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Akuma no mi
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Sin duda, no entendí nada de lo que paso en unos pocos momentos. Unos señores, que parecían unos gigolós o algo así, se pusieron a pelear con mis acompañantes por alguna u otra razón, pero más extrañamente era que me ignorarán. Y en general lo agradecía, porque estaba bastante seguro de que no podría con ninguno de ellos ni aunque tuviera en mi poder armas extremadamente poderosas. Así que tratando de alejarme de las trifulcas, me di una vuelta por la sala, poniendo atención por si había algún ataque desviado.
Desde el otro lado de la sala había visto una rampa, que parecía servir de subida, así que traté de ponerme lo más cerca posible, para trastear. Si era posible, al acercarme buscaría palancas, poleas, botones, placas de presión, interruptores, generadores u cualquier otro sucedáneo probable que sirviera para activar esa subida. ¿Pero y si no funcionaba? La verdad es que sería un gran problema, porque no parecía haber ningún otro sitio por el que ir, así que si no ocurría nada, ya pensarían todos que hacer o a las malas, podrían usar la fuerza bruta, porque todo el mundo sabe que es el remedio universal a cualquier cacharro que se rompe. También se podría hacer un hueco en el techo o no se, hacer que los violentos coros de la iglesia dijeran como funciona la subida, lo cual me haría un favor en lo referente a pensar como subir. Suspiré, y me puse en camino para arreglarla por fin.
Desde el otro lado de la sala había visto una rampa, que parecía servir de subida, así que traté de ponerme lo más cerca posible, para trastear. Si era posible, al acercarme buscaría palancas, poleas, botones, placas de presión, interruptores, generadores u cualquier otro sucedáneo probable que sirviera para activar esa subida. ¿Pero y si no funcionaba? La verdad es que sería un gran problema, porque no parecía haber ningún otro sitio por el que ir, así que si no ocurría nada, ya pensarían todos que hacer o a las malas, podrían usar la fuerza bruta, porque todo el mundo sabe que es el remedio universal a cualquier cacharro que se rompe. También se podría hacer un hueco en el techo o no se, hacer que los violentos coros de la iglesia dijeran como funciona la subida, lo cual me haría un favor en lo referente a pensar como subir. Suspiré, y me puse en camino para arreglarla por fin.
Osuka Sumisu
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Akuma no mi
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Todo parece comenzar muy deprisa, pero la continuación de esto le pareció minutos más que segundos. El ataque a Krauser había funcionado y la cúpula de viento de Annie parecía haber absorbido gran parte de la potencia destructiva del shuriken gigante, pero desencadenó en algo igual de destructivo pero al menos, no letal.
Una potente explosión no dejó excepciones en toda la sala. Todas las personas del interior salieron disparadas, sin exceptuar a la mole roja en la que estaba cubierta el oficial Sumisu. Pese al duro armazón de piedra rojiza, se agrieto con la explosión y el choque contra las paredes acabó rompiéndolas en pedazos. Tras unos segundos, Osuka salio de los escombros de su golem, sintiéndose como si le hubiese atropellado un camión y que de no estar acorazado, el golpe hubiese sido peor.
Se acercó a la bandana del suelo, que viendo que el Krauser no estaba ahí y que la volatizacion no estaba entre las opciones, lo más seguro es que escapase. Agarro la bandana del suelo y la miro con desprecio y rabia. Rabia que después desboco empezó a tirar juguetes y romperlos, como si fuera un animal enrabietado.
- Joder, joder, JODER! –gritaba con, palabras simples, mucha mala hostia-. ¡ME CAGO EN TI KRAUSER, EN TU NIEBLA, EN TUS SHURIKEN Y EN TU PUTA ESTAMPAAA…!
Cuando sin juguetes que romper empezó a golpear el suelo con bastos puñetazo, dejando múltiples hendiduras en el metal de sus nudillos, como pasadas en el cemento de un niño travieso.
Cuando sus nudillos comenzaron a sangrar, paro e inhalo aire. Después lo expulso. Inhalo y expulso. Inhalo y expulso. Y así varias veces.
-Uf… Vale… -se miró los nudillos mientras caminaba hacia el montacargas. Al menos el dolor de estos le distraerían de querer arrancarle la cabeza a alguien-. Vayamos tan alto como podamos… Estoy hasta la polla de esta torre.
Aprovechando la bandana, se la puso en la cabeza, cubriendo del todo su cabellera. Tratando de esta manera aquel horrible peinado no estuviera a la vista.
Una potente explosión no dejó excepciones en toda la sala. Todas las personas del interior salieron disparadas, sin exceptuar a la mole roja en la que estaba cubierta el oficial Sumisu. Pese al duro armazón de piedra rojiza, se agrieto con la explosión y el choque contra las paredes acabó rompiéndolas en pedazos. Tras unos segundos, Osuka salio de los escombros de su golem, sintiéndose como si le hubiese atropellado un camión y que de no estar acorazado, el golpe hubiese sido peor.
Se acercó a la bandana del suelo, que viendo que el Krauser no estaba ahí y que la volatizacion no estaba entre las opciones, lo más seguro es que escapase. Agarro la bandana del suelo y la miro con desprecio y rabia. Rabia que después desboco empezó a tirar juguetes y romperlos, como si fuera un animal enrabietado.
- Joder, joder, JODER! –gritaba con, palabras simples, mucha mala hostia-. ¡ME CAGO EN TI KRAUSER, EN TU NIEBLA, EN TUS SHURIKEN Y EN TU PUTA ESTAMPAAA…!
Cuando sin juguetes que romper empezó a golpear el suelo con bastos puñetazo, dejando múltiples hendiduras en el metal de sus nudillos, como pasadas en el cemento de un niño travieso.
Cuando sus nudillos comenzaron a sangrar, paro e inhalo aire. Después lo expulso. Inhalo y expulso. Inhalo y expulso. Y así varias veces.
-Uf… Vale… -se miró los nudillos mientras caminaba hacia el montacargas. Al menos el dolor de estos le distraerían de querer arrancarle la cabeza a alguien-. Vayamos tan alto como podamos… Estoy hasta la polla de esta torre.
Aprovechando la bandana, se la puso en la cabeza, cubriendo del todo su cabellera. Tratando de esta manera aquel horrible peinado no estuviera a la vista.
Bizvan
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Akuma no mi
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No estaba muy seguro sobre cómo tomar lo que estaba pasando. No solo mis recuerdos parecían estar un poco revueltos, ahora también había una extraña criatura dando vueltas a mi alrededor. Parecía estar emocionado por algo, pero no era capaz de comprender cuál sería la razón.
* ¿Esto es real? *miré a los lados, sin embargo la mayoría de los presentes tenían mejores cosas que hacer.
Realicé un ligero movimiento con mis manos en un intento por hacer que la pequeña cosa se marchara, sin embargo lo que pasó fue otra cosa. Aquel hombre que llamó mi atención, se acercó para tomar a la criatura y alejarse sin decir nada.
Ahora estaba seguro que no eran alucinaciones mías, aquel hombre tenía un rostro bastante similar al mío, ¿pero cuál era el motivo de esto? Lo más lógico sería que de algún modo fuéramos familia, aunque jamás llegué a conocer a un hermano o primero de mi padre y mucho menos escuché algo sobre tener un hermano mayor. Puede que esto tuviera algo que ver con mi madre, aunque para ser honesto, nunca llegué a conocerla y mi padre jamás habló sobre el tema. Fuese como fuese, no tenía ni una sola pista sólida que me ayudara a comprender esta situación.
Lo siguiente que ocurrió me dejó con una expresión de idiota. Por razones que desconozco, se me atribuye ser un criminal con una recompensa de noventa millones. Por fortuna nuevamente la mayoría de los presentes prefirió seguir con sus asuntos en lugar de hacer caso a la voz del hombre. Puede alguno escuchara aquello, pero al no notar reacción por parte de los otros, dudó en actuar.
Decidí no esperar a que algo ocurriera y mejor me apresure a caminar hacia otro lado.
Tobi sugirió ir hacia otra habitación después de ver el mapa, por lo que solo accedí y comencé a moverme lo más más natural posible en un intento por no llamar la atención más de lo ya causado… aunque tomando en cuenta que detrás de mí me seguían los esqueletos con el hombre en brazos, quizás pasar desapercibido solo era una ilusión que quería creer yo.
Para mi buena fortuna no ocurrió nada durante el trayecto, por un momento pensé que tendría a un cazador dispuesto a intentar cobrar la supuesta recompensa sobre mi cabeza, lo que causaba que de cuando en cuando mirara hacia atrás.
No eramos los únicos, Taylor y otra personas caminaban unos cuantos pasos por delante, aunque parecían tener una platica entre ellos, a la cual no presté demasiada atención por respeto y principalmente por estar mirando hacia atrás.
Al cabo de unos minutos terminamos en otra sala. Lo más sobresaliente era el montacargas, pero no parecía poder continuar subiendo, por lo que no tendría sentido interactuar con el. Un puerta sin manija se encontraba a uno de los lados, lo extraño de esta era el teclado adherido a la puerta y la frase escrita. Este debería ser otro acertijo, aunque esta vez involucra tocar una melodía en específico.
Taylor se adelantó a probar suerte, la respuesta parece sencilla y ojalá no fuese una trampa, aunque considerando lo bien que resultó el acertijo del agua fangosa, era bastante seguro que nada ocurriría.
Mientras Taylor se encargaba de eso, me acerqué al hombre (npc) para ver tal se encontraba.
- ¿Cómo estás amigo, aún te sientes extraño o ya estás más lúcido?
* ¿Esto es real? *miré a los lados, sin embargo la mayoría de los presentes tenían mejores cosas que hacer.
Realicé un ligero movimiento con mis manos en un intento por hacer que la pequeña cosa se marchara, sin embargo lo que pasó fue otra cosa. Aquel hombre que llamó mi atención, se acercó para tomar a la criatura y alejarse sin decir nada.
Ahora estaba seguro que no eran alucinaciones mías, aquel hombre tenía un rostro bastante similar al mío, ¿pero cuál era el motivo de esto? Lo más lógico sería que de algún modo fuéramos familia, aunque jamás llegué a conocer a un hermano o primero de mi padre y mucho menos escuché algo sobre tener un hermano mayor. Puede que esto tuviera algo que ver con mi madre, aunque para ser honesto, nunca llegué a conocerla y mi padre jamás habló sobre el tema. Fuese como fuese, no tenía ni una sola pista sólida que me ayudara a comprender esta situación.
Lo siguiente que ocurrió me dejó con una expresión de idiota. Por razones que desconozco, se me atribuye ser un criminal con una recompensa de noventa millones. Por fortuna nuevamente la mayoría de los presentes prefirió seguir con sus asuntos en lugar de hacer caso a la voz del hombre. Puede alguno escuchara aquello, pero al no notar reacción por parte de los otros, dudó en actuar.
Decidí no esperar a que algo ocurriera y mejor me apresure a caminar hacia otro lado.
Tobi sugirió ir hacia otra habitación después de ver el mapa, por lo que solo accedí y comencé a moverme lo más más natural posible en un intento por no llamar la atención más de lo ya causado… aunque tomando en cuenta que detrás de mí me seguían los esqueletos con el hombre en brazos, quizás pasar desapercibido solo era una ilusión que quería creer yo.
Para mi buena fortuna no ocurrió nada durante el trayecto, por un momento pensé que tendría a un cazador dispuesto a intentar cobrar la supuesta recompensa sobre mi cabeza, lo que causaba que de cuando en cuando mirara hacia atrás.
No eramos los únicos, Taylor y otra personas caminaban unos cuantos pasos por delante, aunque parecían tener una platica entre ellos, a la cual no presté demasiada atención por respeto y principalmente por estar mirando hacia atrás.
Al cabo de unos minutos terminamos en otra sala. Lo más sobresaliente era el montacargas, pero no parecía poder continuar subiendo, por lo que no tendría sentido interactuar con el. Un puerta sin manija se encontraba a uno de los lados, lo extraño de esta era el teclado adherido a la puerta y la frase escrita. Este debería ser otro acertijo, aunque esta vez involucra tocar una melodía en específico.
Taylor se adelantó a probar suerte, la respuesta parece sencilla y ojalá no fuese una trampa, aunque considerando lo bien que resultó el acertijo del agua fangosa, era bastante seguro que nada ocurriría.
Mientras Taylor se encargaba de eso, me acerqué al hombre (npc) para ver tal se encontraba.
- ¿Cómo estás amigo, aún te sientes extraño o ya estás más lúcido?
- Resumen:
- Caminar hacia la sala.
Ver a Taylor interactuar con el teclado
Preguntar al hombre como se encuentra
Relleno puro
Simo Baker
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Akuma no mi
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-Bien-, dije sonriendo al ver la puerta desplomarse. Era consciente de que la técnica que acababa de experimentar aún necesitaba pulirse, pero en un principio parecía cumplir su función. Por otro lado había estado la actuación del gigante, que había cumplido con las expectativas que tenía sobre él. Solo quedaba una cosa en mi cabeza, si hubiera sido yo con mi tekkai en lugar de la puerta, ¿habría logrado resistir el placaje? Puede que recibir placajes de un gigante fuera el entrenamiento que llevaba tiempo buscando para mejorar la técnica del rokushiki.
