Tenebrex
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El robot no perdió el brazo, pero al menos el daño fue el suficiente como para que liberara a la Serpiente Esmeralda, lo cual hizo que Edward sonriera tras soltar un profundo suspiro. Algo es algo. —¡Cuenta con ello! —le respondió a la chica ampliando aún más su sonrisa.
Le hizo un gesto al León Carmesí para indicarle que iba directamente a por el otro brazo, esperaba que él hiciera lo mismo. La sala temblaba, algunas cosas estaban empezando a crujir y se escuchaban ruidos que el revolucionario sabía identificar aunque preferiría no saberlo. No era su primera guerra, conocía el sonido de los cañones de los navíos de guerra, los gritos de los soldados... En una pared incluso una tubería se rompió, liberando vapor. Tal vez la situación les favorecía en su enfrentamiento contra el primate metálico, o tal vez no.
Concretamente, él y Osu tenían poco tiempo de margen. Tenían que tratar de arracarle el brazo antes de que cayera, o al menos liberar a Maki. Edward tenía un par de cosas o tres que quería reservarse para más adelante, pues estaba convencido de que los pisos superiores serían más duros... y, aunque no quisiera reconocerlo de manera consciente, albergaba la duda de si tal vez tendría que enfrentar a su anterior líder, el exalmirante Samegure. Dicho esto, y aunque quería reservárselas, sabía que tendría que usar algo potente si quería sacar al Oficial de su situación.
De un gran salto, se acercó a los mecanismos que habían quedado al descubierto en el brazo del robot gracias a Osuka. Antes de llegar, activó los Munōryoku tebukuro mientras activaba, a la vez, su técnica más mortífera, el Taiyō-shi kōsen. Juntó las muñecas de ambas manos, abrió estas dejando los dedos apuntando hacia delante y disparó. De los guanteletes surgieron un par de rayos que de seguro causarían, de ir solos, un mal funcionamiento en el robot. Sin embargo, no era así, sino que iban acompañados (y rodeados) de diez rayos de fuego de gran potencia. Edward estaba convencido de que no iba a atravesar el robot de lado a lado, pero la potencia de destrucción de esa técnica era altísima, y sumando los dos centímetros de grosor de cada rayo, le harían un precioso agujero que debilitaría muchísimo la estructura, ahora indefensa y a la vista, del interior del robot.
El disparo conjunto hizo que el salto quedase anulado, saliendo lanzado en dirección contraria unos cuantos metros. Por suerte para Ed, su agilidad le permitiría caer de pie sin la menor dificultad, pero eso no lo tranquilizaba en absoluto. Alejarse del enemigo significaba también alejarse de Maki. Si algo sucediera, ¿tendría tiempo de llegar a por él?
En el caso de que el robot soltara a Maki (o el brazo se desprendiera), el joven aceleraría tanto como le fuera posible para sacar al Gyojin de allí, pues tal vez el gorila pudiera caerle encima.
Le hizo un gesto al León Carmesí para indicarle que iba directamente a por el otro brazo, esperaba que él hiciera lo mismo. La sala temblaba, algunas cosas estaban empezando a crujir y se escuchaban ruidos que el revolucionario sabía identificar aunque preferiría no saberlo. No era su primera guerra, conocía el sonido de los cañones de los navíos de guerra, los gritos de los soldados... En una pared incluso una tubería se rompió, liberando vapor. Tal vez la situación les favorecía en su enfrentamiento contra el primate metálico, o tal vez no.
Concretamente, él y Osu tenían poco tiempo de margen. Tenían que tratar de arracarle el brazo antes de que cayera, o al menos liberar a Maki. Edward tenía un par de cosas o tres que quería reservarse para más adelante, pues estaba convencido de que los pisos superiores serían más duros... y, aunque no quisiera reconocerlo de manera consciente, albergaba la duda de si tal vez tendría que enfrentar a su anterior líder, el exalmirante Samegure. Dicho esto, y aunque quería reservárselas, sabía que tendría que usar algo potente si quería sacar al Oficial de su situación.
De un gran salto, se acercó a los mecanismos que habían quedado al descubierto en el brazo del robot gracias a Osuka. Antes de llegar, activó los Munōryoku tebukuro mientras activaba, a la vez, su técnica más mortífera, el Taiyō-shi kōsen. Juntó las muñecas de ambas manos, abrió estas dejando los dedos apuntando hacia delante y disparó. De los guanteletes surgieron un par de rayos que de seguro causarían, de ir solos, un mal funcionamiento en el robot. Sin embargo, no era así, sino que iban acompañados (y rodeados) de diez rayos de fuego de gran potencia. Edward estaba convencido de que no iba a atravesar el robot de lado a lado, pero la potencia de destrucción de esa técnica era altísima, y sumando los dos centímetros de grosor de cada rayo, le harían un precioso agujero que debilitaría muchísimo la estructura, ahora indefensa y a la vista, del interior del robot.
El disparo conjunto hizo que el salto quedase anulado, saliendo lanzado en dirección contraria unos cuantos metros. Por suerte para Ed, su agilidad le permitiría caer de pie sin la menor dificultad, pero eso no lo tranquilizaba en absoluto. Alejarse del enemigo significaba también alejarse de Maki. Si algo sucediera, ¿tendría tiempo de llegar a por él?
En el caso de que el robot soltara a Maki (o el brazo se desprendiera), el joven aceleraría tanto como le fuera posible para sacar al Gyojin de allí, pues tal vez el gorila pudiera caerle encima.
- Resumen:
- Me alegro de salvar a Annie, intento salvar a Maki con una técnica muy potente y me quedo a la espera para, si hace falta, rescatarlo antes de que el bicharraco caiga.
- Cosas usadas:
- Nombre del objeto: Munōryoku tebukuro (Calidad épica)
Descripción:Un par de guanteletes negros.
Cualidades del material: Ligereza, tenacidad y dureza.
Cualidades excepcionales: Aplican unas descargas cuando se golpea con ellos, entumeciendo los miembros golpeados, si se vuelve a golpear la misma zona una o dos veces puede incluso paralizar la parte en cuestión (contra oponentes muy resistentes un golpe no será suficiente para aplicar el efecto entumecedor ni dos o tres para el paralizante). Con una recarga de tres post puede lanzar una descarga en forma de rayo, 7 metros de alcance, paralizante y provoca quemaduras superficiales de segundo grado. Está vinculado al ADN de Edward.
Funciones: Defensivas y ofensivas.
Base científica: Convierte la energía cinética en eléctrica, que almacena para los golpes y para los rayos.
Nombre de la técnica: Taiyō-shi kōsen
Naturaleza de la técnica: Elemental
Descripción de la técnica: Edward carga unas pequeñas esferas de fuego muy brillantes en las yemas de sus dedos (hasta diez). Apuntando con ellos a sus oponentes, emite poderosos y precisos rayos de fuego que perforan y queman. Dos centímetros de grosor y veinte metros de alcance. Cuatro post de recarga.
Tiempo de canalización: Un segundo.
Ni yo mismo sé cuál es mi máximo de velocidad, pero no creo que tenga problema alguno en coger a Maki al vuelo en caso de ser necesario, si hay dudas ya me preguntáis.
Bizvan
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
En cuanto todos subieron al lomo del comodoro, este se impulsó y comenzó a volar.
Gracias a Tobí ya había experimentado la sensación de volar en el lomo de una criatura, pero no había forma de comparar a un grifo con un dragón. La velocidad y potencia eran muy distintas.
- Sería genial tener un dragón como mascota, aunque creo que solo podría utilizarlo como medio de transporte. -no parecía que mis métodos de adiestramiento fuesen los mejores, de hecho siendo honestos mi habilidad como domador parecías ser equivalente a un novato y como resultado mis mascotas presentaban un bajo poder bélico, y mi apego a ellos me hacía utilizarlos como medios de transporte o para llevar mayor cantidad de materiales, dejando de lado lucha.
* Puede que un dragón sea difícil de domar, ¿los wyverns serían más accesibles? *mientras pensaba en ello, parecía que el edificio había recibido un daño considerable, pues impactos con diferente intensidad se escuchaban por todas partes. Era difícil notar si algo habías cambiado en el interior, pues la velocidad de ascenso dificulta percatarse de detalles que no se encontraran delante, tal y como ese pedazo de dinosaurio que el comodoro consiguió esquivar.
Tristemente el viaje llegó a su fin, me hubiese gustado poder mantenerme más tiempo en el aire, por desgracia no había más remedio que bajar del lomo de mi superior.
- Muhh, ahora en verdad quiero uno… -murmuré mientras bajaba de un salto.
No estaba seguro si era mi imaginación o la molestia en mi cabeza ya comenzaba a causar efecto, pero me parecía que el suelo se encontraba ligeramente inclinado o ¿acaso era toda la estructura en general?
* Espero sea solo mi imaginación y no el comienzo de la caída de esta cosa, al menos no con todos dentro.
La pequeña indicó que el camino a seguir era el mismo tomado por el dragón y otros que lo acompañaban, y para complementar, Erik señaló la presencia del Yonkou y sus acompañantes. No había más que hacer, si Dexter y sus compañeros se dirigían por el camino indicado por la pequeña, debía ser el rumbo indicado. Ahora solo hacía falta ver que tipo de reacción tenía el comodoro ante el otro dragón, no creo que fuese similar a la del pelirrojo, de hecho no terminaba de comprender qué clase de elocuencia debería tener Dexter para que Kimura lo describiera como “buen hombre”, en especial si conocías su odio casi enfermizo hacia los piratas.
El marine habló con el tono de voz necesario para hacerse escuchar, había que darle crédito, no cualquiera reuniría el valor de dirigirse a un hombre que fácilmente podía acabar con acorazados marines.
Los dados estaban echados, solo se podía esperar a la respuesta de la otra parte.
Mi espada se encontraba en su vaina e intentar tomarla sería demasiado evidente, no quería ser quien demostrara más desconfianza de lo normal por parte de nuestro grupo, sin mencionar que creía en las palabras de Kimura, ayudandome a mantener un expresión ligeramente relajada.
* Ojalá no se mencione nada acerca de ese local perteneciente a Gusi… Nah, dudo que eso sea relevante en esta situación.*
Gracias a Tobí ya había experimentado la sensación de volar en el lomo de una criatura, pero no había forma de comparar a un grifo con un dragón. La velocidad y potencia eran muy distintas.
- Sería genial tener un dragón como mascota, aunque creo que solo podría utilizarlo como medio de transporte. -no parecía que mis métodos de adiestramiento fuesen los mejores, de hecho siendo honestos mi habilidad como domador parecías ser equivalente a un novato y como resultado mis mascotas presentaban un bajo poder bélico, y mi apego a ellos me hacía utilizarlos como medios de transporte o para llevar mayor cantidad de materiales, dejando de lado lucha.
* Puede que un dragón sea difícil de domar, ¿los wyverns serían más accesibles? *mientras pensaba en ello, parecía que el edificio había recibido un daño considerable, pues impactos con diferente intensidad se escuchaban por todas partes. Era difícil notar si algo habías cambiado en el interior, pues la velocidad de ascenso dificulta percatarse de detalles que no se encontraran delante, tal y como ese pedazo de dinosaurio que el comodoro consiguió esquivar.
Tristemente el viaje llegó a su fin, me hubiese gustado poder mantenerme más tiempo en el aire, por desgracia no había más remedio que bajar del lomo de mi superior.
- Muhh, ahora en verdad quiero uno… -murmuré mientras bajaba de un salto.
No estaba seguro si era mi imaginación o la molestia en mi cabeza ya comenzaba a causar efecto, pero me parecía que el suelo se encontraba ligeramente inclinado o ¿acaso era toda la estructura en general?
* Espero sea solo mi imaginación y no el comienzo de la caída de esta cosa, al menos no con todos dentro.
La pequeña indicó que el camino a seguir era el mismo tomado por el dragón y otros que lo acompañaban, y para complementar, Erik señaló la presencia del Yonkou y sus acompañantes. No había más que hacer, si Dexter y sus compañeros se dirigían por el camino indicado por la pequeña, debía ser el rumbo indicado. Ahora solo hacía falta ver que tipo de reacción tenía el comodoro ante el otro dragón, no creo que fuese similar a la del pelirrojo, de hecho no terminaba de comprender qué clase de elocuencia debería tener Dexter para que Kimura lo describiera como “buen hombre”, en especial si conocías su odio casi enfermizo hacia los piratas.
El marine habló con el tono de voz necesario para hacerse escuchar, había que darle crédito, no cualquiera reuniría el valor de dirigirse a un hombre que fácilmente podía acabar con acorazados marines.
Los dados estaban echados, solo se podía esperar a la respuesta de la otra parte.
