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-Nada, nada, nada - dije buscando con los diferentes sistemas de rastreo que disponía. Adentrarme un poco mas no había mejorado para nada la situación y seguía igual de aburrido, decepcionándome enormemente. Caminaba con un paso lento y desganado, quería irme ya de esa playa pero hacerlo supondría deserción. Intentaría buscar la manera de ir a otro lugar en busca de algún enemigo al que poder disparar.
De repente mis sensores empezaron a volverse locos o al menos era lo que detectaba en un principio. Las cámaras de mis hombros con los sensores de temperatura o sabían dónde enfocar, por lo que las puse en modo manual o sufrirían un cortocircuito. Enfoqué por la playa, sin poder creer lo que estaba ocurriendo. Se crearon manchas térmicas por toda la playa aumentando rápidamente, como si fuera un volcán que iba a hace erupción. No podía quedarme allí y aunque desconocía el porqué de aquel aumento tan repentino de temperatura, no me iba a estar en el suelo cuando aquello saliera.
Me elevé con presura al cielo a una distancia prudente, observando que las manchas no estaban juntas. Parecía como un campo de minas, aunque antes no había notado nada. Alguien había tenido que activarlos cuando comencé a andar por la playa, por lo que no debería de andar lejos. Pero antes de ir en su busca disparé un misil a la playa, aumentando su tamaño con mi habilidad moa. El impacto sería con más fuerza que si lo hubiera dejado normal, esperando que el impacto detonara aquellos dispositivos. A la vez que tiraba el misil me alejé aún más hacía arriba, no quería que la onda expansiva me diera.
De repente mis sensores empezaron a volverse locos o al menos era lo que detectaba en un principio. Las cámaras de mis hombros con los sensores de temperatura o sabían dónde enfocar, por lo que las puse en modo manual o sufrirían un cortocircuito. Enfoqué por la playa, sin poder creer lo que estaba ocurriendo. Se crearon manchas térmicas por toda la playa aumentando rápidamente, como si fuera un volcán que iba a hace erupción. No podía quedarme allí y aunque desconocía el porqué de aquel aumento tan repentino de temperatura, no me iba a estar en el suelo cuando aquello saliera.
Me elevé con presura al cielo a una distancia prudente, observando que las manchas no estaban juntas. Parecía como un campo de minas, aunque antes no había notado nada. Alguien había tenido que activarlos cuando comencé a andar por la playa, por lo que no debería de andar lejos. Pero antes de ir en su busca disparé un misil a la playa, aumentando su tamaño con mi habilidad moa. El impacto sería con más fuerza que si lo hubiera dejado normal, esperando que el impacto detonara aquellos dispositivos. A la vez que tiraba el misil me alejé aún más hacía arriba, no quería que la onda expansiva me diera.
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La sensación al entrar en el hall fue extraña, como si dos emociones tiraran de mí en direcciones contrarias. Me desgarraba a ratos, y a ratos lo olvidaba. Por una parte, solo quería acompañar a Derek con su ilusión, coger puñados de monedas y tirarlas al aire, y que cayeran sobre nosotros como una lluvia maravillosa, como la confirmación de que empezábamos a ser piratas y podríamos despilfarrar un poco de aquel dinero sin morir de hambre. Y lo hice. La niña tonta y mimada salía a la luz, sin que pudiera ni quisiera reprimirla.
-Au -exclamé, al notar el impacto de una de aquellas monedas en mi cabeza y bastantes más en mis brazos. -Que dolor...
Quizás no había sido tan buena idea como parecía, las monedas pesaban más de lo que parecía y alguna produjo un sonido metálico al chocar con Derek, aunque puede que ni se hubiera dado cuenta. Además, debía dejar de vender la piel del oso antes de cazarla. Era una mala manía que últimamente salía a la luz a cada rato.
Como dije, había otra parte. La riqueza de aquel lugar... No era como donde había nacido, pero se le acercaba más de lo que esperaba. Y se suponía que eso era algo de lo que había renegado hace tiempo, ni lo quería ni esperaba recuperarlo. Era pasado, un pasado que me perseguí y seguía atormentando de vez en cuando. Curioseé lo que había en la habitación, metiendo algunas monedas en mis bolsillos de vez en cuando, entre otras cosas que me parecían de valor.
Mientras yo estaba ensimismada, Derek ya había llegado a lo que parecía de más valor de toda la habitación. ¿Por qué había una máquina expendedora con huevos de oro y piedras preciosas? ¿O era solo una urna? Entendía que nos darían mucho dinero por ellos, pero puestos a pedir, hubiera preferido que estuviera llena de chocolatinas, y seguro que Der también hubiera sido feliz con unas cuantas bolsas de patatas fritas.
-Venga, no te entretengas. Será mejor que cojamos todo lo que podamos y salgamos de aquí cuanto antes -le comenté al chico, mirando la puerta.
-Au -exclamé, al notar el impacto de una de aquellas monedas en mi cabeza y bastantes más en mis brazos. -Que dolor...
Quizás no había sido tan buena idea como parecía, las monedas pesaban más de lo que parecía y alguna produjo un sonido metálico al chocar con Derek, aunque puede que ni se hubiera dado cuenta. Además, debía dejar de vender la piel del oso antes de cazarla. Era una mala manía que últimamente salía a la luz a cada rato.
Como dije, había otra parte. La riqueza de aquel lugar... No era como donde había nacido, pero se le acercaba más de lo que esperaba. Y se suponía que eso era algo de lo que había renegado hace tiempo, ni lo quería ni esperaba recuperarlo. Era pasado, un pasado que me perseguí y seguía atormentando de vez en cuando. Curioseé lo que había en la habitación, metiendo algunas monedas en mis bolsillos de vez en cuando, entre otras cosas que me parecían de valor.
Mientras yo estaba ensimismada, Derek ya había llegado a lo que parecía de más valor de toda la habitación. ¿Por qué había una máquina expendedora con huevos de oro y piedras preciosas? ¿O era solo una urna? Entendía que nos darían mucho dinero por ellos, pero puestos a pedir, hubiera preferido que estuviera llena de chocolatinas, y seguro que Der también hubiera sido feliz con unas cuantas bolsas de patatas fritas.
-Venga, no te entretengas. Será mejor que cojamos todo lo que podamos y salgamos de aquí cuanto antes -le comenté al chico, mirando la puerta.
Melchiah
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La batalla parecía recrudecerse por momentos y me tenía fascinado, no fue hasta que noté las manos del chico pelirrojo empujando en mi espalda para obligarme a avanzar. Aquella batalla podría acabar en una carnicería, pero me resultaba complicado dejar de mirar. Finalmente la prisa de mis compañeros se contagió a mis piernas que comenzaron a correr tras ellos.
Tras dejar atrás a los heridos y correr hacia el interior de la isla, no tardamos en llegar a una fábrica, parecía interminable de un lado al otro y llena de chatarra y grandes máquinas ¿Qué fabricarían en este lugar? La inmensa mole de ladrillos rojos parecía estar inoperativa, ya que no se escuchaba ningún sonido ni se observaban luces por las desvencijadas ventanas.
Desafortunadamente, la habíamos abordado por un lateral y no se observaban puertas para poder cruzarla de parte a parte, habría que dar un gran rodeo para poder seguir internándonos hacia el centro de la isla. Para mi desgracia lo que sí había en la pared frente a nosotros eran escaleras de mano que parecían llegar hasta la parte más alta del complejo. Y tristemente, Alice se encaramó a una de ellas y comenzó a subir tranquilamente, incluso se permitió bromear con el tema, Esmejit la siguió, aunque parecía más dubitativo. Y ahora me tocaba a mí, solo mirar a la chica ya hacía que un nudo me apareciese en la boca del estómago.
Pase unos segundos mirando la escalera, intentando infundirme el valor para perseguir a mis compañeros y deseando que fuese lo suficientemente resistente. Finalmente cuando los veía desaparecer en la oscuridad, di un pisotón en el suelo y comencé el ascenso. A fin de cuentas, mi miedo a las alturas únicamente era cuando estaba alto y subir siempre que no mirase hacia abajo no supondría un problema, cuando llegase el momento de bajar vendrá lo divertido. Aun así, prefería las alturas en lugar de dar un rodeo que no sabía cuánto me podría llevar con la posibilidad de separarme del grupo.
Tras dejar atrás a los heridos y correr hacia el interior de la isla, no tardamos en llegar a una fábrica, parecía interminable de un lado al otro y llena de chatarra y grandes máquinas ¿Qué fabricarían en este lugar? La inmensa mole de ladrillos rojos parecía estar inoperativa, ya que no se escuchaba ningún sonido ni se observaban luces por las desvencijadas ventanas.
Desafortunadamente, la habíamos abordado por un lateral y no se observaban puertas para poder cruzarla de parte a parte, habría que dar un gran rodeo para poder seguir internándonos hacia el centro de la isla. Para mi desgracia lo que sí había en la pared frente a nosotros eran escaleras de mano que parecían llegar hasta la parte más alta del complejo. Y tristemente, Alice se encaramó a una de ellas y comenzó a subir tranquilamente, incluso se permitió bromear con el tema, Esmejit la siguió, aunque parecía más dubitativo. Y ahora me tocaba a mí, solo mirar a la chica ya hacía que un nudo me apareciese en la boca del estómago.
Pase unos segundos mirando la escalera, intentando infundirme el valor para perseguir a mis compañeros y deseando que fuese lo suficientemente resistente. Finalmente cuando los veía desaparecer en la oscuridad, di un pisotón en el suelo y comencé el ascenso. A fin de cuentas, mi miedo a las alturas únicamente era cuando estaba alto y subir siempre que no mirase hacia abajo no supondría un problema, cuando llegase el momento de bajar vendrá lo divertido. Aun así, prefería las alturas en lugar de dar un rodeo que no sabía cuánto me podría llevar con la posibilidad de separarme del grupo.
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Nadé hacia puerto y en lo que tarde en pisar tierra a no más de diez metros habían llegado los marines y ya estaban disparando a diestro y siniestro. En un instante el puerto se había convertido en un campo de batalla para marines y zombis y por desgracia yo estaba en medio. Me fui a cubrir detrás de unas cajas y desde allí pensar mi próximo movimiento. Una vez a cubierto, con cuidado me asome para observar la batalla; vi como los zombis habían rodeado a los marines, pero estos resistían bien a los ataques de los ghouls. En ese momento solo se me ocurrió que debía llegar hasta los marines abriéndome paso como fuera entre los zombis, lógicamente era arriesgado, pero era lo mejor que tenia. Salí corriendo con tridente en mano, atravesé los primeros zombis con facilidad debido a que estaban concentrados en los marines, me abrí paso entre empujones y trompicones y sus lentos movimientos me ayudaron a que las heridas fueran mínimas, pero no inexistentes. Me llevé varios puñetazos pero no me impidieron continuar mi carrera hacia los marines que en ese momento eran mi salvación.
No me quedaban ni dos metros hasta llegar a los marines cuando un disparo en el brazo me hizo perder el equilibrio y caer, en menos de un momento me encontraba en el suelo y rodeado por unos ghouls con muy mala cara. Miré a mi derecha, un agujero atravesaba mi bíceps; miré a mi izquierda y vi mi tridente, no lo suficientemente cerca como para cogerlo y ponerme a repartir tortas. Dos de esos seres me apuntaban a la cara mientras me pisaban las muñecas para que no me moviera, no tenían tiempo que perder así que uno de ellos cargo el arma y me apunto, por instinto cerré los ojos cuando estaba apunto de recibir el disparo. Entre tanto disparo y choque de espadas de la batalla que me rodeaba, el que sonó a continuación fue el que más me ensordeció, pero no fue el que me dio. Abrí los ojos, un pequeño grupo de marines me rodeaba mientras disparaban, alguien me cogió de los hombros y me hecho hacia atrás, me levanto y me dio un golpe en la espalda. Con aquel golpe abrí los ojos, ante mi, los marines haciéndose paso entre cadáveres de ghouls y a mi lado un marine sonriente.
-¡Vaya! Tenemos un civil vivo.-
-No soy ningún civil- le dije de mala gana aun sabiendo que me acababa de salvar la vida -,soy cazador de recompensas y... ¡Oye mi tridente!-
El marine, sin perder la sonrisa, me dio el tridente y otro pala en la espalda -Tranquilo hombre, lo tenemos todo controlado. De nada por cierto.-
En ese momento me arrepentí de mi comportamiento y le di las gracias seguidas de unas disculpas.
-Me ofrezco a ayudaros en esta guerra, dejadme id con vosotros.- no era propio de mi ser educado con la ley, pero estaba en una guerra solo y sin plan. El marine acepto mi acompañia.
-Puedes ser de gran ayuda.-
-Gracias, de veras. Bueno... ¿Cual es el plan?-
No me quedaban ni dos metros hasta llegar a los marines cuando un disparo en el brazo me hizo perder el equilibrio y caer, en menos de un momento me encontraba en el suelo y rodeado por unos ghouls con muy mala cara. Miré a mi derecha, un agujero atravesaba mi bíceps; miré a mi izquierda y vi mi tridente, no lo suficientemente cerca como para cogerlo y ponerme a repartir tortas. Dos de esos seres me apuntaban a la cara mientras me pisaban las muñecas para que no me moviera, no tenían tiempo que perder así que uno de ellos cargo el arma y me apunto, por instinto cerré los ojos cuando estaba apunto de recibir el disparo. Entre tanto disparo y choque de espadas de la batalla que me rodeaba, el que sonó a continuación fue el que más me ensordeció, pero no fue el que me dio. Abrí los ojos, un pequeño grupo de marines me rodeaba mientras disparaban, alguien me cogió de los hombros y me hecho hacia atrás, me levanto y me dio un golpe en la espalda. Con aquel golpe abrí los ojos, ante mi, los marines haciéndose paso entre cadáveres de ghouls y a mi lado un marine sonriente.