Pensamientos aparte llegamos a un pasillo brillante y chillón, algo bastante incomodo pero mucho más acogedor que el resto del camino que habíamos recorrido. Lo mejor es que aunque quizá en exceso, estaba bien iluminado. Se acabaron los recovecos estrechos y la oscuridad, era un buen terreno para un tirador. Al final del pasillo se encontraba la que iba a ser la siguiente… ¿prueba? ¿En serio habíamos bajado tanto el nivel de los obstáculos? Era una maldita pista de baile con un viejo estúpido retándonos a un duelo de danza. Me detuve por un segundo dudando de lo que estaba viendo, pero cuando Shintaro comenzó a avanzar y llamó mi atención volví a centrarme. Me dolía que la iniciativa saliera del agente de pelo verde, pero era lo que había que hacer.
En un primer momento simplemente activé mi haki de observación preparado para actuar si Shintaro no podía controlar la situación. –Bucharatti, ¿esta gente también tiene motivos para dudar de Krauser o debemos considerarlos completamente hostiles?-, comencé a preguntar al de las cremalleras antes de que algo llamara mi atención. “No no no amigo. No lo vas a hacer”, pensé al ver lo que el gigante se proponía a hacer. Al ver que Braudbrüthgael se dirigía a parar al agente me apresuré para detenerlo a él yo primero. Plantar cara a aliados no me hacía gracia, pero tenía que evitar que hiciera una estupidez. Además, detener a un gigante era una buena forma de seguir probando mi técnica.
En esta ocasión no utilizaría toda mi potencia, intentaría modular la velocidad para que el golpe no fuera suficiente para herirlo. Tenía que conseguir controlar la técnica y que ella no me controlara a mí, era una parte fundamental para dominarla y poder usarla de forma segura y eficiente. Con este planteamiento utilicé mi soru para colocarme entre Braud y Shintaro y golpeé la mano del cazarecompensas para desviar su agarre. –¿Quién diría que acabaría cubriendo a un traidor?-, diría con una sonrisa pícara entonces. –Aún tienes el beneficio de la duda si haces bien el trabajo y estás dispuesto a tener una charla más adelante. No lo desperdicies-, continué dirigiéndome a Shintaro. –Y tú grandullón acuérdate de en qué equipo estás. No hemos venido a perder el tiempo bailando, el objetivo es avanzar y patear el culo de los sucios revolucionarios-, reñiría al gigante.
Pensamientos aparte llegamos a un pasillo brillante y chillón, algo bastante incomodo pero mucho más acogedor que el resto del camino que habíamos recorrido. Lo mejor es que aunque quizá en exceso, estaba bien iluminado. Se acabaron los recovecos estrechos y la oscuridad, era un buen terreno para un tirador. Al final del pasillo se encontraba la que iba a ser la siguiente… ¿prueba? ¿En serio habíamos bajado tanto el nivel de los obstáculos? Era una maldita pista de baile con un viejo estúpido retándonos a un duelo de danza. Me detuve por un segundo dudando de lo que estaba viendo, pero cuando Shintaro comenzó a avanzar y llamó mi atención volví a centrarme. Me dolía que la iniciativa saliera del agente de pelo verde, pero era lo que había que hacer.
En un primer momento simplemente activé mi haki de observación preparado para actuar si Shintaro no podía controlar la situación. –Bucharatti, ¿esta gente también tiene motivos para dudar de Krauser o debemos considerarlos completamente hostiles?-, comencé a preguntar al de las cremalleras antes de que algo llamara mi atención. “No no no amigo. No lo vas a hacer”, pensé al ver lo que el gigante se proponía a hacer. Al ver que Braudbrüthgael se dirigía a parar al agente me apresuré para detenerlo a él yo primero. Plantar cara a aliados no me hacía gracia, pero tenía que evitar que hiciera una estupidez. Además, detener a un gigante era una buena forma de seguir probando mi técnica.
En esta ocasión no utilizaría toda mi potencia, intentaría modular la velocidad para que el golpe no fuera suficiente para herirlo. Tenía que conseguir controlar la técnica y que ella no me controlara a mí, era una parte fundamental para dominarla y poder usarla de forma segura y eficiente. Con este planteamiento utilicé mi soru para colocarme entre Braud y Shintaro y golpeé la mano del cazarecompensas para desviar su agarre. –¿Quién diría que acabaría cubriendo a un traidor?-, diría con una sonrisa pícara entonces. –Aún tienes el beneficio de la duda si haces bien el trabajo y estás dispuesto a tener una charla más adelante. No lo desperdicies-, continué dirigiéndome a Shintaro. –Y tú grandullón acuérdate de en qué equipo estás. No hemos venido a perder el tiempo bailando, el objetivo es avanzar y patear el culo de los sucios revolucionarios-, reñiría al gigante.
- Resumen:
- -Pensar en lo bienque ha salido el proyecto de técnica.
-Preguntar a Bucharatti si el bailarín y su gente son fieles a Krauser.
-Detener a Braud.
-Quedarme listo para cubrir a Shintaro.
- Cosas:
- Estadísticas: Puntería 5, Reflejos 4, Agilidad 4, Velocidad 3, Sigilo 1
- Tekkai:
- Mejoras
Piel de herrero.
Tras tanto recibir golpes mediante la duración de su Tekkai el usuario ha conseguido que este evolucione. Ahora no solo reduce la potencia de los golpes que recibe, sino que además dota a su piel de la dureza del acero templado.
Roca viajera.
Gracias a su control dell Kami-e e y el Tekkai el usuario es capaz de utilizar ambas técnicas a la vez, pudiendo así realizar movimientos ágiles normalmente sin perder su protección.
- Soru:
- Mejoras
Rush.
El usuario ha logado combinar la agilidad del kami-e, las potentes patadas del geppo y los veloces movimientos del soru para conseguir aumentar su velocidad y versatilidad a la hora de transladarse. Gracias a esto puede alcanzar una velocidad de 35m/s y tiene libertad de movimiento, pudiendo ir a esa velocidad por el aire y cambiar de sentido o esquivar a gran velocidad sin ningún problema.
Scarlett F. Jones
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La pelea seguía su curso, me intentaba mover como podía sin resultar más herida. Para ser un semigigante resultaba ser muy rápido y no era capaz de seguir sus movimientos. En una de sus patadas,con la que volví a intentar bloquear usando mi rifle, hizo que mi arma saliera volando fuera de mi alcance. Ahora bien, podía volver a tomar mi rifle o podía pasar a usar mis pistolas. Sin dudarlo más, decidí usar mis pistolas para no arriesgarme a un ataque por la espalda. Sin embargo, aquel hombre volvió a desaparecer de la nada situándose a mi derecha. Ahora propinó una patada, tan fuerte, que generó una potente onda de choque que amenazaba con golpearnos al pirata que estaba luchando conmigo y a mí. Intenté como pude esquivarlo, laméntadome por las heridas de antes. Fue entonces cuando me llamó la atención que aquel pirata se transformó en una especie de hombre pájaro y se lanzó a atacar al semigigante.
- Realmente sobro aquí - Dejé escapar un suspiro - Pero aún así no me voy a quedar de brazos cruzados, ¿que clase de soldado haría eso? - Cogí una de mis balas y usé mi energía para crear mi "as bajo la manga". Dudaba si serviría de algo pero era mejor que nada. Sin embargo, esperé a un momento oportuno para usarla. Hasta entonces seguí usando mi otra pistola. Me di cuenta de que el que llevaba la caja se hallaba buscando una forma de activar la salida.
- Realmente sobro aquí - Dejé escapar un suspiro - Pero aún así no me voy a quedar de brazos cruzados, ¿que clase de soldado haría eso? - Cogí una de mis balas y usé mi energía para crear mi "as bajo la manga". Dudaba si serviría de algo pero era mejor que nada. Sin embargo, esperé a un momento oportuno para usarla. Hasta entonces seguí usando mi otra pistola. Me di cuenta de que el que llevaba la caja se hallaba buscando una forma de activar la salida.
- Cosa usada:
- Preparado ámbito para usar en el momento adecuado. Balas explosivas: Activa: Scarlett coge una bala normal y le transmite energía dotándole de la capacidad de liberar una pequeña explosión al impactar contra un objetivo. Recarga de dos post.
Pasiva:La explosión libera un humo rojo que recuerda a la sangre.
Liv L Astrid
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Las escaleras estaban a medio destruirse, escalones que faltaban y los que aún quedaban al mínimo toque crujían amenazando con romperse y hacerme caer. Teniendo bastante cuidado subí por la escalera hasta que llegué a una nueva sala.
Esta sala estaba muy bien adornada, era acogedora, invitando a descansar un ratito en ella. Sin embargo, no tenía ni un segundo para eso, además de que no me sentía ni un poco fatigada. Di una vuelta alrededor de la sala para ver qué es lo que podía encontrarme y por donde podía continuar el ascenso de la torre.
No era complicado tener una elección para seguir adelante, la sala solo tenía una puerta por la que pasar, así que me dirigí hacia ella. Pero a pocos pasos de llegar hasta ella Trece me habló haciéndome detenerme.
-No cruces – me dijo simplemente – tiene que ser una trampa, ¿no ves el sensor de movimiento?
-A decir verdad, no, y no me preocuparía por ellos, no me impedirán que siga adelante.
-Me sentiría más tranquila si no pasas, la verdad.
-Pero si a ti no te puede pasar nada – le dije indignada – es problema mío.
-Bueno, al menos intenta estropearlos, no sé mójalos a ver si los estropeas. Si lo haces no te seguiré molestando.
Solté un bufido y me di la vuelta para coger una de las bebidas que había en la mesa. Luego fui hasta donde se encontraban los sensores y traté de mojarlos para ver si se estropeaban tal y como pedía mi pesada compañera. Si no funcionaba usaría el soru para cruzar y de esa forma intentar que los aparatos no notasen el movimiento.
Esta sala estaba muy bien adornada, era acogedora, invitando a descansar un ratito en ella. Sin embargo, no tenía ni un segundo para eso, además de que no me sentía ni un poco fatigada. Di una vuelta alrededor de la sala para ver qué es lo que podía encontrarme y por donde podía continuar el ascenso de la torre.
No era complicado tener una elección para seguir adelante, la sala solo tenía una puerta por la que pasar, así que me dirigí hacia ella. Pero a pocos pasos de llegar hasta ella Trece me habló haciéndome detenerme.
-No cruces – me dijo simplemente – tiene que ser una trampa, ¿no ves el sensor de movimiento?
-A decir verdad, no, y no me preocuparía por ellos, no me impedirán que siga adelante.
-Me sentiría más tranquila si no pasas, la verdad.
-Pero si a ti no te puede pasar nada – le dije indignada – es problema mío.
-Bueno, al menos intenta estropearlos, no sé mójalos a ver si los estropeas. Si lo haces no te seguiré molestando.
Solté un bufido y me di la vuelta para coger una de las bebidas que había en la mesa. Luego fui hasta donde se encontraban los sensores y traté de mojarlos para ver si se estropeaban tal y como pedía mi pesada compañera. Si no funcionaba usaría el soru para cruzar y de esa forma intentar que los aparatos no notasen el movimiento.
Yarmin Prince
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¿El lado bueno? No teníamos que enfrentarnos a las chicas, que podían ser cuidadosamente transportadas hasta Oasis para obtener un trato especial como acompañantes premium. El lado malo, no obstante, era que de dos potenciales enemigos habíamos pasado a cinco en un instante, sin comerlo ni beberlo y aun encima pertrechados como si planeasen utilizar algún tipo de bomba de gas contra el que osase acercarse. ¿El lado bueno? Arribor Neus era indiferente a las amenazas, y con fervor avanzó hasta ellos para, poco respetuosamente, hacer estiramientos delante de sus narices.
-Esta es mi tarjeta -dije, sacando una pequeña cartulina rojinegra con membrete de Love-. Está la dirección a la que podéis dirigiros una vez salgamos de aquí. Si os parece bien, podemos tener una reunión más informal y lejos del apocalip...
No llegué a terminar la frase. El ruido llegó hasta nosotros con una facilidad pasmosa, y la onda que levantó el puño de Arribor era sin duda alguna devastadora, seguramente lo bastante fuerte para hacer temblar un palacio ordinario. Y aunque sabíamos que no se trataba de un edificio ordinario, los huesos humanos no tendían a ser mucho más resistentes que eso... Con notables excepciones, claro está. Arribor, por ejemplo, era una de ellas.
-En fin, se ha llevado la botella. Afortunadamente tenemos un ariete humano a cambio. ¿Os apetece ir acercándoos?
-Esta es mi tarjeta -dije, sacando una pequeña cartulina rojinegra con membrete de Love-. Está la dirección a la que podéis dirigiros una vez salgamos de aquí. Si os parece bien, podemos tener una reunión más informal y lejos del apocalip...
No llegué a terminar la frase. El ruido llegó hasta nosotros con una facilidad pasmosa, y la onda que levantó el puño de Arribor era sin duda alguna devastadora, seguramente lo bastante fuerte para hacer temblar un palacio ordinario. Y aunque sabíamos que no se trataba de un edificio ordinario, los huesos humanos no tendían a ser mucho más resistentes que eso... Con notables excepciones, claro está. Arribor, por ejemplo, era una de ellas.
-En fin, se ha llevado la botella. Afortunadamente tenemos un ariete humano a cambio. ¿Os apetece ir acercándoos?
