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[Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] - Página 3 Empty Re: [Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] {Mar 26 Ene 2021 - 0:22}

Un único sonido rompió el silencio que se había instaurado en el manglar desde que Ral marchase en busca de Roland Oppenheimer. Qué pudiera ocurrir allí no era algo que le interesase demasiado, aunque suponía cuál sería el final para el criminal si el agente se alzaba con la victoria, visto lo visto. Lo que no se esperaba era ver aquella figura pelirrosa desplomarse como si fuera poco más que una figura de papel, cayendo como un peso muerto sobre el suelo tras haber recibido el impacto de aquella bala.

—¡Polastri! —gritó el pelirrojo, desenvainando su espada y acuclillándose a su lado para intentar comprobar si seguía con ellos. Dirigió su mirada al tirador, con el ceño fruncido y la mandíbula tensa—. Desgraciado...

Se presentaba como "el Sepultero", un título un tanto grandilocuente y espectácular, casi como sacado de una película con héroes y villanos o... de algún espectáculo de lucha–libre. Si había podido pasar desapercibido para no solo uno, sino cuatro agentes del Cipher Pol —incluyendo a una jefa de personal—, no podía ser moco de pavo. No tardó mucho en verificar sus sospechas, en especial cuando vio aquel extraño fulgor en la pala que provocó que los cuerpos fueran alzándose uno por uno hasta sumar veinte.

Kusanagi se puso en pie, avanzando para interponerse junto a Ruffo entre Polastri y aquella horda de cadáveres resurgidos. No pintaba bien, menos cuando apenas habían llegado a cruzar el primero de los manglares. ¿Estarían tan vigilados los demás? Si habían dejado a gente como el larguirucho custodiándolos tendrían serios problemas para llegar a reunirse con Banners, aunque en ese momento este era el menor de sus problemas. Su superiora estaba herida, sin que supieran bien hasta dónde llegaba la gravedad de la herida, y tenían a todo un contingente para hacerles frente. Las prioridades habían cambiado.

Apretó con rabia la empuñadura de Yujo, poniéndose en guardia cuando los no–muertos se lanzaron contra ellos.

—Sé que no hace falta que te lo diga —comenzó, hablándole a Ruffo—, pero no te contengas. Esta vez no haremos prisioneros.

«Y menos unos prisioneros que, aparentemente, ya han muerto», se dijo, dejando que su compañero se lanzara en primer lugar. No debía suponer un gran problema para él, aunque la superioridad numérica seguía siendo aberrante y debía asegurarse de que Polastri no quedara totalmente desprotegida. Su velocidad era envidiable, así que si superaban al agente debía ser capaz de volver junto a su superiora sin demasiados problemas, pero dudaba de la capacidad de combate que ese hombre pudiera tener. Tendría que ser rápido.

Llevó dos dedos a la base de la hoja de su espada, concentrándose un instante. Recorrió con las yemas el frío metal, impregnándolo del calor de su propio ser. A medida que avanzaban, la aleación iba envolviéndose en candentes llamas que terminaron por ocupar la totalidad del filo. La Llama del Oeste, le llamaban. Iba siendo hora de recordarle al mundo por qué le conocían así con su Espíritu de Fuego. En cuanto Ruffo atacó él hizo lo propio, lanzando en un primer lugar un par de ondas cortantes flamígeras con la esperanza de alcanzar a cuantos resurgidos pudiera. Si ya estaban muertos al ser alzados nada les aseguraba que no pudiera volver a levantarlos pese a que los derrotasen pero, ¿y si hacía arder sus cuerpos? Eso sería otro cantar. Hecho esto, su cuerpo se proyectó a una velocidad inaudita y, por un instante, todo el sonido que pudiera producir se desvaneció. En apenas un parpadeo se habría situado a la espalda del Sepultero si nada se lo había impedido, tan silencioso que ni el aire parecía haber vibrado. Tomó la empuñadura con ambas manos y, tan veloz como había aparecido, lanzó aquel tajo flamígero en ascenso con la intención de partir por la mitad a su objetivo, con su arma vibrando gracias a su voluntad.

Diera o no tomaría cierta distancia, procurando tomar altura para poder jugar desde arriba. La superioridad aérea era una de sus mejores bazas y le permitiría moverse donde fuera necesario en segundos si la situación lo requería. A ver de qué estaba hecha esa gente.

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[Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] - Página 3 Empty Re: [Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] {Miér 27 Ene 2021 - 1:36}

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  • Se moderará los martes entre las 22:00 y las 23:59.
  • No se puede postear los martes antes de la moderación.
  • Hay un reloj que marca el tiempo restante. Cuando acaba los temas se cierran.
  • Está prohibido metarrolear, powerrolear y demás actitudes tóxicas.
  • A más riesgo, más premio.
  • Como es tradición, el barco de Sons of Anarchy se hundirá en algún momento.
  • Cada post debe ocupar entre 250 y 1.200 palabras. Si no se está en estos límites, el post podría ser ignorado.
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  • Si un post tiene más de 15 faltas ortográficas por párrafo podría ser ignorado.
  • Hacer un resumen de acciones relevantes es obligatorio independientemente de la extensión.
  • La ley del plot no es a prueba de idiotas.


Moderación:

El Citas (Manglar 8):
Perro de caza Ral (Manglar 10):
Un desafortunado comandante (Manglar 70):
Bajá wacho bajá (Manglar 70):
Los violadores del verso (Manglar 10):
El gato ha pedido algo por favor (manglar 70):
Motos de agua y fiesta (manglar 3):
Iulio
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[Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] - Página 3 Empty Re: [Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] {Miér 27 Ene 2021 - 20:56}

Una buena noticia y una trágica era lo que se podía extraer de los últimos acontecimientos. Uno de los cañones había abierto fuego sin que nada ni nadie se lo impidiese, barriendo a su paso a un más que considerable número de enemigos. Por desgracia, el segundo se había topado con una muralla infranqueable que le había impedido provocar el mismo efecto sobre el campo de batalla. Ese desgraciado que continuaba avanzando en dirección a Zuko era el responsable, de eso no cabía duda, y aunque desconocía su nombre -probablemente más por dejadez mía que por no haberlo escuchado nunca-, quedaba claro como el agua que era un obstáculo que debía apartar del camino a la mayor brevedad posible.

Los cuerpos de los artilleros se desplomaron a mi alrededor antes de que tuviera opción de hacer algo para evitar su muerte, forzándome a apretar los puños en señal de impotencia y a tomar una decisión en el acto. Desde lo alto de la muralla divisé el cuerpo del sujeto, que se continuaba desplazando por el campo de batalla en dirección al vicealmirante. No podía ni quería permitir que aquel hombre se incorporase a la batalla que Zuko mantenía con Sirio. Si yo había sido capaz de capturarlo en el pasado confiaba en que mi superior lograse hacer lo propio, pero para ello era crucial que no estuviese en clara desventaja numérica.

Desaparecí de lo alto de la muralla, desvaneciéndome en un resplandor que recorrió a una velocidad inhumana el terreno frente a la muralla. Volví a materializarme justo sobre la cabeza del sujeto -al menos eso pretendía-, con mi voluntad impregnando mis piernas y en una actitud corporal que poco o nada dejaba a las conjeturas. Mi rodilla derecha descendió cual castigo divino sobre la testa del enemigo, intentando con ello incrustarla en el suelo con toda la violencia que era capaz de emplear en único golpe.

Si nada me lo impedía me colocaría frente a él, a una distancia de un par de metros, pues dudaba que alguien capaz de detener semejante cañonazo pudiese caer derrotado de un único impacto.

-No creas que voy a permitir que llegues hasta él -dije, dejando que una luz candente comenzase a emanar de mis manos y permitiendo que el calor comenzase a inundar los alrededores dentro de sus capacidades.
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[Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] - Página 3 Empty Re: [Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] {Jue 28 Ene 2021 - 11:18}

Y en soliloquio, Kaito dijo para sí:

—No, claro, ¿que me va a decir?; un traidor no es buen traidor si va por ahi promulgándolo.

Spoiler:

Tras escucharla y, francamente, rebañar lo poco que le ofrecía a través de sus labios, Kaito refunfuñaría.

—Pues vaya de la playa, lo poco que me habéis dicho de Banners me va a resultar super-útil para matarlo. ¿Porque vamos a matarlo, no? Por traidor y eso.

Entonces, sin usar un sexto sentido sino ese que llevaba colgado a ambos lados de la cabeza, el pulpo frunció el ceño con desagrado. Para cuando la belleza del mar hizo su gesto, Kaito estaba terminando de darle un par de toquecitos a Suchu para que hiciera lo propio -todo lo bien que el lagarto podía- antes de desaparecer. Deslizándose como una vil sombra entre los muertos, los escombros y las carcasas de los edificios, Black aguzó el oído y la vista para devorar con ansia cada detalle de aquellos seres.

¡Oh, cuánto le agradaba el esperpéntico espectáculo que le ofrecían los dos hombres! ¡Qué maravillosa visión era aquella del peludo semigigante vestido de criada gatuna! ¡Qué estilo sin par el de aquel cimbrel disfrazado de trompa! Mas que banalidad la belleza de consumo de los dos accesorios colgados del macarra, los que, por supuesto, no se permitió menospreciar a causa del desdén que sus formas le causaban.

¿Y qué hizo Kaito? Pues, obviamente, se acercó dispuesto a saciar el infame apetito de su curiosidad. Y soltando litros de agua en un perfecto silencio, embadurnándose en ellos y contorsionando su forma como un buen invertebrado, se arrastró como un negro charco midiendo ya sí con sus sentido de las corrientes -y su sentido común- las aperturas en la consciencia de aquella gente. Intentó así pues evadir todo lo que pudiese delatarle, hasta ocupar con cuidado su lugar a la espalda de aquella falda desproporcionada. Desde allí intentaría escuchar mejor, todo mientras a través de las rodillas que flexionaban a juego con las muñecas de aquel que se empeñaba en ser "kawai", observaba en ominoso silencio.

Spoiler 2:



Última edición por Kaito Takumi el Lun 1 Feb 2021 - 18:15, editado 1 vez
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[Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] - Página 3 Empty Re: [Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] {Vie 29 Ene 2021 - 0:04}

Bien, parecía que Rita había engatusado por lo menos a uno, si lograba encargarme de este asunto a tiempo bajaría con ella. Si los otros habían dejado a su compañero intentaríamos llevárnoslo, no tenía pinta de ser muy listo, pero seguro que sabía cosas y entre todos podríamos sacarle algo útil... o ser una buena ofrenda para Banners cuando nos encontrásemos con él. Hablando de los otros, estaban haciendo demasiado ruido, deberían estar ya en otro manglar, pero escuchaba sonidos no muy distintos a los que estaba haciendo aquí. Se habrían encontrado con problemas.

