William White
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
En mi pequeña búsqueda no había encontrado nada reseñable, de hecho, lo único reseñable que había encontrado era la falta de algo, en este caso de victimas para los charcos de sangre que había por el local. Efectivamente algo no cuadraba, y si bien yo había logrado hacer “limpiezas” en el local del Te del viajero cuando había habido algún intendente, siempre me había llevado algún tiempo librarme de los cadáveres ¿Había truco o simplemente era un rastro de una herida?
No fue hasta cuando me asomé por la puerta cuando sentí la mirada del cangrejo, era una mirada extrañamente fría, pero no notaba rencor o ira en ella, pero aún así la sentí incómodamente larga. Acto seguido un sonido de la cocina requiero su atención y el pez se volteó a atender un par de cosas antes de acercarse y tenderme la mano, mencionando que nos esperaba.
-Encantado- dije sorprendido por el fuerte agarré que tenía el sujeto -Efectivamente tanto mi socio y yo tenemos una propuesta- mascullé con tono serio- Resulta que el señor Black es un terrateniente, pero su interés en lo gourmet le hace preocuparse por las manos en las que cae su materia prima- proseguí tratando de llevar a mi terreno la conversación, soltando la mano de la criatura
Fue entonces cuando Kaito habló entusiasmado sobre la sangre, resultando que no era ni sireno ni hombre pez, realmente le importaba muy poco la raza de la que fuera el tipo, aunque tal vez aquello explicara el aspecto tan bizarro que tenía y esa fuerza tan “animal”.
-Impresionante- proseguí fingiendo estar sorprendido por el estatus del ser del mar -Aunque me da la impresión de que no le pillamos en el mejor momento ¿Verdad?- mascullé tratando de sonsacar algo al ser marino -Debe ser un verdadero un quebradero de cabeza la situación actual, una donde todos los clientes se te pueden ir sin pagar por un desafortunado percance- proseguí haciendo referencia a que el local estaba vacío, mientras con el rabillo del ojo percibía lo que parecía un trapo en uno de los cubos ¿O era ropa? -Ciertamente vivimos tiempos convulsos en los que se necesita gente de confianza ¿No cree Ambrose? ¿Puedo tutearle?-pregunté tratando de ganarme las confianzas del hombre.
Una vez recibiera mis respuestas, mantendría mis distancias con el ser marino, ciertamente aquel tipo le daba mala espina, y no estaba del todo seguro de si Kaito lo defendiese ante uno de los suyos, por mucho que llevarán trabajando juntos no terminaba de fiarse del todo del pulpo, por mundo de que en los últimos días hubiera demostrado ser alguien de mayor utilidad. Entre tanto procuré afilar mi vista un poco a ver si vislumbraba algo, ya que el olfato literalmente me dictaba que algo no andaba bien en aquella cocina.
No fue hasta cuando me asomé por la puerta cuando sentí la mirada del cangrejo, era una mirada extrañamente fría, pero no notaba rencor o ira en ella, pero aún así la sentí incómodamente larga. Acto seguido un sonido de la cocina requiero su atención y el pez se volteó a atender un par de cosas antes de acercarse y tenderme la mano, mencionando que nos esperaba.
-Encantado- dije sorprendido por el fuerte agarré que tenía el sujeto -Efectivamente tanto mi socio y yo tenemos una propuesta- mascullé con tono serio- Resulta que el señor Black es un terrateniente, pero su interés en lo gourmet le hace preocuparse por las manos en las que cae su materia prima- proseguí tratando de llevar a mi terreno la conversación, soltando la mano de la criatura
Fue entonces cuando Kaito habló entusiasmado sobre la sangre, resultando que no era ni sireno ni hombre pez, realmente le importaba muy poco la raza de la que fuera el tipo, aunque tal vez aquello explicara el aspecto tan bizarro que tenía y esa fuerza tan “animal”.
-Impresionante- proseguí fingiendo estar sorprendido por el estatus del ser del mar -Aunque me da la impresión de que no le pillamos en el mejor momento ¿Verdad?- mascullé tratando de sonsacar algo al ser marino -Debe ser un verdadero un quebradero de cabeza la situación actual, una donde todos los clientes se te pueden ir sin pagar por un desafortunado percance- proseguí haciendo referencia a que el local estaba vacío, mientras con el rabillo del ojo percibía lo que parecía un trapo en uno de los cubos ¿O era ropa? -Ciertamente vivimos tiempos convulsos en los que se necesita gente de confianza ¿No cree Ambrose? ¿Puedo tutearle?-pregunté tratando de ganarme las confianzas del hombre.
Una vez recibiera mis respuestas, mantendría mis distancias con el ser marino, ciertamente aquel tipo le daba mala espina, y no estaba del todo seguro de si Kaito lo defendiese ante uno de los suyos, por mucho que llevarán trabajando juntos no terminaba de fiarse del todo del pulpo, por mundo de que en los últimos días hubiera demostrado ser alguien de mayor utilidad. Entre tanto procuré afilar mi vista un poco a ver si vislumbraba algo, ya que el olfato literalmente me dictaba que algo no andaba bien en aquella cocina.
- resumen:
Pues continuar hablando con el señor y ver si le puedo ir tirando de la lengua, aparte de olerme que algo va mal.
RAL
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
- Y recordad, aunque no tengáis jefes debéis comportaros con un poco más de seriedad, habéis estado a punto de morir, y nosotros no vamos a estar ahí para ayudaros la próxima vez que... - Aparté la cola de mi compañera con una mano. - Ahora no, estoy aconsejando a estos jóvenes. El caso, la guerra se está acercando, si queréis tener una mínima posibilidad haced una de dos, o escapad a una zona segura y mantened un perfil bajo o luchad con otras bandas, de nada nos servís muer...- Y algo me agarró de pronto arrastrándome a un túnel.
Debía de decir que estaba a punto de echarle la bronca a Kia por garrarme de esa manera y hacer que mi cuello sonase con un crujido nada sano, pero en ese momento estaba algo ocupada pensando en lo esponjosas y mullidas que eran esas colas. Aunque la verdad, a esa velocidad y dentro de aquel túnel irregular me estaba agitando más de lo que me gustaría.
Aquel tipo tenía todas las papeletas de saber algo, saqué la escopeta y me preparé para disparar con punit, de todas formas me detuve al recapacitar. Estábamos siguiéndolo en un túnel, pudo haber atacado por sorpresa, pero decidió no hacerlo. Una de dos, o rehúye los enfrentamientos, o quiere llevarnos a algún sitio. De todas formas mantendría la mira de mi arma sobre él por si intentaba algo raro. Por otra parte, y aunque Kia me matase trataría de aferrarme con las piernas a su lomo para tener más estabilidad y para no darme con el techo de aquel túnel. Ahora que lo pensaba las explosiones habían salido del suelo, ese hombre podía estar detrás de eso, pero alguien capaz de crear una explosión tan grande no huiría si quisiera matarnos. La única explicación era que había colocado explosivos en los cimientos para volar el edificio, y si ese era el caso...
- Kia, síguelo pero ten cuidado, creo que ha puesto explosivos en el centro comercial, si eso es cierto puede haber más trampas. - Susurré en su oído para no desconcentrarla demasiado.
También podía darse otra posibilidad aunque más remota. Que se tratase de un agente de la marina o el gobierno y le hubiesen ordenado destruir un bastión de los piratas. Pero me sorprendería saber que tal falta de coordinación podía ser posible, por ahora me pegaría a la teoría de que estaba ahí para borrar pruebas, y si podíamos darle caza...
Debía de decir que estaba a punto de echarle la bronca a Kia por garrarme de esa manera y hacer que mi cuello sonase con un crujido nada sano, pero en ese momento estaba algo ocupada pensando en lo esponjosas y mullidas que eran esas colas. Aunque la verdad, a esa velocidad y dentro de aquel túnel irregular me estaba agitando más de lo que me gustaría.
Aquel tipo tenía todas las papeletas de saber algo, saqué la escopeta y me preparé para disparar con punit, de todas formas me detuve al recapacitar. Estábamos siguiéndolo en un túnel, pudo haber atacado por sorpresa, pero decidió no hacerlo. Una de dos, o rehúye los enfrentamientos, o quiere llevarnos a algún sitio. De todas formas mantendría la mira de mi arma sobre él por si intentaba algo raro. Por otra parte, y aunque Kia me matase trataría de aferrarme con las piernas a su lomo para tener más estabilidad y para no darme con el techo de aquel túnel. Ahora que lo pensaba las explosiones habían salido del suelo, ese hombre podía estar detrás de eso, pero alguien capaz de crear una explosión tan grande no huiría si quisiera matarnos. La única explicación era que había colocado explosivos en los cimientos para volar el edificio, y si ese era el caso...
- Kia, síguelo pero ten cuidado, creo que ha puesto explosivos en el centro comercial, si eso es cierto puede haber más trampas. - Susurré en su oído para no desconcentrarla demasiado.
También podía darse otra posibilidad aunque más remota. Que se tratase de un agente de la marina o el gobierno y le hubiesen ordenado destruir un bastión de los piratas. Pero me sorprendería saber que tal falta de coordinación podía ser posible, por ahora me pegaría a la teoría de que estaba ahí para borrar pruebas, y si podíamos darle caza...
- Resumen:
- Dar un sermón a los piratas, dejarme agarrar por Kia y advertir de que puede haber trampas colocadas, así como mantenerme alerta con mi arma en caso de que pase algo.
Hayden Ashworth
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Nadie dio un paso al frente delatándose como traidor o infiltrado, por lo que significaba que o bien había sido un error de la marina o que el enemigo tenía voluntad suficiente para resistir la voluntad del dragón. Aunque Zuko quisiese que fuese lo segundo, muy en el fondo sabía que se había cometido un error. No pudo sino suspirar, mirando a un lado. Habían perdido a Sirio, sí, pero tal vez evitando una persecución contra él habían evitado a su vez bajas civiles colaterales. Parecía un hombre destructivo, y la fuerza del dragón también lo era. Si luchaba contra él en un lugar tan poblado como aquel, habrían bajas seguro.
Otro vicealmirante vino a él, informándole de lo que estaba ocurriendo en uno de los manglares centrales: guerra. Una batalla extensa entre fuerzas enemigas. Enseguida aparecieron Wyrm y Blacco, el cadete al que había salvado de debajo de un mástil. Este último le preguntó que iban a hacer.
—Acudir a la ayuda, por supuesto. En esta ocasión somos los refuerzos.
Y así lo hizo, llamando a todos los soldados que venían con él y no habían salido en busca de Sirio. En ocasiones como aquella echaba de menos el destructivo temperamento de Eric o las ingeniosas ideas pacifistas de Aoi. La muchacha tenía un optimismo que él mismo había perdido hacía mucho tiempo, cosa que admiraba. Fueron con el Vicealmirante Saint hasta el lugar de la batalla y enseguida ordenó a los soldados, Blacco y Wyrm incluidos, unirse a la batalla. Dicho aquello, él mismo se metió en el campo de batalla, aunque no combatió.
Se limitó a caminar hacia delante, hacia el lado contrario, donde muy seguramente estuviesen las fuerzas comandantes enemigas. Si alguien le atacaba por el camino... bueno, ya se encargaría de defenderse.
Otro vicealmirante vino a él, informándole de lo que estaba ocurriendo en uno de los manglares centrales: guerra. Una batalla extensa entre fuerzas enemigas. Enseguida aparecieron Wyrm y Blacco, el cadete al que había salvado de debajo de un mástil. Este último le preguntó que iban a hacer.
—Acudir a la ayuda, por supuesto. En esta ocasión somos los refuerzos.
Y así lo hizo, llamando a todos los soldados que venían con él y no habían salido en busca de Sirio. En ocasiones como aquella echaba de menos el destructivo temperamento de Eric o las ingeniosas ideas pacifistas de Aoi. La muchacha tenía un optimismo que él mismo había perdido hacía mucho tiempo, cosa que admiraba. Fueron con el Vicealmirante Saint hasta el lugar de la batalla y enseguida ordenó a los soldados, Blacco y Wyrm incluidos, unirse a la batalla. Dicho aquello, él mismo se metió en el campo de batalla, aunque no combatió.
Se limitó a caminar hacia delante, hacia el lado contrario, donde muy seguramente estuviesen las fuerzas comandantes enemigas. Si alguien le atacaba por el camino... bueno, ya se encargaría de defenderse.
- Resumen:
- Llegan los refuerzos babeh
Normas del capítulo:
Moderación
- Se moderará lunes y jueves entre las 22:00 y las 23:59.
- No se puede postear los lunes o jueves antes de la moderación.
- Hay un reloj que marca el tiempo restante. Cuando acaba los temas se cierran.
- Está prohibido metarrolear, powerrolear y demás actitudes tóxicas.
- A más riesgo, más premio.
- Como es tradición, el barco de Sons of Anarchy se hundirá en algún momento.
- Cada post debe ocupar entre 250 y 1.200 palabras. Si no se está en estos límites, el post podría ser ignorado.
- Es responsabilidad de un usuario comunicarse con la gente con la que interactúa.
- Si un post tiene más de 15 faltas ortográficas por párrafo podría ser ignorado.
- Hacer un resumen de acciones relevantes es obligatorio independientemente de la extensión.
- La ley del plot no es a prueba de idiotas.
Moderación
- Meneror - 50:
- Por un momento los chicos mostraron un rostro compungido y lleno de lastima. Entendían que no quisieras meterte en líos por ayudarles a ellos, pero aun así se les nota bastante decepcionados por no conseguir que el único que parece tener un poco de cordura en todo aquel lugar no pueda echarles una mano. Si te fijas un poco más en ellos podrás ver que llevan ropajes realmente caros, que resultan llamativos a simple vista.
Uno de ellos es moreno y tiene los ojos azules, parece que ronda los veinticuatro años. El otro que también es moreno y mantiene el mismo color de ojos aunque algo más oscuro rondara los diecinueve más o menos. Iban a darse la vuelta para ver si entre los dos conseguían alejar a su pobre hermano de las garras de aquella mujer cuando escuchan tu pregunta. Ambos se miran y suspiran, no querían rebelar sus identidades todavía y menos aun sabiendo que la mayoría de gente eran criminales o “empresarios” con mala fama.
Pero si querían ayuda no podían hacer otra cosa más que darles algo que quisieran y ese tipo de gente casi siempre buscaba sacar beneficio. El mayor dio un paso al frente mientras intentaba que su hermano se mantuviese sereno — nos invitaron por que formamos parte de la nobleza del reino de Sakura, somos los condes Robelle. Desde un principio la cosa no me gustó, pero mi hermano es el mayor y decidió venir a ver si era una buena oportunidad de negocio y no regreso — estaban seguros de que aquella maldita mujer le había lavado el cerebro y que si lograban sacarle de allí y hacer que recobrase la conciencia podrían llevarlo de vuelta a casa.
Además, si lograban que su hermano volviese a ser el mismo de antes, seguro que podrían averiguar que estaba sucediendo y porque habían reunido a tanta gente en aquella reunión. Gente importante, gente influyente de diferentes islas y de diversos estatus sociales. — Puedo prometer que si nos ayudas, serás recompensado — esperaba que con aquel incentivo el tipo quisiera ayudarlos. Mientras tanto, el tiempo de descanso iba llegando a su fin y la reunión iba a dar comienzo nuevamente, dentro de poco tendréis que entrar nuevamente. Va siendo hora de que decidáis vuestro camino en esta historia.
- Los rabolucionarios - 33:
- Por un momento Vega no supo que responder ante las palabras del revolucionario. ¿No había acudido al prostíbulo para obtener sus servicios? Si no recordaba mal había sido el mismo quien había pedido que ella fuera quien le diera algo de juego aquel día y ahora le contaba un montón de cosas sobre una no relación con otra persona. Desde luego los hombres de hoy en día eran de lo más extraños. Arqueando una ceja se le quedó mirando esperando ver que era lo que quería exactamente.
Se giró y caminó hasta la cama sin dejar de mover las caderas como ya tan acostumbrada estaba para sentarse allí después y cruzar las piernas. Clavaría entonces sus ojos en tu figura y después dejaría salir un pequeño suspiro — ¿perras? No se ha que se refiere exactamente señor Black y tampoco estoy segura de a que se refiere con eso de ayudarme si le ayudo ¿Qué es lo que necesita de un burel si no es sexo? — por su parte la mujer no parecía querer dar muchas más explicaciones. Tampoco parecía que estuviera mintiendo, simplemente estaba confundida, no entendía que hacías en un burdel si no querías sexo y tampoco entendía que era toda esa historia de una no relación y ese rollo de las perras. Tal vez deberías ser un poco más específico en la información que quieres y darle un pequeño adelanto de esa ayuda que puedes ofrecerle.
Por otro lado las gemelas pelirrojas negaron ante la propuesta de la joven revolucionaria — no, no creo que sea bueno que salga de aquí, se supone que os trajo aquí por algún motivo, si no entendí mal porque está buscando a su madre y nos gustaría ayudar ¿Por qué no buscamos juntos? — no era difícil notar que aunque su voz sonaba de lo más tranquila como habían estado hablando durante el resto de la conversación, sus miradas eran peligrosas. Sus ojos continuaban siendo los de unos perros de presa, depredadores que buscan hincarle el diente a su presa y que no dudaran un momento en lanzarse sobre ella.
Una de las dos mujeres se levantó y con un elegante y relajado caminar se colocó justo al lado de Gaby para colocar una mano sobre su hombro — venid con nosotras, no os preocupéis, no os haremos ningún daño — sonaban sinceras, aunque claro, teniendo en cuenta la situación en la que estáis y el momento tal vez no lo fueran del todo, aunque tampoco había forma de discernir si realmente eran sinceras o no respecto a sus palabras. La otra se quedó sentada esperando ver la reacción de la chiquilla que tenía a Nícolas aferrado completamente buscando de alguna forma sentirse un poco más protegido y menos asustado, cosa que sinceramente no estaba consiguiendo.
— Si su madre está aquí, seguro que podremos encontrarla si vamos juntos, aunque si no queréis ir con nosotras siempre os puede acompañar Eustaquio — en esta ocasión habló la gemela que estaba sentada mientras señalaba al hombre de seguridad que os impedía salir por la puerta. El hombre era bastante corpulento, con una cicatriz en el ojo derecho, con una reluciente calva que brillaba bajo la luz artificial que iluminaba el lugar. El hombre se mantenía completamente serio y no mostraba expresión alguna mientras mantenía la postura firme para que no permitiros el paso hacía la puerta. Parece que no tienen intención de dejarte salir por las buenas, pero tampoco parece que vayan a atacarte por el momento.
Nassor la intimidación no parece surtir efecto contra aquel hombre, es duro tal y como tu mantra deduce es un tipo que no se dejaría asustar fácilmente. Sin embargo aunque resiste con cierta maestría tu primer puñetazo, el segundo aunque consigue esquivar la mayoría le deja un poco tocado y el tercero le impacta de lleno por lo que termina cayendo al suelo completamente inconsciente tras el chispazo recibido. Tal vez sería buena idea que escondieras al señor antes de que alguien se acerque a ver qué ocurre teniendo en cuenta el sonido provocado por el impacto de tus puños y el posible ruido sordo del cuerpo del mastodonte cayendo al suelo.
Bajas por la trampilla y encuentras un largo pasillo con varias puertas, todas ellas cerradas y de las cuales salen ruidos de lo más extraños. Algunos podrían definirse como gruñidos de animales, otros puedes identificarlos —o tal vez no debido a tu inexperiencia en el tema— como gemidos placenteros. Pero si agudizas un poco el oído, puedes escuchar los gritos de la mujer que provienen de una de las puertas del final. Cuando llegas hasta allí puedes ver que en el interior está la mujer siendo golpeada repetidas veces por dos hombres que se van turnando para no interponerse en el camino del otro. Mientras un tercero le pregunta una y otra vez por el objeto desaparecido, al parecer preguntan por una especie de maletín o algo por el estilo a lo que la mujer repite siempre lo mismo, que no sabe dónde está y que por favor la dejen en paz.
- Justice Raiders - 13:
- Iulio mientras estas informando puedes escuchar una especie de movimiento por encima de tu cabeza aunque muy tenue y seguramente sea apenas apreciable. Sin embargo, cuando te dispones a seguir investigando la cosa se complica bastante más. El tenue movimiento se convierte en un fuerte crujido y el techo comienza a resquebrajarse para después comenzar a caer sobre el improvisado despacho subterráneo. Parece que la estructura que parecía ser completamente habitable hasta el momento comienza a ceder por completo e incluso se escuchan los mismos ruidos fuera de la puerta.