Mi espada se encontraba en su vaina e intentar tomarla sería demasiado evidente, no quería ser quien demostrara más desconfianza de lo normal por parte de nuestro grupo, sin mencionar que creía en las palabras de Kimura, ayudandome a mantener un expresión ligeramente relajada.
* Ojalá no se mencione nada acerca de ese local perteneciente a Gusi… Nah, dudo que eso sea relevante en esta situación.*
- Resumen:
- -Relleno puro y duro.
-Esperar a ver como reacciona Dexter.
Aki D. Arlia
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
La situación en el ascensor era de ver para creer. Por lo menos había espacio para todos, incluído el chico de pelo azul que llevaba ya un rato con ellos. Entre una cosa y otra no había podido ni saludarle y ahora que lo pensaba no estaba segura de en qué momento se había acoplado ni de dónde había salido. ¿De qué estaba hablando, de hecho? Lys comenzó a prestar atención a la conversación demasiado tarde y la morsa que salió de la nada la pilló por sorpresa, sobresaltándola. Por si fuera poco, saltó al ascensor dispuesta a pulsar todos los botones. Bueno, de perdidos al río. Siempre podían volver a darle al 4, así funcionaban los ascensores. Al menos en principio. El chico de pelo azul se apresuró a echarle la bronca y entonces notó algo cálido junto a ella. Ugh.
Ni corta ni perezosa, suspiró y se apresuró a plantar el pie en la espalda de la morsa, reteniéndola contra el suelo.
- No tenía intención, pero devuélvela a su sitio. Lo último que necesitamos ahora es otro salido.
Para su sorpresa, en ese momento el ascensor comenzó a subir. Milagro, pero desde luego era una suerte. O lo habría sido si no se hubiera parado poco después. Las luces se apagaron y un temblor sacudió no solo el ascensor, si no todo el edificio. Lys trastabilló y acabó pegada contra una pared, manteniendo alejada a la morsa con una mano y sujetándose a la pared con la otra. Cuando todo por fin acabó logró ver una rendija de luz en lo alto. Estaba claro que tendrían que salir por ahí y por lo visto no fue la única que lo pensó. William se apresuró a lanzar un chorro de algo que no era capaz de distinguir y lo utilizó para auparse y ayudar al resto. Lys, por su parte, simplemente saltó y llegó por su cuenta hasta la parte de arriba.
- Vaya, está claro que no soy la única con secretos. - Le dijo con una sonrisa.
Pronto fueron rodeados por... ¿tela de araña? Sacó uno de sus cuchillos y se apresuró a cortarla a su alrededor para tener algo de libertad. El ser que se les acercaba... no había visto nunca nada igual, pero era sin duda fascinante. William se apresuró a atacarla, Lys se acercó a ella amenazándola con el cuchillo y manteniéndose en guardia.
- Dinos cómo podemos subir y abandonaremos tus dominios, quizá dejándote con vida. Niégate y esa será la última telaraña que escupas.
Ni corta ni perezosa, suspiró y se apresuró a plantar el pie en la espalda de la morsa, reteniéndola contra el suelo.
- No tenía intención, pero devuélvela a su sitio. Lo último que necesitamos ahora es otro salido.
Para su sorpresa, en ese momento el ascensor comenzó a subir. Milagro, pero desde luego era una suerte. O lo habría sido si no se hubiera parado poco después. Las luces se apagaron y un temblor sacudió no solo el ascensor, si no todo el edificio. Lys trastabilló y acabó pegada contra una pared, manteniendo alejada a la morsa con una mano y sujetándose a la pared con la otra. Cuando todo por fin acabó logró ver una rendija de luz en lo alto. Estaba claro que tendrían que salir por ahí y por lo visto no fue la única que lo pensó. William se apresuró a lanzar un chorro de algo que no era capaz de distinguir y lo utilizó para auparse y ayudar al resto. Lys, por su parte, simplemente saltó y llegó por su cuenta hasta la parte de arriba.
- Vaya, está claro que no soy la única con secretos. - Le dijo con una sonrisa.
Pronto fueron rodeados por... ¿tela de araña? Sacó uno de sus cuchillos y se apresuró a cortarla a su alrededor para tener algo de libertad. El ser que se les acercaba... no había visto nunca nada igual, pero era sin duda fascinante. William se apresuró a atacarla, Lys se acercó a ella amenazándola con el cuchillo y manteniéndose en guardia.
- Dinos cómo podemos subir y abandonaremos tus dominios, quizá dejándote con vida. Niégate y esa será la última telaraña que escupas.
Dexter Black
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Desde el piso industrial llegaron hasta una sala llena de paneles de madera, muestrarios y mobiliario sin utilizar del que, presumiblemente, plagaba toda la aguja. La muñequera iba marcando a través del Smaug un mapeado que difería mínimamente del que había grabado en su memoria, seguramente a causa de las diferencias de material entre las paredes, las interferencias de todo lo tirado e incluso la atmósfera enrarecida que llegaba de la sala cero-siete. Pero, si confiaban en el mapa, su objetivo era más que claro: Iban hacia la cero-seis, la subida más cercana al siguiente piso y, si no se equivocaba, el último antes de llegar al cuerpo anillado que protegía el E.V.O.L.A.. Pero no todo iba a ser tan fácil, ¿por qué debía serlo?
A su espalda oyó la voz alta y clara de alguien que le sonaba, aunque no tenía claro de qué. Hacía ya muchos años desde aquello, y su memoria no era suficiente para abarcar toda la gente a la que había conocido brevemente. En cualquier caso, hablaba como si lo conociese o, por lo menos, como si tuviese datos de él que para muchos habían pasado, tantas veces ya, totalmente inadvertidos.
-Porque no podrías detenerme -contestó, con una sonrisa socarrona. No era propio de él, pero empezaba a estar algo tenso ante el inminente Apocalipsis y a cada minuto que pasaba su corazón latía con más furia. No tenía tiempo para perder explicando a nadie qué hacía ahí-. Y no voy a perder el tiempo demostrándotelo. Si queréis acompañarme, adelante; si no... Deathstroke, ya sabes lo que debes hacer.
Conocía a Slade desde hacía años, y su vicecapitán debía ser plenamente consciente de que no deseaba hacer daño a nadie: Fuerza no letal, reducción con daños mínimos, y sobre todo evitar que lo siguiesen. Él todavía tenía muchas cosas que hacer, desde encontrar a Krauser hasta acabar con la aguja, investigar el mecanismo y visitar las demás para apagar los artefactos uno a uno, así como hundir aquella tecnología en el fondo del olvido para siempre.
Comenzó a caminar hacia la sala que según su mapa debía ir hacia el piso superior, sin dirigir siquiera una mirada de soslayo a ninguno de los marines. Si creían que él tenía algo que ver, si esperaban que perdiese el tiempo explicándoles algo que no podía probar... Perdían el tiempo. Él tenía un mundo que salvar, y si tenía que dejar inconscientes a un par de Marines para lograrlo, lo haría.
A su espalda oyó la voz alta y clara de alguien que le sonaba, aunque no tenía claro de qué. Hacía ya muchos años desde aquello, y su memoria no era suficiente para abarcar toda la gente a la que había conocido brevemente. En cualquier caso, hablaba como si lo conociese o, por lo menos, como si tuviese datos de él que para muchos habían pasado, tantas veces ya, totalmente inadvertidos.
-Porque no podrías detenerme -contestó, con una sonrisa socarrona. No era propio de él, pero empezaba a estar algo tenso ante el inminente Apocalipsis y a cada minuto que pasaba su corazón latía con más furia. No tenía tiempo para perder explicando a nadie qué hacía ahí-. Y no voy a perder el tiempo demostrándotelo. Si queréis acompañarme, adelante; si no... Deathstroke, ya sabes lo que debes hacer.
Conocía a Slade desde hacía años, y su vicecapitán debía ser plenamente consciente de que no deseaba hacer daño a nadie: Fuerza no letal, reducción con daños mínimos, y sobre todo evitar que lo siguiesen. Él todavía tenía muchas cosas que hacer, desde encontrar a Krauser hasta acabar con la aguja, investigar el mecanismo y visitar las demás para apagar los artefactos uno a uno, así como hundir aquella tecnología en el fondo del olvido para siempre.
Comenzó a caminar hacia la sala que según su mapa debía ir hacia el piso superior, sin dirigir siquiera una mirada de soslayo a ninguno de los marines. Si creían que él tenía algo que ver, si esperaban que perdiese el tiempo explicándoles algo que no podía probar... Perdían el tiempo. Él tenía un mundo que salvar, y si tenía que dejar inconscientes a un par de Marines para lograrlo, lo haría.
Yarmin Prince
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Y no cogió al mono. Sospechaba que así era hace un rato, pero que no tomase en consideración siquiera una orden tan sencilla ya no es que me pusiera la mosca tras la oreja, sino que me alertaba de que iba a tener que enfrentarme a un problema terrible antes o después. Sin embargo, por el momento Falafel era mi mejor carta para tratar de llegar a la zona alta. Tenía suerte, porque normalmente ya lo habría matado.
-Normal que te envidie -le respondí con voz altiva-, ¿tú me has visto? Soy sublime.
A nadie le gustan los ególatras, aunque con un poco de suerte podría aprovechar los celos de Arribor para que, llegado el momento, se cargase al puto músico para marujas paletas. Por mi parte, yo de momento tenía que centrarme en averiguar cómo ascender por la aguja hasta lo más alto. Tenía ante mí tres opciones, a cada cual más intrincada y que me resultaba más... Digamos que confusa. Puerta cerrada, pasillo, y una sala contigua que llevaba de vuelta al piso inferior. No obstante, tratando de hacer una revisión mental de nuestro camino hasta el momento, la opción más razonable parecía ser acercarnos al centro del lugar: Al fin y al cabo, lo único que subía más que el resto era la aguja central, ¿no? Por tanto...
-Falafel, cielo, ¿hay una forma rápida de llegar hasta arriba? Una escalera central, o un túnel de ventilación que comunique todo el complejo. Tal vez luego de eso tengamos un momentín a solas -traté de morderle la oreja, conteniendo una arcada.
-Normal que te envidie -le respondí con voz altiva-, ¿tú me has visto? Soy sublime.
A nadie le gustan los ególatras, aunque con un poco de suerte podría aprovechar los celos de Arribor para que, llegado el momento, se cargase al puto músico para marujas paletas. Por mi parte, yo de momento tenía que centrarme en averiguar cómo ascender por la aguja hasta lo más alto. Tenía ante mí tres opciones, a cada cual más intrincada y que me resultaba más... Digamos que confusa. Puerta cerrada, pasillo, y una sala contigua que llevaba de vuelta al piso inferior. No obstante, tratando de hacer una revisión mental de nuestro camino hasta el momento, la opción más razonable parecía ser acercarnos al centro del lugar: Al fin y al cabo, lo único que subía más que el resto era la aguja central, ¿no? Por tanto...
-Falafel, cielo, ¿hay una forma rápida de llegar hasta arriba? Una escalera central, o un túnel de ventilación que comunique todo el complejo. Tal vez luego de eso tengamos un momentín a solas -traté de morderle la oreja, conteniendo una arcada.
Hayden Ashworth
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El marine suspiró. El yonkou ni siquiera lo había mirado. Sin embargo, lo que le había respondido le sobraba para saber que el dragón azul no tenía nada que ver con aquello y que, como ellos, estaba allí para ponerle fin. Sin embargo, la actitud sobrada del pirata le irritó bastante. El dragón miró a los suyos de nuevo, enunciando en voz alta para que los piratas de la Rosa Azul pudiesen oírlo también:
—Hoy y solo hoy, Dexter Black y los suyos son nuestros aliados. Desde este instante y durante esta misión no será tratado como un criminal. Debemos llegar al fondo de esto, a lo más alto de esta torre y encontrar al verdadero responsable.
Dicho aquello se acercaría al pirata para tomar el mismo camino que él y acompañarle. El pirata se dirigía a una de las salas con decisión, sin embargo el dragón sentía cierta curiosidad sobre la otra sala, de la cual venía la música apagada y el extraño vapor. Se llevó la mano a la nuca.
—¿Es de verdad Krauser quien está detrás de todo esto? ¿Tienes alguna idea?
—Hoy y solo hoy, Dexter Black y los suyos son nuestros aliados. Desde este instante y durante esta misión no será tratado como un criminal. Debemos llegar al fondo de esto, a lo más alto de esta torre y encontrar al verdadero responsable.
Dicho aquello se acercaría al pirata para tomar el mismo camino que él y acompañarle. El pirata se dirigía a una de las salas con decisión, sin embargo el dragón sentía cierta curiosidad sobre la otra sala, de la cual venía la música apagada y el extraño vapor. Se llevó la mano a la nuca.
—¿Es de verdad Krauser quien está detrás de todo esto? ¿Tienes alguna idea?