-¡Vaya! Tenemos un civil vivo.-
-No soy ningún civil- le dije de mala gana aun sabiendo que me acababa de salvar la vida -,soy cazador de recompensas y... ¡Oye mi tridente!-
El marine, sin perder la sonrisa, me dio el tridente y otro pala en la espalda -Tranquilo hombre, lo tenemos todo controlado. De nada por cierto.-
En ese momento me arrepentí de mi comportamiento y le di las gracias seguidas de unas disculpas.
-Me ofrezco a ayudaros en esta guerra, dejadme id con vosotros.- no era propio de mi ser educado con la ley, pero estaba en una guerra solo y sin plan. El marine acepto mi acompañia.
-Puedes ser de gran ayuda.-
-Gracias, de veras. Bueno... ¿Cual es el plan?-
Nolan Grid
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"Hasta las estrellas tienen orejas" El peliverde, guiándose en la semipenumbra terciada por las bujías que titilaban intrusas en la oscuridad, pensó en esa cita sacada del torbellino de literatura que hubiera consumido para saciar el asombro con el espanto de los sueños de su juventud. Su aliento fue retraído como reservado para espaciar la maligna sorpresa de los micrófonos, cámaras y todos los dispositivos que creía recordar servían para la vigilancia, aunque esta más explotada en el acompasado movimiento de un reloj que estaba eternamente atado a la muñeca; perpetuamente en marcha, recopilando con vocación de crónica todo lo que pudiera considerarse una acción. Nemo, sin consultas previas más que la introductoria sorpresa al descubrirlo, comenzó a maniobrar con uno de los micrófonos, tratando de, según había entendido de su breve explicación, distorsionar alguna señal para darle una nueva utilidad al aparato. Nolan no tuvo oportunidad para responder o indagar en el procedimiento porque pronto su compañero le aclaró que debía mantenerse en silencio, y solo hablar a requerimiento. Quedó mudo e inmóvil, lo segundo más por intriga que por un requerimiento cabal.
Arrancó su cuerpo de la estática que lo sostenía cuando escuchó el chasquido acompañado de la voz del peliverde. Dejó caer la mirada por encima de su hombro, previendo el peligro que pudiera acaecer, metido en las propias rugosidades de su expectativa. Había visto hacía meses las habilidades de nemo, notándolas encomiables para un simple mercenario/historiador cuyo rudimentario conocimiento de la espada rastreaba a los imperativos de la guerra que cundió a Loguetown en las nieblas del olvido. Aún así el capitán sugería prudencia para abordar esas presencias, invisibles para el peliverde, pero notorias para este y las consideraciones que irían a sucederse. Con su mano derecha procuró la espada que descansaba en la pared, y la llevó hasta su espalda donde precisó que el correaje la mantuviera a una distancia cómoda de ser que su mano tuviese que procurarla. Cayó en una honda cavilación esperando el desenvolvimiento de la trama. "Si por aquí hubiera un puerto podría confiar en la balística de las artillerías de la enterprise para dejar los cuerpos de esas personas como unos majaretes. Espero no tener que referir mis esfuerzos con esta espada. Creo que para combatir esta gente necesitaría más que la fuerza bruta que mis terciados conocimientos pueden añadirle" Murmuró con una pequeña sonrisa que le hacía temblar el labio inferior.
Dr Zhivago
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Llevábamos largo rato caminando entre aquella galería que finalizaba en forma de cañón o sima formada por una especie de acantilados, miré el cielo el cual aún parecía estar bajo aquella nubes oscura, aunque por lo menos el cielo estaba despejado. Ante nosotros se levantaba una ligera cuesta que nos parecía llevar hasta la isla:
-Vaya, esperaba poder descender para ver a Byakuro- pensé algo preocupado sin poder evitar no exteriorizar ninguna de mis preocupaciones, realmente mi lenguaje corporal era nulo.
Sacando la vivre card observe que esta se encontraba perfectamente, salvo que se había quemado una pequeña esquina de la superficie, esta vivo a fin de cuentas y a malas siempre podría hacer una autopsia al cadáver, sí el ético de Shun no me lo impedía, ya que realmente era el único que me daba miedo además del capitán. Me preguntaba como serían los huesos de aquel sujeto y cuales serían los secretos que ocultaban. Tal vez una formula del éxito o si realmente los rumores de la resurrección del cazador eran verdaderos, el secreto de la inmortalidad. ¿Habría encontrado una fuente de juventud eterna?
Volviendo a la realidad y ocultándome al igual que esperaba que hiciera mi compañera observé como las tropas uniformadas de lo que parecían el ejercito imperial de Derian pasaban de largo posiblemente al frente de batalla. Lo extraño de aquella zona es que no hubiera civiles, era una ciudad completamente industrializada. ¿Dónde estaría la población?, ¿Estarían siendo explotados por el tirano? O tal vez, ¿La habría asesinado para convertirla en un ejercito de la no-muerte? Que magnifica sonaba esa idea tendría material de estudio años, que digo años décadas, ya me imaginaba tallando, enumerando y clasificando miles y miles de cráneos, algunos pequeños, otros grandes, otros abultados, otros con deformidades y algunos con agujeros, pero todos humanos a fin de cuentas o medio humanos o tal vez bichos. ¡Qué más daría si eran todos huesos a fin de cuentas!
Miré a mi compañera tratando de atenderla en todo lo que pudiera, aunque la ausencia de control no me hizo dudarlo ni un instante, aunque rápidamente tras ver las ropas de los soldados generé unos modelos para ambos con el cual me vestiría esperando que la chica siguiera mi ejemplo con el de su talla, aunque tal vez le quedará algo grande, guardando mi abrigo y mi camisa en un saco estilo militar donde mi acompañante podía guardar su modelito si lo deseaba, también me giré para que pudiera cambiarse de ropa si así lo deseaba con intimidad, era un médico profesional, no un pedófilo:
-No puedo darte ordenes, pero estoy seguro de que Bya-san se cabrearía conmigo si no te protegía en esta guerra, así que te vienes conmigo- dije mientras la agarraba de la muñeca cruzando la fracción de terreno que nos separaba del nuestro destino -Bya se las apañará para reunirse con nosotros, ya le conoces- dije a la chiquilla tratando de ser a amable, aunque debía admitir que mi don de gentes no era el mejor del mundo.
Tratando de recordar los cadáveres que me había traído Bya, trate de emular unas tarjetas o documentos que nos identificarán como soldados de Derian, recordando el documento de la Santa Orden sacra de alguna cosa rara. Si veía la zona superior de la muralla despejada, generaría unas escaleras por las que atravesar el muro de piedra de tan gran altura, en caso de que hubiera vigilancia me arriesgaría a atravesar algún tipo de puerta, de algún sitio debían salir esos soldados.
-Vaya, esperaba poder descender para ver a Byakuro- pensé algo preocupado sin poder evitar no exteriorizar ninguna de mis preocupaciones, realmente mi lenguaje corporal era nulo.
Sacando la vivre card observe que esta se encontraba perfectamente, salvo que se había quemado una pequeña esquina de la superficie, esta vivo a fin de cuentas y a malas siempre podría hacer una autopsia al cadáver, sí el ético de Shun no me lo impedía, ya que realmente era el único que me daba miedo además del capitán. Me preguntaba como serían los huesos de aquel sujeto y cuales serían los secretos que ocultaban. Tal vez una formula del éxito o si realmente los rumores de la resurrección del cazador eran verdaderos, el secreto de la inmortalidad. ¿Habría encontrado una fuente de juventud eterna?
Volviendo a la realidad y ocultándome al igual que esperaba que hiciera mi compañera observé como las tropas uniformadas de lo que parecían el ejercito imperial de Derian pasaban de largo posiblemente al frente de batalla. Lo extraño de aquella zona es que no hubiera civiles, era una ciudad completamente industrializada. ¿Dónde estaría la población?, ¿Estarían siendo explotados por el tirano? O tal vez, ¿La habría asesinado para convertirla en un ejercito de la no-muerte? Que magnifica sonaba esa idea tendría material de estudio años, que digo años décadas, ya me imaginaba tallando, enumerando y clasificando miles y miles de cráneos, algunos pequeños, otros grandes, otros abultados, otros con deformidades y algunos con agujeros, pero todos humanos a fin de cuentas o medio humanos o tal vez bichos. ¡Qué más daría si eran todos huesos a fin de cuentas!
Miré a mi compañera tratando de atenderla en todo lo que pudiera, aunque la ausencia de control no me hizo dudarlo ni un instante, aunque rápidamente tras ver las ropas de los soldados generé unos modelos para ambos con el cual me vestiría esperando que la chica siguiera mi ejemplo con el de su talla, aunque tal vez le quedará algo grande, guardando mi abrigo y mi camisa en un saco estilo militar donde mi acompañante podía guardar su modelito si lo deseaba, también me giré para que pudiera cambiarse de ropa si así lo deseaba con intimidad, era un médico profesional, no un pedófilo:
-No puedo darte ordenes, pero estoy seguro de que Bya-san se cabrearía conmigo si no te protegía en esta guerra, así que te vienes conmigo- dije mientras la agarraba de la muñeca cruzando la fracción de terreno que nos separaba del nuestro destino -Bya se las apañará para reunirse con nosotros, ya le conoces- dije a la chiquilla tratando de ser a amable, aunque debía admitir que mi don de gentes no era el mejor del mundo.
Tratando de recordar los cadáveres que me había traído Bya, trate de emular unas tarjetas o documentos que nos identificarán como soldados de Derian, recordando el documento de la Santa Orden sacra de alguna cosa rara. Si veía la zona superior de la muralla despejada, generaría unas escaleras por las que atravesar el muro de piedra de tan gran altura, en caso de que hubiera vigilancia me arriesgaría a atravesar algún tipo de puerta, de algún sitio debían salir esos soldados.
- Esos dientes estan algo amarillos ¿No?:
Subo la rampa abrupta, me oculto de soldados, genero ropa parecida(igual o con una aproximación decente) a la de estos y me visto con ella, genero documentos falsos y trato de atravesar el muro o bien con una escalera o buscando algún tipo de entrada
Alwyn
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Bueno una vez en la playa reunidos era hora de plantearnos por dónde empezar, ya que debíamos buscar vulnerabilidades en las defensas, pero por como sonaba la isla la batalla ya habría empezado, solo quedaba buscar líneas de sumisito enemigas y cortarlas o en su defecto buscar una forma de introducir tropas clandestinamente en la isla y que atacaran la retaguardia mientras nosotros buscábamos puntos flacos del castillo de Derian.
-Cid, ¿Qué prefieres que busquemos primero, rutas de suministro o rutas para colar tropas dentro de territorio enemigo sin que puedan ser detectadas?, de momento sería prudente evitar la zona media y al rey.
Mientras esperaba la respuesta de mi gran compañero use el visor nocturno y térmico del rifle con los aumentos para buscar enemigos cercanos solitarios, evaluar el terreno y en general para empezar la evaluación del terreno y las posibles amenazas inmediatas hacia nosotros.
-Cid, ¿Qué prefieres que busquemos primero, rutas de suministro o rutas para colar tropas dentro de territorio enemigo sin que puedan ser detectadas?, de momento sería prudente evitar la zona media y al rey.
Mientras esperaba la respuesta de mi gran compañero use el visor nocturno y térmico del rifle con los aumentos para buscar enemigos cercanos solitarios, evaluar el terreno y en general para empezar la evaluación del terreno y las posibles amenazas inmediatas hacia nosotros.
barbazul
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Seguía lloviendo a caudales, ahora que había encontrado una placa lo suficiente mente grande para Rose y Kabil la acerque hacia ellos, para mi sorpresa Rose ya se estaba incorporando al igual que Kuroi que ahora tenía un aspecto aún más extraño del habitual si cabe. Por lo que cambie de rumbo hacia Kabil, que ahora que me fijaba bien tenía algo en la espalda clavado, un trozo de tamaño medio del cañón. Estaba clavado en medio de su espalda, ¿Como no lo vi antes? maldije para mis adentros.
-¡Kuroi!-grite- necesito tus conocimientos aquí urgentemente, esto no tiene buena pinta.-si lo dejaba en el suelo boca abajo como estaba pronto acabaría ahogado, por lo que con cuidado lo fui subiendo a la plancha de hierro o acero o lo que fuera de lo que estuviera hecho el cañón.-¡Kuroi! Vamos, la capitana ya está bien pero Kabil no parece que se repondrá fácilmente de esta.
Mientras esperaba que este se separara de Rose o vinieran los dos moví lentamente la placa hacia una zona que parecía algo más elevada donde el agua corría menos, si tenía una lesión espinal Kabil estaría jodido, quizás pudiera ayudarlo con mis conocimientos de bioingeniería pero para ello teníamos que sacarlo de la isla cuanto antes y buscar un buen laboratorio.
-¡Kuroi!-grite- necesito tus conocimientos aquí urgentemente, esto no tiene buena pinta.-si lo dejaba en el suelo boca abajo como estaba pronto acabaría ahogado, por lo que con cuidado lo fui subiendo a la plancha de hierro o acero o lo que fuera de lo que estuviera hecho el cañón.-¡Kuroi! Vamos, la capitana ya está bien pero Kabil no parece que se repondrá fácilmente de esta.
Mientras esperaba que este se separara de Rose o vinieran los dos moví lentamente la placa hacia una zona que parecía algo más elevada donde el agua corría menos, si tenía una lesión espinal Kabil estaría jodido, quizás pudiera ayudarlo con mis conocimientos de bioingeniería pero para ello teníamos que sacarlo de la isla cuanto antes y buscar un buen laboratorio.