Seguramente si sales podrás ver que las líneas del techo cubren ahora todos los túneles y probablemente si no te das prisa acabes sepultado junto a todo lo que quede en aquel despacho. Si decides salir y volver al lugar donde estabas te encontraras con que tus aliados ya no se encuentran en el puerto, uno de los cadetes marines que se encuentran por la zona te informara de que han marchado hasta el manglar trece con el vicealmirante Saint Angel, al parecer hay una batalla campal en aquel lugar y necesitan refuerzos.
Si quieres unirte a tus compañeros te encontraras con una escena de guerra, seguramente al llegar verás a Zuko caminando por la mitad de la batalla acompañado de una figura de lo más sospechosa. Si por el contrario quieres investigar los puntos señalados en el mapa eres libre de hacerlo, si optas por esta opción te diré que uno de los puntos marcados en la zona dominada por piratas es el centro comercial de Sabaody donde se escucharon explosiones no hace mucho y otro de los lugares marcados, en esta ocasión en la zona dominada por marines, es el puerto, justo donde vuestro barco iba a atracar mientras trasportabais a Sirio ¿curioso verdad?
Mientras tanto en el manglar central varios hombres rodean a Inferno e intentan atacarle, parecen ser una mezcla entre piratas y criminales, buscan herirle mientras gritan que los marines son unos malditos traidores y que deben morir todos los perros del gobierno. Hamlet, en tu caso, una mujer con un cuerpo escultural, ataviada con ropajes de guerra y con dos enormes lanzas se interpone en tu camino. Parece que quiere un poquito de marcha y no dudará un momento en lanzarse contra ti para intentar ensartarte con ellas.
En tu caso, Zuko, caminas tranquilamente por la batalla hasta que un hombre se coloca a tu lado y te muestra lo que parece ser una identificación del gobierno mundial, si, es un agente del Cp. — Sigue andando y no pares, tienes que venir conmigo, las cosas aquí están demasiado jodidas, nada es lo que parece y hay demasiada mierda entre medias — tienes dos opciones, seguir al tipo y salir de la zona de conflicto para ver qué es lo que quiere o seguir hacía las líneas enemigas donde te encontraras con una buena cantidad de piratas y criminales que se encuentran en las trincheras preparando su próximo golpe contra los marines.
- Ral y Kia - 30:
- Aquel peculiar señor iba bastante rápido, parecía que la red de túneles era bastante extensa, se podría decir incluso que recorría gran parte de Sabaody y aprovechaba aquello para ir más rápido y de paso no levantar demasiadas sospechas. Las raíces que recorrían Sabaody también eran una buena formad e moverse por el suelo aunque a la hora de hacer túneles era un poco molesto, sobre todo porque tenía que sortearlo y eso solo le costaba más trabajo. No obstante la persecución llega a su fin cuando aparecéis en lo que parece ser una especie de bunker subterráneo. El tipo se encontraba parado en medio de la habitación, la sala estaría completamente a oscuras si no fuera porque contaba con una especie de vela sobre una mesita en un rincón.
El tipo emite una especie de gruñido, parece que no está conforme con vuestra presencia allí, si os fijáis en él o si vuestros ojos os permiten ver en la oscuridad podréis ver que la estancia parece ser una especie de cuartel general por llamarlo de alguna manera, algo parecido a lo que tienen los generales del ejército en un campamento militar. Un lugar especial en la base donde planear los golpes y seguramente sus próximos movimientos. El tipo mueve sus garras de un lado a otro, abriendo y cerrando los dedos mientras os mira sin saber del todo bien que hacer en aquel momento.
Parece confundido con vuestra presencia y sobretodo con el hecho de que le hayáis seguido hasta allí. — ¿Quiénes sois vosotros? — su voz suena un poco extraña, no pronuncia del todo bien las palabras e incluso se podría decir que posee un tono bastante más animal que humano. No está acostumbrado a hablar ni a comunicarse con otras personas. — ¿Por qué me seguís? — esa pregunta suena un poco más alta que la primera, se nota un tono molesto en su voz, no parece contento con que le siguierais por los túneles, pero por el momento no parece que quiera atacaros ni muestra una actitud agresiva hacía vosotros.
Se mueve por la habitación aunque manteniendo la distancia con vosotros, no quiere acercarse demasiado y tampoco os pierde de vista. Podéis escuchar como toma un papel entre sus manos y lo rompe, lo hace pedacitos chiquititos y los deja caer al suelo como si no importase demasiado. Después algo suena en la habitación parecer ser un comunicador un den den mushi o algo parecido, el tipo contesta — sí, ya está ¿lo vio? Salió por los aires jeje ¿lo hice bien a que si? — parecía contento tras la explosión del centro comercial, tras el comunicador podéis escuchar una voz gruesa que felicita a vuestro hombre por haber realizado un buen trabajo.
- Eden - 30:
- El líder de aquella reunión parece más que satisfecho con la información que le entregáis aunque no demasiado sorprendido — sí, algo había llegado a mis oídos, agentes del ciper phol e incluso el líder revolucionario anda dando vueltas por el archipiélago. Parece que hemos conseguido llamar la atención de los peces gordos — se puede escuchar una risilla de lo más molesta que viene de esa figura en concreto. El hombre se levanta y después realiza una seña con una de sus manos a lo que dos hombres aparecen cargando a un chico maniatado y con una mordaza en la boca. Apenas se puede distinguir mucho de su rostro pues también tiene los ojos tapados. Se puede ver que tiene el pelo blanco y la piel oscura.
— Hace poco capturamos a este tipo husmeando por uno de nuestros almacenes, al parecer es marine y por su descripción creemos que se trata del contraalmirante Cornelius D. Iulio, fue complicado de capturar la verdad pero vamos a utilizarlo para dar un nuevo giro a este asunto. Primero lo mataremos y después lo dejaremos en algún lugar donde haremos estallar otra bomba, tal y como están las cosas seguramente acabe como traidor a la causa y eso arme aún mayor revuelo entre los marines — el chico que se encuentra ahora tumbado sobre la mesa se revuelve intentando liberarse aunque no parece que tenga posibilidad de hacerlo.
El hombre saca una daga que parece ser ceremonial, con la hoja negra y la empuñadura plateada y llena de diversos grabados de constelaciones y estrellas. Decoradas con piedras brillantes donde deberían estar las estrellas de esas constelaciones. — ¿Alguna sugerencia de cómo podemos matar a nuestro amigo? Podemos hacerlo como queráis, la explosión dejara su cuerpo lo suficientemente descompuesto como para que las heridas no se noten demasiado, no tenemos que tener especial cuidado con su cuerpo — comenzó a pasear la punta de la hoja por el cuello del chico dejando que un hilo de sangre lo recorra de lado a lado y escurra hacia la mesa de forma muy sutil.
Si alguno de los presentes alguna vez ha visto al cotraalmirante se sentiría cuanto menos confundido, pues el hombre sobre la mesa, físicamente hablando se parece demasiado al marine como para no ser él. Varias voces se alzan proponiendo diversas torturas e incluso amputaciones antes de terminar con la vida de aquel desdichado. Os mira por un momento al notaros tan callados de repente — ¿sucede algo? Parecéis contrariados — levanta un poco la daga mientras os mira, esperando a ver que tenéis que decir al respecto y después el mismo os hará una proposición — Oh ya lo tengo, será un bonito espectáculo, siempre se te dio bien cortar, toma, todo tuyo — hace que le entreguen la daga a Ruffo y después el cuerpo del hombre acaba delante de ti en la mesa con el resto de asistentes expectantes.
- Oppen - 21:
- Uno de los marines se acerca a coger tu lanza para poder examinarla de cerca y comprobar tu historia, que podría ser completamente verídica claro. Sin embargo, con tus acciones y al escapar a través de un espejo y usando el soru no les queda ninguna duda de que algo no va bien contigo. La dinamita estallara y lanzara volando a los marines unos cuantos metros, al menos a los que estaban cerca de ti, no obstante el chico que estaba informando al cuartel se encontraba lo bastante lejos como para seguir de una sola pieza y contar todo lo que había visto.
Probablemente no tarden demasiado en averiguar que el agente del chiper pol Oppenheimer quien es ahora considerado criminal tras el robo de una lanza de Kairoseki de la marina se encuentra en las inmediaciones de Sabaody bajo la apariencia de un cazador de recompensas. Además de eso, te has ido sin recuperar tu documentación de cazador. Sin embargo has podido escapar de forma completamente eficaz y andas dando vueltas por tu dimensión espejo. Por uno de tus espejos, puedes ver como una niña de unos ocho o nueve años se encuentra corriendo despavorida por una calle mientras dos hombres la persiguen.
Parece que quieren quitarle algo que la niña lleva entre los brazos y que intenta proteger a toda costa, pero parece cansada y los hombres no paran de perseguirla. Puedes ver que en el pañuelo que usa para cubrir aquella cosa hay grabada una especie de Jolly Roger que no habías visto en tu vida y que resulta bastante peculiar. Los hombres van gritándole improperios y diciendo que como la alcancen seguramente van a darle una paliza por lo que había hecho y que se encargarían de destrozar a su madre y a todos aquellos a los que ella quiere. Pero la pequeña no deja de correr y de buscar un lugar por el cual escabullirse, por su ropita puedes intentar deducir que no es de Sabaody. Por otro lado, en otro de tus espejos, puedes ver a dos revolucionarios que están investigando por las inmediaciones del manglar número diez, tienen también algo entre las manos, parece ser un papel, una carta o algo así pero no puedes ver lo que hay escrito ni nada más. Tienes un par de opciones, ahora está en tu mano decidir dónde quieres ir.
- Pulpito y Blanquito - 21:
- El hombre se ríe entre dientes al ver la reacción de Kaito y le deja coger las lenguas y lo demás sin problema, aunque pilla la bandeja de carne al vuelo para apartarla de sus quehaceres.
-Muy bien. Puedes coger la encimera de la izquierda, necesito espacio para cocinar a gusto.- Saca una sartén y llena el fondo de aceite para después colocarla al fuego. Mientras aguarda a que se caliente, sonríe.- Todavía hay hijas del mar vivitas y coleando, chico. Las mujeres más feroces que jamás encontrarás, aunque está mal que yo lo diga. ¡Al fin y al cabo hice una yo mismo, jajajajaja!
Comienza a sellar los cortes de carne que había preparado en la sartén. Lado y lado, rápidamente, antes de volver a apartarlos. Entre tanto y sin perder el ritmo, mira a Will y le responde con tranquilidad:
-Los atracos serían un percance si este local fuera lo que alimenta a mi familia. Previsor como soy, eso no es así. – Termina de sellar la carne, ajusta un par de especias en la pota con las patatas sin probarlo y la tapa, lavándose las manos antes de girarse del todo hacia Will.-Puedes tutearme, claro. Pero no te garantizo que eso vaya a darte lo que buscas. ¿Qué quieres, chico? No te falta razón, pero llevo en estas aguas más años de los que tú llevas vivo. Si alguien necesita conexiones aquí… eres tú y no yo, me temo. ¿Qué quieres de mí?
Te mira no con malicia, sino con curiosidad, casi preguntándose cómo has acabado ahí. Por cierto, puedes ver claramente los tejemanejes de Kaito y lo que queda de los cadáveres en el cubo de la basura.
Meneror
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Parecía que había decepcionado a aquellos chicos, o al menos eso mostraban sus caras compungidas. ¿Debía importarme? ¿En serio? ¿Era acaso ahora la niñera de estos dos? En que momento.... No le di mucha importancia a sus lamentaciones hasta que vi que sus vestimentas no eran precisamente las de unos pueblerinos, cosa obvia ya que estaban en la reunión al igual que yo con el resto de peces gordos.
Eran ricos, al igual que yo, vale ¿Y qué?. No les dije nada y simplemente exhalé un poco de humo por el puro hacia el techo, hasta ver que el más mayor de los dos mozos me habló. Lo que me dijo si que me llamó bastante la atención...¿Nobles de Sakura?. No podía evitar tener un escalofrío recorriéndome el cuello al recordar aquel maldito reino helado.
-¿Así que nobles de Sakura no? Me parece increíble que seáis vosotros quienes me pidáis ayuda a mi. Quizás deberíais haber impedido de una forma más "dura" que vuestro hermano se metiera en cosas que escapan a su entendimiento- le recriminé al mayor, a pesar de que yo tampoco sabía muy bien de que iba todo esto con Sophie.
Finalmente salió la palabra "recompensa" de su boca. Como dije tenía dinero de sobra y las recompensas que pudieran darme no me interesaban, aunque bueno...espera...no todas las recompensas son de oro y plata. Me giré y me quedé mirando al muchacho, pues tenía razón en algo. Si lograba que su hermano "espabilara" del control de Sophie quizás me podría decir que demonios estaba pasando. Ya sólo por eso merecía la pena el riesgo.
En cuanto a la recompensa me encargaría de cobrarla con creces. Así que finalmente dije:
-Os ayudaré, y os tomo la palabra- dije antes de lanzar otra bocanada de humo por la boca- No sé cuanto tiempo nos queda antes de volver a la sala de reunión, así que escuchad atentamente. Si queréis que os ayude lo haremos a mi manera. Empezad a contarme todo lo que sepáis de vuestro hermano, cualquier detalle que lo relacione con Sophie o con alguna situación "extraña" que os levantara sospecha. Del mismo modo necesito que me digáis todo lo que hayáis visto y escuchado desde que entrasteis a este lugar y todo lo que sepáis de las personas que habéis visto aquí. Llegasteis antes que yo, así que sabréis más cosas que yo ahora mismo. Así que simplemente contadme ¿Capichi?
Eran ricos, al igual que yo, vale ¿Y qué?. No les dije nada y simplemente exhalé un poco de humo por el puro hacia el techo, hasta ver que el más mayor de los dos mozos me habló. Lo que me dijo si que me llamó bastante la atención...¿Nobles de Sakura?. No podía evitar tener un escalofrío recorriéndome el cuello al recordar aquel maldito reino helado.
-¿Así que nobles de Sakura no? Me parece increíble que seáis vosotros quienes me pidáis ayuda a mi. Quizás deberíais haber impedido de una forma más "dura" que vuestro hermano se metiera en cosas que escapan a su entendimiento- le recriminé al mayor, a pesar de que yo tampoco sabía muy bien de que iba todo esto con Sophie.
Finalmente salió la palabra "recompensa" de su boca. Como dije tenía dinero de sobra y las recompensas que pudieran darme no me interesaban, aunque bueno...espera...no todas las recompensas son de oro y plata. Me giré y me quedé mirando al muchacho, pues tenía razón en algo. Si lograba que su hermano "espabilara" del control de Sophie quizás me podría decir que demonios estaba pasando. Ya sólo por eso merecía la pena el riesgo.
En cuanto a la recompensa me encargaría de cobrarla con creces. Así que finalmente dije:
-Os ayudaré, y os tomo la palabra- dije antes de lanzar otra bocanada de humo por la boca- No sé cuanto tiempo nos queda antes de volver a la sala de reunión, así que escuchad atentamente. Si queréis que os ayude lo haremos a mi manera. Empezad a contarme todo lo que sepáis de vuestro hermano, cualquier detalle que lo relacione con Sophie o con alguna situación "extraña" que os levantara sospecha. Del mismo modo necesito que me digáis todo lo que hayáis visto y escuchado desde que entrasteis a este lugar y todo lo que sepáis de las personas que habéis visto aquí. Llegasteis antes que yo, así que sabréis más cosas que yo ahora mismo. Así que simplemente contadme ¿Capichi?
- Resumen:
-Meneror no se ve convencido de ayudar a los niños hasta que ve que puede sacar tajada, y más cuando son nobles de Sakura.
-Le pide a los muchachos que le cuenten todo lo que sepan, bien de su hermano, bien de Sophie o de los presentes, con el objetivo de ver el siguiente paso a dar para recuperar a su hermano, y de paso, empezar a desmontar la mentira de Sophie
Kaito Takumi
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Qué gusto daba trabajar con las manos. Introducir los dedos en las vísceras para eliminar cada hilillo de tegumento, separar las capas, poner bajo el grifo los órganos y recircular el agua con las artes de mi gente para arrancar todo rastro de podredumbre y vil icor del delicioso tejido... Las lenguas iban a ir vuelta y vuelta, pues a diferencia de las de las que otros culinarios consideraban más comunes -como la vaca, el cordero o el cerdo- estas eran muchísimo más blandas como para estropearlas cocidas.
¿Y los riñones? Encebollados, claro. Los ojos... Hmm Tartar. Un poquito de sal, un poquito de vinagre, no mucho. Mollejas sí que van cociditas, qué ricas.
Entretanto que me ponía al lío con la venia y la zona cedida por el cangrejo, fui cogiendo del aire las palabras lanzadas al vuelo. Will me había decepcionado. A ver, era puto obvio que este señor solo tenía el local para tener algo con lo que entretenerse, y dadas las pintas que tenía y lo viejo y duro de su caparazón, todo apuntaba a que teníamos delante a alguien bastante más importante de lo que el blanquito pielseca había juzgado. ¿Me habría yo también pasado al ponerme aquí a cocinar así tan a bote pronto? Meh, se había reído, y mi pasión era lo poco que endulzaba de v erdad mi agrio carácter.
—Pues fíjate tú que no tengo nada de suerte en el amor, Ambrose. La última que me gustaba se fue con mi hermano gemelo, y si voy más para atrás tuve muy mala pata con una sirena que me quiso agarrar. O soy muy sincero o nada, pero parece siempre que todo es culpa mía —dije agitando mis miembros al compás de la maravillosa labor de la cocina—. Un diez por la cocina, por cierto, de las pocas en las que no trabajo enclaustrado. Te voy a copiar la disposición, que pocas veces me siento agusto con todas mis patas.
No pude evitar sonreír al escuchar al viejo despachar a Will de un plumazo. Ahí, sacándole cosas, que nosotros teníamos que ir a vendernos antes de poder comprar. Qué me gustaría a mí llegar a la edad de Ambrose con tanta tranquilidad y desparpajo. Se lo había montado bien el jodío.
—Pues si me presentas a tu hija, y si todo va bien, cosa que dudo conociéndome, yo te doy un nieto pronto —me ofrecí, no con tanta guasa como la que pudiera parecer—. ¿Cuándo van a venir tus hombres a comer? Lo digo por retrasar estos piquislavis un poquito, porque tu ya pones el principal.
Y con una olla tan grande no tenía pinta de que fueran pocos los que estaban a su servicio; aunque bien era cierto que los hijos del mar comían como las bestias que eran. Aunque para eso teníamos que tener también un sitio para servirlo todo.
—Will, ¿por qué no cojes una escoba y vas preparando la mesa? Siempre que nos invites a la misma, Ambrose —le dije, atrapado por la humildad de una buena comida. Luego, seguramente por su cara, recordé a qué veníamos—. Ah, ya... Trabajo, contigo siempre es todo el trabajo... A veces me das la sensación de que no sabes apreciar la tranquilidad, la belleza y el gustirrinín de las cosas que realmente importan en la vida —exhalé, más que en burla con desesperación y pena—. En fin...
Dejé a los ingredientes reposar, cada uno en el momento adecuado en el que podían dejar mis queridas atenciones, y me di la vuelta. ¿Qué podría necesitar alguien como Ambrose de nosotros?
Sugerir que pudieramos llevarle el negocio era, por lo menos, desconsiderado. Aunque fuera viejo ya tendría que tener alguien en el punto de mira para heredar. Convertir aquella zona donde tenía el bar tapadera en un lugar más tranquilo y-o vigilado también iba en contra de sus intereses para recibir envíos secretos; y , por lo pronto, no parecía que necesitase más gente. Se podría decir que Ambrose estaba realmente a gusto en su posición, y no había nada que necesitara salvo la estabilidad que parecía ser tan robusta como la que le conferían sus patas. Así pues, ¿qué podría querer este viejo cocinero?
—¿Te gustaría tener un huerto? La tierra de Sabaody es muy mala y escasa, pero podemos apañar uno en macetas la mar de bien. Subacuático sería regular, con los mangroove chupando todo.—Miré a Will, casi a modo de disculpa—. A ver, se me ocurren más cosas, pero no tan útiles y bonitas como un huerto—Mi mirada regresó con Ambrose—. Si necesitas algo hecho, o tomado prestado, puedes confiar en White.
