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Tras el pago al carretillero me miro en dirección a la plaza donde se supone que no debíamos juntar, aunque antes de ir entraría en la herrería. No podía llegar a aventurar que era lo que había hecho Dexter en aquel lugar, pero ya se lo había llevado. Era increíble a la velocidad a la que trabaja nuestro capitán. Era verdad que yo me había entretenido un poco, pero me seguía asombrando que hubiera podido fundir metal y volverlo a solidificar en ese corto periodo. Fuera como fuera, mi encargo había finalizado, ahora debía reunirme con el reto para recibir otro o ayudar al que tuviera alguno de los demás miembros de la banda.
Al salir de la herrería pude ver como un par de nubes de polvo y humo se elevaban de la zona de la que había venido y parecía que se extendían, por lo que más gente se debía estar uniendo a la reyerta, seguramente los que habían estado inmóviles por la tinta. En aquella ciudad altercados así eran habituales y famosos, produciéndose cada poco alguno de ellos, en esta ocasión ocasionado por mi culpa. Puede que no hubiera actuado del todo correcto, pero en aquella ciudad nadie era honrado, quitando al carretero que parecía buena gente.
Activé el mantra para evitar grandes aglomeraciones de gente mientras me encaminaba a la plaza por las calles centrales. En aquella zona no había robado, por lo que no debería ser un problema pasear tranquilamente. Además, así tenía más posibilidades de encontrarme con alguno de los miembros de la banda. En cuanto detectara alguno con el mantra me acercaría hasta su posición para ver si necesitaba de mi colaboración o para acercarnos juntos a la plaza. No es que quisiera a toda costa la compañía de alguien, pero pensaba que esos momentos serían ideales para empezar a forma lazos con mis compañeros de tripulación, algo que no había podido hacer hasta entonces.
Al salir de la herrería pude ver como un par de nubes de polvo y humo se elevaban de la zona de la que había venido y parecía que se extendían, por lo que más gente se debía estar uniendo a la reyerta, seguramente los que habían estado inmóviles por la tinta. En aquella ciudad altercados así eran habituales y famosos, produciéndose cada poco alguno de ellos, en esta ocasión ocasionado por mi culpa. Puede que no hubiera actuado del todo correcto, pero en aquella ciudad nadie era honrado, quitando al carretero que parecía buena gente.
Activé el mantra para evitar grandes aglomeraciones de gente mientras me encaminaba a la plaza por las calles centrales. En aquella zona no había robado, por lo que no debería ser un problema pasear tranquilamente. Además, así tenía más posibilidades de encontrarme con alguno de los miembros de la banda. En cuanto detectara alguno con el mantra me acercaría hasta su posición para ver si necesitaba de mi colaboración o para acercarnos juntos a la plaza. No es que quisiera a toda costa la compañía de alguien, pero pensaba que esos momentos serían ideales para empezar a forma lazos con mis compañeros de tripulación, algo que no había podido hacer hasta entonces.
- resumen:
- Pagar al tío y pensar lo rápido que trabajaba Dexter.
Ver las nubes, pensar que cosas así eran normales en esa ciudad y tirar hacía la plaza.
Activar el mantra y caminar en dirección a la plaza por las calles centrales, de detectar presencias de la banda encaminarme hacía ellas, si no a la plaza.
William White
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Akuma no mi
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El hombre se hizo llamar Bob, un nombre cualquiera, un seudónimo. Era bastante evidente que el hombre no me iba a decir su nombre, pero al menos tendría una forma corta con la que dirigirme a él y tal vez así destensar el ambiente, aunque sinceramente tampoco podía decir que era tenso. Mi situación por el contrario no era tan sencilla, debía cuidar mucho las palabras que decía en ahora en adelante, debía calcular muy bien las palabras que salían de mi boca, cualquiera de las dos decisiones, decir mucho o decir poco podía resultar fatales.
El hombre continuó hablando tras una pausa que cambió por completo la situación, volviéndola más fría, cruda y realista. Incluso la sensación que trasmitía su rostro era diferente, pesé a que no hubiera cambiado en absoluto. Rápidamente sentí un frio escalofrió que recorría mi cuerpo, lo suficiente como para parecerme que el almacén estaba más oscuro, más frio. El hombre arrancó a comentar que bien lo que había dicho era un tema de gravedad, cuando de repente se detuvo en seco.
Acto seguido en el almacén apareció una extraña puerta. Su madera era de un tono rojizo y su marco era de piedra con grabados de motivos florales que no podía relacionar con ninguna cultura que conociera, tal vez por ser demasiado genérico. Independientemente de todo esto, el hombre se levantó de la silla distraído y salió por la puerta. La situación me resultó algo confusa, aunque aquella puerta claramente me indicaba que estaba bajo o dentro de un poder de akuma no mi. Aquella hipótesis estaba reforzada por la quemadura del té, incluso para un ilusionista recrear una sensación tan única en cada persona era una locura, aunque siempre el cerebro podía hacer malas pasadas, suponía, después de todo no era médico.
Fuera como fuera, debía aprovechar estos instantes para averiguar lo máximo de la extraña habilidad en la que estaba confinado. Primero pensó en levantarse para explorar la puerta y las paredes, o el muro invisible que hubiera entre medias, pero rápidamente descartó la idea pensando que tal vez la habilidad permitía poder ver el interior desde el exterior, como si fuera una sala de interrogatorios de esas novelas negras que tanto le gustaban. Tratando de ser prudente, trató de utilizar el mantra en la estancia para ver si podía detectar algo más allá, pero de algún modo su captar había logrado que no solo lo único que percibiera fuera su presencia, sino que esta pareciera estar por todas partes. Maldiciendo esto procuré tratarlo de volverlo a mi favor, tratando de memorizar la presencia del hombre y los pequeños matices de esta, para en caso de que volviera a sentirla en otra ocasión volver a actuar en consecuencia.
Una vez hecho esto le dio algunas vueltas a las posibles consecuencias de lo que habían provocado la marcha del hombre. ¿Tal vez habían acudido más miradas indiscretas? Quizás, y seguramente estas eran de mayor calibre que él, o al menos, más numerosas como para haber forzado a su interrogador a salir. O simplemente aquel era el líder del grupo de espías y andaba comunicando órdenes. Tras eso pasé a preguntarme si la estancia la había generado el hombre u alguno de los otros cinco, o tal vez había más… las posibilidades eran infinitas, sin tan siquiera hubiera podido escuchar un fragmento más o un tiempo más largo. La verdad es que no sé que hacía pensando esas cosas, más en la situación en la que estaba.
-Machacado por la realidad, malditos profesionales- pensó para sus adentros mientras soltaba un suspiro.
El tiempo se le hizo eterno, no fueron hasta pasados varios minutos que el hombre volvió lanzando un ultimátum, el hombre estaba serio y a pesar de que mantenía la compostura, la urgencia con el que solicitaba información contrastaba con el tono clamado y tranquilo de antes.
-Está bien- asintió suspirando -Se lo diré, pero solo espero que no se desvele quién reveló la información, después de todo que tengo una imagen pública que cuidar, quién me pidió contactar con Viktor fue el rey de Valston- finalizó actuando con rabia, como si realmente estuviera traicionando la confianza de alguien.
Tras soltarlo solo quedaba esperar si Bob cumplía con su palabra, centrando el mantra en el espere a ver si realizaba alguna acción hostil.
El hombre continuó hablando tras una pausa que cambió por completo la situación, volviéndola más fría, cruda y realista. Incluso la sensación que trasmitía su rostro era diferente, pesé a que no hubiera cambiado en absoluto. Rápidamente sentí un frio escalofrió que recorría mi cuerpo, lo suficiente como para parecerme que el almacén estaba más oscuro, más frio. El hombre arrancó a comentar que bien lo que había dicho era un tema de gravedad, cuando de repente se detuvo en seco.
Acto seguido en el almacén apareció una extraña puerta. Su madera era de un tono rojizo y su marco era de piedra con grabados de motivos florales que no podía relacionar con ninguna cultura que conociera, tal vez por ser demasiado genérico. Independientemente de todo esto, el hombre se levantó de la silla distraído y salió por la puerta. La situación me resultó algo confusa, aunque aquella puerta claramente me indicaba que estaba bajo o dentro de un poder de akuma no mi. Aquella hipótesis estaba reforzada por la quemadura del té, incluso para un ilusionista recrear una sensación tan única en cada persona era una locura, aunque siempre el cerebro podía hacer malas pasadas, suponía, después de todo no era médico.
Fuera como fuera, debía aprovechar estos instantes para averiguar lo máximo de la extraña habilidad en la que estaba confinado. Primero pensó en levantarse para explorar la puerta y las paredes, o el muro invisible que hubiera entre medias, pero rápidamente descartó la idea pensando que tal vez la habilidad permitía poder ver el interior desde el exterior, como si fuera una sala de interrogatorios de esas novelas negras que tanto le gustaban. Tratando de ser prudente, trató de utilizar el mantra en la estancia para ver si podía detectar algo más allá, pero de algún modo su captar había logrado que no solo lo único que percibiera fuera su presencia, sino que esta pareciera estar por todas partes. Maldiciendo esto procuré tratarlo de volverlo a mi favor, tratando de memorizar la presencia del hombre y los pequeños matices de esta, para en caso de que volviera a sentirla en otra ocasión volver a actuar en consecuencia.
Una vez hecho esto le dio algunas vueltas a las posibles consecuencias de lo que habían provocado la marcha del hombre. ¿Tal vez habían acudido más miradas indiscretas? Quizás, y seguramente estas eran de mayor calibre que él, o al menos, más numerosas como para haber forzado a su interrogador a salir. O simplemente aquel era el líder del grupo de espías y andaba comunicando órdenes. Tras eso pasé a preguntarme si la estancia la había generado el hombre u alguno de los otros cinco, o tal vez había más… las posibilidades eran infinitas, sin tan siquiera hubiera podido escuchar un fragmento más o un tiempo más largo. La verdad es que no sé que hacía pensando esas cosas, más en la situación en la que estaba.
-Machacado por la realidad, malditos profesionales- pensó para sus adentros mientras soltaba un suspiro.
El tiempo se le hizo eterno, no fueron hasta pasados varios minutos que el hombre volvió lanzando un ultimátum, el hombre estaba serio y a pesar de que mantenía la compostura, la urgencia con el que solicitaba información contrastaba con el tono clamado y tranquilo de antes.
-Está bien- asintió suspirando -Se lo diré, pero solo espero que no se desvele quién reveló la información, después de todo que tengo una imagen pública que cuidar, quién me pidió contactar con Viktor fue el rey de Valston- finalizó actuando con rabia, como si realmente estuviera traicionando la confianza de alguien.
Tras soltarlo solo quedaba esperar si Bob cumplía con su palabra, centrando el mantra en el espere a ver si realizaba alguna acción hostil.
- resumen:
- Narró mucho y mal, divago sobre la habilidad del hombre, procuró memorizar la presencia de "Bob" y tras decirle lo que desea me mantengo a la espera, procurando no bajar la guardia aunque sin tomar una postura ni nada parecido.
Rainbow662
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La ráfaga de aire provocada por el violento choque de ataques sacudió la ropa de Arribor. Bien, no había muerto. Ése era el primer requisito que le ponía a todo adversario. Quizás, al fin y al cabo, hubiera hecho bien en inmiscuirse en aquel estúpido juego. Contempló con curiosidad la... cosa que volaba hacia él, preguntándose cómo haría la gente para desarrollar esa habilidad. Quizás él también tuviera que aprender a lanzar cosas cortantes. Por el momento se limitó a defenderse de ella. Hizo que el cuadrado de sangre sobre el que se apoyaba se inclinase hasta quedar perpendicular al suelo, de forma que actuó como un escudo en cuanto la imbuyó de haki de armadura. El ataque cortante no llegó a darle al propio Arribor, que se dejó caer al suelo mientras la plataforma se deshacía en multitud de gotas carmesíes.
Ya se estaba preparando para contraatacar, cuando una de las espadas comenzó a agitarse sola. Era como si temblase, como si un fantasma, espíritu o ser invisible intentase arrancársela de la cintura. Tuvo que agarrarla para asegurarse de que no saliera volando, y reforzó las ataduras con las que sujetaba las tres armas. ¿Qué diablos...?
Y entonces se fijó en quién acababa de llegar. El maldito Dexter Black también se apuntaba a aquel fregado. Y aparentemente también estaba interesado en lo mismo que todos: la maldita espada dorada.
-¡Oh, venga ya! -protestó Arribor-. El rarito del bar ha dicho que tú no participabas, así que deja quieta mi espada. Espera a que acabe aquí y jugaré contigo.
Cayó en la cuenta de que el dragón parecía conocer al tipo con el que él iba a pelear. ¿Serían amigos? ¿Compañeros, incluso? No sería raro que fuese subordinado del Yonko o algo así. Pero bueno, eso era lo de menos. Aunque si tenía que luchar contra ambos al mismo tiempo, quizás sí tuviese alguna importancia. De todas formas, Black tendría que tener paciencia. No iba a hacer esperar a su contrincante. No sería ético.
Así que, mientras hablaba, la miríada de gotas de sangre que flotaban a su alrededor salieron disparadas hacia el tal... Debería haberle preguntado su nombre. "Bah, ¿qué más da?", se dijo. Si la lluvia de gotas cargadas de haki impactaban sobre él cual tormenta de balas, tal vez ya no importase su nombre. Solo esperaba que su espada no intentase largarse de nuevo. Estaba seguro de que había sido cosa de Dexter. Era el tipo de cosa rara que pasaba cuando él estaba cerca. Pero en fin, los juegos, de uno en uno.
- Resumen:
- Defenderse del ataque - Decirle a Dexter que a él no le han dejado jugar y que se espere mientras le pega a Berthil - Lanzarle a éste las gotitas de sangre que antes componían su plataforma
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El lobo asintió y respondió un simple “Recibido” cuando escuchó las indicaciones de aquella persona. Sabía de sobra como iba la cosa de la gente que se escondía bien, por lo que en cuanto aumentó su velocidad todo lo posible sin tener que gastar técnicas en ello, aterrizó en el suelo. Unos almacenes, debían ser los pequeños edificios que tenía frente a sus ojos. No descartaba la posibilidad de haberse equivocado. Una vez en el suelo anuló sus alas oscuras y sonrió de forma algo divertida. Desató su haki de observación a su máximo poder, tratando de esa forma de sentir las máximas presencias posibles en la zona. También iba a hacer otra cosa para que aquello fuese más fácil, por lo que se metió el Den den mushi en la boca encendido, no iba a poder usar las manos ahora.
Drake cambió su aspecto al de un lobo blanco más grande de lo normal. Era un hermoso cánido, majestuoso y fornido. Era más grande que un lobo ártico común y se veía más alegre debido a los pequeños botes que daba. Ahora usaría su olfato en forma completa para detectar olor humano o cualquier cosa que pudiese ayudarle. Mantenía el comunicador con sus fauces y hablaba como podía, siempre manteniendo un mínimo de fuerza para que el objeto no se cayese. Sabía de sobra que su querido indicador de diversión con máscara rara le entendería bien.
- Estoy frente a ellos y procedo a entrar. Si ves algo raro en las pantallas esas avísame, soy ese hermoso ser blanco cuadrúpedo. – Mencionó por sí las moscas.