Keth - Selim
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Noté el viento a mis espaldas cuando Thorn alzó el vuelo, pero mi elección estaba hecha. Si podía, vengaría la muerte de su dragona. Y si no... morir aquí no era una opción. Volvería y le confesaría mi fracaso. Otra cosa no tendría, pero mi honor seguía intacto desde que me eché a la mar.
Seguía con mis pensamientos mientras me adentraba en el túnel, hasta que algo a un lado me llamó la atención. Parecía algo científico o muy avanzado tecnológicamente, pero no tenía ni idea de qué podía ser. Y entonces, la situación empeoró. Comencé a oír pasos que se dirigían hacia mi y barajé las opciones que se me presentaban. Ocultarme quedaba descartado, y como no sabía cuantos eran arriesgarme a pelear no parecía lo más inteligente. Siempre podían llamar refuerzos... pero yo estaba solo. Lo único que podía hacer era improvisar y rezar porque funcionara. Le hice una seña a Elí de que se subiera a mi hombro, y mientras me agaché a coger de mi mochila una libreta y un lapiz que siempre llevaba conmigo (Aunque rara vez usaba) Escribí algo con letra ilegible e hice un par de marcas antes de girarme hacia los bártulos extraños.
Con el corazón en la garganta, esperé a que los hombres pasaran. Por lo menos no eran cadáveres andantes. Si me preguntaban, me arriesgaría a decir con tono aburrido que estaba haciendo inventario. Y ojalá colara.
Seguía con mis pensamientos mientras me adentraba en el túnel, hasta que algo a un lado me llamó la atención. Parecía algo científico o muy avanzado tecnológicamente, pero no tenía ni idea de qué podía ser. Y entonces, la situación empeoró. Comencé a oír pasos que se dirigían hacia mi y barajé las opciones que se me presentaban. Ocultarme quedaba descartado, y como no sabía cuantos eran arriesgarme a pelear no parecía lo más inteligente. Siempre podían llamar refuerzos... pero yo estaba solo. Lo único que podía hacer era improvisar y rezar porque funcionara. Le hice una seña a Elí de que se subiera a mi hombro, y mientras me agaché a coger de mi mochila una libreta y un lapiz que siempre llevaba conmigo (Aunque rara vez usaba) Escribí algo con letra ilegible e hice un par de marcas antes de girarme hacia los bártulos extraños.
Con el corazón en la garganta, esperé a que los hombres pasaran. Por lo menos no eran cadáveres andantes. Si me preguntaban, me arriesgaría a decir con tono aburrido que estaba haciendo inventario. Y ojalá colara.
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Una mueca de disgusto se dibujo en el rostro de la chica de cabellos violáceos una vez lograron salir de la galería por la que habían estado caminando horas después de dejar atrás a Byakuro, si bien no era la intención de la chica abandonarle, a contrario. Era su maestro y su capitán, además de una de las pocas personas de la tripulación en quien confiaba. "¿Cómo hemos acabado aquí metidos?" Se preguntó al tiempo que clavaba su bastón en el suelo embarrado y apoyaba su espalda contra una de las paredes de roca a su lado. ¿Cómo si no bastará con estar acompañada de un hombre obsesionado con sacar muelas. Frente a ellos no se encontraba ni la marina, ni la armada revolucionaria. Ni siquiera una banda de piratas de poca monta a la que poder capturar y ganar algo de esta guerra.
-Este no era nuestro objetivo...- Murmuró, dejando que sus pensamientos salieran a la superficie mientras observaba el terreno con cautela. Frente a sus ojos se encontraba el "corazón" de la isla. Una ciudad poblada de fabricas en la que los militares se movían de un lado a otro de forma organizada. Solo sus pasos al marchar de forma homogénea, así como alguna orden gritada cada x tiempo, eran lo único que se escuchaba en el lugar. Todo parecía tan gris...Más que una ciudad parecía un centro o campamento militar. No parecía haber ni mujeres ni niños...Más que eso ¿Alguno era humano? La joven del parche en el ojo había escuchado más de una vez que el "Rey" solo se relacionaba con no vivos.
-Tsk...Suéltame...- Murmuró la chica al poco de volver a la realidad, observando a su acompañante con el ceño fruncido. -Ya se que Byakuro-san estará bien y no me importa realmente sí se enfada contigo o no...Además, ¿qué te da derecho a agarrarme de la mano sin previo aviso? Podías simplemente advertirme de lo que querías.- Dijo al tiempo que se zafaba de su agarre y daba media vuelta, tomando el uniforme y adentrándose en la gruta nuevamente para poder cambiarse sin ser vista, aunque su ropa ya parecía de por sí un uniforme militar. Una vez hecho eso, guardó su ropa en la mochila del hombre, rezando porque no hubiera nada extraño en ella, y tomó su bastón y el documento falso creado por el doctor antes de encaminarse con él a la ciudad, sin estar muy convencida de querer eso. "Se suponía que íbamos a buscar a Shun-san y "Kazurro" que han sido secuestrados por el gobierno...¿Qué estamos haciendo aquí? "
-Este no era nuestro objetivo...- Murmuró, dejando que sus pensamientos salieran a la superficie mientras observaba el terreno con cautela. Frente a sus ojos se encontraba el "corazón" de la isla. Una ciudad poblada de fabricas en la que los militares se movían de un lado a otro de forma organizada. Solo sus pasos al marchar de forma homogénea, así como alguna orden gritada cada x tiempo, eran lo único que se escuchaba en el lugar. Todo parecía tan gris...Más que una ciudad parecía un centro o campamento militar. No parecía haber ni mujeres ni niños...Más que eso ¿Alguno era humano? La joven del parche en el ojo había escuchado más de una vez que el "Rey" solo se relacionaba con no vivos.
-Tsk...Suéltame...- Murmuró la chica al poco de volver a la realidad, observando a su acompañante con el ceño fruncido. -Ya se que Byakuro-san estará bien y no me importa realmente sí se enfada contigo o no...Además, ¿qué te da derecho a agarrarme de la mano sin previo aviso? Podías simplemente advertirme de lo que querías.- Dijo al tiempo que se zafaba de su agarre y daba media vuelta, tomando el uniforme y adentrándose en la gruta nuevamente para poder cambiarse sin ser vista, aunque su ropa ya parecía de por sí un uniforme militar. Una vez hecho eso, guardó su ropa en la mochila del hombre, rezando porque no hubiera nada extraño en ella, y tomó su bastón y el documento falso creado por el doctor antes de encaminarse con él a la ciudad, sin estar muy convencida de querer eso. "Se suponía que íbamos a buscar a Shun-san y "Kazurro" que han sido secuestrados por el gobierno...¿Qué estamos haciendo aquí? "
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Todo iba según lo planeado los humildes lugareños colaboran con él y le dieron amablemente la ubicación de la prisión, si bien le costó más tiempo del que a él le hubiera gustado acabo atravesando la ciudad subterránea. El historiador que llevaba dentro se había puesto en los días pasados a escribir sobre la ciudad y su arquitectura pues podrían ser los restos de la antigua civilización de Hallstat. Inmerso en sus pensamientos el monje sintió una gran presencia proveniente de la superficie. Rezumaba maldad en cada vibración la cual oprimió el pecho del monje y le hizo estremecer su alma.
Aun no se había recompuesto de la primera presencia cuando dos de la misma intensidad llegaron a la costa. No le había hecho falta su tercer ojo para sentirlas pues era tanta la diferencia entre ellos y el monje como la de que hay en un grano de arena y una montaña. Mas estas auras no acabaron con su voluntad de seguir adelante y darse a conocer al mundo entero. Casi sin darse cuenta llegó ante una explanada en la que se encontraba un pilar de piedra perfectamente tallado de casi un kilometro de diámetro, los alrededores de esta estaban completamente yermos sin ningún tipo de cobertura.
Pero un obstáculo se encontraba ante él y la puerta de la prisión, pues esta se encontraba custodiada por un gran número de guardias. Por más vueltas que dio a su alrededor solo fue capaz de encontrar un punto débil por el que poder colarse, una puerta y muy posiblemente esta fuera la principal. Inaga se detuvo un momento para pensar cuál iba a ser su estrategia pues estaba seguro que al haber tantos guardias custodiando la puerta una situación de riesgo en la que no pudieran ver claramente sería capaz de crear algo de caos eh infiltrarse por las rendijas de la puerta mientras se encontraba en su estado gaseoso. También estaba la posibilidad de entrar a la fuerza pero no estaba seguro de poder acabar con todos esos guardias y no sellaran la prisión para que nadie pudiera acceder a ella.
Descartando el segundo plan Inaga se centro en el primero, crearía una distracción para desatar el caos entre los soldados y así poder infiltrarse. Inaga guardo el espejo, manteniendo en sus manos su Khakkhara y creó una gran cantidad de humo la cual se iba desplazando hacia los soldados, dando la apariencia de que un gran fuego provenía de la ciudad. Seguramente el humo no fuera capaz de cubrirlos a todos pero si lo suficiente para que pudiera desplazarse hacia la puerta sin ser visto. Para aumentar el efecto del humo Inaga desato el anillo con el símbolo de los animales el cual causaría verdadero miedo en un buen número de sus enemigos dándole más veracidad a su tapadera.
Si su plan iba como él lo había orquestado conseguiría entrar en la prisión sin ser visto.
Aun no se había recompuesto de la primera presencia cuando dos de la misma intensidad llegaron a la costa. No le había hecho falta su tercer ojo para sentirlas pues era tanta la diferencia entre ellos y el monje como la de que hay en un grano de arena y una montaña. Mas estas auras no acabaron con su voluntad de seguir adelante y darse a conocer al mundo entero. Casi sin darse cuenta llegó ante una explanada en la que se encontraba un pilar de piedra perfectamente tallado de casi un kilometro de diámetro, los alrededores de esta estaban completamente yermos sin ningún tipo de cobertura.
Pero un obstáculo se encontraba ante él y la puerta de la prisión, pues esta se encontraba custodiada por un gran número de guardias. Por más vueltas que dio a su alrededor solo fue capaz de encontrar un punto débil por el que poder colarse, una puerta y muy posiblemente esta fuera la principal. Inaga se detuvo un momento para pensar cuál iba a ser su estrategia pues estaba seguro que al haber tantos guardias custodiando la puerta una situación de riesgo en la que no pudieran ver claramente sería capaz de crear algo de caos eh infiltrarse por las rendijas de la puerta mientras se encontraba en su estado gaseoso. También estaba la posibilidad de entrar a la fuerza pero no estaba seguro de poder acabar con todos esos guardias y no sellaran la prisión para que nadie pudiera acceder a ella.
Descartando el segundo plan Inaga se centro en el primero, crearía una distracción para desatar el caos entre los soldados y así poder infiltrarse. Inaga guardo el espejo, manteniendo en sus manos su Khakkhara y creó una gran cantidad de humo la cual se iba desplazando hacia los soldados, dando la apariencia de que un gran fuego provenía de la ciudad. Seguramente el humo no fuera capaz de cubrirlos a todos pero si lo suficiente para que pudiera desplazarse hacia la puerta sin ser visto. Para aumentar el efecto del humo Inaga desato el anillo con el símbolo de los animales el cual causaría verdadero miedo en un buen número de sus enemigos dándole más veracidad a su tapadera.
Si su plan iba como él lo había orquestado conseguiría entrar en la prisión sin ser visto.
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Nos estábamos adentrando cada vez más en territorio enemigo, mi fiel compañero Babieca olfateaba el aire en busca de posibles enemigos escondidos o lugares donde se pudieran encontrar los suministros de comida de nuestros adversarios. La verdad que la actitud del camello había cambiado al llegar a tierra, era consciente del desafío que teníamos por delante y eso me gustaba pues demostraba que podía confiar en el más que cualquier persona.
Un destello azulado en el oeste me cegó momentáneamente, esto me ayudo a agudizar el oído y escuchar que en el este se estaban desarrollando varias escaramuzas. Hacia el centro y el norte de la isla podía seguir notando la presencia del rey, si bien por ese camino no se escuchaban ruidos de batalla decidí que ese no sería el camino que tomaríamos mi compañera y yo al menos por el momento.
-Cid, ¿Qué prefieres que busquemos primero, rutas de suministro o rutas para colar tropas dentro de territorio enemigo sin que puedan ser detectadas?, de momento sería prudente evitar la zona media y al rey.
Alwyn estaba de acuerdo con mis pensamientos, si bien no seriamos rival para el rey si podíamos ayudar en esta guerra, por lo que armándome con mis convicciones y mi voluntad decidí poner rumbo al este. Guiando la expedición me encamine con mis compañeros en busca de nuestros objetivos.
Lo mejor será que busquemos esas rutas de suministros, podemos empezar por el este. Y con suerte encontraremos a algún enemigo digno de nosotros.
Un destello azulado en el oeste me cegó momentáneamente, esto me ayudo a agudizar el oído y escuchar que en el este se estaban desarrollando varias escaramuzas. Hacia el centro y el norte de la isla podía seguir notando la presencia del rey, si bien por ese camino no se escuchaban ruidos de batalla decidí que ese no sería el camino que tomaríamos mi compañera y yo al menos por el momento.
-Cid, ¿Qué prefieres que busquemos primero, rutas de suministro o rutas para colar tropas dentro de territorio enemigo sin que puedan ser detectadas?, de momento sería prudente evitar la zona media y al rey.
Alwyn estaba de acuerdo con mis pensamientos, si bien no seriamos rival para el rey si podíamos ayudar en esta guerra, por lo que armándome con mis convicciones y mi voluntad decidí poner rumbo al este. Guiando la expedición me encamine con mis compañeros en busca de nuestros objetivos.
Lo mejor será que busquemos esas rutas de suministros, podemos empezar por el este. Y con suerte encontraremos a algún enemigo digno de nosotros.
