Liv L Astrid
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Akuma no mi
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Parecía ser que aquel hombre de metal me iba a dar poco juego al fin y a cabo, aunque en principio esa no fue mi sensación. Apenas había pasado la espada por su cuerpo como para generarle un corte bastante feo en el cuello. Sin embargo, lo que más me llamó la atención fue el líquido azul que brotó de la herida. Pernci se llevó las manos al cuello rápidamente para intentar detener el sangrado, aunque dudaba que lo lograse.
El hombre se arrodilló frente a mí con las manos en el cuello y el piano colgando, y de pronto comenzó a hablar. Se había cansado de aquel juego y ahora estaba dispuesto a morir por la causa de la revolución y busco compasión en mí. Me acerqué un poco más a mi oponente y le intenté dar una patada al piano para romperlo por si se le ocurría usarlo nuevamente.
-Dime el objetivo tras el ataque contra el Gobierno, qué hay en Mariejoa para que a parte de la revolución no le importen daños colaterales. Quién es el que está orquestando todo esto y por qué solo unos pocos de la revolución lo sabían – le dije mientras apuntaba con una de las espadas a su cara – responde y llévame a lo alto de la estructura, y te dejaré vivir.
Mis palabras fueron más serias que el tono que había usado antes cuando le había empezado a interrogar. Si hacía lo que le había dicho le dejaría vivir a no ser que intentase cualquier estupidez o se negase a hacer lo que le decía, en aquella situación no creía que me fuese a costar matarlo.
El hombre se arrodilló frente a mí con las manos en el cuello y el piano colgando, y de pronto comenzó a hablar. Se había cansado de aquel juego y ahora estaba dispuesto a morir por la causa de la revolución y busco compasión en mí. Me acerqué un poco más a mi oponente y le intenté dar una patada al piano para romperlo por si se le ocurría usarlo nuevamente.
-Dime el objetivo tras el ataque contra el Gobierno, qué hay en Mariejoa para que a parte de la revolución no le importen daños colaterales. Quién es el que está orquestando todo esto y por qué solo unos pocos de la revolución lo sabían – le dije mientras apuntaba con una de las espadas a su cara – responde y llévame a lo alto de la estructura, y te dejaré vivir.
Mis palabras fueron más serias que el tono que había usado antes cuando le había empezado a interrogar. Si hacía lo que le había dicho le dejaría vivir a no ser que intentase cualquier estupidez o se negase a hacer lo que le decía, en aquella situación no creía que me fuese a costar matarlo.
Deathstroke
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Akuma no mi
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El libro no le gustó a la voz que preguntaba lo que llevásemos, y aquello salió reflejado en que se lanzó una espacie de púa bastante grande que impactó contra la armadura a la altura de la axila quedando encajada en la junta de un par de piezas de la armadura.
-Mmm, creo que habrá dado de sí la junta – dije cogiendo la púa y dejándola caer al suelo. – Bueno, no parece demasiado.
Mientras hacía esto, el capitán y el que parecía el líder de los marines se habían puesto a cantar. De hecho, el capitán había hecho algo más. “Otra vez no, Dexter” pensé mientras veía salir volando los pantalones del capitán. La voz pareció estar de acuerdo con lo que habían cantado, aunque le mencionó al Yonkou que aún estábamos en horario infantil.
Aquello dejó claro que era lo que quería la voz, una canción que le gustase. Y aquella situación me había recordado una que había escuchado hacía mucho tiempo en una taberna de mala muerte mientras el cantante cantaba completamente desnudo. Estaba cogiendo aire cuando de pronto el marine de pelo blanco me llamó para decirme que les daríamos un espectáculo al exigente público para que nos dejase pasar.
-Bien, ¿y qué sabes cantar para pasar?
Apenas había terminado de preguntarle cuando vi como su puño comenzó a acercarse contra mí. Parecía que no había entendido lo que quería la voz, tal vez debería de explicárselo. Me preparé y coloqué ambas manos en la trayectoria del golpe de mi oponente para detenerlo.
Una vez detenido, aprovecharía el contacto para intentar agarrar al marine por el puño con el que me había intentado golpear.
-Verás, la voz quiere que cantemos, no que nos peguemos, si lo que quieres es pelea espera a subir arriba contra los malos – le dije con una voz cansina – Ahora, voy a cantar si me dejas, si no, pues te ignoraré y seguiré mi camino. – solté al marine y me dirigí a la pantalla esperando que me escuchase la voz – tengo una perfecta para la situación.
Volví a coger aire y sin saber bien que saldría de aquello comencé a cantar la canción que tenía en mente. No era muy ducho en el tema artístico, siempre me había centrado en el combate que era lo necesario para mi objetivo.
-Mmm, creo que habrá dado de sí la junta – dije cogiendo la púa y dejándola caer al suelo. – Bueno, no parece demasiado.
Mientras hacía esto, el capitán y el que parecía el líder de los marines se habían puesto a cantar. De hecho, el capitán había hecho algo más. “Otra vez no, Dexter” pensé mientras veía salir volando los pantalones del capitán. La voz pareció estar de acuerdo con lo que habían cantado, aunque le mencionó al Yonkou que aún estábamos en horario infantil.
Aquello dejó claro que era lo que quería la voz, una canción que le gustase. Y aquella situación me había recordado una que había escuchado hacía mucho tiempo en una taberna de mala muerte mientras el cantante cantaba completamente desnudo. Estaba cogiendo aire cuando de pronto el marine de pelo blanco me llamó para decirme que les daríamos un espectáculo al exigente público para que nos dejase pasar.
-Bien, ¿y qué sabes cantar para pasar?
Apenas había terminado de preguntarle cuando vi como su puño comenzó a acercarse contra mí. Parecía que no había entendido lo que quería la voz, tal vez debería de explicárselo. Me preparé y coloqué ambas manos en la trayectoria del golpe de mi oponente para detenerlo.
Una vez detenido, aprovecharía el contacto para intentar agarrar al marine por el puño con el que me había intentado golpear.
-Verás, la voz quiere que cantemos, no que nos peguemos, si lo que quieres es pelea espera a subir arriba contra los malos – le dije con una voz cansina – Ahora, voy a cantar si me dejas, si no, pues te ignoraré y seguiré mi camino. – solté al marine y me dirigí a la pantalla esperando que me escuchase la voz – tengo una perfecta para la situación.
Volví a coger aire y sin saber bien que saldría de aquello comencé a cantar la canción que tenía en mente. No era muy ducho en el tema artístico, siempre me había centrado en el combate que era lo necesario para mi objetivo.
- la canción:
- resumen (lee Hamlet):
- Ver la situación, quitar la púa que me dispararon, detener el ataque de Hamlet y soltarle un microdiscurso comenzar a cantar una canción acorde a la situación
Noximilien
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Akuma no mi
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La mirada de nox intento evitar la del gyojin tiburón, pero si las miradas matasen el enmascarado hubiese salido de ahí metido en un ataúd. ¿Cómo iba a saber que el agua salada explotaba de aquella manera con el fuego? De toda la vida de dios, el agua apagaba cosas.
Por suerte, Luka logró atrapar a uno de los músicos en una burbuja de agua y uso el mejor recurso que tenía a su disposición; amenazar mucho y muy fuerte. Que por suerte, funciono. Podían estar ayudando al apocalipsis y quizá estaban un poco seniles, pero al menos se preocupaban entre ellos. O que si uno de ellos moría, la banda se iba al garete, quien sabe.
Entonces, un chillido penetro en sus oídos, que incluso hizo que Luka se destabilizara y casi cayera al suelo, pero fue los reflejos de Nox quien evitaron aquello y le ayudo a recomponerse. Sinceramente fue un acto reflejo, si hubiese sido por el le habría dejado darse el culatazo contra el suelo.
Los músicos les lanzaron una especie de pulseras, que no pudo evitar mirarlas detenidamente. Tenían el aspecto de los que llevaban los más adinerados en los conciertos para entrar en los sitios más exclusivos. ¿Serviría para entrar en las demás salas sin necesidad de puzles y follones raros?
- Eh? –respondió a Zane que le dio un toque de antencion-. Es solo que simplemente… Que siento que se nos escapa algo. Instrumentos, puzles, roqueros seniles… Esto parece más una cámara oculta que un apocalipsis.
Por suerte, Luka logró atrapar a uno de los músicos en una burbuja de agua y uso el mejor recurso que tenía a su disposición; amenazar mucho y muy fuerte. Que por suerte, funciono. Podían estar ayudando al apocalipsis y quizá estaban un poco seniles, pero al menos se preocupaban entre ellos. O que si uno de ellos moría, la banda se iba al garete, quien sabe.
Entonces, un chillido penetro en sus oídos, que incluso hizo que Luka se destabilizara y casi cayera al suelo, pero fue los reflejos de Nox quien evitaron aquello y le ayudo a recomponerse. Sinceramente fue un acto reflejo, si hubiese sido por el le habría dejado darse el culatazo contra el suelo.
Los músicos les lanzaron una especie de pulseras, que no pudo evitar mirarlas detenidamente. Tenían el aspecto de los que llevaban los más adinerados en los conciertos para entrar en los sitios más exclusivos. ¿Serviría para entrar en las demás salas sin necesidad de puzles y follones raros?
- Eh? –respondió a Zane que le dio un toque de antencion-. Es solo que simplemente… Que siento que se nos escapa algo. Instrumentos, puzles, roqueros seniles… Esto parece más una cámara oculta que un apocalipsis.
Osuka Sumisu
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Akuma no mi
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- ¿Te crees que no lo sé? – por un momento la hostilidad de Osu se mostró en su voz por las palabras de Ed, pero enseguida se dio cuenta y se sintió como una mierda por hablarle así a su amigo. Respiro un momento y le miro directo a los ojos -. Está bien, intenta reventar la cerradura, pero, por el amor que le hayas tenido a alguien, no te arriesgues.
Por otra parte miro a Julianna como, tras ver que buscar en la caja de juguetes no había una llave de tamaño extra grande, empezó a inspeccionar lo más interesante de esta; dos muñecos y un cubo de rubik gigantesco. Pudo observar como sacaba del baúl el cubo de rubik, pero acabó cayendo de manera cómica, sin hacerse daño, pero cómica. Osu no puedo evitar que una risilla escapase mientras se tapaba la boca con la mano, pues le parecía ciertamente graciosa tanta adorabilidad en un lugar como aquel.
También la observo como abría los peluches de forma sorprendente, con la maestría de un forense abriendo un cuerpo humano. El a su edad apenas era capaz de desinfectarse una herida sin desperdiciar medio bote de alcohol. Desde luego, los niños eran más listos a cada generación que pasaba, cosa que explicaba porque Irie era más lista que el hambre.
Vio de nuevo a Julianna pelearse con el cubo, pues era demasiado grande para una niña. Osu se acercó y miro unos segundos más el espectáculo antes de intervenir.
- Anda, yo te ayudo, tu dime donde girar y yo lo hago –si le dejaba empezaría a girar el cubo a medida que ella le indicase-. Dime canija. ¿Dónde aprendiste a usar ese cacharro –refiriéndose al escarpelo- con tanta soltura?
Por otra parte miro a Julianna como, tras ver que buscar en la caja de juguetes no había una llave de tamaño extra grande, empezó a inspeccionar lo más interesante de esta; dos muñecos y un cubo de rubik gigantesco. Pudo observar como sacaba del baúl el cubo de rubik, pero acabó cayendo de manera cómica, sin hacerse daño, pero cómica. Osu no puedo evitar que una risilla escapase mientras se tapaba la boca con la mano, pues le parecía ciertamente graciosa tanta adorabilidad en un lugar como aquel.
También la observo como abría los peluches de forma sorprendente, con la maestría de un forense abriendo un cuerpo humano. El a su edad apenas era capaz de desinfectarse una herida sin desperdiciar medio bote de alcohol. Desde luego, los niños eran más listos a cada generación que pasaba, cosa que explicaba porque Irie era más lista que el hambre.
Vio de nuevo a Julianna pelearse con el cubo, pues era demasiado grande para una niña. Osu se acercó y miro unos segundos más el espectáculo antes de intervenir.
- Anda, yo te ayudo, tu dime donde girar y yo lo hago –si le dejaba empezaría a girar el cubo a medida que ella le indicase-. Dime canija. ¿Dónde aprendiste a usar ese cacharro –refiriéndose al escarpelo- con tanta soltura?
- Resumen:
- Ayudar a Julianna con el cubo de rubik
Valar Morghul
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Akuma no mi
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Algo raro pasaba. Mis balas impactaron de lleno en mi objetivo, pero únicamente vi como trozos de roca saltaban de la figura mientras se agrietaba debido a los impactos. Por si fuera poco, mi cuchillo no hizo nada al agresor, dejándome con ello indefenso ante su ataque, aunque, antes de que llegase a impactar su puño sobre mi rostro, una sombra apareció para destrozar la estatua con una facilidad pasmosa.
