William White
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Finalmente, tras mucho cuidado conseguí escalar el muro y colocarme en el tejado, bajo el aparó de la noche traté de ocultarme en el tejado del edificio a la vez que veía algún sitio por que observa al extraño grupo.
-Cazarrecompensas, imagino- pensé mientras examinaba si había algún tipo de ventana u orificio por el que espiar -Bingo- pensé tras ver la ventana.
Cuidadosamente me dispuse a abrir la ventana, evitando por fortuna hacer cualquier ruido, cosa que al parecer logré con éxito. Los hombres estaban reunidos en círculos, hablando en un tono bajo, al estar a oscuras no podía ver bien sus rostros, pero al menos si parecía que podía ver sus siluetas. Los hombres comenzaron a hablar de informes, mencionando la hipótesis de Viktor estaba como formando una especie de flota para intervenir en la ejecución, ¿Se estarían refiriendo a la ejecución de Legim? Probablemente sí, lo cual cuadraba bastante ya que, si los negocios del comerciante estaban ligados a islas bajo el protectorado del yonkou, probablemente estuvieran bajo asedio y hostigamiento de los aspirantes a emperador. Por el lenguaje y las formas que de los hombres termine deduciendo que se trataban de marines o algún tipo de agencia gubernamental ¿Realmente existían esas cosas?
-Por lo tanto, si el yonkou es liberado y retoma el control de sus territorios los negocios del emperador del bajo mundo estarán a salvo- finalicé el razonamiento yo.
Los hombres finalmente parecían abordar el hecho de debilitar a las bandas, cuando de repente el silencio en el grupo se hizo. No fue hasta ese instante cuando me di cuenta de que de los seis hombres que había visto entrar en el almacén, tan solo veía a cinco. Realmente no comprendí como no me había dado cuenta de algo tan elemental como eso, pero supongo que ya era muy tarde como para lamentaciones, al girarme vi algo impensable.
El hombre que me había descubierto y recriminaba mi espionaje, estaba volando literalmente en el aire, no comprendía nada, aunque supuse que sería el poder de una de esas frutas del diablo. Y no solo eso, el mantra me indicaba que el nivel del hombre era muy superior al mío, lo suficiente como para hacer mella en mi orgullo.
-Cierto, muy cierto, Sir Arduiyn Zaphir de Domica, encantado- me presenté levantándome el sombrero a la vez que me reincorporaba muy lentamente de mi posición en cuclillas -Y me temo que no me puedo negar a su petición, caballero- respondí con pesadez mientras traba de estar alerta con el mantra.
Al gato le había matado la curiosidad.
-Cazarrecompensas, imagino- pensé mientras examinaba si había algún tipo de ventana u orificio por el que espiar -Bingo- pensé tras ver la ventana.
Cuidadosamente me dispuse a abrir la ventana, evitando por fortuna hacer cualquier ruido, cosa que al parecer logré con éxito. Los hombres estaban reunidos en círculos, hablando en un tono bajo, al estar a oscuras no podía ver bien sus rostros, pero al menos si parecía que podía ver sus siluetas. Los hombres comenzaron a hablar de informes, mencionando la hipótesis de Viktor estaba como formando una especie de flota para intervenir en la ejecución, ¿Se estarían refiriendo a la ejecución de Legim? Probablemente sí, lo cual cuadraba bastante ya que, si los negocios del comerciante estaban ligados a islas bajo el protectorado del yonkou, probablemente estuvieran bajo asedio y hostigamiento de los aspirantes a emperador. Por el lenguaje y las formas que de los hombres termine deduciendo que se trataban de marines o algún tipo de agencia gubernamental ¿Realmente existían esas cosas?
-Por lo tanto, si el yonkou es liberado y retoma el control de sus territorios los negocios del emperador del bajo mundo estarán a salvo- finalicé el razonamiento yo.
Los hombres finalmente parecían abordar el hecho de debilitar a las bandas, cuando de repente el silencio en el grupo se hizo. No fue hasta ese instante cuando me di cuenta de que de los seis hombres que había visto entrar en el almacén, tan solo veía a cinco. Realmente no comprendí como no me había dado cuenta de algo tan elemental como eso, pero supongo que ya era muy tarde como para lamentaciones, al girarme vi algo impensable.
El hombre que me había descubierto y recriminaba mi espionaje, estaba volando literalmente en el aire, no comprendía nada, aunque supuse que sería el poder de una de esas frutas del diablo. Y no solo eso, el mantra me indicaba que el nivel del hombre era muy superior al mío, lo suficiente como para hacer mella en mi orgullo.
-Cierto, muy cierto, Sir Arduiyn Zaphir de Domica, encantado- me presenté levantándome el sombrero a la vez que me reincorporaba muy lentamente de mi posición en cuclillas -Y me temo que no me puedo negar a su petición, caballero- respondí con pesadez mientras traba de estar alerta con el mantra.
Al gato le había matado la curiosidad.
- resumen:
Interpreto lo narrado(Supongo que no veo con claridad las figuras y por ello no las puedo contar, aunque de saberlo inicialmente supongo que habría actuado de otra forma) narró lo que veo y me pongo a disposición del "agente" dándole el nombre nobiliario de mi identidad secreta.
Deathstroke
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Gracias a mi velocidad pude alcanzar al pequeño animal antes de que se escondiese en su agujero, y poco a poco el animal comenzó a tranquilizarse y a confiar un poco más en mí. El truco de ello fue el insistir constantemente, haciendo que poco a poco se acercase a mí. Por otra parte, lo que había pasado en la cueva no pareció ser una cosa aislada de un temblor dado que los golpes se continuaron, escuchándose nuevamente fuertes sonidos. Eso solo podía significar una cosa, había un combate cerca, y aunque el ir a él significaba poner en peligro al pobre animal, quien al seguir escuchando los ruidos se escondió tras de mí.
-Tranquilo, pequeño amigo, no iremos hacia ahí. – le dije al animal agachándome y acariciándole en la cabeza – tenemos que ir a reunirnos con unos amigos que son de confianza, te protegerán si es necesario – le dije extendiéndole el brazo para que subiese por este y se pusiese cómodo.
Si el pequeño subía, alzaría lentamente el vuelo y comenzaría a avanzar hacia el Dexter. En caso de que se volviese a alterar volvería a acariciarle la cabeza para intentar tranquilizarle. El vuelo lo realizaría evitando lo que pudiese las zonas donde se estuviese provocando un conflicto y a una velocidad moderada más bien baja, no sabía cuánto podría resistir el animal y tampoco le quería asustar con velocidad des altas. Esperaba que el animal no se asustase al ver al capitán y quizás se pudiese quedar en el palacio cuando regresásemos.
-Dexter, voy hacia ahí, si todo va bien en un poco nos vemos. – dije por el auricular de la banda, y a su vez activaba el poder del brazo derecho por si había algún contratiempo.
-Tranquilo, pequeño amigo, no iremos hacia ahí. – le dije al animal agachándome y acariciándole en la cabeza – tenemos que ir a reunirnos con unos amigos que son de confianza, te protegerán si es necesario – le dije extendiéndole el brazo para que subiese por este y se pusiese cómodo.
Si el pequeño subía, alzaría lentamente el vuelo y comenzaría a avanzar hacia el Dexter. En caso de que se volviese a alterar volvería a acariciarle la cabeza para intentar tranquilizarle. El vuelo lo realizaría evitando lo que pudiese las zonas donde se estuviese provocando un conflicto y a una velocidad moderada más bien baja, no sabía cuánto podría resistir el animal y tampoco le quería asustar con velocidad des altas. Esperaba que el animal no se asustase al ver al capitán y quizás se pudiese quedar en el palacio cuando regresásemos.
-Dexter, voy hacia ahí, si todo va bien en un poco nos vemos. – dije por el auricular de la banda, y a su vez activaba el poder del brazo derecho por si había algún contratiempo.
- resumen:
- tranquilizar al animal, intentar llevarlo con Dexter volando evitando los lugares donde haya combate.
barbazul
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Vaya, parece que tendré que practicar más eso de intimidar a la gente, aunque para ello aún debo salir de esta situación vivo. Por lo que voy escuchando de cada uno me quedan claras dos cosas, la primera, que les importa una mierda la espada del torneo; la segunda, que cada uno va a su puta bola y entiende lo que le da la gana cuando otros hablan. La interpretación del pirata de mis quizás, asumiéndolos como dicho en forma de certeza es desconcertante, pero más lo es que el de la sierra me diga que le quité sus herramientas cuando solo cogí espadas y láminas de metal.
-Mientras os ponéis de acuerdo, señor carpintero, creo que debe buscar en otro lado sus herramientas, dado que yo solo he cogido espadas y láminas de metal, no herramientas. Puede que alguno de los que tenga cerca las lleve encima. Señor pirata no psicópata, no di nada por sentado, solo comenté que si eras un pirata de ese estilo serías el único con el que quisiera pelearme. Pero si sigues con ganas de lucha, te sugiero que trates de adelantarte a tus compañeros.
Puede que si al final conseguía que se retaran entre ellos para venir a por mí primero estuvieran ya cansados durante el combate e igualar las cosas para cuando el último de ellos peleara contra mí. También cabía la posibilidad de que se enfurecieran y vinieran todos a la vez, obligándome a usar alguno de mis ases bajo la manga para paliar la situación. De cualquiera de las formas, tenía un rato largo por delante. La parte positiva es que mientras los tenía alejados de la herrería Dexter podría terminar lo que fuera que allí estuviera haciendo tranquilamente. Era posible que incluso al cabo de un rato allí si no venían me planteara una retirada estratégica.
-Mientras os ponéis de acuerdo, señor carpintero, creo que debe buscar en otro lado sus herramientas, dado que yo solo he cogido espadas y láminas de metal, no herramientas. Puede que alguno de los que tenga cerca las lleve encima. Señor pirata no psicópata, no di nada por sentado, solo comenté que si eras un pirata de ese estilo serías el único con el que quisiera pelearme. Pero si sigues con ganas de lucha, te sugiero que trates de adelantarte a tus compañeros.
Puede que si al final conseguía que se retaran entre ellos para venir a por mí primero estuvieran ya cansados durante el combate e igualar las cosas para cuando el último de ellos peleara contra mí. También cabía la posibilidad de que se enfurecieran y vinieran todos a la vez, obligándome a usar alguno de mis ases bajo la manga para paliar la situación. De cualquiera de las formas, tenía un rato largo por delante. La parte positiva es que mientras los tenía alejados de la herrería Dexter podría terminar lo que fuera que allí estuviera haciendo tranquilamente. Era posible que incluso al cabo de un rato allí si no venían me planteara una retirada estratégica.
- Resumen:
- Flipar con algunas respuestas, sobre todo las del carpintero y el pirata.
Hablarles, intentado eliminar de la lucha al pirata y carpintero, o hacer que tratasen de adelantarse para ser los primeros.
Pensar en que debo mantenerlos un poco más alejados de la herrería y un posible plan de escape si tardan mucho en venir.
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- Si proteges a tus amigos no voy a recriminarte nada, yo también he hecho atrocidades para salvar a los míos, incluso matar a nakamas que solo causaban líos. – Mencionó pensando en el capullo del perrito que había reventado en aquella isla del Nuevo Mundo.
El lobo no tenía interés en las pantallas, estaba centrado en vencer a su oponente, el cual había realizado una especie de táctica en la que se quedó mucho más delgado. Quiso pensar que en el combate la usaba para ir mucho más rápido, aunque un golpe y se iría al traste. Había sido bastante original. Miró al mink con calma y después de unos segundos soltó un leve suspiro. Mordió con fuerza otra de las hamburguesas y decidió jugar al mismo juego, pero con algo más de control. Vio a un semigigante por la zona, por lo que el tejado debía ser alto y más estando él sentado. Se relamió despacio y concentró su energía en los músculos. Tras unos segundos sonrió de forma siniestra.
- Berserker…
Su cuerpo creció hasta los tres metros y medio de altura, su musculatura aumentó de forma exagerada y su piel se volvió algo rojiza. Sus ojos quedaron en blanco perdiendo las pupilas, pero aun así podía ver. Sus brazos ahora tenían bastante grosor y su zona abdominal amenazaba con salir del cuerpo, junto a los pectorales. Se retiró la camiseta quedando con el musculoso torso al descubierto. Ahora empezó a comer mejor al poder coger las hamburguesas de mejor forma con sus enormes manos. Sonrió de forma algo tétrica y mordió su alimento degustándose con el sabor de la carne. Era demasiado delicioso. Le echó una rápida mirada el tipo de la máscara y fue entonces cuando le habló de nuevo.
- ¿No te unes a la competición? Estoy seguro de que te divertirías un poco más que bebiendo de tu petaca. Además, mi nuevo amigo no parece llegar muy lejos. – Mencionó guiñándole el ojo al mink tan solo para picarle y que comiese más.
Él por su parte se rio un poco y de nuevo empezó a comer con ansia. El lobo era una bestia en aquellas cosas y ya lo había mostrado en innumerables ocasiones. Una vez incluso se comió un pedazo de gusano gigante en Galuna, fue gracioso cuando Cooper sufre un infarto por ello. Siguió masticando como bestia que era dispuesto a vencer a su oponente de una buena vez por todas.
El lobo no tenía interés en las pantallas, estaba centrado en vencer a su oponente, el cual había realizado una especie de táctica en la que se quedó mucho más delgado. Quiso pensar que en el combate la usaba para ir mucho más rápido, aunque un golpe y se iría al traste. Había sido bastante original. Miró al mink con calma y después de unos segundos soltó un leve suspiro. Mordió con fuerza otra de las hamburguesas y decidió jugar al mismo juego, pero con algo más de control. Vio a un semigigante por la zona, por lo que el tejado debía ser alto y más estando él sentado. Se relamió despacio y concentró su energía en los músculos. Tras unos segundos sonrió de forma siniestra.
