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Alguien me levantan en peso y me lleva, yo aun con los ojos cerrados, atontado por el despertar. Sin ninguna delicadeza me deja en el suelo y por fin abro los ojos. Me encuentro en un barco, en plena noche al parecer, maniatado y rodeado de esos zombis llamados Ghoul.
-¿Que hacéis? ¿A donde me lleváis?-
Todos los zombis estaban ocupado, tanto en tareas del barco como hablando entre ellos, pero uno me presta atención y se coloca ante mi en cuclillas.
-Hombre, pero si el cabeza aleta a despertado, ¿que tal?...-
-Cállate- le interrumpió otro zombi acercándose a nosotros -,no se puede hablar con el prisionero.-
-Pero...-
-Pero nada, es la orden.-
Dicho esto el Ghoul cabreado me cogió del pescuezo y me metió en una habitación totalmente a oscuras y sin decir palabra cerro y se marchó. Me levante tan rápido como pude y me abalance sobre la puerta, pero no sirvió de nada. Eché un vistazo al rededor mía pero fue inútil, no veía ni la punta de mi nariz. Empecé a andar por la habitación con cuidado; me tropecé con varias cosas hasta que decidí sentarme en una esquina. Pensando recordé como había llegado al barco. Como, tras ir al pueblo a por provisiones, volvimos a la playa donde nos esperaba un barco. También me acordé de que me había quedado inconsciente tras recibir un fuerte martillazo en la cabeza a causa de armar jaleo.
No se muy bien cuanto tiempo paso, pero el suficiente para que mi vista se hubiera acostumbrado vagamente a la oscuridad y pudiera ya distinguir figuras. Con el problema de la oscuridad medianamente resuelto, me levanté una vez más e investigue mejor la habitación. Aunque no distinguía colores pude disipar las formas de lo que había en la habitación y saber que me encontraba en donde habían guardado las provisiones. En mi investigación por el lugar, tropecé con algún baúl o caja y caí, al abrir los ojos tras el golpe vi a pocos centímetros de mi cara la punta de algo afilado. Me senté como pude y me di la vuelta, dando la espalda al pincho. Lo agarré como pude y lo saqué un poco pensado en que me serviría para librarme de las cuerdas que me ataban. Con algo de maña y paciencia pude romper las cuerdas y por fin quede libre, mas o menos, pues aun seguía allí encerrado. Me levante y me dispuse a coger el pincho que para mi sorpresa, era una de las puntas de mi tridente. Levante con mucha ilusión mi arma y la contemple (ni que la hubiera perdido hace años), me agradaba ver algo conocido después de todo, aunque fuera un objeto.
Calcule, mas o menos, que había pasado una hora desde que me encerraron en aquella habitación. La vista ya la tenia lo mas acostumbrada posible a la oscuridad de la estancia y pude observar que las reservas de agua de mi tridente estaban vacías, pero no fue difícil rellenarlas al estar rodeado de víveres. Ahora tenia que solucionar el problema de estar allí, pero como. Podría intentar destrozar la puerta y salir a cubierta, pero en el caso de que lo consiguiera, no conozco la cubierta ni el personal de abordo. No se me ocurría nada, tenia la mente en blanco cuando mi estomago me rujió de mala gana. En verdad no había comido nada desde hace unos cuantas horas y aprovechando que me encontraba en la despensa sacié mi hambre. Una vez el estomago lleno y con ánimos de salir de allí y con ningún plan en mente me dispuse a salir a por todas, ademas, estaba rodeado de agua, es mi entorno.
Para que el factor sorpresa funcionara debía echar la puerta abajo de un solo golpe, así que cogí toda la carrerilla que pude, hasta pegarme a la pared. Fui corriendo con la mayor velocidad que pude, prepare mi hombro para el impacto y embestí contra la puerta. Escasos segundos después me encontraba levantándome del suelo de cubierta, con la puerta a mis pies y rodeado de Ghoul que me miraban sorprendidos. El barco donde me encontraba era una aquella Nao, barco que distinguí porque es uno de mis favoritos. Al no ser muy grande no había un gran número de Ghouls, los cuales seguían poco a poco empezaban a reaccionar y a mirarme con rabia. El combate empezaba.
Gracias a las pequeñas dimensiones del barco, al poder tener mi tridente y al estar en el mar pude despejar la cubierta. No digo que con facilidad, pues todos los combates tienen sus dificultades, pero resulto más fácil que el ultimo que tuve. Con un par de barreras hechas con agua, mande al agua a la mayoría de los zombis y a los que quedaron los expulse con ayuda de mi tridente. Media hora después me encontraba en el barco solo, o eso creía. Al parecer, el alboroto que provoque lo despertó, ¿a quien? Pues al jefazo del barco, al capitán de esa preciosa Nao que por unos escasos minutos creí que era mía.
Se abrió la puerta del camarote de arriba del cual salió un Ghoul mas alto y robusto que los demás. Tenia una piel pálida cubierta por una cazadora negra y unos pantalones de un color verde oscuro, no llevaba calzado y en el costado izquierdo, un gran agujero dejaba relucir sus costillas.
-¿Quien a osado interrumpir mi sueño? y no solo eso ¿Donde están mis hombres?- dijo apoyándose en la barandilla y fulminándome con la mirada.
-¿Que hacéis? ¿A donde me lleváis?-
Todos los zombis estaban ocupado, tanto en tareas del barco como hablando entre ellos, pero uno me presta atención y se coloca ante mi en cuclillas.
-Hombre, pero si el cabeza aleta a despertado, ¿que tal?...-
-Cállate- le interrumpió otro zombi acercándose a nosotros -,no se puede hablar con el prisionero.-
-Pero...-
-Pero nada, es la orden.-
Dicho esto el Ghoul cabreado me cogió del pescuezo y me metió en una habitación totalmente a oscuras y sin decir palabra cerro y se marchó. Me levante tan rápido como pude y me abalance sobre la puerta, pero no sirvió de nada. Eché un vistazo al rededor mía pero fue inútil, no veía ni la punta de mi nariz. Empecé a andar por la habitación con cuidado; me tropecé con varias cosas hasta que decidí sentarme en una esquina. Pensando recordé como había llegado al barco. Como, tras ir al pueblo a por provisiones, volvimos a la playa donde nos esperaba un barco. También me acordé de que me había quedado inconsciente tras recibir un fuerte martillazo en la cabeza a causa de armar jaleo.
No se muy bien cuanto tiempo paso, pero el suficiente para que mi vista se hubiera acostumbrado vagamente a la oscuridad y pudiera ya distinguir figuras. Con el problema de la oscuridad medianamente resuelto, me levanté una vez más e investigue mejor la habitación. Aunque no distinguía colores pude disipar las formas de lo que había en la habitación y saber que me encontraba en donde habían guardado las provisiones. En mi investigación por el lugar, tropecé con algún baúl o caja y caí, al abrir los ojos tras el golpe vi a pocos centímetros de mi cara la punta de algo afilado. Me senté como pude y me di la vuelta, dando la espalda al pincho. Lo agarré como pude y lo saqué un poco pensado en que me serviría para librarme de las cuerdas que me ataban. Con algo de maña y paciencia pude romper las cuerdas y por fin quede libre, mas o menos, pues aun seguía allí encerrado. Me levante y me dispuse a coger el pincho que para mi sorpresa, era una de las puntas de mi tridente. Levante con mucha ilusión mi arma y la contemple (ni que la hubiera perdido hace años), me agradaba ver algo conocido después de todo, aunque fuera un objeto.
Calcule, mas o menos, que había pasado una hora desde que me encerraron en aquella habitación. La vista ya la tenia lo mas acostumbrada posible a la oscuridad de la estancia y pude observar que las reservas de agua de mi tridente estaban vacías, pero no fue difícil rellenarlas al estar rodeado de víveres. Ahora tenia que solucionar el problema de estar allí, pero como. Podría intentar destrozar la puerta y salir a cubierta, pero en el caso de que lo consiguiera, no conozco la cubierta ni el personal de abordo. No se me ocurría nada, tenia la mente en blanco cuando mi estomago me rujió de mala gana. En verdad no había comido nada desde hace unos cuantas horas y aprovechando que me encontraba en la despensa sacié mi hambre. Una vez el estomago lleno y con ánimos de salir de allí y con ningún plan en mente me dispuse a salir a por todas, ademas, estaba rodeado de agua, es mi entorno.
Para que el factor sorpresa funcionara debía echar la puerta abajo de un solo golpe, así que cogí toda la carrerilla que pude, hasta pegarme a la pared. Fui corriendo con la mayor velocidad que pude, prepare mi hombro para el impacto y embestí contra la puerta. Escasos segundos después me encontraba levantándome del suelo de cubierta, con la puerta a mis pies y rodeado de Ghoul que me miraban sorprendidos. El barco donde me encontraba era una aquella Nao, barco que distinguí porque es uno de mis favoritos. Al no ser muy grande no había un gran número de Ghouls, los cuales seguían poco a poco empezaban a reaccionar y a mirarme con rabia. El combate empezaba.
Gracias a las pequeñas dimensiones del barco, al poder tener mi tridente y al estar en el mar pude despejar la cubierta. No digo que con facilidad, pues todos los combates tienen sus dificultades, pero resulto más fácil que el ultimo que tuve. Con un par de barreras hechas con agua, mande al agua a la mayoría de los zombis y a los que quedaron los expulse con ayuda de mi tridente. Media hora después me encontraba en el barco solo, o eso creía. Al parecer, el alboroto que provoque lo despertó, ¿a quien? Pues al jefazo del barco, al capitán de esa preciosa Nao que por unos escasos minutos creí que era mía.
Se abrió la puerta del camarote de arriba del cual salió un Ghoul mas alto y robusto que los demás. Tenia una piel pálida cubierta por una cazadora negra y unos pantalones de un color verde oscuro, no llevaba calzado y en el costado izquierdo, un gran agujero dejaba relucir sus costillas.
-¿Quien a osado interrumpir mi sueño? y no solo eso ¿Donde están mis hombres?- dijo apoyándose en la barandilla y fulminándome con la mirada.
William White
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Akuma no mi
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El vampiro preparó el carruaje y avisó al conductor tras lo cual nos abrió la puerta del vehículo en la que mi compañero y el mismo entramos con sumisión, el hombre entró cerrando la puerta tras de si y dando unos golpes en la carrocería de esta, arrancando de inmediato el carruaje tirado por caballos sacados de libros de pesadilla.
Y así fue como comenzó nuestro encierro en el castillo, siendo unos invitados ilustres enjaulados en cuatro paredes de piedra helada en lo alto de una montaña escarchada mirando como transcurría una guerra más sin poder hacer nada. Otra vez que no podía hacer nada en una guerra a la cual había alimentado bajo las falsas promesas de un mundo mejor libre de nobles mundiales y con las promesas de un mundo libre de tiranos psicópatas del otro. Jamás tendría la fuerza suficiente como para independizarme y decir al mundo -Mirarme, soy el hombre que cambiará las cosas- La gente jamás me consideraría un héroe, tan solo era un villano más que trabajaba en las sombras del mundo, una marioneta vieja y abandonada que ya no era útil para la Cipher Pol.
Y viviendo en la superficie de este vació existencial estaba Nemo, ese aparente príncipe de eternos modales que recomendaba a Derian todo tipo de medidas desde sociales hasta militares, ese ministro eternamente atareado seguido por aquella extensión de mi sombra en la que se había convertido Nolan. Oh pobre Nolan, le había condenado a una vida de servidumbre de un hombre mundano que no tenía peso sobre el mundo, que podría narrar en sus crónicas salvó la historia de un hombre que traicionó a sus creencias, cayendo en un bucle de locura y resentimiento del que no saldría jamás, aislándose del mundo en un exilio auto-impuesto navegando por las profundidades del mundo, como castigo por todos y cada uno de sus pecados.
Prometí ser el rey de los piratas a los compañeros de Painkillers y no lo hice, prometí a mi moribundo padre ser un héroe de la marina y jamás me enrolé en la marina, prometí que regiría mi empresa de una forma pacifista y justa, y comencé a reproducir armas de guerra para un señor de la guerra del Norte a cambio de unos sucios berries manchados de sangre y un asqueroso titulo de ministro. ¿Pero qué es lo que realmente quería ser yo? Había vivido siempre bajo las promesas y las premisas de cumplir los sueños de otros.
Pero eso carecía de importancia de aquello era momento de decidir un bando y liderar aquellos mil hombres que esperaban una sola orden para actuar. Pero todo eso pasaba por hablar con Derian, el hombre que me había embaucado, el cual recientemente me había convocado en una de las salas del castillo, el recibidor del castillo donde Derian miraba el horizonte, perdido, sabiendo que el resultado de la guerra pendía de un hilo muy fino:
-No se ve el mar con ese muro, no lo hechas de menos- rompí el hielo hablando con el monarca-¿Qué deseas de mi Derian? He acudido tan presto como he podido pero supongo que no hay excusas después de todo- pregunté al monarca mientras ignoraba a Drake el cual continuaba comiendo y hace flexiones de una forma patológica.