-¿Sabes algo sobre esto? -pregunte emocionado ante la expectativa de un buen desafió a mi pequeño y letal acompañante. Pero mi pregunta no tuvo respuesta, ya que un nuevo invitado llegó a la fiesta.
El nuevo era una versión 2.0 de Snoop, con un aura mucho más amenazadora y un olor a "naturaleza" mucho más profundo. Quizá se conociesen y tuviesen cuentas pendientes, por lo que no iba a ser yo el que se metiese entre ellos y, como si el nuevo fumeta me hubiese leído la mente, chasqueó los dedos y me presentó a media docena de rivales.
-Yo me encargo de las figuritas. Tú ocúpate de tu amigo- aclaré a mi compañero mientras pasaba el poder de mi akuma no mi a mi 9mm y enfundaba mi cuchillo, preparándome así para recargar más rápido mi arma.
Desde luego aquellas cosas no eran personas con disfraces comunes. Parecían autenticas estatuas que habían cobrado vida para acabar con los intrusos. Afortunadamente el factor sorpresa ya lo habían utilizado y había visto que no eran muy rápidas, por lo que sólo tenia que mantener la distancia y golpear en el momento preciso con un golpe contundente.
Lo primero que hice en esa situación fue terminar de vaciar el cargador en la estatua que se dirigía a Snoop, apuntando a ambas rodillas y terminando en la cabeza. Tras eso, me alejaría de las 4 estatuas que me rodeaban y recargaría mi pistola con una munición triple al mismo tiempo que buscaba alguna salida o herramienta o mecanismo que me pudiese servir de utilidad.
-¿Sabes algo sobre esto? -pregunte emocionado ante la expectativa de un buen desafió a mi pequeño y letal acompañante. Pero mi pregunta no tuvo respuesta, ya que un nuevo invitado llegó a la fiesta.
El nuevo era una versión 2.0 de Snoop, con un aura mucho más amenazadora y un olor a "naturaleza" mucho más profundo. Quizá se conociesen y tuviesen cuentas pendientes, por lo que no iba a ser yo el que se metiese entre ellos y, como si el nuevo fumeta me hubiese leído la mente, chasqueó los dedos y me presentó a media docena de rivales.
-Yo me encargo de las figuritas. Tú ocúpate de tu amigo- aclaré a mi compañero mientras pasaba el poder de mi akuma no mi a mi 9mm y enfundaba mi cuchillo, preparándome así para recargar más rápido mi arma.
Desde luego aquellas cosas no eran personas con disfraces comunes. Parecían autenticas estatuas que habían cobrado vida para acabar con los intrusos. Afortunadamente el factor sorpresa ya lo habían utilizado y había visto que no eran muy rápidas, por lo que sólo tenia que mantener la distancia y golpear en el momento preciso con un golpe contundente.
Lo primero que hice en esa situación fue terminar de vaciar el cargador en la estatua que se dirigía a Snoop, apuntando a ambas rodillas y terminando en la cabeza. Tras eso, me alejaría de las 4 estatuas que me rodeaban y recargaría mi pistola con una munición triple al mismo tiempo que buscaba alguna salida o herramienta o mecanismo que me pudiese servir de utilidad.
- 2-73-La sesión picante:
- -Me temo que eso no será posible -dice una voz desde lo alto cuando Therax sube el primer escalón-. La visión de estas dos mujeres es… Trascendental.
Su voz suena levemente modulada, controlada casi a sus tonos más armónicos y la sensación que deja es perturbadora. Se escuchan ruidos por la escalera y, por ella, baja un hombre larguirucho de cabello blanco al tazón, con gafas de sol circulares y un perro salchicha en su regazo.
-Llevo años intentando obtener una toma de riqueza única -continúa, evadiendo a Therax y llegando al suelo-, la imagen de una persona que no disfrute las dotes de Meryland. -Empieza a orbitar alrededor de Nailah y Scarlett, haciendo notables aspavientos sin soltar al can- Observad este cuerpo hermoso y la cara desapasionada, avergonzada, pura. No hay pecado en esto… Es arte.
¡Espera un momento! ¿Es el famoso pintor y cineasta Danny Warhole, famoso por sus puestas en escena atrevidas y argumentos intragables? ¡Es un artista de culto y fama mundial!
Por cierto Therax, parece que nada te impide subir.
- 3-10-Los vengamonjas de Arashi:
- Vais avanzando cuando llegáis a una sala cuanto menos curiosa. Ante vosotros un amplio telón púrpura, y frente a vosotros lo que parece ser un desagüe… Pero desde abajo. Hay un enorme chorro que cae desde un profuso agujero y a saber de dónde viene… Pero parece interesante. Por cierto, ¿Qué misterios se ocultan tras el telón?
- 2-64-La ducha bien, ¿no?:
- -Es un ascensor… Es un ascensor. Se abre pulsando el botón- parece que le duele-. Por favor, un médico, me he rompío la cadera por siete partes como mínimo.
Por cierto, ¿qué tal sienta la ducha improvisada?
- 3-84-Kiritsu+Bleyd:
- Al, tu mano golpea lo que parece ser una barrera translúcida que aparece junto a la cara del matón. Al hacerlo, tu mano se deshace en pedacitos de hielo. Parece que es una barrera muy resistente. Entonces echa la cabeza hacia atrás sin dejar de mirarte, con muchísimo desprecio.
—¿Yo? ¿Unirme a los cerdos de la marina? Tú sueñas. Todavía recuerdo cuando me tangasteis las pastis, desgraciaos. ¿Os las tomasteis vosotros? Andaos a la mierda, pijos. No quiero pelearme con tu crío, que fijo que lo mato. Y ha demostrado cojones, no quiero hacerle nada. —Mira a su alrededor un poco antes de continuar y entonces suspira—. Me habéis desmayao a toa la banda. Está claro que sois duros de roer. Hagamos una cosa. Mientras el jefe está peleando con el enano, arreglemos aquí nuestros asuntos. Una pelea de chistes de "tu madre". Si ganáis, nos piramos. ¿Hecho? Empiezo yo. Tu madre es tan tonta que si le dieras un berrie por su inteligencia te darían cambio. ¡Boom!
Es un poco ridículo.
- 1-13-Kodama:
- La dama del bosque se echa a un lado, señalándote la puerta sin importancia al mismo tiempo que se pone delante de esta.
-Deberás responder mi acertijo si quieres pasar, si lo fallas, tendrás que permanecer aquí hasta que la aguja cumpla su cometido – tomó una pausa -. Con dolor es eterno y con felicidad fugaz. Tu mismo puedes sentirlo en tu cuerpo, pero nunca lo podrás derrotar.
- 2-86-Mido, Simo y Braud:
- El setito te mira, de manera adorable, no parece agresivo como sus compañeros y no habla, emite gruñidos muy monos y parece que el nombre que le pones le gusta. Dado que no os habéis molestado en intentar apagar la gran pantalla, los setos se mueven de un lado a otro, arrastrando los cables y empiezan a formar un minotauro de arbustos. Su tamaño es enorme, llegando su altura cerca de la pantalla que intentasteis destruir. Da un golpe contra el suelo y una ola de cables se arrastran hasta vuestros pies intentando agarraros para manteneros atrapados en el suelo. Bucharatti salta antes de que le alcance y os intenta advertir del peligro.
- 3-10-Bizvan, Taylor y Tobias:
- Bizvan, los esqueletos se apresuran a cumplir tu orden. Taylor, al acercarte los ves llevando a un hombre de largo cabello negro, en una especie de chaqueta blanca. Los esqueletos lo apoyan en el suelo, junto a Tobias, y este suelta una pequeña risita idiota.
- Ji ji ji… todavía no he dormido… ji ji ji aún puedo… jiji ji
Murmura más que habla, no parece muy consciente de sus alrededores.
- 3-10-Kenzo, Dretch, Eric:
- Dretch, esa puerta no parece ceder ni un milímetro. Sin embargo, entre golpe y golpe te parece oír voces al otro lado. No distingues lo que dicen, pero está claro que hay alguien ahí. Kenzo, las torretas también se te resisten. Consigues mellarlas, pero no es suficiente para terminar de inutilizarlas. Es más, un ruido proveniente de su interior te advierte de que en nada volverán a disparar.
- 4-06Yo no hago eso de la lengua:
- Escuchas diminutos y cuquis ronquidos en tu hombro, y si tus rasgados ojos te dan ver un amplio espectro verías que el tontatta se ha dormido. Debe estar cómodo sobre ti, quizás hasta huelas bien. En fin. Subes al cuarto piso, y das a una sala muy pequeña, en la que hay tres posibilidades. Una sala contigua a la derecha ($29), decorada con cuadros de montañas y ríos, con una enorme foto de cuatro personas en el centro, la cual da a un pasillo cuyo fin no eres capaz de ver. Un pasillo al frente, que no ves donde vas, pero parece que hay una bifurcación. Y un pasillo a la izquierda, el cual tampoco ves donde va, pero que su olor te recuerda mucho a tu tierra natal, hasta el punto que te hace sentir una nostalgia que creías olvidada. Si decides tomar éste camino, encontrarás un ser encapuchado con una botella de licor de hierbas, frente a una mesa con dos vasitos.
- 3-06-El de la manicura, el sin talento y los abandonados:
- Alguien altamente inteligente y chistoso debe estar controlando el acceso a la estancia porque, pese a que eres capaz de crear un círculo en el cristal. Rápidamente, el agujereado se mete bajo el suelo y aparece otro completamente nuevo. ¿Cómo demonios ha pasado eso? ¡Malditos revolucionarios! Cuando Deathstroke demuestra que es mejor pirata que cantante, el cristal se abre y le cede el paso.
Mientras tanto, Wyrm intentas entrar seguido del Ju Senshi, pero una mano electrónica surge del techo, sujetando un micrófono. Además, el suelo se abre y aparece una plataforma de baile con flechas y distintas figuras. Si te fijas, en la pared de cristal comienza a sonar una melodía y aparecen los mismos símbolos. Quizá es hora de dejar de hacer el garrulo e intentar seguir las reglas del juego.- Img. Aproximada:
—Por intentar hacer trampas y saltarse las reglas del juego. Ahora el último concursante tendrá que cantar y bailar la siguiente canción —dice una voz robótica, mientras suena una música pegadiza y en la pantalla continúan pasando los símbolos.
El resto si queréis podéis quedaros a observar o continuar hacia adelante. Para más información ver la moderación de Yo no hago eso de la lengua.
- 1-36-Liv:
- Prenci se mantiene en silencio durante unos instantes, debatiendo sobre qué hacer. Sin embargo, su vítrea mirada sigue fija en tus ojos. Sus manos no se separan del cuello, del que cada vez emana más líquido azul y se puede ver que empieza a perder sus facultades. Tu golpe contra el piano hace que se caiga al suelo, pero que no se rompa. Parece ser la llave que abrirá la puerta de aquella sala aunque tendrás que averiguar que patrón de teclas es el correcto.
-Te lo diré todo... - musita, bajando la mirada -. Todos somos la revolución, todos nosotros hemos orquestado esto. El gobierno caerá ante aquellos que buscan la libertad. - Parece estar dando rodeos, pero, de repente, un espasmo recorre su cuerpo -. Si abandonas esta sala y giras a la izquierda, llegarás a unas escaleras que te llev...
Su rostro se paraliza y no parece volver a moverse. Si te acercas a él puedes comprobar que parece haber sido desconectado. Parece que hay alguien vigilando para que nadie se libere de su peso de la traición, es tu momento de continuar.
- 2-61-Los estrategas y el teniente cazurro:
- Cuando las cabezas pensantes del grupo están a punto de girar el cubo de rubik y resolverlo, lo cual les iba a dar la llave para abrir la puerta, el ingenioso teniente Edward se transforma en un subarino, lanzando un ataque que rompe la pared y llena todo de humo…, y niebla.
El boquete es lo suficientemente grande para que entréis todos, pero desde fuera lográis ver una sombra. La silueta de un ser demoniaco que todos, o casi todos, conocéis de una forma u otra. No es otra persona que Krauser, vuestro antiguo líder. La expresión de sus ojos refleja una ira y una cólera que jamás le habéis visto lo que le conocéis de hace tiempo. No tiene la mirada fija en ningún sitio, pero sentís una presión muy fuerte sobre vosotros. Apenas se ve nada, pues el humo creado por el zambombazo de Edward impide que haya una mejor visibilidad.
- 3-$16-Los Supaivengers:
- Lysbeth, Supaidaman te coge las manos de forma exageradamente dramática.
—El cuarto piso es un lugar muy peligroso, mi amor. —Con una mano aún tocando las tuyas, se gira y se pone el otro brazo en la frente con la cabeza alzada, añadiendo drama a su forma de hablar y actual—. Y además, la puerta del ascensor al cuarto piso estaba bloqueada, así que no se puede ir allí.
