Giotto Leblanc
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—Puedes llamarme Giotto —le respondió, mientras de reojo lanzaba una mirada a Dretch, para luego volver a centrarse sobre el Iulio y Ellie.
La verdad era no estaba tan mosqueado como decepcionado. Siempre había considerado a Dretch una persona que anteponía el bien de sus compañeros a la misión, o al menos, hasta ese momento había sido así. Hacía tiempo que no tenían la oportunidad de compartir un escenario como en el que se encontraba, ya que desde alrededor de casi medio año no les asignaban ninguna misión juntos. ¿Por qué razón? No lo sabía, pero en ese tiempo Shintaro se había unido a la agencia, así como Taylor. No había tenido mucha oportunidad de hablar con ellos, pero algo tenía claro, Shintaro era un cretino y le caía mal. Solo había tenido que hablar con él cinco minutos para saberlo. No lo quería cerca, es más, era reacio a hacer equipo con él.
La voz del marine le hizo volver al mundo real, alejándose de sus más profundos pensamientos. Al mismo tiempo, hizo desparecer la llama de su frente. Miró a Bleyd, y vio como luchaba contra los peces y, tras derrotarlos, desaparecía subiendo una escalinata que se veía des de allí. Rápidamente, observó a sus compañeros. Una mink y un marine con capa negra. Se acarició la barbilla durante unos segundos y entonces lo tuvo claro.
—Creo que es hora de hacer un cambio en nuestra vestimenta —dijo Giotto—. El primero eres tú, Iulio, quítate todo salvo el pantalón y la capa, y remángatelo para que parezcan más cortos. Tú Ellie, quítate la chaqueta y ve solo con la camisa. Yo me desharé de la corbata y me desabrocharé la camisa hasta la mitad del pecho. Si alguien ajeno al gobierno mundial pregunta, seremos criminales. ¿Os parece?
Dicho aquello, comenzó su cambio de imagen, para luego emprender camino hacia la sala donde se veía la escalera y subirla. ¿Qué habría allí? Era un misterio, pero iría con cautela y sigilo para no llamar la atención. Era el momento para demostrar quién era el mejor espía de los Karasu Tengu.
La verdad era no estaba tan mosqueado como decepcionado. Siempre había considerado a Dretch una persona que anteponía el bien de sus compañeros a la misión, o al menos, hasta ese momento había sido así. Hacía tiempo que no tenían la oportunidad de compartir un escenario como en el que se encontraba, ya que desde alrededor de casi medio año no les asignaban ninguna misión juntos. ¿Por qué razón? No lo sabía, pero en ese tiempo Shintaro se había unido a la agencia, así como Taylor. No había tenido mucha oportunidad de hablar con ellos, pero algo tenía claro, Shintaro era un cretino y le caía mal. Solo había tenido que hablar con él cinco minutos para saberlo. No lo quería cerca, es más, era reacio a hacer equipo con él.
La voz del marine le hizo volver al mundo real, alejándose de sus más profundos pensamientos. Al mismo tiempo, hizo desparecer la llama de su frente. Miró a Bleyd, y vio como luchaba contra los peces y, tras derrotarlos, desaparecía subiendo una escalinata que se veía des de allí. Rápidamente, observó a sus compañeros. Una mink y un marine con capa negra. Se acarició la barbilla durante unos segundos y entonces lo tuvo claro.
—Creo que es hora de hacer un cambio en nuestra vestimenta —dijo Giotto—. El primero eres tú, Iulio, quítate todo salvo el pantalón y la capa, y remángatelo para que parezcan más cortos. Tú Ellie, quítate la chaqueta y ve solo con la camisa. Yo me desharé de la corbata y me desabrocharé la camisa hasta la mitad del pecho. Si alguien ajeno al gobierno mundial pregunta, seremos criminales. ¿Os parece?
Dicho aquello, comenzó su cambio de imagen, para luego emprender camino hacia la sala donde se veía la escalera y subirla. ¿Qué habría allí? Era un misterio, pero iría con cautela y sigilo para no llamar la atención. Era el momento para demostrar quién era el mejor espía de los Karasu Tengu.
- Resumen:
- Indignarse con Dretch +trazar un plan + avanzar a la sala de la escalera y subirla con precaución
Tenebrex
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Maki estaba colgado. Eso ya lo sabía Edward (y todo el mundo que lo hubiera visto alguna vez), pero ese día, de manera excepcional.
Tras recibir sacudidas de su superior (no se deben olvidar los rangos), el Tigre Dorado miró con una mezcla de pena, miedo y curiosidad al Oficial Makintosh. —¿No recuerdas nada? Tu nombre es Augustus, Augustus Makintosh, y eres oficial de la Armada Revolucionaria. —El cómo había llegado ahí no podía explicárselo porque ni el mismo alcanzaba a comprenderlo. —¿No me recuerdas? Soy Edward, tuvimos un combate amistoso en el torneo en el que ganaste tu rango... —Sus palabras carecían de sentido para el gyojin, era evidente. El joven no sabía si sus vastos conocimientos sobre la mente humana aplicaban en lo más mínimo a este individuo. Él podría tratar un caso de amnesia así sin demasiado esfuerzo, pero con Maki todo era distinto. Si sus palabras no servían de nada, añadiría algo que no quería decir pero tal vez surtiera efecto. —... Tú me llamabas Feduardo o algo así, quizás eso te suene más...
Tras una dosis más de su locura, gritando una palabra que nadie, ni él mismo, podía saber qué significaba, se fueron juntos a cruzar el abismo. Edward usó los poderes de su fruta para propulsarse desde las plantas de sus pies, estaba practicando desde hace tiempo para no tener que depender siempre de una hélice.
Cuando vio que Annie "aterrizó", él se acercó para estar seguro de pisar el suelo. —¿Suelos y paredes invisibles? Y además con huecos... Qué locura, pero es una suerte que...— Sonrió y levantó un brazo, enseñando el dorso de su mano a sus compañeros.—... ¡mi fruta puede ayudarnos! No solo imito ruedas y motores, chicos. —Hacía ya mucho que no lo usaba, pero esta era una ocasión en la que podía marcar la diferencia. Si fruta le daba la capacidad de imitar cualquier mecanismo o dispositivo de un vehículo, y eso le permitía usar un sónar, como los submarinos. De esta manera, mediante el sonido, sería capaz de "ver". En una pantalla que hizo aparecer en el dorso de su mano se podía intuir la distribución del laberinto invisible.
—¡Que nadie se separe! —dijo a sus acompañantes.
Tras recibir sacudidas de su superior (no se deben olvidar los rangos), el Tigre Dorado miró con una mezcla de pena, miedo y curiosidad al Oficial Makintosh. —¿No recuerdas nada? Tu nombre es Augustus, Augustus Makintosh, y eres oficial de la Armada Revolucionaria. —El cómo había llegado ahí no podía explicárselo porque ni el mismo alcanzaba a comprenderlo. —¿No me recuerdas? Soy Edward, tuvimos un combate amistoso en el torneo en el que ganaste tu rango... —Sus palabras carecían de sentido para el gyojin, era evidente. El joven no sabía si sus vastos conocimientos sobre la mente humana aplicaban en lo más mínimo a este individuo. Él podría tratar un caso de amnesia así sin demasiado esfuerzo, pero con Maki todo era distinto. Si sus palabras no servían de nada, añadiría algo que no quería decir pero tal vez surtiera efecto. —... Tú me llamabas Feduardo o algo así, quizás eso te suene más...
Tras una dosis más de su locura, gritando una palabra que nadie, ni él mismo, podía saber qué significaba, se fueron juntos a cruzar el abismo. Edward usó los poderes de su fruta para propulsarse desde las plantas de sus pies, estaba practicando desde hace tiempo para no tener que depender siempre de una hélice.
Cuando vio que Annie "aterrizó", él se acercó para estar seguro de pisar el suelo. —¿Suelos y paredes invisibles? Y además con huecos... Qué locura, pero es una suerte que...— Sonrió y levantó un brazo, enseñando el dorso de su mano a sus compañeros.—... ¡mi fruta puede ayudarnos! No solo imito ruedas y motores, chicos. —Hacía ya mucho que no lo usaba, pero esta era una ocasión en la que podía marcar la diferencia. Si fruta le daba la capacidad de imitar cualquier mecanismo o dispositivo de un vehículo, y eso le permitía usar un sónar, como los submarinos. De esta manera, mediante el sonido, sería capaz de "ver". En una pantalla que hizo aparecer en el dorso de su mano se podía intuir la distribución del laberinto invisible.
—¡Que nadie se separe! —dijo a sus acompañantes.
Ellie
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Aquél humano se llamaba Iulio. Su nombre le pareció gracioso a la agente, y más aún la forma que tuvo de presentarse. Llevó la mano hasta la parte trasera de su cabeza, y empezó a rascarle, produciéndole un placer a la mink que hizo que dejase la mente en blanco. Cuando el humano quiso quitar la mano, la loba la golpeó y la llevó hasta el mismo sitio, obligándole a seguir rascándole.
- Un poquito más -susurró, aunque quizá el marine no lo hubiese oído.
Lo cierto es que los humanos tenían una manera muy curiosa de presentarse ante ella. Simo, antes, había alzado la pata de una manera bastante cómica, otros se quedaban quietos, sin saber qué hacer, y ahora Iulio decidía acariciarle de aquella manera.
De cualquier manera, Giotto decidió presentarse también, y aunque Ellie le notó ausente, pronto volvió tras de sí, tras la pregunta de Iulio.
- Jo, sabéis mucho de gente rara. Yo no sé quién es él, pero nos mira mal. Igual es porque vais conmigo. La gente suele mirarme raro, ¿sabéis? No en plan Dios que asco, pero sí un poco en, ¿qué es eso? A veces me hace reír, pero otras llorar. Es un poco difícil de entender.
Afortunadamente, Giotto paró a la mink, diciéndoles que se quitasen la ropa, para evitar ser identificados como agentes, al menos de cara hacia fuera del cuerpo.
- Vale -comentó la mink-. Me quitaré los zapatos también, estoy acostumbrada a ir descalza. Además, si lo queréis puedo ir a cuatro patas. Podéis fingir que soy vuestra mascota. Incluso puede que podáis decir que soy un perrito, igual cuela. También nos podemos divertir en el trayecto.
Pero puede que los allí presentes no quisieran fingir estar paseando a un perro. De cualquiera de las maneras, Ellie seguiría a Giotto, siguiendo el camino que aquél humano había recorrido primero.
- Un poquito más -susurró, aunque quizá el marine no lo hubiese oído.
Lo cierto es que los humanos tenían una manera muy curiosa de presentarse ante ella. Simo, antes, había alzado la pata de una manera bastante cómica, otros se quedaban quietos, sin saber qué hacer, y ahora Iulio decidía acariciarle de aquella manera.
De cualquier manera, Giotto decidió presentarse también, y aunque Ellie le notó ausente, pronto volvió tras de sí, tras la pregunta de Iulio.
- Jo, sabéis mucho de gente rara. Yo no sé quién es él, pero nos mira mal. Igual es porque vais conmigo. La gente suele mirarme raro, ¿sabéis? No en plan Dios que asco, pero sí un poco en, ¿qué es eso? A veces me hace reír, pero otras llorar. Es un poco difícil de entender.
Afortunadamente, Giotto paró a la mink, diciéndoles que se quitasen la ropa, para evitar ser identificados como agentes, al menos de cara hacia fuera del cuerpo.
- Vale -comentó la mink-. Me quitaré los zapatos también, estoy acostumbrada a ir descalza. Además, si lo queréis puedo ir a cuatro patas. Podéis fingir que soy vuestra mascota. Incluso puede que podáis decir que soy un perrito, igual cuela. También nos podemos divertir en el trayecto.
Pero puede que los allí presentes no quisieran fingir estar paseando a un perro. De cualquiera de las maneras, Ellie seguiría a Giotto, siguiendo el camino que aquél humano había recorrido primero.
- Resumen:
- Obligar a lulio a seguir rascándome.
- Flipar con que todos conozcan a Bleyd menos ella :(
- Aceptar quitarse la ropa (salvo la camisa).
- Seguir a Giotto.
- Obligar a lulio a seguir rascándome.
Rei Arslan
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Mientras Annie se trasladaba elevándose por el suelo sus corrientes de viento estaban moviéndose continuamente, pero por alguna razón no parecían fluir. Sin darse cuenta, acabó chocándose contra una especie de muro invisible. Aunque el golpe no supuso ningún daño para ella, desestabilizó sus poderes y cayó de pie. Osuka y, Maki, el cual se había colado en la burbuja, comenzaron a descender y Annie estiró sus brazos para posarlos con suavidad, puesto que parecían estar sobre una superficie invisible.
Si el golpe de la burbuja de viento por peso hubiese sido a la velocidad que iban, quizás habrían roto aquella extraña superficie y cayesen todos al vacío. No habría sido un problema puesto que Annie podría sacarlos a todos de allí con su viento, pero prefería no saber que podía haber en aquellas profundidades tan oscuras.
Miró bajo sus pies y virutas de cristal se desprendían hacia el abismo de oscuridad. Cada movimiento debía ser muy cuidadoso y se fijó en lo que hizo Julianna. Chica lista, pensó fijándose en el detalle de la muñeca que había sacrificado. Ella llegó hasta la arquera, preocupándose por si estaba bien y asintió, aunque al momento llegó Kodlak también. Acarició la cabeza del animal con suavidad y se levantó, viendo como se desprendían más virutas.
-Recuérdame que te compre otra muñeca si salimos de esta - dijo con una sonrisa a la pequeña. - La persona que haya hecho esto tiene una mente muy enferma.
Las palabras de Edward captaron la atención de la revolucionaria, al parecer tenía un plan y podían seguir el rastro sin caer al vacío, pero, ¿aquello soportaría tanta gente? Aunque a la muchacha no le preocupaba caer, le preocupaba más los peligros que pudieran acechar fuera de ese camino invisible.
-Edward, te seguimos - Tras eso Annie se giró, mirando a Julianna, Alistar, Osu y Maki - Iremos en grupos de tres, separados por un par de metros, no sé si esta superficie es lo suficientemente segura como para aguantar a todos a la vez. Alistar, Julianna, iréis con Ed por delante. Ambos podemos volar, por lo que si corremos peligro podemos dividirnos. Osuka y Maki, vendréis conmigo y ningún grupo debe separarse del camino de Ed, ¿entendido?
Annie esperó a que el revolucionario emprendiese la marcha y esperaría un par de metros para seguirlo.
Si el golpe de la burbuja de viento por peso hubiese sido a la velocidad que iban, quizás habrían roto aquella extraña superficie y cayesen todos al vacío. No habría sido un problema puesto que Annie podría sacarlos a todos de allí con su viento, pero prefería no saber que podía haber en aquellas profundidades tan oscuras.
Miró bajo sus pies y virutas de cristal se desprendían hacia el abismo de oscuridad. Cada movimiento debía ser muy cuidadoso y se fijó en lo que hizo Julianna. Chica lista, pensó fijándose en el detalle de la muñeca que había sacrificado. Ella llegó hasta la arquera, preocupándose por si estaba bien y asintió, aunque al momento llegó Kodlak también. Acarició la cabeza del animal con suavidad y se levantó, viendo como se desprendían más virutas.
