Un. Maldito. Caos. En ese se había transformado el interior del almacén desde el que pretendíamos hacer saltar por los aires la casa de subasta del archipiélago Sabaody. Por si no fuese suficiente, mi ofensiva no había salido tal y como había planeado y la bestia me había propinado un contundente zarpazo que me había lanzado contra unas cajas cercanas. El crujido en mis costillas no había tardado en hacerse escuchar, obligándome a ahogar un gemido de dolor y hacer de tripas de corazón para volver a levantarme.
Por si no fuese suficiente, las puertas del almacén se habían abierto de par en par para acoger a quien no podía ser otro que el vicealmirante Zuko. Él y sus hombres, por supuesto, aunque todos ellos iban acompañados por... por... ¿¡qué demonios eran esas cosas!? No lo sabía, pero, al igual que ocurría con el iracundo oso, un jinete cuanto menos fantasmagórico había hecho de mí su objetivo. No me encontraba en situación de quitarme de en medio sin más y, a decir verdad, la agilidad no era mi fuerte, por lo que dudaba ser capaz de hacerlo a la perfección incluso en plena forma. Tocaría resistir.
Las palmas de mis manos entraron en contacto frente a mí, rozándose ambas almohadillas en el proceso y generando un pequeño campo de repulsión. Éste creció de forma casi instantánea, dando forma a Paw Castle y confinándome en su interior. Confiaba en que la potencia repulsora de mi habilidad fuese suficiente para detener ambas ofensivas, aunque me mantuve atento para reaccionar a cualquier adversidad que pudiese surgir.
Una vez me creí a salvo ―habiendo gestionado cualquier irrupción de las zarpas o el arma del jinete en Paw Castle, mis palmas comenzaron a tocar una y otra vez la superficie interna de la cúpula con forma de zarpa. De cada uno de los toques nacía un campo de repulsión de pequeñas dimensiones ―aunque no por ello menos poderoso― que, cual burbuja desprendiéndose de una mayor, surcaba el aire en dirección a mis oponentes. Desconocía el daño que podría infligirles con ellos, pero mi intención por el momento era alejarlos de mí.
En cuanto al marine... Bueno, lo cierto era que casi me había olvidado de él. Lo había empujado hacia un rincón con el fin de que estuviese protegido, pero dudaba que hubiese algún lugar seguro en el almacén en aquellos momentos. Tendría que ingeniárselas... Se suponía que en la Marina les enseñaban a defenderse por sí mismo al fin y al cabo, ¿no?
Por si no fuese suficiente, las puertas del almacén se habían abierto de par en par para acoger a quien no podía ser otro que el vicealmirante Zuko. Él y sus hombres, por supuesto, aunque todos ellos iban acompañados por... por... ¿¡qué demonios eran esas cosas!? No lo sabía, pero, al igual que ocurría con el iracundo oso, un jinete cuanto menos fantasmagórico había hecho de mí su objetivo. No me encontraba en situación de quitarme de en medio sin más y, a decir verdad, la agilidad no era mi fuerte, por lo que dudaba ser capaz de hacerlo a la perfección incluso en plena forma. Tocaría resistir.
Las palmas de mis manos entraron en contacto frente a mí, rozándose ambas almohadillas en el proceso y generando un pequeño campo de repulsión. Éste creció de forma casi instantánea, dando forma a Paw Castle y confinándome en su interior. Confiaba en que la potencia repulsora de mi habilidad fuese suficiente para detener ambas ofensivas, aunque me mantuve atento para reaccionar a cualquier adversidad que pudiese surgir.
Una vez me creí a salvo ―habiendo gestionado cualquier irrupción de las zarpas o el arma del jinete en Paw Castle, mis palmas comenzaron a tocar una y otra vez la superficie interna de la cúpula con forma de zarpa. De cada uno de los toques nacía un campo de repulsión de pequeñas dimensiones ―aunque no por ello menos poderoso― que, cual burbuja desprendiéndose de una mayor, surcaba el aire en dirección a mis oponentes. Desconocía el daño que podría infligirles con ellos, pero mi intención por el momento era alejarlos de mí.
En cuanto al marine... Bueno, lo cierto era que casi me había olvidado de él. Lo había empujado hacia un rincón con el fin de que estuviese protegido, pero dudaba que hubiese algún lugar seguro en el almacén en aquellos momentos. Tendría que ingeniárselas... Se suponía que en la Marina les enseñaban a defenderse por sí mismo al fin y al cabo, ¿no?
- Resumen:
- Usar Paw Castle para intentar detener ambos ataques al mismo tiempo y, a continuación, responder lanzando muchos campos de repulsión desde la cúpula hacia el oso y el jinete. Hmmm... y pasar un poquito de no-Iulio.
Roland Oppenheimer
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Abrió la ventana del vehículo para sentir el aire en la cara mientras Wallace conducía de forma veloz. En lo que le pareció aún menos tiempo que en la ida hacia la base marine alcanzaron el lugar indicado.
—Está cerca —dijo el marine de repente.
—¿Cómo dices? —preguntó Elmo Mento.
—Black, está cerca. Lo presiento. —Arrancó el coche nuevamente y aceleró con brusquedad—. Agárrate, vamos a buscarlo. Estoy preocupado por Nícolas y su madre.
Era cierto que Roland también había sentido la presencia, pero no sabía a quién pertenecía, y a juzgar por el comentario del contraalmirante parecía que se estuviera refiriendo al famoso Dexter Black. El mink no sabía qué pensar; sí, era cierto que había atisbado a revolucionarios por la zona, pero, ¿por qué se iba a encontrar el líder de la revolución allí mismo? Quizás tan solo Wallace estuviera alucinando ante su excesiva preocupación.
—Soy Elmo y es el momento para relajarte —aconsejó un calmado Elmo—. Cambiando de tema, ¿cómo es que el amigo de tu hija y su madre se han relacionado con piratas de tal calaña? Me resulta extraño, sobre todo siendo tú un marine, ya sabes. En fin, ojalá los encontremos y podamos ayudarlos. Pobrecitos, espero que estén bien —dijo el impostor, metiéndose completamente en el papel.
Entonces Roland escuchó como una series de animales empezaban a darse a conocer a través del sonido. Ladridos rabiosos y relinchos profundos resonaban en su cabeza cuando los ocupantes del vehículo se vieron rodeados por una serie de perros de caza y más jinetes misteriosos como los que le habían perseguido en la base marine.
—Pero qué cojones... —llegó a entonar el ex-agente—. ¿Se creen que con rodearnos nos van a arrinconar? Ja, que se lo han creído.
A los pocos segundos llegó a ver a un animal poco habitual por la zona, un cervatillo de gran cornamenta, transportando a dos niños. «¿Uno de ellos será el amigo de la pequeña? Hay que joderse, ahora encima tendré que ayudarlos» pensó tras ver cómo los perseguían una serie de perros como los que le tenían rodeado.
—Muy bien Wallace, a mi señal, acelera...
¿Pero qué hacía allí el maldito Dexter Black? El contraalmirante tenía razón, Black estaba cerca, y aparecía en aquel momento. Pero tal vez no todo fuera malo. Tal vez pudiera sacarle partido. Solo debía matar dos pájaros de un tiro. Sin cambiar demasiado su estrategia original, salió por la ventana para subirse al techo del coche, donde sacó varios cartuchos de dinamita regulada. Activó unos pocos para que explotaran en los próximos dos segundos contra los que le habían rodeado, concentrando las explosiones sobre todo en los que tenía enfrente y bloqueaba su camino hacia el revolucionario. Además, lanzó un último cartucho contra los pocos perros que perseguían al cervatillo, intentando evitar que la onda expansiva afectara a la criatura y a los niños.
—¡Ahora, Wallace! —gritaría—. Vamos chuchos de mierda, vamos jinetes de poca monta. ¡Perseguidnos si podéis, nunca podréis contra nuestro jefe, ese alto de ahí!
La idea era que el marine arrancara y se dirigiera a máxima velocidad contra el revolucionario, no para atropellarlo sino para pasar a su lado y usarlo de distracción contra todos sus perseguidores. Podían ocurrir dos cosas: o bien que los derrotara a todos, en cuyo caso les haría un favor, o bien que estos derrotaran a Black. En cualquier caso sería beneficioso para él, y mientras estos se enfrentaban, podían comprobar si alguno de esos niños era el que buscaba.
—Espero que te gusten los animales, Black —diría el impostor desde lo alto del coche para mirar al animal que hacía las veces de transporte—. ¿Alguno de vosotros es Nícolas? Venimos a salvarlo a él y a su madre, para llevarlo a salvo, aunque supongo que hay hueco para el otro niño en el coche.
—Está cerca —dijo el marine de repente.
—¿Cómo dices? —preguntó Elmo Mento.
—Black, está cerca. Lo presiento. —Arrancó el coche nuevamente y aceleró con brusquedad—. Agárrate, vamos a buscarlo. Estoy preocupado por Nícolas y su madre.
Era cierto que Roland también había sentido la presencia, pero no sabía a quién pertenecía, y a juzgar por el comentario del contraalmirante parecía que se estuviera refiriendo al famoso Dexter Black. El mink no sabía qué pensar; sí, era cierto que había atisbado a revolucionarios por la zona, pero, ¿por qué se iba a encontrar el líder de la revolución allí mismo? Quizás tan solo Wallace estuviera alucinando ante su excesiva preocupación.
—Soy Elmo y es el momento para relajarte —aconsejó un calmado Elmo—. Cambiando de tema, ¿cómo es que el amigo de tu hija y su madre se han relacionado con piratas de tal calaña? Me resulta extraño, sobre todo siendo tú un marine, ya sabes. En fin, ojalá los encontremos y podamos ayudarlos. Pobrecitos, espero que estén bien —dijo el impostor, metiéndose completamente en el papel.
Entonces Roland escuchó como una series de animales empezaban a darse a conocer a través del sonido. Ladridos rabiosos y relinchos profundos resonaban en su cabeza cuando los ocupantes del vehículo se vieron rodeados por una serie de perros de caza y más jinetes misteriosos como los que le habían perseguido en la base marine.
—Pero qué cojones... —llegó a entonar el ex-agente—. ¿Se creen que con rodearnos nos van a arrinconar? Ja, que se lo han creído.
A los pocos segundos llegó a ver a un animal poco habitual por la zona, un cervatillo de gran cornamenta, transportando a dos niños. «¿Uno de ellos será el amigo de la pequeña? Hay que joderse, ahora encima tendré que ayudarlos» pensó tras ver cómo los perseguían una serie de perros como los que le tenían rodeado.
—Muy bien Wallace, a mi señal, acelera...
¿Pero qué hacía allí el maldito Dexter Black? El contraalmirante tenía razón, Black estaba cerca, y aparecía en aquel momento. Pero tal vez no todo fuera malo. Tal vez pudiera sacarle partido. Solo debía matar dos pájaros de un tiro. Sin cambiar demasiado su estrategia original, salió por la ventana para subirse al techo del coche, donde sacó varios cartuchos de dinamita regulada. Activó unos pocos para que explotaran en los próximos dos segundos contra los que le habían rodeado, concentrando las explosiones sobre todo en los que tenía enfrente y bloqueaba su camino hacia el revolucionario. Además, lanzó un último cartucho contra los pocos perros que perseguían al cervatillo, intentando evitar que la onda expansiva afectara a la criatura y a los niños.
—¡Ahora, Wallace! —gritaría—. Vamos chuchos de mierda, vamos jinetes de poca monta. ¡Perseguidnos si podéis, nunca podréis contra nuestro jefe, ese alto de ahí!
La idea era que el marine arrancara y se dirigiera a máxima velocidad contra el revolucionario, no para atropellarlo sino para pasar a su lado y usarlo de distracción contra todos sus perseguidores. Podían ocurrir dos cosas: o bien que los derrotara a todos, en cuyo caso les haría un favor, o bien que estos derrotaran a Black. En cualquier caso sería beneficioso para él, y mientras estos se enfrentaban, podían comprobar si alguno de esos niños era el que buscaba.
—Espero que te gusten los animales, Black —diría el impostor desde lo alto del coche para mirar al animal que hacía las veces de transporte—. ¿Alguno de vosotros es Nícolas? Venimos a salvarlo a él y a su madre, para llevarlo a salvo, aunque supongo que hay hueco para el otro niño en el coche.
- Resumen:
- Lanzar explosivos contra todo ser andante, intentar librar a Nassor y los niños de los perros con más explosivos, limpiar el camino hasta Dexter y compañía con explosivos y azuzar a la Cacería contra Dexter. Ah, y hablar con los niños preguntando por Nícolas.
Nassor
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Las criaturas les seguían, daba igual cuánto se alejase y corriera. Gabi empuñaba su espada para intentar mantenerlo alejado. Sin embargo, no tendrían que moverse mucho. Sus sentidos y haki le permitieron percibir al fin la posición de Khissa. Ahora lo que quedaba sería frenético pero corto: galoparía hacia la calle donde estaban ella y sus captores, subiría al tejado de un salto y se metería con Gabi y Nícholas por una ventana. No parecía que los no muertos estuviesen entrando en las casas. Tal vez los lugareños pusieran protecciones u ofrendas a los muertos, en Arabasta hacían igual durante... de repente empezó a escuchar gritos, explosiones y un sonido infernal. Un carruaje sin caballos con un chalado que parecía una momia en el techo se dirigía hacia ellos, lanzando explosivos, y uno de estos iba directo a los perros que le estaban a punto de atacar. Perros que tenía a su lado.
- ¡Cuidado!
Dio una pirueta sobre sí mismo para hacer caer a Gabi y a Nícholas por el lado contrario del de la bomba mientras pasaba a forma híbrida. Agarró a ambos al vuelo, apretándolos contra su pecho para protegerlos de la explosión con su cuerpo y se agazapó. Sus oídos le pitaron por la detonación, mientras la onda le golpeaba la espalda con fuerza y el calor le quemaba la nuca. Sin embargo se mantuvo en el sitio estoico, sin un gruñido de dolor ni dejar que la explosión le moviese ni un milímetro. Se levantó, con una quemadura en la nuca y algunos pelos quemados. Se giró mientras pasaba de su forma híbrida a la Beast Form, convirtiéndose en una criatura humanoide de casi tres metros de altura, pelaje rojizo por todo el cuerpo, cabeza de ciervo y corpulento. Normalmente Nassor era una persona estoica y calmada. Incluso paciente. Sin embargo aquel despliegue de estupidez era demasiado para él. Le dirigió al idiota de la dinamita una mirada de ira como pocas había mostrado, con los ojos abiertos como platos, enseñando los dientes y los puños cerrados mientras chispas eléctricas brotaban de todo su cuerpo.
- Sí, es ahí - contestó a Dexter sin apenas inmutarse por su llegada.
Entonces el tipo ese de la bomba, el zopenco ese, el muy bocachancla tuvo la genial idea de pararse junto a él a pedirle... ¡que le entregase a Nícholas para mantenerlo a salvo! ¡A SALVO! Años de entrenamiento en autocontrol y técnicas de represión emocional fueron puestos a prueba en aquel mismo momento, en que con la droga del Fruto de Sejmet en su cuerpo, tuvo que hacer un esfuerzo supremo para no desenvainar su khopesh y cortarle la cabeza ahí mismo. Se obligó a contener la respiración unos segundos para controlar los fuertes latidos de su corazón y relajarse, interponiéndose entre el carruaje y los niños. En lugar de responder o atacar de primeras, usó su haki de observación: sentía dos presencias. La de ese hombre y otra más, ambas llamativas a su manera. Además su olfato captaba algo... aquel tipo, don Momia, no olía a humano. O al menos no del todo. Olía a una especie de bizarra mezcla entre gato y humano. ¿Tendría muchos gatos en su casa y le habían meado en la ropa? Oh, ¿sería un mink? Olía como Moja. Entonces miró el interior y lo vio: aquel uniforme era irreconocible. Un marine.
- Gato, no tengo claro de qué árbol te has caído para creer que tras intentar matarlo con una bomba iba a entregarte a Nícholas. Ni de qué cueva has salido para creer que la Armada Revolucionaria va a confiar, ya no digamos colaborar, con perros del Gobierno. Os doy una oportunidad para daros la vuelta ahora y no os mataré por esto.
Entonces se dio cuenta de que Dexter estaba ahí, y de que tomar decisiones por su cuenta estando el líder de la Armada Revolucionaria presente era un desacato a su autoridad, así que miró en su dirección por un momento. Sin embargo el líder revolucionario le dijo "sigue así, lo estás haciendo bien" y abrió un boquete de un puñetazo en la pared de la casa donde estaban Khissa y sus captores. Entonces su furia disminuyó, recordando lo que habían ido a hacer allí.
- Gabi, cuida a Nícholas, voy a entrar - le susurró a la chica - No me fío de esta gente. Sin embargo con Dexter aquí, todo saldrá bien.
Con una última mirada de ira al gato momia, se dio la vuelta y pasó a forma híbrida para poder entrar en la casa por el agujero que había hecho Dexter, haciéndolo a la carrera. Probablemente esos tipos ya estarían alerta por el barullo, pero no podía ponerse remedio a eso. Empuñó a Réquiem en la mano derecha y sin más miramientos, cargó contra el que estaba más cerca de Khissa y le lanzó un tajo al cuello.
- ¡Cuidado!
Dio una pirueta sobre sí mismo para hacer caer a Gabi y a Nícholas por el lado contrario del de la bomba mientras pasaba a forma híbrida. Agarró a ambos al vuelo, apretándolos contra su pecho para protegerlos de la explosión con su cuerpo y se agazapó. Sus oídos le pitaron por la detonación, mientras la onda le golpeaba la espalda con fuerza y el calor le quemaba la nuca. Sin embargo se mantuvo en el sitio estoico, sin un gruñido de dolor ni dejar que la explosión le moviese ni un milímetro. Se levantó, con una quemadura en la nuca y algunos pelos quemados. Se giró mientras pasaba de su forma híbrida a la Beast Form, convirtiéndose en una criatura humanoide de casi tres metros de altura, pelaje rojizo por todo el cuerpo, cabeza de ciervo y corpulento. Normalmente Nassor era una persona estoica y calmada. Incluso paciente. Sin embargo aquel despliegue de estupidez era demasiado para él. Le dirigió al idiota de la dinamita una mirada de ira como pocas había mostrado, con los ojos abiertos como platos, enseñando los dientes y los puños cerrados mientras chispas eléctricas brotaban de todo su cuerpo.
- Sí, es ahí - contestó a Dexter sin apenas inmutarse por su llegada.
Entonces el tipo ese de la bomba, el zopenco ese, el muy bocachancla tuvo la genial idea de pararse junto a él a pedirle... ¡que le entregase a Nícholas para mantenerlo a salvo! ¡A SALVO! Años de entrenamiento en autocontrol y técnicas de represión emocional fueron puestos a prueba en aquel mismo momento, en que con la droga del Fruto de Sejmet en su cuerpo, tuvo que hacer un esfuerzo supremo para no desenvainar su khopesh y cortarle la cabeza ahí mismo. Se obligó a contener la respiración unos segundos para controlar los fuertes latidos de su corazón y relajarse, interponiéndose entre el carruaje y los niños. En lugar de responder o atacar de primeras, usó su haki de observación: sentía dos presencias. La de ese hombre y otra más, ambas llamativas a su manera. Además su olfato captaba algo... aquel tipo, don Momia, no olía a humano. O al menos no del todo. Olía a una especie de bizarra mezcla entre gato y humano. ¿Tendría muchos gatos en su casa y le habían meado en la ropa? Oh, ¿sería un mink? Olía como Moja. Entonces miró el interior y lo vio: aquel uniforme era irreconocible. Un marine.