Luego de confirmar el comunicado para el ejercito revolucionario me propuse alcanzar al resto del grupo que acompañaba al rey Derian a donde sea que él quisiera llevarlos, por lo que use mi clásico "Teleport" para llegar al lugar en un parpadeo... Ya en dicho sitio un complejo mecanismo subterráneo comenzó a maquinar en el subsuelo de Hallstat, y logré apreciar como poderosos torrentes de agua de lluvia hacía funcionar todo en la isla, era sin duda una maravilla de la ingeniería, y como si eso no fuera suficiente el Rey nos dio una breve introducción del elaborado mecanismo, mencionando en esta, que ademas de sus beneficios prácticos e industriales el macro motor hidráulico tenía además una función bélica, pues sería una eficiente trampa automática en contra de la naval del gobierno mundial, lo cual sería un perfecto mecanismo de defensa para proteger a Hallstat de las invasiones del enemigo sin sacrificar en el intento las vidas de sus súbditos.
No cabe duda de que este mecanismo es una maravilla tecnológica, y que aprovecha al máximo los crónicos aluviones que azotan este Reino, estoy maravillado con los múltiples beneficios que conlleva este artefacto, sin duda está muy bien planeado.
dije lentamente mientras mi mirada vagaba de lado a lado apreciando todos los componentes que conformaban el imponente sistema de corrientes de agua para generar energía, entonces noté que en el centro de la, bajo los cimientos del castillo había un montículo de tierra firme, no lograba apreciar del todo lo que ahí había, pero sin duda sería un lugar privilegiado para apreciar mejor el funcionamiento del gigantesco motor hidráulico.
Tal como llegué al lugar actual, use una bala con un as de corazones para realizar mi técnica "Teleport" nuevamente y aterrizar en ese apartado pedazo de tierra, ya en el lugar me dedicaría a explorar y seguir analizando el funcionamiento del complejo subterráneo, estaba realmente deslumbrado el revolucionario artefacto, no podía evitar repasar una y otra vez sus partes y funcionamiento, mi lado científico estaba estupefacto.
No cabe duda de que este mecanismo es una maravilla tecnológica, y que aprovecha al máximo los crónicos aluviones que azotan este Reino, estoy maravillado con los múltiples beneficios que conlleva este artefacto, sin duda está muy bien planeado.
dije lentamente mientras mi mirada vagaba de lado a lado apreciando todos los componentes que conformaban el imponente sistema de corrientes de agua para generar energía, entonces noté que en el centro de la, bajo los cimientos del castillo había un montículo de tierra firme, no lograba apreciar del todo lo que ahí había, pero sin duda sería un lugar privilegiado para apreciar mejor el funcionamiento del gigantesco motor hidráulico.
Tal como llegué al lugar actual, use una bala con un as de corazones para realizar mi técnica "Teleport" nuevamente y aterrizar en ese apartado pedazo de tierra, ya en el lugar me dedicaría a explorar y seguir analizando el funcionamiento del complejo subterráneo, estaba realmente deslumbrado el revolucionario artefacto, no podía evitar repasar una y otra vez sus partes y funcionamiento, mi lado científico estaba estupefacto.
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La electricidad brotaba por todo mi pelaje, haciéndome tener un aspecto mágico, que estaba erizado. Antes de que pudiera volver a mi forma humana los enviados del principito salieron de la cabina. Al verme se alteraron, ante esto, Rocket, mi fiel compañero no tuvo otra opción que disparar a unos pocos. Sin más dilación, desenfundé mis otros dos revólveres, en los que canalicé mi electricidad, y disparé al resto de individuos uno a uno.
Gruñí. Me calmé y volví a mi forma humana. Mis ropas estaban rasgadas, se notaba que había pasado algo, Sin embargo, era un hombre precavido. Tenía otro traje en mi petate, así que me cambié.
-Rocketto, asegúrate de que hayan muerto y vámonos.
Gruñí. Me calmé y volví a mi forma humana. Mis ropas estaban rasgadas, se notaba que había pasado algo, Sin embargo, era un hombre precavido. Tenía otro traje en mi petate, así que me cambié.
-Rocketto, asegúrate de que hayan muerto y vámonos.
- Makintosh:
- "Din-Don: Planta Principal" resuena en el ascensor, mientras las puertas se abren, dando lugar a un pasillo lleno de tapices de colores a ambos lados, cubriendo unas paredes de piedra. Derian sale del ascensor, mirando alrededor con ¿curiosidad?. Frente a vosotros, al fondo del pasillo, podéis ver una puerta enorme de madera. No parece haber ninguna otra salida además del propio ascensor. Posiblemente ese sea el salón del trono, el trono del legítimo rey de Hallstat. Ahora solo queda encontrar la megafonía. Entonces, un ruido de algo (posiblemente caro) rompiéndose altera la paz del lugar.
- Arribor Neus:
- Corvo:
- Los soldados hablan entre ellos, y mientras la mayoría de ellos se van, posiblemente a defender las posiciones más al norte, otros dos empiezan a seguirte, no del todo convencidos aún por tu motivo de estar ahí abajo. Bueno, al menos te has librado de la mayoría de ellos. Tus pasos te llevan a una zona de la ciudad llena de edificios apretados entre sí. Algunas personas avanzan taciturnas por las callejuelas, y menos aún te miran, pasando a tu lado en silencio. Puedes investigar o simplemente dar más vueltas por el extraño lugar.
- Murasaki y Akagami:
- Voláis por el cielo, siendo ignorados por las tropas terrestres mientras os dirigís a la zona en la que ha aterrizado el dragón que os ha pasado sobrevolando, que se encuentra combatiendo contra otro dragón de aspecto necrótico. En medio de la disputa parecen haber dos personas, y a juzgar por su aspecto parecen ser marines. Aunque a saber. No tenéis muy claro qué demonios está ocurriendo ahí, pero es seguro que los dragones están en bandos contrarios.
(El combate obviamente es el de Kuro y Heaten)
- Ryuta:
- Los marines hablan entre ellos, y asienten, haciéndote un hueco para que te puedas proteger, no sin antes comprobar que de verdad parezcas no tener ninguna herida. Tras eso se encaminan hacia el castillo de Derian, quedando la fortaleza sobre vuestras cabezas, de forma bastante siniestra y opresora. La base de la fortaleza parece ser una enorme pared de roca sólida, sin entradas. ¿Vas a hacer algo?
- Kenichi, Hayate y Caddie:
- Según os vais aproximando al origen de la extraña presencia opresora, os dais cuenta de que las fábricas a vuestro alrededor carecen de puertas o cualquier otro método de entrada. El castillo de Derian se encuentra a alguna distancia frente a vosotros, imponente desde su púlpito rocoso, en lo alto de la isla.
- Xanxus, Onox y Rocket:
- Tras convertir en fosfatina roja a los pobres guardias, entre los ataques combinados, os encontráis en que frente a vosotros hay un montón de gente peleando a muerte. Los bandos, diferenciados en roles, están entremezclados en medio de la playa, y el fuego y la metralla vuelan de aquí para allá, como si de confetti de muerte se tratase. Si bien está claro que según uno se interna en la isla la presencia de tropas de Derian aumentan exponencialmente... ¿no?
- Kaito, Nemonic, Sinclair:
- ¡BOOOOOOM! La bomba le explota a Kaito en la cara, liberando una serie de punzantes kunais, shurikens y agujas, además de otros objetos punzantes y cortantes de todo tipo. Las heridas que quedan son feas, la verdad. Sinclair también recibe gran parte de la metralla, y Guldric algo menos, debido a que se ha alejado unos metros. Kaito tarda un par de segundos en darse cuenta de que el shuriken que se le ha clavado en el pecho a punto ha estado de hundírsele en el corazón. Por suerte, debido a su mantra, ha logrado evitar daños peores. Al menos, iba prevenido...
Mirad el lado bueno, no parecen haber más guardias por este lugar. Tal vez deberíais seguir por el pasillo... y al llegar a lo más alto, elegir entre dos puertas de metal completamente idénticas. ¿Izquierda o derecha?
- Falcopone:
- Nada más llegar a la playa y dirigirte a los reclutas... ¡Joder! ¿Qué cojones es esa cosa con alas? Parece que llegas a tiempo para esconderte como buen Don o para unirte a un combate posiblemente peligroso hasta niveles mortales.
https://www.onepiece-definitiverol.com/t15786-las-alas-bajan-al-combate
- Kus-Kas:
- Empezáis a descender. Kasanova parece ir con aire ausente mientras descendéis por la húmeda caverna, llena de estalactitas y estalactitas y estalacocos (extraños seres con forma de cocos que viven colgados de las estalactitas, y que a primera vista parecen guano de murciélago). La caverna desciende en espiral, hasta que alcanzáis un pequeño lago subterráneo con un pasillo en un extremo. El camino os lleva a una especie de ciudad, iluminada por lo que parece una luz artificial amarillenta. Extraño... sin duda. Veis gente aquí y allá, y un grupo de guardias que se acercan a vuestra posición. ¿Intentaréis esconderos de ellos y dejarlos pasar o trataréis de hablar con ellos, demostrando vuestra labia?
- Kazuo:
- Avanzas por la costa, todo lo rápido que permiten tus piernas, mientras cruzas a través de varias peleas entre la coalición libre y las tropas del tirano. Acabas con algunos infelices que osan cruzar sus hojas contigo, hasta que te cruzas con una enorme mole de músculos que parece estar cargando contra un par de personas (Cid y Alwyn).
- Issei:
- Parece ser que uno de los pasillos por los que caminas lleva a los pisos inferiores, pero si ahora hay un nivel de seguridad tan elevado... ¿qué podría llegar a haber allí abajo? Tu guía improvisado gruñe algo incomprensible ante tu orden, y masculla algo que no logras entender del todo. Aunque sus pensamientos no dan lugar a equívocos: quiere matarte de forma dolorosa y cruel. Si se contiene, es porque en teoría eres su superior. En cualquier caso, acaba llevándote a la sala de vigilancia, y te deja en los controles, mientras se retira a un discreto segundo plano, pensando en formas de acabar con tu vida, cada cual más macabra y gótica que la anterior. En esta sala hay un total de ocho personas más, mirando todos los monitores, y sientes una perturbación cuando entras: no parecen cómodos con tu presencia.
- Akashi:
- Los soldados te rodean, uno de ellos lleva unas esposas de metal, que gira alrededor de uno de sus dedos, mientras se te acerca. Otros tantos siguen manteniendo el cerco de lanzas. Alrededor del pequeño círculo que te rodea hay otro que impedirá tu huida, si es que la intentas. Si no haces ninguna temeridad, pronto estarás esposado, camino al castillo de Derian, como prisionero.
- Kenta:
- Vaya, avanzar con una sola pierna (dado que la otra está carbonizada por tu combate con el tipejo de magma) se hace bastante difícil, y el agua sigue haciendo de las suyas, con cada vez más y más fuerza. Sin embargo, parece que encuentras un trozo de madera para agarrarte y usar como apoyo. Hundiéndolo en el lodazal en que se ha transformado el suelo, logras avanzar con lentitud, dirigiéndote a la zona de fábricas que se alza frente a ti. Esa barrera de edificios grises como bloques de cemento se alza ante ti como una muralla que separa los dominios de Derian de la costa. Alcanzas el primero de los edificios, ¿tal vez deberías subir al tejado por esa escalera de mano?
- Nemo y Nolan:
- Escucháis un ruido de algo romperse, algo amortiguado por las puertas. Podéis suponer que viene de la zona interior de la entrada del castillo, la zona donde Derian tiene algunas de sus colecciones. ¿Iréis a investigar? Si lo hacéis, os encontraréis con Derek y Reira (ver su moderación). Además, Nemo detecta otro aura débil cerca del salón del trono, pero por el otro lado. Por cierto, Nemo, parece que tus experimentos con las frecuencias te permiten escuchar algunas cosas sobre la batalla que se está desarrollando en el exterior. Los invasores parecen avanzar sobre las fábricas de la isla, y las tropas de Derian están moviéndose de aquí para allá tratando de contenerlas.
- Starus:
- Empiezas a caer por un tobogán de agua hecho por miles de años de erosión en la roca. Tras un tiempo (¿segundos, minutos, horas?) acabas cayendo en una charca subterránea. Estás empapado, y además hace frío. Por suerte para ti, parece que por ahí hay algo. Una serie de personas caminan de un lado a otro. Hay enormes máquinarias en toda la caverna. Y claro, normalmente no hay máquinas de esas características en las cavernas naturales. Tal vez te apetezca investigar, evitando a los científicos... o preguntarles a ellos.
- Bleyd:
- Está bien, te montas en la moto. Parece que carece de mandos convencionales, pero logras hacer que funcione... más o menos. Sales disparado por la rampa de piedras y vigas rotas, rumbo a la salida... y vuelas, vuelas como un pájaro buscando tocar el cielo. El viento te da en la cara, y es entonces cuando te das cuenta del fallo de tu plan. Has cogido altura, y parece que ahora vas a caer... desde bastante altura. El cacharro sin embargo aterriza suavemente sobre el suelo. Parece que un par de propulsores acaban de salir bajo tus pies y hacen de amortiguadores. Brutal. Y ahora toca decidir qué hacer. El terreno está encharcado por la lluvia. Ahora tu destino está en la carretera... ¿dónde vas a ir con tu preciosidad?
- Kilian:
- El agua te arrastra escaleras abajo, empotrándote contra la pared y abriéndote una pequeña brecha en la cabeza. Además, tu ropa parece haber quedado atrapada entre dos extrañas máquinas de engranajes. Que mal. Si no haces nada posiblemente estés en problemas, pues los engranajes se mueven y el nivel del agua aumenta más y más.
- Aria:
- El Rey parece ignorar la pregunta de por qué te está contando todo, y simplemente pasa a hablarte de la maquinaria.