Con aquella cosa encendida continuó caminando tranquilamente con su mirada fija al frente y con los sentidos bien alerta. El animal movía la cola debido a la emoción. Si veía alguna forma de entrar, lo haría sin pensárselo, pero atento a cualquier tipo de cosa rara. No moriría debido a un cubo de acero que le cayese del techo o algo por el estilo. Olfateaba con ganas y caminando de la forma más sigilosa que podía. Un hermoso y lindo perrito como él no podía llamar la atención, o quizás sí.
Drake cambió su aspecto al de un lobo blanco más grande de lo normal. Era un hermoso cánido, majestuoso y fornido. Era más grande que un lobo ártico común y se veía más alegre debido a los pequeños botes que daba. Ahora usaría su olfato en forma completa para detectar olor humano o cualquier cosa que pudiese ayudarle. Mantenía el comunicador con sus fauces y hablaba como podía, siempre manteniendo un mínimo de fuerza para que el objeto no se cayese. Sabía de sobra que su querido indicador de diversión con máscara rara le entendería bien.
- Estoy frente a ellos y procedo a entrar. Si ves algo raro en las pantallas esas avísame, soy ese hermoso ser blanco cuadrúpedo. – Mencionó por sí las moscas.
Con aquella cosa encendida continuó caminando tranquilamente con su mirada fija al frente y con los sentidos bien alerta. El animal movía la cola debido a la emoción. Si veía alguna forma de entrar, lo haría sin pensárselo, pero atento a cualquier tipo de cosa rara. No moriría debido a un cubo de acero que le cayese del techo o algo por el estilo. Olfateaba con ganas y caminando de la forma más sigilosa que podía. Un hermoso y lindo perrito como él no podía llamar la atención, o quizás sí.
- Spoiler:
- - Seguir indicaciones.
- Cambiar a forma completa una vez aterrizo con el mantra superior y el olfato listo por sí noto algo.
- Hablar con el DDM en la boca con Viktor-chan y entrar en algún almacen si son los correctos o si hay forma de entrar.
-¿Cómo ha ido? -preguntó Therax en cuanto llegó al lugar donde se encontraba el pelirrojo. Su capitán había salido de "La Gorgona Roja" en persecución del pirata que, tras ver cómo desenvainaba a sus espaldas, le había tratado como poco más que un niño pequeño. La presencia que había demostrado un poco después no dejaba lugar a dudas acerca de sus habilidades y, aunque el rubio sabía que Zane era particularmente fuerte, no había dejado de estar preocupado por él. Lo cierto era que se alegraba a la par que se sorprendía de verlo en tan buen estado. «Tal vez no fuera tan duro como aparentaba», pensó por un instante, hasta que el pelirrojo comentó la desmesurada fuerza que poseía.
Mientras Nailah hablaba con el Descamisetado, Therax se dedicó a observar los alrededores. Era un lugar tétrico y sombrío, de esos a los que no le gustaría ir a no ser no tuviera otra opción. Ése era el caso; tenía que encontrar una espada de las que el tal Víctor había repartido por Jaya, y aquél parecía el lugar idóneo para ocultar una. «¿Estamos haciendo bien al seguirle el juego a ese tipo?», se preguntó, recordando al mismo tiempo la cantidad de piratas que se habían declarado en contra de aquella pantomima.
Sin embargo, dejó de pensar en ello en cuanto se pusieron en marcha. El pelirrojo optó por entrar en uno de los almacenes. Su aspecto no era mejor que el de las edificaciones cercanas, pero tampoco peor. El rubio se encogió de hombros al comprobar que era una opción tan buena -o mala- como cualquier otra. En consecuencia, optó por colocarse en la última posición para cubrir la retaguardia y expandió su Haki de observación para tratar de identificar cualquier posible amenaza.
Ya dentro del almacén, pudo notar cómo la temperatura era inferior a la que había en el exterior. Aquello le agradó. Al viajar siempre con el pelirrojo estaba acostumbrado a que el ambiente se caldease, pero siempre había preferido el frío. No obstante, lo que sucedió a continuación no le gustó tanto.
Había dos cajas iluminadas por un foco, pero súbitamente éste se apagó y aparecieron cinco individuos de algún lugar que Therax no alcanzó a identificar. Uno de ellos se lanzó en seguida a por Zane. El rubio no le prestó atención a este último; sabía que su capitán podría apañarse con casi cualquier oponente al que se enfrentase. En cambio, los otros cuatro sujetos sí que necesitarían más atención por su parte.
Dio un paso adelante y desenfundó a Byakko y a Yuki-onna. Una energía azulada recubrió todo su cuerpo, y de su espalda brotaron dos alas de la misma energía. Tratando de no dar tiempo a los demás para que actuaran lanzó sendas ondas cortantes, dirigiendo cada una de ellas a un enemigo. Tras aquello se quedó en guardia para ver la reacción de estos, permaneciendo atento a sus sentidos y al Haki de observación para reaccionar ante lo que fuera. No pudo evitar preguntarse por un instante qué tal lo haría Nailah.
Mientras Nailah hablaba con el Descamisetado, Therax se dedicó a observar los alrededores. Era un lugar tétrico y sombrío, de esos a los que no le gustaría ir a no ser no tuviera otra opción. Ése era el caso; tenía que encontrar una espada de las que el tal Víctor había repartido por Jaya, y aquél parecía el lugar idóneo para ocultar una. «¿Estamos haciendo bien al seguirle el juego a ese tipo?», se preguntó, recordando al mismo tiempo la cantidad de piratas que se habían declarado en contra de aquella pantomima.
Sin embargo, dejó de pensar en ello en cuanto se pusieron en marcha. El pelirrojo optó por entrar en uno de los almacenes. Su aspecto no era mejor que el de las edificaciones cercanas, pero tampoco peor. El rubio se encogió de hombros al comprobar que era una opción tan buena -o mala- como cualquier otra. En consecuencia, optó por colocarse en la última posición para cubrir la retaguardia y expandió su Haki de observación para tratar de identificar cualquier posible amenaza.
Ya dentro del almacén, pudo notar cómo la temperatura era inferior a la que había en el exterior. Aquello le agradó. Al viajar siempre con el pelirrojo estaba acostumbrado a que el ambiente se caldease, pero siempre había preferido el frío. No obstante, lo que sucedió a continuación no le gustó tanto.
Había dos cajas iluminadas por un foco, pero súbitamente éste se apagó y aparecieron cinco individuos de algún lugar que Therax no alcanzó a identificar. Uno de ellos se lanzó en seguida a por Zane. El rubio no le prestó atención a este último; sabía que su capitán podría apañarse con casi cualquier oponente al que se enfrentase. En cambio, los otros cuatro sujetos sí que necesitarían más atención por su parte.
Dio un paso adelante y desenfundó a Byakko y a Yuki-onna. Una energía azulada recubrió todo su cuerpo, y de su espalda brotaron dos alas de la misma energía. Tratando de no dar tiempo a los demás para que actuaran lanzó sendas ondas cortantes, dirigiendo cada una de ellas a un enemigo. Tras aquello se quedó en guardia para ver la reacción de estos, permaneciendo atento a sus sentidos y al Haki de observación para reaccionar ante lo que fuera. No pudo evitar preguntarse por un instante qué tal lo haría Nailah.
- Resumen:
- Hablar con Zane, observar la zona, entrar en el almacén, adoptar mi forma híbrida y lanzar dos ondas cortantes a dos de los cuatro enemigos que aún no han hecho nada.
Dexter Black
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Observó mientras ambos se tomaban la medida. Si bien Arribor no parecía haber lanzado esa onda en serio, su potencia devastadora era incuestionable. Pero Berthil había superado la primera prueba para poder enfrentarlo: Sobrevivir. Si bien el Sin Corazón no era una mala persona (o no mala del todo), le preocupaban bastante poco las consecuencias de sus actos, por lo que si alguien moría a causa de su exagerada fuerza el arrepentimiento del pirata fuese entre poco y nulo. Sin embargo, que hubiese resistido, y más aún con tan pocas consecuencias, hacía que probablemente Arribor sintiese curiosidad y, tras darle una paliza, lo dejase vivir para tener más diversión en el futuro. Aunque Akagami era bastante fuerte... Pero se notaban los años de experiencia en el viejo lobo de mar. Se notaban mucho.
-¿Desde cuándo haces caso a trajeados?- preguntó, quitando la máscara de la cabeza de Pickle Nick-. Somos piratas.
Dijo la última palabra con cierto reparo. Al fin y al cabo, hacía años que él no se dedicaba a la piratería. Era un monarca, el Alto Señor de Fiordia y daba la casualidad que un tiempo atrás había sido pirata, aunque no del todo por elección propia. Su camino había sido siempre volver a abrazar el carnet de cazarrecompensas que aún llevaba en la cartera, ya ajado y apenas legible. Sin embargo, tras mucho tiempo como Shichibukai el Gobierno Mundial lo había expulsado, le había sumado una recompensa exagerada y el mundo lo había reconocido como lo que, de facto, llevaba mucho tiempo siendo: Emperador. Era muy curioso el sobrenombre, ya que antaño el título se le daba a los grandes generales, los que tenían mando sobre todo el imperio... En realidad, ésa era la verdadera acepción que utilizaba el título aunque muchos lo olvidaran: Era un General de los mares. Y un Rey en sus tierras.
-¡Oh venga! ¿De verdad vas a lanzarle pelotitas?- se quejó, como un hooligan ante un evento o competición deportiva totalmente normal-. Puedes hacerlo mucho mejor, ¡Dame algo que me entretenga!
Mediante el poder de la ilusión se creó un coliseo imaginario alrededor de los contendientes, y hasta diez animadoras aclamaban el nombre de Akagami en una perfecta coordinación mientras hacían toda clase de movimientos sensuales y bastante poco éticos. De hecho, que estuviesen totalmente desnudas salvo por la ropa interior de escamas doradas y portasen lanzallamas en lugar de pompones lo hacía hasta un poco bizarro. Incluso podría alguien tener miedo de que se quemase algo... "Oh, mierda".
-¡Me he dejado el horno encendido!- exclamó, recordando que con las prisas todo en la herrería había quedado en marcha-. Sujeta esto, Mura.
Le lanzó el IDM, que sin el sensor ya sólo trataría de atrer constantemente la espada, pero... Bueno, digamos que lanzarlo no fue la mejor de las ideas. El pepinillo gigante empezó a volar a alta velocidad camino de la espada dorada. Esperaba que el gato la cogiese, y él se fue corriendo hacia la herrería no sin antes dejar una pequeña nube que hiciese caer agua sólo encima de Arribor. Así aprendería por no dejarle jugar.
No había tiempo para volar, así que simplemente fue en línea recta corriendo a toda velocidad, evitando a la gente pero ignorando puertas, paredes, ventanas y cualquier cosa en su camino. Tenía que llegar rápido, esperaba poder hacerlo sin complicaciones mayores.
-¿Desde cuándo haces caso a trajeados?- preguntó, quitando la máscara de la cabeza de Pickle Nick-. Somos piratas.
Dijo la última palabra con cierto reparo. Al fin y al cabo, hacía años que él no se dedicaba a la piratería. Era un monarca, el Alto Señor de Fiordia y daba la casualidad que un tiempo atrás había sido pirata, aunque no del todo por elección propia. Su camino había sido siempre volver a abrazar el carnet de cazarrecompensas que aún llevaba en la cartera, ya ajado y apenas legible. Sin embargo, tras mucho tiempo como Shichibukai el Gobierno Mundial lo había expulsado, le había sumado una recompensa exagerada y el mundo lo había reconocido como lo que, de facto, llevaba mucho tiempo siendo: Emperador. Era muy curioso el sobrenombre, ya que antaño el título se le daba a los grandes generales, los que tenían mando sobre todo el imperio... En realidad, ésa era la verdadera acepción que utilizaba el título aunque muchos lo olvidaran: Era un General de los mares. Y un Rey en sus tierras.
-¡Oh venga! ¿De verdad vas a lanzarle pelotitas?- se quejó, como un hooligan ante un evento o competición deportiva totalmente normal-. Puedes hacerlo mucho mejor, ¡Dame algo que me entretenga!
Mediante el poder de la ilusión se creó un coliseo imaginario alrededor de los contendientes, y hasta diez animadoras aclamaban el nombre de Akagami en una perfecta coordinación mientras hacían toda clase de movimientos sensuales y bastante poco éticos. De hecho, que estuviesen totalmente desnudas salvo por la ropa interior de escamas doradas y portasen lanzallamas en lugar de pompones lo hacía hasta un poco bizarro. Incluso podría alguien tener miedo de que se quemase algo... "Oh, mierda".
-¡Me he dejado el horno encendido!- exclamó, recordando que con las prisas todo en la herrería había quedado en marcha-. Sujeta esto, Mura.
Le lanzó el IDM, que sin el sensor ya sólo trataría de atrer constantemente la espada, pero... Bueno, digamos que lanzarlo no fue la mejor de las ideas. El pepinillo gigante empezó a volar a alta velocidad camino de la espada dorada. Esperaba que el gato la cogiese, y él se fue corriendo hacia la herrería no sin antes dejar una pequeña nube que hiciese caer agua sólo encima de Arribor. Así aprendería por no dejarle jugar.
No había tiempo para volar, así que simplemente fue en línea recta corriendo a toda velocidad, evitando a la gente pero ignorando puertas, paredes, ventanas y cualquier cosa en su camino. Tenía que llegar rápido, esperaba poder hacerlo sin complicaciones mayores.
- Resumen:
- Tocar los huevos a Rainbow e irme a apagar el horno.
Aki D. Arlia
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Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El hombre en el concurso de comida le respondió, pero lo que le dijo la dejó confusa. Sin embargo, se levantó y se fue antes de que pudiera decirle nada. Ella no había estado ni en Mariejoa ni en Loguetown, aunque hubiera oído hablar de esas batallas. Se encogió de hombros, un poco mosqueada. Cualquiera pensaría que alguien con su trayectoria sería algo más conocida, pero claramente no era el caso. Suspirando, se acercó a la barra a pedir un zumo mientras el lobo hablaba con Victor. Agarró el vestido que le lanzaba Dexter al vuelo, mientras le decía ''Bye'' con la otra mano. Vaya, con la tontería se había quedado sola. Quizás debería... oh.
Fue en cuestión de segundos y le llevó un par más asimilar lo que acababa de ver. La máscara de Viktor salió volando detrás del Yonkou... pero también lo hizo el propio Viktor. Colapsó contra una de las mesas, con un ''crack'' tan distinguible que lo único que pudo pensar la pelirroja fue: ''Ya está. Aquí acaba la cosa''. Pero nada más lejos de la verdad. Apenas había dado un par de pasos hacia el cadáver, dejando su zumo olvidado en la barra, cuando oyó una voz a sus espaldas. La voz del cadáver, para ser más exactos.
Se giró con velocidad envidiable, lo suficientemente rápido como para ver que la cocina estaba llena a rebosar de clones de la misma persona. El que había hablado traspasaba ahora las puertas, todavía vestido de cocinero, y cogía el DDM para seguir hablando con Drake como si nada. Aki borró la sorpresa de su cara, sustituyéndola por sospecha. En realidad era algo lógico; utilizando sustitutos eliminaba todo riesgo que pudiera correr mostrándose así ante los participantes.
