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El pelirrojo miró con indiferencia a los soldados a medida que estos les abrían paso. Miedo, eso era lo que había logrado causar en sus corazones y, por algún motivo, sentía cierta satisfacción. ¿Sería capaz algún día de producir ese temor en aquellos que se interponían entre él y su hermana? ¿En el mundo entero? Tal vez, pero hasta que ese día llegase debería estar alerta. El aura roja que le había rodeado se extinguió, aunque aún mantenía aquél brillo en sus ojos. Hizo un leve gesto con la cabeza a su compañera y comenzó a caminar entre los guerreros, que permanecían alerta por si a aquel desconocido que acababa de amedrentarles se le cruzaban los cables.
- Mantente alerta, parece que no va a ser tan fácil -le susurró a Mura al tiempo que se veía obligado a detener sus pasos.
Un hombre de apariencia completamente distinta a la del resto se había presentado ante ellos, interrumpiendo su camino. No portaba lanza ni escudo, tan solo una espada y un arma de fuego que parecía ser algo antigua. Les pedía una explicación sin que la voz le temblase, y eso no le gustaba nada. No tenía nada que ver con los demás, eso estaba claro... ¿Sería alguien importante? Algo fallaba, pero no tenía muy claro el qué, y un enfrentamiento demasiado duro cuando acababan de llegar podría fastidiar sus planes demasiado pronto. Frunció el ceño y echó un rápido vistazo a su alrededor, manteniendo activado su mantra por si trataban de atacarles por sorpresa.
- ¿Acabar con toda amenaza? ¿Con estos hombres? -respondió con sorna mientras extendía los brazos, señalando a todos los soldados en general- ¿Cómo pretendéis hacerlo con soldados que se dejan amedrentar por dos únicos enemigos? Sinceramente, este despliegue de cobardía me hace preguntarme cómo puede ir ganando vuestro Rey la guerra -mientras hablaba hacía gestos inapreciables para todos menos para Mura, tratando de advertirla de que algo iba mal.
Los soldados parecieron tomárselo a mal y comenzaron a murmurar entre ellos y a ponerse un tanto nerviosos. Era lógico, acababa de apuñalar su orgullo en su propia cara, sin inmutarse. Sin embargo, su objetivo iba más allá que incitarles. Tenía una idea y, de funcionar, podrían ganar algo de tiempo para descubrir quién o qué era aquél tipo.
- He observado durante nuestro viaje que las fuerzas de la coalición que se ha formado contra Derian se dirigen hacia aquí, una ofensiva un tanto desesperada... Pero no por ello menos peligrosa -hizo una pequeña pausa mientras trataba de descifrar sus emociones, observando cada gesto que hiciera- Tal vez os gustaría contar con algo más fiable que este lamentable grupo para defender vuestras tierras... Siempre y cuando podamos proceder con libertad.
No estaba muy seguro de que aquello fuera a funcionar. Al fin y al cabo, a ojos del mundo, tanto él como su compañera eran completos desconocidos... Aunque tal vez se recordara algo del dragón dorado que se había enfrentado al guerrero del viento durante aquél torneo, tiempo atrás. Por si acaso, se preparó para defenderse de una posible ofensiva. Si trataban de atacarle convertiría aquello en un festival de llamas con su aliento de fuego. No tenía ninguna intención de ayudar a la causa de Derian, pero aquello podría darles cierto margen de acción y algo de libertad a la hora de abrirse paso hasta los oficiales de la Marina. Les atacaría en cuanto estuviera seguro de las posibilidades. Les mostraría la furia de un dragón.
- Mantente alerta, parece que no va a ser tan fácil -le susurró a Mura al tiempo que se veía obligado a detener sus pasos.
Un hombre de apariencia completamente distinta a la del resto se había presentado ante ellos, interrumpiendo su camino. No portaba lanza ni escudo, tan solo una espada y un arma de fuego que parecía ser algo antigua. Les pedía una explicación sin que la voz le temblase, y eso no le gustaba nada. No tenía nada que ver con los demás, eso estaba claro... ¿Sería alguien importante? Algo fallaba, pero no tenía muy claro el qué, y un enfrentamiento demasiado duro cuando acababan de llegar podría fastidiar sus planes demasiado pronto. Frunció el ceño y echó un rápido vistazo a su alrededor, manteniendo activado su mantra por si trataban de atacarles por sorpresa.
- ¿Acabar con toda amenaza? ¿Con estos hombres? -respondió con sorna mientras extendía los brazos, señalando a todos los soldados en general- ¿Cómo pretendéis hacerlo con soldados que se dejan amedrentar por dos únicos enemigos? Sinceramente, este despliegue de cobardía me hace preguntarme cómo puede ir ganando vuestro Rey la guerra -mientras hablaba hacía gestos inapreciables para todos menos para Mura, tratando de advertirla de que algo iba mal.
Los soldados parecieron tomárselo a mal y comenzaron a murmurar entre ellos y a ponerse un tanto nerviosos. Era lógico, acababa de apuñalar su orgullo en su propia cara, sin inmutarse. Sin embargo, su objetivo iba más allá que incitarles. Tenía una idea y, de funcionar, podrían ganar algo de tiempo para descubrir quién o qué era aquél tipo.
- He observado durante nuestro viaje que las fuerzas de la coalición que se ha formado contra Derian se dirigen hacia aquí, una ofensiva un tanto desesperada... Pero no por ello menos peligrosa -hizo una pequeña pausa mientras trataba de descifrar sus emociones, observando cada gesto que hiciera- Tal vez os gustaría contar con algo más fiable que este lamentable grupo para defender vuestras tierras... Siempre y cuando podamos proceder con libertad.
No estaba muy seguro de que aquello fuera a funcionar. Al fin y al cabo, a ojos del mundo, tanto él como su compañera eran completos desconocidos... Aunque tal vez se recordara algo del dragón dorado que se había enfrentado al guerrero del viento durante aquél torneo, tiempo atrás. Por si acaso, se preparó para defenderse de una posible ofensiva. Si trataban de atacarle convertiría aquello en un festival de llamas con su aliento de fuego. No tenía ninguna intención de ayudar a la causa de Derian, pero aquello podría darles cierto margen de acción y algo de libertad a la hora de abrirse paso hasta los oficiales de la Marina. Les atacaría en cuanto estuviera seguro de las posibilidades. Les mostraría la furia de un dragón.
Rainbow662
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Una parte de él se preguntaba a quién se le habría ocurrido poner un merendero en un lugar tan siniestro como ese; otra parte se cuestionaba si no sería una trampa; y otra parte mandaba callar a las otras dos mientras Arribor arrasaba con la comida. Solo levantaba la mirada de la mesa para lanzar algún sutil aviso a Franklin de que la mitad de la mesa era para él y la otra mitad podía babearla como quisiera pero sin pasarse. El pirata comía sin saborear, de hecho engullía como si fuese un ganso, tan hambriento como estaba. Es curioso como uno nunca se da cuenta realmente del hambre que tiene hasta que no empieza a comer.
Pero la comida no tardó en sentarle mal. Estaba devorando un trozo de carne de... bueno, de carne, cuando la morsa intentó arrebatársela. Estuvo a punto de atragantarse con un hueso pero no dejó que el animal ganase. Usó uno de los cuchillos para amenazar a la criatura pero como no atendía a razones le cogió por uno de los colmillos y lo lanzo contra un enorme postre de gelatina. La morsa quedó dentro de la gelatina y se dedicó a salir de él a base de ir comiéndoselo.
-Uff, ese bicho está loco. Espero que no se dé cuenta del miedo que me da o estoy perdido. -dijo en voz alta para sí mismo-. Encima me ha puesto perdido.
-Toma una servilleta.
-Gracias. -respondió, tomando la servilleta que aquella mano recia y viril le ofrecía. Tardó un segundo en darse cuenta de que era el Okama quien se la ofrecía. -¡¡¡Ahhhh!!! ¡¿Qué haces aquí?!
-Has corrido mucho Newkama-chan y me he despistado. Pero ya estoy aquí. -dijo mientras daba pequeños mordisquitos a todo plato que se le ponía por delante. Pero cada vez fue dando bocados más grande, y más grandes, hasta que al final acabó devorando plato tras plato como si fuese un animal.
-Oi, maldito calvo, deja mi comida. -exclamó Arribor mientras comía a mayor velocidad que antes, como si fuese una carrera. No iba a permitir que aquel loco le quitase su cena.
El pirata y su fan decidieron atacar al mismo tiempo una bonita tarta rosa situada justo en el centro de la mesa. El calvo aplastó la cabeza de Arribor contra la mesa, olvidando ya su dedicación a él en favor del hambre, pero contraatacó cogiéndole del bigote y echándolo para atrás. Por desgracia fue Franklin quien saltó sobre la tarta, reventándola literalmente y haciendo que Arribor se atragantase con un trozo de nuez.
-¿Te hago el boca a boca, Newkama-chan? -preguntó el Okama.
-Ja... cof, jamás... cof, cof... puto acosa... cof... dor. -contestó Arribor entre toses.
Al final, la comida se convirtió en una batalla campal a tres bandas. Arribor incluso llegó a usar sus poderes para amenazar a la morsa y el travesti, quien aduló su habilidad con poses rocambolescas, mientras algunos de los soldados murmuraban a su alrededor cosas como: "Que maleducados", "Esta gente no sabe comer", "Yo no pienso fregar después" o, "Se están comiendo las croquetas que me ha hecho mi madre".
-¿Qué es ese monstruo? -preguntó uno de ellos.
-¿Quién, la morsa? -le preguntó un compañero.
-No, el calvo. -respondió
.Cuando en la mesa quedaron solo platos rotos, huesos roídos y pedazos de comida tirados por ahí, los tres se calmaron por fin. En ese momento, cuando el Okama decidió bajar la comida haciendo posturitas y untándose los músculos con aceite, la vocecilla de Arribor le recordó que tenía que buscar al conde. Odiaba esa voz, siempre le interrumpía mientras hacía la digestión. Supuso que no le quedaba otra que ponerse en marcha. Al menos pudo limpiarse la mayoría de las manchas antes de irse, obviamente, con la compañía de su molesto seguidor.
El extraño grupo se encaminó hacia el centro de la isla, que era donde la gente solía colocar las cosas importantes. Confiaba en recordar donde estaba el castillo de su visita anterior, aunque sino siempre podía dirigirse hacia la zona donde estaban los enormes edificios grises y atravesarla hasta llegar a algún sitio. Esperaba que fuese pronto porque sino empezaría a entrarle la pereza de después de comer.
Pero la comida no tardó en sentarle mal. Estaba devorando un trozo de carne de... bueno, de carne, cuando la morsa intentó arrebatársela. Estuvo a punto de atragantarse con un hueso pero no dejó que el animal ganase. Usó uno de los cuchillos para amenazar a la criatura pero como no atendía a razones le cogió por uno de los colmillos y lo lanzo contra un enorme postre de gelatina. La morsa quedó dentro de la gelatina y se dedicó a salir de él a base de ir comiéndoselo.
