de observación. Soltó un enorme suspiro y después se pasó la mano derecha por la frente, limpiándose el sudor después de haber corrido tanto.
Una vez hubo dicho aquello, colgó. Pues todo a tomar por saco. Si no podía montar allí su laboratorio, debería continuar trabajando en el suyo y por ello decirle a Ushio que viviese con ella en el Sur. Si el gran yonkou prefería perder al espadachín en lugar de poner una sala con cuatro mesitas, no sería tan buen capitán. Ella por su parte mostró una sonrisa siniestra y después se quedó pensativa. No iba a seguir órdenes de nadie, eso para empezar. Pondría su propio rumbo y esperaba que el chico la siguiera después de lo que le dijo. Observó la espada que ahora poseía y después de analizarla mejor que antes, supo que era el momento de continuar con lo suyo.
- Ya has oído a tu capitán, ahora ya sabes cómo están las cosas.
Mencionó con un tono algo serio. No le iba a quedar otra opción más que o ir con ella o ir con ellos y ahí pasarían varias cosas según la respuesta. Dejó de pensar en aquello y comenzó a caminar despacio hacia la ciudad central, la cual era su objetivo desde el principio. Allí podría ver todo lo que se estaba liando y de paso reconocer a alguien con quién pudiese luchar también de forma buena. No sabía si Corvo estaba por aquel lugar, con lo interesado que era, había muchísimas posibilidades. Avanzó lentamente con las manos en los bolsillos sin notar presencia alguna, pues ella no tenía aquello que llamaban haki de observación. Soltó un enorme suspiro y después se pasó la mano derecha por la frente, limpiándose el sudor después de haber corrido tanto.
- Meln T11:
- Contestar a Dexter, pensar mal de él, decidir llevarme a Ushio a mi isla del Sur para siempre (?) ir hacia el Oeste.
Danio Rerio
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Todos parecen seguir bien las instrucciones, nadie discute ni cuestiona lo que se les ha mandado hacer. En pocos sitios se pueden encontrar soldados tan disciplinados y dispuestos a cumplir con su trabajo como aquellos. Esto me produce orgullo y miedo, aunque viendo como lo estaban haciendo al principio ya podría ir sacando ideas, por si algún día teníamos que volver como enemigos. Las trincheras avanzan muy rápido por todo el frente, por suerte. A lo lejos se escucha ya el sonido de la batalla, y al fijarme parece que las tropas aliadas avanzan por todo el frente haciendo retroceder a los enemigos.
“Puede que al final no vayamos a usar estas trincheras después de todo” pensé mientras la caballería de Balt aplastaba la formación enemiga. A pesar de ello, era una tarea que había adquirido y podía demostrar nuestra preparación y conocimientos. Motivé a los hombres con palabras de ánimos, pidiendo un último esfuerzo antes de pasar a la siguiente línea. No quería que al ver a sus tropas en ventaja se relajaran. Había podido observar bien el terreno, en su mayoría llano con algunas colinas, con una clara pendiente hacía el mar. Con el río arriba podía llegar a hacer una buena riada por toda la zona usando mi control del agua para bloquear el paso del elemento por su trayectoria natural. Esa idea llegó en el mejor momento, pues los soldados caídos de ambos bandos parecieron alzarse contra el inmaculado ejército, haciéndolo retroceder. Además, la caballería había sido atacada por grandes bestias.
-Vuestros compatriotas os necesitan, están en una situación difícil y este será su único refugio posible, es hora de que deis todo y tengamos estas líneas preparadas para cuando lleguen. Debemos avanzar en la segunda línea de trincheras mientras podamos valernos, hoy el cansancio no está entre nuestro vocabulario, hoy las ampollas serán nuestras amigas, hoy señores, es el día que debemos escavar esta tierra como si escondiera riquezas. Si lo hacemos, hoy será el día en que todos sobrevivamos y mandemos a esos malditos servidores del mal de vuelta al inframundo donde pertenecen. -Grité tan alto como podía para que todos pudieran escucharme.
Después de este discurso, seguí con la trinchera hasta que estuviera lista. Esperaba que aquellos hombres siguieran con la segunda línea igual de bien o mejor que con la primera, mientras, yo me quedaría en el frente. Había llegado la hora de combatir a esas atrocidades.
“Puede que al final no vayamos a usar estas trincheras después de todo” pensé mientras la caballería de Balt aplastaba la formación enemiga. A pesar de ello, era una tarea que había adquirido y podía demostrar nuestra preparación y conocimientos. Motivé a los hombres con palabras de ánimos, pidiendo un último esfuerzo antes de pasar a la siguiente línea. No quería que al ver a sus tropas en ventaja se relajaran. Había podido observar bien el terreno, en su mayoría llano con algunas colinas, con una clara pendiente hacía el mar. Con el río arriba podía llegar a hacer una buena riada por toda la zona usando mi control del agua para bloquear el paso del elemento por su trayectoria natural. Esa idea llegó en el mejor momento, pues los soldados caídos de ambos bandos parecieron alzarse contra el inmaculado ejército, haciéndolo retroceder. Además, la caballería había sido atacada por grandes bestias.