Gareth Silverwing
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- No hace falta que Al te conteste, ya te lo aclararé yo. - Comenté mientras caminaba al lado del mink y miraba la escena que tenía delante, con los marines luchando contra los elementos. - ¿Conoces a Eustaquio Aguerrido? Supongo que no. Era un pirata que robó en una pastelería en el South Blue, no lo conocía ni el tato y proclamaba ser pirata. La marina es una organización militara a nivel mundial por supuesto que no conocemos a todos los integrantes, estamos hablando de millones de personas. Nosotros, al igual que todos los marines, sólo conocemos los nombres de los que nos rodean y los mandos más inmediatos. Creo que eso es lo mismo en cualquier comunidad se dediquen a lo que se dediquen.
Dicho esto salté delante del ataque de Erik y traté de parar la bola de pinchos agarrando la cadena, encojando toda la fuerza que llevaba con mi brazo y haciéndola parar en el aire.
- No creo que eso ese plan funcione contra esa cosa chico, todavía estás muy verde ¿has visto como se mueve? Dudo que tenga huesos que romper u órganos que aplastar. - Tras decir eso saqué a Zinogre y empecé a absorber temperatura con la hoja. - Si es una planta o un ser vivo, lo mejor es cortar por lo sano. - Tras decir eso lancé un tajo con la intención de cortar el tentáculo y congelar las dos mitades del corte. - No esperéis más ayuda por mi parte soldados, salid de esta más fuertes que antes o no salgáis. Y por cierto... Tú te vienes conmigo.
Con ese simple aviso traté de tomar a Erik por la cintura y echármelo al hombro como un saco de patatas para luego salir corriendo detrás de Al y el resto.
Dicho esto salté delante del ataque de Erik y traté de parar la bola de pinchos agarrando la cadena, encojando toda la fuerza que llevaba con mi brazo y haciéndola parar en el aire.
- No creo que eso ese plan funcione contra esa cosa chico, todavía estás muy verde ¿has visto como se mueve? Dudo que tenga huesos que romper u órganos que aplastar. - Tras decir eso saqué a Zinogre y empecé a absorber temperatura con la hoja. - Si es una planta o un ser vivo, lo mejor es cortar por lo sano. - Tras decir eso lancé un tajo con la intención de cortar el tentáculo y congelar las dos mitades del corte. - No esperéis más ayuda por mi parte soldados, salid de esta más fuertes que antes o no salgáis. Y por cierto... Tú te vienes conmigo.
Con ese simple aviso traté de tomar a Erik por la cintura y echármelo al hombro como un saco de patatas para luego salir corriendo detrás de Al y el resto.
- Resumen:
- Demostrar a Zai que no conocemos a ese pavo, parar el ataque de Erik, ayudar a Hamlet y secuestrar a Erik.
Maki
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Maki voló. Voló como un pájaro cuando su madre lo tira del nido; voló como un globo pinchado que zumbaba por doquier con un ruido de pedorretas; voló como los dos primeros segundos en los que un ciervo que se tira de un precipicio. Y luego se estrelló. Se estampó contra algo duro y doloroso, como el pájaro, el globo y el ciervo. Quedó chafado y espachurrado preguntándose qué había pasado.
Se levantó con un regusto a niebla y sangre en la boca. Se había mordido el interior del moflete y le escocía mogollón. Lo bueno era que el villano ya no estaba. Un problema menos. Sin duda, Maki lo habría derrotado con su súper puñetazo y la explosión la abría causado al estallar. No se explicaba como habría explotado, pero era típico de los malos morirse de formas extravagantes y melodramáticas. Lo que sí le extrañaba era la falta de una frase final. Algo digno de recordar, un último intento de ponerle los pelos de punta a los héroes que iban a derrotarle.
-Bueeeno, pues ya está -dijo con confianza. Estaba de muy buen humor-. ¿Nos vamos a casa ya? -Se había ido del cuartel de los Centellas dejando a Edd el Gato al mano, y eso no era buena idea. Se preguntaba si ya habría encontrado el alijo secreto de chocolate de Maki.
Pero sus subordinados no parecían dispuestos a irse. Al parecer querían seguir investigando el siniestro edificio, cosa que a él no le apetecía nada. Llevaba allí solo un rato y ya se había encontrado con un gorila macabro, un villano enmascarado... Y ya. Qué curioso, se le había hecho muy largo.
De todos modos, no podía irse. Si un solo revolucionario se quedaba allí, era su deber llegar hasta el final. Igual los despedía a todos y se ahorraba molestias... No, eso estaría feo. Recursos Humanos le echaría la bronca, como aquella vez en que contrató a una masajista para cada miembro de su unidad a cargo del ejército. Además, bien pensado, la torre no había explotado aunque su líder estaba claramente muerto. Eso era misterioso... Al parecer, el Oficial Makintosh aun tenía trabajo que hacer.
-Venga, al ascensor.
Se levantó con un regusto a niebla y sangre en la boca. Se había mordido el interior del moflete y le escocía mogollón. Lo bueno era que el villano ya no estaba. Un problema menos. Sin duda, Maki lo habría derrotado con su súper puñetazo y la explosión la abría causado al estallar. No se explicaba como habría explotado, pero era típico de los malos morirse de formas extravagantes y melodramáticas. Lo que sí le extrañaba era la falta de una frase final. Algo digno de recordar, un último intento de ponerle los pelos de punta a los héroes que iban a derrotarle.
-Bueeeno, pues ya está -dijo con confianza. Estaba de muy buen humor-. ¿Nos vamos a casa ya? -Se había ido del cuartel de los Centellas dejando a Edd el Gato al mano, y eso no era buena idea. Se preguntaba si ya habría encontrado el alijo secreto de chocolate de Maki.
Pero sus subordinados no parecían dispuestos a irse. Al parecer querían seguir investigando el siniestro edificio, cosa que a él no le apetecía nada. Llevaba allí solo un rato y ya se había encontrado con un gorila macabro, un villano enmascarado... Y ya. Qué curioso, se le había hecho muy largo.
De todos modos, no podía irse. Si un solo revolucionario se quedaba allí, era su deber llegar hasta el final. Igual los despedía a todos y se ahorraba molestias... No, eso estaría feo. Recursos Humanos le echaría la bronca, como aquella vez en que contrató a una masajista para cada miembro de su unidad a cargo del ejército. Además, bien pensado, la torre no había explotado aunque su líder estaba claramente muerto. Eso era misterioso... Al parecer, el Oficial Makintosh aun tenía trabajo que hacer.
-Venga, al ascensor.
Zack Suky
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Akuma no mi
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Tuve que hacer acopio de todo mi autocontrol para aguantar una risa histriónica que amenazaba con escaparse de mis labios cuando el tipo habló de azar. Era cuanto menos irrisorio que todo se fuese a decidir así... O al menos así me lo parecía tras haberle dado tantas vueltas al asunto de la buena ventura.
- Lo mío no es la suerte... Pero también me gusta el riesgo - dije expresando una mentira a medias mientras me acercaba a recoger los dados.
Me parecía absurdo no seguirle el juego lo máximo posible, ya que si cumplía su palabra quizás nos librábamos de un buen marrón sin hacer nada, mientras que si nos negábamos tendríamos que luchar por nuestras vidas igualmente. Esperaba que mi acompañante llegase a la misma conclusión que yo y no hiciese nada estúpido... Hecho que no tardé en averiguar cuando este se acercó para hablarme.
- Yo tampoco, pero espero no tener la mano tonta hoy - contesté al pelirrojo mientras removía los dados con una mano y sujetaba firmemente el mango de mi espada con la otra, la cual mantuve en la misma posición aparentemente inofensiva.
Tenía que prepararme para cualquier resultado, por lo que no dejé de centrar mi haki de observación sobre él durante ningún instante por si tramaba atacarme antes de tiempo o si la tirada salía catastrófica; aunque tampoco fue la única medida que tomé. Tenía que buscar cualquier cosa que nos pudiese dar aunque fuese un segundo de antelación, por lo que mi mente funcionaba a toda mecha en busca de algo. El tiempo del que disponía para pensarlo era mínimo, así como de los medios que tenía para hacerlo. Las opciones eran pocas y la mirada de demente que tenía el asesino parecía ansiosa por saber si podía comenzar con la carnicería, así que recurrí a un simple y viejo truco de despiste. Hice como que los dados se me escurrían de entre los dedos, lanzándolos así hacia la izquierda del tipo, lo suficientemente lejos como hacer que tuviese que dar un par de pasos para ver el resultado.
-Ups, se ve que sí la tengo tonta... - dije emulando sorpresa por el supuesto descuido.
De esta forma no podía ver el resultado directamente yo tampoco, pero confiaba en el poder de mi mantra para reaccionar adecuadamente según las intenciones del asesino... O esa era la idea hasta que mi compañero se abalanzó a por él tras mi lanzamiento.
-Tiene pelotas - pensé mientras ordenaba a mi cuerpo a actuar.
Ya sí que daba igual el resultado de los dados, por lo que sin dejar de centrar mi mantra sobre el canijo preparé mi ofensiva. No quería ensartar a Kaito sin querer, por lo que mi ataque se realizaría si el tipo conseguía evadir a este, el cual consistiría en lanzarle un par de ondas cortantes imbuidas en mi ámbito de destrucción. Usaría el haki de observación para adelantarme a sus movimientos y atacar a donde fuese a huir del pulpo, si es que conseguía evitarlo, para acto seguido desenfundar mi otra espada, Ibara Gurin, y dejar que la figura del Raijuu me envolviera por si decidía lanzarme su cuchillo.
Por otro lado, si Kaito conseguía realizar su ataque con eficacia me abalanzaría a toda prisa a por el asesino e intentaría atravesar su pecho con la espada evitando al ningyo. No había momento para remilgos, por lo que cuanto antes acabásemos con la amenaza, antes podríamos proseguir hacia la siguiente sala sin preocuparnos de dejar un enemigo atrás.
- Lo mío no es la suerte... Pero también me gusta el riesgo - dije expresando una mentira a medias mientras me acercaba a recoger los dados.
Me parecía absurdo no seguirle el juego lo máximo posible, ya que si cumplía su palabra quizás nos librábamos de un buen marrón sin hacer nada, mientras que si nos negábamos tendríamos que luchar por nuestras vidas igualmente. Esperaba que mi acompañante llegase a la misma conclusión que yo y no hiciese nada estúpido... Hecho que no tardé en averiguar cuando este se acercó para hablarme.
- Yo tampoco, pero espero no tener la mano tonta hoy - contesté al pelirrojo mientras removía los dados con una mano y sujetaba firmemente el mango de mi espada con la otra, la cual mantuve en la misma posición aparentemente inofensiva.
Tenía que prepararme para cualquier resultado, por lo que no dejé de centrar mi haki de observación sobre él durante ningún instante por si tramaba atacarme antes de tiempo o si la tirada salía catastrófica; aunque tampoco fue la única medida que tomé. Tenía que buscar cualquier cosa que nos pudiese dar aunque fuese un segundo de antelación, por lo que mi mente funcionaba a toda mecha en busca de algo. El tiempo del que disponía para pensarlo era mínimo, así como de los medios que tenía para hacerlo. Las opciones eran pocas y la mirada de demente que tenía el asesino parecía ansiosa por saber si podía comenzar con la carnicería, así que recurrí a un simple y viejo truco de despiste. Hice como que los dados se me escurrían de entre los dedos, lanzándolos así hacia la izquierda del tipo, lo suficientemente lejos como hacer que tuviese que dar un par de pasos para ver el resultado.
-Ups, se ve que sí la tengo tonta... - dije emulando sorpresa por el supuesto descuido.
De esta forma no podía ver el resultado directamente yo tampoco, pero confiaba en el poder de mi mantra para reaccionar adecuadamente según las intenciones del asesino... O esa era la idea hasta que mi compañero se abalanzó a por él tras mi lanzamiento.
-Tiene pelotas - pensé mientras ordenaba a mi cuerpo a actuar.
Ya sí que daba igual el resultado de los dados, por lo que sin dejar de centrar mi mantra sobre el canijo preparé mi ofensiva. No quería ensartar a Kaito sin querer, por lo que mi ataque se realizaría si el tipo conseguía evadir a este, el cual consistiría en lanzarle un par de ondas cortantes imbuidas en mi ámbito de destrucción. Usaría el haki de observación para adelantarme a sus movimientos y atacar a donde fuese a huir del pulpo, si es que conseguía evitarlo, para acto seguido desenfundar mi otra espada, Ibara Gurin, y dejar que la figura del Raijuu me envolviera por si decidía lanzarme su cuchillo.
Por otro lado, si Kaito conseguía realizar su ataque con eficacia me abalanzaría a toda prisa a por el asesino e intentaría atravesar su pecho con la espada evitando al ningyo. No había momento para remilgos, por lo que cuanto antes acabásemos con la amenaza, antes podríamos proseguir hacia la siguiente sala sin preocuparnos de dejar un enemigo atrás.
- Resumen:
Lanzar los dados a un lado y centrar mi mantra sobre el tipo del cuchillo para intentar adelantarme a sus movimientos ante los ataques de Kaito y así intentar complementar mi propio ataque con el suyo.
- Cosas usadas:
Ámbito de destrucción grado 4:
Pasiva:
Cuando Zack empuña su arma y activa su ámbito y quiere, la silueta del demonio Raiju lo recubre protegiéndole (7 en la escala Mohs). La figura es rodeada por unos rayos azules, dando la sensación de estar electrificado (meramente escénico).