Pero no podía dedicar más atención a esos asuntos, miré de reojo a mi compañera y asentí levemente antes de encararme a Roland de nuevo. Un agujero de bala en el brazo, algo más pequeño de lo que esperaba, ese calibre podía haberle arrancado el brazo, lo que implicaba que podía estar usando el Tekkai. Pero no se quedaba en eso, su mano libre hizo un movimiento que me resultaba familiar, el Shigan, lo había visto usar a Rustal, y me había insistido en buscar tiempo para aprender los secretos del Rokushiki... ¿Pero de dónde narices quería que sacase tiempo si me tenía de trabajo en trabajo? En fin, el caso es que este individuo parecía conocer cuatro de las técnicas, y eso lo convertía en una amenaza más por los conocimientos que podía transmitir. Una segunda oración pasó por mi mente "Fides est scutum meun". Inmediatamente la niebla negra pasó a formar un pequeño vórtice en mi mano libre, no planeaba pararlo, pero sí amortiguarlo. El escudo improvisado entró en contacto con el dedo de mi oponente, absorbiendo parte del golpe que iba dirigido a mi costado, dejando una herida en la palma de la mano.

Sin perder el tiempo afiancé mi postura, dando un paso al frente y tratando de invadir su espacio y golpear su mentón como contraataque con la culata de mi arma. Diera o no la niebla negra de Punit se arremolinó alrededor del cañón, deshaciendo la cuchilla que antes tenía. Cargué un nuevo disparo y apunté a su pecho. Pero antes de apretar el gatillo pensé en su endurecimiento, giré el cañón y disparé al suelo a un lado a su espalda. Los perdigones dejaron una mancha negra en donde dieron, y justo en ese momento activé Captionem. Un zarcillo negro saldría de la mancha del suelo buscando a toda velocidad la marca más cercana, la de su brazo, si conectaba tiraría de ella con la fuerza suficiente como para parar a un rinoceronte.

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[Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] - Página 3 Empty Re: [Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] {Vie 29 Ene 2021 - 13:00}

«¿Qué coño está pasando? —pensó Dnalor, furioso. No le estaba gustando el matiz que estaba tomando la situación—. ¿Ahora todo el mundo puede usar humo? Puto imbéciles». Aquel agente era peor que una cucaracha,  logrando resistir a cada uno de sus ataques usando un poder extraño e imcomprensible hasta el momento. Y aquello solo le volvía más rabioso.

Retiró la mano con la que efectuó el Shigan y, a sabiendas de que como mero reflejo su permanencia en este mundo era delicada, dio una voltereta lateral hacia la izquierda buscando evitar el golpe con la culata de su arma, a lo que le siguió un disparo, el cuál falló deliberadamente alcanzando el suelo a sus pies. Aquello desconcertó al clon, haciéndole preguntarse si de verdad aquel agente se lo estaba tomando en serio.

—Tanto calibre para disparar con el culo —dijo, burlón—. Deberías pensar en cambiar de estrategia...

Entonces observó como surgía desde el suelo, justo dónde había impactado el disparo de la escopeta, una voluta de humo que buscaba atrapar su brazo. Usando sus excepcionales habilidades físicas, junto al realmente útil Geppou, realizó varios saltos en aire para evitar que el zarcillo de niebla le rozara siquiera. No se podía permitir más daños; corría el riesgo de desaparecer y el Tekkai Kenpo estaba llegando a su límite. Una vez consiguió escapar de las garras de la técnica, decidió continuar el combate desde la distancia, manteniéndose en constante movimiento en el aire gracias a la técnica del Rokushiki. Acto seguido, hizo un gesto con la mano que imitaba a una pitola. Una chispa eléctrica carmesí brotó en la punta del dedo y una pequeña onda de choque salió disparada a la velocidd de una bala contra su rival. Si conseguía acertar sobre su cuerpo, paralizaría la zona que golpease, pero aquello no era más que una distracción.

A la vez que realizaba el kenpo del Shigan, creó un espejo detrás del agente, mirando hacia él, del cuál brotó un amplio rayo de luz con fuerza suficiente para romper un muro de hormigón que iba directo hacia su espalda, realizando así un ataque cruzado. Cuanto antes acabara con aquel estorbo, antes podía seguir con su misión.

A su vez, Roland seguía contra las cuerdas. Sin poder alzar una mano contra los marines, se veía obligado a soportar el tratamiento tan carente de respeto que estaba sufirendo. «Cuando vuelva a mi antigua posición me las pagarán» se decía para soportar el mal trago. Incluso se dejó administrar aquel medicamente tan poco confiable, a sabiendas de que podría ser su perdición. Sin embargo, no fue el caso.

«Esto es genial, soy indrogable —pensó en cuanto se percató de que no sentía la necesidad de decir la verdad—. Bien, si así están las cosas, les daré lo que quieren».

Estaba harto de hacerse pasar por alguien del mismo bando, aunque realmente si lo estuviera. Si seguían reacios a hacerle caso, tendría que actuar como el criminal que creían que era, sin más engaños ni tapujos. Bueno, quizás unos pocos sí.

—Os voy a mostrar quién soy —dijo, sin moverse del sitio—. Disparad si queréis, pero no lo recomendaría.

Su cuerpo empezó a cambiar, haciéndose poco a poco más grande hasta alcanzar un tamaño superior al del vicealmirante, y sustituyendo las vestimenta marine por una llamativa armadura anaranajada.

—Esta es la verdad —dijo confiado, volviendo a mentir—, soy Bleyd. Por motivos obvios era reacio a ocultar mi auténtica identidad, pero me habéis obligado a llegar a este punto.

Adoptando el aspecto de Bleyd, conocido por ser la mente maestra tras la revolución, pretendía engañar por fin a los marines, concretamente al doctor. Su paciencia se había acabado, y no le apetecía seguir con jueguecitos, pero ahora que había descubierto dónde estaban sus objetivos gracias al bocazas del vicealmirante, no tenía ningún motivo para permenecer en aquella estancia por más tiempo, aunque no podía hacer uso de sus espejos para desaparecer o si no se darían cuenta de quién era realmente.

—Respecto a por qué me he infiltrado —prosiguió—, ya os lo he dicho. Quiero acabar con los piratas que amenazan la paz de esta isla. —Un poco de verdad nunca iba mal, aunque sería mejor que ocultara la parte sobre por qué quería acabar con los piratas—. No quiero tener ningún conflicto con el Gobierno, al menos no mientras esta situación se extienda. Como enviado de la Revolución, tengo poder para pactar una alianza si se propiciaban las circunstancias, como es el caso. Si ya estáis contentos, ¿podemos sentarnos a negociar de una puta vez? —terminó, sin poder contener la mala leche. Fingir por tanto tiempo le exasperaba.

Se quedó allí, de rodillas, esperando por una respuesta. No lo había dicho, pero no iba a permitirse más pérdidas de tiempo. Si los marines no daban el brazo a torcer, usaría medidas drásticas, y nadie saldrá beneficiado. No le importaba el resto, pero en esta ocasión prefería conseguir salir de allí por las buenas. Si era por las malas... Quizás nadie saliera.

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[Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] - Página 3 Empty Re: [Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] {Mar 2 Feb 2021 - 1:40}

Y de repente, una respuesta. Una figura. Danzando veloz entre las filas de los piratas se adivinaba su imponente figura. El infame Procyon, hermano de Sirio el Ardiente, estaba en el campo de batalla, campando a sus anchas y segando vidas. Lo veía perfectamente a pesar de que tantas y tantas personas obstaculizasen mi visión. Allí estaba. Lo había visto.

Y eso no era todo. Voces. Pensamientos. Sensaciones. De algún modo u otro, había logrado captar eso también. El campo de batalla era un hervidero de estas. El dolor de un soldado que acababa de perder su brazo. La angustia de un recluta cuyo pelotón acababa de ser devastado. El terror que inundaba los corazones del pelotón desmoralizado. Sentía todo aquello y más aun, era capaz de distinguir la procedencia de todas esas emociones.

Pero eran demasiado poderosas. Esas emociones intensas que se sublimaban en la rabia de los luchadores o el pavor más absoluto permanecían con intensidad completa en el campo de batalla durante periodos extendidos de tiempo, para luego extinguirse repentinamente, desaparecer por completo. No era la primera vez que había visto morir a un compañero. Pero sí que era la primera vez en la que era consciente del ritmo colosal con el que muchos valientes marines eran asesinados. Cómo desaparecían de la existencia.

Tragué saliva. Seguramente quien me viera se percataría de lo cetrino que estaba, incluso siendo yo una persona naturalmente pálida. Un sudor frío recorrió mi espalda y las lágrimas volvieron a apoderarse de mis ojos. Hinqué la rodilla y sollocé. ¿Cuántas familias perderían a sus valientes hijos? ¿Cuántos padres llorarían otra muerte? ¡Padre! ¡Padre! ¿Dónde estás? Desde que desapareciste, pasaron muchas cosas. ¿He gastado mi vida? Si muriese aquí, como tantos otros lo están haciendo. ¿podrías estar orgulloso? ¿Merezco tu amor, padre?

¡Madre! Te siento cerca, pues con cada vida que veo desaparecer estoy más y más seguro de que este campo de batalla será mi tumba. ¿Te enfadarías por haber descuidado el legado familiar? ¿Por haber vivido una vida infeliz en la que no quedaría nadie para llorarme? Y si muero hoy, ¿me darás la bienvenida allá donde estés?

Me sentía solo, cada vez más solo. Muchos amigos habían muerto y otros se habían ido para no volver. Iulio y Kasai combatían poniendo todo su ser en este infierno, y estaban tan cerca de la muerte como esos amigos. Cada vida que se desvanecía con la velocidad de un pestañeo me hacía pensar si no sería uno de mis queridos amigos el siguiente. No dejaba de llorar. Hinqué mis uñas en mi cuero cabelludo hasta hacerme sangrar, pero ni siquiera el dolor físico pudo calmar esa voz en mi cabeza que me pedía huir, tumbarme y acallar mi conciencia. Entendí a los adictos, a los que una vez consideré lacra. ¿Por esto pasan constantemente? ¿Se enfrentan a un mundo terrible y necesitan silenciar la realidad?