-Vuestros compatriotas os necesitan, están en una situación difícil y este será su único refugio posible, es hora de que deis todo y tengamos estas líneas preparadas para cuando lleguen. Debemos avanzar en la segunda línea de trincheras mientras podamos valernos, hoy el cansancio no está entre nuestro vocabulario, hoy las ampollas serán nuestras amigas, hoy señores, es el día que debemos escavar esta tierra como si escondiera riquezas. Si lo hacemos, hoy será el día en que todos sobrevivamos y mandemos a esos malditos servidores del mal de vuelta al inframundo donde pertenecen. -Grité tan alto como podía para que todos pudieran escucharme.
Después de este discurso, seguí con la trinchera hasta que estuviera lista. Esperaba que aquellos hombres siguieran con la segunda línea igual de bien o mejor que con la primera, mientras, yo me quedaría en el frente. Había llegado la hora de combatir a esas atrocidades.
- Balt:
- Ver el terreno delante de mí y como Balt parece ir ganando. Pequeña motivación para ir igual de bien a pesar de esa apariencia. Discurso de ánimo para todos, en especial los que hacen las trincheras para que estén cuando los primeros soldados en retirada lleguen. Esperar que hagan la segunda línea igual de bien mientras me quedo a luchar en el frente.
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Una gotita de sudor bajó por la cabeza de la joven al escuchar lo que había pasado bajo ellos con el mapache y aquello que tiró o se le escapó. Una explosión y encima peligrosa. Si hubiese sido una persona, la chica le habría dado un golpe y echado la bronca, pero era su adorable mapache. Si el mapache reventaba el mundo, tenía todo el derecho. Ser adorable era ser adorable pese a todo y por ello la chica soltó una leve risilla. Lo siguiente que hizo fue acariciarle la cabeza con cuidado y después hablarle en un tono dulce y amable.
- Ten cuidado, pequeño. No quiero que te hagas daño ¿eh? Te pienso cocinar todo lo que tú quieras cuando esto termine. Pide lo que más te guste.
Dicho aquello continuó volando a su máxima velocidad posible, siguiendo las indicaciones del capitán y con un leve enfado todavía. No podía creer que encima se enfadase con ella, cuando toda su maldita tripulación le hacía el vacío. Ya le daba igual, pues ella también pensaba hacerlo desde ese día y no pensaba cambiar de opinión. Continuó volando mientras miraba al frente y de vez en cuando hacia abajo para ver todo lo que sucedía. Se arrepentía de no tener más velocidad y eso la hizo chasquear un momento la lengua.
- ¿Te gusta el pollo asado con patatas?
Le preguntó entonces a su pequeño con una sonrisa dulce y un tono similar. Esperaba que sí, ya que no pensaba separarse de su querido y pequeño animalito. A lo mejor debía comprarle ropa que le gustase más o darle masajes antes de dormir. Se había encaprichado con él y eso no iba a cambiar. Sus manos empezaron a rascarle las orejas a medida que iba volando y avanzando gracias al poder de sus queridas alas blancas.
- Ten cuidado, pequeño. No quiero que te hagas daño ¿eh? Te pienso cocinar todo lo que tú quieras cuando esto termine. Pide lo que más te guste.
Dicho aquello continuó volando a su máxima velocidad posible, siguiendo las indicaciones del capitán y con un leve enfado todavía. No podía creer que encima se enfadase con ella, cuando toda su maldita tripulación le hacía el vacío. Ya le daba igual, pues ella también pensaba hacerlo desde ese día y no pensaba cambiar de opinión. Continuó volando mientras miraba al frente y de vez en cuando hacia abajo para ver todo lo que sucedía. Se arrepentía de no tener más velocidad y eso la hizo chasquear un momento la lengua.
- ¿Te gusta el pollo asado con patatas?
Le preguntó entonces a su pequeño con una sonrisa dulce y un tono similar. Esperaba que sí, ya que no pensaba separarse de su querido y pequeño animalito. A lo mejor debía comprarle ropa que le gustase más o darle masajes antes de dormir. Se había encaprichado con él y eso no iba a cambiar. Sus manos empezaron a rascarle las orejas a medida que iba volando y avanzando gracias al poder de sus queridas alas blancas.
- Zilda T16:
- Mimos a MI MAPACHE, hablarle a MI MAPACHE y seguir el rumbo fijado.
Ichizake
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La incierta amenaza que representaba aquel extraño ser rosado similar a un pólipo fue eliminada por la fuerza sin que Gerald hubiera tenido que mancharse las manos. El espadachín contempló con desdén y quizás algo de curiosidad los restos de la criatura. Resultaba intrigante cómo esa cosa había podido influir en su estado de ánimo y despertar ciertos recuerdos. Si realmente había sido obra de ese ser.