Rocket Raccoon
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
—Tenías que tirarlo todo, no podías haber dejado que me quede con un par de armas, no.
El mapache estaba enrabietado. Sin embargo, tampoco era de tanta importancia. Volvía a estar a hombros del dragón, cuando escuchó una voz tras ellos. Si bien Dexter no se giró, el mapache si lo hizo, para ver a un grupo que parecían ser marines por su uniforme. El mapache, sin embargo, se fijó sobre todo en el más alto de ellos, que tenía alas y escamas del color del oro por todo el cuerpo, además de dos enormes cuernos en la frente y una enana sujeta a estos. El animal se contuvo la risa al oírle decir aquello, sobre todo tras la respuesta de su capitán. Volvió a mirar al frente, ignorando como el marine ordenaba a sus subordinados no atacarles.
—Cómo si pudieran hacernos algo —dijo en voz alta, claramente riéndose de ellos.
Continuó junto a Dexter hasta la siguiente sala y el marine dragón se acercó a ellos, haciéndole preguntas al capitán. Que pesado. El marine parecía ignorar por completo al animal y aquello enfadaba bastante más a Rocket, que tan solo estaba allí siguiendo a su capitán, como siempre.
—¿Qué más da quién sea el responsable? Le metemos un tiro en la boca y ya está.
El mapache estaba enrabietado. Sin embargo, tampoco era de tanta importancia. Volvía a estar a hombros del dragón, cuando escuchó una voz tras ellos. Si bien Dexter no se giró, el mapache si lo hizo, para ver a un grupo que parecían ser marines por su uniforme. El mapache, sin embargo, se fijó sobre todo en el más alto de ellos, que tenía alas y escamas del color del oro por todo el cuerpo, además de dos enormes cuernos en la frente y una enana sujeta a estos. El animal se contuvo la risa al oírle decir aquello, sobre todo tras la respuesta de su capitán. Volvió a mirar al frente, ignorando como el marine ordenaba a sus subordinados no atacarles.
—Cómo si pudieran hacernos algo —dijo en voz alta, claramente riéndose de ellos.
Continuó junto a Dexter hasta la siguiente sala y el marine dragón se acercó a ellos, haciéndole preguntas al capitán. Que pesado. El marine parecía ignorar por completo al animal y aquello enfadaba bastante más a Rocket, que tan solo estaba allí siguiendo a su capitán, como siempre.
—¿Qué más da quién sea el responsable? Le metemos un tiro en la boca y ya está.
Osuka Sumisu
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Sus hombros fueron llevados al extremo, sintiendo como si un poco más de fuerza hubieran terminado por dislocarse de una forma dolorosa. Las placas que rodeaban el brazo el gorila saltaron, dejando a la vista los mecanismos dañados y soltando chispas producidos por el tirón. El brazo que mantenía cautivo al escandaloso Oficial Makintosh estaba en las últimas, mientras que la pelos cenicientos fue por fin liberada de su cautiverio de metal morado.
Una sonrisa vacilona y unos ojos sorprendidos fueron la reacción a las palabras de, una molesta y con mala hostia, Annie. Pese a su aspecto de parecer de clase alta, podía ser la mas bruta, por no decir cafre, de los que estaban ahi reunidos. Aunque no le importaba a Osu, aún no se había acostumbrado a relacionar esos dos conceptos.
Noto sus pies, o más bien, los pies de su golem dejando surcos en el suelo mientras el gorila seguía tirando como un lobo de su presa. Era fuerte, eso tenía que admitirlo, pero no era el más listo de su camada de robots, si es que existen las camadas de robots. Viéndose acorralado e incapaz de poder subir por las escaleras, uso ademan de su cuerpo de simio e hizo lo que mejor se le daba a la raza de mamíferos; escalar.
Cuando el simio púrpura empezó a escalar la pared con su único brazo sano, la estructura de la torre empezó a temblar, hasta tal punto que pareció ser inoportuno para el gorila. Annie, transformada en aquella bestia sacada de cuento se dispuso a golpear a la bestia y además a darles la oportunidad de liberar de una vez al gyojin.
Osu salio del golem, dejando su guantelete con cadena dentro, dejando al coloso de piedra como si fuera una roca donde se tuviera atada a un perro. Reservo algo de piedra en su puño derecho y con un gesto, hizo que el golem le lanzase para obtener velocidad con su mano libre.
El mecanismo del brazo sufrió aun más al ataque de Ed, pero el oficial estaba seguro que su golpe remataria la tarea, creó un taladro de piedra y lo imbuio en haki, a la par que este empezó a girar de forma peligrosa a gran velocidad.
- “Es hora de acabar estas monerias” -mentalizo mientras impacto al brazo con Tengen Toppa, la que consideraba su técnica física más peligrosa, y sin embargo, más limitada-.
Solo esperaba a que Maki no volviera a hacer mas tangos de la muerte, pues no aguantaría otra persecución así antes de encontrarse con Krauser.
Una sonrisa vacilona y unos ojos sorprendidos fueron la reacción a las palabras de, una molesta y con mala hostia, Annie. Pese a su aspecto de parecer de clase alta, podía ser la mas bruta, por no decir cafre, de los que estaban ahi reunidos. Aunque no le importaba a Osu, aún no se había acostumbrado a relacionar esos dos conceptos.
Noto sus pies, o más bien, los pies de su golem dejando surcos en el suelo mientras el gorila seguía tirando como un lobo de su presa. Era fuerte, eso tenía que admitirlo, pero no era el más listo de su camada de robots, si es que existen las camadas de robots. Viéndose acorralado e incapaz de poder subir por las escaleras, uso ademan de su cuerpo de simio e hizo lo que mejor se le daba a la raza de mamíferos; escalar.
Cuando el simio púrpura empezó a escalar la pared con su único brazo sano, la estructura de la torre empezó a temblar, hasta tal punto que pareció ser inoportuno para el gorila. Annie, transformada en aquella bestia sacada de cuento se dispuso a golpear a la bestia y además a darles la oportunidad de liberar de una vez al gyojin.
Osu salio del golem, dejando su guantelete con cadena dentro, dejando al coloso de piedra como si fuera una roca donde se tuviera atada a un perro. Reservo algo de piedra en su puño derecho y con un gesto, hizo que el golem le lanzase para obtener velocidad con su mano libre.
El mecanismo del brazo sufrió aun más al ataque de Ed, pero el oficial estaba seguro que su golpe remataria la tarea, creó un taladro de piedra y lo imbuio en haki, a la par que este empezó a girar de forma peligrosa a gran velocidad.
- “Es hora de acabar estas monerias” -mentalizo mientras impacto al brazo con Tengen Toppa, la que consideraba su técnica física más peligrosa, y sin embargo, más limitada-.
Solo esperaba a que Maki no volviera a hacer mas tangos de la muerte, pues no aguantaría otra persecución así antes de encontrarse con Krauser.
- Cosis:
Nombre de la técnica: Tengen Toppa.
Naturaleza de la técnica: Física.
Descripción de la técnica: Creando un taladro de piedra imbuido en haki, este gira a gran velocidad mientras se golpea con él. Dependiendo del tamaño será menos o más devastador. Usable solo una vez en rol/combate.
Tiempo de canalización: 3 segundos
Ryuichi Ichiban
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El monstruo estalló. Braud fue expulsado hacia atrás y cayó al suelo de espaldas, provocando un temblor que no fue ni de lejos tan grande como el que ocurriría unos segundos después. El gigante se levantó, escuchando la distante voz del tipo de las cremalleras que hizo una extraña demostración cortando en dos al monstruo para enseñarles que podía regenerarse. El ogro odiaba admitir aquello, pero su fuerza bruta no serviría contra aquella cosa. No tardó en perder la erección.
Eric empezó a gritar órdenes. El gigante, que si bien no tenía porque seguirlas se aburría si no hacía nada, empezó a recoger del suelo marines inconscientes. Se cargó tras a la espalda y tres bajo cada brazo y empezó a alejarlos del bicho. Concretamente, acercándolos al agente del pelo negro con mechones blancos. Mientras caminaba, uno de los marines despertó y empezó a retorcerse bajo su brazo.
—¡¡AAAHH!! ¡¡Un monstruo!! ¡Me secuestra un ogro!
—Deja de llorar, que te estoy salvando.
Los dejó junto al agente en el suelo sin delicadeza ninguna y se sacudió las manos tras un trabajo bien hecho. Le echó una mirada fija al hombre de las cremalleras, sin embargo su odio se había marchado ya hace tiempo. Miró al enano de los ojos bicolor y dirigió una fuerte palmada a su espalda.
—No te preocupes, colega. Yo te vigilo al pelomoco.
Eric empezó a gritar órdenes. El gigante, que si bien no tenía porque seguirlas se aburría si no hacía nada, empezó a recoger del suelo marines inconscientes. Se cargó tras a la espalda y tres bajo cada brazo y empezó a alejarlos del bicho. Concretamente, acercándolos al agente del pelo negro con mechones blancos. Mientras caminaba, uno de los marines despertó y empezó a retorcerse bajo su brazo.
—¡¡AAAHH!! ¡¡Un monstruo!! ¡Me secuestra un ogro!
—Deja de llorar, que te estoy salvando.
Los dejó junto al agente en el suelo sin delicadeza ninguna y se sacudió las manos tras un trabajo bien hecho. Le echó una mirada fija al hombre de las cremalleras, sin embargo su odio se había marchado ya hace tiempo. Miró al enano de los ojos bicolor y dirigió una fuerte palmada a su espalda.
—No te preocupes, colega. Yo te vigilo al pelomoco.
Ellanora Volkihar
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
—¿Un vampiro de verdad? —contestó Nora al tío que olía a sangre—. Lo dudo seriamente, porque no era yo.
La princesa cogió la espada que uno de sus chicos le tendía, pues no iba a ser ella quien se agachase para cogerla. Miró al rubio, que no se había presentado. La vampiresa se sonrojó, aunque más bien sus mejillas tomaron durante un instante un gris más oscuro, al darse cuenta de que no debería haber hecho la oferta tan pronto. Además, era obvio que el plan de su rubio en aquel instante era usar al viejo verde para llegar más lejos.
—Hablaremos más tarde ese asunto —le dijo, para después seguirle, apartando la mirada cuando intentaba seducir al horroroso viejo.
No tenía intención alguna de separarse del rubio hasta que le dijese que sí. Además, estaba seguro de que la oferta le resultaría tentadora. No le pediría exclusividad, ya que podría irse por ahí a tirarse a quién le de la real gana, pues un esclavo contento es un esclavo que rinde mejor en la cama. Lo único que pedía eran visitas esporádicas y, sobre todo, un aliado. ¿A quién no le gustaría?
La princesa cogió la espada que uno de sus chicos le tendía, pues no iba a ser ella quien se agachase para cogerla. Miró al rubio, que no se había presentado. La vampiresa se sonrojó, aunque más bien sus mejillas tomaron durante un instante un gris más oscuro, al darse cuenta de que no debería haber hecho la oferta tan pronto. Además, era obvio que el plan de su rubio en aquel instante era usar al viejo verde para llegar más lejos.
—Hablaremos más tarde ese asunto —le dijo, para después seguirle, apartando la mirada cuando intentaba seducir al horroroso viejo.
No tenía intención alguna de separarse del rubio hasta que le dijese que sí. Además, estaba seguro de que la oferta le resultaría tentadora. No le pediría exclusividad, ya que podría irse por ahí a tirarse a quién le de la real gana, pues un esclavo contento es un esclavo que rinde mejor en la cama. Lo único que pedía eran visitas esporádicas y, sobre todo, un aliado. ¿A quién no le gustaría?
Ichizake
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Era la primera vez en su vida que subía a un ascensor, y el viajecito estaba poniendo a prueba todos sus sentidos. Durante la subida se vieron agredidos su equilibrio, su olfato y su escaso conocimiento sobre la gravedad. Uno, por el repentino temblor de la torre, que le hizo trastabillar y pensar que la endiablada cabina iba a precipitarse al vacío; otro, por el olor a humedad y algo indentificable que emanaba de la irreverente morsa; y el tercero, porque no lograba comprender del todo que esa cosa en la que montaban no se hubiera caído ya.
Cuando el elevador se detuvo bruscamente, apretó los puños con fuerza. No se sentía cómodo montando en algo que no podía controlar. Un caballo era fácilmente manejable; tan solo eran necesarios cierto equilibrio y varios toques con las piernas para que fuese a donde uno quería. Un barco también era sencillo. Las velas, las cuerdas y el timón estaban a merced del hombre, que podía dirigirlos a su antojo. Pero esa caja de metal se movía por mecanismos que ni comprendía ni controlaba, lo cual no era en absoluto tranquilizador.
Black y White se las arreglaron para subir hasta el techo del ascensor y abrir una trampilla en la que Gerald no había reparado. Supuso que no sería la salida más limpia, pero dudaba que la puerta fuese a abrirse.
