Ichizake
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Akuma no mi
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El corte de luz le pilló por sorpresa. Por si no estuviese suficientemente oscuro en ese agujero, ahora apenas contaban con unas diminutas motas de luz para combatir. Estaba acostumbrado a la oscuridad, pues las guerras en su tierra no contaban con las ventajas de esos artificios modernos que emitían luz eléctrica, pero odiaba la idea de enfrentarse a una araña gigante a oscuras. Lo que vino después lo detestó más aún.
Lo que no podían ser sino una miríada de arañas correteó hacia ellos invocados por el espantoso ruido producido por su grotesca madre. Gerald podía oír el repiqueteo de sus patitas sobre el metal que recubría el hueco del ascensor, y solo era capaz de pensar en que ojalá no fuesen tan grandes como la otra. De ser así, la cubierta que White generaba tendría más o menos la misma utilidad que un molinillo de viento en un incendio.
Los bichejos llovieron cual castigo de los cielos. Gerald liberó el acero y dibujó un corte en el aire frente a él, donde las arañas ya saltaban para agarrarle, morderle o lo que quiera hicieran esos seres. Sin embargo, con un único pase de su espada podía acabar con un buen número de ellas, zarandeando su hoja con precisión y velocidad mortales no una, sino una docena de veces. El problema estaba en que ignoraba por completo la cantidad de enemigos, y con tan poca luz podía verse superado en cualquier momento. Decidió que replegarse con White y su pequeño escudo sería una buena idea. Tener cobertura por arriba le daría un respiro. Así solo tendría que concentrarse en las que se le acercasen desde el suelo.
Eso tampoco le convencía, claro. Matarlas de una en una, o de diez en diez, tanto daba, era una completa pérdida de tiempo. La madre, la que las llamó, era el verdadero objetivo. Si ella moría, encargarse del resto no sería un problema.
-Señorita Ardian -dijo-, sugiero que acabéis rápidamente con esa cosa. White y yo os cubriremos de los pequeños -Al fin y al cabo, quería ver en acción a Lysbeth. Una pequeña lucha como aquella le serviría para averiguar de qué era capaz su acompañante y, ya de paso, medir si podría o no vencerla llegado el caso-. Solo intentad que estos no se enamoren también de vos.
Y dicho esto, proyectó una onda cortante a ras de suelo para mantener a raya a sus repugnantes adversarios.
Lo que no podían ser sino una miríada de arañas correteó hacia ellos invocados por el espantoso ruido producido por su grotesca madre. Gerald podía oír el repiqueteo de sus patitas sobre el metal que recubría el hueco del ascensor, y solo era capaz de pensar en que ojalá no fuesen tan grandes como la otra. De ser así, la cubierta que White generaba tendría más o menos la misma utilidad que un molinillo de viento en un incendio.
Los bichejos llovieron cual castigo de los cielos. Gerald liberó el acero y dibujó un corte en el aire frente a él, donde las arañas ya saltaban para agarrarle, morderle o lo que quiera hicieran esos seres. Sin embargo, con un único pase de su espada podía acabar con un buen número de ellas, zarandeando su hoja con precisión y velocidad mortales no una, sino una docena de veces. El problema estaba en que ignoraba por completo la cantidad de enemigos, y con tan poca luz podía verse superado en cualquier momento. Decidió que replegarse con White y su pequeño escudo sería una buena idea. Tener cobertura por arriba le daría un respiro. Así solo tendría que concentrarse en las que se le acercasen desde el suelo.
Eso tampoco le convencía, claro. Matarlas de una en una, o de diez en diez, tanto daba, era una completa pérdida de tiempo. La madre, la que las llamó, era el verdadero objetivo. Si ella moría, encargarse del resto no sería un problema.
-Señorita Ardian -dijo-, sugiero que acabéis rápidamente con esa cosa. White y yo os cubriremos de los pequeños -Al fin y al cabo, quería ver en acción a Lysbeth. Una pequeña lucha como aquella le serviría para averiguar de qué era capaz su acompañante y, ya de paso, medir si podría o no vencerla llegado el caso-. Solo intentad que estos no se enamoren también de vos.
Y dicho esto, proyectó una onda cortante a ras de suelo para mantener a raya a sus repugnantes adversarios.
- Cosas:
- Black Slash: Como habilidad pasiva, Gerald consigue una mayor velocidad en el manejo de su espada. Además, de forma activa es capaz de ejecutar una gran cantidad de cortes tan rapido que parece que solo realiza uno.
Sonata del espadachín sin nombre: Gerald realiza una serie de cortes precisos y tremendamente rápidos, y puede combinarlos con la típica técnica de lanzamiento de ondas cortantes. La diferencia está en que no lanza dichas ondas, sino que las genera cuando golpea algo a corta distancia para aumentar la capacidad de corte de su ataque y las lanza en ese momento a quemarropa. Durante unos segundos los cortes que realiza tienen el brillo azulado de las ondas cortantes y, como queda bonito, suele “dibujar” formas geométricas con ellos.
Scarlett F. Jones
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Tras una tranquila partida y limitándome a moverme según los movimientos de la pieza del caballo, logré llegar hasta el final de la rampa. En la sala en la que me encontraba no había nada más que un cartel. Me acerqué con cuidado para echarle un vistazo por si decía algo importante. Ponía que aquello no era una prueba además de preguntar cuantos zapatos habíamos usado los otros y yo. Sin embargo, ¿como se podía contestar a un cartel? La única solución que se me vino a la mente fue escribir la respuesta. Pero no tenía nada con lo que hacerlo. Fue en ese momento que todo el lugar volvió a temblar con violencia, quitándome la capacidad auditiva durante unos instantes que parecían eternos. También la luz se apagó, quedando solo las de emergencia que daban un aire aún más tétrico al lugar. Sentí un escalofrío en la espalda. ¿Había alguien espiando entre la oscuridad? Me llevé la mano a una de mis pistolas, preparada para tirar a matar lo que fuera que apareciera.
Oí las voces de los otros que aún se encontraban jugando al ajedrez. Estaban cerca. Podía irme por un largo pasillo que se extendía a mi izquierda. Pero irme sola podría ser peligroso. Por otro lado no siempre iba a tener a alguien para cubrirme las espaldas cual buen aliado, era mejor que me empezara a acostumbrar. Si moría en batalla podía traerle honor a mi familia por sacrificarme en una misión de tan alta magnitud. Sin dudar más para cumplir la orden que se me dio, comencé a correr hacia lo que tenía pinta de ser un escenario muy peligroso para alguien solo.
- Yo me voy a adelantar, nos veremos más adelante - Dije despidiéndome de los aparentes aliados del Gobierno Mundial y marchando a través del largo pasillo. Pero siempre con cuidado de algún posible contratiempo.
Oí las voces de los otros que aún se encontraban jugando al ajedrez. Estaban cerca. Podía irme por un largo pasillo que se extendía a mi izquierda. Pero irme sola podría ser peligroso. Por otro lado no siempre iba a tener a alguien para cubrirme las espaldas cual buen aliado, era mejor que me empezara a acostumbrar. Si moría en batalla podía traerle honor a mi familia por sacrificarme en una misión de tan alta magnitud. Sin dudar más para cumplir la orden que se me dio, comencé a correr hacia lo que tenía pinta de ser un escenario muy peligroso para alguien solo.
- Yo me voy a adelantar, nos veremos más adelante - Dije despidiéndome de los aparentes aliados del Gobierno Mundial y marchando a través del largo pasillo. Pero siempre con cuidado de algún posible contratiempo.
- Resumen Inmortales:
- Llegar al otro extremo del tablero, examinar el cartel y pensar en escribir la respuesta. Reacionar al temblor, las luces y las posibles presencias. Irme por el pasillo de la izquierda hasta llegar a la sala vigilando mis espaldas.
Katharina von Steinhell
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Justo después de que el espadón estallara en grasa y las descargas ígneas de Katharina encendieran toda la habitación —tal y como había predicho hacía unos pocos minutos; el fuego nunca es buena idea—, un estruendo recorrió esta. Por un momento no hubo más que oscuridad y las luces de emergencia apenas iluminaban algo. El apocalipsis estaba cerca y Katharina no podía seguir perdiendo más tiempo. Debía llegar a lo alto de la torre con la esperanza de allí detener lo que fuera que estuviera sucediendo, pero ese maldito laberinto lo estaba poniendo realmente difícil.
No había tiempo para reaccionar puesto que las llamas amenazaban con consumirlo todo, brujas y enmascarados por igual. Es más, apenas pudo reparar en la pequeña criatura que había salido desde dentro del torero. «¡¿Otro tontatta?!», pensó Katharina recordando al mafioso de la carpa. ¿Acaso era buena idea fiarse de él? Ya luego el grupo lo decidiría. Por otra parte, Kirtash fue bastante directo en señalar con suma arrogancia que la criatura no era rival para él. Al parecer había tomado la decisión —unilateralmente, por supuesto— de permitir que el enano con cola les acompañase. A Katharina le hubiera gustado dar su opinión, pero entendía perfectamente que no era un momento para ponerse a discutir. Una cosa era ser orgullosa; otra muy diferente, estúpida.
Manteniéndose alejada de las llamas que ella misma creó, caminó directamente hacia la puerta. Afortunadamente, aunque las luces se hayan apagado, el fuego servía como iluminación, permitiéndole llegar casi sin problemas a la puerta. Una vez hubo cruzado esta, se encontró en una rampa iluminada por luces de neón. «Perfecto. Esto servirá», se dijo a sí misma. Tras soltar un suspiro pareció extraer la luz de estas “ampolletas”, formando así una esfera lumínica que flotaba en torno a la bruja, permitiéndole ver sin problemas. No tardó en llegar a una habitación de lo más peculiar, repleta de decoración de estilo musical: discos de platinos con diferentes nombres en ellos. La bruja nada más poner un pie en ella sintió mermadas sus fuerzas, y es que el agua poco a poco comenzaba a llegarle hasta la cintura. Lo normal hubiese sido que esta se congelara, pero igual era un proceso que tomaba tiempo. Katharina era historiadora y sus conocimientos de fisicoquímica no bastaban para predecir cuánto tardaría en congelarse.
—Lo mejor es pasar sobre el agua —comentó al mismo tiempo que volvía a la rampa, estando lejos de la superficie acuosa. Se le enseñó a actuar con cautela. En cualquier minuto podía haber una emboscada y luchar con la mitad de su cuerpo sumergido en el agua definitivamente no era una buena idea.
Si su compañero —el que había abierto la puerta— no objetaba, controlaría el viento a su alrededor para hacerle flotar. Todos y cada uno de los que conformaban el grupo eran usuarios, por lo que alejarse del agua era lo más sensato. Como sea, una vez estuvieran “volando”, la bruja se dirigiría hacia la izquierda, siguiendo las indicaciones del pequeño tontatta.
No había tiempo para reaccionar puesto que las llamas amenazaban con consumirlo todo, brujas y enmascarados por igual. Es más, apenas pudo reparar en la pequeña criatura que había salido desde dentro del torero. «¡¿Otro tontatta?!», pensó Katharina recordando al mafioso de la carpa. ¿Acaso era buena idea fiarse de él? Ya luego el grupo lo decidiría. Por otra parte, Kirtash fue bastante directo en señalar con suma arrogancia que la criatura no era rival para él. Al parecer había tomado la decisión —unilateralmente, por supuesto— de permitir que el enano con cola les acompañase. A Katharina le hubiera gustado dar su opinión, pero entendía perfectamente que no era un momento para ponerse a discutir. Una cosa era ser orgullosa; otra muy diferente, estúpida.
Manteniéndose alejada de las llamas que ella misma creó, caminó directamente hacia la puerta. Afortunadamente, aunque las luces se hayan apagado, el fuego servía como iluminación, permitiéndole llegar casi sin problemas a la puerta. Una vez hubo cruzado esta, se encontró en una rampa iluminada por luces de neón. «Perfecto. Esto servirá», se dijo a sí misma. Tras soltar un suspiro pareció extraer la luz de estas “ampolletas”, formando así una esfera lumínica que flotaba en torno a la bruja, permitiéndole ver sin problemas. No tardó en llegar a una habitación de lo más peculiar, repleta de decoración de estilo musical: discos de platinos con diferentes nombres en ellos. La bruja nada más poner un pie en ella sintió mermadas sus fuerzas, y es que el agua poco a poco comenzaba a llegarle hasta la cintura. Lo normal hubiese sido que esta se congelara, pero igual era un proceso que tomaba tiempo. Katharina era historiadora y sus conocimientos de fisicoquímica no bastaban para predecir cuánto tardaría en congelarse.
—Lo mejor es pasar sobre el agua —comentó al mismo tiempo que volvía a la rampa, estando lejos de la superficie acuosa. Se le enseñó a actuar con cautela. En cualquier minuto podía haber una emboscada y luchar con la mitad de su cuerpo sumergido en el agua definitivamente no era una buena idea.
Si su compañero —el que había abierto la puerta— no objetaba, controlaría el viento a su alrededor para hacerle flotar. Todos y cada uno de los que conformaban el grupo eran usuarios, por lo que alejarse del agua era lo más sensato. Como sea, una vez estuvieran “volando”, la bruja se dirigiría hacia la izquierda, siguiendo las indicaciones del pequeño tontatta.
- Resumen:
- Huir de la sala en llamas.
- Usar un hechizo para iluminar el camino.
- Sobrevolar el agua para no ver sus poderes mermados.
- Dirigirse hacia la izquierda.
- Huir de la sala en llamas.
- Cosas:
- Nombre de la técnica: Absorber luz
Naturaleza de la técnica: Espiritual
Descripción de la técnica: Absorbe la luz de un área específica para crear una especie de pegatina que se adhiere a un material o simplemente queda suspendida en el aire. Esta pegatina iluminará la zona durante dos turnos, pero dejará completamente en sombras el área de donde se absorbió la luz. Ilumina un máximo de cuatro metros cuadrados.
Tiempo de canalización: 1 segundo
Nombre de la técnica: Evocación Avanzada
Naturaleza de la técnica: Mejora de akuma no mi
Descripción de la técnica: Katharina es capaz de sintonizar su magia para manipular y crear los elementos básicos de la naturaleza: aire, tierra, hielo y fuego. Permite que acceda de forma más libre a la esencia de la magia elemental, aunque en cuanto a utilidad y poder no se asemeja a lo que puede alcanzar un conjuro.
Aire: Evidentemente este no se crea, sino que solo se manipula. Puede generar ráfagas de viento cortante con una velocidad máxima de 120 km/h. Es capaz de usar el viento de manera cortante, adquiriendo una dureza de 8 según la escala de Mohs. La bruja solo puede manipular el viento a una distancia de 30 metros.
Tarda 1 segundo en manipular el viento a una distancia de 15 metros.
Tobías Thorn
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Akuma no mi
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- Jijijij... - comencé a reírme como un tonto cuando el aire que había generado con mis ventiladores caseros comenzó a arremolinarse por la sala formando pequeños bucles de humo morado que danzaban de aquí para allá al no encontrar un lugar por el que salir mientras la voz del tipo volvía a resonar en la estancia.