Galia, la revolucionaria, se hizo con una espada más grande que ella misma antes de continuar por la grieta que había quedado a la vista tras la muerte del pólipo. Gerald pensó que esa no le parecía el arma más adecuada para alguien de su tamaño y constitución, ni tampoco parecía muy apropiada para el combate subterráneo, pero evitó decirlo en voz alta. ¿Quizá por eso alguien la había abandonado allí abajo? Por suerte, él contaba con sus propias armas; algo le decía que iban a necesitarlas. Pero lo que realmente le interesaba era saber hasta dónde llegaría aquella abertura en la tierra. ¿Sería natural u obra del hombre? En cualquier caso allí abajo estaría lejos de las aberraciones lideradas por Yoai, lo cual era un gran aliciente.
Gerald asintió con la cabeza cuando Galia le ofreció acompañarles de nuevo. Esta vez no esperaría, sino que se adentraría en la oscuridad espada en mano. Luego, le dedicó unas palabras a Ryuken, que afirmaba haberse olvidado de él:
-No os preocupéis, Ryuken-san. Para alguien que aprecia tanto la discreción como yo, el olvido es el mayor de los regalos.
Ciertamente, no tenía problemas con que se olvidasen de él. De hecho, no habían sido pocas las veces en las que él mismo había promovido activamente ese olvido gracias a sus peculiares poderes. No era alguien a quien le gustase que los demás hablasen de él. Gerald prefería vivir en las sombras, en esa delgada frontera entre el mito y la realidad, donde el nombre de uno pasaba a convertirse más en una superstición que en una certeza y donde nadie podría encontrarle.
-Adelante, pues. La oscuridad nos espera -dijo mientras se internaba en la gruta.
- Meln:
- Blablabla seguir por la grieta
Maki
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Maki siguió a la libélula durante un rato. El mogollón de gente que trataba de entrar en la ciudad por fin lo consiguió, pero en vez de hacer turismo o irse a su casa echaron todos a correr hacia algún sitio. ¿Habría algo divertido allí? Quizás era donde daban de comer. "Espera, esto es un juego. Nadie come en los juegos, ¿no?", se dijo a sí mismo con una lógica impropia de él. Claro que nunca había jugado a un juego de ese estilo. Quizás era tan real que incluso podía entrarle hambre. Pero bueno, le daba igual a dónde fueran. Mientras no intentasen coger a la libélula no tendría problemas.
El gyojin contempló como el insecto revoloteaba sobre él antes de echar a volar. El gyojin sabía con total certeza, aunque no sabía por qué lo sabía, que las libélulas eran las guías por excelencia en ese tipo de experiencias extrasensoriales o lo que fuese aquello. Él la reconocía por haberlo visto en multitud de libros que encontraba cuando un barco naufragaba cerca de la Isla Gyojin. Nunca había podido ver una de verdad y estaba encantado. Seguiría a su guía a donde fuese.
-¡Eh, eh, Sonrisas y su mayordomo! -exclamó, refiriéndose a su amigo rubio y al tipo delgado al que le había dedicado su autógrafo. Hasta que no se había fijado bien en él no se había dado cuenta de que tenía pinta de mayordomo. Sin duda ese era el motivo por el que iba con Sonrisas-. La libélula guía nos indicará el camino. Debemos seguirla -afirmó con total seguridad.
En cuanto el insecto echó a volar, Maki lo siguió de cerca. Protegería a la libélula hasta que le llevase a su destino, confiado en que así llegaría a la misión final y ganaría el juego. O al menos eso esperaba, porque sino tendría que empezar a hacer trampas.
- Zal:
- Seguir a la libélula allá donde vaya (eso ya que lo decida alguien xD)
Gusi
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La batalla continuaba tan dura como me imaginaba. Los soldados luchaban y las tropas se mataban sin piedad. Los pobres guerreros gritaban de sufrimiento, haciendo que algunos se volvieran locos y gritaran de pánico antes de ser atravesados por las armas del enemigo. Los dos reinos parecían ir a la par, cuando uno tenía ventaja el otro retrocedía durante unos minutos. Hasta que se volvían a sacar un as bajo la manga y volvían a ganar terreno. Yoai parecía controlar la situación por el momento y eso hizo relajarme a su lado.