Él habló un segundo antes de que lo hiciera ella, haciendo que se replantease lo que iba a decir. Cautelosa, volvió hasta la barra y cogió el zumo que le habían traído. Tenía la boca seca desde hacía un buen rato. Aprovechó también para ponerse el vestido de nuevo, deshaciendo la ilusión a medio camino.
-Ven aquí y abróchamelo. - Le dijo señalando la cremallera. Cuando se acercara, aceptaría su oferta cruzada de brazos y sin mirarle.- Por qué alguien como tú, con una capacidad de organización suficiente como para orquestar todo esto y cubrirte tan bien las espaldas... ¿Por qué no simplemente agarrar las islas que Legim dejó desamparadas? Y si no, ¿Por qué no cambiar de mar y buscar nuevas fuentes de ingreso? La clase de negocios que tú manejas florecen en cualquier isla con algo de paciencia. Y parece que te sobra.
Tanto si él había obedecido como si no, se daría la vuelta para mirarlo. ¿Sería un hombre o un robot? ¿Un actor, un ciborg? El desastre sangriento de la mesa 3 le hacía dudar.
-Quiero saber qué viene después de lo de las espadas. Y quiero saber quién o quienes han financiado todo esto.
Fue en cuestión de segundos y le llevó un par más asimilar lo que acababa de ver. La máscara de Viktor salió volando detrás del Yonkou... pero también lo hizo el propio Viktor. Colapsó contra una de las mesas, con un ''crack'' tan distinguible que lo único que pudo pensar la pelirroja fue: ''Ya está. Aquí acaba la cosa''. Pero nada más lejos de la verdad. Apenas había dado un par de pasos hacia el cadáver, dejando su zumo olvidado en la barra, cuando oyó una voz a sus espaldas. La voz del cadáver, para ser más exactos.
Se giró con velocidad envidiable, lo suficientemente rápido como para ver que la cocina estaba llena a rebosar de clones de la misma persona. El que había hablado traspasaba ahora las puertas, todavía vestido de cocinero, y cogía el DDM para seguir hablando con Drake como si nada. Aki borró la sorpresa de su cara, sustituyéndola por sospecha. En realidad era algo lógico; utilizando sustitutos eliminaba todo riesgo que pudiera correr mostrándose así ante los participantes.
Él habló un segundo antes de que lo hiciera ella, haciendo que se replantease lo que iba a decir. Cautelosa, volvió hasta la barra y cogió el zumo que le habían traído. Tenía la boca seca desde hacía un buen rato. Aprovechó también para ponerse el vestido de nuevo, deshaciendo la ilusión a medio camino.
-Ven aquí y abróchamelo. - Le dijo señalando la cremallera. Cuando se acercara, aceptaría su oferta cruzada de brazos y sin mirarle.- Por qué alguien como tú, con una capacidad de organización suficiente como para orquestar todo esto y cubrirte tan bien las espaldas... ¿Por qué no simplemente agarrar las islas que Legim dejó desamparadas? Y si no, ¿Por qué no cambiar de mar y buscar nuevas fuentes de ingreso? La clase de negocios que tú manejas florecen en cualquier isla con algo de paciencia. Y parece que te sobra.
Tanto si él había obedecido como si no, se daría la vuelta para mirarlo. ¿Sería un hombre o un robot? ¿Un actor, un ciborg? El desastre sangriento de la mesa 3 le hacía dudar.
-Quiero saber qué viene después de lo de las espadas. Y quiero saber quién o quienes han financiado todo esto.
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O era mi peor día o me estaba volviendo tonto. Aún no había encontrado al capitán a pesar de mis habilidades y medios que tenía. Desde las alturas se podía ver un gran caos, sin duda, el señor Viktor la había preparado buena “Que incivilizados, debería ir al Ojo para aprender a comportarse" pensé mientras seguía sobrevolando el pueblo. En mi vuelo, fui hacia el restaurante y cuando llegué este salía de este.
-Capitán, aquí tienes la espada que me pediste – le dije cuando me lo crucé extendiéndose el arma – Por cierto, me encontré este pequeño vigilándola y como no que hacerle nada me lo he traído, si no te parece mal, claro.
En lo que se cerraba la puerta del restaurante, pude ver a Viktor muerto. Como no me interesaba que era lo que había pasado continúe caminando al lado de Dexter. Quien al ver como Berthil estaba peleando contra otro tipo con una gran recompensa, creó un coliseo a su alrededor con unas animadoras bailando y animándole. “¿Le gusta esto a Berthil?” pensé al verlo. Había cumplido mi misión por lo que tenía tiempo libre hasta la siguiente orden, además, el capitán se había ido a apagar un horno. Usé mi control sobre el viento y fui volando hasta un asiento en las gradas y me senté.
-Dexter, ¿si veo a Berthil en problemas me meto o el se las apaña solo? – le dije telepaticamente al capitán.
-Capitán, aquí tienes la espada que me pediste – le dije cuando me lo crucé extendiéndose el arma – Por cierto, me encontré este pequeño vigilándola y como no que hacerle nada me lo he traído, si no te parece mal, claro.
En lo que se cerraba la puerta del restaurante, pude ver a Viktor muerto. Como no me interesaba que era lo que había pasado continúe caminando al lado de Dexter. Quien al ver como Berthil estaba peleando contra otro tipo con una gran recompensa, creó un coliseo a su alrededor con unas animadoras bailando y animándole. “¿Le gusta esto a Berthil?” pensé al verlo. Había cumplido mi misión por lo que tenía tiempo libre hasta la siguiente orden, además, el capitán se había ido a apagar un horno. Usé mi control sobre el viento y fui volando hasta un asiento en las gradas y me senté.
-Dexter, ¿si veo a Berthil en problemas me meto o el se las apaña solo? – le dije telepaticamente al capitán.
- Cherios, el gato stalker y el tío ese de la sangre.:
- Bueno pues como buen
GATOfelino, Mura se esconde entre los árboles a mirar sin hacer gran cosa- Spoiler:
- COMO UN PUTO GATO
https://www.onepiece-definitiverol.com/t20769-pelea-muy-varonil-arribor-vs-berthil#202284
- Dexter:
- Te diriges a la herrería, sale un poco de humo de una de las ventanas. Cuando entras, en efecto hay un pequeño incendio dentro, pero nada que un cubo de agua no pueda solucionar. Bueno, supongo que logras salvar la herrería del fuego de dentro...
pero hay bastante más afuera. Una de esas famosas peleas que se salen de control con facilidad en Mock Town.
- El grupito del almacén:
- Zane, te lanzas a por el espadachín, a esa velocidad decapitarías a una persona normal sin problemas,
menos mal que no estás tratando con una persona normal. Ves como la hoja de tu espada atraviesa el cuello de tu adversario, para luego darte cuenta de que era una silueta dejada por una especie de vaho gélido.
-Totalmente. - Responde con una sonrisa en el rostro, se había agachado y había enfundado su katana, la cual ahora tenía en una de sus manos en una posición de iaido, agarrando con la otra otra arma más pequeña. Tras eso lanza un poderoso tajo que deja un rastro de partículas heladas y el cual está destinado a partirte en dos.
Therax, ambos parecen dar un golpe para desviar sin muchos problemas las ondas cortantes. Tras eso se mueven a gran velocidad hsata situarse uno a cada uno de tus lados. Extienden los brazos en tu dirección y notas como el aire se ondula a su alrededor, notas con el mantra un ataque inminente. Si te quedas es una onda de choque conjunta que, al encontrarse, reverberan aumentando los daños y produciendo un molesto zumbido.
Quedan dos mirando, uno se gira y habla con el otro con voz grave.
- ¿Ves? Te dije que no era buena idea dejar que viniera en esta misión, no comprende que matar no es nuestra primera opción. En fin, si la chica hace algo detenla.
- William:
- El hombre escucha atentamente tu confesión y el ambiente se relaja un poco.
- ¿Ves que bien van las cosas cuando cooperas? - Pregunta con una sonrisa en el rostro. - En fin, si tuviese más tiempo me gustaría saber más sobre el objetivo del señor Valston. Pero nuestro tiempo ha concluido y me conformo con eso. Tengo más invitados a los que atender. - Comenta mientras camina de forma tranquila en tu dirección, el sonido acompasado de los pasos hace eco en el almacén con un ritmo casi hipnótico. Al llegar a tu lado posa una mano sobre tu hombro y susurra. - Espero que la próxima vez que nos veamos mejore su actuación Señor Zaphir. - Tras eso todo se vuelve confuso y borroso.
Te despiertas en medio de un descampado a las afueras de los almacenes, estás vivo y tienes todas tus pertenencias, incluso la espada.
Lo único raro que ves ahora es un lobo enorme cerca de los almacenes.
- Barbazul:
- Vas caminando por las calles de Mock Town, todo muy normal para ser esa ciudad, de pronto detectas la presencia de Dexter, en la herrería, de hecho. Algo le ha hecho regresar echando leches. Por cierto, casi estás en la plaza, hay dos semigigantes en las entradas pidiendo las espadas a los participantes y, de hecho... dirías que hay más de 16 personas ahí.
- Drake:
- Llegas a los almacenes y... están sorprendentemente tranquilos, no parece haber ni un alma por ahí. De todas formas notas algo raro, para empezar rastros de varias personas por la zona, todos muy distintos y alguno te suena de haber estado en el restaurante. Lo segundo es una presencia, sólo una, pero abarca toda la zona de los almacenes, un poco más y te adentrarías dentro de esa presencia. Todo esto es muy raro, pero sin duda lo que te dice tu olfato y lo que te dice el mantra son cosas distintas, ya ni hablemos de la vista.
- Aki:
- Viktor accede a abrochar el vestido, lo hace sin dudar ni un segundo, y tras eso, se sienta al lado tuyo.
¿Ves lo que ha pasado hoy? La gente no confía en un desconocido y, si supieran a lo que me dedico, que no tardarían, confiaría menos.
Se fiaban de Legim porque había traído cierto orden. Yo les puedo proteger, pero alguien que se queda en las sombras no es ni la mitad de disuasorio que un Yonkou. Y lo de cambiar de mar... jovencita, en tal caso me retiraría de uno de ellos. Pero ya sabes cómo es el caos,
los humanos tienden al caos, y especialmente los piratas, si lo dejas se extenderá y la única forma de pararlo sería que otra persona como yo tomase cartas en el asunto o que surgiera otro Dexter. Como los Dexters no crecen en los árboles (espero que no) me vi obligado a hacer un evento en el cual todos los presentes aceptasen al ganador como Yonkou, que luego sea apto para el puesto es otra cosa. - Tras eso hace una pausa para sacar una petada y pegarle un laaaaaargo trago. - Todo esto lo he financiado yo solo, si dependiera de mis contactos o clientes les saldría más rentable dejar que os matáseis, por lo que lo estoy haciendo a sus espaldas, en una ciudad olvidada por la mano de Dios y con personas poderosas que no quieren ver el mundo arder sin sentido.
Tras ese discurso se levanta y se le quita la chaqueta al cadáver para ponérsela encima. - La siguiente prueba es por equipos, una espada plateada da derecho a escoger un compañero, la dorada a escoger dos, no te preocupes, no será tan "aburrida".
El pirata pelirrojo creía que aquel simple ataque en un tiempo sería suficiente para acabar con la vida de aquel espadachín de segunda, pero no fue así. Ante su asombro, pese a ir a una velocidad alta para una persona común y corriente, aquel individuo se las apañó para esquivar dejando una ilusión y atacarle desde un punto muerto, difícil de cubrir por una persona normal. Sin embargo, Zane no era un sujeto muy usual. Rápidamente, reaccionando lo más rápido posible gracias a sus agudizados reflejos, como si de respirar se tratase, su cuerpo se tornó completamente de un color negro intenso con reflejos verdosos. Sus llamas carmesíes también se tornaron de ese mismo color, pareciendo más un espectro de la noche que un suzaku antropomorfo. Una vez ocurrió eso, golpeando su mano ligeramente hacia el suelo, fue capaz de crear una barrera invisible que bloqueó el ataque de su oponente, intentando obligarle a retroceder un par de pasos, aunque él también se echaría hacia atrás para despegarse de su atacante
A una distancia de poco menos de dos metro, envuelto en un haki de armadura tan intenso que pocas cosas podrían quebrarlo, el capitán desenfundó dos de sus ceremoniosas espadas –Kuroi taiyo y Samaiundo-, sujetando una de ellas con la boca y la otra en su diestra. Tras ello, respiró hondo, expulsando todo el aire que pudiera por el hueco que sus dientes dejaban al tener su katana sujeta con los mismos, calmándose todo lo posible para estar completamente concentrado. En ese segundo, todo pareció ralentizarse. Los ataques de sus compañeros, las ratas que huían despavoridas al sentir el peligro de la batalla que estaban teniendo, los movimientos de su contrincante que solo hacía mirarle, como si tramara algo. Todo. Y fue entonces, cuando un aura de color anaranjada, casi amarillenta, comenzó a rodear a Zane, girando en círculos a gran velocidad y ocupando un radio de dos metros. Si Therax entendía lo que su capitán estaba tramando, posiblemente recularía hacia atrás; aunque cualquiera que tuviera un atisbo de sensatez lo haría, pues todo a su alrededor comenzó a caldearse. El bochorno era muy agudo y la temperatura comenzó a aumentar exponencialmente. Y, haciendo gala de toda la velocidad que tenía el pelirrojo, cabizbajo, se impulsó hacia su contrincante, girando sobre sí mismo hasta crear un pequeño torbellino ígneo que chocaba contra él a gran velocidad con la firme intención de propinarle varios tajos con toda su fuerza e intentar noquearlo, intercalando ataques directos con pequeñas ondas cortantes cargadas de haki de armadura y fuego.
Consiguiera o no derrotarle, retrocedería un metro y se pondría en guardia neutra, superponiendo sus katanas a una distancia de treinta centímetros cada una cubriendo todos sus flancos.
«A ver con qué me venís ahora»
A una distancia de poco menos de dos metro, envuelto en un haki de armadura tan intenso que pocas cosas podrían quebrarlo, el capitán desenfundó dos de sus ceremoniosas espadas –Kuroi taiyo y Samaiundo-, sujetando una de ellas con la boca y la otra en su diestra. Tras ello, respiró hondo, expulsando todo el aire que pudiera por el hueco que sus dientes dejaban al tener su katana sujeta con los mismos, calmándose todo lo posible para estar completamente concentrado. En ese segundo, todo pareció ralentizarse. Los ataques de sus compañeros, las ratas que huían despavoridas al sentir el peligro de la batalla que estaban teniendo, los movimientos de su contrincante que solo hacía mirarle, como si tramara algo. Todo. Y fue entonces, cuando un aura de color anaranjada, casi amarillenta, comenzó a rodear a Zane, girando en círculos a gran velocidad y ocupando un radio de dos metros. Si Therax entendía lo que su capitán estaba tramando, posiblemente recularía hacia atrás; aunque cualquiera que tuviera un atisbo de sensatez lo haría, pues todo a su alrededor comenzó a caldearse. El bochorno era muy agudo y la temperatura comenzó a aumentar exponencialmente. Y, haciendo gala de toda la velocidad que tenía el pelirrojo, cabizbajo, se impulsó hacia su contrincante, girando sobre sí mismo hasta crear un pequeño torbellino ígneo que chocaba contra él a gran velocidad con la firme intención de propinarle varios tajos con toda su fuerza e intentar noquearlo, intercalando ataques directos con pequeñas ondas cortantes cargadas de haki de armadura y fuego.