-Un poder interesante, el vuestro -dijo a White. Ciertamente, ese pequeño grupo estaba formado por habilidades de lo más útiles. Extrañas, sí, pero al menos se les podía sacar cierto partido.
Apartó con la mano a la morsa, que husmeaba en su bolsillo trasero en busca de las pastas de té que antes había cogido, y se dispuso a escalar por la especie de cuerda que White había producido. Tenía una textura pegajosa y desagradable, pero al menos cumplía su función. Había tocado cosas peores.
Las telarañas que le esperaban arriba tampoco suponían un problema para él. La araña que las habitaba sí que le sorprendió un poco, pero ya se esperaba cualquier cosa de aquel lugar. Había renunciado a plantearse siquiera quién había planeado la defensa de la torre y solo esperaba que las siguientes sorpresas no fuesen especialmente ofensivas a la vista.
-Doy por hecho que si subimos por el hueco del ascensor llegaremos hasta la última planta -dedujo Gerald-. Las telarañas pueden servir para trepar.
Existía, no obstante, un asunto potencialmente preocupante. Trepar por la red de la araña o por las cuerdas pegajosas de White era una opción, pero no especialmente atrayente. Sin embargo, había entre ellos alguien que poseía alas, y eso le daba la nada despreciable oportunidad de adelantarse y dejarlos atrás a todos. Gerald no podía permitir eso, pues aún podía necesitar la fuerza de Lysbeth. Además, era la única cuya compañía no le desagradaba en algún sentido. Decidió que si la mujer intentaba echar a volar la detendría de forma contundente. Aunque si el resto quería adelantarse, seguramente les dejaría...
Cuando el elevador se detuvo bruscamente, apretó los puños con fuerza. No se sentía cómodo montando en algo que no podía controlar. Un caballo era fácilmente manejable; tan solo eran necesarios cierto equilibrio y varios toques con las piernas para que fuese a donde uno quería. Un barco también era sencillo. Las velas, las cuerdas y el timón estaban a merced del hombre, que podía dirigirlos a su antojo. Pero esa caja de metal se movía por mecanismos que ni comprendía ni controlaba, lo cual no era en absoluto tranquilizador.
Black y White se las arreglaron para subir hasta el techo del ascensor y abrir una trampilla en la que Gerald no había reparado. Supuso que no sería la salida más limpia, pero dudaba que la puerta fuese a abrirse.
-Un poder interesante, el vuestro -dijo a White. Ciertamente, ese pequeño grupo estaba formado por habilidades de lo más útiles. Extrañas, sí, pero al menos se les podía sacar cierto partido.
Apartó con la mano a la morsa, que husmeaba en su bolsillo trasero en busca de las pastas de té que antes había cogido, y se dispuso a escalar por la especie de cuerda que White había producido. Tenía una textura pegajosa y desagradable, pero al menos cumplía su función. Había tocado cosas peores.
Las telarañas que le esperaban arriba tampoco suponían un problema para él. La araña que las habitaba sí que le sorprendió un poco, pero ya se esperaba cualquier cosa de aquel lugar. Había renunciado a plantearse siquiera quién había planeado la defensa de la torre y solo esperaba que las siguientes sorpresas no fuesen especialmente ofensivas a la vista.
-Doy por hecho que si subimos por el hueco del ascensor llegaremos hasta la última planta -dedujo Gerald-. Las telarañas pueden servir para trepar.
Existía, no obstante, un asunto potencialmente preocupante. Trepar por la red de la araña o por las cuerdas pegajosas de White era una opción, pero no especialmente atrayente. Sin embargo, había entre ellos alguien que poseía alas, y eso le daba la nada despreciable oportunidad de adelantarse y dejarlos atrás a todos. Gerald no podía permitir eso, pues aún podía necesitar la fuerza de Lysbeth. Además, era la única cuya compañía no le desagradaba en algún sentido. Decidió que si la mujer intentaba echar a volar la detendría de forma contundente. Aunque si el resto quería adelantarse, seguramente les dejaría...
Simo Baker
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Y cuando parecía que teníamos el control e íbamos a poder seguir avanzando, todo se fue a la mierda otra vez. El gigantón nudista no habría sufrido daños, pero al parecer la bestia tampoco. Sí, había explotado en un montón de cachitos, pero se estaba juntando otra vez para regenerarse como si nada. El metálico de las cremalleras nos indicó que ya lo sabía, que era un arma biológica que se había salido de control, que no la íbamos a matar así. La demostración que hizo al cortarla por la mitad para que se regenerara de nuevo lo dejó bien claro. “Pues vaya malgasto de granada”, pensé disgustado.
Una fuerte sacudida interrumpió el desagrado que me produjo la explicación del coloso metálico. Pude mantenerme fácilmente en pie gracias a mi agilidad, pero no se pudo decir lo mismo de la estructura. Al instante varios focos y una gran cantidad de tuberías reventaron creando un ambiente tétrico, con una especie de gas abundante y una iluminación inestable. Era una auténtica pesadilla de lugar para alguien cuya principal aptitud era la puntería. Al menos tenía claro que no había sido por la explosión de la granada, pero… ¿Qué lo podía haber provocado? ¿Los cañones de los barcos del exterior? ¿El mecanismo activándose? No tenía ni idea, pero nos estábamos quedando sin tiempo.
Por suerte para el grupo el marine salvaje apareció de nuevo con otro plan. Al estar cerca de su compañero pude escucharlo perfectamente y lo entendí al momento, quería prender el gas para quemar a la bestia. Era un buen plan, no se regeneraría si no había nada que regenerar; sin embargo, tenía un pequeño fallo. ¿El gas de las tuberías era inflamable? Aunque por el olor que comenzaba a inundar la estancia lo parecía, no lo sabíamos. Fuera como fuese no había nada que yo pudiera aportar a ese plan, por lo que decidí colaborar en la evacuación de marines.
La fuerza no era uno de mis puntos fuertes, por lo que tan sólo logre ayudar a un par de asustados reclutas a levantarse para que siguieran las ordenes de su superior. Estaba cargando con un tercero al hombro cuando llegué a la posición donde estaban Seis y Buerganor con el coloso. –Ya casi estáis en la salida-, dije al maltrecho marine pasándoselo a uno de sus compañeros para que le ayudara. Era algo egoísta cesar mi apoyo a la evacuación de la zona que podía volar por los aires en unos instantes, pero me interesaba más saber que se tramaba en el núcleo de agentes.
“Pues vaya”, pensé al ver lo que la mirada de Seis quería decir. No me agradaba nada la idea de tener que hacer de niñera de un traidor y un nudista, pero la pelirrosa lo había presentado tan bien que no podía negarme. Además también era cierto que así avanzaríamos mucho más rápido. Que los marines se encargaran de acabar con los bichos gigantes, nuestro objetivo era llegar al final para acabar con el mecanismo y, si había un poco de suerte, con Krauser.
-Bueno hombre mapa, parece que la marina se encarga de la bestia. ¿Por dónde seguimos? Estamos empezando a quedarnos sin tiempo-, dije uniéndome a la conversación de este con el coloso. –¿O quizás tú podrías abrirnos un portal al piso de arriba? Lo siento por haberte atacado antes, pero si vamos a colaborar estaría bien contar con tus habilidades para avanzar más rápido-, añadí preguntando al señor de las cremalleras con la esperanza de que pudiera usarlas para ello.
Una fuerte sacudida interrumpió el desagrado que me produjo la explicación del coloso metálico. Pude mantenerme fácilmente en pie gracias a mi agilidad, pero no se pudo decir lo mismo de la estructura. Al instante varios focos y una gran cantidad de tuberías reventaron creando un ambiente tétrico, con una especie de gas abundante y una iluminación inestable. Era una auténtica pesadilla de lugar para alguien cuya principal aptitud era la puntería. Al menos tenía claro que no había sido por la explosión de la granada, pero… ¿Qué lo podía haber provocado? ¿Los cañones de los barcos del exterior? ¿El mecanismo activándose? No tenía ni idea, pero nos estábamos quedando sin tiempo.
Por suerte para el grupo el marine salvaje apareció de nuevo con otro plan. Al estar cerca de su compañero pude escucharlo perfectamente y lo entendí al momento, quería prender el gas para quemar a la bestia. Era un buen plan, no se regeneraría si no había nada que regenerar; sin embargo, tenía un pequeño fallo. ¿El gas de las tuberías era inflamable? Aunque por el olor que comenzaba a inundar la estancia lo parecía, no lo sabíamos. Fuera como fuese no había nada que yo pudiera aportar a ese plan, por lo que decidí colaborar en la evacuación de marines.
La fuerza no era uno de mis puntos fuertes, por lo que tan sólo logre ayudar a un par de asustados reclutas a levantarse para que siguieran las ordenes de su superior. Estaba cargando con un tercero al hombro cuando llegué a la posición donde estaban Seis y Buerganor con el coloso. –Ya casi estáis en la salida-, dije al maltrecho marine pasándoselo a uno de sus compañeros para que le ayudara. Era algo egoísta cesar mi apoyo a la evacuación de la zona que podía volar por los aires en unos instantes, pero me interesaba más saber que se tramaba en el núcleo de agentes.
“Pues vaya”, pensé al ver lo que la mirada de Seis quería decir. No me agradaba nada la idea de tener que hacer de niñera de un traidor y un nudista, pero la pelirrosa lo había presentado tan bien que no podía negarme. Además también era cierto que así avanzaríamos mucho más rápido. Que los marines se encargaran de acabar con los bichos gigantes, nuestro objetivo era llegar al final para acabar con el mecanismo y, si había un poco de suerte, con Krauser.
-Bueno hombre mapa, parece que la marina se encarga de la bestia. ¿Por dónde seguimos? Estamos empezando a quedarnos sin tiempo-, dije uniéndome a la conversación de este con el coloso. –¿O quizás tú podrías abrirnos un portal al piso de arriba? Lo siento por haberte atacado antes, pero si vamos a colaborar estaría bien contar con tus habilidades para avanzar más rápido-, añadí preguntando al señor de las cremalleras con la esperanza de que pudiera usarlas para ello.
Maki
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Maki vio con envidia como Annie quedaba libre del abrazo del mono. Lo vio con envidia y con muchos problemas, la verdad, porque su captor no dejaba de balancear el brazo arriba y abajo, sacudiéndole a lo loco como un niño con un yo-yo roto. No estaba lejos de sentirse como un yo-yo roto, con el meneíto que llevaba encima. De no ser por su tremenda fortaleza estomacal habría vomitado sobre el gorila escalador. Un segundo... ¿qué estaba escalando? Maki no tenía mucho ángulo para ver bien lo que estaba pasando, ni mucho humor como para preocuparse por lo que era cada ruido raro que producían sus compañeros revolucionarios.
-Sí que les está costando esto de salvarme -masculló el pez, cansado ya de su secuestro. Lo bueno era que, siendo de metal, el mono no le soltaba pelos encima.
Según el brazo del simio se movía, Maki podía ver a ratos los intentos de la Armada por liberarle. El bicho de piedra de Susu haciendo cosas, Ruedas usando sus ruedas... ¿Qué era esa especie de lombriz voladora? Igual estaba teniendo alucinaciones. Pudiera ser que el mono le apretase en mal sitio y se le estuviese acumulando la sangre en la cabeza. Luego vio el monumental ataque de fuego, luces y destrucción asegurada que volaba hacia el gorila y se puso pálido. ¡¿Es que querían matarle?! ¡¿Por qué no le lanzaban una bomba directamente?! Así podrían rescatar sus restos derretidos y churruscados.
-Voy a tener que hacerlo yo.
Iba a rescatarse él solo. ¿Cómo? Pues... no lo tenía muy claro, pero el Oficial Makintosh sabía arreglárselas por sí mismo. Cerró los ojos, apretó los dientes y le dio a la mano del gorila un soberbio cabezazo para que le soltase. ¡JA! Así aprendería.
-Sí que les está costando esto de salvarme -masculló el pez, cansado ya de su secuestro. Lo bueno era que, siendo de metal, el mono no le soltaba pelos encima.
Según el brazo del simio se movía, Maki podía ver a ratos los intentos de la Armada por liberarle. El bicho de piedra de Susu haciendo cosas, Ruedas usando sus ruedas... ¿Qué era esa especie de lombriz voladora? Igual estaba teniendo alucinaciones. Pudiera ser que el mono le apretase en mal sitio y se le estuviese acumulando la sangre en la cabeza. Luego vio el monumental ataque de fuego, luces y destrucción asegurada que volaba hacia el gorila y se puso pálido. ¡¿Es que querían matarle?! ¡¿Por qué no le lanzaban una bomba directamente?! Así podrían rescatar sus restos derretidos y churruscados.
