Tobías Thorn
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
No pude evitar asentir con parsimonia al escuchar la contestación del tipo oculto. No es que estuviese de acuerdo con él ni mucho menos, pero las frases para debatirle se amontonaban en mi cabeza de forma espesa sin que pudiese articular ninguna de ellas, por lo que fui a lo sencillo.
-Puuuueeess no mola nada tiiio. Si morimos... Sssí que va a ser un roooollo.
Hubiese proseguido hablando tan tranquilamente con el tipo, pero entonces hizo su aparición Biz, del cual casi me olvido, y centré toda la atención que pude en él.
- Jooooo... Estoy agustito aquí tiraaaao. Si nos vamosss... Me tienesss que llevar a burrro - dije mientras sonreía como un tonto cuando este me levantó para que andase. - Pero tienesss que ser tú y nnno uno de tus bichosss - proseguí cuando este se refirió a ellos tras movernos por la sala.
No quería irme del baño. Estaba demasiado agusto para marcharme por mi propio pie, así que o me arrastraba por el suelo o tendría que llevarme como yo quería. Al fin y al cabo era él quien quería irse, por lo que tendría que ser él quien se lo currase.
- Eeeese sí que no va a moveeerse de ahí. Seguro que essstá reveniiio como una uvvva pasa.
-Puuuueeess no mola nada tiiio. Si morimos... Sssí que va a ser un roooollo.
Hubiese proseguido hablando tan tranquilamente con el tipo, pero entonces hizo su aparición Biz, del cual casi me olvido, y centré toda la atención que pude en él.
- Jooooo... Estoy agustito aquí tiraaaao. Si nos vamosss... Me tienesss que llevar a burrro - dije mientras sonreía como un tonto cuando este me levantó para que andase. - Pero tienesss que ser tú y nnno uno de tus bichosss - proseguí cuando este se refirió a ellos tras movernos por la sala.
No quería irme del baño. Estaba demasiado agusto para marcharme por mi propio pie, así que o me arrastraba por el suelo o tendría que llevarme como yo quería. Al fin y al cabo era él quien quería irse, por lo que tendría que ser él quien se lo currase.
- Eeeese sí que no va a moveeerse de ahí. Seguro que essstá reveniiio como una uvvva pasa.
- Resumen, Biz lee:
- Decirle a Biz que si quiere que me mueva tiene que llevarme a burro.
Katharina von Steinhell
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El agua, pese a ser un problema para todos los usuarios, no era la verdadera dificultad de aquella estancia. Por alguna razón, pese a no estar en contacto con la superficie acuosa, los poderes de Katharina aún no recuperaban su fuerza, y quedó demostrado cuando, en un intento de hacer cruzar a sus compañeros, cayeron. En el momento en que la bruja comenzó a caer, sucedió un milagro. El tontatta no sólo la sostuvo a ella, llevándola hacia la salida, sino que también a sus compañeros. Había resultado ser muy útil y amable al cargar con quienes intentaron matarle hace un rato.
—Gracias por la ayuda, Elliot —expresó la pirata—. Te debo una.
Seguramente el enmascarado había llegado a la misma conclusión que Katharina, pues era un hombre inteligente, y es que, si el agua no era la responsable de que sus poderes se vieran mermados, sí lo era la Piedra Marina. Sin embargo, ¿dónde se encontraba? Bien las paredes podían estar constituidas por esta o, incluso, el suelo bajo el agua. Como sea, debía haber una cantidad ingente. Hacía años Katharina había pertenecido al cuerpo militar del Gobierno Mundial, por lo que sabía muy bien que casi todo el Kairoseki le pertenecía a este, volviendo muy extraño el hecho de que hubiera paredes construidas con dicho material. Afortunadamente, y visto desde otra perspectiva, significaba algo positivo para la bruja. Algo que podía resultar muy conveniente.
Bruscamente incrustó la punta inferior de Arugoriashito en el suelo, testeándola un par de veces, comprobando que se mantuviera firme. Su arma no sólo tenía el poder de lanzar descargas eléctricas, sino también de alterar la materia a su alrededor. Era muy similar a sus poderes mágicos, aunque tenía con gran diferencia: la Piedra Marina no le afectaba. Y era una muy buena oportunidad para experimentar. El objetivo del experimento era recubrir el filo de la guadaña con Kairoseki. Nada aseguraba que hubiera Piedra Marina donde ella pensaba que estaba, pero ¿qué perdía con intentarlo? El fallo significaba una pérdida de tiempo; el éxito, un reforzamiento importante al poder destructivo y defensivo de su arma.
Hubiera funcionado o no, Katharina retomaría su camino justo detrás de Kirtash. Llegó a una habitación prácticamente destruida, repleta de escombros. Había una escalera y, tras esta, un caminito. Sin siquiera discutirlo, tanto la bruja como el alcalde llegaron a la misma conclusión: lo mejor era continuar por el camino tras la escalera.
Era fundamental tener conocimiento del lugar en el que se encontraba, por lo que nada más llegar a la siguiente habitación echaría un vistazo, intentando reconocer cualquier cosa que se viera importante. Luego, repararía en el peculiar grupo compuesto por un hombre, tres mujeres, dos okamas y cantarín. Katharina no tenía mucho tacto al tratar con las personas, por lo que simplemente dejó que su compañero y autoproclamado líder se encargase de las relaciones diplomáticas. Mientras conversaba con ellos, la pirata estudiaría más a fondo la estancia, buscando objetos útiles e interesantes, siempre pendiente de la existencia de trampas o cosas por el estilo. A la gente le encantaba el típico truco del cordel a la altura del tobillo.
—Gracias por la ayuda, Elliot —expresó la pirata—. Te debo una.
Seguramente el enmascarado había llegado a la misma conclusión que Katharina, pues era un hombre inteligente, y es que, si el agua no era la responsable de que sus poderes se vieran mermados, sí lo era la Piedra Marina. Sin embargo, ¿dónde se encontraba? Bien las paredes podían estar constituidas por esta o, incluso, el suelo bajo el agua. Como sea, debía haber una cantidad ingente. Hacía años Katharina había pertenecido al cuerpo militar del Gobierno Mundial, por lo que sabía muy bien que casi todo el Kairoseki le pertenecía a este, volviendo muy extraño el hecho de que hubiera paredes construidas con dicho material. Afortunadamente, y visto desde otra perspectiva, significaba algo positivo para la bruja. Algo que podía resultar muy conveniente.
Bruscamente incrustó la punta inferior de Arugoriashito en el suelo, testeándola un par de veces, comprobando que se mantuviera firme. Su arma no sólo tenía el poder de lanzar descargas eléctricas, sino también de alterar la materia a su alrededor. Era muy similar a sus poderes mágicos, aunque tenía con gran diferencia: la Piedra Marina no le afectaba. Y era una muy buena oportunidad para experimentar. El objetivo del experimento era recubrir el filo de la guadaña con Kairoseki. Nada aseguraba que hubiera Piedra Marina donde ella pensaba que estaba, pero ¿qué perdía con intentarlo? El fallo significaba una pérdida de tiempo; el éxito, un reforzamiento importante al poder destructivo y defensivo de su arma.
Hubiera funcionado o no, Katharina retomaría su camino justo detrás de Kirtash. Llegó a una habitación prácticamente destruida, repleta de escombros. Había una escalera y, tras esta, un caminito. Sin siquiera discutirlo, tanto la bruja como el alcalde llegaron a la misma conclusión: lo mejor era continuar por el camino tras la escalera.
Era fundamental tener conocimiento del lugar en el que se encontraba, por lo que nada más llegar a la siguiente habitación echaría un vistazo, intentando reconocer cualquier cosa que se viera importante. Luego, repararía en el peculiar grupo compuesto por un hombre, tres mujeres, dos okamas y cantarín. Katharina no tenía mucho tacto al tratar con las personas, por lo que simplemente dejó que su compañero y autoproclamado líder se encargase de las relaciones diplomáticas. Mientras conversaba con ellos, la pirata estudiaría más a fondo la estancia, buscando objetos útiles e interesantes, siempre pendiente de la existencia de trampas o cosas por el estilo. A la gente le encantaba el típico truco del cordel a la altura del tobillo.
- Resumen:
- Ser llevada por Elliot hasta la salida y luego agradecerle.
- Darse cuenta de que el agua no es la responsable de la pérdida de sus poderes y experimentar.
- Llegar a la habitación, observarla y reparar en el peculiar grupo.
- Investigar la estancia en busca de cualquier cosa que pueda ser de utilidad.
- Ser llevada por Elliot hasta la salida y luego agradecerle.
- Arugoriashito:
- Nombre del objeto: Arugoriashīto (Hoja de Argoria)
Descripción: Muchos creen que esta arma proviene del espacio, forjada por humanos de otro mundo. La hoja de la guadaña presenta una forma de media luna y un color blanco con una longitud de ciento cincuenta centímetros. Dentro de la misma hoja se puede ver una franja de color azulado, el cual recuerda a un cielo ligeramente nublado. El filo del arma parece estar sostenido por una especie de cruz, la cual termina en una peligrosa punta forjada con el mismo material que el resto del arma. El mango es sumamente delgado y largo, llegando a una extensión de un metro y setenta centímetros.- Spoiler:
Cualidades del material: Posee tenacidad y dureza épica. Además, posee un mecanismo autónomo que constantemente está generando nanobots. Por otro lado, el mango del arma está constituido por aislantes eléctricos impidiendo así que la electricidad afecte a su portador.
Cualidades excepcionales:
Transmutación: La Hoja de Argoria, como se ha dicho antes, posee una tecnología demasiado avanzada para la civilización actual. Esta guadaña posee nanobots que son guiados por impulsos eléctricos. Estos pequeños cuerpos robóticos se encargan de reconfigurar (o transmutar) la materia a su alrededor a voluntad del usuario, pues los impulsos eléctricos que los guían provienen de la persona que porta el arma. Resumidamente, la Hoja de Argoria tiene la habilidad de una vez por turno alterar el mundo físico a voluntad del usuario, siempre y cuando esto no afecte directamente la funcionalidad de una cosa (por ejemplo, se puede formar un pilar de rocas pero no aumentar o disminuir su dureza ni tenacidad). El rango de acción siempre será de 15 metros de radio, tomando como centro al usuario del arma. Para transformar la materia, la guadaña debe estar en contacto físico con ella y, dependiendo de su peso, tardará un tiempo determinado y estipulado en la siguiente tabla:- Tabla:
- Tarda medio post en transformar 20 litros.
Tarda un post en transformar 50 litros.
Tarda un post y medio en transformar 125 litros.
Tarda dos post en transformar 200 litros.
Tarda dos post y medio en transformar 275 litros.
A partir de este punto, transformar 125 litros extra, requerirá de medio post de contacto físico y trabajo de los nanobos.
¡Diablos! ¡Chispitas!: Algunos de los nanobots del sistema del arma son capaces de producir pequeñas descargas eléctricas. Si bien uno no tiene demasiado poder, 100 sí lo tienen. Una vez cada dos turnos el arma puede cargarse de electricidad para provocar un golpe mucho más peligroso, el cual posee la capacidad de electrocutar gravemente a la víctima (siempre y cuando no sea un aislante eléctrico, claro). Esta descarga eléctrica puede paralizar durante un turno a una persona de 2 metros de altura y un peso de 120 kg. Los turnos en que no se puede usar la descarga se entiende que los nanobots se están recargando.
Descarga del Dragón Blanco: Sacrificando algunos nanobots, el arma puede sobrecargarse de electricidad que no afectará al portador. Esta sobrecarga permite que se realice un único y poderoso disparo que alcanza temperaturas de hasta 850°C, lo suficiente para fundir cualquier roca, y tanta electricidad como para alimentar un casino de las vegas durante todo un mes. Como consecuencia del sacrificio de estos pequeños cuerpos robóticos, el tiempo de espera de la habilidad anterior aumenta en un turno por cada vez que se usa esta habilidad hasta un máximo de tres disparos, tras lo cual no se puede usar ninguna habilidad del arma. Este disparo tiene un radio de 15 metros y un alcance de 85 metros, además la energía descarga simula la apariencia de un dragón blanco envuelto en llamas y electricidad. Para volver a usarse esta técnica, debe esperarse 5 turnos en los que los nanobots se generan a sí mismos.
Kenzo Nakajima
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
En la tercera planta la curiosa compañía se encontró con un panorama ciertamente amenazador. Por un lado lo que parecía una puerta blindada rodeada de pinchos, con láseres y dos torretas armadas aún más fuertemente que la pelirrosa, y eso que esta había cogido armas del esqueleto de dinosaurio. Al otro, un pasillo cubierto por un extraño gas rosado y con lo que parecían esqueletos en su interior. A decir verdad, por muy mala pinta que tuviese la puerta, el brazos largos se fiaba más de ella que del otro camino. Al menos las defensas de la puerta estaban claras y eran tangibles. Y contra lo tangible se puede luchar. Sin embargo, a saber qué clase de efectos podría tener el extraño vapor rosado, y más teniendo en cuenta que en aquella zona no había otros seres vivos, solo huesos.
Rápidamente el agente del brazo mecánico comenzó a hablar, trazando un plan con el objetivo de intentar atravesar la puerta blindada. Parecía haber llegado a la misma conclusión que él, que ese camino sería probablemente más seguro que el otro pese a parecerlo menos en primera instancia. Sus palabras parecían tener sentido, pero había algo que no terminaba de convencerle. Los láseres eran un inconveniente. Y además la puerta seguía estando cerrada. Era posible que Eric pudiese abrirla, si, pero para eso tenía que acercarse. Y era muy arriesgado. Así que decidió intentar utilizar el propio sistema defensivo a su favor.