Volviendo a nuestra conversación, alejados de la lucha, esta reaccionó de una forma muy extraña ante mi pregunta. Aunque después parecía la misma chiquilla inofensiva y tierna de siempre. Me intentaba convencer de que el anciano no le importaba y que seguramente estaba bien, pero en su rostro se notaba la preocupación y la inseguridad. Una sensación extraña me recorrió el cuerpo y me dieron ganas de abrazarla para que no se preocupara, era tan tierna y mona que se me ablandaba el corazón cuando la veía tan indefensa. En ese momento me pregunto qué pasaría si venían por ella. No me había planteado una respuesta ante tal pregunta, así que como hacía casi siempre a lo largo de mi vida, improvise. Me coloque delante de ella y la puse las dos manos con firmeza en los hombros. Su piel era suave y cálida, con un aroma a flores silvestres y canela. La mire fijamente a los ojos, a esos ojos color naranja que me recordaba a un amanecer de verano y con un brillo heroico en mis ojos, la dije:
-Mi reina, volaría tan alto como pudiera para ponerla a salvo y escapar con usted a un lugar seguro, pero si no consiguiéramos escapar, me enfrentaría con el más fuerte de los enemigos para proclamarte la reina y - me acerque tanto a ella que parecía que la iba a besar. Sin duda había creado una atmosfera y un momento perfecto para tal situación.- si mis fuerzas me fallan y no soy capaz de vencer al más fuerte de los enemigos, la protegeré con mi vida si fuera necesario. -la coloque las manos detrás de la nuca, mientras seguía mirándola fijamente a los ojos, acercándome poco a poco a sus labios y desabroche el collar sin que se diera cuenta. Estaba tan cerca de ella que sentía su aliento y observaba como se mordía el labio, mostrándome las ansias que tenía, tantas como las mías, pero me pare en seco sonriéndola y besándola en la mejilla, tal y como lo había hecho ella la primera vez que nos vimos.- Pero dudo que pierdas esta guerra. Eres la más fuerte y hermosa de toda la isla.- la dije casi en un susurro, sintiendo el frescos y el olor de su hermoso pelo negro.
Yoai parecía conmovida por mis palabras, como si el corazón la fuera a mil por hora y se llevo la mano al pecho, dándose cuenta de la falta de su preciado colgante. Abrí muchos los ojos al darme cuenta de mi situación y baje el rostro para que no se viera mi terror y preocupación. De repente, un fuerte dolor en el pecho me hizo inclinarme, llevándome las manos al pecho y mostrando entre mis manos aquel precioso collar, además de algún pelo moreno suelto del hermoso cabello de Yoai. "Maldita sea" pensé mientras escuchaba las palabras inocentes de Yoai, las cuales sabía que iban con rabia en el fondo de su ser.
Se había dado cuenta de mi hurtó, ¿Cómo iba a librarme de eso?¿Cómo iba a salir vivo de esa situación? Y lo peor de todo, ¿Había perdido la poca confianza que me estaba forjando con ella? Alcé la vista, a pesar de estar conforme con las agradables vistas de sus pechos y con mi mayor cara de arrepentimiento la entregué el collar sin rechistar. Me incorporé con la mano aun en el pecho y la mire con tristeza.- Solo te lo he quitado para poder acariciarte el cuello y si me hubieras dejado incluso besarlo.- mi rostro parecía disgustado, con un toque de rabia, como si ella la hubiera cagado y no yo.- Veo que no me amas tanto como te amo yo y solo soy un peón más al que te gusta controlar.- me di unos golpecitos en el pecho, dando a entender que ella era la causante de mi micro-infarto.- Sabes que te amo y te hubiera dado mi corazón si me lo hubieras pedido, pero esto no son formas.- me volteé como si estuviera ofendido. Madre mía, que actuación tan fantástica me había sacado de la manga, solo faltaba que Yoai se lo creyera, porque si no ya podía considerarme hombre muerto.
Volviendo a nuestra conversación, alejados de la lucha, esta reaccionó de una forma muy extraña ante mi pregunta. Aunque después parecía la misma chiquilla inofensiva y tierna de siempre. Me intentaba convencer de que el anciano no le importaba y que seguramente estaba bien, pero en su rostro se notaba la preocupación y la inseguridad. Una sensación extraña me recorrió el cuerpo y me dieron ganas de abrazarla para que no se preocupara, era tan tierna y mona que se me ablandaba el corazón cuando la veía tan indefensa. En ese momento me pregunto qué pasaría si venían por ella. No me había planteado una respuesta ante tal pregunta, así que como hacía casi siempre a lo largo de mi vida, improvise. Me coloque delante de ella y la puse las dos manos con firmeza en los hombros. Su piel era suave y cálida, con un aroma a flores silvestres y canela. La mire fijamente a los ojos, a esos ojos color naranja que me recordaba a un amanecer de verano y con un brillo heroico en mis ojos, la dije:
-Mi reina, volaría tan alto como pudiera para ponerla a salvo y escapar con usted a un lugar seguro, pero si no consiguiéramos escapar, me enfrentaría con el más fuerte de los enemigos para proclamarte la reina y - me acerque tanto a ella que parecía que la iba a besar. Sin duda había creado una atmosfera y un momento perfecto para tal situación.- si mis fuerzas me fallan y no soy capaz de vencer al más fuerte de los enemigos, la protegeré con mi vida si fuera necesario. -la coloque las manos detrás de la nuca, mientras seguía mirándola fijamente a los ojos, acercándome poco a poco a sus labios y desabroche el collar sin que se diera cuenta. Estaba tan cerca de ella que sentía su aliento y observaba como se mordía el labio, mostrándome las ansias que tenía, tantas como las mías, pero me pare en seco sonriéndola y besándola en la mejilla, tal y como lo había hecho ella la primera vez que nos vimos.- Pero dudo que pierdas esta guerra. Eres la más fuerte y hermosa de toda la isla.- la dije casi en un susurro, sintiendo el frescos y el olor de su hermoso pelo negro.