- Berserker…
Su cuerpo creció hasta los tres metros y medio de altura, su musculatura aumentó de forma exagerada y su piel se volvió algo rojiza. Sus ojos quedaron en blanco perdiendo las pupilas, pero aun así podía ver. Sus brazos ahora tenían bastante grosor y su zona abdominal amenazaba con salir del cuerpo, junto a los pectorales. Se retiró la camiseta quedando con el musculoso torso al descubierto. Ahora empezó a comer mejor al poder coger las hamburguesas de mejor forma con sus enormes manos. Sonrió de forma algo tétrica y mordió su alimento degustándose con el sabor de la carne. Era demasiado delicioso. Le echó una rápida mirada el tipo de la máscara y fue entonces cuando le habló de nuevo.
- ¿No te unes a la competición? Estoy seguro de que te divertirías un poco más que bebiendo de tu petaca. Además, mi nuevo amigo no parece llegar muy lejos. – Mencionó guiñándole el ojo al mink tan solo para picarle y que comiese más.
Él por su parte se rio un poco y de nuevo empezó a comer con ansia. El lobo era una bestia en aquellas cosas y ya lo había mostrado en innumerables ocasiones. Una vez incluso se comió un pedazo de gusano gigante en Galuna, fue gracioso cuando Cooper sufre un infarto por ello. Siguió masticando como bestia que era dispuesto a vencer a su oponente de una buena vez por todas.
- Spoiler:
- Seguir comiendo, picar al mink, hablarle a viktos y usar forma "Broly" super musculoso vamos, para continuar comiendo, midiendo ahora 3 metros y medio.
Nailah
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Nailah levantó la espada y apoyó los pies contra la roca que sujetaba el arma. Solamente sintió una leve corriente de agua fría al alzarla. No ocurría nada, como era visto. Dio un impulso con los pies y nadó rápidamente hacia la superficie, que difícil era bucear con un arma grande. Movió sus brazos rápidamente, comenzaba a sentir la falta de aire. Ya quedaba poco, un poco más. Solo un poco más. La luna se reflejaba en la superficie, distorsionada y al lado de la orilla se encontraba Therax.
La morena agitó sus brazos rápidamente y por fin alcanzó la superficie. Se arrastró hasta la superficie jadeando y luego apoyó las manos en las rodillas, agachándose por el cansancio. Nailah posó la espada plateada en el suelo y cogió todas sus armas para colocarlas. Se puso las botas y el chaleco. Después, recogió su cabello en una coleta y lo escurrió aunque este aun seguía goteando. Agarró la espada de nuevo y se dirigió hacia el rubio.
Este había ido junto a la pelirroja de antes que volaba con un dragón. La pirata estaba sorprendida por aquella bestia tan magnífica. La mujer que respondía al nombre de Mura portaba una espada plateada como la de ellos. Nailah la envainó como pudo en el cinturón para no tener que llevarla todo el rato en las manos. ¡Qué frío! Pensó tiritando, el agua estaba helada y estar empapada no ayudaba.
¿Hemos? Nailah arqueó las cejas ante el comentario del rubio. Le gustaba echarse flores, pero ella había conseguido su propia espada. La muchacha apoyó las manos en la cadera y pensó durante un momento su próximo movimiento.
-Nos vamos hacia el sur - le comentó a Therax. Luego miró a la pelirroja con una sonrisa - Debemos continuar nuestro camino.
Tras eso, Nailah esperó a que Therax se transformase en el ave enorme de antes para emprender su vuelo hacia el sur. La morena sacó el den den mushi de Zane de su bolsillo y le dio al botón para hablarle.
-¡Pelirrojo! ¿Cómo vas? He encontrado una espada y ahora nos dirigimos hacia el sur a buscar más. ¿Has conseguido alguna? - Inquirió mirando hacia el horizonte -. ¿Dónde te encuentras?
La morena agitó sus brazos rápidamente y por fin alcanzó la superficie. Se arrastró hasta la superficie jadeando y luego apoyó las manos en las rodillas, agachándose por el cansancio. Nailah posó la espada plateada en el suelo y cogió todas sus armas para colocarlas. Se puso las botas y el chaleco. Después, recogió su cabello en una coleta y lo escurrió aunque este aun seguía goteando. Agarró la espada de nuevo y se dirigió hacia el rubio.
Este había ido junto a la pelirroja de antes que volaba con un dragón. La pirata estaba sorprendida por aquella bestia tan magnífica. La mujer que respondía al nombre de Mura portaba una espada plateada como la de ellos. Nailah la envainó como pudo en el cinturón para no tener que llevarla todo el rato en las manos. ¡Qué frío! Pensó tiritando, el agua estaba helada y estar empapada no ayudaba.
¿Hemos? Nailah arqueó las cejas ante el comentario del rubio. Le gustaba echarse flores, pero ella había conseguido su propia espada. La muchacha apoyó las manos en la cadera y pensó durante un momento su próximo movimiento.
-Nos vamos hacia el sur - le comentó a Therax. Luego miró a la pelirroja con una sonrisa - Debemos continuar nuestro camino.
Tras eso, Nailah esperó a que Therax se transformase en el ave enorme de antes para emprender su vuelo hacia el sur. La morena sacó el den den mushi de Zane de su bolsillo y le dio al botón para hablarle.
-¡Pelirrojo! ¿Cómo vas? He encontrado una espada y ahora nos dirigimos hacia el sur a buscar más. ¿Has conseguido alguna? - Inquirió mirando hacia el horizonte -. ¿Dónde te encuentras?
- Resumen:
- -Salir del agua con la espada.
-Colocar las pertenencias que se había quitado.
-Emprender el vuelo hacia el sur.
-Llamar a Zane.
Rainbow662
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"Maldición, he llegado tarde", se lamentó Arribor. No se había dado suficiente prisa y se había perdido todo el combate. De hecho, daba la sensación de que hubiesen terminado su contienda justo un segundo antes de que él llegase. Puñeteros piratas...
-No me gusta esperar mientras los demás juegan -respondió al tipo que le había hablado. Arribor no tenía ni idea de quién era él, por lo que debía de haber visto su cara en un cartel de recompensa. Al menos había alguien que sabía quién era, lo que lo puso de mejor humor.
Y encima había ganado. O iba a ganar, lo que venía a ser lo mismo. Con la espada dorada en su poder -que sin duda debía ser mejor que las demás por eso de ser dorada y tal-, y las otras dos como bonitos trofeos, nadie le disputaría la victoria. Aunque esperaba que sí. Sería muy aburrido si nadie más pasaba la prueba y se veía obligado a seguir él solo. Desde lo alto de la plataforma de sangre, flotando a unos metros sobre el suelo, echó un vistazo a los dos hombres que habían estado luchando. Ambos parecían fuertes; quizás le conviniese que alguno de ellos ganara también. ¿Tendría que animarlos?
Y entonces el otro tipo abrió la boca.
-¿Tú eres el tipo sin camiseta? -preguntó-. Tiene sentido.
"Y también me conoce". Quizás solo era famoso entre otros piratas igualmente conocidos, y no entre la gente común. Escaso consuelo, aunque mejor que nada. Lo que no tenía tan claro era por qué le pedía una espada. ¿Por qué no intentaba robarle una como pirata que era? Él lo habría hecho. Ya que había conseguido las espadas, no le importaría hacer algo de ejercicio. Claro que si ese tipo acababa de pelear contra el otro, quizás estuviese cansado. Eso no lo haría divertido. ¡Pero tampoco sería divertido jugar solo en la siguiente fase! Se planteó darle una de las armas llegado el momento, pero no pensaba hacerle el trabajo.
-Tengo bebida gratis en el restaurante ése. Si quieres una espada, busca otra o quítame una. Si vuelves al bar sin haber encontrado ninguna, tal vez te preste una de las mías. Luego podremos beber.
- Resumen:
- Básicamente decirle a Zane que si quiere una espada, se la busque o trate de quitarle una xD
Maze
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La pelirroja miró a ambos, no pudiendo evitar que la risa se escapase de sus labios en forma de carcajada. -Parece que las chicas estamos haciendo todo el trabajo hoy.- Comentó antes de bajar de losmos de Sumire, expandiendo su aura de "ira" para hacer que el aire a su alrededor se calentase. Lo justo para ayudar que las ropas de la acompañante de Therax se secase y esta entrase en calor. -Aunque es una pena, esperaba poder llevarme alguna cosa de aquí también pero...- Miro a ambos. Ella era una pirata, aunque el título realmente no cuadraba con la ética de la joven de ojos violáceos. No era una ladrona, a no ser que estuviera arrebatando algo a otro ladrón o a un muerto. Y tampoco quería acabar en malos términos con el rubito, le caía bien. -Supongo que aquí ya no hay nada.- Se encogió de hombros al terminar la frase. -Será mejor que vuelva con los míos o vaya a ver que tal van otros grupos.- Finalizó, justo antes de subir a lomos de Sumire.
Desde ahí, les despediría y esperaría a que se alejasen en el cielo. Una vez fuera de su vista, lo primero que haría sería volver a activar su mantra, sondeando la zona. Tal vez desde ahí pudiese notar a Bakagami. Imaginaba que estaba bien, pero prefería asegurarse. Después, usaría su comunicador para contactar con la banda. -Aquí Mura. Yo ya tengo una de las espadas. ¿Cómo os está yendo a los demás?- Si lo había hecho bien, todos o la mayoría contestarían a no ser que tuviesen problemas o estuviesen muy ocupados. Independientemente del caso, se aseguraría de dar un paseo para ver como se están sucediendo las cosas. Empezaría por el lugar en que notó el combate entre Aka y el pajarraco amigo de Therax y seguiría más hacía el sur para luego volver al lado oeste de la isla.
-Vamos a ello, Sumire.- Exclamó y la dragona alzó el vuelo, pasando sobre el denso bosque que para su sorpresa... o no tan sorpresa, estaba destrozado. ¿Qué tenía ese hombre contra los pobres árboles? Pensó negando con la cabeza y con el ceño fruncido, mientras sus ojos se tornaban más felinos. Se detuvo en el aire, a una distancia considerable del suelo, al notar las intenciones de luchar del azabache. "Pensaba que la pelea había terminado" Pensó mientras su ceño se fruncía. -Sumire, quedémonos por la zona para observar.- Añadió, haciendo que su aura menguase todo lo posible, como si así pudiera camuflar su presencia o hacerla parecer más alejada. Sus ojos se habían fijado en las pequeñas figuras en movimiento del lugar, las cuales reconocía más por la energía que emanaba que por poder verlas, debido a la penumbra. Una era Aka, la otra era del bocazas del bar y la tercera... No la conocía. Aunque quizás de frente supiera quien era por los carteles de se busca. Ante tal panorama, decidió que sería mejor mantenerse atenta y, avisar a Dexter por si la cosa se pone fea.
Desde ahí, les despediría y esperaría a que se alejasen en el cielo. Una vez fuera de su vista, lo primero que haría sería volver a activar su mantra, sondeando la zona. Tal vez desde ahí pudiese notar a Bakagami. Imaginaba que estaba bien, pero prefería asegurarse. Después, usaría su comunicador para contactar con la banda. -Aquí Mura. Yo ya tengo una de las espadas. ¿Cómo os está yendo a los demás?- Si lo había hecho bien, todos o la mayoría contestarían a no ser que tuviesen problemas o estuviesen muy ocupados. Independientemente del caso, se aseguraría de dar un paseo para ver como se están sucediendo las cosas. Empezaría por el lugar en que notó el combate entre Aka y el pajarraco amigo de Therax y seguiría más hacía el sur para luego volver al lado oeste de la isla.
-Vamos a ello, Sumire.- Exclamó y la dragona alzó el vuelo, pasando sobre el denso bosque que para su sorpresa... o no tan sorpresa, estaba destrozado. ¿Qué tenía ese hombre contra los pobres árboles? Pensó negando con la cabeza y con el ceño fruncido, mientras sus ojos se tornaban más felinos. Se detuvo en el aire, a una distancia considerable del suelo, al notar las intenciones de luchar del azabache. "Pensaba que la pelea había terminado" Pensó mientras su ceño se fruncía. -Sumire, quedémonos por la zona para observar.- Añadió, haciendo que su aura menguase todo lo posible, como si así pudiera camuflar su presencia o hacerla parecer más alejada. Sus ojos se habían fijado en las pequeñas figuras en movimiento del lugar, las cuales reconocía más por la energía que emanaba que por poder verlas, debido a la penumbra. Una era Aka, la otra era del bocazas del bar y la tercera... No la conocía. Aunque quizás de frente supiera quien era por los carteles de se busca. Ante tal panorama, decidió que sería mejor mantenerse atenta y, avisar a Dexter por si la cosa se pone fea.
- resumen:
- Se encuentra con Therax y Naliah, charlan, se comunica con la banda, decide explorar y al ver desde lo alto unos puntos que reconoce como Berthil, Zane y otro, se queda a curiosear, atenta por si la lagartija necesita ayuda (y no se sus cordenadas,
pero por ahí).
Dexter Black
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Una robaba la invitación, otro se presentaba sin ella... En la ciudad sin ley, al parecer no había normas. ¡Qué caos! No es que esperase una imperante justicia o un contrato social perfectamente definido, pero sí que Viktor Elrik hubiese, por lo menos, puesto ciertas condiciones y estuviese dispuesto a mantenerlas. Tenía el dinero, el poder y la capacidad para convocar un cónclave de la piratería, ¿Por qué le daba igual que todo el mundo hiciese lo que quería? Que sí, al fin y al cabo el título lo obtendría quien tuviese voluntad de ganárselo y poder para llevar a cabo esa voluntad, pero no podía evitar preguntarse por qué se tomaba tantas molestias para que todo pudiese irse al carajo en tan poco tiempo.