Apuntando a la puerta, lanzaría varias de sus telarañas de forma que atravesasen los láseres en el aire. Su objetivo no era otro que intentar lograr que las torretas, pensando que lo que entraba en su rango de acción era un ser vivo, disparasen hacia la puerta. Con lo poderosas que parecían, seguramente sus disparos bastasen para romperla. Además, viendo que el salvaje ya se disponía a atacarlas, tal vez esa maniobra le proporcionase el tiempo suficiente para hacerlo más eficazmente.
Tras esto, funcionase o no, el Sargento haría caso del plan del agente e intentaría usar sus telarañas desde la distancia para reducir la peligrosidad de las púas que rodeaban la puerta.
Rápidamente el agente del brazo mecánico comenzó a hablar, trazando un plan con el objetivo de intentar atravesar la puerta blindada. Parecía haber llegado a la misma conclusión que él, que ese camino sería probablemente más seguro que el otro pese a parecerlo menos en primera instancia. Sus palabras parecían tener sentido, pero había algo que no terminaba de convencerle. Los láseres eran un inconveniente. Y además la puerta seguía estando cerrada. Era posible que Eric pudiese abrirla, si, pero para eso tenía que acercarse. Y era muy arriesgado. Así que decidió intentar utilizar el propio sistema defensivo a su favor.
Apuntando a la puerta, lanzaría varias de sus telarañas de forma que atravesasen los láseres en el aire. Su objetivo no era otro que intentar lograr que las torretas, pensando que lo que entraba en su rango de acción era un ser vivo, disparasen hacia la puerta. Con lo poderosas que parecían, seguramente sus disparos bastasen para romperla. Además, viendo que el salvaje ya se disponía a atacarlas, tal vez esa maniobra le proporcionase el tiempo suficiente para hacerlo más eficazmente.
Tras esto, funcionase o no, el Sargento haría caso del plan del agente e intentaría usar sus telarañas desde la distancia para reducir la peligrosidad de las púas que rodeaban la puerta.
- Resumen:
- - Escuchar el plan de Duretcho.
- Improvisar un poquito para intentar que las propias torretas defensivas destruyan la puerta.
- Hacer lo que dice Dretch.
Vile Spectre
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Al ver que su argucia había funcionado y que los músicos habían dirigido sus miradas hacia aquel gato amarillo que tanto gustaba de parlotear en solitario, Vile no pudo evitar soltar una sonora carcajada. Se sentía más seguro ahora que el torbellino de fuego se dirigía hacia aquel mink de pinta tan inofensiva. No sabía como se lo tomarían sus compañeros, aunque estaba seguro de que alguno sería incapaz de contener la risa y le daría un par de palmadas en la espalda. Eso estaría bien.
Desplazándose un par de metros de modo que tuviera alíneados al músico que le daba la espalda y al gato, Vile preparó su arma y espero, expectante, a que se acercasen algo más. El mink, carente de todo sentido del peligro, decidió cargar contra el músico usando sus zarpas, lo que muy posiblemente resultase en una aplastante derrota. Su raza podía sentirse avergonzada por aquel desafortunado encuentro.
Escuchó al hombre pez interrogar a uno de los músicos. Sí, aquello era justo lo que querría haber hecho. No obstante, en aquel escenario en el que podría resultar incinerado hasta convertirse en ceniza, decidió no esperar la respuesta del contrincante del gyojin y preparó su dao para un tajo horizontal. Vile, con determinación y sin perder su sonrisa, lanzó una onda cortante a la espalda del músico on fire. Darle sería lo recomendable. A esas edades seguro que no aguantaría tal acometida. Sin embargo, Vile esperó que aquello no funcionase y que el músico evitase la ofensiva, de modo que al esquivar esta impactaría en el mink. Secretamente, el joven de Arabasta deseó que este también fuera el resultado. Le interesaba ver como se pondría entonces aquel guerrero gatuno de fiero carácter pero más bien poca sensatez.
Desplazándose un par de metros de modo que tuviera alíneados al músico que le daba la espalda y al gato, Vile preparó su arma y espero, expectante, a que se acercasen algo más. El mink, carente de todo sentido del peligro, decidió cargar contra el músico usando sus zarpas, lo que muy posiblemente resultase en una aplastante derrota. Su raza podía sentirse avergonzada por aquel desafortunado encuentro.
Escuchó al hombre pez interrogar a uno de los músicos. Sí, aquello era justo lo que querría haber hecho. No obstante, en aquel escenario en el que podría resultar incinerado hasta convertirse en ceniza, decidió no esperar la respuesta del contrincante del gyojin y preparó su dao para un tajo horizontal. Vile, con determinación y sin perder su sonrisa, lanzó una onda cortante a la espalda del músico on fire. Darle sería lo recomendable. A esas edades seguro que no aguantaría tal acometida. Sin embargo, Vile esperó que aquello no funcionase y que el músico evitase la ofensiva, de modo que al esquivar esta impactaría en el mink. Secretamente, el joven de Arabasta deseó que este también fuera el resultado. Le interesaba ver como se pondría entonces aquel guerrero gatuno de fiero carácter pero más bien poca sensatez.
- Resumen:
- Lanzar una onda cortante a la espalda del guitarrista cubierto de fuego. Esperar que esquive e impacte en el pecho de Zay.
Hamlet
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Pude ver con decepción como mi artimaña no había sido de utilidad para abrir el camino. Quizás el momento en el que me di cuenta de la magnitud de mi error fue cuando unas púas emergieron de la pared para impactarme. Lento de reflejos como soy, no pude reaccionar a aquel mecanismo, por lo que no pude ni ver el impacto. No obstante, había olvidado que llevaba la armadura que me había sido ofrecida para mejor desempeño de mis funciones. Pude ver entonces como rebotaban sendos filos en mi torso sin causarme perjuicio alguno. Suspiré, decepcionado conmigo mismo, aunque también aliviado.
No había olvidado que me encontraba acompañado de enemigos. Black, Deathstroke y Rocket Raccoon, tres desgraciados criminales que parecían estar tan relajados como el reo al que se le concede el indulto. Si por mí fuera, no habría indulto para esos tres. El comodoro Kasai tenía razón al dejarlos venir con nosotros: estratégicamente era la mejor opción. No obstante, algo dentro de mí me evitaba el dejar de verlos como criminales, y cuando me di la vuelta al fallar la prueba no pude evitar rechinar los dientes al observar al trío de delincuentes. Caminé con la cabeza gacha de vuelta a mi posición, y aun así pude verle el pelaje al mapache. Fruncí el ceño y chasqueé la lengua con desagrado.
El comodoro mismo había decidido participar en la prueba, y en aquellos instantes estaba entonando una preciosa melodía en la lengua de Wano. Esperaba que terminase pronto y así pudiéramos seguir lo antes posible. Todo para alejarme de la escoria que nos acompañaba. ¿Ahora quién es el criminal, cadete Carter?
No había olvidado que me encontraba acompañado de enemigos. Black, Deathstroke y Rocket Raccoon, tres desgraciados criminales que parecían estar tan relajados como el reo al que se le concede el indulto. Si por mí fuera, no habría indulto para esos tres. El comodoro Kasai tenía razón al dejarlos venir con nosotros: estratégicamente era la mejor opción. No obstante, algo dentro de mí me evitaba el dejar de verlos como criminales, y cuando me di la vuelta al fallar la prueba no pude evitar rechinar los dientes al observar al trío de delincuentes. Caminé con la cabeza gacha de vuelta a mi posición, y aun así pude verle el pelaje al mapache. Fruncí el ceño y chasqueé la lengua con desagrado.
El comodoro mismo había decidido participar en la prueba, y en aquellos instantes estaba entonando una preciosa melodía en la lengua de Wano. Esperaba que terminase pronto y así pudiéramos seguir lo antes posible. Todo para alejarme de la escoria que nos acompañaba. ¿Ahora quién es el criminal, cadete Carter?
- Resumen:
- Relleno. Ver como Zuko canta y repudiar más a los Blue Rose.
Dexter Black
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Salió de su trance al sentirse observado por un pequeño pelirrojo. Mas allá de un telón de fondo, la cabeza del contraalmirante Arthur Silverwing se había asomado fugazmente, casi apagando la voz robótica que gritaba en la sala. Cabeceó un par de veces, como si saliese de un profundo letargo, y observó cómo la sala trataba de matar a quienes enseñaban cosas que "no molaban". ¿De verdad era eso lo único que buscaba aquello? ¿Algo que molase?
-Espera, ¡Tengo la solución! -Gritó en un arresto de genialidad. Al fin y al cabo, Dexter era tan inteligente como distraído, y nadie vivo era más distraído que él. Sin embargo, había un problema-: Pero yo no...
Al decirlo en voz alta materializó la esencia de sus miedos: Él no podía bailar; no delante de gente. Le daba una vergüenza apabullante que lo frenaba por completo y, básicamente, congelaba en el sitio. No porque lo hiciese mal, sino porque... Bueno, lo cierto es que aunque cumplía con cada paso y movimiento a la perfección, se sentía totalmente ridículo al hacerlo. No obstante, contaba con una opción que en ningún caso, nadie, podría cuestionar. Menos mal que había decidido ponerse esos pantalones por si las moscas.
-Conozco esa canción -dijo, mientras Zuko entonaba una versión poco afortunada de "Wester Seven", la canción más famosa de la capital del agua que, por algún motivo, no había utilizado "Water Seven" directamente cuando la métrica dictaba que era totalmente factible y, el buen gusto, totalmente necesario.
A su alrededor surgieron ilusorias chiribitas, una serie de luces danzantes que rodearon a una distancia prudencial su cuerpo a poca menos altura de los ojos de cada uno de los presentes, en el ángulo propicio para lo que estaba a punto de hacer. Respiró profundamente, más nervioso por poder llegar arriba lo más rápido posible que por lo que estaba a punto de hacer: Era necesario para salvar el mundo. Por otro lado, la canción de Zuko no era muy bailable, pero esto no importaba una vez estaba dispuesto a mostrarles lo que tenía.
-¡Y esto es lo que tengo! -Su voz se propagó en el aire con la misma fuerza que sus pantalones, abiertos por el imperceptible velcro trasero, volaron. No llevaba nada debajo, de modo que quedó totalmente visible su envidiable aparato, que obsequió con una rotunda erección al monitor. Aunque eso no había estado previsto.
Las luces danzantes se multiplicaron, lo suficientemente rápido como para volver a ocultar de la visión su miembro, aunque tal vez no lo suficientemente veloz como para conseguir que ninguno lo hubiese visto. Los miembros de Blue Rose eran conscientes, había sufrido muchos percances y despistes ya relacionados con sus pantalones, pero los miembros de la Marina no tenían que pasar por un momento violento de forma tan gratuita.
-Como mínimo... -Sonrió- Tendréis que reconocer que mola.
-Espera, ¡Tengo la solución! -Gritó en un arresto de genialidad. Al fin y al cabo, Dexter era tan inteligente como distraído, y nadie vivo era más distraído que él. Sin embargo, había un problema-: Pero yo no...
Al decirlo en voz alta materializó la esencia de sus miedos: Él no podía bailar; no delante de gente. Le daba una vergüenza apabullante que lo frenaba por completo y, básicamente, congelaba en el sitio. No porque lo hiciese mal, sino porque... Bueno, lo cierto es que aunque cumplía con cada paso y movimiento a la perfección, se sentía totalmente ridículo al hacerlo. No obstante, contaba con una opción que en ningún caso, nadie, podría cuestionar. Menos mal que había decidido ponerse esos pantalones por si las moscas.
-Conozco esa canción -dijo, mientras Zuko entonaba una versión poco afortunada de "Wester Seven", la canción más famosa de la capital del agua que, por algún motivo, no había utilizado "Water Seven" directamente cuando la métrica dictaba que era totalmente factible y, el buen gusto, totalmente necesario.
A su alrededor surgieron ilusorias chiribitas, una serie de luces danzantes que rodearon a una distancia prudencial su cuerpo a poca menos altura de los ojos de cada uno de los presentes, en el ángulo propicio para lo que estaba a punto de hacer. Respiró profundamente, más nervioso por poder llegar arriba lo más rápido posible que por lo que estaba a punto de hacer: Era necesario para salvar el mundo. Por otro lado, la canción de Zuko no era muy bailable, pero esto no importaba una vez estaba dispuesto a mostrarles lo que tenía.
-¡Y esto es lo que tengo! -Su voz se propagó en el aire con la misma fuerza que sus pantalones, abiertos por el imperceptible velcro trasero, volaron. No llevaba nada debajo, de modo que quedó totalmente visible su envidiable aparato, que obsequió con una rotunda erección al monitor. Aunque eso no había estado previsto.
Las luces danzantes se multiplicaron, lo suficientemente rápido como para volver a ocultar de la visión su miembro, aunque tal vez no lo suficientemente veloz como para conseguir que ninguno lo hubiese visto. Los miembros de Blue Rose eran conscientes, había sufrido muchos percances y despistes ya relacionados con sus pantalones, pero los miembros de la Marina no tenían que pasar por un momento violento de forma tan gratuita.
-Como mínimo... -Sonrió- Tendréis que reconocer que mola.
- resumen:
- Sacarme la chorra.
Rose D. Alviss
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
- ¿Qué..? ¿luchar por el qué? - Reaccioné ante la respuesta digna de un académico de la lengua, nótese la ironía. - No entiendo una puta mierda, algo de rock, destrucción , respeto, fans... Perdona que te diga pero... ¡ES UNA AUTENTICA ESTUPIDEZ LO QUE ACABAS DE DECIR! Y aprende a hablar, la pedagogía funciona.- Grité al batería, enojado.
Si es que le he entendido bien, pero me ha dejado claro que están con los zumbados apocalípticos. O igual son ellos.
Tras ello, me percate que el gato amarillo mutante gigante había sido de utilidad: un derechazo a Magnus, con quien había intercambiado antes un sillazo y él una llamarada, la típica historia de amor. Zane se puso con la hibrida y se abalanzo sobre el bajista y Luka por su parte, amenazaba con ahogar al cantante. Las técnicas de ambos seguramente atraerían la atención de los demás miembros, permitiéndome una mayor libertad a la hora de moverme y poder pillarles por sorpresa. Para disimular seguí echando chocolate a la batería, pero en menor cantidad, y acercándome muy poco a poco.