- Oh... sencillo. Halstat siempre ha sido una isla conocida por poseer una gran cantidad de plata en su subsuelo. Además... -el conde parece saborear las palabras-. Puedo conseguir más plata sin problemas en cuanto la necesite, tengo los medios... adecuados. -el vampiro te observa, como analizando tu reacción.
- Fear:
- Bravo, has volado la bahía. Literalmente. El calor acumulado por las bombas de temperatura unido a la enorme explosión del cañonazo que has lanzado empieza a provocar una reacción en cadena que desestabiliza el lugar, lanzándote por los aires a gran velocidad, en una nube de gas caliente a presión, como si de un gigantesco géiser se tratase. La parte buena es que posiblemente hayas destruido todas las trampas de la cala. La mala es que te has cargado la cala hasta tal punto que ahora es imposible atracar ahí sin destrozar el casco del barco contra los cascotes de piedra que hay bajo el nivel del agua, que empieza a descender según el mar se cuela por el enorme agujero que has generado con tu explosión.
- Jesaix:
- El marine señala la ingente cantidad de zombis y ghouls que avanzan por el lugar, haciendo de barrera humana entre los asaltantes y el interior de la isla.
- Bueno... tenemos cierta sobrepoblación de no muertos. Tenemos que detener la marea de objetivos y luego ir todos juntos a por Derian. Creo que lo mejor será que te mantengas a salvo... señor. -dice, sin saber muy bien cómo llamarte entonces. Parece ignorar el hecho de que has dicho que eres un cazador de recompensas.
Frente a ti, una barrera de grises edificios, y cerca, en una colina, una mina de aspecto abandonado, con lo que parecen varios vagones de madera cargados de piedras. Los marines se lanzan a la carga contra otra escuadra de ghouls. ¿Los seguirás o prefieres investigar alguno de los lugares?
- Zhivago y Chrome:
- Lograis pasar por la zona de fábricas grises sin muchos contratiempos, más allá de embarraros ligeramente los zapatos por el lodo que se está formando debido a la lluvia. Mientras tanto, frente a vosotros podéis ver un hombre de aspecto extraño. Lleva un par de pistolas y un trajeque recuerda al atuendo de un cazavampiros, pero algo os hace pensar que ese hombre no parece estar ahí para atrapar a Derian. Tal vez sea su aspecto demacrado y esquelético o el brillo sobrenatural de sus ojos, pero creéis que ese hombre tal vez sea una de las tropas del vampiro.
- Oh... vaya. Pobres incautos. -dice mientras alza ambas pistolas, apuntándoos a la cabeza con ellas.
https://www.onepiece-definitiverol.com/t15947-zhivago-y-chrome-contra-lord-godfrey
- Cid y Alwyn:
- Dicho y hecho, Cid. Apenas habéis recorrido unos pocos cientos de metros, cuando os encontráis con un grupito de ghouls. Tras despacharlos sin grandes problemas, llega la "caballería". Un enorme monstruosidad, más parecida a un muro de carne que a una persona, con vagos rasgos humanoides, carga contra vosotros, aplastando los cuerpos de los caídos, tratando de llevaros por delante con su enorme masa. A lo lejos veis la figura de un hombre corriendo, ataviado con ropa negra, sin saber si es amigo o enemigo. La verdad, es que con la mole de carne que se os viene encima, ya tenéis bastante.
https://www.onepiece-definitiverol.com/t15948-el-golem-de-carne-contra-los-agentes-gubernamentales
- Baozar:
- Parece que tu truco funciona, y logras colarte sin ser visto. Por suerte para ti, el interior de la prisión está bien iluminado y no parece haber nadie para vigilar. Ante ti hay un enorme mapa en una pared, y de un rápido vistazo puedes darte cuenta de que la prisión es un maldito laberinto de alta seguridad. Los niveles más peligrosos son los inferiores, incluso por debajo al que te encuentras. Sobre ti se encuentran las celdas de menos importancia. Parece que en el sexto o séptimo nivel hay una sala de control. Tal vez sea buena idea ir hacia allí para controlar mejor la situación.
- Sons:
- Kabil sigue sin moverse, y la lluvia cae con fuerza. La situación no tiene buena pinta. ¿Vais a hacer algo? Tal vez quitar ese trozo de metal del cuerpo de Kabil ayude... o tal vez empeore la situación.
- Keth:
- Los hombres te observan con cierto tono de suspicacia, pero acaban encogiéndose de hombros y volviendo a sus tareas. Tu fachada parece haberles convencido... por ahora. El lugar parece descender hacia las profundidades de la tierra. Tal vez si sigues avanzando encuentres algo interesante, aunque ciertamente también te arriesgas a que descubran tu ardid. Más adelante parece haber un pequeño almacén lleno de cajas y bártulos. En su interior puedes ver algunos rifles y armas de fuego.
- Aki y Emile:
- Tras vencer en vuestras respectivas contiendas veis que bajo vosotros se ha formado una deliciosa barbacoa de Ireos. Genuina carne de guerreros de la isla, haciéndose a fuego rápido. Muy rápido. ¿Y ahora? ¿Qué vais a hacer con toda esa gente luchando y muriendo?
- Anglesey, Esmejit, Melchiah:
- Lográis subir hasta el tejado de la fábrica, pese a lo resbaladiza que está la superficie. Desde ahí podéis ver la batalla que se está desarrollando en la costa, y también podéis ver frente a vosotros, a lo lejos, la enorme torre sobre la que se encuentra el castillo del Rey Derian Markov. Frente a vosotros se ve movimiento de tropas, pero ni de lejos similar a la escabechina que se está montando en la playa. Por el cielo, a lo lejos, podéis ver aterrizar una criatura de aspecto reptiliana. Sigue lloviendo sobre vosotros, con fuerza. Toca decidir qué vais a hacer ahora.
- Derek y Reira:
- Oh, mierda. La buena noticia es que la máquina expendedora funciona. La mala es que el huevo de gemas se ha roto, haciendo un ruido bastante cantoso, que resuena por la sala. De repente escucháis un gemido lastimero y un mayordomo con aspecto de no estar demasiado sano se os acerca, tambaleante. Parece que quiera decir algo, pero los gruñidos no son un idioma reconocido. Tiene cara de llamarse George, o Sebastian o algo así. De otra puerta llega una mujer pelirroja con un traje negro gótico. Enarbola una lanza y parece incluso más pálida que el mayordomo. Y no parece que haya venido precisamente a preguntaros la hora. Si queréis escabulliros hay un par de puertas abiertas y también están unas enormes escaleras que suben. Una de las puertas está vieja y tiene marcas de humedad en el marco. La otra es de doble hoja.
- Byakuro:
- Has hecho bien en encender una luz. Ahora puedes ver en el suelo una trampa de cepo de un metal oscuro que probablemente reconoces. Tiene acoplada una caja metálica extraña al mecanismo. La cueva continua hasta una zona donde hay un derrumbamiento. Puedes escuchar agua corriente al otro lado, y sobre el montón de rocas, casi a la altura del techo, puedes ver una abertura del tamaño de una ventana por donde sale luz. Dirías que de... ¿antorcha? En fin, no parece que haya muchos más sitios a los que ir.
- Alex Cooper:
- Al volver al castillo sientes varias presencias. Además de a Nemo, su silencioso guardaespaldas y al servicio, notas a un montón de gente nueva. Dos de las presencias están solas, pero las otras andan apiñadas en la misma zona. ¿Qué quieres hacer? Saber que a Derian no le gustan los intrusos en su palacio, pero, ¿desde cuándo lo que le importa al vampiro es lo que te importa a ti?
- CK:
- Oyes una enorme explosión en el lugar en el que debería estar Fear. Tal vez deberías ir, pero ahora mismo tienes otros problemas. De repente ves unas vendas intentando envolverte, y si te giras en la dirección de la que vienen verás a una criatura con ropajes extraños y cubierta de vendas acercándose a ti. Lleva un escudo enorme y un espadón.
http://img00.deviantart.net/46ae/i/2010/016/7/7/warrior_mummy_by_tomedwardsconcepts.jpg
- Teobaldo:
- Tardas un poco en despertarte con la mirada borrosa. La playa a tu alrededor arde con la lluvia de fuego que cae sobre la misma, fruto de un combate cercano. Todo el adhesivo líquido parece haber prendido, dejándote en un infierno de llamas. ¿Cómo saldrás de esta peliaguda situación, superando los muros de llamas?
- Deivid:
- Sin duda esa maquinaria es impresionante. Parece ser un sistema muy sofisticado para redirigir toda la energía proveniente de la lluvia hacia toda la isla, centrándose sobre todo en el enclave subterráneo. Estás seguro de que si sigues todo el cableado acabarás llegando a todos y cada uno de los puntos de Halstat, abastecidos de energía por ese artefacto. Ves un juego de palancas en una esquina del armatoste, con algunas subidas y otras bajadas. Seguramente los controles de la máquina. Posiblemente este sería un buen momento para empezar a tirar de ellos y provocar el caos... al menos así sería en una película de humor de baja calidad. Un grupo de operarios parecen manejar un par de paneles similares en estaciones independientes conectadas con la máquina. En otro lado también puedes ver varios tanques de agua burbujeante y colorida.
- León:
- Ahora que el samurai ya no es una molestia, ves frente a ti la costa de Halstat... ¿Cuál será tu siguiente movimiento?
- Nota:
- En primer lugar, una disculpa por la tardanza. En segundo lugar, pedir a los participantes que si se ha dejado a alguno de lado, por favor, contactee con el Staff para indicarlo.
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Parecía haber conseguido convencer a la mayoría de ellos, aun así dos de ellos se quedaron parados mientras el grupo avanzaba. Estos se pusieron a seguirle mientras el continuaba con su investigación. Se fue acercando a las paredes de la gruta, donde las formaciones cristalinas eran más accesibles. Por la ciudad podía ver a personas cabizbajas y con aspecto de no estar demasiado bien, que ni siquiera le miraban cuando pasaba cerca.
Encontré varios lugares buenos para recoger muestras pero pase por delante examinándolos un poco por encima, y luego pasando de ellos. Hasta que al fin llegué a un lugar perfecto, estaba tras un par de casa alejado de miradas indiscretas y tenía una formación cristalina al alcance la mano. Mientras estaba de espaldas a los soldados examinando el cristal empecé a acumular hidrógeno entorno a las vías respiratorias de los guardias, al ser un elemento incoloro e inodoro era ideal para asfixiar. Me cuide bastante de no llegar a concentraciones explosivas, ni mortales, al menos de momento.
De la pared extraje una pequeña muestra de cristal, ahora ya frente a ellos me dedique a manipularlo en busca del motivo por el que emitían esa luz. Además saque un par de las plantas de arriba, dejando que le diera la luz a las dos, para luego poder repetir la prueba. Además recogí muestras del musgo que crecía bajo estos cristales para examinarlos.
Encontré varios lugares buenos para recoger muestras pero pase por delante examinándolos un poco por encima, y luego pasando de ellos. Hasta que al fin llegué a un lugar perfecto, estaba tras un par de casa alejado de miradas indiscretas y tenía una formación cristalina al alcance la mano. Mientras estaba de espaldas a los soldados examinando el cristal empecé a acumular hidrógeno entorno a las vías respiratorias de los guardias, al ser un elemento incoloro e inodoro era ideal para asfixiar. Me cuide bastante de no llegar a concentraciones explosivas, ni mortales, al menos de momento.
De la pared extraje una pequeña muestra de cristal, ahora ya frente a ellos me dedique a manipularlo en busca del motivo por el que emitían esa luz. Además saque un par de las plantas de arriba, dejando que le diera la luz a las dos, para luego poder repetir la prueba. Además recogí muestras del musgo que crecía bajo estos cristales para examinarlos.
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Me he despertado aturdido y con la vista borrosa a mi alrededor parece haberse levantado un muro de fuego, las nubes de humo se alzan en torno a mi asiendo que mi visión se nuble un poco más, tarde en darme cuenta pero repentinamente llego a mi confundido cerebro un impulso nervioso de dolor el cual me llevo a querer tocar mi brazo izquierdo. En ese momento me di cuenta de que este no está en su lugar, me lo había cortado y alguien había puesto un improvisado torniquete para evitar que me desangrara. Me levante con algo de dificultad aun no reaccionaba del todo ante la pérdida mi brazo y me costaba comprender que es lo que ha sucedido, el humo empeora y debía actuar rápido, busque entonces concentrar me en como salir de esta situación.
Para empezar tome con mi mano aun funcional un pedazo de tela con mucha dificultad logro enrollarla alrededor de mi cabeza tapando mi nariz y mi boca, para evitar que inhale la mayor cantidad de humo posible. Tome luego unos segundo para revisar mis al rededores pensado en como saldría de esta situación, de pronto llego a mi mente la idea del mar, si logro ubicar lo podría caminar por la costa alejándome de aquel infierno. Pero como abrirme paso hasta llegar al mar y la respuesta es simple usando arena para abrirme un pasillo atreves del fuego, para ello use una de mis bombas temporizadoras y la entierre, el espacio que me queda es angosto pero lo suficiente largo como para poner una distancia entre mi explosivo y yo.
La explosión resultante levanto una gran cantidad de arena que logro apagar las llamas cercanas, la idea había resultado, tome mi pistola de bengalas luego la guarde e intente repetir la operación cuando del cielo cayo una bola de fuego a unos metros de donde estaba, cerrando parcialmente la apertura que había realizado. El muñón me dolía, el pecho se me ardía y comprendí que si el mar está todavía lejos este seguramente sería mi fin ya que del cielo siguen callado bolas de fuego, para mi fortuna el mar estaba bastante cerca, por lo que solo tuve que repetir la operación unas tres veces más. Al llegar al agua me percaté de que en la arena había unas prendas de mujer, no logre comprender lo del todo pero al parecer había logrado derribar a la mujer de antes, siendo quizás ella quien me apuntara el brazo.