Quizás yo mismo lo sería, si seguía en este infierno. La cabeza me ardía, como si hubiera contraído la peor de las fiebres. Había llorado tanto que de mis ojos enrojecidos no brotaba ni una sola lágrima más. No había forma de racionalizar esto, de ninguna manera. No había lógica ni objetividad que pudieran extinguir este miedo. Todo estaba perdido. Había fallado a todos los que habían depositado su confianza en mí. Aquel era mi fin. Cansado de tanta emoción, mi torso se desplomó sobre la rodilla que mantenía en alto, mientras aquel calor abrasador que no sabía si procedía de mi rubor o de las llamas del campo de batalla se terminaba de apoderar de mi cuerpo...

Wyrm frunció el ceño. Con cierta desmañadez y lentitud, se alzó, irguiéndose en mitad del campo de batalla. Es seguro decir que en este momento cualquier atisbo de racionalidad e inteligencia que pudiera tener había quedado completamente anulado. Como si de un muerto en vida se tratase, Wyrm permaneció allí, en pie, respirando pesadamente. Su respiración, sin embargo, no tardó en acelerarse. Respiró con tanta rapidez como si estuviera hiperventilando. Había un sentido detrás de toda esta muerte, un culpable. Inconscientemente, frunció el ceño y apretó los puños. Cualquiera que lo viera podría jurar que su imperturbable expresión estaba tomando un aspecto horroroso. Salivaba como un perro rabioso, apretando los dientes con toda su fuerza.

Wyrm estaba enajenado. Un trauma tan intenso puede destrozarle la mente a cualquiera. Pero su voluntad aún se manifestaba a través de su subconsciente, que animaba el cuerpo del marine como una marioneta. Una marioneta descoordinada, de movimientos bruscos y violentos. En el fragor de la batalla se perdió un aullido. Uno grito de ira y dolor procedente del traumatizado comandante.

Como si de un acto reflejo se tratase, su cuerpo empezó a bombear sangre a mayor velocidad y concentró energía en sus brazos, de la misma manera que Wyrm sabía hacer conscientemente. El marine flexionó las piernas y saltó hacia delante, corriendo con toda la rapidez que le permitían sus musculosas piernas. Atravesaría filas de enemigos, dejándose golpear por los ataques que le lanzaran en un intento de interceptarlo. La ira le había cegado momentáneamente. Solo percibía una cosa entre tanta negrura: Procyon. El iracundo comandante no se frenaría hasta hacerle caer. Seguiría corriendo a toda velocidad hasta alcanzarle -y sorprenderle, si la fortuna sonreía al marine- para después golpearle con todas sus fuerzas en la cabeza, con un poderosísimo puñetazo. Aquel podía ser el fin del marine, y de haber estado en sus cabales, no habría tomado una decisión tan precipitada, pero no sentía miedo alguno. Solo rabia.


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[Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] - Página 3 Empty Re: [Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] {Miér 3 Feb 2021 - 0:11}

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Moderación:

Los cañonazos resuenan por toda la isla y no es ningún secreto que decenas de llamas, si es que no cientos, se extinguen conforme la batalla avanza. Los gritos de desesperación y auxilio de piratas, marines, civiles y criminales, pueden oírse de este a oeste, de norte a sur. Muchos se preguntan cuándo parará este infierno, pero lo único cierto es que parece no tener fin. Y los que lo pueden imaginar no lo hacen con esperanza, sino que ven un futuro dominado por la piratería, un futuro donde la fuerza se alzará por sobre todas las cosas. ¿Quién defenderá a los más débiles cuando llegue ese momento? ¿Acaso se alzará un valiente héroe entre las huestes marines?

En el manglar 70 se cuece una sangrienta y brutal batalla entre los piratas de Sirio y las agotadas fuerzas marines. Un desesperado vicealmirante, en un intento de terminar la guerra, puso en marcha un plan que muchos podrían catalogar como suicida. Con un centro marine aparentemente debilitado, las tropas piratas cargaron sin piedad para atravesar la imperturbable Gran Muralla, cayendo en una trampa mortal. Cientos de vidas se perdieron cuando las infanterías marines cargaron desde ambos flancos, atrapando a los piratas en una perfecta “V”. Sin embargo, la fuerza bruta de los actores antagónicos permitió que la fuerza invasora pudiera sobrevivir.

Ahora mismo, los piratas empujan con fervor los flancos marines y poco a poco recuperan terreno. Y lo peor está por llegar, al menos para las fuerzas aliadas. Un sable atrevido y mortífero atraviesa el pecho del vicealmirante Jean, el hombre que ha liderado y resistido durante semanas el asedio a la Gran Muralla. Los hombres que le acompañan contemplan aterrorizados la escena y cargan en un ataque suicida, intentando salvar al vicealmirante. Pero una salva de cañones destroza sus cuerpos, matándolos al instante. Desmoralizados por perder a su líder, los marines empiezan a huir e inicia un «sálvese quien pueda».

Sin embargo, son las últimas palabras de un hombre moribundo, de un hombre que apenas puede mantenerse en pie, de un hombre que alza con sus últimas fuerzas su espada, de un hombre que reúne el valor que sus tropas esperan, que cambian una vez más el panorama de la batalla:

—¡LA JUSTICIA PREVALECERÁ Y EL ARCHIPIÉLAGO DE SABAODY VOLVERÁ A SER UNA TIERRA LIBRE! ¡PELEEN, MIS SOLDADOS, PELEEN!

Los salvaguardas del dragón (Manglar 70):
Espiar es de bandidos (Manglar 8):
El clon que nunca debió haber sido un clon y el jefe de «protección a testigos»:
Antiguo agente Roland Oppenheimer:
Señor WW:
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[Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] - Página 3 Empty Re: [Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] {Miér 3 Feb 2021 - 12:12}



Debía tomar una decision. Las sinapsis en el cerebro del octópodo relampaguearon dentro de su cráneo. En menos de una milésima de segundo, aquellos pensamientos llovieron en su mente como un súbito monzón de verano. Y tras aquella impetuosa lluvia, las semillas germinaron extendiendo sus retorcidos brotes al cielo, buscándo dónde agarrarse.

—No hagáis nada estúpido... —amenazó el sireno.

Habiendo desplazado una parte mínima del líquido que le empapaba a las puntas de sus dos primeras falanges, lo suficientemente grande como para asegurarse un proyectil mortal, el pelirrojo se había reincorpordado del suelo, con el brazo extendido hacia un lugar donde nunca había dado el sol; un lugar blando y débil sin importar cuán fuerte era uno, desprovisto de todo músculo o resistencia. Ah, dónde metia uno la mano cuando las cosas estaban muy feas y necesitaba ganar tiempo. Bueno, él había estado en peores sitios. Doblando el  tridente para usarlo como detrimento adicional por si el semigigante decidía tirarse sobre él, continuó hablando antes de que la sorpresa -y su oportunidad- se desvaneciera.

—Ya ha sido bastante estúpido insultar al cuerpo, señor Bunny, por no mencionar el desagradable calificativo de Miku. ¿Acaso tiene algo en contra de la nobleza? Porque podría ponerlo en el informe —continuó, emponzoñando su tono con una fría y falsa diplomacia—. Pero ninguno de nuestros jefes quiere... más problemas ¿verdad?

Y tras aquello mediría sus rostros, atento a cualquier atisbo de verdadero combate. Kaitoi se estaba arriesgando mucho, y aquello no le gustaba en absoluto. Él era un gusano, una serpiente, un carroñero; y aunque lo que hacía era bien propio de una alimaña, seguían siendo cuatro contra uno.

—La unidad designada para el encuentro se ha dado de bruces con un desagradable imprevisto —continuó, bajando su amenaza mientras se enroscaba por la pierna del semigigante para treparlo como una húmeda y desagradable boa—. Me alegra haber podido confirmar que esto no haya sido una trampa, aunque me incomoda la desventaja numerica en la que ahora me hayo. Claro que... si el trato debe llegar a término, deberé volver sano y salvo, ¿no? —susurró, aferrándose a aquella idea de sobrevivir; algo que no tenía que falsear en absoluto—. Pero...—añadió, molesto, tan molesto como estaba de todo lo que había pasado desde que habían llegado allí, desde que había sido negado sus respuestas. Intentó trepar hasta el rostro del hombre vestido de criada, abrazándose a su cuello por detrás como un vil diablillo—. Esto también significa que alguien se ha ido de la lengua.

Abriendo uno de sus ojos al máximo, acercando sin ningún sentido del espacio personal -pero sí del alcance de su mandíbula- a Miku, Kaito sondeó la pupila del amante del cosplay.

—Me recuerdas a un antiguo miembro...—dijo con asco, tristeza y un kilo de odio—. Qué, ¿a los gatos no les gusta comer lenguas? Y...—volvio a mirar al de las pantuflas—. ¿Qué está especulando de su jefe? ¿Y cuáles son los nombres de las señoritas? Porque estarán aquí por algo.


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[Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] - Página 3 Empty Re: [Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] {Dom 7 Feb 2021 - 11:50}

Un criminal grotesco de brazos negros, otro con el poder de la gelatina y uno capaz de lanzar putos dragones orientales. Eso, y la presencia de un agente especializado en armas de fuego era todo lo que había sido capaz de descubrir su clon, Dnalor, además del comienzo de conflictos en la zona. «Si tan solo hubiera ido yo... —se dijo en un intento de autocompadecerse—. Todo habría sido distinto si hubiera estado yo en persona».

Si tan solo hubiera ido él... Habría matado al agente fácilmente, sin dejar rastro y ganándose la confianza de los criminales. Hubiera llegado hasta el hombre que se había apoderado de los bajos fondos de Sabaody, Komaroff, y podría haber obtenido toda la información necesaria para acabar con la amenaza pirata por su cuenta.

Si tan solo hubiera ido él... El explosivo se lo hubieran inyectado a un clon, que podría desaparecer en cualquier momento, o incluso morir sin repercusión alguna. Hubiera sido todo más sencillo, más fácil, pero la vida nunca había sido gentil con él, y no iba a empezar ahora. «¿Y qué? ¿Ahora voy a lamentarme de que todo ha ido mal desde que pisé esta isla como un puto crío de cuatro años que echa de menos a su mamá? Que soy Roland Oppenheimer, cojones. Si yo no puedo salir de esta, nadie puede, joder.»

Mira, viejo, cree lo que quieras. Yo no soy el único agujeros en su plan. Para empezar, ¿cómo puedo saber que realmente me has inyectado un explosivo? Eres un buen mentiroso, lo suficiente para engañarme hasta a mí —explicó—. Pero supongamos que es verdad. Si me acerco a lo suficiente a ti... ¿serás capaz de activar la bomba? ¿Serías capaz de sacrificarte por una posible amenaza?