Activa:
Zack tras activar su ámbito y canalizar energía en su arma, este es capaz de cortar objetos con una resistencia 9,5 en la escala Mohs.
Cabezonería: A base de práctica y encabezonamiento, Zack ha conseguido formar ondas cortantes con sus armas de filo, las cuales se ven afectadas por sus ámbitos o cualquier otra técnica que sea compatible.- Haki Observación:
Tier 6: Podría prever los ataques de una persona con una antelación de hasta tres segundos, o de hasta cinco personas con un segundo de antelación. Podría forzar esto para prever incluso al doble de gente, pero perdería la concentración al triple de velocidad.
- Tiers:
- Característica Clave: Resistencia 6
Características Principales: Reflejos 6 - Velocidad 4
Características Secundarias: Pericia 4 - Poder de destrucción 2
Lance Kashan
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Quizás había sido alguna especie de alucinación, todo debido al sueño en el que me encontraba. No era para nada raro que las situaciones de este tipo tuvieran una serie de estímulos para todos los sentidos que realmente no llegaban a significar nada en momento alguno, sino que simplemente estaban ahí sin razón aparente. Y, tal y como un soñador teme la aparición de un monstruo sin haberlo llegado a ver en ningún momento, yo estaba buscando una risa que podía no haber provenido de ningún lado, o de todos a la vez. El mundo onírico no es que tuviera tampoco unas reglas muy fijas que digamos, por mucho que a mí me gustase el orden y la tranquilidad en mi vida cotidiana. Toda la calma que mi mente me permitía concentrar en esos precisos instantes, en los que toda mi energía se estaba escapando por mi cuerpo y sus acciones como el agua sale de un vaso con agujeros, parecía no ser la suficiente para forzar a mis brazos y piernas a detenerse. Es más, estos mismos parecían que estaban llevando a cabo un duelo con la mente para, de cualquier forma, conseguir el control total del cuerpo y convencerse a sí mismo de que todo estaba e iba a estar bien.
Así, miré hacia el techo, siendo capaz de notar como una serie de fantasmas, tal y como los que habían estado revoloteando con mis compañeros hace un rato o el que me había atravesado, estaban acercándose progresivamente a nosotros. Y a lo mejor no resultaría en un verdadero problema si solamente fueran del tamaño con el que habíamos peleado porque, en ese caso, no deberíamos tener demasiado problema en esquivarlos y huir a la vez. Pero, en mitad de todos y coronando la marcha fúnebre, un titán de más de dos metros nos miraba fijamente con unas facetas indescriptibles. De pronto, como sacado de una película, los fantasmas comenzaron a moverse de forma impredecible y curiosa a todas luces, volviéndose visibles de forma intermitente y chocando contra unas paredes que no paraban de temblar y parecían ceder poco a poco, o quizás era sensación mía. ¿Se estaba convirtiendo mi sueño en una pesadilla tan rápidamente? No, no podía ser. Me tenía que aferrar a los buenos sentimientos y a todo aquello que me había inundado hace segundos, y asegurarme de que todo saliese bien. Aunque siendo yo el protagonista de mi propia fantasía, era quien estaba al cargo de ser capaz de cambiar todo, y no iba a desaprovechar aquella oportunidad de ninguna de las maneras.
De la mueca que formaba mi boca, que se asemejaba en gran parte a una sonrisa pero algo exagerada, quizás por la falta de uso, no paraban de aparecer carcajadas, una tras otra, fruto del mismo ánimo, al que tan poco acostumbrado estaba desde ya hacía tiempo. Y las risas, en tanta cantidad y tan sonoras, no hacían otra cosa sino acallar mis propios pensamientos, entre los cuales se encontraban los murmullos de Kirtash que trataba de hacer un plan, el cual me importaba poco a estas alturas. ¿Me iba a dejar ser comandado en una misión de la cual tenía control yo? ¿De verdad me estaba haciendo esto? Independientemente de lo que hacían mis compañeros, decidí centrarme en usar mi Haki a la vez que confiaba en mis instintos para seguir aquella voz que había escuchado hacía tan poco, todo para continuar con el camino que aquel sueño me estaba poniendo por delante, disfrutándolo como un niño pequeño.
Así, miré hacia el techo, siendo capaz de notar como una serie de fantasmas, tal y como los que habían estado revoloteando con mis compañeros hace un rato o el que me había atravesado, estaban acercándose progresivamente a nosotros. Y a lo mejor no resultaría en un verdadero problema si solamente fueran del tamaño con el que habíamos peleado porque, en ese caso, no deberíamos tener demasiado problema en esquivarlos y huir a la vez. Pero, en mitad de todos y coronando la marcha fúnebre, un titán de más de dos metros nos miraba fijamente con unas facetas indescriptibles. De pronto, como sacado de una película, los fantasmas comenzaron a moverse de forma impredecible y curiosa a todas luces, volviéndose visibles de forma intermitente y chocando contra unas paredes que no paraban de temblar y parecían ceder poco a poco, o quizás era sensación mía. ¿Se estaba convirtiendo mi sueño en una pesadilla tan rápidamente? No, no podía ser. Me tenía que aferrar a los buenos sentimientos y a todo aquello que me había inundado hace segundos, y asegurarme de que todo saliese bien. Aunque siendo yo el protagonista de mi propia fantasía, era quien estaba al cargo de ser capaz de cambiar todo, y no iba a desaprovechar aquella oportunidad de ninguna de las maneras.
De la mueca que formaba mi boca, que se asemejaba en gran parte a una sonrisa pero algo exagerada, quizás por la falta de uso, no paraban de aparecer carcajadas, una tras otra, fruto del mismo ánimo, al que tan poco acostumbrado estaba desde ya hacía tiempo. Y las risas, en tanta cantidad y tan sonoras, no hacían otra cosa sino acallar mis propios pensamientos, entre los cuales se encontraban los murmullos de Kirtash que trataba de hacer un plan, el cual me importaba poco a estas alturas. ¿Me iba a dejar ser comandado en una misión de la cual tenía control yo? ¿De verdad me estaba haciendo esto? Independientemente de lo que hacían mis compañeros, decidí centrarme en usar mi Haki a la vez que confiaba en mis instintos para seguir aquella voz que había escuchado hacía tan poco, todo para continuar con el camino que aquel sueño me estaba poniendo por delante, disfrutándolo como un niño pequeño.
- Cosas usadas:
- Haki despertado: Permite escuchar la voz de los seres vivos de forma muy limitada. Concentrándose en un objetivo, el usuario podría prever sus acciones hostiles con un cuarto de segundo de antelación, y puede mantener esta concentración por un máximo de cinco asaltos. Alcanzar este nivel no requiere un entrenamiento, tan sólo llegar a una situación en la que pueda ser despertado.
Ryuichi Ichiban
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Justo cuando el gigante iba a detener la estupidez que iba a hacer el agente peliverde, fue detenido. Su mano fue golpeada por el otro agente que se puso en medio con esa velocidad de la que hacían gala los de su calaña. El cabreo de Braud iba en aumento, pero alcanzó su punto crítico en cuanto aquella basura infecta que se hacía llamar "soldado" le echó la bronca. El gigante apretó los dientes y después ladeó la cabeza, observando fijamente al basurilla con pistola que lo había detenido, mientras seguía hablando. El imbécil quería seguir adelante con el plan del peliverde, y no le habría importado hacer eso si era la opinión mayoritaria, pero no podía dejar escapar lo que le habían dicho.
—¿Qué vas a hacer qué, personaje? —empezó a crujirse los nudillos—. ¿Patear el culo a revolucionarios? ¿Cómo? ¿Con esas armas y balas? Dime, ¿Qué pretendes compensar con ellas? ¿Crees que lo que tú haces se puede llamar pelear? Mantenerte en la distancia y mover los deditos para disparar trocitos de metal. Eres basura, enano, no un luchador, ni un pateador, ni un soldado. Basura. Aprende tu lugar.
Después de eso, caminaría hacia el extraño bailarín poniendo una mano en el hombro del peliverde para pasar por su lado. Se puso frente al hombre y dijo:
—Verás, compañero, soy alguien para quien pelear lo es todo. Mi padre me contaba historias de una isla en la que tenían un estilo de pelea que era un baile. Creo que se llamaba... ¿Capulleira? Capotería. No lo sé. La cosa es... ¿Te serviría eso? Es decir, no se bailar capulleira, soy demasiado grande, pero creo que puedo hacer batalla de exhibición. ¿Te vale?
En el caso que dijese que sí, se colocaría en posición de combate, aunque no la típica. Sería una postura más bien propia de una exhibición de artes marciales. En el caso de que dijese que no, se encogería de hombros y haría un baile típico de su isla. Un baile que demostraba virilidad (aunque también lo bailaban mujeres) que consistía en gritar mucho y golpearse mucho los músculos.
—¿Qué vas a hacer qué, personaje? —empezó a crujirse los nudillos—. ¿Patear el culo a revolucionarios? ¿Cómo? ¿Con esas armas y balas? Dime, ¿Qué pretendes compensar con ellas? ¿Crees que lo que tú haces se puede llamar pelear? Mantenerte en la distancia y mover los deditos para disparar trocitos de metal. Eres basura, enano, no un luchador, ni un pateador, ni un soldado. Basura. Aprende tu lugar.
Después de eso, caminaría hacia el extraño bailarín poniendo una mano en el hombro del peliverde para pasar por su lado. Se puso frente al hombre y dijo:
—Verás, compañero, soy alguien para quien pelear lo es todo. Mi padre me contaba historias de una isla en la que tenían un estilo de pelea que era un baile. Creo que se llamaba... ¿Capulleira? Capotería. No lo sé. La cosa es... ¿Te serviría eso? Es decir, no se bailar capulleira, soy demasiado grande, pero creo que puedo hacer batalla de exhibición. ¿Te vale?
En el caso que dijese que sí, se colocaría en posición de combate, aunque no la típica. Sería una postura más bien propia de una exhibición de artes marciales. En el caso de que dijese que no, se encogería de hombros y haría un baile típico de su isla. Un baile que demostraba virilidad (aunque también lo bailaban mujeres) que consistía en gritar mucho y golpearse mucho los músculos.
- Resumen:
- Terminar las acciones que me han cortado porque a terco no me gana nadie
Valar Morghul
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Mi blanco cabello ahora estaba con el lateral derecho levemente manchado por el rojo tinte de mi sangre, que revelaba el daño ocasionado por el violento impacto con la pared.
Sí hubiese tenido más tiempo me habría gustado permanecer tumbado, recuperando el aliento y esperando a que el molesto pitido de mi oído derecho cesase. Pero tenía que empezar a moverme si quería continuar avanzando, por lo que empecé por levantar la espalda del duro suelo y apoyarla en la aún más dura pared, pudiendo apreciar así el hermoso escenario y como una de los revolucionarios se percataba de mi presencia.
-Un simple cazarrecompensas que persigue a los tipos malos- respondí, usando mi particular tono musical pese al cansancio y aprovechando esos instantes para reincorporarme del todo, volviendo a recuperar mi agradable sonrisa e ignorando que tenía una herida en la cabeza.
Tras esa breve respuesta eché un nuevo vistazo a la sala, detectando la posición de mi cofre y del cuchillo que había lanzado a Krauser. Por lo que dejé a Annie y me dirigí a por mis posesiones, apreciando en el camino como otro de los revolucionarios, Osuka, no había llevado muy bien la derrota y parecía querer romper el suelo a puñetazos.
Los segundos pasaron y ya había recuperado mi cuchillo, que oculté de nuevo en mi manga derecha junto a Blackstorm, y sólo me faltaba recuperar el misterioso cofre que me había acompañado desde el principio de esa aventura. Aunque, justo antes de agacharme para recogerlo, vi como Annie se daba la vuelta, cruzándonos miradas y ofreciéndome en ese instante el acompañarles.
-Claro- respondí mientras recogía mi cofre y me dirigía a su lado, esperando que ese nuevo grupo durase más que los anteriores-. Podeis llamarme Valar- concluí antes de llegar, colocándome el cofre bajo la axila izquierda y esgrimiendo mi mejor sonrisa.
Sí hubiese tenido más tiempo me habría gustado permanecer tumbado, recuperando el aliento y esperando a que el molesto pitido de mi oído derecho cesase. Pero tenía que empezar a moverme si quería continuar avanzando, por lo que empecé por levantar la espalda del duro suelo y apoyarla en la aún más dura pared, pudiendo apreciar así el hermoso escenario y como una de los revolucionarios se percataba de mi presencia.
-Un simple cazarrecompensas que persigue a los tipos malos- respondí, usando mi particular tono musical pese al cansancio y aprovechando esos instantes para reincorporarme del todo, volviendo a recuperar mi agradable sonrisa e ignorando que tenía una herida en la cabeza.
Tras esa breve respuesta eché un nuevo vistazo a la sala, detectando la posición de mi cofre y del cuchillo que había lanzado a Krauser. Por lo que dejé a Annie y me dirigí a por mis posesiones, apreciando en el camino como otro de los revolucionarios, Osuka, no había llevado muy bien la derrota y parecía querer romper el suelo a puñetazos.
Los segundos pasaron y ya había recuperado mi cuchillo, que oculté de nuevo en mi manga derecha junto a Blackstorm, y sólo me faltaba recuperar el misterioso cofre que me había acompañado desde el principio de esa aventura. Aunque, justo antes de agacharme para recogerlo, vi como Annie se daba la vuelta, cruzándonos miradas y ofreciéndome en ese instante el acompañarles.