-Uff, ese bicho está loco. Espero que no se dé cuenta del miedo que me da o estoy perdido. -dijo en voz alta para sí mismo-. Encima me ha puesto perdido.
-Toma una servilleta.
-Gracias. -respondió, tomando la servilleta que aquella mano recia y viril le ofrecía. Tardó un segundo en darse cuenta de que era el Okama quien se la ofrecía. -¡¡¡Ahhhh!!! ¡¿Qué haces aquí?!
-Has corrido mucho Newkama-chan y me he despistado. Pero ya estoy aquí. -dijo mientras daba pequeños mordisquitos a todo plato que se le ponía por delante. Pero cada vez fue dando bocados más grande, y más grandes, hasta que al final acabó devorando plato tras plato como si fuese un animal.
-Oi, maldito calvo, deja mi comida. -exclamó Arribor mientras comía a mayor velocidad que antes, como si fuese una carrera. No iba a permitir que aquel loco le quitase su cena.
El pirata y su fan decidieron atacar al mismo tiempo una bonita tarta rosa situada justo en el centro de la mesa. El calvo aplastó la cabeza de Arribor contra la mesa, olvidando ya su dedicación a él en favor del hambre, pero contraatacó cogiéndole del bigote y echándolo para atrás. Por desgracia fue Franklin quien saltó sobre la tarta, reventándola literalmente y haciendo que Arribor se atragantase con un trozo de nuez.
-¿Te hago el boca a boca, Newkama-chan? -preguntó el Okama.
-Ja... cof, jamás... cof, cof... puto acosa... cof... dor. -contestó Arribor entre toses.
Al final, la comida se convirtió en una batalla campal a tres bandas. Arribor incluso llegó a usar sus poderes para amenazar a la morsa y el travesti, quien aduló su habilidad con poses rocambolescas, mientras algunos de los soldados murmuraban a su alrededor cosas como: "Que maleducados", "Esta gente no sabe comer", "Yo no pienso fregar después" o, "Se están comiendo las croquetas que me ha hecho mi madre".
-¿Qué es ese monstruo? -preguntó uno de ellos.
-¿Quién, la morsa? -le preguntó un compañero.
-No, el calvo. -respondió
.Cuando en la mesa quedaron solo platos rotos, huesos roídos y pedazos de comida tirados por ahí, los tres se calmaron por fin. En ese momento, cuando el Okama decidió bajar la comida haciendo posturitas y untándose los músculos con aceite, la vocecilla de Arribor le recordó que tenía que buscar al conde. Odiaba esa voz, siempre le interrumpía mientras hacía la digestión. Supuso que no le quedaba otra que ponerse en marcha. Al menos pudo limpiarse la mayoría de las manchas antes de irse, obviamente, con la compañía de su molesto seguidor.
El extraño grupo se encaminó hacia el centro de la isla, que era donde la gente solía colocar las cosas importantes. Confiaba en recordar donde estaba el castillo de su visita anterior, aunque sino siempre podía dirigirse hacia la zona donde estaban los enormes edificios grises y atravesarla hasta llegar a algún sitio. Esperaba que fuese pronto porque sino empezaría a entrarle la pereza de después de comer.
Maki
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El caos reinaba ahora entre los suyos. Ojalá no se hubiese dado cuenta de que el fin del mundo estaba tan cerca. Todos gritaban y corrían por ahí como gallinas sin cabeza; y el que más gritaba era él. No sabía qué debía hacer ahora que iba a terminar todo pero sabía una cosa: cuando pasaba algo malo todo el mundo gritaba, así que decidió hacer eso.
"Si todo el mundo lo hace por algo será".
Por suerte, alguien se dio cuenta de que existía una solución. Se trataba de un tipo listo, más aún que Dimitri, quien ni se había inmutado y seguía con su cara de caracol tan serio como de costumbre. Se dirigió a su Reina y le ofreció el trono del usurpador. ¿Quién era ese usurpador? Por un momento temió ser él, pero luego se dio cuenta de que él no era rey, sino comandante. La verdad era que durante la última semana había conseguido una curiosa cantidad de nombres nuevos. El usurpador debía de ser el tipo que se hacía llamar Derian, pero que evidentemente no era así. La verdadera Derian era la que se sentaba ahora a su lado, la misma gyojin que había utilizado sus poderes mentales para asar un pavo justo el día anterior. O tal vez lo hubiera soñado, daba igual. En realidad nada de eso era cierto, pero Maki ya se había olvidado de que se lo había inventado.
La reina le preguntó su opinión. Al final resultó que el nombre de Armando Mataghouls le había gustado y había decidido llamarle así. Lo cierto era que no sabía que debía hacer. ¿Qué ocurriría si luchaban y perdían? Y más importante aún, ¿qué pasaría si luchaban y ganaban? Se detendría el fin del mundo, eso era de una lógica aplastante, tan cierto como que el cielo era azul... bueno, en esa isla no, pero normalmente si.
-¡Muy bien! -exclamó Maki. -¡Detendremos el fin del mundo! ¡Adelante! ¡Por la Revolución! -dijo sin saber muy bien qué diablos estaba animando a hacer. Solo había dicho lo primero que se le había ocurrido pero no tenía ni idea de contra quién querían luchar ni porqué. En fin, ese era problema de su reina, no suyo, que para eso sería ella quien sentase su grisáceo culo en el trono.
"Si todo el mundo lo hace por algo será".
Por suerte, alguien se dio cuenta de que existía una solución. Se trataba de un tipo listo, más aún que Dimitri, quien ni se había inmutado y seguía con su cara de caracol tan serio como de costumbre. Se dirigió a su Reina y le ofreció el trono del usurpador. ¿Quién era ese usurpador? Por un momento temió ser él, pero luego se dio cuenta de que él no era rey, sino comandante. La verdad era que durante la última semana había conseguido una curiosa cantidad de nombres nuevos. El usurpador debía de ser el tipo que se hacía llamar Derian, pero que evidentemente no era así. La verdadera Derian era la que se sentaba ahora a su lado, la misma gyojin que había utilizado sus poderes mentales para asar un pavo justo el día anterior. O tal vez lo hubiera soñado, daba igual. En realidad nada de eso era cierto, pero Maki ya se había olvidado de que se lo había inventado.
La reina le preguntó su opinión. Al final resultó que el nombre de Armando Mataghouls le había gustado y había decidido llamarle así. Lo cierto era que no sabía que debía hacer. ¿Qué ocurriría si luchaban y perdían? Y más importante aún, ¿qué pasaría si luchaban y ganaban? Se detendría el fin del mundo, eso era de una lógica aplastante, tan cierto como que el cielo era azul... bueno, en esa isla no, pero normalmente si.
-¡Muy bien! -exclamó Maki. -¡Detendremos el fin del mundo! ¡Adelante! ¡Por la Revolución! -dijo sin saber muy bien qué diablos estaba animando a hacer. Solo había dicho lo primero que se le había ocurrido pero no tenía ni idea de contra quién querían luchar ni porqué. En fin, ese era problema de su reina, no suyo, que para eso sería ella quien sentase su grisáceo culo en el trono.
Maze
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Sus ojos se tornaron en un tono carmesí momentáneamente al tiempo que su rostro se volvía impasible, era ese momento en el que solía rememorar todos los sucesos que provocaban que su ira se concentrara, pudiendo emplear así a Ikari en su máxima forma. Sin embargo, la reacción de los soldados y su forma de abrirles paso hizo que tuviera que olvidarse de sus instintos de asesina a sangre fría, volviendo a actuar con "normalidad" al tiempo que seguía a su capitán. ¿Tanto les había intimidado Akagami? No...seguramente fuese otra cosa, y por lo visto no era la única en pensar eso. La pelinaranja respondió a la advertencia de su compañero sobre mantenerse alerta con un leve movimiento de cabeza, afirmando, al tiempo que guardaba la daga que había tomado en una de sus botas, a mano para cualquier cosa, además de activar su haki de armadura. Ya había activado su haki de observación antes de abandonar el barco por lo que en teoría, el otro no era necesario con su velocidad, pero mejor no arriesgarse.
De aquella forma, ambos avanzaron al tiempo que los hombres les abrían camino, conduciéndoles hasta un hombre de apariencia mucho más "imponente" que los demás, el cual no parecía haberse asustado ante el alarde de poder que Akagami había mostrado minutos atrás. Seguramente siendo un superior, había observado cosas igual de aterradoras o peores aún...Aunque tampoco es que a Mura le pareciese que Bakagami diera miedo (cierto es que ella es un caso a parte). En todo caso ¿Quién era ese hombre? Sus únicas armas eran una espada y un arma de fuego...¿Acaso con eso se bastaba para hacer frente a una guerra? Vale que Akagami luchaba con las manos desnudas, pero no era algo muy común en una batalla de aquellas dimensiones. ¿Qué ocultaba? Además, Por su forma de hablar no podía distinguir de que bando eran, a pesar de que le era indiferente ya que ella solo seguía las ordenes del pelirrojo a quien le entraron ganas de golpear al escuchar su decisión. Bien era cierto que necesitaban avanzar a través de ellos, pero... "POR QUÉ DIABLOS TENEMOS QUE "AYUDARLES" NO QUIERO. NO ME AGRADAN. LAGARTIJA ESTÚPIDA" Gritaba en sus adentros al tiempo que en el exterior mostraba un rostro indiferente.
Lo que faltaba. Ya le cantaría las cuarenta a Bakagami una vez salieran de ahí. De todos modos, tampoco tenían otra opción más que probar la estrategia del lagarto. Aunque al menos dijo algo que causó en la chica una leve y momentánea sonrisa, al burlarse del "coraje" de aquellos bravos y fuertes guerreros que tanta resistencia habían opuesto. "Espero por tú bien que esto funcione o la reprimenda será el doble." Afirmó a sí misma mientras esperaba a ver como se desenvolvía el plan del chico y, hablando de planes... ¿Cómo le estaría yendo a Eagle? ¿No era raro que su alada compañera no estuviera a su lado en ese momento? Bueno, esto tiene fácil explicación. Antes de salir del barco, Murasaki decidió enviar a Eagle en una rápida misión de reconocimiento, indicando a esta la dirección que tomarían ellos al abandonar el barco, para que pudieran reencontrarse con mediana facilidad. Además, dio claras indicaciones de que evitara cualquier peligro hacia su ser. No quería perder a su preciada compañera. Por otro lado, Sumire y Owl se quedaron cuidando el barco en su ausencia (No me he olvidado de ellos). ¿Qué mejor que un dragón para que no te roben el barco mientras no estas?