Hizo un ademán de levantarse y acercarse al doctor. Quería ver su reacción, y, fuera la que fuera, se echaría a reír.

Mi paciencia se está agotando, y estoy haciendo un esfuerzo por no liarme a hostias con vosotros, pero la guerra no os está siendo favorable y necesitáis mi ayuda. Si es que... Los marines siempre habéis sido muy ineptos, no me sorprende. Pero descuida, haré eso que me dices. No porque me estés obligando, sino porque estoy de vuestro lado, y es obvio que me necesitáis. —Se acomodó en el asiento—. Eso sí, vine solo, sin mi gente. Dame a ese escuadrón y la artillería enemiga caerá como viejos en un geriátrico. Entonces, hablaremos tú y yo, viejo.

Quizás no se tratara de matar al jefe pirata, aquel que aún no había aparecido, pero si destruía la artillería enemiga y desvelaba su identidad podría alzarse como el héroe de la guerra de Sabaody. Es más, incluso podría aprovechar la ocasión para recabar información sobre Orión para encontrarlo y acabar con él más adelante. Desde luego, solo alguien tan capaz como él podía sacar algo positivo de aquella nefasta situación. El Cipher Pol, la Marina, los criminales, los piratas... Hasta la Revolución. Todos ellos unos incompetentes categóricos. A veces se preguntaba que por qué quería volver a las filas del gobierno. ¿De verdad le valía la pena pasar por todo aquello? Pero entonces se recordaba que era la forma de darle un escarmiento a todos los de su alrededor, de hacer que le reconocieran y de demostrar que él siempre había tenido la razón.

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[Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] - Página 3 Empty Re: [Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] {Dom 7 Feb 2021 - 23:55}

Era algo más ágil de lo que esperaba, había logrado evitar que lo anclase al suelo, pero a cambio había logrado que fuera él quien se alejase, ahora en el aire sería un objetivo fácil. Me apuntó con los dedos y pude ver como una chispa los rodeaba antes de que algo saliera de estos. Me hice a un lado, esquivando el disparo y disparando por reflejo con la pistola. Sólo para poder ver por el rabillo del ojo un reflejo a mi espalda. No era el único capaz de usar distracciones. A penas me dio tiempo a ponerme en posición defensiva y recibir el ataque desde el espejo. Un golpe me dejó sin respiración y me mandó al suelo tras hacerme volar un par de metros. Durante los segundos que tardé en incorporarme di gracias a que fuera precisamente en la espalda donde tenía la prótesis de titanio... de ser hueso normal y corriente hubiera acabado de nuevo sin poder usar las piernas.

Alcé la pistola de nuevo, pero lo que vi me sorprendió, aunque no tanto como lo que sucedería a continuación. Roland desapareció aplastado entre las fauces de un dragón, dejando solo pequeños trozos de espejo en su lugar. Una serie de maldiciones empezaron a apoderarse de mis pensamientos al tiempo que se pasaba el pitido de mis oídos. Apreté la empuñadura de la pistola hasta el punto de casi hacerme daño o estropear el acabado de esta. Era uno falso, y no sólo eso, por venir a por él me había metido en un fregado del cual estaba empezando a ser consciente. Tres nuevos enemigos, sus habilidades eran total o parcialmente desconocidas, rodeada y con mi única aliada capturada. Joder, si los conocía pudo haberme dicho algo, o hacerme una seña o negarse... también para ser justos con ella había que decir que no se podía razonar conmigo cuando me ponía así.

La historia de Rita coincidía en parte con lo que me había dicho, nunca me comentó nada de estos tipos, aunque el hecho de que conociera las relaciones de los criminales de la isla con tanto detalle me debió haber dado una pista. Mientras escuchaba procuré no hacer movimientos bruscos a la vez que barajaba mis opciones. Definitivamente tratar de rescatar a Rita desataría un enfrentamiento contra los tres, era algo que quería evitar, la peor opción de todas. Tratar de escapar sólo me enfrentaría directamente al tipo que tenía delante, pero en el caso de que le superase uno de ellos podría venir a ayudar, los dos si dejaban inconsciente a Rita. Lo mirase por donde lo mirase la mejor opción era obvia.

Levanté la pistola, apuntando al aire. Puse el seguro y liberé el tambor, la única bala que quedaba en este cayó. La atrapé con la mano y la dejé en el bolsillo. La escopeta le siguió, dejándola en vertical y deslizando el guardamontes dos veces para que salieran los dos cartuchos que quedaban en el tubo de alimentación, guardándolos en la cartuchera. Puse el arma a la espalda y procuré aparentar lo menos amenazador posible.

- Bien, si Komaroff se toma tantas molestias para invitarme... no puedo rechazar la oferta. - Comenté sin romper contacto visual. Estaba bajo amenaza, si, pero si lo que pretendía era intimidarme tendría que hacerlo mejor.

Por ahora les seguiría a donde sea que quisieran llevarme. Puede que hablar con una de las cabezas que estaba detrás de este caos fuera una baza inesperada, o un problema más. Pero algo me decía que dependería de mí el que las cosas salieran bien.

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[Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] - Página 3 Empty Re: [Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] {Lun 8 Feb 2021 - 20:31}

Del mismo modo en el que un muelle vuelve a su posición original tras ser presionado, la consciencia de mi situación retornó a mi cabeza. No sabía que había pasado en los últimos segundos, pero allí me hallaba, con el puño en alto, junto a Iulio y frente a un lastimado Procyon. El terror de la situación volvió a apoderarse de mi cuerpo, y noté mis rodillas temblar, pero pude aunar la resolución suficiente como para determinar que huir solo iba a regalarle una baja más a la enorme lista de matanzas que ese criminal debía acumular. Además, me acompañaba el miembro más talentoso de la brigada. Podía sentirme, al menos, con la espalda cubierta.

Ahora bien, eso no significaba, en ningún caso, que hubiésemos alcanzado la victoria. Todo lo contrario, según lo que Procyon clamaba con vehemencia. No solo insultó al Vicealmirante, una de las personas a las que más admiraba, sino que tardó más bien poco en asegurar que no teníamos nada que hacer. Apreté los dientes. Tanta era su superioridad que lanzó un ataque rápido contra nuestras filas, resultando en más bajas. Estaba a punto de volver a estallar.

Decidí calmarme. Si tan indefenso estaba, era hora de jugar bazas que no solía tener en mi arsenal. La provocación, para ser concretos.

-Escúchame, ignorante -respondí, con la intención de sonar tan insultante como me fuera posible-. Vosotros habéis sido los estúpidos. Tan idiotas que os creéis inteligentes, y tú el que más. La batalla está lejos de estar perdida, mientras quede uno solo de nosotros en pie, jamás os dejaremos campar a vuestras anchas. Además, ya que te gusta tratar de estúpido a Kasai... Déjame preguntarte, ¿de qué te sirve romper la formación si vuestro rey cae en batalla? No hay posibilidad de que Sirio salga vivo de ese combate, y en cuanto eso suceda, te darás cuenta de que todos vuestros esfuerzos por alcanzar esas vacías promesas de fortuna y gloria se desvanecen en el aire al enfrentarlos al poder de la Marina. Años de piratería... ¡Perdidos! Te lo repìto, Procyon, porque veo que es tu cerebro el incapaz de procesar esta información, no hay forma de que ganes hoy. Enviar a tu hermano como cebo fue, en realidad, la jugada más estúpida para un vil pirata como él. Vil, e ignorante.

Insultar su inteligencia podía tener algún efecto. Para alguien que se vanagloriaba tanto de esta, seguro que la argucia serviría de algo. Conseguiría atrapar su atención, quizás el tiempo suficiente como para que Iulio preparase un golpe por sorpresa. Y si eso no ocurría, ya me encargaría de poner todo de mi parte como para que dejase de hostigar nuestras filas.

Activé los cohetes de la armadura, y de un salto me puse a su altura, cargando más energía en mis ya fortalecidos puños. Lancé varios golpes frontales, simples, sencillos, pero devastadores si le impactaban. Mi verdadero objetivo, no obstante, sería cortar su visión del campo de batalla y dar una oportunidad a Iulio para que le atacase desde un ángulo muerto.

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[Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] - Página 3 Empty Re: [Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] {Lun 8 Feb 2021 - 22:19}

El plan había salido a pedir de boca, Ar’Du Sohl tomó toda la atención de la guardia de soldados que resguardaban la entrada de la estoica fortaleza, dejándonos vía libre a una sala rectangular de grandes dimensiones que no resultó ser otra cosa que una de las lavanderías de la base, la estancia estaba repleta de contenedores repletos de ropa sucia junto con numerosos puestos de lavadoras y planchas de tamaño industrial.

-Bien, vosotros dos ocultar las motos, usar cualquier sabana o algo que se os ocurra, es posible que las volvamos a necesitar- ordené a Takeshi y Marcus con un tono moderado -Tu y yo nos encargamos de encontrar algo de nuestras tallas, y si puedes revisar los bolsillos de lo que revises, hazlo- mascullé con tono imperativo -En cuanto terminéis uniros a ella- finalicé mientras emprendía la búsqueda de ropa de mi talla.

Sin perder mucho tiempo los distintos integrantes fuimos encontrando ropa de nuestra talla, por lo que, sin más dilación fuimos cambiándonos de ropa sin ningún tipo de percance, dejando incluso que los más pudorosos se cambiarán tras una segunda fila sin miradas que los incomodarán. Una vez que estuviéramos todos vestidos ordenaría al grupo que buscará y revisará la estancia de la forma más rápida que pudiera buscando principalmente dos cosas, una tarjeta de identificación de la marina y un mapa, aunque cualquier otra cosa que nos fuera de utilidad sería bienvenida.

Una vez hubiera pasado el tiempo que me había propuesto, y en el caso de que alguno de nosotros encontrará una identificación, pediría que inmediatamente me la diera. Para que una vez hubiera memorizado su rostro y sus datos básicos, pudiera usar mis poderes de “The man with many names”, lo cual me permitía tomar el aspecto de cualquier persona que pudiera imaginar, y si bien no era un proceso agradable, resultaba tremebundamente útil, aunque la técnica tenía sus fallas, como que era incapaz de emular la voz de la víctima o que desconocía la vida de esta, cosas que por lo general podía suplir con mucha investigación pero que dadas las circunstancias me resultaban imposibles.