-Recuérdame que te compre otra muñeca si salimos de esta - dijo con una sonrisa a la pequeña. - La persona que haya hecho esto tiene una mente muy enferma.
Las palabras de Edward captaron la atención de la revolucionaria, al parecer tenía un plan y podían seguir el rastro sin caer al vacío, pero, ¿aquello soportaría tanta gente? Aunque a la muchacha no le preocupaba caer, le preocupaba más los peligros que pudieran acechar fuera de ese camino invisible.
-Edward, te seguimos - Tras eso Annie se giró, mirando a Julianna, Alistar, Osu y Maki - Iremos en grupos de tres, separados por un par de metros, no sé si esta superficie es lo suficientemente segura como para aguantar a todos a la vez. Alistar, Julianna, iréis con Ed por delante. Ambos podemos volar, por lo que si corremos peligro podemos dividirnos. Osuka y Maki, vendréis conmigo y ningún grupo debe separarse del camino de Ed, ¿entendido?
Annie esperó a que el revolucionario emprendiese la marcha y esperaría un par de metros para seguirlo.
Rocket Raccoon
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En el momento en que vio a Dexter no tardó en subirse a su hombro de un salto. Transporte, dulce transporte. No había lugar en el que se sintiese más seguro. Si por él fuera pondría allí incluso una cama donde poder dormir. Puede que incluso una barbacoa para poder hacer sus comidas y demás. Se quedó sentado en su hombro, con las patas inferiores colgando por la delante y la cola enrollada por detrás del cuello del dragón a modo de un extraño collar de chaqueta peludo.
Por suerte había decidido subirse al dragón justo después de que este decidiese, como no, dar golpes a la pared. Es decir, Rocket estaba segurísimo de que aquel era su pasatiempo favorito, pero él no iba a juzgarlo. Después de todo, hundir barcos era el suyo.
–Cuando te digo "ven a buscarme", Dexter, no es una especie de código mapachil secreto que significa "dile a tu subordinado con armadura que me lance por los aires" –le dijo con cierto recochineo–. En fin, acabemos con esto ya. Si entramos creo que podemos encontrar puntos clave de la estructura y plantar explosivos para tumbar esta cosa, a menos que tu plan sea distinto. Y por plantar explosivos me refiero, por supuesto, a decirte "da un puñetazo aquí". Me he dejado el C4 en el barco y creo que tus puños tienen más capacidad destructiva.
Por suerte había decidido subirse al dragón justo después de que este decidiese, como no, dar golpes a la pared. Es decir, Rocket estaba segurísimo de que aquel era su pasatiempo favorito, pero él no iba a juzgarlo. Después de todo, hundir barcos era el suyo.
–Cuando te digo "ven a buscarme", Dexter, no es una especie de código mapachil secreto que significa "dile a tu subordinado con armadura que me lance por los aires" –le dijo con cierto recochineo–. En fin, acabemos con esto ya. Si entramos creo que podemos encontrar puntos clave de la estructura y plantar explosivos para tumbar esta cosa, a menos que tu plan sea distinto. Y por plantar explosivos me refiero, por supuesto, a decirte "da un puñetazo aquí". Me he dejado el C4 en el barco y creo que tus puños tienen más capacidad destructiva.
- Resumen - Dex:
- Subirme al hombro de Dexter y decirle cositas
Helado-chan
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—Hostias, ¿ese es el legendario Mido? ¡¿El de la estatua?! Buah, una pena no tener papel y boli para pedirle un autografo... —hubiera dicho tras encontrársele y seguir adelante con el grupo. No lo decía totalmente en serio, aunque tampoco era mentira del todo.
Quitando eso, la noche estaba transcurriendo como Neo había imaginado en un principio: rápida y con mucha gente yendo de un lado a otro como pollos sin cabeza. No le molestaba, no me malinterpretéis, él seguía disfrutando de ver un ambiente tan animado y con tanta gente. ¿Que la mayoría de ellos iban movidos por el miedo y el pánico de una muerte inminente y posiblemente dolorosa? Sí, pero no quitaba fuera una noche movidita y eso a Neo le gustase.
Por otro lado él tampoco estaba haciendo mucho más allá de mirar bien todo y a todos los que le rodeaban intentando recopilar aunque fuese algo de información que pudiera ser de utilidad mientras seguía de cerca a Dexter y Slade. La verdad, tampoco es que estando aquellos dos monstruos él fuera a hacer mucho, pero oye, al menos se intentaba.
Sin embargo, y aunque fuese solo por hacer algo, cuando vio que su jefe iba a derrumbar -o al menos intentarlo- una de las paredes decidió añadirle algo de potencia al golpe envolviendo el brazo de Dexter de su propia energía. Visualmente nadie habría notado nada a menos que se hubiera fijado bien en las casi imperceptibles marcas negras que habían aparecido en su brazo y el propio dragón, si es que lo había sentido, simplemente habría sentido cómo se volvía más ligero. De nuevo, si es que lo había notado.
—Buen golpe, diez de diez.
Deshizo la armadura del cuerpo de Dexter y los ojos de Neo, que habían empezado a brillar momentos antes, perdieron la luz. Le hubiera gustado hacer algo más de provecho, pero si su capitán no había logrado derribar el muro él no lo habría hecho ni agrietarse. En ese momento se contentaba con ser el soporte del grupo, y su amena sonrisa daba fe de ello.
Quitando eso, la noche estaba transcurriendo como Neo había imaginado en un principio: rápida y con mucha gente yendo de un lado a otro como pollos sin cabeza. No le molestaba, no me malinterpretéis, él seguía disfrutando de ver un ambiente tan animado y con tanta gente. ¿Que la mayoría de ellos iban movidos por el miedo y el pánico de una muerte inminente y posiblemente dolorosa? Sí, pero no quitaba fuera una noche movidita y eso a Neo le gustase.
Por otro lado él tampoco estaba haciendo mucho más allá de mirar bien todo y a todos los que le rodeaban intentando recopilar aunque fuese algo de información que pudiera ser de utilidad mientras seguía de cerca a Dexter y Slade. La verdad, tampoco es que estando aquellos dos monstruos él fuera a hacer mucho, pero oye, al menos se intentaba.
Sin embargo, y aunque fuese solo por hacer algo, cuando vio que su jefe iba a derrumbar -o al menos intentarlo- una de las paredes decidió añadirle algo de potencia al golpe envolviendo el brazo de Dexter de su propia energía. Visualmente nadie habría notado nada a menos que se hubiera fijado bien en las casi imperceptibles marcas negras que habían aparecido en su brazo y el propio dragón, si es que lo había sentido, simplemente habría sentido cómo se volvía más ligero. De nuevo, si es que lo había notado.
—Buen golpe, diez de diez.
Deshizo la armadura del cuerpo de Dexter y los ojos de Neo, que habían empezado a brillar momentos antes, perdieron la luz. Le hubiera gustado hacer algo más de provecho, pero si su capitán no había logrado derribar el muro él no lo habría hecho ni agrietarse. En ese momento se contentaba con ser el soporte del grupo, y su amena sonrisa daba fe de ello.
- Spoiler:
- Perseguir a Dexter y Deathstroke hasta la muerte y potenciar un poquitín (x5 a la fuerza) el puñetazo de Dexter.
Galhard
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El TOC del marine pelirrojo enervó a Galhard que sin haber podido gorronear café estaba visiblemente molesto, el almirante Al parecía no estar aún centrado en sus labores y Jack parecía que era el barman de la fiesta. El recluta sobrentendió a su forma la razón de querer quemar aquellas cortinas, pues en sus ojos podría haber alguna pista detrás de los trozos de tela pero viendo el curioso caracter del almirante probablemente se trataría de algún otro motivo. Del bolsillo de su chaqueta sacó un pequeño encendedor, plateado y algo gastado, como miles de objetos innecesarios que llevaba encima lo había encontrado tirado por el suelo en algún lugar por el mero hecho de que brillaba. Mientras trataba de hacer que funcionase la mecha se preguntaba a si mismo que porque no lo hacía el almirante, al fin y al cabo tenía pinta de fumador y beber en horas de trabajo debía ir contra las normas.
-¿La brigada Alfa Omega Beta estarán peleando a muerte por salvar la situación o estarán perdiendo el tiempo haciendo también de sirvientas al señor oscuro de la aguja? En vez de gorras quizás deberían darnos cofias con el uniforme.-Dijo en voz alta y tono molesto mientras chutó una pequeña tubería de color mate.
-Cuanto antes arda todo esto menos tiempo perdido en descansos habrá, maldito encendedor ¿Porque no funcionas si brillabas tanto?.- Acto seguido una pequeña llama salió del encendedor, lo cual, fue como un alivio para un más que aburrido Galhard que se dispuso a quemar las cortinas acercando la llama a ellas. -No prenden lo suficiente...Creo que primero debería prenderle fuego a algo para hacer una llama mayor... Tengo una idea ¡Oficial Jack! No use todo el alcohol que tengas en refrigerios y présteme una botella, una fiesta por mucho que tenga bebidas es una basura si no hay ambientación.- Dejó la cortina ligeramente prendida por el mechero y se acercó rápidamente, sin quitar su cara de disgusto, hacia la parte de la habitación donde Al y Jack se encontraban. Por palabras de Al pudo suponer que el Marine pelirrojo se llamaba Arthur y Galhard no tardó en iluminarse con otra idea. -Esto ¿Oficial Arthur? Puedes decirme de que material son los atriles que con tanto amor y cariño te has dedicado a dejar ordenados, están en una muy buena posición- En la mente del marine se formaba una pirómana idea que podría aprovecharse del trabajo del pequeño marine.
-¿La brigada Alfa Omega Beta estarán peleando a muerte por salvar la situación o estarán perdiendo el tiempo haciendo también de sirvientas al señor oscuro de la aguja? En vez de gorras quizás deberían darnos cofias con el uniforme.-Dijo en voz alta y tono molesto mientras chutó una pequeña tubería de color mate.
-Cuanto antes arda todo esto menos tiempo perdido en descansos habrá, maldito encendedor ¿Porque no funcionas si brillabas tanto?.- Acto seguido una pequeña llama salió del encendedor, lo cual, fue como un alivio para un más que aburrido Galhard que se dispuso a quemar las cortinas acercando la llama a ellas. -No prenden lo suficiente...Creo que primero debería prenderle fuego a algo para hacer una llama mayor... Tengo una idea ¡Oficial Jack! No use todo el alcohol que tengas en refrigerios y présteme una botella, una fiesta por mucho que tenga bebidas es una basura si no hay ambientación.- Dejó la cortina ligeramente prendida por el mechero y se acercó rápidamente, sin quitar su cara de disgusto, hacia la parte de la habitación donde Al y Jack se encontraban. Por palabras de Al pudo suponer que el Marine pelirrojo se llamaba Arthur y Galhard no tardó en iluminarse con otra idea. -Esto ¿Oficial Arthur? Puedes decirme de que material son los atriles que con tanto amor y cariño te has dedicado a dejar ordenados, están en una muy buena posición- En la mente del marine se formaba una pirómana idea que podría aprovecharse del trabajo del pequeño marine.
- Resumemé esta.:
- -Alburrirse mientras obedece las ordenes de Al.
-Prender levemente las cortinas
-Pedirle alcohol a Jack
-Querer ambientar la fiesta con un bonito juego de luces
-Tener intenciones oscuras sobre los atriles ordenados por Arthur para ello
Leiren Evans
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Aquello era, cuanto menos, inverosímil. Es decir, yo ya sabía muy de antemano que mi maestro sufría de problemas de trastorno obsesivo compulsivo, y lo había comprobado hacía ya casi dos años... Pero aún así que en mitad de una apocalipsis mundial en la que pendía de un hilo la seguridad de absolutamente todo el mundo -vamos, la definición base de mundial- se pusiera a ordenar muebles era, cuanto menos, y de nuevo, absurdamente inverosímil.
Sin embargo, y aunque me duela la vida admitirlo, me puse a ayudarle. Y vosotros os preguntaréis, ¿y por qué te pusiste a ayudarlo en vez de cualquier otra cosa? Pues mirad, os comento... ¿Vosotros habéis logrado convencer a Arthur que deje de hacer algo para que haga otra totalmente distinta? ¿No, verdad? Yo tampoco, y creedme que en aquel momento me cundía más ayudarle para terminar antes que ponerme a discutir. Además, estaba el sutil punto de que parecía estar cada vez más borracho, y eso, a mí personalmente, me daba algo de respeto. Y, spoiler alert, respeto igual a súbito terror.
Así que ahí estaba, moviendo atriles y dejándolos perfectamente colocados mientras el resto del mundo luchaba por su superviviencia, vamos, lo lógico y normal.
Que a ver, tampoco me estoy quejando, ¿sabes? Todo lo que no hacer un coño me llena bastante el alma, que ya bastante cansado del mundo estoy con tanta prueba de esfuerzo de Arthur. Y, spoiler alert, prueba de esfuerzo igual a carrera de obstáculos mortífera que roza levemente la ilegalidad.
Sin embargo, y aunque me duela la vida admitirlo, me puse a ayudarle. Y vosotros os preguntaréis, ¿y por qué te pusiste a ayudarlo en vez de cualquier otra cosa? Pues mirad, os comento... ¿Vosotros habéis logrado convencer a Arthur que deje de hacer algo para que haga otra totalmente distinta? ¿No, verdad? Yo tampoco, y creedme que en aquel momento me cundía más ayudarle para terminar antes que ponerme a discutir. Además, estaba el sutil punto de que parecía estar cada vez más borracho, y eso, a mí personalmente, me daba algo de respeto. Y, spoiler alert, respeto igual a súbito terror.
Así que ahí estaba, moviendo atriles y dejándolos perfectamente colocados mientras el resto del mundo luchaba por su superviviencia, vamos, lo lógico y normal.
Que a ver, tampoco me estoy quejando, ¿sabes? Todo lo que no hacer un coño me llena bastante el alma, que ya bastante cansado del mundo estoy con tanta prueba de esfuerzo de Arthur. Y, spoiler alert, prueba de esfuerzo igual a carrera de obstáculos mortífera que roza levemente la ilegalidad.
- Spoiler:
- Ayudar a Arthur a ordenar la sala.
Rose D. Alviss
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Todo pasó muy rápido, estábamos dentro de la aguja cuando ¿un árbol? que era Almirante, imagino que de la Marina, nos impedía el paso y como jugada magistral, digna de ir directo al infierno, Luka le meó con su o sus... hay cosas que era mejor no saber por el bien de mi cabeza y de mi psicólogo, que irónicamente, era yo mismo, por falta de dinero y por no fiarse de esos comecocos que pueden manipular a la gente, ver sus intenciones y jugadas, por eso mismo quería aprender a ser como ellos.
Algo me dice que no voy a poder dormir, si es que consigo sobrevivir.