-Pero... Joeee. Yo tampoco quiiiero essstar aquí currrrando - contesté sin darme cuenta que se me estaba pegando el habla de quien fuese. - Esssta torrre es un lííío de narices y no quiiiero dar máss vueltas, pero sino paramos esssta mierrrda va a morir mucha gente... Yyy eso no mooola nada - proseguí mientras me sentaba en el suelo y paraba las aspas de sirope. Estaba claro que no estaba funcionando para nada, por lo que tras devolverlo a su estado normal hice que mi cuerpo lo absorbiera.
-Creo que lllo mej... ¿¡Coño, qué ha sido eso!? - dije de forma abrupta cuando algo ensordecedor recorrió la sala y se hizo la oscuridad. -Tííío, si eres tú no tieeene ni puuuta gracia - me quejé al tipo oculto cuando sentí como si varias presencias se moviesen a mi alrededor, aunque una vez más no tardé en volver a tranquilizarme. - Déjjjate de bromis tontasss y dime como ssse apaga esste siiitio del demonio. Me apetece volllver a casa con misss mascotas.
Tenía ganas de volver a mi jardín privado con mis animales y dejar de pensar en genocidas locos ni nada por el estilo, pero una pequeña parte de mi mente me decía que no era buena idea irme y dejar a todo el mundo tirado... Aunque después de lo que acababa de escuchar ya no sabía si podía fiarme ni de mi propia cabeza. Parecía la voz de mi nakama, pero tanto el contenido como el pitido que persistía en mis oídos me hacían dudar de lo acababa de escuchar.
- Biiiz, ¿eres túúú? - pregunté incrédulamente mientras me giraba hacia donde creía que provenía la voz. -¿Cooomo eres taaan pervertido?.
-Pero... Joeee. Yo tampoco quiiiero essstar aquí currrrando - contesté sin darme cuenta que se me estaba pegando el habla de quien fuese. - Esssta torrre es un lííío de narices y no quiiiero dar máss vueltas, pero sino paramos esssta mierrrda va a morir mucha gente... Yyy eso no mooola nada - proseguí mientras me sentaba en el suelo y paraba las aspas de sirope. Estaba claro que no estaba funcionando para nada, por lo que tras devolverlo a su estado normal hice que mi cuerpo lo absorbiera.
-Creo que lllo mej... ¿¡Coño, qué ha sido eso!? - dije de forma abrupta cuando algo ensordecedor recorrió la sala y se hizo la oscuridad. -Tííío, si eres tú no tieeene ni puuuta gracia - me quejé al tipo oculto cuando sentí como si varias presencias se moviesen a mi alrededor, aunque una vez más no tardé en volver a tranquilizarme. - Déjjjate de bromis tontasss y dime como ssse apaga esste siiitio del demonio. Me apetece volllver a casa con misss mascotas.
Tenía ganas de volver a mi jardín privado con mis animales y dejar de pensar en genocidas locos ni nada por el estilo, pero una pequeña parte de mi mente me decía que no era buena idea irme y dejar a todo el mundo tirado... Aunque después de lo que acababa de escuchar ya no sabía si podía fiarme ni de mi propia cabeza. Parecía la voz de mi nakama, pero tanto el contenido como el pitido que persistía en mis oídos me hacían dudar de lo acababa de escuchar.
- Biiiz, ¿eres túúú? - pregunté incrédulamente mientras me giraba hacia donde creía que provenía la voz. -¿Cooomo eres taaan pervertido?.
- Resumen:
- Relajarme y charlar con Bizvan y el tipo del baño.
«No está nada mal». El hombre que sostenía entre sus manos la guitarra de cuatro cuerdas no aparentaba tener la edad que tenía. No solo había sido capaz de generar ondas cortantes capaces de competir con las suyas, que ya era algo digno de admirar, sino que sus movimientos no eran los de una persona que rozaba el centenario. Las venas de su frente hicieron prever de alguna forma al pelirrojo lo que estaba por venir. Luka herido, aunque le había visto en peores circunstancias, y el resto… bueno, estaban a lo suyo. Fue entonces, cuando se percató de la presencia de un sujeto de pelaje amarillento. Al principio pensó que era una grata gigante, pero rápidamente se dio cuenta de que no era así. Había visto a ese ser antes, y era un gato. Concretamente Zay, el mink rarito que narraba todo lo que iba haciendo cuando intento abordar su barco.
—Lo que faltaba, otro novato —comentó el pelirrojo para sus adentros.
Cuando su atención se volcó nuevamente al cien por cien sobre uno de los integrantes de su grupo favorito, el hombre parecía estar más enfadado que antes. ¿Acaso le habría molestado que prestara atención un instante sobre sus compañeros y el mink en lugar de a él? A saber, pero en ese momento tenía su instrumento cogido por el mástil, y la parte gruesa tenía un extraño brillo. No hacía falta ser un lince para percatarse de que tenía un hacha entre las manos y que no iba a dudar en utilizarla; posiblemente sobre su linda y sedosa cabellera rojiza.
El pelirrojo comprobó en primera persona que el músico no solo era un virtuoso con su instrumento, sino que bajo esa fachada de rockero se escondía un guerrero del mar que, seguramente, hacía tiempo que nadie había visto. Cuando se abalanzó contra el pirata, éste hizo un movimiento lateral con su brazo izquierdo, apretando con fuerza el mango de su katana para intentar bloquear el ataque. Una vez lo hizo, un aura, que era la combinación degradada perfecta de un amarillo intenso y un naranja butano, recubrió por completo el cuerpo del suzaku. En ese momento, la temperatura comenzó a ascender, hasta el punto que cualquiera que se encontrara en un radio de dos metros metros sentiría un calor agobiante. Del mismo modo, para no hacer peligrar a sus compañeros con su intensa calidez, se impulsó hacia adelante intentando hacer retroceder al guitarrista. De conseguirlo, intentaría trazar una doble diagonal sobre el torso de su oponente, seguido de una serie de estocadas para acabar con él.
—Lo que faltaba, otro novato —comentó el pelirrojo para sus adentros.
Cuando su atención se volcó nuevamente al cien por cien sobre uno de los integrantes de su grupo favorito, el hombre parecía estar más enfadado que antes. ¿Acaso le habría molestado que prestara atención un instante sobre sus compañeros y el mink en lugar de a él? A saber, pero en ese momento tenía su instrumento cogido por el mástil, y la parte gruesa tenía un extraño brillo. No hacía falta ser un lince para percatarse de que tenía un hacha entre las manos y que no iba a dudar en utilizarla; posiblemente sobre su linda y sedosa cabellera rojiza.
El pelirrojo comprobó en primera persona que el músico no solo era un virtuoso con su instrumento, sino que bajo esa fachada de rockero se escondía un guerrero del mar que, seguramente, hacía tiempo que nadie había visto. Cuando se abalanzó contra el pirata, éste hizo un movimiento lateral con su brazo izquierdo, apretando con fuerza el mango de su katana para intentar bloquear el ataque. Una vez lo hizo, un aura, que era la combinación degradada perfecta de un amarillo intenso y un naranja butano, recubrió por completo el cuerpo del suzaku. En ese momento, la temperatura comenzó a ascender, hasta el punto que cualquiera que se encontrara en un radio de dos metros metros sentiría un calor agobiante. Del mismo modo, para no hacer peligrar a sus compañeros con su intensa calidez, se impulsó hacia adelante intentando hacer retroceder al guitarrista. De conseguirlo, intentaría trazar una doble diagonal sobre el torso de su oponente, seguido de una serie de estocadas para acabar con él.
- Resumen:
- Bloquear ataque + usar su aura ígnea (mirar spoiler de abajo) + atacar.
- Datos bélicos:
- Tiers de Clase:
Reflejos 12: Sus sentidos lo alertan incluso cuando está dormido. A estas alturas, sería imposible matarlo mientras duerme.
Poder de Destrucción 12: Si afilara su uña, podría cortar diamante con ella. Del mismo modo, de un golpe podría romper cualquier metal sin dificultad.
Agilidad 8: Es tan ágil que puede caminar sobre el agua durante diez segundos, pero se ve sumamente ridículo. Puede lanzar siete golpes en el tiempo que otros hacen uno.
Resistencia 12: Resistiría sin daños el derrumbe de una catedral desde su interior.
Resto de características: Tier 3
- Técnica:
- Nombre de la técnica: Aura ígnea
Naturaleza de la técnica: Akuma no mi.
Descripción de la técnica: Zane se envuelve de un aura ígnea, cuyo color varía en función de la intensidad del calor que desprende, desde un color rojizo (en torno a los 150 ºC), pasando por uno anaranjado (Entre los 200 ºC y 500 ºC), hasta un color azulado muy claro (El máximo de su temperatura). Dependiendo del tipo de aura la técnica tiene una duración u otra:- Roja: 5 Turnos activa en un radio de hasta 3 metros, con un tiempo de recarga de 3.
- Amarilla/Naranja: 3 turno activa en un radio de hasta 2,5 metros, con un tiempo de recarga de 4 turnos.
- Azul: Un único turno de activación en un radio de 1,5 metros, con un tiempo de recarga de 5 turnos.
Tiempo de canalización: Un segundo para la roja, un segundo y medio para la amarilla y dos segundos para la azul. - Roja: 5 Turnos activa en un radio de hasta 3 metros, con un tiempo de recarga de 3.
Una luz se encendió frente a él apenas hubo colocado sus pies sobre las baldosas, causando que arquease una ceja en señal de curiosidad. ¿Qué demonios era aquello? Cualquiera sabía qué les podía deparar la macabra obra de Krauser. No obstante, el confiado espíritu de Marc no tardó en lanzar sobre él un jarro de agua fría, demostrándole que su actitud muchas veces sobrepasaba la línea que separaba cautela de paranoia.
«Pues no entiendo a qué viene esto», se quejó en su fuero interno, desplazándose a lo largo del pasillo tal y como lo haría un alfil. Al igual que Spanner, sus pies siempre pisaban casillas posicionadas diagonalmente con respecto a la anterior. El gigantón, por otro lado, caminaba en línea recta por el corredor. No obstante, Therax no dejaba de lanzar miradas fugaces en dirección al resplandor que había acompañado su entrada en el improvisado tablero.
Una vez hubiera cruzado —si es que nada se lo impedía—, caminaría hasta encontrarse junto al timonel de los Arashi y le daría una sonora palmada en el muslo, deteniéndose junto a él en espera de que los demás llegasen hasta su posición. Su actitud con respecto al engendro con forma de castor no había salido de lo que cabría esperar de él, pero eso no implicaba que no fuese extraña.
—¿Sabes qué? —comenzó—. Me resulta raro que seas capaz de confiar en alguien extraño a ti incluso en una situación como ésta, y más aún cuando aparece de la nada y se lanza a morder todo lo que le pasa por delante. Es tu forma de ser y lo comprendo, pero ten cuidado, porque mucha gente podría intentar aprovecharse de eso para hacerte daño —terminó, apretando una vez su mano en señal de confianza.
«Pues no entiendo a qué viene esto», se quejó en su fuero interno, desplazándose a lo largo del pasillo tal y como lo haría un alfil. Al igual que Spanner, sus pies siempre pisaban casillas posicionadas diagonalmente con respecto a la anterior. El gigantón, por otro lado, caminaba en línea recta por el corredor. No obstante, Therax no dejaba de lanzar miradas fugaces en dirección al resplandor que había acompañado su entrada en el improvisado tablero.
Una vez hubiera cruzado —si es que nada se lo impedía—, caminaría hasta encontrarse junto al timonel de los Arashi y le daría una sonora palmada en el muslo, deteniéndose junto a él en espera de que los demás llegasen hasta su posición. Su actitud con respecto al engendro con forma de castor no había salido de lo que cabría esperar de él, pero eso no implicaba que no fuese extraña.
—¿Sabes qué? —comenzó—. Me resulta raro que seas capaz de confiar en alguien extraño a ti incluso en una situación como ésta, y más aún cuando aparece de la nada y se lanza a morder todo lo que le pasa por delante. Es tu forma de ser y lo comprendo, pero ten cuidado, porque mucha gente podría intentar aprovecharse de eso para hacerte daño —terminó, apretando una vez su mano en señal de confianza.
- Resumen - Marc:
- Intentar cruzar el tablero caminando en diagonal y darle un poco de palique a Marc.
Caminé algunos pasos por detrás de los agentes, esforzándome por mantener la atención en lo que me rodeaba. No obstante, mi concentración volvió a esfumarse en cuando puse el primer pie en la sala que nos esperaba. Negro y más negro, pero completamente diferente. A mis lados, la más absoluta oscuridad hacía que me preguntase si habría cruzado las puertas hacia el más allá sin darme cuenta. Sin embargo, cuando miraba hacia abajo el suelo me devolvía mi imagen con una claridad digna de un espejo.
—Qué sitio más raro, ¿no? —musité, más para mí que para mis acompañantes. ¿Quién habría tenido el gusto de hacer de aquella estancia un lugar tan lúgubre? ¿Y de dónde demonios habrían sacado unos materiales tan... negros?
Absorto en mis cavilaciones, me detuve por inercia al mismo tiempo que Giotto y Ellie, sin ser consciente en absoluto de por qué lo habían hecho. Sin embargo, un 'clic' me avisó de que alguien había hecho algo, y hacer 'clic' en un lugar destinado a acabar con todo un mar cardinal podía traer todo tipo de consecuencias.
Algo así como un pedestal dorado hacía las veces de lecho para un botón que, como bien indicaba el cartel que había junto a él, no debía ser pulsado. La zarpa de la mink se encontraba sobre él, siendo la responsable del sonido que había captado mi atención. Curiosamente, no sentí la tentación de estallar en gritos y reproches hacia ella. Si no lográbamos detener aquel condenado chisme nuestro destino sería la muerte, así que exponernos a peligros completamente desconocidos como medida desesperada no resultaba una idea del todo descabellada.
—A ver qué nos tiene preparado Krauser —dije sin más, encogiéndome de hombros en el proceso. Mis manos brillaron un instante, y pude notar cómo los canalizadores de luz absorbían buena parte de la misma.
—Qué sitio más raro, ¿no? —musité, más para mí que para mis acompañantes. ¿Quién habría tenido el gusto de hacer de aquella estancia un lugar tan lúgubre? ¿Y de dónde demonios habrían sacado unos materiales tan... negros?
Absorto en mis cavilaciones, me detuve por inercia al mismo tiempo que Giotto y Ellie, sin ser consciente en absoluto de por qué lo habían hecho. Sin embargo, un 'clic' me avisó de que alguien había hecho algo, y hacer 'clic' en un lugar destinado a acabar con todo un mar cardinal podía traer todo tipo de consecuencias.
Algo así como un pedestal dorado hacía las veces de lecho para un botón que, como bien indicaba el cartel que había junto a él, no debía ser pulsado. La zarpa de la mink se encontraba sobre él, siendo la responsable del sonido que había captado mi atención. Curiosamente, no sentí la tentación de estallar en gritos y reproches hacia ella. Si no lográbamos detener aquel condenado chisme nuestro destino sería la muerte, así que exponernos a peligros completamente desconocidos como medida desesperada no resultaba una idea del todo descabellada.
—A ver qué nos tiene preparado Krauser —dije sin más, encogiéndome de hombros en el proceso. Mis manos brillaron un instante, y pude notar cómo los canalizadores de luz absorbían buena parte de la misma.