-Voy a tener que hacerlo yo.
Iba a rescatarse él solo. ¿Cómo? Pues... no lo tenía muy claro, pero el Oficial Makintosh sabía arreglárselas por sí mismo. Cerró los ojos, apretó los dientes y le dio a la mano del gorila un soberbio cabezazo para que le soltase. ¡JA! Así aprendería.
La gran bola de queso de Marc atrajo al castor tanto como repelió a Therax, que se alejó lo máximo posible de ella en cuanto tuvo ocasión. Sus pasos le habían llevado junto a la puerta a la que había intentado dirigirse anteriormente, pero un agudo grito a su espalda provocó que se diera la vuelta para comprobar qué sucedía. «¿Y ahora qué?», se quejó en su fuero interno, hastiado.
El castor había anunciado lo que le sucedía antes de quedar silenciado y comenzar a asfixiarse. Lo cierto era que al rubio no le importaba en absoluto lo que le sucediese. No porque no le preocupase la vida de los demás, sino porque el orden de prioridades estaba claro en su mente. ¡Y les había atacado, joder! Aunque debía reconocer que no había sido una ofensiva al uso, sino más bien un acto involuntario.
Los ruegos de Marc no tardaron en llegar a sus oídos. La imagen que encontró no le sorprendió en absoluto, aunque cualquiera que no conociese al grandullón encontraría el cuadro cuanto menos gracioso. El corazón y las buenas intenciones que le caracterizaban rivalizaban en tamaño con su estatura, hecho que, a ojos del domador, podría traerle graves consecuencias en el futuro.
—Voy, voy —respondió, pensando en qué podía hacer para solucionar la situación. No tenía a mano su material, por lo que no podía hacer uso del queso del timonel de los Arashi para improvisar un remedio. Fuera como fuere, haría lo que estuviese en su mano para deshacer el entuerto y aliviar el sufrimiento de Marc.
Sin embargo, antes de que decidiese exactamente qué hacer, el muchacho salvaje tomó la iniciativa. Tal vez fuese el remedio más asqueroso que se le podría haber ocurrido, pero era algo. Introdujo un mechón de pelo en su boca y pujó por darle la mayor profundidad posible. Una arcada cerca estuvo de acudir a su boca al ponerse en la piel del castor, pero fue capaz de reprimirla.
La intención era buena, aunque dudaba mucho que la reacción que se acababa de producir en la vía respiratoria del brazos-largos remitiese al extraer el queso de su cuerpo. Aguardaría unos segundos para ver qué sucedía y, en caso de que no surtiese efecto, desenvainaría a Hi no Tamashii y procedería a realizar un corte en su cuello. Activaría la función bisturí accionando el mecanismo camuflado en su empuñadura y trazaría un corte vertical con sumo cuidado en la zona inferior del cuello. A continuación solicitaría a alguno de los presentes algo que introducir para mantener el contacto entra la tráquea y el aire ambiental.
Una vez resuelta la situación —para bien o para mal—, encaró al fin la puerta que le sacaría de aquella estancia. Conducía a una gran cantidad de pasillos y puertas, pero una rampa que parecía ascender llamó su atención. Varios pares de zapatos esperaban a ser usados frente a un suelo de baldosas blancas y negras. Cada uno de estos tenía un dibujo en la suela, representando algunas de las diferentes piezas de un tablero de ajedrez.
No era un gran experto en el juego ni pretendía serlo. Apenas conocía la dinámica de cada una de las piezas, pero esperaba que esa información fuese más que suficiente para hacer una elección mínimamente decente. El rey era la pieza que debía ser defendida, y él no estaba allí para que nadie le defendiese. En consecuencia, se puso los zapatos decorados con el alfil y se dispuso a dar su primer paso en la rampa. ¿Se encontrarían Zane, Luka y los demás más adelante? Que no hubiese un rastro de destrucción por allí era cuanto menos sospechoso.
Sin embargo, antes de que lo hiciese todo retumbó. El temblor se prolongó durante un minuto que se le antojó como una hora. La sala no dejaba de moverse y el sonido que llegaba a sus oídos indicaba que en algún lugar el vapor manaba con furia. Aquello debían ser los pródromos de lo que Krauser tuviese pensado, así que no era el momento de detenerse. Ya estaba harto de que le hicieran perder el tiempo.
El castor había anunciado lo que le sucedía antes de quedar silenciado y comenzar a asfixiarse. Lo cierto era que al rubio no le importaba en absoluto lo que le sucediese. No porque no le preocupase la vida de los demás, sino porque el orden de prioridades estaba claro en su mente. ¡Y les había atacado, joder! Aunque debía reconocer que no había sido una ofensiva al uso, sino más bien un acto involuntario.
Los ruegos de Marc no tardaron en llegar a sus oídos. La imagen que encontró no le sorprendió en absoluto, aunque cualquiera que no conociese al grandullón encontraría el cuadro cuanto menos gracioso. El corazón y las buenas intenciones que le caracterizaban rivalizaban en tamaño con su estatura, hecho que, a ojos del domador, podría traerle graves consecuencias en el futuro.
—Voy, voy —respondió, pensando en qué podía hacer para solucionar la situación. No tenía a mano su material, por lo que no podía hacer uso del queso del timonel de los Arashi para improvisar un remedio. Fuera como fuere, haría lo que estuviese en su mano para deshacer el entuerto y aliviar el sufrimiento de Marc.
Sin embargo, antes de que decidiese exactamente qué hacer, el muchacho salvaje tomó la iniciativa. Tal vez fuese el remedio más asqueroso que se le podría haber ocurrido, pero era algo. Introdujo un mechón de pelo en su boca y pujó por darle la mayor profundidad posible. Una arcada cerca estuvo de acudir a su boca al ponerse en la piel del castor, pero fue capaz de reprimirla.
La intención era buena, aunque dudaba mucho que la reacción que se acababa de producir en la vía respiratoria del brazos-largos remitiese al extraer el queso de su cuerpo. Aguardaría unos segundos para ver qué sucedía y, en caso de que no surtiese efecto, desenvainaría a Hi no Tamashii y procedería a realizar un corte en su cuello. Activaría la función bisturí accionando el mecanismo camuflado en su empuñadura y trazaría un corte vertical con sumo cuidado en la zona inferior del cuello. A continuación solicitaría a alguno de los presentes algo que introducir para mantener el contacto entra la tráquea y el aire ambiental.
Una vez resuelta la situación —para bien o para mal—, encaró al fin la puerta que le sacaría de aquella estancia. Conducía a una gran cantidad de pasillos y puertas, pero una rampa que parecía ascender llamó su atención. Varios pares de zapatos esperaban a ser usados frente a un suelo de baldosas blancas y negras. Cada uno de estos tenía un dibujo en la suela, representando algunas de las diferentes piezas de un tablero de ajedrez.
No era un gran experto en el juego ni pretendía serlo. Apenas conocía la dinámica de cada una de las piezas, pero esperaba que esa información fuese más que suficiente para hacer una elección mínimamente decente. El rey era la pieza que debía ser defendida, y él no estaba allí para que nadie le defendiese. En consecuencia, se puso los zapatos decorados con el alfil y se dispuso a dar su primer paso en la rampa. ¿Se encontrarían Zane, Luka y los demás más adelante? Que no hubiese un rastro de destrucción por allí era cuanto menos sospechoso.
Sin embargo, antes de que lo hiciese todo retumbó. El temblor se prolongó durante un minuto que se le antojó como una hora. La sala no dejaba de moverse y el sonido que llegaba a sus oídos indicaba que en algún lugar el vapor manaba con furia. Aquello debían ser los pródromos de lo que Krauser tuviese pensado, así que no era el momento de detenerse. Ya estaba harto de que le hicieran perder el tiempo.
- Resumen:
- Esperar para ver si el problema de Justino se resuelve con la idea de Ummak. En caso contrario, intentar abrir la vía aérea realizando un corte en la zona inferior del cuello —una traqueostomía, vamos—, pidiendo a continuación algo a los presentes para mantener la comunicación abierta. Por último, ponerme unos zapatos de alfil e disponerme a subir por la rampa.
Resoplé, interrumpiendo la respiración agitada de la que había estado haciendo gala. Mi habilidad no había surtido el efecto deseado, pues mi intención inicial había sido contrarrestar de algún modo la onda sonora con la que el de las gafas nos había obsequiado. No obstante, no había habido ningún tipo de interacción entre mi luz y su sonido. Por el contrario, el láser que había liberado había impactado de lleno en él, coincidiendo con un disparo de Bleyd. La consecuencia no había sido otra que el fin de los días del percusionista.
El calor allí era muy intenso, pero no parecía afectar a Ellie cuando se aproximó a mí haciendo gala de su buen humor. Seguramente su naturaleza magmática tuviese mucho que ver con ello y, por un momento, sentí envidia de ella. ¿Por qué demonios tenía que estar sudando? ¡Aquello era asqueroso! Fuera como fuere, los gritos del enemigo de la Marina no tardaron en ser perfectamente audibles. ¿Acaso intentaba salvar a quien él mismo había matado? No tenía demasiado sentido, pero decidí ignorarlo y poner mi atención sobre el objetivo principal: frenar, destruir o inutilizar aquel condenado cacharro megalomaníaco.
—No tengo nada de comer, Ellie —comenté tras chocarle la mano en un gesto más bien inconsciente, volviendo a desabrochar mi túnica y mostrando el uniforme que ésta ocultaba—. Por cierto, creo que deberíamos salir de aquí. Tú pareces muy cómoda, pero yo me estoy asando —añadí. Todo en la sala ardía, incluyendo el árbol y la lápida junto a las que se encontraba el tipo de las baquetas cuando entramos—. No sé si deberíamos apagar esto —comenté aproximándome a la lápida para comprobar si había alguna inscripción en ella. Continuaba resultándome extremadamente rara la presencia de una lápida y un árbol en aquel lugar.
—Yo tengo un mapa —comenté distraídamente al tiempo que me aproximaba de nuevo a la mink. 'Er zarvahe' me lo había lanzado antes de separarnos de forma accidental, ignorante de la falta que me haría más adelante. Tal vez no fuese un disparate agradecérselo cuando le volviese a ver... Si es que ambos salíamos de allí con vida.
Un camino nacía a la izquierda de las escaleras que nos habían llevado hasta allí, y se antojaba como una excelente oportunidad para dejar atrás el incendio que prometía calcinarme hasta la médula. Esperé a que Giotto se uniera a nosotros y mostré el mapa a mis compañeros:
—¿Qué os parece ese camino? —Señalé el mapa y el pasillo de forma alternativa. Si ninguno se oponía, me dirigiría en esa dirección. En caso contrario, escucharía las otras posibles alternativas antes de comenzar a moverme.
El calor allí era muy intenso, pero no parecía afectar a Ellie cuando se aproximó a mí haciendo gala de su buen humor. Seguramente su naturaleza magmática tuviese mucho que ver con ello y, por un momento, sentí envidia de ella. ¿Por qué demonios tenía que estar sudando? ¡Aquello era asqueroso! Fuera como fuere, los gritos del enemigo de la Marina no tardaron en ser perfectamente audibles. ¿Acaso intentaba salvar a quien él mismo había matado? No tenía demasiado sentido, pero decidí ignorarlo y poner mi atención sobre el objetivo principal: frenar, destruir o inutilizar aquel condenado cacharro megalomaníaco.
—No tengo nada de comer, Ellie —comenté tras chocarle la mano en un gesto más bien inconsciente, volviendo a desabrochar mi túnica y mostrando el uniforme que ésta ocultaba—. Por cierto, creo que deberíamos salir de aquí. Tú pareces muy cómoda, pero yo me estoy asando —añadí. Todo en la sala ardía, incluyendo el árbol y la lápida junto a las que se encontraba el tipo de las baquetas cuando entramos—. No sé si deberíamos apagar esto —comenté aproximándome a la lápida para comprobar si había alguna inscripción en ella. Continuaba resultándome extremadamente rara la presencia de una lápida y un árbol en aquel lugar.
—Yo tengo un mapa —comenté distraídamente al tiempo que me aproximaba de nuevo a la mink. 'Er zarvahe' me lo había lanzado antes de separarnos de forma accidental, ignorante de la falta que me haría más adelante. Tal vez no fuese un disparate agradecérselo cuando le volviese a ver... Si es que ambos salíamos de allí con vida.
Un camino nacía a la izquierda de las escaleras que nos habían llevado hasta allí, y se antojaba como una excelente oportunidad para dejar atrás el incendio que prometía calcinarme hasta la médula. Esperé a que Giotto se uniera a nosotros y mostré el mapa a mis compañeros:
—¿Qué os parece ese camino? —Señalé el mapa y el pasillo de forma alternativa. Si ninguno se oponía, me dirigiría en esa dirección. En caso contrario, escucharía las otras posibles alternativas antes de comenzar a moverme.