Y así fue como comenzó nuestro encierro en el castillo, siendo unos invitados ilustres enjaulados en cuatro paredes de piedra helada en lo alto de una montaña escarchada mirando como transcurría una guerra más sin poder hacer nada. Otra vez que no podía hacer nada en una guerra a la cual había alimentado bajo las falsas promesas de un mundo mejor libre de nobles mundiales y con las promesas de un mundo libre de tiranos psicópatas del otro. Jamás tendría la fuerza suficiente como para independizarme y decir al mundo -Mirarme, soy el hombre que cambiará las cosas- La gente jamás me consideraría un héroe, tan solo era un villano más que trabajaba en las sombras del mundo, una marioneta vieja y abandonada que ya no era útil para la Cipher Pol.
Y viviendo en la superficie de este vació existencial estaba Nemo, ese aparente príncipe de eternos modales que recomendaba a Derian todo tipo de medidas desde sociales hasta militares, ese ministro eternamente atareado seguido por aquella extensión de mi sombra en la que se había convertido Nolan. Oh pobre Nolan, le había condenado a una vida de servidumbre de un hombre mundano que no tenía peso sobre el mundo, que podría narrar en sus crónicas salvó la historia de un hombre que traicionó a sus creencias, cayendo en un bucle de locura y resentimiento del que no saldría jamás, aislándose del mundo en un exilio auto-impuesto navegando por las profundidades del mundo, como castigo por todos y cada uno de sus pecados.
Prometí ser el rey de los piratas a los compañeros de Painkillers y no lo hice, prometí a mi moribundo padre ser un héroe de la marina y jamás me enrolé en la marina, prometí que regiría mi empresa de una forma pacifista y justa, y comencé a reproducir armas de guerra para un señor de la guerra del Norte a cambio de unos sucios berries manchados de sangre y un asqueroso titulo de ministro. ¿Pero qué es lo que realmente quería ser yo? Había vivido siempre bajo las promesas y las premisas de cumplir los sueños de otros.
Pero eso carecía de importancia de aquello era momento de decidir un bando y liderar aquellos mil hombres que esperaban una sola orden para actuar. Pero todo eso pasaba por hablar con Derian, el hombre que me había embaucado, el cual recientemente me había convocado en una de las salas del castillo, el recibidor del castillo donde Derian miraba el horizonte, perdido, sabiendo que el resultado de la guerra pendía de un hilo muy fino:
-No se ve el mar con ese muro, no lo hechas de menos- rompí el hielo hablando con el monarca-¿Qué deseas de mi Derian? He acudido tan presto como he podido pero supongo que no hay excusas después de todo- pregunté al monarca mientras ignoraba a Drake el cual continuaba comiendo y hace flexiones de una forma patológica.
Worick L. Arcangelo
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—— Hace Siete Días ——
Me temo que la cague o eso parecía decirme la mirada que la capitana me estaba propinando tras lo que Derian había dicho, pero nunca, sin importar que, iba a llamarlo Majestad. Yo no me sometería ante ningún rey y en esta ocasión no sería diferente, esto solo eran unos negocios compartidos. Tras aquella "reprimenda" nos acompañaron a nuestros aposentos y estuvimos viendo como evolucionaba la situación en el North Blue... Sin duda pronto la guerra se intensificaría y las cosas se tornarían mucho más duras, entonces es cuando la auténtica batalla comenzaría. Me aseguré de descansar y recuperar fuerzas durante el tiempo que estuvimos en el castillo, pues dudo que luego tuviésemos mucho tiempo para andar echando siestas. Durante esos días también me estuvieron invadiendo recuerdos del pasado, que me acechaban recordándome lo inútil que fui en la última guerra que viví. Esta vez no podía ser así tenía que poder ayudar a la capitana y el resto de la tripulación, con mi vida si fuese necesario.
—— Actualmente ——
Parecía que era el día y nos tocaba a pelear, no sabía si estaba ansioso por hacerlo o tenía ganas de marcharme... ¿Acaso eres idiota Kuroi? No puedes marcharte a ningún lado ni huir de lo que eres, al fin y al cabo todo esto es por tu libertad, por esa libertad de la cual el gobierno te quiere privar. En cualquier caso aquel no era momento de ponerme a dialogar conmigo mismo en busca de unas respuestas que no iba a encontrar, ya teníamos órdenes y un destino solo había que encaminarse hasta él. Levanté de aquel lecho que había estado ocupando durante la última semana y que quizás no volviese a ver en la vida, pero durante estos días me supuso un lugar en el que sentirme "seguro". Tomé mis cosas y salí pitando, no había tiempo para arreglarse ni para andar perdiéndolo.
Tras unos minutos nos reunimos todos y nos encaminamos a nuestro destino, las costas del sur. Al parecer íbamos a ser la primera línea de infantería y nos iba a tocar mancharnos desde primera hora, aunque realmente no había muchas ganas. Según nos habían dicho tendríamos allí una pequeña herramienta para echarnos una mano a la hora de frenar la ofensiva enemiga, pero nunca hubiese esperado aquel cañon lleno de botones y que parecía de lo más complejo. — Capitana, ¿te haces tú cargo? — Le pregunté mientras la veía encaminarse hacía aquel cachivache y me empezaba a preocupar. ¿Realmente sabría usarlo? Tan pronto llego a este conseguí mi respuesta al verla pulsar aleatoriamente todos los botones que podía. — Etto... Rose, ¿segura que sabes lo que haces? — Mientras esto pasaba Kabil se puso a hablar sobre el tiempo... ¿Acaso aquel era un buen momento para aquello? Empezaba a desesperarme y la situación no me permitía hacer gran cosa así que me eché sobre la hierba, clavando mis ojos en el oscuro cielo que nos cubría.
Sawn
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Me había equivocado, las palabras que había escogido fueron erróneas. Derian se molestó un poco por haberle puesto el título de "Lord". No me lo tomó en cuenta ya que era la primera vez que me veía en situación de hablar con un rey. Podía haber decepcionado a Leonel con mis palabras y con la reacción del rey. Por mi parte decidía quedarme callado y sentado en la silla, mirando la comida como si lo único que hubiera en toda la sala era aquel maravilloso pollo que olía muy bien.
Una semana había pasado desde que el rey no recibió en su gran habitación. Tiempo suficiente para haber leído mis apuntes sobre las constelaciones 10 veces. Intentaba sacar algo en clave, de donde salió la invención de los nombres y la relación que tenía la gente con ellos. Nada. No conseguí nada de información. Estábamos fuera del castillo junto con el rey y una chica más, la misma quien estaba en la sala del trono hace una semana.
Se notaba que los nervios del principio se habían esfumado, por lo menos en mi. Tras pasar todo ese tiempo cerca del rey, su presencia se convirtió ne algo normal de ver cada día. Igual me había pasado con el paisaje del lugar. No sabía porque estábamos allí fuera en ese momento, podría ser por la noticia de que Azumi Kento iba a venir con un montón de soldados. Pronto la verdadera lucha estaba por llegar. Algo que no quería que llegase nunca. ¿Porqué? No les veía sentido a las guerras.
Una semana había pasado desde que el rey no recibió en su gran habitación. Tiempo suficiente para haber leído mis apuntes sobre las constelaciones 10 veces. Intentaba sacar algo en clave, de donde salió la invención de los nombres y la relación que tenía la gente con ellos. Nada. No conseguí nada de información. Estábamos fuera del castillo junto con el rey y una chica más, la misma quien estaba en la sala del trono hace una semana.
Se notaba que los nervios del principio se habían esfumado, por lo menos en mi. Tras pasar todo ese tiempo cerca del rey, su presencia se convirtió ne algo normal de ver cada día. Igual me había pasado con el paisaje del lugar. No sabía porque estábamos allí fuera en ese momento, podría ser por la noticia de que Azumi Kento iba a venir con un montón de soldados. Pronto la verdadera lucha estaba por llegar. Algo que no quería que llegase nunca. ¿Porqué? No les veía sentido a las guerras.
Ichimura Hachiro
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Los días de viaje habían dado frutos. Sólo había parado para comer y para pedir prestado un den den mushi en una taberna, con el que llamó a Byakuro alertándole de la traición del Gobierno Mundial. A parte de eso, habían estado yendo de isla en busca de pistas que pudieran conducirles a los responsables del secuestro. El tiempo se les había comenzado a agotar, y habían ido a Hallstat para reunirse con sus compañeros, cuando Shun notó un aura familiar no muy lejos de ellos. Y no era la de alguien a quien tuviera en muy alta estima. Bajo ellos había un barco del Gobierno Mundial, y en cubierta, estaba ese hombre. "Cipher Pol... haré que paguéis vuestros crímenes." Descendieron hacia la cubierta del barco, y al posarse en esta deshizo la cúpula de aire en la que estaba transportando a Kazuo. El rostro del samurai era una máscara inexpresiva.
- Volvemos a encontrarnos. Sabía que este día acabaría llegando.
El aire a su alrededor comenzó a embravecerse, y una fuerte corriente de viento azotó el navío. El samurai comenzó a rebuscar entre su kimono y fue sacando sus escasas pertenencias. Reunió todas estas, incluido un kiwi que había cogido aquella mañana, y se las tendió a Kazuo. Acto seguido, volviéndose hacia su viejo enemigo de nuevo, la mano derecha de Shun se dirigió lentamente hacia la empuñadura de Meiyo y se quedó a centímetros de esta, mientras que con la izquierda sujetó la vaina y colocó el pulgar en la guarda, listo para hacer un iai si veía el menor síntoma de peligro. Sus ojos estaban clavados en los del agente, aparentemente calmados. Aparentemente.
- Ha sido una estrategia muy sucia por parte del Gobierno secuestrar a mi discípulo y tratar de culpar a otros - declaró, frunciendo el ceño - Se supone que Kurausu no Furenzu es vuestro aliado.
Pero Shun tenía una idea bastante concreta sobre quién había propuesto semejante idea. Y estaba bastante seguro de que era la misma persona que tenía delante. Apretó los dientes y tensó los dedos de su mano derecha. De repente varias trombas marinas se formaron en torno al barco, rodeándolo. Las partes superiores de estas adoptaron formas de cabezas de dragón. Ahora el samurai no ocultaba su rabia, y una mueca de cólera deformaba su rostro. El viento sopló con mayor fuerza que antes, y el cazador gritó:
- ¡Contéstame! ¡¿HAS SIDO TÚ, LEÓN?!
- Volvemos a encontrarnos. Sabía que este día acabaría llegando.
El aire a su alrededor comenzó a embravecerse, y una fuerte corriente de viento azotó el navío. El samurai comenzó a rebuscar entre su kimono y fue sacando sus escasas pertenencias. Reunió todas estas, incluido un kiwi que había cogido aquella mañana, y se las tendió a Kazuo. Acto seguido, volviéndose hacia su viejo enemigo de nuevo, la mano derecha de Shun se dirigió lentamente hacia la empuñadura de Meiyo y se quedó a centímetros de esta, mientras que con la izquierda sujetó la vaina y colocó el pulgar en la guarda, listo para hacer un iai si veía el menor síntoma de peligro. Sus ojos estaban clavados en los del agente, aparentemente calmados. Aparentemente.
- Ha sido una estrategia muy sucia por parte del Gobierno secuestrar a mi discípulo y tratar de culpar a otros - declaró, frunciendo el ceño - Se supone que Kurausu no Furenzu es vuestro aliado.
Pero Shun tenía una idea bastante concreta sobre quién había propuesto semejante idea. Y estaba bastante seguro de que era la misma persona que tenía delante. Apretó los dientes y tensó los dedos de su mano derecha. De repente varias trombas marinas se formaron en torno al barco, rodeándolo. Las partes superiores de estas adoptaron formas de cabezas de dragón. Ahora el samurai no ocultaba su rabia, y una mueca de cólera deformaba su rostro. El viento sopló con mayor fuerza que antes, y el cazador gritó:
- ¡Contéstame! ¡¿HAS SIDO TÚ, LEÓN?!
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Kuro estaba de un humor de perros. Esos estúpidos mocosos no habían resistido lo suficiente, ni siquiera teniendo en cuenta que el espadachín les había quitado todo el dolor. ¿Cómo podían ser tan débiles? El último de ellos parecía dispuesto a hablar pero terminó por morir desangrado. Tal vez se hubieran pasado un poco... En fin, ¿qué más da? Tampoco creía que les fueran a servir de mucha utilidad.
En cualquier caso, habían zarpado rumbo a la capital del Imperio de Derian, Hallstat, con la intención de unirse a la ofensiva. Desde el principio le había parecido un ataque demasiado precipitado, sobre todo teniendo en cuenta que en la mayoría de los frentes era el Tirano quien llevaba la delantera. Un asalto desesperado con la esperanza de derrocarle antes de que la situación fuese a peor no podía llegar a nada bueno. Sin embargo, alguien como él jamás se opondría a la oportunidad de disfrutar un auténtico baño de sangre y puede que esa posibilidad fuese lo único que le ayudaba a contenerse.
Frente a ellos se presentaba, imponente, aquél inexpugnable bastión envuelto en la más absoluta oscuridad. "Si Derian pretende infundir temor en el corazón de sus enemigos, lo está haciendo muy bien" pensó el azabache mientras esbozaba una leve sonrisa, algo siniestra. Su pulso se aceleraba a medida que se iban acercando cada vez más y más, deseando entrar en combate cuanto antes. Sin embargo, no podía dejarse llevar por sus emociones. Volviendo a su actitud normal miró a la pelimorada, tras acercarse hasta ella, poniendo la mano sobre su hombro derecho.