-Satén- dijo, señalando hacia la mujer que se agachaba ante él-. Y deja de usar tus poderes en mí. Primer aviso.
Empezaba a sentir un ardor importante, pero contuvo la tentación y se centró de nuevo en el metal. Para aquella ocasión no esperó demasiado, y según el metal cayó casi sólido sobre el yeso empezó a desmoldarlo con cuidado. Quemaba, pero los guantes de cuero mitigaban la sensación, y pequeñas pero veloces corrientes de aire entre sus dedos iban enfriando las piezas, montándolas rápidamente, como si le fuese la vida en ello. Cada segundo que pasaba era mayor la necesidad de mirar, la pulsión hacia lo prohibido...
-¡Ya está listo!- gritó, conectándolo al escáner apuntando de nuevo a la pelirroja.
Y el vestido escapó de la pirata rápidamente, a una velocidad de infarto. Seguramente no esperase aquello, pero era un buen comienzo. Un muy buen comienzo... Si Aki había sufrido las consecuencias del imán, cualquier cosa podía ser susceptible de ella. Ahora necesitaba poner en marcha un plan de control orbital a través de satélites geosíncronos para poder atraer cualquier cosa.
-Muahahaha- rio falsamente, como carente de ninguna emoción, mientras una sonrisa traviesa asomaba en su rostro-. He sido muy... Malo. Bueno, te acompaño al restaurante.
No le devolvió el vestido, y antes de que Aki pudiese reaccionar salió por la puerta. Sin embargo, se quedó esperando tras el umbral. Tampoco iba a hacerla salir con aquellas pintas... Aunque bien pensado, ella podía crear el vestido como ilusión... ¿Debería...? No. Definitivamente, no. Si esperaba podía ver de nuevo aquellos poderes. Pero... Mediante una ilusión cambió su ropa por ese mismo vestido, que no se notaría mientras no le tocase la mano.
-¿Crees que este vestido me hace gorda?- preguntaría, cuando ella saliese, mientras se iba metamorfoseando hasta parecer la propia Aki. Y tras eso, por fin recordó que su adífono estaba apagado. Esperaba que hubiera pasado nada importante.
-Satén- dijo, señalando hacia la mujer que se agachaba ante él-. Y deja de usar tus poderes en mí. Primer aviso.
Empezaba a sentir un ardor importante, pero contuvo la tentación y se centró de nuevo en el metal. Para aquella ocasión no esperó demasiado, y según el metal cayó casi sólido sobre el yeso empezó a desmoldarlo con cuidado. Quemaba, pero los guantes de cuero mitigaban la sensación, y pequeñas pero veloces corrientes de aire entre sus dedos iban enfriando las piezas, montándolas rápidamente, como si le fuese la vida en ello. Cada segundo que pasaba era mayor la necesidad de mirar, la pulsión hacia lo prohibido...
-¡Ya está listo!- gritó, conectándolo al escáner apuntando de nuevo a la pelirroja.
Y el vestido escapó de la pirata rápidamente, a una velocidad de infarto. Seguramente no esperase aquello, pero era un buen comienzo. Un muy buen comienzo... Si Aki había sufrido las consecuencias del imán, cualquier cosa podía ser susceptible de ella. Ahora necesitaba poner en marcha un plan de control orbital a través de satélites geosíncronos para poder atraer cualquier cosa.
-Muahahaha- rio falsamente, como carente de ninguna emoción, mientras una sonrisa traviesa asomaba en su rostro-. He sido muy... Malo. Bueno, te acompaño al restaurante.
No le devolvió el vestido, y antes de que Aki pudiese reaccionar salió por la puerta. Sin embargo, se quedó esperando tras el umbral. Tampoco iba a hacerla salir con aquellas pintas... Aunque bien pensado, ella podía crear el vestido como ilusión... ¿Debería...? No. Definitivamente, no. Si esperaba podía ver de nuevo aquellos poderes. Pero... Mediante una ilusión cambió su ropa por ese mismo vestido, que no se notaría mientras no le tocase la mano.
-¿Crees que este vestido me hace gorda?- preguntaría, cuando ella saliese, mientras se iba metamorfoseando hasta parecer la propia Aki. Y tras eso, por fin recordó que su adífono estaba apagado. Esperaba que hubiera pasado nada importante.
- Resumen:
- Salgo de la herrería. Cuando Aki venga, voy a la taberna con ella.
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Berthil puso los ojos en blanco al ver que el pelirrojo no se marchaba, como le había dicho. «Este chico no tiene remedio alguno. ¿Acaso quiere que le vuelvan a zurrar?». Supuso que debía haberse imaginado que no le sería tan fácil manejar a Zane, incluso después de su pequeña confrontación. Era un temerario... O un estúpido. Quizá ambas cosas. ¿No entendía el peligro al que se estaba exponiendo de forma tan estúpida? Dudaba que Arribor fuera a atacar de buenas a primeras... Pero tampoco tenía claro que fuera a ser tan benevolente como él mismo. Fuera como fuese, la respuesta del parcheado le dejó claro que pensaba participar en las pruebas, aunque fuera por mero aburrimiento. Eso... Solo podía complicar las cosas, especialmente tras ver que su objetivo colgaba de la cintura del pirata. Se guardó con calma el den den mushi del antiguo supernova en uno de los escasos bolsillos que le quedaban y aguardó mientras este conversaba con el otro.
─ Por el amor de... ¿En serio crees que te va a dar una sin más? -refunfuñó malhumorado en voz baja, mirándole de reojo con el ceño fruncido.
La voz de Mura resonó en su oído ante la llamada, así como la de Deathstroke. Parecía que al menos se habían hecho con algunas espadas plateadas sin muchos percances... Lástima que no fuera a ser tan sencillo en su caso. Pudo observar sin dificultad la empuñadura del sable dorado, aguardando a que fuera a por él tras la considerable protección que Arribor suponía. Aquello, definitivamente, no iba a acabar para nada bien. Decidió no responder para evitar que ninguno de los presentes supiera que mantenía contacto con los Blue Rose. Quizá, si no recibían respuesta por su parte, concluyeran que algo no estaba bien y fueran a buscarle. Si las cosas se ponían mal, podrían llegar a socorrerle en un momento de necesidad. De todos modos, esperaba poder encargarse de ello por su cuenta... De una forma u otra. «Aunque parece que la curiosidad podría llegar a matar al gato» se dijo, sintiendo la presencia de Sumire y de Mura próximas, sobrevolando la zona por encima de ellos. Chasqueó la lengua. Esa chica no tenía remedio.
─ Bueno, tan solo hay un pequeño problema entonces -comenzó, avanzando unos pocos pasos, sin apartar la mirada de la plataforma en la que se encontraba el moreno ni a él mismo-. No me interesan demasiado las espadas ni, en general, esta prueba. Sin embargo... Me temo que estaría faltando a mi reputación si vuelvo junto a los míos con las manos vacías. Podemos hacerlo por las buenas: me das la espada dorada y yo me marcho por donde he venido. Y si no... Siempre podemos jugar para evitar que te aburras.
Sonrió al tiempo que le lanzaba una mirada desafiante, manteniéndose firme en su posición y preparándose para reaccionar ante cualquier acción por su parte. Si Arribor no accedía, probablemente necesitase usar toda su fuerza para poder hacerle frente.
─ Así que, ¿cuál es tu respuesta, Sin Corazón?
─ Por el amor de... ¿En serio crees que te va a dar una sin más? -refunfuñó malhumorado en voz baja, mirándole de reojo con el ceño fruncido.
La voz de Mura resonó en su oído ante la llamada, así como la de Deathstroke. Parecía que al menos se habían hecho con algunas espadas plateadas sin muchos percances... Lástima que no fuera a ser tan sencillo en su caso. Pudo observar sin dificultad la empuñadura del sable dorado, aguardando a que fuera a por él tras la considerable protección que Arribor suponía. Aquello, definitivamente, no iba a acabar para nada bien. Decidió no responder para evitar que ninguno de los presentes supiera que mantenía contacto con los Blue Rose. Quizá, si no recibían respuesta por su parte, concluyeran que algo no estaba bien y fueran a buscarle. Si las cosas se ponían mal, podrían llegar a socorrerle en un momento de necesidad. De todos modos, esperaba poder encargarse de ello por su cuenta... De una forma u otra. «Aunque parece que la curiosidad podría llegar a matar al gato» se dijo, sintiendo la presencia de Sumire y de Mura próximas, sobrevolando la zona por encima de ellos. Chasqueó la lengua. Esa chica no tenía remedio.
─ Bueno, tan solo hay un pequeño problema entonces -comenzó, avanzando unos pocos pasos, sin apartar la mirada de la plataforma en la que se encontraba el moreno ni a él mismo-. No me interesan demasiado las espadas ni, en general, esta prueba. Sin embargo... Me temo que estaría faltando a mi reputación si vuelvo junto a los míos con las manos vacías. Podemos hacerlo por las buenas: me das la espada dorada y yo me marcho por donde he venido. Y si no... Siempre podemos jugar para evitar que te aburras.
Sonrió al tiempo que le lanzaba una mirada desafiante, manteniéndose firme en su posición y preparándose para reaccionar ante cualquier acción por su parte. Si Arribor no accedía, probablemente necesitase usar toda su fuerza para poder hacerle frente.
─ Así que, ¿cuál es tu respuesta, Sin Corazón?
- Resumen:
- Guardarse el den den mushi de Zane y divagar sobre la situación en silencio. Tras escuchar la conversación del tuerto y el pollo, ofrecerle a Arribor la posibilidad de entregarle la espada dorada y zanjar el asunto sin ir a mayores. Por otro lado, darle la posibilidad de resolverlo al más puro estilo pirata.
Aki D. Arlia
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La pelirroja alzó una ceja, divertida. Llevaba con la misma cantinela desde el primer día.
- Lo siento, su alteza.- Le respondió cortante, antes de esbozar una sonrisa.- Pero me temo que no puedo quitármelos.
Primer aviso. Como si hubiera un límite. De haberlo, ya lo habría traspasado, pero ahora lo importante era el juguetito. Se acercó al yonkou más y más, mientras él aceleraba sus movimientos. Curiosa, la mujer revoloteaba a su alrededor tratando de averiguar el resultado final. Segundos más tarde, el se alzó de repente y ella dio un pequeño brinco hacia atrás, sobresaltada.
Con la misma rapidez, él se giró apuntándola. Notó frío y no necesitó mirarse para entender lo que había pasado. Lejos de cubrirse, la pelirroja enderezó su postura con descaro. El satén había volado de su cuerpo y ahora colgaba de las manos de Dexter, intacto pero palpado. Por toda explicación soltó una frase digna de un villano hortera, antes de salir de la estancia como si nada.
Suspirando, lo siguió sin comentar nada. No podía decir que le hubiera sorprendido, pero sin duda le divertía. Por su culpa iba a tener muchos más avisos que un primero, pero se lo había ganado. Caminó con pausa y mientras traspasaba el umbral de la forja la seda que apenas cubría su cuerpo fue sustituida por un vestido idéntico al primero, con adornos dorados en vez de rojos. En su mano derecha, la espada que le habían regalado por la cara.
-¿Crees que este vestido me hace gorda?- Escuchó de repente. Mientras veía la transformación ante sus ojos, su sonrisa se iba ensanchando más y más. No, por supuesto que no. Estaba completamente divina, de la cabeza a los pies. Una verdadera belleza a la que no le importaría tener en el dormitorio. ¿Era narcisista? Sin duda. ¿Le importaba? Nunca.
Se acercó y con descaro le arregló el impoluto vestido. Le recolocó el escote y le alisó la curva de las caderas, todo con movimientos rápidos pero certeros. Todavía con una mano en su misma cintura, se inclinó a susurrarle.
-Segundo aviso, señorita. No me haga contar hasta tres.
Pronto estaban caminando hasta el restaurante, no tardaron en llegar. Sin ceremonias, la pelirroja entró la primera abriendo la puerta de golpe y tirando con elegancia su espada a los pies de Víctor.
-¡Bueno!- Comentó con una sonrisa.- ¿Qué nos hemos perdido?
- Lo siento, su alteza.- Le respondió cortante, antes de esbozar una sonrisa.- Pero me temo que no puedo quitármelos.
Primer aviso. Como si hubiera un límite. De haberlo, ya lo habría traspasado, pero ahora lo importante era el juguetito. Se acercó al yonkou más y más, mientras él aceleraba sus movimientos. Curiosa, la mujer revoloteaba a su alrededor tratando de averiguar el resultado final. Segundos más tarde, el se alzó de repente y ella dio un pequeño brinco hacia atrás, sobresaltada.
Con la misma rapidez, él se giró apuntándola. Notó frío y no necesitó mirarse para entender lo que había pasado. Lejos de cubrirse, la pelirroja enderezó su postura con descaro. El satén había volado de su cuerpo y ahora colgaba de las manos de Dexter, intacto pero palpado. Por toda explicación soltó una frase digna de un villano hortera, antes de salir de la estancia como si nada.
Suspirando, lo siguió sin comentar nada. No podía decir que le hubiera sorprendido, pero sin duda le divertía. Por su culpa iba a tener muchos más avisos que un primero, pero se lo había ganado. Caminó con pausa y mientras traspasaba el umbral de la forja la seda que apenas cubría su cuerpo fue sustituida por un vestido idéntico al primero, con adornos dorados en vez de rojos. En su mano derecha, la espada que le habían regalado por la cara.