Con tableta de chocolate en mano y preparado para cualquier cosa, sobre todo huir, pude ver que el hombre-árbol se la devolvió, ojo por ojo, meada por meada y para rematar la faena, la propia del gyojin y literalmente en su cara. Una jugada magistral donde las haya. Antes de la réplica, el capitán intervino, llevando al pez donde Marc para supongo que calmarle.
Con todo el show tarde en darme cuenta el hecho que estaba Dexter, uno de los yonkous, y muchos marines con papeles, tanta hoja hizo que me picara la curiosidad, se acercó un poco al grupo y le quito el folio al primero que vio que ya lo tuviera guardado en algún bolsillo sobresaliendo.
Algunos piden a gritos que les roben...
Parecía un mapa, tenía pinta de ser de la aguja, pero entre que lo entendía entre poco y nada y ni sabía dónde estábamos exactamente, llegué a la conclusión que no me valía y lo tire al suelo. Al poco de tener la hoja contacto con el suelo, su dueño lo recogió, pensando que se le había caído.
Tocaba reunión con el pelirrojo, nos separo en dos grupo: Spanner, Marc, Nailah y otra persona que no tenía ni la más remota idea de quién era, pero como parecía que le conocían y yo no iba en ese grupo, no le di importancia alguna; y por el último, el mejor grupo, Luka, el propio gañán, Nox, Vile y un servidor.
- Vaya capitán, llego a saberlo y no tiro el mapa que cogí "prestado". - Comento al ver que el pelirrojo tiene uno en su poder y encima sabe situarse en él.
El pez y el gañán se dedicaron a romper una pared por razones que se me escapaban en ese instante, quizás otra competición de haber quien la tiene más grande, en ese caso, Luka partía con doble ventaja.
Algo me dice que no voy a poder dormir, si es que consigo sobrevivir.
Con tableta de chocolate en mano y preparado para cualquier cosa, sobre todo huir, pude ver que el hombre-árbol se la devolvió, ojo por ojo, meada por meada y para rematar la faena, la propia del gyojin y literalmente en su cara. Una jugada magistral donde las haya. Antes de la réplica, el capitán intervino, llevando al pez donde Marc para supongo que calmarle.
Con todo el show tarde en darme cuenta el hecho que estaba Dexter, uno de los yonkous, y muchos marines con papeles, tanta hoja hizo que me picara la curiosidad, se acercó un poco al grupo y le quito el folio al primero que vio que ya lo tuviera guardado en algún bolsillo sobresaliendo.
Algunos piden a gritos que les roben...
Parecía un mapa, tenía pinta de ser de la aguja, pero entre que lo entendía entre poco y nada y ni sabía dónde estábamos exactamente, llegué a la conclusión que no me valía y lo tire al suelo. Al poco de tener la hoja contacto con el suelo, su dueño lo recogió, pensando que se le había caído.
Tocaba reunión con el pelirrojo, nos separo en dos grupo: Spanner, Marc, Nailah y otra persona que no tenía ni la más remota idea de quién era, pero como parecía que le conocían y yo no iba en ese grupo, no le di importancia alguna; y por el último, el mejor grupo, Luka, el propio gañán, Nox, Vile y un servidor.
- Vaya capitán, llego a saberlo y no tiro el mapa que cogí "prestado". - Comento al ver que el pelirrojo tiene uno en su poder y encima sabe situarse en él.
El pez y el gañán se dedicaron a romper una pared por razones que se me escapaban en ese instante, quizás otra competición de haber quien la tiene más grande, en ese caso, Luka partía con doble ventaja.
- Resumen:
- Rozar el trauma con TBC de Luka.
- Robar un mapa y tirarlo porque no sé leerlo.
- Reunirme con el equipo omega y observar cómo intentan cargarse la pared.
- Rozar el trauma con TBC de Luka.
Osuka Sumisu
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La grácil burbuja flotaba con una delicadeza anormal por su tamaño y contenido, pero de repente hizo un torpe movimiento que fue sincronizado con el choque que se dio contra una fuerza invisible. La burbuja de aire empezó a dar vueltas, las cuales hubiesen sido más agradables para el revolucionario si no le estuviese aplastando el ancho, pero blandito, trasero de Maki. El pez gota no era precisamente pequeño, y que se colase en el último momento en la burbuja le hizo la misma gracia que si le hubiesen metido un cactus.
Pasado el miedo de caer a ese foso sin fondo y acabar hecho una tortita, comprendió más o menos como funcionaba aquella sala. Inteligente cuanto menos. Aquello prometía ser más emocionante de lo que parecía, pero eran pruebas de astucia, no aptas para el señor que lanza piedras a mala leche. Aunque Krau, o quien fuese, no contaba con su superarma definitviva de astucia; Edward.
- ¿Oye no quiero interrumpir el comienzo de el “recorrido del laberinto de un mantel de restaurante a lo extremo”, pero porque hay una humana pequeña en una arquitectura apocalíptica? –menciono Ishi, cosa que hizo que Osu mirara si alguno de sus compañeros sabia de donde había salido.
Casos aparte, aquel laberinto era de cristal, un material que no podía controlar y que sobretodo frágil, por lo que se dividieron en grupos de tres. Aquel lugar era angosto pese a esa sensación de amplitud invisible, pero no era momento para perder los nervios. Un paso en falso y se acabó.
- Bueno. Y dime, Annie –carraspeo un poco antes de hablar, para librar un poco la tensión-. Como conociste a ese rubio de la banda de Zane?
Pasado el miedo de caer a ese foso sin fondo y acabar hecho una tortita, comprendió más o menos como funcionaba aquella sala. Inteligente cuanto menos. Aquello prometía ser más emocionante de lo que parecía, pero eran pruebas de astucia, no aptas para el señor que lanza piedras a mala leche. Aunque Krau, o quien fuese, no contaba con su superarma definitviva de astucia; Edward.
- ¿Oye no quiero interrumpir el comienzo de el “recorrido del laberinto de un mantel de restaurante a lo extremo”, pero porque hay una humana pequeña en una arquitectura apocalíptica? –menciono Ishi, cosa que hizo que Osu mirara si alguno de sus compañeros sabia de donde había salido.
Casos aparte, aquel laberinto era de cristal, un material que no podía controlar y que sobretodo frágil, por lo que se dividieron en grupos de tres. Aquel lugar era angosto pese a esa sensación de amplitud invisible, pero no era momento para perder los nervios. Un paso en falso y se acabó.
- Bueno. Y dime, Annie –carraspeo un poco antes de hablar, para librar un poco la tensión-. Como conociste a ese rubio de la banda de Zane?
Valar Morghul
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Akuma no mi
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Por mucho que lo hubiese intentado no habría podido contener mi risa, la cual se escapaba por mis labios mientras me encontraba sentado sobre mi cofre, apreciando el particular espectáculo mientras veía al pirata Arribor golpear rabioso una pared que no tenia pinta de ceder y recordaba que había estado a punto de morir hace escasos segundos, aplastado por la misma plataforma de sangre que me había llevado con ellos al engancharse mi abrigo en ella.
-Estás como una cabra- dije alegre antes de caerme al suelo de la risa, viendo como Arribor amenazaba a la pared con matarla, iniciando lo que parecía ser una nueva salva de puñetazos. Pero aquella salva se detuvo al oír este como alguien mencionaba a un tal Maki, lo que consiguió llamar mi atención justo en el momento en el que, por primera vez, se dirigió a mi-. Otro loco más- respondí, llevándome la mano a modo de saludo militar al mismo tiempo que me volvía a sentar sobre mi cofre y conseguía retener mi risa.
De repente, una gran corriente de aire volvió a tirarme al suelo y un estruendo sacudió mis oídos, haciendo que me pusiese en alerta y sacase 2 de mis cuchillos mientras me levantaba lo más rápido que podía con un acrobático salto.
-¿Que ha sido eso? -pensé en voz alta mientras una fugaz imagen de un tío montando en un caballo con alas aparecía en mi mente.
Por su lado, Arribor había decidido seguir a ese curioso jinete y algo me decía que la diversión estaba asegurada si seguía a ese compañero de locura, por lo que no dude en agarrar mi cofre y empezar a seguir al irascible pirata.
Nada más entrar en la sala que el extraño jinete había abierto, pude apreciar un enorme cambio de ambientación, revelando una ambientación mucho más festiva, similar al de una discoteca de las grandes ciudades. Aunque hubo algo que si que me llamó realmente la atención allí dentro, pero estaba seguro de que si iba a verlo no podría continuar siguiendo a Arribor y eso solo me dejaba una solución.
-Veamos si el destino quiere que sepa que pasa si le doy al botón- pensé en voz alta justo antes de lanzar uno de mis antiguos cuchillos, apuntando al llamativo botón e intentando que la empuñadura de mi cuchillo impactase y me revelase lo que ocultaba ese botón. Quizá, si Arribor se me escapaba, podría aprovechar ese botoncito.
-Estás como una cabra- dije alegre antes de caerme al suelo de la risa, viendo como Arribor amenazaba a la pared con matarla, iniciando lo que parecía ser una nueva salva de puñetazos. Pero aquella salva se detuvo al oír este como alguien mencionaba a un tal Maki, lo que consiguió llamar mi atención justo en el momento en el que, por primera vez, se dirigió a mi-. Otro loco más- respondí, llevándome la mano a modo de saludo militar al mismo tiempo que me volvía a sentar sobre mi cofre y conseguía retener mi risa.
De repente, una gran corriente de aire volvió a tirarme al suelo y un estruendo sacudió mis oídos, haciendo que me pusiese en alerta y sacase 2 de mis cuchillos mientras me levantaba lo más rápido que podía con un acrobático salto.
-¿Que ha sido eso? -pensé en voz alta mientras una fugaz imagen de un tío montando en un caballo con alas aparecía en mi mente.
Por su lado, Arribor había decidido seguir a ese curioso jinete y algo me decía que la diversión estaba asegurada si seguía a ese compañero de locura, por lo que no dude en agarrar mi cofre y empezar a seguir al irascible pirata.
Nada más entrar en la sala que el extraño jinete había abierto, pude apreciar un enorme cambio de ambientación, revelando una ambientación mucho más festiva, similar al de una discoteca de las grandes ciudades. Aunque hubo algo que si que me llamó realmente la atención allí dentro, pero estaba seguro de que si iba a verlo no podría continuar siguiendo a Arribor y eso solo me dejaba una solución.
-Veamos si el destino quiere que sepa que pasa si le doy al botón- pensé en voz alta justo antes de lanzar uno de mis antiguos cuchillos, apuntando al llamativo botón e intentando que la empuñadura de mi cuchillo impactase y me revelase lo que ocultaba ese botón. Quizá, si Arribor se me escapaba, podría aprovechar ese botoncito.
- resumencito para los que están cerca del pegaso:
- -Reírme de la situación.
-Seguir a Arribor por el hueco creado por el caballito
-Lanzar un cuchillo al botón para ver que sucede si le doy.
Sasaki
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Las tropas comenzaron a despegarse, aunque quizás eso no era bueno, no conocíamos como era la estructura y lo que era peor, Arthur había aceptado el café, por lo que volvería a su estado alegre, aunque no fue el caso y tras ver unos atriles en una de las partes de la habitación, este comenzó a ordenamos de forma eficiente y efectiva, incluso en ese estado seguía con ese irritante modo.
Por otra parte, Zuko, se encargaba de abrir una puerta para poder seguir avanzando y cerca suyo se encontraba al almirante Al, quien no parecía demasiado preocupado por el estado y de la organización de las tropas, de hecho, me exigió un mojito.
-Pues creo que no tengo limón encima, pero haré lo que pueda.
Rebusqué en mi interior y saque los ingredientes necesarios para prepararlo. Cree un vaso de azúcar de color amarillo, lo que le daría el ligero sabor del limón, además el azúcar que podía necesitar la bebida también se la proporcionaba el propio vaso. Cree un cilindro de azúcar y tras hecha las hojas de menta al fondo del vaso las machaqué para que se mezclasen con el azúcar de limón, luego rellené el vaso con la bebida y lo removí con cuidado.
Aquí tienes Dan-cho, faltan los hielos, pero creo que esos lo piedras puedes arreglar tu, con cuatro bastaría – le dije justo cuando podía a unos jóvenes que quemasen unas cortinas.
Aquello se estaba yendo de las manos, y no era normal en el capitán, estando en la situación que estábamos, se comportará así, Arthur si dado que se encontraba borracho.
-Capitán, no es por cuestionar tu liderazgo, y cuesta creer que sea yo quien lo diga, pero, tenemos que acabar con una aniquilación, y somos los más preparados para ello, debemos comenzar a movernos. – Le recriminé al almirante.
Por otra parte, Zuko, se encargaba de abrir una puerta para poder seguir avanzando y cerca suyo se encontraba al almirante Al, quien no parecía demasiado preocupado por el estado y de la organización de las tropas, de hecho, me exigió un mojito.
-Pues creo que no tengo limón encima, pero haré lo que pueda.
Rebusqué en mi interior y saque los ingredientes necesarios para prepararlo. Cree un vaso de azúcar de color amarillo, lo que le daría el ligero sabor del limón, además el azúcar que podía necesitar la bebida también se la proporcionaba el propio vaso. Cree un cilindro de azúcar y tras hecha las hojas de menta al fondo del vaso las machaqué para que se mezclasen con el azúcar de limón, luego rellené el vaso con la bebida y lo removí con cuidado.
Aquí tienes Dan-cho, faltan los hielos, pero creo que esos lo piedras puedes arreglar tu, con cuatro bastaría – le dije justo cuando podía a unos jóvenes que quemasen unas cortinas.
Aquello se estaba yendo de las manos, y no era normal en el capitán, estando en la situación que estábamos, se comportará así, Arthur si dado que se encontraba borracho.
-Capitán, no es por cuestionar tu liderazgo, y cuesta creer que sea yo quien lo diga, pero, tenemos que acabar con una aniquilación, y somos los más preparados para ello, debemos comenzar a movernos. – Le recriminé al almirante.
Vile Spectre
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Antes de que aquel temible arácnido cayera sobre su cabeza, víctima de las acometidas de sus atacantes, Vile se movió de debajo de su vientre casi con la misma celeridad que con la que había llegado. Resopló, sinceramente impresionado.
"La muy puta casi me aplasta" pensó, maldiciendo, de forma paradójica, la poca resistencia del bicho.
Reposó su filo sobre el hombro y volvió con Kenshin, completamente ajeno a que uno de los atacantes acababa de ser atrapado por un nuevo rival. Una vez allí escuchó la diatriba del pelirrojo, que había creído conveniente separar el grupo para abarcar más terreno. Y, todo fuera dicho de paso, tener que preocuparse de menos gente al mismo tiempo, para así poder centrar más su atención en él. Que ideal. El aspirante a Yonkou pronto confirmó esto, incluyéndole en su escuadra junto al gyojin. A Vile le acompañaban, además, el tipo de las manos incontinentes y el colgado de la máscara. Debía admitir que le daba bastante mala espina, pese a lo realmente estúpido que le parecía lo de llevar una careta. ¿A quién coño le parecía bien eso de limitarse el campo visual?