Poco más puedo hacer, acabo de conseguir estos poderes, sólo sé hacer esto y alguna cosa más. Me toca esperar mi oportunidad.
Tampoco ayudaba el hecho que los rivales aguantaron varios ataques del pelirrojo y el pez, yo estoy muy lejos de ellos en cuanto a poder, mi especialidad es ir por la espalda, no de frente, por lo que acercarme era una locura y usar dagas a distancia una estupidez.
Si es que le he entendido bien, pero me ha dejado claro que están con los zumbados apocalípticos. O igual son ellos.
Tras ello, me percate que el gato amarillo mutante gigante había sido de utilidad: un derechazo a Magnus, con quien había intercambiado antes un sillazo y él una llamarada, la típica historia de amor. Zane se puso con la hibrida y se abalanzo sobre el bajista y Luka por su parte, amenazaba con ahogar al cantante. Las técnicas de ambos seguramente atraerían la atención de los demás miembros, permitiéndome una mayor libertad a la hora de moverme y poder pillarles por sorpresa. Para disimular seguí echando chocolate a la batería, pero en menor cantidad, y acercándome muy poco a poco.
Poco más puedo hacer, acabo de conseguir estos poderes, sólo sé hacer esto y alguna cosa más. Me toca esperar mi oportunidad.
Tampoco ayudaba el hecho que los rivales aguantaron varios ataques del pelirrojo y el pez, yo estoy muy lejos de ellos en cuanto a poder, mi especialidad es ir por la espalda, no de frente, por lo que acercarme era una locura y usar dagas a distancia una estupidez.
- Resumen:
- Enfadarme por la respuesta del batería, a pesar de no haber entendido casi nada.
- Seguir con la misma ofensiva, pero preparándome para actuar en base a los futuros eventos.
- Relleno.
- Enfadarme por la respuesta del batería, a pesar de no haber entendido casi nada.
- Stats:
Agilidad Tier 3
Velocidad Tier 3 Reflejos Tier 2
Puntería Tier 2 Poder de Destrucción Tier 1
Rocket Raccoon
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El marine había pasado de nuevo a su forma humana y empezó a cantar algo en una lengua que el mapache no entendió. Justo después, el capitán conjuró una especie de cosas extrañas que tapaban los ojos a todos los presentes, incluido él mismo. Con un sonoro "quita" intentó moverse para evitar que le taparan la vista, aunque no lo consiguió. Sin embargo, le había dado tiempo a darse cuenta de algo de lo que no estaba seguro si quería darse cuenta de verdad. El dragón azul se había quitado los pantalones. El mapache suspiró y bajó del hombro del dragón al suelo, alzándose de este en sus gloriosos ochenta y tres centímetros que, si bien era menos de un metro, era bastante más grande que un mapache corriente. O eso había visto. Su hermana era la mitad de grande que él. El mapache carraspeó para aclararse la voz y entonces metió su mano robótica en el interior de su cuerpo de arena.
—El capitán me dijo que no iba a necesitar esto, pero veo que sí. Veamos...
Y sacó de su interior un extraño aparato circular de color azul. Lo posó en el suelo y le dio a un botón que descansaba en lo más alto de este y entonces, con gran fuerza, resonó por la sala una animada melodía, bastante más marchosa que lo que había cantado el marine:
Aquel aparato era un altavoz que le habían dado los okamas durante su tiempo en Impel Down. En la prisión, el mapache solía hacer escapadas de su celda hacia un piso secreto habitado por presos y okamas que ofrecían espectáculos y camas a gente que no quería dormir en las pequeñas e incómodas celdas. Durante meses, Rocket había sido uno de los bailarines estrella del Paraíso Okama de Impel Down, haciendo espectáculos semanales junto a Theodora Radovich, un okama cyborg cuya pasión por el baile superaba la de ningún otro.
El animal saltaba de un lado a otro, con piruetas al ritmo de la música. Utilizaba ráfagas de aire y hacia figuras con arena que se alzaban como fuegos artificiales para luego desaparecer, mostrando el mayor espectáculo que en aquel momento podía enseñar. Su movimiento final al terminar la canción fue barriendo el suelo de rodillas con los brazos extendidos a los lados, respirando con profundidad.
—¡¡WOOO!! —gritó poniéndose de pie y estirando los brazos hacia arriba—¡¡Soy Rocket, perra!!
—El capitán me dijo que no iba a necesitar esto, pero veo que sí. Veamos...
Y sacó de su interior un extraño aparato circular de color azul. Lo posó en el suelo y le dio a un botón que descansaba en lo más alto de este y entonces, con gran fuerza, resonó por la sala una animada melodía, bastante más marchosa que lo que había cantado el marine:
Aquel aparato era un altavoz que le habían dado los okamas durante su tiempo en Impel Down. En la prisión, el mapache solía hacer escapadas de su celda hacia un piso secreto habitado por presos y okamas que ofrecían espectáculos y camas a gente que no quería dormir en las pequeñas e incómodas celdas. Durante meses, Rocket había sido uno de los bailarines estrella del Paraíso Okama de Impel Down, haciendo espectáculos semanales junto a Theodora Radovich, un okama cyborg cuya pasión por el baile superaba la de ningún otro.
El animal saltaba de un lado a otro, con piruetas al ritmo de la música. Utilizaba ráfagas de aire y hacia figuras con arena que se alzaban como fuegos artificiales para luego desaparecer, mostrando el mayor espectáculo que en aquel momento podía enseñar. Su movimiento final al terminar la canción fue barriendo el suelo de rodillas con los brazos extendidos a los lados, respirando con profundidad.
—¡¡WOOO!! —gritó poniéndose de pie y estirando los brazos hacia arriba—¡¡Soy Rocket, perra!!
Liv L Astrid
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Aquel tipo volvió a tocar el instrumento exactamente en las mismas teclas impidiendo que el sonido se tuviese. Parecía que ya no se iba a dignar a responder a ninguna pregunta que le hiciese.
-Esto ya va a ser una pérdida de tiempo – me dijo mi recuerdo.
-Lo sé, pero es lo que hay, pensaba que quizás me contase algo.
Comencé a caminar con paso decidido hacia el hombre robot, desenfundando ambas espadas y activando la marca de mi akuma debajo de mi ropa. Las espadas se sentían más ligeras en mis manos que cualquiera otra arma que hubiese portado alguna vez, incluso más que antes con ellas mismas. Según daba un paso flexioné ligeramente mi espalda, agachándome como si fuese a recoger algo del suelo y acto seguido realicé un sprint hacia mi oponente a la máxima velocidad que pude.
Cuando llegase hasta él realizaría un corte directo a su cuello y aprovechando el movimiento cinético del ataque daría un giro sobre mí misma para con la otra espada intentar cortar el instrumento por la mitad. En el momento en el que terminase aquel movimiento las marcas se tornarían de un color blanco, aunque no a vista del hombre, haciendo que la temperatura a mi alrededor inmediato se notase más baja, lista para realizar el siguiente ataque en caso de que sobreviviese a este.
-Esto ya va a ser una pérdida de tiempo – me dijo mi recuerdo.
-Lo sé, pero es lo que hay, pensaba que quizás me contase algo.
Comencé a caminar con paso decidido hacia el hombre robot, desenfundando ambas espadas y activando la marca de mi akuma debajo de mi ropa. Las espadas se sentían más ligeras en mis manos que cualquiera otra arma que hubiese portado alguna vez, incluso más que antes con ellas mismas. Según daba un paso flexioné ligeramente mi espalda, agachándome como si fuese a recoger algo del suelo y acto seguido realicé un sprint hacia mi oponente a la máxima velocidad que pude.
Cuando llegase hasta él realizaría un corte directo a su cuello y aprovechando el movimiento cinético del ataque daría un giro sobre mí misma para con la otra espada intentar cortar el instrumento por la mitad. En el momento en el que terminase aquel movimiento las marcas se tornarían de un color blanco, aunque no a vista del hombre, haciendo que la temperatura a mi alrededor inmediato se notase más baja, lista para realizar el siguiente ataque en caso de que sobreviviese a este.
- resumen:
- Atacar al hombre de metal
- Cosas usadas:
- SMART STÅL: Filo mejor que el de un bisturí quirurgico. Acero de las espadas 8 en escala Mohs. Las espadas pesarán 30% menos (lo que implica que su manejo será más rápido).
las espadas pesarán 30% menos (lo que implica que su manejo será más rápido).- multiplicadores :
- -Coordinación (x2 + x7,5) x4 = 38
-Resistencia muscular (x2 + x7,5) x4 = 38
-Resistencia cardiovascular (x2 + x7,5) x4 = 38
-Fuerza (x2 + x7,5) x4 = 38
-Potencia (x2 + x7,5) x4 = 38
-Velocidad x7,5 x4 = 30
-Reflejos x7,5 x4 = 30
-Flexibilidad x7,5 x4 = 30
-Equilibrio x7,5 x4 = 30
-Agilidad x7,5 x4 = 30
Marca de color blanco: le permite reducir su temperatura o la de lo que esté en contacto con ella en hasta 25º- caracteristicas:
- Velocidad 7
Reflejos 7
Agilidad 5
Resistencia 5
Pericia 2
Resto de clases Tier 1
Lance Kashan
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Quizás hubiera sido mejor mojarme hasta las rodillas y ya, en vez de querer comportarme como un rey e ir sobrevolando el agua con toda la parsimonia del mundo. A lo mejor el mundo me estaba tratando de impartir una lección y una moraleja a punta de puño, ya que mi vehículo, si se le podía llamar así, se había desvanecido de golpe y había causado que terminase mojado entero. Y ese tipo de cosas, teniendo en cuenta que todavía no había tenido ni un segundo como para ponerme mis tan ansiados y preciosos calzoncillos, no eran para nada placenteras. Pero para nada. Mientras farfullaba y me quejaba para mis adentros, mis ojos veían el techo de la sala deslizarse con cierta velocidad, y mi cuerpo sufría el viento en todo su esplendor, algo que tampoco apreciaban mis partes bajas, pero sí el resto del cuerpo. El enano había tomado la iniciativa en este asunto y, demostrando una fuerza muy por encima de la propia, había tomado nuestros tres cuerpos remojados y nos estaba llevando hacia nuestro destino, o lo que creíamos que podía serlo.
En lo que parecía ser un abrir y cerrar de ojos, estaba tirado en el suelo de una habitación que, aunque no tenía la mejor decoración de interiores que hubiera visto hasta el momento, sí era de lejos más acogedora que cualquier otra sala vista hasta ahora. No por iluminación, temperatura, compañía ni nada por el estilo, simplemente es que aquel lugar no me estaba gritando a la cara que quería matarme o que podía pasar en cualquier segundo y, en este sitio, eso era algo que tenía que agradecer. El metal desperdigado en el suelo, propio para pillar el tétanos, le daba hasta su propio ambiente, algo perturbador pero acogedor, o quizás es que simplemente estaba acostumbrado a sitios mucho peores. Con un suspiro, me puse de pie y, teniendo cuidado de no evitar que algún trozo de los que abundaban por allí en el calzado, miré alrededor. Para nada destacable. Una sala bastante vacía, con una sola escalera, que llevaba a otra sala, inaccesible a primera vista. Mientras mis otros compañeros se reincorporaban y centraban, me acerqué al nuevo integrante, o eso parecía ser por los comentarios de Katharina y Kirtash, y lo miré.
—Así que Elliot Mouse… Me gusta. — Me salté por una vez la regla de no hablar ante desconocidos para no dar pistas de mi identidad, quizás siendo más imprudente por la presencia de Katharina, que ya me había conocido sin máscara, y la presencia del que estaba considerando mi ‘’amigo’’ en la escalada que estábamos llevando a cabo. Así, tras lo dicho, trataría de poner las manos en forma de cuenco delante suya, dándole a entender que quería que se subiese, todo para llevarle encima de mí y ahorrarle esfuerzo. Y bueno, me hacía ilusión. No todos los días tenía la ocasión de poder llevar a otra persona en el hombro, la verdad. Si aceptaba, lo subiría hasta la clavícula y lo dejaría allí, como si de un loro pirata se tratase.
Siguiendo los pasos que escuchaba, comencé a andar hasta la única sala a la que podíamos pasar en aquel momento, sabiendo que la primera que había visto tenía nulas opciones a poder adentrarse en ella. Además, ya tenía ganas de llegar a una sala en condiciones. Esta iluminación tenue me estaba poniendo de los nervios, y ahora daba gracias a todos y cada uno de los dioses que conocía y estaba por conocer, incluida la Aguja, de que el apagón de luces hubiera coincidido con el incendio. Si no, quién sabe lo que hubiera pasado allí. Una vez vi una puerta entreabierta, con clara luz detrás de ella, dejé a Kirtash y Katharina pasar antes, para que pudieran presenciar lo que sea que hubiera allí adentro antes que yo, y luego la atravesé. Era un…, ¿grupo? Uno, dos, tres… Siete personas. Un niño, entre ellos, aunque supongo que yo tampoco era el más apropiado para hacer ese tipo de comentarios. Tampoco era tan raro que hubiera más gente en el interior de ‘’La Gran Aguja’’, al fin y al cabo habíamos entrado decenas de personas, y eso contando solamente criminales y piratas, ya que la marine seguramente hubiera traído una cierta cantidad de efectivos a hacer el trabajo de su parte. Dando un paso a atrás y dejando a Kirtash tomar el control de la situación, ya que era el que tenía más don de gentes del grupo a simple vista, comencé a hablar en un tono bajito con Elliot:
—Oye, Elliot, ¿qué hacías aquí? —Mi intención, como se notaba en mis palabras, no era sacar información, tampoco me interesaba en esos precisos instantes, sino más bien era la curiosidad la que hacía de motor a la hora de preguntar. — Si puedo saberlo, claro.