-¿Crees que este vestido me hace gorda?- Escuchó de repente. Mientras veía la transformación ante sus ojos, su sonrisa se iba ensanchando más y más. No, por supuesto que no. Estaba completamente divina, de la cabeza a los pies. Una verdadera belleza a la que no le importaría tener en el dormitorio. ¿Era narcisista? Sin duda. ¿Le importaba? Nunca.
Se acercó y con descaro le arregló el impoluto vestido. Le recolocó el escote y le alisó la curva de las caderas, todo con movimientos rápidos pero certeros. Todavía con una mano en su misma cintura, se inclinó a susurrarle.
-Segundo aviso, señorita. No me haga contar hasta tres.
Pronto estaban caminando hasta el restaurante, no tardaron en llegar. Sin ceremonias, la pelirroja entró la primera abriendo la puerta de golpe y tirando con elegancia su espada a los pies de Víctor.
-¡Bueno!- Comentó con una sonrisa.- ¿Qué nos hemos perdido?
En el restaurante Viktor sigue mirando las pantallas mientras disfruta de la compañía de dos glotones y varios carritos salen y entran de la cocina reabasteciendo la mesa con más y más carne de calidad. Drake sigue con la delantera aunque la nueva forma del mink le permite consumir comida a una velocidad mucho mayor, cada vez más vapor sale de su cuerpo al tiempo que recupera muy lentamente su forma normal.
- Agradezco la invitación pero temo que no soy rival para ninguno de los dos, disfrutaré de mi cena y... - A pesar de que la máscara le cubre la mayor parte del rostro parece ser que algo lo ha pillado desprevenido. - Mostrad en pantalla todas las cámaras de los sectores E7 y E8. - Dice con voz seria, tras eso todas las pantallas muestran imágenes de la zona, un área a las afueras, aparentemente no hay nada raro en las imágenes. - Coloqué una espada en esos almacenes... pero no se ve ni un alma, nada, está todo igual que al comienzo. Quiero una comparativa de las imágenes del comienzo de la prueba. - Al lado aparecen imágenes en miniatura, ambas son iguales. - La sombra que proyecta la luz de la luna no ha cambiado en todo este tiempo. Tenemos invitados no deseados... y estos si que no son bienvenidos a la fiesta. Bael. - Dice llevándose una mano a la oreja. - Envía un escuadrón a explorar esos dos cuadrantes.
Tras esas palabras Viktor se da la vuelta para ver a dos nuevas invitadas, o una por duplicado. Mira la espada y mira a Aki, o eso te parece, a través de la máscara no puedes estar segura de a qué está mirando.
- Impresionante, pero es en la plaza donde tienes que entregarla señorita. Y en cuanto a lo que os habéis perdido... un concurso de glotones y una... irregularidad fuera de lo esperado. Por cierto ¿De dónde has sacado ese pepinillo tan raro? No sabía que tenías un sentido de la estética tan cuestionable. - Os dice aunque no estáis seguras de a cual de las dos.
- Agradezco la invitación pero temo que no soy rival para ninguno de los dos, disfrutaré de mi cena y... - A pesar de que la máscara le cubre la mayor parte del rostro parece ser que algo lo ha pillado desprevenido. - Mostrad en pantalla todas las cámaras de los sectores E7 y E8. - Dice con voz seria, tras eso todas las pantallas muestran imágenes de la zona, un área a las afueras, aparentemente no hay nada raro en las imágenes. - Coloqué una espada en esos almacenes... pero no se ve ni un alma, nada, está todo igual que al comienzo. Quiero una comparativa de las imágenes del comienzo de la prueba. - Al lado aparecen imágenes en miniatura, ambas son iguales. - La sombra que proyecta la luz de la luna no ha cambiado en todo este tiempo. Tenemos invitados no deseados... y estos si que no son bienvenidos a la fiesta. Bael. - Dice llevándose una mano a la oreja. - Envía un escuadrón a explorar esos dos cuadrantes.
Tras esas palabras Viktor se da la vuelta para ver a dos nuevas invitadas, o una por duplicado. Mira la espada y mira a Aki, o eso te parece, a través de la máscara no puedes estar segura de a qué está mirando.
- Impresionante, pero es en la plaza donde tienes que entregarla señorita. Y en cuanto a lo que os habéis perdido... un concurso de glotones y una... irregularidad fuera de lo esperado. Por cierto ¿De dónde has sacado ese pepinillo tan raro? No sabía que tenías un sentido de la estética tan cuestionable. - Os dice aunque no estáis seguras de a cual de las dos.
- Therax y Nailah:
- Tenéis una espada, felicidades (introduzca confeti y matasuegras aquí), ahora os dirigís hacia el sur. Desde lo alto podéis ver varias cosas, unos almacenes abandonados, una turba furiosa que parece querer darle una paliza a un tío, un nutrido grupo de gente que se dirige hacia las afueras de la ciudad al sur, justo donde parece haber una pelea bastante gorda... Vosotros diréis qué hacéis podéis seguir también para ver si encontráis un lugar más tranquilo.
- Zane, Arribor, Moraneko y el tío ese cuyo nombre no quiero poner bien:
- Bueno pues... os ponéis a negociar por ver quien se queda con las espadas, mientras tanto Mura vigila silenciosa desde las alturas porque ella es la venganza, ella es la noche, ella es
Batman.
- Deathstroke:
- Vuelas en dirección a Dexter, el animalillo se ha subido por tu brazo hasta tu hombro y has obtenido la espada que tenía. En efecto, hay un combate no muy lejos de ti, pero no parece que te afecte si mantienes las distancias. También ves un gran grupo de gente que se dirige allí por alguna razón y, si pasas cerca de las calles de la herrería verías a otro gran grupo de gente cerca de Barbazul. A lo mejor quieres ayudarle antes de ir con Dexter, pero no se si el pequeño se volverá a poner nervioso.
- Barbazul:
- - Espera, ¿Es cierto eso, si tu no las tienes...? ¿¡Quien cojones me ha cogido las herramientas!? - Grita colérico el de la sierra.
- Oh venga, Verthil, tu siempre las dejas por ahí, o las apuestas en algún sitio. - Le contesta el que tiene pinta de supuesto pirata no psicópata.
- Cierto, y luego nos echas la culpa.
- ¿La culpa de que siempre me estés estafando?
- ¿Qué has dicho?
Parece ser que, lo que en un principio es una pequeña discusión, poco a poco se transforma en una pelea y, conociendo el ambiente de Mock Town... una pelea entre dos de transforma en una entre tres, entre cinco, entre una docena, entre varias... En cuestión de minutos no puedes contar la gente que se está peleando ahí ni los motivos por los que lo hacen. Una cosa es segura, por todas partes llueven disparos, ondas cortantes, hondas cortantes (Que vienen a doler más en los ojos) explosiones y caos en general, no es buena idea quedarse cerca. Si te descuidas puede que alguno recuerde el motivo por el cual está ahí.
- William:
- - Oh, veo que un distinguido Sir nos ha honrado con su presencia. - Dice con un tono tranquilo, nada amenazador,y con el que, de hecho estás bastante a gusto por alguna razón. - No le importará que le haga algunas preguntas ¿verdad Sir Arduiyn?
Al principio no ves su rostro, pero se acerca lentamente sin hacer ni un solo movimiento con su cuerpo, como un fantasma. A medida que se acerca vas comenzando a distinguir algunas de sus facciones, cada vez más claras, más familiares, muy familiares, de hecho. Aquella persona... tiene tu misma cara.
Estás tan absorto con tu descubrimiento que no te das cuenta de que ahora estás en medio del almacén, no hay nadie salvo él, estás sentado en una silla y delante de ti hay una mesa con un juego de té. El extraño se sienta delante y se sirve una taza, con gran elegancia da un sorbo y te ofrece.
- Y... Dígame señor Zaphir, ¿Quién es? y ¿Qué hace en un nido de ratas como esta isla? Viktor es sin duda alguien poderoso, pero ¿De verdad le conviene juntarse con tan malas compañías? - Te pregunta con el mismo tono calmado y tranquilizador, algo en su voz es raro,
es... melódica y tiene cierto gancho.
William White
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El hombre continuó hablando, su tono era tranquilo y para nada amenazador, estaba claro que estaba ante hombres con grandes modales. El hombre volvió a insistir en hacerme unas preguntas, aunque esta me pareció ser una pregunta retórica.
Fue entonces cuando el extraño personaje fue aproximándose a mi lentamente, muy lentamente, permitiendo ver finalmente el rostro del hombre. Las facciones del hombre eran iguales que las mías, o iguales que la de Zaphir el hombre del que iba disfrazado. De no ser por el hecho de que yo mismo había enterrado al hombre en las catacumbas del anticuario, probablemente me habría creído que realmente Arduiyn seguía vivo.
No fue hasta ese momento que el volví en si, para encontrarme en lo que parecía el interior del almacén, sentado en una silla delante de una mesa. Enfrente, se encontraba el hombre que me había descubierto, el hombre estaba tranquilamente tomando té siguiendo a pies puntillas toda la parafernalia que suponía tomar té en las grandes casas, claramente el hombre no era un marine ordinario, tampoco un cazarrecompensas, de hecho, parecía más un diplomático. Cuando el hombre ofreció té yo acepté que me sirviera una taza, aunque por el momento no bebería.
Una vez que viera como el hombre vertiera el aún humeante té en la taza, ya que suponía que no íbamos a compartir la misma, arrancaría a hablar. No sin antes plantearme seriamente si lo que estaba viendo era real o no, ¿Estaba bajo el efecto de una droga o por el contrario había sido sentido algún proceso de hipnosis?, o quizás en aquello consistía la habilidad del hombre. Fuera como fuera, el mundo de la ilusión, el engaño y los estupefacientes no me eran del todo desconocidos, no habían sido pocos los encargos que había hecho a cargo de sectarios, vendedores u demás calaña con capacidades de introducir a víctimas en realidades ajenas. También había traficado con opio y llevado la mercancía al propio fumadero, no habían sido pocos los hombres que había visto de aquel estado de ensoñación o viaje onírico. Yo claramente me encontraba bajo alguno de estos efectos, me negaba a creer que aquella inverosímil situación era real ¿Quién diablos era aquella gente? ¿Y cómo podían hacer cosas como estas? La sensación de pequeñez respecto al mundo no hacía otra cosa más que aumentar mi angustia.
-Bueno la verdad es que la situación es harto compleja ¿Señor…?- pregunté mientras agarraba la hipotética taza de té, que me ofreciera, mientras observaba alrededor tratando de ver o sentir algo con el mantra, también trataría de estimar la temperatura de la taza notando que esta estaba algo más fría que cuando la había servido - Ciertamente soy un hombre tranquilo que disfruta de sus viajes ayudando a reinos en situaciones que me requieran, aunque no se engañé, yo no tengo interés en el señor Viktor, o al menos no tanto como mis clientes, pero ya se sabe que los monarcas son personas cuanto menos caprichosas- finalicé a la vez que fingiendo un pequeño tembleque en la mano, derramé el contenido de la misma en mi mano con la esperanza de que aquello rompiera el hechizo y así ver si la física del té vertido era realista, tanto en mesa, en la silla, como en mi ropa. Y terminaría dando una sincera disculpa por mi torpeza, mientras examinaba si el té me había quemado ligeramente la piel.
El accidente serviría como punto de inflexión para determinar si esta bajo algún tipo de embrujo, o simplemente estaba ante un "cambiaformas", a fin de cuentas la información dada era conocida por muchos reinos.
Fue entonces cuando el extraño personaje fue aproximándose a mi lentamente, muy lentamente, permitiendo ver finalmente el rostro del hombre. Las facciones del hombre eran iguales que las mías, o iguales que la de Zaphir el hombre del que iba disfrazado. De no ser por el hecho de que yo mismo había enterrado al hombre en las catacumbas del anticuario, probablemente me habría creído que realmente Arduiyn seguía vivo.
No fue hasta ese momento que el volví en si, para encontrarme en lo que parecía el interior del almacén, sentado en una silla delante de una mesa. Enfrente, se encontraba el hombre que me había descubierto, el hombre estaba tranquilamente tomando té siguiendo a pies puntillas toda la parafernalia que suponía tomar té en las grandes casas, claramente el hombre no era un marine ordinario, tampoco un cazarrecompensas, de hecho, parecía más un diplomático. Cuando el hombre ofreció té yo acepté que me sirviera una taza, aunque por el momento no bebería.
Una vez que viera como el hombre vertiera el aún humeante té en la taza, ya que suponía que no íbamos a compartir la misma, arrancaría a hablar. No sin antes plantearme seriamente si lo que estaba viendo era real o no, ¿Estaba bajo el efecto de una droga o por el contrario había sido sentido algún proceso de hipnosis?, o quizás en aquello consistía la habilidad del hombre. Fuera como fuera, el mundo de la ilusión, el engaño y los estupefacientes no me eran del todo desconocidos, no habían sido pocos los encargos que había hecho a cargo de sectarios, vendedores u demás calaña con capacidades de introducir a víctimas en realidades ajenas. También había traficado con opio y llevado la mercancía al propio fumadero, no habían sido pocos los hombres que había visto de aquel estado de ensoñación o viaje onírico. Yo claramente me encontraba bajo alguno de estos efectos, me negaba a creer que aquella inverosímil situación era real ¿Quién diablos era aquella gente? ¿Y cómo podían hacer cosas como estas? La sensación de pequeñez respecto al mundo no hacía otra cosa más que aumentar mi angustia.