- Una vez lleguemos a tierra tienes permiso para liberar tu ruido. No tengas piedad alguna. Sin embargo, trata de mantener el control suficiente como para no dañar a nuestros aliados... No sería bueno para ninguno de los dos -le susurró.
Tras esto se dirigió a los tripulantes que dirigían la nave y les indicó que mantuvieran aquella velocidad. Si comenzaban a adelantarse podrían comenzar a levantar sospechas... Y el cañón que se veía en la costa no era un elemento tranquilizador. Por el momento seguirían con aquél plan, con la esperanza de que no se les ocurriera disparar semejante monstruosidad. Si no... Tendrían que improvisar.
En cualquier caso, habían zarpado rumbo a la capital del Imperio de Derian, Hallstat, con la intención de unirse a la ofensiva. Desde el principio le había parecido un ataque demasiado precipitado, sobre todo teniendo en cuenta que en la mayoría de los frentes era el Tirano quien llevaba la delantera. Un asalto desesperado con la esperanza de derrocarle antes de que la situación fuese a peor no podía llegar a nada bueno. Sin embargo, alguien como él jamás se opondría a la oportunidad de disfrutar un auténtico baño de sangre y puede que esa posibilidad fuese lo único que le ayudaba a contenerse.
Frente a ellos se presentaba, imponente, aquél inexpugnable bastión envuelto en la más absoluta oscuridad. "Si Derian pretende infundir temor en el corazón de sus enemigos, lo está haciendo muy bien" pensó el azabache mientras esbozaba una leve sonrisa, algo siniestra. Su pulso se aceleraba a medida que se iban acercando cada vez más y más, deseando entrar en combate cuanto antes. Sin embargo, no podía dejarse llevar por sus emociones. Volviendo a su actitud normal miró a la pelimorada, tras acercarse hasta ella, poniendo la mano sobre su hombro derecho.
- Una vez lleguemos a tierra tienes permiso para liberar tu ruido. No tengas piedad alguna. Sin embargo, trata de mantener el control suficiente como para no dañar a nuestros aliados... No sería bueno para ninguno de los dos -le susurró.
Tras esto se dirigió a los tripulantes que dirigían la nave y les indicó que mantuvieran aquella velocidad. Si comenzaban a adelantarse podrían comenzar a levantar sospechas... Y el cañón que se veía en la costa no era un elemento tranquilizador. Por el momento seguirían con aquél plan, con la esperanza de que no se les ocurriera disparar semejante monstruosidad. Si no... Tendrían que improvisar.
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"Por esto decía que no iba a sobrevivir..." Dijo Eco en su cabeza al ver que el hombre a sus pies quedaba con los ojos en blanco mientras balbuceaba que hablaría. Para eso que hubiera dicho algo de mayor utilidad. "Veeees tenías que haberle matado con más dolor, para lo que ha servido. Eres una aburrida, Eco." Le recriminó Noise haciendo un puchero en la mente de la chica. "Supongo que tienes razón...pero a mí solo me interesan los datos." Le reprochó Eco exasperada. "Entonces la próxima vez dame el control a mí. "
Todo eso pasaba en la cabeza de la chica días atrás, antes de zarpar rombo a la isla de Derian, Hallsat. Lugar que se encontraba cubierto por un cielo azabache, igual que el de el cabello de su compañero, quien se había acercado a ella para darle indicaciones de que podría liberar a Noise todo lo que quisiera siempre que no acabara con la vida de sus "compañeros", ante lo que la chica asintió, manteniendo su actitud tranquila, casi indiferente. Ya podría alocarse al tocar suelo, aunque ahora que podía conseguir datos....Eco parecía algo molesta por ello. "Ya le has escuchado, Eco. Yo soy la que va a mandar nada más toquemos tierra." Exclamó Noise triunfante, recibiendo como respuesta de Eco...nada, silencio. "Vamooos Eco. No me digas que te has enfadado. ¿Tanto querías ser tú la que estuviera con él?" Preguntó Noise al tiempo que pinchaba la mejilla de la chica (En su mente son como dos Heaten con el cabello de distinto color). "No estoy molesta...pero aquí habrá datos..." Contestó hinchando las mejillas. "Bueno...supongo que si hayamos algo de tú interés podré darte el control, además. Tengo que controlarme." Masculló eso último molesta.
Una vez acabada esa disputa interna, la chica de cabellos violáceos se puso en pie, centrando sus ojos en el cañón frente a ellos para ampliar su visión con el zoom de sus lentillas. ¿Qué mejor forma de saber si alguien controlaba aquella arma manualmente o remotamente que observarlo "de cerca"? Además, sería una buena forma de saber si el arma se dispararía e intentar calcular las posibles trayectorias del arma.- Veamos que arma es mejor... Nepu, modo chaleco.- Dijo la chica al pequeño ser que se había mantenido en todo momento a su lado y, que a su orden ¡, se pegó a su torso, protegiendo sus órganos vitales por completo, así como su albina piel que se encontraba al descubierto, al llevar encima solo la parte superior de su bikini favorito, de color negro. No necesitaba ropa de más para luchar, solo llevar sus armas con ella y no excederse con Noise.
Todo eso pasaba en la cabeza de la chica días atrás, antes de zarpar rombo a la isla de Derian, Hallsat. Lugar que se encontraba cubierto por un cielo azabache, igual que el de el cabello de su compañero, quien se había acercado a ella para darle indicaciones de que podría liberar a Noise todo lo que quisiera siempre que no acabara con la vida de sus "compañeros", ante lo que la chica asintió, manteniendo su actitud tranquila, casi indiferente. Ya podría alocarse al tocar suelo, aunque ahora que podía conseguir datos....Eco parecía algo molesta por ello. "Ya le has escuchado, Eco. Yo soy la que va a mandar nada más toquemos tierra." Exclamó Noise triunfante, recibiendo como respuesta de Eco...nada, silencio. "Vamooos Eco. No me digas que te has enfadado. ¿Tanto querías ser tú la que estuviera con él?" Preguntó Noise al tiempo que pinchaba la mejilla de la chica (En su mente son como dos Heaten con el cabello de distinto color). "No estoy molesta...pero aquí habrá datos..." Contestó hinchando las mejillas. "Bueno...supongo que si hayamos algo de tú interés podré darte el control, además. Tengo que controlarme." Masculló eso último molesta.
Una vez acabada esa disputa interna, la chica de cabellos violáceos se puso en pie, centrando sus ojos en el cañón frente a ellos para ampliar su visión con el zoom de sus lentillas. ¿Qué mejor forma de saber si alguien controlaba aquella arma manualmente o remotamente que observarlo "de cerca"? Además, sería una buena forma de saber si el arma se dispararía e intentar calcular las posibles trayectorias del arma.- Veamos que arma es mejor... Nepu, modo chaleco.- Dijo la chica al pequeño ser que se había mantenido en todo momento a su lado y, que a su orden ¡, se pegó a su torso, protegiendo sus órganos vitales por completo, así como su albina piel que se encontraba al descubierto, al llevar encima solo la parte superior de su bikini favorito, de color negro. No necesitaba ropa de más para luchar, solo llevar sus armas con ella y no excederse con Noise.
Aoi Sasaki
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Akuma no mi
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Ya llevaba varios días caminado por esa especie de túnel subterráneo sin saber lo que estaba pasando fuera ¿Habría cogido el camino equivocado? ¿Por qué me dieron a elegir tres direcciones? Eran las únicas cosas que rondaban por mi cabeza sin energías para pensar más, ya que alimentarse solo de barritas de cereales que llevaba en mi mochila durante días, no es bueno. Por las noches aquel lugar era frío, por lo que tenia que descansar y ponerme lo poco que llevaba encima para poder calentarme.
De nuevo encontré una salida tras días de búsqueda, pero para mi sorpresa me encontré con una ciudad bajo tierra:
-Bien- pude decir con dificultad.
Podía ver todo el lugar ya que me encontraba en una pequeña montaña con escaleras para poder descender. Empecé a bajar con la idea de que alguien me diese un poco de comer y me proporcionarán alguna información de la guerra.
De nuevo encontré una salida tras días de búsqueda, pero para mi sorpresa me encontré con una ciudad bajo tierra:
-Bien- pude decir con dificultad.
Podía ver todo el lugar ya que me encontraba en una pequeña montaña con escaleras para poder descender. Empecé a bajar con la idea de que alguien me diese un poco de comer y me proporcionarán alguna información de la guerra.
Melchiah
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Akuma no mi
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El viaje estaba siendo extremadamente largo, pero estaba intentando aprovecharlo al máximo, llevaba varios días sentado junto al navegante del barco leyendo sus notas y estudiando sus mapas me parecía un bonito trabajo el que tenía este hombre y sería de utilidad aprenderlo para el futuro.
Pronto el vigía gritó el tierra a la vista desde la parte más alta del buque, y la vista no podía ser más desoladora. La isla que teníamos delante parecía cubierta de una espesa oscuridad, como si tuviese una gigantesca tormenta encima, pero eran nubes extrañas, no eran de lluvia. La visibilidad del interior era prácticamente nula. Conforme nos acercabamos aquella tétrica isla, Alice comenzó a dar instrucciones y me preparé para el desembarco.
Al llegar a la costa y bajar del barco, había todo un ejército allí esperándonos, la cosa no pintaba bien, nada bien. El portavoz de los que nos recibieron por lo visto era un compañero de los piratas que habían compartido viaje con nosotros, pero lejos de tranquilizarme, los ví que se preparaban para entablar combate. Los rostros de mis compañeros también parecían tensos, así que cogí el cigarrillo que portaba en los labios apagandolo dándole unos golpecitos a la incandescente punta y lo guardé junto con los demás en mi bolsillo. Parecía que había llegado la hora del combate que tanto había temido en los últimos días, pero ahora me encontraba extrañamente tranquilo, las peleas en las costas no eran algo nuevo para mí.
Pude ver como el chico pelirrojo sacaba un par de armas, también estaba preparado para luchar, mientras preparaba mis músculos para lo se avecinaba, pude observar por el rabillo del ojo, como al tipo de la máscara le estaba ocurriendo algo en el cuerpo.
-¿Pero qué le pasa a ese tipo? dije sin poder dejar de mirar la metamorfosis que se estaba llevando a cabo delante de mis ojos. ¿Con qué tipo de gente me había mezclado?
Pronto el vigía gritó el tierra a la vista desde la parte más alta del buque, y la vista no podía ser más desoladora. La isla que teníamos delante parecía cubierta de una espesa oscuridad, como si tuviese una gigantesca tormenta encima, pero eran nubes extrañas, no eran de lluvia. La visibilidad del interior era prácticamente nula. Conforme nos acercabamos aquella tétrica isla, Alice comenzó a dar instrucciones y me preparé para el desembarco.
Al llegar a la costa y bajar del barco, había todo un ejército allí esperándonos, la cosa no pintaba bien, nada bien. El portavoz de los que nos recibieron por lo visto era un compañero de los piratas que habían compartido viaje con nosotros, pero lejos de tranquilizarme, los ví que se preparaban para entablar combate. Los rostros de mis compañeros también parecían tensos, así que cogí el cigarrillo que portaba en los labios apagandolo dándole unos golpecitos a la incandescente punta y lo guardé junto con los demás en mi bolsillo. Parecía que había llegado la hora del combate que tanto había temido en los últimos días, pero ahora me encontraba extrañamente tranquilo, las peleas en las costas no eran algo nuevo para mí.
Pude ver como el chico pelirrojo sacaba un par de armas, también estaba preparado para luchar, mientras preparaba mis músculos para lo se avecinaba, pude observar por el rabillo del ojo, como al tipo de la máscara le estaba ocurriendo algo en el cuerpo.
-¿Pero qué le pasa a ese tipo? dije sin poder dejar de mirar la metamorfosis que se estaba llevando a cabo delante de mis ojos. ¿Con qué tipo de gente me había mezclado?
Aria Exia
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Akuma no mi
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Si hace una semana, a escasos segundos de pulsar ese hipnótico botón, alguien me hubiese advertido en donde me estaba metiendio seguramente me lo hubiese pensado dos veces antes de hacerlo. No quiero recordar el viaje, fue algo demasiado... turbulento y repentino que sacó cierta parte de mí que, sinceramente me gustaría dejar a parte. El lugar en el cual terminé era, si cabe, más impresionate todavía que el viaje, el mismo centro de todo este asunto, el mismísimo castillo de Derian en Hallstat.
Durante una semana entera me las arreglé para hacerme pasar por parte del personal del castillo, tratando de encontrar algo de información valiosa o investigar la forma de escapar sin que me descubriesen. Hasta ahora lo único que tenía claro era que Derian empleaba más espacio a almacenar su sangre que otras cosas más importantes y... que había una inmensa contidad de cuartos de baño que limpiar y habitaciones a las que quitar el polvo, si instalasen cisternas de agua y filtros para el aire no tendrían estos porblemas, a parte de que seguramente, por el olor los muros tengan un serio problema de humedades.