No di mayor importancia a estos pensamientos y comencé a caminar así la izquierda, pues recordaba haber visto en esa dirección a los guerreros con los que había llegado, no había avanzado mucho cuando entendí que toda esa zona estaba ardiendo y que muy probablemente todos ellos estuvieran muertos. Pude parar pero cualquier dirección en este punto era tan buena como cualquiera, continúe caminando sintiéndome débil no solo por las heridas sino también por el efecto del agua de mar en mí, por lo que me limite a caminar evitando que el agua pasara de mis talones esto me mantenía cerca de las llamas, a cada paso rezaba por que pronto encontrara un espacio libre que me permitiera alejarme de las llamas y el mar, de esta forma podría recuperar las fuerzas evaluar los daños, para luego planear mi siguiente paso ya que ahora estaba solo y sin un objetivo claro.
Para empezar tome con mi mano aun funcional un pedazo de tela con mucha dificultad logro enrollarla alrededor de mi cabeza tapando mi nariz y mi boca, para evitar que inhale la mayor cantidad de humo posible. Tome luego unos segundo para revisar mis al rededores pensado en como saldría de esta situación, de pronto llego a mi mente la idea del mar, si logro ubicar lo podría caminar por la costa alejándome de aquel infierno. Pero como abrirme paso hasta llegar al mar y la respuesta es simple usando arena para abrirme un pasillo atreves del fuego, para ello use una de mis bombas temporizadoras y la entierre, el espacio que me queda es angosto pero lo suficiente largo como para poner una distancia entre mi explosivo y yo.
La explosión resultante levanto una gran cantidad de arena que logro apagar las llamas cercanas, la idea había resultado, tome mi pistola de bengalas luego la guarde e intente repetir la operación cuando del cielo cayo una bola de fuego a unos metros de donde estaba, cerrando parcialmente la apertura que había realizado. El muñón me dolía, el pecho se me ardía y comprendí que si el mar está todavía lejos este seguramente sería mi fin ya que del cielo siguen callado bolas de fuego, para mi fortuna el mar estaba bastante cerca, por lo que solo tuve que repetir la operación unas tres veces más. Al llegar al agua me percaté de que en la arena había unas prendas de mujer, no logre comprender lo del todo pero al parecer había logrado derribar a la mujer de antes, siendo quizás ella quien me apuntara el brazo.
No di mayor importancia a estos pensamientos y comencé a caminar así la izquierda, pues recordaba haber visto en esa dirección a los guerreros con los que había llegado, no había avanzado mucho cuando entendí que toda esa zona estaba ardiendo y que muy probablemente todos ellos estuvieran muertos. Pude parar pero cualquier dirección en este punto era tan buena como cualquiera, continúe caminando sintiéndome débil no solo por las heridas sino también por el efecto del agua de mar en mí, por lo que me limite a caminar evitando que el agua pasara de mis talones esto me mantenía cerca de las llamas, a cada paso rezaba por que pronto encontrara un espacio libre que me permitiera alejarme de las llamas y el mar, de esta forma podría recuperar las fuerzas evaluar los daños, para luego planear mi siguiente paso ya que ahora estaba solo y sin un objetivo claro.
Lion D. Émile
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Akuma no mi
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Lucifer dio un salvaje grito de victoria, mientras veía a su hermano caer de los cielos envuelto en llamas. Comenzó a perseguirle, lanzándole golpes en mitad del aire y lanzándolo de un lado para otro. Una intensa alegría siniestra y sádica se había apoderado del poderoso Diablo, que siguió despedazando el cuerpo de Miguel en el aire. Tras un rato, decidió acabar con su miseria y lo agarró por la cabeza con ambas manos. Entonces comenzó a apretar con fuerza, hasta que notó que los huesos de su cráneo comenzaban a ceder. Con una sonrisa demoníaca, hizo un último esfuerzo, y finalmente se escuchó un sonoro "crac" y la calavera del arcángel reventó. Tras eso, separó los restos sanguinolentos de la cabeza del cuerpo, despedazando el cuello con sus garras. Dejó caer este, y sujetando la cabeza de Miguel por el pelo como si fuera un trofeo, exclamó:
- ¡Vuestro líder ha caído! ¡Ahora afrontad las consecuencias y morid!
Había sido como quitarle un caramelo a un niño. Había logrado engañar a esos estúpidos de allá abajo para que se dejasen llevar por sus pecados, debilitando al idiota de su hermano. Derrotarle tras eso había sido muy sencillo. Soltó la cabeza y la mandó volando lejos de una patada, destrozándola aun más. Aun riéndose con cierta malevolencia, comenzó a descender hacia el campo de batalla en llamas. Todos lo que no habían muerto estaban ya moribundos... excepto dos seres. Aquella chica pelirroja que tanto le importaba a Emile y ese idiota que había tenido la mala idea de atraer su atención. Este último había salido muy mal parado del combate... desde luego aquella mujer no se andaba con chiquilladas. Pensó por un momento en acabar con su vida, pero su anfitrión no aceptaría aquello. "En fin... creo que ya ha llegado la hora de dormir un rato. Ha sido un día divertido." En cuanto tocó tierra, su cuerpo comenzó a contraerse y temblar, y al instante siguiente en el lugar donde había estado el Diablo, ahora estaba un joven de unos veinte años.
De repente, la oscuridad de su prisión desapareció. Volvía a ver y a sentir, y lo primero que notó fue un enorme cansancio. Sus piernas le fallaron y cayó de rodillas, jadeando y sudando a chorros. Estaba rodeado por llamas y cadáveres ardiendo. El olor de la grasa humana siendo consumida por el fuego era extremadamente desagradable, y aunque podía soportar el calor sin problemas gracias a su akuma, los gases eran otro tema. Comenzó a avanzar tambaleante hacia una zona alejada de las llamas, entre la playa y la tierra que había hacia el interior. En cuanto se hubo alejado lo suficiente, se dejó caer y rodó hasta quedar boca arriba, tosiendo y respirando con dificultad. "¿Qué ha sido eso, maestro? Nuestro acuerdo nunca incluía poder quitarme mi cuerpo cuando lo desearas" inquirió a Lucifer, furioso. No obtuvo respuesta alguna. "Se habrá dormido... tendré que hablar con él de esto cuando despierte." ¿Qué habría sucedido mientras él estaba poseído? Sintió un acceso de pánico al recordar que tanto Aki como su tripulación estaban presentes, y extendió su mantra. Su alivio fue mayúsculo cuando comprobó que ninguno de sus oficiales ni la chica estaban muertos.
- Menos mal... - murmuró, cansado - Hice bien en no traerme conmigo a Haine y a Kenneth. Aun no están preparados para algo como esto.
Entonces recordó su pelea con Aki, y al instante el alivio se convirtió en rabia. ¿Por qué tenía que tratarle con esa indiferencia? ¿Todo porque él había estado enfurruñado cuando se reencontraron? Y los días siguientes había estado demasiado ocupado como para prestarle atención. ¿Pero qué se creía aquella chica? Estaba en una guerra, maldita sea. Tenía demasiados deberes y asuntos entre manos. Y ahora actuaba como si no hubiesen sido camaradas. Como si no fuese consciente de lo que había sentido por ella... lo que aun sentía, en el fondo. Ahogó el dolor que sintió al rememorar aquellas sensaciones, y se incorporó lentamente, recordándose quién era. El estaba por encima de sentimientos tan vacuos y débiles como el afecto o el cariño. Su mirada se tornó nuevamente decidida, fría e inhumana. Ignorando nuevamente a Aki, comenzó a pensar en qué hacer a continuación.
- Diego - dijo telepáticamente a su Primer Oficial - Quiero que todo el mundo revise todas las frutas de la nave. Si no encontráis nada raro, buscad en la playa y los alrededores. La akuma no mi de ese tipo debe andar cerca. Si descubres a alguien que la ha encontrado y la está ocultando, mátalo. Transmite estas órdenes a todos los Oficiales y Guardas Demoníacos.
Acto seguido, buscó la presencia de Aki con su mantra y le mandó un mensaje telepático: "Eres libre de hacer lo que veas. Ya que parece que no quieres tener nada que ver conmigo, posiblemente esta sea la última vez que nos veamos. Adiós." Conteniendo su dolor para evitar decir algo más, corto la conexión. Entonces dio la espalda a la playa en llamas, observando las tierras de Hallstat. Era hora de unirse en persona a la guerra, y no limitarse a patrullar las costas. "Mis oficiales me avisarán por telepatía si algo va mal." Dos enormes alas negras se desplegaron a la espalda del joven, que al instante alzó el vuelo. Empleando su excepcional vista de tirador comenzó a otear los alrededores, en busca de árboles frutales o arbustos. Si había alguno, se acercaría a buscar por si encontraba la fruta. De no ser así, comenzaría a volar hacia el interior de la isla en busca de enemigos. Su mantra le guiaría en el proceso.
- ¡Vuestro líder ha caído! ¡Ahora afrontad las consecuencias y morid!
Había sido como quitarle un caramelo a un niño. Había logrado engañar a esos estúpidos de allá abajo para que se dejasen llevar por sus pecados, debilitando al idiota de su hermano. Derrotarle tras eso había sido muy sencillo. Soltó la cabeza y la mandó volando lejos de una patada, destrozándola aun más. Aun riéndose con cierta malevolencia, comenzó a descender hacia el campo de batalla en llamas. Todos lo que no habían muerto estaban ya moribundos... excepto dos seres. Aquella chica pelirroja que tanto le importaba a Emile y ese idiota que había tenido la mala idea de atraer su atención. Este último había salido muy mal parado del combate... desde luego aquella mujer no se andaba con chiquilladas. Pensó por un momento en acabar con su vida, pero su anfitrión no aceptaría aquello. "En fin... creo que ya ha llegado la hora de dormir un rato. Ha sido un día divertido." En cuanto tocó tierra, su cuerpo comenzó a contraerse y temblar, y al instante siguiente en el lugar donde había estado el Diablo, ahora estaba un joven de unos veinte años.
...
De repente, la oscuridad de su prisión desapareció. Volvía a ver y a sentir, y lo primero que notó fue un enorme cansancio. Sus piernas le fallaron y cayó de rodillas, jadeando y sudando a chorros. Estaba rodeado por llamas y cadáveres ardiendo. El olor de la grasa humana siendo consumida por el fuego era extremadamente desagradable, y aunque podía soportar el calor sin problemas gracias a su akuma, los gases eran otro tema. Comenzó a avanzar tambaleante hacia una zona alejada de las llamas, entre la playa y la tierra que había hacia el interior. En cuanto se hubo alejado lo suficiente, se dejó caer y rodó hasta quedar boca arriba, tosiendo y respirando con dificultad. "¿Qué ha sido eso, maestro? Nuestro acuerdo nunca incluía poder quitarme mi cuerpo cuando lo desearas" inquirió a Lucifer, furioso. No obtuvo respuesta alguna. "Se habrá dormido... tendré que hablar con él de esto cuando despierte." ¿Qué habría sucedido mientras él estaba poseído? Sintió un acceso de pánico al recordar que tanto Aki como su tripulación estaban presentes, y extendió su mantra. Su alivio fue mayúsculo cuando comprobó que ninguno de sus oficiales ni la chica estaban muertos.
- Menos mal... - murmuró, cansado - Hice bien en no traerme conmigo a Haine y a Kenneth. Aun no están preparados para algo como esto.
Entonces recordó su pelea con Aki, y al instante el alivio se convirtió en rabia. ¿Por qué tenía que tratarle con esa indiferencia? ¿Todo porque él había estado enfurruñado cuando se reencontraron? Y los días siguientes había estado demasiado ocupado como para prestarle atención. ¿Pero qué se creía aquella chica? Estaba en una guerra, maldita sea. Tenía demasiados deberes y asuntos entre manos. Y ahora actuaba como si no hubiesen sido camaradas. Como si no fuese consciente de lo que había sentido por ella... lo que aun sentía, en el fondo. Ahogó el dolor que sintió al rememorar aquellas sensaciones, y se incorporó lentamente, recordándose quién era. El estaba por encima de sentimientos tan vacuos y débiles como el afecto o el cariño. Su mirada se tornó nuevamente decidida, fría e inhumana. Ignorando nuevamente a Aki, comenzó a pensar en qué hacer a continuación.
- Diego - dijo telepáticamente a su Primer Oficial - Quiero que todo el mundo revise todas las frutas de la nave. Si no encontráis nada raro, buscad en la playa y los alrededores. La akuma no mi de ese tipo debe andar cerca. Si descubres a alguien que la ha encontrado y la está ocultando, mátalo. Transmite estas órdenes a todos los Oficiales y Guardas Demoníacos.
Acto seguido, buscó la presencia de Aki con su mantra y le mandó un mensaje telepático: "Eres libre de hacer lo que veas. Ya que parece que no quieres tener nada que ver conmigo, posiblemente esta sea la última vez que nos veamos. Adiós." Conteniendo su dolor para evitar decir algo más, corto la conexión. Entonces dio la espalda a la playa en llamas, observando las tierras de Hallstat. Era hora de unirse en persona a la guerra, y no limitarse a patrullar las costas. "Mis oficiales me avisarán por telepatía si algo va mal." Dos enormes alas negras se desplegaron a la espalda del joven, que al instante alzó el vuelo. Empleando su excepcional vista de tirador comenzó a otear los alrededores, en busca de árboles frutales o arbustos. Si había alguno, se acercaría a buscar por si encontraba la fruta. De no ser así, comenzaría a volar hacia el interior de la isla en busca de enemigos. Su mantra le guiaría en el proceso.