-Bueno la verdad es que la situación es harto compleja ¿Señor…?- pregunté mientras agarraba la hipotética taza de té, que me ofreciera, mientras observaba alrededor tratando de ver o sentir algo con el mantra, también trataría de estimar la temperatura de la taza notando que esta estaba algo más fría que cuando la había servido - Ciertamente soy un hombre tranquilo que disfruta de sus viajes ayudando a reinos en situaciones que me requieran, aunque no se engañé, yo no tengo interés en el señor Viktor, o al menos no tanto como mis clientes, pero ya se sabe que los monarcas son personas cuanto menos caprichosas- finalicé a la vez que fingiendo un pequeño tembleque en la mano, derramé el contenido de la misma en mi mano con la esperanza de que aquello rompiera el hechizo y así ver si la física del té vertido era realista, tanto en mesa, en la silla, como en mi ropa. Y terminaría dando una sincera disculpa por mi torpeza, mientras examinaba si el té me había quemado ligeramente la piel.
El accidente serviría como punto de inflexión para determinar si esta bajo algún tipo de embrujo, o simplemente estaba ante un "cambiaformas", a fin de cuentas la información dada era conocida por muchos reinos.
- Resumen:
- Pues narró lo ocurrido, pienso que estoy bajo el efecto de hipnosis, droga o poder extraño, aceptó la taza de té y posteriormente me la vierto mientras comento información irrelevante. (Uso mantra y percepción para ver si noto algo raro en la "realidad") y me disculpo por el incidente con la taza.
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Parece ser que el hombre que había perdido sus herramientas las solía perder a menudo, una suerte para mí, ya que fue el detonante de una reyerta entre todos aquello que pretendían lincharme por quitarles sus armas. Las peleas de ese estilo eran la tónica habitual de la ciudad, al menos esta sería menos sangrienta al no tener armas. Aunque yo no me esperaría allí para que me lo agradecerían cuando terminaran de atacarse, aprovecharía esas ganas de saltarse los dientes para desaparecer, no de la forma tan vistosas como había planeado, sino de una forma sutil para que no se dieran cuenta hasta que fuera tarde, o eso esperaba.
No me moví nada de mi posición, al menos hasta que no vía a la mayoría enzarzados en la pelea, mientras otros pobres seguían tratando de librarse de la tinta endurecida. Cuando viera el momento adecuado me desharía en tinta, tomando un color parecido al del suelo y trataría de escapar de allí avanzando pegado al suelo por las calles laterales. Daría un gran rodeo para encaminarme a la plaza donde se suponía debíamos reunirnos tras encontrar las espadas. No había usado nunca la forma elemental para desplazarme pegado al suelo, era una sensación extraña.
Recordé que le debía algo al carretero, por lo que antes de ir a la plaza me desviaría en mi rodeo hacía la herrería donde debían de estar Dexter y el hombre de la carreta. De encontrarme con el segundo le daría el millón prometido y las gracias por haber cumplido con su parte incluso en aquellas circunstancias. Podía aprovechar de paso para ver que hacía el capitán en aquel sitio, aunque suponía que espadas.
No me moví nada de mi posición, al menos hasta que no vía a la mayoría enzarzados en la pelea, mientras otros pobres seguían tratando de librarse de la tinta endurecida. Cuando viera el momento adecuado me desharía en tinta, tomando un color parecido al del suelo y trataría de escapar de allí avanzando pegado al suelo por las calles laterales. Daría un gran rodeo para encaminarme a la plaza donde se suponía debíamos reunirnos tras encontrar las espadas. No había usado nunca la forma elemental para desplazarme pegado al suelo, era una sensación extraña.
Recordé que le debía algo al carretero, por lo que antes de ir a la plaza me desviaría en mi rodeo hacía la herrería donde debían de estar Dexter y el hombre de la carreta. De encontrarme con el segundo le daría el millón prometido y las gracias por haber cumplido con su parte incluso en aquellas circunstancias. Podía aprovechar de paso para ver que hacía el capitán en aquel sitio, aunque suponía que espadas.
- resumen:
- Ver como se monta la pelea y esperar alejado.
Cuando la mayoría este ya luchando, ponerme en forma elemental, cambiar el color de la tinta e irme pegado al suelo.
Cambiar de dirección a la herrería a buscar y pagar al carretero, entrar en el edificio a ver que hace Dexter.
«Casi cuela», se dijo el pelirrojo mientras chasqueaba los dedos y miraba a los ojos, concretamente al ojo, a Arribor.
-Quizás otro día quedemos para partirnos la cara, pero hoy no –añadió Zane, para justo después escuchar el distintivo tono de llamada que tenía su den den mushi.
Al descolgarlo pudo escuchar la dulce voz de Nailah, usando ese tosco vocabulario aprendido en la taberna del archipiélago-. -¿Al sur? Voy para allá. Yo estoy en el bosque, bueno si es que aún se puede llamar así… ya os contaré. Por cierto, ¿sabéis algo de Luka, Syxel y el grandullón? Me preocupa la conducta de ellos –Zane torció el gesto ante la contestación de la muchacha-. Sí, lo sé. No soy el apropiado para preocuparme por el comportamiento de otros.
Cuando acabaron la conversación, el pelirrojo desplegó sus dos alas y se puso al lado de Berthil.
-Nos vemos mechitas, y ten cuidado.
Tras aquella leve despedida, tomó impulso y, dejando tras de sí una pequeña estela de fuego que caldeó el ambiente, desapareció de allí a mucha velocidad. Activó su mantra, abarcando con él todo el territorio que fuera posible, intentando de esa manera localizar lo antes posible al aura de Therax y Nailah; o en su defecto las de Luka o su tío Syx. El radio que abarcaba la influencia de su haki era tan solo de unos escasos trescientos cincuenta metros, así que sobrevoló la isla a una distancia de veinte metros, estando atento a todo con sus cinco sentidos, aunque haciendo más hincapié en su vista de pájaro. En el paisaje se podía contemplar los estragos de la batalla, él no había sido el único que había tenido un combate, aunque, muy posiblemente, si había sido el que más suerte había tenido de los perdedores. «Condenados dragones» maldijo, pensando en que ahora le debía algo a aquel pirata de cabello estrafalario.
De camino al sur se topó con unas naves de tamaño medio, «sería un buen lugar para esconder una espada», dijo para sus adentros, descendiendo hacia la puerta de aquel lugar.
Nuevamente, agarró su den den mushi y llamó a Nailah.
-Nailah, cariño mío, ¿estás por ahí? –preguntó, esperando que la muchacha respondiera-. He encontrado unas naves, algo parecido a unos almacenes, así que voy a adentrarme en ellos. Si llegáis avisadme por el aparato. Cambio y corto.
Dicho aquello, el pelirrojo se adentró en el almacén más cercano. ¿Habría ahí alguna espada? Solo la suerte y el destino lo decidirían.
-Quizás otro día quedemos para partirnos la cara, pero hoy no –añadió Zane, para justo después escuchar el distintivo tono de llamada que tenía su den den mushi.
Al descolgarlo pudo escuchar la dulce voz de Nailah, usando ese tosco vocabulario aprendido en la taberna del archipiélago-. -¿Al sur? Voy para allá. Yo estoy en el bosque, bueno si es que aún se puede llamar así… ya os contaré. Por cierto, ¿sabéis algo de Luka, Syxel y el grandullón? Me preocupa la conducta de ellos –Zane torció el gesto ante la contestación de la muchacha-. Sí, lo sé. No soy el apropiado para preocuparme por el comportamiento de otros.
Cuando acabaron la conversación, el pelirrojo desplegó sus dos alas y se puso al lado de Berthil.
-Nos vemos mechitas, y ten cuidado.
Tras aquella leve despedida, tomó impulso y, dejando tras de sí una pequeña estela de fuego que caldeó el ambiente, desapareció de allí a mucha velocidad. Activó su mantra, abarcando con él todo el territorio que fuera posible, intentando de esa manera localizar lo antes posible al aura de Therax y Nailah; o en su defecto las de Luka o su tío Syx. El radio que abarcaba la influencia de su haki era tan solo de unos escasos trescientos cincuenta metros, así que sobrevoló la isla a una distancia de veinte metros, estando atento a todo con sus cinco sentidos, aunque haciendo más hincapié en su vista de pájaro. En el paisaje se podía contemplar los estragos de la batalla, él no había sido el único que había tenido un combate, aunque, muy posiblemente, si había sido el que más suerte había tenido de los perdedores. «Condenados dragones» maldijo, pensando en que ahora le debía algo a aquel pirata de cabello estrafalario.
De camino al sur se topó con unas naves de tamaño medio, «sería un buen lugar para esconder una espada», dijo para sus adentros, descendiendo hacia la puerta de aquel lugar.
Nuevamente, agarró su den den mushi y llamó a Nailah.
-Nailah, cariño mío, ¿estás por ahí? –preguntó, esperando que la muchacha respondiera-. He encontrado unas naves, algo parecido a unos almacenes, así que voy a adentrarme en ellos. Si llegáis avisadme por el aparato. Cambio y corto.
Dicho aquello, el pelirrojo se adentró en el almacén más cercano. ¿Habría ahí alguna espada? Solo la suerte y el destino lo decidirían.
- Resumen:
- Blablabla + hablar con Nailah y Therax para encontrarme con ellos + Ir al sur y toparme con unos almacenes + volver a hablar con Nailah + entrar en el almacen en busca de una espada
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La espada dorada, nada más y nada menos. Sin duda, aquel tipo iba a por todas. ¿Quién sería? Estaba seguro que de que se trataba de alguien poderoso, pero su rostro y su nombre se le escapaban. Lo más probable era que lo hubiese visto en algún cartel de recompensa en alguna que otra ocasión. Claro que si tuviese que acordarse de todas las caras de toda la escoria de los mares que salía en esos papeles se volvería loco.
-Hay cosas peores que volver con las manos vacías -replicó Arribor con una sonrisa de suficiencia y repentino interés. La cosa se ponía por fin interesante.
Para que no se le escaparan, ató un poco mejor las tres espadas con otro par de lazos de sangre. Por lo visto, iba a tener que moverse mucho, y no quería que se le cayesen sin darse cuenta. Daría muy mala imagen si iba perdiendo sus cosas por ahí. Sobre todo cuando esas cosas eran precisamente el motivo de tanta competencia.
Se puso de pie sobre la plataforma y siguió con la mirada al pelirrojo que se marchaba envuelto en llamas. Debía de ser un poder interesante, aquel, pero no tenía tiempo de prestarle atención. Dudaba que fuese la habilidad más rara que había visto. Además, le habían pedido una respuesta.
-Como le he dicho al otro: quítamela -fue su respuesta.
Con un potente puñetazo al aire, Arribor creó una sencilla pero contundente onda de choque que diera comienzo al juego.
- Resumen:
- Empezar con el fregao
Nailah
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Los dos piratas habían dejado las ruinas atrás de una vez. Su ropa ya no estaba tan empapada como antes, por suerte, pero eso no impidió que estornudase una sola vez. Al final se iba a resfriar por culpa de una espada, ya podía llegar lejos en la especie de torneo realizado porque si no habría sido en vano. Con lo que odiaba enfermarse... Resopló pesadamente y continuó mirando todo lo que había por los alrededores. Nailah de vez en cuando echaba alguna mirada hacia atrás para comprobar como iban las cosas a sus espaldas. Solamente había tranquilidad hasta que su den den mushi sonó de nuevo.
La morena clicó de nuevo y escuchó todo lo que Zane decía. Al parecer se dirigía también hacia el mismo lugar que ellos. Sin embargo, al hablar de su capitán y Balagus se preocupó un poco. Hacía bastante que no sabía nada de ellos, ni siquiera como se encontrarían o si quizás necesitasen ayuda. A lo mejor debía haber ido con ellos en vez de con la otra banda... pero ya no había vuelta atrás. Le respondió que no era el indicado para comentar ese tipo de cosas y colgó el den den.
Durante un buen rato volaron rectos hacia el sur. Nailah no tenía ni idea de orientarse, confiaba en que el muchacho tuviera un mínimo de orientación, si se guiasen por ella acabarían más al norte probablemente o en la otra punta de Jaya. La pirata se fijó en el horizonte, parecía haber problemas.
-¡Eh! - Exclamó señalando a lo lejos -. Parece que allí hay una pelea y allá hay un montón de gente...
Antes de continuar hablando el den den sonó de nuevo y los descolgó enseguida. Era otra vez el pirata llamándola. Ante el saludo del pelirrojo, la pirata se quedó callada un momento con cierto rubor en sus mejillas. ¡Pero si había confianza! Esas cosas no deberían ponerla así cuando la halagaba o soltaba comentarios de aquel estilo. Nailah puso morritos y mirando hacia otro lado respondió.
-¿Almacenes? - Inquirió sorprendida - Aquí cerca hay unos, vale, ya te veo. Ahora bajaremos.
Nailah descolgó el den den y lo guardó en el bolsillo, estirándose para ver al pirata. Definitivamente irían a esa zona. Los problemas que hubiera en las afueras de Mock Town o que persiguieran a un hombre que no conocía no le incumbían, es más, le daban absolutamente igual. Solo se preocupaba por si misma y sus conocidos en aquel momento.
-Lo mejor será juntarnos - le comentó al ave con una sonrisa de oreja a oreja por reencontrarse -. Espero que en esos almacenes haya una espada para ti, rubio. Debemos aterrizar ya.