- Gato, no tengo claro de qué árbol te has caído para creer que tras intentar matarlo con una bomba iba a entregarte a Nícholas. Ni de qué cueva has salido para creer que la Armada Revolucionaria va a confiar, ya no digamos colaborar, con perros del Gobierno. Os doy una oportunidad para daros la vuelta ahora y no os mataré por esto.
Entonces se dio cuenta de que Dexter estaba ahí, y de que tomar decisiones por su cuenta estando el líder de la Armada Revolucionaria presente era un desacato a su autoridad, así que miró en su dirección por un momento. Sin embargo el líder revolucionario le dijo "sigue así, lo estás haciendo bien" y abrió un boquete de un puñetazo en la pared de la casa donde estaban Khissa y sus captores. Entonces su furia disminuyó, recordando lo que habían ido a hacer allí.
- Gabi, cuida a Nícholas, voy a entrar - le susurró a la chica - No me fío de esta gente. Sin embargo con Dexter aquí, todo saldrá bien.
Con una última mirada de ira al gato momia, se dio la vuelta y pasó a forma híbrida para poder entrar en la casa por el agujero que había hecho Dexter, haciéndolo a la carrera. Probablemente esos tipos ya estarían alerta por el barullo, pero no podía ponerse remedio a eso. Empuñó a Réquiem en la mano derecha y sin más miramientos, cargó contra el que estaba más cerca de Khissa y le lanzó un tajo al cuello.
- resumen:
- Protejo a Nícholas y a Gabi de las bombas de Oppen, lo amenazo de muerte y entro por el agujero que ha hecho Dexter a salvar a Khissa.
Dexter Black
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x---x Recapitulando x---x
El camino hacia Nassor no era particularmente difícil. Una línea recta, trazar la diagonal... ¿Fácil, verdad? Pero no todo parecía estar siendo tan sencillo para el hombre ciervo, que al ritmo de las explosiones provocadas por un cenutrio motorizado, tuvo que hacer una extraña maniobra en el aire para proteger a los dos niños, dándose media vuelta y adoptando su forma híbrida en medio del aire, agazapándose para limitar los daños de semejante insensatez. Miró a los lados para asegurarse de que Zane no estuviese haciendo de las suyas por ahí, y una vez se resignó, terminó aterrizando junto a Nassor.
x---x De vuelta en nuestros días x---x
- ¿Está la madre? -estaba preguntando, con un dedo señalando hacia la pared a derribar y el puño de la otra mano listo para tirar el muro abajo, cuando tuvo que volver la mirada hacia la bocacalle porque lo que estaba viendo era, simplemente, estúpido.
El mismo payaso de la dinamita, habiendo escalado el techo del vehículo, azuzaba ahora a los fantasmas contra él mientras decía algo de que era su líder o no sé qué historia. Arqueó una ceja, más centrado en responder la pregunta fundamental de qué era lo que pretendía ese par de pelagatos que de plantearse los motivos que podían llevar a dos hombres más o menos adultos a atacar con dinamita a Nassor y luego intentar atropellarlo a él. No, espera; intentaban pasar por su lado. La calle no era tan estrecha como para que no pudiesen hacerlo, claro, pero le parecía una maniobra muy arriesgada teniendo en cuenta que no solo estaba él en la calle sino también el ciervo, dos niños y una mujer embutida en armadura. La única respuesta que encontraba era que se tratase de unos genios con un plan que no alcanzaba a discernir. Ah, no, espera: Había otra respuesta.
El vehículo se movía deprisa, pero no lo bastante como para suponer un problema fijar la vista en él. Dio un paso adelante en lo que el coche ya había recorrido diez metros, y cuando trató de pasar por su lado intentó hacer el gran truco: Había sido capaz de desnudar a gente sin siquiera esta darse cuenta, ¿cómo de difícil sería agarrar un coche? Desde luego, dudaba que fuese demasiado más. Lo que sí era más complicado era hacer en su agarre un movimiento estable que hiciese al coche perder la inercia, pero al mismo tiempo conservar el suficiente momentum como para poder girar el coche.
¿Por qué hacía aquello? Simple, la ventanilla por la que había escapado aún estaba abierta, por lo que si era capaz de agarrar el coche intentaría evitar que el tipo extraño saliese volando por el brutal frenazo del coche cazándolo con la propia ventanilla. No sabía cuánto tiempo de reacción poseía el extraño, pero si lograba esquivar aquello esperaba que, como mínimo, sobreviviese a semejante hostia patrocinada por el principio de inercia.
En cualquier caso, si lograba hacerse con el vehículo lo interpondría entre el ejército de espectros y ellos. Y, como muestra de buena voluntad, entre el todoterreno y ellos una barrera de Haki. Podía parecer que los acorralaba frente a los fantasmas, pero los mantenía a salvo de Nassor, que estaba calentito.
- Sigue así, lo estás haciendo bien -respondió, casi sin prestarle atención para aplacar su furia mientras se fijaba en la casa.
Efectivamente, allí era, así que golpeó el aire con fuerza usando una única mano, generando una onda de choque suficientemente poderosa como para tirar la pared abajo pero no lo bastante como para volarla en pedazos -no deseaba que la madre estuviera debajo y muriese por su imprudencia-. Y así, de ese modo, volvió a concentrarse en la barrera.
- Y bueno, Vega, cuéntame sobre los fantasmas -instó a la rubia-. ¿Qué son?
- Resumen:
- Hippity Hoppity, Oppenheimer al coche (a ver qué sale). Poner barrera de Haki entre el coche y nosotros (para protegerles de Nassor, obviamente) y meterle un puñetazo al aire para reventar la pared.
Normas del capítulo:
Moderación
- Se moderará lunes y jueves entre las 22:00 y las 23:59.
- No se puede postear los lunes o jueves antes de la moderación.
- Hay un reloj que marca el tiempo restante. Cuando acaba los temas se cierran.
- Está prohibido metarrolear, powerrolear y demás actitudes tóxicas.
- A más riesgo, más premio.
- Como es tradición, el barco de Sons of Anarchy se hundirá en algún momento.
- Cada post debe ocupar entre 250 y 1.200 palabras. Si no se está en estos límites, el post podría ser ignorado.
- Es responsabilidad de un usuario comunicarse con la gente con la que interactúa.
- Si un post tiene más de 15 faltas ortográficas por párrafo podría ser ignorado.
- Hacer un resumen de acciones relevantes es obligatorio independientemente de la extensión.
- La ley del plot no es a prueba de idiotas.
Moderación
- Los liantes de Sabaody - 33:
- Oppen, lamentablemente Wallace no te hace ni puñetero caso. Es un contraalmirante de la marina que piensa por su propia cuenta y sinceramente no tiene intención de poner en riesgo a Nícolas de ninguna manera. Lo que si hace es acelerar con el coche para intentar atropellar a todos los enemigos posibles y después sale por la ventanilla para colocarse al lado del revolucionario Dexter Black. Por ahora ha visto que el niño está bien y que se aferra con fuerza al ciervo, además de eso, se ha fijado en que la chica que va con él intenta proteger al animal de esos terribles perros que los persiguen. Al ver como lanzas explosivos cerca del animal su cara se torna seria y tremendamente molesta.
— ¿En qué coño estás pensando imbécil?, ¡si le haces daño al niño te juro que te destripo! — sí, la amenaza va completamente en serio, no parece que esté contento en absoluto con lo que acabas de hacer y no solamente te recrimina con palabras, un fuerte golpe por su parte impacta de lleno en el centro de tu espalda y hace que caigas de bruces al suelo. Definitivamente no era muy inteligente por tu parte hacer algo así cuando vidas inocentes penden de un hilo. Por suerte, aquel animal resulto ser alguien mucho más racional y fue capaz de salvarse a sí mismo y a los niños. Pero como es lógico, estaba tremendamente furioso por lo ocurrido. Siendo revolucionario entendía que no quisiera saber nada de marines pero las cosas estaban lo bastante jodidas como para dejarse de estupideces y rivalidades por un momento.
El pequeño Nícolas miraría al hombre y mostraría una gran sonrisa — ¡tío Wallace! Estos hombres me están ayudando a rescatar a mama, se enfrentaron a Mera y su hermana — mostró una enorme sonrisa mientras hablaba sin despegarse aún de Gabi. Ante aquella revelación por su parte el marine pareció relajarse un poco mientras dejaba que Dexter hiciera los jibiris que quisiera con el coche, de otra forma claro, porque bueno, las acciones se han visto ligeramente comprometidas. — No vengo para ir en contra vuestra, en este momento en archipiélago esta lo bastante jodido como para que encima vengamos a darnos más problemas los unos a los otros, vengo a rescatar a Nícolas y Khissa y espero que aceptéis mi ayuda porque no tengo pensado largarme ¿Vega, eres tú? — parece que hablaba completamente enserio al respecto y que conoce a tu nueva amiga Dexter.
Por otro lado Nassor consigue abrir el boquete en la casa y golpear al tipo que estaba más cerca de la mujer, aunque el hombre ni si quiera se mueve, Nassor puede ver como el otro hombre, el rubio, se encuentra al otro lado del tipo y le ha clavado lo que parece ser una daga en el pecho. La mujer a la que buscáis parece estar bastante mejor de lo que parecía antes de que se la llevaran de aquel lugar, están golpeada y dolorida por supuesto, pero parece que alguien se ha encargado de disminuir sus heridas de alguna manera. Por otro lado, Vega no duda en responder a la pregunta que le ha hecho Dexter — es la jauría de Sirio, no suele tener tanto alcance, pero el eclipse aumenta su poder, es algo que él llama la cacería salvaje, se encarga de limpiar la zona de sus enemigos y normalmente él controla los objetivos — en el interior de la edificación queda un hombre, rubio que mira a los recién llegados.
— ¿Nícolas, Wallace, Vega? ¿Qué coño está pasando? Esto no era parte del plan… — parece que aquí todos se conocen amigos míos y que lo que en un principio era una misión de rescate sencilla se ha convertido en una intrincada misión de rescate, espionaje y traición. Vega primero mira a Wallace y después al escuchar la voz de aquel hombre que sale de detrás del tipo ahora muerto con las manos manchadas de sangre obviamente sale corriendo hacia él y lo abraza. Parece realmente preocupada, lo mira por todos lados y después va a comprobar el estado de la mujer que parece estar bastante cansada tras todo eso. — Lo siento mucho, ojala hubiéramos podido hacerlo antes, ¿te duele mucho? ¿Te ha pegado muy fuerte? — Vega revisa el cuerpo de la mujer en busca de heridas muy graves, pero parece que estas han sido curadas y solo le quedan algunos rasguños y moratones.
Aclaración:Daré por hecho que realizas el mismo truco de la barrera de Haki para evitar que los perros y los caballeros pasen de la plazoleta para daros margen. Sin embargo no se dará de la forma indicada ya que Wallace no sigue instrucciones de Oppen.
- Justice Raiders - 13:
- Gracias a tu ayuda Hamlet, tanto tú como la lancera podéis haceros cargo de esos malditos perros que os persiguen. Sin embargo esos bichos no son los únicos que se encuentran en el campo de batalla queriendo acabar con todo a su alrededor. Los jinetes cabalgan veloces acabando con todo aquel que se cruza en tu camino. Tus hombres y los piratas no dudan en acatar tus ordenes, ninguno de los allí presentes quiere morir a manos de una horda de extraños muertos vivientes.
Forman aquel círculo que tú les ordenas y entre todos lográis mantener vuestra posición, tanto marines como piratas luchando codo con codo, incluso criminales y revolucionarios, defendiéndoos los unos a los otros por un bien común. Los fantasmas sin embargo no tienen en sus mentes retroceder y donde cae uno aparece otro, poco a poco es cierto que el número va reduciendo, pero son una cantidad tremendamente elevada como para acabar con todos ellos de una sola vez.
No obstante, cuando todo parece perdido, aparece Iulio a tu lado y consigue eliminar a una gran tanda de una sola vez, esto os permite tener un mínimo respiro mientras los fantasmas se reagrupan y vuelven a la carga con intención de mantener ese combate hasta que no quede nadie en pie. En esta ocasión sois vosotros o ellos y por el momento parece que ellos al menos no se cansan. La pequeña Adhara que se encuentra en los hombros de Iulio suspira viendo toda esa masacre y esa locura que está sucediendo, no le gustaba, sin embargo no era la primera vez que lo veía.
— Si, Sirio, son el ejercito de Sirio y yo soy Adhara, una de las estrellas de Canis Maior — su voz sonaba tranquila e incluso contenta al decir que era una estrellita, aunque claro, no es que tuviera muchas opciones más que aquella. Ante la segunda pregunta la pequeña medito por un momento — seguramente Sirio está cansado de que os metáis en sus asuntos, además tú le hiciste daño y le capturaste, supongo que es su venganza contra ti y tus hombres. Sirio dijo que quería entregarle la isla a Orión y entonces Procyon dijo que si todos se peleaban entre ellos, sería más fácil y creo que este es el momento que ha elegido Sirio para acabar con los que le estorban — en algunos momentos su voz dejaba de sonar tan aniñada mientras te contaba todo aquello, aunque claro, al final volvía a ser la niña de siempre mientras se aferraba a tus hombros.
- Kia y Ral - 30:
- La mujer se ríe animada ante tu pregunta, claro que sabe que sois demasiado inexpertos como para darle lo que quiere. No hace falta ser demasiado listo para saber que vuestro modo de actuar no es de un agente con un cargo bastante alto. Había tratado con varios cps a lo largo de su vida y al menos una cosa tenía clara, aquellos que podían negociar solían mostrarse mucho más altaneros y egocéntricos. Como si les debieras la vida cuando en realidad ellos son los que suelen necesitar algo de ti. La mujer simplemente se relajo y medito por un momento tu ofrecimiento. No era una mala idea hacerse pasar por otra persona, pero entonces tendrían que hacer algo más por ella.
— No me disgusta tu idea, pero a cambio tendrán que hacer algo más por mí, deberé constar como asesinada, neutralizada o como queráis llamarlo ahora en vuestro oficio. No me apetece que un futuro alguien tire de la manta y se dediquen a darme problemas — se notaba que al menos estaba lo bastante cansada de la vida que había llevado que no le interesaba en absoluto seguir trapicheando con unos y con otros. Quería un retiro tranquilo en un lugar donde no fueran a perseguirla como si fuera un cervatillo. Desde luego era una buena metáfora teniendo en cuenta la cantidad de perros de presa que circulaban por la isla en aquel momento.
— Si consigues eso para mí, responderé a todas y cada una de tus preguntas y a las de tu compañera, si no lo consigues, entonces será mejor que salgas por esa puerta antes de que cuente tres o tendréis grandes problemas. Adelante, llama cuando quieras — esperaría tranquilamente a que llamases a quien quisieras, tus superiores del CP o a algún amigo que pudiera hacerte ese favor que le habías prometido a la señora. Por otro lado un perro fantasmagórico se para y se queda mirando a Kia a través de la ventana. Muestra sus colmillos con furia y se lanza contra el cristal golpeando este con fuerza, provocando un fuerte sonido de cristales resquebrajándose.
Ante ese golpe, el fuego fatuo se planta delante de la ventana y se expande mostrando su fuerte luz, el perro por un momento se queda parado mirando y después agacha un poco la cabeza como si pidiera disculpas y se marcha por donde ha venido. Parece que esa casa, definitivamente está protegida por alguna razón especial.
- El jardín de Edén & FaZu - 12:
- Kus consigue huir de los perros y elevarse lo suficiente como para alejarse completamente del alcance de sus dientes. Su onda consigue impactar contra uno de los jinetes y este desaparece como si nunca hubiera estado allí. Mientras tanto, la barrera de repulsión de Ruffo consigue que el oso se vea repelido hacía atrás con fuerza golpeándose contra varias cajas y quedando completamente quieto, tirado en el suelo sin poder moverse por el momento.
Por tu parte Zuko, consigues librarte de los perros gracias a la técnica que has desplegado y justo cuando parece que otra panda de muertos van a entrar en la casa no-Iulio se levanta y cierra la puerta de una patada para impedir que esos engendros del averno entren a seguir molestando. Hasta ese momento el pobre hombre había estado demasiado aturdido como para poder moverse con soltura, parece que lo habían drogado o algo por el estilo y por ese motivo no podía apenas menear un musculo.
Ante el silbato de Kus los perros comienzan a gimotear con dolor, sin embargo aún intentan lanzarse contra tus aliados. No obstante las bolas de repulsión de Ruffo logran que los perros que quedan salgan por los aires y terminen desapareciendo igual que el jinete, como si nunca hubieran estado allí. Lo único que dejan tras de sí es un frío terrible que se apodera de toda la estancia y que hace que los cristales se llenen de vaho.
No-Iulio al fin tiene la posibilidad de presentarse y se acerca a vosotros haciéndole un saludo militar a Zuko — se presenta en capitán de marina Axel Hagebak señor, lamento los problemas que pude causar — ahora si le veis ya no se parece tanto a Iulio como podía parecer en un principio. De hecho, tiene el pelo negro y los ojos marrones, ¿curioso verdad? Parece que hay gato encerrado en todo aquello, pero seguro que el marine logra responderos.
— Tuve que hacerme pasar por el contraalmirante Iulio, la idea era evitar que lo siguieran a él y pudieran averiguar donde tenían a Sirio encerrado, sin embargo terminaron por capturarme y la cosa se torció. De nuevo lamento todos los problemas ocasionados — desde luego era sincero con sus palabras e hizo una gran reverencia a modo de disculpa ante Zuko. Por otro lado los aullidos de dolor y los sonidos de aquellas bestias eran cada vez más perturbadoras. Podéis escuchar entonces una especie de pitido que proviene de la pared, donde se supone que esta estampado el hombre de los explosivos.
Parece que alguien intenta ponerse en contacto con él ya que no se han recibido más noticias aparte de la llamada de la mujer. El pitidito es bastante molesto e incesante, pero seguramente si no contestáis termine de sonar en algún momento, aunque puede que sea mejor responder, eso es algo que debéis decidir vosotros en este momento.
- Los chicos de los recados:
Ambrose os deja marchar sin añadir gran cosa. Os confirma que con llevarlos en el dedo será suficiente, pues todavía huelen a sus antiguos dueños. Un préstamo de mucho valor, os explica. Más os vale no perderlos.
-Improvisa sin miedo. Así me haré una mejor idea de tus métodos.
Os despide con una sonrisa, salís a la calle y echáis a caminar. Fuera ya no queda ninguno de los trabajadores de Ambrose. Tal y como os han prometido, los perros no os hacen daño. Lo que no quiere decir que no os vean. De hecho uno de ellos en seguida se separa del resto y empieza a olisquear a Kaito con curiosidad, moviendo la enorme cola con ilusión. Por lo visto le recuerda a alguien querido, o tal vez solo sea el olor del anillo. Incluso intenta meter la cabeza por debajo de un tentáculo, antes de oír cómo dos de sus hermanos destrozan a un pobre individuo y apuntarse al festín, dejándoos en paz.