¿Y los riñones? Encebollados, claro. Los ojos... Hmm Tartar. Un poquito de sal, un poquito de vinagre, no mucho. Mollejas sí que van cociditas, qué ricas.
Entretanto que me ponía al lío con la venia y la zona cedida por el cangrejo, fui cogiendo del aire las palabras lanzadas al vuelo. Will me había decepcionado. A ver, era puto obvio que este señor solo tenía el local para tener algo con lo que entretenerse, y dadas las pintas que tenía y lo viejo y duro de su caparazón, todo apuntaba a que teníamos delante a alguien bastante más importante de lo que el blanquito pielseca había juzgado. ¿Me habría yo también pasado al ponerme aquí a cocinar así tan a bote pronto? Meh, se había reído, y mi pasión era lo poco que endulzaba de v erdad mi agrio carácter.
—Pues fíjate tú que no tengo nada de suerte en el amor, Ambrose. La última que me gustaba se fue con mi hermano gemelo, y si voy más para atrás tuve muy mala pata con una sirena que me quiso agarrar. O soy muy sincero o nada, pero parece siempre que todo es culpa mía —dije agitando mis miembros al compás de la maravillosa labor de la cocina—. Un diez por la cocina, por cierto, de las pocas en las que no trabajo enclaustrado. Te voy a copiar la disposición, que pocas veces me siento agusto con todas mis patas.
No pude evitar sonreír al escuchar al viejo despachar a Will de un plumazo. Ahí, sacándole cosas, que nosotros teníamos que ir a vendernos antes de poder comprar. Qué me gustaría a mí llegar a la edad de Ambrose con tanta tranquilidad y desparpajo. Se lo había montado bien el jodío.
—Pues si me presentas a tu hija, y si todo va bien, cosa que dudo conociéndome, yo te doy un nieto pronto —me ofrecí, no con tanta guasa como la que pudiera parecer—. ¿Cuándo van a venir tus hombres a comer? Lo digo por retrasar estos piquislavis un poquito, porque tu ya pones el principal.
Y con una olla tan grande no tenía pinta de que fueran pocos los que estaban a su servicio; aunque bien era cierto que los hijos del mar comían como las bestias que eran. Aunque para eso teníamos que tener también un sitio para servirlo todo.
—Will, ¿por qué no cojes una escoba y vas preparando la mesa? Siempre que nos invites a la misma, Ambrose —le dije, atrapado por la humildad de una buena comida. Luego, seguramente por su cara, recordé a qué veníamos—. Ah, ya... Trabajo, contigo siempre es todo el trabajo... A veces me das la sensación de que no sabes apreciar la tranquilidad, la belleza y el gustirrinín de las cosas que realmente importan en la vida —exhalé, más que en burla con desesperación y pena—. En fin...
Dejé a los ingredientes reposar, cada uno en el momento adecuado en el que podían dejar mis queridas atenciones, y me di la vuelta. ¿Qué podría necesitar alguien como Ambrose de nosotros?
Sugerir que pudieramos llevarle el negocio era, por lo menos, desconsiderado. Aunque fuera viejo ya tendría que tener alguien en el punto de mira para heredar. Convertir aquella zona donde tenía el bar tapadera en un lugar más tranquilo y-o vigilado también iba en contra de sus intereses para recibir envíos secretos; y , por lo pronto, no parecía que necesitase más gente. Se podría decir que Ambrose estaba realmente a gusto en su posición, y no había nada que necesitara salvo la estabilidad que parecía ser tan robusta como la que le conferían sus patas. Así pues, ¿qué podría querer este viejo cocinero?
—¿Te gustaría tener un huerto? La tierra de Sabaody es muy mala y escasa, pero podemos apañar uno en macetas la mar de bien. Subacuático sería regular, con los mangroove chupando todo.—Miré a Will, casi a modo de disculpa—. A ver, se me ocurren más cosas, pero no tan útiles y bonitas como un huerto—Mi mirada regresó con Ambrose—. Si necesitas algo hecho, o tomado prestado, puedes confiar en White.
- Res:
- Seguir cocicnando, hablar, y proponerle hacer un huerto o que white haga trabajo. A ver, ya nos dirá él con el tiempo y no voy a usar mi carta de roleador social aqui que parece un tio importante. Además
Nassor
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Observó con desprecio al guardia mientras este trazaba un arco descendente hacia el suelo. Si bien era un alivio que no fuese lo bastante duro como para soportar sus golpes, sentía como guerrero desdén y condescendencia hacia una persona incapaz ni de defenderse ni de resistir unos golpes. Es decir, si no fuese por la electricidad probablemente siguiera en pie y por eso la había usado, pero había percibido con su haki que no era una persona corriente. Un guerrero de Grand Line debería haber visto ya suficientes cosas extrañas como para estar alerta, y desde luego no dejarse golpear por un extraño lo suficientemente confiado como para ir de frente. En cualquier caso, lo hecho hecho estaba. Cabía la posibilidad de que simplemente hubiese interpretado mal su aura y fuese bastante más débil que él. Ahora tenía que esconder el cuerpo por si acaso. Revisó la bodega rápidamente en busca de un barril vacío, moviéndolos para intentar sentir si tenían contenido. Encontró en una esquina un grupo de estos, probablemente los estaban guardando a espera de mandarlos a alguna destilería. Metió en uno de los barriles al guardia, lo cerró bien y colocó encima y alrededor varios barriles llenos. Si se despertaba, que no se moviera de ahí.
Bajo por la trampilla, cerrándola tras él con cuidado. A partir de ahora la tarea se complicaba: debía evitar que le detectasen hasta que él mismo eligiera ser visto. Sin embargo no parecía haber vigilancia en esa zona. Solo un largo pasillo lleno de puerta de donde salían... sonidos terribles. Sintió un escalofrío y le entraron ganas de vomitar. ¿En serio estaban torturando a animales de esa manera? ¡¿En serio?! Probablemente no hubiese asociado esos sonidos y los gruñidos a todo aquello... ¡si no hubiese visto en qué clase de lugar estaba! Apretó la empuñadura de su khopesh, furioso como pocas veces lo había estado. Podía soportar hasta cierto punto la crueldad humana contra otros humanos. Lo que no toleraba era la crueldad contra los animales. No habían venido a eso, pero... ¿cómo podía quedarse quieto ante lo que estaba sucediendo? Sin embargo la misión se podía ir a pique si se dejaba llevar por sus emociones. Un niño necesitaba a su madre. No era el momento.
- Me ocuparé de esto más tarde.
Cerró los ojos y se centró en su oído. Los gritos de dolor venían del fondo... se acercó a la zona volviendo a usar el Dai San no Me para ver a través de la puerta. Tres hombres y la mujer. Si era rápido y cuidadoso, era viable hacerlo. Apoyó la mano sobre el pomo y comenzó a bajarlo lentamente, pero encontró una inesperada oposición. Estaba cerrado con llave. Frunció el ceño. Debería haber aprendido hace tiempo a abrir cerraduras, pero nunca había encontrado un momento para dedicarle tiempo. Y en realidad, mientras el sigilo fuese opcional, siempre podía abrir las puertas a mamporros. Por otro lado eso facilitaba las cosas con respecto a los animales. Se acercó una a una a estas puertas y giró hacia arriba las manillas violentamente, reventándolas para dejar a la gente de su interior atrapada. Luego volvería a por ellos para darles su apropiado castigo y salvar a los animales. Primero su tarea. Desenfundó el khopesh y cargó contra la puerta, intentando derribarla de un golpe con el hombro. Tras esto se pasó el arma a la mano izquierda y (si había logrado entrar), sin mediar una palabra cargó el puño derecho hacia atrás y dio un puñetazo contra el aire. Este se curvó y deformó y una onda de choque de medio metro de radio salió disparada hacia el interrogador. Si podía situarse para darle a alguno de los otros dos mejor que mejor, pero si podía intentar dejar al interrogador incapacitado para (irónicamente) interrogarlo luego, mejor.
Bajo por la trampilla, cerrándola tras él con cuidado. A partir de ahora la tarea se complicaba: debía evitar que le detectasen hasta que él mismo eligiera ser visto. Sin embargo no parecía haber vigilancia en esa zona. Solo un largo pasillo lleno de puerta de donde salían... sonidos terribles. Sintió un escalofrío y le entraron ganas de vomitar. ¿En serio estaban torturando a animales de esa manera? ¡¿En serio?! Probablemente no hubiese asociado esos sonidos y los gruñidos a todo aquello... ¡si no hubiese visto en qué clase de lugar estaba! Apretó la empuñadura de su khopesh, furioso como pocas veces lo había estado. Podía soportar hasta cierto punto la crueldad humana contra otros humanos. Lo que no toleraba era la crueldad contra los animales. No habían venido a eso, pero... ¿cómo podía quedarse quieto ante lo que estaba sucediendo? Sin embargo la misión se podía ir a pique si se dejaba llevar por sus emociones. Un niño necesitaba a su madre. No era el momento.
- Me ocuparé de esto más tarde.
Cerró los ojos y se centró en su oído. Los gritos de dolor venían del fondo... se acercó a la zona volviendo a usar el Dai San no Me para ver a través de la puerta. Tres hombres y la mujer. Si era rápido y cuidadoso, era viable hacerlo. Apoyó la mano sobre el pomo y comenzó a bajarlo lentamente, pero encontró una inesperada oposición. Estaba cerrado con llave. Frunció el ceño. Debería haber aprendido hace tiempo a abrir cerraduras, pero nunca había encontrado un momento para dedicarle tiempo. Y en realidad, mientras el sigilo fuese opcional, siempre podía abrir las puertas a mamporros. Por otro lado eso facilitaba las cosas con respecto a los animales. Se acercó una a una a estas puertas y giró hacia arriba las manillas violentamente, reventándolas para dejar a la gente de su interior atrapada. Luego volvería a por ellos para darles su apropiado castigo y salvar a los animales. Primero su tarea. Desenfundó el khopesh y cargó contra la puerta, intentando derribarla de un golpe con el hombro. Tras esto se pasó el arma a la mano izquierda y (si había logrado entrar), sin mediar una palabra cargó el puño derecho hacia atrás y dio un puñetazo contra el aire. Este se curvó y deformó y una onda de choque de medio metro de radio salió disparada hacia el interrogador. Si podía situarse para darle a alguno de los otros dos mejor que mejor, pero si podía intentar dejar al interrogador incapacitado para (irónicamente) interrogarlo luego, mejor.
- resumen:
- Me ocupo de conseguirle a la bella durmiente unos aposentos, rompo las manillas de las puertas que dan a las salas con animales (ugh) y entrar en la sala de interrogatorio en modo Rambo.
Un momento... ¿¡qué!? No podía haber margen de error. El nombre de mi hermano era tan peculiar y atípico como su apariencia. ¿Cuánta gente en el mundo podría haber que se llamase así y manifestase semejante contraste entre su cabello y su piel? ¿Cómo había podido pasarme inadvertida su existencia ostentando semejante rango dentro de la Marina? Cómo alguien tan vago como él podría haber llegado tan lejos era algo que también sería digno de investigar, pero desde luego no era el momento.
Por un momento temí que le quitasen la vida allí, delante de mis ojos y sin darme opción alguna a evitarlo sin revelar mi identidad. Estaba a punto de dar al traste con nuestra coartada cuando por obra divina fui designado para darle muerte. Por fortuna para mí, el modo y las circunstancias en las que esto debía hacerse estaba aún en el aire. Lo que debía hacer se mostró claro ante mí en cuanto me tendieron la obra maestra de orfebrería hecha daga.
Me aproximé a él con lentitud y parsimonia, tomando el arma y acariciando su piel con la hoja sin provocarle ninguna herida más, como si realmente me plantease dónde debía clavarla. La alcé en el aire en una demostración de teatralidad y, en el último momento, la volví a bajar.
—¿Y por qué deberíamos hacerlo de un modo tan apresurado? —pregunté en voz alta—. Le tenemos maniatado y sin posibilidad alguna de defenderse. Dudo mucho que los que nos encontramos aquí seamos incapaces de mantenerle cautivo, pues estoy seguro de que todos y cada uno de nosotros hemos llegado hasta aquí por haber demostrado nuestra utilidad en alguna ocasión. —Guardé silencio durante unos segundos, dejando que los halagos ocultos llegasen hasta lo más profundo de la mente de mis oyentes—. ¿Por qué no convertirle en un traidor sin margen a pensar en otra alternativa? Yo mismo podría hacerlo junto a mi compañero. Simplemente tendríamos que asegurarnos de que se le vea con vida y en movimiento cerca de algún objetivo antes de que comience la fiesta, ¿no? Una vez ocurra esto podríamos acabar con su vida y dejarle por la zona o, mejor aún, provocar que fuese la propia Marina quien le matase. ¿Qué me decís? —sentencié, más como una afirmación que como una pregunta.
Por un momento temí que le quitasen la vida allí, delante de mis ojos y sin darme opción alguna a evitarlo sin revelar mi identidad. Estaba a punto de dar al traste con nuestra coartada cuando por obra divina fui designado para darle muerte. Por fortuna para mí, el modo y las circunstancias en las que esto debía hacerse estaba aún en el aire. Lo que debía hacer se mostró claro ante mí en cuanto me tendieron la obra maestra de orfebrería hecha daga.
Me aproximé a él con lentitud y parsimonia, tomando el arma y acariciando su piel con la hoja sin provocarle ninguna herida más, como si realmente me plantease dónde debía clavarla. La alcé en el aire en una demostración de teatralidad y, en el último momento, la volví a bajar.
—¿Y por qué deberíamos hacerlo de un modo tan apresurado? —pregunté en voz alta—. Le tenemos maniatado y sin posibilidad alguna de defenderse. Dudo mucho que los que nos encontramos aquí seamos incapaces de mantenerle cautivo, pues estoy seguro de que todos y cada uno de nosotros hemos llegado hasta aquí por haber demostrado nuestra utilidad en alguna ocasión. —Guardé silencio durante unos segundos, dejando que los halagos ocultos llegasen hasta lo más profundo de la mente de mis oyentes—. ¿Por qué no convertirle en un traidor sin margen a pensar en otra alternativa? Yo mismo podría hacerlo junto a mi compañero. Simplemente tendríamos que asegurarnos de que se le vea con vida y en movimiento cerca de algún objetivo antes de que comience la fiesta, ¿no? Una vez ocurra esto podríamos acabar con su vida y dejarle por la zona o, mejor aún, provocar que fuese la propia Marina quien le matase. ¿Qué me decís? —sentencié, más como una afirmación que como una pregunta.
- Resumen:
- Intentar trazar un plan de actuación en el que Iulio aún siga vivo para inculparle del próximo incidente que ocurra en el archipiélago.
El mapa parecía lo único interesante en el lugar, por lo que me detuve a contemplarlo durante unos instantes. Una de las marcas señalaba un lugar en el que me había encontrado durante mi última estancia en el archipiélago. En aquel entonces un grupo terrorista había amenazado con hacerlo volar por los aires, aunque finalmente habíamos frustrado sus planes. El lugar volvía a estar en el punto de mira, lo que no dejaba de tener bastante sentido. Era uno de los lugares más transitados de Sabaody y, probablemente, del mundo en general. ¿Quién no lo elegiría como objetivo para desatar el caos?
No obstante, un crujido sobre mi cabeza me informó de que no tendría tanto tiempo para observar el plano como me hubiera gustado. Hilillos de arena cayeron del techo un instante antes de que éste comenzase a resquebrajarse. Resultaba tremendamente sospechoso, pues sólo un necio construiría un refugio como aquél en un lugar que podría venirse abajo en cualquier momento. ¿Sería algo premeditado? Seguramente, aunque no parecía haber nadie en las cercanías. ¿Me estarían observando por otros medios? A saber, pero no podía detenerme a averiguarlo.
Un destello de luz recorrió en sentido inverso el camino que me había llevado hasta allí, desmoronándose por completo la guarida oculta instantes después de que saliese al exterior. Había faltado poco, pero al menos estaba a salvo. Respiré profundamente para tranquilizarme, extrayendo de nuevo el pergamino del bolsillo interno de mi túnica donde lo había guardado antes de huir.
Al volver sobre mis pasos descubrí que Zuko y el resto de la brigada no se encontraban donde los había dejado. Arrugué el ceño, como si por un momento hubiese esperado que aguardasen a que regresase. ¿Qué sentido tendría aquello? Fuera como fuese, un punto señalado a espaldas del destacamento marine llamaba fuertemente mi atención, así que establecí conexión con el vicealmirante Kasai sin dudar.
—Señor, he encontrado un refugio oculto con un mapa y varios puntos señalados. Uno de ellos debería corresponder al centro comercial, pero otro está justo en el lugar donde teníamos pensado desembarcar con Sirio. Si no hay problema iré a comprobar que no ocurra nada. No me gustaría que nos atacasen por la espalda cuando menos lo esperemos. Informaré con cualquier cosa que encuentre.
Si no recibía una orden contraria me dirigiría hacia la zona del puerto en la que en teoría deberíamos haber desembarcado junto al Ardiente. ¿Por qué habrían marcado esa zona? ¿Se habrían olvidado de ella al haber escapado el preso antes de que llegásemos a tierra siquiera? No podía evitar sentir una gran frustración como consecuencia de ese hecho. ¿Cómo habíamos podido fracasar de ese modo?
No obstante, un crujido sobre mi cabeza me informó de que no tendría tanto tiempo para observar el plano como me hubiera gustado. Hilillos de arena cayeron del techo un instante antes de que éste comenzase a resquebrajarse. Resultaba tremendamente sospechoso, pues sólo un necio construiría un refugio como aquél en un lugar que podría venirse abajo en cualquier momento. ¿Sería algo premeditado? Seguramente, aunque no parecía haber nadie en las cercanías. ¿Me estarían observando por otros medios? A saber, pero no podía detenerme a averiguarlo.
Un destello de luz recorrió en sentido inverso el camino que me había llevado hasta allí, desmoronándose por completo la guarida oculta instantes después de que saliese al exterior. Había faltado poco, pero al menos estaba a salvo. Respiré profundamente para tranquilizarme, extrayendo de nuevo el pergamino del bolsillo interno de mi túnica donde lo había guardado antes de huir.
Al volver sobre mis pasos descubrí que Zuko y el resto de la brigada no se encontraban donde los había dejado. Arrugué el ceño, como si por un momento hubiese esperado que aguardasen a que regresase. ¿Qué sentido tendría aquello? Fuera como fuese, un punto señalado a espaldas del destacamento marine llamaba fuertemente mi atención, así que establecí conexión con el vicealmirante Kasai sin dudar.
—Señor, he encontrado un refugio oculto con un mapa y varios puntos señalados. Uno de ellos debería corresponder al centro comercial, pero otro está justo en el lugar donde teníamos pensado desembarcar con Sirio. Si no hay problema iré a comprobar que no ocurra nada. No me gustaría que nos atacasen por la espalda cuando menos lo esperemos. Informaré con cualquier cosa que encuentre.
Si no recibía una orden contraria me dirigiría hacia la zona del puerto en la que en teoría deberíamos haber desembarcado junto al Ardiente. ¿Por qué habrían marcado esa zona? ¿Se habrían olvidado de ella al haber escapado el preso antes de que llegásemos a tierra siquiera? No podía evitar sentir una gran frustración como consecuencia de ese hecho. ¿Cómo habíamos podido fracasar de ese modo?
- Resumen:
- Informar a Zuko de que voy para el puerto e ir hacia allí.
La tensión que había surgido momentaneamente en el pelirrojo se alivió al ver que el ardid conjunto de ambos agentes había servido para conservar sus identidades en secreto. Parecían confiar en lo que habían dicho, aunque la preocupación no llegó a esfumarse del todo: ya estaban al tanto de ello y, para colmo, parecía que el líder de la Armada Revolucionaria también se encontraba en Sabaody. Tendría que asegurarse de informar al respecto en cuanto tuvieran la oportunidad, aunque tal vez la Marina y el Cipher Pol ya estuvieran al tanto. ¿Dejarían escapar la oportunidad de capturarle? A decir verdad, la situación en la que se encontraba el archipiélago y todos los problemas que habían estallado en otras islas servirían como impedimento para que no pudieran mover un solo dedo en su contra; otra ocasión perdida seguramente, pero probaría suerte de todos modos.