Parece que tu poder ha funcionado con él... aunque no parece reaccionar del mismo modo que el resto de hombres.
—Corazón mío —te abraza y te inclina como si de una postura de baile de tango se tratara—. Cuando todo esto termine, iremos a mi granja y viviremos felices. Y tendremos muchas arañitas y cincuenta y seis perros.
Entonces te suelta, para después seguir avanzando. Veis una rampa, aunque Supaidaman enseguida os dice que ni os molesteis, que no lleva a ninguna parte. Llegais entonces a una puerta cerrada. No tiene picaporte, ni parece poder abrirse de forma normal. Sin embargo, tiene lo que parece ser un escaner. Además, está pintado de color rojo el número 9 en la puerta. Junto a esta, escrito también en rojo, hay una frase: "Dadme la suma digital" encima de lo que parece ser un cajón. Si lo abrís, veréis que hay extrañas pulseras similares a un reloj con ruedecitas a los lados, exactamente una por persona (contando a Supaidaman). Si tocáis las ruedecitas veréis que podéis poner un número del 1 al 9.
- 3-09-Zay:
- Tu corta epopeya con los Arashi parece haber terminado más pronto de lo deseado, o tal vez querías quitártelos de encima porque son una panda de liantes. Caminas en línea recta por el único camino que hay, llegando a una sala donde únicamente hay una rampa que a saber dónde te lleva. Si te pones frente a la rampa hueles un aroma dulce y muy apetecible, es algo así como una mezcla de chocolate y vainilla. Tu estómago ruge del hambre. Si decides ir llegarás a una cocina con un gran pastel en el centro. Hay muchos cocineros, así como mucha comida, pero el aroma que sobresale es el del pastel,
Ves como los arashi pasan por detrás de ti, pero se dirigen a la sala contigua. ¿Qué haces?
- 2-90-Valar:
- Tus balas destrozan las rodillas de la estatua, y logras ver como algunas de ellas tienen partes de un color marrón en lugar de gris. Curiosamente las rodillas de los que has derribado eran de color marrón. ¿Casualidad? No lo creo, pero quizás deberías averiguarlo. Las estatuas siguen allí, pues tu compañero de aventuras está discutiendo sobre temas de lealtad con el de las rastas.
- 3-$15-Lance, Katharina y AEG:
- —Que la puerta está cerrada —te dice—. No recuerdo donde he dejado la llave, pero tampoco tengo mucho interés en buscarla por allí —hace un ademán señalando a lo que parecen ser los vestuarios.
Tras esas palabras, y una carcajada, uno de los okamas se le acerca y se lo vuelve a llevar con ellos. Todos es jolgorio, alcohol y risas. ¿Cómo podían estar así en una situación como la que os encontrabais? ¿En serio no sabía que se avecinaba el fin del mundo conocido? Si subes e intentas abrir la puerta de forma normal no conseguirás nada. Podrías intentar romperla, aunque te recomendaría no hacerlo. Entonces, ves como Elliot está jugando con algo en las manos, parece un tipo de tarjeta, y… ¡vaya! La puerta se abre con tarjeta. ¿Casualidad?
- 2-10-Yarmin y Ellaonora:
- Avanzáis cuidadosamente hacia la salida de la sala, y cuando Yarmin pone el último pie fuera de ella esta recupera su forma original. ¿Qué clase de poder tenía Falafel? ¿Habrá sido buena idea deshacerse de él? O peor, ¿convertirlo en vuestro enemigo? Es algo que sabréis más adelante. Al llegar a la sala diez os subís la escalera, y os encontráis con una estancia de color negra, con luces de neón y robots bailando música disco; incluso veis un robot con pelo afro y deliciosas androides hechas de lo que parecen metales preciosos. Y… veis a Rainbow, buscando gresca con uno de los robots.
- 2-10-rainbow:
- Continúas caminando, aunque apenas das avanzado por los robots arremolinándose a tu alrededor. De repente, la música cambia y un mar de brazos metálicos se levanta a tu alrededor. Los robots empiezan a saltar emocionados y acabas chocando contra una preciosa androide de cobre. El robot a su lado te mira y aunque su cara es inexpresiva sus palabras son claras:
- Oye tú, ¿quieres pelea? ¡Cómo te atreves a tocarla!
Erik Carter
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Todo iba muy rápido desde que habían entrado en la torre y el cadete comenzaba a acostumbrarse.
-Mi nombre es Erik, es un placer y un honor conocerte, Dexter Black. -Deseaba tenderle la mano, pero ni era el momento, ni al comodoro le parecería bien, ni el Yonkou estaba realmente desocupado. Aunque la pantalla fue más rápida y lista que él.
El grito del otro marine le pilló algo por sorpresa y, mientras el comodoro corría escaleras arriba, el atleta observó el pobre intento de ataque de su compañero de oficio. -Iba a rebatir lo de indisciplinados pero, tras eso, debo darte la razón. -Añadió en un tono lo bastante bajo como para que solo el Yonkou le escuchase. Entonces su otro nakama atravesó la pantalla. Una pena, eso los dejaba libres para irse. -Ahora que habéis pasado todos, deberíais seguir avanzando, estoy seguro de que al comodoro le vendría genial la ayuda y dudo que haya nadie más poderoso que vosotros dispuesto a prestarla... Ni que dos pringados como nosotros nos merezcamos haceros perder el tiempo. -Añadió con una sonrisa.
Independientemente de la respuesta del dragón, sus nakamas o de su camarada marine, Erik cumpliría las órdenes del comodoro. Esperaría a su aliado y, una vez hubiera pasado, subirían juntos la torre, aunque no le hiciera ninguna gracia tenerlo como único compañero. Quien sabe, con algo de suerte, Bizvan y su amigo los alcanzarían.
-Mi nombre es Erik, es un placer y un honor conocerte, Dexter Black. -Deseaba tenderle la mano, pero ni era el momento, ni al comodoro le parecería bien, ni el Yonkou estaba realmente desocupado. Aunque la pantalla fue más rápida y lista que él.
El grito del otro marine le pilló algo por sorpresa y, mientras el comodoro corría escaleras arriba, el atleta observó el pobre intento de ataque de su compañero de oficio. -Iba a rebatir lo de indisciplinados pero, tras eso, debo darte la razón. -Añadió en un tono lo bastante bajo como para que solo el Yonkou le escuchase. Entonces su otro nakama atravesó la pantalla. Una pena, eso los dejaba libres para irse. -Ahora que habéis pasado todos, deberíais seguir avanzando, estoy seguro de que al comodoro le vendría genial la ayuda y dudo que haya nadie más poderoso que vosotros dispuesto a prestarla... Ni que dos pringados como nosotros nos merezcamos haceros perder el tiempo. -Añadió con una sonrisa.
Independientemente de la respuesta del dragón, sus nakamas o de su camarada marine, Erik cumpliría las órdenes del comodoro. Esperaría a su aliado y, una vez hubiera pasado, subirían juntos la torre, aunque no le hiciera ninguna gracia tenerlo como único compañero. Quien sabe, con algo de suerte, Bizvan y su amigo los alcanzarían.
- Resumen:
- Presentarme a Dexter, pulla gratuita contra Hamlet por lo bajini, animar a la gente relevante a avanzar y esperar por mi compañero de mala gana
Kaito Takumi
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Lysbeth le acababa de hacer a SUPAIDAMAN una pregunta cuya respuesta Kaito no quería del todo conocer. Por suerte para el pulpo, el extraño del traje de licra ignoró como el que no quería la cosa la verdadera intencionalidad de la cuestión.
—¿Una granja? —repitió con interés y una oreja palpitante. Siempre había querido tener una granja.
Dejando de lado las posibles trifulcas que podrían dar comienzo por la aparición aún sin explicar del amigable vecino arácnido SUPAIDAMAN, el ningyo abrió el misterioso cajón y se detuvo una fracción de segundo a pensar las posibilidades de solucionar lo antes posible aquel acertijo matemático.
Las pistas con las que contaba eran bien sencillas, que la suma de los dígitos totales de los seis datos monocifra de entrada diesen nueve, pero aquello podía tener limitaciones no expuestas. Limitaciones que le harían consumir un precioso tiempo y con las que no quería detenerse. Para disgregar lo que pasó por la mente del pelirrojo de ascendencia cefalópoda les mostramos las tres vertientes de pensamiento generalizada bastante mascadas, sin ningún rollo de probabilidad digno del más friki de los científicos gubernamentales.
A lo que había que sumarle las posibilidades de que cada uno de los dígitos desapareciese una vez usado, es decir, que no pudieran repetirse, o que incluso pudiera haber sumas o restas involucradas dentro del proceso (Ante lo cual no había ninguna advertencia). Presuponiendo estas ideas en menos tiempo de lo que se tarda en leerlas, el joven alquimista de los números decidió el camino más óptimo y elegante para ponerle solución al enigma.
No esperó a ninguno de los presentes para poner en práctica el plan que tampoco se molestó en anunciar. Debía demostrarles a todos quién era, sin presumir ni abrir la boca que tantas veces le había metido en líos. Acercándose a Zack le tendió el primero de los brazaletes con el dígito ya colocado, un 2. Él se quedaría con el 7, mientras que le daría el 3 a White, el 6 a Elliot Reiner, y el 4 y el 5 se los llevaría la parejita de “enamorados”.
Llevando pegado, y no puesto, uno de los dispositivos, el ningyo lo pasó por el escáner y señaló al peliazul para que continuase él. Si podían pasar por parejas ellos debían ser los primeros en cruzar el umbral, separándoles del resto de indeseables. Pero, si aún la máquina exigía más “alimento” y la puerta ni se inmutaba, serían el resto en el orden de entrega a los que señalaría para instarles a “registrar” sus pulseras.
Aquella solución daba por ende 2-7-3-6-4-5, seis números que no se repetían y cuyas sumas parciales y por pareja daban nueve, cuya suma total daba veintisiete, triple múltiplo del número mágico, a la vez que la suma digital de sus dígitos daba también este. Con aquello había puesto a prueba sus distintas teorías y posibles limitaciones, aunque si algo cambiaba entre que metían los datos, como podrían ser el color de las luces para indicar cambio en las operaciones —Es decir, la introducción de una resta— levantaría una mano para pararlos a todos y tomarse otra pequeña fracción para ver cómo arreglaba el problema.
—A cagar —diría el ningyo con una pizca de satisfacción si conseguía poner fin al acertijo. Siempre había sido de pueblo.
Si alguno de los presentes le cuestionaba sobre su resolución y decisión, le diría simplemente:
—Veintisiete.
A lo que añadiría una corta pero enrrevesada explicación matemática si se le insistía.
—¿Una granja? —repitió con interés y una oreja palpitante. Siempre había querido tener una granja.
Dejando de lado las posibles trifulcas que podrían dar comienzo por la aparición aún sin explicar del amigable vecino arácnido SUPAIDAMAN, el ningyo abrió el misterioso cajón y se detuvo una fracción de segundo a pensar las posibilidades de solucionar lo antes posible aquel acertijo matemático.
Las pistas con las que contaba eran bien sencillas, que la suma de los dígitos totales de los seis datos monocifra de entrada diesen nueve, pero aquello podía tener limitaciones no expuestas. Limitaciones que le harían consumir un precioso tiempo y con las que no quería detenerse. Para disgregar lo que pasó por la mente del pelirrojo de ascendencia cefalópoda les mostramos las tres vertientes de pensamiento generalizada bastante mascadas, sin ningún rollo de probabilidad digno del más friki de los científicos gubernamentales.
- a) Camino del pasaje por pulsera: Cada pulsera o grupo de estas permite abrir la puerta a los que las tomen y cuya suma de dígitos sea 9, con un tiempo de espera para separar cada grupo. Esto implica que alguien podría haber pasado antes y en solitario pulsando solo el número 9, o que parejas podrían haber continuado colocando en sus dispositivos números cuya suma diese 9 o uno de sus múltiplos (Cuyas sumas digitales dan 9 para números de dos cifras, que son los que atañen al problema).
- b) Camino del dígito por dígito de bonoloto: Cada pulsera corresponde a un dígito del número final, cuya suma digital debe dar 9. Así, cada cifra corresponde a un número cuya suma debe dar nueve.(A lo que debemos añadir que las sumas digitales, o las sumas digitales de las sumas digitales de estos por muy largos que sean, siempre dan nueve)
- c) Camino de la suma simple previa a la suma digital: Cada dígito introducido se suma con el resto como un total sobre el que se evalúa el resultado como suma digital para dar nueve.