-Claro- respondí mientras recogía mi cofre y me dirigía a su lado, esperando que ese nuevo grupo durase más que los anteriores-. Podeis llamarme Valar- concluí antes de llegar, colocándome el cofre bajo la axila izquierda y esgrimiendo mi mejor sonrisa.
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Aún no lo sabía, mas a mis espaldas se habían congregado más de los nuestros, lo que resultaría en un apoyo fundamental para seguir avanzando por la aguja. No obstante, ahora tenía otras preocupaciones. Afortunadamente para el cadete, había decidido ir a solas por si mi hipótesis no era correcta. Ese pensamiento, aunque negativo, resultó ser bastante acertado, pues el terreno comenzó a alterarse frente al cuadro: de repente, estaba en una posición elevada en la sala, presionado por un cargado y húmedo ambiente. Cuando reparé en esto, era demasiado tarde: un enorme tentáculo estrujaba mi cuerpo con fuerza, amenazando con partirme en dos como si no fuera más que una rama seca.
Con los brazos sujetos por aquel apéndice, no podría llegar a Elsinor para cortarlo. Gruñí, con las entrañas siendo aplastadas por aquel repulsivo ser. Tan pronto como abrí un poco la boca para tomar una breve bocanada de aire -pues tal era la fuerza con la que me apretaba el torso-, la sangre comenzó a resbalarse y empapar las comisuras de mis labios, y pronto la barbilla y el cuello.
Entretanto, escuchaba un lejano murmullo de conversación a mis espaldas. Nadie parecía haber reparado en mi patética situación. ¿De veras iba a morir así? ¿Víctima de los infantiles juegos de un pedante obseso con la cultura pop? Aquello debía de ser una horrible broma del destino.
Cuando mis párpados amenazaban con cerrarse y dejarme vulnerable en un estado de inconsciencia plena, el cadete se abalanzó contra la planta, mangual en mano, dispuesto a asfixiarla con la cadena, devolviéndome nuevas energías. Agradecí que no atacase con la bola, puesto que aquel acto podría haber terminado bastante mal para mí. Con fuerza y bravura usó su arma, dispuesto a liberarme, aunque no parecía tener demasiado efecto.
-¡Cadete, corre! -mascullé entre dientes, pues no podía aunar el suficiente oxígeno como para proferir un grito-. ¡No podemos con esta cosa!
La realidad era esa. Ninguno de los seres que había en aquella torre podía ser derrotado, y yo no podía hacer nada desde mi situación -como siempre, lo que me lleno de impotencia-. Era mejor que el cadete quedase a salvo.
Para mi sorpresa, un hombre de escasa estatura y pelo escarlata detuvo la ofensiva de mi aliado. La capa de la Justicia terminaba de confirmarme de quién se trataba. Arthur Silverwing, una de las figuras más relevantes de la batalla de Gray Rock. Aquel era todo un héroe de la Marina.
Con absoluta parsimonia, seccionaría el tentáculo con la extraña arma que portaba. Si fallaba, yo estaría perdido. Expulsar una andanada de energía podría ser lo único que me librase de aquel bicho, pero no lo haría, puesto que el rango de aquella ofensiva abarcaba la cantidad de espacio suficiente como para dañar a recluta y a SIlverwing.
Una vez salvado, caería bruscamente al suelo, de espaldas, llevándome un seco golpe. Con ese golpe emitiría un dolorido estertor, aunque de ese modo recuperaría el aire que me faltaba. Con la sangre aún emergiendo de mi boca abierta y jadeante, vería, con la vista tornándose borrosa por momentos, como Silverwing parecía tomar al cadete como si fuera una muñeca de trapo y llevárselo con enorme facilidad. Por mi parte, no podría moverme para evitarlo. Necesitaba descansar. Aunque solo fueran un par de jadeos antes de levantarme.
Con los brazos sujetos por aquel apéndice, no podría llegar a Elsinor para cortarlo. Gruñí, con las entrañas siendo aplastadas por aquel repulsivo ser. Tan pronto como abrí un poco la boca para tomar una breve bocanada de aire -pues tal era la fuerza con la que me apretaba el torso-, la sangre comenzó a resbalarse y empapar las comisuras de mis labios, y pronto la barbilla y el cuello.
Entretanto, escuchaba un lejano murmullo de conversación a mis espaldas. Nadie parecía haber reparado en mi patética situación. ¿De veras iba a morir así? ¿Víctima de los infantiles juegos de un pedante obseso con la cultura pop? Aquello debía de ser una horrible broma del destino.
Cuando mis párpados amenazaban con cerrarse y dejarme vulnerable en un estado de inconsciencia plena, el cadete se abalanzó contra la planta, mangual en mano, dispuesto a asfixiarla con la cadena, devolviéndome nuevas energías. Agradecí que no atacase con la bola, puesto que aquel acto podría haber terminado bastante mal para mí. Con fuerza y bravura usó su arma, dispuesto a liberarme, aunque no parecía tener demasiado efecto.
-¡Cadete, corre! -mascullé entre dientes, pues no podía aunar el suficiente oxígeno como para proferir un grito-. ¡No podemos con esta cosa!
La realidad era esa. Ninguno de los seres que había en aquella torre podía ser derrotado, y yo no podía hacer nada desde mi situación -como siempre, lo que me lleno de impotencia-. Era mejor que el cadete quedase a salvo.
Para mi sorpresa, un hombre de escasa estatura y pelo escarlata detuvo la ofensiva de mi aliado. La capa de la Justicia terminaba de confirmarme de quién se trataba. Arthur Silverwing, una de las figuras más relevantes de la batalla de Gray Rock. Aquel era todo un héroe de la Marina.
Con absoluta parsimonia, seccionaría el tentáculo con la extraña arma que portaba. Si fallaba, yo estaría perdido. Expulsar una andanada de energía podría ser lo único que me librase de aquel bicho, pero no lo haría, puesto que el rango de aquella ofensiva abarcaba la cantidad de espacio suficiente como para dañar a recluta y a SIlverwing.
Una vez salvado, caería bruscamente al suelo, de espaldas, llevándome un seco golpe. Con ese golpe emitiría un dolorido estertor, aunque de ese modo recuperaría el aire que me faltaba. Con la sangre aún emergiendo de mi boca abierta y jadeante, vería, con la vista tornándose borrosa por momentos, como Silverwing parecía tomar al cadete como si fuera una muñeca de trapo y llevárselo con enorme facilidad. Por mi parte, no podría moverme para evitarlo. Necesitaba descansar. Aunque solo fueran un par de jadeos antes de levantarme.
- Resumen:
- Ser salvado y caer casi inconsciente.
- 4-$31-Kiritsu & Company:
- Parece que se os ha ido el tiempo con discusiones absurdas sobre lo que es mejor y lo qué es peor. Las luces de vuestra zona empiezan a parpadear dejando un rastro hacia un pasillo estrecho. Vais a tener que apretujaros un poco a la hora de avanzar, pero dicen que el roce hace el cariño. Empezáis a escuchar una melodía extraña y cuanto más avancéis por el pasillo tétrico más alta será la música, hasta el punto de haceros daño en los oídos si no tenéis protección. Lograréis llegar hasta una sala amplia en la que las luces vuelven a brillar con vivacidad y al frente varias plataformas que llevan hasta más de 20 metros de altura. Sin embargo, antes de acceder a esta un muro surge del suelo con una probeta.
-Identificación por favor.
Vosotros sabréis que meter en esa probeta o siempre podéis tirar abajo al robot pared, aunque parece que él no os haría lo mismo.
- Sótano-La brigada de liberación:
- Cuando la pala está a escasos tres milímetros de tu cara se detiene, como pensando en qué hacer contigo. Se planta por un momento, duda, y mira a tus compañeros. Finalmente, habla con una voz grave y casi gutural:
-Mi pueblo ha vivido en esta tierra durante eones -proclama, orgulloso-.Vivíamos de los campos, de los animales… Hasta que gente como tus amigos llegó y lo destruyó todo. ¡Todo! Aunque nos liberéis, y aunque hoy sobrevivamos, ¿Qué va a ser de mi pueblo? ¡¿Qué?!
- 3-77 Arashi 2 + Steve:
- Los miembros del famosísimo grupo In front of square kids caen uno a uno con vuestros ataques. El corte de Brynn hace mella en el poderoso cuerpo de su contrincante, pese a que se endurece, pero no es capaz de soportar el calor, por lo que cede; y la bala de Scarlett tampoco ayuda. El ataque de Spanner hiere de lleno a su oponente, que le pilla desprevenido y cae al suelo malherido. Dos menos, faltan tres.
De pronto una enorme presión os paraliza a todos salvo a Scarlett, es algo extraño, y aparecen tres hombres vestidos de blanco y con máscaras. Uno de ellos deja ver sus ojos, son azules como el mar del norte, y profundos como la calm belt.
—A quien tenemos aquí… —dice con voz calmada y acercándose a Spanner—. Has tenido suerte, Mist D. Spanner, porque el peor de los infiernos les llegan a los traidores, porque en la crisis en la que nos encontramos no tenemos tiempo para capturar a piratas. Apuesto a que vuestro capitán iría en busca de vosotros solo por salvaros. Una pena que no vaya a ocurrir…, de momento —Tras eso, agarra el cuerpo de dos de los sujetos y desaparece con un silbido, haciendo que esa extraña presión desapareciera.
Uno de los dos hombres agarra al sujeto que hablaba con Nailah y se lo lleva, mientras que el tercero se acerca a Brynn.
—A ti te conozco de Dark Home. Eres tristemente celebre en esa isla, yo soy tú y no volvía a pisarla—pregunta, riendo justo después—. Y tú eres la vergüenza del gobierno mundial —dice girándose a mirar a Scarlett—. Aunque la dejaremos pasar por esta vez.
Steve tú encuentras un botón bajo una baldosa, que si lo pulsa se abre la rampa que da al piso superior, es decir, el cuarto. Ésta es una sala con un ventilador en el techo y una pared de cristal con la que podéis el exterior. Vuestro barco está allí, y hay una quietud en el mar que os parece muy extraña, como si fuera la paz antes de la guerra que se avecinaba. La calma que precede al caos. Dejando eso de lado, veis un pasillo que da a una sala ($29). Esa sala huele excesivamente bien, es embriagador. Todo es rosa, y veis algún que otro mini-esqueleto dando vueltas en círculos como un majara.
—¡Amo! ¡Amo! —repite una y otra vez—. ¿Por qué me has abandonado?
- 2-32-Simo, Mido y Braud:
- Parece que os habéis hecho un buen lío entre los tres, pero un equipo debe trabajar unido y no cada uno por su cuenta.
-Eh, chicos, relajad el gigantón tiene razón, no todo es ir a matar, aquí dentro hay gente a la que parece que le han comido el coco. ¿Es que no tenéis un poco de empatía? - responde Bucharatti a tu comentario, Simo.
Por otro lado de cosas, ninguno llegáis a golpear a Monney B. el cual sigue moviendo en el esqueleto en la pista de baile y las groupies suspiran cada vez más alto por él. Tras eso, estas empiezan a golpear la puerta de cristal hasta echarla hacia abajo y corren hacia Monney, llevándoselo por el pasillo de donde habéis venido. Parece que no volveréis a verle de momento. Hay algunas chicas que se os quedan mirando y se acercan a vosotros con la intención de manosearos.
-¡Pero qué musculosos y qué guapos!
Tras eso veis a una rubia que morrea descaradamente a Bucharatti y aunque este intenta resistirse, acaba dejándose y volviendo con vosotros mientras se frota la cabeza. Ellas también os hacen carantoñas y se os pegan mucho, podéis quedaros con ellas o seguir avanzando ahora que podéis.
- 4-$11-Defensores de los derechos toriles:
- Todos podéis ver cómo Dexter va dejando un surco de medio metro en el hormigón de la torre en el techo y luego en el suelo. A su paso van volando cascotes de hormigón de tamaño considerable a gran velocidad. Los que están lejos de la barra (Vile, Luka, Zuko y Noximilien) bueno, tenéis que saltar el en último segundo para evitar al taladro Dexter. Os golpean trozos de hormigón que os dejan golpes por todo el cuerpo, dos al que menos.
Los que beban en la barra, notarán que eso no lleva sólo alcohol, no es que os hayan envenenado, pero un par de esas y seguro que os hospitalizan por una intoxicación de algo. Aun así de momento no notáis nada.
Dexter, el toro mecánico se calma y aterriza en el mismo sitio de donde salió. Notas demasiada sangre en la mitad inferior del cuerpo y muy poca y en la superior. Por lo demás tienes piedras y polvo de hormigón en los ojos, la nariz, la boca y los oídos.
- Pero bueno campeón. Has aguantao como un figura. Creo que os lo habéis ganado. - Las escaleras comienzan a bajar. Un gran cilindro metálico con escaleras de caracol soldadas a un pilar central. Os llega una brisa del hueco, un olor conocido, el inconfundible olor de la brisa marina y el abrazo de la luz de la luna.
En efecto, si subís, habréis llegado al exterior, lo que parece ser una azotea, con paredes a los lados, no muy altas, de unos 3 metros. Escucháis voces en la lejanía y podéis vislumbrar los haces de luz de varios focos apuntando al cielo. A diferencia de las plantas anteriores aquí no parece haber salas como tales, sino largos y anchos pasillos que parecen ser concéntricos al eje de la estructura y que se pierden en quiebros de 90º.