En lo que parecía ser un abrir y cerrar de ojos, estaba tirado en el suelo de una habitación que, aunque no tenía la mejor decoración de interiores que hubiera visto hasta el momento, sí era de lejos más acogedora que cualquier otra sala vista hasta ahora. No por iluminación, temperatura, compañía ni nada por el estilo, simplemente es que aquel lugar no me estaba gritando a la cara que quería matarme o que podía pasar en cualquier segundo y, en este sitio, eso era algo que tenía que agradecer. El metal desperdigado en el suelo, propio para pillar el tétanos, le daba hasta su propio ambiente, algo perturbador pero acogedor, o quizás es que simplemente estaba acostumbrado a sitios mucho peores. Con un suspiro, me puse de pie y, teniendo cuidado de no evitar que algún trozo de los que abundaban por allí en el calzado, miré alrededor. Para nada destacable. Una sala bastante vacía, con una sola escalera, que llevaba a otra sala, inaccesible a primera vista. Mientras mis otros compañeros se reincorporaban y centraban, me acerqué al nuevo integrante, o eso parecía ser por los comentarios de Katharina y Kirtash, y lo miré.
—Así que Elliot Mouse… Me gusta. — Me salté por una vez la regla de no hablar ante desconocidos para no dar pistas de mi identidad, quizás siendo más imprudente por la presencia de Katharina, que ya me había conocido sin máscara, y la presencia del que estaba considerando mi ‘’amigo’’ en la escalada que estábamos llevando a cabo. Así, tras lo dicho, trataría de poner las manos en forma de cuenco delante suya, dándole a entender que quería que se subiese, todo para llevarle encima de mí y ahorrarle esfuerzo. Y bueno, me hacía ilusión. No todos los días tenía la ocasión de poder llevar a otra persona en el hombro, la verdad. Si aceptaba, lo subiría hasta la clavícula y lo dejaría allí, como si de un loro pirata se tratase.
Siguiendo los pasos que escuchaba, comencé a andar hasta la única sala a la que podíamos pasar en aquel momento, sabiendo que la primera que había visto tenía nulas opciones a poder adentrarse en ella. Además, ya tenía ganas de llegar a una sala en condiciones. Esta iluminación tenue me estaba poniendo de los nervios, y ahora daba gracias a todos y cada uno de los dioses que conocía y estaba por conocer, incluida la Aguja, de que el apagón de luces hubiera coincidido con el incendio. Si no, quién sabe lo que hubiera pasado allí. Una vez vi una puerta entreabierta, con clara luz detrás de ella, dejé a Kirtash y Katharina pasar antes, para que pudieran presenciar lo que sea que hubiera allí adentro antes que yo, y luego la atravesé. Era un…, ¿grupo? Uno, dos, tres… Siete personas. Un niño, entre ellos, aunque supongo que yo tampoco era el más apropiado para hacer ese tipo de comentarios. Tampoco era tan raro que hubiera más gente en el interior de ‘’La Gran Aguja’’, al fin y al cabo habíamos entrado decenas de personas, y eso contando solamente criminales y piratas, ya que la marine seguramente hubiera traído una cierta cantidad de efectivos a hacer el trabajo de su parte. Dando un paso a atrás y dejando a Kirtash tomar el control de la situación, ya que era el que tenía más don de gentes del grupo a simple vista, comencé a hablar en un tono bajito con Elliot:
—Oye, Elliot, ¿qué hacías aquí? —Mi intención, como se notaba en mis palabras, no era sacar información, tampoco me interesaba en esos precisos instantes, sino más bien era la curiosidad la que hacía de motor a la hora de preguntar. — Si puedo saberlo, claro.
- Resumen [AEG&KATH]:
- -Dar las gracias a Elliot.
-Avanzar con el grupo.
-Tratar de hablar con Elliot.
Osuka Sumisu
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Tan pronto como las presencias aparecieron, volvieron a desvanecerse como el polvo contra el fuerte viento. Una cosa era algo como el gorila mecánico y otras virguerías; extrañas pero con la suficiente lógica, pero aquello parecido sacado de una película de exorcismos, un poltergeist. Osu no creía en historias de fantasmas, pero era suficiente como para que un escalofrió recorriera toda su espina dorsal. Aunque fuesen espíritus o no, la sala gigante decorada como si fuese una habitación de niñas.
- Las personas no aparecen y desaparecen así como así, al menos no tan rápido Aunque si nos quisieran atacar no hubiesen desaprovechado este ambiente tan oscuro- dijo muy serio, pues sus cinco sentidos aún permanecían alerta-. Esta vez busquemos la llave, que siendo de ese tamaño no puede andar muy lejos. Que la otra vez que abrimos una puerta por las malas acabamos con Maki encandilando a ese puto bicho con un baile.
Mientras que la niña lenteja buscaba en un baúl de juguetes extra grande, se fue donde estaba Annie, o al menos indicaba su presencia. La casa de muñecas era bastante grande, más todavía que la casa donde vivió en Kabushi antes de unirse a la revolución. Aunque era de plástico (o al menos lo parecía) y se notaba que estaba hecha para jugar con ella y no vivir en ella.
- Dime Annie, has encontrado algo… -su voz perdió aliento, pues no espero encontrarse los cadáveres sin piel ni hueso de un par de humanos, vestidos con trajes y alrededor de una mesa con un juego de té. Sin duda era un panorama sinestro. El revolucionario simplemente pudo tragar saliva antes de hablar-. Dios mío… Esperemos que no haya una niña sociópata de doce metros o estaremos fastidiados.
- Las personas no aparecen y desaparecen así como así, al menos no tan rápido Aunque si nos quisieran atacar no hubiesen desaprovechado este ambiente tan oscuro- dijo muy serio, pues sus cinco sentidos aún permanecían alerta-. Esta vez busquemos la llave, que siendo de ese tamaño no puede andar muy lejos. Que la otra vez que abrimos una puerta por las malas acabamos con Maki encandilando a ese puto bicho con un baile.
Mientras que la niña lenteja buscaba en un baúl de juguetes extra grande, se fue donde estaba Annie, o al menos indicaba su presencia. La casa de muñecas era bastante grande, más todavía que la casa donde vivió en Kabushi antes de unirse a la revolución. Aunque era de plástico (o al menos lo parecía) y se notaba que estaba hecha para jugar con ella y no vivir en ella.
- Dime Annie, has encontrado algo… -su voz perdió aliento, pues no espero encontrarse los cadáveres sin piel ni hueso de un par de humanos, vestidos con trajes y alrededor de una mesa con un juego de té. Sin duda era un panorama sinestro. El revolucionario simplemente pudo tragar saliva antes de hablar-. Dios mío… Esperemos que no haya una niña sociópata de doce metros o estaremos fastidiados.
Zack Suky
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Mientras esperaba a que alguien hiciese algo por ayudarme a subir comencé a buscar como pude el cigarro que se me había perdido durante la caída. Con un poco de suerte no se habría descapullado y vería la punta incandescente por algún lado, pero tras un ligero vistazo desistí.
-Mierda - dije entre dientes mientras echaba un vistazo al paquete medio vacío de tabaco antes de volver a guardarlo.
Estaba perdiendo demasiadas veces los nervios desde que había llegado y la maltrecha cajetilla comenzaba a notarlo, aunque por suerte mi atención pudo desviarse del mono que tenía cuando una especie de cuerda casi me da en la cara. Al principio creí que debía ser una de las cuerdas que generaba White, pero no tardé en darme cuenta que quien me había ayudado a subir era otro tipo estrafalario.
- He visto que habéis estado entretenidos - dije sin dirigirme a nadie en concreto una vez estuve reunido con el grupo.
Al parecer la idea era seguir subiendo, y como tampoco quería entretener al grupo con preguntas tontas sobre quien era este tío o sobre qué cojones había pasado con la bicha ahorcada, así que me limité a quedarme callado mientras dejaba que el tipo me ayudase a subir a donde narices fuésemos.
-Mierda - dije entre dientes mientras echaba un vistazo al paquete medio vacío de tabaco antes de volver a guardarlo.
Estaba perdiendo demasiadas veces los nervios desde que había llegado y la maltrecha cajetilla comenzaba a notarlo, aunque por suerte mi atención pudo desviarse del mono que tenía cuando una especie de cuerda casi me da en la cara. Al principio creí que debía ser una de las cuerdas que generaba White, pero no tardé en darme cuenta que quien me había ayudado a subir era otro tipo estrafalario.
- He visto que habéis estado entretenidos - dije sin dirigirme a nadie en concreto una vez estuve reunido con el grupo.
Al parecer la idea era seguir subiendo, y como tampoco quería entretener al grupo con preguntas tontas sobre quien era este tío o sobre qué cojones había pasado con la bicha ahorcada, así que me limité a quedarme callado mientras dejaba que el tipo me ayudase a subir a donde narices fuésemos.
- Resumen:
- Subir con el grandioso SUPAIDAMAN
Llegan once campanadas, que resuenan por todo el interior de la aguja. Su sonido reverbera por todas partes y rebota en cada pared, adentrándose hasta lo más hondo de cada uno. Es un sonido pesado y solemne, casi fúnebre, que silencia durante unos instantes toda la aguja.
-La oscuridad se cierne sobre el Gobierno Mundial -dice una voz, distinta a todas las demás-, invadiendo este mar corrupto y penetrando hasta los tuétanos. Nadie os va a salvar del juicio esta noche; nadie estará allí para escuchar vuestras súplicas. Esta noche, uno a uno, los viejos dioses que controlaban este mundo cruel caerán para dejar paso a una vida sin tirano que la gobierne. Os esperamos.
Suena un topetazo, y restalla el micrófono en un sonido tan agudo que se clava como un cuchillo en los oídos, dejando un eco de estática tras de sí. No hay música esta vez; no hay nada más allá...
-La oscuridad se cierne sobre el Gobierno Mundial -dice una voz, distinta a todas las demás-, invadiendo este mar corrupto y penetrando hasta los tuétanos. Nadie os va a salvar del juicio esta noche; nadie estará allí para escuchar vuestras súplicas. Esta noche, uno a uno, los viejos dioses que controlaban este mundo cruel caerán para dejar paso a una vida sin tirano que la gobierne. Os esperamos.
Suena un topetazo, y restalla el micrófono en un sonido tan agudo que se clava como un cuchillo en los oídos, dejando un eco de estática tras de sí. No hay música esta vez; no hay nada más allá...
- 1-¡Tápese señora!:
- Hacia el final de la canción, preciosa donde las haya y desagradable a la par, se da cuenta de que una mujer peluda está golpeando contra su cristal y trastabilla con la mala suerte de que se cae de espaldas contra el suelo. Afortunadamente no escucháis ningún hueso romperse, pero debe haber sido una caída aparatosa y, por lo menos, estaría bien echarle un cable. Os dais cuenta, ahora que su figura no os estorba, que tras ella hay una puerta metálica de… ¿Un ascensor? El futuro es hoy, viejo. ¿Qué queréis hacer? Por cierto, el cristal parece bastante endeble a juzgar por su grosor.
- 2-Beaver el ariete y su crew:
- La verdad es que lográis subir sin mayor problema, aunque Nailah y Ummak resbalan un poco debido a lo pulido de la rampa, pero conseguís llegar hasta arriba y podéis ver un mensaje bastante estúpido que se ríe de vosotros. Siguiendo el único pasillo posible llegáis hasta Scarlett, pero no parece que haya ninguna de las chicas que antes visteis ni ningún fan en general. Qué raro.
- 3-Scarlett:
- -Hay una forma muy amistosa -dice, volviéndose hacia ti mientras adopta una sensual postura todavía sin erguirse, apoyada sobre un costado y con las piernas flexionadas, mirándote de manera perturbadora-, pero tal vez necesites la fuerza de todos modos, pequeña.
Ronronea entre risitas. No parece que vaya a salir de la cama.
- 4-Arachi guan:
- Luka… A ver cómo te digo esto. Consigues envolver al cantante en tu pompa, pero tus oídos empiezan a pitar mientras tu cabeza restalla del dolor (migraña 3 posts) y pierdes el equilibrio momentáneamente, lo justo para evitar que el ataque de Zay te golpee cuando, sin pensar en las consecuencias, estampa sus puños en el cantante.
Zay, por los pelos no te has chamuscado. La electricidad estática recorre tu cuerpo y el pelo se te eriza completamente, pareciendo algo más similar a un pompón humanoide que a un felino temible. El guitarra –no Magnus– y el batería observan estupefactos vuestras acciones, ya que tanto Magnus –fruto de un corte abominable de Vile– como el bajista han caído, el cantante está a vuestra merced…
-Vale, vale, noh rendimo, pero libera al Brayan que noh lo vas a ahogá.
Os tira una especie de pulsera con las letras V.I.P. grabadas.
-Con ehto tenéis asseso a cualquier zala de ehte piso, aunque cuidao porque no deha de habé cámaras. ¡Y zuelta al Brayan cojona!
Y será mejor que corráis, porque tiene pinta de que el Brayan está chamuscado no, lo siguiente.
- 5-Midorima y la pandilla patatilla:
- Bucharatti os mira negando con la cabeza y rascándose la nuca cada vez que ve como los setos se mueven más. Mido, tu ataque no parece afectar en nada a la gran pantalla que repite en bucle tus vídeos, de hecho, logras que cambie de canal y empieza a sonar una canción de los AB/CD. Es mucho más ruidoso que el vídeo anterior y los setos comienzan a moverse más deprisa. Simo, cortar uno de los cables no sirvió en absoluto. De hecho, ahora suena más alto todavía. A vuestros pies sentís las raíces de los setos moverse, aunque no parecen raíces sino cables. Por otro lado, un seto muy pequeño se os acerca, tiene ojitos adorables y os mira como si fuera un cachorrito.