Tan pronto como hubieron organizado la marcha, los grupos se separaron. El de Vile, liderado por el pelirrojo, se acercó a una pared. Antes de que el joven de Arabasta pudiera preguntarse siquiera para qué lo hacían, fue sorprendido por el casi emperador y su compañero hombre pez liberando ataques de enorme potencia contra la pared, con la esperanza de abrir un boquete en esta. "A la mierda la sutileza", supuso, para sus adentros. "De muerte".
Contempló la escena con su pícara sonrisa, mientras se situaba junto al rubio:
-¿Siempre son así de sigilosos? -preguntó, con un marcado deje sarcástico-. Tendrás que darme más pistas sobre lo que suelen hacer estos dos o me tendréis perplejo durante el resto de la exploración.
"La muy puta casi me aplasta" pensó, maldiciendo, de forma paradójica, la poca resistencia del bicho.
Reposó su filo sobre el hombro y volvió con Kenshin, completamente ajeno a que uno de los atacantes acababa de ser atrapado por un nuevo rival. Una vez allí escuchó la diatriba del pelirrojo, que había creído conveniente separar el grupo para abarcar más terreno. Y, todo fuera dicho de paso, tener que preocuparse de menos gente al mismo tiempo, para así poder centrar más su atención en él. Que ideal. El aspirante a Yonkou pronto confirmó esto, incluyéndole en su escuadra junto al gyojin. A Vile le acompañaban, además, el tipo de las manos incontinentes y el colgado de la máscara. Debía admitir que le daba bastante mala espina, pese a lo realmente estúpido que le parecía lo de llevar una careta. ¿A quién coño le parecía bien eso de limitarse el campo visual?
Tan pronto como hubieron organizado la marcha, los grupos se separaron. El de Vile, liderado por el pelirrojo, se acercó a una pared. Antes de que el joven de Arabasta pudiera preguntarse siquiera para qué lo hacían, fue sorprendido por el casi emperador y su compañero hombre pez liberando ataques de enorme potencia contra la pared, con la esperanza de abrir un boquete en esta. "A la mierda la sutileza", supuso, para sus adentros. "De muerte".
Contempló la escena con su pícara sonrisa, mientras se situaba junto al rubio:
-¿Siempre son así de sigilosos? -preguntó, con un marcado deje sarcástico-. Tendrás que darme más pistas sobre lo que suelen hacer estos dos o me tendréis perplejo durante el resto de la exploración.
- Resumen:
- Relleno. Charlar con Alviss.
Jiren
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Akuma no mi
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El pasillo además de amplio también era extenso. Al entrar no parecía tener fin y solo podía distinguir más tuberías en las paredes y chorros de vapor caliente emergiendo de ellas. Más me valía tener cuidado con los vapores si no me quería llevar una quemadura. Y por último, podía observar al joven chico amante de las arañas adelantándose en el pasillo. Cuando llegué a su altura, y antes de poder mediar palabra alguna llegamos a una bifurcación, pero aún habiéndonos parado a pensar hacia donde dirigirnos no hubiese servido de nada.
- Hey, hola camarada. Yo soy Ji... - de repente noté como mi pie se hundió levemente en el suelo junto a una loseta y cómo se escuchaba un sonoro click.
Las tuberías del pasillo se habían desplazado por todas las paredes creando caminos y abriendo otros para al final dejarnos una única dirección a seguir. Una vez habían acabado de moverse todas las tuberías metálicas nos encontrábamos el chico apresurado, mi compañera del Cipher Pol que se había decidido a acompañarme y yo, el activa-mecanismos. Al contrario de lo que esperaba, mi compañera solo me dijo que tuviera más cuidado para las próximas veces. Menos mal, yo esperaba una reprimenda.
- Jajajajajaja. Menos mal que no se ha activado un sistema de autodestrucción - dije mientras me llevaba una mano a la parte trasera de mi cabeza y me reía de forma muy llamativa.
Ya que solo teníamos un único camino por delante, lo seguimos sin meditarlo mucho. Yo intenté tener cuidado por si había más mecanismos por lo que me empecé a desplazar andando como si fuera un ninja, o al menos, como yo creían que caminaban. Pero me olvidé rápidamente cuando entramos en una gran sala. Tenía cierto aire a la de la araña metálica pero a la vez era muy diferente. Parecía haber estado cubierto por trozos de lona que ahora estaban desperdigados y a donde dirigieses la mirada se veían folletos, aunque no me quedaba claro de qué eran. Y lo único que me importaba de la habitación era una puerta violeta mal tapiada con unos pocos tablones de madera.
Al entrar en la sala, el chico se puso a registrar varias cosas y la agente Jones se dirigió a la puerta. Parecía que pensábamos lo mismo cuando empezó a quitar los tablones de madera. Ya que parecía ser el único camino a seguir era lógico que debíamos abrirla. Por lo que, cuando ella acabó de quitar los listones yo cogí carrerilla para abalanzarme contra la puerta y así abrirnos paso.
- ¡ALLÁ VOOOOOOYYYYYYYY! - gritaba mientras cargaba para embestir la puerta como si fuera a hacerle un placaje de rugby.
- Hey, hola camarada. Yo soy Ji... - de repente noté como mi pie se hundió levemente en el suelo junto a una loseta y cómo se escuchaba un sonoro click.
Las tuberías del pasillo se habían desplazado por todas las paredes creando caminos y abriendo otros para al final dejarnos una única dirección a seguir. Una vez habían acabado de moverse todas las tuberías metálicas nos encontrábamos el chico apresurado, mi compañera del Cipher Pol que se había decidido a acompañarme y yo, el activa-mecanismos. Al contrario de lo que esperaba, mi compañera solo me dijo que tuviera más cuidado para las próximas veces. Menos mal, yo esperaba una reprimenda.
- Jajajajajaja. Menos mal que no se ha activado un sistema de autodestrucción - dije mientras me llevaba una mano a la parte trasera de mi cabeza y me reía de forma muy llamativa.
Ya que solo teníamos un único camino por delante, lo seguimos sin meditarlo mucho. Yo intenté tener cuidado por si había más mecanismos por lo que me empecé a desplazar andando como si fuera un ninja, o al menos, como yo creían que caminaban. Pero me olvidé rápidamente cuando entramos en una gran sala. Tenía cierto aire a la de la araña metálica pero a la vez era muy diferente. Parecía haber estado cubierto por trozos de lona que ahora estaban desperdigados y a donde dirigieses la mirada se veían folletos, aunque no me quedaba claro de qué eran. Y lo único que me importaba de la habitación era una puerta violeta mal tapiada con unos pocos tablones de madera.
Al entrar en la sala, el chico se puso a registrar varias cosas y la agente Jones se dirigió a la puerta. Parecía que pensábamos lo mismo cuando empezó a quitar los tablones de madera. Ya que parecía ser el único camino a seguir era lógico que debíamos abrirla. Por lo que, cuando ella acabó de quitar los listones yo cogí carrerilla para abalanzarme contra la puerta y así abrirnos paso.
- ¡ALLÁ VOOOOOOYYYYYYYY! - gritaba mientras cargaba para embestir la puerta como si fuera a hacerle un placaje de rugby.
Blishard
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Blishard dirige una rápida ojeada a la habitación. Hay, en total, una entrada y dos posibles salidas, una de las cuales parece hecha a prisas y corriendo y es tan pequeña que si cabe un humano es de milagro. Por otra parte, hay una salida bien decente, de un tamaño considerable; apta incluso para su tatarabuelo, que según leyendas familiares, llegó a medir alrededor de 22 metros. Hay… “Algo" asqueroso bloqueando, aunque no demasiado, el camino. Parecen los restos de una máquina extraña. Están humeantes y apestan mucho. Blishard se tapa la nariz y dirige otra ojeada a la sala. Prácticamente todo son Marines, más incluso de los que él había visto en un principio. Sin embargo, sus ojos se fijan en un joven rubio que está intentando pasar desapercibido… En seguida ve como agarra Marines con… ¿pelo? Y coge sus trajes para vestirse. Obviamente es un usuario de la legendaria Fruta del Diablo, y a juzgar por sus acciones, es probable que sea un Revolucionario. Y a pesar de llevar relativamente poco en la Revolución, ha oído rumores de un novato bastante parecido a él, llamado Ummak Zor-El. Se hizo algo conocido en la Revolución, a pesar de ser tan solo un novato, y ese poder del pelo puede ser interesante. Por ello, Blishard, medio dejándose llevar por la corriente de gente que está en movimiento, medio moviéndose por su cuenta, se acerca hasta el rubio, con toda la discreción que es posible y agachándose, le susurra lo más bajo que puede:
“¿Cuál es tu nombre, joven?”
Por el rabillo del ojo puede ver que el presunto Ummak está atrapando a otro Marine, pero… Este parece más fuerte que los anteriores.
“¿Cuál es tu nombre, joven?”
Por el rabillo del ojo puede ver que el presunto Ummak está atrapando a otro Marine, pero… Este parece más fuerte que los anteriores.
Hamlet
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Noté como mis palabras eran tragadas por un silencio inquietante. Nadie quería responderme. Nadie lo haría. Me aparté del lado de Blackthorn y seguí con mi camino, en completo silencio. La chica que me acompañaba también lo estaba, y lo había notado. Una misión de este calibre podía hacer que cualquiera dejase de lado el habla por mantenerse lo más cauto posible. Curiosamente, yo estaba sufriendo el efecto contrario. Mi introversión habitual y el silencio que solía dar a mis compañeros había desaparecido por una inusitada necesidad de hablar, ya fuera para comentar estrategias a seguir o simplemente charlar. Quizás solo se trataba de mi propio miedo, buscando respuestas de mis compañeros para comprobar que seguían ahí... Y que yo no estaba alucinando.
Pronto el pasillo finalizó en una enorme sala, también llena de tuberías, a la que otro grupo de marines acababa de llegar, deteniéndose en la habitación. Los reconocí. Todo marine sabía quienes eran: La Brigada Indisciplinada. Un grupo de marines de altísimo rango, mas con muy mala fama entre los sectores más tradicionales de la marina. Esto consiguió que me confiase un poco más, aunque también me resultó de advertencia para imaginarme lo que estaría por venir.
El comodoro Kasai se acercó a aquella flota, y yo le seguí diligentemente. Gente de lo más variopinta, aunque también celebre, acompañaba a los altos cargos de aquella flota. El comodoro, tras intercambiar unas cuantas palabras con la Brigada Indisciplinada, se dispuso a aplicar toda su fuerza en las puertas que nos bloqueaban el camino, intentando abrirlas.
No sabía por qué, pero me esperaba lo peor. Mantuve en alto a Elsinor.
-Chica, prepárate para lo peor y no bajes la guardia -le advertí, antes de buscar a Blackthorn con la mirada. Una vez le encontré, le llamé-. ¡Kayn, cúbreme las espaldas!
Pronto el pasillo finalizó en una enorme sala, también llena de tuberías, a la que otro grupo de marines acababa de llegar, deteniéndose en la habitación. Los reconocí. Todo marine sabía quienes eran: La Brigada Indisciplinada. Un grupo de marines de altísimo rango, mas con muy mala fama entre los sectores más tradicionales de la marina. Esto consiguió que me confiase un poco más, aunque también me resultó de advertencia para imaginarme lo que estaría por venir.
El comodoro Kasai se acercó a aquella flota, y yo le seguí diligentemente. Gente de lo más variopinta, aunque también celebre, acompañaba a los altos cargos de aquella flota. El comodoro, tras intercambiar unas cuantas palabras con la Brigada Indisciplinada, se dispuso a aplicar toda su fuerza en las puertas que nos bloqueaban el camino, intentando abrirlas.
No sabía por qué, pero me esperaba lo peor. Mantuve en alto a Elsinor.
-Chica, prepárate para lo peor y no bajes la guardia -le advertí, antes de buscar a Blackthorn con la mirada. Una vez le encontré, le llamé-. ¡Kayn, cúbreme las espaldas!
- Resumen:
- Relleno. Prepararme para la apertura de la puerta. Avisar a Kayn de que me cubra las espaldas por si acaso.
Lance Kashan
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Akuma no mi
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Cuando me quise dar cuenta, estaba en mitad del aire, siendo arrastrado sin demasiada posibilidad a pelear sobre la dirección o la velocidad que quería escoger en el viaje. No era un viento natural, eso estaba claro, o al menos lo podíamos alejar bastante de lo normal, ya que una ráfaga capaz de levantar a una persona, por muy pequeño que sea, no es nada que se vea todos los días. Además, y por suerte, el viento llevaba un rumbo más que claro, atravesando el pasillo sin desviarse. Si nos hubiera estampado, quizás hubiéramos perdido un par de dientes, quién sabe. Por una parte, no me alegraba de haber entrado en esta especie de huracán, pero solo hacía falta mirar a las pared y los pilares que dejábamos atrás para darse cuenta de que estábamos avanzando absurdamente rápido en comparación al ritmo previo, quizás porque los dementes no podían pararse a admirar cualquier tontería.
En mitad del viaje, Kirtash habló, dando luz verde a que nos destapáramos los oídos, ya que el pitido tan irritante que nos había estado acompañando hasta hace un momento se había marchado, y espero que fuera para no volver pronto. Justo cuando destapé mis oídos y tuve por fin mis brazos libres nuevamente, me hicieron falta para ponerlos justo delante de mí, tratando de amortiguar el golpe producido entre mi velocidad y una persona en mitad de mi camino. Protegiéndome con ambos antebrazos, golpeé con uno de los codos al ‘’enemigo’’, ya que si estaba allí dudo que fuera para darme los buenos días, pero tampoco lo estaba haciendo con la idea de hacer daño, simplemente era mi única manera de no recibir el perjuicio. Lo logré apartar sin demasiada dificultad, continuando mi camino o, mejor dicho, el camino que me estaba obligando a tomar el aire tras de mí.
Entonces, justo después de atravesar una puerta de grandes dimensiones, el viento cesó repentinamente, dejándonos avanzar únicamente con la inercia de una forma ciertamente peligrosa. Si se me ocurría aterrizar con esa velocidad, mis piernas serían incapaces de seguir el ritmo y terminaría por golpearme con fuerza, así que quizás no era el camino, y tampoco es que pudiera tratar de frenarme agarrándome a cualquier cosa, o iba a dislocármelo. Y dislocarme un hombro en aquel lugar no era la mejor de las ideas, a decir verdad. Con la mayor concentración, me fijé en lo que me rodeaba y, específicamente, en lo que destacaba: un suelo elevado, con una serie de instrumentos, entre ellos algunos hechos de metal. Estirando mi brazo todo lo posible, lanzando una serie de descargas muy próximas entre sí en el tiempo, formando una especie de línea de electricidad que me conectaba con uno de los platos de la batería, dándome pie a transportarme a él y frenarme en el acto.