- Resumen:
- Cargar un poquito los guantes.
Giotto Leblanc
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Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
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—Sí, te entiendo. Misteriosamente más de una bolsa de patatas fritas clásicas, de esas que están al punto de sal, ha desaparecido mientras leía un libro o estaba componiendo —le dijo a Ellie.
El agente de cabellos dorados dejó de desprender fuego por su cabeza, pero no sin antes comenzar de nuevo a cargar sus valiosos guantes. Aquellos accesorios tecnológicos que le había dado el gobierno mundial para potenciar sus propios poderes le habían sido de mucha ayuda a lo largo del último año. Al principio era reticente a usarlo, pero con el paso del tiempo, así como con los conejos de Dretch, poco a poco fue perdiéndole el miedo y cogiéndole el gustillo.
Caminó en línea recta hasta que el humo apenas se notaba en el ambiente, y cuando quiso darse cuenta se topó con una estancia de color negra, sin ninguna decoración aparente y un suelo que reflejaba su busto casi por completo. Su traje estaba un poco destrozado, y eso no le gustaba. Era un amante de la moda, y estar bien vestido no era una norma, sino una obligación. «Me siendo sucio», pensó al mirar hacia abajo y ver manchas en el bajo de su pantalón, así como alguna costura abierta.
Frente a ellos había un pedestal dorado, o al menos de metal o madera con un buen baño de oro. Relucía como la joya más preciosa, y en ella, resaltando como un barítono en un coro de voces blancas, un botón rojo. Se acercó a él y lo miró.
—Tienes razón —le dijo a Ellie—. Será mejor no toc…
Y la mink lo pulsó. Dio un fuerte golpe sobre él, e hizo que Giotto esperara lo peor.
El agente de cabellos dorados dejó de desprender fuego por su cabeza, pero no sin antes comenzar de nuevo a cargar sus valiosos guantes. Aquellos accesorios tecnológicos que le había dado el gobierno mundial para potenciar sus propios poderes le habían sido de mucha ayuda a lo largo del último año. Al principio era reticente a usarlo, pero con el paso del tiempo, así como con los conejos de Dretch, poco a poco fue perdiéndole el miedo y cogiéndole el gustillo.
Caminó en línea recta hasta que el humo apenas se notaba en el ambiente, y cuando quiso darse cuenta se topó con una estancia de color negra, sin ninguna decoración aparente y un suelo que reflejaba su busto casi por completo. Su traje estaba un poco destrozado, y eso no le gustaba. Era un amante de la moda, y estar bien vestido no era una norma, sino una obligación. «Me siendo sucio», pensó al mirar hacia abajo y ver manchas en el bajo de su pantalón, así como alguna costura abierta.
Frente a ellos había un pedestal dorado, o al menos de metal o madera con un buen baño de oro. Relucía como la joya más preciosa, y en ella, resaltando como un barítono en un coro de voces blancas, un botón rojo. Se acercó a él y lo miró.
—Tienes razón —le dijo a Ellie—. Será mejor no toc…
Y la mink lo pulsó. Dio un fuerte golpe sobre él, e hizo que Giotto esperara lo peor.
Zack Suky
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Cuando la luz se apagó y el poderoso estruendo resonó por todo el habitáculo temí que fuese culpa mía, aunque tampoco pude plantearme mucho más el asunto, puesto que tras sonar una robótica voz, que no pude entender muy bien por el pitido que persistía en mis oídos, se abrió el suelo de forma abrupta haciendo que me precipitase al vacío.
-JODER - espeté mientras transformaba mis manos en zarpas de tejón con las que me intenté aferrar a la la pared.
Mis uñas consiguieron rasgar superficialmente la superficie, refrenando levemente mi caída como bien pude mientras un nuevo chirrido se sumía al ruido anterior, pero entonces, sin previo aviso, sentí como si de la pared surguiesen presencias que hicieron que me despejase.
-¿Hasta aquí he llegado? - pensé de forma pesimista creyendo que era mi final, pero entonces una rabia interna que me gritaba que no podía acabar así después de todo lo vivido me hizo revolverme en el aire e idear un plan a la desesperada.
Quizás si era lo suficientemente rápido podía desenfundar a Lengua Demoníaca y utilizar su habilidad para intentar refrenar mi caída, incluso podía sumarle mi ámbito de destrucción para asegurarme de atravesar la estructura... Pero entonces, sin previo aviso una vez más, impacté contra algo que me paró en seco y me sacó hasta la última gota de los pulmones por el sobresalto a pesar de que caí en blandito.
Alguien se había molestado en poner una especie de colchoneta en el fondo para amortiguar la caída, cosa que agradecería hasta al mismísimo creador de la torre si había sido él.
-Sí, aunque hay algo que ha amoriguado la caída. Parece un colchón u algo así - expliqué a voces a Kaito. -No veo una mierda y no se si hay alguna puerta ni nada por el estilo, así que mira a ver si tienes alguna forma de que pueda volver ahí arriba - proseguí mientras intentaba centrarme en el resto de sentidos que me funcionaban con más claridad, ya que me mosqueaba que lo que pudiese haber sentido mientras caia me atacase.
-JODER - espeté mientras transformaba mis manos en zarpas de tejón con las que me intenté aferrar a la la pared.
Mis uñas consiguieron rasgar superficialmente la superficie, refrenando levemente mi caída como bien pude mientras un nuevo chirrido se sumía al ruido anterior, pero entonces, sin previo aviso, sentí como si de la pared surguiesen presencias que hicieron que me despejase.
-¿Hasta aquí he llegado? - pensé de forma pesimista creyendo que era mi final, pero entonces una rabia interna que me gritaba que no podía acabar así después de todo lo vivido me hizo revolverme en el aire e idear un plan a la desesperada.
Quizás si era lo suficientemente rápido podía desenfundar a Lengua Demoníaca y utilizar su habilidad para intentar refrenar mi caída, incluso podía sumarle mi ámbito de destrucción para asegurarme de atravesar la estructura... Pero entonces, sin previo aviso una vez más, impacté contra algo que me paró en seco y me sacó hasta la última gota de los pulmones por el sobresalto a pesar de que caí en blandito.
Alguien se había molestado en poner una especie de colchoneta en el fondo para amortiguar la caída, cosa que agradecería hasta al mismísimo creador de la torre si había sido él.
-Sí, aunque hay algo que ha amoriguado la caída. Parece un colchón u algo así - expliqué a voces a Kaito. -No veo una mierda y no se si hay alguna puerta ni nada por el estilo, así que mira a ver si tienes alguna forma de que pueda volver ahí arriba - proseguí mientras intentaba centrarme en el resto de sentidos que me funcionaban con más claridad, ya que me mosqueaba que lo que pudiese haber sentido mientras caia me atacase.
- Resumen. Kaito, lee:
- Caer a la maldita colchoneta o lo que sea y hablar con Kaito.
Rose D. Alviss
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Bueno, funcionó mejor de lo que me esperaba.
Fue el primer pensamiento que me vino a la mente, pensaba que iba a ser inútil, pero resulto ser efectiva contra la batería, que la deje bastante inservible, viendo la cara que ponía su dueño.
Una nueva presencia llamó mi atención, era algo de color amarillo, un ser vivo, pero por la distancia no sabía que era a ciencia cierta, pero al acercarse no hubo duda: era un felino de gran tamaño.
- ¿Un gato mutante gigante amarillo? ¿De qué nos conoce? - Le pregunté a mis compañeros. ¿tú le conoces? - incluso al batería, dándome cuenta que intentaba quitar el chocolate que tenía su instrumento con un ritmo endiablado. - ¡quieto parado! - exclamé mientras evitaba con mi poder chocolatil que siguiera usando dicho ritmo.
Litros que emanaban de mi cuerpo de forma líquida chocaban con el bombo y se esparcían por todos lados. No podía seguir eternamente, estábamos en un empate técnico, acercarme no era una opción viable, con los demás abecedarios al lado y con la posibilidad de un as en la manga, pero tampoco me estaba atacando.
- Hay una duda que me corroe. - Hablé al batería mientras cesaba de lanzarle chocolate, ¿qué haces aquí? ¿sois parte de los zumbados con ganas de destruir todo? sin gente, ¿quién escuchara vuestra música e irá a los conciertos?
No era una duda existencial, pero tenía que disimular mis límites, que no tenía muy claro cuáles eran. Mientras le preguntaba me fije en los otros miembros, con la intención de ver cómo van mis compañeros. Luka se enfrenta a un torbellino de fuego y combina poderes con Nox para lanzar agua salada, una buena idea sin duda; por último, el gañan parecía ponerse en serio.
Fue el primer pensamiento que me vino a la mente, pensaba que iba a ser inútil, pero resulto ser efectiva contra la batería, que la deje bastante inservible, viendo la cara que ponía su dueño.
Una nueva presencia llamó mi atención, era algo de color amarillo, un ser vivo, pero por la distancia no sabía que era a ciencia cierta, pero al acercarse no hubo duda: era un felino de gran tamaño.
- ¿Un gato mutante gigante amarillo? ¿De qué nos conoce? - Le pregunté a mis compañeros. ¿tú le conoces? - incluso al batería, dándome cuenta que intentaba quitar el chocolate que tenía su instrumento con un ritmo endiablado. - ¡quieto parado! - exclamé mientras evitaba con mi poder chocolatil que siguiera usando dicho ritmo.
Litros que emanaban de mi cuerpo de forma líquida chocaban con el bombo y se esparcían por todos lados. No podía seguir eternamente, estábamos en un empate técnico, acercarme no era una opción viable, con los demás abecedarios al lado y con la posibilidad de un as en la manga, pero tampoco me estaba atacando.
- Hay una duda que me corroe. - Hablé al batería mientras cesaba de lanzarle chocolate, ¿qué haces aquí? ¿sois parte de los zumbados con ganas de destruir todo? sin gente, ¿quién escuchara vuestra música e irá a los conciertos?
No era una duda existencial, pero tenía que disimular mis límites, que no tenía muy claro cuáles eran. Mientras le preguntaba me fije en los otros miembros, con la intención de ver cómo van mis compañeros. Luka se enfrenta a un torbellino de fuego y combina poderes con Nox para lanzar agua salada, una buena idea sin duda; por último, el gañan parecía ponerse en serio.
- Resumen:
- Sorprenderme porque funciono el ataque.
- Darme cuenta de la entrada de Zay y preguntar por él.
- Lanzar chocolate para evitar que el batería limpie su instrumento.
- Hacerle un par de preguntas al batería.
- Observar cómo le van a los demás.
- Sorprenderme porque funciono el ataque.
- Stats:
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Velocidad Tier 3 Reflejos Tier 2
Puntería Tier 2 Poder de Destrucción Tier 1
Vile Spectre
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Vile observó incrédulo como su infalible estrategia de primer orden era arruinada por un gyojin volante demasiado bien identificado, que había tenido la amabilidad de recibir los ataques del joven de Arabasta. ¿Eso era algún tipo de muestra de cariño entre los de su especie? Porque entonces podía decirse que ya se habrían presentado formalmente.
El anciano llameante comenzó a dar vueltas a una mayor velocidad, generando un torbellino ígneo que amenazaba con alcanzarle. A Vile le quedaban pocos segundos para reaccionar. El gyojin se había recuperado en pocos instantes y estaba a punto de arrojar una onda de agua contra los músicos, aunque no sabía si llegaría a tiempo como para extinguir el fuego de aquel viejo frenético. Entretanto, el rubito había cubierto de aquel líquido al resto de músicos, aunque no había sido demasiado eficaz. El enmascarado, por su parte, decidió colaborar con el hombre pez lanzando un polvo blanco a partir de su brazo contra los ancianos. Vile dedujo que aquello debía de tratarse de una Fruta del Diablo y enarcó la ceja impresionado.
Kenshin parecía, por otro lado, haber encontrado la horma de su zapato, pues aquel bajista estaba usando su instrumento como un arma, y amenazaba con abrirle el cráneo al pelirrojo. Ni corto ni perezoso, el pirata imbuyó su cuerpo en llamas y atacó al octogenario. Desde ahí podía notar el calor.
Vile se dio cuenta de lo poco conveniente que era aquella combinación de agua y fuego, pues uno de los dos ataques terminaría por anular al otro: o bien las llamas de Kenshin evaporarían el agua del gyojin o esta extinguiría su fuego. En cualquier caso, Vile preguntaría en otro momento al capitán si le sobraba algún poder de esos.
Entre el clamor de la batalla pudo distinguir pasos acercándose al grupo. Vile se permitió mirar por el rabillo del ojo malo al autor de estos sonidos: un mink felino blanco y negro -no podía distinguir mejor la tonalidad de su pelaje- entraba en la sala, con aspecto anonadado, ajeno al choque de fuerzas entre ambos bandos. El pelinegro decidió que no quería tener a ningún contrincante a su espalda y cambió de postura, con su ojo bueno mirando al tornado de fuego y el malo mirando a aquel torpe mink. Corría, al mismo tiempo, para evitar ser alcanzado por el fuego. Fue entonces cuando se le ocurrió la mejor de sus ideas. Vile sonrió por un milisegundo antes de poner una fingida expresión de alegría y gritó, apuntando al peludo ser:
-¡EH! ¡Menos mal que ya estás aquí! ¡Chicos, tenemos refuerzos! ¡Que bien que has venido, con lo poderoso que eres! Además, ¿no decías que odiabas a los AB/CD? ¡Ven a enseñarles lo que es bueno!
Y entonces Vile miraría al rodante guitarrista -todo mientras retrocedía- y le diría:
-¡Yo que tú me fijaba mejor en quién quieres que sea tu víctima! ¡Este tío está muy fuerte y os odia mucho!
El anciano llameante comenzó a dar vueltas a una mayor velocidad, generando un torbellino ígneo que amenazaba con alcanzarle. A Vile le quedaban pocos segundos para reaccionar. El gyojin se había recuperado en pocos instantes y estaba a punto de arrojar una onda de agua contra los músicos, aunque no sabía si llegaría a tiempo como para extinguir el fuego de aquel viejo frenético. Entretanto, el rubito había cubierto de aquel líquido al resto de músicos, aunque no había sido demasiado eficaz. El enmascarado, por su parte, decidió colaborar con el hombre pez lanzando un polvo blanco a partir de su brazo contra los ancianos. Vile dedujo que aquello debía de tratarse de una Fruta del Diablo y enarcó la ceja impresionado.
Kenshin parecía, por otro lado, haber encontrado la horma de su zapato, pues aquel bajista estaba usando su instrumento como un arma, y amenazaba con abrirle el cráneo al pelirrojo. Ni corto ni perezoso, el pirata imbuyó su cuerpo en llamas y atacó al octogenario. Desde ahí podía notar el calor.
Vile se dio cuenta de lo poco conveniente que era aquella combinación de agua y fuego, pues uno de los dos ataques terminaría por anular al otro: o bien las llamas de Kenshin evaporarían el agua del gyojin o esta extinguiría su fuego. En cualquier caso, Vile preguntaría en otro momento al capitán si le sobraba algún poder de esos.