Durante uno de los descansos me escabullí por la ventana de mi habitación para ir a investigar de nuevo por mi cuenta. Me desplazaba por los tejados para evitar ser vista por los guardias de los pasillos de dentro del castillo. Hoy, a diferencia de otros días, algo raro se veía en la costa, más movimiento de lo normal, puede ser que la guerra ya ha llegado a la isla. Continué caminando por las tejas inclinadas, usando mi poder para aplicar una fuerza en mi costado y así evitar caer al vacío, buscnado un mejor punto de vista desde el cual pudiese apreciar la situación. De pronto me percaté de un pequeño detalle, justo debajo de mi pude ver una figura que reconocía por los archivos, ahí se encontraba, completamente solo, contemplando el horizonte, el rey Derian Markov. Mi sorpresa fue tal al verlo en un lugar tan inesperado que, por un momento perdí el control de mis poderes, resbalando con una de las tejas y precipitándome tejado abajo hasta donde se encontraba el monarca, mientras de mi boca salía un "Kyaaa" impropio de mi.
Cuando alcé la cabeza pude verlo, justo en frente de mí, la persona con el poder de mover el mundo de esta manera y mantener en jaque al Gobierno Mundial. Al principio pensé "Se acabó, he fallado en mi misión" pero luego recapacité, esto no es el fin, esto es una gran oportunidad. En un acto que se podría considerar entre los límites de la valentía y la locura me levanté, recuperando parte de la dignidad que había perdido con aquella aparatosa caída, me sacudí la suciedad de la ropa y miré a los ojos a aquel rey vampiro.
- Lamento no haber solicitado una audiencia y haberlo interrumpido de esta manera su Majestad rey Derian Markov III, seguramente exija una explicación, y la tendrá. Mi nombre es Aria Exia, ajente de F.E.N.R.I.S. me gustaría hablar con usted.- Dije con tono firme y decidido, tras eso me incliné ligeramente en señal de respeto, pero manteniendo mi mirada en sus ojos. A partir de hora mi vida dependía de la reacción del rey.
Durante una semana entera me las arreglé para hacerme pasar por parte del personal del castillo, tratando de encontrar algo de información valiosa o investigar la forma de escapar sin que me descubriesen. Hasta ahora lo único que tenía claro era que Derian empleaba más espacio a almacenar su sangre que otras cosas más importantes y... que había una inmensa contidad de cuartos de baño que limpiar y habitaciones a las que quitar el polvo, si instalasen cisternas de agua y filtros para el aire no tendrían estos porblemas, a parte de que seguramente, por el olor los muros tengan un serio problema de humedades.
Durante uno de los descansos me escabullí por la ventana de mi habitación para ir a investigar de nuevo por mi cuenta. Me desplazaba por los tejados para evitar ser vista por los guardias de los pasillos de dentro del castillo. Hoy, a diferencia de otros días, algo raro se veía en la costa, más movimiento de lo normal, puede ser que la guerra ya ha llegado a la isla. Continué caminando por las tejas inclinadas, usando mi poder para aplicar una fuerza en mi costado y así evitar caer al vacío, buscnado un mejor punto de vista desde el cual pudiese apreciar la situación. De pronto me percaté de un pequeño detalle, justo debajo de mi pude ver una figura que reconocía por los archivos, ahí se encontraba, completamente solo, contemplando el horizonte, el rey Derian Markov. Mi sorpresa fue tal al verlo en un lugar tan inesperado que, por un momento perdí el control de mis poderes, resbalando con una de las tejas y precipitándome tejado abajo hasta donde se encontraba el monarca, mientras de mi boca salía un "Kyaaa" impropio de mi.
Cuando alcé la cabeza pude verlo, justo en frente de mí, la persona con el poder de mover el mundo de esta manera y mantener en jaque al Gobierno Mundial. Al principio pensé "Se acabó, he fallado en mi misión" pero luego recapacité, esto no es el fin, esto es una gran oportunidad. En un acto que se podría considerar entre los límites de la valentía y la locura me levanté, recuperando parte de la dignidad que había perdido con aquella aparatosa caída, me sacudí la suciedad de la ropa y miré a los ojos a aquel rey vampiro.
- Lamento no haber solicitado una audiencia y haberlo interrumpido de esta manera su Majestad rey Derian Markov III, seguramente exija una explicación, y la tendrá. Mi nombre es Aria Exia, ajente de F.E.N.R.I.S. me gustaría hablar con usted.- Dije con tono firme y decidido, tras eso me incliné ligeramente en señal de respeto, pero manteniendo mi mirada en sus ojos. A partir de hora mi vida dependía de la reacción del rey.
Luego de exponer mis términos el rey Derian me extendió un bellisimo caracol para que estableciera conexión con mis compañeros y cumpliera con mis propuestas.
Debo asumir que acepta mis condiciones su majestad?
La respuesta era obvia, la verdad eso no importaba, antes de hacer la llamada le aclaré que prefería realizarla en privado, para mi comodidad, y sin animo de ofenderle...
Luego de retirarme a la habitación que usaría durante mi estancia en el castillo efectivamente convoqué a mis hombres, y divulgué la noticia de que cabía la posibilidad de que lucháramos mano a mano con las fuerzas de Hallstat, pero no aseguré nada, y es que llevo mucho en el mundo de las apuestas como para confiar en la palabra de un noble poderoso, al día siguiente me acerqué nuevamente al trono de derian para dejarle en claro la situación..
La revolución se alista para navegar hasta aquí, pero esos hombres no le sirven su alteza, y solo lucharan por su causa si para el instante en que desembarquen ud. me de alguna garantía de que sus intenciones y su palabra están en igualdad de posición.
No hay nada más insultante para un timador de mi experiencia, que un sujeto trate de verle la cara de idiota desde su cómoda silla. Por ende haría respetar nuestro trato o ambos deberíamos atenernos a las consecuencias de un trato sin bases y sin honor.
Durante el resto de la semana evité el contacto con Derian o con cualquier otro residente del palacio, solo rondaba por ahí de vez en cuando sin llamar la atención, y plantando trampas virtualmente invisibles por todo el edificio, nada demasiado destructivo, solo un par de seguros de vida en caso de que el escenario se vuelque en nuestra contra.
Una vez cumplida la semana ya tenía mi mano armada y memorizada, solo quedaba ver que había en la mano del Rey para saber si estaba blufeando o realmente merecía usar mis fichas para ganar este juego.
Debo asumir que acepta mis condiciones su majestad?
La respuesta era obvia, la verdad eso no importaba, antes de hacer la llamada le aclaré que prefería realizarla en privado, para mi comodidad, y sin animo de ofenderle...
Luego de retirarme a la habitación que usaría durante mi estancia en el castillo efectivamente convoqué a mis hombres, y divulgué la noticia de que cabía la posibilidad de que lucháramos mano a mano con las fuerzas de Hallstat, pero no aseguré nada, y es que llevo mucho en el mundo de las apuestas como para confiar en la palabra de un noble poderoso, al día siguiente me acerqué nuevamente al trono de derian para dejarle en claro la situación..
La revolución se alista para navegar hasta aquí, pero esos hombres no le sirven su alteza, y solo lucharan por su causa si para el instante en que desembarquen ud. me de alguna garantía de que sus intenciones y su palabra están en igualdad de posición.
No hay nada más insultante para un timador de mi experiencia, que un sujeto trate de verle la cara de idiota desde su cómoda silla. Por ende haría respetar nuestro trato o ambos deberíamos atenernos a las consecuencias de un trato sin bases y sin honor.
Durante el resto de la semana evité el contacto con Derian o con cualquier otro residente del palacio, solo rondaba por ahí de vez en cuando sin llamar la atención, y plantando trampas virtualmente invisibles por todo el edificio, nada demasiado destructivo, solo un par de seguros de vida en caso de que el escenario se vuelque en nuestra contra.
Una vez cumplida la semana ya tenía mi mano armada y memorizada, solo quedaba ver que había en la mano del Rey para saber si estaba blufeando o realmente merecía usar mis fichas para ganar este juego.
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-Dame patatas... Kuuus... No seas cabrito y dame una... Kuuuus... Mira... Una alita de pollo... - Maldito Kusanagi... Con la de cosas que podía haber hecho y no se le ocurre otra cosa que darle al botón rojo, nunca hay que pulsar el botón rojo... aunque fue un accidente pero tío, con lo grande que es el panel de control y la de cositas parpadeantes que hay tenias que darle a ese... Además para terminar de mejorar la situación, apenas teníamos una bolsa de patatas fritas para comer. - Patatas... Deliciosas patatas fritas... Un filete... Pollo asado... Aish... Tengo haaaaambreeeee. Se quejaba Kusanagi mientras yo trataba de buscar algo con lo que sazonarle para comermelo.
Apenas hablaba con mi compañero, entre la había liado y que hacía unos días casi me manda al otro barrio de un pepinazo con el cañón... Si yo en verdad le quiero mucho, pero tiene una ostia con la mano abierta que como se la hubiese dado lo cocinaba a la vez. - Ya podían haberse dado un poco más de prisa en cargar los suministros -murmuró Kusanagi mientras giraba en el suelo, quedándose boca arriba y con las manos en la tripa, la cual le rugía como si de un león se tratara- Qué forma más triste de morir... - Vaaaaa... Cállate ya hijo de mi vida, tu solo piensa en carne, toneladas y toneladas de carne a la parrilla con salsa barbacoa por encima... ¡¡¡MAMAAAA!!! ¿Donde estás cuando necesito tu plato de lentejas? - Decía lamentando esas quejas que le ponía a mi madre cuando hacía esa cosa asquerosa de comer, ahora me entraría como agua.
De pronto el submarino chocó contra algo haciendo que el estómago de Kus se callase unos segundos... Espera, hemos chocado... TIERRA. Traté de levantarme del suelo del cacharro este de acero a la vez que Kus hacía lo mismo mientras berreaba -¡¡¡NOA!!! ¡¡¡TIERRA, COMIDA!!!
Como medio pudimos y apoyándonos el uno en el otro comenzamos a caminar por el gran supositorio de acero hasta que llegamos a la escotilla, de un empujón la abrimos para darnos cuenta de que el destino que habíamos alcanzado era Hallstat. El aire fresco hacía que nuevas fuerzas vinieran a mi pero el hambre poco a poco volvía a ganar terreno, necesitaba comer algo o no tardaría mucho en caer desmayado. Bajo la espesa capa negra de oscuridad que cubría la isla apenas se podía ver un escenario que preveía sangre y dolor, mira, he llegado a mi hogar, pensé al hacerme una idea de lo que nos esperaría en aquella isla. -Habrá que actuar, aunque primero... Necesito comer algo-. Dijo Kus, no podía estar mas de acuerdo con él en todo el tiempo que llevábamos juntos en aquella aventura. Me acerqué a él dándole una leve palmada en la espalda mientras comenzaba a caminar buscando algo que llevarme a la boca. -Vamos Kus, encuentra lo que sea, me vale todo ahora mismo-. Le dije mientras me adelantaba un poco.
Apenas hablaba con mi compañero, entre la había liado y que hacía unos días casi me manda al otro barrio de un pepinazo con el cañón... Si yo en verdad le quiero mucho, pero tiene una ostia con la mano abierta que como se la hubiese dado lo cocinaba a la vez. - Ya podían haberse dado un poco más de prisa en cargar los suministros -murmuró Kusanagi mientras giraba en el suelo, quedándose boca arriba y con las manos en la tripa, la cual le rugía como si de un león se tratara- Qué forma más triste de morir... - Vaaaaa... Cállate ya hijo de mi vida, tu solo piensa en carne, toneladas y toneladas de carne a la parrilla con salsa barbacoa por encima... ¡¡¡MAMAAAA!!! ¿Donde estás cuando necesito tu plato de lentejas? - Decía lamentando esas quejas que le ponía a mi madre cuando hacía esa cosa asquerosa de comer, ahora me entraría como agua.
De pronto el submarino chocó contra algo haciendo que el estómago de Kus se callase unos segundos... Espera, hemos chocado... TIERRA. Traté de levantarme del suelo del cacharro este de acero a la vez que Kus hacía lo mismo mientras berreaba -¡¡¡NOA!!! ¡¡¡TIERRA, COMIDA!!!
Como medio pudimos y apoyándonos el uno en el otro comenzamos a caminar por el gran supositorio de acero hasta que llegamos a la escotilla, de un empujón la abrimos para darnos cuenta de que el destino que habíamos alcanzado era Hallstat. El aire fresco hacía que nuevas fuerzas vinieran a mi pero el hambre poco a poco volvía a ganar terreno, necesitaba comer algo o no tardaría mucho en caer desmayado. Bajo la espesa capa negra de oscuridad que cubría la isla apenas se podía ver un escenario que preveía sangre y dolor, mira, he llegado a mi hogar, pensé al hacerme una idea de lo que nos esperaría en aquella isla. -Habrá que actuar, aunque primero... Necesito comer algo-. Dijo Kus, no podía estar mas de acuerdo con él en todo el tiempo que llevábamos juntos en aquella aventura. Me acerqué a él dándole una leve palmada en la espalda mientras comenzaba a caminar buscando algo que llevarme a la boca. -Vamos Kus, encuentra lo que sea, me vale todo ahora mismo-. Le dije mientras me adelantaba un poco.
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Noche perpetua... si no fuese por sus compañeros, ya hubiese perdido el sentido del tiempo. Los dos últimos días habían sido aburridos y tensos. En lugar de entrar en batalla, habían estado escondidos, evitando las patrullas, espiando a las fuerzas de Derian y esperando a las tropas de asalto de la Marina. No habían visto demasiado, a parte de aquellas naves industriales sin puertas que nunca dejaban de funcionar. Se suponía que aquel día iban a comenzar el asalto, pero en lugar de apoyar a sus compañeros estaban frente a aquel agujero inmundo, a punto de descender hacia las profundidades de la tierra. Kai bostezó, aburrido, y dijo con cierta desgana:
- ¿Ir hacia abajo? ¿No deberíamos ir a la costa a apoyar a las tropas?