Una vez de pie, y quieto, podía darme cuenta claramente de dónde estábamos: era un salón de actos. O algo muy parecido, eso como mínimo, ya que tanto su escenario como el tamaño apuntaban a ello. Aunque, si sumaba los instrumentos que me rodeaban a la ecuación, ascendía a sala de conciertos, algo bastante poco revelador. ¿Tener una sala de conciertos en una construcción de este tipo no era demasiado…, excéntrico o innecesario? Y para más inri, su mera existencia solo era una razón más para que los sectarios comenzasen a divagar de nuevo con la grandiosidad de su querida y amada Aguja. Bueno, tenía que darles la razón en que algo de magnífico sí que tenía, ya que la idea de que la música inicial y las palabras de desánimo procedieran de allí estaba bastante vigente, y eso me generaba cierta curiosidad. ¿Tendrían algo especial aquellos instrumentos? Al fin y al cabo, estaban dentro de un lugar como ese, así que ya adquirían cierto prestigio.
De un momento para otro, Kirtash nos comunicó mentalmente que el objetivo actual era recorrer la sala hasta cruzar la puerta que se ubicaba al otro lado, tras el escenario, y avanzar de sala. Haciéndole todo el caso posible, solo me hacía falta bajar de donde estaba y dar unos pocos pasos, pero me fijé en algo en concreto: había una pandereta justo al lado de la batería en la que me había parado, y me parecía que destacaba sobre el resto. No solía ver muchas panderetas en conciertos, al menos no últimamente, así que decidí seguir mi intuición por una vez y, agachándome, recogerla. No era demasiado grande, así que no iba a ser un impedimento demasiado grande el transportarla, y menos si decidía depositarla dentro de la túnica.
En mitad del viaje, Kirtash habló, dando luz verde a que nos destapáramos los oídos, ya que el pitido tan irritante que nos había estado acompañando hasta hace un momento se había marchado, y espero que fuera para no volver pronto. Justo cuando destapé mis oídos y tuve por fin mis brazos libres nuevamente, me hicieron falta para ponerlos justo delante de mí, tratando de amortiguar el golpe producido entre mi velocidad y una persona en mitad de mi camino. Protegiéndome con ambos antebrazos, golpeé con uno de los codos al ‘’enemigo’’, ya que si estaba allí dudo que fuera para darme los buenos días, pero tampoco lo estaba haciendo con la idea de hacer daño, simplemente era mi única manera de no recibir el perjuicio. Lo logré apartar sin demasiada dificultad, continuando mi camino o, mejor dicho, el camino que me estaba obligando a tomar el aire tras de mí.
Entonces, justo después de atravesar una puerta de grandes dimensiones, el viento cesó repentinamente, dejándonos avanzar únicamente con la inercia de una forma ciertamente peligrosa. Si se me ocurría aterrizar con esa velocidad, mis piernas serían incapaces de seguir el ritmo y terminaría por golpearme con fuerza, así que quizás no era el camino, y tampoco es que pudiera tratar de frenarme agarrándome a cualquier cosa, o iba a dislocármelo. Y dislocarme un hombro en aquel lugar no era la mejor de las ideas, a decir verdad. Con la mayor concentración, me fijé en lo que me rodeaba y, específicamente, en lo que destacaba: un suelo elevado, con una serie de instrumentos, entre ellos algunos hechos de metal. Estirando mi brazo todo lo posible, lanzando una serie de descargas muy próximas entre sí en el tiempo, formando una especie de línea de electricidad que me conectaba con uno de los platos de la batería, dándome pie a transportarme a él y frenarme en el acto.
Una vez de pie, y quieto, podía darme cuenta claramente de dónde estábamos: era un salón de actos. O algo muy parecido, eso como mínimo, ya que tanto su escenario como el tamaño apuntaban a ello. Aunque, si sumaba los instrumentos que me rodeaban a la ecuación, ascendía a sala de conciertos, algo bastante poco revelador. ¿Tener una sala de conciertos en una construcción de este tipo no era demasiado…, excéntrico o innecesario? Y para más inri, su mera existencia solo era una razón más para que los sectarios comenzasen a divagar de nuevo con la grandiosidad de su querida y amada Aguja. Bueno, tenía que darles la razón en que algo de magnífico sí que tenía, ya que la idea de que la música inicial y las palabras de desánimo procedieran de allí estaba bastante vigente, y eso me generaba cierta curiosidad. ¿Tendrían algo especial aquellos instrumentos? Al fin y al cabo, estaban dentro de un lugar como ese, así que ya adquirían cierto prestigio.
De un momento para otro, Kirtash nos comunicó mentalmente que el objetivo actual era recorrer la sala hasta cruzar la puerta que se ubicaba al otro lado, tras el escenario, y avanzar de sala. Haciéndole todo el caso posible, solo me hacía falta bajar de donde estaba y dar unos pocos pasos, pero me fijé en algo en concreto: había una pandereta justo al lado de la batería en la que me había parado, y me parecía que destacaba sobre el resto. No solía ver muchas panderetas en conciertos, al menos no últimamente, así que decidí seguir mi intuición por una vez y, agachándome, recogerla. No era demasiado grande, así que no iba a ser un impedimento demasiado grande el transportarla, y menos si decidía depositarla dentro de la túnica.
- Resumen [AEG]:
- -Seguir la ráfaga de viento.
-Tratar de frenarme en el plato de una batería.
-Tomar la PANDERETA del suelo mientras sigue las órdenes de AEG.
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“¿Por qué diantres hay un árbol gigante andante?” se preguntó Nox mientras se quedó desconcertado con el almirante Kodama.
Había oído hablar de él, pero cuando decían lo del término “vegetal”, se imaginaba a alguien en silla de ruedas y no… un jodido hombre árbol. Era una mutación biológica? Una maquina con carcasa de madera? Quizá fuese el efecto de una fruta del diablo, no sería lo más raro que habría visto comparado con alguno de sus compañeros. Ahora tenía más ganas de estudiar detenidamente a aquel “hombre” más que a la araña. Si algo le fascinaba más que los autómatas, eran los que eran como estos, pero sin la pesadez del metal y el razonamiento limitado.
Pero entonces, en mitad de sus pensamientos, la tragedia ocurrió. El maldito gyojin le dio una de sus pataletas y entonces se sacó su miembro viril doble y orino sobre el almirante. Se acabó, estaban muertos. Solo a aquel pescado con puesto de estupefacientes hasta las cejas era capaz de hacer semejante estupidez rodeado de marine y junto a dos condenados almirantes. Su corazón desgastado le estaba dando avisos que iba a entrar en paro cardiaco, pues prefería quedarse muñeco ahí que volver entre rejas, pero por suerte del destino, el almirante árbol no se lo tomo en serio y a decir más, le devolvió al pez su propia orina.
Tras aquel disgusto tonto, Zane dividió al grupo en dos para aparar más terreno que explorar. Y gracias a que no estaba en el mismo que Luka o le hubiese dejado con el mismo número de penes que la media humana.
- Zane, recuérdame que cuando pase todo esto, mate a Luka –le comento el enmascarado al pelirrojo-.
Había oído hablar de él, pero cuando decían lo del término “vegetal”, se imaginaba a alguien en silla de ruedas y no… un jodido hombre árbol. Era una mutación biológica? Una maquina con carcasa de madera? Quizá fuese el efecto de una fruta del diablo, no sería lo más raro que habría visto comparado con alguno de sus compañeros. Ahora tenía más ganas de estudiar detenidamente a aquel “hombre” más que a la araña. Si algo le fascinaba más que los autómatas, eran los que eran como estos, pero sin la pesadez del metal y el razonamiento limitado.
Pero entonces, en mitad de sus pensamientos, la tragedia ocurrió. El maldito gyojin le dio una de sus pataletas y entonces se sacó su miembro viril doble y orino sobre el almirante. Se acabó, estaban muertos. Solo a aquel pescado con puesto de estupefacientes hasta las cejas era capaz de hacer semejante estupidez rodeado de marine y junto a dos condenados almirantes. Su corazón desgastado le estaba dando avisos que iba a entrar en paro cardiaco, pues prefería quedarse muñeco ahí que volver entre rejas, pero por suerte del destino, el almirante árbol no se lo tomo en serio y a decir más, le devolvió al pez su propia orina.
Tras aquel disgusto tonto, Zane dividió al grupo en dos para aparar más terreno que explorar. Y gracias a que no estaba en el mismo que Luka o le hubiese dejado con el mismo número de penes que la media humana.
- Zane, recuérdame que cuando pase todo esto, mate a Luka –le comento el enmascarado al pelirrojo-.
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El capitán me dio la razón de la prisa que teníamos, por otra parte, uso la muñequera para que escanease el mapa y guardará el mapa. Lo gracioso fue que el aparato fue llamado Mido, en parte normal, por la propia abreviatura, pero en este caso parecía hecho con mala idea. Sonríe debajo de la mascara del casco. Imité al capitán y usando el ojo cyborg tome las medidas de la habitación, las cuales las dije en voz alta para que ambas muñequeras toman nota y realizan un mapa de dimensiones correctas.
Cuando terminé de hacerlo me fijé que el capitán se encontraba formando algo y a su lado Zane. Tras un rato leyendo y vigilando cuando terminaba el trabajo el capitán, este le entregó una espada al otro pirata. Tras esto se levantó y fue hasta una pared después de mirar el mapa. Entonces Mido reprochó al capitán que si destrozada las estructuras sus cálculos no servirían.
-Bueno, luego os damos las nuevas medidas si las necesitáis – le respondí al aparato – ¿Comenzamos con la reforma?.
Cuando terminé de hacerlo me fijé que el capitán se encontraba formando algo y a su lado Zane. Tras un rato leyendo y vigilando cuando terminaba el trabajo el capitán, este le entregó una espada al otro pirata. Tras esto se levantó y fue hasta una pared después de mirar el mapa. Entonces Mido reprochó al capitán que si destrozada las estructuras sus cálculos no servirían.
-Bueno, luego os damos las nuevas medidas si las necesitáis – le respondí al aparato – ¿Comenzamos con la reforma?.
Pasan dos minutos, y el edificio treme por un momento: Las fuerzas concentradas en el interior del lugar es demasiada, y poco a poco se va extendiendo por todo el eje de la aguja, que vibra, y el temblor resultante restalla por todas las habitaciones. Y después, el silencio llega.
Nada suena, nada tiembla, todo es quietud, solo está el silencio. Un antinatural silencio...
Por favor, en vuestro post agregad un spoiler que aclare a qué sala deseáis ir (contigua si no tenéis mapa, hasta 2 si lo tenéis).
Nada suena, nada tiembla, todo es quietud, solo está el silencio. Un antinatural silencio...
- 1-Giotto, Hulio, Ellie:
- La escalera comienza a girar, como un tornillo sin fin, y desde fuera podéis ver a Bleyd correr intentando llegar inútilmente hasta arriba. Tal vez queráis ayudarlo, o intentar atraparlo ahora que está indefenso.
- 2-Spooner, Marqueso, el negro y la gitana:
- Según el mapa debería haber una sala justo delante de vosotros (vosotres, sois una cleptocracia de genero neutro), pero sin embargo solamente hay tuberías frente a vosotros, y un camino para girar a la izquierda. Se escuchan ruidos amortiguados tras la cortina de desagües, pero quién sabe si seréis capaces de atravesarla y seguir el rumbo… O giraréis a la izquierda, como fijo que ha hecho todo el mundo.
- 3-Los Blue Oak:
- Tras el golpe de los Blue Rose y el poder de la amistad de Kodama el muro aguanta como un campeón con sólo una grieta en él, tan fina que apenas cabría un cabello humano. Tan sólo un par de segundos después de que el polvo de asiente la grieta de agranda y el muro se rompe dejando un hueco con forma de círculo perfecto, llenando la sala adyacente de escombros.
Lo que veis es algo… extraño. A pesar de que las tuberías siguen por el techo y algunas paredes, estas de vez en cuando bajan del techo en ramificaciones similares a una imitación de vegetación. Las tuberías tienen varios escapes, ya sean de agua fresca o de vapor, lo que hace la sala tremendamente húmeda. En los bordes de las paredes y algunas esquinas se han formado charcos, o más bien parecen pequeñas lagunas. La vegetación ha tomado esta sala, con hierba, arbustos bajos y plantas colgantes, así como enredaderas que crecen en conjunto con las tuberías. Por otro lado no parece haber nada fuera de lo común aquí, si acaso una iluminación demasiado natural que no sabéis exactamente de donde proviene. Los marines aprovechan para pasar a tropel a vuestro lado y apresurase a asaltar las entrañas del edificio. Salen de la sala por unos portones metálicos en un extremo de la sala. Las voces de aquellos que salen primero se pierden entre los ecos de sus compañeros sin saber qué ha sido de ellos.
- 4-Zane, Luka, Nox, Vile, Alviss:
- Enhorabuena, habéis roto la pared. El boquete es profundo, de hecho parece que lleva a otra sala. Si pasáis por este encontraréis, de espaldas, a un extraño robot de cuerpo cilíndrico que os da la espalda. Cuando entráis de golpe se gira, como si no se esperara que entraseis por ahí. El robot deja soltar un par de pitidos y entonces dice, con su voz robótica:
–Un limpiador de ventanas está limpiando la ventana del piso 37 de un rascacielos de Water Seven. En ese momento se resbala y cae. Lamentablemente, no usaba arnés de seguridad y su cuerpo cae irremediablemente al suelo. No había nada en el suelo acolchado ni nada que pudiera amortiguar la caída, sin embargo el limpiador se levantó en perfecto estado y sin un solo rasguño. ¿Cómo?
Podéis ver que aun lado de la sala, que está totalmente vacía a excepción del robot y con mucha falta de decoraciones, hay un portón enorme y cerrado. De golpe aparece un enorme reloj de arena que baja del techo. La arena empieza a caer. Tenéis tiempo límite, parece.
- 5-Scarlet, Jiren a la derecha y Stewe:
- Scarlet logra quitar las tablas y, cuando os adentráis los tres os encontráis con una sala amplia y bien iluminada. En el suelo os podéis fijar que hay un cuadrado de 16x16 de baldosas de todo tipo de colores y algunas suelen brillar más que las otras. En el centro hay una especie de mesa redonda y parece que está hecha para que poséis algo en ella. Si os fijáis, los colores cálidos están más salidos que los otros mientras los fríos parecen haber sido pisados.
- 6-El grupo de tontos que han decidido seguir a don “yo me sé orientar” (Mido & cada vez menos friends):
- Avanzáis evitando a las atontadas pirañas hasta la esquina. Hay agua por todas partes, y algunos peces os persiguen con probablemente viles intenciones. Os recomendaría apurar, pero frente a vosotros la puerta parece tener una serie de letras grabadas en los marcos y un teclado numérico con cuatro cifras. Las palabras son: Guiño, Fiesta, Cuate, Yarda. Ah, ¿Y os he dicho ya cuidado con las pirañas?
- 7-Zuko, Kayn, Hamlet, Erik, Galhard, Bizvan, Tobias y Kiritsu:
- Zuko, cuando vas a abrir la puerta descubres que está verdaderamente cerrada. Sin embargo, te fijas en algo interesante. Sobre la cerradura, desperdigándose en forma de abanico, hay según cuentas treinta y un cerraduras. Y lo que es más, no hay dos iguales. Distingues varias de bronce, plata y oro, pero también algunas hechas de extraños metales de colores que no identificas.