- 6-Pink Smoke Club:
- Bizban y Tobías salís de la sala rápidamente y, aunque no notáis que los efectos del humo desaparezcan, por lo menos no van a más.
Bizban, algunos de tus esqueletos han sufrido disparos de gran calibre, es más, en la sala hay unas torretas con ametralladoras disparando contra una puerta metálica. Las balas están rebotando de forma aleatoria por toda la sala hasta que han sido capaces de pararla.
En esta sala están el grupo de Dretch, Eric y compañía, así como una veintena de marines.
- 7-Aguja got talent:
- Hamlet, cierto es que llevas la armadura, pero la energía de un impacto no se disipa y desaparece como si nada como si nada. Estás bastante dolorido en las zonas que te han impactado, si las revisas puede que tengas algún moratón. Las púas que te dieron están en el suelo con la punta abollada, recuerda que una buena protección no implica negar el 100% de las consecuencias de un ataque. Death un poco más de lo mismo, aunque esta se ha quedado atorada entre la junta bajo el sobaco. El impacto te ha dolido, pero más allá de eso tu armadura, al igual que Hamlet, ha impedido una herida mayor.
Todos los demás muestran sus talentos, cuando llega el turno de Dexter sale un proyector del techo y proyecta una cuadrícula pixelada sobre una parte tan sensible.
- POR FAVOR, TENED EN CUENTA QUE ESTAMOS EN HORARIO INFANTIL. POR LO DEMÁS MOLA LO QUE TENÉIS, PODÉIS PASAR. – Dicho esto se abre un hueco en la pantalla transparente que rodea las escaleras, permitiendo el paso. De todas formas cuando Hamlet y Death van a pasar la pantalla se cierra. – VOSOTROS AÚN NO HABÉIS MOSTRADO NADA MOLÓN. ENSEÑADME LO QUE TENÉIS.
Los que subís llegáis a una sala con dos salidas, las cuales dan a pasillos, y una pared al lado de las escaleras hecha de contrachapado pintado de mala manera para que no contraste con las paredes.
- 8-Las increíbles aventuras de Kenzo muchas patas y Taylor la chica mecánica:
- Bueno, Kenzo lanza las telarañas y las torretas apuntan a estas, no es que sirva de mucho, pues se vuelven pedazos chamuscados al entrar en contacto con los láseres. En cuanto a los disparos, trazan un par de líneas en el suelo que, al llegar a la puerta, sólo son más que marcas, pues las balas comienzan a rebotar con trayectorias aleatorias. Seguirían disparando, pero el ataque de Eric las inutuliza… de momento. Parecen moverse, aunque dañadas, así que a lo mejor vuelven a lo suyo en unos segundos.
Por cierto, algunas de las balas dan a los esqueletos de la sala.
- 9-Kiritsu + Bleyd:
- Los hakis del rey desatados de golpe, ambos, hacen que caigan inconscientes todos menos el segundo al mando (y el jefe, que está peleando con Arthur). Bleyd, cuando vas a atacar tu cuerpo choca con una barrera translúcida de color rosa. Tus golpes nunca llegan a golpearle y no parece que le hagan mucha cosa a la barrera.
—Ese chaval tiene cojones, la verdad —dice ignorando a Bleyd y señalando a Galhard.
Al, cuando te asomas por la cortina ves algo que jamás creiste que podrías llegar a ver. Algo cuya enormicidad no puede ser descrita en palabras. En tu mente se oyen coros angelicales por lo que acabas de ver que es, de hecho, tan increiblemente maravilloso que podrías morir en paz ahora mismo. Ah, y el Comodoro Kasai también está ahí.
—¡Eh, gilipollas! —y una señal de tráfico vuela hacia tu cabeza con el propósito de sacarte de tu trance.
- 1-Smoke Liv everyday:
- Tu ataque parece funcionar, el Gran Prenci no pudo esquivar a tiempo aquel corte y, en cuanto tu filo rozó su cuello un montón de líquido azul comenzó a emanar. Se llevó las manos al cuello, llenándose estas de aquel viscoso líquido y te miró mientras se arrodillaba, aún sin soltar el piano.
-Vale, ¿sabes qué? Los de arriba no me dijeron que tendría que soportar esto, mi trabajo solo era contener, no salir herido. No serás capaz de matarme, ¿verdad? Yo nunca lo haría. Si me dejas en paz te mostraré la salida, pero por favor, déjame marchar, esto es una completa estupidez, yo ni siquiera debería estar aquí no sé por qué me dejé convencer.
- 2-Los invasores de la habitación de la niña:
- Bueno, en el baúl hay bastantes desproporcionados, docenas de ellos, pero ninguna llave. Eso sí, encontráis tres objetos que son tan o más grandes que la cerradura. Un cubo de rubik de dos metros de lado, una muñeca de trapo y un oso de peluche del mismo tamaño.
- 1-Club de fans de Paquirrín:
- Katharina, tu arma se queda igual, pero si te fijas en el techo hay unos altavoces que emiten unas extrañas ondas, y si te pones en el alcance de alguna te sientes débil.
El resto os habéis puesto frente al hombre, que os mira, y cuando parece que a va a dirigiros la palabra el niño le interrumpe, al igual que interrumpe a Elliot.
—Papá, ¡súbeme la radio! —dice con la voz algo distorsionada—. Que esta es mi canción.
—Vale —le dice—. Y tú nena, deja el bajo que va subiendo —le dice a uno de los okamas, bajándola de sus rodillas y dirigiéndose hacia AEG—. Buenas tardes, guapísimos y guapísima —le guiña un ojo a Katharina—. Aquí estamos, que si no podemos salir de aquí será mejor pasarlo bien, ¿verdad? ¿Os apetece una copa?
Frente a las escaleras os dais cuenta que hay montado algo así como un pequeño chiringuito chill out, con caipiriñas, mojitos, cubalibres…. ¡Hay de todo!
—¿Y vosotros que hacéis por aquí? No parecéis de la gente que suele frecuentar estos sitios —dice, prosiguiendo sin daros tiempo a responderle—. ¿Queréis un autógrafo, cierto? Dadme un papel, o un buen escote —nuevamente su mirada se fue para Katharina.
Por otro lado, Lance, tú has recuperado tus calzoncillos y al fondo hay como unos vestidores, ¿qué casualidad, verdad?
- 3-El rompecorazones traidor y la besucona buscona:
- Después del intercambio de gérmenes que ha habido, del cual es mejor no seguir hablando, la situación se ha vuelto incómoda. Arribor se ha ido. Falafel, por su parte, se siente mal por cómo han ido las cosas, la paz que emanaba ha desaparecido y en sus ojos se puede atisbar algo que solo se podría definir como celos. Su color castaño se ha tornado de un extraño carmesí en el iris, y cuando el agente se le acerca, el rayo atraviesa su cuerpo, chocando contra la pared, pero no solo su cuerpo, sino su brazo le ha atravesado.
El cantante, en un arrebato de ira le da un cabezazo en la frente, doloroso, pero nada que no se cure con un poco de hielo durante unos pocos segundos, y hace recular a Yarmin un par de metros. Entonces, el hombre golpea el suelo y surgen una gran cantidad de agujeros, y casualmente bajo vosotros también, pero aún hay posibilidad de escapar. Son agujeros de un metro de diámetro, y hay una distancia de unos cincuenta centímetros entre círculo y círculos. Están por toda la habitación, miréis por donde miréis Entretanto, Falafel ha desaparecido, pero cualquiera que tenga mantra puede notar su presencia alejarse hasta que, pasados unos segundos, desaparece. Ahora estáis solos.
- 4-Rainbow:
- Avanzas sin ningún problema hasta la sala 10. La puerta se abre y… te das de morros contra una pared. Negra. ¿Eso debería estar ahí? Espera, ¿lo escuchas? Un ruido insano de taladros y martilleo proviene de dentro. Continua frenéticamente por unos segundos, para luego ser reemplazado por una música igual de incesante y tocanarices. La pared se cae hacia delante y el interior se te revela. Parece una especie de discoteca de tugurio, con suelo de baldosas de neon en diferentes colores y un montón de gente bailando muy pegados unos a otros. Puedes distinguir las escaleras al final del lugar pero tan pronto te adentras en el cuarto te rozas con… ¿algo metálico? Espera, ¡no son gente, son robots! Y se pegan a ti lascivamente, alejándote de las escaleras a golpe de metálica cadera.
- 5-Lysbeth, Kaito, Ichizake, William, Zack:
—Ahora mismo solo se puede subir hasta el tercer piso, del cuarto para arriba es... digamos... peligroso...
Dicho eso, Supaidaman coge a Ichizake y a Zack y empieza a caminar pegado a la pared hacia arriba, como si la superficie vertical fuese horizontal para él, y los lleva hasta la tercera puerta. Después, le quita de un veloz movimiento el cigarrillo de la boca a Zack.
—Niño, que tienes como ocho años, fumar es malo. —Y tira el cigarrillo al suelo para después pisarlo—. Yo estoy aquí para salvar al mundo de las horribles garras del horroroso criminal Krauser. Soy el salvador, el emisario del infierno, ¡¡SUPAIDAMAN!! ¿Me acompañáis? Podéis ser mis ayudantes. ¡LOS SUPAIVENGERS!
Y hace una pose. Lo mismo deberíais ir avanzando.
- Mapas:
Lykanrock94
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Los ancianos se habían rendido al ver los movimientos del felino y de los Arashi. El combate ya había acabado y era la hora de que el Mink se despidiese de los Arashi. Ayudarles a derrotar a los ancianos era su agradecimiento. Así que mirando al capitán de la tripulación, Zane, se despidió tanto de él como de sus compañeros.
- Sr Zane y el resto de los Arashi. Aquí se separan nuestros caminos, mi ayuda en este combate ha sido como agradecimiento por no haberme quitado la vida cuando abordé vuestro barco y por aquello que hice os pido disculpas. Ahora me tengo que ir, no se si nos volveremos a ver ya más por aquí, en otros sitios seguramente que si. Ya sabéis, los que no tenemos donde ir estamos deambulando de un lado para otro buscando oponentes fuertes. Seguid tal y como lo estáis haciendo y llegaréis a ser los mas grandes piratas, pues os tenéis los unos a los otros. Tener amigos es el mayor tesoro de un pirata, ni el One Piece ni nada, es tener amigos con quien compartir tus aventuras, locuras, sentimientos, etc. Ha sido un placer luchar un rato a vuestro lado, pero aquí nos separamos. Tengo que salir de aquí y buscar alguien fuerte con quien pelear. Un saludo y nos vemos por el mar.
Tras eso, el gatete se fue andando, dándoles la espalda y buscando la salida.
- Por cierto, ¿qué habrá sido de Paul Vazo? ¿Dónde se habrá metido? -Pensó el felino para sus adentros mientras se marchaba de aquella sala.
Pero mientras se iba, le vino algo a la cabeza. Aquellos ancianos, parecía que disfrutaban de la música que hacían. Se giró y los miró.
- ¡Eh ancianos! No abandonéis la música, parece que disfrutáis mucho tocando, solo hay que miraros a los ojos para saberlo. Sois un grupo muy bueno, manteneros siempre unidos hasta el fin de los días. Si estáis unidos, todo os saldrá a pedir de boca. No nos volveremos a ver, ancianos.
Y se veía como el felino se alejaba más tanto de los Arashi como de los abueletes.
- Sr Zane y el resto de los Arashi. Aquí se separan nuestros caminos, mi ayuda en este combate ha sido como agradecimiento por no haberme quitado la vida cuando abordé vuestro barco y por aquello que hice os pido disculpas. Ahora me tengo que ir, no se si nos volveremos a ver ya más por aquí, en otros sitios seguramente que si. Ya sabéis, los que no tenemos donde ir estamos deambulando de un lado para otro buscando oponentes fuertes. Seguid tal y como lo estáis haciendo y llegaréis a ser los mas grandes piratas, pues os tenéis los unos a los otros. Tener amigos es el mayor tesoro de un pirata, ni el One Piece ni nada, es tener amigos con quien compartir tus aventuras, locuras, sentimientos, etc. Ha sido un placer luchar un rato a vuestro lado, pero aquí nos separamos. Tengo que salir de aquí y buscar alguien fuerte con quien pelear. Un saludo y nos vemos por el mar.
Tras eso, el gatete se fue andando, dándoles la espalda y buscando la salida.
- Por cierto, ¿qué habrá sido de Paul Vazo? ¿Dónde se habrá metido? -Pensó el felino para sus adentros mientras se marchaba de aquella sala.
Pero mientras se iba, le vino algo a la cabeza. Aquellos ancianos, parecía que disfrutaban de la música que hacían. Se giró y los miró.
- ¡Eh ancianos! No abandonéis la música, parece que disfrutáis mucho tocando, solo hay que miraros a los ojos para saberlo. Sois un grupo muy bueno, manteneros siempre unidos hasta el fin de los días. Si estáis unidos, todo os saldrá a pedir de boca. No nos volveremos a ver, ancianos.
Y se veía como el felino se alejaba más tanto de los Arashi como de los abueletes.
AEG93
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Cuando los miembros del peculiar grupo que se hallaba ante ellos comenzaron a hablar, Thawne comprendió casi al momento que se encontraban ante una panda de lunáticos. El niño, obsesionado con la música y el volumen de la radio, interrumpía sin la menor muestra de respeto las conversaciones de los adultos, mientras que su padre daba la sensación de ser un auténtico vividor. Su forma de dirigirse a las mujeres y los okamas que había junto a él e incluso a Katharina... digamos que no era precisamente adecuada. Eso sí, camuflada entre las sandeces que dijo sobre diversión, escotes y copas había una frase interesante. Era probable que sus compañeros, seguramente menos hábiles a la hora de interpretar las palabras y el comportamiento de los demás que él, no se hubiesen dado cuenta, pero el hombre había dicho literalmente que no podían salir de allí. Ahora bien, había varios supuestos que podían ser ciertos, y que incluso no eran excluyentes entre sí.