Fuera como fuese, la calma no tardó en desvanecerse cuando una nueva prueba se planteó frente a ellos: habían apresado a un marine cuyo nombre y apellidos no dejaban de resultarle familiares y que, de hecho, coincidían alarmantemente con los de Ruffo. «No puede ser», masculló para sus adentros, frunciendo el ceño aprovechando que la capucha impediría al resto de presentes verlo. Era una posibilidad remota, pero no podía ser simple casualidad: el contraalmirante podía ser familia de su compañero y, si esto era así, tal vez acabaran de echar al traste todos los esfuerzos de la pareja. Después de todo, ¿quién no perdería los estribos al ver a un miembro de su propia familia en peligro de muerte? La inquietud recorrió a Kus, quien hizo amago de intervenir rápidamente; sin embargo, demostrándole nuevamente lo mucho que había crecido como agente, el de pelo castaño se adelantó para desarrollar una nueva argucia. Algo teatral, eso sí, pero bastante convincente.
Había visto, como él, algunos fallos en los planes de aquellos criminales, y es que su idea de implicar a un marine en aquella explosión era coherente, pero fallaba en sus fundamentos. ¿De verdad pretendían inculparle así? No, no sería suficiente, y aquello era algo que podrían usar a su favor.
—Coincido —afirmó, aún con las piernas y los brazos cruzados, inmutable—. La idea es buena, pero hay algunas fallas en el plan. ¿Por qué deberían intuir los marines que ha sido su compañero quien ha puesto la bomba? Después de todo, habría que ser un auténtico incompetente para morir por la explosión de una bomba que tú mismo has puesto. Quizá si hubiera algún motivo visible para que tuviera que haberla detonado de forma prematura sería más creíble... porque dudo que cuele que todo un contraalmirante ha cometido un error tan grande como para matarse sin querer.
Habló con calma y serenidad, sin permitir que le temblara la voz ni siquiera por un instante. Tras esto se puso en pie, descruzando los brazos y acercándose hasta Ruffo y el supuesto Iulio. Si lograban convencer a su público habrían avanzado bastante en aquella operación y, tal vez, le hubieran salvado la vida al marine.
—Como dice mi compañero, tal vez sea mejor idea aprovechar que lo tenemos e intentar inculparle mientras sigue con vida. Que le vean rondar la zona sospechosamente, situarle en el sitio, hacer que alguien vea cómo «detona la bomba» —sugirió en refuerzo a su compañero, haciendo el gesto de las comillas con las manos—. Podemos dejar la diversión para otro momento, tenemos prioridades que atender ahora mismo.
Pese a la tranquilidad que denotaba su voz y su postura corporal, el agente se encontraba preparado para levantarse la túnica y desenvainar su espada de ser necesario. No se fiaba ni un pelo de todo lo que estaban diciendo, y es que seguía teniendo una idea en la cabeza que le escamaba profundamente: era mucha casualidad que el marine pudiera ser precisamente familia de Ruffo y, además, uno de los presentes había hablado anteriormente sobre guiar a alguien a una trampa. ¿Y si ese alguien eran ellos dos y aquella la trampa?
Fuera como fuese, la calma no tardó en desvanecerse cuando una nueva prueba se planteó frente a ellos: habían apresado a un marine cuyo nombre y apellidos no dejaban de resultarle familiares y que, de hecho, coincidían alarmantemente con los de Ruffo. «No puede ser», masculló para sus adentros, frunciendo el ceño aprovechando que la capucha impediría al resto de presentes verlo. Era una posibilidad remota, pero no podía ser simple casualidad: el contraalmirante podía ser familia de su compañero y, si esto era así, tal vez acabaran de echar al traste todos los esfuerzos de la pareja. Después de todo, ¿quién no perdería los estribos al ver a un miembro de su propia familia en peligro de muerte? La inquietud recorrió a Kus, quien hizo amago de intervenir rápidamente; sin embargo, demostrándole nuevamente lo mucho que había crecido como agente, el de pelo castaño se adelantó para desarrollar una nueva argucia. Algo teatral, eso sí, pero bastante convincente.
Había visto, como él, algunos fallos en los planes de aquellos criminales, y es que su idea de implicar a un marine en aquella explosión era coherente, pero fallaba en sus fundamentos. ¿De verdad pretendían inculparle así? No, no sería suficiente, y aquello era algo que podrían usar a su favor.
—Coincido —afirmó, aún con las piernas y los brazos cruzados, inmutable—. La idea es buena, pero hay algunas fallas en el plan. ¿Por qué deberían intuir los marines que ha sido su compañero quien ha puesto la bomba? Después de todo, habría que ser un auténtico incompetente para morir por la explosión de una bomba que tú mismo has puesto. Quizá si hubiera algún motivo visible para que tuviera que haberla detonado de forma prematura sería más creíble... porque dudo que cuele que todo un contraalmirante ha cometido un error tan grande como para matarse sin querer.
Habló con calma y serenidad, sin permitir que le temblara la voz ni siquiera por un instante. Tras esto se puso en pie, descruzando los brazos y acercándose hasta Ruffo y el supuesto Iulio. Si lograban convencer a su público habrían avanzado bastante en aquella operación y, tal vez, le hubieran salvado la vida al marine.
—Como dice mi compañero, tal vez sea mejor idea aprovechar que lo tenemos e intentar inculparle mientras sigue con vida. Que le vean rondar la zona sospechosamente, situarle en el sitio, hacer que alguien vea cómo «detona la bomba» —sugirió en refuerzo a su compañero, haciendo el gesto de las comillas con las manos—. Podemos dejar la diversión para otro momento, tenemos prioridades que atender ahora mismo.
Pese a la tranquilidad que denotaba su voz y su postura corporal, el agente se encontraba preparado para levantarse la túnica y desenvainar su espada de ser necesario. No se fiaba ni un pelo de todo lo que estaban diciendo, y es que seguía teniendo una idea en la cabeza que le escamaba profundamente: era mucha casualidad que el marine pudiera ser precisamente familia de Ruffo y, además, uno de los presentes había hablado anteriormente sobre guiar a alguien a una trampa. ¿Y si ese alguien eran ellos dos y aquella la trampa?
- Resumen:
- » Apoyar la idea de Ruffo, a grandes rasgos.
» Argumentar las fallas en los planes de los criminales para convencerles de dejar vivo al marine y seguir con la propuesta de Ruffo.
» Mantenerse en guardia por si acaso las cosas se tuercen y es necesario desenvainar.
» Sospechar MUY FUERTE de la casualidad de que el marine que han capturado pueda estar emparentado con su compañero.
Roland Oppenheimer
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
—¡AHHHHHH! ¡MALDITOS MARINES ENTROMETIDOS! —gritó, rabioso al ver que sus planes no marchaban como quería—. No solo hacen que mi fuente de información escape, sino que ahora deben de saber que estoy en esta puta isla. ¡Joder, hasta una rata con dos neuronas podría unir los cabos! Mierda, mierda, mierda, ¡mierda, MIERDAAAAAAAA!
Frustrado golpeó con el dorsal de la mano un espejo, haciéndolo añicos en el acto. Anduvo por la Dimensión Reflejo, rehaciendo su plan. ¿Qué debía hacer? Podía seguir buscando a los piratas de poca monta que huyeron espantados de los marines, o podía buscar una nueva fuente de información. Hiciera lo que hiciera, iba ser una pérdida de tiempo y un atraso. Si no actuaba rápido, los piratas podían acabar con la resistencia marine. Y para colmo su identidad secreta ya no le iba a valer de nada. También debía buscar otra forma de pasar inadvertido. Todo eran problemas.
—Como te alcancemos, vas a recibir la paliza de tu vida —dijo una voz a través de un espejo.
Roland giró la cabeza, lo suficiente para observar la escena. Pudo vislumbrar a través del espejo a una niña que portaba algo. ¿Qué era ese símbolo? ¿Podía ser una Jolly Roger? No le sonaba en absoluto, y eso le provocaba aún más curiosidad. Eso, y que estaba tras la inminente amenaza pirata, no la revolucionaria, hizo que ignorara a dos aparentes revolucionarios que pudo observar por otro espejo para atravesar el primero.
No tuvo tiempo de fijarse en dónde se encontraba, la chica intentaba huir pero sus perseguidores estaban cerca de atraparla y no quería que fuera demasiado tarde. La niña le daba igual, pero si la acababa rescatando tal vez pudiera salir beneficiado de alguna forma. Con su identidad ya no tan secreta de Dnalor y habiendo dejado la Palabarda al lado del espejo antes de cruzarlo, se abalanzó sobre sobre los dos hombres. Buscaría dejarlos inconscientes golpeándolos en la nuca con ambas manos.
—Ey, niña —le diría a la pequeña si conseguía derribar a los dos maleantes—. No sé quién puñetas eres, pero si te perseguían estos hombres lo más seguro es que vengan más. Si quieres vivir, ven conmigo.
Si la chica accedía, la agarraría del brazo para cruzar con ella de vuelta a la Dimensión Reflejo, y para no dejar cabos sueltos, volvería hacia atrás y haría cruzar a los hombres desmayados. Si todo salía bien, buscaría dentro del almacén de su dimensión varias cuerdas para atar a los hombres y así impedir sus movimientos al despertarse, para poder interrogar tranquilamente a la niña.
—¿Por qué huías de los hombres? —preguntó el mink—. ¿Qué llevas ahí que es tan valioso para ellos? Tranquila, confía en mí. Escuché que si no les devolvías eso, harían daño a tu madre y tu familia. No voy a permitir que eso ocurra. —Por una vez habló con sinceridad, demostrando sus sentimientos. Como huérfano que había sido, sentía empatía hacia los que no habían conocido a sus padres o los habían perdido muy pequeños, y si estaba en su mano, evitaría que a aquella niña le ocurriera igual.
Solo esperaba que la pequeña cooperase con él y no se pusiera de testaruda. Si hacía lo que él le decía, no tenía nada que temer. Por otro lado, en el caso de que no consiguiera dejar inconscientes a los hombres o que la niña no accediera a ir con él, intentaría nuevamente atrapar a los hombres o a la niña respectivamente. Al fin y al cabo su objetivo principal era reunir información para acabar con la mente en la sombra de aquella amenaza pirata.
Frustrado golpeó con el dorsal de la mano un espejo, haciéndolo añicos en el acto. Anduvo por la Dimensión Reflejo, rehaciendo su plan. ¿Qué debía hacer? Podía seguir buscando a los piratas de poca monta que huyeron espantados de los marines, o podía buscar una nueva fuente de información. Hiciera lo que hiciera, iba ser una pérdida de tiempo y un atraso. Si no actuaba rápido, los piratas podían acabar con la resistencia marine. Y para colmo su identidad secreta ya no le iba a valer de nada. También debía buscar otra forma de pasar inadvertido. Todo eran problemas.
—Como te alcancemos, vas a recibir la paliza de tu vida —dijo una voz a través de un espejo.
Roland giró la cabeza, lo suficiente para observar la escena. Pudo vislumbrar a través del espejo a una niña que portaba algo. ¿Qué era ese símbolo? ¿Podía ser una Jolly Roger? No le sonaba en absoluto, y eso le provocaba aún más curiosidad. Eso, y que estaba tras la inminente amenaza pirata, no la revolucionaria, hizo que ignorara a dos aparentes revolucionarios que pudo observar por otro espejo para atravesar el primero.
No tuvo tiempo de fijarse en dónde se encontraba, la chica intentaba huir pero sus perseguidores estaban cerca de atraparla y no quería que fuera demasiado tarde. La niña le daba igual, pero si la acababa rescatando tal vez pudiera salir beneficiado de alguna forma. Con su identidad ya no tan secreta de Dnalor y habiendo dejado la Palabarda al lado del espejo antes de cruzarlo, se abalanzó sobre sobre los dos hombres. Buscaría dejarlos inconscientes golpeándolos en la nuca con ambas manos.
—Ey, niña —le diría a la pequeña si conseguía derribar a los dos maleantes—. No sé quién puñetas eres, pero si te perseguían estos hombres lo más seguro es que vengan más. Si quieres vivir, ven conmigo.
Si la chica accedía, la agarraría del brazo para cruzar con ella de vuelta a la Dimensión Reflejo, y para no dejar cabos sueltos, volvería hacia atrás y haría cruzar a los hombres desmayados. Si todo salía bien, buscaría dentro del almacén de su dimensión varias cuerdas para atar a los hombres y así impedir sus movimientos al despertarse, para poder interrogar tranquilamente a la niña.
—¿Por qué huías de los hombres? —preguntó el mink—. ¿Qué llevas ahí que es tan valioso para ellos? Tranquila, confía en mí. Escuché que si no les devolvías eso, harían daño a tu madre y tu familia. No voy a permitir que eso ocurra. —Por una vez habló con sinceridad, demostrando sus sentimientos. Como huérfano que había sido, sentía empatía hacia los que no habían conocido a sus padres o los habían perdido muy pequeños, y si estaba en su mano, evitaría que a aquella niña le ocurriera igual.
Solo esperaba que la pequeña cooperase con él y no se pusiera de testaruda. Si hacía lo que él le decía, no tenía nada que temer. Por otro lado, en el caso de que no consiguiera dejar inconscientes a los hombres o que la niña no accediera a ir con él, intentaría nuevamente atrapar a los hombres o a la niña respectivamente. Al fin y al cabo su objetivo principal era reunir información para acabar con la mente en la sombra de aquella amenaza pirata.
- Resumen:
- Ir a por la niña y los hombres que la persiguen, intentar dejar a estos últimos inconscientes y llevarlos a todos a la Dimensión Reflejo, donde haría lo necesario para interrogarlos a todos.
RAL
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Nota mental, traer una linterna, o poner luces en la máscara, o lentes infrarrojas o algo. Tenía la vista hecha a la penumbra de los callejones, pero la oscuridad de una cueva era algo completamente distinto, necesitaría la ayuda de algo para guiarme en un futuro. Aunque por lo menos la luz de una vela dibujaba las suficiente siluetas como para que pudiera hacerme a la idea de las dimensiones de la estancia en la que nos encontrábamos. De todas formas por el viaje que habíamos hecho, el eco en las paredes y las corrientes de aire me imaginaba que no se trataba de uno sino de un entramado complejo.
- Unos túneles impresionantes. - Comenté dando unos pasos hasta una pared y poniendo una mano en la húmeda tierra. - Con paredes compactas, tienes un don natural para saber dónde la tierra no cederá. ¿Los has hecho tú?
Di unos pasos al frente, sin mostrar ninguna actitud agresiva ni amenazante, respetando el espacio que parecía querer mantener entre nosotros, aunque atento de cualquier movimiento extraño que quisiera realizar. No sabía quienes éramos y había optado por tratar de resolver sus dudas antes de atacarnos, eso podía significar que podía esperar aliados en estos túneles o que, por lo menos esa posibilidad no le era extraña.
- Supongo que no somos los primeros que, por razones de seguridad, no dicen sus nombres de forma abierta. Estábamos en la superficie para comprobar el avance de la operación, pero de pronto el centro comercial que teníamos que vigilar estalló por los aires, estaba en lo cierto al pensar que no se trataba de un bombardeo marine.- Traté de que mi tono, a pesar de la máscara, sonase calmado, y lo suficientemente bajo como para que quien quiera que estuviese al otro lado del den den mushi no escuchase bien mis palabras. - Me temo que ha habido una falta de comunicación por nuestra parte y queríamos asegurarnos que no eras parte de las fuerzas del enemigo. Por ahora puedes llamarnos Black Major y White Winter, somos el equipo Checkmate y nos asignaron las operaciones en la superficie del manglar 30.
Me estaba tirando otro farol con apodos que sonaban bien, pero falsos al fin y al cabo. Incluso si no nos creía parecía que era el encargado de todo este sistema, dudaba que le hubiesen confiado una gran cantidad de nombres, rostros e información logística, por lo que podíamos ganar algo de tiempo y, lo más importante, algo de información.
- Unos túneles impresionantes. - Comenté dando unos pasos hasta una pared y poniendo una mano en la húmeda tierra. - Con paredes compactas, tienes un don natural para saber dónde la tierra no cederá. ¿Los has hecho tú?
Di unos pasos al frente, sin mostrar ninguna actitud agresiva ni amenazante, respetando el espacio que parecía querer mantener entre nosotros, aunque atento de cualquier movimiento extraño que quisiera realizar. No sabía quienes éramos y había optado por tratar de resolver sus dudas antes de atacarnos, eso podía significar que podía esperar aliados en estos túneles o que, por lo menos esa posibilidad no le era extraña.
- Supongo que no somos los primeros que, por razones de seguridad, no dicen sus nombres de forma abierta. Estábamos en la superficie para comprobar el avance de la operación, pero de pronto el centro comercial que teníamos que vigilar estalló por los aires, estaba en lo cierto al pensar que no se trataba de un bombardeo marine.- Traté de que mi tono, a pesar de la máscara, sonase calmado, y lo suficientemente bajo como para que quien quiera que estuviese al otro lado del den den mushi no escuchase bien mis palabras. - Me temo que ha habido una falta de comunicación por nuestra parte y queríamos asegurarnos que no eras parte de las fuerzas del enemigo. Por ahora puedes llamarnos Black Major y White Winter, somos el equipo Checkmate y nos asignaron las operaciones en la superficie del manglar 30.
Me estaba tirando otro farol con apodos que sonaban bien, pero falsos al fin y al cabo. Incluso si no nos creía parecía que era el encargado de todo este sistema, dudaba que le hubiesen confiado una gran cantidad de nombres, rostros e información logística, por lo que podíamos ganar algo de tiempo y, lo más importante, algo de información.
- Resumen:
- Esperar que no se me caiga la máscara de la nariz de Pinocho que me está creciendo.
Hayden Ashworth
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Tal vez fuese por su imponente figura, pero nadie parecía querer atacarle conforme se adentraba en el campo de batalla. Casualmente esquivaba cualquier combate en proceso, imaginando que aquello bien podría servir como táctica de intimidación para el enemigo al otro lado. Fue entonces cuando, de golpe, alguien se puso a su lado. Un hombrecillo extraño que no tardó en enseñarle una identificación del Cipher Pol. ¿Sería ese hombre alguien conocedor de su estatus como ex-agente del CP? ¿Habrán querido cumplir con aquello que le dijo el Agente Moore hace años?
«Podrás unirte a la marina, pero seguirás trabajando para nosotros. Si te llamamos, acudirás, ¿de acuerdo?»
Tal vez aquel hombre ni siquiera supiese nada y simplemente acudiese a él como alto rango de la marina, pero bien podría ser el caso anterior. Siempre le había extrañado como, en tantos años, nunca le habían llamado para nada. Ni siquiera para espiar a la marina, cosa que temía. Antes de que pudiese contestar, Zuko escuchó la voz de Iulio. Levantó un dedo como señal al agente de que esperase unos segundos. Todavía tenía toda la manga del brazo que había perdido rota.
—Ve e informa de cualquier cosa que veas.
Era una orden sencilla, por tanto fácil de seguir. Miró entonces al agente, el cual todavía no le había dicho su rango, por lo que no podía sacar mucho en claro de esa situación. Entonces asintió y accedió a seguir al agente. Aunque se mantendría con la guardia alta y el haki de observación preparado, por si acaso fuese una trampa. Confiaba en su fuerza para salir de cualquier aprieto.
«Podrás unirte a la marina, pero seguirás trabajando para nosotros. Si te llamamos, acudirás, ¿de acuerdo?»
Tal vez aquel hombre ni siquiera supiese nada y simplemente acudiese a él como alto rango de la marina, pero bien podría ser el caso anterior. Siempre le había extrañado como, en tantos años, nunca le habían llamado para nada. Ni siquiera para espiar a la marina, cosa que temía. Antes de que pudiese contestar, Zuko escuchó la voz de Iulio. Levantó un dedo como señal al agente de que esperase unos segundos. Todavía tenía toda la manga del brazo que había perdido rota.
—Ve e informa de cualquier cosa que veas.
Era una orden sencilla, por tanto fácil de seguir. Miró entonces al agente, el cual todavía no le había dicho su rango, por lo que no podía sacar mucho en claro de esa situación. Entonces asintió y accedió a seguir al agente. Aunque se mantendría con la guardia alta y el haki de observación preparado, por si acaso fuese una trampa. Confiaba en su fuerza para salir de cualquier aprieto.