De aquella forma, ambos avanzaron al tiempo que los hombres les abrían camino, conduciéndoles hasta un hombre de apariencia mucho más "imponente" que los demás, el cual no parecía haberse asustado ante el alarde de poder que Akagami había mostrado minutos atrás. Seguramente siendo un superior, había observado cosas igual de aterradoras o peores aún...Aunque tampoco es que a Mura le pareciese que Bakagami diera miedo (cierto es que ella es un caso a parte). En todo caso ¿Quién era ese hombre? Sus únicas armas eran una espada y un arma de fuego...¿Acaso con eso se bastaba para hacer frente a una guerra? Vale que Akagami luchaba con las manos desnudas, pero no era algo muy común en una batalla de aquellas dimensiones. ¿Qué ocultaba? Además, Por su forma de hablar no podía distinguir de que bando eran, a pesar de que le era indiferente ya que ella solo seguía las ordenes del pelirrojo a quien le entraron ganas de golpear al escuchar su decisión. Bien era cierto que necesitaban avanzar a través de ellos, pero... "POR QUÉ DIABLOS TENEMOS QUE "AYUDARLES" NO QUIERO. NO ME AGRADAN. LAGARTIJA ESTÚPIDA" Gritaba en sus adentros al tiempo que en el exterior mostraba un rostro indiferente.
Lo que faltaba. Ya le cantaría las cuarenta a Bakagami una vez salieran de ahí. De todos modos, tampoco tenían otra opción más que probar la estrategia del lagarto. Aunque al menos dijo algo que causó en la chica una leve y momentánea sonrisa, al burlarse del "coraje" de aquellos bravos y fuertes guerreros que tanta resistencia habían opuesto. "Espero por tú bien que esto funcione o la reprimenda será el doble." Afirmó a sí misma mientras esperaba a ver como se desenvolvía el plan del chico y, hablando de planes... ¿Cómo le estaría yendo a Eagle? ¿No era raro que su alada compañera no estuviera a su lado en ese momento? Bueno, esto tiene fácil explicación. Antes de salir del barco, Murasaki decidió enviar a Eagle en una rápida misión de reconocimiento, indicando a esta la dirección que tomarían ellos al abandonar el barco, para que pudieran reencontrarse con mediana facilidad. Además, dio claras indicaciones de que evitara cualquier peligro hacia su ser. No quería perder a su preciada compañera. Por otro lado, Sumire y Owl se quedaron cuidando el barco en su ausencia (No me he olvidado de ellos). ¿Qué mejor que un dragón para que no te roben el barco mientras no estas?
Falcopone Gialvanni
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El Don estrechaba sus grandes manos con los ciudadanos y recibia con gusto los agradecimientos y abrazos por parte de la población, mientras que uno de sus oficiales Vincenzo hacia que no se aglutinara tanto la gente alrededor del señor Falcopone, sin embargo en mitad de todo aquel jaleo un pequeño criajo le habia robado la cartera mientras continuaba saludando a las personas que se le acercaba, Vincenzo alerto al Don colocandole la mano en su hombro y susurrandole al oido lo que habia pasado, siendo bastante probable que el resto de la gente que le rodea tambien hubiera visto el robo por lo que inteligentemente decidio improvisar cuanto antes, puesto que correr detras de un niño que puede estar "necesitado" seguramente no debe ser para nada beneficioso para una imagen generosa y humilde que pretendia dar el señor Gialvanni, despues de todo en la cartera lo que habia era dinero algo que el don no echaba en falta.
-Vaya...desconocía que las cosas estuvieran tan mal por aqui, *comento tristemente mientras miraba al resto de los conciudadanos* ¡No os preocupeis humildes personas del reino de Hallstat!, como presidente de la agencia Gialvinn, ¡Yo!, Falcopone Gialvanni, me encargare de que recibáis la ayuda que necesitáis, ahora si me dispensáis... tengo que ocuparme de unos asuntos economicos importantes, manteneos fuertes.
El don dedico una pequeña reverencia y comenzo a alejarse junto a su oficial Vincenzo, sabiendo que habia escogido las palabras adecuadas o al menos eso era lo que le parecia, tranquilamente dio una calmada calada a su puro mientras observaba a los soldados correr viendo de lejos al niño huyendo con su cartera.
-Espectacular...¿perseguir?-
-Bah, olvida al niño, tendrá hambre que se compre algo si quiere, tengo mas dinero en los bolsillos, pero este revuelo que se esta originando es demasiado extraño...Si quiero tener influencia en este lugar sera mejor que veamos que esta pasando.- Tanto el Don como su oficial se dirigieron hacia el mismo lugar hacia donde se estaban encaminando los soldados a un paso ni muy rapido ni demasiado despacio con el fin de contemplar cual era el problema que estaba azotando este lugar.
-Vaya...desconocía que las cosas estuvieran tan mal por aqui, *comento tristemente mientras miraba al resto de los conciudadanos* ¡No os preocupeis humildes personas del reino de Hallstat!, como presidente de la agencia Gialvinn, ¡Yo!, Falcopone Gialvanni, me encargare de que recibáis la ayuda que necesitáis, ahora si me dispensáis... tengo que ocuparme de unos asuntos economicos importantes, manteneos fuertes.
El don dedico una pequeña reverencia y comenzo a alejarse junto a su oficial Vincenzo, sabiendo que habia escogido las palabras adecuadas o al menos eso era lo que le parecia, tranquilamente dio una calmada calada a su puro mientras observaba a los soldados correr viendo de lejos al niño huyendo con su cartera.
-Espectacular...¿perseguir?-
-Bah, olvida al niño, tendrá hambre que se compre algo si quiere, tengo mas dinero en los bolsillos, pero este revuelo que se esta originando es demasiado extraño...Si quiero tener influencia en este lugar sera mejor que veamos que esta pasando.- Tanto el Don como su oficial se dirigieron hacia el mismo lugar hacia donde se estaban encaminando los soldados a un paso ni muy rapido ni demasiado despacio con el fin de contemplar cual era el problema que estaba azotando este lugar.
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La reacción de la miserable alimaña no fue la que me esperaba, sin tan siquiera saber en qué consistía lo que tenía en mente estaba replicándome, ya sabía que si el plan no era idea suya siempre se quejaba o lo hacía todo a regañadientes, pero aquella, desde mi punto de vista, era quejarse por quejarse.
-Tú bicho -le miré fijamente, -relájate o te relajo, ¿entendido? –Mis ojos se rasgaron como el de un felino durante unos segundos –Deberías saber que me da igual que tengas a tu guardaespaldas contigo –miré a Onox. La situación se estaba yendo un poco de las manos, el gigantón, el mapache y un servidor estábamos en plena discusión a chillido limpio, cuando, a menos de unos cuantos metros, siento la presencia de un grupo de en torno a diez personas, con un nivel de pelea que, en principio, no superaba al nuestro. Sin embargo, hice caso omiso de ello para seguir discutiendo.
Al cabo de un par de minutos, la aguda voz de un individuo hace que me gire. Al voltearme veo que son la guardia del Derian, nuestro bienhechor en aquella estúpida guerra en la que no teníamos nada que ver.
-Buen día caballeros –hice una pausa, -yo soy Xanxus, el capitán de the guardians, la banda pirata con más proyección de todo el mar de este. La respuesta a su otra segunda es muy simple, los pilotos del submarino eran unos impostores, agentes en cubierta que planeaban usar el radar de la nave con la intención de averiguar dónde se encontraba el resto de la flota del gran Derian y avisar al gobierno central, de tal modo que mis compañeros y yo tuvimos que darles sentencia. –Mostré una sonrisa maléfica. –La parte difícil de todo esto fue encontrar a alguien que supiera manejar la nave, pero esta muchacha -señalo a la chica, -se ofreció a traernos a nuestro destino. Y aquí estamos. -Mis ojos volvieron a su estado natural.
-Tú bicho -le miré fijamente, -relájate o te relajo, ¿entendido? –Mis ojos se rasgaron como el de un felino durante unos segundos –Deberías saber que me da igual que tengas a tu guardaespaldas contigo –miré a Onox. La situación se estaba yendo un poco de las manos, el gigantón, el mapache y un servidor estábamos en plena discusión a chillido limpio, cuando, a menos de unos cuantos metros, siento la presencia de un grupo de en torno a diez personas, con un nivel de pelea que, en principio, no superaba al nuestro. Sin embargo, hice caso omiso de ello para seguir discutiendo.
Al cabo de un par de minutos, la aguda voz de un individuo hace que me gire. Al voltearme veo que son la guardia del Derian, nuestro bienhechor en aquella estúpida guerra en la que no teníamos nada que ver.
-Buen día caballeros –hice una pausa, -yo soy Xanxus, el capitán de the guardians, la banda pirata con más proyección de todo el mar de este. La respuesta a su otra segunda es muy simple, los pilotos del submarino eran unos impostores, agentes en cubierta que planeaban usar el radar de la nave con la intención de averiguar dónde se encontraba el resto de la flota del gran Derian y avisar al gobierno central, de tal modo que mis compañeros y yo tuvimos que darles sentencia. –Mostré una sonrisa maléfica. –La parte difícil de todo esto fue encontrar a alguien que supiera manejar la nave, pero esta muchacha -señalo a la chica, -se ofreció a traernos a nuestro destino. Y aquí estamos. -Mis ojos volvieron a su estado natural.
Kaito Kazuki
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La situación mejora levemente para los cazadores, ahora se encuentran unidos, juntos y de ese modo podrían ayudarse mutuamente. Por otra parte, el extraño viejo que sonríe siniestramente desde su celda dice que no es quien los esposó, que esos juegos son para momentos más apacibles. Kaito no entiende qué clase de persona esposaría a alguien a modo de juego, y mucho menos que lo haga en momentos apacibles, pero no le da demasiada importancia, al menos no en aquel instante, pues asuntos más importantes rondan su mente, su corazón bombardea imágenes de su amada y su familia mientras la agonía de no volver de allí se hace más y más patente en el corazón del albino. Su expresión se torna seria, algo que ocurre cuando el espadachín está concentrado, en pelea o en resolver una situación peliaguda, para él o para sus compañeros. La verdad es que encontrarse solos en aquella cárcel no es nada agradable, nadie sabe lo que puede ocurrir, si está ocultos esperando para emboscarlos o si están todos muertos, augurando un trágico final para todo el que se encuentre en la misma.
|~Chicos, será mejor que nos movamos, no ganamos nada estando aquí parados, tenemos que encontrar la forma de salir de esta celda y esta zona. No me fío de ese sujeto tampoco, pero no tenemos tiempo para entretenernos con él. Ya nos haremos cargo de él si llega a causar problemas.~| Dice el joven líder del gremio mientras se levanta y envaina sus armas. Ahora, estando todos sueltos podrán moverse con mayor facilidad por la zona, pero aquello es muy extraño, parece como si no haya ningún guardia vigilando las celdas, pues un silencio sepulcral domina el ambiente, cosa que pone al cazador de muy mala espina, pues en el barco pasaba lo mismo, un silencio sepulcral, para luego escucharse un sonido proveniente de ningún lado y cerrar la trampa a las espaldas de los cazadores. Por ello el joven samurái se dirige hacia la puerta y sale por la misma buscando el camino a la libertad.
|~Chicos, será mejor que nos movamos, no ganamos nada estando aquí parados, tenemos que encontrar la forma de salir de esta celda y esta zona. No me fío de ese sujeto tampoco, pero no tenemos tiempo para entretenernos con él. Ya nos haremos cargo de él si llega a causar problemas.~| Dice el joven líder del gremio mientras se levanta y envaina sus armas. Ahora, estando todos sueltos podrán moverse con mayor facilidad por la zona, pero aquello es muy extraño, parece como si no haya ningún guardia vigilando las celdas, pues un silencio sepulcral domina el ambiente, cosa que pone al cazador de muy mala espina, pues en el barco pasaba lo mismo, un silencio sepulcral, para luego escucharse un sonido proveniente de ningún lado y cerrar la trampa a las espaldas de los cazadores. Por ello el joven samurái se dirige hacia la puerta y sale por la misma buscando el camino a la libertad.