Por un lado cabía la posibilidad de que para quienes habían sido ¿contratados? ¿seleccionados? ¿forzados? a defender la aguja e impedir el avance de los forasteros como ellos resultase imposible abandonar el edificio por culpa de algún extraño poder o alguna clase de tecnología. Sin embargo, había otra posibilidad mucho menos halagüeña: que todos aquellos que habían entrado en la Gran Aguja, ellos mismos incluidos, estuviesen confinados en su interior, encerrados salvo que alguien encontrase el modo de desactivar aquel engendro.
No tuvo que fijarse mucho en los gestos y semblantes de sus compañeros para darse cuenta de la ira que embargaba a la bruja ante las insinuaciones de su descarado interlocutor. Sin embargo, no era buena idea perder los estribos en aquel momento. Las personas ante ellos no habían mostrado signos de ser agresivas ni de querer impedirles el paso, así que probablemente resultaría mucho más sencillo y sobre todo más rápido subir por las escaleras sin meterse en trifulcas de ninguna clase. Por lo tanto, aprovechando su conexión mental con Katharina, trató de calmarla:
- Katharina, no dejes que tus emociones nublen tu juicio y dominen tus actos. Debemos estar ya muy cerca de la cima de la Gran Aguja, y por lo tanto a punto de alcanzar nuestras metas. No desperdicies esa posibilidad embarcándote en una riña inútil simplemente porque alguien haya sido descortés contigo. Un comportamiento como ese no merece más que tu desprecio, ignóralo. De esa forma le herirás más que si respondes con violencia.
Sus palabras no eran sino un intento de evitar verse envuelto en un combate que les retrasara. Los argumentos que había esgrimido sonaban muy bien, y probablemente cumplirían a la perfección su cometido, pero en el fondo no eran más que palabras vacías.
Dicho esto, el enmascarado decidió que no había más tiempo que perder, y así se lo hizo saber al resto mediante sus vínculos telepáticos. Les explicó sus suposiciones, deducidas de las palabras del intento de galán que más bien se quedaba en gañán, y les apremió a subir por las escaleras. No obstante, antes de ponerse en marcha decidió preguntar una última cosa a sus interlocutores:
- Disculpadme, pero tanto mis compañeros como yo debemos rechazar esa copa. El tiempo apremia y debemos llegar a la cúspide cuanto antes. Por cierto, a ese respecto... ¿alguno de ustedes conoce el camino más rápido para llegar allí? Y, ¿qué ha querido decir con lo de no poder salir de aquí? ¿Se refiere a ustedes en concreto o a todos nosotros?
El alcalde escucharía las respuestas, si estas se producían, con gran atención. No dudaba de su poder para detectar mentiras, incluso las más inocentes, de forma que podría saber si le estaban intentando engañar o no. En caso de que así fuera suprimiría su vínculo con uno de los sicarios de Marles y establecería uno nuevo con el mentiroso para intentar averiguar la respuesta correcta.
Fuera como fuese, después de esto comenzaría a caminar hacia las escaleras y, de no encontrar oposición, subiría por ellas hacia el piso superior. Eso si, se mantendría alerta para, en caso de percibir una posible amenaza, actuar en consecuencia.
Por un lado cabía la posibilidad de que para quienes habían sido ¿contratados? ¿seleccionados? ¿forzados? a defender la aguja e impedir el avance de los forasteros como ellos resultase imposible abandonar el edificio por culpa de algún extraño poder o alguna clase de tecnología. Sin embargo, había otra posibilidad mucho menos halagüeña: que todos aquellos que habían entrado en la Gran Aguja, ellos mismos incluidos, estuviesen confinados en su interior, encerrados salvo que alguien encontrase el modo de desactivar aquel engendro.
No tuvo que fijarse mucho en los gestos y semblantes de sus compañeros para darse cuenta de la ira que embargaba a la bruja ante las insinuaciones de su descarado interlocutor. Sin embargo, no era buena idea perder los estribos en aquel momento. Las personas ante ellos no habían mostrado signos de ser agresivas ni de querer impedirles el paso, así que probablemente resultaría mucho más sencillo y sobre todo más rápido subir por las escaleras sin meterse en trifulcas de ninguna clase. Por lo tanto, aprovechando su conexión mental con Katharina, trató de calmarla:
- Katharina, no dejes que tus emociones nublen tu juicio y dominen tus actos. Debemos estar ya muy cerca de la cima de la Gran Aguja, y por lo tanto a punto de alcanzar nuestras metas. No desperdicies esa posibilidad embarcándote en una riña inútil simplemente porque alguien haya sido descortés contigo. Un comportamiento como ese no merece más que tu desprecio, ignóralo. De esa forma le herirás más que si respondes con violencia.
Sus palabras no eran sino un intento de evitar verse envuelto en un combate que les retrasara. Los argumentos que había esgrimido sonaban muy bien, y probablemente cumplirían a la perfección su cometido, pero en el fondo no eran más que palabras vacías.
Dicho esto, el enmascarado decidió que no había más tiempo que perder, y así se lo hizo saber al resto mediante sus vínculos telepáticos. Les explicó sus suposiciones, deducidas de las palabras del intento de galán que más bien se quedaba en gañán, y les apremió a subir por las escaleras. No obstante, antes de ponerse en marcha decidió preguntar una última cosa a sus interlocutores:
- Disculpadme, pero tanto mis compañeros como yo debemos rechazar esa copa. El tiempo apremia y debemos llegar a la cúspide cuanto antes. Por cierto, a ese respecto... ¿alguno de ustedes conoce el camino más rápido para llegar allí? Y, ¿qué ha querido decir con lo de no poder salir de aquí? ¿Se refiere a ustedes en concreto o a todos nosotros?
El alcalde escucharía las respuestas, si estas se producían, con gran atención. No dudaba de su poder para detectar mentiras, incluso las más inocentes, de forma que podría saber si le estaban intentando engañar o no. En caso de que así fuera suprimiría su vínculo con uno de los sicarios de Marles y establecería uno nuevo con el mentiroso para intentar averiguar la respuesta correcta.
Fuera como fuese, después de esto comenzaría a caminar hacia las escaleras y, de no encontrar oposición, subiría por ellas hacia el piso superior. Eso si, se mantendría alerta para, en caso de percibir una posible amenaza, actuar en consecuencia.
- Resumen (Kath, Lance):
- - Deducir cosas de las palabras de Hulio.
- Intentar persuadir a Kath de que no provoque una pelea.
- Tratar de sonsacar más información a Hulio ycompañía usando su labia y sus habilidades de psicólogo e infiltrado (ambos a rango 11, es prácticamente un detector de mentiras humano).
- Subir por las escaleras si nadie se lo impide.
Las palabras de Marc aún sonaban en sus oídos. Segurramente sin pretenderlo, el grandullón le había dado en un instante una lección que le costaría mucho olvidar. ¿Qué sentido tenía actuar de un modo tan huraño e injustificadamente desconfiado junto a los suyos? Nunca se había comportado así, pero el rostro sin vida de Martin continuaba visitando sus sueños cada noche. ¿Qué podía hacer...?
En esa ocasión no hubo legión de seguidoras sedientas de música que impidiese su ascenso ni el posterior avance. Pero cuando alcanzó aquella sala, casi prefirió que hubiese sucedido. Múltiples bocas gesticulaban y se movían en las paredes, creando un entorno perturbador que le obligó a detenerse en la puerta para asimilar la situación.
Acababa de poner un pie en la estancia cuando, súbitamente, once campanadas sentenciaron a los allí presentes. Cada partícula de su cuerpo vibró, anticipando el fin del mundo y deteniéndose cuando aquella voz irrumpió a través de la megafonía. ¿Sería Krauser... y de qué demonios estaba hablando? Que destruiría al Gobierno Mundial, sí, pero junto a éste se iría todo el mundo que pretendía liberar del mismo. Le hubiera gustado tener al oficial revolucionario frente a frente para decirle un par de cosas, pero, a la vista de que era imposible por el momento, decidió centrarse en lo que tenía entre manos.
El tiempo apremiaba, así que dio sus primeros pasos en la estancia. Con los tímpanos aún resentidos por el molesto sonido del micrófono al caer -o lo que hubiera sucedido-, observó la situación. Una de las mujeres que se encontraba junto al paquete hacía apenas un rato ya estaba allí. Conversaba con otra, que vestía un camisón que tapaba menos que el aire y exhibía una pose sugerente cuanto menos. Tal vez hubiese llegado en mal momento, aunque no tenía claro que aquélla fuese la mejor situación ni el lugar indicado para lo que, según parecía, planeaban hacer.
Su objetivo, la escalera situada a espaldas de la que se encontraba en la cama, pareció llamarle desde la distancia. Si algo estaba claro era que había que subir a toda costa, así que no se lo pensó y puso su objetivo en el primer peldaño.
Trató de pasar junto a las mujeres sin más, saludando con un gesto de cabeza pero atento a cualquier reacción por su parte. Era una actitud demasiado optimista por su parte, lo sabía, tal vez incluso arrogante, pero ¿y si nadie se interponía en su camino para impedirle el paso?
Lo último que quería era llevarse un susto dedagradable por pasar de un extremo a otro, así que extremó la cautela.
En esa ocasión no hubo legión de seguidoras sedientas de música que impidiese su ascenso ni el posterior avance. Pero cuando alcanzó aquella sala, casi prefirió que hubiese sucedido. Múltiples bocas gesticulaban y se movían en las paredes, creando un entorno perturbador que le obligó a detenerse en la puerta para asimilar la situación.
Acababa de poner un pie en la estancia cuando, súbitamente, once campanadas sentenciaron a los allí presentes. Cada partícula de su cuerpo vibró, anticipando el fin del mundo y deteniéndose cuando aquella voz irrumpió a través de la megafonía. ¿Sería Krauser... y de qué demonios estaba hablando? Que destruiría al Gobierno Mundial, sí, pero junto a éste se iría todo el mundo que pretendía liberar del mismo. Le hubiera gustado tener al oficial revolucionario frente a frente para decirle un par de cosas, pero, a la vista de que era imposible por el momento, decidió centrarse en lo que tenía entre manos.
El tiempo apremiaba, así que dio sus primeros pasos en la estancia. Con los tímpanos aún resentidos por el molesto sonido del micrófono al caer -o lo que hubiera sucedido-, observó la situación. Una de las mujeres que se encontraba junto al paquete hacía apenas un rato ya estaba allí. Conversaba con otra, que vestía un camisón que tapaba menos que el aire y exhibía una pose sugerente cuanto menos. Tal vez hubiese llegado en mal momento, aunque no tenía claro que aquélla fuese la mejor situación ni el lugar indicado para lo que, según parecía, planeaban hacer.
Su objetivo, la escalera situada a espaldas de la que se encontraba en la cama, pareció llamarle desde la distancia. Si algo estaba claro era que había que subir a toda costa, así que no se lo pensó y puso su objetivo en el primer peldaño.
Trató de pasar junto a las mujeres sin más, saludando con un gesto de cabeza pero atento a cualquier reacción por su parte. Era una actitud demasiado optimista por su parte, lo sabía, tal vez incluso arrogante, pero ¿y si nadie se interponía en su camino para impedirle el paso?
Lo último que quería era llevarse un susto dedagradable por pasar de un extremo a otro, así que extremó la cautela.
- Resumen:
- Intentar pasar de largo hasta la escalera sin quitarles el ojo de encima a Scarlett y la señora semidesnuda.
Kaito Takumi
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
La mano izquierda de Kaito aguantaba la cabeza dislocada de la criatura mientras la diestra desplazaba con precisión el cuchillo. Las capas de epidermis humana eran fáciles de sortear, mas la extraña distribución de la mandíbula pseudoquitinosa necesitaba de un preciso análisis in situ que le obligaba a pararse a cada tañido de las campanas. La torre llevaba un compás extraño, pero no tardó en ignorarlo para centrarse en su propio ritmo. “La prisa es la segunda cosa en esta vida que no sirve para nada”, pensó para sí mientras realizaba el laborioso trabajo de sacar intactas aquellas piezas óseas cargadas de veneno.
William le había ignorado y había desaparecido en el largo abismo inverso que era el hueco del ascensor, dejando a las pobres arañas que habían caído en su trampa para morir. Aunque el gótico no había visto ninguno de estos animales allí, ni mucho menos se había preocupado por su sufrimiento, allí seguían presas de la oportuna defensa que había realizado en el combate. Entonces le quedó claro al ningyo, muy claro, que no le respetaban en absoluto.
Cuando la voz dejó de hablar justo había terminado con su despiece y con la asociación que le había atado a aquel grupo de indeseables. Desde aquel momento iría por su cuenta, o al menos lo intentaría.
—Qué desperdicio —se dijo viendo el destrozado rostro de la onigumo que dejaba allí para pudrirse. Manchado de sangre hasta los codos, el pelirrojo extrajo cuanta humedad pudo del ícor sanguíneo de la criatura para llevárselo como un refuerzo a la mugre reseca de la que iba cubierto. El agua, en todas sus formas y variaciones, era un arma en manos de un hijo del mar.
Trepando hasta la tercera planta por sus propias y pegajosas ventosas, el pelirrojo volvió a armarse tras guardar como pudo sus peculiares trofeos en la riñonera. La sala de ascensores le pareció un calco de la que habían abandonado una planta más abajo, y esta vez no parecía haber ninguna prueba que les separara del único pasillo por el que podían salir.
—Como quieras, SUPAIDAMAN, pero como líder deberías ir el primero, ¿no? —dijo caminando lentamente hacia el corredor.