Consiguiera o no derrotarle, retrocedería un metro y se pondría en guardia neutra, superponiendo sus katanas a una distancia de treinta centímetros cada una cubriendo todos sus flancos.
«A ver con qué me venís ahora»
- Resumen:
- Datos Zane:
- Stats (Con pasivos + modo paladín + raciales):
Fuerza: x30
Resistencia: x30
Velocidad: x70
Agilidad: x45
Reflejos: x37,5
Haki de armadura perfecto + PU's:
Asimilación completa: Aparentemente el cuerpo no parece tener ningún cambio. Sin embargo, su dominio y entendimiento del haki de armadura ha llegado a su nivel máximo, haciendo que sus músculos tengan una resistencia de 9 en la escala Mohs de forma pasiva, sin necesidad de activarlo.
Armadura expansiva: Escénicamente el haki de Zane recubre todo su cuerpo por completo, haciendo que se torne de color negro con reflejos verdosos y es capaz de propagarlo en su fuego y sus ondas cortantes.
Aura Ígnea: Zane se envuelve de un aura ígnea, cuyo color varía en función de la intensidad del calor que desprende, desde un color rojizo (en torno a los 150 ºC), pasando por uno anaranjado (Entre los 200 ºC y 500 ºC), hasta un color azulado muy claro (En torno a los 1000 ºC). Dependiendo del tipo de aura la técnica tiene una duración u otra:
Roja: 5 Turnos activa en un radio de hasta 3 metros, con un tiempo de recarga de 3.
Amarilla: 3 turnos activa en un radio de hasta 2,5 metros, con un tiempo de recarga de 4 turnos.
Azul: Un único turno de activación en un radio de 1,5 metros, con un tiempo de recarga de 5 turnos.
Bloqueo el ataque con haki de armadura y creando una barrera de haki + narro la situación y mi ataque, en el cual uso mi aura ígnea, tras haber desenfundado dos katanas más para adoptar el estilo de tres espadas, y girar a toda velocidad intercalando una serie de ataques directos con pequeñas ondas cortantes cargadas de haki y fuego.
Nailah
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Nailah había observado la situación de los almacenes. A pesar de ser de noche, no se escuchaba nada. Ni el sonido del viento ni algún animal por los alrededores. Le daba mal rollo adentrarse en ellos. Quizás hubiera sido mejor idea adentrarse en la pelea de las afueras de la ciudad. Nailah entró de última en los destartalados almacenes. ¿Esto era seguro? Pensó mirando hacia el techo. Le recordaban a las ruinas del norte que parecían venirse abajo en cualquier momento.
La morena se fijó en el cartel de "No tocar" que había encima de unas cajas iluminadas. Se quedó mirándolas. Si ponía no tocar es que era algo de tocar e iba a mirar que había en ellas. Sin embargo, antes de avanzar hacia las cajas la temperatura descendió rápidamente. Frotó los brazos tratando de apaciguar el repentino frío y al exhalar su aliento convertía en vaho.
El foco se desvaneció de la nada y ante los piratas aparecieron unos cuantos hombres. Nailah se giró sobresaltada, pero no veía muy bien con la oscuridad que había aunque si pudo escuchar como pretendían darles muerte y desenvainaba su katana el que habló.
-¿Morir? - Rio - Fantasmas.
La pelea comenzó en un abrir y cerrar de ojos. Ambos piratas sabían defenderse bien, pero Nailah aun era un poco novata en las peleas contra gente peligrosa. Ella era más de peleas callejeras contra borrachos o mujeres bravas.
La morena abrió su chaleco y sacó tres dagas arrojadizas, escuchó lo que dijo uno de los hombres y las apretó con fuerza. Retrocedió un par de pasos hacia atrás y se las lanzó al que, supuestamente, iría a por ella. No era tonta, estaba acercándose a las cajas de antes. Sentía curiosidad por saber qué escondía.
La morena se fijó en el cartel de "No tocar" que había encima de unas cajas iluminadas. Se quedó mirándolas. Si ponía no tocar es que era algo de tocar e iba a mirar que había en ellas. Sin embargo, antes de avanzar hacia las cajas la temperatura descendió rápidamente. Frotó los brazos tratando de apaciguar el repentino frío y al exhalar su aliento convertía en vaho.
El foco se desvaneció de la nada y ante los piratas aparecieron unos cuantos hombres. Nailah se giró sobresaltada, pero no veía muy bien con la oscuridad que había aunque si pudo escuchar como pretendían darles muerte y desenvainaba su katana el que habló.
-¿Morir? - Rio - Fantasmas.
La pelea comenzó en un abrir y cerrar de ojos. Ambos piratas sabían defenderse bien, pero Nailah aun era un poco novata en las peleas contra gente peligrosa. Ella era más de peleas callejeras contra borrachos o mujeres bravas.
La morena abrió su chaleco y sacó tres dagas arrojadizas, escuchó lo que dijo uno de los hombres y las apretó con fuerza. Retrocedió un par de pasos hacia atrás y se las lanzó al que, supuestamente, iría a por ella. No era tonta, estaba acercándose a las cajas de antes. Sentía curiosidad por saber qué escondía.
- resumen:
- -Entrar al almacén.
-Fijarse en las cajas apiladas y el cartel.
-Tirar tres dagas arrojadizas al que mandaron ir a por ella.
-Intentar acercarse a las cajas.
Sus ondas cortantes no surtieron efecto. Tampoco esperaba algo diferente. Su intención había sido avisar a los tipos de que no permitiría que organizasen un cinco contra uno en contra de Zane y, de paso, no colocarse en una posición en la que le diese la espalda a ninguno de ellos.
Mantenía su Haki de observación concentrado en uno de ellos principalmente, pero cuando detectó que el otro emulaba los movimientos del primero supo que se avecinaba un ataque conjunto. En cuanto los tipos se detuvieron a ambos lados de él no se lo pensó: dio un potente salto hacia atrás, aleteando una vez al mismo tiempo para impulsarse un poco más. En pleno salto, optó por lanzar otras dos cortantes hacia los individuos. En esta ocasión viajarían a mayor velocidad, y un manto de chispas azules las envolvería con la intención de provocar el máximo daño posible.
Fue capaz de librarse del impacto de los ataques lanzados por los sujetos, que probablemente habían lanzado sendas ondas de choque. Sin embargo, la onda expansiva fruto de la colisión logró desplazarle un poco más hacia atrás cuando volvió a posar sus pies en el suelo. Por si fuera poco, un molesto zumbido se instauró en sus oídos. No obstante, no consideró que fuese algo que pudiese suponer alguna limitación en el combate.
Antes de continuar con su enfrentamiento, pudo ver cómo el pelirrojo efectuaba los preparativos para lanzar un ataque que nunca le había visto. Aquello no era una buena noticia para ninguno de los allí presentes, pero creía encontrarse lo suficientemente lejos como para no sufrir las consecuencias de lo que fuese que pensaba hacer o, al menos, poder reaccionar a tiempo. Del mimo modo, también parecía que Nailah se encontraba a una distancia prudencial, así que volvió a sumergirse en su combate. «Vaya, sí que tiene carácter», pensó al ver la daga volar en dirección a uno de los individuos.
Entonces, Therax apoyó la punta de Yuki-onna en el suelo y, tras comprobar la posición exacta de sus oponentes, unas picas de hielo comenzaron a emerger del suelo. Su intención era que, en caso de que las ondas cortantes no hubieran tenido repercusiones sobre los tipos de las ondas de choque, aquella técnica sí las tuviera. Del mismo modo, trató de alcanzar al miembro de la pareja al que la morena no le había lanzado ningún cuchillo. Si evadiesen las primeras estacas y no abandonaran su radio de influencia, trataría de hacer surgir más para dañarles todo lo posible.
Mantenía su Haki de observación concentrado en uno de ellos principalmente, pero cuando detectó que el otro emulaba los movimientos del primero supo que se avecinaba un ataque conjunto. En cuanto los tipos se detuvieron a ambos lados de él no se lo pensó: dio un potente salto hacia atrás, aleteando una vez al mismo tiempo para impulsarse un poco más. En pleno salto, optó por lanzar otras dos cortantes hacia los individuos. En esta ocasión viajarían a mayor velocidad, y un manto de chispas azules las envolvería con la intención de provocar el máximo daño posible.
Fue capaz de librarse del impacto de los ataques lanzados por los sujetos, que probablemente habían lanzado sendas ondas de choque. Sin embargo, la onda expansiva fruto de la colisión logró desplazarle un poco más hacia atrás cuando volvió a posar sus pies en el suelo. Por si fuera poco, un molesto zumbido se instauró en sus oídos. No obstante, no consideró que fuese algo que pudiese suponer alguna limitación en el combate.
Antes de continuar con su enfrentamiento, pudo ver cómo el pelirrojo efectuaba los preparativos para lanzar un ataque que nunca le había visto. Aquello no era una buena noticia para ninguno de los allí presentes, pero creía encontrarse lo suficientemente lejos como para no sufrir las consecuencias de lo que fuese que pensaba hacer o, al menos, poder reaccionar a tiempo. Del mimo modo, también parecía que Nailah se encontraba a una distancia prudencial, así que volvió a sumergirse en su combate. «Vaya, sí que tiene carácter», pensó al ver la daga volar en dirección a uno de los individuos.
Entonces, Therax apoyó la punta de Yuki-onna en el suelo y, tras comprobar la posición exacta de sus oponentes, unas picas de hielo comenzaron a emerger del suelo. Su intención era que, en caso de que las ondas cortantes no hubieran tenido repercusiones sobre los tipos de las ondas de choque, aquella técnica sí las tuviera. Del mismo modo, trató de alcanzar al miembro de la pareja al que la morena no le había lanzado ningún cuchillo. Si evadiesen las primeras estacas y no abandonaran su radio de influencia, trataría de hacer surgir más para dañarles todo lo posible.
- Resumen:
- Esquivar las ondas de choque, retroceder un poco por la onda expansiva y notar el molesto pitido en los oídos. Lanzas dos ondas cortantes mientras me alejo. Observar a Zane y a Nailah para ver cómo va la situación y, después de evaluarlo todo, intentar acabar con los enemigos usando "Surgimiento helado".
- Cosillas:
- Datos:
- Reflejos (Nivel 5 en la clase): x20 (por forma híbrida) y x4 (por PU pasivo) = x80
- Poder de destrucción (nivel 5 en la clase): x4 (por PU pasivo).
- Haki de observación (superior): 3.8 segundos de antelación.
- Componente activo del ámbito forro estático: de forma activa, dichas chispas dejan de ser inocuas y pasan a proporcionar un +100% de poder de destrucción durante 2 turnos. Necesita 2 posts de recarga para volver a ser empleado en su forma activa.
- Lluvia afilada: durante 2 turnos, las ondas cortantes que lanza Therax viajan a una velocidad de 20 m/s. Necesita otros 2 turnos para volver a emplear esta técnica.
- Surgimiento helado: tras posar el filo de una de sus espadas en el suelo, Therax es capaz de hacer que a su alrededor surjan picas de hielo de forma brusca. Tienen un diámetro de 10 centímetros y alcanzan los 2 metros de altura, acabando en una punta afilada. Podrá generar 10 de estas picas (+10 por cada diez niveles) y podrá hacerlo en un radio de 10 metros en torno a él (+10 metros por cada diez niveles). Necesita una recarga de 3 posts.
- Reflejos (Nivel 5 en la clase): x20 (por forma híbrida) y x4 (por PU pasivo) = x80
William White
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Bob terminó de escuchar mi confesión, parecía que había obtenido lo que quería, por lo que el ambiente de la sala volvió a relajarse como al inicio. ¿Cómo diablo podía ese hombre influir de esa forma en el ambiente? El hombre soltó el típico discurso de interrogador que incita a colaborar, el hombre aun así soltó algo de información como que al parecer más personas andaban por las cercanías husmeando.
-Eso explica lo de la puerta- pensé yo, recordando la repentina marcha del hombre.
De todas formas, parecía no haber entendido muy bien que a quien había acusado era al rey de un reino llamado Valston y no de una persona, fuera como fuera daba igual, aquello le haría más difícil de contrastar la información por lo que no le saqué de su error. El hombre lentamente fue acercándose a mí, el eco de sus pasos y la sincronía de sus pasos, como si fuera una de esas técnicas de asesinos de Goa. Finalmente se apoyó en mi hombre y me susurró unas palabras que me dejaron helado.
-Espero que la próxima vez que nos veamos mejore su actuación, señor Zaphir- musitó.
El momento no tardó en volverse borroso, confundiéndome. Cuando me quise dar cuenta estaba en medio de un descampado, aunque aquella situación no me era nada desconocida, después de todo no era la primera vez que me levantaba en medio de ninguna parte.
Pero en esta ocasión reconoció enseguida donde estaba, más que nada porque los almacenes de antes estaban ahí cerca. Rápidamente me incorporé y me di cuenta de que mi bolsa de viaje estaba a mi lada, abriendo la cremallera de esta me percaté de que la espada seguía ahí.
-Al parecer los hombres no van a seguir de incognito, o no la necesitan- pensé inmediatamente, fuera como fuera había sido una verdadera suerte el hecho de aún contar con mi espada.
De todas formas, debía andarme con cuidado, aquello podía significar que había más hombres y que este ya había conseguido una espada o varias, probablemente las necesarias, si eso era así, en el peor de los casos no podía fiarme de nada ni de nadie, más tras ver las capacidades metamórficas del hombre. Por un momento maldijo el hecho de no haber convocado a los suyos para la situación, pero no creía que ninguno de ellos estuviera preparado para el salto. Tal vez había sido algo hipócrita por mi parte pensar que yo si sería capaz.
-¿A qué se refería con lo de actuación? ¿Me habría descubierto?- me pregunté alarmado.
Tras quitarme el polvo de encima y echarme de nuevo la bolsa al hombro, teniendo especial cuidado en no dejar expuesta la cremallera de esta, me encamine de nuevo a la taberna, usando mantra y evadiendo los almacenes en la medida de lo posible. Tras unos segundos me percaté de un lobo enorme a la entrada de los almacenes, ¿Sería Drake? Ciertamente su presencia me recordaba a la del bar, pero tampoco podía garantizar mucho después de todo tampoco estaba al día de todos los criminales y sus recompensas, y mucho menos de sus habilidades, además aquellos hombres seguramente también hubieran estado en la charla de Viktor por lo que su presencia me fuera desconocida tampoco era indicativo de que fuera pirata. Fuera como fuera terminé encaminándome a paso algo ligero al principio y, tras haber dejado fuera del alcance de la vista los almacenes, a un ritmo más tranquilo tratando de ser lo más discreto posible. No esperaba tardar mucho en llegar al restaurante, una vez allí, trataría de hablar con Viktor.
-Eso explica lo de la puerta- pensé yo, recordando la repentina marcha del hombre.