Roland von Klauswitz
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El crepitar de las llamas que cubría las manos de Kai le ponía un poco nervioso. No sabía si se debía a que estaba débil, a que nunca había estado en un lugar bajo tierra o a que si Puño Rojo estornudaba y las llamas se descontrolaban acabaría abrasado allí abajo. Kyle le preguntó qué ocurriría si no encontraban topos, algo para lo que Kodama no tenía respuesta.
-Si no hay topos y esto se derrumba... podemos sobrevivir comiéndonos a Suzume. El azúcar nos dará fuerzas para hacer un túnel. -dijo muy serio. Se preguntaba si podría hundir una de sus raíces en Jack y absorber algo de azúcar, claro que no tenía muy claro si eso sería sano.
De todas formas, esperaba que eso no ocurriera porque acababa de descubrir que le ponían de los nervios los lugares cerrados. ¿Era eso un indico de que tenía claustrofobia? No le parecía extraño teniendo en cuenta que vivió durante más de un siglo en el bosque, en un espacio abierto, y que su trabajo consistía en viajar por mar. Al menos el problema de los bocadillos no era un problema para él.
No supo cuanto tiempo estuvieron bajando, pero le pareció una eternidad. Y entonces oyeron el ruido. Era una mezcla confusa de exclamaciones y sonidos diversos que estaban totalmente fuera de lugar allí abajo. Según se acercaban vieron también la luz, un punto de luz cada vez más intenso que era aún más inusual. "¿Dónde acabará este agujero? ¿Porqué diablos hay luz bajo tierra pero no en la superficie?" -se preguntó al ver la ciudad que se extendía ante ellos.
Era un lugar de lo más pintoresco. Había gente por todas partes, como si viviesen en un sitio normal en lugar de bajo la isla más siniestra del mundo. ¿Toda aquella gente rendiría pleitesía a Markov igual que los de arriba? Había bastantes soldados armados y gente vestida con monos de trabajo. Parecían sorprendidos de verlos allí, pero no tanto como lo estaba él al notar el efecto vigorizante de la luz que venía de... ¿de dónde venía la luz?
-¿Quiénes sois? ¿Sois también soldados de Markov? ¿Quién está al mando aquí abajo? -preguntó el hombre-árbol en voz alta. Lo bueno de ser un árbol parlante era que la gente le prestaba atención con bastante facilidad.
-Si no hay topos y esto se derrumba... podemos sobrevivir comiéndonos a Suzume. El azúcar nos dará fuerzas para hacer un túnel. -dijo muy serio. Se preguntaba si podría hundir una de sus raíces en Jack y absorber algo de azúcar, claro que no tenía muy claro si eso sería sano.
De todas formas, esperaba que eso no ocurriera porque acababa de descubrir que le ponían de los nervios los lugares cerrados. ¿Era eso un indico de que tenía claustrofobia? No le parecía extraño teniendo en cuenta que vivió durante más de un siglo en el bosque, en un espacio abierto, y que su trabajo consistía en viajar por mar. Al menos el problema de los bocadillos no era un problema para él.
No supo cuanto tiempo estuvieron bajando, pero le pareció una eternidad. Y entonces oyeron el ruido. Era una mezcla confusa de exclamaciones y sonidos diversos que estaban totalmente fuera de lugar allí abajo. Según se acercaban vieron también la luz, un punto de luz cada vez más intenso que era aún más inusual. "¿Dónde acabará este agujero? ¿Porqué diablos hay luz bajo tierra pero no en la superficie?" -se preguntó al ver la ciudad que se extendía ante ellos.
Era un lugar de lo más pintoresco. Había gente por todas partes, como si viviesen en un sitio normal en lugar de bajo la isla más siniestra del mundo. ¿Toda aquella gente rendiría pleitesía a Markov igual que los de arriba? Había bastantes soldados armados y gente vestida con monos de trabajo. Parecían sorprendidos de verlos allí, pero no tanto como lo estaba él al notar el efecto vigorizante de la luz que venía de... ¿de dónde venía la luz?
-¿Quiénes sois? ¿Sois también soldados de Markov? ¿Quién está al mando aquí abajo? -preguntó el hombre-árbol en voz alta. Lo bueno de ser un árbol parlante era que la gente le prestaba atención con bastante facilidad.
sinclair moon
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Estábamos libres gracias a Kaito, aunque una cosa me resultaba extraña, las esposas no eran de kairoseki cosa que me dio a entender que la persona que nos esposó quería que nos liberasémos, aunque no había sido el hombre sonriente que estaba delante nuestro o eso dijo, lo que me llevaba a deducir que alguien o algo estaba jugando con nosotros:
- Esto me parece muy extraño quien quiera que nos haya esposado no ha tenido en cuenta nuestras características por lo que me hace pensar que ese alguien nos quiere vivos por alguna extraña razón y si mis suposiciones son ciertas, no ira por ahí colocando trampas, pero aun así seamos cautelosos.
Vi salir a Kaito por la puerta de la celda aunque me guarde los trozitos de las esposas en uno de los bolsillos no sé porque y salí tras el de aquella celda.
- Esto me parece muy extraño quien quiera que nos haya esposado no ha tenido en cuenta nuestras características por lo que me hace pensar que ese alguien nos quiere vivos por alguna extraña razón y si mis suposiciones son ciertas, no ira por ahí colocando trampas, pero aun así seamos cautelosos.
Vi salir a Kaito por la puerta de la celda aunque me guarde los trozitos de las esposas en uno de los bolsillos no sé porque y salí tras el de aquella celda.
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Catherine observa la cala a la que acaban de llegar. No parece haber nadie vigilando ese lugar, lo que le parece bastante sospechoso a la mujer. Con un ejército tan cerca de ellos, lo normal sería que esa zona estuviera plagada de seguridad. Al fin y al cabo, es un puerto seguro y oculto de miradas indiscretas. Todo apunta a que es una trampa, pero si no es el caso, han encontrado una entrada segura al interior del país a través de las tropas enemigas.
- Fear, llama a los supervisores de la operación y diles que hemos encontrado un posible puerto donde desembarcar tropas. -dice la peliverde a su compañero-. Pero que esperen a que hayamos comprobado que el lugar es seguro. -la mujer ya se está elevando en el aire mientras dice esto, haciendo uso del Geppou para acercarse a las paredes de roca del lugar, buscando posibles trampas. Lleva su mantra activo, para evitar cualquier tipo de ataque por sorpresa, y va a una velocidad lenta pero constante. Aún no quiere descubrir su verdadero poder ante su enemigo, y si lo emplease, no podría ver el lugar al detalle.
De vez en cuando echa miradas fugaces al barco, para observar a Fear y ver qué está haciendo su compañero mientras tanto.
- Fear, llama a los supervisores de la operación y diles que hemos encontrado un posible puerto donde desembarcar tropas. -dice la peliverde a su compañero-. Pero que esperen a que hayamos comprobado que el lugar es seguro. -la mujer ya se está elevando en el aire mientras dice esto, haciendo uso del Geppou para acercarse a las paredes de roca del lugar, buscando posibles trampas. Lleva su mantra activo, para evitar cualquier tipo de ataque por sorpresa, y va a una velocidad lenta pero constante. Aún no quiere descubrir su verdadero poder ante su enemigo, y si lo emplease, no podría ver el lugar al detalle.
De vez en cuando echa miradas fugaces al barco, para observar a Fear y ver qué está haciendo su compañero mientras tanto.
El Cid
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Mientras remaba alejándome del barco con mis fornidos brazos, la barca se movía hacia a la isla a una velocidad nada desdeñable pues el impulso de cada remada nos transportaban varios metros por encima del mar. En su interior babieca disfrutaba de la velocidad, con la cabeza fuerza de la borda y su lengua sobresaliendo por el lado derecho de su cara.
Babieca, este es nuestro momento y recuerda lo mas importante es que salgamos de esta con vida.
En momentos como estos rebozaba de felicidad, nos dirigíamos hacia el corazón del territorio enemigo y mi misión era infiltrarme para localizar sitios de interés para el ataque y debilidades estructurales. En definitiva todo hecho de relevancia para la misión e informar a mis superiores, estaba claro que sería difícil, pero aun conservaba las ropas del semigigante por lo que me las pondría antes de llegar a la isla.
A un poco mas de mitad de camino una sombra cruzó por encima de la embarcación a una velocidad endemoniada, en la cubierta del barco insignia del gobierno estalló una especie de artefacto explosivo. Despreocupado seguí remando de camino a la isla, pues si en dicho barco se encontraba mi jefe no había nada que temer pues estoy completamente seguro de que ese hombre es fuerte y puede proteger el navío.
En cambio apunté el lugar del que provenía el juego de artillería, tal vez debería ir a inspeccionar ese lugar y destruir esos cañones. Si eso era parte de su misión, cogí mi den den mushi e informe a la base de que el fuego de artillería procedía desde los acantilados y que me disponía hacia ellos para detenerlos.
EL Cid informando, localizado el fuego de artillería en la costa, nos dirigimos a neutralizarlo.
Esperando que no me negaran el acceso, me acercaba cada vez más a los acantilados para ascender desde abajo usando el “Geppou”, portaría a mi fiel compañero Babieca y esperaba que mi compañera Alwyn fuera capaz de subir.
Babieca, este es nuestro momento y recuerda lo mas importante es que salgamos de esta con vida.
En momentos como estos rebozaba de felicidad, nos dirigíamos hacia el corazón del territorio enemigo y mi misión era infiltrarme para localizar sitios de interés para el ataque y debilidades estructurales. En definitiva todo hecho de relevancia para la misión e informar a mis superiores, estaba claro que sería difícil, pero aun conservaba las ropas del semigigante por lo que me las pondría antes de llegar a la isla.
A un poco mas de mitad de camino una sombra cruzó por encima de la embarcación a una velocidad endemoniada, en la cubierta del barco insignia del gobierno estalló una especie de artefacto explosivo. Despreocupado seguí remando de camino a la isla, pues si en dicho barco se encontraba mi jefe no había nada que temer pues estoy completamente seguro de que ese hombre es fuerte y puede proteger el navío.