Entre el clamor de la batalla pudo distinguir pasos acercándose al grupo. Vile se permitió mirar por el rabillo del ojo malo al autor de estos sonidos: un mink felino blanco y negro -no podía distinguir mejor la tonalidad de su pelaje- entraba en la sala, con aspecto anonadado, ajeno al choque de fuerzas entre ambos bandos. El pelinegro decidió que no quería tener a ningún contrincante a su espalda y cambió de postura, con su ojo bueno mirando al tornado de fuego y el malo mirando a aquel torpe mink. Corría, al mismo tiempo, para evitar ser alcanzado por el fuego. Fue entonces cuando se le ocurrió la mejor de sus ideas. Vile sonrió por un milisegundo antes de poner una fingida expresión de alegría y gritó, apuntando al peludo ser:
-¡EH! ¡Menos mal que ya estás aquí! ¡Chicos, tenemos refuerzos! ¡Que bien que has venido, con lo poderoso que eres! Además, ¿no decías que odiabas a los AB/CD? ¡Ven a enseñarles lo que es bueno!
Y entonces Vile miraría al rodante guitarrista -todo mientras retrocedía- y le diría:
-¡Yo que tú me fijaba mejor en quién quieres que sea tu víctima! ¡Este tío está muy fuerte y os odia mucho!
- Resumen:
- Cargarle a Zay el muerto de lidiar con el octogenario llameante. Intentar provocar que este último le ataque. Retroceder.
Lance Kashan
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Si ya había llegado a este lugar pensando que parecía ser el infierno, y en el mismo recibidor creía haberlo podido confirmar con todas las razones del mundo, ahora mismo no sabría definirte dónde estábamos. Mientras me había concentrado en abrir aquella puerta, cosa que había logrado, mis dos compañeros se habían estado divirtiendo detrás de mí. En parte, la visión de grasa dispersa por todos lados, incluida una mancha en mi espalda, los toros correteando por ahí mientras portaban una llama y el señor gordo cuyo estado no sabría definir bien, parecían sacados de un circo de gran renombre, del mejor de los espectáculos. Uno muy grotesco, sí, pero impresionante a la vez, creo yo. Además, cuando me quise dar cuenta, escuché una voz, una que no provenía de mi propia mente como las de mi ‘’equipo’’, sino una tangible y que estaba muy cerca. ‘’¿Señor? Señor…’’ Pensé. Aquella voz me había llamado señor y, por contrastar a lo que estaba acostumbrado, el ser tratado como un niño, aquella persona ya me caía bastante mejor que el resto del mundo. El que se refiriera a mí con un respeto mínimo me agradaba. Miré hacia todos lados, buscando alguien a quien agradecer, hasta que me di cuenta de que un chico, muy pequeño, de un tamaño inhumano, estaba agarrado a mi brazo. Levantando dicha extremidad lentamente y con cuidado de no hacerlo zarandear, lo puse delante de mi cara y le miré. Rubio, con pecas, joven… Me gustaba su apariencia, parecía mil veces más pura y agradable que la de cualquier habitante de este sitio. A pesar de ello, decía que nuestro ‘’jefe’’ le quería matar, algo que me parecía raro porque no le había visto antes relacionarse con él.
—No te preocupes, ahora que estás conmigo no te hará nada, ya me encargaré yo de que te vea con buenos ojos. — Como si fuera un compañero de toda la vida, traté de tomarlo con mi mano y, si me dejaba, lo pondría sobre mi hombro para hacerle más cómodo el camino.
Y de pronto, la luz desapareció. Como si de una escena sacada de una película de terror de hace ya muchos años se tratase, en cuanto la visión quedó anulada, la paranoia comenzó. Sombras aparecían por todos lados, la mayoría distintas a las que nos pertenecían a nosotros. O eso hubiera pasado si, al sumar la grasa y el fuego, aquella sala no se hubiera convertido en una hoguera muy peligrosa. Estaba iluminada, sí, y aquello nos ayudaba a ver con facilidad, pero quizás las llamas no eran la forma más segura de alumbrar, y menos en aquellas condiciones. Con cierta desesperación e inquietud me asomé por la puerta que acababa de abrir, esperando encontrar una mágica salvación a aquella situación, y parecía ser que allí estaba. Un túnel, ciertamente aterrador pero bastante menos que lo que estaba a mis espaldas, se erguía frente a mí, iluminado por neones y que daba lugar a una rampa que llevaría a algún lado. O eso esperaba, porque si era un túnel ciego, iban a ser unas muy malas noticias. Levanté la mano contraria al hombro en el que llevaba al nuevo integrante del grupo, haciendo un gesto para darles prisa y que empezasen a pasar por allí, hecho que entendieron rápidamente, ya que Kirtash comenzó a dar un discurso para alentarnos a seguir aquel camino, a la vez que increpaba al enano… ¿De verdad se conocían…? Esperé a que el primero de ellos pasara y luego entré yo, dejando el final de cola para la última persona que llegase. Prefería estar en el centro, protegido de todos los problemas.
Una vez la rampa hubo terminado, llegamos a una sala de tamaño considerable, cuyas paredes estaban adornados de algo a lo que hubiera podido dar cierta importancia si no fuera porque mi cuerpo se sentía realmente cansado. El agua había alcanzado una altura decente, lo que a nosotros no nos había importado y habíamos continuado con un comportamiento temerario. Aunque también era cierto que no teníamos marcha atrás, así que solo nos quedaba andar y rezar por llegar a algún otro lugar. Allí, la sala tenía varios caminos, por lo que las dudas florecían, pero el pequeño chico sentenció que la dirección era hacia la izquierda, y parecía ser que Kirtash, a pesar del desprecio, estaba dispuesto a seguirle el juego. A la vez que todo aquello ocurría, mi cuerpo comenzó a sentirse muy ligero y emití un pequeño grito, algo ahogado, ya que no estaba al control de la situación. Estaba volando o, mejor dicho, flotando sobre la masa de agua, sin tocar aquel líquido que tantos problemas me estaba trayendo. El paseo no era muy digno, pero al menos sí que era cómodo sin sentirme debilitado o mareado.
—No te preocupes, ahora que estás conmigo no te hará nada, ya me encargaré yo de que te vea con buenos ojos. — Como si fuera un compañero de toda la vida, traté de tomarlo con mi mano y, si me dejaba, lo pondría sobre mi hombro para hacerle más cómodo el camino.
Y de pronto, la luz desapareció. Como si de una escena sacada de una película de terror de hace ya muchos años se tratase, en cuanto la visión quedó anulada, la paranoia comenzó. Sombras aparecían por todos lados, la mayoría distintas a las que nos pertenecían a nosotros. O eso hubiera pasado si, al sumar la grasa y el fuego, aquella sala no se hubiera convertido en una hoguera muy peligrosa. Estaba iluminada, sí, y aquello nos ayudaba a ver con facilidad, pero quizás las llamas no eran la forma más segura de alumbrar, y menos en aquellas condiciones. Con cierta desesperación e inquietud me asomé por la puerta que acababa de abrir, esperando encontrar una mágica salvación a aquella situación, y parecía ser que allí estaba. Un túnel, ciertamente aterrador pero bastante menos que lo que estaba a mis espaldas, se erguía frente a mí, iluminado por neones y que daba lugar a una rampa que llevaría a algún lado. O eso esperaba, porque si era un túnel ciego, iban a ser unas muy malas noticias. Levanté la mano contraria al hombro en el que llevaba al nuevo integrante del grupo, haciendo un gesto para darles prisa y que empezasen a pasar por allí, hecho que entendieron rápidamente, ya que Kirtash comenzó a dar un discurso para alentarnos a seguir aquel camino, a la vez que increpaba al enano… ¿De verdad se conocían…? Esperé a que el primero de ellos pasara y luego entré yo, dejando el final de cola para la última persona que llegase. Prefería estar en el centro, protegido de todos los problemas.
Una vez la rampa hubo terminado, llegamos a una sala de tamaño considerable, cuyas paredes estaban adornados de algo a lo que hubiera podido dar cierta importancia si no fuera porque mi cuerpo se sentía realmente cansado. El agua había alcanzado una altura decente, lo que a nosotros no nos había importado y habíamos continuado con un comportamiento temerario. Aunque también era cierto que no teníamos marcha atrás, así que solo nos quedaba andar y rezar por llegar a algún otro lugar. Allí, la sala tenía varios caminos, por lo que las dudas florecían, pero el pequeño chico sentenció que la dirección era hacia la izquierda, y parecía ser que Kirtash, a pesar del desprecio, estaba dispuesto a seguirle el juego. A la vez que todo aquello ocurría, mi cuerpo comenzó a sentirse muy ligero y emití un pequeño grito, algo ahogado, ya que no estaba al control de la situación. Estaba volando o, mejor dicho, flotando sobre la masa de agua, sin tocar aquel líquido que tantos problemas me estaba trayendo. El paseo no era muy digno, pero al menos sí que era cómodo sin sentirme debilitado o mareado.
- Resumen [AEG&KATH]:
- -Pues trato bien al tontatta.
-Me pierdo que el tontatta es el señor gordo y lo trato bien.
-Quiero a mi tontatta.
-Ahora es mi mejor amigo. El tontatta, digo.
-Me dejo llevar volando por Katharina mientras sigo al grupo con mi tontatta sobre mí.
-Tontatta.
Deathstroke
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Los láseres no parecieron hacer nada en mi mano cuando la pasé por estos. Sin embargo, una alarma muy estridente sonó por toda la habitación con unas luces rojas que parpadeaban. Lo bueno era que aquellos láseres no eran ofensivos por lo que parecía. Lo malo era que posiblemente con aquel sonido hubiésemos avisado a nuestros enemigos de que nos acercábamos.
Una pantalla gigantesca descendió para cerrar el acceso hacia la puerta y otras puertas cerraron el resto de puestas que había allí. Nos habíamos quedado encerrados, por instinto preparé el brazo derecho preparado para un ataque sorpresa que pudiese suceder. Sin embargo, una voz de tono monótono sonó por la sala. Informaba de un acceso no autorizado, aunque no decía nada de que impidiese el paso, tan solo pedía que le mostrásemos lo que llevábamos y pasásemos en turnos.
-Un tomo de Canción de hielo y fuego – dije en voz alta evitando decir que llevaba armas para ver si con aquello colaba y nos dejaba pasar.
En caso de que no nos dejase apoyaría mi mano izquierda en la pantalla y generaría un ligero vacío entre mi palma y la superficie de esta, preparado esto contraería los músculos desde mis pies hasta la palma de la mano para el vacío de la palma liberase la presión y rompiese la pantalla.
Una pantalla gigantesca descendió para cerrar el acceso hacia la puerta y otras puertas cerraron el resto de puestas que había allí. Nos habíamos quedado encerrados, por instinto preparé el brazo derecho preparado para un ataque sorpresa que pudiese suceder. Sin embargo, una voz de tono monótono sonó por la sala. Informaba de un acceso no autorizado, aunque no decía nada de que impidiese el paso, tan solo pedía que le mostrásemos lo que llevábamos y pasásemos en turnos.
-Un tomo de Canción de hielo y fuego – dije en voz alta evitando decir que llevaba armas para ver si con aquello colaba y nos dejaba pasar.
En caso de que no nos dejase apoyaría mi mano izquierda en la pantalla y generaría un ligero vacío entre mi palma y la superficie de esta, preparado esto contraería los músculos desde mis pies hasta la palma de la mano para el vacío de la palma liberase la presión y rompiese la pantalla.
- resumen:
- Decirle a la voz que tengo un libro de canción de hielo y fuego, si no funciona intentar reventar la pantalla con una técnica (METSUBŌ)
- cosas usadas:
- METSUBŌ: esta técnica consiste en provocar daños internos en el objetivo como los de una bala (perforando los órganos o rompiendo los huesos.). Para realizarla se han de dar dos condiciones, la primera es que Deathstroke ponga una de las palmas de sus manos en el objetivo, la otra es que tiene que tener al menos un pie en el suelo o base sólida. Esta técnica se produce por el mismo principio que el del ámbito, manipulando el viento justo en la palma para crear una presión negativa en la palma de la mano con la que vaya a tocar a su objetivo, esto provocará un vacío entre esta y el cuerpo del objetivo haciendo un pequeño efecto ventosa, el objetivo puede separarse de esto sin problemas. Al activar la técnica, Deathstroke usa la musculatura desde el pie hasta la palma de la mano haciendo que el vacío que antes se ha creado provoque una pequeña explosión que se extiende hacia el objetivo y produce daños internos en el objetivo, a razón de: si la mano a sido colocada sobre una zona con huesos superficiales (como el cráneo, o caja torácica) provoca la rotura del hueso sobre el que está (en caso de que se haga dos veces sobre el mismo sitio los daños pasan a los órganos internos de esta zona), en caso de que no haya huesos producirá que los órganos por los que pasa sufran daños propios de un balazo (sin contar las quemaduras de una bala), como dato escénico hace un ruido similar al de un disparo
Osuka Sumisu
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Mostro una sonrisa, pues la positividad de Edward se le pegaba como una lapa, pero en el bueno sentido. El rubiales era a veces demasiado optimista en algunas ocasiones, pero su determinación y lealtad lo hacían el mejor soldado que había y tenido bajo su nombre.
- Por favor dime que no ha dicho eso –se quejó Ishi, arqueando su único ojo como si tuviera ceja-.
- No sé por qué te sorprende después de ver a Maki bailando.
- También es verdad…
Subieron por las escaleras por las que Maki se había adelantado como si el resto de los revolucionarios no existieran. A veces se preguntaba como semejante individuo había llegado a un rango tan importante como Oficial. Después se acordaba sobre la leyenda que circulaba sobre el gyojin entre las filas revolucionarios; Si Maki hace algo, de alguna manera le saldrá bien.
Saco el mapa de la torre y reviso su posición, para encontrar el camino más corto hacia el próximo piso.
- Las escaleras están tras la sala veinticinco, por lo que creo que tenemos que tomar ese cami… ME CAGO EN TODO! –reacciono con sobre salto al ver al gorila gigante, pero se calmó cuando vio que era una pintura y que Ishi se reia por lo bajo-. Esto es una broma de mal gusto, Krauser, me cago en tu estampa.
Y de repente, la oscuridad. La sala sufrió un apagon y de ellas solo permanecían las de emergencia. Mientras Annie y Ed intentaban orientarse en la oscuridad, Osu se decantó por usar su mantra para poder saber que había en su alrededor, pero no se esperó notar que estaba rodeados de preciencias.
- ¡Chicos! ¡Noto numerosas presciencias, no os separéis!- Por favor dime que no ha dicho eso –se quejó Ishi, arqueando su único ojo como si tuviera ceja-.
- No sé por qué te sorprende después de ver a Maki bailando.
- También es verdad…
Subieron por las escaleras por las que Maki se había adelantado como si el resto de los revolucionarios no existieran. A veces se preguntaba como semejante individuo había llegado a un rango tan importante como Oficial. Después se acordaba sobre la leyenda que circulaba sobre el gyojin entre las filas revolucionarios; Si Maki hace algo, de alguna manera le saldrá bien.
Saco el mapa de la torre y reviso su posición, para encontrar el camino más corto hacia el próximo piso.
- Las escaleras están tras la sala veinticinco, por lo que creo que tenemos que tomar ese cami… ME CAGO EN TODO! –reacciono con sobre salto al ver al gorila gigante, pero se calmó cuando vio que era una pintura y que Ishi se reia por lo bajo-. Esto es una broma de mal gusto, Krauser, me cago en tu estampa.