- Resumen:
- Seguir al agente
Kia Sekai
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
-Con todos los trastos que debes llevar para que te pese el trasero así… ¿Y no llevas nada que ilumine? - Pestañeas francamente sorprendida, mientras no dices nada más que pueda añadir leña al fuego que tú solita has comenzado. Afinas el oído esperando enterarte de algo de lo que hablan, con un poco de suerte sacaras algo en claro aparte de la voz del topo que no para de resultarte ciertamente chirriante.
Caminas por el lugar con cierta curiosidad, mientras esperas a que tu compañero haga esa parte que tanto odias, ya sabes, la que incluye charlar de cosas que para ti ni tienen sentido, ni te molestan. Todo se arregla con un par de cortes, golpes o incluso un mordisco si se ponen excesivamente tontos, aunque ahora mismo nadie está preparado para esa charla que acabas de pensar, claro está. Miras a Ral con ligera sorpresa, alzando una suave ceja mientras le ves hablar de unos motes que vas a tener que recordar. No tiene buen gusto para elegir, pero vas a tener que darle el visto bueno por ahora.- Venimos a ver que era lo que pasaba, no esperábamos encontrarte a ti.- Un tono calmado, relajado, esa frialdad tuya que pese a todo se ve en tus ojos… Si es que el tío ve tus ojos, tu puedes oírlo casi como si respirara en tu nuca, pero poco más.
-¿Alguien puede encender una jodida vela o algo? -Te quejas, entrecierras los ojos suavemente y aunque puedes delimitar figuras y esas cosas, todo lo demás no sirve para demasiado. Tienes maneras de encender chispas o cosas así, pero de nada va a servir en una especie de túnel o cueva, es más como un callejón sin salida que otra cosa. Palpas las paredes en busca de algo, como si esperaras encontrar un interruptor o tal vez, algo que te ayude a dejar de estar cegata como un… Bueno, como un topo.
Algo te dice que si ese tio es de verdad un topo, la razón de que os identifique es por el olor que tenéis.
Caminas por el lugar con cierta curiosidad, mientras esperas a que tu compañero haga esa parte que tanto odias, ya sabes, la que incluye charlar de cosas que para ti ni tienen sentido, ni te molestan. Todo se arregla con un par de cortes, golpes o incluso un mordisco si se ponen excesivamente tontos, aunque ahora mismo nadie está preparado para esa charla que acabas de pensar, claro está. Miras a Ral con ligera sorpresa, alzando una suave ceja mientras le ves hablar de unos motes que vas a tener que recordar. No tiene buen gusto para elegir, pero vas a tener que darle el visto bueno por ahora.- Venimos a ver que era lo que pasaba, no esperábamos encontrarte a ti.- Un tono calmado, relajado, esa frialdad tuya que pese a todo se ve en tus ojos… Si es que el tío ve tus ojos, tu puedes oírlo casi como si respirara en tu nuca, pero poco más.
-¿Alguien puede encender una jodida vela o algo? -Te quejas, entrecierras los ojos suavemente y aunque puedes delimitar figuras y esas cosas, todo lo demás no sirve para demasiado. Tienes maneras de encender chispas o cosas así, pero de nada va a servir en una especie de túnel o cueva, es más como un callejón sin salida que otra cosa. Palpas las paredes en busca de algo, como si esperaras encontrar un interruptor o tal vez, algo que te ayude a dejar de estar cegata como un… Bueno, como un topo.
Algo te dice que si ese tio es de verdad un topo, la razón de que os identifique es por el olor que tenéis.
- Resumen:
- Llama a Ral gordo(? se queja de la poca iluminación, piensa que él más que verlos puede olerlos, busca una vela o algo y palpa las paredes por si hay algo raro o cuela el interruptor.
Dexter Black
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Para ser brillante, Vega había resultado tener muy pocas luces. ¿Cómo era posible que una mujer en el burdel Estelar, con nombre de estrella y trabajando para dos hermanas con colgantes de constelaciones no se percatara de que estaba como mínimo en algo un poquito más grande que ella? Eso, claro estaba, si no se estaba haciendo la tonta. Una persona no podía estar ahí con tantas casualidades juntas, por lo que lo más lógico debía ser que se estuviese haciendo de rogar. Aunque había conocido a Midorima, el peliverde era una singularidad y debía respetarlo como ello. Por ende, tomar precaución con aquella mujer era fundamental, aunque también era el método más rápido para descubrir a qué andaba Sirio.
- Está bien, seré un poco más claro -dijo, guardando de nuevo la cartera en su bolsillo y acercándose a ella.
Tomó la silla del escritorio, preguntándose si alguien alguna vez habría escrito una carta desde un burdel, prestando especial atención a lo que sucedía en el piso de abajo. Escuchaba mucho ruido, depravación, a Gabi con una voz levemente más adulta y el susurro de las perras, casi inaudible, pero estaba seguro de que su tono había cambiado repentinamente al dirigirse a la niña. De haber podido rebobinar lo habría hecho, pero en el momento tenía otras prioridades, así que se centró en la muchacha.
- Veamos... A ver cómo te lo explico. -Se cuadró un poco en el asiento, tratando de parecer lo más formal posible-. Hace meses me fijé en que un tal Sirio buscaba algo, y ahora todo el mundo está patas arriba a causa de extraños sucesos astronómicos. He venido aquí esperando dar con él, pero en su lugar me he topado contigo, y con esas dos chicas pelirrojas que, si no me equivoco, llevan colgantes de perra mayor y menor.
Estaba dando demasiados datos, pero si había alguien escuchándole solo podría saber lo que seguramente ya fuese obvio: Sospechaba de aquella gente. Mucho más después de todo el numerito y, sin duda alguna, desde que lo había dicho de forma relativamente clara instantes antes. De todos modos debía trabajar con el mínimo de información posible dado que, si Vega era una espía, él no pensaba ser quien le contase sus intenciones.
- La cuestión es que siento especial curiosidad por todo este embrollo estelar del que, casualmente o no, formas parte. Aparte, sé que mucha gente viene en busca de sexo, pero además de dinero deja secretos e indiscreciones bajo las sábanas. Solo... Dime el precio de todo lo que sabes; puedo pagarlo.
No podía ser más específico hasta tener más información, pero se mantuvo atento al intercomunicador para saber a qué se enfrentaba Gabi mientras Vega respondía.
- Está bien, seré un poco más claro -dijo, guardando de nuevo la cartera en su bolsillo y acercándose a ella.
Tomó la silla del escritorio, preguntándose si alguien alguna vez habría escrito una carta desde un burdel, prestando especial atención a lo que sucedía en el piso de abajo. Escuchaba mucho ruido, depravación, a Gabi con una voz levemente más adulta y el susurro de las perras, casi inaudible, pero estaba seguro de que su tono había cambiado repentinamente al dirigirse a la niña. De haber podido rebobinar lo habría hecho, pero en el momento tenía otras prioridades, así que se centró en la muchacha.
- Veamos... A ver cómo te lo explico. -Se cuadró un poco en el asiento, tratando de parecer lo más formal posible-. Hace meses me fijé en que un tal Sirio buscaba algo, y ahora todo el mundo está patas arriba a causa de extraños sucesos astronómicos. He venido aquí esperando dar con él, pero en su lugar me he topado contigo, y con esas dos chicas pelirrojas que, si no me equivoco, llevan colgantes de perra mayor y menor.
Estaba dando demasiados datos, pero si había alguien escuchándole solo podría saber lo que seguramente ya fuese obvio: Sospechaba de aquella gente. Mucho más después de todo el numerito y, sin duda alguna, desde que lo había dicho de forma relativamente clara instantes antes. De todos modos debía trabajar con el mínimo de información posible dado que, si Vega era una espía, él no pensaba ser quien le contase sus intenciones.
- La cuestión es que siento especial curiosidad por todo este embrollo estelar del que, casualmente o no, formas parte. Aparte, sé que mucha gente viene en busca de sexo, pero además de dinero deja secretos e indiscreciones bajo las sábanas. Solo... Dime el precio de todo lo que sabes; puedo pagarlo.
No podía ser más específico hasta tener más información, pero se mantuvo atento al intercomunicador para saber a qué se enfrentaba Gabi mientras Vega respondía.
Gabriel Von Wilhelm
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Si bien las palabras de aquellas mujeres no eran peligrosas de por si, podía sentir la amenaza en su tono de voz. Tragó saliva, mirando a todas partes mientras mantenía al pequeño bien cerca de su cuerpo. La conversación que tenía Dexter por su cuenta parecía interesante, era cierto, pero la amenaza que tenía delante era más merecedora de su atención. Se mantuvo en un completo y total silencio durante unos segundos, fingiendo que sopesaba las palabras cuando en realidad estaba escuchando a su jefe. En cuanto hubo terminado, se colocó en una postura aparentemente relajada, todavía aferrado al niño.
—Mi superior ya está buscando a su madre —dijo tranquilamente, mirando por intérvalos a cada uno de los presentes—. Y me han ordenado cuidar de Nicolás hasta que la encuentre. Y a Nicolás no le gusta este sitio, no puedo cuidar de él aquí. Si vuestro interés es realmente ayudarle a encontrarla, buscad a mi compañero y ayudadle a él a buscar. Yo solo cumplo órdenes y... le defenderé de cualquier peligro.
Su mirada se volvió fiera, llena de decisión. Si bien su mano no se acercó al mango de su mandoble que asomaba por su espalda, pues sería demasiado cantoso y lo verían enseguida como una amenaza, se mantuvo preparado para desenvainar en cualquier momento, a su vez que movía un poco a Nicolás para que se pusiese detrás de él y sin separarse mucho.
—Estar aquí dentro aterroriza al pequeño, por tanto no puedo hacer mi trabajo. Dejadme salir con él y esperar a mis jefes fuera. Me da igual si me ponéis vigilancia, pero dejadme salir. Sino... lo veré como una amenaza al bienestar de mi protegido.
Hablaba totalmente en serio.
—Mi superior ya está buscando a su madre —dijo tranquilamente, mirando por intérvalos a cada uno de los presentes—. Y me han ordenado cuidar de Nicolás hasta que la encuentre. Y a Nicolás no le gusta este sitio, no puedo cuidar de él aquí. Si vuestro interés es realmente ayudarle a encontrarla, buscad a mi compañero y ayudadle a él a buscar. Yo solo cumplo órdenes y... le defenderé de cualquier peligro.
Su mirada se volvió fiera, llena de decisión. Si bien su mano no se acercó al mango de su mandoble que asomaba por su espalda, pues sería demasiado cantoso y lo verían enseguida como una amenaza, se mantuvo preparado para desenvainar en cualquier momento, a su vez que movía un poco a Nicolás para que se pusiese detrás de él y sin separarse mucho.
—Estar aquí dentro aterroriza al pequeño, por tanto no puedo hacer mi trabajo. Dejadme salir con él y esperar a mis jefes fuera. Me da igual si me ponéis vigilancia, pero dejadme salir. Sino... lo veré como una amenaza al bienestar de mi protegido.
Hablaba totalmente en serio.
- Resumen:
- Pedir por favor otra vez que me dejen salir(?)
Hamlet
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Con todo el brío posible, los marines arribaron al centro de la isla, donde aquella batalla campal tan cruenta se estaba librando. Efectivamente, no era ninguna broma. Me estremecí al ver semejante caos. No había visto algo similar desde lo ocurrido en Gray Rock, un momento que había quedado grabado en mi memoria por toda la eternidad. Fruncí el ceño y me crují los nudillos, seguro de que me iba a ver involucrado en la refriega.
El Vicealmirante Kasai atravesó el campo de batalla como rey por su corte. Nadie se atrevía a posar ni un solo dedo en su imponente figura, su apolíneo rostro no se vio amenazado ni por balas ni por sables. Su imperial figura no se vio en lo más mínimo perturbada por la acción criminal. Incluso en aquel dantesco lugar todos conocían el poder que manejaba. De forma más que justificada, la fama precedía a nuestro líder.
Caminé tras él tanto como pude, cubriendo su espalda, hasta que reparé en una figura que me observaba atentamente. Una mujer imponente, con atavíos marciales y doblemente armada se mantenía a la espera de una oportunidad para cargar contra mí. Podía equivocarme en muchísimas cosas, pero ya había librado más batallas que la media. Sus pies y su forma de aferrarse a sus armas le delataban.
Apreté los dientes y dejé de seguir a Kasai. Él no me echaría de menos. Me crují los nudillos antes de ponerme frente a ella. Estaba claro que estaba esperando una oportunidad, y yo tenía prisa por volver junto a mi líder, pero no iba a actuar a la desesperada. No esta vez, en la que claramente parecía que la mujer deseaba esperar para contraatacar. Suspiré, me puse en posición de combatir y le hice una indicación con la cabeza, señalándole que podía proceder con su ataque. Yo no iba a tomar la iniciativa. Aun así, me preparé para reaccionar defensivamente y bloquear sus ataques con las extremidades superiores para contraatacar con las inferiores.
El Vicealmirante Kasai atravesó el campo de batalla como rey por su corte. Nadie se atrevía a posar ni un solo dedo en su imponente figura, su apolíneo rostro no se vio amenazado ni por balas ni por sables. Su imperial figura no se vio en lo más mínimo perturbada por la acción criminal. Incluso en aquel dantesco lugar todos conocían el poder que manejaba. De forma más que justificada, la fama precedía a nuestro líder.
Caminé tras él tanto como pude, cubriendo su espalda, hasta que reparé en una figura que me observaba atentamente. Una mujer imponente, con atavíos marciales y doblemente armada se mantenía a la espera de una oportunidad para cargar contra mí. Podía equivocarme en muchísimas cosas, pero ya había librado más batallas que la media. Sus pies y su forma de aferrarse a sus armas le delataban.
Apreté los dientes y dejé de seguir a Kasai. Él no me echaría de menos. Me crují los nudillos antes de ponerme frente a ella. Estaba claro que estaba esperando una oportunidad, y yo tenía prisa por volver junto a mi líder, pero no iba a actuar a la desesperada. No esta vez, en la que claramente parecía que la mujer deseaba esperar para contraatacar. Suspiré, me puse en posición de combatir y le hice una indicación con la cabeza, señalándole que podía proceder con su ataque. Yo no iba a tomar la iniciativa. Aun así, me preparé para reaccionar defensivamente y bloquear sus ataques con las extremidades superiores para contraatacar con las inferiores.
- Resumen:
- Prepararme para el ataque de la guerrera.
William White
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El hombre respondió de forma metódica y calmada, midiendo cada palabra y gesto al milímetro, ciertamente hacia bastante que no se encontraba a alguien con tanto temple como a aquel sujeto, en el fondo le recordaba un poco a Elliot, aunque había un cierto tono cansado en el hombre, aunque aquellos pensamientos fueron ocupados por otros que le resultaron más alarmantes.
Y eso no era ni más que ni menos que la respuesta a lo que había ocurrido con los asaltantes, o mejor dicho con lo que quedaba de ellos. Si bien no le sorprendió la actitud de Kaito a sabiendas de que era un caníbal, le impacto mucho la naturalidad con la que gestionaban aquello como si fueran comida. ¿Lo llevarían en la sangre? ¿Sería un rasgo primitivo aún patente en aquellas criaturas? El primer impulso que tuvo fue el de salir de ahí por patas, incluso a sabiendas de que aquello podía ofender al “don”, pero por otro lado necesitaba respuestas, y estaría dispuesto a hablar con el mismísimo diablo si era necesario. Haciendo de tripas corazón y evitando la mirada de la carnicería me centré en mirar al desconocido a los ojos.
Como venía siendo costumbre Kaito arrancó a hablar, esta vez para ofrecerse como prometido para el hombre que acababa de conocer, algo que podía ser tomado a broma si no llevabas conociendo lo suficiente al pulpo, por lo que esperando que su congénere lo tomará como tal, lo dejo pasar. Una vez más recompuesto, traté de arrancar de nuevo una frase cuando el pulpo se me giró para pedirme que tomara una escoba, y si bien mi gesto no dijo nada, mi mirada y mi predisposición si lo hicieron.
-Me temo que no tenía pensado quedarme a comer-mascullé procurando ser educado -Además tal y como trascurren las cosas últimamente, ni si quiera se si tendré el suficiente tiempo…-comenté, siendo las palabras más sinceras en lo que llevaba de conversación -Por ahora lo que busco son respuestas- repliqué al jefe del lugar -Pero por ahora me conformaré con saber como se ha llegado a esta situación- entoné mientras en mi cabeza se agolpaban varias preguntas. Y es que en mi cabeza no entendía cómo el gobierno había perdido el control del archipiélago teniendo tan cerca los cuarteles, y a uno de los siete señores del océano asentado en el lugar -El resto de las preguntas requieren más confianza, y creo que eso es algo que debo ganarme ¿Me equivoco? - entoné con un tono frio y calmado, mientras continuaba apoyado en el marco de la puerta, en una actitud tal vez demasiado relajada y confiada sabiendo como se las gastaba el cocinitas con los de mi especie.
Aunque en el fondo no me gustará trabajar para otros, en esta ocasión aprecia que no tenía más remedio que arrastrarme si quería algunas información, por lo que esperaría a la respuesta del hombre, con la esperanza de que este me diera tal vez un pequeño encargo como solían hacer en mi gremio. Aunque antes, miraría la hora de su reloj de bolsillo, ahora que lo pensaba, ese reloj había caído en sus manos tan solo unos días después de su primer encuentro señor Armonía, con el cual se había encontrado en un par de ocasiones más, aunque como siempre de forma esporádica y casi casual.
-Me preguntó que habrá sido de él-masculló para sus adentros, tal vez recordando tiempos pasados y más sencillos.
Tras comprobar la hora y guardarse el reloj en el bolsillo, escucho con asombro como Kaito ofrecía un huerto, aunque tal vez lo más sorprendente fue ver como el pulpo esta vez me hecho un guante. Tal vez fuera por ser de la misma especie, por su actitud o por alguna entidad cósmica, pero le daba la sensación de que Black había caído en gracia a Ambrose, por lo que es posible que en esta ocasión las palabras de Kaito resultarán más convincentes que las mías, después de los dos soles, pocas cosas podía haber que me sorprendieran en la vida.
Y eso no era ni más que ni menos que la respuesta a lo que había ocurrido con los asaltantes, o mejor dicho con lo que quedaba de ellos. Si bien no le sorprendió la actitud de Kaito a sabiendas de que era un caníbal, le impacto mucho la naturalidad con la que gestionaban aquello como si fueran comida. ¿Lo llevarían en la sangre? ¿Sería un rasgo primitivo aún patente en aquellas criaturas? El primer impulso que tuvo fue el de salir de ahí por patas, incluso a sabiendas de que aquello podía ofender al “don”, pero por otro lado necesitaba respuestas, y estaría dispuesto a hablar con el mismísimo diablo si era necesario. Haciendo de tripas corazón y evitando la mirada de la carnicería me centré en mirar al desconocido a los ojos.
Como venía siendo costumbre Kaito arrancó a hablar, esta vez para ofrecerse como prometido para el hombre que acababa de conocer, algo que podía ser tomado a broma si no llevabas conociendo lo suficiente al pulpo, por lo que esperando que su congénere lo tomará como tal, lo dejo pasar. Una vez más recompuesto, traté de arrancar de nuevo una frase cuando el pulpo se me giró para pedirme que tomara una escoba, y si bien mi gesto no dijo nada, mi mirada y mi predisposición si lo hicieron.
-Me temo que no tenía pensado quedarme a comer-mascullé procurando ser educado -Además tal y como trascurren las cosas últimamente, ni si quiera se si tendré el suficiente tiempo…-comenté, siendo las palabras más sinceras en lo que llevaba de conversación -Por ahora lo que busco son respuestas- repliqué al jefe del lugar -Pero por ahora me conformaré con saber como se ha llegado a esta situación- entoné mientras en mi cabeza se agolpaban varias preguntas. Y es que en mi cabeza no entendía cómo el gobierno había perdido el control del archipiélago teniendo tan cerca los cuarteles, y a uno de los siete señores del océano asentado en el lugar -El resto de las preguntas requieren más confianza, y creo que eso es algo que debo ganarme ¿Me equivoco? - entoné con un tono frio y calmado, mientras continuaba apoyado en el marco de la puerta, en una actitud tal vez demasiado relajada y confiada sabiendo como se las gastaba el cocinitas con los de mi especie.