En cambio apunté el lugar del que provenía el juego de artillería, tal vez debería ir a inspeccionar ese lugar y destruir esos cañones. Si eso era parte de su misión, cogí mi den den mushi e informe a la base de que el fuego de artillería procedía desde los acantilados y que me disponía hacia ellos para detenerlos.
EL Cid informando, localizado el fuego de artillería en la costa, nos dirigimos a neutralizarlo.
Esperando que no me negaran el acceso, me acercaba cada vez más a los acantilados para ascender desde abajo usando el “Geppou”, portaría a mi fiel compañero Babieca y esperaba que mi compañera Alwyn fuera capaz de subir.
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El monje se encontraba haciendo los preparativos para subir a la superficie cuando escuchó entre los nativos una cosa que le hizo cambiar de opinión sobre subir a la superficie. Al parecer el rey de la isla poseía una cárcel secreta y subterránea, con la guerra que se avecinaba seguramente esta se debía encontrar llena de presos que estarían sumamente agradecidos por liberarlos del calvario en vida que estaban padeciendo y con algo de suerte ese alguien seria el mismo.
Especialmente le llamo la atención el nombre del legendario pirata Braiyan, si bien no lo conocía si era tan famoso podría ser un aliado a tener en cuenta o un subordinado si era capaz de impresionarlo lo suficiente. El monje recogió todas sus pertenencias, los cuencos de comida, sus diales de música, la garras deviches debidamente enfundadas en sus cartucheras y una bolsa donde guardaba sus utensilios de monje además del genuino cristal de visión que le permitía ver atreves de las paredes a una distancia de 10 metros.
Con el Khakkhara en su mano derecha y el cristal en la izquierda el monje se puso en camino hacia la prisión, para ello le pregunto a los habitantes del subsuelo, a los cuales no parecía agradarles su presencia pero con un poco de tacto y unas monedas de oro de por medio le dieron la localización de la prisión, o al menos de la que sería su entrada.
Mientras caminaba con su andar tembloroso apoyado en su bastón Inaga prestaba atención a toda la gente de su alrededor y para disimular iba cantando una conocida canción, la cual disminuía de volumen al acercarse a la puerta para poder observar si había guardias o no.
Especialmente le llamo la atención el nombre del legendario pirata Braiyan, si bien no lo conocía si era tan famoso podría ser un aliado a tener en cuenta o un subordinado si era capaz de impresionarlo lo suficiente. El monje recogió todas sus pertenencias, los cuencos de comida, sus diales de música, la garras deviches debidamente enfundadas en sus cartucheras y una bolsa donde guardaba sus utensilios de monje además del genuino cristal de visión que le permitía ver atreves de las paredes a una distancia de 10 metros.
Con el Khakkhara en su mano derecha y el cristal en la izquierda el monje se puso en camino hacia la prisión, para ello le pregunto a los habitantes del subsuelo, a los cuales no parecía agradarles su presencia pero con un poco de tacto y unas monedas de oro de por medio le dieron la localización de la prisión, o al menos de la que sería su entrada.
Mientras caminaba con su andar tembloroso apoyado en su bastón Inaga prestaba atención a toda la gente de su alrededor y para disimular iba cantando una conocida canción, la cual disminuía de volumen al acercarse a la puerta para poder observar si había guardias o no.
Yoho yoho un gran pirata soy
Saqueamos, golpeamos, cobramos motín
Brindad compañeros yoho
Raptamos, robamos sin miedo hasta el fin
Brindad compañeros yoho
Yoho yoho un gran pirata soy
Hurtamos, timamos, hay que destrozar
Brindad compañeros yoho
Saqueamos, golpeamos, cobramos motín
Brindad compañeros yoho
Raptamos, robamos sin miedo hasta el fin
Brindad compañeros yoho
Yoho yoho un gran pirata soy
Hurtamos, timamos, hay que destrozar
Brindad compañeros yoho
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Derek se frotó los ojos, algo confuso ante la escena frente a él: un cerdo volador acababa de chocar contra un barco, que ahora empezaba a hacer aguas. Más adelante, la costa de la isla de Halstat los esperaba, imponente. Y en ella, un montón de gente preparándose para la batalla que se avecinaba, inexorable. Seguro que allí había sitio para hacerse un nombre.
- Reira, voy a ir volando a la isla. ¿Quieres venir conmigo? -le preguntó a la chica, mientras sonreía-. Mi idea es intentar evitar a los enemigos y buscar algo interesante en la isla. En cualquier caso, este hombre está teniendo medio subyugado el North Blue. Creo que podemos encontrar algo interesante.
El chico movió los brazos y las piernas un poco, para empezar a estirar los músculos un poco. Después de eso, comprobó que el depósito estuviera lleno, y tras eso, recogió una bolsa de patatillas picantes, por si acaso le entraba hambre.
- Bueno, estoy listo... -el chico esperó a que Reira se decidiera, y si accedía, la agarraría, llevándola en brazos hasta algún lugar seguro en la costa. Una vez llegaran, ya verían qué hacer.
- Reira, voy a ir volando a la isla. ¿Quieres venir conmigo? -le preguntó a la chica, mientras sonreía-. Mi idea es intentar evitar a los enemigos y buscar algo interesante en la isla. En cualquier caso, este hombre está teniendo medio subyugado el North Blue. Creo que podemos encontrar algo interesante.
El chico movió los brazos y las piernas un poco, para empezar a estirar los músculos un poco. Después de eso, comprobó que el depósito estuviera lleno, y tras eso, recogió una bolsa de patatillas picantes, por si acaso le entraba hambre.
- Bueno, estoy listo... -el chico esperó a que Reira se decidiera, y si accedía, la agarraría, llevándola en brazos hasta algún lugar seguro en la costa. Una vez llegaran, ya verían qué hacer.
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Tras un largo tiempo caminado con la pata coja, divisé una mesa con bastante comida y al lado un burro y una hoguera. Estaba custodiada por soldados, yo estaba hambriento y necesitaba llevarme algo a la boca y descansar un poco. Le pediría a algún soldado si podría darme algo de comer y de beber. Seguramente estuviera cavando mi propia tumba, pero si se lo robaba también podría ser peor.
Me acerqué a un soldado, cojeando. No iba con intenciones de matar, no en este estado asique mientras andaba despacio le pregunté:
-Perdona, ¿podrías darme algo de comer y de beber? Llevo bastante tiempo andando, tengo mucha hambre y estoy sediento. Además de que con la pata coja no podría llegar mucho mas allá y necesito descansar en algún lado. ¿Te importaría darme algo de comer y de beber?
Seguramente hiciera lo que hiciera, estaría en peligro de cualquier forma aunque creo que esta opción era la mejor. Esperemos que no sean hostiles y comiencen a atacar sin yo poder defenderme.
Me acerqué a un soldado, cojeando. No iba con intenciones de matar, no en este estado asique mientras andaba despacio le pregunté:
-Perdona, ¿podrías darme algo de comer y de beber? Llevo bastante tiempo andando, tengo mucha hambre y estoy sediento. Además de que con la pata coja no podría llegar mucho mas allá y necesito descansar en algún lado. ¿Te importaría darme algo de comer y de beber?
Seguramente hiciera lo que hiciera, estaría en peligro de cualquier forma aunque creo que esta opción era la mejor. Esperemos que no sean hostiles y comiencen a atacar sin yo poder defenderme.
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La barquita avanzaba a buen ritmo impulsada por el gigante, la verdad es que agradecía no tener que remar, pues así tenia tiempo para revisar las armas y no tener problemas luego. Mientras avanzábamos el camello gigante tenia la cabeza fuera de la barca y sacaba la lengua disfrutando de la velocidad. La verdad es que me gustaba aquel animal pese a lo que lio en la anterior isla. Mientras seguía con mi tarea algo paso por encima de nosotros a bastante velocidad, y ¿Tenia colores vivos? Justo después la pude ver chocar contra el barco, era una especie de piñata que estalló en millones de tiras de confeti.
Que narices había pasado, esperaba resistencia desde la costa, pero que atacaran con piñatas no me lo esperaba. ¿Estaba jugando Derian con nosotros?, cuando me volví vi que no era era una piñata normal, pues el metal se había empezado a oxidar, eso no era bueno. Además para peor fortuna un rayo cayo cerca del barco y el oxido se deshizo como si de azúcar en café se tratase. El Cid informó por DDM, mientras yo cargué el rifle con munición anti tanque. Me puse en forma híbrida, me levante un poco de la barca para que no afectara su movimiento y apunte al cañón, los operarios me daban igual, pues podían ser remplazados pero arreglar un cañón era mas complicado. Apunte a la zona que parecía ser la de mandos, pero por si acaso hice un segundo disparo al mecanismo que hacia girar el cañón.
Tras ello volví a la barca usando soru, teníamos que hacer una tarea mas importante que la de matar, pues sin información del interior podríamos caer en emboscadas, trampas y cosas peores.
- Creo que he inutilizado el cañón, deberíamos centrarnos en nuestra misión de exploración y búsqueda de debilidades o trampas.- le dije al Cid tranquilamente.
Que narices había pasado, esperaba resistencia desde la costa, pero que atacaran con piñatas no me lo esperaba. ¿Estaba jugando Derian con nosotros?, cuando me volví vi que no era era una piñata normal, pues el metal se había empezado a oxidar, eso no era bueno. Además para peor fortuna un rayo cayo cerca del barco y el oxido se deshizo como si de azúcar en café se tratase. El Cid informó por DDM, mientras yo cargué el rifle con munición anti tanque. Me puse en forma híbrida, me levante un poco de la barca para que no afectara su movimiento y apunte al cañón, los operarios me daban igual, pues podían ser remplazados pero arreglar un cañón era mas complicado. Apunte a la zona que parecía ser la de mandos, pero por si acaso hice un segundo disparo al mecanismo que hacia girar el cañón.
Tras ello volví a la barca usando soru, teníamos que hacer una tarea mas importante que la de matar, pues sin información del interior podríamos caer en emboscadas, trampas y cosas peores.
- Creo que he inutilizado el cañón, deberíamos centrarnos en nuestra misión de exploración y búsqueda de debilidades o trampas.- le dije al Cid tranquilamente.
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Empecé a retroceder despacio, con disimulo, hasta llegar a donde estaban Melchiah y Esmejit. Parecía que se iba a producir un enfrentamiento de un momento a otro y prefería no estar en medio. Los piratas que nos acompañaban y aquel extraño peliverde se conocían de antes y la situación, que no entendía del todo, daba la impresión de ser un poco tensa. Lo cual no era extraño, teniendo en cuenta que el cyborg de la pierna extraña parecía excesivamente seguro de sí mismo y no dejaba de demostrarlo. Era bastante irritante, lo suficiente como cabrear a cualquiera.