Por otro lado... ¿a dónde podría llevar? Aquel agujero no parecía "natural". Tal vez fuese de alguna bestia gigante. Sin embargo, las fábricas de Hallstat carecían de puerta. Lo lógico sería pensar que la entrada o estaba oculta, o era subterránea. En el primer caso era ilógico pensar que las puertas principales se hallarían allí, dado que no habían visto pueblos cercanos, y un movimiento de gente tan grande haría estúpido el que las puertas estuvieran ocultas. Así pues, tal vez valía la pena entrar en aquel lugar y ver qué se encontraban. Alzó las manos, y una llama le brotó de cada una.
- En fin, a falta de un plan mejor... entremos. Ahora que lo pienso, tal vez encontremos el acceso a alguna fábrica en su interior.
Abriendo la marcha para iluminar el camino, entró en la cueva con cautela y tratando de hacer el mínimo ruido posible.
- ¿Ir hacia abajo? ¿No deberíamos ir a la costa a apoyar a las tropas?
Por otro lado... ¿a dónde podría llevar? Aquel agujero no parecía "natural". Tal vez fuese de alguna bestia gigante. Sin embargo, las fábricas de Hallstat carecían de puerta. Lo lógico sería pensar que la entrada o estaba oculta, o era subterránea. En el primer caso era ilógico pensar que las puertas principales se hallarían allí, dado que no habían visto pueblos cercanos, y un movimiento de gente tan grande haría estúpido el que las puertas estuvieran ocultas. Así pues, tal vez valía la pena entrar en aquel lugar y ver qué se encontraban. Alzó las manos, y una llama le brotó de cada una.
- En fin, a falta de un plan mejor... entremos. Ahora que lo pienso, tal vez encontremos el acceso a alguna fábrica en su interior.
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No tardé mucho más de quince o veinte minutos en quedarme totalmente dormido en aquella extraña burbuja voladora, y nada más llegar a nuestro destino nos pusimos manos a la obra, preparando algunos planos de la zona antes de irnos a nuestra posición. Y uso el plural por pura cortesía, yo no hice una mierda, ya que si no me hubiera despertado cuando lo hice lo más probable es que me hubieran dejado atrás sin compasión alguna y hubiera tenido que buscar alguna forma de sobrevivir en aquel siniestro lugar.
Aunque gracias a dios no hizo falta. Pasaron un par de días y, ahí estábamos el grupito que había estado luchando contra un pulpo con alas gigante, a punto de entrar por una entrada subterránea y solo con tres bocatas; no me había dado tiempo a hacer más y algo me daba que iba a pasar un hambre del averno.
- Como alguien se atreva a tocar mi almuerzo pienso hacer filetes con su mano, ¿entendido? -dije en voz alta casi sin saber si iban a entenderme o a pensar que estaba loco por decir aquello de manera tan random en un momento tan random.
Alcé una de las manos y activé el guante que tenía en ella alumbrando varios metros a la redonda; podía iluminar un poco más si hacía falta, pero cuanto más alumbrara más rápido se calentaba aquello y al final molestaba, aunque me había ido acostumbrando poco a poco.
- Bueno Kodama, si no te importa que te tutee y no use el honorifico... ¿Y si nos perdemos y no encontramos topos?
Dije con toda la seriedad que pude mientras cerraba la marcha que había abierto Kai, esperando a ver qué encontrábamos por allí abajo. Tenía mis armas preparadas para cualquier cosa, y a mis compañeros conmigo. Pasara lo que pasara, podría ser hasta divertido~.
Aunque gracias a dios no hizo falta. Pasaron un par de días y, ahí estábamos el grupito que había estado luchando contra un pulpo con alas gigante, a punto de entrar por una entrada subterránea y solo con tres bocatas; no me había dado tiempo a hacer más y algo me daba que iba a pasar un hambre del averno.
- Como alguien se atreva a tocar mi almuerzo pienso hacer filetes con su mano, ¿entendido? -dije en voz alta casi sin saber si iban a entenderme o a pensar que estaba loco por decir aquello de manera tan random en un momento tan random.
Alcé una de las manos y activé el guante que tenía en ella alumbrando varios metros a la redonda; podía iluminar un poco más si hacía falta, pero cuanto más alumbrara más rápido se calentaba aquello y al final molestaba, aunque me había ido acostumbrando poco a poco.
- Bueno Kodama, si no te importa que te tutee y no use el honorifico... ¿Y si nos perdemos y no encontramos topos?
Dije con toda la seriedad que pude mientras cerraba la marcha que había abierto Kai, esperando a ver qué encontrábamos por allí abajo. Tenía mis armas preparadas para cualquier cosa, y a mis compañeros conmigo. Pasara lo que pasara, podría ser hasta divertido~.
Gareth Silverwing
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Hallstat, no se podía decir que fuera una isla hermosa, cálida o acogedora, pero por lo menos pulpos alados de 15 metros no intentaban aplastarnos. Llegamos a la isla hace un par de días viajando dentro de las burbujas de Kodama, la verdad es que nunca había viajado dentro de algo similar, pero se estaba bastante cómodo en ellas. Una vez alcanzamos nuestro destino la emoción de la batalla me embargó... Malas noticias, teníamos que esperar órdenes del mando, o como mucho, esperar a que llegasen las tropas de choque y apoyar en el ataque.
Los dos días siguientes fueron... duros, la verdad es que no se me da muy bien infiltrarme en un sitio, y menos tener la paciencia de no entrar en batalla teniendo al enemigo a tiro de piedra. La situación casi se vuelve crítica cuando casi nos descubren y uno de los guardias dijo que le pareció haber visto a un leprechaund. Ante tal insulto perdí el control y tuve que ser agarrado por el resto de miembros del escuadrón para que no nos descubriesen. Me tocó pasar el resto del día maniatado y amordazado para que no la volviese a liar.
Hoy nuestra misión ha tomado un giro inesperado al encontrarnos, bueno, un agujero grande, no tengo ni idea de a donde conduce, parece ser que abajo "Oh, gran deducción" Silencio. En fin, como iba diciendo, parece ser que el resto del grupo está de acuerdo en explorar, es posible que nos encontremos con instalaciones importantes de la isla... o con la madriguera de otro pulpo alado gigante.
Kai se situaba al frente, aportando luz con su fuego, Kyle al final, cerrando la marcha, por mi parte me situé en el centro, en guardia para responder a cualquier ataque. Ellos eran la única fuente de luz que teníamos si nos atacaban no sería gracioso quedarse a oscuras.
-¿Que te pasa? Te noto más cauteloso de lo normal.- Dijo Zinogre en mi mente.
-No se... hay algo en todo esto que no me gusta- Le contesté mentalmente bastante inquieto. Desde que pusimos el pie en este agujero sentía que no era buena idea.
Los dos días siguientes fueron... duros, la verdad es que no se me da muy bien infiltrarme en un sitio, y menos tener la paciencia de no entrar en batalla teniendo al enemigo a tiro de piedra. La situación casi se vuelve crítica cuando casi nos descubren y uno de los guardias dijo que le pareció haber visto a un leprechaund. Ante tal insulto perdí el control y tuve que ser agarrado por el resto de miembros del escuadrón para que no nos descubriesen. Me tocó pasar el resto del día maniatado y amordazado para que no la volviese a liar.
Hoy nuestra misión ha tomado un giro inesperado al encontrarnos, bueno, un agujero grande, no tengo ni idea de a donde conduce, parece ser que abajo "Oh, gran deducción" Silencio. En fin, como iba diciendo, parece ser que el resto del grupo está de acuerdo en explorar, es posible que nos encontremos con instalaciones importantes de la isla... o con la madriguera de otro pulpo alado gigante.
Kai se situaba al frente, aportando luz con su fuego, Kyle al final, cerrando la marcha, por mi parte me situé en el centro, en guardia para responder a cualquier ataque. Ellos eran la única fuente de luz que teníamos si nos atacaban no sería gracioso quedarse a oscuras.
-¿Que te pasa? Te noto más cauteloso de lo normal.- Dijo Zinogre en mi mente.
-No se... hay algo en todo esto que no me gusta- Le contesté mentalmente bastante inquieto. Desde que pusimos el pie en este agujero sentía que no era buena idea.
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Competitividad por ser más grande que otro por creer que era una ventaja, al poco de haberme transformado en algo con la intención de parecerse a Kodama, de di cuenta de mi error, en pleno vuelo cuando me cansé de ser de aquella forma, volví a como era de normal, un humano, para quedarme prácticamente en bolas ya que al crecer con la ropa de marine que tenía esta acabó destrozada por completo. Así que, ahí estaba yo con mis compañeros en un viaje dentro de burbujas voladoras y yo semidesnudo, bueno que se le iba a hacer.
A los dos días más o menos llegamos a la isla principal del imperio, nos tocó esperar ordenes durante varios días, en los cuales lo más difícil no fue ni la espera ni la impaciencia, sino mantener controlado a Arthur, pues el pequeñajo no hacía más que intentar ir de frente a por el enemigo, que poca paciencia demostraba a veces, otras en cambio se aguantaba y curraba por él y por el capitán, que personaje más extraño era el pelirrojo.
Por fin un día sucedió algo interesante, mis compañeros, exceptuando a Arthur que seguía maniatado y amordazado, encontraron un agujero que iba bajo tierra, y como no la mejor idea fue la de entrar a ver que había dentro. En mi opinión no era una gran idea, quien nos aseguraba que no habría otro bicho como el de la isla anterior, pero bueno ya daba igual, soltamos a Arthur y entramos por el agujero, Kai primero para iluminar el camino con su pocer y Kyle cerrando la marcha, antes de entrar con ellos en medio del grupo justo detrás de Arthur cree un traje de azúcar para, bueno, ir presentable por el lugar aunque si llevaba ya días medio desnudo daría igual.
-Kyle si me das parte de tu almuerzo te doy azúcar gratis, que también te dará energía, ¿qué te parece el cambió?- le dije a mi compañero mientras me volvía en mi forma de logia y dejaba que mi mano se deshiciese para volverla a sacar como si nada.
A los dos días más o menos llegamos a la isla principal del imperio, nos tocó esperar ordenes durante varios días, en los cuales lo más difícil no fue ni la espera ni la impaciencia, sino mantener controlado a Arthur, pues el pequeñajo no hacía más que intentar ir de frente a por el enemigo, que poca paciencia demostraba a veces, otras en cambio se aguantaba y curraba por él y por el capitán, que personaje más extraño era el pelirrojo.
Por fin un día sucedió algo interesante, mis compañeros, exceptuando a Arthur que seguía maniatado y amordazado, encontraron un agujero que iba bajo tierra, y como no la mejor idea fue la de entrar a ver que había dentro. En mi opinión no era una gran idea, quien nos aseguraba que no habría otro bicho como el de la isla anterior, pero bueno ya daba igual, soltamos a Arthur y entramos por el agujero, Kai primero para iluminar el camino con su pocer y Kyle cerrando la marcha, antes de entrar con ellos en medio del grupo justo detrás de Arthur cree un traje de azúcar para, bueno, ir presentable por el lugar aunque si llevaba ya días medio desnudo daría igual.
-Kyle si me das parte de tu almuerzo te doy azúcar gratis, que también te dará energía, ¿qué te parece el cambió?- le dije a mi compañero mientras me volvía en mi forma de logia y dejaba que mi mano se deshiciese para volverla a sacar como si nada.
- Guardianes de la Galaxia:
- De tanto tiempo parados, acaba llegando un pequeño regimiento a ver qué tanta gente aparece en las costas, cuando debería estar en otra isla... ¿Conquistando?
-¡Alto! ¿Quién va? ¿A qué se debe que los mercenarios se aproximen a tierra del Rey?
- Ryuta:
- Cuando llegas, está todo el mundo formando para partir a la batalla, y un coronel o algo por el estilo reparte armas (rifles de asalto y pistolas normalillas).
-¡Etsuardo!
-¡Señor!
-¡Asderson!
-¡Señor!
-¡Abyssaint!- te pone una pistola y rifle en la mano. ¿Qué guay todo, no?
Sigue repartiendo, pero yo respondería antes de que diga el siguiente nombre no vaya a ser que se dé cuenta no eres un soldado.
- Rainbow:
- Parece que se apartan y comes. Muy gentilmente, consigues que Franklin no te robe la comida, pero casi a cada bocado nuestro buen amigo el Okama va agarrándote medios bocados y saboreándolo, mientras gangirlea locamente. y entonces, escuchas una vocecita en tu cabeza: ¿Dónde está el conde?
Tal vez sea momento de ir a buscarlo. ¿Hora de internarse en la marea de edificios?
- Frog:
- Con tus habilidades de saltimbanqui consigues escabullirte y saltas al mar. Al principio te hundes un poco, pero logras compensar el peso de la armadura y espada para llegar hasta la orilla finalmente. Cuando llegas a la playa, el barco de tus captores está arrimando ya. Tienes que enfrentarlos o huir hacia el interior de la isla, pero quién sabe si hallarás tu destino yendo al norte. ¿Quién sabe?