- Resumen - Ellie y Giotto:
- Intentar reunirme con los demás y proponer dirigirnos hacia la sala 79 desde la 5.
Galhard
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
"¿En que momento las cosas se habían complicado tanto?" Pensó Galhard, el cuadro había reaccionado a la melodía de Al, un estridente ruido que dificultaba pensar con claridad invadía el ambiente, un extraño sujeto de peinado estrafalario coronaba la nueva sala y unas imponentes figuras pétreas empezaron a agredir a sus superiores, una de ellas golpeó a Arthur, el cual había ido amablemente a pedirle al extraño hombre que aminorase el ruido. No hacía falta ser muy inteligente ni conocer en profundidad a Arthur para percatarse que habían cruzado una línea, que aparte de devolverle los sentidos al oficial, lo había enfurecido. Por otra parte el recluta se percató de que Al también se encontraba del mismo humor, la ira de ambos oficiales era palpable para Galhard, que se llevaba las manos a los oídos.
"Este es el verdadero potencial del escuadrón de uno de los tres principales de la Marina.
De pronto el sonido comenzó a cesar a la vez que la temperatura de la sala descendía drásticamente, hasta el punto que la habitación de las pirañas parecía una sauna en comparación a donde estaban ahora. Mientras el suelo se congelaba a sus pies y agarraba con fuerza la antorcha, Galhard alcanzó a ver los extraños movimientos que sus superiores estaban haciendo, debían estar realmente furiosos si no reparaban en los daños colaterales que podían provocar o bien tenían la sobrestima de que podrían sobrevivir a eso. Con un rápido movimiento de ojos se centró en Jack quien si prestó atención en él y el otro recluta, lanzando algo hacia la dirección donde ellos se encontraban. Un aroma dulce envolvió al recluta. Sin duda se trataba de una cúpula hecha por los poderes de Jack, misteriosamente la temperatura volvía a sentirse agradable dentro del caramelo. Ni en los inviernos del reino de Lyneel hacia tanto frío como fuera de la cúpula.
-¡Gracias oficial Jack! Por el momento no puedo hacer nada más que mirar, seguro que la pareja de A's despachan con rapidez el asunto. -
"Este es el verdadero potencial del escuadrón de uno de los tres principales de la Marina.
De pronto el sonido comenzó a cesar a la vez que la temperatura de la sala descendía drásticamente, hasta el punto que la habitación de las pirañas parecía una sauna en comparación a donde estaban ahora. Mientras el suelo se congelaba a sus pies y agarraba con fuerza la antorcha, Galhard alcanzó a ver los extraños movimientos que sus superiores estaban haciendo, debían estar realmente furiosos si no reparaban en los daños colaterales que podían provocar o bien tenían la sobrestima de que podrían sobrevivir a eso. Con un rápido movimiento de ojos se centró en Jack quien si prestó atención en él y el otro recluta, lanzando algo hacia la dirección donde ellos se encontraban. Un aroma dulce envolvió al recluta. Sin duda se trataba de una cúpula hecha por los poderes de Jack, misteriosamente la temperatura volvía a sentirse agradable dentro del caramelo. Ni en los inviernos del reino de Lyneel hacia tanto frío como fuera de la cúpula.
-¡Gracias oficial Jack! Por el momento no puedo hacer nada más que mirar, seguro que la pareja de A's despachan con rapidez el asunto. -
- Resumen:
- fliparlo y quedarse dentro de la protección de Jack
Rose D. Alviss
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Mientras quemaba uno de los tambores, me percate que Vile estaba probando algo distinto, que se acercaba literalmente a lo que pedía el del monitor, un ritmo de batalla, sonaba bien, pero no era de mi gusto. Pero funcionó, al contrario que nuestras demás estrategias.
- Con que era literalmente un ritmo... bien hecho, yo hubiera sido incapaz de hacerlo. - Felicité al nuevo.
La siguiente sala estaba totalmente a oscuras, el capitán se ofreció a iluminarla y su actitud fue rara, parece que el queso dejaba de hacer efecto, ya que ahora parecía bipolar, primero con modales y luego palabras mal sonantes. Por la sala se escuchaba el sonido de una guitarra, dicho sonido tenía algo que se me hacía familiar. El capitán, como si de una quinceañera se tratara, reconoció a al grupo que producía la música.
- ¿Cómo has dicho que se llaman? ¿Los abecedarios? Pufff soy un desastre para los nombres. No puedo negar el hecho que mola su estilo de música, a pesar de sus pintas. - Pregunté mientras me deleitaba con los acordes de la guitarra.
El pelirrojo nos pasó una petaca y fue a donde estaba los 4 integrantes, cogió el micro, se presentó y se puso a cantar.
- Me cago en la puta... al fin has vuelto capitán, ya era hora joder. - Dije al borde de la emoción tras coger la petaca que me había pasado Luka. - Ron, típico del gañan.
Agité la petaca con suavidad para ver cuánto quedaba, lo suficiente para los tres.
- Toma Vile, te aconsejo que no lo remates y le dejes a Nox un poco, que si no se enfada el pajarraco, sobretodo ahora que ha vuelto a ser el de siempre. - Le dije al nuevo mientras le pasaba dicha petaca.
Tras su momento de solista, el pelirrojo le pasó el micro al pez, con intención que siga la canción, pero había olvidado un detalle, el cabreo del gyojin, que era bastante patente. Lo apretó con fuerza y me lo lanzó, que conseguí atraparlo a duras penas.
- Mmmm, ¿esto funciona? - Le doy un par de golpes. - Veo que sí, Zane, te recuerdo que estamos aquí por una razón en concreto y que este grupo quizás sea parte de los zumbados que crearon este sitio. Y no, no pienso cantar.
Luka pregunta directamente a los rockeros que puzzle teníamos que hacer para pasar, yo no tenía tan claro que en todas las salas hubiera que pasar pruebas de comerse la cabeza o de ingenio.
Tenía razón, el grupo negó que lo hubiera. De repente, se encendieron unos focos que nos cegaron por completo durante unos segundos, al menos a mí, pudiendo ver el resto de la sala, signos de que se montan cada juerga miraras por donde miraras.
Empezaron los cuatro a tocar y la música parecía querer que nos uniéramos al jolgorio y para rematar la faena, el cantante le pega un derechazo al capitán, supongo que por robar el micrófono que tenía en mi poder en ese instante, sin salirse del esquema ni un segundo.
- No lo quiero toma. - Lo lancé hacía el grupo, no me apetecía ser apaleado simplemente por ser aguafiestas.
La réplica no tardo. El capitán atacó con una onda cortante hacía los abecedarios. Yo por mi parte, viendo lo que se asemeja a una pelea de bar, hice lo que mejor se puede hacer, usar objetos a tu favor, cogí una silla que había ataque con ella al miembro más cercano que tuviera, con intención de romperla en su cuerpo.
- Con que era literalmente un ritmo... bien hecho, yo hubiera sido incapaz de hacerlo. - Felicité al nuevo.
La siguiente sala estaba totalmente a oscuras, el capitán se ofreció a iluminarla y su actitud fue rara, parece que el queso dejaba de hacer efecto, ya que ahora parecía bipolar, primero con modales y luego palabras mal sonantes. Por la sala se escuchaba el sonido de una guitarra, dicho sonido tenía algo que se me hacía familiar. El capitán, como si de una quinceañera se tratara, reconoció a al grupo que producía la música.
- ¿Cómo has dicho que se llaman? ¿Los abecedarios? Pufff soy un desastre para los nombres. No puedo negar el hecho que mola su estilo de música, a pesar de sus pintas. - Pregunté mientras me deleitaba con los acordes de la guitarra.
El pelirrojo nos pasó una petaca y fue a donde estaba los 4 integrantes, cogió el micro, se presentó y se puso a cantar.
- Me cago en la puta... al fin has vuelto capitán, ya era hora joder. - Dije al borde de la emoción tras coger la petaca que me había pasado Luka. - Ron, típico del gañan.
Agité la petaca con suavidad para ver cuánto quedaba, lo suficiente para los tres.
- Toma Vile, te aconsejo que no lo remates y le dejes a Nox un poco, que si no se enfada el pajarraco, sobretodo ahora que ha vuelto a ser el de siempre. - Le dije al nuevo mientras le pasaba dicha petaca.
Tras su momento de solista, el pelirrojo le pasó el micro al pez, con intención que siga la canción, pero había olvidado un detalle, el cabreo del gyojin, que era bastante patente. Lo apretó con fuerza y me lo lanzó, que conseguí atraparlo a duras penas.
- Mmmm, ¿esto funciona? - Le doy un par de golpes. - Veo que sí, Zane, te recuerdo que estamos aquí por una razón en concreto y que este grupo quizás sea parte de los zumbados que crearon este sitio. Y no, no pienso cantar.
Luka pregunta directamente a los rockeros que puzzle teníamos que hacer para pasar, yo no tenía tan claro que en todas las salas hubiera que pasar pruebas de comerse la cabeza o de ingenio.
Tenía razón, el grupo negó que lo hubiera. De repente, se encendieron unos focos que nos cegaron por completo durante unos segundos, al menos a mí, pudiendo ver el resto de la sala, signos de que se montan cada juerga miraras por donde miraras.
Empezaron los cuatro a tocar y la música parecía querer que nos uniéramos al jolgorio y para rematar la faena, el cantante le pega un derechazo al capitán, supongo que por robar el micrófono que tenía en mi poder en ese instante, sin salirse del esquema ni un segundo.
- No lo quiero toma. - Lo lancé hacía el grupo, no me apetecía ser apaleado simplemente por ser aguafiestas.
La réplica no tardo. El capitán atacó con una onda cortante hacía los abecedarios. Yo por mi parte, viendo lo que se asemeja a una pelea de bar, hice lo que mejor se puede hacer, usar objetos a tu favor, cogí una silla que había ataque con ella al miembro más cercano que tuviera, con intención de romperla en su cuerpo.
- Resumen:
- Felicitar a Vile por resolver la prueba.
- Alegrarme por la "vuelta" del capitán.
- Negarme a cantar.
- Intentar estampar una silla a unos de los miembros.
- Felicitar a Vile por resolver la prueba.
- Stats:
Agilidad Tier 3
Velocidad Tier 3 Reflejos Tier 2
Puntería Tier 2 Poder de Destrucción Tier 1
Steve
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El chico castor lo único que hacía era causar problemas. Un ser incomprendido, o solo un pesado integral, eso solo se sabría con el tiempo, que por cierto parecía que íbamos a disfrutar. Tampoco me importaba mucho el perder el tiempo, o no lo haría en otra ocasión, pero recordé todo eso que parecía poco interesante por lo absurdo de la situación, lo de la guerra y tal.
La acción de roer cosas llevo al bicho a saltar entre una cosa y otra, tirando de un señor muy peludo al queso que había salido rodando como un cebo y de ahí a una buena intoxicación por lactosa. La verdad es que el bicho no era muy afortunado, sobre todo por la manera del rubio de intentar ayudarle, metiéndole pelo en la boca.
Me encogí de hombros dirigiéndome a la zona del embaldosado de colores. Delante de ello, había unos zapatos, que algunos de los presentes se habían puesto ya. Cogí uno con una mano, para inspeccionarlo, viendo el dibujo de la suela, para después volverlo a dejar de donde lo cogí. Parecía tener algo que ver con el suelo, como la otra sala. Me giré para ver a la gente que se había quedado con Mordisquitos. No parecían ser mala gente, al menos no todos ellos. Así que decidí quedarme con ellos, que parecían ser lo bastante fiables como para poder pensar en que al menos me echarían una mano cuando tuviera que entregarle el paquete al monstruo que fuera que lo necesita.
Giré sobre mi mismo para volver a donde los zapatos, cogiendo unos al azar, sin meditar mucho la decisión y esperando para que todos se prepararán. Justo cuando terminé, todo se movió, retumbo y crujió, inclinándose un poco la habitación y cayendo tubos del techo, que intenté esquivar.
La acción de roer cosas llevo al bicho a saltar entre una cosa y otra, tirando de un señor muy peludo al queso que había salido rodando como un cebo y de ahí a una buena intoxicación por lactosa. La verdad es que el bicho no era muy afortunado, sobre todo por la manera del rubio de intentar ayudarle, metiéndole pelo en la boca.
Me encogí de hombros dirigiéndome a la zona del embaldosado de colores. Delante de ello, había unos zapatos, que algunos de los presentes se habían puesto ya. Cogí uno con una mano, para inspeccionarlo, viendo el dibujo de la suela, para después volverlo a dejar de donde lo cogí. Parecía tener algo que ver con el suelo, como la otra sala. Me giré para ver a la gente que se había quedado con Mordisquitos. No parecían ser mala gente, al menos no todos ellos. Así que decidí quedarme con ellos, que parecían ser lo bastante fiables como para poder pensar en que al menos me echarían una mano cuando tuviera que entregarle el paquete al monstruo que fuera que lo necesita.