Will, tú logras adelantarte por los tejados sin problemas. El manglar no está lejos y en seguida llegas. Tampoco es muy grande y desde arriba puedes ver la situación. Lo primero en lo que reparas es en un gran arco de madera. Antes tenía algo grabado, pero se ha tachado y en su lugar alguien ha ido clavando puntas de metal, formando la misma constelación que llevas en tu dedo anular.
En el manglar hay tres edificios no muy grandes y una especie de almacén. Sale humo de uno de los edificios, en el que deduces están los marines. En principio, nada te separa de tu objetivo.
Roland Oppenheimer
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Todo sucedió muy rápido. Wallace aceleró tal y como Oppen tenía en mente, salvo por el hecho de que en vez de dejar atrás al líder de la Revolución, se paró a su lado y bajó del coche.
— ¿¡A qué cojones ha venido eso!? —preguntó el mink, irritado, tras levantarse dolorido—. Estaba salvando a los niños de perros. Por si no te habías fijado, estaban a punto de devorar al cornudo. Y lo mismo te digo, cervato. La explosión no od hubiera dañado, estaba todo controlado. Así que mejor que cierres ese hocico de herbívoro que me llevas antes de que se líe.
Roland podría haber seguido diciendo muchas más cosas, especialmente a los revolucionarios tras sus actos de ira inexplicada. Esos mequetrefes siempre creían tener la razón, y eso sacaba de sus casillas al ex-agente, pero tenía que mantener la compostura en la medida de lo posible, al menos enfrente del contraalmirante, quién resultaba ser el tío del niño pequeño que estaban buscando. ¡Y encima su madre estaba dentro del edificia cuya paré había derribado Black. Allí estaba ocurriendo algo muy extraño. todos parecían conocerse y la situación empezaba a recordar más a la trama de una novela de misterio y drama que a la vida real. En la vida real no solían ocurrir esas cosas.
— ¿Alguien puede aclarar lo que ocurre aquí? Y mejor que sea rápido, que hay unos piratas que detener —explicó, intentando ser cooperativo en aquella situación. Si las cosas se ponían feas o si se destapaba su identidad, sabía que él no era rival para el contraalmirante, el líder revolucionario y el cornudo, aunque estaba convencido de que por separado no tendría ningún problema.
Había muchas preguntas abiertas, y esperaba que algunas respuestas surgieran a la luz.
— ¿¡A qué cojones ha venido eso!? —preguntó el mink, irritado, tras levantarse dolorido—. Estaba salvando a los niños de perros. Por si no te habías fijado, estaban a punto de devorar al cornudo. Y lo mismo te digo, cervato. La explosión no od hubiera dañado, estaba todo controlado. Así que mejor que cierres ese hocico de herbívoro que me llevas antes de que se líe.
Roland podría haber seguido diciendo muchas más cosas, especialmente a los revolucionarios tras sus actos de ira inexplicada. Esos mequetrefes siempre creían tener la razón, y eso sacaba de sus casillas al ex-agente, pero tenía que mantener la compostura en la medida de lo posible, al menos enfrente del contraalmirante, quién resultaba ser el tío del niño pequeño que estaban buscando. ¡Y encima su madre estaba dentro del edificia cuya paré había derribado Black. Allí estaba ocurriendo algo muy extraño. todos parecían conocerse y la situación empezaba a recordar más a la trama de una novela de misterio y drama que a la vida real. En la vida real no solían ocurrir esas cosas.
— ¿Alguien puede aclarar lo que ocurre aquí? Y mejor que sea rápido, que hay unos piratas que detener —explicó, intentando ser cooperativo en aquella situación. Si las cosas se ponían feas o si se destapaba su identidad, sabía que él no era rival para el contraalmirante, el líder revolucionario y el cornudo, aunque estaba convencido de que por separado no tendría ningún problema.
Había muchas preguntas abiertas, y esperaba que algunas respuestas surgieran a la luz.
- Resumen:
- Poca cosa. Lo importante que es que hace una pregunta genérica sobre la situación actual, esperando una respuesta satifactoria.
Kusanagi descendió hasta posar sus pies nuevamente sobre el suelo, suspirando con cierto alivio al ver que ninguno de los presentes había salido herido de la trifulca y que la amenaza parecía haber pasado por el momento —aunque seguían habiendo más de aquellas criaturas en las calles, pero no les molestarían mientras la puerta aguantase—. Procedió entonces a envainar su espada tras subirse la túnica, haciéndole un gesto a Ruffo para que se acercase junto a él a los dos marines. ¿Cuánto tiempo llevaba sin ver al dragón? Probablemente cerca de dos años dada su inevitable desaparición tras lo de Hikari. Los recuerdos golpeaban sus memorias de manera incesante y las palabras parecían agolparse en su boca deseosas de salir, pero aquel no era el momento.
—Siento que nuestro reencuentro haya tenido que ser así —se disculpó, dibujando una pequeña mueca en su rostro que denotaba pena. En verdad la sentía, y es que ni siquiera le había informado de su regreso a la agencia ni nada por el estilo pero, ¿qué iba a hacer? Llevaba los últimos meses concentrado en su trabajo, en hacer que sus labores de infiltración funcionaran y, en realidad, no había tenido tiempo para nada más—. Te dejaré reprochármelo en otro momento, tienes mi palabra; ahora hay que ocuparse de todo esto.
Observó con detenimiento al falso Iulio al que pasarían a conocer como Axel. Su aspecto era completamente distinto al de hacía unos minutos, lo que hizo sospechar al parcheado que allí había gato encerrado. Tal vez fueran los efectos de alguna Fruta del Diablo que le permitiera modificar su apariencia o algo por el estilo. En un principio, no parecía haber motivos para sospechar de las palabras del capitán, así que creería su discurso por el momento. Si lo que decía era cierto habían salvado no una, sino dos vidas al evitar el secuestro del verdadero contraalmirante, pero algo le decía que el precio a pagar había sido demasiado elevado. ¿Cuántas personas habían perecido a manos de sus extraños agresores?
Tuvo que dejar apartados aquellos pensamientos forzosamente cuando un molesto pitido proveniente del encapuchado noqueado les interrumpió.¡Lo había olvidado por completo! No era de extrañar que aquella gente quisiera recibir noticias de lo sucedido, especialmente cuando las últimas órdenes habían resultado ser inmolarse junto a los explosivos. No contestar implicaría perder uno de los pocos hilos de los que aún podían tirar para llegar al fondo del asunto.
El pelirrojo le hizo una seña al grupo para que esperasen y se acercó con paso decidido hasta el encapuchado, echando mano rápidamente a sus ropajes para sacar el comunicador y responder a la llamada. Cuando habló, su voz sonó terroríficamente idéntica a la de aquel hombre gracias a su buena retentiva, capacidad de imitación y, cómo no, poderes antinaturales.
—Perdón por no contestar —comenzó, emulando un falso jadeo para denotar cansancio en su nuevo tono—. La situación se ha complicado más de la cuenta... demasiados marines. No nos ha quedado más remedio que dejar atrás las cargas. Si sabían esto es posible que conozcan las demás fases del plan. Tal vez sea prudente un cambio de planes.
Mientras hablaba se giró hacia el grupo que lo acompañaba, mirándoles fijamente y aguardando la respuesta del otro lado. Ya que estaba, trató de revisar la posición de la baliza que había pegado en las ropas de aquella mujer. Con algo de suerte les serviría para desvelar la posición de su siguiente objetivo... suponiendo que no lo hiciera directamente quien fuera que estuviera llamando.
—Siento que nuestro reencuentro haya tenido que ser así —se disculpó, dibujando una pequeña mueca en su rostro que denotaba pena. En verdad la sentía, y es que ni siquiera le había informado de su regreso a la agencia ni nada por el estilo pero, ¿qué iba a hacer? Llevaba los últimos meses concentrado en su trabajo, en hacer que sus labores de infiltración funcionaran y, en realidad, no había tenido tiempo para nada más—. Te dejaré reprochármelo en otro momento, tienes mi palabra; ahora hay que ocuparse de todo esto.
Observó con detenimiento al falso Iulio al que pasarían a conocer como Axel. Su aspecto era completamente distinto al de hacía unos minutos, lo que hizo sospechar al parcheado que allí había gato encerrado. Tal vez fueran los efectos de alguna Fruta del Diablo que le permitiera modificar su apariencia o algo por el estilo. En un principio, no parecía haber motivos para sospechar de las palabras del capitán, así que creería su discurso por el momento. Si lo que decía era cierto habían salvado no una, sino dos vidas al evitar el secuestro del verdadero contraalmirante, pero algo le decía que el precio a pagar había sido demasiado elevado. ¿Cuántas personas habían perecido a manos de sus extraños agresores?
Tuvo que dejar apartados aquellos pensamientos forzosamente cuando un molesto pitido proveniente del encapuchado noqueado les interrumpió.¡Lo había olvidado por completo! No era de extrañar que aquella gente quisiera recibir noticias de lo sucedido, especialmente cuando las últimas órdenes habían resultado ser inmolarse junto a los explosivos. No contestar implicaría perder uno de los pocos hilos de los que aún podían tirar para llegar al fondo del asunto.
El pelirrojo le hizo una seña al grupo para que esperasen y se acercó con paso decidido hasta el encapuchado, echando mano rápidamente a sus ropajes para sacar el comunicador y responder a la llamada. Cuando habló, su voz sonó terroríficamente idéntica a la de aquel hombre gracias a su buena retentiva, capacidad de imitación y, cómo no, poderes antinaturales.
—Perdón por no contestar —comenzó, emulando un falso jadeo para denotar cansancio en su nuevo tono—. La situación se ha complicado más de la cuenta... demasiados marines. No nos ha quedado más remedio que dejar atrás las cargas. Si sabían esto es posible que conozcan las demás fases del plan. Tal vez sea prudente un cambio de planes.
Mientras hablaba se giró hacia el grupo que lo acompañaba, mirándoles fijamente y aguardando la respuesta del otro lado. Ya que estaba, trató de revisar la posición de la baliza que había pegado en las ropas de aquella mujer. Con algo de suerte les serviría para desvelar la posición de su siguiente objetivo... suponiendo que no lo hiciera directamente quien fuera que estuviera llamando.
- Resumen:
- » Disculparse con Zuko por las circunstancias de su regreso.
» Suponer que el cambio de apariencia en el marine debe ser a causa de algún poder que posea y decidir fiarse de él por el momento.
» Acercarse al encapuchado y agenciarse su comunicador para responder a la llamada, cambiando su voz para que sea idéntica a la de él gracias a sus poderes. En el proceso, inventarse una milonga sobre su situación actual e intentar sacar más información de la llamada.
» Revisar, ya que está, la posición que marca la baliza que le puso a la mujer del principio.
Nassor
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Observó la situación, analizándola. La prostituta que se había traído Dexter hablando con el derribado y pidiéndole perdón, el interrogador con el Contraalmirante... por un momento se preguntó si les habían guiado a una trampa. Luego se percató de que simplemente habían acabado en medio de un teatro. Aquella gente había intentado hacer alguna clase de jugada a alguien y ellos habían acabado en medio. Frunció el ceño, molesto, y se dirigió a la salida de la casa, parándose a la altura de Dexter y mirándole a los ojos:
- Jefe, no parece que tengamos nada que hacer aquí. Salvo que tenga órdenes para mí... hay animales en ese horrendo lugar siendo utilizados para actos depravados. Solicito permiso para volver a allí y liberarlos.
Asintió al escuchar su respuesta y se puso el objeto que le tendía. Tras eso salió de la casa enfundando el khopesh y miró al probable mink a los ojos, con rostro inescrutable. Aquel tipo había tenido las narices de decirle que "había estado todo controlado" cuando había recibido la explosión en sus propias carnes. En condiciones normales hubiese dejado ir a un imbécil como ese. Pero estaba furioso, a pesar de que no lo mostrase abiertamente. Aquella gente les había hecho perder el tiempo y aún encima aquel tipo tenía las narices de, tras intentar dinamitarlo, llamarle cervato y ordenarle cerrar el pico. Chasqueó la lengua entornando los ojos e hizo amago de girarse para alejarse de él... y de repente, en un movimiento inesperado como el de una serpiente, le lanzó un puñetazo directo a la nariz. Acompañó el golpe con el torso para imprimir el peso de su cuerpo el puño.
- Cierra la boca y trágate tus mentiras. La próxima vez que te vea intentando matar niños, será mi acero lo que pruebes.
Se alejó y encogió las piernas, tensándolas. Reunió el aire a su alrededor y lo usó para impulsar su salto, proyectándose como una bala hacia los cielos. Una vez en el aire comenzó a mover los brazos para generar corrientes que lo reorientasen y aminorasen su caída. No veía tres en un burro con esa oscuridad, pero se hacía una idea de por dónde había venido y distinguía las siluetas de los edificios. Si no avanzaba por el suelo, esperaba que los muertos y sus perros no le molestasen. Aterrizó sobre un tejado quebrando varias tejas bajo sus pezuñas y comenzó a correr hacia el lugar, saltando de casa en casa. Una vez en el lugar, se dirigiría a la entrada lateral bajando directamente al callejón.
- Jefe, no parece que tengamos nada que hacer aquí. Salvo que tenga órdenes para mí... hay animales en ese horrendo lugar siendo utilizados para actos depravados. Solicito permiso para volver a allí y liberarlos.
Asintió al escuchar su respuesta y se puso el objeto que le tendía. Tras eso salió de la casa enfundando el khopesh y miró al probable mink a los ojos, con rostro inescrutable. Aquel tipo había tenido las narices de decirle que "había estado todo controlado" cuando había recibido la explosión en sus propias carnes. En condiciones normales hubiese dejado ir a un imbécil como ese. Pero estaba furioso, a pesar de que no lo mostrase abiertamente. Aquella gente les había hecho perder el tiempo y aún encima aquel tipo tenía las narices de, tras intentar dinamitarlo, llamarle cervato y ordenarle cerrar el pico. Chasqueó la lengua entornando los ojos e hizo amago de girarse para alejarse de él... y de repente, en un movimiento inesperado como el de una serpiente, le lanzó un puñetazo directo a la nariz. Acompañó el golpe con el torso para imprimir el peso de su cuerpo el puño.
- Cierra la boca y trágate tus mentiras. La próxima vez que te vea intentando matar niños, será mi acero lo que pruebes.
Se alejó y encogió las piernas, tensándolas. Reunió el aire a su alrededor y lo usó para impulsar su salto, proyectándose como una bala hacia los cielos. Una vez en el aire comenzó a mover los brazos para generar corrientes que lo reorientasen y aminorasen su caída. No veía tres en un burro con esa oscuridad, pero se hacía una idea de por dónde había venido y distinguía las siluetas de los edificios. Si no avanzaba por el suelo, esperaba que los muertos y sus perros no le molestasen. Aterrizó sobre un tejado quebrando varias tejas bajo sus pezuñas y comenzó a correr hacia el lugar, saltando de casa en casa. Una vez en el lugar, se dirigiría a la entrada lateral bajando directamente al callejón.
- resumen:
- Hablo con Dexter, acepto su comunicador, le sacudo un puñetazo al gato y me voy hacia el prostíbulo por los tejados.
Para Oppen: Fuerza actual: rango 10.
Sabaku no Arashi: Jet Stream [Especial]
Naturaleza de la técnica: Elemental
Descripción de la técnica: Es capaz de impulsarse con una fuerte corriente de aire, saliendo propulsado en línea recta. Se mueve a 20 m/s. La brisa que crea es algo más fuerte, siendo capaz de crear corrientes de viento de fuerza moderada.
Tiempo de canalización: Un segundo.
Tiempo de recarga: Un post.
Sabaku no Kaze [Especial]
Naturaleza de la técnica: Elemental.
Descripción de la técnica: Nassor ha aprendido a emplear su viento para aumentar su movilidad, usándolo para redireccionarse en el aire, impulsarse, saltar más alto o acelerar.
Tiempo de canalización: Un segundo.
Tiempo de recarga: -
Kaito Takumi
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Mas antes de que pudiera responder la pregunta sobre su sexo, un asunto de más importancia captó mi atención. No me moví, y en mi corazón no había intención alguna de dañar a la criatura cuyo alegre rabo se había movido de lado a lado creyendo encontrar en mí un posible amigo. ¡Ay, pero se marchó!
—Nuu... perritu....—me encontré susurrando con el brazo extendido y dos lagrimones colgando.
No había tenido muchas experiencias con perros antes, pues los hijos del mar domesticamos criaturas con mucho menos pelo, pero hay que ver qué cuca era aquella bestia. ¡Si tenía hasta un trozo de oreja ajena colgándole como un lacito!
—Mira que eres crío —espetó Jericó.
—Debo serlo, tengo que aprovechar mi infancia perdida —dije, aún a medio levantarme del triste gesto de perder el que habría sido un nuevo amiguito—. Bueno, ¿cuántos penes tienes?
Una mueca de asco, miedo y, bueno, más asco, afloró en su cara que retrocedió todo lo que su cuello le permitió. ¿Sería por que le devoraba con los ojos? Cada gesto, cada pequeño matiz era del más suculento interés para mí... Especialmente aquel pequeño colgante que, tras comprobar sin discrección el mío, comprobé que tenía el mismo patrón grabado. Me dispuse a seguir.
—¿Vas a responder? Es una pregunta sin mala intención, jopé.
—¿Cuántos debería tener? —su expresión se intensificó—. ¿Cuántos...? —Se detuvo, pues no quería conocer aquella respuesta sobre mi anatomía.
Suspiré centrando mis atenciones en el truculento paisaje de la matanza. ¡Qué de comida desperdiciada! ¡Qué de pobres gentes aniquiladas bajo garras, pezuñas y acero!
—¿De qué murieron los anteriores dueños de los anillos? —Anillo que me aseguraba de mostrar solo a la procesión de la muerte—. ¿Y por qué todo este rifirafe?
—No creo que pueda comentar nada de los asuntos familiares a alguien... ajeno a la familia.
—Habló el paquetito abandonado en la puerta —comenté con desdén sacándome un moquillo—. ¿Te comes mucho racismo por ser un embarrado?
Que poco me gustaba esa mano afianzando el cuchillo.
—Mi familia me trata bien. No importa que no sean mi familia de sangre.
—Claro que si, mientras les seas útil. ¿Pero no podríamos decir eso de cualquiera?
Pudiera parecer que intentaba entrar en su mente, pero más bien estaba compartiendo mis propias experiencias sobre la gente de la que uno se decide fiar. Uno tenía que aprender bien a no fiarse. ¿Pero por qué le advertía a él? Agh, puta reflexión de verme en ese bichejo abandonado a mí mismo. Teníamos que tener la misma edad, si acaso él algo más; ¿qué puñetas hacía dando lecciones a otros? Pa ná.
—Qué triste es vivir sin confianza —afirmó con un desdén y una pena nacidos del corazón.
—Ya es patológico —comenté sin interés—. Y he de decir que vivo mucho más tranquilo así.
—¿Entonces no te fías ni de tu compañero?
—¿Lo ves aquí? —dije mirando a un lado y a otro—. No creo que White sea de fiar, pero eso hace que no tenga que preocuparme por eso.
—Eso no tiene sentido.
—¿Que no, Jericó? ¿Que no?
—Pues no.
Ah, tan limitadito era el pobre. Aunque claro, eso no lo hacía menos peligroso.Aunque ahora parecía mucho más interesado, a la par que confundido, por mi persona. Era un comienzo. Una pequeña herida que podría infectar mientras me entretenía hilando toda la información que había ido obteniendo. Y con la última puntada dada por aquel arco...