- Armando el Mataghouls:
- Cuando dices eso cunde el pánico, y durante unos minutos todos corren de un lado a otro asustados, hasta que el listo del grupo razona un poco.
-Mi reina Derian- dice, postrándose ante tu nueva amiga-. ¿Haréis el favor de llevarnos hasta la victoria si os devolvemos el trono del usurpador? Podemos ayudar, y serviremos bien.
-Mataghouls decidirá. ¿Tú qué dices, pichoncito rechoncho y deshidratado? ¿Ponemos camino?
- Corvo:
- De alguna forma logras averiguar cuántos días lleva la vegetación sin recibir luz solar. Y no es una variedad quimiosintétitca que viva sin luz, es totalmente genuina. Lleva 2 semanas sin ver la luz, y si no recibe pronto lo más probable es que muera. Bueno, la planta a la que has arrancado la muestra, claro.
-¡Eh, tú! ¿Qué haces?- te gritan desde un camino un par de guardias. ¿Qué vas a hacer?
- Noc, Kenichi y Caddie:
- -Está bien. Sir Cadogan, tomad esto y llamad a vuestro padre. Si puede llegar antes de que nuestras tropas sean diezmadas estaremos eternamente agradecidos. Yo por mi parte no ganaré nada de entregaros, y tenemos, como bien dice el teniente, una posibilidad que no debemos rechazar. Ya seremos enemigos mañana- se gira hacia el bebé y trata de tomarlo en brazos-. ¿Me permites? Buscaré a alguien que lo cuide mientras Cadogan llama al rey, y más tarde me uniré a las tropas activas. Cuando todo esté listo marchad.
Tenéis un bote esperándoos, y la costa a lo lejos es alcanzable. ¡Hora de navegar a remo!
- Cid y Alwyn:
- Una piñata de confeti estalla en la cubierta de la embarcación, proveniente de la isla. Poco a poco y según os acercáis veis el fuego desde un cañón en los acantilados. Tal vez sea bueno ir apuntándolo, o defender a los barcos Marines del ataque.
- Legendary Hunters:
- -Yo no os he esposado, tonto- dice guiñando un ojo a Sinclair-, esa clase de juegos son para momentos más apacibles.
En fin, fuera de lo que respecta al tipo raro, deberíais salir de la celda. El tipo empieza a oler. Por cierto, ¿Hay algún guardia? Porque hay un silencio inusual.
- Kurausu:
- Tras amarrar el barco con cierta seguridad, bajáis a la costa y podéis ver cómo al sur se alza un pequeño ejército que enfrenta la llegada de los barcos enemigos. Sin embargo, frente a vosotros no hay nadie. Qué suerte haber atracado en una pequeña cala casi desconocida... Aunque quién sabe cuánta gente sabrá de ella. En fin, hay un pequeño pasaje entre las rocas, algo accidentado y sin demasiado buena visibilidad... Sin embargo, ¿Qué podría pasar?
- Émile:
- El más poderoso:
El que parece más fuerte de los "escondidos" se alza y te mira. Parece estar casi a tu altura, aunque los demás sin duda pierden mucho en comparación. De hecho, notas cierta incomodidad proveniente de lo más profundo de tu ser proveniente de ese hombre. Te mira en silencio, y tras apoyar el espadón en el suelo, habla.
-Soy enemigo de Derian y de toda la oscuridad que habita en la isla- De repente, casi te duele el alma. Ese hombre no rezuma maldad, sino algo completamente opuesto... Y desborda-. Llevas muchos años oculto, y te has cobrado un nuevo inocente, Lucifer. Es hora de que pagues por ello. Y esta vez para siempre.
Poco a poco vas notando una presencia extraña pero conocida. Cuatro alas doradas en su espalda, y una armadura del más fino oro se engarza en su cuerpo, que crece ligeramente mientras su arma toma un color santo. En tu cabeza suena "Miguel".
-Perdóname Padre, porque voy a disfrutar destruyendo tu mejor obra.
https://www.onepiece-definitiverol.com/t15665-batalla-biblica-terrenal-el-despertar-del-apocalipsis#154261
- Teobaldo y Aki:
- Aki, ves al chico del Pegamento. Chico del pegamento, ves a Aki.
Ambos veis la escenita de un indígena hacia Émile (justo arriba). Los guerreros bajan hacia el sur ahora que tienen una distracción, por lo que estáis los cuatro solos. ¿Qué haréis?
- Issei:
- -Coincidencia Facial... 84%. Mínimo 82%. ¿Desea el Doctor Cooper un pañuelo para limpiarse la cara?
Con esa frase se hace a un lado, y te deja acceso. En el siguiente piso, hay algo que no esperarías ver, o ya esperarás demasiado: Más guardias por metro cuadrado. El doble que antes en la mitad de espacio, haciendo del lugar una claustrofóbica residencia... Y aún hay una puerta más. ¡Pero a ése de ahí le puedes leer la mente! Hay diversos presos, bastante bien vestidos y en celdas acomodadas. Ah, y al que le puedes leer la mente viene hacia ti. ¡Disimula!
- Falcopone:
- La gente recoge los berries y te da las gracias, algún abrazo, una mujer te da un beso en la mejilla y... ¡Ese criajo te ha robado la cartera! Se está yendo a todo correr en dirección a los soldados como alma que lleva el diablo. Tal vez te plantees recuperarla, por lo que pueda tener o lo comprometedor que llegue a ser su contenido, ¿No?
- Baozar:
- Escuchas rumores acerca del gobierno y sus islas, sobre Derian y sus presos... En concreto estos son interesantes, ya que al parecer la prisión tiene 10 niveles y uno de los presos es un pirata legendario... Braiyan o algo así. Tal vez quieras curiosear más acerca de esa prisión, o igual prefieres subir a ver qué sucede en la superficie.
- Empanadilla:
- Aviso:
- No está inconsciente... Creo.
La mujer simplemente mantiene los ojos abiertos y la mirada perdida hacia el techo, y cuando coges tus bártulos, un sirviente llega:
-Doctor, Su Majestad os insta a ir junto a él. Es hora de avanzar, y va a bajar a los campos.
Bueno, órdenes de Derian. Aunque la mujer parece un sujeto muy agradable para experimentar.
- AfkDemons:
- Por un momento dudan, pero finalmente abren camino para vosotros, y cuando llegáis al centro un hombre que no parece amedrentarse os recibe. No lleva lanza y escudo, sino una pequeña espada al cinto y una pistola de aspecto antiguo, como un trabuco... Aunque algo falla.
-¿Qué venís a hacer aquí?- pregunta, de forma serena-. Tenemos orden de acabar con cualquier amenaza, así que contestad antes de que se me agote la paciencia.
- CK y Fear:
- Llegáis a la cala, y parece inusualmente desierta. Es muy extraño que en este lugar en concreto, tan cerca de una porción del ejército, Derian deje desatendido un puerto natural tan perfecto. ¿Tal vez haya algo esperándoos? Deberíais investigar el lugar un poco y llamar a vuestros superiores. Por eso de que pretenden desembarcar en el mismo lugar, vaya.
- El Lugar:
- Kenta:
- ¡Puff! Caminar a la pata coja es muy cansado. Allí hay una mesa vacía, con bastante comida y una hoguerita cerca. Y a su lado un burro. Tal vez todas las piezas del puzzle empiecen a encajar en un rato, pero de momento preocúpate por alimentarte y esas cosas. Y que no te vean los soldados que hay cerca. Será mejor que no sepan que robas su comida.
- Midorima, Angle, Esmejit, Melchiah, Deathstroke, Worgulv:
- Bueno, mientras Worgulv, Deathstroke y Midorima se preparan para su demostración de amor fraternal se abre un pequeño círculo y un camino entre todos ellos. Igual queréis ayudar atacando a los soldados, por si les da por intervenir, o pasar aprovechando la distracción. Puede que tras las filas enemigas halléis algo interesante. O igual incluso preferís entrar a la refriega.
- Akashi:
- -¡Alto! ¿Quién va?- dice un vigía en el que no reparaste. Está a tu espalda, y un muro de soldados se interpone en tu camino, apuntándote con sus lanzas. Tal vez puedas saltarlos o esquivarlos de alguna forma... ¿Eso de la fábrica es una escalera de mano? Va hasta arriba. ¡Qué díver suena!
- Keth Selim:
- Las fábricas no tienen puertas, pero tras un rato buscando encuentras un agujero... O más bien un camino hundido en el suelo, por donde se escuchan bastantes ruidos y mucho movimiento. Tú cabes, pero Thorn no... ¿Os separáis?
- Sons:
- El todopoderoso control de Rose sobre el cañón ha permitido que veáis un espectáculo maravilloso. Un cerdito rosa ha salido volando del cañón, a gran velocidad, y ha terminado cayendo en uno de los grandes barcos, explotando en una nube de lo que, de lejos, parece confeti, pero poco a poco el metal del casco queda herrumbroso. Con un poco de ayuda se hundiría y... ¡Pam! Un rayo cae demasiado cerca del barco. El óxido se deshace y empieza a entrar agua en él. Sin embargo cabe la posibilidad de que aún lleguen a costa si saben arreglarlo. ¿Lo vais a permitir?
- Aria, Nolan, Nemo, Deivid y Sawn:
- Deivid:
- El Rey te tiende un papiro firmado por él, de puño y letra. Se compromete a educar a los niños, tratar de acabar con la pobreza y ofrecer salidas a cualquiera que en su imperio requiera, además de no perseguir a la revolución en sus Tierras y garantizar la buena vida de cuanta gente esté en su mano.
-Señor Armonia... Me pregunté desde el momento en que os conocí cuál sería vuestra elección final. ¿Mi bando o el Gobierno? Bueno, no sé la respuesta a eso y me hallo desconcertado- dice, con voz neutra-. Jamás pensé que trataríais de huir como una niña asustada...
Hace una pausa, observando a la mujer que tiene delante.
-Está bien, Aria Exia. Espero que me digas qué haces husmeando en mi castillo, en los tejados de mi casa, y por qué alguien que allana mi propiedad es la única en este reino que me llama majestad- dirige una mirada hacia Nemo-. En fin, cuéntame lo que sea deprisa, hay una guerra que librar.
- Derek y Reira:
- Acabáis llegando a las costas de Hallstat, y podéis ver el panorama: Soldados atacando desde la costa, gran artillería y uno de los buques insignes de la Marina parece empezar a hundirse por un cañonazo con forma de cerdito volador. La cosa empieza a ponerse rara, pero con tanto movimiento en las costas... Seguro que es un lugar seguro el interior. Y buen objetivo para saquear. ¿Os animáis?
- Kiritsu y Kodama:
- Termináis bajando tras la negociación de Jack por un almuerzo y la intuición detectivesca de Kai.
Cuando descendéis lo suficiente veis la entrada a una gran ciudad medieval con su ruido, sus mujeres maltratadas, con sus excrementos voladores al grito de "Agua va"... En fin, todas esas cosas y dos que desentonan: Los hombres con petos y monos industriales y los soldados tan modernamente equipados que, además, os miran con bastante interés.
-¿Cómo ha llegado la Marina hasta nuestras tierras?- dice uno de ellos.
Por cierto, Kodama. No sabes por qué, pero la luz del lugar es revitalizante. Casi parece luz solar. Casi.
- KusKus y Kaskas:
- ¡Vaya! Estáis en una cara de una isla desconocida en guerra y un cielo negro como la noche más oscura... Qué raro. En fin, hay algunas mesas de picnic abandonadas por ahí, con algo de comida, y un tipo cojo cerca de unas. Tal vez debierais ayudarle.
- Shun y Kazuo:
- Página 88:
- Ahora en serio:
El hombre se da la vuelta y sonríe, mirándote fijamente.
-Hola, señor Shun- dice, chasqueando los dedos para encender el cigarrillo que lleva a su boca con la otra mano-. Esperaba no verlo hoy, pero tiene la manía de entrometerse siempre. Aquel día en el Torneo... Hoy... Sólo tenía que recoger a su compañero e informar de las torturas de Derian- exhala humo del cigarrillo-, pero otra vez la moral se interpone en su camino. Mire, por esta vez lo dejaré irse, pero si vuelve a aparecer lo trataré como a un criminal.
No hace nada, aparentemente, mientras tan sólo te mira disfrutando del cigarro.
- Starus:
- Atracas al lado de un submarino con forma de acordeón, y de él acaban de salir un par de hombres que observan una mesa de comida y un cojo que anda cerca. ¿Aliados o enemigos? ¿Tienes tiempo para descubrirlo?
- Bleyd y Elki:
- Hay una escalera de mano en un lugar del muro, que por cierto, tiene ventanas (así como dato por si queréis mirar). Hay unos doscientos metros hasta arriba, así que igual es un poco arriesgado elevarse hasta ahí... Pero también suena divertido.
- Jesaix:
- Te despiertas maniatado, en un barco a oscuras y rodeado de Ghouls. Tu tridente esta en la habitación. Menudo sueñecito más activo te has pegado.
- Anotación:
- He esperado un par de posts a ver si te dabas cuenta, pero en un moderado no puedes armarte una historia tan libremente como en un islas.
- Kuro y Scoten:
- Un cerdito rosa volador cae sobre uno de los barcos y éste empieza a hundirse, aunque mucha gente va logrando llegar a tierra, e incluso el barco acaba afondando. El otro y vosotros acabáis por atracar, y de uno de los buques sale el Almirante de la Flota, dando órdenes a diestro y siniestro... ¿Vais a recibir órdenes o preferís largaros a matar como buenos psicópatas?