Yoai parecía conmovida por mis palabras, como si el corazón la fuera a mil por hora y se llevo la mano al pecho, dándose cuenta de la falta de su preciado colgante. Abrí muchos los ojos al darme cuenta de mi situación y baje el rostro para que no se viera mi terror y preocupación. De repente, un fuerte dolor en el pecho me hizo inclinarme, llevándome las manos al pecho y mostrando entre mis manos aquel precioso collar, además de algún pelo moreno suelto del hermoso cabello de Yoai. "Maldita sea" pensé mientras escuchaba las palabras inocentes de Yoai, las cuales sabía que iban con rabia en el fondo de su ser.
Se había dado cuenta de mi hurtó, ¿Cómo iba a librarme de eso?¿Cómo iba a salir vivo de esa situación? Y lo peor de todo, ¿Había perdido la poca confianza que me estaba forjando con ella? Alcé la vista, a pesar de estar conforme con las agradables vistas de sus pechos y con mi mayor cara de arrepentimiento la entregué el collar sin rechistar. Me incorporé con la mano aun en el pecho y la mire con tristeza.- Solo te lo he quitado para poder acariciarte el cuello y si me hubieras dejado incluso besarlo.- mi rostro parecía disgustado, con un toque de rabia, como si ella la hubiera cagado y no yo.- Veo que no me amas tanto como te amo yo y solo soy un peón más al que te gusta controlar.- me di unos golpecitos en el pecho, dando a entender que ella era la causante de mi micro-infarto.- Sabes que te amo y te hubiera dado mi corazón si me lo hubieras pedido, pero esto no son formas.- me volteé como si estuviera ofendido. Madre mía, que actuación tan fantástica me había sacado de la manga, solo faltaba que Yoai se lo creyera, porque si no ya podía considerarme hombre muerto.
- Meln:
- Entregarla el collar e intentar dar la vuelta a la situación con Yoai
Abby
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Akuma no mi
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Las palabras de Castor se quedaron grabadas en lo más profundo de su alma. Una y otra vez retumbaban en su mente como si fuesen un radio cassette rebobinándose sin parar. Azula suspiró con resignación. Su compañero se había sincerado y ella no tenía ni idea de como actúar. Todas las palabras eran verdad, pero para la princesa no eran más que cavilaciones.
¿Vidas inocentes? Eso era lo que menos le importaba a Azula. Ella, solo ella. Ella era lo que más importaba. El emperador la había criado para que todos la adorasen y tuviesen miedo de ella, pero algo estaba pasando por su mente. De sus labios escaparon unas palabras en voz baja, casi inapreciables.
-Lo son...
Le dio la razón en todo a Castor, pero ella mintió. No eran más que simples peones a los que gobernar y manejar. Pequeños muñecos fáciles de manipular para hacer todo lo que quisiesen. Azula sonrió dulcemente. Posó una mano en el hombro de Castor.
-No te preocupes, yo vigilaré tus espaldas - Comentó -. Salvaremos todas las que podamos.
Mintió. Él propósito de Azula era conseguir todo el poder que pudiese. Saber como se encontraba Síderos desde dentro y, si pudiese, llegar con las tropas de Reddo Teikoku hasta aquí. Por ahora resultaba difícil, pero estaba segura de lograrlo. De todas formas, había venido como miembro del gobierno y no podía rebelar su causa a cualquiera.
Al parecer la centra hidroeléctrica no podía ser activada de la manera que querían. Azula se detuvo a leer la nota que habían dejado. Miró la situación de los molinos y se cruzó de brazos. No se le ocurría nada para meterse al agua.
-Mierda, ¿y ahora qué hacemos?
¿Vidas inocentes? Eso era lo que menos le importaba a Azula. Ella, solo ella. Ella era lo que más importaba. El emperador la había criado para que todos la adorasen y tuviesen miedo de ella, pero algo estaba pasando por su mente. De sus labios escaparon unas palabras en voz baja, casi inapreciables.
-Lo son...
Le dio la razón en todo a Castor, pero ella mintió. No eran más que simples peones a los que gobernar y manejar. Pequeños muñecos fáciles de manipular para hacer todo lo que quisiesen. Azula sonrió dulcemente. Posó una mano en el hombro de Castor.