—¿Quién tiene la akuma causante de todo esto? ¿Es de encantamientos, leyes o... algo de magia potagia? La mar, cómo odio la magia potagia.
—Nuu... perritu....—me encontré susurrando con el brazo extendido y dos lagrimones colgando.
No había tenido muchas experiencias con perros antes, pues los hijos del mar domesticamos criaturas con mucho menos pelo, pero hay que ver qué cuca era aquella bestia. ¡Si tenía hasta un trozo de oreja ajena colgándole como un lacito!
—Mira que eres crío —espetó Jericó.
—Debo serlo, tengo que aprovechar mi infancia perdida —dije, aún a medio levantarme del triste gesto de perder el que habría sido un nuevo amiguito—. Bueno, ¿cuántos penes tienes?
Una mueca de asco, miedo y, bueno, más asco, afloró en su cara que retrocedió todo lo que su cuello le permitió. ¿Sería por que le devoraba con los ojos? Cada gesto, cada pequeño matiz era del más suculento interés para mí... Especialmente aquel pequeño colgante que, tras comprobar sin discrección el mío, comprobé que tenía el mismo patrón grabado. Me dispuse a seguir.
—¿Vas a responder? Es una pregunta sin mala intención, jopé.
—¿Cuántos debería tener? —su expresión se intensificó—. ¿Cuántos...? —Se detuvo, pues no quería conocer aquella respuesta sobre mi anatomía.
Suspiré centrando mis atenciones en el truculento paisaje de la matanza. ¡Qué de comida desperdiciada! ¡Qué de pobres gentes aniquiladas bajo garras, pezuñas y acero!
—¿De qué murieron los anteriores dueños de los anillos? —Anillo que me aseguraba de mostrar solo a la procesión de la muerte—. ¿Y por qué todo este rifirafe?
—No creo que pueda comentar nada de los asuntos familiares a alguien... ajeno a la familia.
—Habló el paquetito abandonado en la puerta —comenté con desdén sacándome un moquillo—. ¿Te comes mucho racismo por ser un embarrado?
Que poco me gustaba esa mano afianzando el cuchillo.
—Mi familia me trata bien. No importa que no sean mi familia de sangre.
—Claro que si, mientras les seas útil. ¿Pero no podríamos decir eso de cualquiera?
Pudiera parecer que intentaba entrar en su mente, pero más bien estaba compartiendo mis propias experiencias sobre la gente de la que uno se decide fiar. Uno tenía que aprender bien a no fiarse. ¿Pero por qué le advertía a él? Agh, puta reflexión de verme en ese bichejo abandonado a mí mismo. Teníamos que tener la misma edad, si acaso él algo más; ¿qué puñetas hacía dando lecciones a otros? Pa ná.
—Qué triste es vivir sin confianza —afirmó con un desdén y una pena nacidos del corazón.
—Ya es patológico —comenté sin interés—. Y he de decir que vivo mucho más tranquilo así.
—¿Entonces no te fías ni de tu compañero?
—¿Lo ves aquí? —dije mirando a un lado y a otro—. No creo que White sea de fiar, pero eso hace que no tenga que preocuparme por eso.
—Eso no tiene sentido.
—¿Que no, Jericó? ¿Que no?
—Pues no.
Ah, tan limitadito era el pobre. Aunque claro, eso no lo hacía menos peligroso.Aunque ahora parecía mucho más interesado, a la par que confundido, por mi persona. Era un comienzo. Una pequeña herida que podría infectar mientras me entretenía hilando toda la información que había ido obteniendo. Y con la última puntada dada por aquel arco...
—¿Quién tiene la akuma causante de todo esto? ¿Es de encantamientos, leyes o... algo de magia potagia? La mar, cómo odio la magia potagia.
- Resumen:
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William White
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Ambrose no aportó mucho más a lo dicho previamente, aunque le resultó curioso el hecho de no ser el primer portador de aquella joya, y no es por que no estuviera acostumbrado a llevar cosas encima que antes habían pertenecido a otros, sino por el hecho de que el capo hubiera tenido la necesidad de encargarse de uno de los suyos, incluso a pesar de la notoria falta de personal de la que disponía el magnate del crimen.
-¿Conservar el olor?- masculló para sus adentros, mientras le daba vueltas a la cabeza -¿Me preguntó quién serían los anteriores portadores? En fin, vamos a centrarnos, después de todo, es de mala educación hacer esperar a los clientes- dijo mientras se frotaba las manos calentándoselas y se frotaba las manos.
Lo primero que llamó mi atención fue un arco de madera, el cual parecía tener grabado algo que no llegaba a reconocer, y es que las estacas de metal que habían clavado encima casualmente formaban la misma constelación que el portaba ¿Sería acaso algún tipo de embrujo procedente de alguna cultura aborigen o simplemente se trataban de los poderes de uno de esos frutos maléficos?
Fuera cual fuera la respuesta, no muy lejos de ahí, se encontraban una plazuela con un total de tres edificios y un almacén el cual presuponía que debía pertenecer al mafioso el cual le había pedido el favor.
-Efectivamente el lugar no parecía muy grande, tal como le habían prometido- pensé en cierta forma agradecido.
Los edificios no eran muy diferentes entre sí, dando la impresión de ser obra del mismo constructor, los tres constataban del mismo número de plantas y los mismos tejados de estilo holandés y con cierto aire colonial, aunque no estaba del todo seguro de esto último. Los edificios tenían una inmensa fachada de color verde la cual contrastaban con algunas de sus vigas de madera y alguna que otra pincelada blanca. Desafortunadamente los edificios tenían cierto aspecto viejo y de que uno de ellos saliera fuego, no era para nada buena señal, aunque mi intuición me decía que aquel debía ser el edificio donde se encontraban los marines.
-Puede que combatir con fuego sea lo único que detenga a estas bestias, aunque hablando de bestias- masculló para sus adentros a la vez que sacaba el den den -¿Has llegado ya? ¿No? En fin, cuando llegues ve al almacén, haz lo que sea necesario y procura no ser muy escandaloso, te llamaré luego de nuevo para que me informes. Yo revisaré los edificios, cambio- finalicé tajante la llamada al socio, si bien intuía que almacén podía pertenecer a Ambrose, había decidido omitir ese detalle a propósito. Y es que en pulpo trabajaba mejor cuando se le daba cuerda larga y se entraba en poco en detalles, después de todo era un ser disperso por naturaleza. Y más valía hacerlo bien, o Ambrose no sería el único que tendría que buscar nuevo personal.
Sin más dilación, traté de acercarme al edificio del que salía el humo, con cierta cautela y precaución, aprovechando las sombras que me proporcionaba el eclipse y las sinuosas sombras de los tejados, en el caso de que logrará encontrar algún rincón seguro en el tejado del edificio, en cuyo caso, aguardaría unos instantes a ver si escuchaba alguna que otra declaración curiosa, tras lo cual me aventuraría en introducirme al edificio con suma cautela y tratar de colarme en el interior por alguna ventana u orificio, después de todo el chicle le proporcionaba cierta flexibilidad a la hora de trabajar.
-¿Conservar el olor?- masculló para sus adentros, mientras le daba vueltas a la cabeza -¿Me preguntó quién serían los anteriores portadores? En fin, vamos a centrarnos, después de todo, es de mala educación hacer esperar a los clientes- dijo mientras se frotaba las manos calentándoselas y se frotaba las manos.
Lo primero que llamó mi atención fue un arco de madera, el cual parecía tener grabado algo que no llegaba a reconocer, y es que las estacas de metal que habían clavado encima casualmente formaban la misma constelación que el portaba ¿Sería acaso algún tipo de embrujo procedente de alguna cultura aborigen o simplemente se trataban de los poderes de uno de esos frutos maléficos?
Fuera cual fuera la respuesta, no muy lejos de ahí, se encontraban una plazuela con un total de tres edificios y un almacén el cual presuponía que debía pertenecer al mafioso el cual le había pedido el favor.
-Efectivamente el lugar no parecía muy grande, tal como le habían prometido- pensé en cierta forma agradecido.
Los edificios no eran muy diferentes entre sí, dando la impresión de ser obra del mismo constructor, los tres constataban del mismo número de plantas y los mismos tejados de estilo holandés y con cierto aire colonial, aunque no estaba del todo seguro de esto último. Los edificios tenían una inmensa fachada de color verde la cual contrastaban con algunas de sus vigas de madera y alguna que otra pincelada blanca. Desafortunadamente los edificios tenían cierto aspecto viejo y de que uno de ellos saliera fuego, no era para nada buena señal, aunque mi intuición me decía que aquel debía ser el edificio donde se encontraban los marines.
-Puede que combatir con fuego sea lo único que detenga a estas bestias, aunque hablando de bestias- masculló para sus adentros a la vez que sacaba el den den -¿Has llegado ya? ¿No? En fin, cuando llegues ve al almacén, haz lo que sea necesario y procura no ser muy escandaloso, te llamaré luego de nuevo para que me informes. Yo revisaré los edificios, cambio- finalicé tajante la llamada al socio, si bien intuía que almacén podía pertenecer a Ambrose, había decidido omitir ese detalle a propósito. Y es que en pulpo trabajaba mejor cuando se le daba cuerda larga y se entraba en poco en detalles, después de todo era un ser disperso por naturaleza. Y más valía hacerlo bien, o Ambrose no sería el único que tendría que buscar nuevo personal.
Sin más dilación, traté de acercarme al edificio del que salía el humo, con cierta cautela y precaución, aprovechando las sombras que me proporcionaba el eclipse y las sinuosas sombras de los tejados, en el caso de que logrará encontrar algún rincón seguro en el tejado del edificio, en cuyo caso, aguardaría unos instantes a ver si escuchaba alguna que otra declaración curiosa, tras lo cual me aventuraría en introducirme al edificio con suma cautela y tratar de colarme en el interior por alguna ventana u orificio, después de todo el chicle le proporcionaba cierta flexibilidad a la hora de trabajar.
- Pues...:
Pues sigo dándole vueltas a cosillas y me aventuró por los tejados al edificio pertinente. Tratar de acercarme al susodicho edificio y curiosear con la habitual prudencia de White aprovechando sus dotes de investigador.
Hamlet
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La formación se constituyó rápidamente, con piratas y marines olvidando sus diferencias y limitándose únicamente a blandir sus hojas contra aquellas monstruosidades. Con absoluta diligencia, cada uno, independientemente de su bando, puso de su parte para reducir aquella horda de bestias. Me sorprendió ver cómo todos combatían sin dudar de sus eventuales aliados. No creía posible que aquellos criminales fueran capaces de ostentar semejante virtud, y menos si eran piratas, aquellos que me habían descrito como escoria desleal toda la vida.
Me mantuve al frente de los soldados, limitando mi ferocidad para poder mantenerme centrado en dirigir al círculo de soldados. Aun con todo, aquellos horrores impíos se volvían a levantar una y otra vez. ¿O simplemente había demasiados? Supe que en el momento en el que uno solo de los integrantes del círculo desfalleciera, la formación estaría perdida.
-¡Mierda! -mascullé-. ¡No podremos contenerlos eternamente!
Al concluir esta frase, fui sorprendido por un fugaz destello que arrasó con varias decenas de aquellas horrendas entidades. Iulio se irguió, poderoso como de costumbre, con una innegable presencia.
-¡Iulio! -le llamé-. Menos mal que has venido. ¡Son demasiados!
Viendo que nuestros enemigos no parecían terminar, tomé una decisión rápida que podía solucionar los problemas de la mayoría.
-¡Soldados! ¡Criminales! ¡Formación en cuña! ¡Avanzad en dirección al puerto y no os detengáis! ¡Hallad un barco!
Dejaría que los soldados se marcharan... Pero alguien debía quedarse atrás para cubrir la retirada, y ese debía de ser yo. Apreté los dientes.
-¿Has descubierto algo, Iulio? -pregunté-. ¿Cómo solucionamos esto?
Me mantuve al frente de los soldados, limitando mi ferocidad para poder mantenerme centrado en dirigir al círculo de soldados. Aun con todo, aquellos horrores impíos se volvían a levantar una y otra vez. ¿O simplemente había demasiados? Supe que en el momento en el que uno solo de los integrantes del círculo desfalleciera, la formación estaría perdida.
-¡Mierda! -mascullé-. ¡No podremos contenerlos eternamente!
Al concluir esta frase, fui sorprendido por un fugaz destello que arrasó con varias decenas de aquellas horrendas entidades. Iulio se irguió, poderoso como de costumbre, con una innegable presencia.
-¡Iulio! -le llamé-. Menos mal que has venido. ¡Son demasiados!
Viendo que nuestros enemigos no parecían terminar, tomé una decisión rápida que podía solucionar los problemas de la mayoría.
-¡Soldados! ¡Criminales! ¡Formación en cuña! ¡Avanzad en dirección al puerto y no os detengáis! ¡Hallad un barco!
Dejaría que los soldados se marcharan... Pero alguien debía quedarse atrás para cubrir la retirada, y ese debía de ser yo. Apreté los dientes.
-¿Has descubierto algo, Iulio? -pregunté-. ¿Cómo solucionamos esto?
- Resumen:
- Ordenar la retirada y quedarme atrás. Hablar con Iulio.
Hayden Ashworth
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Bajo su ígnea mano desapareció el atacante, como si nunca hubiera estado allí. Zuko enseguida apagó el fuego y, al aterrizar en el suelo con cierta calma, comprobó que la otra persona también había desaparecido. El hombre que hasta hace unos momentos Kus creía que era Iulio finalmente mostró su verdadera identidad y cerró las puertas, evitando así que nadie más entrase. Zuko miró con su inexpresivo rostro al hombre cautivo y, entonces, el aura que lo rodeaba se apagó. Sus cabellos alzados cayeron, recuperando su tono mate negro de siempre. Y su rostro, hasta ahora inexpresivo, miró al tipo con el ceño fruncido.
¿Tan débiles eran los atacantes que unas simples puertas cerradas podían detenerlos? Sospechó de esa persona. ¿Cómo no podía hacerlo? Tal vez todo formase parte un enrevesado plan. Tal vez sabían desde el principio que tenían a unos infiltrados y plantaron a un falso torturado para tener un topo en el equipo de topos. Se fijó bien en su tono de voz. Durante sus viajes y entrenamiento mental y la afinidad natural por los idiomas y tonos de voz que tenía desde que adquirió sus poderes, el dragón a veces era capaz de detectar la mentira en los tonos de voz. Se concentró en el suyo, buscando detectar cualquier deje que pudiese der a entender que ese hombre tenía intenciones ocultas.
—Solo... me alegro de verte —le dijo entonces al pelirrojo con una leve sonrisa.
Se quedó en silencio mientras el pelirrojo hablaba por aquel comunicador, imitando aquellas voces. La afinidad de Kus por el sonido y las voces era mucho mayor que la del dragón y sus idiomas, debido a su poder. Algo muy útil para un agente de infiltración, eso seguro. En cuanto hubiese terminado de hablar se dirigiría entonces al hombre torturado.
—Capitán —le dijo devolviéndole el saludo que antes no pudo dar—. Tengo una pregunta para usted. ¿En que cuartel tuvo su entrenamiento inicial? ¿A qué cuartel está destinado? ¿Pertenece a alguna flota? ¿Tiene algún superior directo? —Le había pedido varios detalles, por lo que si mentía, como mínimo, debería detectar algo en su voz. En el caso de que no lo hiciese, sus sospechas bajarían al menos un poco por el momento. Una vez le hubo respondido y aclarado cualquier cosa, se dirigió entonces al otro agente que acompañaba a Kus—. Soy el vicealmirante Zuko, encantado. Es curioso, pero tú si que te pareces un poco a Iulio. Cuando todo esto acabe a lo mejor os presento. Bueno... ¿Alguna idea? ¿Hay más bombas en el archipiélago?
¿Tan débiles eran los atacantes que unas simples puertas cerradas podían detenerlos? Sospechó de esa persona. ¿Cómo no podía hacerlo? Tal vez todo formase parte un enrevesado plan. Tal vez sabían desde el principio que tenían a unos infiltrados y plantaron a un falso torturado para tener un topo en el equipo de topos. Se fijó bien en su tono de voz. Durante sus viajes y entrenamiento mental y la afinidad natural por los idiomas y tonos de voz que tenía desde que adquirió sus poderes, el dragón a veces era capaz de detectar la mentira en los tonos de voz. Se concentró en el suyo, buscando detectar cualquier deje que pudiese der a entender que ese hombre tenía intenciones ocultas.
—Solo... me alegro de verte —le dijo entonces al pelirrojo con una leve sonrisa.
Se quedó en silencio mientras el pelirrojo hablaba por aquel comunicador, imitando aquellas voces. La afinidad de Kus por el sonido y las voces era mucho mayor que la del dragón y sus idiomas, debido a su poder. Algo muy útil para un agente de infiltración, eso seguro. En cuanto hubiese terminado de hablar se dirigiría entonces al hombre torturado.
—Capitán —le dijo devolviéndole el saludo que antes no pudo dar—. Tengo una pregunta para usted. ¿En que cuartel tuvo su entrenamiento inicial? ¿A qué cuartel está destinado? ¿Pertenece a alguna flota? ¿Tiene algún superior directo? —Le había pedido varios detalles, por lo que si mentía, como mínimo, debería detectar algo en su voz. En el caso de que no lo hiciese, sus sospechas bajarían al menos un poco por el momento. Una vez le hubo respondido y aclarado cualquier cosa, se dirigió entonces al otro agente que acompañaba a Kus—. Soy el vicealmirante Zuko, encantado. Es curioso, pero tú si que te pareces un poco a Iulio. Cuando todo esto acabe a lo mejor os presento. Bueno... ¿Alguna idea? ¿Hay más bombas en el archipiélago?
- Resumen:
- Sospechar del señor y ver si hay alguna mentira en su voz. Presentarse a Ruffo y preguntar que toca ahora.
Dexter Black
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Cuando todo aquello sucedió, Dexter deseó haber tenido más cejas que arquear. La situación de pronto carecía de sentido, a todos los niveles. El tipo de los explosivos acompañaba a un contraalmirante de la Marina particularmente amigable, el cual reconocía a Vega que había resultado ser alguna clase de espía. No sabía que el sexo era parte de las obligaciones de una agente infiltrada, pero por su mente bailoteó la idea de qué habría sucedido si hubiese intentado consumar con ella. Es más, se preguntó durante cuánto tiempo habría estado allí para ganarse la confianza de Mera y... ¿Cómo diantre se llamaba la otra perra? En fin, ahora sí que se le generaban demasiadas dudas, y desde luego alguien iba a tener que contestárselas.
Ya iba a ponerse en camino cuando Nassor le pidió permiso para retirarse momentáneamente. Se lo dio y le tendió un comunicador, pero en el último momento antes de marcharse trató de golpear al extraño hombrecillo. Por muy poco fue capaz de detener su golpe a tiempo, interponiendo la mano para que esta no golpease en la cara. Sabía que el pelirrojo tenía mucha fuerza, y no habría estado bien que le dejase partirle la nariz sabiendo que, muy probablemente, no estuviese midiendo la fuerza que utilizaba y, potencialmente, estaba matándolo.
- Modera tu lenguaje, hombre poncho. -Clavó la mirada en el extraño-. Al último descerebrado que habló.