- Roy:
- Llegas a una taberna, y por unos pocos berries te dan una comida bastante sabrosa. Sin embargo, cuando preguntas por la guerra ter informan de que estás en Hallstat. ¿Cómo has llegado? Menudo túnel más largo...
En fin, oleadas de Soldados salen por los túneles hacia la superficie, y pocos se quedan protegiendo la ley y el orden.
-Y bueno, ¿tú que haces en una época tan turbia por aquí?- te dice la posadera, una mujer mayor con aspecto entrañable.
Disculpad el retraso, por favor.
AlexEmpanadilla
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Alex miró su maletín con frustración. ¿Iba a volar por los aires todo y ahora Derian se lo impedía? Maldito chupasangres. Con una vena hinchada en la frente, que denotaba su enfado, el médico se preguntó cuánto molestaría al conde que simplemente volase la pared de las mazmorras para luego salir directamente desde allí al campo de batalla. Decidió que lo mejor sería dejarlo para más tarde, y observó a la mujer, que parecía mirar fijamente el techo, como si estuviese en trance.
- Está bien, dile a Derian que me encargaré de matar a los invasores.
El médico se colgó el maletín de la muñeca y empezó a caminar por los solitarios pasillos del castillo. Ciertamente aquel lugar tan lóbrego desagradaba al doctor. Vio cómo una mosca se posaba en una de las vidrieras y de un puñetazo aplastó la mosca contra el cristal... y rompió parte de la vidriera. Aunque tal vez la mosca no existiese de verdad y solamente era afán por romper cosas, ahora que le habían negado su ocasión de hacer pirotecnia.
En cualquier caso, sus pasos no se encaminaban al salón del trono, o al portón de entrada al palacio, sino a una de las torres más altas del castillo. Una vez allí, abrió una ventana y observó el exterior: un clima nublado, tan típico de ese lugar, que hasta resultaba monótono y aburrido. Pero le venía muy bien al doctor.
- La previsión meteorológica para hoy son nubes aniquiladoras destructoras de vida y bombas... por favor, no olviden sus paraguas en casa.
El doctor se rió de su propio chiste y salió volando por la ventana, en dirección a las nubes, en forma de cloro. Una vez en la zona, se dirigió a la costa donde más enemigos había reunidos, y empezó a generar cloro en grandes cantidades. Cuando empezase a llover, la gente se llevaría una divertida sorpresa. Divertida para Alex, claro. Para ellos sería más bien desagradable, corrosiva y dolorosa.
- Clorando... me paso el día clorando... -empezó a canturrear.
- Está bien, dile a Derian que me encargaré de matar a los invasores.
El médico se colgó el maletín de la muñeca y empezó a caminar por los solitarios pasillos del castillo. Ciertamente aquel lugar tan lóbrego desagradaba al doctor. Vio cómo una mosca se posaba en una de las vidrieras y de un puñetazo aplastó la mosca contra el cristal... y rompió parte de la vidriera. Aunque tal vez la mosca no existiese de verdad y solamente era afán por romper cosas, ahora que le habían negado su ocasión de hacer pirotecnia.
En cualquier caso, sus pasos no se encaminaban al salón del trono, o al portón de entrada al palacio, sino a una de las torres más altas del castillo. Una vez allí, abrió una ventana y observó el exterior: un clima nublado, tan típico de ese lugar, que hasta resultaba monótono y aburrido. Pero le venía muy bien al doctor.
- La previsión meteorológica para hoy son nubes aniquiladoras destructoras de vida y bombas... por favor, no olviden sus paraguas en casa.
El doctor se rió de su propio chiste y salió volando por la ventana, en dirección a las nubes, en forma de cloro. Una vez en la zona, se dirigió a la costa donde más enemigos había reunidos, y empezó a generar cloro en grandes cantidades. Cuando empezase a llover, la gente se llevaría una divertida sorpresa. Divertida para Alex, claro. Para ellos sería más bien desagradable, corrosiva y dolorosa.
- Clorando... me paso el día clorando... -empezó a canturrear.
Kenichi
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Bueno, almenos el tema de Caddie estaba arreglado, un problema menos... Ahora lo único que faltaba era esperar a la hora de la verdad. Miles de vidas se pondrían en juego en menos de 24 horas y eso hacía que Kenichi estuviera apunto de sucumbir bajo la cantidad de presión que estaba sintiendo en estos momentos. Pero había algo que le mantenía a flote, un rayo de luz y esperanza en un pequeño mundo teñido de sangre llamada guerra. Ese algo era la vida y la inocencia de un pobre chico. Al fin había encontrado una razón para luchar con todas sus fuerzas, sin titubear ni un sólo segundo, estaba listo para lo que fuera... o eso pensaba.
El almirante se giró hacia Kenichi y el infante, ofreciéndole la oportunidad de buscarle un lugar seguro. Sin duda era una buena idea, pero por algún motivo, le costaba una barbaridad mover sus brazos para hacerle entrega del bebé, no era capaz ni de decir "sí". Miró a Kimura sin decir absolutamente nada, pero los ojos de Kenichi habían cambiado. Antes apagados y llenos de duda y temor, habían cobrado un fuego indescriptible para una persona normal, realmente estaba decidido a poner su vida en peligro esta vez. El corazón le decía que, siendo el superior de su compañero Kimura, sin duda era alguien en quien se podía confiar.
- S-Sí... Se lo agradezco de corazón, de verdad - extendió los brazos, haciéndole entrega del infante.
El niño aún sostenía el collar en su mano, parece que realmente le gustaba. Shirahama sonrió ante esto, y haciendo un pequeño nudo en su muñeca para evitar que por algún capricho del destino su pequeño tesoro se perdiera, comenzó a caminar hacia el bote que segundos antes habían preparado, no sin antes dirigirse a sus compañeros.
- Estoy listo, chicos. Les estaré esperando... - observó una última vez al bebé, ambos parecían bastante... tristes. Reanudó su caminata hacia la embarcación, sin mirar atrás de nuevo - Esta vez, seré capaz de proteger lo que me importa... Lo juro.
El almirante se giró hacia Kenichi y el infante, ofreciéndole la oportunidad de buscarle un lugar seguro. Sin duda era una buena idea, pero por algún motivo, le costaba una barbaridad mover sus brazos para hacerle entrega del bebé, no era capaz ni de decir "sí". Miró a Kimura sin decir absolutamente nada, pero los ojos de Kenichi habían cambiado. Antes apagados y llenos de duda y temor, habían cobrado un fuego indescriptible para una persona normal, realmente estaba decidido a poner su vida en peligro esta vez. El corazón le decía que, siendo el superior de su compañero Kimura, sin duda era alguien en quien se podía confiar.
- S-Sí... Se lo agradezco de corazón, de verdad - extendió los brazos, haciéndole entrega del infante.
El niño aún sostenía el collar en su mano, parece que realmente le gustaba. Shirahama sonrió ante esto, y haciendo un pequeño nudo en su muñeca para evitar que por algún capricho del destino su pequeño tesoro se perdiera, comenzó a caminar hacia el bote que segundos antes habían preparado, no sin antes dirigirse a sus compañeros.
- Estoy listo, chicos. Les estaré esperando... - observó una última vez al bebé, ambos parecían bastante... tristes. Reanudó su caminata hacia la embarcación, sin mirar atrás de nuevo - Esta vez, seré capaz de proteger lo que me importa... Lo juro.
Steve
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En cuanto salí, pude ver un pelotón de soldados preparándose para lo que parecía una... guerra. Qué raro, no recordaba haberme alistado en ningún lugar, con la excepción de aquel club de fanáticos admiradores del crecer de la hierba. Antes de que nadie dijera nada al ver a un tipo en gabardina negra y sombrero, disimulé un poco, acercándome a la fila para pasar desapercibido.
Estaba seguro de que no me había alistado a... ¡Pues claro! ¡Teatro! Era la única opción viable, estaban interpretando una obra pasada. Tenía que seguirles el juego y en cuanto preguntasen por mi uniforme les diría que estaba sucio o algo.
Poco tardó el hombre que repartía armas en llegar hasta donde estaba, llamándome por un nombre extraño el cual adopté rápidamente para seguir la interpretación sin problemas, cogiendo las armas que parecían estar descargadas.
-¡Señor! - solté gritando como habían hecho los otros antes que yo -
Cuando se separo, me guarde la pistola en la cintura y mientras toqueteaba el rifle para cargarlo, este se disparo hacía el aire que por suerte no le golpeo a nadie. O eso parecía. Me disculpé rápidamente por el pequeño accidente y de pronto un pájaro cayó ante mi .
-Al menos la bala ha vuelto... - dije susurrando para que nadie me oyera -
Cuando parecía que el alto cargo había dejado de repartir armas, se puso en movimiento el pelotón al completo, yo entre ellos. Corr... cami... se movían moderadamente rápido y tras unos segundos el jefe empezó a cantar con un tono solemne y en voz alta.
- Cuando veas venir la muerte ríete bien alto y fuerte.
- Cuando veas venir la muerte ríete bien alto y fuerte. - en cuanto el primero paraba el resto del escuadrón lo repetía como si hubiera sido grabado en sus cabezas tras años de entrenamiento. Aquella obra sí que estaba trabajada -
- Apúntale entre los ojos métele un tiro en la frente.
- Apúntale entre los ojos métele un tiro en la frente. - en esta ocasión intenté cantar yo también, pero no había memorizado la frase y preferí callar antes de que se notase que estaba de infiltrado -
-La muerte como es mujer es bonita y traicionera por eso siempre estaré acechante y a la espera.
-La muerte como es mujer es bonita y traicionera por eso siempre estaré acechante y a la espera. - ¿eso no era arrogante y ofensivo? Es decir, no era mujer, pero no me gustaría que me comparasen con la muerte, ni que me llamasen traicionera. Sin embargo era precioso, así que lo de bonita me lo hubiera tomado como un cumplido -
-Y si sigue insistiendo no me ha de preocupar el que muera un soldado siempre ha sido lo normal.
-Y si sigue insistiendo no me ha de preocupar el que muera un soldado siempre ha sido lo normal. -¡eh, eh, eh! ¿Normal? Para mi normal es tomarte un café tras despertar, no lanzarte de cabeza a una guerra sin miedo a mori... Por supuesto, era una representación, casi se me olvida.
Y tras analizar la canción, no me di cuenta de que no canté ni una sola frase. Por suerte estaba disimulando moviendo los labios para que no fuera ofensivo para ellos. Pero no iba a dejarme matar, esa interpretación había que ganarla aunque estuviese en el bando de los perdedores. Como era normal tras uno de mis delirios, continué tranquilamente como si no hubiera pasado nada.
Estaba seguro de que no me había alistado a... ¡Pues claro! ¡Teatro! Era la única opción viable, estaban interpretando una obra pasada. Tenía que seguirles el juego y en cuanto preguntasen por mi uniforme les diría que estaba sucio o algo.
Poco tardó el hombre que repartía armas en llegar hasta donde estaba, llamándome por un nombre extraño el cual adopté rápidamente para seguir la interpretación sin problemas, cogiendo las armas que parecían estar descargadas.
-¡Señor! - solté gritando como habían hecho los otros antes que yo -
Cuando se separo, me guarde la pistola en la cintura y mientras toqueteaba el rifle para cargarlo, este se disparo hacía el aire que por suerte no le golpeo a nadie. O eso parecía. Me disculpé rápidamente por el pequeño accidente y de pronto un pájaro cayó ante mi .
-Al menos la bala ha vuelto... - dije susurrando para que nadie me oyera -
Cuando parecía que el alto cargo había dejado de repartir armas, se puso en movimiento el pelotón al completo, yo entre ellos. Corr... cami... se movían moderadamente rápido y tras unos segundos el jefe empezó a cantar con un tono solemne y en voz alta.
- Cuando veas venir la muerte ríete bien alto y fuerte.
- Cuando veas venir la muerte ríete bien alto y fuerte. - en cuanto el primero paraba el resto del escuadrón lo repetía como si hubiera sido grabado en sus cabezas tras años de entrenamiento. Aquella obra sí que estaba trabajada -
- Apúntale entre los ojos métele un tiro en la frente.
- Apúntale entre los ojos métele un tiro en la frente. - en esta ocasión intenté cantar yo también, pero no había memorizado la frase y preferí callar antes de que se notase que estaba de infiltrado -
-La muerte como es mujer es bonita y traicionera por eso siempre estaré acechante y a la espera.
-La muerte como es mujer es bonita y traicionera por eso siempre estaré acechante y a la espera. - ¿eso no era arrogante y ofensivo? Es decir, no era mujer, pero no me gustaría que me comparasen con la muerte, ni que me llamasen traicionera. Sin embargo era precioso, así que lo de bonita me lo hubiera tomado como un cumplido -
-Y si sigue insistiendo no me ha de preocupar el que muera un soldado siempre ha sido lo normal.
-Y si sigue insistiendo no me ha de preocupar el que muera un soldado siempre ha sido lo normal. -¡eh, eh, eh! ¿Normal? Para mi normal es tomarte un café tras despertar, no lanzarte de cabeza a una guerra sin miedo a mori... Por supuesto, era una representación, casi se me olvida.