-No te preocupes, yo vigilaré tus espaldas - Comentó -. Salvaremos todas las que podamos.
Mintió. Él propósito de Azula era conseguir todo el poder que pudiese. Saber como se encontraba Síderos desde dentro y, si pudiese, llegar con las tropas de Reddo Teikoku hasta aquí. Por ahora resultaba difícil, pero estaba segura de lograrlo. De todas formas, había venido como miembro del gobierno y no podía rebelar su causa a cualquiera.
Al parecer la centra hidroeléctrica no podía ser activada de la manera que querían. Azula se detuvo a leer la nota que habían dejado. Miró la situación de los molinos y se cruzó de brazos. No se le ocurría nada para meterse al agua.
-Mierda, ¿y ahora qué hacemos?
- Zal:
- -Divagaciones tras escuchar a Castor.
-Hablar con él.
-Preguntarle a Castor y Lothar qué hacer.
Kaito Kazuki
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El joven responde con lo que cree que es la respuesta correcta mientras el barquero sigue remando, como si nada de aquello importara, dando la sensación de que el destino sería el mismo, sin importar demasiado la respuesta del cazador. Pero pronto se delataría que la realidad no es esa, sino que hay mucha importancia en la respuesta, pues el hombre le dice que la respuesta es incorrecta, y acto seguido, saca su hacha clavándola en el centro de la barca, pudiéndose ver como la mitad del arma se hunde en la madera, dejando una nimia cantidad de agua entrar, como si no fuera ya preocupante la situación con un verdugo desenvainando un hacha en un barco como para que el mismo hacha haga que el barco comience a llenarse de agua, lo que podría causar un hundimiento. En la tensión que tiene el espadachín su mente da un vuelco, si bien una de sus facetas más atrevida y arriesgada tomó la decisión de subirse, no es ni por asomo la que más peligro puede reportarle, sino que es una que aún permanece oculta, sin salir a la luz pues todas las demás tratan de impedírselo, pero en este momento, una personalidad que asume aún más riesgos que la anterior toma el control, haciendo que en la boca del peliblanco se esboza una siniestra sonrisa que pocos han visto, hasta el momento ha sido medianamente conservador.
|~Lo intentaré de nuevo…~| Dice con una voz más fría y siniestra que la anterior para relamerse los labios, como si estuviera a punto de comer algo sabroso. |~La verdadera razón por la que llegaré vivo a la otra orilla es que ningún idiota llevaría a una persona hacia una horca si la va a matar a mitad de camino, y menos siendo un verdugo.~| Añade para terminar mientras el barquero avanza lentamente dado que el barquero rema muy lentamente.
|~Lo intentaré de nuevo…~| Dice con una voz más fría y siniestra que la anterior para relamerse los labios, como si estuviera a punto de comer algo sabroso. |~La verdadera razón por la que llegaré vivo a la otra orilla es que ningún idiota llevaría a una persona hacia una horca si la va a matar a mitad de camino, y menos siendo un verdugo.~| Añade para terminar mientras el barquero avanza lentamente dado que el barquero rema muy lentamente.
- Balt:
- Tensarse por el hacha y el agua. Cambio de personalidad dominante. Responder fría y siniestramente al barquero.
Simo Baker
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Nada, al llegar a la orilla no encontré absolutamente nada que me pudiera servir. La desolación de la guerra se hacía presente en toda la zona. El caos había sido tal en aquella zona que era casi imposible distinguir las ruinas de los antiguos edificios de simples piedras amontonadas. También se podían ver los restos de cadáveres de los que algún día fueron ciudadanos atrapados en el fragor de la batalla. Tan sólo imaginar lo duro que tuvo que ser hacía que se me pusieran los pelos de punta.
-Malditos bastardos…- dije en voz baja mientras apretaba el puño.
No pude evitar que la culpa de tanta destrucción era de Zal. Los miembros de esa facción no eran más que una panda de bárbaros cabezahueca. No me importaba mucho el futuro de este lugar tan remoto, pero dejar que Ruk se hiciese con el poder… No podría tener la conciencia tranquila si simplemente dejaba que un pueblo entero fuese sometido por el mando de alguien así. Ahora no tenía duda alguna. Lo que antes era sólo una forma de venganza se había convertido en algo más. Tenía una oportunidad de equilibrar las acciones negativas que había hecho anteriormente, debía aprovecharla.
Calmadamente me acerqué al agua y active mi analizador ciborg. Si los resultados me decían que podía atravesar a nado hasta el otro lado de la bahía, lo haría para acercarme a aquellos que podían dar fin al avance de Zal. Si por otro lado los resultados resultaban ser negativos, tendría que dar la vuelta y comenzar a correr para sabotear los planes de los que todavía debían creerme su aliado. Fuera como fuese debía de darme prisa o sería demasiado tarde. En esta guerra el control de la capital iba a ser más que crucial. Los accesos a esta no eran excesivamente anchos, cualquier bando que se hiciese con las murallas podría defenderlos e impedir el acceso de los ejércitos enemigos.