- 4-98-Taylor, Dretch, Bizvan, Tobias:
- —¿Qué? ¿Y tú quién eres? —te contesta el hombre, Bizvan. No parece que vaya a estar lúcido muy pronto.
Cuando suena la melodía una ranura se abre por la cual podéis ver un par de ojos verdes como la esmeralda.
—¿Quién sois? ¿Qué queréis? No queremos comprar nada. ¡Oh! —sus ojos se abren de golpe como platos y casi parece que vayan a salirse—. ¡Sois vosotros!
La ranura se cierra y empezáis a escuchar varios ruidos de cerraduras y candados siendo abiertos. Al cabo de un minuto de estos la puerta por fin se abre y os recibe el hombre de los ojos esmeralda, que era increiblemente bajito. Os llega por debajo de las rodillas. Veis como aparta un taburete más grande que él que estaba usando para llegar a la ranura.
—Pasad, pasad.
Si pasáis os llevará al centro de la habitación. Las paredes parecen estar hechas de cristal verde, pero al fondo podéis ver entre varios cristales la puerta de un ascensor. Parece que por fin vais a llegar a lo más alto. Sin embargo, antes de eso, hay un hombre en medio. Viste un frac negro con un enorme sombrero de copa. Os recibe con una amplia sonrisa.
—Mis viejos amigos. Vuestra aventura por fin termina, así que puedo daros lo que habéis estado buscando todo este tiempo —sacan una bolsa y empieza a enumerar—. Mujer de hojalata, tú buscabas un corazón. Pero ahora te das cuenta de que siempre tuviste uno —Taylor, ves como saca la mano de la bolsa como si fingiera sacar algo, pero la mano está vacía. Te señala el pecho con una sonrisa—. Espantapájaros, tú querías un cerebro. Y has aprendido que nadíe nace sabio. Después de hoy, tú eres más listo —Dretch, te señala la cabeza—. León, tú buscabas coraje, pues te creías cobarde, pero nunca te encogiste al luchar por lo que crees. Siempre fuiste valiente —Bizvan, te señala el pecho a ti también —. Y tú, Dorothy... Con estos zapatos podrás volver a casa. Si chocas los talones, volverás.
Y le da a Tobias un par de zapatos rojos de niña pequeña. Entonces, el hombre y el enano se van por la puerta que habéis entrado vosotros. Tenéis el camino libre al ascensor. Si subís veréis que solo hay un piso más por encima del vuestro.
- 2-61 Los revos de Valar y Juliana:
- Cuando estáis en el ascensor el tiempo pasa y nadie pulsa nada. Si os fijáis en el ascensor es bastante amplio, cabéis todos y aun así parece que puede entrar tres o cuatro personas más. Osuka, tu por tu parte te has puesto la bandana, pero notas como unos bichitos inundan tu cabeza y te pica. ¿Serán piojos? ¿Serán garrapatas? A saber, pero te pica y mucho; yo tiraba la bandana fuera del ascensor. Si os fijáis bien podéis ver a unos bichitos diminutos con muchas patas, que saltan y saltan sobre la cabeza de Osuka, y no tardan en subirse a la cabeza del resto, salvo la de Maki, porque él no tiene pelo; al menos natural.
Entretanto, una voz comienza a sonar en el ascensor. Se trata de una inteligencia artificial con una voz muy sensual.
—Se ha activado la secuencia por acertijo que os puede llevar a lo más alto en función de vuestra decisión, sin embargo, si es errónea os llevará a lo más bajo —En ese momento, sin que podáis hacer nada, la puerta del ascensor se cierra y comienza a sonar una melodía muy apacible—. Aquí va la pregunta, ¿qué es lo que puedes encontrar una vez en un minuto, dos veces en un momento y ninguna vez en cien años? —se hace una pausa—. Tenéis dos minutos para resolverlo.
- 2-27-Liv:
- En la sala que estás parece no haber nada importante, al coger las bebidas y echarlas sobre los sensores estos emiten unos pequeños chasquidos y dejan de brillar, parece que los has estropeado con éxito. Si pasas a la siguiente sala verás a un montón de chicas fanáticas y con carteles que ponen Monney B. gritando y suspirando por su ídolo. Ves que tiran sin problemas una puerta transparente y, a lo lejos, cuatro personas siendo manoseadas. En esta sala tienes unas rampas metálicas, podrías subir o tal vez seguir a las groupies histéricas.
- 4-$36 Lance, AEG y Kath:
- La explosión es tan grande que cuando miráis la sala anterior está destrozada. El que posea ahora el poder de la fruta del antiguo amigo del alcalde, posiblemente, la haya llevado a otro nivel porque es devastado. Habéis notado hasta como vibraba la sala de al lado, de una buena os habéis librado.
Avanzáis hasta la siguiente sala, y os dais cuenta de que Elliot ha desaparecido. ¿Dónde se habrá metido? ¿Acaso lo habéis dejado en la otra sala? ¿O ha huido por alguna razón que sabréis en el futuro? Todo es posible. Accedéis sin problemas a la sala que queréis, y no hay nada, está completamente vacía. Ésta está conectada a otra sala, y en ella hay una serie de estatuillas de madera policromada de distintos cantantes, algunas tienen, incluso, unas peanas de oro con joyas incrustadas, así como placas de metal con la fecha de la creación y una firma realizada con un tallador de madera. Algo valiosísimo.
Al lado de ellas un hombre vestido de negro, con una porra negra, un juego de esposas, una pistola y un sable. Se encuentra dormido, apoyado en la pared. Ronca que da gusto, y de la nariz le sale una pompa de mocos. Y al final de la sala un pasillo que conecta con otras estancias, ¿qué hacéis?
Lance, por tu parte estás muy enérgico, tanto que no puedes evitar dar saltitos de cuando en cuando.
- 4-8-Yarmin, Arribor y quien siga:
- -¡Insensato!- Grita el guardia del centro. - Osa un sucio criminal como tú enfrentarse a la guardia de élite del jefe, las cinco pistolas vengadoras, los pistoleros de la justicia, los tiradores enmascarados, somos los invencibles...- Hace una pausa dramática a la cual sus compañeros responden con una perfectamente coreografiada pose en la cual sacan una rosa del bolsillo. - Guns and Ro- Su discurso se ve cortado por una apabullante onda de choque que los manda volando y los deja incrustados de cintura para arriba en la pared... y la puerta se abre.
La sala siguiente es bastante alta, tiene como mínimo el triple de altura de lo que habéis visto hasta ahora, con un sistema de rampas que recorren las paredes y que os permiten subir al siguiente piso sin problemas, parece que hasta puede subir el todoterreno.
- 4-$15-Zackaito Squad:
- El hombre sonríe en cuanto Kaito se lanza sobre él. Consigues tirarlo al suelo e inmovilizarlo, aunque consigue agarrar la hoja que amenaza su ojo ahora mismo con la mano libre. Está sonriendo. Zack, justo cuando vas a atacar, el globo que seguía a Kaito se pone en medio del ataque y revienta. El aire que sale expulsado te empuja un poco hacia atrás, lo suficiente como para detener el ataque.
—Esperate un momento antes de matarme, ¿quieres? —dice entre carcajadas que intenta contener—. ¡¡JAJAJA!! ¡Me encanta! ¡Un seguro por si la tirada no sale bien, para tener ventaja a la hora de dar el ataque!
Entonces utiliza la mano que sujetaba la hoja cerca de su ojo y se clava a si mismo el arma en el globo ocular. Lo suficiente como para perder el ojo pero no clavarse nada en el cerebro. No deja de reírse mientras lo hace. De su codo sale un globo que se infla y toma el lugar del anterior globo. Entonces, con un rápido movimiento, suelta el arma y coge el globo. Lo estampa en la cara de Kaito y el globo revienta. El aire de su interior empuja a Kaito al otro lado de la habitación, liberando al loco de su presa.
—Jajaja... —su risa es apagada y débil, pero sincera, mientras se retuerce en el suelo—. No habéis ganado pero podéis pasar... ¡Y os diré el secreto también porque sois divertidos! Os diré... os diré... ¡Os han mentido! ¡¡En vuestras narices!! ¡¡¡Quién está detrás de todo esto no es quien créeis que es!!!
Y se hace bolita en el suelo mientras su risa va menguando. Aunque no muere, sigue respirando. Ya podéis subir las escaleras.
- 4-45-Lysbeth, Ichizake, William:
- William, cuando tiras de la cortina esta cede. Toda ella cae al suelo y al otro lado revela algo muy extraño... Vosotros. Es un espejo. Sin embargo, podéis notar algo raro en vuestros reflejos. Obviamente sois vosotros pero... al mismo tiempo... no. Si os fijáis detenidamente os daréis cuenta de que cualquier imperfección que pudieseis tener en la cara, una cicatriz, una marca de nacimiento, una pestaña desviada que hacia vuestra cara ligeramente asimétrica... En el reflejo no existía. Las caras de vuestros reflejos son perfectamente simétricas, lo cual parece un poco antinatural.
El suelo empieza a temblar y de golpe se abre un agujero en él. Parecen unas escaleras hacia abajo, pero si os asomáis veréis que no van al piso de arriba... Sino a un túnel que lleva a unas escaleras que suben al otro lado del espejo.
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Poco después de salir de aquella sala se escuchó una terrible explosión que confirmó las sospechas del agente de incógnito, y al mirar hacia atrás no se veía nada aparte de ruinas. Fuera quien fuese el nuevo usuario de la akuma no mi en cuestión, daba la sensación de ser mucho más poderoso de lo que jamás había sido Nostariel.
Cuando llegaron a la siguiente estancia y Kirtash echó un vistazo al grupo para cerciorarse de que todos estaban bien se percató de un detalle. Elliot, el inocente tontatta que viajaba con Kirin, no se encontraba con ellos. Sabía perfectamente, gracias a su excelente habilidad para detectar hasta al más hábil mentiroso, que el enano no era su enemigo ni les deseaba ningún mal, y que no tenía nada que ver con quien quiera que fuese el cerebro tras la Gran Aguja. No obstante, el vínculo telepático que mantenía con él seguía activo, lo que significaba que continuaba con vida. Por lo tanto, lo más probable era que hubiese huido en la dirección equivocada.
- Elliot, ¿dónde estás y qué tienes ante ti? Quiero que me vayas manteniendo al tanto de tus avances, y yo te iré informando de los nuestros. Así podremos volver a encontrarnos llegado el momento.
No sentía un gran aprecio por el tontatta, pues era alguien realmente ingenuo y fácil de manipular, pero debía reconocer que su poder era interesante. Y podría resultarles útil cuando llegasen a la cúspide de la Aguja. Así que lo mejor sería mantener el contacto con él.
En la estancia en la que se encontraban no había nada, así que continuaron hasta la adyacente. En ella se hallaban una especie de estatuillas que parecían hechas de madera pintada. Representaban a personas, algunas de las cuales le resultaban familiares. Se trataba de individuos famosos del mundo de la música. Él no era precisamente un melómano, pero había ciertos artistas cuyos rostros y nombres resultaba casi imposible no conocer aunque no escuchases activamente sus canciones si te relacionabas con otras personas. Junto a ellas había un hombre dormido. Iba vestido de negro y fuertemente armado, así que seguramente se trataría de algún tipo de vigilante.
Debían seguir adelante, pero era posible que aquel guarda supusiera algún problema, así que no podían correr riesgos.
- Esperad un momento. - Pidió mentalmente el alcalde a los demás. - Puedo ser tan sigiloso como una sombra y situarme agazapado a su lado, de forma que si por casualidad a vuestro paso se despierta pueda reducirlo de manera rápida y eficaz.
Y dicho esto, el político comenzó a caminar con pasos tan ligeros que no emitían el más mínimo sonido. Pasaría al lado del vigilante y se situaría a su lado, tratando de tener su espalda y su cuello al alcance. Una vez hecho esto indicaría a los demás que ya podían pasar. Si el hombre se despertaba, actuaría rápidamente. Con un movimiento sigiloso, veloz y calculado, ejecutaría un Shigan con precisión quirúrgica dirigido a la arteria carótida del lado que tuviese más cerca mientras con la otra mano tapaba su boca para impedirle gritar. Una vez hecho esto simplemente esperaría a que se desangrase. En caso de que no despertara, cuando todos sus compañeros hubiesen salido de la estancia simplemente les seguiría, empleando el mismo sigilo usado para acercarse.
Cuando llegaron a la siguiente estancia y Kirtash echó un vistazo al grupo para cerciorarse de que todos estaban bien se percató de un detalle. Elliot, el inocente tontatta que viajaba con Kirin, no se encontraba con ellos. Sabía perfectamente, gracias a su excelente habilidad para detectar hasta al más hábil mentiroso, que el enano no era su enemigo ni les deseaba ningún mal, y que no tenía nada que ver con quien quiera que fuese el cerebro tras la Gran Aguja. No obstante, el vínculo telepático que mantenía con él seguía activo, lo que significaba que continuaba con vida. Por lo tanto, lo más probable era que hubiese huido en la dirección equivocada.
- Elliot, ¿dónde estás y qué tienes ante ti? Quiero que me vayas manteniendo al tanto de tus avances, y yo te iré informando de los nuestros. Así podremos volver a encontrarnos llegado el momento.