En el caso de que no dispusiera tanta suerte, trataría de emular un rostro diferente al mío, que, si bien no evitaría alguna sospecha de algún ojo perspicaz, evitaría ser conocido por cualquier conocedor de carteles de recompensas. Fuera como fuera esperaba que la situación de caos de la fortaleza jugará más a nuestro favor que en contra.

Lamentablemente justo cuando cruzaba el umbral de la puerta, comenzamos a escuchar unos pasos aproximándose a donde nos encontrábamos, sin mediar palabra, ordené de un gesto a Sarah y a Marcus que fuera por la otra dirección, indicando con un segundo que nos comunicaríamos unos segundos más tarde. Por último, señale a Takeshi para que me acompañara y sin más dilación iría para ver de dónde escuchábamos lo pasos, si bien era una maniobra peligrosa, debía cerciorarme de que todavía nadie se había percatado de nuestra inocente visita o de lo contrario controlar la fuga. Una vez nos encontráramos con el origen del sonido, realizaría un saludo con la visera de la gorra como marcaba le canon militar, aunque sin llegar a detenerme, que era lo que entendía que era lo más habitual entre los soldados.

Solo esperaba que Takeshi me siguiera el juego y no hubiera nadie capaz de reconocer al espadachín mercenario, aunque claro, en el caso de que algo saliera mal también podría contar con su espada.

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[Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] - Página 3 Empty Re: [Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] {Mar 9 Feb 2021 - 1:42}

¿Lo había esquivado? Me hubiese esperado mil y una forma de sobreponerse a mi ataque por sorpresa, pero jamás que lo hubiese evadido con semejante facilidad. Habló con la arrogancia de quien se sabe -o se cree- muy superior a quienes se encuentran frente a él. ¿Que si me molestó? Lo cierto es que no demasiado, aunque como cualquier ser vivo pensante tenía mi orgullo y en cierto modo había sido herido. Por otro lado, aquel tipo parecía poseer la peculiar costumbre de muchos en el mundo en el que me había tocado vivir: el vicealmirante Jean había muerto.

Miré hacia la posición de Zuko, descubriendo enseguida que mi superior no estaba en disposición de hacerse cargo de la situación. Yo tampoco, a decir verdad, pero alguien debía hacerlo. Retirarme para intentar reorganizar a las tropas estaba fuera de lugar, por lo que no me quedaba más remedio que intentar hacerlo desde allí. Aquel pensamiento acababa de asomar en mi mente cuando el sujeto luminoso volvió a atacar. Wyrm también estaba en la zona, así que se lo dejé encargado durante un breve instante mientras mi cuerpo comenzaba a elevarse hacia las altura.

Los rostros de los marines que nos rodeaban en la encarnizada batalla comenzaban a mostrarse completamente poseídos por el miedo, lo que hacía descender nuestras probabilidades de victoria a un ritmo alarmante. Jamás me podría perdonar que hubiese una deserción en la Marina durante una batalla en la que yo estuviese porque nadie se hiciese cargo de la situación. ¿Con qué cara miraría al capitán Kensington cuando me lo volviese a encontrar? No. Podría ser muchas cosas, pero jamás un pusilánime que se pusiese de perfil cuando alguien debía encajar el golpe por los demás.

Brillé con toda la fuerza que pude, convirtiéndome en una refulgente figura que bañó con su luz todo el campo de batalla. Nunca había sido alguien inclinado a pensar que darlo todo de forma altruista estuviese entre las labores de un soldado, pero...

-¡Mirad a vuestro lado! -exclamé sin apartar una serena mirada cargada de velada furia de Procyon-. ¡Mirad a vuestros pies! ¿Los veis? ¡Claro que sí! Son vuestros compañeros. Han caído mientras vosotros seguís vivos. ¿Por vuestra culpa? ¡No, porque protegían vuestras espaldas! Sois los encargados de velar por el orden en el mundo, sí, pero más importante aún: ¡tenéis la responsabilidad de defender la vida de los vuestros! ¡De todos y cada uno de ellos! No tomarán este lugar, porque si lo hacen Sabaody estará perdido, y con él todos y cada uno de los marines que han venido a defenderla junto a vosotros. Vuestros amigos, vuestros enemigos y aquellos a los que ni siquiera conocéis. ¡Esos mismos que, sin saber ni cómo sois, dan su vida en otro lugar por vosotros! ¡Pagadles con la misma moneda! ¡No dejéis que mueran para nada, no al menos mientas vosotros huíais! ¡Luchad por proteger los cuerpos de quienes ya han caído y porque quien está a vuestro lado no muere por vuestro descuido, porque os habéis dejado llevar por el pánico! ¡Cerrad filas allí donde haya muchas bajas y no permitáis que la formación se vuelva a romper! Este desgraciado estará muerto antes de que se le ocurra pensar en hacer algo parecido de nuevo.

No había nada mejor que predicar con el ejemplo, así que grité de pura rabia, dejando que luz candente también inundase mis pies. Acto seguido, me lancé hacia la plataforma sobre la que se había detenido Procyon. Giraba sobre mí mismo, intentando con ello propinarle un golpe con el talón de mi pie derecho en la cabeza. Cualquier cosa antes que permitir que los míos pensasen que había bajado los brazos.

Contaba con que aquel sujeto hiciese un movimiento similar al que había ejecutado previamente, por lo que, sin esperar a comprobar si mi patada acertaba en el blanco, mi cuerpo se comenzó a disgregar en un sinfín de esferas que quedaron flotando en la zona. Yo era todas ellas y ellas eran yo. Emitían el mismo calor que manaba de luz candente, haciendo que la temperatura en el área que ocupaban comenzase a ascender. Mi brazo se materializó a partir de una de ellas, la colocada más cerca de la cabza de Procyon, intentando propinarle un puñetazo en el lateral de la cabeza.
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[Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] - Página 3 Empty Re: [Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] {Miér 10 Feb 2021 - 0:23}

Normas del capítulo:


  • Se moderará los martes entre las 22:00 y las 23:59.
  • No se puede postear los martes antes de la moderación.
  • Hay un reloj que marca el tiempo restante. Cuando acaba los temas se cierran.
  • Está prohibido metarrolear, powerrolear y demás actitudes tóxicas.
  • A más riesgo, más premio.
  • Como es tradición, el barco de Sons of Anarchy se hundirá en algún momento.
  • Cada post debe ocupar entre 250 y 1.200 palabras. Si no se está en estos límites, el post podría ser ignorado.
  • Es responsabilidad de un usuario comunicarse con la gente con la que interactúa.
  • Si un post tiene más de 15 faltas ortográficas por párrafo podría ser ignorado.
  • Hacer un resumen de acciones relevantes es obligatorio independientemente de la extensión.
  • La ley del plot no es a prueba de idiotas.


Moderación:

El Funas (Manglar 8):
Furrogancia (Manglar 70):
El salvador (Manglar 1):
Comandante Wyrm (manglar 70):
Contraalmirante Tuxio (Manglar 70):
Míster White (Manglar 65):
Kaito Takumi
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[Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] - Página 3 Empty Re: [Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] {Miér 10 Feb 2021 - 16:22}

Kaito pensó desde el primer momento que aquello iba a resultar intimidante, y de hecho siguió creyéndolo pese a las obvias pruebas del extremo gustirrinin que recorría al semigigante. Para él el gritito y el leve temblor del cuerpo sobre el que se sostenia no eran signos de una experiencia placentera y casi orgásmica, sino la clara señal de que su papel como ser temible y rastrero había salido a la percepción. Al pelirrojo siempre le había resultado imposible reconocer aquella emoción que a él tanto le había sido denegada.

Omitiendo la primera pregunta, Kaito ladeó su cabeza. ¿Cuál sería su nombre de agente? ¿Pulpo? ¿Matagatos? No, aquello era demasiado rancio y amargo...

—Mi designación es.... Alfanjor. Me hubiera gustado llamarme Mermelada, pero me decían que ese era nombre de mujer. Oh, ¿en el manglar 7?—repitió con molestia—. Puñetas, yo creía que iba a ser en un puente...

El ningyo se quedó sorprendido -y no gratamente- de la facilidad con que aquella criatura se había zafado de su abrazo. Sí, no había usado sus ventosas con gran insistencia, pero que algo tan grande se desembarazara tan pronto de él le molestaba. Por supuesto en aquello y su pequeña mueca no pensó que pudiera ser malinterpretable.

—Hm...—murmuró, observando cómo el hombre se iba dando saltitos tras zafarse de su turbio y húmedo agarre—. No te equivocarás, se me parecen—comunicó al que partiá con un deje de ironía que marcaba aquel comentario racista.

Envuelto en su pequeño manto de agua, Kaito se quedó muy pero que muy callado. No había hecho falta esperar mucho para que el hombre vestido de felino se marchara, pero tampoco es que se hubiera mantenido en silencio por su presencia. No. Pensaba. Pensaba tanto que casi podría haberse escuchado cómo los mil engranajes de su mente machacaban y fundían una y otra vez sus opciones.

Si iba con él estaba solo. Solo ante el traficante de temible reputación y ante su curiosa espada con guarnición de dos hembras. Pero si no iba con él, allí llegaría gente. ¿Y eso era lo peor, no? Si era el enemigo, estaba en peores condiciones. Si eran aliados, no podía saber si realmetne lo eran. Y, bueno, estaba ese asunto.

Debía tomar una decisión ante de que la sospecha que ya había sembrado madurara con su falta de prisas y lo crucial de aquella operación.

—Todavía hay un problema. Bueno, tres. El primero es que me molesta que traigas... muñecas, a una operación secreta. Sospecho que pueden ser ellas quienes se hayan ido de la lengua, dado que las has encajado como simples accesorios y juguetes. Me parecen un peligro. El siguiente problema es que necesito ir con su jefe cuanto antes, pero necesito algo para ir a hablar con él y encontrarle sin necesidad de que esté usted, porque, bueno —comentó el ninigyo, rascándose el cuello—. No puedo perder más el tiempo enfrentándome a la mujer que está escondida... allí—y entonces señalaría a la última localización donde había visto a Zuu.

Qué hijo de la gran puta estaba hecho. ¡Pero qué hijo de la grandísima puta! ¿Traicionando la primera de cambio a su gente? ¡¿Por qué?! Sí, eso es lo que pensaría cualquiera con dos dedos de frente; y Will aunque utilizara otras palabras mínimo lo cortaba en dos cachos. Pero bueno, es que quería ir a conocer a Rogers, y en aquel momento Zuu, tanto como Bunny, eran poco más que una traba en lo que deseaba que fuera su reunión privada.