Arthur, haces un impecable trabajo ordenando los atriles. Bueno, casi. A veces se te caen porque te tambaleas un poquitito al girar, pero Leiren está ahí y los recoloca por ti. Chicos, mientras los vais colocando en su sitio, descubrís tiradas entre el montón bastantes llaves diminutas, todas únicas e inigualables. Al contarlas os da un total de treinta llavecitas.
Bizvan, Tobias, Erik, estáis observando la que se está liando delante de vosotros. Una de las cortinas ha comenzado a arder a un saludable ritmo, no tardará en consumirse. Lo malo es que el humo que provoca es algo molesto. No peligroso, pero sí un incordio. Y de repente, a vuestra izquierda, juraríais haber visto una sombra negra del tamaño de un perro colarse por la puerta abierta.
Hamlet, si intentas atacar a la puerta descubrirás que es lo bastante resistente como para no inmutarse ante tu arma. Vaya.
Al… ese mojito está de muerte.
- Therax, Blishard y Ummak:
- Therax, pierdes de vista a los miembros de tu banda y a cambio, te ves acompañado por el muchacho al que rapas y un gigante. No está mal el cambio la verdad. La sala en la que estáis empieza a despejarse y, si no os apuráis, seréis los últimos en destacar. Cuando la sala se queda vacía, un olor a quemado os invade y si decidís seguirlo os llevará a un ancho pasillo como para que quepa Blishard, en donde sale humo de varias tuberías. No parece tóxico, pero quizás deberíais cruzarlo rápido.
- 1-Beats of liberty + Acompañantes:
- Juliana, puedes sentirte orgullosa, las lentejas de la inocente muñeca de trapo han superado la brecha tecnológica existente entre una legumbre y un sónar.
A pesar de que contáis con el apoyo de la tecnología de Edward el camino dejado por las lentejas resulta lo bastante claro como para ser seguido con los ojos. Edward, la estructura es un laberinto simple, más pensado para retrasar intrusos indeseados, con paredes para evitar que a alguien se le ocurra pasar volando.
Al llegar a la plataforma de hormigón hay espacio suficiente para el primer grupo. Abrís la puerta sin muchos problemas. Estas se abren con normalidad, dejando ver lo que hay al otro lado.
En un principio es una lasa alargada llena de cajas de madera y contenedores metálicos, algo parecido a un almacén, con algunas grúas mecánicas colgando del techo. Está todo a oscuras, la única luz que tenéis es la que pasa por la puerta. A un lado hay un pasillo más corto que parece dar a una sala que no veis muy bien. Algo está fuera de lo normal. Un par de luces rojizas destacan entre la oscuridad. Las luces comienzan a encenderse en la sala que quedaba a uno de vuestros lados (la 30 para ser exactos), de atrás para delante, revelando una gran silueta que apenas cabría por la puerta. Cuando las luces se terminan de encender veis la figura de un enorme robot con forma de gorila púrpura. Una serie de cables y tubos conectados a su espalda se separan de él y unos chorros de vapor salen durante unos segundos por las conexiones libres antes de que una capa iridiscente cubra su cuerpo.
Comienza a caminar hacia vosotros usando las dos patas traseras con aspecto amenazante, os sorprenden una serie de revolucionarios que os siguieron, los cuales apuntan y disparan sus armas contra la bestia mecánica. Las balas no parecen rebotar, es más, no hacen ningún sonido al impactar, sino que dejan una serie de ondas en la capa iridiscente de su superficie antes de desaparecer.
- 2-Bleud:
- Un millar de pirañas caen inconscientes… Bueno, flotan semiinconscientes en la superficie mientras tratas de alejarte subiendo por las escaleras. Mientras asciendes el caracol comienza a girar como un tornillo, haciendo que inevitablemente te veas incapaz de avanzar. Por si esto fuera poco, parece que esta escalera no tiene fin y, al mismo tiempo, te vas dando cuenta de que existen una serie de patrones apenas perceptibles en los peldaños: Es como un piano. Tal vez, si tocas con suficiente habilidad las escaleras, puedas hacer que estas te dejen subir. ¿Qué canción deberás tocar?
- 3-Liv:
- Mientras avanzas por el pasillo llega un punto que cada vez se va haciendo más estrecho, haciendo que quede un hueco de pequeño tamaño. Si te agachas, puedes ver que el agujero continúa hasta una sala en la que hay luces verdes. Los laterales del pequeño túnel están llenos de cables y tuberías, en las que parecen sonar ruidos extraños cada cuatro segundos.
- 1-Zay:
- El anciano te mira raro, como si dijeras tonterías que no llevan a ningún sitio.
—¿Te refieres al hombre que ha pasado sobre un caballo alado? Yo también lo he visto —te responde, dejándote igual que antes—. Y dicho esto, me marcho, no puedo seguir perdiendo más el tiempo aquí.
El hombre gira con fuerza el manillar de su moto de agua, y se marcha. Es un aciano muy molón, de estos que seguramente usa cazadora de cuero y gafas de sol. Cuando se va te quedas solo, pero una bala de cañón pasa a un metro de ti. Es un barco de la marina que te ha visto.
—¡Miradle! —grita uno de ellos—. Es Zay, el peligroso mink cuya cabeza vale treinta millones de berries.
Una lluvia de balas de cañón empieza a caer sobre ti. Hay pocas posibilidades de escapar, pero entonces, como si de un ángel de la guardia se tratara, aparece un hombre que te coge en brazos y te lleva de un salto hacia el barco.
—¿Se encuentra bien, Zay-sama? —Te dice. Es un hombre alto y grande, muy musculoso y con mucho maquillaje. Tiene una larga melena rizada muy cuidada, seguramente se peine con espuma, y va vestido con un traje de dos piezas de color blanco con detalles negros y rosas. Puede medir entorno a los dos metros, y en su brazo derecho esta tatuado un mink muy parecido a ti. Qué raro, ¿verdad? También tiene otro tatuaje en el abdomen inferior con un corazón— Sé que no me conoce, pero mi nombre es Paul Vazo, y soy su admirador. Vi desde lejos cómo se enfrentaba a la banda de Zane D. Kenshin, aunque ellos le tendieran una trampa y le tiraran de esa forma del barco. ¡Una panda de cobardes! Desde entonces soy su mayor fan. Vine con la esperanza de encontrarle y ayudarle en todo lo posible.- img aprox. de Paul Vazo:
El hombre habla con total sinceridad, ¿cómo iba a saber eso si no? ¡Ah, por cierto! Te encuentras en un barco marine. Hay unos cuantos de ellos. ¿Es lo que querías verdad?
- 2-Lance y AEG:
- ¡Wow! Deberíais peinaros un poco, al menos quien pueda, claro. La sala es grande, lo habéis visto con vuestros propios ojos, y muy bonita. Lance ha llegado al escenario, y ha cogido la pandereta. Al cogerla, aparece un chiquillo de apenas doce años, con un ojo azul como el mar azul, y el otro verde, que te quiero verde; como dicen las canciones populares que se cantaban antaño
—No puede coger eso —te dice el niño, dándote un tirón de la pandereta y yéndose corriendo.
Tras eso, veis como los delincuentes se han ido de la sala. Entonces, unos focos surgen del suelo, y empieza a surgir humo de todas partes, que se va cambiando de color la luz cambiante de los mismos. Una melodía muy pegadiza comienza a sonar, y una mujer vestida con un traje rosa con lunares blancos de distintos tamaños aparece, y camina hacia el escenario, mientras un grupo de hombres y mujeres entrado en años la siguen y aplauden.Ese barco velero cargado de sueños
Cruzo la bahía
Me dejo aquella tarde agitando el pañuelo
Sentada en la orilla.
Marinero de luces, con alma de fuego
Y espalda morena
Se quedó tu velero perdido en los mares
Varado en la arena.
—¡Bravo! —grita uno de ellos—. ¡Guapa, guapa y guapa! —grita otro de los ancianos. Hay ropa interior que vuela, y una de ellas caer en la cabeza del señor alcalde, ¿cómo? Pues con una puntería deficiente de una mujer que hay detrás de él. La puerta del fondo parece tentadora, pero no tanto como escuchar una buena canción por una folclórica de las de antes.
¡Ah! Por cierto, detrás de vosotros aparece una mujer parecida a una bruja
- 3-Heartless, Zack, Kaito William White y Lysbeth:
- Eres un hombre con un gran intelecto, señor. Consigues abrir la puerta y entrar en la estancia, pero poco más, el tiempo justo para evitar ser arroyado por Arribor Neus, el cual lleva cogido por la cabeza a un hombre, cuyo rostro es estampado contra el siguiente muro. El hombre parece incómodo, y parece estar articulando una serie de palabras que no entiendes.
—Te está diciendo que si es tan amable de soltarle la cabeza —te comenta bella Chleo Pawtrá—. El pobre aún no sabe hablar el complejo idioma que usan en el resto de islas del mundo, y sigue usando el viejo idioma de Latium, su isla natal.
Si le sueltas, el hombre te mirará e intentará darte la mano de buen agrado.
—Tui es potens —te dice muy serio.
—Dice que pareces un hombre muy fuerte —comenta la joven—. Pero una pregunta, ¿por qué le has atacado? Que recuerde solo le conocemos de la prensa.
Si os fijáis bien, al lado del muro donde la cara del hemperador ha dejado un bonito boyo, hay una escalera. De subirla os encontraréis con una sala de color rosa, que huele extremadamente bien. Allí hay mesitas de té y algunos pastelitos con muy buena pinta, aunque no sé si deberíais comer, eso es cosa vuestra.
- 4-Katharina:
- Acabas con los altavoces con facilidad, y empiezas a recuperar la movilidad. Era algo extraño, ¿quién demonios habrá inventado esa máquina del averno? Un impío seguro. Caminas hasta la sala, y cuando llegas ves que esta todo lleno de humo, y una mujer vestida con un vestido rosa con lunares blancos está cantando.
—No tengas vergüenza muchacha —te dice una anciana —. Entra y disfruta del j’arte de la gran Sabela María Pantoja.
Entonces, ves como la mujer lanza unas bragas que da en la cabeza de un hombre con traje rojo. Y cerca de él un muchacho que conoces de la carpa, Lance concretamente. Y detrás del escenario hay una puerta.
- 5-Eleonora, Yarmin y Valar:
- Ellaonora pulsa el botón, y seguidamente un cuchillo roza su mano y se clava también el interruptor. ¡Vaya! Unos centímetros más a la izquierda, y la mano de Ellaonora tendría un bonito agujero, o un piercing de estos modernos como los llaman ahora. Bien, sigamos. Una música festiva comienza a sonar, y del suelo emerge un pequeño escenario en el que hay un hombre trajeado, entrado en años, y con una amplia sonrisa.
Cuando para de cantar, da un salto se pone cerca de vosotros. Mira con cierta lujuria a Yarmin, y le ruge como si fuera un tigre antes de dirigirse a él.
—Mi nombre es Falafel, ¿quién eres tú, guapetón? ¿Quieres que te enseñe música de la de antes?
Por favor, en vuestro post agregad un spoiler que aclare a qué sala deseáis ir (contigua si no tenéis mapa, hasta 2 si lo tenéis).
- Mapas:
Luka Rooney
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El gyojin se sacudió la mano tras el golpe, observando cómo la nube de polvo, al cesar, dejaba un agujero de un tamaño lo suficientemente grande como para que el grupo entrase. Contento, el pirata observó el semblante de su capitán.
- En equipo podemos con cualquier cosa, jefe.
Lo cierto es que una vez entraron, el tiburón vió algo que jamás hubiera esperado. Un robot hablando, sin moverse demasiasdo, y creando un acertijo que el gyojin no entendía. Todo Arashi sabía que el habitante del mar no era un ser precisamente inteligente, y que lo suyo era más bien la fuerza. Sin embargo, el acertijo le resultó sumamente sencillo. Se rascó la barbilla, intentando parecer más inteligente, y no tardaría en dar la respuesta que creía correcta.
La verdad es que la prueba no estaba mal. En la sala no había absolutamente nada más que el robot y un portón, que probablemente se abriese si daban con la clave. Luka daría un paso al frente, situándose lo más cercamente posible del robot, y tras ello, intentaría conversar con él.
- Un limpiador de water seven, eh. Vale. Pues si se cae y no se hace daño, y luego encima se levanta… Yo creo que está claro, ¿no? -comentaría observando a sus compañeros-. Es un usuario logia, que al caer, se ha convertido en un elemento y luego se ha recompuesto. Venga, abrenos el portón.
Lo cierto era que el tiburón estaba confiado, aunque no sabía si podía haber algún matiz en el rompecabezas que se le escapase. Al fin y al cabo lo suyo eran los rompecabezas más literales.
- En equipo podemos con cualquier cosa, jefe.
Lo cierto es que una vez entraron, el tiburón vió algo que jamás hubiera esperado. Un robot hablando, sin moverse demasiasdo, y creando un acertijo que el gyojin no entendía. Todo Arashi sabía que el habitante del mar no era un ser precisamente inteligente, y que lo suyo era más bien la fuerza. Sin embargo, el acertijo le resultó sumamente sencillo. Se rascó la barbilla, intentando parecer más inteligente, y no tardaría en dar la respuesta que creía correcta.
La verdad es que la prueba no estaba mal. En la sala no había absolutamente nada más que el robot y un portón, que probablemente se abriese si daban con la clave. Luka daría un paso al frente, situándose lo más cercamente posible del robot, y tras ello, intentaría conversar con él.
- Un limpiador de water seven, eh. Vale. Pues si se cae y no se hace daño, y luego encima se levanta… Yo creo que está claro, ¿no? -comentaría observando a sus compañeros-. Es un usuario logia, que al caer, se ha convertido en un elemento y luego se ha recompuesto. Venga, abrenos el portón.
Lo cierto era que el tiburón estaba confiado, aunque no sabía si podía haber algún matiz en el rompecabezas que se le escapase. Al fin y al cabo lo suyo eran los rompecabezas más literales.
- Resumen:
Intentar resolver el rompecabezas Luka style (pero sin violencia).
Lykanrock94
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El anciano se marchó, dejó solo al mink y encima no respondió con total certeza a la pregunta y le dejó tan en blanco como estaba al principio. De pronto una bala de cañón pasó a escasos centímetros de él, por suerte.
Era la marina, que había encontrado al felino y estaban atacándole.
—¡Miradle! Es Zay, el peligroso mink cuya cabeza vale treinta millones de berries.
Tras las palabras de aquel marine, al mink le caía una lluvia de balas de cañón. Sería imposible esquivar todas y si impactaban acabarían con su vida. Pero, de pronto, alguien lo cogió y lo llevo de vuelta al barco. Era un hombre que se hacía llamar Paul Vazo, alguien desconocido para Zay pero que declaró ser admirador del felino.
—¿Se encuentra bien, Zay-sama? Sé que no me conoce, pero mi nombre es Paul Vazo, y soy su admirador. Vi desde lejos cómo se enfrentaba a la banda de Zane D. Kenshin, aunque ellos le tendieran una trampa y le tiraran de esa forma del barco. ¡Una panda de cobardes! Desde entonces soy su mayor fan. Vine con la esperanza de encontrarle y ayudarle en todo lo posible.