Antes de darle tiempo a siquiera replicar cogió en un simple gesto el pacificador. No le costó apenas tiempo apuntar hacia él y, sin siquiera planteárselo dos veces disparó el rayo antigravitatorio. Se trataba de un ingenio que había creado él mismo, capaz de modificar el flujo gravitatorio -un concepto que, teóricamente, no existía, pero a efectos del cálculo experimental había dado resultados- para hacer flotar en un movimiento uniformemente acelerado de nueve con ochenta y un metros por segundo al cuadrado en dirección totalmente vertical. Esto hacía que pudiese recorrer unos cinco metros solo durante el primer segundo, casi veinte en dos y... Bueno, la verdad es que esperaba que pudiese agarrarse a alguna parte o que el extraño olor a gato que emanaba se debiese a una naturaleza felina. Si no... Bueno, que no se preocupase; estaba todo controlado. Probablemente.
Entró a la casa tras Vega y el tal Wallace, más por reclamar el H.A.D.A. que por otra cosa, aunque seguía teniendo una cuenta pendiente con la rubia y debía cobrársela; daba igual si era puta o marine, en cualquier caso tenía información sobre Sirio e iba a cobrársela.
Lo que se encontró fue, en cierto modo, enternecedor. Asumió que el hombre rubio era el hermano de la mujer, potencialmente otro infiltrado, o un joven de moral variable, o qué sabía ya. Se acercó a la escena con tranquilidad y, ante su incompetencia curando heridas, se limitó a esperar mientras gente más hábil que él manejaba la situación, apoyado en una pared con los brazos cruzados.
- Lamento interrumpir, pero Vega ha quedado en un lugar bastante específico dentro de nada. ¿Puedo robárosla? Prometo devolverla entera, aunque con algo menos de ropa.
Si aceptaban iría con ella y Gabi hacia el lugar de reunión. Tenía que entender lo que sucedía allí de una vez por todas.
Ya iba a ponerse en camino cuando Nassor le pidió permiso para retirarse momentáneamente. Se lo dio y le tendió un comunicador, pero en el último momento antes de marcharse trató de golpear al extraño hombrecillo. Por muy poco fue capaz de detener su golpe a tiempo, interponiendo la mano para que esta no golpease en la cara. Sabía que el pelirrojo tenía mucha fuerza, y no habría estado bien que le dejase partirle la nariz sabiendo que, muy probablemente, no estuviese midiendo la fuerza que utilizaba y, potencialmente, estaba matándolo.
- Modera tu lenguaje, hombre poncho. -Clavó la mirada en el extraño-. Al último descerebrado que habló.
Antes de darle tiempo a siquiera replicar cogió en un simple gesto el pacificador. No le costó apenas tiempo apuntar hacia él y, sin siquiera planteárselo dos veces disparó el rayo antigravitatorio. Se trataba de un ingenio que había creado él mismo, capaz de modificar el flujo gravitatorio -un concepto que, teóricamente, no existía, pero a efectos del cálculo experimental había dado resultados- para hacer flotar en un movimiento uniformemente acelerado de nueve con ochenta y un metros por segundo al cuadrado en dirección totalmente vertical. Esto hacía que pudiese recorrer unos cinco metros solo durante el primer segundo, casi veinte en dos y... Bueno, la verdad es que esperaba que pudiese agarrarse a alguna parte o que el extraño olor a gato que emanaba se debiese a una naturaleza felina. Si no... Bueno, que no se preocupase; estaba todo controlado. Probablemente.
Entró a la casa tras Vega y el tal Wallace, más por reclamar el H.A.D.A. que por otra cosa, aunque seguía teniendo una cuenta pendiente con la rubia y debía cobrársela; daba igual si era puta o marine, en cualquier caso tenía información sobre Sirio e iba a cobrársela.
Lo que se encontró fue, en cierto modo, enternecedor. Asumió que el hombre rubio era el hermano de la mujer, potencialmente otro infiltrado, o un joven de moral variable, o qué sabía ya. Se acercó a la escena con tranquilidad y, ante su incompetencia curando heridas, se limitó a esperar mientras gente más hábil que él manejaba la situación, apoyado en una pared con los brazos cruzados.
- Lamento interrumpir, pero Vega ha quedado en un lugar bastante específico dentro de nada. ¿Puedo robárosla? Prometo devolverla entera, aunque con algo menos de ropa.
Si aceptaban iría con ella y Gabi hacia el lugar de reunión. Tenía que entender lo que sucedía allí de una vez por todas.
- Resumen:
- Encañonar a Oppen e intentar llevarme a Vega para hablar.
Gabriel Von Wilhelm
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Todo tendió al caos con una velocidad vertiginosa. Cuando por fin pareció estar todo a salvo, bajó de la grupa de Nassor, todavía aferrado al pequeño. El tipo que había provocado las explosiones parecía haber cabreado mucho a sus dos superiores. Y con razón. El propio Gabi apretaba con fuerza el pomo de su espadón. Ese tipo había puesto en peligro al pequeño, ¿en qué demonios estaba pensando? Iba acompañado de un marine. ¿Era un marine? No tenía aspecto de uno, pero... Gabi no se fiaba de ellos. Era gente que le había fallado cuando el ejército revolucionario le ayudó. Sin embargo, tenía la sensación de que mientras estuviese con Dexter no pasaría nada.
Nassor estaba enfadado. Mucho. Estuvo apunto de pegar al tipo de las explosiones, pero Dexter lo detuvo. A Gabi le pareció bien. No podían dejarse llevar por la ira. Si el tipo daba el primer ataque... entonces si. Pero por ahora... El joven envainó la espada dejándola asomando tras su hombro. El chico observaba todo, escuchaba todo. Nassor se fue y el jefe empezó a hablar con todos. No parecía que pudiese meter sus opiniones en el asunto, así que se quedó en silencio.
Finalmente, pareció que Dexter se dirigía al susodicho sitio de reunión y el joven se preparó para ir tras él, no sin antes dedicar miradas algo severas al marine. No se fiaba de su presencia. Sabía que muy seguramente ese hombre podría derrotarle sin siquiera pestañear, pero no podía evitar el mirarle mal. Ninguno de ellos estaba allí cuando su país estaba siendo gobernado por un tirano. Ninguno de ellos estaba allí cuando las crueles leyes convirtieron a su madre en una mujer cruel y resentida por su pobreza. Ninguno de ellos estaba allí cuando las autoridades permitían las palizas a Gabi por ser un "rarito". Nunca podría confiar en esa gente... solo miraban por si mismos.
—No me fío de ellos... —le dijo en un susurro a Dexter y solo a Dexter durante el camino—... Después de todo lo que... No puedo, lo siento. Si me pide que trabaje con ellos haré mi mejor esfuerzo pero... pido disculpas, porque me costará.
Nassor estaba enfadado. Mucho. Estuvo apunto de pegar al tipo de las explosiones, pero Dexter lo detuvo. A Gabi le pareció bien. No podían dejarse llevar por la ira. Si el tipo daba el primer ataque... entonces si. Pero por ahora... El joven envainó la espada dejándola asomando tras su hombro. El chico observaba todo, escuchaba todo. Nassor se fue y el jefe empezó a hablar con todos. No parecía que pudiese meter sus opiniones en el asunto, así que se quedó en silencio.
Finalmente, pareció que Dexter se dirigía al susodicho sitio de reunión y el joven se preparó para ir tras él, no sin antes dedicar miradas algo severas al marine. No se fiaba de su presencia. Sabía que muy seguramente ese hombre podría derrotarle sin siquiera pestañear, pero no podía evitar el mirarle mal. Ninguno de ellos estaba allí cuando su país estaba siendo gobernado por un tirano. Ninguno de ellos estaba allí cuando las crueles leyes convirtieron a su madre en una mujer cruel y resentida por su pobreza. Ninguno de ellos estaba allí cuando las autoridades permitían las palizas a Gabi por ser un "rarito". Nunca podría confiar en esa gente... solo miraban por si mismos.
—No me fío de ellos... —le dijo en un susurro a Dexter y solo a Dexter durante el camino—... Después de todo lo que... No puedo, lo siento. Si me pide que trabaje con ellos haré mi mejor esfuerzo pero... pido disculpas, porque me costará.
- Resumen:
- Seguir a Dexter, obvs
―¿Demasiados? Con uno ya sería más que suficiente ―respondí ante el comentario de Wyrm, no como un acto de confianza, sino de simple y pura pereza. Y es que la simple idea de tener que enfrentarme a un oponente poderoso me repelía... ¿qué decir del panorama que acababa de encontrarme―. En el puerto la cosa está más o menos como aquí, así que no sé si es muy buena idea retroceder... pero traigo refuerzos. ¿Alguna vez has visto al One Man's Brigade? ―pregunté.
Mi cuerpo al completo brilló de nuevo, sólo que con una potencia muy superior a la que había empleado al llegar al campo de batalla. La luz comenzó a condensarse en puntos concretos, adquiriendo la forma de lanceros equipados con lanzas y escudos que formaron una falange perfectamente organizada en un semicírculo frente a nosotros. Su número se contaba por sesenta, cantidad que esperaba fuese suficiente para que nos recompusiésemos y pudiésemos lanzar una ofensiva apropiada.
―Y en cuanto a ti ―dije, dando unos suaves toques en el muslo derecho de Adhara―, ¿cuándo pensabas decirme que tienes relación con esta gente?
Haciendo gala de mi habitual despiste, desconocía por completo la existencia de una banda llamada Canis Minor. No obstante, sabía que Sirio era el capitán y líder de Canis Maior y no había que ser un genio para sumar dos y dos. Aquella chica se había convertido aún más si cabía en una pieza clave de aquel puzle.
―¿Por qué me ayudas entonces? ¿Es porque no estás de acuerdo con ese chucho o por pura diversión?
No la obligué a bajas de mis hombros ni mucho menos. En primer lugar, porque hasta ese momento había resultado de extremada utilidad como fuente de información. En segundo, porque si ostentaba un cargo de relevancia dentro del grupo debía ser por algo, y no quería sumar un problema de considerables dimensiones al cúmulo de muerte que nos rodeaba.
―¿Sabes cómo podemos deshacer esto? Porque es una molestia ―dije antes de dirigirme a Wyrm―: Protege los demás flancos, por favor.
Mientras hablaba los láseres continuaban brotando de mis dedos, pasando junto a las cabezas de los integrantes de la falange para continuar abatiendo enemigos.
Mi cuerpo al completo brilló de nuevo, sólo que con una potencia muy superior a la que había empleado al llegar al campo de batalla. La luz comenzó a condensarse en puntos concretos, adquiriendo la forma de lanceros equipados con lanzas y escudos que formaron una falange perfectamente organizada en un semicírculo frente a nosotros. Su número se contaba por sesenta, cantidad que esperaba fuese suficiente para que nos recompusiésemos y pudiésemos lanzar una ofensiva apropiada.
―Y en cuanto a ti ―dije, dando unos suaves toques en el muslo derecho de Adhara―, ¿cuándo pensabas decirme que tienes relación con esta gente?
Haciendo gala de mi habitual despiste, desconocía por completo la existencia de una banda llamada Canis Minor. No obstante, sabía que Sirio era el capitán y líder de Canis Maior y no había que ser un genio para sumar dos y dos. Aquella chica se había convertido aún más si cabía en una pieza clave de aquel puzle.
―¿Por qué me ayudas entonces? ¿Es porque no estás de acuerdo con ese chucho o por pura diversión?
No la obligué a bajas de mis hombros ni mucho menos. En primer lugar, porque hasta ese momento había resultado de extremada utilidad como fuente de información. En segundo, porque si ostentaba un cargo de relevancia dentro del grupo debía ser por algo, y no quería sumar un problema de considerables dimensiones al cúmulo de muerte que nos rodeaba.
―¿Sabes cómo podemos deshacer esto? Porque es una molestia ―dije antes de dirigirme a Wyrm―: Protege los demás flancos, por favor.
Mientras hablaba los láseres continuaban brotando de mis dedos, pasando junto a las cabezas de los integrantes de la falange para continuar abatiendo enemigos.
- Resumen:
- Usar One Man's Brigade para crear una falange que sirva como muro y apoyo y preguntar cosas chachis a Adhara.
RAL
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- Descuide... - Contesté a la vez que me levantaba de la mesa y la luz se reflejaba en las lentes rojizas. - Eso estaba entre mis planes.
Tras eso me di la vuelta y saqué el den den mushi de nuevo para hacer una llamada, esta vez no al mando de misión, sino a Rustal, el viejo era el que me había encasquetado venir aquí al principio, era su trabajo hacer un poco de apoyo cuando su enviada lo necesitaba. Marqué el número y esperé mientras escuchaba el tono de llamada, un pitido intermitente y monótono que estaba tardando demasiado. Estaba segura de que ese viejo estaba echando una siesta en el sillón, así que al no contestar nadie simplemente insistí hasta que por fin alguien descolgó la línea. Su voz se escuchaba ronca, estaba claro que lo acababa de despertar.
- Tengo a alguien que sabe información importante sobre la misión, pero para que nos la de necesito que te encargues de unas cosas por allí. - Comenté antes de que pudiera decir nada más. - Te la paso para que podáis hablar sobre los términos y condiciones. - Dicho esto le pasaría el comunicador para que hablara con Rustal y le expusiera la situación. - Por cierto, es posible que quieras recoger tus pertenencias lo antes posible, quemar la casa no estaría mal y si alguien puede conseguirme un cadáver no estaría de más, los daños por fuego los hacen irreconocibles.
Lo más seguro era que, si le ofrecía una identidad nueva en el West Blue le dijera que necesitaba irse de aquí y mezclarse entre los civiles que huían de la guerra, entrando en uno de los barcos que los llevaban a una zona segura. A partir de ahí la podría poner en contacto con Naze y los Sailers para que la sacasen de Grand Line, por lo que no tendría que usar líneas oficiales ni transportes vigilados por el gobierno. De todas formas si llegaban a un trato cargaría la escopeta y saldría un momento, para reventar la manilla y bisagras con los disparos y entrar como si se tratase de un asalto. Si quería que constase como muerta tenía que parecer que era una baja más de esta guerra.
Tras eso me di la vuelta y saqué el den den mushi de nuevo para hacer una llamada, esta vez no al mando de misión, sino a Rustal, el viejo era el que me había encasquetado venir aquí al principio, era su trabajo hacer un poco de apoyo cuando su enviada lo necesitaba. Marqué el número y esperé mientras escuchaba el tono de llamada, un pitido intermitente y monótono que estaba tardando demasiado. Estaba segura de que ese viejo estaba echando una siesta en el sillón, así que al no contestar nadie simplemente insistí hasta que por fin alguien descolgó la línea. Su voz se escuchaba ronca, estaba claro que lo acababa de despertar.
- Tengo a alguien que sabe información importante sobre la misión, pero para que nos la de necesito que te encargues de unas cosas por allí. - Comenté antes de que pudiera decir nada más. - Te la paso para que podáis hablar sobre los términos y condiciones. - Dicho esto le pasaría el comunicador para que hablara con Rustal y le expusiera la situación. - Por cierto, es posible que quieras recoger tus pertenencias lo antes posible, quemar la casa no estaría mal y si alguien puede conseguirme un cadáver no estaría de más, los daños por fuego los hacen irreconocibles.
Lo más seguro era que, si le ofrecía una identidad nueva en el West Blue le dijera que necesitaba irse de aquí y mezclarse entre los civiles que huían de la guerra, entrando en uno de los barcos que los llevaban a una zona segura. A partir de ahí la podría poner en contacto con Naze y los Sailers para que la sacasen de Grand Line, por lo que no tendría que usar líneas oficiales ni transportes vigilados por el gobierno. De todas formas si llegaban a un trato cargaría la escopeta y saldría un momento, para reventar la manilla y bisagras con los disparos y entrar como si se tratase de un asalto. Si quería que constase como muerta tenía que parecer que era una baja más de esta guerra.
- Resumen:
- Ponerme en contacto con Rustal y decirle la situación, pasar el den den mushi a ella para que hablen porque entre viejos cabrones se entienden y comenzar a planificar la simulación de asesinato.
Los chuchos sarnosos volaron bastante lejos, lo que no dejó de provocar que mis labios se tornasen en una sonrisa de satisfacción. Daba gusto cuando algo salía bien, aunque sólo fuese una vez entre cada cien. Nunca había experimentado con tanto alivio un frío tan atroz, y es que éste se apodero del lugar cuando todas aquellas cosas se esfumaron como un mal recuerdo. Me llevé entonces la mano al lugar donde había recibido el zarpazo el oso. El crujido aún resonaba en mis oídos, pero continuaba respirando con normalidad. Si había algo roto no debía ser demasiado grave.
¿Y dónde había ido no-Iulio? ¿Cómo que Axel? el muy condenado me había mantenido engañado en todo momento. Por un momento estuve tentado de darle un cate disciplinario, pero pronto caí en la cuenta de que no sería demasiado buena idea. Por otro lado, debía reconocer que el comportamiento del capitán había sido extremadamente valiente. Fuera como fuese, era momento de dejar hablar a los mandamases.
Me senté sobre una de las cajas que había repartidas por el lugar. Dudaba que allí hubiese demasiadas personas a las que pudiese dar órdenes, pero quizás sería buena idea mandar a alguien a desactivar y recoger todos los dispositivos del lugar. Si los dejábamos allí nada impedía a los alborotadores hacerlos detonar cuando nos marchásemos. Jugueteaba con la daga que me había llevado del turbio ritual satánico cuando el vicealmirante se dirigió a mí. Kusanagi hablaba empleando la voz de uno de los tipos a los que acabábamos de derrotar, por lo que tuve que hacer un esfuerzo titánico para no gritar y mandar al traste el engaño:
―¿Conoces a mi hermano? ¿Es que todo el mundo se ha topado con él menos yo? ¿Y por qué no he oído hablar de él en todo este tiempo? ―Lo cierto era que la mayoría de preguntas no podían ser respondidas por mi interlocutor, pero necesitaba enunciarlas en voz alta―. ¿Cómo le va? ¿Está por aquí ese vago sin remedio?
Aguardé alguna respuesta por parte del oficial de alto rango de la Marina, no borrando de mi mente que, en cuanto mi superior terminase de hablar con aquel tipo, le sugeriría llevar a cabo la idea que había tenido en relación con los explosivos.
¿Y dónde había ido no-Iulio? ¿Cómo que Axel? el muy condenado me había mantenido engañado en todo momento. Por un momento estuve tentado de darle un cate disciplinario, pero pronto caí en la cuenta de que no sería demasiado buena idea. Por otro lado, debía reconocer que el comportamiento del capitán había sido extremadamente valiente. Fuera como fuese, era momento de dejar hablar a los mandamases.
Me senté sobre una de las cajas que había repartidas por el lugar. Dudaba que allí hubiese demasiadas personas a las que pudiese dar órdenes, pero quizás sería buena idea mandar a alguien a desactivar y recoger todos los dispositivos del lugar. Si los dejábamos allí nada impedía a los alborotadores hacerlos detonar cuando nos marchásemos. Jugueteaba con la daga que me había llevado del turbio ritual satánico cuando el vicealmirante se dirigió a mí. Kusanagi hablaba empleando la voz de uno de los tipos a los que acabábamos de derrotar, por lo que tuve que hacer un esfuerzo titánico para no gritar y mandar al traste el engaño:
―¿Conoces a mi hermano? ¿Es que todo el mundo se ha topado con él menos yo? ¿Y por qué no he oído hablar de él en todo este tiempo? ―Lo cierto era que la mayoría de preguntas no podían ser respondidas por mi interlocutor, pero necesitaba enunciarlas en voz alta―. ¿Cómo le va? ¿Está por aquí ese vago sin remedio?