Giré sobre mi mismo para volver a donde los zapatos, cogiendo unos al azar, sin meditar mucho la decisión y esperando para que todos se prepararán. Justo cuando terminé, todo se movió, retumbo y crujió, inclinándose un poco la habitación y cayendo tubos del techo, que intenté esquivar.
Roland von Klauswitz
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Se paró delante de la primera puerta que encontró. Seguro que detrás había algo interesante. O no, pero ya lo averiguaría. Con suerte, sería otra zona verde. El pasillo estaba atestado de útiles de jardinería, lo cual indicaba que, a pesar de querer destruir el mundo, había alguien allí que se preocupaba por las plantas. Era todo un detalle, la verdad. Igual el juez se lo tenía en cuenta a la mente maestra del mal a la hora de dictar sentencia. Aunque, por lo que sabía de la justicia que se impartía en la siempre soleada Enies Lobby, no ponía la mano en el fuego por ello.
En lugar de picaporte, la extraña puerta tenía una frase absurda escrita. Kodama no tenía ni idea de qué querría decir, pero suponía que sería algo así como el nombre del fabricante o el graffiti de algún gamberro. Esos jovenzuelos descarados siempre estaban pintarrajeando las paredes -y, una vez, a él mismo- con sus estúpidas pinturas en spray.
-Creo que en los laboratorios del cuartel tienen algo de esto -se dijo el Roble, echando un buen vistazo al dispositivo de la pared.
Los humanos solían poner ahí sus manos para poder abrir las puertas de seguridad. ¿Quería decir eso que al otro lado había algo importante, algo digno de ser protegido? Igual allí estaba el botón de apagado de la torre y se ahorraba el resto del camino, que tenía pinta de que iba a ser bastante largo y complicado. Es cierto que no era humano, pero su mano también debería valer, ¿no?
En ese momento recordó algo que oyó decir a uno de lo científicos en una de esas ocasiones en las que visitaba sus instalaciones para comprobar como iba el desarrollo del nuevo súper fertilizante. Esos trastos detectaban las huellas dactilares de ciertas personas acreditadas para entrar. Eso era un problema, claro. Primero, porque seguramente no tuviese permitido entrar y, aún más importante, porque él no tenía huellas dactilares.
En fin, no era nada que no pudiese solucionar en un momento. Con una ramita afilada se talló en las yemas de los dedos unas huellas dactilares totalmente realistas. Más o menos... Las heridas, aunque indoloras, rezumaban resina. Supuso que daría igual que manchara un poco el detector. Apoyó la mano en el dispositivo y esperó que la puerta se abriese.
En lugar de picaporte, la extraña puerta tenía una frase absurda escrita. Kodama no tenía ni idea de qué querría decir, pero suponía que sería algo así como el nombre del fabricante o el graffiti de algún gamberro. Esos jovenzuelos descarados siempre estaban pintarrajeando las paredes -y, una vez, a él mismo- con sus estúpidas pinturas en spray.
-Creo que en los laboratorios del cuartel tienen algo de esto -se dijo el Roble, echando un buen vistazo al dispositivo de la pared.
Los humanos solían poner ahí sus manos para poder abrir las puertas de seguridad. ¿Quería decir eso que al otro lado había algo importante, algo digno de ser protegido? Igual allí estaba el botón de apagado de la torre y se ahorraba el resto del camino, que tenía pinta de que iba a ser bastante largo y complicado. Es cierto que no era humano, pero su mano también debería valer, ¿no?
En ese momento recordó algo que oyó decir a uno de lo científicos en una de esas ocasiones en las que visitaba sus instalaciones para comprobar como iba el desarrollo del nuevo súper fertilizante. Esos trastos detectaban las huellas dactilares de ciertas personas acreditadas para entrar. Eso era un problema, claro. Primero, porque seguramente no tuviese permitido entrar y, aún más importante, porque él no tenía huellas dactilares.
En fin, no era nada que no pudiese solucionar en un momento. Con una ramita afilada se talló en las yemas de los dedos unas huellas dactilares totalmente realistas. Más o menos... Las heridas, aunque indoloras, rezumaban resina. Supuso que daría igual que manchara un poco el detector. Apoyó la mano en el dispositivo y esperó que la puerta se abriese.
Zack Suky
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Cuando el ascensor comenzó a tambalearse de forma frenética tras el traqueteo inicial temí que la estúpida morsa la hubiese liado parda. Si había alguna posibilidad de que el cacharro en el que estábamos montados tuviese una secuencia de autodestrucción, seguro que la morsa la encontraba. Tenía un don como su dueño para el caos y debía pararla antes de que todo se saliera de manos, pero entonces el ser que me había pringado con anterioridad comenzó a acosarme con preguntas que no podía responder. Nunca había tenido la oportunidad de estudiar a Franklyn en su forma de dial, o en lo que narices se transformara, como a mí me hubiese gustado. Siempre que lo intentaba volvía a su forma animal riéndose, como si la hubiese estado haciendo cosquillas. Ni siquiera Arribor sabía explicarme cómo funcionaba su mascota, por lo que tras varios intentos fallidos de intentar averiguarlo me había rendido.
- Tranquilízate un momento, me estás agobiando - dije al pelirrojo tras apartarme de él un metro. Me toca las narices las personas que no saben respetar el espacio vital del resto. - No tengo ni idea de qué es exactamente. No es mía, sino de mi capitán. A mí solo me ha tocado cuidarla por mi mala suerte, así que si nos cruzamos con él, podrás preguntarle.
Mientras había estado contestando al ningyo la morsa había seguido liándola. Estaba aprovechando cada segundo que podía para olfatear a la súcubo fuertemente. Parecía uno de esos perrillos salidos que no paraban de follarse todo lo que podían. Vaya un asco de bicho. No es que no lo entendiese, al fin de cuentas la mujer conseguía despertar en mí un deseo que casi me hacía cimbrear como lo hacía la torre. Aunque por suerte no tuve que hacer nada al respecto y la cosa no fue a más, ya que la chica domó con facilidad al animal mientras William se encargaba de buscar una nueva ruta por el techo del ascensor.
-Otro con poderes raritos - pensé mientras me acercaba a Lys para darle un capón a Franklyn para que volviese a su forma de objeto. -Buen chico - dije sonriendo mientras me lo guardaba en uno de los bolsillos del pantalón.
En ese momento todos comenzaron a subir hacia la zona superior menos el pelirrojo, el cual me esperaba mientras seguía insistiendo a obtener respuestas.
- Ve subiendo si quieres. Voy a hacerle caso a tu compañero y voy a intentar a encontrar el mecanismo de este cacharro. Con un poco de suerte son sencillos y puedo volver a ponerlo en marcha.
Una vez dicho eso me pondría a buscar el panel de comandos. Si tenía que arrancar el panel de los botones lo haría, al igual que no me importaría romper lo que hiciese falta para encontrarlo. Si tenía mala suerte y no lo conseguía, entonces me subiría con el resto para entender el jaleo que se estaba montando.
- Tranquilízate un momento, me estás agobiando - dije al pelirrojo tras apartarme de él un metro. Me toca las narices las personas que no saben respetar el espacio vital del resto. - No tengo ni idea de qué es exactamente. No es mía, sino de mi capitán. A mí solo me ha tocado cuidarla por mi mala suerte, así que si nos cruzamos con él, podrás preguntarle.
Mientras había estado contestando al ningyo la morsa había seguido liándola. Estaba aprovechando cada segundo que podía para olfatear a la súcubo fuertemente. Parecía uno de esos perrillos salidos que no paraban de follarse todo lo que podían. Vaya un asco de bicho. No es que no lo entendiese, al fin de cuentas la mujer conseguía despertar en mí un deseo que casi me hacía cimbrear como lo hacía la torre. Aunque por suerte no tuve que hacer nada al respecto y la cosa no fue a más, ya que la chica domó con facilidad al animal mientras William se encargaba de buscar una nueva ruta por el techo del ascensor.
-Otro con poderes raritos - pensé mientras me acercaba a Lys para darle un capón a Franklyn para que volviese a su forma de objeto. -Buen chico - dije sonriendo mientras me lo guardaba en uno de los bolsillos del pantalón.
En ese momento todos comenzaron a subir hacia la zona superior menos el pelirrojo, el cual me esperaba mientras seguía insistiendo a obtener respuestas.
- Ve subiendo si quieres. Voy a hacerle caso a tu compañero y voy a intentar a encontrar el mecanismo de este cacharro. Con un poco de suerte son sencillos y puedo volver a ponerlo en marcha.
Una vez dicho eso me pondría a buscar el panel de comandos. Si tenía que arrancar el panel de los botones lo haría, al igual que no me importaría romper lo que hiciese falta para encontrarlo. Si tenía mala suerte y no lo conseguía, entonces me subiría con el resto para entender el jaleo que se estaba montando.
- Resumen, ascensoristas, leed:
- Intentar descubrir el mecanismo del ascensor tras mi charla con Kaito y el resto para intentar volver a ponerlo en marcha. Si no soy capaz, entonces subo con el resto.
Liv L Astrid
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El impacto de mi ataque fue certero, pero no surtió tanto efecto como tenía pensado al principio y el hombre de metal acabó simplemente con una abolladura de en el abdomen.
-Bueno, al menos ya tienes algo de información – me dijo mi recuerdo.
El hombre de metal se presentó como el Gran Prenci. Su mano se retiró del piano, parecía que no lo seguiría usando. Aquello me aclaró que no pretendía combatir conmigo, tan solo retenerme para evitarme avanzar.
El hombre no dijo mucho más y tan solo soltó un par de preguntas más para responderme. Aquella conversación iba a ser complicada y con unas probabilidades muy altas de que consumiesen mi paciencia en poco tiempo. Para más inri el hombre se puso a bailar y cantar de formas extrañas y obscenas como incitándome a bailar.
-Juro por Odin que como no se pare acabaré matándolo – le dije a mi recuerdo a mi lado – Dime entonces que es lo que busca tu líder con este aparato de infieles – le pedí directamente al hombre metálico – Soy parte de la revolución, ¿Por qué no confiárselo a sus camaradas?
Cerré los ojos un momento para no seguir viendo a aquella cosa que hacía y guardé mi hacha mientras comenzaba a caminar alrededor de aquel sujeto. Quizás de esa forma lo distrajese lo suficiente para quedar yo más cerca de la salida y perderle de vista. Si todos los enemigos eran como él no podía consumir mi paciencia en tan solo uno.
Mientras caminaba mis manos bajaron a mi cintura, donde en un cinturón reposaban las espadas gemelas, listas para ser desenfundadas en caso de necesidad. Lo notaba, ellas también querían entrar en combate, pero debería de esperar un poco.
-Bueno, al menos ya tienes algo de información – me dijo mi recuerdo.
El hombre de metal se presentó como el Gran Prenci. Su mano se retiró del piano, parecía que no lo seguiría usando. Aquello me aclaró que no pretendía combatir conmigo, tan solo retenerme para evitarme avanzar.
El hombre no dijo mucho más y tan solo soltó un par de preguntas más para responderme. Aquella conversación iba a ser complicada y con unas probabilidades muy altas de que consumiesen mi paciencia en poco tiempo. Para más inri el hombre se puso a bailar y cantar de formas extrañas y obscenas como incitándome a bailar.
-Juro por Odin que como no se pare acabaré matándolo – le dije a mi recuerdo a mi lado – Dime entonces que es lo que busca tu líder con este aparato de infieles – le pedí directamente al hombre metálico – Soy parte de la revolución, ¿Por qué no confiárselo a sus camaradas?
Cerré los ojos un momento para no seguir viendo a aquella cosa que hacía y guardé mi hacha mientras comenzaba a caminar alrededor de aquel sujeto. Quizás de esa forma lo distrajese lo suficiente para quedar yo más cerca de la salida y perderle de vista. Si todos los enemigos eran como él no podía consumir mi paciencia en tan solo uno.
Mientras caminaba mis manos bajaron a mi cintura, donde en un cinturón reposaban las espadas gemelas, listas para ser desenfundadas en caso de necesidad. Lo notaba, ellas también querían entrar en combate, pero debería de esperar un poco.
- resumen:
- Conversar con el estrafalario sujeto que tengo enfrente.
Valar Morghul
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
-Las mejores esencias vienen en frascos pequeños- respondí sin cortarme un pelo y con un tono alegre y bromista al anciano de lengua viperina, el cual me acusaba, no sin fundamentos, del hedor que otro había provocado en los lavabos y que provocaba que otros soldados no me mirasen bien.