A lo que había que sumarle las posibilidades de que cada uno de los dígitos desapareciese una vez usado, es decir, que no pudieran repetirse, o que incluso pudiera haber sumas o restas involucradas dentro del proceso (Ante lo cual no había ninguna advertencia). Presuponiendo estas ideas en menos tiempo de lo que se tarda en leerlas, el joven alquimista de los números decidió el camino más óptimo y elegante para ponerle solución al enigma.
No esperó a ninguno de los presentes para poner en práctica el plan que tampoco se molestó en anunciar. Debía demostrarles a todos quién era, sin presumir ni abrir la boca que tantas veces le había metido en líos. Acercándose a Zack le tendió el primero de los brazaletes con el dígito ya colocado, un 2. Él se quedaría con el 7, mientras que le daría el 3 a White, el 6 a Elliot Reiner, y el 4 y el 5 se los llevaría la parejita de “enamorados”.
Llevando pegado, y no puesto, uno de los dispositivos, el ningyo lo pasó por el escáner y señaló al peliazul para que continuase él. Si podían pasar por parejas ellos debían ser los primeros en cruzar el umbral, separándoles del resto de indeseables. Pero, si aún la máquina exigía más “alimento” y la puerta ni se inmutaba, serían el resto en el orden de entrega a los que señalaría para instarles a “registrar” sus pulseras.
Aquella solución daba por ende 2-7-3-6-4-5, seis números que no se repetían y cuyas sumas parciales y por pareja daban nueve, cuya suma total daba veintisiete, triple múltiplo del número mágico, a la vez que la suma digital de sus dígitos daba también este. Con aquello había puesto a prueba sus distintas teorías y posibles limitaciones, aunque si algo cambiaba entre que metían los datos, como podrían ser el color de las luces para indicar cambio en las operaciones —Es decir, la introducción de una resta— levantaría una mano para pararlos a todos y tomarse otra pequeña fracción para ver cómo arreglaba el problema.
—A cagar —diría el ningyo con una pizca de satisfacción si conseguía poner fin al acertijo. Siempre había sido de pueblo.
Si alguno de los presentes le cuestionaba sobre su resolución y decisión, le diría simplemente:
—Veintisiete.
A lo que añadiría una corta pero enrrevesada explicación matemática si se le insistía.
- RESUMEN SUPAIVENGERS:
Poner fin al acertijo (O intentarlo (?)).
Os paso pulseras a todos con el número puesto para ir pasando en cierto orden.- Cosas "Usadas":
Nombre de la técnica: Intelecto Cruel
Naturaleza de la técnica: Ámbito "Espiritual"
Descripción de la técnica:
CP "Pensar es gratis": Kaito, inteligente tanto por su pasión por el conocimiento como por su ascendencia cefalópoda, es capaz de pensar complejos conceptos y planes en simplemente un instante. De esta manera, podría elaborar planes, recetas o incluso realizar complejos cálculos en una fracción de segundo. Esto le permite realizar grandes teorías (largos textos in posts), cálculos u otras actividades de caracter intelectual, de manera prácticamente instantánea o en un intervalo mínimo, permitiendole no desperdiciar tiempo.
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Tras despedirse de los Arashi, el felino caminó en línea recta hasta llegar a una sala donde había una rampa.No tenía ni idea de a donde le llevaría la rampa, pero algo captó su atención tras aquella rampa. Su olfato detectó un olor delicioso tras aquella rampa, no podía saber con exactitud de que tipo de alimento se trataba pero al menos se había percatado que llevaba vainilla y chocolate. En esta ocasión se guió más por el olfato que por cualquier otra cosa. Estaba hambriento y necesitaba llevarse algo a la boca para recomponer fuerzas. Se dirigió a aquella rampa inhóspita y tras llegar al final, dio con una cocina. En ella había una gran pastel en el centro y era de ahí de donde venía ese olor a chocolate y vainilla tan apetecible y también estaban unos cuantos cocineros. Aún no se habían percatado de la presencia del Mink, aunque eso le daba igual. Anduvo por toda la cocina, examinando cada tipo de comida que había allí. Si podía coger conceptos para cuando él cocinase, bienvenido sea. Andaba por allí como Perico por su casa, esperando la reacción de los cocineros.
Había muchos tipos de comida, pero lo que más le llamó la atención fue el pastel. ¿Para quién sería ese pastel?
Los Arashi habían continuado su camino. La verdad es que el felino prefería estar mejor solo que mal acompañado. No había recibido mas que desplantes y burlas por parte de los Arashi, pero básicamente no hizo caso. Él tenía una deuda con ellos y ésta ya había sido saldada con los abueletes cantautores. Si no se cruzaban sus caminos a partir de ahora, mejor.
Había muchos tipos de comida, pero lo que más le llamó la atención fue el pastel. ¿Para quién sería ese pastel?
Los Arashi habían continuado su camino. La verdad es que el felino prefería estar mejor solo que mal acompañado. No había recibido mas que desplantes y burlas por parte de los Arashi, pero básicamente no hizo caso. Él tenía una deuda con ellos y ésta ya había sido saldada con los abueletes cantautores. Si no se cruzaban sus caminos a partir de ahora, mejor.
"Un momento", dijo una voz en su cabeza mientras pedazos de hielo restallaban desde la barrera que el tipo aquel había generado. Era una barrera, pero él ya conocía a una persona que poseía la habilidad de la bari bari no mi... ¿Joseph? ¿Era él? ¿Tanto había cambiado? No, era imposible, Joseph Leto jamás portaría una señal de tráfico, y era muy dudoso que se dejase tupé -ya mejor ni hablar de teñirse el pelo borgoña que llevaba casi como seña de identidad-. También le resultaba difícil pensar que se hubiese pasado al lado contrario, aunque se había llegado a enterar de algunos secretos algo perturbadores sobre él, y...
-¿Que mi madre qué? -Preguntó, patidifuso. En circunstancias normales ese necio ya habría pasado a mejor vida, pero el pendejo aquel no sabía las circunstancias personales del almirante. Por ello, se serenó lo que pudo antes de responder-: ¡Yo te mato hijo de puta!
No, no, no. Tenía que relajarse. Ya se había abalanzado contra él en una carga, pero se dio cuenta a tiempo y simplemente se descompuso en una ventisca para evitar el cuerpo del imbécil ese. Esperaba haberle enfriado un poco los ánimos ya que estaba, por lo menos.
-Los chistes de "tu madre" no tienen ninguna gracia, ¿lo sabías? -Comentó, dándose la vuelta- Y menos con la tuya, que ya bastante tiene con un hijo como tú. No he venido a jugar, y si sigues así vas a pasar una temporadita a la sombra. Ahora bien: puedes recoger tu puto palo, metértelo por el culo, salir volando de aquí y dar las gracias porque lo que acabe en tu orificio anal sea el cariñoso tacto de tu juguete y no un puto paraguas. ¡¿He sido suficientemente claro?! -Desenvainó la espada y dejó que la punta del filo acariciase el suelo- ¡Quiero escuchar un "Sí señor" o te juro que te voy a dar de hostias hasta que cagues los dientes de tus nietos!
Estaba harto de perder el tiempo, así que también se dirigió al niñato que entretenía a Arthur. El pelirrojo controlaba la situación, pero lo tenían ya hasta los huevos entre todos y no valía la pena su sueldo si tenía que aguantar tantas mierdas.
-¡Y tú! -Lo señaló con dedo acusador, elevando su voz en un registro atronador- ¡Vete a peinar a tus muñecas o a cascártela, hijo de puta! ¡No te quiero ver más en mi aguja o me aseguraré de que no salgas de ella nunca. ¡¿Me has entendido?! ¡Sal por esa puta puerta, carreta a tus putos amigos y vete a la puta mierda por donde has venido o no respondo de mis actos! ¡Ya!
-¿Que mi madre qué? -Preguntó, patidifuso. En circunstancias normales ese necio ya habría pasado a mejor vida, pero el pendejo aquel no sabía las circunstancias personales del almirante. Por ello, se serenó lo que pudo antes de responder-: ¡Yo te mato hijo de puta!
No, no, no. Tenía que relajarse. Ya se había abalanzado contra él en una carga, pero se dio cuenta a tiempo y simplemente se descompuso en una ventisca para evitar el cuerpo del imbécil ese. Esperaba haberle enfriado un poco los ánimos ya que estaba, por lo menos.
-Los chistes de "tu madre" no tienen ninguna gracia, ¿lo sabías? -Comentó, dándose la vuelta- Y menos con la tuya, que ya bastante tiene con un hijo como tú. No he venido a jugar, y si sigues así vas a pasar una temporadita a la sombra. Ahora bien: puedes recoger tu puto palo, metértelo por el culo, salir volando de aquí y dar las gracias porque lo que acabe en tu orificio anal sea el cariñoso tacto de tu juguete y no un puto paraguas. ¡¿He sido suficientemente claro?! -Desenvainó la espada y dejó que la punta del filo acariciase el suelo- ¡Quiero escuchar un "Sí señor" o te juro que te voy a dar de hostias hasta que cagues los dientes de tus nietos!
Estaba harto de perder el tiempo, así que también se dirigió al niñato que entretenía a Arthur. El pelirrojo controlaba la situación, pero lo tenían ya hasta los huevos entre todos y no valía la pena su sueldo si tenía que aguantar tantas mierdas.
-¡Y tú! -Lo señaló con dedo acusador, elevando su voz en un registro atronador- ¡Vete a peinar a tus muñecas o a cascártela, hijo de puta! ¡No te quiero ver más en mi aguja o me aseguraré de que no salgas de ella nunca. ¡¿Me has entendido?! ¡Sal por esa puta puerta, carreta a tus putos amigos y vete a la puta mierda por donde has venido o no respondo de mis actos! ¡Ya!
- Resumen:
- Continuar la metamorfosis en Althur.
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Al parecer el alcalde había ido demasiado lejos en sus teorías conspiratorias. O tal vez no, pero desde luego no era eso lo que había pretendido decir su interlocutor. No se trataba de que la Gran Aguja fuese una gigantesca trampa mortal en la que todos se hallaban encerrados, sino que simplemente la puerta necesitaba una llave. Era posible que también la posibilidad en la que él había pensado fuese cierta, pero aquel extraño hombre no parecía saber si era así o no. De hecho no daba la sensación de saber muchas cosas.
En ese momento, Dakuhebi se fijó en que el pequeño tontatta estaba jugando con lo que parecía una tarjeta de más o menos el mismo tamaño que la ranura existente en la puerta. Acercándose a él, le preguntó:
- Elliot, ¿has encontrado esa tarjeta por aquí o ya la tenías antes? Si te fijas bien, su forma coincide con la de la ranura de la puerta, así que es posible que se trate de la llave que necesitamos para avanzar. ¿Quieres hacer los honores y abrirnos paso hacia nuestro objetivo?
El político era consciente de que lo mejor que podía hacer en aquella situación era ser amable con el tontatta. En los libros de la gran biblioteca de la mansión familiar había leído que se trataba de una raza de gente de pequeño tamaño y gran corazón, aunque solían pecar de ser excesivamente inocentes. Por lo tanto, si aquellos libros estaban en lo cierto aquellos seres resultaban muy fácilmente manipulables para alguien tan experto en la mente humana como él, lo que le venía de perlas.
Si el tontatta aceptaba a intentar abrir la puerta, el agente de incógnito avanzaría junto a él, permaneciendo atento ante posibles intentos por parte de terceras personas de atacar al enano o de robarle la tarjeta. Ahora que estaban tan cerca de llegar no pensaba dejar que nadie se interpusiera en su camino.
- Vamos, la cúspide está cerca. - comentó mentalmente a sus compañeros con la intención de darles ánimos y de que todos reiniciaran la marcha.
En ese momento, Dakuhebi se fijó en que el pequeño tontatta estaba jugando con lo que parecía una tarjeta de más o menos el mismo tamaño que la ranura existente en la puerta. Acercándose a él, le preguntó:
- Elliot, ¿has encontrado esa tarjeta por aquí o ya la tenías antes? Si te fijas bien, su forma coincide con la de la ranura de la puerta, así que es posible que se trate de la llave que necesitamos para avanzar. ¿Quieres hacer los honores y abrirnos paso hacia nuestro objetivo?
El político era consciente de que lo mejor que podía hacer en aquella situación era ser amable con el tontatta. En los libros de la gran biblioteca de la mansión familiar había leído que se trataba de una raza de gente de pequeño tamaño y gran corazón, aunque solían pecar de ser excesivamente inocentes. Por lo tanto, si aquellos libros estaban en lo cierto aquellos seres resultaban muy fácilmente manipulables para alguien tan experto en la mente humana como él, lo que le venía de perlas.
Si el tontatta aceptaba a intentar abrir la puerta, el agente de incógnito avanzaría junto a él, permaneciendo atento ante posibles intentos por parte de terceras personas de atacar al enano o de robarle la tarjeta. Ahora que estaban tan cerca de llegar no pensaba dejar que nadie se interpusiera en su camino.