-Parece que estos tres tienen asuntos que resolver... y nos retrasan. Tampoco sé si querrían seguir adelante con nosotros si no nos hubieran interrumpido estas tropas -expresé, pensativa. -Hay un hueco por el que podemos colarnos y saltarnos este paso, llegar más allá de esta parte de la guerra.
"¿De verdad podremos escabullirnos? No lo tengo yo tan claro." Lo más seguro que es tuviéramos que pelear de todos modos. Les puse una mano a cada uno en el hombro, tratando de infundirles unos ánimos que yo tampoco tenía.
-Se supone que he de daros órdenes, pero no es algo que me guste demasiado. Así que supongo que estáis en vuestro derecho si queréis volver atrás en lugar de enfrentaros de cara al peligro. Yo voy a intentar pasar sin llamar demasiado la atención, no es complicado para mí. -Me reí, tensa. -No sé si sabéis que puedo hacerme invisible con mi fruta. El caso es que... -titubeé- puedo hacer invisible a otra persona más aparte de mí, si preferís ir ocultos. -Me puse más seria. -A dos, no.
Me eché a caminar por la senda que se había abierto. ¿Qué harían mis compañeros? ¿Qué harían los marines? En mi cabeza todavía resonaban los rumores sobre la revolución, que al parecer se estaba cambiando de bando. No podía evitar ver al vicealmirante con otros ojos... Pero dudaba que esa fuera una opción para nosotros; quizás en un futuro. Mejor malo conocido que bueno por conocer, ¿no? Ya no sabía cuál era el rumbo correcto. A estas alturas solo esperaba ayudar a gente inocente y salir de allí aunque no fuera sana, sí salva. Mis dudas me atormentaban... ¿Quiénes eran los inocentes?
-Parece que estos tres tienen asuntos que resolver... y nos retrasan. Tampoco sé si querrían seguir adelante con nosotros si no nos hubieran interrumpido estas tropas -expresé, pensativa. -Hay un hueco por el que podemos colarnos y saltarnos este paso, llegar más allá de esta parte de la guerra.
"¿De verdad podremos escabullirnos? No lo tengo yo tan claro." Lo más seguro que es tuviéramos que pelear de todos modos. Les puse una mano a cada uno en el hombro, tratando de infundirles unos ánimos que yo tampoco tenía.
-Se supone que he de daros órdenes, pero no es algo que me guste demasiado. Así que supongo que estáis en vuestro derecho si queréis volver atrás en lugar de enfrentaros de cara al peligro. Yo voy a intentar pasar sin llamar demasiado la atención, no es complicado para mí. -Me reí, tensa. -No sé si sabéis que puedo hacerme invisible con mi fruta. El caso es que... -titubeé- puedo hacer invisible a otra persona más aparte de mí, si preferís ir ocultos. -Me puse más seria. -A dos, no.
Me eché a caminar por la senda que se había abierto. ¿Qué harían mis compañeros? ¿Qué harían los marines? En mi cabeza todavía resonaban los rumores sobre la revolución, que al parecer se estaba cambiando de bando. No podía evitar ver al vicealmirante con otros ojos... Pero dudaba que esa fuera una opción para nosotros; quizás en un futuro. Mejor malo conocido que bueno por conocer, ¿no? Ya no sabía cuál era el rumbo correcto. A estas alturas solo esperaba ayudar a gente inocente y salir de allí aunque no fuera sana, sí salva. Mis dudas me atormentaban... ¿Quiénes eran los inocentes?
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Pensando que las esposas eran de algun material mas resistente, no intenté forzarlas y esperé a que Kaito se hiciera cargo de ellas. Una vez libré, seguí observando a mi alrededor por si hubiera alguna pista o algo sobre quien nos había encerrado en aquel lugar, pero no detecté nada. El ambiente estaba demasiado tranquilo para mi gusto, el echo de que estuvieramos en una celda sin ninguna vigilancía, me hacía sosprechar que estaban muy seguros de que no escapariamos de allí.
El tipo que estaba delante de nosotros hizo un comentarió ciertamente divertido para aquella situación, pero no era momento para seguirle el juego, teniamos que salir de aquel lugar. El ambiente cada vez era mas hediondo, menos mal que tenía la mascara, que algo me protegía de aquel olor tan desgradable. Kaito comentó lo que tenía en mente, salir de allí y dejar de lado a aquel hombre, mientras Sinclair decía que seguramente habría ciertas trampas en nuestro camino. Fuera como fuese, que nos encerraran a los tres tenía algun proposito y tendriamos que averiguarlo. Nuestro "anfitrión" seguramente no nos lo pondría facil para salir de allí, por lo que había que estar preparado para lo que viniera.
- Muchachos, tened los ojos bien abiertos, esto solo acaba de comenzar - les dije en tono calmado.Una sensación extraña me recorrió el cuerpo, como si estuvieran vigilando cada paso que estabamos dando y no me refería al pervertido que había en la celda de al lado. Nos habiamos encontrado en situaciones complicadas, pero no en una como esta, que tendriamos que usar mas el ingenio e intuición, que la fuerza o la estrategía. Una cosa en la que no me había percatado antes, es que no sabiamos si era de día o de noche, si el lugar estaba enterrado o en el aire. Si por casualidad estuviera bajo el mar, con el simplre echo de que entrara agua nos mataría a los tres, ¿ sería es la manera de tenernos controlados?, tendriamos que averiguarlo.
El tipo que estaba delante de nosotros hizo un comentarió ciertamente divertido para aquella situación, pero no era momento para seguirle el juego, teniamos que salir de aquel lugar. El ambiente cada vez era mas hediondo, menos mal que tenía la mascara, que algo me protegía de aquel olor tan desgradable. Kaito comentó lo que tenía en mente, salir de allí y dejar de lado a aquel hombre, mientras Sinclair decía que seguramente habría ciertas trampas en nuestro camino. Fuera como fuese, que nos encerraran a los tres tenía algun proposito y tendriamos que averiguarlo. Nuestro "anfitrión" seguramente no nos lo pondría facil para salir de allí, por lo que había que estar preparado para lo que viniera.
- Muchachos, tened los ojos bien abiertos, esto solo acaba de comenzar - les dije en tono calmado.Una sensación extraña me recorrió el cuerpo, como si estuvieran vigilando cada paso que estabamos dando y no me refería al pervertido que había en la celda de al lado. Nos habiamos encontrado en situaciones complicadas, pero no en una como esta, que tendriamos que usar mas el ingenio e intuición, que la fuerza o la estrategía. Una cosa en la que no me había percatado antes, es que no sabiamos si era de día o de noche, si el lugar estaba enterrado o en el aire. Si por casualidad estuviera bajo el mar, con el simplre echo de que entrara agua nos mataría a los tres, ¿ sería es la manera de tenernos controlados?, tendriamos que averiguarlo.
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Estaba ausente observando indicios de algun tipo de actividad en la playa a la que ibamos a atracar, pero no detecté nada que pudiera llamar la atención. Mi compañero no me había dirigido la palabra en todo el trayecto, cosa que agradecía ya que no me gustaba empatizar con mis compañeros, bueno ni con los compañeros ni con nadie, eso era sintoma de debilidad. Las situaciones en las que se duda llevan a la muerte y si en algun caso me he contenido es por que si no me echarían del CP, lugar en que necesitaba estar para realizar mi cometido.
Llegamos a la bahía y ciertamente no había ni un alma en toda la playa y dado la situación en la que nos encontrabamos era altamente extraño,con gran probabilidad que pudiera tratarse de una trampa. Pero no me iba a achantar por esa clase de suposiciones, simplemente podría darse el caso que todavía no hubieran llegado tropas a aquel lugar, aun así estaría preparado.
Catherine me ordeno que llamara a los supervisores, comentadoles que habiamos encontrado y posible puerto seguro, pero que esparan a nuestra señal ya que antes ibamos a comprobarlo. No me hacía gracía que me dieran ordenes, pero no tenía mas remedio que obedecer, ya que si tuviera otra falta podría tener problemas. Cogí el den den mushi y trasnmití las palabras de mi superiora a lo que respondierón afirmativamente.
Mi compañera comenzó a usar el Geppou y a elevarse en el aire para alcanzar un terreno mas alto. Seguramente para poder observar con mas detalle el lugar, por mí parté me baje de la barca y comencé a andar. Comencé a rastrear con mas detenimiento el lugar, hice zoom con mis ojos a varias ubiaciones cercanas, mientras que con el radar que tenía el traje incorporado, detectaría movimientos en un radio de 200 metros.
Desde que cambíe partes de mi cuerpo por miembros cyborg, no los había usado todavía en todo su esplendor, por lo que me apetecía que hubiera algo de acción por aquel lugar. Cogí el den den mushí para comunciarme con Catherine y no chillar, - Catherine, voy a ir por tierra, si ves algo extraño avisame, se que me cubriras bien desde las alturas- le dije mientras comenzaba a andar hacía el interior de la playa.
Llegamos a la bahía y ciertamente no había ni un alma en toda la playa y dado la situación en la que nos encontrabamos era altamente extraño,con gran probabilidad que pudiera tratarse de una trampa. Pero no me iba a achantar por esa clase de suposiciones, simplemente podría darse el caso que todavía no hubieran llegado tropas a aquel lugar, aun así estaría preparado.
Catherine me ordeno que llamara a los supervisores, comentadoles que habiamos encontrado y posible puerto seguro, pero que esparan a nuestra señal ya que antes ibamos a comprobarlo. No me hacía gracía que me dieran ordenes, pero no tenía mas remedio que obedecer, ya que si tuviera otra falta podría tener problemas. Cogí el den den mushi y trasnmití las palabras de mi superiora a lo que respondierón afirmativamente.
Mi compañera comenzó a usar el Geppou y a elevarse en el aire para alcanzar un terreno mas alto. Seguramente para poder observar con mas detalle el lugar, por mí parté me baje de la barca y comencé a andar. Comencé a rastrear con mas detenimiento el lugar, hice zoom con mis ojos a varias ubiaciones cercanas, mientras que con el radar que tenía el traje incorporado, detectaría movimientos en un radio de 200 metros.
Desde que cambíe partes de mi cuerpo por miembros cyborg, no los había usado todavía en todo su esplendor, por lo que me apetecía que hubiera algo de acción por aquel lugar. Cogí el den den mushí para comunciarme con Catherine y no chillar, - Catherine, voy a ir por tierra, si ves algo extraño avisame, se que me cubriras bien desde las alturas- le dije mientras comenzaba a andar hacía el interior de la playa.
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Vaya, parecía que la capitana había logrado más del lo que yo esperaba, no había destruido el cañón y además había conseguido dispararlo. Un momento, ¿que era lo que había disparado? Parecía un cerdito, pero de colores llamativos, este callo en la cubierta de uno e los buques grandes, haciendo saltar mucho confeti. ¿Qué armas tenia Derian? ¿Acaso esto era una broma? Mis dudas se disiparon cuando vi que el barco se oxidaba, vaya pues parece que si son efectivas esas piñatas, pero no seria suficientes para hundir el buque. De repente un rayo calló cerca del barco, pero la energía que desprendió fue suficiente para hacer saltar el oxido y que el navegante de aquella nave lo empezara a pasar muy mal.