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[Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] - Página 3 Empty Re: [Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] {Lun 15 Feb 2021 - 1:03}

Sí, lo había notado. Había podido percibir a la perfección cómo mi golpe daba en el blanco. Aquel tipo estaba lejos de ser derrotado, por supuesto, pero no era intocable. Y entonces, cuatro varas de metal fueron a aterrizar justo sobre la zona a la que él mismo había dado forma. ¿Qué clase de poder tenía? ¿Qué era ese energía amarillenta que producía y controlaba a voluntad? No había que ser un genio para darse cuenta de que las vigas estaban colocadas de una forma demasiado conveniente, formando un perímetro que nos dejaba en su interior. ¿Para qué? Para encerrarnos, lo que quedó claro en cuanto esa dichosa energía comenzó a intentar conectar todos los pilares entre sí.

Por desgracia para ese tipo, no había nacido quien fuese capaz de hacer algo así antes de que yo me moviese -al menos eso pensaba-. Me desmaterialicé en cuanto fui consciente de sus intenciones, huyendo hacia arriba -e intentando llevar a Wyrm conmigo de poder- para escapar al cerco. Una vez fuera, de haber logrado zafarme de su prisión, orientaría el canalizador de luz de una de mis manos hacia el enemigo en movimiento, disparando un único proyectil con el fin de impedir que continuase por ese camino. Nada más que una mera distracción, claro está, pues no dudaría en volver a tomar forma frente a él, en paralelo al suelo y con la pierna derecha cargada, para tratar de lanzar un poderoso puntapié cargado de mi voluntad a la boca de su estómago.

-Me parece bien que tengas planes y estrategias que cumplir, pero me parece que no te ha quedado claro que no vas a conseguirlo mientras yo esté en pie para evitarlo.

Ya había dejado suficiente margen para las charlas de aclimatación, así que no volví a brindarle la oportunidad de operar con tranquilidad. Desenfundé los espejos de Blancanieves en un santiamén, arrojándolos al aire y quedando estos suspendidos en la zona y a voluntad de mi mirada. No recordaba haberlos empleado jamás en batalla, al menos todos a la vez, pero la situación lo merecía. Y es que me brindaban una movilidad que hacía de mi velocidad algo difícil de combatir.

Asumiendo una vez más mi forma etérea, me lancé al ataque, pero no a por mi enemigo. El destello se desplazó hacia la derecha, pero tras ser reflejado dos veces recuperé mi corporeidad junto al costado izquierdo de mi enemigo. Dos relucientes dedos devoraron el aire que los separaba de su costado, donde intenté proyectar dos láseres con la intención de atravesar su cuerpo al completo en dirección ascendente.
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[Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] - Página 3 Empty Re: [Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] {Lun 15 Feb 2021 - 20:48}

-¿Poco profesional? -mascullé, afectado por sus palabras.

Aquello resultaba más insultante que el propio hecho de minusvalorar los esfuerzos del Vicealmirante Kasai. Quedé tan absorto por la respuesta que no reparé en que mi golpe era fácilmente repelido por su muro de luz. "Poco profesional". ¿Por eso me estaba dejando llevar tanto por las emociones? ¿Es por eso que mostraba una clara inferioridad respecto a mis compañeros? ¿Había acaso otra explicación coherente?

En un pestañeo, me hallé desplazado, aferrado por un raudo Iulio que me acababa de apartar de lo que parecía ser un letal ataque. De no ser por él, habría resultado atrapado entre las vigas. Ahora más concentrado en lo que me rodeaba, traté de ignorar aquellas divagaciones y simplemente levanté la mirada. No iba a sumirme en otro trance de inconsciencia. ¿Se mofaba de mi falta de profesionalidad? Iba a demostrarle cuán metódico podía ser.

-Reglamento 03/01 de la Marina -recité en voz baja, en susurros casi inaudibles-, del procedimiento general de intervención. Artículo 5.1: si el intervenido se negare a someterse bajo la tutela de los oficiales interventores, estos quedan autorizados a usar toda la fuerza que resulte necesaria para someterlo.

Me noté algo extenuado: aquello significaba que estaba empezando a sufrir los efectos negativos de mis técnicas. Lo mejor sería poner toda la carne en el asador antes de que quedase completamente exhausto en mitad del campo de batalla. Y eso implicaba utilizar toda mi fuerza. Si era necesario, de forma letal.

Mi rostro se iluminó con la luz carmesí que provenía de mis encendidos puños. Observé a Iulio lanzar una poderosa patada contra el pirata mientras desplegaba una de sus armas. No podía utilizar mi único ataque a distancia, puesto que aquello arruinaría su táctica. Tratando de pasar desapercibido -y sabiendo que era difícil, puesto que la armadura y sus cohetes no eran exactamente discretos-, dejé que Iulio atrapase su atención y volé hasta su espalda, descargando una lluvia de puños flamígeros contra uno de los criminales más desagradables que había conocido. Esta vez, no obstante, traté de no dejarme llevar por la rabia y concentrarme para que el siguiente ataque no me pillase desprevenido.

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[Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] - Página 3 Empty Re: [Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] {Lun 15 Feb 2021 - 20:51}

Lo debió haber visto venir, estaba claro que no dejarían que hiciera nada sospechoso por el camino o que memorizase la ruta. Si la iban a llevar a ver al jefazo lo lógico era asegurarse de que fuera lo menos peligrosa posible, y eso incluía deshacerse de las armas, así como todo lo que pareciera sospechoso. De todas formas que no estuviera atada y que hubieran respetado todo lo que estaba debajo de la gabardina denotaba cierto grado de confianza, era un mensaje "no te hemos puesto una correa, no hagas estupideces". Todos estos pensamientos pasaban por la cabeza de Roberta mientras analizaba la sala con una mirada nerviosa, tenía que poner la cabeza en su sitio rápidamente, pero estar sin la máscara era prácticamente como estar desnuda.

Por fin entró el hombre que ella esperaba, Vasili Komaroff, aquel que estaba detrás de las operaciones de los Ambrosse en esta zona, se presentó y esperó a que Roberta hiciera lo propio, pero no podía hacer ni contacto visual, parecía estar a punto de tener una crisis y estaba al borde de hiperventilar. De todas formas tomó aire y dijo unas pocas palabras por lo bajo, lo suficiente como para que sólo las personas de la mesa las escuchasen.

- ¿P-Puedo tener mi máscara? - Unos segundos después esta estaba en la mesa, estaba claro que la habían investigado para asegurarse de que no tenía ningún mecanismo sospechoso, seguramente Vasili no viera motivo para rechazar la petición. Una vez esta volvió a cubrir el rostro de la joven la transformación fue casi instantánea.

Miré alrededor, si pudieran ver mi rostro tras la máscara estaría claro que podrían ver una mirada de pura ira. Pero no estaba en posición de permitirme hacer una locura dejándome llevar. Si estaba aquí era porque nos querían vivas.

- Por ahora puede llamarme Agente RAL. - Me presenté con tono seco y monótono. Tras eso escuché en completo silencio los motivos que movían a la familia y los planes que tenían, así como su propuesta. - Si me permite Señor Komaroff...- Comenté mientras palpaba el bolsillo de mi camisa, sacando la pluma y la libreta, poniendo esta sobre la mesa y comenzando a hacer un pequeño esquema. - Si mal no he entendido, lo que busca es librarse de tres problemas usando un único peón ¿No es acaso eso demasiado ambicioso? Con todo el debido respeto. - Comenté mientras dibujaba una serie de círculos y los marcaba, cada uno representando una facción diferente. - La persecución del gobierno, los piratas de Sirio y un rival. En efecto el gobierno nos envió a negociar con Banners y el resto del grupo ya debería estar a punto de encontrarse con su contacto ¿Qué cree que les dirá Banners? Exactamente lo mismo que usted. Así no llegaremos a nada, y desde luego el Gobierno no tiene tiempo para hacer de mediador entre dos familias de criminales. Tal y como lo veo, propongamos que accedo, en medio de la guerra estallaría un conflicto con Banners, exactamente lo mismo si los otros acceden. Si, uno de los dos se alzará como el nuevo rey en las sombras del archipiélago, pero será un rey de un montón de cenizas sin valor, ni negocios, ni archipiélago que la familia tanto adora. Con cualquiera de las dos opciones se abren demasiados frentes como para acabar la guerra en un tiempo aceptable, para evitar daños colaterales. - Dejé la pluma sobre la mesa y miré a Vasili a los ojos. - Mi contraoferta. Tachemos a Banners de la ecuación y trataré de que pueda negociar con el Gobierno. Mi propuesta a título personal, no como agente, olvídese de sus viejas rencillas con Banners, estoy seguro de que entre ambos poseen una fuerza más que suficiente como para expulsar a los piratas, una vez acabe todo esto tendrán tiempo de sobra para volver a disputar el dominio del archipiélago. Además... estoy seguro de que ya tiene más de un infiltrado aquí, controlando el mercado de las drogas es fácil ganar adeptos dependientes. Será fácil ponerse en contacto con él. - Me recliné en el asiento y me llevé la mano al ceño, apretando aquella zona de la máscara y cerrando los ojos un momento a la vez que respiraba. Demasiadas palabras a la vez, demasiada interacción, esto no era lo mío. Volví a mirar a mi anfitrión. - Bien, a mi parecer esas son las cartas sobre la mesa, este es mi análisis de situación ¿Le interesa?

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[Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] - Página 3 Empty Re: [Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] {Lun 15 Feb 2021 - 22:31}

Había cometido el error de creer que Sirio ya estaba combatiendo con todo. Todo ese rato, aquella bestia no había hecho nada sino jugar con él. Cambió de forma y aquel fuego azul que alcanzaba una temperatura que nadie sería capaz de resistir... no le hizo absolutamente nada. Sintió su agarre en su brazo mientras el tamaño del dragón disminuía, volviendo a su forma humana, siendo ahora la diferencia entre ambos notable, ahora físicamente. Sintió los huesos de su brazo quebrarse tan solo con la fuerza del perro que, sin ningún problema, lo levantó en el aire.

El suelo chocó contra su espalda, haciendo que perdiese la respiración durante un instante. Le costaba sentir sus extremidades, era como si todo su cuerpo estuviese entumecido. Vio venir un golpe directo a su rostro, que intentó parar con un brazo, sin éxito. El segundo golpe ni siquiera le dio tiempo a pensar en detenerlo. Y luego un tercero. Cada golpe entumecía y nublaba aún más su vista. En un momento de desespero, su cuerpo rápidamente empezó a cubrirse por la armadura del dragón azul, pero antes de poder cubrirlo por completo, recibió un golpe más. Aquel golpe arrancó la armadura y la hizo añicos, separándola del cuerpo de Zuko y dejando a un lado restos de metal azul.