Aunque en el fondo no me gustará trabajar para otros, en esta ocasión aprecia que no tenía más remedio que arrastrarme si quería algunas información, por lo que esperaría a la respuesta del hombre, con la esperanza de que este me diera tal vez un pequeño encargo como solían hacer en mi gremio. Aunque antes, miraría la hora de su reloj de bolsillo, ahora que lo pensaba, ese reloj había caído en sus manos tan solo unos días después de su primer encuentro señor Armonía, con el cual se había encontrado en un par de ocasiones más, aunque como siempre de forma esporádica y casi casual.
-Me preguntó que habrá sido de él-masculló para sus adentros, tal vez recordando tiempos pasados y más sencillos.
Tras comprobar la hora y guardarse el reloj en el bolsillo, escucho con asombro como Kaito ofrecía un huerto, aunque tal vez lo más sorprendente fue ver como el pulpo esta vez me hecho un guante. Tal vez fuera por ser de la misma especie, por su actitud o por alguna entidad cósmica, pero le daba la sensación de que Black había caído en gracia a Ambrose, por lo que es posible que en esta ocasión las palabras de Kaito resultarán más convincentes que las mías, después de los dos soles, pocas cosas podía haber que me sorprendieran en la vida.
- resumen:
Hacer de tripas corazón y tratar de obtener algún encargo del jefe del local, aguantando las ganas locas de salir del sitio.
Normas del capítulo:
Moderación
- Se moderará lunes y jueves entre las 22:00 y las 23:59.
- No se puede postear los lunes o jueves antes de la moderación.
- Hay un reloj que marca el tiempo restante. Cuando acaba los temas se cierran.
- Está prohibido metarrolear, powerrolear y demás actitudes tóxicas.
- A más riesgo, más premio.
- Como es tradición, el barco de Sons of Anarchy se hundirá en algún momento.
- Cada post debe ocupar entre 250 y 1.200 palabras. Si no se está en estos límites, el post podría ser ignorado.
- Es responsabilidad de un usuario comunicarse con la gente con la que interactúa.
- Si un post tiene más de 15 faltas ortográficas por párrafo podría ser ignorado.
- Hacer un resumen de acciones relevantes es obligatorio independientemente de la extensión.
- La ley del plot no es a prueba de idiotas.
Moderación
- Meneror - 50:
- Tal vez te estés pasando un poco de durillo con los chicos, se les nota asustados y algo perdidos. Seguramente no hayan salido de su isla en lo que llevan de vida y simplemente buscan salvar a su hermano de lo que parece ser un destino terrible. Cuando al fin consiguen tu atención y decides ayudarles ambos se relajan un poco y asienten mientras piensan en cómo responder a tus preguntas.
— Al principio todo era normal, esa mujer llego a la isla en busca de negocios e inversores para diferentes propuestas, como es normal casi siempre se busca a la gente adinerada y por lo tanto acudir a los nobles no es extraño — comenzó a explicar uno de los hermanos antes de que el otro se uniese a la conversación — sin embargo desde el principio la mujer se nos hizo un poco extraña, su forma de hablar y de moverse, no quería que nadie estuviera en las reuniones que tenía con mi hermano y estamos convencidos de que termino hipnotizándolo o algo así — suspiro con algo de pena pensando en que tal vez si hubiese entrado en alguna de esas reuniones podría haber ayudado a su hermano antes.
— Después nuestro hermano se empeñó en venir al archipiélago, nos pareció realmente extraño pero no podemos detener al cabeza de la casa cuando decide algo, después de unos días dejamos de recibir noticias suyas y nos asustamos un poco. La última vez que hablamos con él nos dijo que Sophie iba a presentarle al fin a Júpiter y tras eso no volvió a llamar — al parecer el tal Jupiter tenía mucho que ver en todo este lío, pero nadie termina de saber del todo bien quien es el tipo así que aunque le preguntes a los chicos por él no sabrán responderte.
Por un momento los chicos miran a los lados y tiran un poquito de ti lejos de la puerta — tras eso decidimos venir para ver que ocurría usando la invitación que nuestro hermano había recibido y nos encontramos con este panorama, mucho de los que están allí dentro son nobles, empresarios muy reconocidos e incluso miembros de las fuerzas de seguridad de diferentes islas. Creemos que la persona para la que trabaja Sophie busca controlar el comercio y las vías por las que se mueve el mismo, no sé bien para qué, pero por ahora le está sirviendo — la idea de que alguien hiciera todo aquello para hacerse con el control absoluto del paraíso y tal vez del nuevo mundo no sonaba tan descabellado si uno lo pensaba con cabeza fría.
Para identificar al hermano de estos dos no te va a ser muy complicado, tiene el mismo tipo de ropa, el mismo tono de pelo y el mismo tono de ojos, prácticamente si no fueran unos mayores que otros podrían ser incluso trillizos.
- Los Rabolucionarios - 33:
- Si es que Nassor está más fuerte que el vinagre y eso es algo que no se puede negar. Los picaportes desaparecen como si fueran de goma aunque el ruido que estos provocan levanta una ligera sospecha de que algo no va del todo bien en la gente que está interrogando a la mujer. Sin embargo, consigues entrar en la habitación sin demasiado problema y lanzar tu onda de choque, sin embargo esta impacta contra la pared, el hombre se movió a una velocidad considerable para evitar tu ataque, seguramente el jaleo causando con los picaportes fue lo que lo puso en alerta, además del golpazo en la puerta para abrirla claro.
Uno de los hombres que golpeaba a la mujer la coge y la coloca como escudo mientras pone un cuchillo en su cuello, dispuesto a matarla de ser necesario o de usarla como moneda de cambio para tenerte quieto. Después de todo ese tipo de gente no es que tengan muchos escrúpulos — vaya vaya, ¿Qué tenemos aquí? ¿Quién eres tú? si vienes buscando diversión las chicas están arriba — el interrogador que era rubio y extrañamente parecido a la joven Vega se puso en posición de batalla al igual que el otro hombre que pegaba a la mujer. Los dos estaban más que dispuestos a tener una divertida pelea contigo.
Una señal por parte del rubio fue suficiente para que el tipo cargase contra ti, llevaba unos guantes metálicos de los cuales parecían salir chispas cuando se movían. Intentará golpearte varias veces, un puñetazo con la derecha y un gancho con la izquierda para luego repetir pero al revés, si alguno de los puños consigue darte, el guante metálico se cubrirá de fuego por lo que la zona que reciba el impacto además recibirá una quemadura de primer grado. Mientras tanto el hombre que sostiene a la mujer intentará sacarla por una puerta trasera no demasiado lejos de donde se encuentran y el señor rubiales de igual forma intentará marcharse mientras tu peleas con el señor puños de fuego.
Por otro lado, Vega arquea una ceja y después sonríe levemente, parece que en el fondo sabe perfectamente de lo que estás hablando. — Así que ha venido a curiosear señor Black, es interesante desde luego, pero me temo que seguramente no podré satisfacer su curiosidad. No puedo contarle mucho más de lo que ya parece saber. Además, ¿no le parece que está un poco feo llamar perras a las señoritas? — mientras hablaba se levantaba de la cama y caminaba lentamente hacía el escritorio. Una vez allí abría un cajón y sacaba una hoja de papel y un lapicero. — Si no va a pagarme por mis servicios le ruego que me deje seguir trabajando, tengo una cuota que mantener — se apoyó en la mesa y entonces comenzó a escribir algo en el papel.
Cuando terminó se acercó nuevamente a ti y te entrego el papel — aunque es una pena, me encantaría pasar un tiempo divertido con alguien como usted — dejo una caricia juguetona con la yema de sus dedos en tu nuca. Si lees el papel reza lo siguiente “Las paredes tienen oídos, no es seguro hablar aquí, los perros de Orión controlan todo lo que sucede en estas instalaciones. Si quieres saber más, tendremos que reunirnos en otro sitio” te dejo escrita una dirección y una hora donde poder reencontraros si aún quieres preguntarle cosas a la estrella más brillante del burdel estelar, el lugar no parece estar lejos y el tiempo marcado tan solo son diez minutos de espera. Además de eso, te dejó dibujadas las dos constelaciones de los collares de las gemelas. Esas dos tenían más que ver en aquel burdel de lo que pudiera parecer a simple vista. Si decides acudir a la cita de Vega ella acudirá sin duda alguna para reunirse contigo, dispuesta a responder a todas las preguntas que quieras, aunque siempre a cambio de algo claro esta.
— Un placer conocerle señor Black, espero volver a verle en algún futuro — tras aquellas palabras la joven intentaría salir de la habitación para seguir con su trabajo a no ser que la detengas por algún motivo. Por otro lado las palabras de Gabi provocan un largo suspiro en ambas mujeres, la que sostiene su hombro le suelta y simplemente asiente mientras que la otra se cruza de brazos un poco molesta por tanta insistencia de aquella muchachita por salir del local. — Esta bien, puedes salir, pero acompañada por Eustaquio, no quisiéramos que te ocurra nada malo en las calles de este lugar, ahora mismo no es en absoluto un lugar seguro — tras decir aquello simplemente se alejó de aquella jovencita y permitió que salieran a la calle si es lo que tanto querían junto al tipo de seguridad.
- Justice Raiders - 13:
- Una vez te acercas al lugar señalado, Iulio, a simple vista puedes ver que no hay mucho, nada que pueda llamar realmente la atención con solo echar un vistazo superficial. Sin embargo, si te fijas un poco más puedes ver que algo no termina de cuadrar en aquella zona, varios almacenes flanquean la zona y la mayoría tienen una vigilancia de lo más exhaustiva. Pero uno de los marines que cubren la puerta principal de un almacén en particular parece algo más “disperso” que el resto, digamos que sería capaz de distraerse con el aleteo de una mariposa. Si te acercas podrás comprobar que parece perdido, incluso podrías decir que borracho aunque no huele a alcohol, sin embargo cuando intenta cuadrarse delante de ti ni si quiera consigue hacerlo.
Algo huele muy pero que muy mal en ese almacén y tal vez sea una buena idea que entres a investigar. Una vez dentro, encontraras varias cajas de alimento y de provisiones médicas que descansan tranquilamente en diferentes repisas. Dos de ellas parecen abiertas recientemente, de una sale un aroma algo putrefacto y bastante asqueroso de la otra un tenue sonido que tal vez te resulte familiar, es algo así como un tic, tac, tic, tac. Durante el tiempo que estés investigando no cambiara su ritmo ni su tonalidad, mantendrá ese suave ritmo durante todo el tiempo. Pero si te acercas a las cajas, podrás comprobar que es una especie de bomba venenosa, en el momento en que el reloj llegue a una hora concreta esta soltara un gas venenoso que se extenderá rápidamente por todo el puerto y en el mecanismo puedes observar como esta dibujada la Jolly Roger de una de las bandas piratas que opera normalmente en la isla y que hasta el estallido de esta guerra, había convivido en paz con el resto de residentes.
Hamlet, la mujer realiza una inclinación de cabeza a modo de saludo y tras apretar su agarre en sus armas se lanza contra ti corriendo a una gran velocidad y en zigzag para después intentar empalarte con las lanzas. Primero lanza un ataque con la derecha y posteriormente con la izquierda intentando clavar las puntas en tu cuerpo y dejarte hecho una brocheta. Parece que la batalla a dado comienzo y mientras tú te enfrentas a esa mujer puedes ver por el rabillo del ojo como los hombres que rodean a Inferno comienzan a convertirse en un problema para el chico.
Si no haces nada para echarle una mano es posible que acabe bastante perjudicado teniendo en cuenta que un grupo de cuatro se están encargando de darle una somanta de palos. El chico está un poco verde aún en esto del combate y siendo un cadete de tu brigada es tu deber intentar que sobreviva y guarde la mayor integridad física posible. Aunque a lo mejor se te complica un poco el asunto teniendo en cuenta que la mujer de las lanzas no tiene intención de dejarte ir de rositas. Menudo dilema.
El agente del CP te mira y suspira un poco mientras se rasca un poco la nuca, realmente parece preocupado y angustiado con todo aquel tema — cada vez estamos más convencidos de que los piratas que residían en el archipiélago no dieron el primer golpe, pero los marines tampoco, parece que una tercera fuerza se mueve bajo el suelo de Sabaody y busca hacerse con el control de la isla. Necesitamos que tus hombres y tú os encarguéis de reforzar el trabajo que están realizando los agentes del Cipher Pol, actualmente se encuentran varios de nuestros hombres, en concreto cinco de ellos que están en serio peligro. Nos informaron hace poco de que el agente Kusanagi Yu y su compañero Cornelius D. Ruffo han conseguido infiltrarse en una reunión secreta de quién demonios este haciendo todo esto, pero las comunicaciones se volvieron imposibles una vez entraron — por el momento el hombre te va contando la situación mientras se asegura de que nadie este curioseando en los alrededores.
— Queremos que te muevas hasta allí para ver si las cosas continúan “bien”, nosotros no podemos exponerlos — te hace entrega de un papel donde figura la dirección del lugar, puedes ir en solitario, puedes ayudar a tus compañeros en la batalla e ir todos juntos o incluso puedes mandar a alguno de tus hombres para asegurarte de que la reunión se mantiene y que por el momento no ha sucedido nada excepcional en las inmediaciones del lugar. Mientras habláis podéis ver como un grupo de enemigos se va acercando por ambos flancos y la figura del cp simplemente desaparece como ha llegado, como si fuera un fantasma. Aunque te dejó un comunicador con el que tendrías línea directa con el agente y además con Kusanagi.
- Ral y Kia - 30:
- El hombre os escucha, pero también presta atención al comunicador y el hombre que está al otro lado de la línea parece un poco confundido al escuchar otras voces que no sean las de su amigo. — ¿Hay alguien contigo? — no parece estar contento en absoluto con la idea de que alguien más se encuentre en aquella sala donde estáis ahora mismo. Por un momento el hombrecillo al que habéis seguido se inquieta y empieza a moverse con algo más de velocidad por la habitación mientras piensa en lo que puede o no decir.
— Si señor, me han seguido por los túneles, la chica intento sacarme con hielo, estaba muy frío, dicen que se llaman Black Mjor y White Winter y que se encargan de las operaciones de la superficie del manglar 30, pero eso no es verdad ¿a qué no? Ese es mi trabajo — su voz suena nerviosa y como algo infantil, algo es dice que no está del todo bien de la cabeza y que a lo mejor deberíais haber intentado mentirle cuando no estuviera hablando por teléfono.
Un gruñido casi animal salió del teléfono y Kia pudo escucharlo perfectamente, parecido al de un perro furioso — no son de los nuestros, mátalos — tras aquel simple mandato el hombre cortó la comunicación y el hombrecillo de los túneles se giró a miraros — por vuestra culpa se han enfadado conmigo, sois malos y unos mentirosos… — comenzó a chillar un poco mientras corría hacía la entrada de uno de sus túneles y después todo comenzaba a moverse bajo vuestros pies. Algo os dice que por muy bien hecho que este esa habitación y la estructura de túneles por la que habéis accedido a ella todo va a venirse abajo. Parece que nuestro amiguito está enfadado y busca sepultaros bajo tierra, Kia puede escucharlo moverse por los túneles abriendo más y rompiendo otros, pero va demasiado rápido como para saber con exactitud donde se encuentra.
Además de eso, no tarda demasiado en comenzar a usar pequeños explosivos para acelerar el derrumbamiento del lugar, podéis escucharlos, podéis sentir la vibración en el suelo, tenéis pocos minutos para pensar cómo salir de esta. Su intención es tiraros la habitación encima y después salir pitando de allí. Mientras eso ocurría, Kia pudo encontrar algo en la pared, parece una especie de chapa metálica del tamaño de tu mano, pero ahora mismo no puedes identificar que es, tiene una especie de grabado. Si lográis salir podréis ver de qué se trata.
- Eden - 12:
- Por un momento el hombre pensó en las opciones que le habíais dado, desde luego era un plan bastante más elaborado aunque tenía más posibilidades de que saliera mal dejando vivo al marine y no terminaba de gustarle. Gruño un poco mientras lo meditaba — suena bien, pero si se escapa tendremos problemas y sabéis que no me gustan los problemas, en este momento hay demasiada gente en esta isla que puede tocarnos los cojones y no tengo intención de destrozar una buena oportunidad como esta ¿entendido? — camino un par de pasos hacía la puerta por la cual había salido antes, seguramente buscando marcharse.
— Bien, haréis vuestro plan, pero os acompañaran dos miembros más de esta cámara, me niego a que solo dos os encarguéis de algo así y no admito discusiones. Ahora todos fuera — ante sus palabras no tardaron ni un momento en levantarse del asiento. Dos encapuchados más se acercaron a vuestra posición. Serían quienes os acompañarían mientras que la figura más relevante de aquella reunión se marchaba por la puerta. Si le echáis un vistazo a la daga que Ruffo aún lleva encima, veréis escrita una palabra, tal vez os suene de algo o tal vez no, pero en la hoja se encuentra grabado “Procyon” en una hermosa caligrafía, elegante y muy cuidada.
Uno de los encapuchados da un paso al frente y toma al marine para levantarlo de la mesa y se lo echa al hombro como un costal de patatas — es hora de partir, tenemos que llegar al manglar doce, se llevará acabo allí — Se movieron hasta una de las puertas y al salir podréis ver que se trata de la parte trasera del lugar de la reunión. Tras eso la otra figura levanta una tapa de alcantarilla que da a un túnel subterráneo y tras sacar lo que parece ser una lámpara eléctrica ambos entran en el túnel y os esperan a vosotros dos. ¿Curioso verdad? ¿Esos túneles siempre han estado allí? El camino por los túneles no será demasiado largo, pero tal vez deberíais avisar del movimiento de alguna manera a vuestros superiores. Parece que todo el camino se hará a través de aquellos túneles y una vez llegáis a vuestro destino saldréis de ellos por una trampilla en un almacén. Es momento de ver de qué pasta estáis hechos.
- Oppen - 21:
- La pequeña niña está bastante asustada, cansada de tanto correr y como es de esperarse le falta el aliento. Pero al ver que la estas ayudando no duda un momento en ir contigo a tu dimensión espejo, esperando que realmente puedas ayudarla y no dejes que esos hombres malos le hagan daño. Coges a los hombres y los dejas bien atados para que no causen problemas y ante tu pregunta la niña suspira un poquito, mira a los hombres y luego mira lo que tiene entre los brazos. Si te fijas mejor puedes ver que es una especie de maletín que se encuentra tapado con una tela.
— Mi amigo Nícolas y su mama me pidieron que lo guardase, pero esos señores tan malos me vieron con el cuándo iba a casa y quisieron quitármelo — suspiro cansada intentando recuperar el aliento. La Jolly Roger que se encuentra en el pañuelo tiene la calavera de lo que parecer ser un perro con la boca abierta y que además tiene dos enormes colmillos. En los ojos del perro se pueden ver dos constelaciones, una de ellas con más estrellas que otra y una correa que rodea el lugar donde la cabeza se une al cuello como si el perro le perteneciera a alguien aun cuando parece tan fiero.
— Me dijeron que unos hombres malos lo querían y que era mejor que no lo tuvieran, que eran unos perros malos que buscan hacerle daño a la gente, tenía que darle el maletín a papa pero no conseguí llegar a casa ¿me ayudas a llegar? — la niña se aferraba con fuerza al maletín, no parecía querer soltarlo bajo ninguna circunstancia. Desde luego aquella pequeña tenía mucho valor para ser solamente una niña, que por la apariencia que tenía no tendría más de seis años, el pelo largo y rizado de color castaño y unos bonitos y brillantes ojos avellana.
Ahora mismo tenía la esperanza de que la acompañases a ver a su padre para darle aquel maletín — seguro que mi papa sabrá lo que tiene que hacer con esto, podrá hacer que los señores malos dejen de hacer cosas malas, por favor señor ¿me ayuda a llegar a casa? — te mira con sus ojos brillantes esperando que te apiades de ella y la ayudes a llegar. Por si te lo preguntas, el maletín está bien cerrado, parece que hace falta un par de llaves para poder abrirlo y que si se intenta abrir a la fuerza, el contenido del material seguramente desaparecerá, pues este tiene un sistema de seguridad para evitar que quien no debe ver su contenido pueda hacerlo.