Si aquel extrafalario superhéroe venía de la planta superior, Kaito dedujo que había acertado en que no debían haber intentado subir a la última en su movidito viaje de ascensor. Por suerte para él, de los que más quería separarse habían optado inicialmente por continuar hasta el próximo piso usando los poderes que sus akumas les conferían.
William le había ignorado y había desaparecido en el largo abismo inverso que era el hueco del ascensor, dejando a las pobres arañas que habían caído en su trampa para morir. Aunque el gótico no había visto ninguno de estos animales allí, ni mucho menos se había preocupado por su sufrimiento, allí seguían presas de la oportuna defensa que había realizado en el combate. Entonces le quedó claro al ningyo, muy claro, que no le respetaban en absoluto.
Cuando la voz dejó de hablar justo había terminado con su despiece y con la asociación que le había atado a aquel grupo de indeseables. Desde aquel momento iría por su cuenta, o al menos lo intentaría.
—Qué desperdicio —se dijo viendo el destrozado rostro de la onigumo que dejaba allí para pudrirse. Manchado de sangre hasta los codos, el pelirrojo extrajo cuanta humedad pudo del ícor sanguíneo de la criatura para llevárselo como un refuerzo a la mugre reseca de la que iba cubierto. El agua, en todas sus formas y variaciones, era un arma en manos de un hijo del mar.
Trepando hasta la tercera planta por sus propias y pegajosas ventosas, el pelirrojo volvió a armarse tras guardar como pudo sus peculiares trofeos en la riñonera. La sala de ascensores le pareció un calco de la que habían abandonado una planta más abajo, y esta vez no parecía haber ninguna prueba que les separara del único pasillo por el que podían salir.
—Como quieras, SUPAIDAMAN, pero como líder deberías ir el primero, ¿no? —dijo caminando lentamente hacia el corredor.
Si aquel extrafalario superhéroe venía de la planta superior, Kaito dedujo que había acertado en que no debían haber intentado subir a la última en su movidito viaje de ascensor. Por suerte para él, de los que más quería separarse habían optado inicialmente por continuar hasta el próximo piso usando los poderes que sus akumas les conferían.
- RESUMEN ASCENSORISTAS SEPARADOS:
Quedarme con las mandíbulas y sacar ícor (La sangre o lo que demonios que tenga ese bicho) para llevármelo como "arma". Ya he usado esa técnica de arrastrar humedad antes.
Dar por "finalizada" interiormente, la asociación.
Subir a la tercera.
Decirle a Supaidaman que lidere la comitiva e ir tirando por el pasillo (Aunque espero que él tome la primera posición, por si hay trampas).
Alegrarme de que White y Lysbeth como han dicho en sus anteriores post intenten ir a la cuarta (A lo mejor cambian de opinión con lo de supaidaman, pero bueno)
Erik Carter
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Había funcionado. Tanto su demostración de talento como las de casi todos los demás. Especialmente la de Dexter. Si Erik no llevase años duchándose con gente mayor y mucho más dotada que él en los vestuarios tras los partidos, le habría generado un gran complejo. En lugar de eso, solo le causó una imponente sensación de desagrado y rechazo. ¿Enseñar el miembro? Si eso era lo mejor que podía ofrecer la gran bestia que lo acompañaba, era una gran decepción... Aunque cabía la posibilidad de que, literalmente, se la sudase lo que dijera la pantalla y por eso hiciera aquello.
En cualquier caso, las cosas se ponían feas, sus números decrecían demasiado rápido para su gusto, y para colmo se había quedado solo con las malas bestias, toda la gente "normal" se había rezagado o desaparecido. En esas circunstancias, solo le quedaba aferrarse a lo que tenía y darlo todo, como en un partido perdido que hay que remontar, por lo que guardó su cuaderno y se situó ligeramente por detrás y a la derecha de Zuko, para demostrar que estaba con él.
-El camino se bifurca, comodoro. ¿Debemos esperar a nuestros compañeros que se han rezagado o continuar? ¿Y por donde, de ser así?
En cualquier caso, las cosas se ponían feas, sus números decrecían demasiado rápido para su gusto, y para colmo se había quedado solo con las malas bestias, toda la gente "normal" se había rezagado o desaparecido. En esas circunstancias, solo le quedaba aferrarse a lo que tenía y darlo todo, como en un partido perdido que hay que remontar, por lo que guardó su cuaderno y se situó ligeramente por detrás y a la derecha de Zuko, para demostrar que estaba con él.
-El camino se bifurca, comodoro. ¿Debemos esperar a nuestros compañeros que se han rezagado o continuar? ¿Y por donde, de ser así?
- Resumen:
- Alimentar la leyenda de Dexter en mi cabeza, decidirme a apoyar a Zuko y hacer preguntas obvias
Luka Rooney
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El tiburón envolvió en su esfera de agua al cantante, pero el agudo sonido penetró en él con más fuerza de lo que en un principio creyó, creándole un enorme dolor de cabeza. Por poco cayó al suelo, algo que hizo que evadiera el ataque de un mink. Miró con rabia al que parecía ser un aliado, a pesar de su último movimiento, y tras ello escuchó las palabras del resto de la banda. Se rindieron, por lo que tras recibir su pulsera V.I.P, deshizo la esfera de agua, cayendo ésta al suelo al igual que lo hizo el cantante.
- ¿Qué dice el gato ese? -comentó a su capitán a la par que el mink se alejaba- ¿Os ha ayudado? Menudas nenazas que estáis hechas, sois…
Pero el habitante del mar no pudo terminar la frase, volvió a poner la rodilla en el suelo tras otro intenso dolor de cabeza, al cual le siguió un pequeño mareo. Se reincorporó ayudándose de Nox, y tras ello fijó la mirada en el centro.
Putos cantantes, ojalá no existiesen… ¿Quién necesita la música?
- Bueno qué, ¿a dónde vamos?
El gyojin se crugió los nudillos y esperó a aque alguien dijese a dónde deberían moverse. Lo cierto era que entre el dolor de cabeza y la situación vivida, ya casi no quedaba rastro del cabreo que tenía. Casi.
Y entonces, unas campanadas resonaron, y tras ello una voz, que unida al dolor de cabeza, hizo que el gyojin se pusiera las manos en los oídos, intentando no escuchar nada de lo que pasaba. Pero lo peor vino tras la voz, con un sonido tan agudo como el que había escuchado anteriormente, que terminó por calar en el fondo de su mente, agrabando aún más el dolor que sentía en el momento.
- ¿Qué dice el gato ese? -comentó a su capitán a la par que el mink se alejaba- ¿Os ha ayudado? Menudas nenazas que estáis hechas, sois…
Pero el habitante del mar no pudo terminar la frase, volvió a poner la rodilla en el suelo tras otro intenso dolor de cabeza, al cual le siguió un pequeño mareo. Se reincorporó ayudándose de Nox, y tras ello fijó la mirada en el centro.
Putos cantantes, ojalá no existiesen… ¿Quién necesita la música?
- Bueno qué, ¿a dónde vamos?
El gyojin se crugió los nudillos y esperó a aque alguien dijese a dónde deberían moverse. Lo cierto era que entre el dolor de cabeza y la situación vivida, ya casi no quedaba rastro del cabreo que tenía. Casi.
Y entonces, unas campanadas resonaron, y tras ello una voz, que unida al dolor de cabeza, hizo que el gyojin se pusiera las manos en los oídos, intentando no escuchar nada de lo que pasaba. Pero lo peor vino tras la voz, con un sonido tan agudo como el que había escuchado anteriormente, que terminó por calar en el fondo de su mente, agrabando aún más el dolor que sentía en el momento.
- Resumen:
Migraña: Post 1 de 3.
- Cosas:
- Carga pulsera: 5 turnos de 5 max.
- Carga Espiritu de Poseidón: 3 turnos de 3 max. (Usados 200 de los 1000 litros)
- Parmigiano: de fuerte sabor y tremendamente nutritivo, este queso otorgará a quien lo consuma un x3 activo (acumulable con activas del consumidor) a la Fuerza durante 3 posts.
- Carga pulsera: 5 turnos de 5 max.
Ellie
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
En ninguno de los casos la mink pudo imaginarse que su aparición fuese negativa para aquella pobre mujer. Tras dar un par de golpecitos contra el cristal, vió desde su posición cómo la anciana caía contra el suelo, dándose un buen porrazo. A priori la mink no oyó ningún hueso romperse, pero tampoco tenía idea alguna de hasta qué punto le podía afectar una caída así a una mujer de su edad.
Rápidamente, Ellie generó una pequeña cantidad de lava que lanzó hacia la parte baja del cristal, para, una vez éste se fundiese, atravesarlo reptando. No quería crear mucha lava por si sus compañeros no podían pasar por donde ella lo hacía.
Una vez atravesase el cristal, se dirigiría a la mujer, con el rostro triste y los ojos a punto de soltar alguna lágrima.
- Disculpeme, señora. No debí haber llamado, quizá se ha asustado. ¿Puedo ayudarla a reincorporarse? Y, antes de que vengan mis dos amigos, debería taparse, no vaya a ser que los enamore -comentó guiñándole el ojo y cambiando ligeramente el rostro-. Por cierto, no me ha dicho su nombre.
Lo cierto era que la loba se sentía muy responsable del golpe de la mujer. ¿Y si no se podía levantar? ¿Y si se quedaba tetrapléjica para siempre? Aquello no se iría nunca de la cabeza de Ellie, y probablemente le acarreara algún trauma en el futuro.
La mink empezó a lamerse la pata, nerviosa, y entonces fue cuando vió la puerta que había frente a ella. Ahora todo tenía más sentido.
- Anda, esa es la puerta que debemos cruzar… ¿Cómo podríamos hacerlo, señora?
En ese momento unas campanas resonaron en la habitación, y tras ello un señor hablaba sobre dioses y lo improbable que sería que alguien saliese de allí con vida... Y finalmente, un tremendo pitido dió por cerrada la comunicación. La loba se tapó los oídos por puro instinto, y tras ello abrió la boca, intentando que ese dolor interno se fuese.
- ¿Habéis oído lo mismo que yo? -preguntó, sin escucharse demasiado bien.
Rápidamente, Ellie generó una pequeña cantidad de lava que lanzó hacia la parte baja del cristal, para, una vez éste se fundiese, atravesarlo reptando. No quería crear mucha lava por si sus compañeros no podían pasar por donde ella lo hacía.
Una vez atravesase el cristal, se dirigiría a la mujer, con el rostro triste y los ojos a punto de soltar alguna lágrima.
- Disculpeme, señora. No debí haber llamado, quizá se ha asustado. ¿Puedo ayudarla a reincorporarse? Y, antes de que vengan mis dos amigos, debería taparse, no vaya a ser que los enamore -comentó guiñándole el ojo y cambiando ligeramente el rostro-. Por cierto, no me ha dicho su nombre.
Lo cierto era que la loba se sentía muy responsable del golpe de la mujer. ¿Y si no se podía levantar? ¿Y si se quedaba tetrapléjica para siempre? Aquello no se iría nunca de la cabeza de Ellie, y probablemente le acarreara algún trauma en el futuro.
La mink empezó a lamerse la pata, nerviosa, y entonces fue cuando vió la puerta que había frente a ella. Ahora todo tenía más sentido.
- Anda, esa es la puerta que debemos cruzar… ¿Cómo podríamos hacerlo, señora?
En ese momento unas campanas resonaron en la habitación, y tras ello un señor hablaba sobre dioses y lo improbable que sería que alguien saliese de allí con vida... Y finalmente, un tremendo pitido dió por cerrada la comunicación. La loba se tapó los oídos por puro instinto, y tras ello abrió la boca, intentando que ese dolor interno se fuese.
- ¿Habéis oído lo mismo que yo? -preguntó, sin escucharse demasiado bien.
- Resumen:
Intentar romper el cristal con lava, ayudar a la mujer y dirigirse a la puerta.
Roland von Klauswitz
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Era la primera vez que una máquina hablaba con él, así que no tenía muy claro cómo reaccionar. El árbol metálico parecía muy cómodo allí en la torre, pero eso a él no le importaba. No creía posible que alguien pudiese acostumbrarse a vivir en un arma de destrucción masiva, aunque tampoco pretendía entender los mecanismos de la mente de un engendro mecánico. Decidió ignorar a esa aberración y subir por las rampas a la parte superior de la sala. No malgastaría tiempo con algo así. Sí que se le ocurrió la opción de arrestarla, pero no sabía si se podía arrestar a un objeto y no tenía tiempo para planteárselo. Cuando apagasen la torre ya tendrían tiempo de ocuparse de los detalles.
Supuso que las campanas indicaban la hora. No había prestado atención a cuándo entraron en la torre, pero ya debía haber pasado cierto tiempo. Le costaba orientarse en el tiempo en espacios cerrados. ¿Cómo iba a saber qué hora era si no podía guiarse por el sol, la luna o el comportamiento de los animales? Sí, vale, podría haber usado ese útil invento humano llamado "reloj", pero le resultaba antinatural llevar esa cosa atada a la muñeca cuando podía simplemente echar la vista al cielo. Kodama era muy tradicional para ciertas cosas.
Los discursos pretenciosos tampoco le gustaban. Había oído a mucha gente proclamar grandes cambios con dramatismo, y rara vez salía bien. Nunca, por lo que él sabía. La voz anunciaba el fin del Gobierno Mundial y la llegada de la nueva era de la total anarquía. No le parecería una mala idea de no ser porque conocía bastante a los humanos, y a los mamíferos en general, como para imaginarse el resultado. No se podía dejar a diez humanos a su aire sin que intentasen matarse entre ellos. ¿Y pretendían dejar a toda la humanidad a su libre albedrío? No les culpaba, claro. Era su naturaleza, su instinto, igual que el de los coyotes o los conejos de campo, lo que no quería decir que fuese adecuado eliminar a la única e imperfecta protección con la que contaba el mundo. Quería pensar que colaboraría en eliminar los fallos de la institución, y que lo conseguiría gracias a ser quien era. Tal vez, si el Gobierno no estuviese formado por humanos, la gente no tuviese tantos motivos para odiarlo.