Y tras analizar la canción, no me di cuenta de que no canté ni una sola frase. Por suerte estaba disimulando moviendo los labios para que no fuera ofensivo para ellos. Pero no iba a dejarme matar, esa interpretación había que ganarla aunque estuviese en el bando de los perdedores. Como era normal tras uno de mis delirios, continué tranquilamente como si no hubiera pasado nada.
Byakuro Kyoya
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- Espero que estén bien. En cualquier caso, si algo pasa, seguramente contacten con nosotros -respondió a Doc-. Y tienes razón, siempre viene bien tener un médico cerca. Créeme que si no os tuviera en estima no estaría tenso por Kazuo o por Shun. O por ninguno de vosotros. Y lo estoy.
Byakuro observó la pequeña cala, que parecía desierta y desprotegida. El cazador no pudo evitar ver la costa a unos cuantos cientos de metros al sur. El lugar parecía lleno de soldados peleando, tanto de la resistencia de la isla como de invasores. Más adelante, en la cala abandonada, había un pequeño pasaje de roca.
- Está bien... -suspiró para sí-. Chicos, este lugar parece desprotegido. Demasiado, incluso. Permaneced atentos. No sabemos qué nos espera -el cazador señaló la gruta-. Bueno, parece que solo podemos pasar por ahí.
El chico bajó hasta la costa rocosa, y observó la entrada del pasaje, sumido en las tinieblas. El cazador extendió su mano, convertida en tinta, y soltó una carga de un dial de fuego sobre ella, para prender la tinta. La mano empezó a arder, y el cazador lanzó un pegote de tinta ardiendo al interior del pasaje. Según fueran avanzando, el cazador iría lanzando tinta ardiendo para iluminar el trayecto. Byakuro esperó a que los demás se acercasen a la entrada del pasaje.
- ¿Vamos? -preguntó, mientras empezaba a caminar, con su brazo iluminando a modo de antorcha.
Byakuro observó la pequeña cala, que parecía desierta y desprotegida. El cazador no pudo evitar ver la costa a unos cuantos cientos de metros al sur. El lugar parecía lleno de soldados peleando, tanto de la resistencia de la isla como de invasores. Más adelante, en la cala abandonada, había un pequeño pasaje de roca.
- Está bien... -suspiró para sí-. Chicos, este lugar parece desprotegido. Demasiado, incluso. Permaneced atentos. No sabemos qué nos espera -el cazador señaló la gruta-. Bueno, parece que solo podemos pasar por ahí.
El chico bajó hasta la costa rocosa, y observó la entrada del pasaje, sumido en las tinieblas. El cazador extendió su mano, convertida en tinta, y soltó una carga de un dial de fuego sobre ella, para prender la tinta. La mano empezó a arder, y el cazador lanzó un pegote de tinta ardiendo al interior del pasaje. Según fueran avanzando, el cazador iría lanzando tinta ardiendo para iluminar el trayecto. Byakuro esperó a que los demás se acercasen a la entrada del pasaje.
- ¿Vamos? -preguntó, mientras empezaba a caminar, con su brazo iluminando a modo de antorcha.
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El ratón suspiró aliviado. El Almirante de Flota era un hombre respetable y duro, pero había accedido al trato, diciendo que volverían a ser enemigos cuando todo termine.
Pero... ¿Sería ese el caso? Conforme la situación avanzaba y los rumores corrían, el roedor veía con ojos distintos a la revolución. Alguien que lucha contra la corrupción y opresión del pueblo... Jamás se aliaría a un rey tiránico cuyo propósito es mantener el mundo bajo su yugo. El ratón aceptó el Den Den Mushi. Nunca había usado uno pero sabía que el consejero de su padre portaba uno, preparado para recibir llamadas de otros reinos o del Gobierno Mundial. El ratón suspiró... Y llamó a su padre, bajo la atenta mirada de Hayate.
- Aquí el palacio real de Leonwood. - Dijo una voz.
- Exijo hablar con Su Majestad Lord Cadogan IX.
- Cualquier recado para Su Majestad el rey puede pasar por mi. ¿Quién habla?
- Soy el Príncipe Cadogan X, Comandante en jefe del Ejército de Leonwood. Exijo hablar con mi padre para un asunto urgente.
- Disculpeme, Alteza. Os pondré en contacto.
Caddie suspiró. Los nervios empezaban a escalar por sus patas hasta su cabeza, en un cosquilleo que le hacía estremecerse. Derrocó a dos reyes gato, mató a un dragón, a una máquina de matar y a un enorme muerto viviente. Y aún así seguía asustado de su propio padre.
- ¿Hijo?
- Padre... Escucha, es muy importante.
- Eso espero, Cadogan.
- El North Blue está a punto de ser asediado por el tirano Derian Markov. Necesitamos que vengas a ayudar... Con el ejército del reino.
El silencio se hizo durante varios segundos, provocando el miedo en Caddie.
- Leonwood es neutral. No participará en ninguna defensa ajena.
- No lo entiendes, padre... Si Derian Markov toma el North Blue... No parará. Leonwood está en peligro.
Se hizo el silencio de nuevo. Caddie tragó saliva y escuchó con atención.
- De acuerdo... Estaré allí en unos días.
Caddie agradeció a los dioses la aceptación. Dio a su padre toda la información sobre la isla para que supiera donde ir exactamente y, finalmente, colgó el Den Den Mushi. El ratón miró a Hayate y suspiró.
- Se que es probable que me odies ahora mismo... Si te sirve de consuelo... Estoy hecho un lío y no se siquiera si seguiré en las filas de la Revolución. Hoy... Hoy he visto que mis ideales y los del Ejército Revolucionario chocan.
Pero... ¿Sería ese el caso? Conforme la situación avanzaba y los rumores corrían, el roedor veía con ojos distintos a la revolución. Alguien que lucha contra la corrupción y opresión del pueblo... Jamás se aliaría a un rey tiránico cuyo propósito es mantener el mundo bajo su yugo. El ratón aceptó el Den Den Mushi. Nunca había usado uno pero sabía que el consejero de su padre portaba uno, preparado para recibir llamadas de otros reinos o del Gobierno Mundial. El ratón suspiró... Y llamó a su padre, bajo la atenta mirada de Hayate.
- Aquí el palacio real de Leonwood. - Dijo una voz.
- Exijo hablar con Su Majestad Lord Cadogan IX.
- Cualquier recado para Su Majestad el rey puede pasar por mi. ¿Quién habla?
- Soy el Príncipe Cadogan X, Comandante en jefe del Ejército de Leonwood. Exijo hablar con mi padre para un asunto urgente.
- Disculpeme, Alteza. Os pondré en contacto.
Caddie suspiró. Los nervios empezaban a escalar por sus patas hasta su cabeza, en un cosquilleo que le hacía estremecerse. Derrocó a dos reyes gato, mató a un dragón, a una máquina de matar y a un enorme muerto viviente. Y aún así seguía asustado de su propio padre.
- ¿Hijo?
- Padre... Escucha, es muy importante.
- Eso espero, Cadogan.
- El North Blue está a punto de ser asediado por el tirano Derian Markov. Necesitamos que vengas a ayudar... Con el ejército del reino.
El silencio se hizo durante varios segundos, provocando el miedo en Caddie.
- Leonwood es neutral. No participará en ninguna defensa ajena.
- No lo entiendes, padre... Si Derian Markov toma el North Blue... No parará. Leonwood está en peligro.
Se hizo el silencio de nuevo. Caddie tragó saliva y escuchó con atención.
- De acuerdo... Estaré allí en unos días.
Caddie agradeció a los dioses la aceptación. Dio a su padre toda la información sobre la isla para que supiera donde ir exactamente y, finalmente, colgó el Den Den Mushi. El ratón miró a Hayate y suspiró.
- Se que es probable que me odies ahora mismo... Si te sirve de consuelo... Estoy hecho un lío y no se siquiera si seguiré en las filas de la Revolución. Hoy... Hoy he visto que mis ideales y los del Ejército Revolucionario chocan.
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La planta de la muestra según los resultados de la cromatografía era autentica, y lo que era más raro solo llevaba dos semanas sin luz, cuando las noticias es que esta isla llevaba a oscuras mucho más tiempo. Aquel desconcertante hallazgo me hizo calcular el tiempo que le quedaría a aquellas plantas, y no era mucho más de una semana. Los gritos de unos guardias me sacaron de mis pensamientos, al fin parecían notar mi presencia.
-¡Eh, tú! ¿Qué haces?
-Comprobar el estado de la cosecha,- dije levantando una de los papeles de las pruebas.- pero si me siguen interrumpiendo tardare más de lo previsto.
No sabía qué pensarían aquellos hombres, pero algo a su espalda llamó mi atención, una gran gruta, seria perfecta para dejar los objetos de laboratorio sin que se rompieran o el viento afectara a las pruebas. Cogí los instrumentos que pude y fui hasta la gruta, cuál fue mi sorpresa al descubrir que era más profunda de lo que aparentaba. Y además parecía que la usaban pues tenía alguna antorcha. Hice otros dos viajes para trasladar todas las cosas más unas cuantas muestras más. Recogí lo básico para hacer una cromatografía si me encontraba plantas fluorescentes en las cuevas, quizás con ellas pudiera salvar los cultivos, si no tras la reconquista de esta isla no habría para comer, aunque ahora que lo pensaba no había visto aldeanos.
Con un palito luminiscente me adentre en la cueva a ver que conseguía encontrar, y con la esperanza de que cuando volviera aquellos guardias no hubieran roto nada del laboratorio.
-¡Eh, tú! ¿Qué haces?
-Comprobar el estado de la cosecha,- dije levantando una de los papeles de las pruebas.- pero si me siguen interrumpiendo tardare más de lo previsto.
No sabía qué pensarían aquellos hombres, pero algo a su espalda llamó mi atención, una gran gruta, seria perfecta para dejar los objetos de laboratorio sin que se rompieran o el viento afectara a las pruebas. Cogí los instrumentos que pude y fui hasta la gruta, cuál fue mi sorpresa al descubrir que era más profunda de lo que aparentaba. Y además parecía que la usaban pues tenía alguna antorcha. Hice otros dos viajes para trasladar todas las cosas más unas cuantas muestras más. Recogí lo básico para hacer una cromatografía si me encontraba plantas fluorescentes en las cuevas, quizás con ellas pudiera salvar los cultivos, si no tras la reconquista de esta isla no habría para comer, aunque ahora que lo pensaba no había visto aldeanos.
Con un palito luminiscente me adentre en la cueva a ver que conseguía encontrar, y con la esperanza de que cuando volviera aquellos guardias no hubieran roto nada del laboratorio.
Keth - Selim
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Dimos un par de vueltas buscando la manera de entrar, pero resultó que no había puertas. Era curioso; o el rey tenía un gusto dudoso en cuanto a arquitectura se refería o la entrada estaba en un lugar menos obvio, a salvo de miradas indiscretas. Y pronto dimos con algo que parecía el camino a la fábrica... si es que se le podía llamar camino. Se adentraba en la tierra y de él salían extraños ruidos. Había mucho movimiento ahí abajo. Puede que llevara a la fábrica o a un lugar completamente diferente, tal vez incluso había gente atrapada ahí dentro.
La única opción posible para mi era entrar. Pero Thorn no cabía y sin su fuerza, las cosas podían volverse en mi contra. No obstante, no había tiempo de vacilaciones, cada minuto contaba. Cogí a Eli y la puse a la entrada del camino antes de volverme hacia el dragón.
-He de seguir el camino que hemos encontrado. No me gusta separarnos, pero puede que allí haya gente en peligro, o alguien a quien pueda interrogar. Tengo que comprobarlo.- Le dije en susurros.-No se si volveré, aunque espero que no me pase nada. Cúidate, Thorn.
No le había dicho que se volviese a su isla, pero tampoco estaba seguro de que al dragón le hiciese mucha gracia esperarme a la salida del túnel. Lo mejor era que él mismo tomara una decisión. Saqué un par de cosas de mi mochila, agarré un palo que había por ahí y en dos minutos tenía una antorcha en la mano. Cogí aire y comencé a caminar. Eli iba a mi lado, brincando. En la otra mano, llevaba la katana desenfundada y me preguntaba si hoy sería el día en el que mataría a un hombre por primera vez.
La única opción posible para mi era entrar. Pero Thorn no cabía y sin su fuerza, las cosas podían volverse en mi contra. No obstante, no había tiempo de vacilaciones, cada minuto contaba. Cogí a Eli y la puse a la entrada del camino antes de volverme hacia el dragón.
-He de seguir el camino que hemos encontrado. No me gusta separarnos, pero puede que allí haya gente en peligro, o alguien a quien pueda interrogar. Tengo que comprobarlo.- Le dije en susurros.-No se si volveré, aunque espero que no me pase nada. Cúidate, Thorn.
No le había dicho que se volviese a su isla, pero tampoco estaba seguro de que al dragón le hiciese mucha gracia esperarme a la salida del túnel. Lo mejor era que él mismo tomara una decisión. Saqué un par de cosas de mi mochila, agarré un palo que había por ahí y en dos minutos tenía una antorcha en la mano. Cogí aire y comencé a caminar. Eli iba a mi lado, brincando. En la otra mano, llevaba la katana desenfundada y me preguntaba si hoy sería el día en el que mataría a un hombre por primera vez.
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