De todas formas, parecía no haber entendido muy bien que a quien había acusado era al rey de un reino llamado Valston y no de una persona, fuera como fuera daba igual, aquello le haría más difícil de contrastar la información por lo que no le saqué de su error. El hombre lentamente fue acercándose a mí, el eco de sus pasos y la sincronía de sus pasos, como si fuera una de esas técnicas de asesinos de Goa. Finalmente se apoyó en mi hombre y me susurró unas palabras que me dejaron helado.
-Espero que la próxima vez que nos veamos mejore su actuación, señor Zaphir- musitó.
El momento no tardó en volverse borroso, confundiéndome. Cuando me quise dar cuenta estaba en medio de un descampado, aunque aquella situación no me era nada desconocida, después de todo no era la primera vez que me levantaba en medio de ninguna parte.
Pero en esta ocasión reconoció enseguida donde estaba, más que nada porque los almacenes de antes estaban ahí cerca. Rápidamente me incorporé y me di cuenta de que mi bolsa de viaje estaba a mi lada, abriendo la cremallera de esta me percaté de que la espada seguía ahí.
-Al parecer los hombres no van a seguir de incognito, o no la necesitan- pensé inmediatamente, fuera como fuera había sido una verdadera suerte el hecho de aún contar con mi espada.
De todas formas, debía andarme con cuidado, aquello podía significar que había más hombres y que este ya había conseguido una espada o varias, probablemente las necesarias, si eso era así, en el peor de los casos no podía fiarme de nada ni de nadie, más tras ver las capacidades metamórficas del hombre. Por un momento maldijo el hecho de no haber convocado a los suyos para la situación, pero no creía que ninguno de ellos estuviera preparado para el salto. Tal vez había sido algo hipócrita por mi parte pensar que yo si sería capaz.
-¿A qué se refería con lo de actuación? ¿Me habría descubierto?- me pregunté alarmado.
Tras quitarme el polvo de encima y echarme de nuevo la bolsa al hombro, teniendo especial cuidado en no dejar expuesta la cremallera de esta, me encamine de nuevo a la taberna, usando mantra y evadiendo los almacenes en la medida de lo posible. Tras unos segundos me percaté de un lobo enorme a la entrada de los almacenes, ¿Sería Drake? Ciertamente su presencia me recordaba a la del bar, pero tampoco podía garantizar mucho después de todo tampoco estaba al día de todos los criminales y sus recompensas, y mucho menos de sus habilidades, además aquellos hombres seguramente también hubieran estado en la charla de Viktor por lo que su presencia me fuera desconocida tampoco era indicativo de que fuera pirata. Fuera como fuera terminé encaminándome a paso algo ligero al principio y, tras haber dejado fuera del alcance de la vista los almacenes, a un ritmo más tranquilo tratando de ser lo más discreto posible. No esperaba tardar mucho en llegar al restaurante, una vez allí, trataría de hablar con Viktor.
- Resumen:
- Narrar, dudar, ver a drake
y pasar de su culo, evadir almacenes y perderlos de vista y encaminar a taberna(todo con mantra activado)
Aki D. Arlia
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Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Terminó de acomodarse la ropa con calma, antes de sentarse. Viktor ya estaba hablando y le escuchó con tranquilidad mientras se terminaba el zumo.
-Te equivocas en una cosa. Muchos de los que había aquí ya habían oído hablar de ti. No es que confíen, es que desgraciadamente llevas razón. No todos somos desalmados. No nos gusta el caos si no lo causamos nosotros mismos.
Él se levantó y recuperó su chaqueta. Tras escuchar las ventajas para la siguiente prueba, Aki se quedó en silencio. Pasaron un par de minutos en los que la pelirroja no dijo nada, pensativa en la silla. Al final, sin embargo, dejó el vaso vacío en la barra y recuperó la espada. Suspiró antes de encaminarse a la salida.
- Ojalá esto no fuera necesario. De verdad que no.
Tras echar un último vistazo al restaurante, la pirata salió por la puerta. Miró a ambos lados de la calle, pero lo cierto era que no conocía demasiado la ciudad. Sin ganas de esperar, pasó a su forma completa y se alzó varios metros sobre la acera. Tras aterrizar en el tejado más próximo comenzó a caminar en busca de la plaza, saltando o volando a ratos. Al fin y al cabo tenía que llegar antes del amanecer y oh dios, solo tenía unas pocas horas para ello. Mejor que se apresurara.
-Te equivocas en una cosa. Muchos de los que había aquí ya habían oído hablar de ti. No es que confíen, es que desgraciadamente llevas razón. No todos somos desalmados. No nos gusta el caos si no lo causamos nosotros mismos.
Él se levantó y recuperó su chaqueta. Tras escuchar las ventajas para la siguiente prueba, Aki se quedó en silencio. Pasaron un par de minutos en los que la pelirroja no dijo nada, pensativa en la silla. Al final, sin embargo, dejó el vaso vacío en la barra y recuperó la espada. Suspiró antes de encaminarse a la salida.
- Ojalá esto no fuera necesario. De verdad que no.
Tras echar un último vistazo al restaurante, la pirata salió por la puerta. Miró a ambos lados de la calle, pero lo cierto era que no conocía demasiado la ciudad. Sin ganas de esperar, pasó a su forma completa y se alzó varios metros sobre la acera. Tras aterrizar en el tejado más próximo comenzó a caminar en busca de la plaza, saltando o volando a ratos. Al fin y al cabo tenía que llegar antes del amanecer y oh dios, solo tenía unas pocas horas para ello. Mejor que se apresurara.
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Mientras caminaba tranquilamente noto la presencia del capitán volviendo a la herrería, ¿se le habría olvidado algo allí? A mí no me pareció ver nada extraño hacia unos momentos que había estado en la misma, pero mis ojos eran inexpertos en ese campo y podía haber pasado muchas cosas por alto. Me vi tentado a darme la vuelta para ir hacía la misma, pero consideré que sería una pérdida de tiempo, lo más seguro que antes de que llegara Dexter ya se habría vuelto a ir. Además, por lo que sabía ya estaba al lado de la plaza donde se debían reunir los que hubieran encontrado las armas.
Para mi sorpresa dos gorilas flanqueaban la entrada a la zona pidiendo a todo el mundo las armas. Desde donde estaba podía contar más de las armas que se habían dicho en un principio en aquella plaza, pero a fin de cuentas que los piratas hicieran trampa no era de extrañar. Me desviaría hacía la zona por la que había traspasa la verja la primera vez y realizara la misma operación. La forma elemental de tinta y la posibilidad de cambiarla de color se estaba convirtiendo en una gran herramienta. Si no pasaba nada y lograba pasar, seguiría en esa forma hasta las cercanías de la plaza.
De llegar hasta las cercanías de la plaza sin sobresaltos, reformaría mi cabeza para ver todo alrededor. Un vistazo más cercano a los aspirantes por así decirlo, además de intentar ver si aún conservaban las espadas o si los guardias de la puerta se habían encargo de quedárselas. Me fijaría en cómo eran cada uno de los piratas allí reunidos, además de en el tipo de armamento que pudiera verlas como armas de fuego, armas contundentes, tipos de espadas, esas cosas.
Para mi sorpresa dos gorilas flanqueaban la entrada a la zona pidiendo a todo el mundo las armas. Desde donde estaba podía contar más de las armas que se habían dicho en un principio en aquella plaza, pero a fin de cuentas que los piratas hicieran trampa no era de extrañar. Me desviaría hacía la zona por la que había traspasa la verja la primera vez y realizara la misma operación. La forma elemental de tinta y la posibilidad de cambiarla de color se estaba convirtiendo en una gran herramienta. Si no pasaba nada y lograba pasar, seguiría en esa forma hasta las cercanías de la plaza.
De llegar hasta las cercanías de la plaza sin sobresaltos, reformaría mi cabeza para ver todo alrededor. Un vistazo más cercano a los aspirantes por así decirlo, además de intentar ver si aún conservaban las espadas o si los guardias de la puerta se habían encargo de quedárselas. Me fijaría en cómo eran cada uno de los piratas allí reunidos, además de en el tipo de armamento que pudiera verlas como armas de fuego, armas contundentes, tipos de espadas, esas cosas.
- resumen:
- Notar al capitán, pero seguir hacía la plaza.
Dar un rodeo para tratar de pasar por donde había entrado la primera vez antes de seguir hacía la plaza.
De poder llegar hasta allí, seguir en forma elemental menos la cabeza y observar y evaluar a la gente de la plaza.
En medio de la noche la luz del fuego y el caos de Mock Town se extienden a la vez que las noticias de una pelea multitudinaria que nadie parece poder parar. Junto a estos focos la oscuridad de la noche comienza a romperse por el horizonte, queda poco para el alba, ¿Una hora? ¿Dos? Puede que menos. Algunos participantes han llegado a la plaza, mas de 16 parece ser, pero en fin, dentro de poco se verá para qué servían las espadas.
- Barbazul:
- Te acercas a la plaza, la gente que tienes cerca parece extrañada por ver una cabeza moviéndose por ahí mirando los alrededores, pero cosas más raras han visto, digo yo. Por ahora en la plaza parece haber de todo, cierta variedad que hace que nada destaque. Algunos con armas de fuego, otros con espadas, martillos, hachas, algunos sin armas, algún que otro mink y gyojin. Por ahora nadie, de la plaza, ha reparado en tu presencia, o te ha considerado una amenaza. Los guardias revisan si tienes espada, pero no te la quitan, y dejan pasar a gente que muestra armas con números pintados que no parecen muy reglamentarias.
- Aki:
- No tardas mucho en encontrar la plaza, ves bastante gente, más de 16 personas, a ojo, los guardias revisan quien tiene espada y quien no, pero algo no cuadra, dejan pasar a gente con espadas que no son de plata o doradas, son espadas normales con números pintados, o imitaciones baratas, o incluso no son espadas. Ahora que lo recuerdas, en las normas decían que valía todo y...
¿Qué clase de prueba pirata sería si no se recurriese al engaño y a las sucias tretas? Por cierto hay varios incendios por la ciudad.
- William:
- No tardas mucho en llegar de nuevo al restaurante y ves a Aki salir de este. Supongo que entras para... ver el cadáver de Viktor en el suelo con el cuello partido, no tiene máscara ni chaqueta, pero nadie del personal parece estar preocupado por ello,
a lo mejor deberías preguntar.
- El trío dinámico:
- Zane, al parecer ese espadachín no es tan de pacotilla, dado que su corte parece haber roto tu barrera y,
con su arma secundaria, una wakizashi, se antepone a tu contraataque, bloqueando los primeros golpes y aprovechando su fuerza para saltar y apartarse a un lugar seguro. Vuelve a enfundar y te mira fijamente sin mediar palabra. Un aura azulada los envuelve mientras empuña su arma ahora en la vaina, acumula sus fuerzas y la tierra parece helarse a su alrededor.
- Corte del Zero Absoluto. - Dice antes de liberar un tajo horizontal, un corte verdadero que se extiende de un lado a otro atravesando todo de forma indiscriminada. Tu mantra te advierte de un gran peligro y... os afecta a todos los presentes, obviamente sus aliados se apartan.
Therax, vuelven a bloquear tus ondas sin mucha dificultad, aunque las estacas heladas los pillan. Parece que has acabado con ellos,
pero tras ver cómo las rompen para liberarse te das cuenta de que van a ser unos enemigos difíciles. Tu mantra te avisa del mismo ataque que Zane y ves cómo ellos saltan para anticiparse... sobre tí. Si saltas tu También te atacarán y ese corte es algo que no parece que superes en velocidad con facilidad, también está el tema de Nailah, que no creo que tenga muchas oportunidades de evitarlo por si misma, y sus cuchillos no han hecho gran cosa más que rebotar contra su enemigo.
¿En qué berenjenal os habéis metido?
«Venga, no me jodas» maldijo Zane para sus adentros, asombrado por la destreza que había demostrado su contrincante para defenderse. Pues no solo había visto a través de su defensa, rompiéndola por completo, sino que había acabado con su contraofensiva bloqueado su ofensiva desenfundando un simple wazikashi. El pelirrojo forcejeó con él durante unos segundos que le perecieron eternos. En su frente comenzó a escurrirse varias gotas de sudor que alcanzaban su barbilla, evaporándose antes de tocar el suelo por la calor que emanaba su propio cuerpo, cubierto completamente por un negro azabache con destellos verdosos, que le hacía parecer más un demonio que un ser humano. Casi al mismo tiempo, ambos espadachines recularos, separándose una distancia de unos ocho metros, estando frente por frente uno del otro. Zane fijó su mirada en él y mostró una sonrisa, casi al mismo tiempo que se quitaba a Samaiundo de la boca y la enfundaba junto al resto de sus katanas.
-¡Dime! –alzó la voz, mientras se medía en algo parecido a un duelo de miradas-. ¿Cuál es tu nombre? –preguntó, posando su mano sobre Supuringugeiru, que parecía no querer desenfundarse-. ¡Maldita katana del demonio! Ahora yo soy tu dueño y si quiero que te desenfundes lo harás, ¿entendido? –musitó, consiguiendo desenvainarla por primera vez por voluntad propia.
Tras eso, respiró hondo, intentando calmar sus pulsaciones y entrar en un estado de bienestar y serenidad. En aquel momento todo pareció suceder a cámara lenta, como si la diosa del tiempo hubiera decidido gastarle una broma. Las peleas que se estaban sucediendo a su alrededor, como los contrincante de Therax parecían ser superior a él y a su querida Nailah, cuyo nivel de poder no era equiparable al del resto de los presentes. Y de golpe, una sensación de peligro que le hizo estremecerse.
-¡Nailah! –exclamó, intentando llamar la atención de la muchacha de cabellos castaños-. Cuando sientas una presión proveniente de mí no te lo pienses y corre. No mires atrás y sal de aquí. Escóndete y llama a tú capitán, ¿entendido? Pienso acabar con esto de un ataque, y puede que se ponga muy feo… –le avisó, al mismo tiempo que su cuerpo se cubría de una especie de armadura con forma humanoide, pero sin detalles claros. Era pura energía de un color azul muy claro, casi celeste como el cielo del medio día en una isla primaveral. E inmediatamente después, si quitar el ojo de su oponente y sus lacayos, hizo notar su presencia en ellos, intentando paralizarlos de terror para que Therax les diera el golpe de gracia, o al menos les sirviera para huir si así lo precisaran. Aquella no era la primera vez que usaba con su banda el haki del rey como soporte para tener un ataque efectivo, así que esperaba que así fuera.
Y tal y como su mantra así le avisó, aquel individuo lanzó una onda cortante horizontal que perfectamente podría cortar el almacén en dos. Ante aquello, aplicando la energía espiritual que le daba su sendero de la determinación, uno de los caminos del sendero del espadachín errante, la técnica heredada de su abuelo en Wano, y fuego en su katana, ésta adoptó la habilidad de sus llamas y se recubrió de su energía interior del espadachín. Y, tras elevarla por encima de su cabeza, mientras agarraba con fuerza su mango con las dos manos, el capitán pirata alzó el vuelo un par de metros y lanzó una poderosa y gigantesca onda cortante de energía espiritual, con haki y fuego de forma vertical con la intención de bloquear la suya y arrasar con cualquiera de los enemigos que se pusieran por delante.
-Corte ígneo del samuráis sin dueño –susurró Zane.