Issei Hayate
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"Perfecto... si esto sigue así, pronto podré montar un buen escándalo." Tan sólo tenía que procurar no molestar mucho más a Neo, pues había pasado de los halagos a los gruñidos. Si lo seguía presionando de aquella manera con insultos y faltas de respeto, igual perdía el control y lo atacaba por mucho que se supusiera que era su superior. Y en ese momento, como alguien conociera el estilo de pelea o habilidades del doctor, quedaría claro que él no era Cooper. En todo caso, no era momento de preocuparse. Se limitó a seguir a Zumrok, observando en su mente con cierta curiosidad las muchas e imaginativas formas de matar al doctor que se le ocurrían. Finalmente llegaron a la sala de control, con lo que daba comienzo su plan: era hora de trabajar. Rápidamente observó todo el lugar: un total de ocho guardias, todos ellos aparentemente inquietos por su presencia. Bien, podría emplearlo a su favor.
- Oh, no os inquietéis por mi - dijo, con una risita demente - Seguid trabajando. De momento me sobran los sujetos de pruebas.
Rápidamente activó su Giro Giro no Spirit y examinó el nivel de poder de los presentes. Excepto por Zumrok, ninguno de ellos era rival para él. "Por un momento me preocupó el hecho de que hubiese tanta gente, pero parece que una vez me libre de Neo, será pan comido despacharlos si logro plantearlo bien. El mayor peligro es que logren dar la voz de alarma. Por suerte gozaba de la ventaja de estar disfrazado de uno de los hombres más poderosos del reino, uno al que todos obedecerían por miedo a las represalias. Se giró hacia Neo hurgándose la nariz con aire aburrido y dijo:
- Ya puedes irte. Espero tu informe para mañana como muy tarde. Ahora vete, que tienes que empezar a escribirlo. Oh, y sí, es una orden.
Se quedó mirando a Zumrok esperando a que este se fuera, sin quitarle el ojo de encima. Estaría pendiente de todas sus intenciones hasta que este hubiese salido de la estancia y estuviera a un pasillo de distancia. Por suerte podía ver a través de aquellas paredes. Una vez el hombre hubiese dejado la estancia, se giraría hacia los otros, pendiente también de sus pensamientos y emociones. Tenía que agruparlos a todos si quería eliminarlos rápidamente y sin darles tiempo a reaccionar. Así pues, llevó a cabo el plan más estúpido y genial que se le ocurrió: era hora de jugar.
- ¡Levantaos todos y venid aquí! Como parte de mi revisión tengo que haceros unas estúpidas pruebas físicas para comprobar vuestro estado de salud y blablabla - dijo, gesticulando bastante - Acabemos esto rápido. Haced un círculo en torno a mi. Vamos a jugar al corro de la patata. El último en sentarse cuando pare de cantar, suspende el examen y es despedido - sonrió ampliamente - ¿A que es divertido? Ahora daos prisa, no tengo todo el día.
Una vez los tuvo alrededor, comenzó a dar palmas y cantar desafinando mucho. A los pocos segundos, sin dejar de cantar, empleó su kamie kempo y comenzó a girar en el sitio moviendo las manos a una velocidad inhumana. En apenas un segundo hubo terminado. Sus movimientos fueron una serie de veloces golpes de Eikyo dirigidos al pecho, garganta y boca del estómago. Así paralizaba sus cuerdas vocales, sus cuellos en general, sus corazones, sus diafragmas y diferentes músculos del torso. Con esos golpes pretendía dejarlos fuera de combate. Podría haber apuntado al pecho de todos, pero para asegurarse por si con alguno se desviaba de más y no lograba paralizar su corazón, al menos los dejaba sin respiración y sin capacidad para dar la alarma. Si alguno seguía en pie tras aquello, lo remataría con un shigan en el pecho. La velocidad era crucial. Acto seguido se dirigiría al panel de control y manejaría los controles de las celdas para abrirlas todas a la vez, así como todas las puertas de aquel nivel. Nada más terminara, se camuflaría con su dispositivo de mimetismo y se pegaría contra una pared al lado de la puerta, observando por las cámaras los resultados de su trabajo. Una vez viese los resultados, decidiría cómo actuar.
- Oh, no os inquietéis por mi - dijo, con una risita demente - Seguid trabajando. De momento me sobran los sujetos de pruebas.
Rápidamente activó su Giro Giro no Spirit y examinó el nivel de poder de los presentes. Excepto por Zumrok, ninguno de ellos era rival para él. "Por un momento me preocupó el hecho de que hubiese tanta gente, pero parece que una vez me libre de Neo, será pan comido despacharlos si logro plantearlo bien. El mayor peligro es que logren dar la voz de alarma. Por suerte gozaba de la ventaja de estar disfrazado de uno de los hombres más poderosos del reino, uno al que todos obedecerían por miedo a las represalias. Se giró hacia Neo hurgándose la nariz con aire aburrido y dijo:
- Ya puedes irte. Espero tu informe para mañana como muy tarde. Ahora vete, que tienes que empezar a escribirlo. Oh, y sí, es una orden.
Se quedó mirando a Zumrok esperando a que este se fuera, sin quitarle el ojo de encima. Estaría pendiente de todas sus intenciones hasta que este hubiese salido de la estancia y estuviera a un pasillo de distancia. Por suerte podía ver a través de aquellas paredes. Una vez el hombre hubiese dejado la estancia, se giraría hacia los otros, pendiente también de sus pensamientos y emociones. Tenía que agruparlos a todos si quería eliminarlos rápidamente y sin darles tiempo a reaccionar. Así pues, llevó a cabo el plan más estúpido y genial que se le ocurrió: era hora de jugar.
- ¡Levantaos todos y venid aquí! Como parte de mi revisión tengo que haceros unas estúpidas pruebas físicas para comprobar vuestro estado de salud y blablabla - dijo, gesticulando bastante - Acabemos esto rápido. Haced un círculo en torno a mi. Vamos a jugar al corro de la patata. El último en sentarse cuando pare de cantar, suspende el examen y es despedido - sonrió ampliamente - ¿A que es divertido? Ahora daos prisa, no tengo todo el día.
Una vez los tuvo alrededor, comenzó a dar palmas y cantar desafinando mucho. A los pocos segundos, sin dejar de cantar, empleó su kamie kempo y comenzó a girar en el sitio moviendo las manos a una velocidad inhumana. En apenas un segundo hubo terminado. Sus movimientos fueron una serie de veloces golpes de Eikyo dirigidos al pecho, garganta y boca del estómago. Así paralizaba sus cuerdas vocales, sus cuellos en general, sus corazones, sus diafragmas y diferentes músculos del torso. Con esos golpes pretendía dejarlos fuera de combate. Podría haber apuntado al pecho de todos, pero para asegurarse por si con alguno se desviaba de más y no lograba paralizar su corazón, al menos los dejaba sin respiración y sin capacidad para dar la alarma. Si alguno seguía en pie tras aquello, lo remataría con un shigan en el pecho. La velocidad era crucial. Acto seguido se dirigiría al panel de control y manejaría los controles de las celdas para abrirlas todas a la vez, así como todas las puertas de aquel nivel. Nada más terminara, se camuflaría con su dispositivo de mimetismo y se pegaría contra una pared al lado de la puerta, observando por las cámaras los resultados de su trabajo. Una vez viese los resultados, decidiría cómo actuar.
Aki D. Arlia
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Todo sucedía como a cámara lenta. El fuego crepitaba debajo de mí y el humo me entraba en los ojos y me impedía ver con certeza hacia donde iba. Había dejado detrás al crío abandonado a su suerte, pero no me arrepentía.Mis manos, y de hecho todo mi cuerpo, estaban llenos de sangre, mis ropas destrozadas y yo estaba agotada. Pero a la vez notaba mi sangre latiéndome en la cabeza y la energía recorrerme entera. Ascendí más y más para huir de los gases mientras entrecerraba los ojos para poder ver. En mis oídos retumbaban los gritos de la gente que combatía en la playa, en medio del incendio. Malditos locos, estaban todos muertos si no salían de ahí. Estaba dando vueltas tratando de situarme cuando de repente vi algo caer. Me incliné sobre la alfombra y vi los ojos del arcángel mirar al cielo por última vez antes de que las llamas se lo tragaran. Se me escapó una sonrisa irónica, ¿Cómo podía haber dudado de Émile? Pobre iluso que se le había enfrentado. Tenía que volver hacia el interior y unirme a las tropas del rey. Seguro que había mucha escoria marine que necesitaba ser limpiada.
Pero en ese momento, oí la voz de Émile dentro de mí. Me llevé las manos a la cabeza y me frené en el aire, mirando a todos lados. ¿Era así como se comunicaba con la tripulación? Era incómodo, pero eso dejó de importar tan pronto asimilé su mensaje.
Respiré hondo y cambié de rumbo sin tan siquiera pensarlo. Me dirigí al mar y busqué ese barco. Descendí y bajé a la cubierta. Había un par de personas que se quedaron mirándome. Seguramente estaban avisando a Émile, menuda panda de pelotas. Les dirigí a una mirada odiosa y entré a los camarotes.
-Al que intente frenarme, le rajo la garganta.
Supongo que mi amenaza surtió efecto, porque no se interpusieron. Lo primero que hice fue entrar al camarote de Émile y pegarme una ducha. Que le dieran. De alguna manera tenía que quitarme la sangre. Tiré encima de su cama mi vestido destrozado y entré a mi propio camarote a por uno limpio. Negro, simple, útil. Me recogí el pelo para que no me molestara y tras dejar una nota en su mesa, monté en mi alfombra y me fui tal y como había venido.
'' Eres un puto prepotente de mierda. Perdona por no lamerte los pies y tirarte los tejos como tu querida cyborg, pero por si no te has dado cuenta estamos en guerra. No eres el único que ha cambiado y si crees que puedes presentare aquí después de tantos años y creer que todavía me conoces es que además de creído eres gilipollas.''
¿Quién coño se creía que era? ¿Estaba seria un rato y ya se le rebotaba? Menudo crío, por dios. ¿Tan extraño era que no le gustara la idea de estar controlada 24/7? Que Émile era un extraño, joder, que habían pasado años sin hablar. La pelirroja estaba que echaba chispas, furiosa. De mala leche se puso en pie en la alfombra y aceleró. Su plan era primero, alejarse de las llamas y segundo,ir a pedirle al primero que se encontrara que le resumiera la situación en la isla para saber dónde hacía falta ayuda e ir allá. Llegó a una especie de aldea y descendió de la alfombra para comenzar a caminar. Cogió mientras el sai y comenzó a tirarlo arriba y recogerlo, para intentar calmarse un poco.
''...gilipollas!!''
Sin conseguirlo.
Pero en ese momento, oí la voz de Émile dentro de mí. Me llevé las manos a la cabeza y me frené en el aire, mirando a todos lados. ¿Era así como se comunicaba con la tripulación? Era incómodo, pero eso dejó de importar tan pronto asimilé su mensaje.
"Eres libre de hacer lo que veas. Ya que parece que no quieres tener nada que ver conmigo, posiblemente esta sea la última vez que nos veamos. Adiós."
Respiré hondo y cambié de rumbo sin tan siquiera pensarlo. Me dirigí al mar y busqué ese barco. Descendí y bajé a la cubierta. Había un par de personas que se quedaron mirándome. Seguramente estaban avisando a Émile, menuda panda de pelotas. Les dirigí a una mirada odiosa y entré a los camarotes.
-Al que intente frenarme, le rajo la garganta.
Supongo que mi amenaza surtió efecto, porque no se interpusieron. Lo primero que hice fue entrar al camarote de Émile y pegarme una ducha. Que le dieran. De alguna manera tenía que quitarme la sangre. Tiré encima de su cama mi vestido destrozado y entré a mi propio camarote a por uno limpio. Negro, simple, útil. Me recogí el pelo para que no me molestara y tras dejar una nota en su mesa, monté en mi alfombra y me fui tal y como había venido.
'' Eres un puto prepotente de mierda. Perdona por no lamerte los pies y tirarte los tejos como tu querida cyborg, pero por si no te has dado cuenta estamos en guerra. No eres el único que ha cambiado y si crees que puedes presentare aquí después de tantos años y creer que todavía me conoces es que además de creído eres gilipollas.''
¿Quién coño se creía que era? ¿Estaba seria un rato y ya se le rebotaba? Menudo crío, por dios. ¿Tan extraño era que no le gustara la idea de estar controlada 24/7? Que Émile era un extraño, joder, que habían pasado años sin hablar. La pelirroja estaba que echaba chispas, furiosa. De mala leche se puso en pie en la alfombra y aceleró. Su plan era primero, alejarse de las llamas y segundo,ir a pedirle al primero que se encontrara que le resumiera la situación en la isla para saber dónde hacía falta ayuda e ir allá. Llegó a una especie de aldea y descendió de la alfombra para comenzar a caminar. Cogió mientras el sai y comenzó a tirarlo arriba y recogerlo, para intentar calmarse un poco.
''...gilipollas!!''
Sin conseguirlo.
Keth - Selim
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Acaricié la cabecita de Elí mientras trataba de ralentizar los latidos de mi corazón. Que miedo había pasado, aunque por suerte había colado. Seguí caminando parándome a los pocos y escribiendo más tonterías en la libreta para disimular. Pronto llegué a una especie de almacén. Estaba lleno de cajas, así que me arriesgué a abrir una. Al menos de momento no había nadie por allí.
El interior estaba lleno de rifles y otras armas de fuego. Miré a mi alrededor, ¡El almacén era enorme! ¿Cómo podían tener tantos suministros? Cogí uno de los rifles en mis manos. Era pesado. Intenté apuntar a una de las cajas, pero seguramente habría errado el tiro. Lo volví a dejar en su sitio, no tenía sentido que me lo llevara. Quería destruir el lugar, pero no tenía ni idea de cómo hacerlo. Tal vez lo mejor fuera seguir avanzando. Si hubiera explosivos y yo pudiera robar un poco... los colocaría y saldría corriendo. La salida no estaba tan lejos, y el ejército del rey se quedaría sin todas estas armas. ¿No sería algo bueno?