El felino le miró fijamente. No acostumbraba a tener ayuda, siempre luchaba solo y él creía que podría con todos los barcos marines por si mismo.
- Ni he pedido ni necesito ayuda. Yo puedo solo contra todos esos barcos marines. -Hizo una breve pausa, tragó saliva y prosiguió. - Los Arashi tenían un buen motivo para hacerlo. Yo me colé en su barco sin invitación, es lógico que hicieran eso. Y bastante benévolos fueron que no acabaron con mi vida. Yo subí a su navío para pedir ingresar en su tripulación pirata, aunque no pude llegar a expresarme con total claridad. Pero no les guardo rencor, si alguna vez necesitasen ayuda, allí estaría yo el primero. En cuanto a ti, deberías salir de aquí cuanto antes, si te haces mi aliado te verán como un criminal y te perseguirán. Aun así, ¿estás dispuesto a arriesgar tu vida por alguien que conoces solo de un día?
El mink hablaba en serio, si tuviera algo de cobertura para poder mirar unos instantes a la Luna Llena seguramente podría acabar con los barcos marine en sus alrededores y dar algo de apoyo a los demás piratas. El tipo este que le ayudó le daba exactamente igual pero, ¿y si por una vez era Zay el que utilizaba a los demás para conseguir lo que se proponía? Tal vez usar a ese Okama como carnada le daría esa cobertura que necesitaba para usar el Sulong... por primera vez.
Era la marina, que había encontrado al felino y estaban atacándole.
—¡Miradle! Es Zay, el peligroso mink cuya cabeza vale treinta millones de berries.
Tras las palabras de aquel marine, al mink le caía una lluvia de balas de cañón. Sería imposible esquivar todas y si impactaban acabarían con su vida. Pero, de pronto, alguien lo cogió y lo llevo de vuelta al barco. Era un hombre que se hacía llamar Paul Vazo, alguien desconocido para Zay pero que declaró ser admirador del felino.
—¿Se encuentra bien, Zay-sama? Sé que no me conoce, pero mi nombre es Paul Vazo, y soy su admirador. Vi desde lejos cómo se enfrentaba a la banda de Zane D. Kenshin, aunque ellos le tendieran una trampa y le tiraran de esa forma del barco. ¡Una panda de cobardes! Desde entonces soy su mayor fan. Vine con la esperanza de encontrarle y ayudarle en todo lo posible.
El felino le miró fijamente. No acostumbraba a tener ayuda, siempre luchaba solo y él creía que podría con todos los barcos marines por si mismo.
- Ni he pedido ni necesito ayuda. Yo puedo solo contra todos esos barcos marines. -Hizo una breve pausa, tragó saliva y prosiguió. - Los Arashi tenían un buen motivo para hacerlo. Yo me colé en su barco sin invitación, es lógico que hicieran eso. Y bastante benévolos fueron que no acabaron con mi vida. Yo subí a su navío para pedir ingresar en su tripulación pirata, aunque no pude llegar a expresarme con total claridad. Pero no les guardo rencor, si alguna vez necesitasen ayuda, allí estaría yo el primero. En cuanto a ti, deberías salir de aquí cuanto antes, si te haces mi aliado te verán como un criminal y te perseguirán. Aun así, ¿estás dispuesto a arriesgar tu vida por alguien que conoces solo de un día?
El mink hablaba en serio, si tuviera algo de cobertura para poder mirar unos instantes a la Luna Llena seguramente podría acabar con los barcos marine en sus alrededores y dar algo de apoyo a los demás piratas. El tipo este que le ayudó le daba exactamente igual pero, ¿y si por una vez era Zay el que utilizaba a los demás para conseguir lo que se proponía? Tal vez usar a ese Okama como carnada le daría esa cobertura que necesitaba para usar el Sulong... por primera vez.
- Resumen:
- Conocer al Okama Paul Vazo (Manda cojones con el nombrecito XD), explicarle lo que pasó con los Arashi y pensar en usarlo como carnada para usar por primera vez el Sulong contra los barcos marines y sus tripulantes.
(Si mi mapa es el de arriba a la izquierda me gustaría ir a la sala 2, la que está justo en frente)
Giotto Leblanc
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Sin su set de maquillaje profesional, sus habilidades como señor del disfraz se reducía, pero era capaz de convertir su carísimo traje de Jorge Armario en algo vulgar y digno del más pulcro de los criminales. Era bien sabido que los mafiosos de antaño iban vestidos de traje como el que usaban los agentes del gobierno mundial. Además, Giotto era de los que preferían los trajes de raya diplomática de color gris oscuro, casi negro, con camisa blanca. Al no tener la corbata, y la camisa estar desabotonada, tenía un aire de macarra que le gustaba. Y, sobre sus hombros, su capa corta, algo que ningún agente del gobierno llevaba. No obstante, si no colaba, simplemente seguiría en su papel.
Miró a sus compañeros, y una vez estuvieron listos entraron en la habitación. Allí estaba Bleyd, sobre un extraño mecanismo que parecía un tornillo gigante que le impedía subir. Se fijó en lo que hacía, y a cada paso que había se escuchaba una nota distinta de la escala musical. Eso le hizo pensar. La forma de la escalera, el color blanco con algunos peldaños de color negro situados en un extremo. «Y si…», pensó Giotto, acercándose a Bleyd con cautela.
—Buenas noches, señor… —hizo una pausa para que el hombre se presentara—. Mi nombre es Giotto Di Tempesta, y si me permite la intromisión…, de esa forma no creo que consiga acceder a la siguiente sala. Si se fija bien, cada vez que pone un pie en alguno de los escalones se escucha una nota de la escala musical—se acercó un poco más—. Y si tenemos en cuenta el cromatismo blanco marfil que posee cada uno de los peldaños, así como las secciones negras de los mismos… Yo diría que estamos ante un piano. ¿Y quién mejor para tocar un piano que un músico? Y por casualidad, yo soy músico. Así que, si me permite…
A expensas de que Bleyd accediera a ser coherente y así acceder a la siguiente sala, Giotto se acercó a la escalera y la contempló con sumo detenimiento. Usando su pie derecho se apoyó en el primer escalón y era la nota do, piso la segunda y era re. «No esperaba que estuvieran en orden», se dijo.
Dando un salto hasta el quinto escalón, se ayudó de su geppou de forma disimulada, y a muy baja potencia, para subir de un escalón a otro, y así tocar una melodía que le encantaba desde pequeño. Era de las primeras que tuvo que tocar cuando estuvo en la escuela de música, y también la favorita de su madre. Era alegre como ninguna otra, y a medida que iba de un escalón a otro, pisando con la suficiente fuerza para que la nota fuera exacta.
Con ello tenía las esperanzas de poder acceder al piso superior con las escaleras, y de conseguirlo iría a la sala sesenta y cuatro con sus compañeros y, quizás, con un nuevo aliado en un momento difícil.
Miró a sus compañeros, y una vez estuvieron listos entraron en la habitación. Allí estaba Bleyd, sobre un extraño mecanismo que parecía un tornillo gigante que le impedía subir. Se fijó en lo que hacía, y a cada paso que había se escuchaba una nota distinta de la escala musical. Eso le hizo pensar. La forma de la escalera, el color blanco con algunos peldaños de color negro situados en un extremo. «Y si…», pensó Giotto, acercándose a Bleyd con cautela.
—Buenas noches, señor… —hizo una pausa para que el hombre se presentara—. Mi nombre es Giotto Di Tempesta, y si me permite la intromisión…, de esa forma no creo que consiga acceder a la siguiente sala. Si se fija bien, cada vez que pone un pie en alguno de los escalones se escucha una nota de la escala musical—se acercó un poco más—. Y si tenemos en cuenta el cromatismo blanco marfil que posee cada uno de los peldaños, así como las secciones negras de los mismos… Yo diría que estamos ante un piano. ¿Y quién mejor para tocar un piano que un músico? Y por casualidad, yo soy músico. Así que, si me permite…
A expensas de que Bleyd accediera a ser coherente y así acceder a la siguiente sala, Giotto se acercó a la escalera y la contempló con sumo detenimiento. Usando su pie derecho se apoyó en el primer escalón y era la nota do, piso la segunda y era re. «No esperaba que estuvieran en orden», se dijo.
Dando un salto hasta el quinto escalón, se ayudó de su geppou de forma disimulada, y a muy baja potencia, para subir de un escalón a otro, y así tocar una melodía que le encantaba desde pequeño. Era de las primeras que tuvo que tocar cuando estuvo en la escuela de música, y también la favorita de su madre. Era alegre como ninguna otra, y a medida que iba de un escalón a otro, pisando con la suficiente fuerza para que la nota fuera exacta.
Con ello tenía las esperanzas de poder acceder al piso superior con las escaleras, y de conseguirlo iría a la sala sesenta y cuatro con sus compañeros y, quizás, con un nuevo aliado en un momento difícil.
- Bleud, Hulio y Perrita guau guau leed:
- Hacer cosas de músico para poder subir a la siguiente sala, la sesenta y cuatro concretamente al tener mapa.
—¡Siuuuuuh! —exclamó el pelirrojo al conseguir hacer una abertura a la siguiente sala, mientras alzaba el puño para chocarlo con Luka—. Mejor equipo que la ginebra con la tónica.
Con una sonrisa en el rostro, se adentró en el interior de la sala contigua al agujero que habían abierto en la pared. Esperó en la entrada que el resto de sus compañeros entraran también, a excepción de Luka que había entrado antes que él. Una vez en su interior, hizo un reconocimiento rápido de lugar. Se trataba de un habitáculo que carecía de ornamentación alguna, teniendo todas las paredes de color gris metálico impoluto, a excepción de la del fondo, la cual tenía un gran portón de, al menos, tres metros de alto y dos de ancho. Frente a dicha salida, o entrada según la perspectiva, se encontraba un extraño robot de forma tubular, casi parecido a una papelera con dos patas a los laterales. Era de color blanco, con cabeza gris, y detalles azules. Al darse cuenta de que había alguien en la sala, comenzó a emitir sonidos agudos, parecido a los pitidos de una computadora cuando está analizando algo. Zane pocas veces había tenido un ordenador en sus manos, pero había visto a Spanner usarlos en alguna ocasión.
El robot comenzó a decir un acertijo por una especie de altavoz que tenía en la parte central de su cuerpo, al mismo tiempo que un reloj de arena surgía del techo que. «Vamos, no me jodas…», pensó el pelirrojo.
El gyojin fue el primero en deducir una solución que, para Zane, tenía las bases para ser la respuesta correcta. Para él tenía sentido, sin embargo, para el robot no. De éste emano un sonido estridente, señal de que la solución era incorrecta. Y rápidamente, el pelirrojo dio otra respuesta.
—¿Era un usuario de una fruta que le permitía volar y se salvó de esa manera?
Pero tampoco era la solución correcta.
—Nunca está Spanner cuando lo necesitamos —comentó, mirando como la arena del reloj caía rápidamente, mientras que el robot volvía a pitar—. Estaba pensando en voz alta, no era una respuesta.
Se cruzó de brazos, pensando una posible solución, pero no se le ocurría nada. ¿Ese hombre sería un fantasma? ¿Habría una piscina bajo él y por eso sobrevivió? ¿No tenía un arnés, pero estaba atado con una cuerda a la plataforma? Todas soluciones muy buenas, pero ninguna correcta para el robot. Miró al resto de sus compañeros, a ver si alguno tenía respuesta, pero la cara de Alviss era un poema, y Nox, bueno, era de pocas palabras.
Zane necesitaba algo de inspiración, así que metió la mano en uno de los bolsillos de su hakama en busca de la lucidez que solamente le iba a dar un buen sorbo de ron, cuando con sus dedos tocó algo blando. Lo cogió con sus dedos, y lo sacó del bolsillo. Se trataba del queso que le había dado Marc, y entonces recordó las palabras que éste le había dicho al entregárselo.
«Este queso te ayudará a pensar con total claridad. Úsalo cuando estés en una situación donde la fuerza no sea la alternativa.»
Sin dudar ni un segundo, se lo metió en la boca y se comió. Al hacerlo se notó igual, era capaz de percibir cambio alguno. Luka le insinuó que podía destruir la puerta, pero entonces el tono de voz y la forma de hablar de Zane en su contestación pareció variar.
—No será necesario, señor Rooney —le dijo, acercándose al robot—. Podría de nuevo repetir el acertijo, si es tan amable.
El pelirrojo se puso a la altura del robot y escucho cada palabra con detenimiento, atendiendo y analizando todas y cada una de ellas, frase a frase, pausa a pausa. Lo que antes le había llevado varios minutos, había sido capaz de conseguirlo en apenas unos segundos. Y entonces
El pelirrojo lo escucho atentamente, analizo todas y cada una de las palabras que decía, frase a frase y entonces sonrió. En su mirada se pudo vislumbrar un brillo que solo le aparecía cuando ganaba un combate, y su cuerpo pareció rodearse de un aura de superioridad que se notaba.
—Tengo la solución al problema —comentó, sonriente. Uno de sus compañeros dudo de sus palabras, pero el capitán pirata solo se limitó a seguir con su procedimiento—. El-Emmental querido Noximillian, es tan simple que parece mentira que haya intentado zafarse de nuestros ojos de esta forma tan banal. Es un acertijo con ligera trampa, pero tampoco es nada del otro mundo. Me explico, ya sé que alguno de vosotros ha deducido que en Water Seven no hay rascacielos tan altos, es normal, pues como mucho sus edificaciones son de seis o siete plantas, diez si han construido algo nuevo desde nuestra última travesía allí. Sin embargo, es meramente hipotético —miró al reloj, quedaban menos de un par de minutos y podía acabar con ello en ese momento, pero algo en su interior le decía que tenía que lucirse—. Veamos, un limpiador se encuentra limpiando una ventana de un rascacielos en una de las plantas superiores de la ciudad del agua, ¿no?
—Planta treinta y siete —dijo el robot.
—Dato irrelevante, pequeño y ridículo amiguito robótico. No vuelva a interrumpirme, ¿entendido? O le cortó en dos con el filo de mi mejor acero —le reprochó—. Detesto que lo hagan. Prosigo…, bien. El hombre que estaba limpiando sufre el infortunio de resbalarse y caerse al suelo. No llevaba medidas de seguridad alguna, pero gracias a algo sobrevive. ¿No es cierto? —quedaba menos de treinta segundos, y los granos de arena caían sin descanso hacia abajo—. La respuesta es que estaba limpiando el ventanal de vidrio desde el interior del edificio, por eso carecía de arneses y mecanismos de seguridad, y su patinazo pudo deberse, posiblemente, a que el suelo estaba manchado con productos de limpieza o agua. ¿Me equivoco, amiguito? —preguntó al robot.
Su gesto era soberbio, y su tono de voz arrogante como ningún otro. Aquella era la primera vez en muchos años que el pirata se sentía tan superior intelectualmente a alguien, y le encantaba. ¿Sería eso lo que sentía Spanner continuamente? Seguramente sí, y entendía que le encantase siempre esperar al último minuto para resolver algo. Era genial contemplar cómo la gente te mira expectante.