No sentía un gran aprecio por el tontatta, pues era alguien realmente ingenuo y fácil de manipular, pero debía reconocer que su poder era interesante. Y podría resultarles útil cuando llegasen a la cúspide de la Aguja. Así que lo mejor sería mantener el contacto con él.
En la estancia en la que se encontraban no había nada, así que continuaron hasta la adyacente. En ella se hallaban una especie de estatuillas que parecían hechas de madera pintada. Representaban a personas, algunas de las cuales le resultaban familiares. Se trataba de individuos famosos del mundo de la música. Él no era precisamente un melómano, pero había ciertos artistas cuyos rostros y nombres resultaba casi imposible no conocer aunque no escuchases activamente sus canciones si te relacionabas con otras personas. Junto a ellas había un hombre dormido. Iba vestido de negro y fuertemente armado, así que seguramente se trataría de algún tipo de vigilante.
Debían seguir adelante, pero era posible que aquel guarda supusiera algún problema, así que no podían correr riesgos.
- Esperad un momento. - Pidió mentalmente el alcalde a los demás. - Puedo ser tan sigiloso como una sombra y situarme agazapado a su lado, de forma que si por casualidad a vuestro paso se despierta pueda reducirlo de manera rápida y eficaz.
Y dicho esto, el político comenzó a caminar con pasos tan ligeros que no emitían el más mínimo sonido. Pasaría al lado del vigilante y se situaría a su lado, tratando de tener su espalda y su cuello al alcance. Una vez hecho esto indicaría a los demás que ya podían pasar. Si el hombre se despertaba, actuaría rápidamente. Con un movimiento sigiloso, veloz y calculado, ejecutaría un Shigan con precisión quirúrgica dirigido a la arteria carótida del lado que tuviese más cerca mientras con la otra mano tapaba su boca para impedirle gritar. Una vez hecho esto simplemente esperaría a que se desangrase. En caso de que no despertara, cuando todos sus compañeros hubiesen salido de la estancia simplemente les seguiría, empleando el mismo sigilo usado para acercarse.
- Resumen:
- - Narrar lo ocurrido.
- Hablar telepáticamente con Elliot (tengo permiso del moderador).
- Acercarme sigilosamente al vigilante y, si se despierta cuando los demás pasan, matarlo de forma rápida y eficaz.
- De una u otra forma, continuar por el pasillo hasta la sala S44.
- Cosas:
- - Kami-e (Mejora Mítica): El usuario ha desarrollado de manera extraordinaria el uso del Kamie, llegando al punto que puede volver su cuerpo tan flexible como él quiera y también tan ligero como deseé, llegando a doblarse sobre sí mismo de maneras que desafían las leyes de la naturaleza. A efectos prácticos, utilizando el Kami-e puede evitar hasta cuatro veces el número de golpes que normalmente. Su capacidad de infiltrarse, ocultarse, escabullirse o huir es impresionante, difícilmente alguien le notará pues al ser tan ligero no hace ruido con sus pasos.
- Ámbito Oscuridad (Pasiva): Thawne se vuelve casi imposible de detectar de noche o en lugares oscuros si no tiene actitud hostil (en caso de que esté oscuro complementa al Kami-e, aunque no sería necesario.
- Kami-e Kempo (a la hora de atacar): El usuario se vuelve mucho más veloz y severo al momento de ejecutar ataques, e incluso puede atacar muchas veces, pareciendo que su brazo desaparece en el ataque por ejemplo, debido a la gran agilidad que ha adquirido. Esto puede combinarse con otras técnicas.
- Shigan: Gracias a la velocidad de movimientos que le otorga su Kami-e Kempo, ejecuta sus Shigan con tal rapidez que resulta casi imposible reaccionar a tiempo para esquivarlos. A efectos prácticos, aumenta la velocidad y potencia de sus Shigan al doble de lo normal.
- Cirujano a tier 11 (para el ataque).
Marc Kiedis
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Tanto el semigigante como sus compañeros vencieron a los distintos miembros del agresivo grupo musical que les habían atacado. En ese momento, una extraña fuerza dejó al grandullón paralizado. Al parecer, sus amigos también lo estaban. Varias personajs ataviadas con trajes blancos y máscaras del mismo color se acercaron a ellos, y uno de ellos se dirigió a Spanner de forma bastante despectiva. Bromeó con la posibilidad de capturarles y hacer que Zane fuese en su busca, desestimándolo después dada la situación del mundo en aquel momento. ¿Serían del Gobierno Mundial? ¿Qué otras personas querrían atrapar a unos piratas por el mero hecho de serlo? Pero, de ser así, ¿quiénes eran? Marc nunca había visto a nadie que se pareciese a ellos ni de lejos.
Tal y como habían venido las níveas figuras siguieron con su camino. Finalmente, mientras todos se calmaban poco a poco, el cartero dio con algo. Un botón que, al pulsarlo, desveló un camino hacia el piso superior. El pintoresco grupo lo siguió. La sala a la que llegaron tenía vista al exterior de la torre, de hecho incluso podían ver su barco anclado en la lejanía. Aunque el mar estaba demasiado tranquilo. Como navegante, el semigigante sabía que aquello podía tratarse de una muy mala señal, podía anticipar una fuerte tormenta.
Después, tras recorrer un largo pasillo que constituía la única forma de continuar avanzando, arribaron a una extraña estancia de color rosa y con un aroma excelente. Como buen cocinero, un olor como aquel embargaba los sentidos del grandullón, que imaginaba elaborados platos que oliesen de forma tan exquisita. Lo único que encontraron allí fue un pequeño (incluso para los estándares humanos) esqueleto que se lamentaba de haber sido abandonado. Marc, apenado por el triste y solitario ser, se agachó y le ofreció un minúsculo trozo de delicioso queso.
- Ya sé que no tienes estómago donde guardarlo, pero seguro que te viene bien comer un poco. - Dijo con una gran sonrisa mientras le tendía el manjar. - Y no te preocupes, si estás perdido puedes venir con nosotros.
Tal y como habían venido las níveas figuras siguieron con su camino. Finalmente, mientras todos se calmaban poco a poco, el cartero dio con algo. Un botón que, al pulsarlo, desveló un camino hacia el piso superior. El pintoresco grupo lo siguió. La sala a la que llegaron tenía vista al exterior de la torre, de hecho incluso podían ver su barco anclado en la lejanía. Aunque el mar estaba demasiado tranquilo. Como navegante, el semigigante sabía que aquello podía tratarse de una muy mala señal, podía anticipar una fuerte tormenta.
Después, tras recorrer un largo pasillo que constituía la única forma de continuar avanzando, arribaron a una extraña estancia de color rosa y con un aroma excelente. Como buen cocinero, un olor como aquel embargaba los sentidos del grandullón, que imaginaba elaborados platos que oliesen de forma tan exquisita. Lo único que encontraron allí fue un pequeño (incluso para los estándares humanos) esqueleto que se lamentaba de haber sido abandonado. Marc, apenado por el triste y solitario ser, se agachó y le ofreció un minúsculo trozo de delicioso queso.
- Ya sé que no tienes estómago donde guardarlo, pero seguro que te viene bien comer un poco. - Dijo con una gran sonrisa mientras le tendía el manjar. - Y no te preocupes, si estás perdido puedes venir con nosotros.
- Resumen:
- - Relleno y ofrecer queso al mini esqueleto para que se venga con nosotros.
Kenzo Nakajima
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La respuesta del Almirante enervó aún más a Kenzo. Sus palabras, llenas de sensación de superioridad moral, de estar por encima del bien y del mal, le asqueaban. No, si dejabas a los criminales campar a sus anchas ellos aprovecharían tu debilidad y tus dudas en su beneficio, y con total seguridad también en perjuicio de los más débiles, de quienes no podían defenderse solos y confiaban en ellos para que lo hiciesen. El brazos largos temblaba de ira.
No obstante en ese momento Koneko se adelantó junto a su brigada, llevándose consigo al pirata y a quien parecía ser nada menos que Bleyd Master, un conocido revolucionario. Al parecer al Almirante no le importaba pactar con el diablo. Con una mueca de profundo asco y desdén, el espadachín se volvió hacia Eric.
- ¿Te has dado cuenta? ¿Te parece normal que un Almirante de la Marina actúe así? No me extraña que el mundo esté lleno de jodidos delincuentes que campan a sus anchas, con putos blandos como Koneko dirigiendo a las fuerzas del orden. En fin, se han ido, y parece que haciendo buenas migas con dos peligrosos criminales. ¿Qué hacemos compañero? Porque ahora mismo estoy tan cabreado que no soy capaz de pensar con claridad.
Una vez el peliblanco le contestase y comenzase a moverse el Sargento iría con él. A diferencia del Almirante, Eric si había mostrado ser un oficial digno de ser seguido pese a su tendencia al caos.
No obstante en ese momento Koneko se adelantó junto a su brigada, llevándose consigo al pirata y a quien parecía ser nada menos que Bleyd Master, un conocido revolucionario. Al parecer al Almirante no le importaba pactar con el diablo. Con una mueca de profundo asco y desdén, el espadachín se volvió hacia Eric.
- ¿Te has dado cuenta? ¿Te parece normal que un Almirante de la Marina actúe así? No me extraña que el mundo esté lleno de jodidos delincuentes que campan a sus anchas, con putos blandos como Koneko dirigiendo a las fuerzas del orden. En fin, se han ido, y parece que haciendo buenas migas con dos peligrosos criminales. ¿Qué hacemos compañero? Porque ahora mismo estoy tan cabreado que no soy capaz de pensar con claridad.
Una vez el peliblanco le contestase y comenzase a moverse el Sargento iría con él. A diferencia del Almirante, Eric si había mostrado ser un oficial digno de ser seguido pese a su tendencia al caos.
- Resumen:
- - Enfadarse muy mucho.
- Cuando Al y compañía se van despotricar y dejar que Eric decida.
Kaito Takumi
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Lo cierto es que Kaito se creyó vencedor cuando el que creía un estúpido psicópata se clavó a si mismo el cuchillo sobre el ojo. Poco tardó en comprobar que se equivocaba. Con su mano ahí, sujetando la cuchilla, era incapaz de acceder a su preciada materia gris; las falanges sosteniendo el filo se lo impedían, impertérritas ante el esfuerzo del ningyo. Y entonces, cuando aquel globo salió del brazo de su enemigo y decidió comenzar a huir, selló su destino.
Después de que te golpeen en la cara no puedes ver, oír o incluso pensar claramente. Tus sentidos se hunden pesadamente y te despiertas demasiado tarde, y en este caso demasiado lejos. El pelirrojo recobró el conocimiento que aquella explosión le había arrebatado unos segundos y decenas de metros tras el estallido. Se sentía enfermo; más de lo que ya venía sintiéndose. Notó el sabor de su propia sangre en la boca mientras la conmoción se disipaba y le devolvía uno a uno el resto de sus sentidos.
Aquello había sido demasiado arriesgado. Pero quien no se arriesga no gana, ¿no?
Reconociendo su error con una mezcla equitativa de resignación y aceptación, Kaito fue reincorporándose del suelo tibio de su propia sangre. Escupió a un lado, harto de aquel sabor que le inundaba la boca y el principio del esófago. Su plasma siempre había tenido demasiado cobre.
—¿Que no?—respondió con un deje ridículo—. Pues yo creo que sé quién está detrás de todo esto. Porque es obvio de cojones. Es…
Notando que su testa había dejado de estar cubierta tras la bomba de aire, Kaito cerró la boca. Aunque no cabían muchas dudas de que el responsable de aquello había sido Viktor, decirlo en alto no era nada sabio. Especialmente con cámaras ocultas que bien suponía que debía haber.
Limpiándose la cara con el brazo y sujetándose el sangrado brevemente con el mismo, el chico pulpo supo que no podían dejar a aquel bastardo con vida; podría seguirles, o, peor, mandar nuevas bombas teledirigidas a por ellos. Al fin y al cabo, aquel globo había venido desde su espalda por el pasillo, cuando aún no habían encontrado al tipejo del cuchillo.
—¿Te encargas tú? —sugirió mirando a Zack, intentando deducir que la explosión que había escuchado tras de sí poco antes de desfallecer había impactado contra él—. Creo que le debes un golpe…
Aquello, por supuesto, tan solo era una burda excusa para no actuar. Tenía bastante con un mundo que aún seguía dándole vueltas y con la epistaxis que se apretaba esperando cortarla.
Intentando desaparecer en las pocas sombras de la habitación y colocarse sigilosamente a la espalda del caído, el ningyo esperaría a que el peliazul actuara de verdugo antes de continuar en silencio hasta la siguiente planta. De hecho, lo único que haría en el breve trayecto sería sujetarse la nueva herida con el hueco del codo y volver a encapucharse. Había perdido una de sus armas, la humedad que le había robado a la araña, y eso le hacía más bien poca gracia.
Después de que te golpeen en la cara no puedes ver, oír o incluso pensar claramente. Tus sentidos se hunden pesadamente y te despiertas demasiado tarde, y en este caso demasiado lejos. El pelirrojo recobró el conocimiento que aquella explosión le había arrebatado unos segundos y decenas de metros tras el estallido. Se sentía enfermo; más de lo que ya venía sintiéndose. Notó el sabor de su propia sangre en la boca mientras la conmoción se disipaba y le devolvía uno a uno el resto de sus sentidos.
Aquello había sido demasiado arriesgado. Pero quien no se arriesga no gana, ¿no?