Aguardé alguna respuesta por parte del oficial de alto rango de la Marina, no borrando de mi mente que, en cuanto mi superior terminase de hablar con aquel tipo, le sugeriría llevar a cabo la idea que había tenido en relación con los explosivos.
- Resumen:
- Mirar la daga distraídamente por si tiene algo extraordinario o peculiar, momento dramático con Zuko en relación con Iulio y sugerir a Kus que mande que alguien se lleve las bombas del almacén.
Normas del capítulo:
Moderación
- Se moderará lunes y jueves entre las 22:00 y las 23:59.
- No se puede postear los lunes o jueves antes de la moderación.
- Hay un reloj que marca el tiempo restante. Cuando acaba los temas se cierran.
- Está prohibido metarrolear, powerrolear y demás actitudes tóxicas.
- A más riesgo, más premio.
- Como es tradición, el barco de Sons of Anarchy se hundirá en algún momento.
- Cada post debe ocupar entre 250 y 1.200 palabras. Si no se está en estos límites, el post podría ser ignorado.
- Es responsabilidad de un usuario comunicarse con la gente con la que interactúa.
- Si un post tiene más de 15 faltas ortográficas por párrafo podría ser ignorado.
- Hacer un resumen de acciones relevantes es obligatorio independientemente de la extensión.
- La ley del plot no es a prueba de idiotas.
Moderación
- Los liantes de Sabaody - 33:
- Es normal que estéis confusos, después de todo, ¿quién pensaría que un hombre de Sirio, una prostituta, la madre de un niño y su hijo y un contralmirante de la marina van a estar metidos en el mismo fregado? Pero es así, al parecer todos se conocen y todos están en contacto desde hace tiempo. Desde que las cosas en el archipiélago empezaron a ponerse complicadas. Sin embargo, no pudieron actuar antes porque les faltaban pruebas y porque no estaban seguros de cómo funcionaba todo aquello.
Pero ahora ya no existen dudas y una vez que Vega se asegura de que Khissa no tiene heridas más que pequeño rasguños suspira leve y mira a Dexter para asentir. Le había prometido información e iba a cumplir con su promesa después de todo. Tendría que contarle todo, Wallace se puso al lado del chico rubio para hablar con él — ¿no se suponía que no iban a tocarla Arthuro? — Wallace parecía un poco molesto al ver la cantidad de heridas que tenía la mujer en el cuerpo, aunque cerradas se notaba que habían sido bastante dolorosas.
Por su parte el chico gruñó un poco ante sus recriminaciones — hice lo que pude ¿Vale? Además en cuanto pude le cure las heridas joder, teniendo los ojos de Sirio en la nuca es complicado ponerse de parte de quien le ha robado ¿Sabes? — tampoco le hacía gracia haberle hecho daño a la mujer pero las cosas eran como eran. Para intentar calmar los ánimos la mujer se levantó de la silla — tranquilo Wallace, estoy bien, de verdad, no te preocupes. Además Arthur curo mis heridas así que no me duele — una vez que todos se calmaron un poco Nícolas no dudo un solo momento en salir corriendo del lado de Gabi para abrazar a su madre mientras lloriqueaba. Aunque miro después al chico para darle las gracias — muchas gracias por ayudarme a recuperar a mi mama — al parecer él no tenía mucha idea de lo que ocurría a su alrededor.
Nassor se encamino de vuelta al lugar, cuando llegas no hay nadie en el interior del local y no se escucha nada, al menos no en la parte de arriba. Abajo puedes seguir escuchando los ruidos de aquellos animales, los gruñidos y los jadeos. Por otro lado Vega sale con Dexter después de que haga sus jibiris gravitatorios, aunque si sales volando o no es cosa tuya Oppen. Suspirando levemente Vega lo mira — gracias por ayudarnos, la verdad es que no esperaba que la cosa se complicase tantísimo. Aunque teniendo en cuenta que estábamos traicionando a Sirio y su banda es lógico que todo pudiera torcerse en algún momento — intentaba mantenerse tranquila pero se notaba que estaba bastante nerviosa por todo lo sucedido.
— Verás, tanto yo como mi hermano formamos parte de la banda de Sirio, Canis Maior. Nos recogieron cuando éramos unos críos y no teníamos donde ir, al principio nos gustaba esta vida, pero desde que se pusieron a las órdenes de Orión la cosa cambio bastante — su voz se iba normalizando cada vez más junto a su respiración según te iba contando la historia — fue entonces cuando ambos nos dimos cuenta de que no queríamos esto y por supuesto aún más cuando Mera convenció a Sirio de meterme en el prostíbulo — por un momento le dio un tremendo escalofrío al recordar lo que tenía que hacer en aquel lugar.
— Fue entonces que hablamos con Khissa, su marido es parte de Canis Minor, la banda de Procycon, el hermano de Sirio. Murió en extrañas circunstancias hará un mes, todos estamos convencidos de que se lo quitaron de en medio por algún motivo que no conocemos. Fue entonces que decidimos acabar con todo lo que nos uniera a ellos. Nícolas, su pequeño hijo por casualidad del destino había forjado una amistad con la hija de Wallace, el contraalmirante — estaba dispuesta a contarte todo y podías notar perfectamente que no te mentía en ninguna de sus palabras, todo era absolutamente sincero.
— Robamos el maletín que contenía información sobre la banda y se la dimos a Khissa, ella se lo tenía que entregar a Wallace que estaba al corriente de todo, pero fue interceptada y los hombres de Sirio se la llevaron, al parecer Nícolas fue quien entrego el maletín a alguien que podía hacérselo llegar al marine, es un chico bastante valiente — por un momento sonrió con ternura al hablar del chico, desde luego era un niño muy valiente. — El resto ya lo conoces, Nícolas busco ayuda para su madre y al parecer os encontró a vosotros y lo agradezco, seguramente todo se hubiera ido al traste si no llegáis a aparecer, por favor, ayudadnos a acabar con esta locura — señalo también a los perros y a los espectros que rondaban la zona, aquello debía terminar.
Por suerte Oppen no ha recibido el puñetazo de Nassor, pero desde luego Wallace parece disgustado con su comportamiento y le mira de reojo con cierto reproche vigilando sus movimientos. — Al menos parece que las cosas han salido más o menos bien gracias a la intervención de los revolucionarios — fue el marine quien hablo en aquella ocasión y quien seguiría hablando a continuación — tenemos que acabar con Sirio y su hermano, no podemos permitir que sigan subyugando Sabaody y poniendo a unos contra otros, esto debe acabar — la cosa era demasiado seria como para permitirse el que esos piratas se hicieran con la suya.
- Justice Raiders - 13:
- Parece que entre todos conseguís mantener a esos espectros a raya, con la aparición de los ayudantes de Iulio podéis reagruparos un poco mejor y cubriros las espaldas de manera más eficiente. Sin embargo aquellas cosas no tienen intención de dejaros ir, no paran, no se cansan, no parece que podáis libraros de aquella locura pronto.
Adhara por su parte pone pucheritos — no lo preguntaste, además, mama me dijo que no podía contar todas estas cosas a extraños, por eso primero nos presentamos — Sonríe de lo más contenta con su razonamiento, ahora que sabía quién era pues no eran desconocidos ¿verdad? Desde luego la niña en el fondo tenía hasta su gracia. Sin embargo cuando llamas chucho a Sirio te pellizca la mejilla con una de sus manitas un poquito molesta por usar esa palabra tan fea para llamarle.
— No le digas eso a Sirio, esa palabra es fea — De repente se pone algo triste y agacha la cabecita — mami ya no está conmigo y no hay nadie que me cuide, Sirio siempre está ocupado, Procyon también y yo estoy solita y no me gusta — tan solo era una niña que había acabado en un mal lugar y que ahora no tenía realmente donde ir — me tenía que asegurar de que nadie molestaba en el puerto hasta que quedase poco para que la bomba estallase y entonces me iría, pero llegaste tú y tú fuiste bueno conmigo…me sacaste del humo — la verdad es que no tenía mucho más que decir al respecto, había ido con él porque había sido bueno con ella igual que podría haberse ido con el vecino del quinto, pero al menos tienes una buena fuente de información que puede resultar bastante más útil de lo que parece en un principio.
— El único que puede parar esto es Sirio, pero puedo hacer que los perros no os vean — se encoge un poquito de hombros y de repente tras una especie de fogonazo que cubre a todos los allí presentes aprovechando que estaban todos bastante juntitos los perros se quedan quietos, los jinetes parecen no reaccionar y tan solo frenan en su cabalgada. Miran hacia los lados, los perros olfatean a su alrededor y os gruñen pero no os ven y entonces continúan su camino en busca de otra presa. — Si no los atacáis ahora, no os atacaran, no saben distinguir del todo bien si sois o no enemigos y como estoy con vosotros el olfato les confunde — después de todo iban acompañados por un integrante de la banda del perro. ¿Qué planes tenéis ahora, reuniros con Zuko tal vez?
Sin embargo antes de que os pongáis en marcha, la pequeña Adhara pone algo en tu oreja libre y puedes escuchar una voz que te suena realmente familiar — parece que tenemos un Vicealmirante jodiendo en el manglar doce, junto a dos agentes del Cp, según nuestros informantes sus nombres corresponden a Kus y a Ruffo, si los veis despedazadlos — la pequeña Adhara te hace un gesto para que guardes silencio y recupera el comunicador para nuevamente ponérselo ella en su orejita. Parece que alguien anda chivándose de los movimientos del resto de los bandos por la isla.
- Kia y Ral - 30:
- La mujer coge el teléfono y tras hablar un rato con quien estuviera al otro lado llegan a un acuerdo. A cambio de la información que ella poseía ellos le darían una identidad nueva y simplemente su yo actual desaparecería entre los cadáveres de la isla. Se la daría por muerta y con eso podría retirase tranquilamente a disfrutar de lo que le quedase de vida. Desde luego era un trato justo, al menos para ella y no tenía demasiado problema en darle la información que buscaban a sus pequeños visitantes.
Una vez cerrado el trato le entrego de nuevo el caracolito al chico — hemos llegado a un trato y no te preocupes, en el sótano de la casa tienes un par de cadáveres que puedes usar si quieres, intrusos que quisieron asaltar a la anciana equivocada — dejo salir una risilla algo macabra para cualquiera que la pudiera escuchar. — Hagamos una cosa, sácame de aquí y de camino al “barco seguro” te contare todo cuanto quieras saber — después de todo no podía fiarse de que una vez ella le contase todo siguieran con el plan acordado, aunque claro, ella tenía sus maneras de vengarse si las cosas no salían tal y como quería.
Faltaba que el chico se pusieran en marcha para salir todos del lugar protegidos de los perros y los jinetes fantasmales gracias al fuego fatuo que acompañaba a la señora, por alguna razón que desconocéis no se acercan al fuego. No es porque le tengan miedo si es lo que estáis pensando, esos bichos no le temen a nada, pero sí que es cierto que mantienen un respetuoso espacio entre ellos y aquello que protege el fuego de la señora. Tras dejar la casa preparada para que pareciese que habían acabado con ella unos invasores o lo que fuera y dejarla ardiendo una vez la señora recogió las cosas que le importaban en una bolsa la mujer comenzó a contarte todo cuanto querías saber.
— En esta isla se encuentran dos bandas, Canis Maior y Canis Minor y son los responsables de todo cuanto está ocurriendo en el archipiélago. Uno es la fuerza bruta y el otro es el listo de la familia por decirlo de alguna manera — dejo salir una leve risita, si quieres saber más. Tendrás que preguntar algo más específico, la mujer tampoco te va a contar hasta los pelos que tienen los perros solamente por amor al arte. Esperemos que sepas hacer las preguntas adecuadas.
- El jardín de Eden con FaZu - 12:
- Ante todas tus preguntas Zuko el capitán por un momento te mira un poco sorprendido. Pero rápidamente vuelve a cuadrarse delante de ti y comienza a responder todas y cada una de tus preguntas — mi entrenamiento fue efectuado en el cuartel de Dessrosa señor, actualmente estoy destinado al cuartel de Arabasta señor, no pertenezco a ninguna flota como tal y mi actual superior directo es el contraalmirante Morrisón señor — responde una pregunta tras otra, puedes notar que no hay duda alguna y que tampoco te está mintiendo.
Por otro lado, la voz al otro lado del intercomunicador que tiene Kus se ríe ligeramente ante sus palabras — ¿de verdad crees que no me iba a dar cuenta de lo que ha pasado? Tengo ojos y oídos en todas partes pequeño agente del CP, tú y tus compañeros no tenéis nada que hacer — nuevamente se escuchan aquellas risitas que antes habían resultado tan perturbadoras y que incluso habíais intentado usar como distracción para los encapuchados. Puedes ver la baliza de la chica en un lugar cercano al centro del archipiélago, seguramente este haciendo sus propias tareas asignadas por quienes llevan la batuta en aquella orquesta.
— Habéis tenido suerte, pero vuestra suerte acaba de agotarse, mientras estamos hablando la cuenta atrás llega a su fin, ¿de verdad pensabais que eran los únicos explosivos presentes? — tras dejar salir una leve risa la transmisión se detuvo y entonces podéis escuchar una fuerte explosión, esta algo lejos, por el momento no os afecta en absoluto, pero a esa explosión le sigue otra y otra más. Cada vez más y más cerca, cada vez más fuerte. Quien fuera quien estuviera al otro lado de la llamada sabía perfectamente que vosotros no sois sus chicos y parece que la cosa se ha empezado a torcer más de lo que os gustaría.
Una voz risueña resuena en la habitación seguida de aquella risilla molesta que tanto os ha acompañado en aquel almacén — tic tac pequeños agentes, tic tac — la risa se iba moviendo de aquí para allí hasta que podéis escuchar como si de repente una trampilla se abriera y se cerrase. Parece que la voz se ha movido por allí, pero no tenéis demasiado tiempo para pensar, las explosiones cada vez se acercan más a vosotros y en dos minutos máximos saldréis por los aires. Tic tac mis pequeños agentes, tic tac.
- William y Kaito- 16:
El chef se encoge de hombros. O no lo sabe o por algún motivo realmente no le interesa qué akuma puede causar todo ese desastre.-Por cierto. -te dice de repente.- ¿Quién te ha dicho que los anteriores dueños han muerto? Todas estas joyas son un préstamo. No seas tan cafre de quedártela.
No, si al final acabaréis siendo uña y carne, no tengo ninguna duda. Seguís caminando y al final llegáis al manglar. Veis lo mismo que William, una serie de pequeños edificios y uno más grande con pinta de almacén. De uno de los pequeños sale humo. Si te decides a entrar en el almacén encontrarás que está prácticamente vacío… salvo por una montaña de paquetes cuidadosamente colocados en un extremo. Si los examinas más a fondo, llegarás a la conclusión de que ese polvo blanco es sin lugar a dudas cocaína… y de buena calidad.
William, te acercas al edificio. Por una de las ventanas distingues a la patrulla marine que se rehúsa a largarse. Son cinco, todos llevan el uniforme y están situados en una especie de pequeña cocina, tomando café y té. Tienen cara de preocupación, aunque con el panorama eso no es nada extraño. Tres están sentados a la mesa y los otros dos de pie. No dicen nada, tan solo contemplan el suelo y las paredes con cara de circunstancias, cada uno sumido en sus pensamientos.
Logras colarte por una ventana del piso de arriba, aterrizando en un maltrecho dormitorio de dos camas individuales. En ese piso hay otro dormitorio, con una litera y un colchón en el suelo y un cuarto de baño. La cocina y el salón, junto con los marines, están abajo.
Kaito Takumi
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—¡¿Cómo?! ¿¡Entonces qué pasa con nuestra boda?! —exclamé tirandome al suelo como una novia despechada.
—¡Qué boda ni qué leches! ¡Deja de inventarte cosas, bicho raro! —Gruñó como un demonio mostrando bien a la vista esos afilados colmillos.
—Qué aguafiestas eres, no toleras ni una broma —continué, sacandome un molesto moquillo con el meñique mientras observaba cosas más importantes que un híbrido gritón.
—Hemos venido a sacar a esos marines de aquí. No es tiempo para bromas.
Exhalé, y tras lanzar el desecho nasal al suelo pasé a rascarme el cuello para pensar. Desde luego allí no parecía haber ningún rastro de los conflictos a los que había aludido Ambrose, pero seguramente aquello no era más que otro manerismo para referirse a que liquidáramos cualquier posibilidad de que la zona no cayera bajo su control. ¿Y Will a todo esto? Tendría que mejorar a Mochi para que aguantara la sal y así poder llevar un método de comunicación encima... En fin, pa' la próxima.
—Ese fuego es controlado —comenté viendo la pequeña estela de humo—. Así que seguramente esté ahí alguien. Vamos a asegurar el perímetro entre tanto...
Con sigilo, cautela, y toda la seguridad de tener un escamoso guardaespaldas, abrí la puerta número uno. El almacén estaba prácticamente vacío a excepción de unos paquetes amontonados casi al fondo... Pero si un auténtico del mar sabía algo era que el peligro no se limitaba a un solo plano. Mirando arriba y abajo por las estructuras y desembarazándome de la carga de aquellos menos águiles que yo, inspeccioné el lugar antes de acercarme al suculento premio.
—Anda, coño, narcóticos.
—Es cocaína, idiota.
—¿Tu crees?—comenté, mirándole con cierta impresión—. ¿Y si solo es azúcar glass?
—¿Cómo va a ser azúcar glass? Y deja eso ahí que no es tuyo.
Por que claro, ya estaba buscando un sitio para guardarme un paquete. Asco de no llevar bolsillos.
—En fin. Iremos probando con el resto de edificios. Supongo que esta droga tan purificada y chic será el porqué del interés con la zona.
Jericó no contestó.
Así que de nuevo, en silencio, y separado de mis contrapartes menos ágiles y más ruidosas pasé al siguiente edificio que no daba señales de estar habitado.
—¡Qué boda ni qué leches! ¡Deja de inventarte cosas, bicho raro! —Gruñó como un demonio mostrando bien a la vista esos afilados colmillos.
—Qué aguafiestas eres, no toleras ni una broma —continué, sacandome un molesto moquillo con el meñique mientras observaba cosas más importantes que un híbrido gritón.
—Hemos venido a sacar a esos marines de aquí. No es tiempo para bromas.
Exhalé, y tras lanzar el desecho nasal al suelo pasé a rascarme el cuello para pensar. Desde luego allí no parecía haber ningún rastro de los conflictos a los que había aludido Ambrose, pero seguramente aquello no era más que otro manerismo para referirse a que liquidáramos cualquier posibilidad de que la zona no cayera bajo su control. ¿Y Will a todo esto? Tendría que mejorar a Mochi para que aguantara la sal y así poder llevar un método de comunicación encima... En fin, pa' la próxima.
—Ese fuego es controlado —comenté viendo la pequeña estela de humo—. Así que seguramente esté ahí alguien. Vamos a asegurar el perímetro entre tanto...
Con sigilo, cautela, y toda la seguridad de tener un escamoso guardaespaldas, abrí la puerta número uno. El almacén estaba prácticamente vacío a excepción de unos paquetes amontonados casi al fondo... Pero si un auténtico del mar sabía algo era que el peligro no se limitaba a un solo plano. Mirando arriba y abajo por las estructuras y desembarazándome de la carga de aquellos menos águiles que yo, inspeccioné el lugar antes de acercarme al suculento premio.