- Vamos, la cúspide está cerca. - comentó mentalmente a sus compañeros con la intención de darles ánimos y de que todos reiniciaran la marcha.
- Resumen:
- - Relleno y convencer a Elliot de que pruebe a abrir la puerta, manteniéndose alerta ante posibles intentos de ataque al tontatta o de robo de la tarjeta-llave.
Marc Kiedis
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La entrada en la sala de uno de los tipos más extraños que Marc había visto nunca (y eso es decir mucho) provocó que todos los presentes se detuviesen durante unos momentos. El hombre, que portaba en sus brazos un pequeño perro que daba la sensación de no ser capaz de sobrevivir en la naturaleza sin los cuidados de una persona, comenzó a hablar de cosas que al grandullón le sonaban tan raras que por un instante incluso pensó que estaba expresándose en un idioma diferente al suyo. Sus desvaríos sobre mujeres, tomas, cuerpos, pecado y arte sonaban a chino en la mente del semigigante, nada ducho en aquellas lides.
Por su extravagancia y la grandilocuencia de sus palabras debía de tratarse de alguien conocido, aunque a decir verdad el espadachín no tenía la más remota idea de quién era aquel hombre. Lo que sí parecía claro era que ahora nada impedía que continuasen su camino. O al menos nada que pudieran ver. Si aquel tipo tan raro no era agresivo ni peligroso mucho mejor, de esa forma podrían continuar con su camino sin necesidad de derramar sangre, y estarían un poquito más cerca de poder contribuir a salvar el mundo. Así que, haciendo un gesto con la cabeza a sus nakamas y sonriendo, el grandullón se puso en marcha de nuevo:
- ¡Vamos, chicos! ¡Si queremos ayudar a toda la gente de este mar tenemos que seguir adelante!
Por su extravagancia y la grandilocuencia de sus palabras debía de tratarse de alguien conocido, aunque a decir verdad el espadachín no tenía la más remota idea de quién era aquel hombre. Lo que sí parecía claro era que ahora nada impedía que continuasen su camino. O al menos nada que pudieran ver. Si aquel tipo tan raro no era agresivo ni peligroso mucho mejor, de esa forma podrían continuar con su camino sin necesidad de derramar sangre, y estarían un poquito más cerca de poder contribuir a salvar el mundo. Así que, haciendo un gesto con la cabeza a sus nakamas y sonriendo, el grandullón se puso en marcha de nuevo:
- ¡Vamos, chicos! ¡Si queremos ayudar a toda la gente de este mar tenemos que seguir adelante!
- Resumen:
- - Puro resheno y seguir adelante.
Dexter Black
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-Nana na naná, na na nana naa... Na na nana, na nanana -iba tarareando Dexter mientras subía por las escaleras. Pero para entender la importancia de este momento es preciso remontarse a unos instantes atrás, cuando el joven Erik Carter se había presentado.
-Encantado yo también, Erik -respondió, justo para que en un momento de distracción otro cristal saliese velozmente disparado hacia arriba. No es que fuese el método más impoluto del mundo, y en los momentos de aceleración deceleración cualquiera con algo de cerebro (incluidos Deathstroke y el tal Wyrm) podrían haber aprovechado para reventarlo de nuevo. Era poco probable que contasen con un alijo infinito de cristales y, a las malas, tarde o temprano una esquirla habría caído en el foso del cristal, con alta probabilidad atascándolo-. Pero nunca le digas a un delincuente que te honra conocerlo, podría significar que tus superiores dejen de confiar en ti.
Señaló a Wyrm con aquella última frase mientras Deathstroke entraba en la estancia, por fin más allá de la pantalla buscadora de cosas "molonas" tras haber cantado Cock Rockin, una canción que de cantar delante de Mura, el gato habría chillado como si un piano aplastase su cola. "Nota mental, nunca enseñar a Mura el piano de gatos"
-En fin, si realmente es lo que quieres te dejamos con Wyrm. Pero ten cuidado, es algo rarito y a lo mejor te detiene por confraternizar con el enemigo. Nana na naná...
Y aun cuando iba ascendiendo por las escaleras se preguntaba si el marine lograría pasar, o si con estar algo más atento la siguiente vez podría ayudarlo a pasar. Pero, en cualquier caso, siguió avanzando: Tenían un destino muy claro y un objetivo que cumplir. El mundo no esperaba a nadie, la vida huía velozmente y en ese momento un peligro se cernía sobre todas las personas del planeta. Por ello continuó caminando, mientras tarareaba una melodiosa canción a la que ahora Wyrm se estaría enfrentando, hasta donde el comodoro Kasai se encontraba.
-Entonces, hacia el licor, ¿no? -dijo, una vez al lado de Zuko, percatándose del olor a alcohol que impregnaba el lugar.
-Encantado yo también, Erik -respondió, justo para que en un momento de distracción otro cristal saliese velozmente disparado hacia arriba. No es que fuese el método más impoluto del mundo, y en los momentos de aceleración deceleración cualquiera con algo de cerebro (incluidos Deathstroke y el tal Wyrm) podrían haber aprovechado para reventarlo de nuevo. Era poco probable que contasen con un alijo infinito de cristales y, a las malas, tarde o temprano una esquirla habría caído en el foso del cristal, con alta probabilidad atascándolo-. Pero nunca le digas a un delincuente que te honra conocerlo, podría significar que tus superiores dejen de confiar en ti.
Señaló a Wyrm con aquella última frase mientras Deathstroke entraba en la estancia, por fin más allá de la pantalla buscadora de cosas "molonas" tras haber cantado Cock Rockin, una canción que de cantar delante de Mura, el gato habría chillado como si un piano aplastase su cola. "Nota mental, nunca enseñar a Mura el piano de gatos"
-En fin, si realmente es lo que quieres te dejamos con Wyrm. Pero ten cuidado, es algo rarito y a lo mejor te detiene por confraternizar con el enemigo. Nana na naná...
Y aun cuando iba ascendiendo por las escaleras se preguntaba si el marine lograría pasar, o si con estar algo más atento la siguiente vez podría ayudarlo a pasar. Pero, en cualquier caso, siguió avanzando: Tenían un destino muy claro y un objetivo que cumplir. El mundo no esperaba a nadie, la vida huía velozmente y en ese momento un peligro se cernía sobre todas las personas del planeta. Por ello continuó caminando, mientras tarareaba una melodiosa canción a la que ahora Wyrm se estaría enfrentando, hasta donde el comodoro Kasai se encontraba.
-Entonces, hacia el licor, ¿no? -dijo, una vez al lado de Zuko, percatándose del olor a alcohol que impregnaba el lugar.
Yarmin Prince
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Veníamos de un espectáculo dantesco, poco menos que estúpido, y para terminar de mejorar la jornada nos topamos con una fiesta funkie de robots, con los que además, por algún motivo, Arribor Neus había decidido pelear. ¿Por qué? Quién sabe, lo único que yo tenía claro en ese momento era que necesitaba tenerlo cerca, pero el pendenciero pirata era un riesgo para su salud, mi seguridad y probablemente la autoestima de Ellanora. Aunque era una chica atractiva, dentro de lo que cabe, estaba claro que se sentía insegura al ver que mucha gente quería romperme el ano. Lo cierto es que yo, en cierto modo, me sentía incómodo sobre eso. Eran unos minutos de placer para, si no daba con alguien adecuado, un par de semanas de sentarme sobre un flotador.
-Eh, tú, Arribor -dije, sin darle importancia-, nosotros subimos. Cuando quieras te unes.
Y con las mismas me acerqué a las escaleras, buscando una forma rápida de llegar hasta arriba, averiguar quién estaba detrás de todo esto y poder estar en casa para mañana a la hora de la cena. Porque, joder, esta misión empezaba a ser un constante estrés que no me convenía en absoluto para el carácter.
-Eh, tú, Arribor -dije, sin darle importancia-, nosotros subimos. Cuando quieras te unes.
Y con las mismas me acerqué a las escaleras, buscando una forma rápida de llegar hasta arriba, averiguar quién estaba detrás de todo esto y poder estar en casa para mañana a la hora de la cena. Porque, joder, esta misión empezaba a ser un constante estrés que no me convenía en absoluto para el carácter.
Julianna M. Shelley
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¡Ya casi estaba! Solo quedaba un movimiento, estaba segura de que en cuanto lo consiguiera pasaría algo emocionante. Fue a empujar el cubo por última vez, pero algo la interrumpió antes de que pudiera hacerlo.
El sonido le hizo sobresaltarse y caer al suelo de nuevo. Cuando se levantó, el lugar estaba lleno de humo y niebla. Sonaba una canción que no reconocía, pero que parecía más propia de un concierto a altas horas de la noche que de una máquina del fin del mundo. Miró a su alrededor intentando ver qué había sucedido. Vio un submarino enorme y la pared derribada. Bueno, por lo menos ya no necesitarían el cubo. De todas formas, no pudo evitar sentir una punzada de decepción. Ya casi lo tenía.
Volvió a coger su arma y se acercó con cuidado al enorme boquete, procurando no separarse de sus compañeros y tratando de ver algo entre el humo y la niebla. ¡Había una silueta! Su corazón se saltó un latido. ¿Sería amigable? ¿Vendría siquiera en son de paz? Sabía que no había muchas probabilidades de que fuera así y no tardó en comprobarlo.
No lo conocía. No había oído todavía hablar de él. Pero distinguió sus ojos, lo único en su cara que estaba libre de vendas, y la ira que irradiaban le heló la sangre en las venas. No tenía ninguna duda de que ese hombre era un asesino, un asesino experimentado. Y, aún así, no pudo evitar hablarle. Sentía una extraña presión sobre si misma, pero no estaba segura de qué la estaba provocando. A través de la música, alzó la voz para saludarle:
- ¡Disculpe! Disculpe, ¿podría dejarnos pasar?
Suponía que no. Pero si iba a haber un combate de todas formas, no perdía nada por probar. Se agarró a su arma con fuerza y se mantuvo en guardia, esperando poder sobrevivir al monstruo que tenía delante.
El sonido le hizo sobresaltarse y caer al suelo de nuevo. Cuando se levantó, el lugar estaba lleno de humo y niebla. Sonaba una canción que no reconocía, pero que parecía más propia de un concierto a altas horas de la noche que de una máquina del fin del mundo. Miró a su alrededor intentando ver qué había sucedido. Vio un submarino enorme y la pared derribada. Bueno, por lo menos ya no necesitarían el cubo. De todas formas, no pudo evitar sentir una punzada de decepción. Ya casi lo tenía.
Volvió a coger su arma y se acercó con cuidado al enorme boquete, procurando no separarse de sus compañeros y tratando de ver algo entre el humo y la niebla. ¡Había una silueta! Su corazón se saltó un latido. ¿Sería amigable? ¿Vendría siquiera en son de paz? Sabía que no había muchas probabilidades de que fuera así y no tardó en comprobarlo.
No lo conocía. No había oído todavía hablar de él. Pero distinguió sus ojos, lo único en su cara que estaba libre de vendas, y la ira que irradiaban le heló la sangre en las venas. No tenía ninguna duda de que ese hombre era un asesino, un asesino experimentado. Y, aún así, no pudo evitar hablarle. Sentía una extraña presión sobre si misma, pero no estaba segura de qué la estaba provocando. A través de la música, alzó la voz para saludarle:
- ¡Disculpe! Disculpe, ¿podría dejarnos pasar?
Suponía que no. Pero si iba a haber un combate de todas formas, no perdía nada por probar. Se agarró a su arma con fuerza y se mantuvo en guardia, esperando poder sobrevivir al monstruo que tenía delante.
Aki D. Arlia
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¿Mi amor?
Por un segundo, Lys se quedó completamente perpleja. Estaba usando sus poderes, qué... ah. Su expresión se suavizó y asintió con la cabeza al escuchar la respuesta de Supaidaman.
- De todas formas quiero saber qué hay ahí. Antes o después llegaré, no puedes evitarlo. Y si lo sabes, es mejor que me lo digas.
Qué chico tan dulce, no existían muchos así en el mundo. O eso, o Lys tenía una puntería pésima, que bien podía ser. De todas formas, su reacción le hizo relajarse un poco. Quizá fuera peligroso, pero desde luego también manejable. No haría daño que les siguiera mostrando el camino. Lo que no se esperaba fue la proposición de futuro. Cincuenta y seis perros parecían demasiados y fue a comentar acerca de las arañitas, pero no le salieron las palabras. Cuando por fin le soltó se limitó a alisarse la ropa y menear la cabeza intentando hacerse a la idea de las locas fantasías que tenían algunos hombres.