- Los Cocinitas:
- El cangrejo le da los últimos toques a su comida y apaga el fuego para que se termine de hacer tranquilamente dentro de la pota. Luego examina con calma pero mirada experta lo que acaba de hacer Kaito, antes de asentir lentamente:
-Es fácil cocinar para uno mismo, difícil cocinar para una mujer. Mucho más para una hija del mar. Pero puedes presentarle tu cocina y rezar para que no te arranque la cabeza de un bocado, supongo.
Se aparta y se frota las manos, meditando por un momento. Unos segundos más tarde, dos hombres aparecen en la puerta. Ambos van de traje, pulcramente vestidos.
-Ah, habéis llegado. Bien, ya sabéis qué hacer. Coged también los platos de este buen hombre. Vosotros venid conmigo, las negociaciones bien hechas deben hacerse siempre durante una buena comida. Habéis llegado en buen momento, no voy a negarlo. Si cuando lleguemos al postre todavía no he decidido mataros, me plantearé ese trato que perseguís.
Todavía no os ha dicho a qué se dedica, pero parece que él lo tiene todo bastante claro. Ha ignorado lo que ha dicho Will, al menos por ahora, y piensa llevaros a comer sí o sí. Os lleva por la puerta trasera y comienza a andar tranquilamente por el manglar calle abajo y calle arriba.
-¿A esta situación, decías? Bueno, habéis irrumpido en uno de mis almacenes, supongo que porque buscabais algo. No estoy seguro de si sois conscientes de dónde os habéis metido, pero lo cierto es que parecéis… buena gente. Estoy dispuesto a daros una oportunidad y tender un lazo de amistad para ver a dónde llega.
Llegáis a la puerta de otro restaurante, este intacto… pero vacío, al menos de momento. Os hace pasar y veis que hay una enorme mesa preparada para al menos 8 personas.
-No podemos comer en un restaurante destrozado, ¿no es así? La diplomacia requiere elegancia, siempre lo he dicho… ¡ah, mi pequeña! ¿Qué tal el día?
De una de las puertas de dentro del restaurante, posiblemente la de la cocina, sale una mujer cangrejo, bastante alta y de aspecto francamente imponente, aunque se mueve con elegancia. Le da dos besos al que claramente es su padre y os mira fijamente, pero no comenta nada. Ambos se sientan y aguardan a que hagáis lo mismo. Will, Ambrose vuelve a mirarte:
-Dime, exactamente, ¿qué te gustaría sacar de aquí?
PD: Kaito, los dos hombres de traje están a las órdenes de Ambrose y son los encargados de transportar la comida de un local a otro. Puedes utilizar tu ventaja de socializador utilizándolos a tu gusto.
Kaito Takumi
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
—Con lo autocrítico que soy, no sabría que decirle. Aunque si usted es su padre y me dice eso…
A saber cómo de intragable era la tía.
Con la aparición de dos pieles seca de uniforme, las cosas se pusieron en marcha. Era algo que decir, porque al parecer todos los intentos del pobre blancucho habían sido ignorados uno tras otro, lo que no sabía decir si era por racismo o porque -la verdad- Will era un tío sospechoso. Hablaba con cuidado, vestía raro, apenas tenía expresiones faciales. No le culpo en absoluto al bueno de Ambrose. Bueno, bueno bueno, no. Pero el tipo me caía bien, que ya era mucho decir. Lo cierto es que esperaba que las cosas no se torcieran tanto como para matarle, por mucho que inicialmente algo en mí quisiera hacerlo.
—Fíjate, yo siempre espero a la sobremesa para discutir. Claro que creo que eso es porque siempre suelto algo que amarga la comida en sí…—comenté pese a la promesa. Porque aquello, claramente, no era una amenaza—. Intentaré permanecer callado…
Que ya bastantes miraditas me estaba lanzando mi propio “jefe”. Y para que para mí fueran obvias, con ese careto de mejillón que tenía. Mientras los cabecillas continuaban con su conversación, una que esperaba más fructífera que la que habían labrado, me puse entremedio de los dos tipos con pintas de criado -o agentes del cp, que vienen a ser lo mismo- y hablé con ellos dejando que Suchu, al que obviamente mandé seguirnos, dejara de cargar con mi irrisorio peso.
—Buenas, soy Black. ¿Cómo os llamáis?
Tras mirarme de arriba abajo con una rápida mirada de cortesía, hablaron.
—Séptimo.
—Primero.
No parecían tener mucha diferencia de edad, y aunque se parecieran esperaba que no fueran hermanos. Porque si no pobre de su madre, por la mar. ¿Cuántos humanos podría engendrar una hembra? Ya lo pensaría, aquel no era momento para futuros planes económicos.
—El señor Ambrose me ha dicho que tiene una hija…—hilé, moviendo la mano para mover el imaginario carrete de la conversación—. ¿Cómo es?
Tras mirarse, como lanzándose una mirada cómplice, me contestaron.
—La señorita se parece mucho a su padre.
—Aunque no sea para nada como él.
Oh no. Como siguieran así de crípticos les querría matar.
—¿Y sabéis que han traído hoy al local?
—Mercancía.
—Mercancía secreta —contesté—. ¿Pero qué es?
—Pues lo que hemos pedido.
Sep. Ganas de matarles en aumento. En fin, como parecía que poco iba a sacarles, al menos que me dieran algo de entretenimiento.
—Sé lo que estáis pensando…—dije, para ver una pequeña sonrisa en sus rostros.
Ah sí, porque ¿cómo iban a fiarse de mí? ¿De nosotros? No éramos más que invasores en su tierra, pero gente a la que, por ahora, su jefe, parecía caerles bien. Pero por ahí no iban los tiros.
—¿Cómo follan los ningyos?
Casi se tropiezan. Mas como sus vidas parecían no valer tanto como lo que cargaban, no a ojos de su jefe, pues se enderezaron con rapidez y una mueca de incomodidad. Pero una incomodidad plagada de morbosa curiosidad… eso seguro.
—El caso es que eso no importa mucho, porque ya sea chupar, lamer, meter y sacar, uno puede hacerlo de mil maneras. Aquí vamos a lo que vamos, al sistema reproductivo, sin divertimento ni fundamento. Y ya, si queréis cosas más turbias—añadí, meneando mis tentáculos—, me decís.
—No, la verdad es que…—empezaron al unísono.
Pero ya era demasiado tarde.
Y entre esos y más datos curiosos creo que les hice un buen manual práctico de relaciones sexuales entre hijos del mar. ¡Qué bueno es aprender!
Por fin llegamos al local y tuve la decepcionante ocasión de encontrar a la hija de Ambrose. Pese a que mi ascendencia me empujaba a comérmela, no era aquello de la forma metafórica. No era de mi agrado, la verdad, y aquello se debía a que su belleza canónica de la parte superior estropeaba todo el conjunto. Absorto en la parte inferior de la muchacha, me di cuenta de algo que me golpeó con una tristeza nostálgica.
—Encantado —dije bajando la cabeza—. No sabes la suerte que tienes por tener a tu padre.
Con él habría aprendido a andar pese a sus muchas piernas. Con él no le habrían molido a palos por ser un niño inútil de una ascendencia incomprendida. Con él el resto de ningyos y gyojins no la habrían humillado por no tener ni cola ni piernas. ¿Cuánto habrían cambiado las cosas si hubiera tenido un referente parecido a mí a mi lado? Quizás incluso habría aprendido hasta modales.
Tardé en darme cuenta que mi mirada estaba fija en el infinito, centrada sobre el vientre de la muchacha. Mas al recuperar la consciencia mi ímpetu indago en el perfil de sus dos mitades. Qué curioso, oye.
—¿Te has planteado tener hijos? —pregunté a bote pronto—. Soy Kaito, por cierto… Y no, no es un nombre falso pese a lo irónico.
Porque a un huérfano salido del mar, ¿qué nombre le vas a poner salvo hijo del mar? Cago en la mar, es como si uno de estos monos se llamara Macaco o algo así.
—Lo de los hijos es porque creo que te podría ayudar con eso.
Porque obviamente la pobre desgraciada tenía una ascendencia casi igual de problemática que las mujeres hipocampo. Bueno, no tanta. Que no tenía que sufrir eso de tener un "pene".
A saber cómo de intragable era la tía.
Con la aparición de dos pieles seca de uniforme, las cosas se pusieron en marcha. Era algo que decir, porque al parecer todos los intentos del pobre blancucho habían sido ignorados uno tras otro, lo que no sabía decir si era por racismo o porque -la verdad- Will era un tío sospechoso. Hablaba con cuidado, vestía raro, apenas tenía expresiones faciales. No le culpo en absoluto al bueno de Ambrose. Bueno, bueno bueno, no. Pero el tipo me caía bien, que ya era mucho decir. Lo cierto es que esperaba que las cosas no se torcieran tanto como para matarle, por mucho que inicialmente algo en mí quisiera hacerlo.
—Fíjate, yo siempre espero a la sobremesa para discutir. Claro que creo que eso es porque siempre suelto algo que amarga la comida en sí…—comenté pese a la promesa. Porque aquello, claramente, no era una amenaza—. Intentaré permanecer callado…
Que ya bastantes miraditas me estaba lanzando mi propio “jefe”. Y para que para mí fueran obvias, con ese careto de mejillón que tenía. Mientras los cabecillas continuaban con su conversación, una que esperaba más fructífera que la que habían labrado, me puse entremedio de los dos tipos con pintas de criado -o agentes del cp, que vienen a ser lo mismo- y hablé con ellos dejando que Suchu, al que obviamente mandé seguirnos, dejara de cargar con mi irrisorio peso.
—Buenas, soy Black. ¿Cómo os llamáis?
Tras mirarme de arriba abajo con una rápida mirada de cortesía, hablaron.
—Séptimo.
—Primero.
No parecían tener mucha diferencia de edad, y aunque se parecieran esperaba que no fueran hermanos. Porque si no pobre de su madre, por la mar. ¿Cuántos humanos podría engendrar una hembra? Ya lo pensaría, aquel no era momento para futuros planes económicos.
—El señor Ambrose me ha dicho que tiene una hija…—hilé, moviendo la mano para mover el imaginario carrete de la conversación—. ¿Cómo es?
Tras mirarse, como lanzándose una mirada cómplice, me contestaron.
—La señorita se parece mucho a su padre.
—Aunque no sea para nada como él.
Oh no. Como siguieran así de crípticos les querría matar.
—¿Y sabéis que han traído hoy al local?
—Mercancía.
—Mercancía secreta —contesté—. ¿Pero qué es?
—Pues lo que hemos pedido.
Sep. Ganas de matarles en aumento. En fin, como parecía que poco iba a sacarles, al menos que me dieran algo de entretenimiento.
—Sé lo que estáis pensando…—dije, para ver una pequeña sonrisa en sus rostros.
Ah sí, porque ¿cómo iban a fiarse de mí? ¿De nosotros? No éramos más que invasores en su tierra, pero gente a la que, por ahora, su jefe, parecía caerles bien. Pero por ahí no iban los tiros.
—¿Cómo follan los ningyos?
Casi se tropiezan. Mas como sus vidas parecían no valer tanto como lo que cargaban, no a ojos de su jefe, pues se enderezaron con rapidez y una mueca de incomodidad. Pero una incomodidad plagada de morbosa curiosidad… eso seguro.
—El caso es que eso no importa mucho, porque ya sea chupar, lamer, meter y sacar, uno puede hacerlo de mil maneras. Aquí vamos a lo que vamos, al sistema reproductivo, sin divertimento ni fundamento. Y ya, si queréis cosas más turbias—añadí, meneando mis tentáculos—, me decís.
—No, la verdad es que…—empezaron al unísono.
Pero ya era demasiado tarde.
- OH no.:
- —La pregunta reside en ¿dónde se encuentra el pene, o la vagina, en el ningyo en cuestión? Pese a la dualidad mamífero pez que muchos intentan acotar en esta burda semicomparación, la anatomía de un hijo del mar tiene mil formas, colores y, por supuesto, tamaños; pero vayamos a lo sencillo. Muchos de los ningyos presentan, para fortuna de los humanos más atrevidos, sus genitales expuestos en la parte frontal, tras una apertura a la que denominaremos cloaca -que no ha de confundirse con la cloaca que usa para excretar-; esta funciona como… bueno, como funcionan lo vuestro solo que se abre y se cierra. En las hembras funciona más o menos igual, salvo que en los machos…—saqué mi dedo índice a través del hueco de la otra mano—, pues se asoma el pene. Normalmente este es de un color parecido al del tono del piel del ningyo en cuestión, aunque no tiene porqué ser del todo así. Luego tenemos otros arquetipos, que a diferencia de este, presentan su contraparte de ascendencia algo más superior. Aquí los órganos sexuales pueden localizarse más bajos, generalmente con más toques de su animal marino, y en muchos casos se juntan con la cloaca. Por supuesto aquí hay que tener cuidado, ya que uno se arriesga a infecciones dependiendo de donde mete o saca el qué. En la hembras siempre es igual, vaginas todas, aunque muchas veces carecen de clítoris lo que hace que las hembras de la especie valoren otros aspectos del coito más allá de la penetración. En los machos, el pterigopodio, se diferencia bastante del arquetipo humano, siendo normalmente cilíndrico más que coronado y a veces presentan huesecillos para mantenerse rígido. Una ventaja, la verdad, aunque aún así y como el resto se llenan de líquido antes de abrirse dentro como un paraguas y soltar su esperma. ¿Sabíais que los tiburones tienen dos? Dato curioso, porque los gyojin solo suelen tener uno, aunque sean tiburones, porque tienden más a la parte mamífera y colgona; por eso llevan siempre pantalones. Pero bueno, excepciones hay en todos lados. Y luego tenemos a los hijos del mar cuya contraparte es más marina, que tienden a tener lo que tendría su ascendencia. En mi caso, por ejemplo, uno de mis tentáculos actúa de pene —dije pasándoles los miembros por los hombros, a los que dieron un respingo—. La pregunta, amigos míos es… ¿cuál? Aunque, por supuesto, no micciono por ahí, así que no es tan sucio como los de los pielsecas.
—¿Por qué nos cuenta todo esto? —dijo Primero, abrumado.
—Eso…
—Porque quiero abrir los límites de vuestra consciencia a nuevos horizontes—dije, extendiendo el brazo hacia un distante futuro—. Y porque, obviamente, son cosas que no se suelen preguntar por mucho que uno quiera saberlas.
—Yo no…
—Yo tampoco.
—La siguiente lección es sobre los tópicos sexuales de los hijos del mar. Por ejemplo todas las mujeres pulpo se dicen que son unas putas, porque son muy liberadas sexualmente, ya que su ascendencia les empuja a engendrar y reproducirse, y como, a diferencia de los pulpos, no mueren, pues es un toma y daca muy gratuito. Se dice en los círculos más profundos que una vez pruebas el pulpo, ya no vuelves—Se estaban poniendo pálidos los pobres, casi a juego con la camisa—. Por contraparte, los señores pulpo, tenemos menos apetito sexual, así que se nos mete el prejuicio de que somos unos alcohólicos, aunque lo cierto es que liberamos nuestras pasiones en muchas más formas. De hecho, todo el hentai turbio que hay en muchos pueblos costeros es debido a que pese a que no tenemos tejido eréctil, al menos no disfrutable, siempre está el aspecto psicológico de una relación. ¿Y qué hay más bonito que ver a tu pareja fundirse de placer entre tus brazos? Todos tus brazos. Pasemos ahora a los tópicos tiburonescos; todos, o al menos los más grandes, tienden a ser o muy dom o muy subs. Eso de tener dos penes tiene que ser más putada que otra cosa; por mucho que se quiera hacer fetiche de ello. Curiosamente los percebes, una ascendencia casi nula en nuestra raza, tienden a tener -en comparación a la longitud del cuerpo- el miembro más grande de todos, y aunque no suelen levantar más del metro y medio los que más, lo compensan con cipotes que son 1.5 veces más altos que él. No he tenido el gusto de encontrarme ninguno para saber dónde lo tienen, o si se lo enrollan, pero, joder.
Y entre esos y más datos curiosos creo que les hice un buen manual práctico de relaciones sexuales entre hijos del mar. ¡Qué bueno es aprender!
Por fin llegamos al local y tuve la decepcionante ocasión de encontrar a la hija de Ambrose. Pese a que mi ascendencia me empujaba a comérmela, no era aquello de la forma metafórica. No era de mi agrado, la verdad, y aquello se debía a que su belleza canónica de la parte superior estropeaba todo el conjunto. Absorto en la parte inferior de la muchacha, me di cuenta de algo que me golpeó con una tristeza nostálgica.
—Encantado —dije bajando la cabeza—. No sabes la suerte que tienes por tener a tu padre.
Con él habría aprendido a andar pese a sus muchas piernas. Con él no le habrían molido a palos por ser un niño inútil de una ascendencia incomprendida. Con él el resto de ningyos y gyojins no la habrían humillado por no tener ni cola ni piernas. ¿Cuánto habrían cambiado las cosas si hubiera tenido un referente parecido a mí a mi lado? Quizás incluso habría aprendido hasta modales.
Tardé en darme cuenta que mi mirada estaba fija en el infinito, centrada sobre el vientre de la muchacha. Mas al recuperar la consciencia mi ímpetu indago en el perfil de sus dos mitades. Qué curioso, oye.
—¿Te has planteado tener hijos? —pregunté a bote pronto—. Soy Kaito, por cierto… Y no, no es un nombre falso pese a lo irónico.
Porque a un huérfano salido del mar, ¿qué nombre le vas a poner salvo hijo del mar? Cago en la mar, es como si uno de estos monos se llamara Macaco o algo así.
—Lo de los hijos es porque creo que te podría ayudar con eso.
Porque obviamente la pobre desgraciada tenía una ascendencia casi igual de problemática que las mujeres hipocampo. Bueno, no tanta. Que no tenía que sufrir eso de tener un "pene".
- DAto y resumen:
- Kaito NO está ligando, y aun así no sabe ligar. De ahí la ultima metedura de pata que pueda ser interpretada como un ligoteo XD. Pero la cosa es que una tia así pues embarazada difícil tanto para primero tenerlo como para luego sacarlo. Y como es biólogo...
Socializo. Y tengo mi momento estelar al final. XD Pretendo que Suchu se venga on nosotos dentro, como buen cocodrilo "doméstico"
Nassor
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Al ver la situación, Nassor se llevó la mano derecha a una bolsita en el cinturón y sacó una pequeña baya roja que se metió en la boca. El fuerte sabor ácido del Fruto de Sejmet nubló el sentido de su gusto, con lo que tragó tras morder un par de veces. Un torrente de energía recorrió su cuerpo, haciéndole temblar. Casi sin pensarlo pasó a su Beast Form, convirtiéndose en un ser similar a un minotauro, pero de pelaje castaño rojizo y cabeza de ciervo. Pasó a Réquiem a la mano derecha y observó a sus oponentes con una mueca de ira. Estaba realmente furioso. Furioso por lo que le estaban haciendo a esa mujer, por lo que le hacían a los animales. Y la droga que acababa de tomarse solo hacía que se sintiera mucho más enfadado.
En cuanto el primero llegó frente a él, decidió dejarle el primer golpe. Nublado por el Fruto y la ira, decidió que sería la forma más rápida de evaluar hasta qué punto era una amenaza. Canalizó su haki de armadura hacia su coraza como única concesión a su propia protección y aguardó. El impacto fue duro, muy duro. A pesar de su haki y resistencia física, el impacto dobló la coraza, la astilló y le hizo sentir dolor. No se le escaparon las llamas que surgieron del guantelete, chamuscando su túnica. Soltó un gruñido y retrocedió un único paso para ponerse en una pose más apta para la defensa. Para el segundo golpe interpuso la hoja de Réquiem usando la zona más cercana a la empuñadura para tener que ejercer menos fuerza en el bloqueo. En el tercero interpuso su mano izquierda, dejando que el puño impactase con la palma de su mano... que estaba protegida por el Guantelete de Reshef. Las llamas pasaron por el cuero sin dañar su cuerpo. Y no fue el único efecto: el impacto activó el guantelete, liberando una fuerte descarga eléctrica.