—Anda, coño, narcóticos.
—Es cocaína, idiota.
—¿Tu crees?—comenté, mirándole con cierta impresión—. ¿Y si solo es azúcar glass?
—¿Cómo va a ser azúcar glass? Y deja eso ahí que no es tuyo.
Por que claro, ya estaba buscando un sitio para guardarme un paquete. Asco de no llevar bolsillos.
—En fin. Iremos probando con el resto de edificios. Supongo que esta droga tan purificada y chic será el porqué del interés con la zona.
Jericó no contestó.
Así que de nuevo, en silencio, y separado de mis contrapartes menos ágiles y más ruidosas pasé al siguiente edificio que no daba señales de estar habitado.
- Resumen:
- Socializar, inspeccionar edificio almacén y siguiente edificio del que no salga humo. Voy yo sigilo-agilmente separado de Suchu y Jericó.
La idea de llevarse los explosivos de allí no era mala, aunque la voz del otro lado del comunicador no parecía estar de acuerdo con ellos. Después de todo, sabía todo cuanto había ocurrido allí y al parecer tenía un plan para desbaratar el de los defensores de la ley y el orden. Kusanagi chasqueó la lengua al darse cuenta de que les habían pillado, dejando de modificar su voz antes de responderle.
—Ríe mientras puedas, no os vais a salir con la vuestra —le advirtió, frunciendo el ceño—. Aunque sea lo último que haga, me aseguraré de que acabéis entre rejas.
La comunicación se cortó y fue entonces, justo entonces, cuando una detonación pudo escucharse a lo lejos. No parecía estar cerca, pero es que no era esta la preocupación del pelirrojo. Las explosiones comenzaron a sucederse entonces una tras otra, a cada cual más cercana que la anterior. ¿Qué plan seguían esa panda de chalados? ¿Volar por los aires la totalidad del archipiélago? No podía estar seguro de si aquello ocurriría únicamente en su manglar o afectaría a varios, pero el tiempo corría en su contra y no podían perderlo en averiguarlo.
Aquella risita volvió a resonar como un eco en el almacén, repitiendo la burla de su amigable interlocutor. ¿Sería la misma persona jugando con sus mentes o simplemente el graciosillo de la organización? No iba a tardar en averiguarlo, y es que había escuchado cómo una trampilla se abría y se cerraba no muy lejos de allí. Había varias posibilidades: que hubiera un pasadizo desde el que escapar de allí a tiempo o, por ejemplo, un refugio subterráneo. En cualquier caso, no podían jugársela por una simple intuición; él podía recibir la explosión sin consecuencias, pero Ruffo, Zuko y Axel no tendrían la misma suerte.
—¡Zuko! —lo miró fijamente, casi sin pestañear—. A mí no me pasará nada, pero a vosotros sí. Voy a intentar dar con esa voz de antes, sácalos de aquí antes de que llegue la explosión.
Si alguien podía salir una salida exprés era el moreno, quien no debía tener muchos problemas a la hora de transformarse y huir volando del lugar antes de que el fuego y la destrucción los alcanzasen. Por su parte, se arriesgaría a buscar la trampilla y, si su intuición fallaba, tan solo tendría que volver a materializarse. Ventajas de ser logia, supongo. Lo que no sabía su risueño y misterioso amigo es que jugaba con ventaja. El dispositivo P.O.L.O. de su ojo cyborg se activó, analizando el entorno en apenas un momento y mostrándole tanto la organización arquitectónica del almacén como cualquier posible pasadizo o zona oculta que pudiera haber. Cotejaría los datos del sondeo con la dirección desde la que había escuchado la explosión y, de haber algún pasadizo o salida que pudieran haber pasado por alto, se desplazaría en forma elemental hasta este para dar caza al escapista.
—Ríe mientras puedas, no os vais a salir con la vuestra —le advirtió, frunciendo el ceño—. Aunque sea lo último que haga, me aseguraré de que acabéis entre rejas.
La comunicación se cortó y fue entonces, justo entonces, cuando una detonación pudo escucharse a lo lejos. No parecía estar cerca, pero es que no era esta la preocupación del pelirrojo. Las explosiones comenzaron a sucederse entonces una tras otra, a cada cual más cercana que la anterior. ¿Qué plan seguían esa panda de chalados? ¿Volar por los aires la totalidad del archipiélago? No podía estar seguro de si aquello ocurriría únicamente en su manglar o afectaría a varios, pero el tiempo corría en su contra y no podían perderlo en averiguarlo.
Aquella risita volvió a resonar como un eco en el almacén, repitiendo la burla de su amigable interlocutor. ¿Sería la misma persona jugando con sus mentes o simplemente el graciosillo de la organización? No iba a tardar en averiguarlo, y es que había escuchado cómo una trampilla se abría y se cerraba no muy lejos de allí. Había varias posibilidades: que hubiera un pasadizo desde el que escapar de allí a tiempo o, por ejemplo, un refugio subterráneo. En cualquier caso, no podían jugársela por una simple intuición; él podía recibir la explosión sin consecuencias, pero Ruffo, Zuko y Axel no tendrían la misma suerte.
—¡Zuko! —lo miró fijamente, casi sin pestañear—. A mí no me pasará nada, pero a vosotros sí. Voy a intentar dar con esa voz de antes, sácalos de aquí antes de que llegue la explosión.
Si alguien podía salir una salida exprés era el moreno, quien no debía tener muchos problemas a la hora de transformarse y huir volando del lugar antes de que el fuego y la destrucción los alcanzasen. Por su parte, se arriesgaría a buscar la trampilla y, si su intuición fallaba, tan solo tendría que volver a materializarse. Ventajas de ser logia, supongo. Lo que no sabía su risueño y misterioso amigo es que jugaba con ventaja. El dispositivo P.O.L.O. de su ojo cyborg se activó, analizando el entorno en apenas un momento y mostrándole tanto la organización arquitectónica del almacén como cualquier posible pasadizo o zona oculta que pudiera haber. Cotejaría los datos del sondeo con la dirección desde la que había escuchado la explosión y, de haber algún pasadizo o salida que pudieran haber pasado por alto, se desplazaría en forma elemental hasta este para dar caza al escapista.
- Resumen:
- » Advertir al del otro lado del comunicador de que va a por ellos.
» Indicarle a Zuko que saque a Axel y a Ruffo de allí cagando leches.
» Utilizar la funcionalidad P.O.L.O. de su ojo cyborg para localizar el pasadizo o sala oculta a la que podría llevar la trampilla que han escuchado, transformándose al momento en sonido y desplazándose hasta allí para perseguir al Risitas.
- P.O.L.O.:
- • Nombre del objeto: Funcionalidad P.O.L.O. integrada (Mejora del Hot-Eye) [Calidad Genuina]
Descripción: Se trata de la integración de la funcionalidad P.O.L.O. en el dispositivo ocular que conforma el ojo derecho de Kusanagi.
Cualidades del material: -.
Cualidades excepcionales: La funcionalidad P.O.L.O. consiste en el reconocimiento visual de un determinado terreno o estructura, aunque en el caso de esta mejora funcional, se limita al reconocimiento de la estructura de cualquier edificio o interior, como podría ser el de una caverna. Al centrarse en un espacio cerrado, la precisión es sensiblemente superior al dispositivo P.O.L.O. original. De este modo, a través de la emisión de ondas y la captación de las colisiones de las mismas, el Hot-Eye de Kusanagi es capaz de analizar la estructura de un edificio con una base máxima de 900 metros cuadrados (30 metros de lado) o su equivalente y hasta 100 metros de altura/profundidad. El ojo facilitaría la visual de la estructura diferenciando plantas, habitaciones, conexiones, columnas y demás elementos arquitectónicos, siempre y cuando sea posible que las ondas emitidas penetren los muros. Este plano tan solo sería visible por el propio agente.
Funciones: Localizar la cafetería de la oficina rápidamente, o bien, averiguar y deducir la ruta más óptima a la sala objetivo.
Hayden Ashworth
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Parecía que no mentía. Además, el hombre estaba a las órdenes de un viejo conocido. Aquel que en su día era capitán y Zuko conoció poco antes de unirse a la marina. El hombre que le enseñó a controlar sus primeras transformaciones zoan cuando consumió la fruta por primera vez. Sin aquellos primeros pasos no habría llegado tan lejos en perfeccionarla, estaba seguro. Sin embargo le sorprendió más lo que dijo Ruffo. ¿Hermano? ¿Iulio tenía hermanos? Definitivamente podría reunirlos si todo salía bien... Aunque parecía complicarse.
Explosiones sonaban en el exterior, cada vez más cercanas, seguidas de la voz al otro lado del Denden que indicaba que estaban más que enterados de la infiltración. El concepto de alguien descubriendo el engaño perfecto de Kusanagi con la voz le parecía tan ajeno que durante un instante pensó que aquellos debían ser genios entrenados. En cuanto el pelirrojo empezó a hablar, Zuko empezó a cambiar de forma. Su cabello se volvió rojizo a la par que se movía como con una brisa. De su frente surgieron dos astas de ciervo azuladas que se mezclaban con el tono rojizo anaranjado brillante que tomaba su piel, ahora cubierta de escamas. Su altura ahora alcanzaba los tres metros y a su espalda nacieron dos alas.
En un rápido movimiento intentó agarrar de la ropa a Axel y a Ruffo, uno en cada mano. Entonces, antes de salir, miraría al pelirrojo y le diría con seriedad:
—Tengo muchas cosas que contarte desde la última vez que nos vimos... Dame la oportunidad de contártelas, ¿de acuerdo?
Dicho aquello, saldría enseguida por la puerta del almacén alzando el vuelo en cuanto estuviese fuera hasta alejarse del radio de la posible explosión. Mantuvo entonces la conexión mental con el pelirrojo, así, si le pasaba algo, lo sabría y podría venir en su socorro. Una vez estuviese lo suficientemente lejos aterrizaría con cuidado, procurando que no se hagan ningún daño aunque esperaba que fuesen lo suficientemente duros como para poder resistir ese tipo de cosas. Una vez en el suelo sacaría su Denden y contactaría con Iulio.
—Comprobando vuestro bienestar después de esas explosiones. ¿Va todo bien? —una vez le hubiese contestado suspiraría aliviado—. Por cierto, Iulio... Tengo alguien aquí que tal vez te gustaría ver. Procura sobrevivir para ello, ¿De acuerdo?
Explosiones sonaban en el exterior, cada vez más cercanas, seguidas de la voz al otro lado del Denden que indicaba que estaban más que enterados de la infiltración. El concepto de alguien descubriendo el engaño perfecto de Kusanagi con la voz le parecía tan ajeno que durante un instante pensó que aquellos debían ser genios entrenados. En cuanto el pelirrojo empezó a hablar, Zuko empezó a cambiar de forma. Su cabello se volvió rojizo a la par que se movía como con una brisa. De su frente surgieron dos astas de ciervo azuladas que se mezclaban con el tono rojizo anaranjado brillante que tomaba su piel, ahora cubierta de escamas. Su altura ahora alcanzaba los tres metros y a su espalda nacieron dos alas.
En un rápido movimiento intentó agarrar de la ropa a Axel y a Ruffo, uno en cada mano. Entonces, antes de salir, miraría al pelirrojo y le diría con seriedad:
—Tengo muchas cosas que contarte desde la última vez que nos vimos... Dame la oportunidad de contártelas, ¿de acuerdo?
Dicho aquello, saldría enseguida por la puerta del almacén alzando el vuelo en cuanto estuviese fuera hasta alejarse del radio de la posible explosión. Mantuvo entonces la conexión mental con el pelirrojo, así, si le pasaba algo, lo sabría y podría venir en su socorro. Una vez estuviese lo suficientemente lejos aterrizaría con cuidado, procurando que no se hagan ningún daño aunque esperaba que fuesen lo suficientemente duros como para poder resistir ese tipo de cosas. Una vez en el suelo sacaría su Denden y contactaría con Iulio.
—Comprobando vuestro bienestar después de esas explosiones. ¿Va todo bien? —una vez le hubiese contestado suspiraría aliviado—. Por cierto, Iulio... Tengo alguien aquí que tal vez te gustaría ver. Procura sobrevivir para ello, ¿De acuerdo?
- Resumen:
- Sacar a Ruffo y Axel de allí y contactar con Iulio
William White
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Tras dar un pequeño rodeo logré ver el interior de lo que parecía ser una especie de cocina de aspecto bastante austero con un pequeño fuego que era el que había estado viendo durante todo el rato, en su interior cinco hombres, todos marines con semblante serio y preocupado, ninguno de los hombres parecía mirarse entre si más preocupados en sus pensamientos que en hablar entre sí.
Aguardé pacientemente unos pocos segundos, y en vista de que los hombres no parecían tener que decirse nada interesante decidí aventurarme al interior del edificio por una de las ventanas del piso superior, con sumo cuidado, logré adentrarme dentro de lo que parecía ser una especie de dormitorio con dos camas individuales, observando superficialmente la estancia trate de averiguar si estaba ante algún tipo de barracón o piso franco de la marina, o por el contrario se trataba de algún tipo de punto de resistencia que había ocupado los marines.
Sin detenerme demasiado en examinar ligeramente el resto de las estancias con mucho tiento y tacto, asesorándome de que no había nadie, traté de descender al piso inferior, a la vez que desfundaba a “La susurradora de estrellas” con sumo cuidado en una fatídica premonición de lo que iba a acontecer. Desplegando el mantra trate de percibir a las cinco presencias que se encontraban en la estancia inferior, una vez hubiera identificado sus auras dibujaría una especie de línea en mi cabeza, inspirando y exhalando un par de veces dibujo con el filo un arco del cual brotó un a onda blanquecina y azul a partes iguales, la cual trataría de atravesar la estancia en la que se encontraba de forma diagonal, tratando de cortarles o echarles el techo encima, lo que viera más plausible dependiendo del material del que estaba compuesto el interior de la casa.
En caso de que su sorpresiva maniobra resultará bien, trataría de descender al piso bien por el agujero originado o por algún otro medio, debía rendir cuentas de los posibles supervivientes que pudiera haber, aunque si los astros se alinearán y le sonriera la buena fortuna trataría de reducir a uno de ello, ya que podría serle útil para alguna preguntas que tenía en mente.
Aguardé pacientemente unos pocos segundos, y en vista de que los hombres no parecían tener que decirse nada interesante decidí aventurarme al interior del edificio por una de las ventanas del piso superior, con sumo cuidado, logré adentrarme dentro de lo que parecía ser una especie de dormitorio con dos camas individuales, observando superficialmente la estancia trate de averiguar si estaba ante algún tipo de barracón o piso franco de la marina, o por el contrario se trataba de algún tipo de punto de resistencia que había ocupado los marines.
Sin detenerme demasiado en examinar ligeramente el resto de las estancias con mucho tiento y tacto, asesorándome de que no había nadie, traté de descender al piso inferior, a la vez que desfundaba a “La susurradora de estrellas” con sumo cuidado en una fatídica premonición de lo que iba a acontecer. Desplegando el mantra trate de percibir a las cinco presencias que se encontraban en la estancia inferior, una vez hubiera identificado sus auras dibujaría una especie de línea en mi cabeza, inspirando y exhalando un par de veces dibujo con el filo un arco del cual brotó un a onda blanquecina y azul a partes iguales, la cual trataría de atravesar la estancia en la que se encontraba de forma diagonal, tratando de cortarles o echarles el techo encima, lo que viera más plausible dependiendo del material del que estaba compuesto el interior de la casa.
En caso de que su sorpresiva maniobra resultará bien, trataría de descender al piso bien por el agujero originado o por algún otro medio, debía rendir cuentas de los posibles supervivientes que pudiera haber, aunque si los astros se alinearán y le sonriera la buena fortuna trataría de reducir a uno de ello, ya que podría serle útil para alguna preguntas que tenía en mente.
- Resumen:
Trato de atacar al grupo con una onda cortante/tirando el techo...
Rango 6: Sus ondas cortantes, proyecciones de su fuerza a través del arma, llegan hasta los diez primeros metros con su fuerza íntegra. A lo largo de los cuarenta siguientes su poder irá mermando a medida que la onda se dispersa, volviéndose más larga a medida que avanza.
Haki de observación avanzado: Si se concentra activamente puede detectar y localizar cualquier presencia. No obstante, es capaz de detectar cualquier presencia (humana o animal) en un radio de diez metros sin concentrarse.
―¡Eso es! Buena chica ―dije cuando Adhara hizo... ¿Qué había hecho? No tenía la menor idea. Simplemente había habido un destello y, acto seguido, los chuchos habían decidido que dejábamos de interesarles. No sería yo quien se quejase, desde luego. Más aún, permanecí atento durante los segundos que tardaron en esfumarse para detener a cualquier marine nervioso que estimase que apretar el gatillo era buena idea. Una vez el peligro hubo pasado, continué hablando con la niña tras pedir un breve informe de la situación a Wyrm―: ¡Oh, vamos! Tengo derecho a llamarlo así; seguro que él hace lo mismo conmigo. Además, me pegó muy fuerte. Tengo derecho a estar enfadado y decir cosas feas, igual que él.
¿Que por qué demostraba en cierto modo la misma actitud infantil que la niña? Ni idea, pero lo cierto era que resultaba tremendamente divertido. Además, la pequeña ya había dejado claro que reacciona mucho mejor a mis palabras cuando lo hacía en ese tono que cuando lo hacía de cualquier otro modo. Todo eran ventajas, ¿no? Fue en ese momento cuando colocó un transmisor en mi oreja. Permanecí en silencio, escuchando con atención todo lo que decía. ¿Un topo o simplemente un informante que observaba desde algún lugar cercano?
―Gracias ―susurré a la niña en cuanto volvió a colocarse el transmisor en la oreja, apretando levemente uno de sus muslos en un gesto de cariño.
Un momento... ¿¡Ruffo!? No, no podía ser. Respiré hondo, serenándome para no asumir cosas sin tener la menor prueba. A saber cuántos Ruffos habría por el mundo. No tenía ningún motivo para pensar que esa persona tuviese algo que ver con mi hermano, así que respiré para calmarme y continuar con lo que tenía entre manos.
―Dime, Adhara, ¿me ayudarías a terminar con tanta pelea de una vez? ―inquirí, todavía quieto, justo antes de que la voz de Zuko llegase a mi mente―. «Situación controlada aquí por el momento. He hecho una amiga que nos está siendo de gran ayuda. Es un poco... fuera de lo común, peculiar, pero creo que te va a caer bien. Por cierto, alguien está informando al enemigo sobre nuestros movimientos. Hace un momento han avisado sobre tu posición en el manglar doce... ¿Quieres que vaya? Puedo estar ahí en un momento. ¿Y quién es esa persona? ¿Me va a prejubilar?». No terminaba de acostumbrarme a hablar conmigo mismo como si fuese otra persona para que el vicealmirante me escuchase, a decir verdad. Fuera como fuese... No, no podía ser.
¿Que por qué demostraba en cierto modo la misma actitud infantil que la niña? Ni idea, pero lo cierto era que resultaba tremendamente divertido. Además, la pequeña ya había dejado claro que reacciona mucho mejor a mis palabras cuando lo hacía en ese tono que cuando lo hacía de cualquier otro modo. Todo eran ventajas, ¿no? Fue en ese momento cuando colocó un transmisor en mi oreja. Permanecí en silencio, escuchando con atención todo lo que decía. ¿Un topo o simplemente un informante que observaba desde algún lugar cercano?