Y de repente, la oscuridad. La sala sufrió un apagon y de ellas solo permanecían las de emergencia. Mientras Annie y Ed intentaban orientarse en la oscuridad, Osu se decantó por usar su mantra para poder saber que había en su alrededor, pero no se esperó notar que estaba rodeados de preciencias.
- Cosis:
Mantra Incrementado
Hamlet
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Al haber desviado la vista por un segundo, me percaté demasiado tarde de que el segundo al mando de Black había decidido meter su mano en los refulgentes haces de luz roja que llenaban la sala. Por un momento me relajé, dándome igual que aquel Ju Senshi le diera tan poco valor a una de sus extremidades, pero cuando me di cuenta de lo que podía ser aquel láser hice ademán de abalanzarme contra él.
Pero ya era demasiado tarde. Deathstroke había activado las alarmas de la habitación, causando que una alarma amenazase con perforarme los tímpanos. Del techo emergió una pantalla que nos bloqueó el paso. Pude escuchar, a pesar del escándalo, que más puertas bloqueaban el resto de accesos de la habitación. Nos habíamos quedado encerrados, y ni el comodoro Kasai ni Black parecían haberse inmutado. La alarma cesó, y una voz apareció afirmando que había habido un intento de acceso no autorizado y que para pasar, tendríamos que mostrar lo que teníamos por turnos.
El Ju Senshi, causante de esta desgracia, fue el primero en mostrar lo que llevaba consigo. De su bolsillo sacó un libro, mostrando que tenía las manos vacías. Enfundé a Elsinor a toda prisa y me ajusté el cinturón de modo que las piernas tapasen su hoja.
Decidí que yo sería el siguiente en intentar pasar la prueba, evitando así que alguien más valioso para la misión fuera afectado por algún tipo de trampa preventiva que apareciera por detrás de la pantalla. Primero esperaría a ver como reaccionaba la máquina ante Deathstroke. Si se abría, no llevaría a cabo ningún tipo de acción. De lo contrario, esperaría que el pirata no metiese la pata nuevamente y se quitaría el colgante de cerámica de su padre.
-Un obsequio sentimental -diría, fingiendo tristeza-. Estoy de peregrinaje por la muerte de un familiar y esta puerta se interpone entre ambos. ¿Puedo pasar?
Pero ya era demasiado tarde. Deathstroke había activado las alarmas de la habitación, causando que una alarma amenazase con perforarme los tímpanos. Del techo emergió una pantalla que nos bloqueó el paso. Pude escuchar, a pesar del escándalo, que más puertas bloqueaban el resto de accesos de la habitación. Nos habíamos quedado encerrados, y ni el comodoro Kasai ni Black parecían haberse inmutado. La alarma cesó, y una voz apareció afirmando que había habido un intento de acceso no autorizado y que para pasar, tendríamos que mostrar lo que teníamos por turnos.
El Ju Senshi, causante de esta desgracia, fue el primero en mostrar lo que llevaba consigo. De su bolsillo sacó un libro, mostrando que tenía las manos vacías. Enfundé a Elsinor a toda prisa y me ajusté el cinturón de modo que las piernas tapasen su hoja.
Decidí que yo sería el siguiente en intentar pasar la prueba, evitando así que alguien más valioso para la misión fuera afectado por algún tipo de trampa preventiva que apareciera por detrás de la pantalla. Primero esperaría a ver como reaccionaba la máquina ante Deathstroke. Si se abría, no llevaría a cabo ningún tipo de acción. De lo contrario, esperaría que el pirata no metiese la pata nuevamente y se quitaría el colgante de cerámica de su padre.
-Un obsequio sentimental -diría, fingiendo tristeza-. Estoy de peregrinaje por la muerte de un familiar y esta puerta se interpone entre ambos. ¿Puedo pasar?
- Resumen:
- Si la propuesta de Deathstroke no funciona y desiste de atacar, pedir paso con una excusa similar.
- 1-Churmanitos y Zayximillian:
- El bajista aprovecha su escasa altura para, en un derroche de movilidad, hacer columpio con el hacha sobre la espada de Zane, saltando en un doble mortal invertido que lo pone a salvo de todo peligro… Hasta que llega Zay y le pega un puñetazo en el ojo, tumbándolo en el acto y dejándolo como un pez fuera del agua, lleno de espasmos y luchando por aletear.
Por su parte, el ataque de Luka habría surtido un efecto espectacular de no ser porque Nox, en medio de un derroche de docto saber químico, ha sobresaturado el agua, provocando que el pastiche resultante se haya evaporado nada más tocar el fuego, dejando una gigantesca cristalera de halita que no tarda en caer al suelo y romper en mil pedazos. ¡Cuidado, es sal gruesa!
-Ehto lo hasemo porque lucha contra er meintrim -responde a Alviss el batería, sin dejar de tocar-, e rocanró es pura detrusión, y ezo hai ke repetarlo, manque zinifique el fin de nuehtros fans, porque noz debemos a nuehtro fans. ¡Ondia Ya!
Casi según esto sucede, y mientras el bajo se sigue removiendo cual pescadilla agonizante, todos comienzan a mirar con odio y pavor a Zay. Las palabras de Vile de pronto causan un efecto rejuvenecedor en Magnus, que se levanta sin dejar de arder y observa, con mucho enfado, al mink que ha dejado tonto a su amigo.
-Oh, yo a ti te conozco… O a tu padre, o al padre de tu padre. Cuenta la leyenda que cuando AB/CD empezó a dar bolos, una bestia amarilla de garras afiladas como la noche arruinó nuestro primer concierto con una descarga atronadora. Yo no recuerdo eso porque sufro Alzheimer, pero me lo han contado esta mañana. Y para nunca olvidar esta afrenta creamos la siguiente canción:
-¡Eso no tiene sentido hermano! -Grita el otro guitarrista, que ha empezado a tocar con él casi al instante- ¡Yo sufro alzheimer! Tú lo eres es gilipollas.
Pero una vez empieza a cantar el calvo, una onda de choque sale desde su boca en dirección a Zay, con una presión sonora avernal y un imponente agudo que, seguramente, pueda hacer estallar los oídos a quien golpee.
- 2-Por favor, no pulsar:
- Cuando Ellie aprieta el botón por unos segundos no sucede nada, pero prontamente se descorre una de las paredes para dar lugar a una enorme cristalera manchada de lo que parece ser jabón y escucháis, además, un potente chorro de agua. A través de la empañada mampara veis una señora que, alcachofa de ducha en mano, con tantos años encima como prendas de ropa le faltan, canta una canción. Tal vez la conozcáis, ¡Es Carmena!
- 3-Arashi 2 y asociados:
- Vais subiendo sin ningún problema la rampa, pero cuando se va la luz debéis deteneros por un instante. Cuando la luz vuelve, una marabunta de gente está corriendo por entre vosotros mientras grita cosas como “Los AB/CD”, “Quiero que Alfredito me preñe” o “No puedo creer que vaya a conocer a Justin Beaver”. Muchas chicas corren, dejándose los tacones por ahí y muchos chicos las siguen, más atentos a… Bueno, al picorsillo. Os empujan y os echan a todos abajo, desgraciadamente. Parece que tenéis que empezar de nuevo.
- 4-Scarlett:
- Llegas a una sala decorada con enormes labios carnosos y blanco satén por cada pared. Las bocas se abren y cierran, hacen muecas y hasta sonríen. Es muy perturbador, y en el centro, tumbada en una cama de color grisáceo y tacto seda, una hermosa mujer rubia se mueve vestida, solamente, con un camisón que deja poco o nada a la imaginación. Tras ella hay unas escaleras que suben más allá… ¿Qué es esto?
- 5-Midorima, Simo y Braud:
- Los setos parecen tranquilos mientras avanzáis aunque el cartel que visteis al principio os parecía extraño. Simo, al acercarte a un seto ves como este se gira rápidamente y emite un gruñido. No parece molesto, pero procurad no molestaros. De hecho, si os quedáis en silencio parece que escucháis como respiran, como si estuvieran plácidamente dormidos. Braud, Bucharatti te sonríe y te choca el puño, es un tío majo en el fondo.
-Cuando todo esto termine podemos hacer una apuesta para ver quien es más fuerte.
Por otro lado, Midorima, pisas una especie de baldosa que está medio rota y las luces se apagan. Del techo sobresale una gran pantalla de vídeo en la que comienzan a salir tus mejores momentos en Mariejoa acompañado de una música peculiar. Quizás eso os de igual, pero los setos están empezando a darse la vuelta mientras suena el vídeo a todo volumen.
- 6-Kodama:
- El árbol metálico no se inmutó ante lo que le dijiste, bajó su violín lentamente y, tras eso, pulsó un botón que recogió las plataformas que llevaban hasta ella. Ahora os separaba un abismo de altura y, con su voz tétrica, te habló de nuevo.
-Si pasas, destruirás mi hogar. Deberías quedarte aquí para siempre, he visto a otros como tu y yo siempre he anhelado ser real. ¿Sabes? Todos creen que la aguja es mala, pero solo los que hemos estado en ella sabemos apreciarla. Cuanto más tiempo permanezcas aquí, más afecto sentirás hacia ella.
De nuevo, una sensación de calidez y comodidad te envuelve. Se está bien en una sala tan agradable, pero el fuego que había al lado de la chimenea desaparece. Si miras a las paredes, estas son totalmente lisas y de color azul, no parece haber nada que indique que hay una puerta a no ser que subas hasta la mujer de ramas metálicas.
- 7-Kiritsu + Bleyd:
- —¡Eh, pringao! —escuchas a tu espalda, Arthur—. Nos dijeron que esto sería un conciertazo de la hostia, pero voy y me encuentro a los putos soldaos de la marina de los cojones. ¿Qué vienes? ¿A confiscarnos la hierba? Vuélvete al colegio, enano de mierda.
- Tu nuevo amigo, Arthur:
El resto de Kiritsu, y Bleyd, veis que cuando se enciende la luz estáis rodeados. Exactamente quince personas vestidas con uniformes de instituto mal puestos os observa. La mayoría con las manos en los bolsillos y uno de ellos destaca sobre el resto, pues va vestido de blanco y en la mano lleva... ¿una señal?- Vuestro nuevo colega:
—¡¿Os habéis cargado al Sprollex?! Hijos de puta, con los temazos que hacía. Váis a pagar, pringaos. El enano de vuestro jefe ya va a ser masacrado por nuestro jefe, nosotros podemos encargarnos de la morralla. ¿Eh? ¿Qué coño es esa cosa rosa?
Y le intenta dar una patada una Fluffle.
- 7-Blue Rose e invitados:
- Death, tras mostrar el libro seguís teniendo el paso cerrado.
- BUUUUUUUU. ESO NO MOLA. – Dice la voz, tras eso sale una púa metálica de uno de los agujeros de las paredes disparada hacia ti. Esta tiene el tamaño de tu cabeza.
Tratas de abrirte paso por la fuerza, pero tu ataque sólo deja una tenue marca en la superficie transparente de la pantalla.
Llega el turno de Hamlet y muestra su colgante.
- BUUUUUU. ABURRIDO, NO TIENES TALENTO. – Critica la voz, y tras eso dos púas salen disparadas hacia ti, cada una desde un lado diferente.
- 8-Tobías y Bizban theory:
- - Buaaaaa tiiiio, eso de que muera gente no mola naaaada. Hay que hacer aaaalgo, pero se está tan a gusto aquiiii. – Dice con el mismo tono relajado de antes. – Espera un momeeeeento. Si yo quise deteneeeeer a estos tíos. Bua, pero eso pasó hace como… unos días ¿no? El tiempo pasa volaaaando cuando te lo pasas teta.
Bizban, encuentras a Tobi y tú te empiezas a encontrar relajado también, el dial de viento mete aire nuevo a la sala pero simplemente diluye un poco el vapor que respiras. Por cierto escuchas gente llegar por la sala de antes.
- 9-La patrulla del comandante Eric y su compinche Dretch maravilla:
- Os arrastráis por la oscuridad y las luces ocasionales guiando a los soldados hasta llegar al tercer piso, donde os encontráis con dos opciones. Hay una gran puerta de metal con pinchos en el marco y láseres entrecruzados delante de la superficie de cada una de sus hojas, así como un par de torretas observando el perímetro de un lado a otro, armadas con ametralladoras similares a la que tiene Taylor y misiles. Encima de esta hay un cartelito donde aparece en letras rojas iluminadas “en el aire”
La otra opción es un pasillo corto, el acceso está abierto, pero sale de este un extraño vapor rosado y aromatizado. Se escucha a alguien tararear una canción. Hay unos cuantos esqueletos esperando delante.
Por cierto Taylor, la ametralladora tiene cuatro cañones y si la pones en vertical es más grande que tú.
- Beast of Maki:
- De un momento a otro las presencias desaparecen tal y como llegaron, sin interactuar de ninguna manera ni haceros nada. Annie, ves un par de esqueletos humanos en una mesa dentro de la casa, con vestidos pomposos y en pose de tomar el té.
La puerta de la sala 25 es una enorme puerta metálica reforzada con gigantescos remaches de acero. Aunque tiene en medio una cerradura de vivos colores y esquinas limadas. Parece que en ella se puede meter una llave de tamaño desproporcionado. El aspecto de la cerradura parece como si fuera de juguete.
- 1-Falafel Crew:
- Falafel contempla como Yarmin y Eleonora parecen que se encuentran un extraño trance, ya que no se mueven. ¿Qué les habrá pasado? A saber. Mientras tanto, Arribor, el saco de boxeo aguanta tu golpe, pero se descuelga y se lleva la puerta por delante.
Si entráis en la sala contigua os percataréis de que es una sala normalucha como muchas otras que habéis vistos. Tiene algo parecido a una rampa que desciende, y podéis notar una arbórea presencia. Si os fijáis en el frente, veis otra puerta que se divide en dos caminos. Si escogéis el de la izquierda (Sala 14) podéis ver una escalera y otra puerta. Si escogéis el de la derecha dais con una sala con una escalera pequeñita que asciende al siguiente piso.
—¡Cariño mío! —le dice Falafel a Yarmin—. ¿Qué te ocurre? Le has hecho algo, ¿verdad? —le pregunta a Ellaonora, mirándola con desprecio.
- 2-Los insensibles de Elliot Mouse:
- Katharina consigue hacer flotar a todos durante un breve lapso de tiempo. Sin embargo, algo ocurre en aquella estancia. Sus poderes se merman un poco y vuelven a caer al agua. Gracias al Tonttata, que os coge por la ropa uno a uno a gran velocidad y os levanta. Estáis empapados, pero no os vais a ahogar.
—¡Menos mal que pesáis poco! —dice, llevándoos volando hacia la salida de la sala—. Por cierto, mi nombre es Elliot Mouse.
Llegáis a una sala aparentemente destruida, tiene trozos de metal por el suelo y tiene una escalera que si la subís da a una zona destrozada y sin acceso alguno. No obstante, hay otro camino además de esa escalera. Al final veis una puerta abierta, la cual da a otra sala en buen estado. Esa sala está bien iluminada y tiene otra escalera ascendente, en la que hay un hombre rodeado de tres mujeres, dos okamas y un niño pequeño que canta.