«Es todo o nada. Después de todo no hay mejor defensa que un gran ataque»
-¡Dime! –alzó la voz, mientras se medía en algo parecido a un duelo de miradas-. ¿Cuál es tu nombre? –preguntó, posando su mano sobre Supuringugeiru, que parecía no querer desenfundarse-. ¡Maldita katana del demonio! Ahora yo soy tu dueño y si quiero que te desenfundes lo harás, ¿entendido? –musitó, consiguiendo desenvainarla por primera vez por voluntad propia.
Tras eso, respiró hondo, intentando calmar sus pulsaciones y entrar en un estado de bienestar y serenidad. En aquel momento todo pareció suceder a cámara lenta, como si la diosa del tiempo hubiera decidido gastarle una broma. Las peleas que se estaban sucediendo a su alrededor, como los contrincante de Therax parecían ser superior a él y a su querida Nailah, cuyo nivel de poder no era equiparable al del resto de los presentes. Y de golpe, una sensación de peligro que le hizo estremecerse.
-¡Nailah! –exclamó, intentando llamar la atención de la muchacha de cabellos castaños-. Cuando sientas una presión proveniente de mí no te lo pienses y corre. No mires atrás y sal de aquí. Escóndete y llama a tú capitán, ¿entendido? Pienso acabar con esto de un ataque, y puede que se ponga muy feo… –le avisó, al mismo tiempo que su cuerpo se cubría de una especie de armadura con forma humanoide, pero sin detalles claros. Era pura energía de un color azul muy claro, casi celeste como el cielo del medio día en una isla primaveral. E inmediatamente después, si quitar el ojo de su oponente y sus lacayos, hizo notar su presencia en ellos, intentando paralizarlos de terror para que Therax les diera el golpe de gracia, o al menos les sirviera para huir si así lo precisaran. Aquella no era la primera vez que usaba con su banda el haki del rey como soporte para tener un ataque efectivo, así que esperaba que así fuera.
Y tal y como su mantra así le avisó, aquel individuo lanzó una onda cortante horizontal que perfectamente podría cortar el almacén en dos. Ante aquello, aplicando la energía espiritual que le daba su sendero de la determinación, uno de los caminos del sendero del espadachín errante, la técnica heredada de su abuelo en Wano, y fuego en su katana, ésta adoptó la habilidad de sus llamas y se recubrió de su energía interior del espadachín. Y, tras elevarla por encima de su cabeza, mientras agarraba con fuerza su mango con las dos manos, el capitán pirata alzó el vuelo un par de metros y lanzó una poderosa y gigantesca onda cortante de energía espiritual, con haki y fuego de forma vertical con la intención de bloquear la suya y arrasar con cualquiera de los enemigos que se pusieran por delante.
-Corte ígneo del samuráis sin dueño –susurró Zane.
«Es todo o nada. Después de todo no hay mejor defensa que un gran ataque»
- Resumen:
- Usar el mantra (como pone en la moderación) para notar intenciones hostiles y mucho peligro.
Usar haki del rey sobre todos los hombres, intentando paralizarlos para así que Therax les de él golpe de gracia mientras Nailah huye.
Usar su sendero de la determinación para aumentar sus reflejos, su fuerza y resistencia y lanzar una onda cortante con haki de armadura superior y fuego (En torno a los 100 ºC) de 40 metros de alto por 2 metros de ancho intentando parar bloquear el ataque y, si es lo suficientemente fuerte, atravesarlo y acabar con el tío.- Datos Bélicos:
- Stats: Fuerza: x65
Resistencia: x65
Agilidad: xx180
Velocidad: x140
Reflejos: x150
(LOS STATS SON LA UNIÓN DEL MODO PALADÍN, MIS PASIVAS, MIS RACIALES Y EL SENDERO DE LA VIRTUD YA CALCULADAS. EN EL CASO DE QUERER QUE LOS CONCRETE MÁS ME LO DICES POR PRIVADO)
Y mis stats no van en función a un humano corriente, puesto que he asimilado las capacidades de mi fruta mis stats van en función de mi propia fuerza.
Haki del rey (lo tengo entrenado, así que puedo dirigirlo y mi haki de armadura es superior (por si hay que calcular algo)).
P.U de Haki: Amadura expansiva: Escénicamente el haki de Zane recubre todo su cuerpo por completo, haciendo que se torne de color negro con reflejos verdosos y es capaz de propagarlo en su fuego y sus ondas cortantes.
El poder calorífico de mi fuego es de unos 1000 ºC, según la tabla de mi akuma.
Onda cortante aprovechando las habilidades de mi katana: Sin embargo, como arma mítica que es, tiene dos poderes: el primero de ellos es que si se empuña y se le aplica energía espiritual, su capacidad de corte aumenta exponencialmente, siendo capaz de realizar ondas cortantes con su misma capacidad de corte, con la diferencia de que dichas ondas pueden ser hasta cincuenta veces más grandes que la hoja de la katana. Y la segunda es que si alguien que maneje algún poder elemental la empuña (fuego, electricidad, viento…) su hoja adopta dichas capacidades, siendo un arma verdaderamente útil.
William White
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No tardé mucho tiempo en llegar a la entrada de “La Gorgona Roja”, incluso pese al pequeño rodeo que había decidido tomar para evitar. Me descolgué la bolsa de viaje de la espalda y pasé a llevarla como un maletín agarrándola de las asas, palpando disimuladamente la espada una vez más. -Así estará más segura pensé. Una vez a la entrada del local solté un suspiro, suponía que ya no estaba en peligro, pero tampoco podía asegurarlo, que clase de poder tenía ese hombre. La sensación de desamparo e indefensión aún me carcomía, pero había obtenido lo que quería, la espada, la información y aún más importante, seguía con vida. Agradeciendo cada latido comencé a subir las escalinatas cuando me entrecrucé con una chica increíblemente atractiva que iba vestida de una forma despampanante que emulando al buen de Zaphir me quité el sombrero y saludé a la chica con un simple:
-Buenas noches- dije mientras se levantaba levemente el sombrero, parándome un momento para limitarme a saludar antes de terminar adentrarme en el restaurante.
Una vez dentro encontré otra de esas escenas bizarras alas que no terminaba a acostumbrarme, el hombre al que estaba buscando se encontraba a la entrada del local, aunque este no se encontraba bien como lo esperaba. Estaba muerto. Rápidamente, activando el mantra, me agaché al cuerpo del hombre para comprobar si este disponía de pulso, bueno eso era lo que quería aparentar, a simple vista me di cuenta de que el hombre le faltaba tanto la máscara como su chaqueta, aunque dudaba que la causa de su muerte fuera por un hurto tan vulgar.
- ¿Sería un señuelo? No creo que un emperador pueda morir tan fácilmente- pensé para mis adentros viendo que probablemente la causa de su muerte hubiera sido la fractura de cuello.
Tras cachear discretamente el cuerpo del hombre, ver si tenía algo de valor consigo y sustraerlo sin llamar la atención si veía la oportunidad, preguntaría a alguno de los empleados, los cuales estaban extrañamente tranquilos para estar su “jefe” tirado ahí en el suelo.
-Disculpé camarero- pregunté situándome en la barra depositando mi bolsa de viaje delante de mí para no perderla el ojo - ¿Qué ha ocurrido y dónde está tu nuevo jefe? O mejor, llámalo tengo que hablar con él- pregunté señalando con la mano al cadáver del anciano.
Esperé pacientemente a la reacción o la respuesta del camarero y miré el reloj, quería saber cuanto tiempo me quedaba para terminar la prueba.
-Buenas noches- dije mientras se levantaba levemente el sombrero, parándome un momento para limitarme a saludar antes de terminar adentrarme en el restaurante.
Una vez dentro encontré otra de esas escenas bizarras alas que no terminaba a acostumbrarme, el hombre al que estaba buscando se encontraba a la entrada del local, aunque este no se encontraba bien como lo esperaba. Estaba muerto. Rápidamente, activando el mantra, me agaché al cuerpo del hombre para comprobar si este disponía de pulso, bueno eso era lo que quería aparentar, a simple vista me di cuenta de que el hombre le faltaba tanto la máscara como su chaqueta, aunque dudaba que la causa de su muerte fuera por un hurto tan vulgar.
- ¿Sería un señuelo? No creo que un emperador pueda morir tan fácilmente- pensé para mis adentros viendo que probablemente la causa de su muerte hubiera sido la fractura de cuello.
Tras cachear discretamente el cuerpo del hombre, ver si tenía algo de valor consigo y sustraerlo sin llamar la atención si veía la oportunidad, preguntaría a alguno de los empleados, los cuales estaban extrañamente tranquilos para estar su “jefe” tirado ahí en el suelo.
-Disculpé camarero- pregunté situándome en la barra depositando mi bolsa de viaje delante de mí para no perderla el ojo - ¿Qué ha ocurrido y dónde está tu nuevo jefe? O mejor, llámalo tengo que hablar con él- pregunté señalando con la mano al cadáver del anciano.
Esperé pacientemente a la reacción o la respuesta del camarero y miré el reloj, quería saber cuanto tiempo me quedaba para terminar la prueba.
- resumen(interactuo con Aki):
- Describo entrada al local, saludo a Aki a su salida.(voy con secreta así que este es mi aspecto).
-Me acerco al cuerpo intento ver si tiene algo de valor mientras disimulo que estoy tomándole el pulso o asegurándome de que esta muerto(para esta parte mejor leer el post)
-preguntó a camarero sobre lo ocurrido y pido que traiga a su "nuevo jefe"
-miró la hora para ver si dispongo de tiempo para ver como continuo en el siguiente turno
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El olor de una persona le hizo ladear un momento la cabeza. Le sonaba el olor, del bar seguramente, por lo que sería algún pringado de aquellos que se puso a jugar como un crío. La bestia pasó de eso y se adentró totalmente en aquel sitio. Algo extraño empezaba a suceder. Era como si su mantra y su olfato no se pusieran de acuerdo. Frunció el ceño entonces y empezó a concentrarse todo lo posible.
- Soy un lobo ante todo…
El animal desactivó su mantra para no liarse mucho y mantuvo su olfato en primera estancia. Como lobo orgulloso confiaba más en sus sentidos propios que en los del haki. Si algún capullo estaba haciendo algún poder raro, no iba a hallar nada de todas formas. Empezó a mirar un poco a su alrededor, pero no había nada visible. Según su haki, estaba dentro de una enorme presencia, por lo que si había un gigante bajo tierra le provocaría. Sonrió un poco y volvió a su forma humana. El chico activó un poco de su energía y se recubrió de un aura rojiza. Abrió la boca y habló en un tono bastante alto.
- Me da igual si sois varios, o solo uno. Si no das la cara, reventaré este sitio con todos los que estéis dentro. Voy a contar hasta tres.
Esta vez activó el mantra y empezó a canalizar energía de color blanco en su puño derecho. Su mirada era bastante seria y esperaba que algo más pasara en aquel sitio. Con su mano libre activó el Ddm y empezó a llamar a Viktor para que pudiera darle instrucciones.
- Estoy aquí dentro, a punto de hacer volar los almacenes, pero no veo nada. Detecto una enorme presencia, pero ni rastro físico ¿Vuelo este sitio? – Preguntó entrecerrando los ojos.
- Soy un lobo ante todo…
El animal desactivó su mantra para no liarse mucho y mantuvo su olfato en primera estancia. Como lobo orgulloso confiaba más en sus sentidos propios que en los del haki. Si algún capullo estaba haciendo algún poder raro, no iba a hallar nada de todas formas. Empezó a mirar un poco a su alrededor, pero no había nada visible. Según su haki, estaba dentro de una enorme presencia, por lo que si había un gigante bajo tierra le provocaría. Sonrió un poco y volvió a su forma humana. El chico activó un poco de su energía y se recubrió de un aura rojiza. Abrió la boca y habló en un tono bastante alto.
- Me da igual si sois varios, o solo uno. Si no das la cara, reventaré este sitio con todos los que estéis dentro. Voy a contar hasta tres.
Esta vez activó el mantra y empezó a canalizar energía de color blanco en su puño derecho. Su mirada era bastante seria y esperaba que algo más pasara en aquel sitio. Con su mano libre activó el Ddm y empezó a llamar a Viktor para que pudiera darle instrucciones.
- Estoy aquí dentro, a punto de hacer volar los almacenes, pero no veo nada. Detecto una enorme presencia, pero ni rastro físico ¿Vuelo este sitio? – Preguntó entrecerrando los ojos.
- Spoiler:
- Detecto el olor de Willi, pensar
que es un pringao (?)y seguir mi rumbo. Amenazar a la nada con reventar todo y llamar a Viktor.
Por un momento esbozó una sonrisa al comprobar que las estacas que hacía surgir cumplían su función. Sin embargo, la alegría no le duró demasiado. Los tipos comenzaron a quebrarlas después de ser atravesados, y aparentemente no habían sufrido ningún daño.
Por otro lado, Zane seguía enfrentándose al otro tipo. Parecía que era un rival más que digno, porque estaba plantando cara de igual a igual al pelirrojo y, según la asesina percepción con la que le obsequiaba su Haki de observación, se avecinaba un ataque para nada desdeñable. Por un momento se planteó tratar de bloquear lo que estaba por venir, pero la presencia de Nailah a su lado hizo que cambiase de opinión. De cualquier modo, visto el poder del sujeto al que se enfrentaba era más que probable que no pudiera hacer frente a su técnica.
Una brisa rodeó sus pies antes de que se lanzara todo lo rápido posible hacia Nailah, ignorando por un momento a los individuos con los que se estaba enfrentando. Sin embargo, aunque no sabía cuál sería el siguiente movimiento de estos y estaba centrado en la morena, creó una corriente de viento en dirección a ellos con la intención de, al menos, dificultar sus acciones.
La onda que lanzó a continuación el oponente del Descamisetado sólo era comparable a la que éste había producido. ¿Sería suficiente como para anular la del desconocido? Esperaba que sí, pero no podía permitirse quedarse quieto para averiguarlo.
Correría a placar a Nailah. Buscaría con ello llegar a tiempo y quedar los dos tumbados para que, en caso de que Zane no lograse neutralizar el ataque del tipo, la onda pasase por encima de ellos.
Tras aquello, Nailah hizo caso a la orden del pelirrojo y se marchó. Therax permaneció firme, observando a sus enemigos y tratando de valorar cómo podría hacerles frente. No las tenía todas consigo, pero jamás podría plantearse dejar a su capitán sólo en los almacenes contra todos los enemigos. ¿Que podría plantar cara al grupo entero? Probablemente, pero aun así se negaba a marcharse.
Había percibido cómo Zane había empleado el Haki del rey, y lo cierto era que no sabía si había funcionado sobre los enemigos o no. Él había sido invadido por la molesta sensación que siempre acompañaba a la habilidad del Descamisetado, pero no era momento para detenerse.
Las chispas aún recorrían el filo de sus espadas, y poco a poco comenzaron a brotar del resto de su cuerpo. Después de identificar dónde se encontraba el enemigo más cercano, se precipitó a gran velocidad en su dirección con la intención de provocar un tajo en su abdomen y, en caso de que pudiera alcanzar a otro sin modificar la trayectoria, trataría de infligirle una herida similar. Sus sables irían imbuidos en Haki de armadura con el fin de hacer el máximo daño posible en caso de tener éxito. Al acabar, fuera cual fuera el resultado, se alejaría e intentaría colocarse a una distancia prudencial de sus rivales. A su alrededor surgiría un círculo luminoso del que emanaría una gran cantidad de vaho.