La morena clicó de nuevo y escuchó todo lo que Zane decía. Al parecer se dirigía también hacia el mismo lugar que ellos. Sin embargo, al hablar de su capitán y Balagus se preocupó un poco. Hacía bastante que no sabía nada de ellos, ni siquiera como se encontrarían o si quizás necesitasen ayuda. A lo mejor debía haber ido con ellos en vez de con la otra banda... pero ya no había vuelta atrás. Le respondió que no era el indicado para comentar ese tipo de cosas y colgó el den den.
Durante un buen rato volaron rectos hacia el sur. Nailah no tenía ni idea de orientarse, confiaba en que el muchacho tuviera un mínimo de orientación, si se guiasen por ella acabarían más al norte probablemente o en la otra punta de Jaya. La pirata se fijó en el horizonte, parecía haber problemas.
-¡Eh! - Exclamó señalando a lo lejos -. Parece que allí hay una pelea y allá hay un montón de gente...
Antes de continuar hablando el den den sonó de nuevo y los descolgó enseguida. Era otra vez el pirata llamándola. Ante el saludo del pelirrojo, la pirata se quedó callada un momento con cierto rubor en sus mejillas. ¡Pero si había confianza! Esas cosas no deberían ponerla así cuando la halagaba o soltaba comentarios de aquel estilo. Nailah puso morritos y mirando hacia otro lado respondió.
-¿Almacenes? - Inquirió sorprendida - Aquí cerca hay unos, vale, ya te veo. Ahora bajaremos.
Nailah descolgó el den den y lo guardó en el bolsillo, estirándose para ver al pirata. Definitivamente irían a esa zona. Los problemas que hubiera en las afueras de Mock Town o que persiguieran a un hombre que no conocía no le incumbían, es más, le daban absolutamente igual. Solo se preocupaba por si misma y sus conocidos en aquel momento.
-Lo mejor será juntarnos - le comentó al ave con una sonrisa de oreja a oreja por reencontrarse -. Espero que en esos almacenes haya una espada para ti, rubio. Debemos aterrizar ya.
- Spoiler:
- -Hablar con Zane.
-Pensar hacia que zona ir.
-Descender junto a los almacenes para encontrarse con Zane.
Aki D. Arlia
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La pelirroja rió , acercándose a recoger la espada y examinando las pantallas detrás de Viktor. Ahora mostraban a varios de lo concursantes y parecía que alguno ya había conseguido la espada requerida para la siguiente prueba. Ella se agachó para recoger el arma con cuidado, comentando con una sonrisa mientras volvía a enderezarse.
-Soy consciente, pero todavía tengo tiempo y me apetecía pasarme por aquí. No te ofendas, pero prefiero tenerte un ojo encima.
Escuchó como preguntaba a la otra belleza en la sala por su pepinillo, pero ocultando una sonrisa dejó que lo arreglaran entre ellos. Si funcionaba lo vería en seguida, no quería arruinar la sorpresa. Pero... todavía había alguien más en el restaurante.
Los dos contrincantes no habían dejado de comer por su presencia, simplemente seguían engullendo carne como si no hubiera mañana. Reconocía a uno de ellos, Drake Lars. Le había visto en los carteles de búsqueda y sabía que le sonaba de algún lado. Se acercó a él y se sentó en frente, sin interrumpirle. En serio, ¿dónde se lo había encontrado? De repente, algo hizo clic en su cabeza y le señaló con el dedo.
-¡AH! ¡Tú estabas en la guerra de Hallstat! Sabía que me sonabas.
De hecho, se lo había cruzado en el comedor, si no recordaba mal. Vaya, ahora que la miraba de cerca lo cierto es que esa carne tenía de verdad muy, muy buena pinta. Suspirando, se levantó y dio un par de cándidos pasos hasta frenar al camarero que acudía a rellenar el plato de su contrincante.
-Disculpa, me llevo esta. Comida gratis era, ¿No?
Agarró con dos dedos un pedacito y dejándole seguir su curso se lo comió con una elegancia intachable y bastante respetable para no tener cubiertos a mano. Lo cierto es que estaba buenísima.
-Soy consciente, pero todavía tengo tiempo y me apetecía pasarme por aquí. No te ofendas, pero prefiero tenerte un ojo encima.
Escuchó como preguntaba a la otra belleza en la sala por su pepinillo, pero ocultando una sonrisa dejó que lo arreglaran entre ellos. Si funcionaba lo vería en seguida, no quería arruinar la sorpresa. Pero... todavía había alguien más en el restaurante.
Los dos contrincantes no habían dejado de comer por su presencia, simplemente seguían engullendo carne como si no hubiera mañana. Reconocía a uno de ellos, Drake Lars. Le había visto en los carteles de búsqueda y sabía que le sonaba de algún lado. Se acercó a él y se sentó en frente, sin interrumpirle. En serio, ¿dónde se lo había encontrado? De repente, algo hizo clic en su cabeza y le señaló con el dedo.
-¡AH! ¡Tú estabas en la guerra de Hallstat! Sabía que me sonabas.
De hecho, se lo había cruzado en el comedor, si no recordaba mal. Vaya, ahora que la miraba de cerca lo cierto es que esa carne tenía de verdad muy, muy buena pinta. Suspirando, se levantó y dio un par de cándidos pasos hasta frenar al camarero que acudía a rellenar el plato de su contrincante.
-Disculpa, me llevo esta. Comida gratis era, ¿No?
Agarró con dos dedos un pedacito y dejándole seguir su curso se lo comió con una elegancia intachable y bastante respetable para no tener cubiertos a mano. Lo cierto es que estaba buenísima.
Tal y como había dicho, Therax no puso ninguna objeción cuando la chica decidió regresar hacia el sur. Volvió a adoptar su forma completa y permitió que la morena subiese y se acomodase entre sus alas. No pudo evitar estremecerse un poco al notar lo mojada que estaba. Desde luego no era la pasajera más agradable encontrándose en ese estado, pero todo había sido por un buen motivo. «Además, no sé qué me harían si la dejo aquí», razonó mientras remontaba el vuelo y se dirigía hacia donde habían decidido.
Voló inmerso en sus pensamientos hasta que el den den que llevaba Nailah sonó. «¿Quién será?», se preguntó al tiempo que hacía un esfuerzo por recordar quiénes eran los que habían recibido los caracoles. Cuando la conversación se acabó permaneció en silencio esperando a que le dijese quién había llamado o, al menos, si ocurría algo grave. Sin embargo, Nailah se limitó a señalar lo que sucedía por debajo de ellos. Él ya lo sabía. De hecho probablemente viera lo que ocurría bastante mejor que ella, pero optó por no decir nada.
El molusco no tardó en volver a sonar. La reacción de la morena fue cuanto menos curiosa, aumentando la curiosidad que Therax sentía acerca de la identidad del interlocutor. Al escucharla, dirigió la vista hacia abajo para comprobar que Zane se encontraba junto a unos almacenes. «¿Cómo lo hace? Otra babeando... si ellas supieran», pensó, divertido. No obstante, una vez más optó por callarse su opinión. Antes de que su pasajera le indicase que debían bajar ya se encontraba efectuando el descenso. Por un momento se sintió tentado de realizarlo en picado, pero se arrepintió en el último momento y bajó con tranquilidad.
-Sí, juntarnos, ¿pero quiénes? Y lo más importante, ¿para qué? -inquirió con malicia el espadachín al escuchar a Nailah-. Sí, esperamos que haya algo que merezca la pena ahí dentro -comentó.
Tomó tierra suavemente, y en cuanto la morena se bajó recuperó su forma humana y se dispuso a entrar en el almacén.
Voló inmerso en sus pensamientos hasta que el den den que llevaba Nailah sonó. «¿Quién será?», se preguntó al tiempo que hacía un esfuerzo por recordar quiénes eran los que habían recibido los caracoles. Cuando la conversación se acabó permaneció en silencio esperando a que le dijese quién había llamado o, al menos, si ocurría algo grave. Sin embargo, Nailah se limitó a señalar lo que sucedía por debajo de ellos. Él ya lo sabía. De hecho probablemente viera lo que ocurría bastante mejor que ella, pero optó por no decir nada.
El molusco no tardó en volver a sonar. La reacción de la morena fue cuanto menos curiosa, aumentando la curiosidad que Therax sentía acerca de la identidad del interlocutor. Al escucharla, dirigió la vista hacia abajo para comprobar que Zane se encontraba junto a unos almacenes. «¿Cómo lo hace? Otra babeando... si ellas supieran», pensó, divertido. No obstante, una vez más optó por callarse su opinión. Antes de que su pasajera le indicase que debían bajar ya se encontraba efectuando el descenso. Por un momento se sintió tentado de realizarlo en picado, pero se arrepintió en el último momento y bajó con tranquilidad.
-Sí, juntarnos, ¿pero quiénes? Y lo más importante, ¿para qué? -inquirió con malicia el espadachín al escuchar a Nailah-. Sí, esperamos que haya algo que merezca la pena ahí dentro -comentó.
Tomó tierra suavemente, y en cuanto la morena se bajó recuperó su forma humana y se dispuso a entrar en el almacén.
- Resumen:
- Ir hasta los almacenes para encontrarnos con Zane.
Deathstroke
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El pequeño animal había confiado en mí y se había subido por el brazo hasta el hombro, y con él ahí, me había dado la espada de plata. Emprendí el vuelo con cuidado y vigilando siempre que el animal estuviese calmado. Tras ascender unos cuantos metros comencé a avanzar hacia donde estaba el capitán, evitando el combate que había cerca de mí de forma bastante sencilla. No tardé mucho en llegar a los terrenos cerca del pueblo del que había salido. Desde al aire, pude ver un numeroso grupo de personas que se acercaban al lugar, decidí alejarme un poco de este foco y acercarme a las calles donde la cosa no era distinta. Encontré otro grupo de gente que estaba cerca de una de las nuevas incorporaciones de la banda, parecía que todos iban a por él, pero si estaba en la banda debía de poder sobreponerse a la situación.
Volví a evitar aquel grupo y seguí mi camino hacia el capitán tras descender a tierra firme, estando ya en el pueblo, detectar al capitán era una tarea sencilla, por lo que con el haki de observación me centré en su presencia y me dirigí hacia él. No creía que fuese a tardar demasiado. Acaricié al animal y comencé a avanzar.
Volví a evitar aquel grupo y seguí mi camino hacia el capitán tras descender a tierra firme, estando ya en el pueblo, detectar al capitán era una tarea sencilla, por lo que con el haki de observación me centré en su presencia y me dirigí hacia él. No creía que fuese a tardar demasiado. Acaricié al animal y comencé a avanzar.
- resumen:
- Evitar todos los conflictos, seguir yendo hacia Dexter.
Maze
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"Tal vez debería bajar". Se dijo a sí misma Mura, contemplando la escena bajo sus pies. El pollo se estaba marchando por el aire también y ahora Aka se encontraba frente a su nuevo oponente, el cual acababa de ponerse a la ofensiva. Y al parecer el lagarto estúpido no se quedaría corto. "De verdad... ¿No podía hacer las cosas sin... Bueno. ¿Destrozar todo el bosque para convertirlo en una explanada? ¡Y encima Dexter no contesta! ¿Para qué nos ha dado estos comunicadores entonces?" Bufó la chica en sus pensamientos, mientras observaba la situación y sopesaba que hacer. A simple vista, su presencia era inferior a la de ambos hombres por lo que intervenir solo causaría problemas a Bakagami, pero por otro lado...
El cambio de la presión del viento causó que volviera a la realidad. Arribor había lanzado un golpe convirtiéndolo en una honda, la cual se dirigía al dragón, pero ella no se movió. No parecía un ataque del cual preocuparse a simple vista. -No pasa nada, eso podrá resistirlo.- Se dijo en un murmuro, esperando que el otro evitase el golpe y contraatacase. Sin embargo, por mucho que confiase en la fuerza de Aka, no pudo evitar que su bello se erizase. Con las orejas alerta y todo su cuerpo vibrase. Si Sumire hubiera tenido piel y no escamas, la chica posiblemente le hubiera hecho daño al apretar con fuerza sus puños, clavando las uñas en esta.
-Sumire, bajame.- Ordenó la pelinaranja al fin. No se acercaría demasiado, solo lo justo para poder informar de cualquier peligro. Se escondería entre los arboles y tras informar de lo que pretendía hacer, para dejar tranquilo a su compañero, se transformaría en un puma por completo.
Una vez en su nueva posición, se llevó la mano al comunicador y habló informando a los Blue. -No sé si alguno ha logrado contactar con Dexter o está con él. Yo me encuentro observando un combate ahora mismo. No pienso interferir, pero me quedaré a observar por si sucediese cualquier cosa. Sumire irá mientras de regreso al bar, lleva consigo mi espada y le di otro comunicador antes de partir. Os avisaré de todo lo que sepa de aquí en adelante.- Tras decir esto y dar sus coordenadas como torpemente pudo (no era su punto fuerte) trepó hasta lo más alto de uno de los arboles y comenzó a moverse, buscando un lugar desde el que observar sin correr peligro. "más le vale a esa lagartija tener cuidado".
El cambio de la presión del viento causó que volviera a la realidad. Arribor había lanzado un golpe convirtiéndolo en una honda, la cual se dirigía al dragón, pero ella no se movió. No parecía un ataque del cual preocuparse a simple vista. -No pasa nada, eso podrá resistirlo.- Se dijo en un murmuro, esperando que el otro evitase el golpe y contraatacase. Sin embargo, por mucho que confiase en la fuerza de Aka, no pudo evitar que su bello se erizase. Con las orejas alerta y todo su cuerpo vibrase. Si Sumire hubiera tenido piel y no escamas, la chica posiblemente le hubiera hecho daño al apretar con fuerza sus puños, clavando las uñas en esta.