―Gracias ―susurré a la niña en cuanto volvió a colocarse el transmisor en la oreja, apretando levemente uno de sus muslos en un gesto de cariño.
Un momento... ¿¡Ruffo!? No, no podía ser. Respiré hondo, serenándome para no asumir cosas sin tener la menor prueba. A saber cuántos Ruffos habría por el mundo. No tenía ningún motivo para pensar que esa persona tuviese algo que ver con mi hermano, así que respiré para calmarme y continuar con lo que tenía entre manos.
―Dime, Adhara, ¿me ayudarías a terminar con tanta pelea de una vez? ―inquirí, todavía quieto, justo antes de que la voz de Zuko llegase a mi mente―. «Situación controlada aquí por el momento. He hecho una amiga que nos está siendo de gran ayuda. Es un poco... fuera de lo común, peculiar, pero creo que te va a caer bien. Por cierto, alguien está informando al enemigo sobre nuestros movimientos. Hace un momento han avisado sobre tu posición en el manglar doce... ¿Quieres que vaya? Puedo estar ahí en un momento. ¿Y quién es esa persona? ¿Me va a prejubilar?». No terminaba de acostumbrarme a hablar conmigo mismo como si fuese otra persona para que el vicealmirante me escuchase, a decir verdad. Fuera como fuese... No, no podía ser.
- Resumen:
- Ir forjando un vínculo con Adhara, que me ha caído bien, pedirle ayuda para acabar con el conflicto de Sabaody y responder a Zuko, comentándole que alguien nos está espiando y retransmitiendo nuestros movimientos. ¡Ah, y pedirle un informe de situación a Hamlet!
Sí, sacar los explosivos del almacén antes de que algún iluminado decidiese que era un buen momento para... Un momento, no, tarde. Así lo indicaba la voz con la que hablaba el agente Kusanagi y las molestas risillas que ya nos habían rodeado previamente. Lo iban a hacer saltas por los aires con nosotros dentro, lo que no auguraba un futuro demasiado bueno para mí y la mayoría de los allí presentes.
Entonces llegaron las órdenes, las sugerencias y los comentarios. Cuando quise darme cuenta, Zuko me arrastraba por los cielos hacia un lugar lejano y seguro. ¿Cómo demonios habían sabido que todo había sido una artimaña y que mi superior no era realmente quien decía ser? Cabía la posibilidad de que hubiese cámaras de vigilancia en la zona, aunque yo no las había visto. Resultaba muy sospechoso, demasiado.
―Oye, tú ―dije en pleno vuelo en dirección a Axel―. ¿Cómo lo has hecho para transformarte así en otra persona?
En cierto modo estaba molesto porque hubiese adoptado la apariencia de mi hermano, aunque la valentía y el compromiso que había demostrado mitigaba en buena medida esa emoción. Lo cierto era que el motor principal de aquella pregunta era la simple curiosidad, más poderosa que cualquier poder que se pudiese imaginar.
―Pues muchas gracias por el paseo ―sonreí, agradeciendo el rescate a mi peculiar manera―. Yo creo que debería volver a lo mío, ¿no os parece? ―dije en voz alta, aunque mi mensaje no iba dirigido a nadie realmente. Extraje un Den Den Mushi de mi ropa e intenté establecer comunicación con el agente―. ¿Señor? ¿Instrucciones? ¿Cuál es su posición?
Entonces llegaron las órdenes, las sugerencias y los comentarios. Cuando quise darme cuenta, Zuko me arrastraba por los cielos hacia un lugar lejano y seguro. ¿Cómo demonios habían sabido que todo había sido una artimaña y que mi superior no era realmente quien decía ser? Cabía la posibilidad de que hubiese cámaras de vigilancia en la zona, aunque yo no las había visto. Resultaba muy sospechoso, demasiado.
―Oye, tú ―dije en pleno vuelo en dirección a Axel―. ¿Cómo lo has hecho para transformarte así en otra persona?
En cierto modo estaba molesto porque hubiese adoptado la apariencia de mi hermano, aunque la valentía y el compromiso que había demostrado mitigaba en buena medida esa emoción. Lo cierto era que el motor principal de aquella pregunta era la simple curiosidad, más poderosa que cualquier poder que se pudiese imaginar.
―Pues muchas gracias por el paseo ―sonreí, agradeciendo el rescate a mi peculiar manera―. Yo creo que debería volver a lo mío, ¿no os parece? ―dije en voz alta, aunque mi mensaje no iba dirigido a nadie realmente. Extraje un Den Den Mushi de mi ropa e intenté establecer comunicación con el agente―. ¿Señor? ¿Instrucciones? ¿Cuál es su posición?
- Resumen:
- Dejarme salvar e intentar volver con Kus o al menos recibir órdenes.
Normas del capítulo:
Moderación
- Se moderará lunes y jueves entre las 22:00 y las 23:59.
- No se puede postear los lunes o jueves antes de la moderación.
- Hay un reloj que marca el tiempo restante. Cuando acaba los temas se cierran.
- Está prohibido metarrolear, powerrolear y demás actitudes tóxicas.
- A más riesgo, más premio.
- Como es tradición, el barco de Sons of Anarchy se hundirá en algún momento.
- Cada post debe ocupar entre 250 y 1.200 palabras. Si no se está en estos límites, el post podría ser ignorado.
- Es responsabilidad de un usuario comunicarse con la gente con la que interactúa.
- Si un post tiene más de 15 faltas ortográficas por párrafo podría ser ignorado.
- Hacer un resumen de acciones relevantes es obligatorio independientemente de la extensión.
- La ley del plot no es a prueba de idiotas.
Moderación
- Los liantes de Sabaody - 33:
- Es normal que estéis confusos, después de todo, ¿quién pensaría que un hombre de Sirio, una prostituta, la madre de un niño y su hijo y un contralmirante de la marina van a estar metidos en el mismo fregado? Pero es así, al parecer todos se conocen y todos están en contacto desde hace tiempo. Desde que las cosas en el archipiélago empezaron a ponerse complicadas. Sin embargo, no pudieron actuar antes porque les faltaban pruebas y porque no estaban seguros de cómo funcionaba todo aquello.
Pero ahora ya no existen dudas y una vez que Vega se asegura de que Khissa no tiene heridas más que pequeño rasguños suspira leve y mira a Dexter para asentir. Le había prometido información e iba a cumplir con su promesa después de todo. Tendría que contarle todo, Wallace se puso al lado del chico rubio para hablar con él — ¿no se suponía que no iban a tocarla Arthuro? — Wallace parecía un poco molesto al ver la cantidad de heridas que tenía la mujer en el cuerpo, aunque cerradas se notaba que habían sido bastante dolorosas.
Por su parte el chico gruñó un poco ante sus recriminaciones — hice lo que pude ¿Vale? Además en cuanto pude le cure las heridas joder, teniendo los ojos de Sirio en la nuca es complicado ponerse de parte de quien le ha robado ¿Sabes? — tampoco le hacía gracia haberle hecho daño a la mujer pero las cosas eran como eran. Para intentar calmar los ánimos la mujer se levantó de la silla — tranquilo Wallace, estoy bien, de verdad, no te preocupes. Además Arthur curo mis heridas así que no me duele — una vez que todos se calmaron un poco Nícolas no dudo un solo momento en salir corriendo del lado de Gabi para abrazar a su madre mientras lloriqueaba. Aunque miro después al chico para darle las gracias — muchas gracias por ayudarme a recuperar a mi mama — al parecer él no tenía mucha idea de lo que ocurría a su alrededor.
Nassor se encamino de vuelta al lugar, cuando llegas no hay nadie en el interior del local y no se escucha nada, al menos no en la parte de arriba. Abajo puedes seguir escuchando los ruidos de aquellos animales, los gruñidos y los jadeos. Por otro lado Vega sale con Dexter después de que haga sus jibiris gravitatorios, aunque si sales volando o no es cosa tuya Oppen. Suspirando levemente Vega lo mira — gracias por ayudarnos, la verdad es que no esperaba que la cosa se complicase tantísimo. Aunque teniendo en cuenta que estábamos traicionando a Sirio y su banda es lógico que todo pudiera torcerse en algún momento — intentaba mantenerse tranquila pero se notaba que estaba bastante nerviosa por todo lo sucedido.
— Verás, tanto yo como mi hermano formamos parte de la banda de Sirio, Canis Maior. Nos recogieron cuando éramos unos críos y no teníamos donde ir, al principio nos gustaba esta vida, pero desde que se pusieron a las órdenes de Orión la cosa cambio bastante — su voz se iba normalizando cada vez más junto a su respiración según te iba contando la historia — fue entonces cuando ambos nos dimos cuenta de que no queríamos esto y por supuesto aún más cuando Mera convenció a Sirio de meterme en el prostíbulo — por un momento le dio un tremendo escalofrío al recordar lo que tenía que hacer en aquel lugar.
— Fue entonces que hablamos con Khissa, su marido es parte de Canis Minor, la banda de Procycon, el hermano de Sirio. Murió en extrañas circunstancias hará un mes, todos estamos convencidos de que se lo quitaron de en medio por algún motivo que no conocemos. Fue entonces que decidimos acabar con todo lo que nos uniera a ellos. Nícolas, su pequeño hijo por casualidad del destino había forjado una amistad con la hija de Wallace, el contraalmirante — estaba dispuesta a contarte todo y podías notar perfectamente que no te mentía en ninguna de sus palabras, todo era absolutamente sincero.
— Robamos el maletín que contenía información sobre la banda y se la dimos a Khissa, ella se lo tenía que entregar a Wallace que estaba al corriente de todo, pero fue interceptada y los hombres de Sirio se la llevaron, al parecer Nícolas fue quien entrego el maletín a alguien que podía hacérselo llegar al marine, es un chico bastante valiente — por un momento sonrió con ternura al hablar del chico, desde luego era un niño muy valiente. — El resto ya lo conoces, Nícolas busco ayuda para su madre y al parecer os encontró a vosotros y lo agradezco, seguramente todo se hubiera ido al traste si no llegáis a aparecer, por favor, ayudadnos a acabar con esta locura — señalo también a los perros y a los espectros que rondaban la zona, aquello debía terminar.
Por suerte Oppen no ha recibido el puñetazo de Nassor, pero desde luego Wallace parece disgustado con su comportamiento y le mira de reojo con cierto reproche vigilando sus movimientos. — Al menos parece que las cosas han salido más o menos bien gracias a la intervención de los revolucionarios — fue el marine quien hablo en aquella ocasión y quien seguiría hablando a continuación — tenemos que acabar con Sirio y su hermano, no podemos permitir que sigan subyugando Sabaody y poniendo a unos contra otros, esto debe acabar — la cosa era demasiado seria como para permitirse el que esos piratas se hicieran con la suya.
- Justice Raiders - 13:
- Adhara aún tenía unos enormes pucheros en los labios porque llamaras chucho a Sirio. Pero entendía que claro, si los dos os habéis peleado seguramente diréis cosas malas el uno del otro. Pero era una niña pequeña y tampoco entendía del todo bien la situación sin embargo estaba contenta porque la habías felicitado y se notaba por como movía sus piececitos mientras aún sigue subida en tus hombros. Piensa por un momento en tu petición, la verdad es que no le gusta ver la isla toda destruida como esta y tampoco quiere que más gente acabe como su mama.
Suspira un poquito y mientras se tira de la ropita habla con su aniñada voz — si paramos con todo esto ¿ya no morirá más gente como paso con mama? — la idea no le era desagradable, la verdad es que quería que todos estuvieran bien. Que la gente muriese no le gustaba porque entonces ya no podía verlos más. — Vale, te diré donde esta Sirio, pero seguramente no te va a gustar y a él tampoco, se está preparando para el final de su plan — la voz de la niña sigue resonando mientras ella tiene el pinganillo en la oreja, siempre silenciado para que quien este al otro lado no escuche lo que está hablando contigo.
— Se están reuniendo todos en el manglar 38, una vez que estén todos reunidos, dará comienzo la fase final del plan, Sirio quiere hacerse con la isla para Orión — la pequeña te va explicando todo cuanto sabe que está ocurriendo y no se quiere separar de ti. Al parecer ahora que te ha cogido cariño la pequeña está dispuesta a seguir contigo hasta el final, cueste lo que cueste. Sabe que contarte todas esas cosas seguramente haga que Sirio se enfade con ella, pero bueno, no le importa demasiado si con eso consigue terminar con toda esa locura que estaba sucediendo en el archipiélago.
Hamlet por tu parte la lancera que se estaba enfrentando a ti te da las gracias por ayudarla y parece que por el momento los piratas y criminales que antes luchaban contra los marines ahora están de vuestra parte. No hay nada mejor que un enemigo común para unir a dos bandos enfrentados ¿verdad? Por el momento sabéis que contáis con la lancera, la pequeña Adhara y con un grupo de más o menos cincuenta hombres y mujeres entre marines, piratas y criminales. Vosotros veréis que hacéis ahora con ese pequeño ejército del cual disponéis, tal vez os venga bien para lo que se os viene encima.
- Ral - 30:
- La mujer coge el teléfono y tras hablar un rato con quien estuviera al otro lado llegan a un acuerdo. A cambio de la información que ella poseía ellos le darían una identidad nueva y simplemente su yo actual desaparecería entre los cadáveres de la isla. Se la daría por muerta y con eso podría retirase tranquilamente a disfrutar de lo que le quedase de vida. Desde luego era un trato justo, al menos para ella y no tenía demasiado problema en darle la información que buscaban a sus pequeños visitantes.
Una vez cerrado el trato le entrego de nuevo el caracolito al chico — hemos llegado a un trato y no te preocupes, en el sótano de la casa tienes un par de cadáveres que puedes usar si quieres, intrusos que quisieron asaltar a la anciana equivocada — dejo salir una risilla algo macabra para cualquiera que la pudiera escuchar. — Hagamos una cosa, sácame de aquí y de camino al “barco seguro” te contare todo cuanto quieras saber — después de todo no podía fiarse de que una vez ella le contase todo siguieran con el plan acordado, aunque claro, ella tenía sus maneras de vengarse si las cosas no salían tal y como quería.
Faltaba que el chico se pusieran en marcha para salir todos del lugar protegidos de los perros y los jinetes fantasmales gracias al fuego fatuo que acompañaba a la señora, por alguna razón que desconocéis no se acercan al fuego. No es porque le tengan miedo si es lo que estáis pensando, esos bichos no le temen a nada, pero sí que es cierto que mantienen un respetuoso espacio entre ellos y aquello que protege el fuego de la señora. Tras dejar la casa preparada para que pareciese que habían acabado con ella unos invasores o lo que fuera y dejarla ardiendo una vez la señora recogió las cosas que le importaban en una bolsa la mujer comenzó a contarte todo cuanto querías saber.
— En esta isla se encuentran dos bandas, Canis Maior y Canis Minor y son los responsables de todo cuanto está ocurriendo en el archipiélago. Uno es la fuerza bruta y el otro es el listo de la familia por decirlo de alguna manera — dejo salir una leve risita, si quieres saber más. Tendrás que preguntar algo más específico, la mujer tampoco te va a contar hasta los pelos que tienen los perros solamente por amor al arte. Esperemos que sepas hacer las preguntas adecuadas.
- El jardín de Edén con FaZu - 12:
- No es que la voz del teléfono sea adivina, pero es que las risillas que habéis estado escuchando por toda la habitación pertenecían a alguien. Una persona que os ha estado observando y que por supuesto no ha dudado un solo momento en comunicarle a su superior todo cuanto sus ojos veían y sus oídos escuchaban. Zuko consigue sacar a Axel y a Ruffo de aquel almacén justo cuando salta por los aires. Kus como es obvio no siente la explosión al estar usando su poder de logia, y se interna en un hueco que puede ver en el suelo.
Es la trampilla por la que seguramente se escapase la persona que ha estado vigilando vuestros movimientos. No tardas demasiado en comprobar que el camino se bifurca en dos. Si eres capaz de rastrearlo de alguna manera deberás coger el camino de la derecha. Este túnel no es demasiado largo y da a una nueva trampilla. Una vez salgas de esta te encontraras en lo que parece ser otra sala de reuniones similar a la que ya conocéis tanto tu como Ruffo. Sin embargo, en esta ocasión la comitiva que te espera a lo mejor no es tan agradable como la anterior.
Un hombre de aspecto corpulento que medirá aproximadamente lo mismo que nuestro vicealmirante favorito, tal vez incluso un poquito más está de pie de brazos cruzados esperando ver quién sale de la trampilla. Sobre su hombro se encuentra una joven sentada que te mira y de nuevo se ríe, esa risilla tan incordiosa que os ha estado acompañando en el almacén. Al parecer proviene de aquella señorita. Pelo negro largo hasta la mitad de la espalda, ojos casi completamente negros, figura delgada y viste con un traje parecido al que suelen llevar los trapecistas en el circo.
Si usas tus jibiris para identificar el poder que tienen los dos no te costara mucho darte cuenta de que para ti solo supondrán un verdadero problema. Incluso para ti y Ruffo podrían ser un problema aquellos dos individuos. El más grande no sabe del todo bien donde estas pero la jovencita parece que te sigue con la mirada, te sonríe de forma juguetona antes de decidirse a hablar — no te esfuerces en intentar jugar con nosotros ahora, tenemos otras cosas que hacer, pero si quieres jugar nos vemos en el manglar 38 agente Kusanagi — tras decir tu nombre se ríe nuevamente y después golpea dos veces el hombro de su compañero que se agarra a una especie de cuerda o algo parecido, que a saber de dónde ha salido. Los eleva en el cielo ocultándolos en la oscuridad sin que puedas seguirlos del todo bien con tu ojo. Si revisas la baliza que le colocaste a la señorita, podrás ver que también se dirige hacía dicho manglar, parece que todos se reúnen allí.
- Kaito y Will - 16:
- Kaito, tras no poder esconderte el fardo -si bien seguro podrías agarrarlo con tus ventosas- te diriges junto a tus particulares acompañantes a la vivienda que en principio se suponía vacía, pero ¡oh sorpresa! Está vacía. Se trata de una casa polvorienta, dirías que lleva meses si no años sin acoger a ningún huésped, e incluso podrías llegar a apostar porque ni siquiera se ha entrado en las últimas semanas, a juzgar por la capa de polvo que recubre el suelo. Sin embargo, lo que sí puedes detectar gracias a tu maravilloso olfato es que en el refrigerador hay alguna clase de alimento… Aunque no llegas a identificarlo.
Will, detectas a las cinco presencias bajo tus pies y, aunque tu movimiento resulta en la teoría perfecto -de hecho, hundes el techo con gran facilidad-, te enfrentas al problema de que no solo tiras el techo sobre sus cabezas sino que el suelo bajo tus pies se termina hundiendo, haciéndote caer al piso inferior. No parece que te hayas hecho daño, pero sí que ha sido un momento un tanto extraño. Lo que sí es importante mencionar es que tras el incidente han quedado todos sepultados. Varios de ellos, de hecho, están inconscientes, pero puedes escuchar los lamentos quejumbrosos de dos de ellos y, cuando uno te ve -el único que no tiene la cabeza bajo trozos de yeso-, se acuerda de todos tus ancestros.
– ¿Tú sabes que esto es delito, figura? –te amenaza, con tono macarra, aunque se nota dolorido.
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