La habilidad de Kabil me sorprendía, pero ¿había sido intencionado o le había salido de suerte aquel rayo? De cualquier modo habíamos retrasado su avance y no habíamos matado a nadie como el Rey quería. Quizás este ya supiera lo que haríamos y por eso había cargado munición extraña pero no necesariamente letal. Me acerque a felicitar a Rose por el disparó y a preguntarle que haríamos ahora que llegaban a la playa.
La habilidad de Kabil me sorprendía, pero ¿había sido intencionado o le había salido de suerte aquel rayo? De cualquier modo habíamos retrasado su avance y no habíamos matado a nadie como el Rey quería. Quizás este ya supiera lo que haríamos y por eso había cargado munición extraña pero no necesariamente letal. Me acerque a felicitar a Rose por el disparó y a preguntarle que haríamos ahora que llegaban a la playa.
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No tardamos en enzarzarnos en una de nuestras típicas discusiones. Tal vez estaríamos asustando a los demás mercenarios o tal vez no, pero aquello no me importaba. Sansu me sacaba de los nervios y a veces no quería otra cosa que no fuera verlo enterrado. En arena. Dentro de una caja.
- ¡¿He de recordarte quién es el estratega de la banda?!
Si bien aquel era un título auto-impuesto, no me gustaba que me lo quisieran arrebatar. Había llegado ya al punto del enfado en que un pequeño viento se levantaba a mi alrededor, meciendo mi pelo. De golpe, fuimos interrumpidos por una avanzadilla, posiblemente soldados de Derian, por lo que decían.
"Así que ahí es donde estamos, ¿eh?"
Me giré hacia ellos y saludé con la mano, casi como disimulando la pelea que estábamos teniendo. Decidí mantenerme callado mientras Sansu explicaba la situación. Para algo era él el relaciones públicas. Otro puesto otorgado por mí.
- ¡¿He de recordarte quién es el estratega de la banda?!
Si bien aquel era un título auto-impuesto, no me gustaba que me lo quisieran arrebatar. Había llegado ya al punto del enfado en que un pequeño viento se levantaba a mi alrededor, meciendo mi pelo. De golpe, fuimos interrumpidos por una avanzadilla, posiblemente soldados de Derian, por lo que decían.
"Así que ahí es donde estamos, ¿eh?"
Me giré hacia ellos y saludé con la mano, casi como disimulando la pelea que estábamos teniendo. Decidí mantenerme callado mientras Sansu explicaba la situación. Para algo era él el relaciones públicas. Otro puesto otorgado por mí.
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Rocket y yo nos acercamos a nuestro capitán, y la crispación causada por el viaje no tarda en salir a flote en forma de violenta discusión. Un comentario de Xanxus, señalándome como un mero subordinado del mapache, es lo único que necesité para unirme a la histeria colectiva. Clavo el escudo dorado en el suelo con fuerza y me agacho sobre el humano al que prácticamente triplico en altura, señalándole al entrecejo con el índice de la mano recién liberada.
- ¿Guardaespaldas de quién? -Espeto con el aire arremolinándose a mi alrededor a causa de los poderes del animalejo en mi hombro.- Igual necesitas los servicios de uno para escapar de mí un día de estos.
La discusión se queda aparentemente en nada cuando un grupo de personas nos interrumpe sin apenas educación. Gruño por lo bajo, disgustado por no poder descargar mi frustración contra Xanxus, que empieza a explicar con bastante cortesía la situación actual, ni contra ninguno de los presentes.
"Bah, la diplomacia me aburre."
Sin saludar a los recién llegados ni prestar atención al mapache que llevo encima, recojo mi escudo de la tierra y preparo la maza sin desenrollar en mi diestra. Comienzo a pasearme por las cercanías sin perder de vista a mi jefe y haciendo caso omiso a mi compañero en el hombro, buscando algo mínimamente divertido que hacer.
- ¿Guardaespaldas de quién? -Espeto con el aire arremolinándose a mi alrededor a causa de los poderes del animalejo en mi hombro.- Igual necesitas los servicios de uno para escapar de mí un día de estos.
La discusión se queda aparentemente en nada cuando un grupo de personas nos interrumpe sin apenas educación. Gruño por lo bajo, disgustado por no poder descargar mi frustración contra Xanxus, que empieza a explicar con bastante cortesía la situación actual, ni contra ninguno de los presentes.
"Bah, la diplomacia me aburre."
Sin saludar a los recién llegados ni prestar atención al mapache que llevo encima, recojo mi escudo de la tierra y preparo la maza sin desenrollar en mi diestra. Comienzo a pasearme por las cercanías sin perder de vista a mi jefe y haciendo caso omiso a mi compañero en el hombro, buscando algo mínimamente divertido que hacer.
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Agarré la ropa de Derek con una mano y di un par de tirones como una niña pequeña, con los ojos abiertos como platos. Qué cojones era eso... Me di cuenta del extraño gesto y lo solté, para apartarme de nuevo a mi posición inicial. De verdad, a veces hacía cosas tan estúpidas...
-¿De verdad era eso un cerdo o tenemos una fuga de gas en el barco? -pregunté, dudando ya de si estaba despierta o soñando. -Pellízcame, Derek.
Por suerte creo que no oyó las últimas palabras, tan fáciles de malinterpretar. El cerdito no solo volaba, sino que perforaba el casco de un barco de la Marina y hacía que este empezara a hundirse. Vale, todo eso era demasiado raro... Cerré los ojos un momento intentando tranquilizarme, pero al abrirlos de nuevo el panorama no había cambiado en absoluto. Cada vez nos quedaba menos para llegar a Hallstat y ya se podía ver cómo chocaban los ejércitos en la costa. Notaba que me iba el corazón a mil por hora, sin tener muy claro si estaba emocionada ante la perspectiva de atracar por allí, o si me aterraba.
Las palabras de Derek no me ayudaron a controlar el ritmo cardíaco. ¡Ni lo más mínimo! Y menos con esa sonrisa. Solo de pensar en ir volando con él hasta tierra firme hacía que me pitaran los oídos. ¿Qué clase de enfermedad me estaba causando aquellos síntomas tan molestos? ¿Y por qué no la conocía? Así era imposible encontrar algún tratamiento que pudiera ser eficaz.
-E-está bien. Vamos -dije, sonrojada y desviando la mirada hacia cualquier sitio. -Aunque no sé qué pretendes encontrar een una zona que está en guerra... ¿Lo lógico no sería que hubiera escasez? Además, ¿no será algo complicado esquivar a todos esos hombres que solo buscan pelea? -Fui bajando el tono, dándome cuenta de que así no le animaría mucho y de que a lo mejor me estaba preocupando demasiado. -No va a ser gracioso si acabamos entre el fuego cruzado... En serio, ten cuidado -murmuré.
Me puse la mochila a la espalda y me acerqué a él de nuevo, esperando que me cogiera en brazos, o lo que fuera. Me moría de vergüenza, algo raro teniendo en cuenta cómo era.
-¿De verdad era eso un cerdo o tenemos una fuga de gas en el barco? -pregunté, dudando ya de si estaba despierta o soñando. -Pellízcame, Derek.
Por suerte creo que no oyó las últimas palabras, tan fáciles de malinterpretar. El cerdito no solo volaba, sino que perforaba el casco de un barco de la Marina y hacía que este empezara a hundirse. Vale, todo eso era demasiado raro... Cerré los ojos un momento intentando tranquilizarme, pero al abrirlos de nuevo el panorama no había cambiado en absoluto. Cada vez nos quedaba menos para llegar a Hallstat y ya se podía ver cómo chocaban los ejércitos en la costa. Notaba que me iba el corazón a mil por hora, sin tener muy claro si estaba emocionada ante la perspectiva de atracar por allí, o si me aterraba.
Las palabras de Derek no me ayudaron a controlar el ritmo cardíaco. ¡Ni lo más mínimo! Y menos con esa sonrisa. Solo de pensar en ir volando con él hasta tierra firme hacía que me pitaran los oídos. ¿Qué clase de enfermedad me estaba causando aquellos síntomas tan molestos? ¿Y por qué no la conocía? Así era imposible encontrar algún tratamiento que pudiera ser eficaz.
-E-está bien. Vamos -dije, sonrojada y desviando la mirada hacia cualquier sitio. -Aunque no sé qué pretendes encontrar een una zona que está en guerra... ¿Lo lógico no sería que hubiera escasez? Además, ¿no será algo complicado esquivar a todos esos hombres que solo buscan pelea? -Fui bajando el tono, dándome cuenta de que así no le animaría mucho y de que a lo mejor me estaba preocupando demasiado. -No va a ser gracioso si acabamos entre el fuego cruzado... En serio, ten cuidado -murmuré.
Me puse la mochila a la espalda y me acerqué a él de nuevo, esperando que me cogiera en brazos, o lo que fuera. Me moría de vergüenza, algo raro teniendo en cuenta cómo era.
Me bajo de la barca, el agua me llega por las rodillas. Está muy fría y turbia, parece más un oscuro pantano que la costa hacia el mar abierto. Tras de mí, buques explotan, se hunden o arden, un infierno en el mar por culpa de un hombre que ahora debe estar escondiéndose tras los muros de su bastión. Yo fui allí para ayudar, pero, de nuevo, era una situación que me iba demasiado grande.
Arrastré mi pequeña barca un poco tierra a dentro, para tener una posible vía de escape. No muy lejos vi algo que me llamó la curiosidad. Me acerqué cautelosamente, hasta que vi que se trataba de una especie de embarcación varada en la costa. Tomé más precauciones, escondiéndome entre piedras y socavones que había a la playa. Al fin me coloque tras una roca desde donde podía ver bien de que se trataba. Estaba a unos 20 metros y pude ver a un par de hombres cerca de una mesa, y a otro que quizás estaba herido de una pierna por su forma de caminar. Desde esa distancia no podía escuchar bien todo lo que decían, pero no pensaba acercarme más sin estar seguro de que no eran partidarios de Derian. Otros avanzarían con decisión, pero yo valoro mucho mi sangre y no es algo que se deba derramar sin sentido.
Arrastré mi pequeña barca un poco tierra a dentro, para tener una posible vía de escape. No muy lejos vi algo que me llamó la curiosidad. Me acerqué cautelosamente, hasta que vi que se trataba de una especie de embarcación varada en la costa. Tomé más precauciones, escondiéndome entre piedras y socavones que había a la playa. Al fin me coloque tras una roca desde donde podía ver bien de que se trataba. Estaba a unos 20 metros y pude ver a un par de hombres cerca de una mesa, y a otro que quizás estaba herido de una pierna por su forma de caminar. Desde esa distancia no podía escuchar bien todo lo que decían, pero no pensaba acercarme más sin estar seguro de que no eran partidarios de Derian. Otros avanzarían con decisión, pero yo valoro mucho mi sangre y no es algo que se deba derramar sin sentido.