Esto no pareció sentar muy bien a mis nuevos y temporales compañeros. Especialmente a los dos soldados que estaban terminando de cambiarse y a los que había intentado interrogar para descubrir mas detalles.
La pareja de soldados se limitó a lanzarme una mirada de repudio, diciéndome con aquel simple gesto que no iban a dirigirme la palabra y obligándome con ello a resignarme a esperar mi oportunidad para poder recolectar más información.
-¡Sacadme de aquí! -una voz casi imperceptible llego a mis oídos, mientras me levantaba del asiento para seguir a los soldados que ya habían empezado a marcharse. Quizá no fuese nada, pero un instante después pude oír como alguien golpeaba una taquilla y, al ver como el vestuario se vaciaba ignorando aquello, supe que podía llegar a sacar algo de provecho.
Me parecía curioso que en un cuerpo uniformado y en una situación como esa siguiese existiendo el acoso. Pero aquella noche ya había visto cosas que se alejaban bastante de lo común y esto sólo serviría para engordar esa lista.
-¡Ehhh! -un grito, ahora mucho más claro debido al vació vestuario, llegó a mis oídos al mismo tiempo que veía como las taquillas empezaban a temblar debido a los golpes, por lo que no me quedo ninguna duda de que había alguien encerrado dentro de una.
-Tranqui. Ahora mismo te saco, compañero- le respondí calmado y con mi particular tono de voz al hombre misterioso tras darle un golpecito en la taquilla para que supiese que estaba ahí-. Pero aléjate de la puerta todo lo que puedas. Voy a meter una cuchilla y no creo que te haga gracia que te la clave- concluí mientras desenfundaba a Blackstorm y la introducía lentamente por la rendija de la puerta.
En un primer vistazo no había visto la llave de esa taquilla y, tras el segundo intento fallido de forzar la cerradura del cofre, no me apetecía intentar otra cerradura si no era en extremo necesario.
-3...2...- empecé con la cuenta atrás mientras me preparaba para mi ataque, finalizando la cuenta con un rápido descenso de mi cuchillo y buscando con ello cortar la cerradura y liberar al prisionero que allí se encontraba. Sólo esperaba que aquellas taquillas no fuesen igual de resistentes que las paredes. Aunque, por lo que había visto, no tenían pinta de serlo.
Esto no pareció sentar muy bien a mis nuevos y temporales compañeros. Especialmente a los dos soldados que estaban terminando de cambiarse y a los que había intentado interrogar para descubrir mas detalles.
La pareja de soldados se limitó a lanzarme una mirada de repudio, diciéndome con aquel simple gesto que no iban a dirigirme la palabra y obligándome con ello a resignarme a esperar mi oportunidad para poder recolectar más información.
-¡Sacadme de aquí! -una voz casi imperceptible llego a mis oídos, mientras me levantaba del asiento para seguir a los soldados que ya habían empezado a marcharse. Quizá no fuese nada, pero un instante después pude oír como alguien golpeaba una taquilla y, al ver como el vestuario se vaciaba ignorando aquello, supe que podía llegar a sacar algo de provecho.
Me parecía curioso que en un cuerpo uniformado y en una situación como esa siguiese existiendo el acoso. Pero aquella noche ya había visto cosas que se alejaban bastante de lo común y esto sólo serviría para engordar esa lista.
-¡Ehhh! -un grito, ahora mucho más claro debido al vació vestuario, llegó a mis oídos al mismo tiempo que veía como las taquillas empezaban a temblar debido a los golpes, por lo que no me quedo ninguna duda de que había alguien encerrado dentro de una.
-Tranqui. Ahora mismo te saco, compañero- le respondí calmado y con mi particular tono de voz al hombre misterioso tras darle un golpecito en la taquilla para que supiese que estaba ahí-. Pero aléjate de la puerta todo lo que puedas. Voy a meter una cuchilla y no creo que te haga gracia que te la clave- concluí mientras desenfundaba a Blackstorm y la introducía lentamente por la rendija de la puerta.
En un primer vistazo no había visto la llave de esa taquilla y, tras el segundo intento fallido de forzar la cerradura del cofre, no me apetecía intentar otra cerradura si no era en extremo necesario.
-3...2...- empecé con la cuenta atrás mientras me preparaba para mi ataque, finalizando la cuenta con un rápido descenso de mi cuchillo y buscando con ello cortar la cerradura y liberar al prisionero que allí se encontraba. Sólo esperaba que aquellas taquillas no fuesen igual de resistentes que las paredes. Aunque, por lo que había visto, no tenían pinta de serlo.
- Cosicas:
Poder de destruccion: 1
Akuma no mi: Nivel 1: ... También descubre que es capaz de sintonizarse con un objeto y potenciar sus habilidades (aumenta 1 grado la calidad del equipo)- Blackstorm:
- Se trata de un cuchillo que fue entregado a Valar por su padre tras terminar su "tratamiento" y cuya característica más notoria es que su hoja es de un negro tan profundo que parece absorber la luz y cuya habilidad principal es la de absorber y liberar electricidad.
Descripción: Este cuchillo cuenta con una hoja negra de 14cm de un solo filo y un mango corto adaptado a la mano de Valar, el cual puede coger este cuchillo de cualquier forma que siempre se sentirá cómodo.
Cualidades del material: El material del que esta hecho es desconocido y se cree que proviene de una isla del cielo, pero se llego a la conclusión de que es de calidad especial, por lo que tiene una Dureza, Tenacidad y Atermia de esa categoría.
Cualidades excepcionales: La mayor capacidad de este arma reside en su tecnología similar a los diales relámpago de Skypiea, la cual es capaz de almacenar energía eléctrica y poder liberarla a través de la extraña hoja al activar un mecanismo oculto en el mango. Esto se traduce en que la hoja del cuchillo queda electrificada (dependiendo de la carga lo estará más o menos) y adquiere una temperatura que puede alcanzar, como máximo, los 500ºC.
Deathstroke
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Las escaleras nos llevaron hacia una sala más amplia que otras, con paredes de madera, aunque los tablones que la conformaban no tenían un orden lógico. No entendía de aquello, pero estaba casi seguro de que aquello no era casualidad. A uno de los lados de la sala se podía ver una entrada hacia otra con un cero-seis en ella. En el otro lado también había una puerta, sin embargo, de esta emanaba un extraño vapor de entre las ranuras y al lado de esta su numeración cero-siete.
En ese momento escuchamos unas voces detrás de nosotros. No la reconocí y giré ligeramente la cabeza para ver con el rabillo del ojo quien era el que interrumpía nuestro avance. A nuestra espalda unos cuantos soldados uniformados con el símbolo de la marina. Volví a mirar hacia adelante con un suspiro y comencé a avanzar junto al capitán a la vez que activaba el haki de observación por si se les ocurría atacar.
-Supongo que lo esperas así, pero si deciden atacar me quedaré yo atrás para retenerlos mientras tu avanzas – le dije a Dexter mentalmente tras establecer un vínculo con él.
El capitán respondió sin alterarse al que había hablado de los marines sin detener su rumbo hacia la sala cero-seis. Tras eso, el marine declaro ante el resto de marines que Desde ese momento seríamos aliados y no nos atacarían. “Sabia elección” pensé tras escucharlo. Sin duda estaba seguro de que Rocket se habría decepcionado por la respuesta del marine, estaba seguro de que tenía ganas de dispararles si se daba la oportunidad, pero se comportó.
Tras esto, aún con el mantra activado y teniéndolo presente mientras avanzaba seguí con mi lectura.
En ese momento escuchamos unas voces detrás de nosotros. No la reconocí y giré ligeramente la cabeza para ver con el rabillo del ojo quien era el que interrumpía nuestro avance. A nuestra espalda unos cuantos soldados uniformados con el símbolo de la marina. Volví a mirar hacia adelante con un suspiro y comencé a avanzar junto al capitán a la vez que activaba el haki de observación por si se les ocurría atacar.
-Supongo que lo esperas así, pero si deciden atacar me quedaré yo atrás para retenerlos mientras tu avanzas – le dije a Dexter mentalmente tras establecer un vínculo con él.
El capitán respondió sin alterarse al que había hablado de los marines sin detener su rumbo hacia la sala cero-seis. Tras eso, el marine declaro ante el resto de marines que Desde ese momento seríamos aliados y no nos atacarían. “Sabia elección” pensé tras escucharlo. Sin duda estaba seguro de que Rocket se habría decepcionado por la respuesta del marine, estaba seguro de que tenía ganas de dispararles si se daba la oportunidad, pero se comportó.
Tras esto, aún con el mantra activado y teniéndolo presente mientras avanzaba seguí con mi lectura.
Tobías Thorn
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Al mismo tiempo que el dragón batía las alas la torre comenzaba a temblar a un ritmo frenético que hizo que el ascenso se tornase más estimulante mientras todo cimbreaba a nuestro alrededor. Las motas de polvo caían a nuestro alrededor como si de una fina lluvia se tratase, aunque con la cruda diferencia de que esta venía cargada con el resto del cadáver de un dinosaurio y no con nubes. Aunque mi subidón no tardó en esfumarse una vez que aterrizamos y vi lo que se disponía a hacer el Comodoro.
-¿Acaso está loco? - pensé nada más escucharlo. Estaba claro que si Dexter tuviese algo que ver no estaría dando tumbos por la aguja como el resto, al igual que no hubiese proporcionado los mapas al inicio de la travesía. Además, lo había visto en Síderos luchar por salvar vidas, por lo que no me parecía el tipo de persona que creaba monstruosidades genocidas... O eso quería creer. Sino significaría que mi difunto capitán estaba muy equivocado sobre él, aunque tampoco tuve que pensar mucho más sobre el tema, ya que el propio Dexter contestó ante la afrenta del comodoro.
Aproveché el lapsus de tiempo para ubicarme y fijarme en nuestro alrededor. Por los temblores que meneaban la torre supuse que la maquinaria de la torre estaba funcionando a pleno rendimiento sin que ninguno pudiésemos hacer nada, por lo que me centré en pensar en qué podía hacer para mejorar la situación. Por un lado podía seguir con el grupo de marines y perseguir al Emperador y sus tripulantes, pero dudaba que pudiésemos de serle de mucha ayuda. Lo había visto en acción y dudaba que yo pudiese resaltar en algo que él no, por lo que la otra opción que me quedaba, la de marchar por el otro camino que nadie quería, se me antojaba con más gusto. En este laberinto ninguno sabíamos el camino correcto para dar con el creador de este aberrante lugar, por lo que cada camino que dejábamos atrás sin explorar era una posibilidad perdida.
En cualquier otra situación no hubiese dejado al grupo, pero entre ellos había personas mucho más poderosas y competentes que yo, así que tras avisar a Bizvan de lo que iba a hacer, por si quería venir conmigo, me marché en la otra dirección. Al fin de cuentas sino encontraba nada podía volver con ellos más tarde... O eso esperaba.
-¿Acaso está loco? - pensé nada más escucharlo. Estaba claro que si Dexter tuviese algo que ver no estaría dando tumbos por la aguja como el resto, al igual que no hubiese proporcionado los mapas al inicio de la travesía. Además, lo había visto en Síderos luchar por salvar vidas, por lo que no me parecía el tipo de persona que creaba monstruosidades genocidas... O eso quería creer. Sino significaría que mi difunto capitán estaba muy equivocado sobre él, aunque tampoco tuve que pensar mucho más sobre el tema, ya que el propio Dexter contestó ante la afrenta del comodoro.
Aproveché el lapsus de tiempo para ubicarme y fijarme en nuestro alrededor. Por los temblores que meneaban la torre supuse que la maquinaria de la torre estaba funcionando a pleno rendimiento sin que ninguno pudiésemos hacer nada, por lo que me centré en pensar en qué podía hacer para mejorar la situación. Por un lado podía seguir con el grupo de marines y perseguir al Emperador y sus tripulantes, pero dudaba que pudiésemos de serle de mucha ayuda. Lo había visto en acción y dudaba que yo pudiese resaltar en algo que él no, por lo que la otra opción que me quedaba, la de marchar por el otro camino que nadie quería, se me antojaba con más gusto. En este laberinto ninguno sabíamos el camino correcto para dar con el creador de este aberrante lugar, por lo que cada camino que dejábamos atrás sin explorar era una posibilidad perdida.
En cualquier otra situación no hubiese dejado al grupo, pero entre ellos había personas mucho más poderosas y competentes que yo, así que tras avisar a Bizvan de lo que iba a hacer, por si quería venir conmigo, me marché en la otra dirección. Al fin de cuentas sino encontraba nada podía volver con ellos más tarde... O eso esperaba.
- Importante:
- Ser un tío rarito y solitario e ir por el camino contrario que Zuko, Dexter and company. Es decir, hacia la puerta y el pasillo que se menciona en la moderación.
Contenido patrocinado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.