Pasaron al lado de una rampa que según el hombre araña no llevaba a ningún lado y finalmente se pararon frente a una puerta cerrada. Un escáner, pulseras numéricas, un número nueve... antes de que pudiera siquiera pensar en ello el gyojin tomó la iniciativa. Repartió los brazaletes con los números ya puestos y se apresuró a ser el primero en pasar por el escáner. Mientras los miraba y calculaba, se mordió el labio. No es que le hiciera especial ilusión buscar más pelea con el pulpo, ya tenían bastantes problemas, pero no estaba segura de que estuviera en lo correcto.
- Si no funciona quizá deberíamos ponerlos todos en 1 menos el último y colocar el número que falte hasta 9 en ese. Así daría exacto...
Se mantuvo a la espera, sujetando su pulsera igual que él. Igual el pulpo tenía razón y su solución era demasiado fácil para ser verdad.
Por un segundo, Lys se quedó completamente perpleja. Estaba usando sus poderes, qué... ah. Su expresión se suavizó y asintió con la cabeza al escuchar la respuesta de Supaidaman.
- De todas formas quiero saber qué hay ahí. Antes o después llegaré, no puedes evitarlo. Y si lo sabes, es mejor que me lo digas.
Qué chico tan dulce, no existían muchos así en el mundo. O eso, o Lys tenía una puntería pésima, que bien podía ser. De todas formas, su reacción le hizo relajarse un poco. Quizá fuera peligroso, pero desde luego también manejable. No haría daño que les siguiera mostrando el camino. Lo que no se esperaba fue la proposición de futuro. Cincuenta y seis perros parecían demasiados y fue a comentar acerca de las arañitas, pero no le salieron las palabras. Cuando por fin le soltó se limitó a alisarse la ropa y menear la cabeza intentando hacerse a la idea de las locas fantasías que tenían algunos hombres.
Pasaron al lado de una rampa que según el hombre araña no llevaba a ningún lado y finalmente se pararon frente a una puerta cerrada. Un escáner, pulseras numéricas, un número nueve... antes de que pudiera siquiera pensar en ello el gyojin tomó la iniciativa. Repartió los brazaletes con los números ya puestos y se apresuró a ser el primero en pasar por el escáner. Mientras los miraba y calculaba, se mordió el labio. No es que le hiciera especial ilusión buscar más pelea con el pulpo, ya tenían bastantes problemas, pero no estaba segura de que estuviera en lo correcto.
- Si no funciona quizá deberíamos ponerlos todos en 1 menos el último y colocar el número que falte hasta 9 en ese. Así daría exacto...
Se mantuvo a la espera, sujetando su pulsera igual que él. Igual el pulpo tenía razón y su solución era demasiado fácil para ser verdad.
Hayden Ashworth
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El dragón se detuvo de golpe al ver que su camino se bifurcaba. Miró hacia arriba, buscando oír la chillona voz de la Tontatta que hasta hace poco lo guíaba. Sin embargo, solo escuchó ronquidos. El dragón la miró con cómico desdén al darse cuenta de que muy seguramente se había quedado dormida durante su canción. Se cruzó de brazos, mientras su afinado olfato de reptil le indicaba que hacía una de las salas había un potente olor a alcohol. Cosa que su temporal aliado dragón le confirmó cuando llegó a su lado. El comodoro suspiró y miró al hombre que, ahora, era más alto que él por escasos centímetros. Rara era la ocasión que Zuko encontraba a alguien más alto que él, sobre todo en uno de los mares cardinales. Aunque sabía de sobra que en lo más profundo del nuevo mundo había seres humanos el doble de altos que los dos dragones.
—La única pista de ese camino es el olor, mejor que nada... Vamos. —Y empezó a caminar en esa dirección—. Conozco ese olor, por cierto —le dijo al pirata mientras andaba—. Es un licor de hierbas, se bebe mucho en Reddo, costumbre que heredamos de nuestros antepasados en el país de Wano.
Cuando llegó a la sala no había más que un hombre encapuchado frente a una mesa. En esta había una botella del susodicho licor junto a dos vasos pequeños de aspecto traidicional. Frunció el ceño. ¿En serio un hombre encapuchado? El cliché del hombre misterioso por excelencia. ¿Le iban a hacer una prueba con los vasos? Estaba ya harto de pruebas, pero sobre todo estaba ansioso de llegar a lo más alto y terminar con todo aquello que estaba poniendo en peligro las vidas de miles. Sin embargo, antes de nada, decidió ignorar al hombre e intentar continuar hacia la siguiente sala.
—La única pista de ese camino es el olor, mejor que nada... Vamos. —Y empezó a caminar en esa dirección—. Conozco ese olor, por cierto —le dijo al pirata mientras andaba—. Es un licor de hierbas, se bebe mucho en Reddo, costumbre que heredamos de nuestros antepasados en el país de Wano.
Cuando llegó a la sala no había más que un hombre encapuchado frente a una mesa. En esta había una botella del susodicho licor junto a dos vasos pequeños de aspecto traidicional. Frunció el ceño. ¿En serio un hombre encapuchado? El cliché del hombre misterioso por excelencia. ¿Le iban a hacer una prueba con los vasos? Estaba ya harto de pruebas, pero sobre todo estaba ansioso de llegar a lo más alto y terminar con todo aquello que estaba poniendo en peligro las vidas de miles. Sin embargo, antes de nada, decidió ignorar al hombre e intentar continuar hacia la siguiente sala.
William White
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Once sonoras campanadas, una tras otra, no hacían más que recordarnos la imperiosa necesidad de actuar. Solté un suspiro, y tomé aliento desde lo alto de la viga. El enmascarado mencionó entonces que subir al cuarto piso era peligroso.
-Como si lo que estuviéramos haciendo ahora no lo fuera- pensé, antes de caer en un curioso detalle.
Si el hombre venía de un piso superior, implicaba que ya estaba en la torre antes que ellos, es más, posiblemente el extraño al igual que la araña trabajase para el mismo hombre. Si lo pensaba un par de veces, el monstruo ya había sido debilitado para cuando él llegó, para realizar el golpe de gracia. Pero por que meter a un infiltrado, cuando estamos bajo constante vigilancia.
Esto hecho no pareció pasar desapercibido por su queridísima y diabólicamente perspicaz Lysbeth, la cual retrocedió volando hacia el grupo. Entre tanto yo me quede un momento dubitativo, sobre si subir y continuar mi estancia en solitario o reunirme con el resto. Estaba bastante seguro de que si continuaba subiendo me estaría adelantando al resto de grupos.
Finalmente decidí continuar con el grupo, ya que tenía ciertas responsabilidades con Kaito y Elliot, y por el cierto temor que le había infundido el enmascarado. Llegando justo en el instante exacto en el que la mujer sometía al enmascarado a su interrogatorio.
El hombre contestó de una forma terriblemente melosa, mencionando que la puerta del cuarto piso estaba estancada e insistió en la peligrosidad de la planta. Deteniéndome brevemente, hice un gesto a Elliot para desmarcarnos un segundo del grupo, aprovechando el pasillo de la rampa para hojear.
-Vamos a echar un vistazo a un así- aviso al grupo para que no sospecharán anda de su maniobra, tratando de zafarse de sus acompañantes de forma rápida -Si la puerta estaba atrancada, ¿Cómo sabe la peligrosidad de este? - diría a su compañero si decidía acompañarle -Si esta fingiendo desde luego lo esta haciendo bien- finalizaría antes de asegurarse de que la rampa no conducía a ningún lugar tal como decía el enmascarado.
Por último, se reunió con el grupo, tomando la pulsera que le daba Kaito, mirando rápidamente los marcadores sumos los números saliendo un veintisiete, el cual efectivamente daba la suma digital.
-No es mala solución- diría en respuesta al súcubo -Salvo si suponemos que las sumas parciales deban de ser en todo momento nueve, sin limitaciones hay múltiples soluciones, incluida la tuya – dijo pensándolo un momento -De hecho, poniéndolo todo a nueve seguiríamos cumpliéndolo y las sumas digitales parciales continuarían dando nueve ¿Qué opinas Kaito?- le preguntaría antes de que pasará por el escáner. Ya que, si pasaba por el marcador, posiblemente no hubiera marcha atrás.
Realmente aquellos acertijos absurdos le estaban atacando a los nervios, las torres sin duda sacaban lo peor de él.
-Como si lo que estuviéramos haciendo ahora no lo fuera- pensé, antes de caer en un curioso detalle.
Si el hombre venía de un piso superior, implicaba que ya estaba en la torre antes que ellos, es más, posiblemente el extraño al igual que la araña trabajase para el mismo hombre. Si lo pensaba un par de veces, el monstruo ya había sido debilitado para cuando él llegó, para realizar el golpe de gracia. Pero por que meter a un infiltrado, cuando estamos bajo constante vigilancia.
Esto hecho no pareció pasar desapercibido por su queridísima y diabólicamente perspicaz Lysbeth, la cual retrocedió volando hacia el grupo. Entre tanto yo me quede un momento dubitativo, sobre si subir y continuar mi estancia en solitario o reunirme con el resto. Estaba bastante seguro de que si continuaba subiendo me estaría adelantando al resto de grupos.
Finalmente decidí continuar con el grupo, ya que tenía ciertas responsabilidades con Kaito y Elliot, y por el cierto temor que le había infundido el enmascarado. Llegando justo en el instante exacto en el que la mujer sometía al enmascarado a su interrogatorio.
El hombre contestó de una forma terriblemente melosa, mencionando que la puerta del cuarto piso estaba estancada e insistió en la peligrosidad de la planta. Deteniéndome brevemente, hice un gesto a Elliot para desmarcarnos un segundo del grupo, aprovechando el pasillo de la rampa para hojear.
-Vamos a echar un vistazo a un así- aviso al grupo para que no sospecharán anda de su maniobra, tratando de zafarse de sus acompañantes de forma rápida -Si la puerta estaba atrancada, ¿Cómo sabe la peligrosidad de este? - diría a su compañero si decidía acompañarle -Si esta fingiendo desde luego lo esta haciendo bien- finalizaría antes de asegurarse de que la rampa no conducía a ningún lugar tal como decía el enmascarado.
Por último, se reunió con el grupo, tomando la pulsera que le daba Kaito, mirando rápidamente los marcadores sumos los números saliendo un veintisiete, el cual efectivamente daba la suma digital.
-No es mala solución- diría en respuesta al súcubo -Salvo si suponemos que las sumas parciales deban de ser en todo momento nueve, sin limitaciones hay múltiples soluciones, incluida la tuya – dijo pensándolo un momento -De hecho, poniéndolo todo a nueve seguiríamos cumpliéndolo y las sumas digitales parciales continuarían dando nueve ¿Qué opinas Kaito?- le preguntaría antes de que pasará por el escáner. Ya que, si pasaba por el marcador, posiblemente no hubiera marcha atrás.
Realmente aquellos acertijos absurdos le estaban atacando a los nervios, las torres sin duda sacaban lo peor de él.
Eric Zor-El
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Tecnología…, maldita tecnología… ¿dónde habían quedado esos días en los que las puertas eran una simple tela colgada del suelo? ¿O un trozo de madera sujeta al suelo y el arco de la puerta que se abría tanto para dentro como para afuera? El shandiano no podía evitar indignarse al ver como su compañero agente no era capaz de abrir el acceso a la otra estancia usando su picaporte. Las torres, por su parte, tampoco se había roto, y algo le decía que, como otras veces en el pasado, algún mecanismo de recuperación las haría accionarse.
—Tekonolosi i luga o le papa —maldijo en voz baja, para justo después echar una bocanada de humo, creando unos pequeños aros mientras observaba la puerta.
Por un instante, observó todo lo que rodeaba a la entrada. Aquellas extrañas luces capaces de quemar o herir a quien las tocase, como si de un fuego traído de los infiernos se tratase. El recuerdo de la puerta, por si había algún tipo de botón que pulsar para desactivarlo todo. Las torretas, y las abolladuras que le habían hecho.
—Deber haber alguna forma…
Mientras balbuceaba en voz baja, en su cabeza vinieron dos ideas, una más descabellada que la otra. Primero volvió a echar un vistazo a los alrededores de la puerta en busca de un botón que, si la madre loba lo deseaba, desactivara la maldita tecnología de seguridad que usaban los habitantes del mar azul, para así, de esa manera, poder entrar al siguiente habitáculo y encontrar a los creadores de aquella base destructora de ínsulas. Sin embargo, al no encontrar nada de nada, al menos que viera en un principio, sujetó la pipa con su boca, mientras concentraba en sus manos todo el poder que le otorgaba su fruta del diablo. Éstas se recubrieron de una extraña aura traslúcida, y se dirigió a la pared, a menos de un metro de una de las torretas, para poner las manos sobre el muro. Entonces, de sus manos comenzaron a surgir una onda vibratoria tras otras, la cual, con algo de suerte, haría temblar la pared lo suficiente como para quebrarla, para luego intentar golpearla con todas sus fuerzas para crear un boquete por el que todos pusieran acceder; aunque fueran de uno en uno.