Si conseguía acertar el acertijo, que esperaba que sí. Bueno, en el estado en el que se encontraba no lo esperaba, si no que estaba completamente seguro de ello. Cogería el mapa, y pondría rumbo hacia la sala de la izquierda, donde se encuentra, según el mapa, una escalera que lleva a saber que sitio.
Con una sonrisa en el rostro, se adentró en el interior de la sala contigua al agujero que habían abierto en la pared. Esperó en la entrada que el resto de sus compañeros entraran también, a excepción de Luka que había entrado antes que él. Una vez en su interior, hizo un reconocimiento rápido de lugar. Se trataba de un habitáculo que carecía de ornamentación alguna, teniendo todas las paredes de color gris metálico impoluto, a excepción de la del fondo, la cual tenía un gran portón de, al menos, tres metros de alto y dos de ancho. Frente a dicha salida, o entrada según la perspectiva, se encontraba un extraño robot de forma tubular, casi parecido a una papelera con dos patas a los laterales. Era de color blanco, con cabeza gris, y detalles azules. Al darse cuenta de que había alguien en la sala, comenzó a emitir sonidos agudos, parecido a los pitidos de una computadora cuando está analizando algo. Zane pocas veces había tenido un ordenador en sus manos, pero había visto a Spanner usarlos en alguna ocasión.
El robot comenzó a decir un acertijo por una especie de altavoz que tenía en la parte central de su cuerpo, al mismo tiempo que un reloj de arena surgía del techo que. «Vamos, no me jodas…», pensó el pelirrojo.
El gyojin fue el primero en deducir una solución que, para Zane, tenía las bases para ser la respuesta correcta. Para él tenía sentido, sin embargo, para el robot no. De éste emano un sonido estridente, señal de que la solución era incorrecta. Y rápidamente, el pelirrojo dio otra respuesta.
—¿Era un usuario de una fruta que le permitía volar y se salvó de esa manera?
Pero tampoco era la solución correcta.
—Nunca está Spanner cuando lo necesitamos —comentó, mirando como la arena del reloj caía rápidamente, mientras que el robot volvía a pitar—. Estaba pensando en voz alta, no era una respuesta.
Se cruzó de brazos, pensando una posible solución, pero no se le ocurría nada. ¿Ese hombre sería un fantasma? ¿Habría una piscina bajo él y por eso sobrevivió? ¿No tenía un arnés, pero estaba atado con una cuerda a la plataforma? Todas soluciones muy buenas, pero ninguna correcta para el robot. Miró al resto de sus compañeros, a ver si alguno tenía respuesta, pero la cara de Alviss era un poema, y Nox, bueno, era de pocas palabras.
Zane necesitaba algo de inspiración, así que metió la mano en uno de los bolsillos de su hakama en busca de la lucidez que solamente le iba a dar un buen sorbo de ron, cuando con sus dedos tocó algo blando. Lo cogió con sus dedos, y lo sacó del bolsillo. Se trataba del queso que le había dado Marc, y entonces recordó las palabras que éste le había dicho al entregárselo.
«Este queso te ayudará a pensar con total claridad. Úsalo cuando estés en una situación donde la fuerza no sea la alternativa.»
Sin dudar ni un segundo, se lo metió en la boca y se comió. Al hacerlo se notó igual, era capaz de percibir cambio alguno. Luka le insinuó que podía destruir la puerta, pero entonces el tono de voz y la forma de hablar de Zane en su contestación pareció variar.
—No será necesario, señor Rooney —le dijo, acercándose al robot—. Podría de nuevo repetir el acertijo, si es tan amable.
El pelirrojo se puso a la altura del robot y escucho cada palabra con detenimiento, atendiendo y analizando todas y cada una de ellas, frase a frase, pausa a pausa. Lo que antes le había llevado varios minutos, había sido capaz de conseguirlo en apenas unos segundos. Y entonces
El pelirrojo lo escucho atentamente, analizo todas y cada una de las palabras que decía, frase a frase y entonces sonrió. En su mirada se pudo vislumbrar un brillo que solo le aparecía cuando ganaba un combate, y su cuerpo pareció rodearse de un aura de superioridad que se notaba.
—Tengo la solución al problema —comentó, sonriente. Uno de sus compañeros dudo de sus palabras, pero el capitán pirata solo se limitó a seguir con su procedimiento—. El-Emmental querido Noximillian, es tan simple que parece mentira que haya intentado zafarse de nuestros ojos de esta forma tan banal. Es un acertijo con ligera trampa, pero tampoco es nada del otro mundo. Me explico, ya sé que alguno de vosotros ha deducido que en Water Seven no hay rascacielos tan altos, es normal, pues como mucho sus edificaciones son de seis o siete plantas, diez si han construido algo nuevo desde nuestra última travesía allí. Sin embargo, es meramente hipotético —miró al reloj, quedaban menos de un par de minutos y podía acabar con ello en ese momento, pero algo en su interior le decía que tenía que lucirse—. Veamos, un limpiador se encuentra limpiando una ventana de un rascacielos en una de las plantas superiores de la ciudad del agua, ¿no?
—Planta treinta y siete —dijo el robot.
—Dato irrelevante, pequeño y ridículo amiguito robótico. No vuelva a interrumpirme, ¿entendido? O le cortó en dos con el filo de mi mejor acero —le reprochó—. Detesto que lo hagan. Prosigo…, bien. El hombre que estaba limpiando sufre el infortunio de resbalarse y caerse al suelo. No llevaba medidas de seguridad alguna, pero gracias a algo sobrevive. ¿No es cierto? —quedaba menos de treinta segundos, y los granos de arena caían sin descanso hacia abajo—. La respuesta es que estaba limpiando el ventanal de vidrio desde el interior del edificio, por eso carecía de arneses y mecanismos de seguridad, y su patinazo pudo deberse, posiblemente, a que el suelo estaba manchado con productos de limpieza o agua. ¿Me equivoco, amiguito? —preguntó al robot.
Su gesto era soberbio, y su tono de voz arrogante como ningún otro. Aquella era la primera vez en muchos años que el pirata se sentía tan superior intelectualmente a alguien, y le encantaba. ¿Sería eso lo que sentía Spanner continuamente? Seguramente sí, y entendía que le encantase siempre esperar al último minuto para resolver algo. Era genial contemplar cómo la gente te mira expectante.
Si conseguía acertar el acertijo, que esperaba que sí. Bueno, en el estado en el que se encontraba no lo esperaba, si no que estaba completamente seguro de ello. Cogería el mapa, y pondría rumbo hacia la sala de la izquierda, donde se encuentra, según el mapa, una escalera que lleva a saber que sitio.
- Respuesta:
- Debatir con mis compañeros.
Deducir el acertijo- Respuesta:
- Se cae dentro, posiblemente porque se ha resbalado, por eso sigue vivo
AEG93
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- No cojas... - comenzó a decir mentalmente el político a Kirin. Sin embargo, no tuvo tiempo de terminar la frase antes de que el extraño enmascarado que se había servido de lo que parecía un rayo para aterrizar agarrase la pandereta.
Repentinamente un niño apareció a su lado y le arrebató el instrumento al tiempo que un misterioso gas que iba cambiando de color llenaba parte de la estancia. Como si el propio acto de coger la pandereta hubiese sido lo que se suele llamar un "trigger", una peculiar música comenzó a sonar. Al dispersarse el humo, una mujer ataviada con uno de los vestidos más horrendos que el alcalde había visto nunca hizo su aparición y empezó a cantar y bailar una canción al ritmo que marcaban las palmas de una multitud que, misteriosamente, parecía haber salido de la nada. Se trataba de un estilo musical ciertamente poco ortodoxo, pero que sin saber explicar por qué resultaba agradable. No obstante eso no hacía menos importante el hecho de que todas aquellas personas tenían que haber llegado allí desde algún lugar. Dicho sitio era, por el momento, un completo misterio.
- No podemos quedarnos aquí. - Anunció el enmascarado a los hombres que le seguían. - Ignoro si os gusta la música o no, aunque dado que no ha sido capaz de mantener las manos quietas imagino que a Kirin al menos le agrada. Sin embargo no podemos permitir que esto nos retrase. Os recuerdo que el Paraíso y la gloria eterna nos esperan, pero para ello debemos alcanzar la cima de la Gran Aguja. Así que seguidme, ¿de acuerdo?
Apenas había terminado su silente discurso cuando algo suave y ligero cayó sobre su cabeza. Al llevar la mano izquierda hacia allí para coger lo fuera que le hubiese golpeado su sorpresa fue mayúscula. ¡Se trataba de unas bragas! Rápidamente se dio la vuelta, tratando de averiguar quién había sido tan atrevido como para lanzarle algo así. Aunque, bien pensado... era probable que el objetivo de él o la lanzador/a no fuese él sino la cantante, y que el resultado hubiese sido provocado por una deficiente puntería y la dificultad para hacer que algo tan ligero vuele tan lejos.
No obstante algo, o mejor dicho alguien, llamó su atención al girarse. No cabía duda, su aspecto resultaba demasiado particular como para ser confundida con cualquier otra persona. La mujer que observaba la escena desde la entrada de la sala, el punto donde ellos se encontraban hacía tan solo unos segundos, no podía ser sino Katharina Von Steinhall, la célebre desertora de la Marina que, tras causar multitud de problemas a la justicia, se había unido a la banda pirata del infame Zane D. Kenshin. Sin duda, el sobrenatural desastre que amenazaba con asolar el North Blue después de haber hecho lo propio con el West Blue había atraído a gente de lo más variopinta. Y tal vez encontrarse a esa mujer fuese bueno para sus intereses. Así que decidió presentarse. Mirando a la joven, unió sus mentes mediante la última conexión telepática de la que disponía e hizo que sus palabras resonaran en el interior del cerebro de la pirata:
- Katharina Von Steinhall, me alegro de conocerte. Mi nombre es "Dakuhebi no" Kirtash, alcalde de Water Seven y líder de la organización comercial Hebi no Kiba. Soy el hombre del traje rojo y la máscara de serpiente situado unos metros por delante de ti. Me dirijo al interior de la Gran Aguja al mando de un pequeño grupo de hombres bien preparados, y creo que una persona como tú podría ser de mucha utilidad en un lugar como este. ¿Qué me dices? ¿Se cuentan la fama y el poder entre tus mayores deseos?
Tras estas palabras, esperaría la respuesta de la bruja. Aún así, fuese esta afirmativa o negativa tras ella se pondría en marcha, instando a sus por ahora secuaces a continuar hacia la puerta del fondo de la sala. Una vez atravesaran la puerta, si encontraba alguna sala hacia su izquierda se dirigiría hacia allí. Del mismo modo en caso de ver unas escaleras, y siendo consciente de que probablemente los grandes secretos ocultos en la Aguja se encontrarían en su cima, guiaría al resto hacia el piso superior.
Repentinamente un niño apareció a su lado y le arrebató el instrumento al tiempo que un misterioso gas que iba cambiando de color llenaba parte de la estancia. Como si el propio acto de coger la pandereta hubiese sido lo que se suele llamar un "trigger", una peculiar música comenzó a sonar. Al dispersarse el humo, una mujer ataviada con uno de los vestidos más horrendos que el alcalde había visto nunca hizo su aparición y empezó a cantar y bailar una canción al ritmo que marcaban las palmas de una multitud que, misteriosamente, parecía haber salido de la nada. Se trataba de un estilo musical ciertamente poco ortodoxo, pero que sin saber explicar por qué resultaba agradable. No obstante eso no hacía menos importante el hecho de que todas aquellas personas tenían que haber llegado allí desde algún lugar. Dicho sitio era, por el momento, un completo misterio.
- No podemos quedarnos aquí. - Anunció el enmascarado a los hombres que le seguían. - Ignoro si os gusta la música o no, aunque dado que no ha sido capaz de mantener las manos quietas imagino que a Kirin al menos le agrada. Sin embargo no podemos permitir que esto nos retrase. Os recuerdo que el Paraíso y la gloria eterna nos esperan, pero para ello debemos alcanzar la cima de la Gran Aguja. Así que seguidme, ¿de acuerdo?
Apenas había terminado su silente discurso cuando algo suave y ligero cayó sobre su cabeza. Al llevar la mano izquierda hacia allí para coger lo fuera que le hubiese golpeado su sorpresa fue mayúscula. ¡Se trataba de unas bragas! Rápidamente se dio la vuelta, tratando de averiguar quién había sido tan atrevido como para lanzarle algo así. Aunque, bien pensado... era probable que el objetivo de él o la lanzador/a no fuese él sino la cantante, y que el resultado hubiese sido provocado por una deficiente puntería y la dificultad para hacer que algo tan ligero vuele tan lejos.
No obstante algo, o mejor dicho alguien, llamó su atención al girarse. No cabía duda, su aspecto resultaba demasiado particular como para ser confundida con cualquier otra persona. La mujer que observaba la escena desde la entrada de la sala, el punto donde ellos se encontraban hacía tan solo unos segundos, no podía ser sino Katharina Von Steinhall, la célebre desertora de la Marina que, tras causar multitud de problemas a la justicia, se había unido a la banda pirata del infame Zane D. Kenshin. Sin duda, el sobrenatural desastre que amenazaba con asolar el North Blue después de haber hecho lo propio con el West Blue había atraído a gente de lo más variopinta. Y tal vez encontrarse a esa mujer fuese bueno para sus intereses. Así que decidió presentarse. Mirando a la joven, unió sus mentes mediante la última conexión telepática de la que disponía e hizo que sus palabras resonaran en el interior del cerebro de la pirata:
- Katharina Von Steinhall, me alegro de conocerte. Mi nombre es "Dakuhebi no" Kirtash, alcalde de Water Seven y líder de la organización comercial Hebi no Kiba. Soy el hombre del traje rojo y la máscara de serpiente situado unos metros por delante de ti. Me dirijo al interior de la Gran Aguja al mando de un pequeño grupo de hombres bien preparados, y creo que una persona como tú podría ser de mucha utilidad en un lugar como este. ¿Qué me dices? ¿Se cuentan la fama y el poder entre tus mayores deseos?
Tras estas palabras, esperaría la respuesta de la bruja. Aún así, fuese esta afirmativa o negativa tras ella se pondría en marcha, instando a sus por ahora secuaces a continuar hacia la puerta del fondo de la sala. Una vez atravesaran la puerta, si encontraba alguna sala hacia su izquierda se dirigiría hacia allí. Del mismo modo en caso de ver unas escaleras, y siendo consciente de que probablemente los grandes secretos ocultos en la Aguja se encontrarían en su cima, guiaría al resto hacia el piso superior.
- Resumen (Lance y Kath):
- - Resumen de lo ocurrido en la moderación, preguntarse de donde sale tanta gente y decir al resto que deben continuar.
- Ser atacado vilmente por unas bragas lanzadas malintencionadamente y volverse para buscar su origen.
- Divisar a Kath, olvidarse del asunto de las bragas y establecer una conexión mental para intentar reclutarla para su peculiar grupo de followers.
- Tratar de avanzar guiando al grupo hacia la sala 27 (y si se puede subir arriba ya en este post pues para arriba).
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