William White
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Derian finalmente me contestó, aunque ciertamente lo hizo con una voz completamente neutral, tranquila y serena algo distante para lo que solía ser él,comentario con una ligera puya incluida, la cual sinceramente me hizo gracia que no expresé, seguramente el monarca creía que me había ofendido o humillado en público, tal vez continuará siendo mejor así, después de todo no era inteligente ofender al monarca.
El caso es que tras responderme una mujer peliblanca de aspectos tan extraños como su forma de hablar. Ignorándola en gran parte escuché que tenía un ofrecimiento para el rey, la respondió molestándose por que no le hubiera llamado de majestad -Bueno esto era algo que el rey sin reino podía permitirse a fin de cuentas, ¿No?- pensaba aguantando esgrimir la sonrisa bajo aquella expresión tensa como el pulso de un cirujano. Tras esperar que la mujer terminará su proposición contestaría al monarca de una forma sincera.
-Bueno en verdad marchaba a Ireos, viaje que habría tardado en realizar ida y vuelta cinco días, uno en lo que debía hacer allí restando uno más de descanso, justo de la guerra. El objetivo del viaje esta en este informe- le dije mientras se lo entregaba -Simplemente quería hacer un reclutamiento de voluntarios en Ireos para la causa del gran imperio que gobierna, al parecer no se habían realizado al contrario que en sus alrededores y ciertamente me extraño- dije sereno y tranquilo -Supongo que un monarca sabio como usted tendrá sus motivos personales, los cuales no me inmiscuyen- finalicé antes de abordar un nuevo tema tras escuchar o admirar la respuesta del monarca.
Finalmente observé el cielo y aquel nubarrón oscuro eterno, mientras entrecruzaba mis manos las cuales se apoyaban en mi katana de empuñadura blanca usada a modo de bastón, vistiendo aquell traje militarista de la compañia. Un niño jugando a ser soldado pensarían muchos, ciertamente como mucho tenía el aspecto de un general de soldaditos de plomo, sin fama, ni renombre salvo por mi labor comercial, mi perspicacia y mi excentricidades.
-Rey Derian, ¿Sabe usted algo de criptografía cuántica?- pregunté de forma retorica al monarca -Bueno pues un sabio de criptografía cuántica una vez formulo un experimento llamado “La paradoja de Schrödinger”, en ella se menciona que si encerramos un gato en una caja con un líquido venenoso que tiene un 50% de posibilidades de matar al gato. Cómo se encontrará el gato tras el experimento- dije antes de tomar una pausa para dejar pensar al monarca -La solución del problema según la cuántica es que el gato esta vivo y muerto, aunque sin embargo una vez que se abra la caja el gato estará muerto o vivo, me temo que usted cree que soy su particular paradoja de Schrödinger ¿Por qué no abre la caja?- dije girándome y marchándome agarrando el arma por la funda.
-Con su permiso majestad, voy a observar la guerra desde mi habitación y no se preocupe no me "fugaré", después de todo la respuesta de la caja no será determinante para su victoria, si me requiere ya sabe donde encontrarme- finalicé antes de marcharme a la habitación esperando naturalmente que Nolan me acompañará.
Después de Loguetown sabía que observar y analizar una guerra atreves de una ventana yo solo era aburrido. Aunque quien sabe tal vez en esta ocasión tendría posibilidad de tener mi momento de gloria, quién sabía si este vendría motivado por Derian o por el gobierno ¿Quién sabía el resultado de la guerra?, ¿La marcaría aquella flota sumergida en la niebla a treinta millas?
El caso es que tras responderme una mujer peliblanca de aspectos tan extraños como su forma de hablar. Ignorándola en gran parte escuché que tenía un ofrecimiento para el rey, la respondió molestándose por que no le hubiera llamado de majestad -Bueno esto era algo que el rey sin reino podía permitirse a fin de cuentas, ¿No?- pensaba aguantando esgrimir la sonrisa bajo aquella expresión tensa como el pulso de un cirujano. Tras esperar que la mujer terminará su proposición contestaría al monarca de una forma sincera.
-Bueno en verdad marchaba a Ireos, viaje que habría tardado en realizar ida y vuelta cinco días, uno en lo que debía hacer allí restando uno más de descanso, justo de la guerra. El objetivo del viaje esta en este informe- le dije mientras se lo entregaba -Simplemente quería hacer un reclutamiento de voluntarios en Ireos para la causa del gran imperio que gobierna, al parecer no se habían realizado al contrario que en sus alrededores y ciertamente me extraño- dije sereno y tranquilo -Supongo que un monarca sabio como usted tendrá sus motivos personales, los cuales no me inmiscuyen- finalicé antes de abordar un nuevo tema tras escuchar o admirar la respuesta del monarca.
Finalmente observé el cielo y aquel nubarrón oscuro eterno, mientras entrecruzaba mis manos las cuales se apoyaban en mi katana de empuñadura blanca usada a modo de bastón, vistiendo aquell traje militarista de la compañia. Un niño jugando a ser soldado pensarían muchos, ciertamente como mucho tenía el aspecto de un general de soldaditos de plomo, sin fama, ni renombre salvo por mi labor comercial, mi perspicacia y mi excentricidades.
-Rey Derian, ¿Sabe usted algo de criptografía cuántica?- pregunté de forma retorica al monarca -Bueno pues un sabio de criptografía cuántica una vez formulo un experimento llamado “La paradoja de Schrödinger”, en ella se menciona que si encerramos un gato en una caja con un líquido venenoso que tiene un 50% de posibilidades de matar al gato. Cómo se encontrará el gato tras el experimento- dije antes de tomar una pausa para dejar pensar al monarca -La solución del problema según la cuántica es que el gato esta vivo y muerto, aunque sin embargo una vez que se abra la caja el gato estará muerto o vivo, me temo que usted cree que soy su particular paradoja de Schrödinger ¿Por qué no abre la caja?- dije girándome y marchándome agarrando el arma por la funda.
-Con su permiso majestad, voy a observar la guerra desde mi habitación y no se preocupe no me "fugaré", después de todo la respuesta de la caja no será determinante para su victoria, si me requiere ya sabe donde encontrarme- finalicé antes de marcharme a la habitación esperando naturalmente que Nolan me acompañará.
Después de Loguetown sabía que observar y analizar una guerra atreves de una ventana yo solo era aburrido. Aunque quien sabe tal vez en esta ocasión tendría posibilidad de tener mi momento de gloria, quién sabía si este vendría motivado por Derian o por el gobierno ¿Quién sabía el resultado de la guerra?, ¿La marcaría aquella flota sumergida en la niebla a treinta millas?
Dr Zhivago
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Tras ver el infinito aprecio que tenía el capitán por todos y cada uno de nosotros no pude evitar mirar al capitán de otro modo. Siempre le había visto como alguien de poco maduro, aunque ciertamente estaba demostrando que lo era si lo requería la situación. Él era un hombre capaz de arrasar toda una isla por salvar y ayudar a uno de sus tripulantes, un hombre que cumplía perfectamente la norma de que los de abajo deben estar protegidos por los de arriba, un buen capitán incluso para alguien que como yo había sido jefe de una banda callejera. Ciertamente en principio lo había seguido por que me había colado por sus huesos, literalmente, como eran los huesos de un usuario logia, simplemente una cuestión apasionante. El resto de la banda pareció descender tras nosotros, mientras yo continuaba paralelo a Byakuro el cual informaba un poco al grupo mientras la niña de la peluca morada alcanzaba nuestra posición.
Mientras yo me sumía en mis pensamientos el capitán pareció informarnos de cosas importantes que haríamos de ahora en adelante, cosas a las cuales no presté atención, ya que me dio una pereza terrible.
-Admiraba el paternalismo y la atención que me prestaba el capitán, pero por qué él me admiraba, tal vez fue por los servicios de Water 7 y a su población o tal vez porque su seguro dental había caducado- pensaba yo mientras me rascaba la nariz y me sonaba los mocos con un pañuelo desechable que tiré inmediatamente, realmente me daban asco mis propios desechos viscosos.
Cuando me quise dar cuenta Bya-san había prendido su brazo, primero me alarmé ya que pensaba que tenía que curarselo, pero parecía que no le hacia daño, mejor porque me daba una pereza terrible sacar las vendas, administrarle las curas y vendarselo. Tras suspirar aliviado observe como lentamente fuimos entrando por la caverna que tanto me recordaban a mi tierra natal, con aquel submundo sumergido bajo tierra, lleno de tinieblas, neblinas y coníferas regados únicamente por los manantiales y lagos subterráneos.
-Yo le sigo- contesté al capitán -Además seguro que desea escuchar una historia que viví en mi tierra natal, ocurría en una caverna como esta, una caverna con arañas gigantescas- le dije antes de dirigirme a Chrome
-Oye Chrome, hoy no te he visto lavarte los dientes- le dije mientras creaba un cepillo con pelos metálicos más aptos para frotar zapatos -Si no te los lavas después de cada comida te saldrán caries, además así no te olerá el aliento- dije mientras me tapaba la nariz mientras continuaba extendiendo el cepillo.
Mientras yo me sumía en mis pensamientos el capitán pareció informarnos de cosas importantes que haríamos de ahora en adelante, cosas a las cuales no presté atención, ya que me dio una pereza terrible.
-Admiraba el paternalismo y la atención que me prestaba el capitán, pero por qué él me admiraba, tal vez fue por los servicios de Water 7 y a su población o tal vez porque su seguro dental había caducado- pensaba yo mientras me rascaba la nariz y me sonaba los mocos con un pañuelo desechable que tiré inmediatamente, realmente me daban asco mis propios desechos viscosos.
Cuando me quise dar cuenta Bya-san había prendido su brazo, primero me alarmé ya que pensaba que tenía que curarselo, pero parecía que no le hacia daño, mejor porque me daba una pereza terrible sacar las vendas, administrarle las curas y vendarselo. Tras suspirar aliviado observe como lentamente fuimos entrando por la caverna que tanto me recordaban a mi tierra natal, con aquel submundo sumergido bajo tierra, lleno de tinieblas, neblinas y coníferas regados únicamente por los manantiales y lagos subterráneos.
-Yo le sigo- contesté al capitán -Además seguro que desea escuchar una historia que viví en mi tierra natal, ocurría en una caverna como esta, una caverna con arañas gigantescas- le dije antes de dirigirme a Chrome
-Oye Chrome, hoy no te he visto lavarte los dientes- le dije mientras creaba un cepillo con pelos metálicos más aptos para frotar zapatos -Si no te los lavas después de cada comida te saldrán caries, además así no te olerá el aliento- dije mientras me tapaba la nariz mientras continuaba extendiendo el cepillo.
- Recetas del doc:
Viajar al pasado y al futuroAcompañar a Bya y al resto, asombrarse de la antorcha humana de Bya, ofrecer un cepillo de diente a Chrome recriminando que no se ha lavado los piños
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