-Malditos bastardos…- dije en voz baja mientras apretaba el puño.
No pude evitar que la culpa de tanta destrucción era de Zal. Los miembros de esa facción no eran más que una panda de bárbaros cabezahueca. No me importaba mucho el futuro de este lugar tan remoto, pero dejar que Ruk se hiciese con el poder… No podría tener la conciencia tranquila si simplemente dejaba que un pueblo entero fuese sometido por el mando de alguien así. Ahora no tenía duda alguna. Lo que antes era sólo una forma de venganza se había convertido en algo más. Tenía una oportunidad de equilibrar las acciones negativas que había hecho anteriormente, debía aprovecharla.
Calmadamente me acerqué al agua y active mi analizador ciborg. Si los resultados me decían que podía atravesar a nado hasta el otro lado de la bahía, lo haría para acercarme a aquellos que podían dar fin al avance de Zal. Si por otro lado los resultados resultaban ser negativos, tendría que dar la vuelta y comenzar a correr para sabotear los planes de los que todavía debían creerme su aliado. Fuera como fuese debía de darme prisa o sería demasiado tarde. En esta guerra el control de la capital iba a ser más que crucial. Los accesos a esta no eran excesivamente anchos, cualquier bando que se hiciese con las murallas podría defenderlos e impedir el acceso de los ejércitos enemigos.
- Traidor de Zal :
- Echar la culpa a los bárbaros de Zal por la inmensa destrucción de la zona. Utilizar mi analizador ciborg para ver si puedo cruzar a nado la bahía por su lado más estrecho. Si es si, cruzarlo para acercarme a los enemigos de Zal. Si es no, correr para intentar alcanzar la horda otra vez y perjudicarles sin que se den cuenta.
Joseph Leto
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Durante el tiempo que los soldados de Balt y Joseph se dedican en montar las trincheras la batalla empieza por lo que cada vez tienen menos tiempo para acabar su trabajo. Mientras las trincheras de primera línea se completan y la batalla parece inclinarse a favor de Balt, algo que es una buena noticia para Joseph que, temporalmente, forma parte de dicho ejército. Su trabajo, junto al del resto de los soldados, hizo posible que las trincheras se completaran, lo cual es una buena noticia pues al mirar el campo de batalla Joseph se percata de algo extraño. El campo de batalla tiene demasiada sangre, algo que pese a las muertes que se han dado en el campo no era suficiente para explicar la cantidad de sangre que se esparcía por el campo.
Es entonces cuando Joseph se percata de que algo va a ocurrir, no sabe el qué, pero algo poco común está a punto de ocurrir. Sus ojos se fijan en el campo justo en el momento en el que los cadáveres empiezan a levantarse, otros a unirse a una masa de carne y acero, y todos, sin distinguir a que bando pertenecían en vida, empiezan a oponerse al ejército de Batl. Las tropas de Balt empiezan una retirada hacia las trincheras por lo que al parecer la batalla se alargará más de lo que parece. Joseph se prepara pues con casi total seguridad el joven comandante acabará teniendo que pelear. Para ello se asegura que tiene todas las armas a punto y prepara su cuerpo para lo que pueda venir. De ser necesario usará su akuma para asegurar a las tropas aliadas en un momento de necesidad sin descuidar su propia seguridad. Mientras no llegase el momento de pelear se queda en la zona de trincheras ayudando al resto de soldados con la segunda línea, además de que si algún enemigo se acerca el que esté por la zona ayudará a la defensa de los que siguen construyendo trincheras.
Es entonces cuando Joseph se percata de que algo va a ocurrir, no sabe el qué, pero algo poco común está a punto de ocurrir. Sus ojos se fijan en el campo justo en el momento en el que los cadáveres empiezan a levantarse, otros a unirse a una masa de carne y acero, y todos, sin distinguir a que bando pertenecían en vida, empiezan a oponerse al ejército de Batl. Las tropas de Balt empiezan una retirada hacia las trincheras por lo que al parecer la batalla se alargará más de lo que parece. Joseph se prepara pues con casi total seguridad el joven comandante acabará teniendo que pelear. Para ello se asegura que tiene todas las armas a punto y prepara su cuerpo para lo que pueda venir. De ser necesario usará su akuma para asegurar a las tropas aliadas en un momento de necesidad sin descuidar su propia seguridad. Mientras no llegase el momento de pelear se queda en la zona de trincheras ayudando al resto de soldados con la segunda línea, además de que si algún enemigo se acerca el que esté por la zona ayudará a la defensa de los que siguen construyendo trincheras.
- balt:
- Observar la batalla y prepararme para la batalla mientras sigue con las trincheras.