—Tekonolosi i luga o le papa —maldijo en voz baja, para justo después echar una bocanada de humo, creando unos pequeños aros mientras observaba la puerta.
Por un instante, observó todo lo que rodeaba a la entrada. Aquellas extrañas luces capaces de quemar o herir a quien las tocase, como si de un fuego traído de los infiernos se tratase. El recuerdo de la puerta, por si había algún tipo de botón que pulsar para desactivarlo todo. Las torretas, y las abolladuras que le habían hecho.
—Deber haber alguna forma…
Mientras balbuceaba en voz baja, en su cabeza vinieron dos ideas, una más descabellada que la otra. Primero volvió a echar un vistazo a los alrededores de la puerta en busca de un botón que, si la madre loba lo deseaba, desactivara la maldita tecnología de seguridad que usaban los habitantes del mar azul, para así, de esa manera, poder entrar al siguiente habitáculo y encontrar a los creadores de aquella base destructora de ínsulas. Sin embargo, al no encontrar nada de nada, al menos que viera en un principio, sujetó la pipa con su boca, mientras concentraba en sus manos todo el poder que le otorgaba su fruta del diablo. Éstas se recubrieron de una extraña aura traslúcida, y se dirigió a la pared, a menos de un metro de una de las torretas, para poner las manos sobre el muro. Entonces, de sus manos comenzaron a surgir una onda vibratoria tras otras, la cual, con algo de suerte, haría temblar la pared lo suficiente como para quebrarla, para luego intentar golpearla con todas sus fuerzas para crear un boquete por el que todos pusieran acceder; aunque fueran de uno en uno.
- Resumen:
- Divagar y observar los alrededores de la puerta, para luego usar el poder de su fruta del diablo (terremotos Grado 5 en la escala ritcher) para crear un agujero en la pared y acceder a la sala. (Vamos, usamos la opción de entrar a lo bruto que tenemos)
«Pasito a pasito, suave, suavecito, va el pelirrojo caminando, poquito a poquito. Se encuentra a la rata, hay ¡Ay, qué mala pata! Mejor seguir hacia adelante sin decir nada.» —versionaba el pirata en su cabeza, mientras avanzaba junto a sus compañeros hasta la siguiente sala. Observó de reojo lo que estaba haciendo el mink amarillo, que minutos antes se había acoplado a ellos, y se había despedido para luego seguir por el mismo camino. Aquello era una circunstancia muy común en la vida de diaria de cualquier persona, la cual le daba mucha vergüenza al pirata. Muchas veces, tras salir de alguna taberna, se había despedido de alguien y luego habían ido en la misma dirección. Era una situación muy común en su vida diaria, y no podía creer que le estuviera ocurriendo en ese preciso momento. Sin embargo, siguió hacia adelante, sin mirar atrás y a su rollo, recordando canciones pegadizas en la cabeza.
—Yo quiero chuscar, toda la noche… Chusca, chusca, chucando vaaa… chusca, chusca, chucando heey… tiri tiriiii, tirii tiririi. Fueeego en mi cueerpo, espadas y bueeen rooon. Teeengo en mi meente, puuura perversión —hizo una pausa y miró a sus compañeros—. ¡Seguidla chavales!
Y entre canción y canción, acabaron llegando a una extraña sala. Ésta olía raro, como a alcantarilla, y eso le hizo mostrar una pequeña mueca de asco, que se le fue en un instante. «Huele a taberna de mala muerte», se dijo.
No obstante, toda su atención se fue para un telón morado de gran tamaño. Sin decir nada a nadie, se acercó a él y miró que había. Después de todo lo ocurrido, estuvo atento a cualquier cosa, aunque esperaba encontrar algún acceso directo a la siguiente planta.
—Yo quiero chuscar, toda la noche… Chusca, chusca, chucando vaaa… chusca, chusca, chucando heey… tiri tiriiii, tirii tiririi. Fueeego en mi cueerpo, espadas y bueeen rooon. Teeengo en mi meente, puuura perversión —hizo una pausa y miró a sus compañeros—. ¡Seguidla chavales!
Y entre canción y canción, acabaron llegando a una extraña sala. Ésta olía raro, como a alcantarilla, y eso le hizo mostrar una pequeña mueca de asco, que se le fue en un instante. «Huele a taberna de mala muerte», se dijo.
No obstante, toda su atención se fue para un telón morado de gran tamaño. Sin decir nada a nadie, se acercó a él y miró que había. Después de todo lo ocurrido, estuvo atento a cualquier cosa, aunque esperaba encontrar algún acceso directo a la siguiente planta.
- Resumen:
- Desarrollar su talento musical oculto y mirar que hay tras el telón
Katharina von Steinhell
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La bruja detestaba a los descarados, esa clase de hombre que no tiene cuidado en bajar la mirada al escote y sonreír de forma depravada. Había un término muy importante que el hombre que yacía frente a ella parecía desconocer: decencia. ¿Qué clase de imagen le estaba entregando al joven que estaba a su lado que, por cierto, cantaba horrible? No, definitivamente no permitiría que un pervertido desvergonzado hiciera esas insinuaciones. Katharina se considera a sí misma una chica difícil de provocar y rara vez se dejaba llevar por sus emociones. Cerró los ojos para mantener la calma y el rostro impávido, sin embargo, poco a poco, a medida que las palabras salían de la boca del hombre, la vena de su frente se hinchaba más y más. Con el ceño fruncido y la nariz arrugada por el enfado, abrió los ojos dispuesta a encarar al desconocido, no obstante, Kirtash intervino haciendo uso de su telepatía.
—Lo dices porque no es a ti a quien están mirando como a una presa —respondió ella en sus pensamientos, esperando que la respuesta llegara al enmascarado—. Vámonos luego de esta habitación, de lo contrario, terminaré golpeando a ese bastardo.
Le dirigió una última mirada al hombre antes de empezar a dar vueltas por el lugar, buscando cualquier cosa lo suficientemente interesante como para dejar de tener presente la vulgaridad del desconocido. Examinó el rincón inferior izquierdo, encontrando un extraño objeto puntiagudo de superficie irregular y hecho de goma. Tenía unos quince centímetros de longitud y un llamativo color naranjo. Cuando se enteró de lo que era, luego de unos cuantos minutos, su rostro se tornó pálido y se limitó a dejarlo en el lugar en el que lo había encontrado. Un poco más allá encontró una especie de recipiente de látex manchado con una sustancia blanquecina de aspecto repugnante. También había botellas medio vacías en el suelo, colillas de cigarrillo y otros objetos característicos de una buena fiesta.
Fue entonces que escuchó decir al hombre que la puerta estaba cerrada. No había llave, o más bien no recordaba dónde la había dejado. Katharina se estaba mentalizando en forzar el cerrojo, mecánico o electrónico, cuando se percató de que Elliot, el tontatta, estaba jugando con algo en sus manos, algo que parecía una tarjeta. ¿Acaso esa era la llave? Curioso, muy curioso. Y oportuno. Finalmente, Kirtash se adelantó en decirle que intentara abrir la puerta. No quedaba más que esperar.
—Lo dices porque no es a ti a quien están mirando como a una presa —respondió ella en sus pensamientos, esperando que la respuesta llegara al enmascarado—. Vámonos luego de esta habitación, de lo contrario, terminaré golpeando a ese bastardo.
Le dirigió una última mirada al hombre antes de empezar a dar vueltas por el lugar, buscando cualquier cosa lo suficientemente interesante como para dejar de tener presente la vulgaridad del desconocido. Examinó el rincón inferior izquierdo, encontrando un extraño objeto puntiagudo de superficie irregular y hecho de goma. Tenía unos quince centímetros de longitud y un llamativo color naranjo. Cuando se enteró de lo que era, luego de unos cuantos minutos, su rostro se tornó pálido y se limitó a dejarlo en el lugar en el que lo había encontrado. Un poco más allá encontró una especie de recipiente de látex manchado con una sustancia blanquecina de aspecto repugnante. También había botellas medio vacías en el suelo, colillas de cigarrillo y otros objetos característicos de una buena fiesta.
Fue entonces que escuchó decir al hombre que la puerta estaba cerrada. No había llave, o más bien no recordaba dónde la había dejado. Katharina se estaba mentalizando en forzar el cerrojo, mecánico o electrónico, cuando se percató de que Elliot, el tontatta, estaba jugando con algo en sus manos, algo que parecía una tarjeta. ¿Acaso esa era la llave? Curioso, muy curioso. Y oportuno. Finalmente, Kirtash se adelantó en decirle que intentara abrir la puerta. No quedaba más que esperar.
Midorima Shintaro
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¿Cómo no había sido capaz de destruir esa pantalla? ¿De qué material estaría hecha? Negó con la cabeza, ya no era el momento de pensar en eso y la situación solo empeoraba a cada segundo. La música, finalmente, había terminado por despertar a los setos y, aunque uno estaba siendo completamente amigable con Braud, el resto no parecía serlo en lo más mínimo. De hecho, se estaban reuniendo y amontonando. ¿Resultado? Un minotauro gigantesco de arbustos. ¿Cómo carajos iban a luchar contra algo así? Aunque el lado positivo era que ahora el laberinto había desaparecido y podía ver una puerta, puerta que ahora custodiaba el minotauro. Su mantra le advirtió de las intenciones de su ahora rival y solo usó el geppou para elevarse. Se quedó en el aire, cruzado de brazos mientras empezaba a analizar todo, buscando alguna pista para acabar con esa cosa. Se mantuvo a una distancia prudente, pero cerca del oponente.
—Si alguien tiene algún plan, idea loca o lo que sea, que lo haga —comentó mientras se mantenía atento a cualquier indicio de como vencer a esa cosa. ¿Se podría apagar? ¿Prenderle fuego? ¿Si tiraba de los cables lo lograría desconectar? No tenía idea, pero iba a observar cualquier mínimo detalle y cualquier indicio para vencer a esa cosa.
De reojo, miró a Bucharatti. ¿Por qué no hacía nada? La idea de que fuera con ellos, era tenerlo de apoyo, pero no decía nada o, mejor dicho, nada muy interesante o útil. ”De saber que sería un vago y bueno para nada, no le pido que venga conmigo” —pensó un poco frustrado por la situación. No estaban avanzando y tampoco tenían forma de pedir refuerzos o alguna ayuda. ¿Qué deberían hacer? Chasqueó con la lengua y solo se quedó ahí, de brazos cruzados y solo mirando.
—Si alguien tiene algún plan, idea loca o lo que sea, que lo haga —comentó mientras se mantenía atento a cualquier indicio de como vencer a esa cosa. ¿Se podría apagar? ¿Prenderle fuego? ¿Si tiraba de los cables lo lograría desconectar? No tenía idea, pero iba a observar cualquier mínimo detalle y cualquier indicio para vencer a esa cosa.
De reojo, miró a Bucharatti. ¿Por qué no hacía nada? La idea de que fuera con ellos, era tenerlo de apoyo, pero no decía nada o, mejor dicho, nada muy interesante o útil. ”De saber que sería un vago y bueno para nada, no le pido que venga conmigo” —pensó un poco frustrado por la situación. No estaban avanzando y tampoco tenían forma de pedir refuerzos o alguna ayuda. ¿Qué deberían hacer? Chasqueó con la lengua y solo se quedó ahí, de brazos cruzados y solo mirando.
Bizvan
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Todo indicaba que el efecto del vapor demoraría en dejar nuestro sistema. Tobi se encontraba recostado en el suelo y ocasionalmente soltaba una risilla por alguna razón desconocida.
Dejé salir el humo de mi cigarro a través de mi nariz, no buscaba parecer genial, solo deshacerme de aquel aroma lo más pronto posible, aunque era poco probable que solo con eso se arreglara ese pequeño problema.
Mi atención se vio llamada por una mujer que se acercaba hacia nosotros, tenía la sensación de haberla visto en alguna parte, lo más probable es que fuese o en el barco o la sala de la araña. Estaba seguro que no habíamos hecho nada para llamar la atención, entonces no podía imaginar cual sería la razón de su visita.
Mientras pensaba en ello, mis chicos sacaron al hombre de los baños y lo recostaron a un costado de mi nakama.
* Oh, puede que estuviera siguiéndolos a ellos. *las ropas de mi esqueletos se vio dañada por los disparos, incluso tres de ellos habían perdido parte de sus máscaras y revelado su apariencia… De igual forma estoy seguro que cinco figuras enmascaradas llamarían la atención.* Bueno, no se puede evitar que estos chicos llamen la atención, son tan lindos que no la culpo.
El hombre murmuraba cosas sin sentido y no deja de soltar pequeñas risitas, no tenía idea de cuánto tiempo llevaba dentro de ese lugar y si un exposición prolongada causaría daños graves en su persona.