No podía hacer absolutamente nada, pero vaya si lo iba a intentar. Tras un último golpe, con la vista nublada y un pitido en los oídos, se giró en el suelo para estar bocabajo. Intentó ponerse en pie, pero... Una mano en su hombro le obligó a ponerse bocarriba de nuevo. Sintió su pie, chocar contra su pecho, castigando sus costillas rotas. Dejó escapar sangre abriendo la boca. Con sus últimas fuerzas agarró el tobillo con la mano, pero... estaba demasiado débil por su brazo roto y todas sus heridas. Por mucho que gritase y lo intentase, no podía quitarse al perro de encima.

Pudo ver como movía la boca, pero lo único que oía era un pitido. Sintió como tiraba de su brazo y... gritó cuando este fue separado de su hombro. Su otra mano sujetó entonces la muñeca, separándola de su pie sin una sola dificultad. El dragón intentó hacer de todo para librarse. Intentó activar la quinta puerta del Chi, sin éxito alguno. Era incapaz de poner la mente en blanco. Intentó golpearle con las piernas, pero estas chocaban contra un muro que no caía. Finalmente, su otro brazo también se separó. Zuko gritó, sintiendo como su consciencia se desvanecía pero haciendo todo lo posible por mantenerla.

En aquella vista que se oscurecía lo vio, alzando el brazo como una flecha. Este iba directo hacia él, amenazando con terminar por fin con su vida tras aquella sesión de tortura. Fue en aquel instante que, para él, el tiempo se detuvo. No como cuando utilizaba el mantra y predecía ataques, no como cuando vaciaba su mente y esquivaba por instinto... No podía moverse, y veía la muerte acercarse cada vez más. Cerró los ojos... O él creyó que cerró los ojos. Su vista se volvió negra. Iba a utilizar sus últimas energías en...

"Kus..." —Lo había visto hace nada. Estaba cerca. Podía establecer la conexión mental con él... o eso esperaba— ... No he podido pararle... Dile a Iulio y los demás que... Lo siento."

Y, tras ese último mensaje enviado a su mejor amigo... Perdió el conocimiento. No sin antes parecerle oír a alguien pronunciar su rango y su nombre.

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[Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] - Página 3 Empty Re: [Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] {Lun 15 Feb 2021 - 23:30}

El plan estaba saliendo ni pintado, nos habíamos hecho con un mapa exacto de las instalaciones, localizando así la dichosa sala de máquinas, la cual se encontraba en un piso inferior. Además, había logrado una de esas tarjetas de identificación, por lo guardándomela exactamente en el mismo bolsillo izquierdo que en el que el pantalón que la había encontrado uno de mis compinches, me decidí a meterme bien en el papel de Mujica, un hombre de aspecto rechoncho y afable.

Fuera como fuera, lo que escuchó a continuación del par de jóvenes cadetes que lo saludaron, por el contrario, no fue para nada agradable. La introducción de un nuevo prototipo en la guerra podría ser nefasta para su bando, y por el tono y el hecho de que un vicealmirante debiera pedir permiso para poder usar tal material incluso en tiempos de guerra, solo era indicativo de cuan destructivo podía ser algo así. Fuera como fuera, debía saber un detalle más antes de marcharse.

Y es que el apellido no me era del todo desconocido, los Mujica había un conocido gobernante local de una de esas regiones latinas que solía salir en los periódicos, independientemente de si era familia cercana o no, aquello no me dejaba otra alternativa a emular un acento latino simular a lo que había escuchado de algún marinero de Dressrosa.

-Buenos días- respondería con una voz algo ronca, esperando que el tal Mujica no resultará ser mudo -Me alegra oír eso, ¿Se sabe ya cuándo llegar…? - continué antes de fingir un golpe de tos sumamente violento, tras el cual carraspearía varias veces, tratando de ocultar así un posible tono o acento incorrecto, o más bien justificarlo.

Una vez escuchará la respuesta, si no encontraba ninguna oposición continuaría con su camino, despidiéndose con un gesto mientras se llevaba la mano a la garganta, aquejando un posible malestar de garganta. Si nadie lo impedía, examinó la bifurcación una vez llegó a la sala blanca, por un lado, una escalera de caracol que conducía al piso superior, y por otro lado una puerta de doble factor, esta con un ojo y una huella dactilar, tras confirmar si aquella puerta conducía el nivel inferior, se detuvo a ver si había alguna forma de traspasarla.

-Maldición- masculló para sus adentros, consciente de que aquella puerta quedaba lejos de la capacidad que podía llegar con “los secretos del bandido”, lo cuales resultaban una gran colección de secretos profesionales, sí, pero de la vieja escuela. Aún así puede que no estuviera todo perdido.

-Dame un momento- musitó a su compañero haciendo un gesto de que vigilará para evitar invitados inesperados, -Sarah, nos hemos topado con una puerta de doble factor: ocular y dactilar- arrancaría haciendo contacto con su pequeño auricular a la vez que trataba de decir el nombre o la marca del terminal si la encontraba a la vista cerca del panel -¿Alguna forma de traspasarlo? ¿Fiabilidad? ¿Sistemas de alarma en caso de fallo? - preguntaría a la ingeniera mientras sacaba la tarjeta y generando un fina lamina de “Bungee gum” trataba de sacar huellas dactilares de la tarjeta, ya que el tenía por costumbre y gracias a los poderes de fruta diabólica, él no solía dejar ningún tipo de rastro -Y de paso informe de situación- masculló con tono increíblemente bajo.

Si se daba la casualidad y podía emular el aspecto tanto del ojo gracias a la imagen de la tarjeta, como de la posible huella que pudiera hallar en la misma, trataría de pasar la puerta, pesé a los riesgos que pudiera haber advertido su compañera, aunque estaría preparado antes las contingencias que le pudiera haber dicho.

En el caso de que no logrará pasar la puerta de aquella forma y su compañera no le diera una alternativa válida, se resignaría a hacer caso a su cómplice Takeshi, subiendo a la planta de arriba, y es que por muy tentadora que pudiera resultar la idea de atajar trabajo bajando a la sala de máquinas, con destruir las posiciones también bastaba, aunque aquello implicará patearse aún más la base.

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[Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] - Página 3 Empty Re: [Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] {Mar 16 Feb 2021 - 0:58}

«Putos marines» era lo único en lo que podía pensar el mink en la celda del gigantesco muro. Allí, solo, en un lecho de paja sin ventanas ni iluminación, meditaba sobre los sucesos que le habían llevado a su situación actual. De haberlo sabido, hubiera evitado la fortaleza marine, pero no era ningún adivino. Ni el más prodigioso ser vivo sobre la faz de la tierra podía predecir la estupidez e ineptitud de los demás, y de lo único que estaba seguro es que estaba cogiéndole aún más asco a los marines, si es que eso era posible. «No me arrepiento de haber cogido esa puta lanza —pensó—. Le doy más partido del que le hubieran dado ellos».

Sin embargo, no pudo evitar pensar en el doctor Minamoto Tatsue. El hombre tenía carácter, no podía negarlo, y mucha sangre fría. Más arrogancia de la que se podía permitir, y en ningún momento le faltaron las ganas a Roland de abrirle la cabeza, pero la presencia constante de marines se lo había impedido. ¿Cómo podría volver al Cipher Pol después de hacerlo cuando el cuerpo militar era aliado de la agencia de espionaje? El odio que sentía hacia el símbolo de la gaviota y quiénes lo portaban no hacía más que crecer por segundos y, sin embargo, se veía en la obligación de permanecer quieto, agachando la cabeza cuál cachorro que escucha una reprimenda. Y estaba harto.

—Te arrepentirás de esto—avisó al doctor cuando el tal Kyle empezó a atarle la cinta de cuero alrededor de las muñecas—. Has cometido el mayor error que podías.

Dejarse atar y esposar había sido una humillación mayor a las que ya había experimentado. ¿De verdad creían que así lograrían deshacerse de él? Solo habían dejado un fuego muy cerca de un barril de pólvora, y ese fuego estaba por extenderse y arrasar con todo. «Pero primero, las armas».

Le habían arrebatado a Vrontí, su orgullo y su vergüenza. Cuando se la arrebataron, se quedó callado; ni se inmutó. Si daba la más mínima alarma por el hecho de perder la lanza, podrían acabar relacionándolo con su auténtica identidad, y aquello solo le ocasionaría más problemas. No, debía esperar y no hacer nada, por mucho que lo odiara.

Y el momento había llegado. Creó un espejo gigantesco enfrente suyo y lo colocó en la puerta de la celda, de espaldas, bloqueando toda visibilidad. Una vez hecho, cruzó hacia su dimensión donde hizo acopio de armas nuevamente. Con Dyplon en el brazo izquierdo y Greathammer en el derecho, recogió varios explosivos con sus respectivos detonadores y volvió a su celda, donde deshizo el espejo hasta el punto de no existir.

—Diez segundos —murmuró a un par de cartuchos de dinamita antes de colocarlos en la cerradura y bisagras de la puerta. Se alejó lo más que pudo y se protegió con su escudo. En cuanto pasaron los diez segundos, la dinamita explotó.

Si todo había salido bien, la puerta de la celda tendría que haber que haber caído. Si no... Tan solo la golpearía sin parar con el partillo hasta lanzarla por los aires.

—Damas y caballeros —comenzaría su discurso, paseando por las celdas colindantes—. ¿Oís eso? Es el sonido de la derrota. La derrota de esos bastardos blanquiazules con aires de grandeza. Esos viles hombres que nos han encerrado aquí, sin compasión. ¿Es que acaso somos ratas? Somos hombres y mujeres libres, con derecho a vivir como queremos, y no sé vosotros, pero yo ya me cansé de sus cuidados. Compañeros de prisión, acabemos con la opresión de la gaviota, castiguemos a nuestros tiranos y calmemos nuestra sed de sangre. ¡Por la libertad!

A base de explosivos y martillazos, empezaría a forzar, empezando —si hay— por las comunitarias con más personas. Liberando a todos los presos encontraría su oportunidad.

—Tú —le diría al enano—. Eres pequeño, seguro que no te ven mucho. Toma estos explosivos y colócalos por donde quieras. En quince minutos los haré explotar —confiaba en que su sed de venganza le hiciera seguir sus ordenes.

«Ahora, a la armería» pensó, encaminándose a dicho lugar.