Liv L Astrid
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Habíamos perdido tiempo con ese encuentro y parecía que él al igual que yo no tenía rumbo fijo, la isla me desesperaba un poco, no había sucedido nada para ser una guerra, todo estaba en calma pero seguro que era la que precedía a la batalla, como era lo más posible comencé a correr hacia el norte.
-La batalla seguro que está próxima, tenemos que llegar, necesito demostrar mi fuerza a los dioses – dije en el momento en el que salí corriendo.
En esta carrera, escuché de pronto uno sonido que reconocí al instante, era una batalla, y estaba hacia el oeste de nuestra posición, solo una cosa se interponía en llegar a la batalla y era una muralla que podía haber cruzado antes.
-Te apresuraste mucho viniendo hacia el norte, si te hubieses esperado un momento estarías dentro – me comentó Trece con una sonrisa en la cara.
-Cállate – le ordené – lo hecho, hecho está, ahora solo tengo que buscar una forma de cruzar la muralla y plantarme en la batalla, me da igual que bandos sean, la cosa es llegar.
Volví a salir corriendo en busca de alguna puerta o algún agujero por el que pasar la muralla, y en caso de no encontrar ninguno me pondría a escalarla, con cuidado para no caerme y ayudándome con el puñal de caza imbuido en haki de armadura para facilitar el que se clave en la pared de la muralla.
-La batalla seguro que está próxima, tenemos que llegar, necesito demostrar mi fuerza a los dioses – dije en el momento en el que salí corriendo.
En esta carrera, escuché de pronto uno sonido que reconocí al instante, era una batalla, y estaba hacia el oeste de nuestra posición, solo una cosa se interponía en llegar a la batalla y era una muralla que podía haber cruzado antes.
-Te apresuraste mucho viniendo hacia el norte, si te hubieses esperado un momento estarías dentro – me comentó Trece con una sonrisa en la cara.
-Cállate – le ordené – lo hecho, hecho está, ahora solo tengo que buscar una forma de cruzar la muralla y plantarme en la batalla, me da igual que bandos sean, la cosa es llegar.
Volví a salir corriendo en busca de alguna puerta o algún agujero por el que pasar la muralla, y en caso de no encontrar ninguno me pondría a escalarla, con cuidado para no caerme y ayudándome con el puñal de caza imbuido en haki de armadura para facilitar el que se clave en la pared de la muralla.
- resumen Zal:
- escuchar la batalla, buscar un sitio por el que entrar y de no encontrarlo trepar la muralla
Hayden Ashworth
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El dragón no tardó en darse cuenta de que en aquel momento sobraba. Aquel pequeño grupo marine tenía todo bajo control en aquella central. Despidiéndose de ellos con un gesto militar se dio la vuelta. Sus alas, sujetas sobre sus hombros, actuaron a modo de capa y ondearon en cuanto se dio la vuelta.
- Acompáñame si gustas. Creo que aquí no nos necesitan- le dijo a Aki cuando pasó a su lado.
En cuanto se hubo alejado lo suficiente del lugar paró de caminar. Se cruzó de brazos, pensativo sobre dónde podrían ir. En aquella zona de la isla parecía no haber mucha actividad. El dragón suspiró.
- Podemos buscar otra central -comentaría en el caso de que Aki lo hubiese seguido-. Sin embargo... Creo que la guerra está ya muy avanzada. Tal vez nos necesiten en el campo de batalla. Además, podemos volar. Creo que nos plantaremos allí enseguida. Vamos.
Dicho aquello desplegaría sus alas de nuevo y las extendería un momento, para luego juntarlas tras su espalda y despegar del suelo gracias a su salto y el batir de sus alas. Se dirigiría al sur, directamente al centro de la isla, lo siguiese la pelirroja o no. Además... aún tenía que encontrar a Azula
- Acompáñame si gustas. Creo que aquí no nos necesitan- le dijo a Aki cuando pasó a su lado.
En cuanto se hubo alejado lo suficiente del lugar paró de caminar. Se cruzó de brazos, pensativo sobre dónde podrían ir. En aquella zona de la isla parecía no haber mucha actividad. El dragón suspiró.
- Podemos buscar otra central -comentaría en el caso de que Aki lo hubiese seguido-. Sin embargo... Creo que la guerra está ya muy avanzada. Tal vez nos necesiten en el campo de batalla. Además, podemos volar. Creo que nos plantaremos allí enseguida. Vamos.
Dicho aquello desplegaría sus alas de nuevo y las extendería un momento, para luego juntarlas tras su espalda y despegar del suelo gracias a su salto y el batir de sus alas. Se dirigiría al sur, directamente al centro de la isla, lo siguiese la pelirroja o no. Además... aún tenía que encontrar a Azula
- Balt:
Dejar a los Crimson solos y, ofreciendo a Aki que me acompañe, dirigirme volando al centro de la isla.
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