- 3-Valar Weed:
- Las balas dan en el cuerpo de la estatua, agrietándola, pero tu cuchillo no le hace nada. Entonces, tu nuevo compañero, haciendo gala de una gran agilidad pese a su pequeña deficiencia, le golpea en el pecho y lo destroza.
—Vaya, vaya… ¿Qué tenemos por aquí? —dice una voz—. Pero si es un traidor —entonces, aparece un hombre vestido con ropa ancha muy colorida y rastas, en cuya mano tiene un cigarro más grueso de lo normal y con un aroma peculiar a “naturaleza” —. No creo que al jefe le guste eso…
Y entonces, chasquea los dedos y media docena de hombres de piedra os rodea. Dos de ellos te atacan de frente, otros dos de espalda y uno se va a por tu amigo.
- 4-Lysbeth, Kaito, William, Ichizake, Zack:
- Por lo visto durante la oscuridad, la araña tampoco podía ver precisamente bien. Podéis oír como maldice y grita de dolor a los ataques recibidos. Entonces, escucháis un "crack" y luego silencio. Las presencias de las arañas pequeñas empiezan a desaparecer. Cuando vuelve la luz veis que el cuello de la mujer araña está rodeado por una telaraña que cuelga desde lo más alto. Ah, y está roto. El cadáver de la araña cuelga y se balancea como si se hubiese ahorcado.
—¡¡HYA!! —escucháis desde lo más alto. Si miráis arriba veréis una silueta en una de las puertas de ascensor de un piso superior. La silueta entra y empieza a dar saltos, bajando de telaraña en telaraña con largas piruetas y vueltas. Aterriza en una exagerada postura superheróica. Entonces, podéis verlo bien:- Vuestro salvador:
—¡Soy el emisario del infierno! —grita mientras va cambiando de postura —¡¡SUPAIDAMAN!! Nací en Wano y mi tío fue asesinado por el gobierno mundial y ahora soy un superhéroe que vela por la justicia y el bien. ¡¡SUPAIDAMAN!!
Se mantiene un rato en silencio en una de sus posturas, tal vez esperando que aplaudáis, lo reconozcáis o algo. Entonces mira hacia el interior del ascensor.
—Puedo ver con mis poderes de visión aumentada que allí en el fondo se encuentra una inocente víctima. ¡¡SUPAIDAMAN TE SALVARÁ!!
Zack, de golpe una telaraña de aspecto fuerte y parecida a una gruesa cuerda cuelga delante de ti. Si te agarras a ella, Supaidaman te subirá junto al resto. Entonces os ofrece su ayuda. Si aceptáis, os ayudará a subir al piso del que él vino.
- Mapas:
Kaito Takumi
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No pasó mucho tiempo hasta que Zack se pronunció decenas de metros más abajo tras impactar contra la colchoneta. Estaba vivo, y lo peor es que estaba totalmente entero. Las jugosas ideas de saquear su tumba y quedarse con el animal se esfumaron, y no había posibilidad alguna de que pudiese subirlo hasta donde estaba. Bueno, haberlas las había, solo que Kaito no iba a perder el tiempo en cargar al señor peliazul cuando las intervenciones de la morsa eran tan inoportunas. Aquel bicho, por bonito que le pareciera, no daba buena suerte.
—¡Pues no lo parece! ¡La cuerda no da para tanto! —contestó a Zack gritando al abismo.
Los chillidos de dolor no tardaron mucho en llegar a través de la trampilla. Fuese de quienes fuesen, estaba bien jodido. Tras un crujido húmedo y el temblor de algo que caía sobre el techo del ascensor, Kaito pudo percibir cómo las compactas presencias que antes ocupaban el suelo se dispersaban y una mucho mayor desaparecía. Dejando de consumir sus fuerzas para usar su mantra, el muchacho asomó la cabeza tras escuchar las palabras del estrafalario salvador que posaba cambiando rítmicamente de postura.
—Pues vaya…—musitó terminando de colarse por el acceso mientras echaba un vistazo alrededor.
La batalla había sido movidita, pero dos cosas llamaron la atención al ningyo sobre el indemnte estado de sus compañeros. La primera de ellas fue la masa de chicle en la que cientos, si no miles de pobres arañas estaban atrapados y ahogándose, y la segunda fue el cadáver ahorcado por un cuello roto y que sangraba por numerosos y crueles cortes. Aunque la belleza de aquella criatura casi le dejó sin aliento, ya no podía hacer nada por ella.
—White…—dijo el pelirrojo costándole apartar la vista de la mujer muerta—. Suelta a las arañas, por favor. —Le miró a los ojos mostrando una máscara tan fría y mortecina como la que normalmente llevaba el pálido muchacho anclada como inexpresivo rostro.
A Kaito realmente le gustaban las arañas. Habiendo vivido varios años en una región pantanosa, a ellas tanto como a las ranas, las avispas y las libélulas les debía una sincera deuda de gratitud por regular la asquerosa población de insectos hematófagos. Era de los pocos que comprendían que a pesar de su aspecto eran buenos aliados de todo ser de sangre caliente.
Aparte de esto, el sufrimiento sin motivo alguno de criaturas que no podían comprender más allá del dolor que sentían realmente asqueaba al pelirrojo. Sin beneficio alguno o propósito para sus cuerpos aplastados, no había razón que indemnizara aquella vil acción de acabar con la vida.
Una vez su patrón acatase su petición, a la que le insistiría repitiéndose y acercándose a él con paso firme en caso de desoírla, el antropófago marino se acercaría al cuerpo destrozado de la mujer araña tras trepar por la pared. Sin cortar la soga responsable de su muerte, engancharía el cadáver con su bichero para acercárselo a él de espaldas y poder comenzar con la desagradable labor de aprovechar los monstruosos restos de la criatura. Pero esta vez no era carne lo que buscaba.
Clavando la daga en su quijada y arrastrando tras esta por el hueso itentó sacar ambos quelíceros en los que se dividía su mandíbula sin romper las bolsas de veneno que, por su pasión entomológica y el razonamiento de la hibridación, debían situarse no muy lejos de estos. Tener un veneno paralizante o neurotóxico podría venirles extremadamente bien en futuros encuentros, y estaba bastante seguro que podría encontrar algún artesano que transformara las aberrantes piezas bucales en un par de prácticos cuchillos. El ningyo no permitiría desaprovechar una vida tan torpemente malgastada.
Tras esta labor de carnicería, probablemente sus compañeros uno tras otro hubieran subido gracias a su nuevo y amigable vecino, a lo que les seguiría por su propio pie, o más bien tentáculo, sin solicitar la ayuda del tipo en traje de licra. Que llevase una araña en el pecho como un vulgar reclamo le desagradaba incluso tras razonar que no existía ni luto ni falta de respeto a este.
—¡Pues no lo parece! ¡La cuerda no da para tanto! —contestó a Zack gritando al abismo.
Los chillidos de dolor no tardaron mucho en llegar a través de la trampilla. Fuese de quienes fuesen, estaba bien jodido. Tras un crujido húmedo y el temblor de algo que caía sobre el techo del ascensor, Kaito pudo percibir cómo las compactas presencias que antes ocupaban el suelo se dispersaban y una mucho mayor desaparecía. Dejando de consumir sus fuerzas para usar su mantra, el muchacho asomó la cabeza tras escuchar las palabras del estrafalario salvador que posaba cambiando rítmicamente de postura.
—Pues vaya…—musitó terminando de colarse por el acceso mientras echaba un vistazo alrededor.
La batalla había sido movidita, pero dos cosas llamaron la atención al ningyo sobre el indemnte estado de sus compañeros. La primera de ellas fue la masa de chicle en la que cientos, si no miles de pobres arañas estaban atrapados y ahogándose, y la segunda fue el cadáver ahorcado por un cuello roto y que sangraba por numerosos y crueles cortes. Aunque la belleza de aquella criatura casi le dejó sin aliento, ya no podía hacer nada por ella.
—White…—dijo el pelirrojo costándole apartar la vista de la mujer muerta—. Suelta a las arañas, por favor. —Le miró a los ojos mostrando una máscara tan fría y mortecina como la que normalmente llevaba el pálido muchacho anclada como inexpresivo rostro.
A Kaito realmente le gustaban las arañas. Habiendo vivido varios años en una región pantanosa, a ellas tanto como a las ranas, las avispas y las libélulas les debía una sincera deuda de gratitud por regular la asquerosa población de insectos hematófagos. Era de los pocos que comprendían que a pesar de su aspecto eran buenos aliados de todo ser de sangre caliente.
Aparte de esto, el sufrimiento sin motivo alguno de criaturas que no podían comprender más allá del dolor que sentían realmente asqueaba al pelirrojo. Sin beneficio alguno o propósito para sus cuerpos aplastados, no había razón que indemnizara aquella vil acción de acabar con la vida.
Una vez su patrón acatase su petición, a la que le insistiría repitiéndose y acercándose a él con paso firme en caso de desoírla, el antropófago marino se acercaría al cuerpo destrozado de la mujer araña tras trepar por la pared. Sin cortar la soga responsable de su muerte, engancharía el cadáver con su bichero para acercárselo a él de espaldas y poder comenzar con la desagradable labor de aprovechar los monstruosos restos de la criatura. Pero esta vez no era carne lo que buscaba.
Clavando la daga en su quijada y arrastrando tras esta por el hueso itentó sacar ambos quelíceros en los que se dividía su mandíbula sin romper las bolsas de veneno que, por su pasión entomológica y el razonamiento de la hibridación, debían situarse no muy lejos de estos. Tener un veneno paralizante o neurotóxico podría venirles extremadamente bien en futuros encuentros, y estaba bastante seguro que podría encontrar algún artesano que transformara las aberrantes piezas bucales en un par de prácticos cuchillos. El ningyo no permitiría desaprovechar una vida tan torpemente malgastada.
Tras esta labor de carnicería, probablemente sus compañeros uno tras otro hubieran subido gracias a su nuevo y amigable vecino, a lo que les seguiría por su propio pie, o más bien tentáculo, sin solicitar la ayuda del tipo en traje de licra. Que llevase una araña en el pecho como un vulgar reclamo le desagradaba incluso tras razonar que no existía ni luto ni falta de respeto a este.
- Resumen Will lee plox:
Responder a Zack que no hay manera. Subir tras la intervención de Supaidaman.
Pedirle a William (White) que suelte a las arañas e insistir si ignora.
Coger quelíceros (colmillos venenosos) de la señorita muerta como buen carnicero y tío asqueroso tocacadáveres que soy.
Subir a patitas de ventosa con el resto.
Galhard
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Una turba de quince críos, de una edad aproximada a la del fiambre rapado, había rodeado a los marines. Por las pintas eran los típicos criminales de poca monta de las escuelas publicas. Galhard se dirigió al notas que estaba portando una señal de transito, el cual parecía ser el segundo al mando de la trupe.
-Vuestra estética es magnifica, una lástima que no pueda decirse lo mismo de vuestro gusto musical.
Asumidlo, el negado de scrotex está empalado y por más bronca que busquéis no haréis que ese colador vuelva a moverse, además, los riesgos de que acabéis como él son muy elevados.
Marchad de aquí, aprovechad para vender sus discos ahora que van a valer dinero y dejad de incordiar, cualquiera de vosotros con una turbomix podría hacer un tema musical más melódico que los que él jamás podría llegar a crear.-
El recluta pensaba dejar marchar con un simple reproche a los críos hasta que el crío de la señal intentó golpear al animalito que antes le había dado un delicioso taco. Con rapidez se interpuso entre el niño y el pony, recibiendo de lleno la patada en el costado.
-Oye... pelo dorito... Como vuelvas a intentar golpear al pequeñín de nuevo... Voy a darte de hostias hasta dejarte hecho mantequilla...¿Lo pillas o te hago una muestra? No sois lo suficientemente hombres para estar aquí.
Galhard se incorporó de nuevo, camuflando el dolor que sentía por el patadón que había parado, respiró hondo y arrojó su chaqueta cerca de donde Jack y Leiren se encontraban. Respiró hondo y se puso a 2 centímetros del chaval, frente a frente, clavando sus ojos en los de él.
--Guardarme la chaqueta... ¡Voy a enseñarle a estos niños lo que es ser un hombre de verdad!
-Vuestra estética es magnifica, una lástima que no pueda decirse lo mismo de vuestro gusto musical.
Asumidlo, el negado de scrotex está empalado y por más bronca que busquéis no haréis que ese colador vuelva a moverse, además, los riesgos de que acabéis como él son muy elevados.
Marchad de aquí, aprovechad para vender sus discos ahora que van a valer dinero y dejad de incordiar, cualquiera de vosotros con una turbomix podría hacer un tema musical más melódico que los que él jamás podría llegar a crear.-
El recluta pensaba dejar marchar con un simple reproche a los críos hasta que el crío de la señal intentó golpear al animalito que antes le había dado un delicioso taco. Con rapidez se interpuso entre el niño y el pony, recibiendo de lleno la patada en el costado.
-Oye... pelo dorito... Como vuelvas a intentar golpear al pequeñín de nuevo... Voy a darte de hostias hasta dejarte hecho mantequilla...¿Lo pillas o te hago una muestra? No sois lo suficientemente hombres para estar aquí.
Galhard se incorporó de nuevo, camuflando el dolor que sentía por el patadón que había parado, respiró hondo y arrojó su chaqueta cerca de donde Jack y Leiren se encontraban. Respiró hondo y se puso a 2 centímetros del chaval, frente a frente, clavando sus ojos en los de él.
--Guardarme la chaqueta... ¡Voy a enseñarle a estos niños lo que es ser un hombre de verdad!
Lykanrock94
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Akuma no mi
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El Haki de Observación del felino se activó automáticamente por la situación actual. Supo antes de tiempo lo que el anciano iba a hacer y en efecto acertó.
- Lanzará algo por su boca en línea recta. Solo tengo que apartarme a un lado y todo solucionado. -Pensó para él.
En efecto, así fue. El anciano lanzó una especie de onda de choque desde su boca que iba dirigida hacia el mink. Cuando esta estuvo a escasos centímetros de él, giró su cuerpo para esquivar la onda.
- ¿Eso es todo lo que puedes hacer abuelete? Me importa una mierda lo que cuente la leyenda. Lo que no te voy a tolerar es que nombres a mi difunto padre al cual no pude conocer. Prepárate viejo decrépito, has dado con el Mink equivocado.
Cargando los dos puños con electricidad, me acerqué raudo y veloz, dando grandes pasos y haciendo movimientos zigzagueantes para confundir a mi oponente, para cuando estuviera cerca de él, golpearle realizando un gancho con mi garra derecha, haciendo un ademán con la garra a modo de amago, para después asestarle un fortísimo golpe con la izquierda.
-Ya empiezo a entender por que puedo percibir a la personas y averiguar por donde van a venir los ataques de los oponente. En la batalla contra "el Pome" desperté el Haki de Observación tras la onda de choque del hermano de Laurita. No puedo percibir con exactitud las cosas, pero en un breve lapso de tiempo si. -Se dijo el Mink para sus adentros.