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[Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] - Página 3 Empty Re: [Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] {Miér 17 Feb 2021 - 0:05}

Normas del capítulo:


  • Se moderará los martes entre las 22:00 y las 23:59.
  • No se puede postear los martes antes de la moderación.
  • Hay un reloj que marca el tiempo restante. Cuando acaba los temas se cierran.
  • Está prohibido metarrolear, powerrolear y demás actitudes tóxicas.
  • A más riesgo, más premio.
  • Como es tradición, el barco de Sons of Anarchy se hundirá en algún momento.
  • Cada post debe ocupar entre 250 y 1.200 palabras. Si no se está en estos límites, el post podría ser ignorado.
  • Es responsabilidad de un usuario comunicarse con la gente con la que interactúa.
  • Si un post tiene más de 15 faltas ortográficas por párrafo podría ser ignorado.
  • Hacer un resumen de acciones relevantes es obligatorio independientemente de la extensión.
  • La ley del plot no es a prueba de idiotas.


Moderación:

Esta traision no me la esperaba (Manglar 8):
Déjenlo en paz, Procyon está chikito:
Prometo no quitarte otra vez la máscara:
El que lo ha dado todo (manglar 70):
Willi a prueba de balas (Manglar 65):
¡REBOLUSION!:
Señorita Celeste (Manglar 17):


Última edición por StaffOPD el Jue 18 Feb 2021 - 5:29, editado 1 vez
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[Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] - Página 3 Empty Re: [Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] {Miér 17 Feb 2021 - 15:12}

«Al fin algo que me sale bien —pensó, con una sonrisa en el rostro—. Aunque estaba claro que me iba a salir bien». El sonido que salía de la boca de los criminales era como música para sus oídos, y sus casi alabanzas no hacían más que subirle el ego, si es que aquello era posible. «Piratas, criminales y revolucionarios nunca faltarán. Puedo destacar y volver al CP en cualquier otro momento... Pero la venganza es la venganza».

Keñy, ¿eh? Tienes un nombre muy raro, chaval. —Observó los ojos del pequeño, de los que saltaban chiribitas—. Pero me gusta tu afán por las explosiones. Toma —se colgó el martillo de la espalda y le tendió varias cargas de sus explosivos acoplativos de alta demolición a distancia y un espejo de mano que creó con sus habilidades—, coloca los explosivos donde mejor crear y cuando vaya a detonarlos te avisaré por este pequeño espejo. Y... por el momento me puedes llamar señor Dios.

Entonces se fijó en el resto de criminales. Algunos parecían nenazas, otros estaban heridos y la mayoría tenían un aspecto rudo y peligroso. Pero sin duda todos y cada uno de ellos eran unos descerebrados con más músculos que neuronas, y aquello era perfecto. Había conseguido un grupo de hombres que tenían una deuda con él, con el hombre los había liberado de aquel aburrido y fatídico destino. Debía aprovechar que estaban los ánimos caldeados y dirigir a sus tropas para hacer caer el muro. Solo necesitaba ganárselos con las palabras «libertad» y «justicia», y así le seguirían hasta el fin del mundo.

¡Hermanos. hermanas! ¡Escuchad mis palabras! —dijo, usando la altura que su transformación le profería una voz gravel, varonil y metálica para hacerse escuchar—. Somos libres de nuestras prisiones de hierro, pero hasta que no acabemos con el control que ejerce esta base no alcanzaremos la libertad. Uníos a mí, hermanos de espíritu, y acabemos con el dominio del Gobierno Mundial. ¡Hoy nos haremos con Sabaody, pero mañana conquistaremos el mundoooooo!

Esperaba que los prisioneros fueran lo suficientemente listos para escuchar las palabras de su salvador. Fuera como fuera, seguramente los marines no tardarían en aparecer; hasta esos ineptos debían de saber que algo iba mal si sonaban explosiones en sus mazmorras. Por lo que Roland aprovechó el tiempo todo lo que pudo.

Los marines, con sus aires de grandeza, portando sus ropas blanquiazules y creyéndose más que los demás, están a punto de llegar para volver a encerrarnos a todos. ¿Se lo vamos a permitir? ¡Yo digo no! Escuchadme bien, compañeros y compañeras, mientras yo esté aquí nadie volverá a encerraros en vuestras vidas. ¡Larga vida a la libertad! —Esperó a escuchar las aclamaciones de los criminales para empezar a darles órdenes—. En cuanto los marines aparezcan por esas puertas —señaló la entrada a las celdas— los asaltaremos. Estaremos esperando hasta que las hayan cruzado, nos libraremos de ellos, robaremos sus armas y avanzaremos hasta la armería donde podremos aprovisionarnos con todo tipo de armas. ¡¿Quién está conmigo?!

Entonces buscaría con la mirada a los que creía que serían los más capaces del lugar. A ellos los dejaría a cargo de dirigir a la morralla. Escudriñó uno a uno a sus compañeros; había más de cincuenta personas allí encerradas. Entre ellas un hombre alto, con un traje completo hecho harapos, un cabello pelirrojo rizado y un sombrero de copa. También había otro hombre joven, esbelto y con rasgos duros y afilados, con los brazos cubiertos de sangre seca hasta los codos, y a su lado otro hombre, algo más mayor, con patas de palo en las piernas y muñones en las manos, ataviado con ropajes de pirata. En el otro extremo había una mujer con coleta y gafas simples que no paraba de salivar, y cerca suyo había un hombre, de mediana edad, con un mono a rayas blancas y negras y afilados cuernos en su cabeza. Todos ellos compartían un rasgo en común: la locura se reflejaba en sus ojos.

Sin parar a pensar si sería buena idea o no, los fue señalando y llamando uno a uno.

A ver, tú, Sombrerero, ven para acá. Tú, Manosrrojas y tú, Muñones. Por último, tú y tú, Babitas y Cornudo. Cada uno coged a nueve o diez hombre y lideradlos en la batalla. Seréis vosotros quiénes esperéis al lado de la puerta a que aparezcan los marines. Una vez hayan entrado, cogéis sus armas y guiais al resto hasta la armería. Que se armen hasta los dientes. Ah, y esto por si lo necesitáis —les dio a cada uno dos cartuchos de su dinamita regulada y les explicó como funcionaban, y volvió a dirigirse al resto—. ¿Alguna duda? En caso contrario, ¡es la hora de la libertad! —gritó, levantando el brazo con el martillo. Una señal de que la guerra había comenzado.

Y lo mejor es que él no tenía que hacer nada. Una vez todos alcanzaran la armería, recuperaría sus armas y causaría la caída y destrucción del muro. Si los marines no querían ayudarle, los usaría para alcanzar sus objetivos. Durante su breve encierro, había estado pensando, y se había dado cuenta de que no todo era tan malo. Tan solo tenía que ayudar a los piratas a ganar la batalla y lograría infiltrarse en sus filas hasta llegar a Orión. Un plan sin fisuras, y sus nuevos esbirros le ayudarían a lograrlo.

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[Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] - Página 3 Empty Re: [Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] {Miér 17 Feb 2021 - 23:32}

De nuevo el desgraciado había conseguido salir indemne de mi ataque, lo que comenzaba a resultar más que frustrante. De cualquier modo, había quedado claro que mi voluntad era del todo insuficiente para quebrar la sólida defensa que conformaban esos dichosos pilares. En numerosas ocasiones me habían dicho que, habiendo descubierto sus secretos, debía centrarme más en perfeccionar al máximo mi dominio sobre el haki, y era en momento como aquél cuando maldecía la desidia que habitualmente me gobernaba. Fuera como fuese, debía continuar empleándolo si quería acercarme a dañarle, aún si con mis capacidades por el momento no podía vencerle en ese aspecto.

Por otro lado, se vio obligado a posponer su urgencia para hacernos frente, lo que no dejaba de ser algo tremendamente positivo. Había dejado claro que tenía un plan, por lo que evitar que lo llevase a cabo resultaba crucial. No, aquello era conformarse con muy poco; le derrotaría costase lo que costase.

De nuevo, un fogonazo y su ofensiva. Era muy rápido, tanto que cuando quise darme cuenta estaba frente a Wyrm y nuevos pilares caían del cielo con la promesa de cometer una nueva masacre entre nuestras filas. Pero si pensaba que dejaría que actuase de ese modo cuantas veces le apeteciese estaba muy equivocado. Resplandecí con una fuerza inusitada en cuando vi la columnas emerger, y la luz que manaba de mí se consolidó en forma de dos colosos de cuatro metros de alto. Estos se inclinaron, cubriendo la zona que abarcaban los pilares y protegiendo a quienes se encontraban bajo ellos. Sus cuerpos fueron perforados en varias posiciones, pero comenzaron a erguirse con cierta dificultad.

-¡Nadie acabará con mis hombres mientras yo esté aquí para evitarlo! -bramé para que todos los que se encontraban en las cercanías pudiesen escucharme. Confiaba en que Wyrm se las hubiese ingeniado para salir con vida de su ataque, pues el movimiento de Procyon, dejándome de lado, había sido totalmente inesperado por mi parte. Era fuerte, no un marine indefenso, y confiaba plenamente en sus capacidades.

Ya erguidos, los colosos se volvieron para encarar al enemigo, avanzando con furia y lanzando golpes a diestro y siniestro para tratar de mermar sus filas todo lo posible. No podría mantenerlos allí para siempre, pero sí lo suficiente como para que causasen un nada desdeñable número de bajas en el enemigo. Fuera como fuese, perdíamos la batalla y necesitábamos reagruparnos si no queríamos perder el terreno.

-¡Marines, agrupaos y formad un único muro frente a las murallas! ¡Desde allí podrán apoyarnos sin que nos convirtamos en el blanco de nuestros aliados! ¡No dejéis que avancen! ¡Proteged a los vuestros!

Mi cuerpo comenzó a resplandecer una vez más, pero la luz apenas iba más allá de mi cuerpo, convirtiendo un pequeño área en torno a mí en un destello cegador. Volví a lanzarme hacia los espejos a una velocidad que cualquier habría considerado imposible en un ser humano. El estímulo de mi luz no había desaparecido de la retina de quien lo mirase cuando yo volvía a pasar por la zona. Mi objetivo era cegar a Procyon, aunque fuese durante un breve instante, para lanzarme de nuevo a la carga. Traté de lanzar un rodillazo cargado con mi voluntad al centro de su abdomen, el cual fue seguido de un puñetazo ascendente de las mismas características hacia su mentón.
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[Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] - Página 3 Empty Re: [Capítulo] Una estrella rutilante [Sabaody] {}

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