La descarga, esperaba, debería llegar para aturdirlo lo suficiente como para poder seguir avanzando. Sin embargo por su acaso respondió al último puñetazo de su rival con un puñetazo propio a su antebrazo para desviarle y darle otra descarga. No bastó por sí mismo para evitar el golpe, que le alcanzó el brazo derecho haciéndole bastante daño y dejándole una fea quemadura. El ciervo gruñó enfadado y dolorido, y tras eso, se hizo a un lado y empezó a cargar. Aceleró tan rápido que pareció por un instante convertirse en un gigantesco proyectil rojizo mientras avanzaba en línea recta hacia el hombre que retenía a la mujer. No iban a matarla sin más, era evidente que la necesitaban para algo. Y en cualquier caso, esperaba tomarlo por sorpresa con su velocidad. Terminó la carga con una estocada con el khopesh directa a la cara del hombre, imprimiendo todo su peso y la inercia de la carrera en el golpe.
En cuanto el primero llegó frente a él, decidió dejarle el primer golpe. Nublado por el Fruto y la ira, decidió que sería la forma más rápida de evaluar hasta qué punto era una amenaza. Canalizó su haki de armadura hacia su coraza como única concesión a su propia protección y aguardó. El impacto fue duro, muy duro. A pesar de su haki y resistencia física, el impacto dobló la coraza, la astilló y le hizo sentir dolor. No se le escaparon las llamas que surgieron del guantelete, chamuscando su túnica. Soltó un gruñido y retrocedió un único paso para ponerse en una pose más apta para la defensa. Para el segundo golpe interpuso la hoja de Réquiem usando la zona más cercana a la empuñadura para tener que ejercer menos fuerza en el bloqueo. En el tercero interpuso su mano izquierda, dejando que el puño impactase con la palma de su mano... que estaba protegida por el Guantelete de Reshef. Las llamas pasaron por el cuero sin dañar su cuerpo. Y no fue el único efecto: el impacto activó el guantelete, liberando una fuerte descarga eléctrica.
La descarga, esperaba, debería llegar para aturdirlo lo suficiente como para poder seguir avanzando. Sin embargo por su acaso respondió al último puñetazo de su rival con un puñetazo propio a su antebrazo para desviarle y darle otra descarga. No bastó por sí mismo para evitar el golpe, que le alcanzó el brazo derecho haciéndole bastante daño y dejándole una fea quemadura. El ciervo gruñó enfadado y dolorido, y tras eso, se hizo a un lado y empezó a cargar. Aceleró tan rápido que pareció por un instante convertirse en un gigantesco proyectil rojizo mientras avanzaba en línea recta hacia el hombre que retenía a la mujer. No iban a matarla sin más, era evidente que la necesitaban para algo. Y en cualquier caso, esperaba tomarlo por sorpresa con su velocidad. Terminó la carga con una estocada con el khopesh directa a la cara del hombre, imprimiendo todo su peso y la inercia de la carrera en el golpe.
- resumen:
- Me tomo un fruto de Sejmet y paso a Beast Form. Aguanto los golpes del que me ataca, le suelto una descarga y cargo contra el que se lleva a la mujer.
- Stats ahora mismo: Fuerza 10, Resistencia 8, Velocidad 8, Agilidad 4, Destreza 4.
- Fruto de Sejmet: Un esqueje del Árbol de Sejmet, una planta de hojas rojizas y espinosas que da un fruto negro del tamaño de una mora. Ahora mismo es un espécimen pequeño de medio metro. El fruto de Sejmet es una potente droga con efectos estimulantes y psicotrópicos. Normalmente afecta sólo a animales y en el caso de humanos sólo les causa un estado de euforia y agresividad. Sin embargo si la consume un usuario de una fruta zoan durante un corto período de tiempo (4 posts) verá sus energías renovadas (ganará dos posts más antes de cansarse) y el stats más alto que le otorgue su forma actual aumenta en un rango. Si se consumen tres frutas en el mismo rol, el usuario sufrirá una sobredosis y perderá el control de sus acciones pasando a un estado de furia asesina.
- Beast Form: En esta forma aumenta de tamaño hasta los tres metros de altura y pasa a tener un aspecto similar al de su forma híbrida, pero con el rostro más animalizado. Su aspecto recuerda al de un minotauro pero con cuernos y morro de ciervo, y el pelaje de un tono castaño rojizo. En esta forma aumenta su resistencia en un rango.
Dexter Black
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
¿Quién carajo era Eustaquio? No había oído mucho más de forma clara, pero al parecer ahora Gabi iba a estar junto a un hombre llamado Eustaquio. ¿Tan rápido había decidido prostituirse una niña? Aun si eran adalides de la libertad, no podía permitir que por muy libre que fuese una persona se vendiese antes de tener verdadera consciencia de su cuerpo. Una cosa era que Vega, una mujer que parecía bastante adaptada al negocio, lo hiciese, y otra muy distinta una muchacha que apenas levantaba tres palmos del suelo.
En cualquier caso estaba a punto de terminar con la rubia, así que pronto podría ocuparse de Gabi y reprenderla por semejante falta de fe, moral y virtud. No por prostituirse, e incluso quizá ni siquiera por hacerlo siendo una niña -aunque semejante hecho le resultaba repugnante ella no podía saber del todo qué hacía, por lo que culparla era algo injusto-, sino por hacerlo en medio de una importantísima misión imprescindible ya no para la conquista de Sabaody, sino para la seguridad de sus habitantes, que estaba por encima de cualquier pretensión militar o política. Pronto tendría una charla muy seria con la niña; era importante disciplinarla ahora y no cuando esa actitud pudiese suponer un riesgo.
La caricia de Vega lo hizo estremecer, en cualquier caso. Sus dedos eran suaves, como los de Tea, y su olor le recordaba a todo lo que le había gustado siempre. Tal vez en otras circunstancias, si ella no hubiese aparecido antes, y si Vega no tuviese una cuota por cumplir... Revolvió la cabeza, contestándole mientras leía:
- Nunca me divierto con nada de otro -dijo, y su rostro cayó con la mirada al suelo en una expresión triste-. Pero si cuelgas el hábito algún día y mi hábito me cuelga a mí, podríamos hablarlo.
Porque así funcionaba Tea. Era una cazadora, y en cuanto se sintiese presa o cautiva huiría. Exactamente igual que él, aunque él había sido capaz de sobreponerse. Sin embargo, aun con todas sus ilusiones albergaba pocas esperanzas. Y desde luego acostarse con una prostituta no sería su forma de afrontar la marcha, pero no iba a cerrar ahora la puerta a destinos que la albina le había hecho abrir: Tal vez Astartea era solo la antesala de Vega, aunque tuviese que pasar por más dolor y sufrimiento antes de alcanzar una felicidad que no merecía, pero había vuelto a buscar después de tantos años.
- Si no me vas a dar lo que busco, me voy -respondió él con tono afectado, pero devolviéndole la caricia alrededor del ombligo, trazando un rubí-. No he venido hasta aquí para que una puta no cumpla con lo que le pido.
En toda la habitación resonó una bofetada junto al quejido angustiado de la prostituta, aunque él no había llegado a tocarla. El sonido era, pues, una ilusión sonora. Tras eso asintió a Vega, dejándola ir. Esperaba que actuase un poco y se quejase de su trato, aunque también le habría agradado que se preparase para ir a verlo inmediatamente. Él, por su parte, también dejó la habitación y bajó las escaleras tranquilamente. Si las gemelas seguían en el lugar se acercaría a ellas, preguntando de forma casual qué había sido de Gabi. Nassor no tardaría mucho en aparecer con la madre, pero la chiquilla estaba desprotegida sin ellos. Tal vez no había sido tan buena idea dejarla sola.
- Creo que necesito algo mucho más exclusivo -sentenció, en cualquier caso, cuando se sentó-. Si esa mujer es vuestra mejor pieza, creo que poco tengo que hacer con vosotras. Yo solo puedo aceptar lo más exclusivo. En fin, dos cosas: No sé dónde está la madre del niño, pero decid un precio, y... ¿Dónde se ha metido el niño?
Lo buscó con la mirada, esperando verlo, pero el temor de pronto lo asaltó: ¿Estaría también con el nuevo patrón de Gabi? Retuvo una arcada.
En cualquier caso estaba a punto de terminar con la rubia, así que pronto podría ocuparse de Gabi y reprenderla por semejante falta de fe, moral y virtud. No por prostituirse, e incluso quizá ni siquiera por hacerlo siendo una niña -aunque semejante hecho le resultaba repugnante ella no podía saber del todo qué hacía, por lo que culparla era algo injusto-, sino por hacerlo en medio de una importantísima misión imprescindible ya no para la conquista de Sabaody, sino para la seguridad de sus habitantes, que estaba por encima de cualquier pretensión militar o política. Pronto tendría una charla muy seria con la niña; era importante disciplinarla ahora y no cuando esa actitud pudiese suponer un riesgo.
La caricia de Vega lo hizo estremecer, en cualquier caso. Sus dedos eran suaves, como los de Tea, y su olor le recordaba a todo lo que le había gustado siempre. Tal vez en otras circunstancias, si ella no hubiese aparecido antes, y si Vega no tuviese una cuota por cumplir... Revolvió la cabeza, contestándole mientras leía:
- Nunca me divierto con nada de otro -dijo, y su rostro cayó con la mirada al suelo en una expresión triste-. Pero si cuelgas el hábito algún día y mi hábito me cuelga a mí, podríamos hablarlo.
Porque así funcionaba Tea. Era una cazadora, y en cuanto se sintiese presa o cautiva huiría. Exactamente igual que él, aunque él había sido capaz de sobreponerse. Sin embargo, aun con todas sus ilusiones albergaba pocas esperanzas. Y desde luego acostarse con una prostituta no sería su forma de afrontar la marcha, pero no iba a cerrar ahora la puerta a destinos que la albina le había hecho abrir: Tal vez Astartea era solo la antesala de Vega, aunque tuviese que pasar por más dolor y sufrimiento antes de alcanzar una felicidad que no merecía, pero había vuelto a buscar después de tantos años.
- Si no me vas a dar lo que busco, me voy -respondió él con tono afectado, pero devolviéndole la caricia alrededor del ombligo, trazando un rubí-. No he venido hasta aquí para que una puta no cumpla con lo que le pido.
En toda la habitación resonó una bofetada junto al quejido angustiado de la prostituta, aunque él no había llegado a tocarla. El sonido era, pues, una ilusión sonora. Tras eso asintió a Vega, dejándola ir. Esperaba que actuase un poco y se quejase de su trato, aunque también le habría agradado que se preparase para ir a verlo inmediatamente. Él, por su parte, también dejó la habitación y bajó las escaleras tranquilamente. Si las gemelas seguían en el lugar se acercaría a ellas, preguntando de forma casual qué había sido de Gabi. Nassor no tardaría mucho en aparecer con la madre, pero la chiquilla estaba desprotegida sin ellos. Tal vez no había sido tan buena idea dejarla sola.
- Creo que necesito algo mucho más exclusivo -sentenció, en cualquier caso, cuando se sentó-. Si esa mujer es vuestra mejor pieza, creo que poco tengo que hacer con vosotras. Yo solo puedo aceptar lo más exclusivo. En fin, dos cosas: No sé dónde está la madre del niño, pero decid un precio, y... ¿Dónde se ha metido el niño?
Lo buscó con la mirada, esperando verlo, pero el temor de pronto lo asaltó: ¿Estaría también con el nuevo patrón de Gabi? Retuvo una arcada.
- Resumen:
- No mucho, preguntar a las pelirrojas por Gabi.
Kia Sekai
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Genial, maravilloso, a medida que las cosas avanzan está consiguiendo enfadarte y definitivamente no quieres pensar en eso. Agarras lo que has tomado de donde estaba la pared, lo guardas entre tus ropas y simplemente decides que es el momento de ponerse en marcha con todo aquello.- Vale, le han ordenado matarnos y no creo que tengamos ventaja en este jodido lugar, así que vamos a salir de aquí a la superficie.- Un gruñido sale de entre tus dientes y notas como todo empieza a moverse, las explosiones, las complicaciones. Un mal día para decidir meterte bajo tierra, pero bueno, algo se ha ocurrido mientras todo ha comenzado a pasar.
Le pegas un pellizco con las colas a Ral para sacarlo de allí, es el momento de ponerse serios y definitivamente no sabes como va a salir aquello. Pero tienes que empezar con salir de aquella extraña caseta.- Agárrate fuerte a mi espalda, pase lo que pase no te sueltes.- Te agachas por completo, tumbándote en el suelo y comienzas a cambiar a aquella forma completa que hace que tu cuerpo aumente. Ahora eres un zorro bastante grande, superas el tamaño de un percherón y la única razón de que no te abras el craneo es que te has tumbado en el suelo antes de transformarte. Sea como sea, es el momento de salir de aquella cárcel de tierra y roca. Gruñes de manera animal, brutal y marcada y utilizando tu velocidad y tu fuerza, buscas romper hacia arriba y salir partiendo la capa superior de un coletazo.
Intentaría impulsarse desde el suelo con sus patas, rompiendo la parte superior y cubriendo con su cuerpo a Ral de los posibles golpes de las rocas. Aunque acabara algo magullada tenía que salir de aquel boquete. Podría intentar usar el hielo para abrirse paso, pero ahora mismo la prioridad era que ambos lograran salir de allí.
Le pegas un pellizco con las colas a Ral para sacarlo de allí, es el momento de ponerse serios y definitivamente no sabes como va a salir aquello. Pero tienes que empezar con salir de aquella extraña caseta.- Agárrate fuerte a mi espalda, pase lo que pase no te sueltes.- Te agachas por completo, tumbándote en el suelo y comienzas a cambiar a aquella forma completa que hace que tu cuerpo aumente. Ahora eres un zorro bastante grande, superas el tamaño de un percherón y la única razón de que no te abras el craneo es que te has tumbado en el suelo antes de transformarte. Sea como sea, es el momento de salir de aquella cárcel de tierra y roca. Gruñes de manera animal, brutal y marcada y utilizando tu velocidad y tu fuerza, buscas romper hacia arriba y salir partiendo la capa superior de un coletazo.
Intentaría impulsarse desde el suelo con sus patas, rompiendo la parte superior y cubriendo con su cuerpo a Ral de los posibles golpes de las rocas. Aunque acabara algo magullada tenía que salir de aquel boquete. Podría intentar usar el hielo para abrirse paso, pero ahora mismo la prioridad era que ambos lograran salir de allí.
- Resumen:
- Kia agarra a Ral, pasa a forma completa para abrir un boquete fuera arriba y salir de los túneles.
Forma completa: — Gana un +4 Fuerza +4 Velocidad
Gabriel Von Wilhelm
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Habían accedido, aunque por desgracia lo hicieron bajo la condición de que aquel hombre los acompañase. Gabi pensó que aquello era mejor que nada, por lo que asintió y empezó a caminar hacia el exterior, sin separarse en ningún momento del niño. Sin embargo, paró en seco en cuanto escuchó aquel golpe desde la sala donde estaba Dexter. Miró en esa dirección, confundido y frunciendo un poco el ceño. ¿Había pasado algo? Por lo que había escuchado en aquello que el revolucionario había metido en su oreja no parecía que diese lugar a una bofetada de indignación.
—Espera un momento —le dijo al tal Eustaquio antes de salir del lugar mientras oía como Dexter bajaba. Todavía pegado al niño volvió al lugar de donde salió, justo para oír a su jefe preguntar donde estaba—. Estoy aquí. Iba a salir con Nicolás para que estuviese tranquilo, le da miedo este sitio. Estas amables señoras parece que no se fían mucho de mí y han querido que Eustaquio venga conmigo, para vigilarme y evitar que me marche, supongo. ¿Quiere venir con nosotros?
Si ellas no se fiaban de él, él no se fiaba de ellas. Si ellas podían tener a Eustaquio como seguro, él podía tener a Dexter como el suyo. En todo momento se mantendría vigilante, mientras esperase a la respuesta del dragón azul, a cualquier movimiento que hiciesen las personas del burdel. Él mismo empezaba a estar terriblemente incómodo en ese sitio. No le gustaba nada y le traía recuerdos que preferiría olvidar cuanto antes.
—Espera un momento —le dijo al tal Eustaquio antes de salir del lugar mientras oía como Dexter bajaba. Todavía pegado al niño volvió al lugar de donde salió, justo para oír a su jefe preguntar donde estaba—. Estoy aquí. Iba a salir con Nicolás para que estuviese tranquilo, le da miedo este sitio. Estas amables señoras parece que no se fían mucho de mí y han querido que Eustaquio venga conmigo, para vigilarme y evitar que me marche, supongo. ¿Quiere venir con nosotros?
Si ellas no se fiaban de él, él no se fiaba de ellas. Si ellas podían tener a Eustaquio como seguro, él podía tener a Dexter como el suyo. En todo momento se mantendría vigilante, mientras esperase a la respuesta del dragón azul, a cualquier movimiento que hiciesen las personas del burdel. Él mismo empezaba a estar terriblemente incómodo en ese sitio. No le gustaba nada y le traía recuerdos que preferiría olvidar cuanto antes.
- Resumen:
- Decirle a Dexter que si también sale
Hayden Ashworth
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Kus. Kus había vuelto de su descanso y estaba trabajando de nuevo. ¿Desde cuando? Llevaba sin hablar con él... mucho tiempo. Demasiado, para su gusto. Durante un instante sintió una pequeña molestia, como algo atascándose en su pecho. Había vuelto y... no le había dicho nada. ¿Acaso el pelirrojo no valoraba tanto la amistad de ambos como lo hacía el dragón? Suspiró. No era momento de hacer dramas. Si Kus estaba en peligro tendría que ir en su ayuda. El agente había desaparecido y el dragón se encontraba rodeado. Cogió el Denden Mushi y contactó con Iulio:
—Hay algo muy serio de lo que debo ocuparme, pero la orden de informarme sigue en pie, ¿de acuerdo?
Después de decirle además que mandase tantos refuerzos como pudiese a ese campo de batalla en el que estaba, colgó. Miró a su alrededor, casi con indiferencia a los enemigos, y entonces dio un fuerte salto que levantó el polvo y agrietó el suelo. En el aire pasó a su forma híbrida y voló en dirección al lugar que le habían indicado. A su vez, rastreaba la isla buscando sentir la familiar presencia de Kus por si acaso se encontraba en otro sitio. En el caso de que no la sintiese yendo de camino, llegaría hasta la puerta del lugar de reunión que le habían dicho y aterrizaría.
Antes de entrar, intentó contactar con Kus utilizando el comunicador que le habían dado, pero... Parecía que no daba señal. Kus estaba ilocalizable por ese método. Fue entonces cuando extendió su conexión mental buscando la del pelirrojo. Si se encontraba en la misma isla debería poder comunicarse con él de esa manera, aunque no pudiese determinar su posición si lo encontraba. En cuanto contactase con él, le diría:
"Kus, soy yo. Me informan que podrías estar en peligro. Estoy frente al lugar donde te mandaron. ¿Va todo bien? Dime como llegar hasta ti."
Y, entonces, entraría en el lugar.
—Hay algo muy serio de lo que debo ocuparme, pero la orden de informarme sigue en pie, ¿de acuerdo?
Después de decirle además que mandase tantos refuerzos como pudiese a ese campo de batalla en el que estaba, colgó. Miró a su alrededor, casi con indiferencia a los enemigos, y entonces dio un fuerte salto que levantó el polvo y agrietó el suelo. En el aire pasó a su forma híbrida y voló en dirección al lugar que le habían indicado. A su vez, rastreaba la isla buscando sentir la familiar presencia de Kus por si acaso se encontraba en otro sitio. En el caso de que no la sintiese yendo de camino, llegaría hasta la puerta del lugar de reunión que le habían dicho y aterrizaría.
Antes de entrar, intentó contactar con Kus utilizando el comunicador que le habían dado, pero... Parecía que no daba señal. Kus estaba ilocalizable por ese método. Fue entonces cuando extendió su conexión mental buscando la del pelirrojo. Si se encontraba en la misma isla debería poder comunicarse con él de esa manera, aunque no pudiese determinar su posición si lo encontraba. En cuanto contactase con él, le diría:
"Kus, soy yo. Me informan que podrías estar en peligro. Estoy frente al lugar donde te mandaron. ¿Va todo bien? Dime como llegar hasta ti."
Y, entonces, entraría en el lugar.
- Resumen:
- Buscar a Kus, que le echo de menos :c
Contenido patrocinado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.