Por otro lado, Zane seguía enfrentándose al otro tipo. Parecía que era un rival más que digno, porque estaba plantando cara de igual a igual al pelirrojo y, según la asesina percepción con la que le obsequiaba su Haki de observación, se avecinaba un ataque para nada desdeñable. Por un momento se planteó tratar de bloquear lo que estaba por venir, pero la presencia de Nailah a su lado hizo que cambiase de opinión. De cualquier modo, visto el poder del sujeto al que se enfrentaba era más que probable que no pudiera hacer frente a su técnica.
Una brisa rodeó sus pies antes de que se lanzara todo lo rápido posible hacia Nailah, ignorando por un momento a los individuos con los que se estaba enfrentando. Sin embargo, aunque no sabía cuál sería el siguiente movimiento de estos y estaba centrado en la morena, creó una corriente de viento en dirección a ellos con la intención de, al menos, dificultar sus acciones.
La onda que lanzó a continuación el oponente del Descamisetado sólo era comparable a la que éste había producido. ¿Sería suficiente como para anular la del desconocido? Esperaba que sí, pero no podía permitirse quedarse quieto para averiguarlo.
Correría a placar a Nailah. Buscaría con ello llegar a tiempo y quedar los dos tumbados para que, en caso de que Zane no lograse neutralizar el ataque del tipo, la onda pasase por encima de ellos.
Tras aquello, Nailah hizo caso a la orden del pelirrojo y se marchó. Therax permaneció firme, observando a sus enemigos y tratando de valorar cómo podría hacerles frente. No las tenía todas consigo, pero jamás podría plantearse dejar a su capitán sólo en los almacenes contra todos los enemigos. ¿Que podría plantar cara al grupo entero? Probablemente, pero aun así se negaba a marcharse.
Había percibido cómo Zane había empleado el Haki del rey, y lo cierto era que no sabía si había funcionado sobre los enemigos o no. Él había sido invadido por la molesta sensación que siempre acompañaba a la habilidad del Descamisetado, pero no era momento para detenerse.
Las chispas aún recorrían el filo de sus espadas, y poco a poco comenzaron a brotar del resto de su cuerpo. Después de identificar dónde se encontraba el enemigo más cercano, se precipitó a gran velocidad en su dirección con la intención de provocar un tajo en su abdomen y, en caso de que pudiera alcanzar a otro sin modificar la trayectoria, trataría de infligirle una herida similar. Sus sables irían imbuidos en Haki de armadura con el fin de hacer el máximo daño posible en caso de tener éxito. Al acabar, fuera cual fuera el resultado, se alejaría e intentaría colocarse a una distancia prudencial de sus rivales. A su alrededor surgiría un círculo luminoso del que emanaría una gran cantidad de vaho.
- Resumen:
- Intentar abalanzarme sobre Nailah (empleando el ámbito “Viento a favor” como apoyo) para quedar ambos tirados en el suelo, buscando que la onda de frío no nos alcance si Zane no consigue neutralizarla. Después, usar “Blitzkrieg” con Haki de armadura para intentar acabar con un enemigo y, si hay alguno más al alcance, tratar de herir a éste/estos también.
- Nota:
- Mi nivel en el evento es 50.
- PU’s:
- Poder de destrucción x4 (+300%) // Resistencia x4 (+300%) // Reflejos x4 (+300%) // Velocidad x3 (+200%) // Agilidad x4 (+300%)
- Stats en forma híbrida:
- Reflejos (x20) // Velocidad (x15) // Resistencia (x15).
- Poder de destrucción (nivel 5 de clase): x4.
- Reflejos (nivel 5 de clase): x80.
- Velocidad (nivel 2 de clase): x45.
- Resistencia (nivel 2 de clase): x60.
- Agilidad (nivel 3 de clase): x4.
- Poder de destrucción (nivel 5 de clase): x4.
- Haki de observación:
- Décimas de segundo de antelación: 3.8 segundos.
Máximo de personas en área a prever: 30.
Distancia Máxima de percepción: 200 metros.
- Haki de armadura:
- Nivel de Desarrollo: Entrenado
Asaltos de Haki de armadura: 8 (primero).
- Tabla de la Akuma: las corrientes de viento que genera alcanzan los 100 km/h y tiene un radio de influencia de 100 metros.
- Viento a favor: de forma activa, es capaz de aumentar su velocidad de desplazamiento +100% durante 2 posts, con otros 2 de recarga (turno 1). Velocidad x60.
Al atacar si da resultado lo anterior o la onda de Zane neutraliza por completo la del desconocido:- Blitzkrieg: Therax concentra y libera energía de forma brusca, dando como resultado que sea capaz de realizar un desplazamiento en línea recta a una velocidad de 40 m/s. La distancia que puede cubrir con esta técnica es de 10 metros (+10 metros por cada 10 niveles), y a sus espaldas queda una imagen de él formada por la energía eléctrica que libera para ejecutar el movimiento. Requiere una recarga de 2 posts.
- Forro estático: de forma activa, dichas chispas dejan de ser inocuas y pasan a proporcionar un +100% de poder de destrucción durante 2 turnos. Necesita 2 posts de recarga para volver a ser empleado en su forma activa (turno 2).
Al alejarme:- Luna de invierno: de forma activa, alrededor del espadachín aparece un círculo de energía blanquiazul de cuyo interior emana el mismo vaho que aparece al desenvainar las espadas. El círculo tiene un radio de 15 metros en torno al espadachín.
El vaho no tiene ningún tipo de cualidad de por sí y la función del círculo es delimitar un radio de acción: mientras se encuentre dentro de éste, los reflejos de Therax se ven aumentados +100% durante 2 turnos (siempre y cuando no lo abandone). El tiempo de recarga son otros 2 posts (turno 1).
- Recarga/no usado:
- No usado aunque siga activo:
- Lluvia afilada: 2º turno.
En recarga:- Surgimiento helado: 1/3.
- Lluvia afilada: 2º turno.
Nailah
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Sus cuchillos arrojadizos habían sido esquivados con suma facilidad, pero se lo esperaba. No poseía nada que llamara la atención salvo pensar. Nailah se fijó de nuevo en el estado de los almacenes, estos podrían venirse abajo de un momento a otro y con tanto ataque no sabe si aguantarían. Las cajas tendrían que esperar al parecer. Si los ataques de sus dos compañeros no surtían efecto si que estaban en un buen lío. La pirata no sabía que tan fuertes eran, pero esperaba que lo suficiente para acabar con ellos por haberles molestado.
Un grito del pelirrojo captó enseguida la atención de la morena. Esta se giró bruscamente y se asustó al mirar a su amigo de la infancia. Aquella mirada... Aquella mirada no era normal, nunca le había visto tan enfadado, parecía asustarla y ella no le temía a nada. Las indicaciones del pelirrojo eran claras, pero ella no estaba de acuerdo en dejarlos atrás.
-Pero... - Replicó. El pelirrojo le dedicó otra mirada de enfado y ella asintió con la cabeza.
No hicieron falta las palabras para saber qué tenía que cumplir aquella orden. Palpó el el Den Den Mushi de su bolsillo y se echó un poco hacia atrás. Las palabras de uno de los rivales captaron su atención. No tuvo tiempo para fijarse en lo que harían sus compañeros, pero en un abrir y cerrar de ojos se encontraba en el suelo bajo Therax. Esta había cerrado los ojos con fuerza durante el impacto al suelo e incluso se habían arrastrado un poco.
¡La fuerza proveniente de Zane! Nunca había sentido una presión tan fuerte e intimidante. Miró al rubio y se apartó hacia un lado, echando a correr hacia las afueras del almacén. ¿Por primera vez sentía pánico de lo que pudiera pasar? Si, su amigo y compañero estaban ahí dentro y ella no podía ayudarlos.
Nailah sacó el den den mushi a las prisas de su bolsillo. Sus manos temblaban y eso casi hizo que se le cayera varias veces. Pinchó el botón esperando escuchar la voz de su capitán. Estaba tan nerviosa que las palabras se le atragantaban.
-¡Syxel! - Exclamó -. Ven rápido a unos almacenes del norte, ¡corre! Te necesitamos, ¡rápido!
En ningún momento cortó la comunicación del aparato. Miró al almacén, tratando de pensar algo que sirviera de ayuda para deshacerse de aquellos hombres y, a poder ser, no dañar a Zane y a Therax.
Un grito del pelirrojo captó enseguida la atención de la morena. Esta se giró bruscamente y se asustó al mirar a su amigo de la infancia. Aquella mirada... Aquella mirada no era normal, nunca le había visto tan enfadado, parecía asustarla y ella no le temía a nada. Las indicaciones del pelirrojo eran claras, pero ella no estaba de acuerdo en dejarlos atrás.
-Pero... - Replicó. El pelirrojo le dedicó otra mirada de enfado y ella asintió con la cabeza.
No hicieron falta las palabras para saber qué tenía que cumplir aquella orden. Palpó el el Den Den Mushi de su bolsillo y se echó un poco hacia atrás. Las palabras de uno de los rivales captaron su atención. No tuvo tiempo para fijarse en lo que harían sus compañeros, pero en un abrir y cerrar de ojos se encontraba en el suelo bajo Therax. Esta había cerrado los ojos con fuerza durante el impacto al suelo e incluso se habían arrastrado un poco.
¡La fuerza proveniente de Zane! Nunca había sentido una presión tan fuerte e intimidante. Miró al rubio y se apartó hacia un lado, echando a correr hacia las afueras del almacén. ¿Por primera vez sentía pánico de lo que pudiera pasar? Si, su amigo y compañero estaban ahí dentro y ella no podía ayudarlos.
Nailah sacó el den den mushi a las prisas de su bolsillo. Sus manos temblaban y eso casi hizo que se le cayera varias veces. Pinchó el botón esperando escuchar la voz de su capitán. Estaba tan nerviosa que las palabras se le atragantaban.
-¡Syxel! - Exclamó -. Ven rápido a unos almacenes del norte, ¡corre! Te necesitamos, ¡rápido!
En ningún momento cortó la comunicación del aparato. Miró al almacén, tratando de pensar algo que sirviera de ayuda para deshacerse de aquellos hombres y, a poder ser, no dañar a Zane y a Therax.
- Resumen:
- -Obedecer a Zane.
-Ser tirada por Therax al suelo para intentar esquivar.
-Salir a las afueras y llamar a Syxel para que venga.
La luz del Sol comienza a asomarse por el horizonte, queda menos de una hora para que finalice la prueba, aquellos que ya hayan encontrado una espada les interesaría regresar a la plaza de Mock Town.
- Los almaceneros:
- El haki de Zane golpea a todos los enemigos, aquellos que habían saltado sobre Therax parecen detener momentáneamente su ofensiva, dejando una abertura para que este salve a Nailah. Ambos caéis al suelo al mismo tiempo que un corte pasa peligrosamente cerca de la espalda de Therax. Un instante después escucháis una fuerte explosión y su fuerza casi os hace salir volando, resultado del choque del ataque de Zane y el espadachín. El almacén está en muy mal estado, y puede que se derrumbe en cualquier momento. Zane, el espadachín te responde, te dice su nombre pero sus palabras no se quedan grabadas en tu memoria. Ahora que lo piensas, ninguno de ellos va cubierto, nadie oculta sus rasgos, puedes verlos perfectamente, pero sus caras no se quedan en tu memoria, ni sus voces, ni sus nombres, ninguna característica distintiva, ni siquiera su género, ni su presencia. Son como personajes planos de fondo en una animación barata.
El espadachín está contra un muro, parece haber sobrevivido, aunque por sus movimientos deduces que está herido, se apoya en su espada para tenerse en pie. Uno de sus compañeros desciende y le ayuda a levantarse.
Therax, Lanzas un tajo a uno y te lanzas a por el otro, llegas sin problemas, y tu espada golpea en su abdomen. La fuerza que llevas lo atraviesa abollando una ya maltrecha pared a sus espaldas. Pero hay algo raro, cuando tratas de retirarte te das cuenta de que la espada está atascada en su brazo. Ha detenido el corte agarrando la hoja entre su brazo y su antebrazo, notas sus músculos tensos como y duros como una tenaza de acero, así como el haki que los recubre. En ese momento de duda puedes notar con el mantra a su compañero a tus espaldas preparando un ataque, pero no tiene intenciones de completarlo, así como el que tiene agarrad la espada planea responder atacando si intentas huir. No hace falta ser muy listo para darse cuenta de una cosa, te tienen en jaque.
- Será mejor que bajes las armas, le dice uno de ellos a Zane, si no quieres que tu amigo lo pague. Me disculpo por nuestros modales.
- Dice mirando al compañero espadachín. - No teníamos intención de intervenir de forma directa pero... supongo que algunos piensan más con el músculo que con el cerebro. - Dicho esto da un golpe seco en la nuca del espadachín, dejándolo inconsciente. - Por desgracia habéis visto demasiado por su culpa, así que si colaboráis y os quedáis aquí calladitos, no os pasará nada.
Nailah, sales del almacén y... ¿antes había tanta niebla? A penas ves nada. Aunque bueno, ves una figura al fondo en medio de la calle,
por el aspecto, dirías que es Syxel, se acerca caminando y parece no darse cuenta del que le estás llamando.
- Dexter:
- El horno está apagado pero todo lo demás alrededor del edificio arde.
- Aki:
- Disfrutas viendo como el caos se apodera de la ciudad.
- Barbazul:
- Sigues ahí, algunos curiosos te miran preguntándose qué hace una cabeza en ese lugar.
- Drake:
- Te adentras dentro de esa presencia y el escenario cambia por completo. Si fuera las primeras luces del día comienzan a iluminar la calle, dentro es un noche cerrada con una densa niebla. Todo parece tranquilo, hasta que una explosión rompe el techo de uno de los almacenes. De este provienen varios olores conocidos y otros tantos que... no se quedan en tu memoria por muy distintivos que sean.
- Espera. - Te contesta Viktor. - Los especialistas están a punto de llegar, tu simplemente procura que nada se desmadre y que nadie escape.
De pronto ves una figura en la niebla. Al principio no ves bien quien es pero cuando se acerca puedes distinguirlo perfectamente. Sin duda alguna... eres tú. Una copia idéntica y perfecta de tí. Aunque huele a mujer.
- William:
- No encuentras nada en el cadáver, pero eso no es lo más preocupante.
- Estás ante él. - Dice el camarero dándose la vuelta. Tiene el mismo rostro que el cadáver y la misma presencia que recordabas. -
Dime joven, ¿En qué te puedo ayudar?
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Drake anuló la esfera de energía blanca que tenía en su mano derecha. Dadas las órdenes de no cargarse nada, no pudo estallar el lugar. Los olores y la explosión del techo le hicieron mirar hacia arriba con el gesto serio. Estaba a nada de volar hacia aquella dirección para empezar a atacar, pero algo le hizo llamar su atención. La niebla y la oscuridad estaban formándose de la nada. Debido a sus múltiples entrenamientos con Krauser, conocía bien lo que significaba luchar en la niebla. Entrecerró los ojos y un olor femenino captó su atención. Miró al frente con una calma total y pudo distinguir una figura acercarse. Centró su haki de observación en ella e iluminó sus ojos en un tono dorado. Aquello parecía estar poniéndose bastante serio a decir verdad.