-Sumire, bajame.- Ordenó la pelinaranja al fin. No se acercaría demasiado, solo lo justo para poder informar de cualquier peligro. Se escondería entre los arboles y tras informar de lo que pretendía hacer, para dejar tranquilo a su compañero, se transformaría en un puma por completo.
Una vez en su nueva posición, se llevó la mano al comunicador y habló informando a los Blue. -No sé si alguno ha logrado contactar con Dexter o está con él. Yo me encuentro observando un combate ahora mismo. No pienso interferir, pero me quedaré a observar por si sucediese cualquier cosa. Sumire irá mientras de regreso al bar, lleva consigo mi espada y le di otro comunicador antes de partir. Os avisaré de todo lo que sepa de aquí en adelante.- Tras decir esto y dar sus coordenadas como torpemente pudo (no era su punto fuerte) trepó hasta lo más alto de uno de los arboles y comenzó a moverse, buscando un lugar desde el que observar sin correr peligro. "más le vale a esa lagartija tener cuidado".
- Spoiler:
- Seguir observando. Decidir que es mejor esconderse a mirar desde el bosque, transformada en puma. Hablar por el comunicador a la banda para avisar de que esta observando el combate de Berthil (aunque sin dar detalles) y que Sumire va de camino al bar, con su espada, buscando a Dexter. Buscar una posición desde la que observar el combate sin correr peligro.
Dexter Black
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Siguió a Aki. En su mano el vestido era invisible, pero el "Imán de cualquier cosa", al que había nombrado como IDM (imán de máscaras), era perfectamente perceptible. Sus cerca de dos decímetros cúbicos de volumen, su forma de pepino y su inquietante sonrisa hacían que, en las manos de la pelirroja, pareciera tener una finalidad todavía menos ética. Vamos, que parecía un dildo.
-¿Esto? Esto es el IDM- respondió una vez Viktor cuestionó su sentido del gusto. En lo que no había pensado es que si él fuera un imán de máscaras, se escondería en forma de pepino. Bueno, o por lo menos de alguna forma que resultase impensable a las simples mentes a su alrededor. Además, tras ver aquella extraña serie de televisión de Mick & Monty, la idea de "Barnacle Mick" era sencillamente gloriosa. Y él la había puesto con forma de pepino-. ¿Quieres verlo funcionar?
Sin esperar respuesta, activó el sensor y el IDM, que muy pronto se activó. Estaba cogido con la fuerza necesaria para montar claras de huevo en una vuelta sin usar batidora, lo que era casi una paradoja física. Fuerte y delicado, maravilloso, simplemente una fuerza que había alcanzado tras meses, años y puede que una década de entrenamiento constante. Ahora que lo pensaba, ¿Cuántos años llevaba entrenando como un culturista vigoréxico? Seguro que tenía alguna relación con Pi...
-Oh, hola Mura- dijo, cuando escuchó por el comunicador que la joven no era capaz de dar con él. Acto seguido recapacitó sobre su propia voz, que en realidad no era suya. Era de Aki. Volvió a ser él, y en su mano pudo verse el vestido de la pelirroja-. Aki, esto es tuyo- se lo lanzó delicadamente, y volvió a centrar su atención en el audífono-. Voy para allá.
Y sin esperar a comprobar si el aparato funcionaba abandonó la taberna. El cielo nocturno era precioso, y los tablones de la calle se hundieron bajo él mientras despegaba. "Nota mental, batir las alas y no saltar", se dijo mientras aceleraba en el aire buscando la melena anaranjada de su gato favorito. Que, si no se equivocaba, debía parecer una chica en aquel momento.
-Ah, pues no- dijo, una vez estuvo lo suficientemente cerca como para divisar un pequeño animalillo de color naranja, color nada propio de un puma. Por mucho que ella dijese, era un gato grande. Pero no era momento de pensar en ello, pues la niña dragón debió de leerle la mente o algo, que una espada le llovió del cielo, clavándose la punta en su hombro, perfectamente alineada y clavada tres milímetros en la piel-. ¡Gracias!
Mientras se retiraba la espada descendió un poco hasta ver con claridad la zona baldía en la que Chanclagami reposaba, pero no estaba solo. Una especie de pollo al que identificó como Zane D. Kenshin abandonaba el lugar mientras Arribor Neus se mantenía cerca con, seguramente, aviesas intenciones. Estaba flotando sobre una plataforma de sus propios fluidos corporales (esperaba que sólo sangre), y en cualquier momento parecía que fuese a desatarse el caos más absoluto. ¿Podría atraer las espadas usando el IDM? Con suerte estaría distraído, por lo que romper las ataduras de sangre podía resultar fácil. Pero bueno...
Activó el IDM con forma de "Pickle Nick" apuntando hacia la espada dorada, y tras eso se dejó caer al suelo sin hacerse el más leve rasguño. Salvo por una pequeña piedra que se le metió en el ojo y le hizo lagrimear.
-Bueno, por lo visto llego a tiempo para la fiesta- dijo, en medio de una nube de polvo que se levantaba "casualmente" a su alrededor-. Entonces... ¿Me la das?
Señaló la espada de oro.
-¿Esto? Esto es el IDM- respondió una vez Viktor cuestionó su sentido del gusto. En lo que no había pensado es que si él fuera un imán de máscaras, se escondería en forma de pepino. Bueno, o por lo menos de alguna forma que resultase impensable a las simples mentes a su alrededor. Además, tras ver aquella extraña serie de televisión de Mick & Monty, la idea de "Barnacle Mick" era sencillamente gloriosa. Y él la había puesto con forma de pepino-. ¿Quieres verlo funcionar?
Sin esperar respuesta, activó el sensor y el IDM, que muy pronto se activó. Estaba cogido con la fuerza necesaria para montar claras de huevo en una vuelta sin usar batidora, lo que era casi una paradoja física. Fuerte y delicado, maravilloso, simplemente una fuerza que había alcanzado tras meses, años y puede que una década de entrenamiento constante. Ahora que lo pensaba, ¿Cuántos años llevaba entrenando como un culturista vigoréxico? Seguro que tenía alguna relación con Pi...
-Oh, hola Mura- dijo, cuando escuchó por el comunicador que la joven no era capaz de dar con él. Acto seguido recapacitó sobre su propia voz, que en realidad no era suya. Era de Aki. Volvió a ser él, y en su mano pudo verse el vestido de la pelirroja-. Aki, esto es tuyo- se lo lanzó delicadamente, y volvió a centrar su atención en el audífono-. Voy para allá.
Y sin esperar a comprobar si el aparato funcionaba abandonó la taberna. El cielo nocturno era precioso, y los tablones de la calle se hundieron bajo él mientras despegaba. "Nota mental, batir las alas y no saltar", se dijo mientras aceleraba en el aire buscando la melena anaranjada de su gato favorito. Que, si no se equivocaba, debía parecer una chica en aquel momento.
-Ah, pues no- dijo, una vez estuvo lo suficientemente cerca como para divisar un pequeño animalillo de color naranja, color nada propio de un puma. Por mucho que ella dijese, era un gato grande. Pero no era momento de pensar en ello, pues la niña dragón debió de leerle la mente o algo, que una espada le llovió del cielo, clavándose la punta en su hombro, perfectamente alineada y clavada tres milímetros en la piel-. ¡Gracias!
Mientras se retiraba la espada descendió un poco hasta ver con claridad la zona baldía en la que Chanclagami reposaba, pero no estaba solo. Una especie de pollo al que identificó como Zane D. Kenshin abandonaba el lugar mientras Arribor Neus se mantenía cerca con, seguramente, aviesas intenciones. Estaba flotando sobre una plataforma de sus propios fluidos corporales (esperaba que sólo sangre), y en cualquier momento parecía que fuese a desatarse el caos más absoluto. ¿Podría atraer las espadas usando el IDM? Con suerte estaría distraído, por lo que romper las ataduras de sangre podía resultar fácil. Pero bueno...
Activó el IDM con forma de "Pickle Nick" apuntando hacia la espada dorada, y tras eso se dejó caer al suelo sin hacerse el más leve rasguño. Salvo por una pequeña piedra que se le metió en el ojo y le hizo lagrimear.
-Bueno, por lo visto llego a tiempo para la fiesta- dijo, en medio de una nube de polvo que se levantaba "casualmente" a su alrededor-. Entonces... ¿Me la das?
Señaló la espada de oro.
- Resumen:
- Pulsar el botón para quitar la máscara. Ir a visitar a Rainbow. Intentar quitar con el imán la espada dorada.
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El lobo continuaba comiendo como si la vida le dependiera de ello. Estaba tan feliz en su concurso que pasaba de todo lo que le rodeaba. Hubo un momento sin embargo, que hizo a la bestia mirar hacia el tipo enmascarado. Intrusos, eso ya le interesaba más que unas simples espaditas. Terminó de comer la hamburguesa que estaba devorando y entonces tosió un poco para después volver a su forma normal. Sus ojos brillaron un poco y una sonrisa siniestra se formó en su rostro. Dirigió una sádica mirada hacia Viktor y después de unos momentos se colocó en pie. Pudo notar al dragón entrar de nuevo junto a la pelirroja anterior. Se sacudió un poco en los músculos del pecho y agitó la cabeza, pues era momento de divertirse. Justo entonces la mujer le habló.
- Me temo que me habrás visto en la guerra de Mariejoa o en Loguetown tal vez. Yo no estuve en Hallstat en aquella batalla. Si hubiese sido así, Lord Derian seguiría vivo. – Dijo con el ceño fruncido. – Si me disculpas…
El lobo blanco empezó a acumular energía en sus brazos y piernas. Abrió la boca tomando todo el aire que pudo y después de unos momentos se relajó. Clavó su mirada de nuevo en el tipo de la máscara y se colocó frente a él.
- Yo me ocuparé de los intrusos. Puede ser bastante divertido después de todo este aburrimiento. De modo que… Guíeme por esto. – Indicó dándole un DDM, teniendo él otro. Siempre llevaba un par por sí se perdía.
El lobo entonces miró a su rival.
- Te doy la victoria esta vez, pero querré mi revancha.
Dicho aquello salió por la puerta a toda velocidad. Ya fuera saltó hacia adelante y unas alas negras de energía se formaron en su espalda. El lobo blanco salió disparado hacia el punto que había dicho aquel hombre al echar un vistazo en la pantalla. Suerte que solo eran dos dígitos, o no se habría dado cuenta del sitio. Ahora al menos podría luchar contra los intrusos y de paso hacer algo divertido. En el bolsillo derecho llevaba el otro DDM para que Viktor le indicase cosas y si no, lo haría por sí mismo. Se relamió y su ojo rojizo brilló más que el verde. Esperaba no cargarse Jaya con sus ataques, pero era lo que había. La bestia se emocionaba demasiado con los buenos combates y eso era un hecho.
- Me temo que me habrás visto en la guerra de Mariejoa o en Loguetown tal vez. Yo no estuve en Hallstat en aquella batalla. Si hubiese sido así, Lord Derian seguiría vivo. – Dijo con el ceño fruncido. – Si me disculpas…
El lobo blanco empezó a acumular energía en sus brazos y piernas. Abrió la boca tomando todo el aire que pudo y después de unos momentos se relajó. Clavó su mirada de nuevo en el tipo de la máscara y se colocó frente a él.
- Yo me ocuparé de los intrusos. Puede ser bastante divertido después de todo este aburrimiento. De modo que… Guíeme por esto. – Indicó dándole un DDM, teniendo él otro. Siempre llevaba un par por sí se perdía.
El lobo entonces miró a su rival.
- Te doy la victoria esta vez, pero querré mi revancha.
Dicho aquello salió por la puerta a toda velocidad. Ya fuera saltó hacia adelante y unas alas negras de energía se formaron en su espalda. El lobo blanco salió disparado hacia el punto que había dicho aquel hombre al echar un vistazo en la pantalla. Suerte que solo eran dos dígitos, o no se habría dado cuenta del sitio. Ahora al menos podría luchar contra los intrusos y de paso hacer algo divertido. En el bolsillo derecho llevaba el otro DDM para que Viktor le indicase cosas y si no, lo haría por sí mismo. Se relamió y su ojo rojizo brilló más que el verde. Esperaba no cargarse Jaya con sus ataques, pero era lo que había. La bestia se emocionaba demasiado con los buenos combates y eso era un hecho.
- Spoiler:
- - Contestar a Aki
- Hablar con Viktor y darle un DDM para que me llame si necesito saber algo.
- Ir por los intrusos como diversión hacia las coordenadas E7 Y E8
Viktor mira con curiosidad el artilugio antes de que este se active. Si Dexter se hubiese quedado hubiera visto como su invento tenía éxito. Había funcionado, demasiado bien. De pronto la máscara se ve atraída por la fuerza magnética, separándose de la cara de Viktor y pegándose al pepino. De todas formas la fuerza repentina ha hecho que el hombre saliese disparado un par de metros hacia el frente antes de que la máscara se saliese, dándose con la frente en la esquina de una mesa. Todos los que se han quedado Aki, supongo, escucháis un sonoro "Crack" proveniente de su cuello. Si usáis mantra... si, en efecto, está muerto, muy muerto a juzgar por la posición de su cuello. Entre la sangre que sale de su frente podéis distinguir sus rasgos, es un hombre de avanzada edad, con el pelo cano, algo alborotado, y unicejo.
Pero la cosa no acaba ahí, ante la atenta mirada de los presentes, se abren las puertas de la cocina y sale un hombre exactamente igual, ataviado con ropas de cocinero. Por cierto la cocina está llena de gente igual, son un montón de Viktors.