De repente, mientras buscaba la salida de la sala, se le ocurrió algo:
-Oye, ¿no sabrás cómo se para esta torre, verdad? ¿Hay un despacho de control, una habitación para el líder, un sitio desde donde hable la voz? -le preguntó a la máquina. Igual la habían fabricado para poder responder a algo así y le ahorraba un poco de tiempo.
Supuso que las campanas indicaban la hora. No había prestado atención a cuándo entraron en la torre, pero ya debía haber pasado cierto tiempo. Le costaba orientarse en el tiempo en espacios cerrados. ¿Cómo iba a saber qué hora era si no podía guiarse por el sol, la luna o el comportamiento de los animales? Sí, vale, podría haber usado ese útil invento humano llamado "reloj", pero le resultaba antinatural llevar esa cosa atada a la muñeca cuando podía simplemente echar la vista al cielo. Kodama era muy tradicional para ciertas cosas.
Los discursos pretenciosos tampoco le gustaban. Había oído a mucha gente proclamar grandes cambios con dramatismo, y rara vez salía bien. Nunca, por lo que él sabía. La voz anunciaba el fin del Gobierno Mundial y la llegada de la nueva era de la total anarquía. No le parecería una mala idea de no ser porque conocía bastante a los humanos, y a los mamíferos en general, como para imaginarse el resultado. No se podía dejar a diez humanos a su aire sin que intentasen matarse entre ellos. ¿Y pretendían dejar a toda la humanidad a su libre albedrío? No les culpaba, claro. Era su naturaleza, su instinto, igual que el de los coyotes o los conejos de campo, lo que no quería decir que fuese adecuado eliminar a la única e imperfecta protección con la que contaba el mundo. Quería pensar que colaboraría en eliminar los fallos de la institución, y que lo conseguiría gracias a ser quien era. Tal vez, si el Gobierno no estuviese formado por humanos, la gente no tuviese tantos motivos para odiarlo.
De repente, mientras buscaba la salida de la sala, se le ocurrió algo:
-Oye, ¿no sabrás cómo se para esta torre, verdad? ¿Hay un despacho de control, una habitación para el líder, un sitio desde donde hable la voz? -le preguntó a la máquina. Igual la habían fabricado para poder responder a algo así y le ahorraba un poco de tiempo.
- Resumen:
- Subir a la parte de arriba para salir de la sala - Preguntar al árbol/señora/cacho de metal si sabe cosas
Scarlett F. Jones
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
La señora me observaba con una mirada... ¿lasciva? No tenía idea del mundillo del sexo y eso que me habían dado charlas sobre ello. ¿Para poder pasar por las escaleras tenía que acostarme con ella? No parecía muy adecuado para el crítico momento en que estaba sumergido el mundo. Algo me decía que si me negaba probablemente me obligaría a acostarme con ella. Justo en ese momento, una voz resonaba por todo el lugar una vez más. Advertía a los que habíamos entrado de que el Gobierno iba a caer y que íbamos a morir. Al soltar el micro, un desagradable sonido casi me revienta los tímpanos. ¿Los antiguos dioses se refería a los tenryubitos? ¿Quien tendría tanto poder como para ir en contra del mundo mismo? Aunque ese no era el problema actualmente, mi problema era intentar ir por las escaleras y no realizar tijeras con alguien a quien no conozco.
Justo cuando me estaba decidiendo que hacer, uno de los piratas de antes pasó de largo, inclinando la cabeza a modo de saludo. Ojala hubiera sido él quien hubiera entrado primero, así me ahorraría este momento incómodo. Intenté mirar a la cara de la mujer y no a su cuerpo casi desnudo. No tenía curiosidad de momento por... la anatomía humana aunque fuera en ambos sexos. Pero, por otro lado, mis órdenes eran cumplir la misión a cualquier coste. Tendría que hacer sacrificios aunque no me gustara. Aunque acostarme ahí mismo, en un lugar público con gente pasando por doquier no era muy alentador.
- ¿No habría una forma de que nadie viera esto? No me gustaría que me viesen haciendo esto - Dije empezando a quitarme la ropa poco a poco sintiendo como varios ojos se clavaban en mí. Si dándole a esta mujer lo que quería podía pasar, haría lo que fuera para ello para cumplir mis órdenes.
Justo cuando me estaba decidiendo que hacer, uno de los piratas de antes pasó de largo, inclinando la cabeza a modo de saludo. Ojala hubiera sido él quien hubiera entrado primero, así me ahorraría este momento incómodo. Intenté mirar a la cara de la mujer y no a su cuerpo casi desnudo. No tenía curiosidad de momento por... la anatomía humana aunque fuera en ambos sexos. Pero, por otro lado, mis órdenes eran cumplir la misión a cualquier coste. Tendría que hacer sacrificios aunque no me gustara. Aunque acostarme ahí mismo, en un lugar público con gente pasando por doquier no era muy alentador.
- ¿No habría una forma de que nadie viera esto? No me gustaría que me viesen haciendo esto - Dije empezando a quitarme la ropa poco a poco sintiendo como varios ojos se clavaban en mí. Si dándole a esta mujer lo que quería podía pasar, haría lo que fuera para ello para cumplir mis órdenes.
- Resumen:
- Reaccionar a la voz y el sonido molesto, debate interno sobre que hacer y finalmente acceder a la petición de la pervertida con la condición de que nadie lo viera.
Rainbow662
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Arribor había visto muchas escenas como aquella en los mangas. Un personaje abría una puerta y de repente se encontraba con que había otra aún más gorda detrás. Una vez leyó uno sobre una especie de zorro o algo así que perseguía a un avestruz súper rápido. No recordaba muy bien cómo se llamaba, porque solo lo leía cuando comía setas. Aun así recordaba cómo el pobre bicho siempre las pasaba putas por culpa del pajarraco, que corría como una bala y se burlaba de él de formas cada vez más crueles y absurdas. La pared frente a la que se encontraba le recordaba a una de esas escenas, aunque él no tenía tanta paciencia como el zorro.
En vez de buscar otro camino, Arribor derribó el muro. Vale, en realidad se cayó cuando él lo tocó, pero eso contaba como derribarlo. Torre chunga, dos; Arribor Neus, uno. Lo malo fue que ya no había nada que impidiera que el horrendo concierto que sonaba al otro lado.
-Odio este sitio... -murmuró. Y no era mentira. No había encontrado nada de su agrado desde que entrase en el edificio.
El salón estaba abarrotado, hiperiluminado y retumbaba con la peor música imaginable. El suelo le mareaba, con todas esas baldosas de colores que brillaban como polillas hormonadas, y la gente que bailaba se le acercaba demasiado para su gusto. Se sentía como un caramelo en un colegio, siendo el centro de atención de una panda de irritantes pedazos de...
De repente alguien le dio con algo de metal. Se giró buscando a quien le hubiese atacado, pero no vio ningún arma. Tan solo distinguía a los bailarines que iban y venían según las luces parpadeaban. Bien pensado, esa gente era dura. Extraña y dura, como si fuesen de madera o incluso de metal. Espera, ¿de verdad eran personas? Arribor le dio un par de golpecitos a uno y sonó igual que si le diese a una nevera. ¡Eran puñeteros robots!
-¿Por qué los robots bailan? -se preguntó, aunque sin mucho interés realmente.
Allí al fondo distinguió una escalera. Quiso ir hasta ella, pero la gente o lo que fueran se le pegaban como lapas. Las apartó a empellones, pero eran tantos que se cansó. Simplemente, siguió caminando, arrollándolos sin más. Quería dejar ese extraño lugar en cuanto pudiera, al menos antes de que se le perforaran los tímpanos por culpa de esa música.
En vez de buscar otro camino, Arribor derribó el muro. Vale, en realidad se cayó cuando él lo tocó, pero eso contaba como derribarlo. Torre chunga, dos; Arribor Neus, uno. Lo malo fue que ya no había nada que impidiera que el horrendo concierto que sonaba al otro lado.
-Odio este sitio... -murmuró. Y no era mentira. No había encontrado nada de su agrado desde que entrase en el edificio.
El salón estaba abarrotado, hiperiluminado y retumbaba con la peor música imaginable. El suelo le mareaba, con todas esas baldosas de colores que brillaban como polillas hormonadas, y la gente que bailaba se le acercaba demasiado para su gusto. Se sentía como un caramelo en un colegio, siendo el centro de atención de una panda de irritantes pedazos de...
De repente alguien le dio con algo de metal. Se giró buscando a quien le hubiese atacado, pero no vio ningún arma. Tan solo distinguía a los bailarines que iban y venían según las luces parpadeaban. Bien pensado, esa gente era dura. Extraña y dura, como si fuesen de madera o incluso de metal. Espera, ¿de verdad eran personas? Arribor le dio un par de golpecitos a uno y sonó igual que si le diese a una nevera. ¡Eran puñeteros robots!
-¿Por qué los robots bailan? -se preguntó, aunque sin mucho interés realmente.
Allí al fondo distinguió una escalera. Quiso ir hasta ella, pero la gente o lo que fueran se le pegaban como lapas. Las apartó a empellones, pero eran tantos que se cansó. Simplemente, siguió caminando, arrollándolos sin más. Quería dejar ese extraño lugar en cuanto pudiera, al menos antes de que se le perforaran los tímpanos por culpa de esa música.
A Giotto no le hizo demasiada gracia contemplar las arrugadas curvas de la anciana, llegando incluso a pedirle que tapase su añeja silueta. Cerca estuve de liberar la carcajada más sonora que mi garganta hubiera lanzado jamás, pero la mink se adelantó a cualquier iniciativa que pudiese tener y se aproximó al cristal. La cantante no debía esperar que un ser peludo y antropomorfo apareciese de repente ante su mampara, porque se sobresaltó y cayó estrepitosamente sobre sus posaderas.
No pude apreciar crujido alguno ni nada que se la pareciera, claro que con el agua cayendo sin cesar y la mampara interpuesta entre ambos era difícil valorarlo. La causante de la desgracia no pudo contener su culpabilidad, de modo que, ante mi atenta mirada, intentó ingeniárselas para llegar hasta su involuntaria víctima. ¿Realmente se preocupaba por alguien que, según parecía, había hecho de la Aguja algo así como su residencia?
Aquello sólo podía significar que guardaba relación con Krauser y el fatídico final con el que quería obsequiar al mundo. No obstante, seguía resultándome raro que exhibiese una actitud tan despreocupada dadas las circunstancias que nos rodeaban.
Entonces, sin previo aviso, unas campanadas irrumpieron en mi mente desde todos los lugares. Anunciaban la cercanía del fin, la proximidad del desastre que el oficial revolucionario había orquestado. Así lo hacía saber una voz que presumiblemente sería suya. Tragué saliva y me encogí, luchando por encajar lo mejor posible en mis tímpanos el chirrido nacido del micrófono.
Volví mi rostro hacia el rubio, indicándole que pretendía avanzar hacia el acceso situado a espaldas de la vieja. Acto seguido, me dirigí hacia el cristal y me introduje por el hueco abierto por la loba -en caso de que lo hubiese conseguido-. Aguardaría alguna indicación o respuesta por parte de nuestra anfitriona y, de no haber problema, continuaría con mi camino en busca del causante de todos mis males más recientes. ¡Me había secuestrado un vicealmirante, por Dios!.
-Eso sólo puede significar que no nos queda mucho tiempo -diría, al alcanzar la posición de Ellie, en respuesta a su pregunta.
En caso de no haber sido capaz de abrir un hueco en el cristal con su lava, yo mismo intentaría hacerlo añicos de un golpe, pues suponía que la luz poco o ningún efecto tendría sobre el mismo.
No pude apreciar crujido alguno ni nada que se la pareciera, claro que con el agua cayendo sin cesar y la mampara interpuesta entre ambos era difícil valorarlo. La causante de la desgracia no pudo contener su culpabilidad, de modo que, ante mi atenta mirada, intentó ingeniárselas para llegar hasta su involuntaria víctima. ¿Realmente se preocupaba por alguien que, según parecía, había hecho de la Aguja algo así como su residencia?
Aquello sólo podía significar que guardaba relación con Krauser y el fatídico final con el que quería obsequiar al mundo. No obstante, seguía resultándome raro que exhibiese una actitud tan despreocupada dadas las circunstancias que nos rodeaban.
Entonces, sin previo aviso, unas campanadas irrumpieron en mi mente desde todos los lugares. Anunciaban la cercanía del fin, la proximidad del desastre que el oficial revolucionario había orquestado. Así lo hacía saber una voz que presumiblemente sería suya. Tragué saliva y me encogí, luchando por encajar lo mejor posible en mis tímpanos el chirrido nacido del micrófono.
Volví mi rostro hacia el rubio, indicándole que pretendía avanzar hacia el acceso situado a espaldas de la vieja. Acto seguido, me dirigí hacia el cristal y me introduje por el hueco abierto por la loba -en caso de que lo hubiese conseguido-. Aguardaría alguna indicación o respuesta por parte de nuestra anfitriona y, de no haber problema, continuaría con mi camino en busca del causante de todos mis males más recientes. ¡Me había secuestrado un vicealmirante, por Dios!.
-Eso sólo puede significar que no nos queda mucho tiempo -diría, al alcanzar la posición de Ellie, en respuesta a su pregunta.
En caso de no haber sido capaz de abrir un hueco en el cristal con su lava, yo mismo intentaría hacerlo añicos de un golpe, pues suponía que la luz poco o ningún efecto tendría sobre el mismo.
- Resumen:
- Si Ellie consigue abrir un agujero, pasar e intentar seguir si no aparece ningún inconveniente. Responder a Ellie y hacer señas a Giotto. En caso de que ella no lo consiga, intentar romper el cristal de un golpe.
Contenido patrocinado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.