Por fin se dio cuenta de que había despertado el poder de leer los ataques del enemigo, el de percibir la presencia de las personas y de posiblemente poder leer el futuro con un Haki muchísimo más desarrollado y eso solo se conseguía con entrenamiento y esfuerzo máximo.
- Lanzará algo por su boca en línea recta. Solo tengo que apartarme a un lado y todo solucionado. -Pensó para él.
En efecto, así fue. El anciano lanzó una especie de onda de choque desde su boca que iba dirigida hacia el mink. Cuando esta estuvo a escasos centímetros de él, giró su cuerpo para esquivar la onda.
- ¿Eso es todo lo que puedes hacer abuelete? Me importa una mierda lo que cuente la leyenda. Lo que no te voy a tolerar es que nombres a mi difunto padre al cual no pude conocer. Prepárate viejo decrépito, has dado con el Mink equivocado.
Cargando los dos puños con electricidad, me acerqué raudo y veloz, dando grandes pasos y haciendo movimientos zigzagueantes para confundir a mi oponente, para cuando estuviera cerca de él, golpearle realizando un gancho con mi garra derecha, haciendo un ademán con la garra a modo de amago, para después asestarle un fortísimo golpe con la izquierda.
-Ya empiezo a entender por que puedo percibir a la personas y averiguar por donde van a venir los ataques de los oponente. En la batalla contra "el Pome" desperté el Haki de Observación tras la onda de choque del hermano de Laurita. No puedo percibir con exactitud las cosas, pero en un breve lapso de tiempo si. -Se dijo el Mink para sus adentros.
Por fin se dio cuenta de que había despertado el poder de leer los ataques del enemigo, el de percibir la presencia de las personas y de posiblemente poder leer el futuro con un Haki muchísimo más desarrollado y eso solo se conseguía con entrenamiento y esfuerzo máximo.
Erik Carter
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Eso había sido mucho más peligroso de lo que esperaba, pero mucho menos de lo necesario para amedrentar al joven marine que, con determinación, se puso a rebuscar en su mochila hasta sacar su cuaderno de dibujo. En sus páginas se escondía su mejor dibujo hasta la fecha, algo que para sus adentros calificaba de "Obra Maestra", Horizonte.
Sin preocuparse demasiado porque los pinchos atravesaran o no a aquel marine con actitud de criminal, el joven se deslizó lo más rápido que pudo hasta la pantalla y, con una sonrisa, mostró su dibujo.
-No es música, que supongo que es a lo que estáis acostumbrados por aquí, pero espero que os guste.
Visto como reaccionaba la condenada pantalla, Erik mostró su cuaderno con una mano, con las rodillas algo flexionadas y el otro brazo preparado para materializar un escudo entre él y esos terribles pinchos mientras retrocedía.
Sin preocuparse demasiado porque los pinchos atravesaran o no a aquel marine con actitud de criminal, el joven se deslizó lo más rápido que pudo hasta la pantalla y, con una sonrisa, mostró su dibujo.
-No es música, que supongo que es a lo que estáis acostumbrados por aquí, pero espero que os guste.
Visto como reaccionaba la condenada pantalla, Erik mostró su cuaderno con una mano, con las rodillas algo flexionadas y el otro brazo preparado para materializar un escudo entre él y esos terribles pinchos mientras retrocedía.
- Resumen:
- Creerse el puto amo de la pintura y tratar de pasar enseñando su obra de arte. Hacerlo en guardia por si los pinchos
- Cosas Usadas:
- -Horizonte (Cubista): La pintura muestra un corredor en el aire, en una posición completamente horizontal, estirado cuan largo es, rozando con sus dedos un objeto flotante, presumiblemente un Jugg, mientras, por debajo de él, pasa un tiro de Kette. El cuadro representa el espíritu competitivo y el ansia de superación, y contemplarlo renueva el coraje y la determinación del espectador.
AEG93
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Katharina trató de hacer que todo el mundo levitara gracias a su dominio del viento. Parecía una buena idea, pero pocos segundos después todos cayeron al agua de nuevo. Aquello hacía que la explicación de que la causa de su debilidad fuese el agua perdiese fuerza, pues por alguna razón incluso fuera de ella los poderes derivados de las akuma no mi no funcionaban adecuadamente. ¿Sería cosa de aquella sala? Tal vez sus paredes estuviesen hechas de Kairoseki, aunque le abrumaba pensar que alguien pudiese poseer tal cantidad de Piedra del Mar no registrada legalmente.
Cuando ya se estaba planteando utilizar su Geppou para salir de allí, aún a riesgo de levantar sospechas sobre su identidad, el tontatta le proporcionó una mejor solución. Era menos digna, si, pero resultaba infinitamente más conveniente. Uno a uno, el diminuto ser fue transportando a todos los miembros de la comitiva por el aire hasta la sala situada a su izquierda. Una vez todos estuvieron allí, se presentó como Elliot Mouse. El enmascarado, dándose cuenta de que convenía seguir teniendo al enano de su parte, respondió:
- Me alegra tenerte con nosotros, Elliot. Disculpa por haber intentado matarte antes, aunque en mi defensa diré que tú fuiste el primero en atacarnos usando tu mesa de mezclas para crear toda aquella espuma. ¿Qué pretendías con ello?
Una vez el tontatta respondiese, Thawne contestaría quede todas maneras eso ya era cosa del pasado, y que en adelante debían trabajar juntos para llegar a la cúspide de la Gran Aguja. Acto seguido, se pondría en marcha. La sala a la que habían llegado era un desastre. Estaba casi completamente derruida, y no parecía que la escalera que se encontraba en ella, a duras penas en pie, llevase a ninguna parte. Por lo tanto, la opción obvia era dirigirse a la siguiente sala atravesando aquel páramo de destrucción.
Cuando llegase lo primero que haría sería observar el panorama. Después se acercaría al peculiar grupo de personas situado en la escalera que les permitiría subir una nueva planta. Dado que podían poseer información útil o incluso alguna cualidad que pudiesen aprovechar en su beneficio, se dirigiría a ellos de forma educada y fingiendo interés por su situación:
- Vaya, qué agradable sorpresa encontrar a alguien más aparte de nosotros nueve en un lugar tan elevado y recóndito de este edificio. ¿Hay algo que podamos hacer para ayudaros?
Tras detenerse unos segundos a la espera de la respuesta de los interpelados, el alcalde continuaría con voz clara y amable:
- Mi nombre es "Dakuhebi" no Kirtash, alcalde de Water Seven y líder de Hebi no Kiba. Y junto a mí se encuentran entre otros Katharina, Kirin, Elliot y Marles. Tengo curiosidad. ¿Cómo ha logrado alguien llegar hasta aquí incluso con un niño en su grupo?
Todo su plan iría dirigido a observar con detenimiento cada detalle del comportamiento de los siete miembros de aquel grupo, poniendo a prueba sus habilidades como psicólogo y espía para tratar de hacerse una idea lo más aproximada posible sobre su forma de ser, motivaciones, intenciones y objetivos. Así le resultaría más sencillo encontrar la manera de utilizar lo que dichas personas supiesen o pudiesen hacer en beneficio propio.
Cuando ya se estaba planteando utilizar su Geppou para salir de allí, aún a riesgo de levantar sospechas sobre su identidad, el tontatta le proporcionó una mejor solución. Era menos digna, si, pero resultaba infinitamente más conveniente. Uno a uno, el diminuto ser fue transportando a todos los miembros de la comitiva por el aire hasta la sala situada a su izquierda. Una vez todos estuvieron allí, se presentó como Elliot Mouse. El enmascarado, dándose cuenta de que convenía seguir teniendo al enano de su parte, respondió:
- Me alegra tenerte con nosotros, Elliot. Disculpa por haber intentado matarte antes, aunque en mi defensa diré que tú fuiste el primero en atacarnos usando tu mesa de mezclas para crear toda aquella espuma. ¿Qué pretendías con ello?
Una vez el tontatta respondiese, Thawne contestaría quede todas maneras eso ya era cosa del pasado, y que en adelante debían trabajar juntos para llegar a la cúspide de la Gran Aguja. Acto seguido, se pondría en marcha. La sala a la que habían llegado era un desastre. Estaba casi completamente derruida, y no parecía que la escalera que se encontraba en ella, a duras penas en pie, llevase a ninguna parte. Por lo tanto, la opción obvia era dirigirse a la siguiente sala atravesando aquel páramo de destrucción.
Cuando llegase lo primero que haría sería observar el panorama. Después se acercaría al peculiar grupo de personas situado en la escalera que les permitiría subir una nueva planta. Dado que podían poseer información útil o incluso alguna cualidad que pudiesen aprovechar en su beneficio, se dirigiría a ellos de forma educada y fingiendo interés por su situación:
- Vaya, qué agradable sorpresa encontrar a alguien más aparte de nosotros nueve en un lugar tan elevado y recóndito de este edificio. ¿Hay algo que podamos hacer para ayudaros?
Tras detenerse unos segundos a la espera de la respuesta de los interpelados, el alcalde continuaría con voz clara y amable:
- Mi nombre es "Dakuhebi" no Kirtash, alcalde de Water Seven y líder de Hebi no Kiba. Y junto a mí se encuentran entre otros Katharina, Kirin, Elliot y Marles. Tengo curiosidad. ¿Cómo ha logrado alguien llegar hasta aquí incluso con un niño en su grupo?
Todo su plan iría dirigido a observar con detenimiento cada detalle del comportamiento de los siete miembros de aquel grupo, poniendo a prueba sus habilidades como psicólogo y espía para tratar de hacerse una idea lo más aproximada posible sobre su forma de ser, motivaciones, intenciones y objetivos. Así le resultaría más sencillo encontrar la manera de utilizar lo que dichas personas supiesen o pudiesen hacer en beneficio propio.
- Resumen (Lance, Kath):
- - Relleno mientras avanzan.
- Hablar con el tontatta.
- Más relleno.
- Ser simpático y hablar con la gente de las escaleras para intentar averiguar cosas sobre ellas gracias a sus habilidades como psicólogo e infiltrado (rango 11 en ambos oficios), además de su labia.
Gareth Silverwing
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- ¿Quién le ha dado a esa cagada permiso para hablar? - Pregunté mientras me esforzaba en sonreír con cierta dificultad. - Oh, espera, que hay algo debajo, perdona, debe de ser que los espasmos que tiene tu rostro junto a tus intentos por respirar hacen parecer que puedes hablar. Creo que no te he entendido. ¿Puedes repetirlo en mi cara por favor? - Pedí a aquella persona que se había presentado de la peor forma posible delante mío.
Antes tenía problemas de control de la ira, tanto que ese tío no había sido capaz de acabar la frase y a estas alturas su cabeza estaría metida hasta el fondo por su recto para que pudiese ver que estaba lleno de mierda. Pero ahora eso no era un problema, controlaba mi ira perfectamente, es más, se me daba de maravilla gestionarla, y ahora mismo necesitaba una gran cantidad de esta para hacer frente a este problema.
Con calma caminé hasta estar a pocos centímetros de él mientras me arremangaba la manga derecha y flexionaba el brazo. Los músculos se marcaron por este junto con las venas que los alimentaban. El sudor hacía que estos resaltasen y la humedad que se evaporaba de estos debido al anterior combate daba un aspecto intimidante. Con cada movimiento, lento pero seguro, se escuchaban las articulaciones crujir y las fibras tensarse, haciendo un ruido similar a un cable metálico de un puente al tensarse. Papi estaba enfadado y la mano iba a salir a pasear. Cuando estuvo a punto de abrir la boca solté con todas mis fuerzas una bofetada en toda su cara, haciendo que su mejilla resonase por toda la sala con ese delicioso chasquido característico que sólo alguien dedicado a la disciplina puede apreciar.
- TE VAS. - Di otra bofetada. - A DIRIGIR. - Y otra. - A MI. - Y otra más. - CON EL DEBIDO. - Y la siguiente. - RESPETO. - Y otra de propina. - No tolero que mis propios compañeros se dirijan a mi de esa manera, voy a dejar que un aborto fallido como tú que ni siquiera llega a humano lo haga. ¿Me has entendido proyecto de vertebrado que ni siquiera llega a primate? Todas las palabras que salen de tu boca, es más, todo el aire que sale de tu boca es un desperdicio de oxígeno empleado en alguien con tan poco valor como tú. MÁS TE VALE QUE AHORA MISMO TE ARRODILLES Y PIDAS PERDÓN A TODA LA COMIDA QUE HAS TOMADO EN TU VIDA POR HABERLA CONVERTIDO EN LA PILA DE DESPERDICIOS INÚTILES QUE TENGO DELANTE AHORA MISMO. ¿ME HE EXPLICADO?
Lo último lo había gritado, pero todo lo que había dicho había sido con un tono firme y contundente, lo suficiente como para que se grabase a fuego en su corazón y no volviese a hacerlo nunca más en su vida. Se notaba que a estos jóvenes nadie les había enseñado la disciplina necesaria y yo estaba más que dispuesto en llevarlos por el buen camino, o dejar que muriesen en el proceso.
Antes tenía problemas de control de la ira, tanto que ese tío no había sido capaz de acabar la frase y a estas alturas su cabeza estaría metida hasta el fondo por su recto para que pudiese ver que estaba lleno de mierda. Pero ahora eso no era un problema, controlaba mi ira perfectamente, es más, se me daba de maravilla gestionarla, y ahora mismo necesitaba una gran cantidad de esta para hacer frente a este problema.
Con calma caminé hasta estar a pocos centímetros de él mientras me arremangaba la manga derecha y flexionaba el brazo. Los músculos se marcaron por este junto con las venas que los alimentaban. El sudor hacía que estos resaltasen y la humedad que se evaporaba de estos debido al anterior combate daba un aspecto intimidante. Con cada movimiento, lento pero seguro, se escuchaban las articulaciones crujir y las fibras tensarse, haciendo un ruido similar a un cable metálico de un puente al tensarse. Papi estaba enfadado y la mano iba a salir a pasear. Cuando estuvo a punto de abrir la boca solté con todas mis fuerzas una bofetada en toda su cara, haciendo que su mejilla resonase por toda la sala con ese delicioso chasquido característico que sólo alguien dedicado a la disciplina puede apreciar.
- TE VAS. - Di otra bofetada. - A DIRIGIR. - Y otra. - A MI. - Y otra más. - CON EL DEBIDO. - Y la siguiente. - RESPETO. - Y otra de propina. - No tolero que mis propios compañeros se dirijan a mi de esa manera, voy a dejar que un aborto fallido como tú que ni siquiera llega a humano lo haga. ¿Me has entendido proyecto de vertebrado que ni siquiera llega a primate? Todas las palabras que salen de tu boca, es más, todo el aire que sale de tu boca es un desperdicio de oxígeno empleado en alguien con tan poco valor como tú. MÁS TE VALE QUE AHORA MISMO TE ARRODILLES Y PIDAS PERDÓN A TODA LA COMIDA QUE HAS TOMADO EN TU VIDA POR HABERLA CONVERTIDO EN LA PILA DE DESPERDICIOS INÚTILES QUE TENGO DELANTE AHORA MISMO. ¿ME HE EXPLICADO?
Lo último lo había gritado, pero todo lo que había dicho había sido con un tono firme y contundente, lo suficiente como para que se grabase a fuego en su corazón y no volviese a hacerlo nunca más en su vida. Se notaba que a estos jóvenes nadie les había enseñado la disciplina necesaria y yo estaba más que dispuesto en llevarlos por el buen camino, o dejar que muriesen en el proceso.