Reconociendo su error con una mezcla equitativa de resignación y aceptación, Kaito fue reincorporándose del suelo tibio de su propia sangre. Escupió a un lado, harto de aquel sabor que le inundaba la boca y el principio del esófago. Su plasma siempre había tenido demasiado cobre.
—¿Que no?—respondió con un deje ridículo—. Pues yo creo que sé quién está detrás de todo esto. Porque es obvio de cojones. Es…
Notando que su testa había dejado de estar cubierta tras la bomba de aire, Kaito cerró la boca. Aunque no cabían muchas dudas de que el responsable de aquello había sido Viktor, decirlo en alto no era nada sabio. Especialmente con cámaras ocultas que bien suponía que debía haber.
Limpiándose la cara con el brazo y sujetándose el sangrado brevemente con el mismo, el chico pulpo supo que no podían dejar a aquel bastardo con vida; podría seguirles, o, peor, mandar nuevas bombas teledirigidas a por ellos. Al fin y al cabo, aquel globo había venido desde su espalda por el pasillo, cuando aún no habían encontrado al tipejo del cuchillo.
—¿Te encargas tú? —sugirió mirando a Zack, intentando deducir que la explosión que había escuchado tras de sí poco antes de desfallecer había impactado contra él—. Creo que le debes un golpe…
Aquello, por supuesto, tan solo era una burda excusa para no actuar. Tenía bastante con un mundo que aún seguía dándole vueltas y con la epistaxis que se apretaba esperando cortarla.
Intentando desaparecer en las pocas sombras de la habitación y colocarse sigilosamente a la espalda del caído, el ningyo esperaría a que el peliazul actuara de verdugo antes de continuar en silencio hasta la siguiente planta. De hecho, lo único que haría en el breve trayecto sería sujetarse la nueva herida con el hueco del codo y volver a encapucharse. Había perdido una de sus armas, la humedad que le había robado a la araña, y eso le hacía más bien poca gracia.
- Resumen:
Narrar y sentir. (Suponer que es Viktor quien ha montado todo esto). Sufrir las consecuencias del ataque (Hem nasal y mareo). Fin de los Hakis por ahora.
Dejar/sugerir que Zack haga de verdugo mientras me escondo y busco la espalda del enemigo, por si acaso tenga que actuar.
Tirar para la siguiente planta una vez el señor del suelo muera.
Luka Rooney
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Dexter seguía haciendo cosas. Y esas cosas despidieron una serie de pedrolos hacia la dirección del resto. El tiburón saltó para evitar el taladro del dragón y adoptó una pose defensiva, intentando golpear cada uno de los trozos de piedra que llegaban, sin embargo, una vez todo cesó, se percató de que cuatro le habían alcanzado en la zona torácica, al menos a juzgar por las señas que habían dejado. Miró con ira a Dexter y tras ello se acercó hasta la posición de su capitán.
- No me gusta mirar mientras los demás hacen cosas -comentó, con cierta rabia-. ¿Qué se supone que habrá allí arriba?
Sin pensárselo dos veces el gyojin se adelantó y subió las escaleras, quedándose altamente sorprendido al darse cuenta de que estaban en el exterior. Las paredes tenían unos tres metros de altura.
- Puta mierda de sitio… ¿Empezamos a reventar cosas ya?
- No me gusta mirar mientras los demás hacen cosas -comentó, con cierta rabia-. ¿Qué se supone que habrá allí arriba?
Sin pensárselo dos veces el gyojin se adelantó y subió las escaleras, quedándose altamente sorprendido al darse cuenta de que estaban en el exterior. Las paredes tenían unos tres metros de altura.
- Puta mierda de sitio… ¿Empezamos a reventar cosas ya?
- Resumen:
Seguir viendo como Dexter hace cosas.
Recibir daños by the face.
Subir.
- Cosas:
- Carga pulsera: 5 turnos de 5 max.
- Carga Espiritu de Poseidón: 3 turnos de 3 max. (Usados 200 de los 1000 litros)
- Parmigiano: de fuerte sabor y tremendamente nutritivo, este queso otorgará a quien lo consuma un x3 activo (acumulable con activas del consumidor) a la Fuerza durante 3 posts.
- Carga pulsera: 5 turnos de 5 max.
Brynn
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Akuma no mi
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El pirata sonrió a la par que observaba el movimiento de su compañera de batalla. Se había defendido bien para ser -aparentemente- una novata, y era algo que al negro siempre le llamaba la atención. No dejaban de salir nuevas hornadas de gente valiente constantemente, casi que ya se podía ir pensando en dar el golpe que le jubilase, aunque eso aún tendría que esperar.
Una vez observó cómo el semigigante caía al suelo, volvió a su forma humana y guardó su machete, acercándose a su compañera de batalla. Pero justo cuando se disponía a hablar, algo paralizó su cuerpo durante un instante, y tras ello aparecieron tres hombres enmascarados.
El asesino, una vez liberado de aquella extraña parálisis, se llevó la mano a la daga, aunque pronto vió que aquella gente no presentaría batalla… Por el momento.
Uno se dirigió a Spanner, al cual amenazó con poca sutilidad, mientras que otro se dirigió a él.
- Francamente, no creo que tenga buena reputación en ninguna isla -comentó, imitando la risa de aquél tipo, que justo después increpó a su compañera, haciendo ver que era una agente gubernamental.
Una vez los tipos se marcharon -de manera bastante sorprendente-, Brynn le tendió la mano a la agente, a la par que le miraba a los ojos.
- Bien jugado, señorita.
Y entonces, sus compañeros caminaron hacia una extraña sala. No sabía cómo se había abierto aquella trampilla, pero caminó junto a ellos para observar la sala rosa con un extraño aroma, a la par que unos esqueletos caminaban por allí. Incluso Marc se paró a atender a uno.
- Esto es demasiado extraño… -susurró, casi para sí mismo.
Una vez observó cómo el semigigante caía al suelo, volvió a su forma humana y guardó su machete, acercándose a su compañera de batalla. Pero justo cuando se disponía a hablar, algo paralizó su cuerpo durante un instante, y tras ello aparecieron tres hombres enmascarados.
El asesino, una vez liberado de aquella extraña parálisis, se llevó la mano a la daga, aunque pronto vió que aquella gente no presentaría batalla… Por el momento.
Uno se dirigió a Spanner, al cual amenazó con poca sutilidad, mientras que otro se dirigió a él.
- Francamente, no creo que tenga buena reputación en ninguna isla -comentó, imitando la risa de aquél tipo, que justo después increpó a su compañera, haciendo ver que era una agente gubernamental.
Una vez los tipos se marcharon -de manera bastante sorprendente-, Brynn le tendió la mano a la agente, a la par que le miraba a los ojos.
- Bien jugado, señorita.
Y entonces, sus compañeros caminaron hacia una extraña sala. No sabía cómo se había abierto aquella trampilla, pero caminó junto a ellos para observar la sala rosa con un extraño aroma, a la par que unos esqueletos caminaban por allí. Incluso Marc se paró a atender a uno.
- Esto es demasiado extraño… -susurró, casi para sí mismo.
- Resumen:
Felicitar a Scarlett por la victoria y seguir al resto.
Ellie
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Una brisa golpeó la cara de la mink justo cuando la pala se detuvo, a escasos centímetros de su rostro. La loba observó cómo aquella criatura dudaba, cómo miraba a sus compañeros, y creyó que aún sentía miedo. Al fin y al cabo parecía, que cada cosa que pensaba o hacía, era por sus compañeros. Entonces, se decidió a hablar.
Con un tono solemne se explicó. Pese a que no dijo qué tipo de criaturas eran, a la agente no le hizo falta. Absorbió cada gesto y palabra de él y entonces, reflexionó.
- Debe ser duro -comentó, adoptando un tono calmado y cercano a triste-. La gente tiene miedo a lo que es diferente, te lo digo por experiencia. Pero nosotros no… Confía en mí, por favor. Te estoy dando la opción de liberar a tu pueblo a cambio de que colaboréis. Este edificio en el que estamos… Va a caer, y si estáis atados, no os auguro un buen futuro.
La mink se acercó aún más, de manera lenta y calmada sin dejar de observar el rostro de su líder.
- Se os ve nobles y trabajadores. Si conseguís ser libres, conseguiréis salir adelante. Qué más da si es en esta tierra o, si queda devastada, si tenéis que migrar a otro lado. Todas las especies se han visto obligadas, por alguna razón, a cambiar de aires a lo largo de la historia. No tiene por qué ser un mal cambio… Pero tampoco nos podemos adelantar ni cerrar a nada. Yo mismo me comprometo a ayudaros a buscar un sitio cuando todo esto acabe. Pero antes… Vuelvo a mi trato anterior. Os liberamos y nos protegemos mutuamente hasta que esto acabe. ¿Hay trato?
Tras ello, la mink tendería la pata al líder, y en caso de que este aceptase, liberaría a todos sus compañeros, solicitando la ayuda de Iulio y Giotto, en caso de que quisieran. Si las sujecciones de aquellos tipos eran más duras, emplearía magma con cuidado, en caso contrario, emplearía su fuerza.
Con un tono solemne se explicó. Pese a que no dijo qué tipo de criaturas eran, a la agente no le hizo falta. Absorbió cada gesto y palabra de él y entonces, reflexionó.
- Debe ser duro -comentó, adoptando un tono calmado y cercano a triste-. La gente tiene miedo a lo que es diferente, te lo digo por experiencia. Pero nosotros no… Confía en mí, por favor. Te estoy dando la opción de liberar a tu pueblo a cambio de que colaboréis. Este edificio en el que estamos… Va a caer, y si estáis atados, no os auguro un buen futuro.
La mink se acercó aún más, de manera lenta y calmada sin dejar de observar el rostro de su líder.
- Se os ve nobles y trabajadores. Si conseguís ser libres, conseguiréis salir adelante. Qué más da si es en esta tierra o, si queda devastada, si tenéis que migrar a otro lado. Todas las especies se han visto obligadas, por alguna razón, a cambiar de aires a lo largo de la historia. No tiene por qué ser un mal cambio… Pero tampoco nos podemos adelantar ni cerrar a nada. Yo mismo me comprometo a ayudaros a buscar un sitio cuando todo esto acabe. Pero antes… Vuelvo a mi trato anterior. Os liberamos y nos protegemos mutuamente hasta que esto acabe. ¿Hay trato?
Tras ello, la mink tendería la pata al líder, y en caso de que este aceptase, liberaría a todos sus compañeros, solicitando la ayuda de Iulio y Giotto, en caso de que quisieran. Si las sujecciones de aquellos tipos eran más duras, emplearía magma con cuidado, en caso contrario, emplearía su fuerza.
- Resumen:
Seguir hablando con el líder y responder a sus cuestiones.
Proponerle de nuevo un trato de ayuda mútua a cambio de liberarles.
Tenderle la pata y, si acepta, liberar a sus compañeros.
Lykanrock94
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El mink caminaba junto al Almirante y el dueño del pony rosa. Tenían que caminar por un pasillo, muy apretujados los unos con los otros. El tipo del pony rosa, sacó unos tapones para los oídos del pelaje de su mascota. Se los ofreció a sus acompañantes y el mink los cogió sin media palabra y se los puso en sus orejas de tigre pues la música que sonaba lo hacía demasiado alta.
Al atravesar el pasillo, dieron con una sala bastante amplia donde las luces brillaban vivazmente. Y mientras avanzaban por aquella sala, un muro con una probeta emergió delante de ellos.
- Identificación por favor. -Dijo aquel robot pared. La respuesta era simple para el felino.
- Soy el que te va a dar de hostias como no te quites, ¿así de claro o lo quieres mas explícito?
El tipo del pony rosa también pronuncio algunas palabras, como que que harían cuando le patearan el trasero al que creó esta mierda.
El felino tenía respuesta para todo con lo cual le respondió a su pregunta.
- No lo sé. No tengo a donde ir, ni amigos con los que reunirme... Ni familia... Estoy solo en el mundo y no tengo donde ir, por eso vago siempre solo por este mundo en busca de oponentes fuertes y así dejar de lado por momentos mi soledad. Despues de lo que el marine ese dijo... no se que hacer... Si es verdad lo que dijo ese marine, que no había ningún Inno en la Marina... Mi vida como pirata carece de sentido. Pero no tengo ningún sitio donde ir. -Dijo el felino mientras miraba al tipo del pony.
Al atravesar el pasillo, dieron con una sala bastante amplia donde las luces brillaban vivazmente. Y mientras avanzaban por aquella sala, un muro con una probeta emergió delante de ellos.
- Identificación por favor. -Dijo aquel robot pared. La respuesta era simple para el felino.
- Soy el que te va a dar de hostias como no te quites, ¿así de claro o lo quieres mas explícito?
El tipo del pony rosa también pronuncio algunas palabras, como que que harían cuando le patearan el trasero al que creó esta mierda.
El felino tenía respuesta para todo con lo cual le respondió a su pregunta.
- No lo sé. No tengo a donde ir, ni amigos con los que reunirme... Ni familia... Estoy solo en el mundo y no tengo donde ir, por eso vago siempre solo por este mundo en busca de oponentes fuertes y así dejar de lado por momentos mi soledad. Despues de lo que el marine ese dijo... no se que hacer... Si es verdad lo que dijo ese marine, que no había ningún Inno en la Marina... Mi vida como pirata carece de sentido. Pero no tengo ningún sitio donde ir. -Dijo el felino mientras miraba al tipo del pony.
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