Se fijó bien y quedó asombrado cuando se dio cuenta de que frente a él estaba él mismo. El chico se mantuvo callado y con sus ojos fijos en aquella figura. No podía creerse lo que estaba viendo. Debía de ser alguna ilusión creada por algún imbécil, o quizás podía ser algún tipo de poderes raros dando por culo. Aquel olor femenino era demasiado sospechoso, pero el chico se relajó. No atacaba a mujeres si no era por algo serio o si su vida dependía de ello. Mantuvo la compostura y continuó con sus dorados ojos clavados en los de su yo. Esperó calmado sin decir una palabra, pues según el tipo de la máscara, los refuerzos estaban de camino. Tosió un poco y después de eso dio un paso hacia aquella figura exacta a él.
- ¿Quién demonios eres? ¿Por qué tienes mi misma forma? Será mejor que te dejes de tonterías y hables rápido. No me gustaría tener que zanjar esto a mi modo. – Terminó de decir con el ceño fruncido.
Los dientes del chico se afilaron un poco y sus ojos brillaron algo más. Se tronó los huesos de los nudillos y después de eso continuó con la mirada fija en ella. Si tenía que pasar algo, estaría listo para afrontarlo sin miedo alguno. Se rascó un poco la ceja, un picor tonto de esos que dan. Después arrugó la nariz como si fuese un perro y mostró sus dientes de forma amenazante.
- Cambia tu aspecto y háblame, mujer. – Terminó de decir fiándose de su olfato y fulminándola con la mirada de una forma bastante temible.
Se fijó bien y quedó asombrado cuando se dio cuenta de que frente a él estaba él mismo. El chico se mantuvo callado y con sus ojos fijos en aquella figura. No podía creerse lo que estaba viendo. Debía de ser alguna ilusión creada por algún imbécil, o quizás podía ser algún tipo de poderes raros dando por culo. Aquel olor femenino era demasiado sospechoso, pero el chico se relajó. No atacaba a mujeres si no era por algo serio o si su vida dependía de ello. Mantuvo la compostura y continuó con sus dorados ojos clavados en los de su yo. Esperó calmado sin decir una palabra, pues según el tipo de la máscara, los refuerzos estaban de camino. Tosió un poco y después de eso dio un paso hacia aquella figura exacta a él.
- ¿Quién demonios eres? ¿Por qué tienes mi misma forma? Será mejor que te dejes de tonterías y hables rápido. No me gustaría tener que zanjar esto a mi modo. – Terminó de decir con el ceño fruncido.
Los dientes del chico se afilaron un poco y sus ojos brillaron algo más. Se tronó los huesos de los nudillos y después de eso continuó con la mirada fija en ella. Si tenía que pasar algo, estaría listo para afrontarlo sin miedo alguno. Se rascó un poco la ceja, un picor tonto de esos que dan. Después arrugó la nariz como si fuese un perro y mostró sus dientes de forma amenazante.
- Cambia tu aspecto y háblame, mujer. – Terminó de decir fiándose de su olfato y fulminándola con la mirada de una forma bastante temible.
El pelirrojo no pudo aguantar la presión formada por el choque de las dos ondas cortantes y acabó saliendo despedido por los aires varios metros, notando como lentamente su modo paladín desaparecía. No obstante, aprovechando ese pequeño lapso de tiempo usó sus alas para estabilizarse y caer de pie, apoyando su rodilla derecha al tocar el suelo. Aparentemente todo había salido a pedir de Zane, por lo que esbozó una pequeña sonrisa mientras su cuerpo adoptaba su forma humana, al tiempo que su haki de armadura iba desapareciendo también; aunque esto último fue por voluntad del propio pirata. Acorralado, frente a él, estaba el enemigo cuyo nombre no había entendido del todo cuando se lo dijo, pues el fragor del arduo combate impidió que así lo hiciera, pero no le dio mucha importancia. Aquel sujeto seguía vivo, pero estaba herido, pues la forma en la que estaba apoyado en la destrozada pared y la forma en la que se apoyó en un compañero así lo indicaba.
Entretanto, sin percatarse de ello, contempló una escena que no le gustó nada. Su médico-domador y rival en el arte de ligar con jovencitas, y quizás veterinario tras estos dos años separados, había sido acorralado por dos extraños. Teniendo uno su espada cogida con su articulación recubierta de haki y otro le apunta por la espalda.
«Regla número uno: nunca des la espalda a un enemigo. Cuando salgamos de esta te voy a hacer copiarlo cien veces» dijo Zane para su adentros bajando su espada, pero sin soltarla de su mano.
-Disculpas aceptadas, caballero –respondió Zane, haciendo gala de la educación que había obtenido durante su retiro en Wano-. Le pido también disculpa por lo sucedido –hizo un ligero movimiento con la cabeza señalando a su compinche, que había sido noqueado por su propio compañero-. Entiendo a qué se refiere, yo también tengo algún que otro novato a mi cargo que no sabe cuándo acatar órdenes, como al muchacho que tenéis entre la espada y la pared, nunca mejor dicho.
El sonido de la estructura de la nave resquebrajándose hizo que Zane desviara un segundo la mirada de su oponente y tuviera mucha prisa por irse de ese lugar. Él no era un arquitecto, pero había combatido tantas veces en interiores y había destrozado tantas tabernas que sabía perfectamente cuando el armazón de una edificación estaba a punto de ceder.
-Hablando de colaborar –dijo Zane rápidamente, como si una chispa se hubiera encendido en su cerebro-. No hay que ser una lumbrera y ni haber estudiado con el mejor de los arquitectos de mar del norte para saber que en un par de minutos todo esto va a caerse sobre nosotros. Así que te propongo algo, señor… -hizo una pausa para que aquel hombre le dijera su nombre, si es que quería-. Tú sueltas a mi tripulante, si hay alguna espada de plata te la quedas y cada uno por su lado y si te he visto no me acuerdo, ¿aceptas el trato? –inquirió el antiguo supernova, mostrando la mejor de sus sonrisas, e intentando estar todo lo relajado posible.
En el caso de que el hombre acceda, la intención de Zane es agarrar a Therax, saliendo de allí los más rápido posible concentrando su mantra sobre aquellos hombres, coger a Nailah e ir volando hacia Mock Town, para conseguir una espada plateada aunque sea robándosela a algún novato. En caso contrario, el pelirrojo se propulsaría lo más rápido posible, usando su firebust, contra el individuo que apunta a Therax por la espalda, y haciendo un movimiento ascendente de su katana, armada con haki de armadura, se la intentaría clavar por el costado, llegando a los pulmones y acabando con su vida en el acto; a expensas de que Therax también hiciera algo para deshacerse de ese hombre. Y justo después, giraría sobre sí mismo y se impulsaría sobre el otro sujeto gracias a su Raikou [Manual Prisa], intentando hacerle un corte a la altura del cuello, acabando con él.
Entretanto, sin percatarse de ello, contempló una escena que no le gustó nada. Su médico-domador y rival en el arte de ligar con jovencitas, y quizás veterinario tras estos dos años separados, había sido acorralado por dos extraños. Teniendo uno su espada cogida con su articulación recubierta de haki y otro le apunta por la espalda.
«Regla número uno: nunca des la espalda a un enemigo. Cuando salgamos de esta te voy a hacer copiarlo cien veces» dijo Zane para su adentros bajando su espada, pero sin soltarla de su mano.
-Disculpas aceptadas, caballero –respondió Zane, haciendo gala de la educación que había obtenido durante su retiro en Wano-. Le pido también disculpa por lo sucedido –hizo un ligero movimiento con la cabeza señalando a su compinche, que había sido noqueado por su propio compañero-. Entiendo a qué se refiere, yo también tengo algún que otro novato a mi cargo que no sabe cuándo acatar órdenes, como al muchacho que tenéis entre la espada y la pared, nunca mejor dicho.
El sonido de la estructura de la nave resquebrajándose hizo que Zane desviara un segundo la mirada de su oponente y tuviera mucha prisa por irse de ese lugar. Él no era un arquitecto, pero había combatido tantas veces en interiores y había destrozado tantas tabernas que sabía perfectamente cuando el armazón de una edificación estaba a punto de ceder.
-Hablando de colaborar –dijo Zane rápidamente, como si una chispa se hubiera encendido en su cerebro-. No hay que ser una lumbrera y ni haber estudiado con el mejor de los arquitectos de mar del norte para saber que en un par de minutos todo esto va a caerse sobre nosotros. Así que te propongo algo, señor… -hizo una pausa para que aquel hombre le dijera su nombre, si es que quería-. Tú sueltas a mi tripulante, si hay alguna espada de plata te la quedas y cada uno por su lado y si te he visto no me acuerdo, ¿aceptas el trato? –inquirió el antiguo supernova, mostrando la mejor de sus sonrisas, e intentando estar todo lo relajado posible.
En el caso de que el hombre acceda, la intención de Zane es agarrar a Therax, saliendo de allí los más rápido posible concentrando su mantra sobre aquellos hombres, coger a Nailah e ir volando hacia Mock Town, para conseguir una espada plateada aunque sea robándosela a algún novato. En caso contrario, el pelirrojo se propulsaría lo más rápido posible, usando su firebust, contra el individuo que apunta a Therax por la espalda, y haciendo un movimiento ascendente de su katana, armada con haki de armadura, se la intentaría clavar por el costado, llegando a los pulmones y acabando con su vida en el acto; a expensas de que Therax también hiciera algo para deshacerse de ese hombre. Y justo después, giraría sobre sí mismo y se impulsaría sobre el otro sujeto gracias a su Raikou [Manual Prisa], intentando hacerle un corte a la altura del cuello, acabando con él.
- Resumen:
- Blablabla + negociar con el sujeto que tiene a Therax pillado. En el caso de que no accediera, usar mi firebust (como el soru, pero mejor. Pues Zane se impulsaría a 50 m/s (180 km/h) a por el que tiene detrás, clavándole la katana y acabando con él), para justo después usar su manual Prisa e impulsarse hacia el otro haciéndole un corte chungo.
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Una vez disipada el aura de oscuridad, la batalla no tardó en llegar a su fin. Contrariamente a lo que esperaba, ni uno solo de aquellos desgraciados había supuesto un auténtico reto. Por lo que no pude contener una mueca de desilusión al ver cómo los últimos supervivientes del grupo huían, perseguidos por los muertos, hasta que finalmente hice que estos desapareciesen.
Tras volver a mi forma humana, miré a mi alrededor una vez más, deteniendo la vista en cada uno de mis compañeros para comprobar su estado. Todos presentaban alguna herida, fruto de los enfrentamientos, pero ninguna parecía ser especialmente urgente. En cuanto tuviésemos un rato podría tratarlos debidamente.
Pude comprobar también, satisfecho, que entre los cadáveres de los piratas había también un par de esas dichosas espadas de plata. Balagus se hizo con una enseguida, y Helkan con la otra. Para acto seguido alzar el vuelo y, tras dedicarnos una breve despedida, alejarse en dirección a la ciudad.
Me disponía a indicar a mis compañeros que debíamos hacer lo propio, cuando el peculiar sonido del Den Den Mushi del descamisetado comenzó a sonar. Enseguida lo saqué del bolsillo donde lo había guardado y, tras descolgarlo, escuché la alarmada petición de Nailah.
- Balagus - me dirigí a mi contramaestre. - Llévate a los demás y dirigiros a la ciudad. Si no llego a tiempo a la plaza, actúa de acuerdo al plan.
Con el semblante serio y el tono de voz completamente neutro, acompañé mis palabras con una mirada directa al semigigante. Este me la devolvió, limitando su respuesta a un leve gesto con la cabeza, asintiendo. Casi al mismo tiempo, un par de enormes alas negras surgieron de mi espalda mientras se me erizaba la piel. Era una sensación extraña, y había pasado mucho tiempo desde la última vez que las usé.
Con la primera batida, la tierra a mi alrededor se revolvió, levantando una ligera nube de polvo. Me dirigí al tontatta, que aún permanecía junto a nosotros, y le ofrecí mi hombro por si el apetecía acompañarme. Si no, siempre podría marchar con Balagus o irse por su cuenta. Aunque cuando la situación estuviese algo más tranquila esperaba poder charlar con él.
Así pues, sin perder ni un instante alcé el vuelo, batiendo con fuerza las grandes alas y elevándome varios metros sobre las cabezas de mis compañeros. En seguida me dirigí al norte, volando tan rápido como podía. En cuestión de minutos ya había dejado atrás la ciudad y pude ver los almacenes que buscaba.
A medida que me iba acercando a ellos, fui descendiendo hasta prácticamente volar a escasos metros del suelo. Las calles se fueron envolviendo en una extraña niebla, la cual me obligó a recurrir al haki de observación para tratar de encontrar a mi compañera. Aunque tan solo pude sentir una enorme presencia que envolvía todo el lugar.
Tras volver a mi forma humana, miré a mi alrededor una vez más, deteniendo la vista en cada uno de mis compañeros para comprobar su estado. Todos presentaban alguna herida, fruto de los enfrentamientos, pero ninguna parecía ser especialmente urgente. En cuanto tuviésemos un rato podría tratarlos debidamente.
Pude comprobar también, satisfecho, que entre los cadáveres de los piratas había también un par de esas dichosas espadas de plata. Balagus se hizo con una enseguida, y Helkan con la otra. Para acto seguido alzar el vuelo y, tras dedicarnos una breve despedida, alejarse en dirección a la ciudad.
Me disponía a indicar a mis compañeros que debíamos hacer lo propio, cuando el peculiar sonido del Den Den Mushi del descamisetado comenzó a sonar. Enseguida lo saqué del bolsillo donde lo había guardado y, tras descolgarlo, escuché la alarmada petición de Nailah.
- Balagus - me dirigí a mi contramaestre. - Llévate a los demás y dirigiros a la ciudad. Si no llego a tiempo a la plaza, actúa de acuerdo al plan.
Con el semblante serio y el tono de voz completamente neutro, acompañé mis palabras con una mirada directa al semigigante. Este me la devolvió, limitando su respuesta a un leve gesto con la cabeza, asintiendo. Casi al mismo tiempo, un par de enormes alas negras surgieron de mi espalda mientras se me erizaba la piel. Era una sensación extraña, y había pasado mucho tiempo desde la última vez que las usé.
Con la primera batida, la tierra a mi alrededor se revolvió, levantando una ligera nube de polvo. Me dirigí al tontatta, que aún permanecía junto a nosotros, y le ofrecí mi hombro por si el apetecía acompañarme. Si no, siempre podría marchar con Balagus o irse por su cuenta. Aunque cuando la situación estuviese algo más tranquila esperaba poder charlar con él.
Así pues, sin perder ni un instante alcé el vuelo, batiendo con fuerza las grandes alas y elevándome varios metros sobre las cabezas de mis compañeros. En seguida me dirigí al norte, volando tan rápido como podía. En cuestión de minutos ya había dejado atrás la ciudad y pude ver los almacenes que buscaba.
A medida que me iba acercando a ellos, fui descendiendo hasta prácticamente volar a escasos metros del suelo. Las calles se fueron envolviendo en una extraña niebla, la cual me obligó a recurrir al haki de observación para tratar de encontrar a mi compañera. Aunque tan solo pude sentir una enorme presencia que envolvía todo el lugar.
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