- Resumen:
- Aleccionar al niñato.
- Cosas usadas:
- Nombre de la técnica: Toque disciplinario
Naturaleza de la técnica: Física pero con elemento dolor para que te afecte al espíritu.
Descripción de la técnica: Una bofetada a mano abierta. Duele más en el orgullo que en la cara (Y duele mucho). No puede ser esquivada ni bloqueada. Nunca (no importan los PUs que se usen) puede ser mortal ni dejar fuera de combate. Sólo se puede usar una vez por combate o rol. Todo aquel que la reciba cambiará (Si lo tiene) cualquier efecto de control psicológico (miedo, sugestión, sueño...) por un fuerte dolor en la zona afectada y una marca roja bastante evidente.
Esta técnica ancestral admite variantes como collejas y cachetes, todas igual de efectivas y dolorosas.
Tiempo de canalización: Instantáneo
Sasaki
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Todo parecía haber terminado rápido tras el toque de atención a mis compañeros. En apenas un momento habían ensartado contrala pared a “músico” Sprollex. Deshice el muro de caramelo y lo volví a introducir en mí mientras me acercaba un poco a la escena. De pronto todo quedó a oscura y en apenas unos segundos volvió la luz.
Al encenderse de nuevo, habían aparecido bastantes hombres con pinta de sicarios de un yakuza. El que parecía el líder de estos se encontraba enfrente de Arthur y le soltó unas pocas palabras que sabía que no le gustarían al pelirrojo. No hacía falta muchas para cabrearlo, pero pocos sabían cuales eran las necesarias para llevarle a un estado de ira elevado rápidamente.
-Bueno – dije escuchando a aquel tipo – uno que ha sentenciado su vida.
Por otra parte, aparecieron unos cuantos más alrededor del resto de nosotros con un mini-lider rubio, pero de las mismas pintas de pringado. Este también comenzó a insultarnos a todos y antes de que pudiese hacer algo el nuevo novato se adelantó y pidió encargarse de ese tipo él mismo. Parecía que quería demostrar algo, así que no se lo impedí, me senté en el suelo y saqué una botella de sake de la manga, luego cree un par de vasitos de caramelo.
-Capitán, ¿nos tomamos una mientras Arthur y el nuevo se libran de los incordios? – le pregunté al capitán.
Llené los dos vasitos y los coloqué en línea frente a mí, luego a la vez que dejaba el culo de la botella tocaba el suelo mientras la dejaba liberé mi haki del conquistador sobre los macarras de la sala a excepción del que se enfrentaba a Arthur y el que se enfrentaba a Galhard influyendo en sus mentes y evitando dejarlos inconscientes por el momento.
-¡Oh! Bleyd también tengo uno mara ti – le dije mientras colocaba otro vasito en el suelo junto a los otros dos formando un triángulo – ven y descansa.
Al encenderse de nuevo, habían aparecido bastantes hombres con pinta de sicarios de un yakuza. El que parecía el líder de estos se encontraba enfrente de Arthur y le soltó unas pocas palabras que sabía que no le gustarían al pelirrojo. No hacía falta muchas para cabrearlo, pero pocos sabían cuales eran las necesarias para llevarle a un estado de ira elevado rápidamente.
-Bueno – dije escuchando a aquel tipo – uno que ha sentenciado su vida.
Por otra parte, aparecieron unos cuantos más alrededor del resto de nosotros con un mini-lider rubio, pero de las mismas pintas de pringado. Este también comenzó a insultarnos a todos y antes de que pudiese hacer algo el nuevo novato se adelantó y pidió encargarse de ese tipo él mismo. Parecía que quería demostrar algo, así que no se lo impedí, me senté en el suelo y saqué una botella de sake de la manga, luego cree un par de vasitos de caramelo.
-Capitán, ¿nos tomamos una mientras Arthur y el nuevo se libran de los incordios? – le pregunté al capitán.
Llené los dos vasitos y los coloqué en línea frente a mí, luego a la vez que dejaba el culo de la botella tocaba el suelo mientras la dejaba liberé mi haki del conquistador sobre los macarras de la sala a excepción del que se enfrentaba a Arthur y el que se enfrentaba a Galhard influyendo en sus mentes y evitando dejarlos inconscientes por el momento.
-¡Oh! Bleyd también tengo uno mara ti – le dije mientras colocaba otro vasito en el suelo junto a los otros dos formando un triángulo – ven y descansa.
- resumen (Al, Bleyd leed):
- Ver la repentina aparición de los macarras, sentarme a tomar sake con Al y Bleyd (si gustan), usar mi modalidad del haki del rey sobre los macarras a excepción del que se enfrenta a Arthur y el que se enfrenta a Galhard.
- cosas usadas:
- HAKI DEL REY: Nivel de Desarrollo: Nivel 6: Haki Extraordinario (Se alcanza el nivel extraordinario en el Haki del rey cuando se desarrolla un sexto Tier de Haki. Desarrolla por tercera vez su modalidad única de Haki del Rey)
MODALIDAD: Sociopatía III: Jack aprovecha sus conocimientos de la mente para influir en la mente de la gente, aplicando en su voluntad parte de la ligera locura de Jack (explicada antes). De esta forma, cuando libera la habilidad de conquista, provoca cambios profundos en la personalidad de los afectados, haciendo que estos durante 3 turnos actúen de forma distinta a como lo suelen hacer, por ejemplo, alguien que no haría ningún daño a un aliado, lo llegaría a traicionar sin problemas. En caso de los afectados tengan un haki de conquista superior a Jack no se ven afectados.
Hayden Ashworth
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El dragón observaba la situación con ojos atentos. Como la pantalla rechazaba a aquellos que le presentaban un bien material. Se llevó la mano a la barbilla, pensativo. El cadete dio un paso adelante y presentó un dibujo, estatando que si bien no era una pieza musical esperaba que lo aceptaran. ¿Pieza musical? ¿Era eso lo que pedían? Suspiró. El dragón volvió a su forma humana y se colocó delante de la pantalla.
"Ojalá funcione..." —pensó intentando no ponerse rojo como un tomate por la vergüenza.
Cerró los ojos e intentó visualizarse a sí mismo en una sala vacía, sin nadie más. Respiró profundamente, como si intentara quitarse de encima toda la vergüenza que sentía. Intentó pensar en lo que sentía cuando era pequeño, en los jardines de palacio de Reddo. Se vio a sí mismo, de pequeño, sentado en el regazo de su madre mientras esta entonaba una lenta y suave canción. Era una canción extranjera, de otro lugar más allá de los mares, que su madre había adaptado a la antigua lengua del imperio.
Country road
Kono michi... Zutto Yukeba
Ano machi ni
Tsuzuiteru
Ki ga suru
Country road...
Hitori botchi
Osorezuni
Ikiyou to
Yume miteta
Samishisa
Oshi komete
Tsuyoi jibun
o Mamotte iko
Country road
Kono michi
Zutto yukeba
Ano machi ni
Tsuzuiteru...
Ki ga suru...
Country Road...
Abrió los ojos. Mientras cantaba, en sus oídos no escuchaba su propia voz, o más bien la ignoraba, prefiriendo imaginar la melodiosa voz de su madre. Ya había terminado de cantar y observaba la pantalla, ignorando todo a su alrededor, incluídas las reacciones de aquellos que le rodeaban. No quería saber nada y como si alguien se atreviese a mencionarlo, lo tendría limpiando letrinas un mes. A menos que fuese Dexter. A él no podía hacerle nada.
"Ojalá funcione..." —pensó intentando no ponerse rojo como un tomate por la vergüenza.
Cerró los ojos e intentó visualizarse a sí mismo en una sala vacía, sin nadie más. Respiró profundamente, como si intentara quitarse de encima toda la vergüenza que sentía. Intentó pensar en lo que sentía cuando era pequeño, en los jardines de palacio de Reddo. Se vio a sí mismo, de pequeño, sentado en el regazo de su madre mientras esta entonaba una lenta y suave canción. Era una canción extranjera, de otro lugar más allá de los mares, que su madre había adaptado a la antigua lengua del imperio.
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Abrió los ojos. Mientras cantaba, en sus oídos no escuchaba su propia voz, o más bien la ignoraba, prefiriendo imaginar la melodiosa voz de su madre. Ya había terminado de cantar y observaba la pantalla, ignorando todo a su alrededor, incluídas las reacciones de aquellos que le rodeaban. No quería saber nada y como si alguien se atreviese a mencionarlo, lo tendría limpiando letrinas un mes. A menos que fuese Dexter. A él no podía hacerle nada.
- Resumen:
- Cantar. Aquí está la canción cantada, aunque no entera, en el post:
Sus ojos inyectados en sangre se relajaron de pronto, y la sonrisa crispada se tornó una mueca de gravedad. El silencio había llegado por fin, y con él la mirada del joven se iba apagando poco a poco. Tuvo tiempo, en su estertor agónico, de pronunciar difícilmente unas últimas palabras mientras de su boca chorreaba sangre viva, ennegreciéndose con rapidez; muriendo, igual que él. Su única reacción fue clavar más hondo la espada, con tanta fuerza que estuvo seguro le habría roto el esternón. No había una respuesta mordaz, no quedaba una frase con sorna. "Todo caerá algún día", pensó con amargura mientras la mácula negra de sus brazos se iba disipado poco a poco, concentrándose en su espada y, finalmente, desapareciendo. El control del Korip siempre había resultado crucial para volcar sus más duras batallas, pero se trataba de un arma de doble filo: La frustración, la ira, el odio... Eran emociones que alimentaban aquella energía, ponzoñosa e inestable; requería un control absoluto de sí mismo, un control del que, acababa de quedar claro, carecía. ¿Cuándo volvería a suceder? ¿Y cómo? ¿Estallaría en algún momento contra un inocente? ¿Cuándo se convertiría en un peligro para el bien que perseguía? Lo único que por el momento lo salvaba era cuestionarse aquello, supuso.
-Memento mori -fue lo único que atinó a decir antes de retirar la hoja con un tirón seco. El cuerpo de Sprollex cayó arrastrándose por la pared, dejando un rastro de sangre tras él, y apenas un leve topetazo cuando su cadáver alcanzó el suelo.
Sintió furia al verlo yacer inerte sobre el suelo cuadriculado. ¿Cómo podía haber sido tan estúpido? ¿Por qué un adolescente aceptaba participar en la destrucción del mundo? ¿Por qué arriesgaba su vida, por qué lo había retado y provocado? Un artista mediocre, pero un artista, alguien que podía aportar algo bello... ¿Por qué estaba allí? Derramó dos lágrimas. Gritó. Aquella cara de paz, esa sonrisa perturbadora, esa mirada al vacío... Le dio una patada.
-¡¿Por qué tenías que estar aquí?! -Bramó, atizándole otra en el costado- ¡¿Por qué no nos dejaste pasar?! ¡Nadie tenía que resultar herido!
Habría seguido allí mucho tiempo, demasiado, pero Leiren lo apartó del DJ, tratando de calmarlo. Funcionó a medias, pero dio la espalda al cadáver y siguió en la dirección que marcaba Arthur, claramente perjudicado por las ingentes cantidades de café que había consumido en tiempo récord. Dejó atrás a Sprollex y ordenó al peliverde que se lo llevase para darle un funeral digno. "Luego vuelve" era una frase que dejó morir en sus labios. El amedrentado soldado novato no estaba siendo de ayuda, y bajo el yugo del miedo resultaría un lastre para la misión. Por su parte, él avanzó junto a Galhard, Jack y Bleyd tras el pequeño hombre-bala que encabezaba la comitiva.
No pasaron mucho caminando, no, antes de que otro muro les cortase el paso. No había otra salida que la rampa por la que habían ascendido, y frente a ellos un sinnúmero de mediamierdas que iban al concierto de un niñato homicida en un artilugio que era lo más parecido a una bomba mundial que conocía. Arthur se estaba encargando del más gallito, un escolar con cara de retrasado y que, por cómo hablaba, muy listo no debía de ser. Jack liberó su Haki del rey y dejó que Galhard se hiciese cargo de uno, un extraño tipejo de blanco con una señal de tráfico. ¿Por qué había señales de tráfico allí? O en casi cualquier isla, apenas había vehículos terrestres. Otra vez, perdían el tiempo, y lo que debían hacer era atravesar la cortina.
-No tenemos tiempo para esto -sentenció, recuperando con dificultad la calma-. Hay que atravesar la cortina y llegar hasta arriba.
Evitó a los estudiantes y trató de abrirse camino a través de la cortina, para dar al otro lado. Si es que había otro lado, claro.
-Memento mori -fue lo único que atinó a decir antes de retirar la hoja con un tirón seco. El cuerpo de Sprollex cayó arrastrándose por la pared, dejando un rastro de sangre tras él, y apenas un leve topetazo cuando su cadáver alcanzó el suelo.
Sintió furia al verlo yacer inerte sobre el suelo cuadriculado. ¿Cómo podía haber sido tan estúpido? ¿Por qué un adolescente aceptaba participar en la destrucción del mundo? ¿Por qué arriesgaba su vida, por qué lo había retado y provocado? Un artista mediocre, pero un artista, alguien que podía aportar algo bello... ¿Por qué estaba allí? Derramó dos lágrimas. Gritó. Aquella cara de paz, esa sonrisa perturbadora, esa mirada al vacío... Le dio una patada.
-¡¿Por qué tenías que estar aquí?! -Bramó, atizándole otra en el costado- ¡¿Por qué no nos dejaste pasar?! ¡Nadie tenía que resultar herido!
Habría seguido allí mucho tiempo, demasiado, pero Leiren lo apartó del DJ, tratando de calmarlo. Funcionó a medias, pero dio la espalda al cadáver y siguió en la dirección que marcaba Arthur, claramente perjudicado por las ingentes cantidades de café que había consumido en tiempo récord. Dejó atrás a Sprollex y ordenó al peliverde que se lo llevase para darle un funeral digno. "Luego vuelve" era una frase que dejó morir en sus labios. El amedrentado soldado novato no estaba siendo de ayuda, y bajo el yugo del miedo resultaría un lastre para la misión. Por su parte, él avanzó junto a Galhard, Jack y Bleyd tras el pequeño hombre-bala que encabezaba la comitiva.
No pasaron mucho caminando, no, antes de que otro muro les cortase el paso. No había otra salida que la rampa por la que habían ascendido, y frente a ellos un sinnúmero de mediamierdas que iban al concierto de un niñato homicida en un artilugio que era lo más parecido a una bomba mundial que conocía. Arthur se estaba encargando del más gallito, un escolar con cara de retrasado y que, por cómo hablaba, muy listo no debía de ser. Jack liberó su Haki del rey y dejó que Galhard se hiciese cargo de uno, un extraño tipejo de blanco con una señal de tráfico. ¿Por qué había señales de tráfico allí? O en casi cualquier isla, apenas había vehículos terrestres. Otra vez, perdían el tiempo, y lo que debían hacer era atravesar la cortina.
-No tenemos tiempo para esto -sentenció, recuperando con dificultad la calma-. Hay que atravesar la cortina y llegar hasta arriba.
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