Pero el caso es que no tenía explosivos. Decidí seguir avanzando, pero antes abrí un par de cajas más hasta que encontré una pistola más pequeña y manejable. Seguiría en la medida de lo posible con la treta del inventario, y si me pedían más explicaciones siempre podía decir que me habían enviado a testear las armas. No podían ir a la guerra con armas defectuosas, y aún no había habido tiempo de probar estas. Si, era una buena excusa. ¿La liebre? Oh, siempre viene conmigo. Rastrea drogas, me la pasaron ya entrenada por si algún soldado... ya sabe.
Algo más confiado, respiré hondo y seguí camino con la pistola en una mano y la libreta en otra. El arma tenía un tacto metálico, frío. Muy acorde con mi estado de ánimo.
El interior estaba lleno de rifles y otras armas de fuego. Miré a mi alrededor, ¡El almacén era enorme! ¿Cómo podían tener tantos suministros? Cogí uno de los rifles en mis manos. Era pesado. Intenté apuntar a una de las cajas, pero seguramente habría errado el tiro. Lo volví a dejar en su sitio, no tenía sentido que me lo llevara. Quería destruir el lugar, pero no tenía ni idea de cómo hacerlo. Tal vez lo mejor fuera seguir avanzando. Si hubiera explosivos y yo pudiera robar un poco... los colocaría y saldría corriendo. La salida no estaba tan lejos, y el ejército del rey se quedaría sin todas estas armas. ¿No sería algo bueno?
Pero el caso es que no tenía explosivos. Decidí seguir avanzando, pero antes abrí un par de cajas más hasta que encontré una pistola más pequeña y manejable. Seguiría en la medida de lo posible con la treta del inventario, y si me pedían más explicaciones siempre podía decir que me habían enviado a testear las armas. No podían ir a la guerra con armas defectuosas, y aún no había habido tiempo de probar estas. Si, era una buena excusa. ¿La liebre? Oh, siempre viene conmigo. Rastrea drogas, me la pasaron ya entrenada por si algún soldado... ya sabe.
Algo más confiado, respiré hondo y seguí camino con la pistola en una mano y la libreta en otra. El arma tenía un tacto metálico, frío. Muy acorde con mi estado de ánimo.
Kaito Kazuki
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Akuma no mi
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Sin mucho tiempo para reaccionar los espantapájaros explotan, lanzando fuego y metralla, además de armas cortopunzantes y arrojadizas a su alrededor, y dada la cercanía de Kaito a los mismos los daños sufridos son realmente malos, muy feos y letales si no son tratados, hasta poco después de que los espantapájaros se volatizaran no se percata de la magnitud de los daños, al darse cuenta de que en su caja torácica hasta el punto de casi perforarle el motor de su sistema circulatorio. |~Malditos...me...pagarán...esto...~| Dice con esfuerzo por las heridas causadas por la metralla, bendito sea su mantra que le permitió esquivar el shuriken justo a tiempo. Con una fuerza de voluntad fuera de lo común Kaito se lleva la mano al pecho y extrae de él el shuriken, y luego, trata levemente la herida, minimizando los daños, por ejemplo, evitando una hemorragia que le dejaría sin posibilidad de seguir avanzando.
|~Vamos chicos, tenemos que continuar, quedarnos no nos servirá de nada, y quiero encontrar al desgraciado que nos ha hecho esto, pagará caro el haber atacado a los míos.~| Dice Kaito mientras se levanta con cierto esfuerzo y bastante dolor, una razón más para que Kaito quiera encontrar al sujeto que está jugando con su gremio, no le apetece estar con la tontería de que le hagan padecer continuamente por los suyos y quiere hacerle pagar al causante de todo. Siguiendo el pasillo Kaito se encuentra con dos puerta exactas, una a la izquierda y otra a la derecha. En ese momento Kaito activa su mantra y prepara el busoushoku por si hiciera falta, dado que otro objeto cortopunzante en el pecho podría ser mortal.
|~Vamos chicos, tenemos que continuar, quedarnos no nos servirá de nada, y quiero encontrar al desgraciado que nos ha hecho esto, pagará caro el haber atacado a los míos.~| Dice Kaito mientras se levanta con cierto esfuerzo y bastante dolor, una razón más para que Kaito quiera encontrar al sujeto que está jugando con su gremio, no le apetece estar con la tontería de que le hagan padecer continuamente por los suyos y quiere hacerle pagar al causante de todo. Siguiendo el pasillo Kaito se encuentra con dos puerta exactas, una a la izquierda y otra a la derecha. En ese momento Kaito activa su mantra y prepara el busoushoku por si hiciera falta, dado que otro objeto cortopunzante en el pecho podría ser mortal.
Lykanrock94
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Akuma no mi
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Un rayo de esperanza iluminaba mi camino. Después de encontrarme un trozo de madera al que agarrarme en el maldito agua y avanzar un poco, divisé una escalera de mano que daba al tejado de un edificio. Si conseguía subir allí posiblemente estaría salvado, no lo tenía seguro a ciencia cierta pero cabía la posibilidad de que lo estuviera, al menos, por un tiempo.
Me agarré a la escalera de mano e intenté subir como buenamente pude. Era costoso ya que al tener una pierna inutilizada y carbonizada pues no podía subir muy bien que digamos. Tras estar unos minutos subiendo la escalera, ya que me tenía que parar a descansar varias veces, conseguí llegar hasta el tejado. Una vez allí, me dispuse a divisar a ver si había alguno de mis aliados o a ver si veía a Derian o al chico de magma. La verdad es que estando en un tejado no podría distinguirlos bien, pero en mi interior siempre albergaba la esperanza de poder localizar a Derian para que mandara a alguien a ayudarme con esta maldita pierna.
Me agarré a la escalera de mano e intenté subir como buenamente pude. Era costoso ya que al tener una pierna inutilizada y carbonizada pues no podía subir muy bien que digamos. Tras estar unos minutos subiendo la escalera, ya que me tenía que parar a descansar varias veces, conseguí llegar hasta el tejado. Una vez allí, me dispuse a divisar a ver si había alguno de mis aliados o a ver si veía a Derian o al chico de magma. La verdad es que estando en un tejado no podría distinguirlos bien, pero en mi interior siempre albergaba la esperanza de poder localizar a Derian para que mandara a alguien a ayudarme con esta maldita pierna.
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-¡Ugh!
Me resbalé por un momento, pero recuperé el equilibrio con ayuda de la barandilla, aunque a punto estuve de apoyarme en mis compañeros y llevármelos conmigo en la caída. Por fin habíamos llegado. La verdad era que estaba un poco decepcionada por el panorama que se abría ante nosotros. No había nada que llamara la atención excepto... ¿qué era exactamente eso que surcaba los cielos? Casi prefería no saberlo mientras no se mostrase hostil y nos atacara. Existían bastante cosas en las que pensar como para preocuparnos por una más.
Daba igual lo que hiciéramos, todo parecía un callejón sin salida casi desde el momento en que había comenzado la misión. Y ahora teníamos que escoger el camino a seguir sin tener siquiera una pista de qué opción era la mejor. Estaba cansada y sentía que mi cabeza iba a estallar de un momento a otro. Me llevé las manos a las sienes en un intento de obligar al dolor a irse. Después me giré hacia los otros revos.
-Chicos, ¿qué creéis que deberíamos hacer?
No me importaba que pensaran que estaba perdida, porque lo estaba, aunque tampoco me hubiera gustado que cundiera el pánico entre ellos. Seguramente mi cara, mi mirada, ya decían más que mis palabras sobre lo que se me pasaba por la cabeza y sobre la exasperación que sentía. Unos segundos después yo misma contestaba la pregunta, ofreciéndoles una alternativa.
-Pienso que deberíamos ir al castillo. Con suerte habrá algo que nos sirva de utilidad allí, o que nos indique qué es lo que Derian pretende hacer, cuáles son sus planes concretos. Además, ¿no cabe la posibilidad de que vuelva a él en algún momento? -formulé, retóricamente. -Nuestro problema es saber hasta qué punto está vigilada y protegida la fortaleza.
Me dispuse a bajar de nuevo la infernal escalera, puesto que no veía otra salida.
Me resbalé por un momento, pero recuperé el equilibrio con ayuda de la barandilla, aunque a punto estuve de apoyarme en mis compañeros y llevármelos conmigo en la caída. Por fin habíamos llegado. La verdad era que estaba un poco decepcionada por el panorama que se abría ante nosotros. No había nada que llamara la atención excepto... ¿qué era exactamente eso que surcaba los cielos? Casi prefería no saberlo mientras no se mostrase hostil y nos atacara. Existían bastante cosas en las que pensar como para preocuparnos por una más.
Daba igual lo que hiciéramos, todo parecía un callejón sin salida casi desde el momento en que había comenzado la misión. Y ahora teníamos que escoger el camino a seguir sin tener siquiera una pista de qué opción era la mejor. Estaba cansada y sentía que mi cabeza iba a estallar de un momento a otro. Me llevé las manos a las sienes en un intento de obligar al dolor a irse. Después me giré hacia los otros revos.
-Chicos, ¿qué creéis que deberíamos hacer?
No me importaba que pensaran que estaba perdida, porque lo estaba, aunque tampoco me hubiera gustado que cundiera el pánico entre ellos. Seguramente mi cara, mi mirada, ya decían más que mis palabras sobre lo que se me pasaba por la cabeza y sobre la exasperación que sentía. Unos segundos después yo misma contestaba la pregunta, ofreciéndoles una alternativa.
-Pienso que deberíamos ir al castillo. Con suerte habrá algo que nos sirva de utilidad allí, o que nos indique qué es lo que Derian pretende hacer, cuáles son sus planes concretos. Además, ¿no cabe la posibilidad de que vuelva a él en algún momento? -formulé, retóricamente. -Nuestro problema es saber hasta qué punto está vigilada y protegida la fortaleza.
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Suspiré mientras se acercaban. Uno de ellos portaba consigo mismo unas esposas de metal ”Como sea Kairoseki estaré en problemas” – pensaba mientras analizaba mejor la situación. Tenía que hacerlo con calma, nadie me apuraba y tenía algo de tiempo antes de que él llegara a mí. ”Segundos” – alguien normal estaría presionando y con ideas confusas, con la clara idea de escapar y dejarlos tirados en el suelo. Mas ellos no eran yo y yo podía controlar la presión y mantener en orden mis ideas, no era que fuera el mejor trabajando bajo presión, pero tampoco era malo y podía manejar esta situación. Miré alrededor y notaba que otro círculo me impediría una posible herida. Tampoco es que pudiera determinar la cantidad exacta de enemigos y, aunque lo hiciera, atacar a un grupo significaría que mi cuerpo sería un maldito colador. ”No me puedo arriesgar a que esas esposa sean de Kairoseki… – si eran de ese material mis poderes de fruta del diablo no servirían. ”Si lo son… “ – ¿Valía el riesgo? ¿Valía la pena estar esposado y seguir sus órdenes? ¿Si no me llevaban al castillo? ”Mierda, mierda” – era todo. No había otro camino. Tenía que luchar y escapar. ”Eres bastante indeciso. Baka”
– Lo siento, pero… Hubo un cambio de planes – dije en un susurro. Tan rápido lo dije fue que repelí el aire hacía el frente y hacía el lado izquierdo. La distancia, la sorpresa y la velocidad a la que saldrían mis zarpas de oso serían imposibles de esquivar. Aparte, lograrían atravesar a unos cuantos en el camino. Luego de eso, rodeé mi cuerpo en mi Busoushoku Haki, para evitar que las heridas que podría llegar a recibir no penetraran tanto mi piel, para acto seguido, agarrar al tipo de las esposas, que seguramente recibiría mi ataque de lleno, y lo tiraría con fuerza hacia sus compañeros, sino lo lograba, solo lo golpearía con fuerza para lograr el mismo resultado. – No me van a arrestar. Así que les daré tres segundos para que se larguen y vuelvan con sus familias – tomé una ligera pausa mientras iba activando God Killer y el aura roja me cubría entero. – No tienen una oportunidad contra mí… Así que sean listos y largo. – mi tono era serio. Bastante más de lo que solía hablar. Apreté mi puño con fuerza y, luego, repelí el aire para impulsarlo a la derecha y que impactara en el resto del grupo. La distancia era tan corta que era prácticamente imposible que la esquivaran. Algunos se iban a salvar, claro. Pero lograría dejar fuera de combate a la gran mayoría y tendría un mayor espacio para poder pelear.
– Lo siento, pero… Hubo un cambio de planes – dije en un susurro. Tan rápido lo dije fue que repelí el aire hacía el frente y hacía el lado izquierdo. La distancia, la sorpresa y la velocidad a la que saldrían mis zarpas de oso serían imposibles de esquivar. Aparte, lograrían atravesar a unos cuantos en el camino. Luego de eso, rodeé mi cuerpo en mi Busoushoku Haki, para evitar que las heridas que podría llegar a recibir no penetraran tanto mi piel, para acto seguido, agarrar al tipo de las esposas, que seguramente recibiría mi ataque de lleno, y lo tiraría con fuerza hacia sus compañeros, sino lo lograba, solo lo golpearía con fuerza para lograr el mismo resultado. – No me van a arrestar. Así que les daré tres segundos para que se larguen y vuelvan con sus familias – tomé una ligera pausa mientras iba activando God Killer y el aura roja me cubría entero. – No tienen una oportunidad contra mí… Así que sean listos y largo. – mi tono era serio. Bastante más de lo que solía hablar. Apreté mi puño con fuerza y, luego, repelí el aire para impulsarlo a la derecha y que impactara en el resto del grupo. La distancia era tan corta que era prácticamente imposible que la esquivaran. Algunos se iban a salvar, claro. Pero lograría dejar fuera de combate a la gran mayoría y tendría un mayor espacio para poder pelear.
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