- Bueno, supongo que era de esperarse que hubiera un par de bajas. - Dice con un tono alegre mientras coge el DDM de Drake. - Chico ¿me escuchas? He enviado algunos de mis hombres allí, de todas formas, la zona son unos almacenes, abandonados al norte de la ciudad, busca algo fuera de lugar, tengo la sensación de que los que han hecho esto son buenos a la hora de esconderse. - Tras eso cuelga y se dirige a Aki. - Supongo que tendrás muchas preguntas, mientras te abstengas de matarme... más veces, estaré encantado de responderlas.
Pero la cosa no acaba ahí, ante la atenta mirada de los presentes, se abren las puertas de la cocina y sale un hombre exactamente igual, ataviado con ropas de cocinero. Por cierto la cocina está llena de gente igual, son un montón de Viktors.
- Bueno, supongo que era de esperarse que hubiera un par de bajas. - Dice con un tono alegre mientras coge el DDM de Drake. - Chico ¿me escuchas? He enviado algunos de mis hombres allí, de todas formas, la zona son unos almacenes, abandonados al norte de la ciudad, busca algo fuera de lugar, tengo la sensación de que los que han hecho esto son buenos a la hora de esconderse. - Tras eso cuelga y se dirige a Aki. - Supongo que tendrás muchas preguntas, mientras te abstengas de matarme... más veces, estaré encantado de responderlas.
- William:
- - Por ahora llámame Bob. - Se presenta de forma calmada mientras da otro sorbo a la taza de té. - Y... si te he entendido bien has venido aquí por un asunto de tu trabajo. Bien. - Hace una pausa y de pronto todo parece más oscuro y la temperatura parece bajar, te dan escalofríos y esa sensación de tranquilidad en su rostro se ha esfumado, aunque a penas ha cambiado. - El hecho de que un monarca tenga asuntos pendientes con alguien como Viktor son palabras mayores, algo que no podemos ignorar. Te lo voy a preguntar sólo una vez. - Hace otra pausa parece que algo lo ha distraído.
De la nada aparece una puerta de madera roja con un marco de piedra y grabados en la hoja con motivos vegetales. El hombre se levanta y sale por la puerta dejándote a solas, Por cierto notas el calor del té y te has quemado con el que derramaste, el dolor de la quemadura parece muy real. Con el mantra sólo lo notas a él, es más su presencia es lo único que notas por todas partes. Tras un par de minutos eternos regresa por la misma puerta y se vuelve a sentar.
- ¿Por donde íbamos? Ah, si. Te lo voy a preguntar sólo una vez ¿Cual es el monarca que te contrató? Dínoslo y esta conversación nunca habrá ocurrido, volverás a tu vida y procurarás escoger mejor los trabajos que aceptas. Tampoco cuento con mucho tiempo así que te recomiendo que no fuerces mi paciencia. - Dice con un tono bastante mas serio y frío, aunque durante toda la conversación no ha dado signos de perder la compostura.
- Barbazul:
- Escapas sin problemas y regresas a la herrería, el tío de la carreta está esperando ahí. Acepta tu dinero bastante agradecido y tras despedirse se marcha. Por cierto. Dexter no está en la herrería, sea lo que sea que ha hecho parece que ya terminó. Por el camino ves algunas personas que se dirigen a la plaza y... la pelea de antes parece estar extendiéndose, un par de columnas de humo se elevan en el cielo mientras se sigue escuchando el sonido de la violencia acercándose. Mock Town damas y caballeros.
En una calle alejada y oscura, el dueño de la carreta se detiene y saca un den den Mushi.
- Dexter Black también está en la reunión, proceded con extremada precaución.
- Zane, Therax y Nailah:
- Os reunís en los almacenes, ese sitio da mal yuyu, es de noche, no están en muy buen estado y no se ve ni un alma. Al abrir las puertas de uno de ellos estas chirrían haciendo un ruido estridente que resuena por toda la zona. El almacén está vacío a excepción de un cartel que pone "NO TOCAR" y un par de cajas de madera iluminadas por un foco. No hay gran cosa por ahí.
De pronto el foco se apaga y en la oscuridad aparecen cinco figuras encapuchadas que os rodean, los que uséis mantra no notáis intenciones claras en ellos, pero no son amigos, eso tenedlo por seguro. De pronto uno de ello se adelanta.
- Parece que tenemos unos entrometidos. - Dice sacando una Katana. - Lo siento pero no podemos permitir que sigáis husmeando,
así que, por favor, morid en silencio. - Tras decir eso la temperatura del todo el almacén se desploma a la vez que un aura gélida le rodea y se lanza directo a por Zane, lanzando un tajo descendente a una velocidad sobrehumana.
- Deathstroke:
- Desde las alturas ves un cúmulo de caos y violencia que se extiende por la ciudad... a causa de alguien. Pero en fin, ves como Dexter sale del restaurante, tu decides si seguirlo o ir a la plaza y acabar con la prueba. Si entras al restaurante, verás como muere Viktor, por culpa de la persona que nunca la está liando.
- Rainbow, Dexter, Berthsaki y Murathil:
- Bueno pues llega Dexter, tras liarla parda y continúan las negociaciones, mientras tanto Mura os observa, sin hacer gran cosa.
La oscuridad y el mal estado de los almacenes hacían que aquello pareciera una escena de una película de terror, o eso es lo que pensaba el pelirrojo mientras esperaba que vinieran sus compañeros –Nailah y Therax-. Al llegar, ambos preguntaron por el estado del pelirrojo, cuya vestimenta estaba manchada de barro y ceniza, además de tener rasguños por la parte de atrás.
-Digamos que he tenido una sesión de entrenamiento exprés con un tipejo exageradamente fuerte –contestó, mostrando su mejor sonrisa y ocultando tras ello su desdicha por haber sido derrotado.
Una vez estuvieron listos, con el pelirrojo al frente de la comitiva de búsqueda, se adentraron en el almacén. Su interior, al igual que el paisaje de fuera, era lúgubre y tenebroso, repleto de telas de araña y mucho polvo, algunas cajas y un único foco parpadeante iluminando la nave.
-No parece haber nada –se atrevió a decir Zane, justo antes de notar como la temperatura del lugar descendía poco a poco, obligándole a aumentar su temperatura corporal de forma inconsciente. Y de golpe, la tenue luz del foco cesó, sumiendo a todos en la oscuridad, y los grados volvieron a descender, pero esta vez súbitamente. Frente a él surgieron cinco sombras, cuyas palabras le hicieron entender que no le hacía falta usar su mantra para saber que tenían intenciones hostiles. Rápidamente, el pelirrojo se envolvió en una armadura de fuego al tiempo que adoptaba una forma híbrida más humanizada. Gracias a eso, tanto él como sus compañeros, al igual que sus enemigos, podían ver perfectamente en el lugar, o al menos parcialmente. Y entonces, uno de aquellos sujetos desenfundó una katana y lo atacó de frente, haciendo que Zane desenvainara su aki no hikari y bloqueara el golpe con la parte baja de la misma.
-¿Estás seguro de esto? –le preguntó Zane, forcejeando con él hasta retroceder un par de pasos.
Tras aquello, el pelirrojo se impulsó hacia el hombre de la katana a gran velocidad -80 m/s-, con la intención de hacerle un corte en el cuello y acabar con él.
-Digamos que he tenido una sesión de entrenamiento exprés con un tipejo exageradamente fuerte –contestó, mostrando su mejor sonrisa y ocultando tras ello su desdicha por haber sido derrotado.
Una vez estuvieron listos, con el pelirrojo al frente de la comitiva de búsqueda, se adentraron en el almacén. Su interior, al igual que el paisaje de fuera, era lúgubre y tenebroso, repleto de telas de araña y mucho polvo, algunas cajas y un único foco parpadeante iluminando la nave.
-No parece haber nada –se atrevió a decir Zane, justo antes de notar como la temperatura del lugar descendía poco a poco, obligándole a aumentar su temperatura corporal de forma inconsciente. Y de golpe, la tenue luz del foco cesó, sumiendo a todos en la oscuridad, y los grados volvieron a descender, pero esta vez súbitamente. Frente a él surgieron cinco sombras, cuyas palabras le hicieron entender que no le hacía falta usar su mantra para saber que tenían intenciones hostiles. Rápidamente, el pelirrojo se envolvió en una armadura de fuego al tiempo que adoptaba una forma híbrida más humanizada. Gracias a eso, tanto él como sus compañeros, al igual que sus enemigos, podían ver perfectamente en el lugar, o al menos parcialmente. Y entonces, uno de aquellos sujetos desenfundó una katana y lo atacó de frente, haciendo que Zane desenvainara su aki no hikari y bloqueara el golpe con la parte baja de la misma.
-¿Estás seguro de esto? –le preguntó Zane, forcejeando con él hasta retroceder un par de pasos.
Tras aquello, el pelirrojo se impulsó hacia el hombre de la katana a gran velocidad -80 m/s-, con la intención de hacerle un corte en el cuello y acabar con él.
- Resumen:
- Entrar al almacén y relleno. Elevar mi temperatura corporal para combatir el descenso de temperatura.
Usar mi modo maladin:- Modo Paladín:
- El usuario sigue manteniendo su forma híbrida, con la diferencia que su cuerpo está más humanizado. Está envuelto de una especie de armadura de llamas, cuya temperatura va en función del nivel del usuario. Aquí su fuerza y resistencia se triplican, mientras que su velocidad disminuye a la mitad. [Dura cuatro turnos, con un tiempo de reutilización de dos]
Bloquear al sujeto de la katana y atacarle a 80 m/s para cortarle la cabeza y acabar rápido con él.
Invitado
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fuerza
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Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Los labios de Berthil dibujaron una sonrisa ante las palabras del tuerto. Como era más que obvio, Arribor no iba a dar su brazo a torcer. Era un pirata, después de todo y, como tal, debía hacer valer la ley que todo lobo de mar seguía: la del más fuerte. No sabía qué posibilidades tendría de salir victorioso de aquel encuentro, pero esperaba ser capaz de lidiar con él por su propia cuenta. No precisó de utilizar su mantra para percibir las violentas intenciones de su oponente que, en un movimiento rápido y contundente, generó una poderosa onda de choque que salió despedida directa hacia su posición.
─ Que así sea -respondió, echando el brazo derecho hacia atrás.
Con rapidez y precisión, el azabache trazó un puñetazo apuntado hacia él, empleando semejante fuerza que el propio aire formó una onda más, la cual fue a confrontarse contra la de su rival. El impacto concluyó con ambas desvaneciéndose, no sin antes producir un fuerte temblor a causa del choque. Parecía que le estuviera tanteando... ¿Sabía siquiera quién era? Quizá no, pero eso no importaba. De hecho, si no sabía contra quién se estaba enfrentando, tampoco conocería sus habilidades... Y eso le otorgaba una importante ventaja. Acto seguido, el contramaestre lanzó una patada tan rápida que hendió el propio aire, haciendo que adoptara la forma de un filo ondulado y que saliera disparado en vertical contra la posición del pirata. Su objetivo, más que el propio capitán de los Piratas Sin Corazón, era deshacerse de aquella plataforma. No importaba cuál fuera la diferencia entre su fuerza y la de él, se aseguraría de que al menos tuviera que plantarle cara en el cuerpo a cuerpo. Si le subestimaba, quizá lo lamentase más tarde. O ese era el plan.
Poco después de esto, Dexter hizo acto de presencia en la zona, interviniendo en el combate y empleando un extraño aparato contra Arribor de dudosa utilidad. ¿En eso había estado invirtiendo el tiempo hasta ese momento? No entendería su funcionalidad hasta que no viera resultados, claro está. Sin embargo, pese a que en cierta medida la llegada de su capitán era un alivio, se sentía un tanto frustrado.
─ No hacía falta que vinieras -replicó, suspirando, aún encarado al tuerto-. Confiaba en poder ocuparme de esto yo mismo. Al menos por ahora.
─ Que así sea -respondió, echando el brazo derecho hacia atrás.
Con rapidez y precisión, el azabache trazó un puñetazo apuntado hacia él, empleando semejante fuerza que el propio aire formó una onda más, la cual fue a confrontarse contra la de su rival. El impacto concluyó con ambas desvaneciéndose, no sin antes producir un fuerte temblor a causa del choque. Parecía que le estuviera tanteando... ¿Sabía siquiera quién era? Quizá no, pero eso no importaba. De hecho, si no sabía contra quién se estaba enfrentando, tampoco conocería sus habilidades... Y eso le otorgaba una importante ventaja. Acto seguido, el contramaestre lanzó una patada tan rápida que hendió el propio aire, haciendo que adoptara la forma de un filo ondulado y que saliera disparado en vertical contra la posición del pirata. Su objetivo, más que el propio capitán de los Piratas Sin Corazón, era deshacerse de aquella plataforma. No importaba cuál fuera la diferencia entre su fuerza y la de él, se aseguraría de que al menos tuviera que plantarle cara en el cuerpo a cuerpo. Si le subestimaba, quizá lo lamentase más tarde. O ese era el plan.
Poco después de esto, Dexter hizo acto de presencia en la zona, interviniendo en el combate y empleando un extraño aparato contra Arribor de dudosa utilidad. ¿En eso había estado invirtiendo el tiempo hasta ese momento? No entendería su funcionalidad hasta que no viera resultados, claro está. Sin embargo, pese a que en cierta medida la llegada de su capitán era un alivio, se sentía un tanto frustrado.
─ No hacía falta que vinieras -replicó, suspirando, aún encarado al tuerto-. Confiaba en poder ocuparme de esto yo mismo. Al menos por ahora.
- Resumen:
- Defenderse del ataque de Arribor y responder con una onda cortante para cortar su plataforma... Y a él (?). Aguardar a cómo se desarrolla la situación tras la llegada de Dexter.
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