- Hola, por tu propia seguridad te recomendaría no entrar en ese lugar. –comente de forma relajada mientras señalaba con la barbilla el cuarto de baños.- Hay algo en el aire que te hace incapaz de racionar con normalidad, ellos dos se vieron expuestos y ahora no estoy muy seguro de cómo ayudarlos. –por lo general me habría presentado y mencionado mi rango, pero ahora mismo no sentía la necesidad de hacerlo, por ello mi tono hacia la chica era casual, como si fuéramos amigos.
* Sin una muestra de ese vapor no puedo saber cuál es el causante de esto. *pensé mientras miraba al hombre. * Una chaqueta blanca, ¿será un marine? *me arrodillé a su lado para inspeccionar su chaqueta en búsqueda de algún logo, y de igual forma para ver si encontraba algo en alguno de sus bolsillo que me ayudara a identificarlo.
- Chicos, voy a necesitar que nuevamente entren al baño, esta vez quiero que traigan cualquier cosa que parezca fuera de lo común en un baño, ah, pero si por casualidad llegan a encontrar algo que parezca un vaporizador, un tanque de gas o una urna de incienso, asegúrense de cerrarlo o apagarlo primero.
De nuevo asintieron y procedieron ingresa en el baño.
Si no había nada con el hombre, quizás en el baño hubiese una pista.
De todas formas parecía que los marines de la puerta habían comenzado a utilizar ataques más fuertes, pues parecía notar una sacudida, aunque no me preocupaba por alguna razón… En verdad quería que ese sentimiento desapareciera de una vez.
Dejé salir el humo de mi cigarro a través de mi nariz, no buscaba parecer genial, solo deshacerme de aquel aroma lo más pronto posible, aunque era poco probable que solo con eso se arreglara ese pequeño problema.
Mi atención se vio llamada por una mujer que se acercaba hacia nosotros, tenía la sensación de haberla visto en alguna parte, lo más probable es que fuese o en el barco o la sala de la araña. Estaba seguro que no habíamos hecho nada para llamar la atención, entonces no podía imaginar cual sería la razón de su visita.
Mientras pensaba en ello, mis chicos sacaron al hombre de los baños y lo recostaron a un costado de mi nakama.
* Oh, puede que estuviera siguiéndolos a ellos. *las ropas de mi esqueletos se vio dañada por los disparos, incluso tres de ellos habían perdido parte de sus máscaras y revelado su apariencia… De igual forma estoy seguro que cinco figuras enmascaradas llamarían la atención.* Bueno, no se puede evitar que estos chicos llamen la atención, son tan lindos que no la culpo.
El hombre murmuraba cosas sin sentido y no deja de soltar pequeñas risitas, no tenía idea de cuánto tiempo llevaba dentro de ese lugar y si un exposición prolongada causaría daños graves en su persona.
- Hola, por tu propia seguridad te recomendaría no entrar en ese lugar. –comente de forma relajada mientras señalaba con la barbilla el cuarto de baños.- Hay algo en el aire que te hace incapaz de racionar con normalidad, ellos dos se vieron expuestos y ahora no estoy muy seguro de cómo ayudarlos. –por lo general me habría presentado y mencionado mi rango, pero ahora mismo no sentía la necesidad de hacerlo, por ello mi tono hacia la chica era casual, como si fuéramos amigos.
* Sin una muestra de ese vapor no puedo saber cuál es el causante de esto. *pensé mientras miraba al hombre. * Una chaqueta blanca, ¿será un marine? *me arrodillé a su lado para inspeccionar su chaqueta en búsqueda de algún logo, y de igual forma para ver si encontraba algo en alguno de sus bolsillo que me ayudara a identificarlo.
- Chicos, voy a necesitar que nuevamente entren al baño, esta vez quiero que traigan cualquier cosa que parezca fuera de lo común en un baño, ah, pero si por casualidad llegan a encontrar algo que parezca un vaporizador, un tanque de gas o una urna de incienso, asegúrense de cerrarlo o apagarlo primero.
De nuevo asintieron y procedieron ingresa en el baño.
Si no había nada con el hombre, quizás en el baño hubiese una pista.
De todas formas parecía que los marines de la puerta habían comenzado a utilizar ataques más fuertes, pues parecía notar una sacudida, aunque no me preocupaba por alguna razón… En verdad quería que ese sentimiento desapareciera de una vez.
- Resumen :
- -Saludar a Taylor y decirle que no entre al baño.
-Inspeccionar al hombre en búsqueda de algo que me ayude a saber quién es.
-Ordenar a mis esqueletos que entren de nuevo y saquen cualquier cosa fuera de lo común dentro de un cuarto de baño.
Rei Arslan
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Annie se horrorizó al ver los cuerpos que había en aquella casa de muñecas y asintió ante lo que dijo Osuka. Estaba deseando abandonar aquella sala si no fuera porque no tenían manera de abrir la puerta y, aunque a la revolucionaria le gustaban los juegos de lógica los cubos de rubik escapaban a su conocimiento, por lo que prefirió dejarles esa tarea a sus compañeros, pero... no salió muy bien.
Ella confiaba en las habilidades de Edward, pero quizás transformarse en submarino era algo exagerado, pero ella no quien para criticar los planes de nadie. Finalmente, consiguió abrir la puerta y se alegró de haber confiado en su plan, pero todo se llenó de polvo y... ¿niebla?
A la arquera le pareció ver unos ojos a través de la puerta, no eran conocidos, pero quizá Osuka y Edward pudiesen detectarlo. Solamente necesitaba ver más de aquel rostro para averiguar quién era. Dio unos pasos hacia atrás, hasta quedarse en el fondo de la habitación cerca de Julianna, y estiró sus manos. de las cuales comenzó a emanar un suave viento que cada vez se iba moviendo más rápido en dirección a la puerta. La intención de Annie era librarse de todo el humo y niebla que se habían creado.
Se detuvo al ver el rostro de la persona que estaba frente a ellos. Era él, el mismísimo Krauser estaba ante ellos. Annie apretó el puño y miró a Osuka y Edward, para ver qué harían. Quería gritarles que fueran a por él, que no sintieran remordimientos pues la revolucionaria no tenía ningún aprecio por aquella persona; de hecho, le resultaba alguien horrible por lo que estaba haciendo.
Pero aquella mirada se clavó en la muchacha de cabellos cenicientos como un jarro de agua helada. Jamás había visto en alguien la ira que desprendían sus ojos y por un momento sintió miedo de lo que pudiera hacerles, pero si Annie tenía algo en claro, es que no iba a permitir que se llevara a ninguno de sus amigos y mucho menos hacerles cambiar de opinión. Se quedó en medio de ambos miembros de los Beasts of Liberty y puso sus manos en el hombro de cada uno.
-Es vuestro momento. Tenemos que enfrentarnos a él os guste o no - comentó sin dejar de mirar al antiguo líder -. Sé que a lo mejor es un poco difícil para vosotros, pero aunque no nos ataque debemos responder igualmente con violencia, es la única manera de aplacar al creador de esto - Tras eso miró a Osu -. Hay que ir a por él, no te ablandes, ¿vale? Recuerda lo que te dije cuando todo esto empezó, confiamos en ti.
Ella confiaba en las habilidades de Edward, pero quizás transformarse en submarino era algo exagerado, pero ella no quien para criticar los planes de nadie. Finalmente, consiguió abrir la puerta y se alegró de haber confiado en su plan, pero todo se llenó de polvo y... ¿niebla?
A la arquera le pareció ver unos ojos a través de la puerta, no eran conocidos, pero quizá Osuka y Edward pudiesen detectarlo. Solamente necesitaba ver más de aquel rostro para averiguar quién era. Dio unos pasos hacia atrás, hasta quedarse en el fondo de la habitación cerca de Julianna, y estiró sus manos. de las cuales comenzó a emanar un suave viento que cada vez se iba moviendo más rápido en dirección a la puerta. La intención de Annie era librarse de todo el humo y niebla que se habían creado.
Se detuvo al ver el rostro de la persona que estaba frente a ellos. Era él, el mismísimo Krauser estaba ante ellos. Annie apretó el puño y miró a Osuka y Edward, para ver qué harían. Quería gritarles que fueran a por él, que no sintieran remordimientos pues la revolucionaria no tenía ningún aprecio por aquella persona; de hecho, le resultaba alguien horrible por lo que estaba haciendo.
Pero aquella mirada se clavó en la muchacha de cabellos cenicientos como un jarro de agua helada. Jamás había visto en alguien la ira que desprendían sus ojos y por un momento sintió miedo de lo que pudiera hacerles, pero si Annie tenía algo en claro, es que no iba a permitir que se llevara a ninguno de sus amigos y mucho menos hacerles cambiar de opinión. Se quedó en medio de ambos miembros de los Beasts of Liberty y puso sus manos en el hombro de cada uno.
-Es vuestro momento. Tenemos que enfrentarnos a él os guste o no - comentó sin dejar de mirar al antiguo líder -. Sé que a lo mejor es un poco difícil para vosotros, pero aunque no nos ataque debemos responder igualmente con violencia, es la única manera de aplacar al creador de esto - Tras eso miró a Osu -. Hay que ir a por él, no te ablandes, ¿vale? Recuerda lo que te dije cuando todo esto empezó, confiamos en ti.
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Edward, sin cancelar su Haki de Armadura, volvió a su forma humana. El inesperado humo y la extraña niebla hicieron que, casi instintivamente, usara su Haki de Observación. De inmediato reconoció la figura (y la presencia) frente a él. Annie había sido rápida en disipar tanto el humo como la niebla, por lo que Ed podía usar la electricidad sin temor a que la niebla hiciera de conductor y electrocutase a sus compañeros. Ahora la cuestión era: ¿preguntar antes o después de atacar?
El joven activó la Kiiro de Kaku de mayor potencia, creando un campo eléctrico de dos metros de radio a su alrededor que bloqueaba por completo la entrada. Krauser no podría pasar sin llevarse una descarga. —Krau... ¿eres tú? ¿qué ha sucedido? Por favor... —Las palabras apenas le salían al joven, aunque no por ello estaba menos pendiente de si su antiguo líder hacía algún movimiento raro. Se sentía casi como si lo estuviera traicionando, sabía de sobra que la electricidad era su punto débil, como le había dicho él mismo hace ya mucho tiempo, y ese sentimiento le impedía tomar la iniciativa, quería creer en él, darle el beneficio de la duda, una presunción de inocencia. Además, el campo eléctrico también suponía una "trampa", pues aunque es cierto que Krauser no debería ser capaz de pasar, y por lo tanto estaba protegiendo con ello a sus compañeros, Osu podría pasar si simplemente se cubría de roca, pues la electricidad no sería capaz de penetrar su pétrea armadura. De esta manera, ambos podrían colocarse frente al anterior líder de la Quimera sin poner en peligro a los demás.
—Demonio de la niebla... —continuó hablando, con una triste expresión en el rostro, pero con una leve sonrisa que demostraba su continuo esfuerzo por mantenerse alegre—. No nos des la espalda, por favor. Aún podemos encontrar una solución... —El tigre dorado dejó un silencio, esperando alguna respuesta del ex almirante. —Que diga que él no ha tenido nada que ver con esta abominable construcción, por favor, ¡por favor! —se decía, mientras apretaba los puños y los dientes, ansioso de una confirmación de sus deseos.
El joven activó la Kiiro de Kaku de mayor potencia, creando un campo eléctrico de dos metros de radio a su alrededor que bloqueaba por completo la entrada. Krauser no podría pasar sin llevarse una descarga. —Krau... ¿eres tú? ¿qué ha sucedido? Por favor... —Las palabras apenas le salían al joven, aunque no por ello estaba menos pendiente de si su antiguo líder hacía algún movimiento raro. Se sentía casi como si lo estuviera traicionando, sabía de sobra que la electricidad era su punto débil, como le había dicho él mismo hace ya mucho tiempo, y ese sentimiento le impedía tomar la iniciativa, quería creer en él, darle el beneficio de la duda, una presunción de inocencia. Además, el campo eléctrico también suponía una "trampa", pues aunque es cierto que Krauser no debería ser capaz de pasar, y por lo tanto estaba protegiendo con ello a sus compañeros, Osu podría pasar si simplemente se cubría de roca, pues la electricidad no sería capaz de penetrar su pétrea armadura. De esta manera, ambos podrían colocarse frente al anterior líder de la Quimera sin poner en peligro a los demás.
—Demonio de la niebla... —continuó hablando, con una triste expresión en el rostro, pero con una leve sonrisa que demostraba su continuo esfuerzo por mantenerse alegre—. No nos des la espalda, por favor. Aún podemos encontrar una solución... —El tigre dorado dejó un silencio, esperando alguna respuesta del ex almirante. —Que diga que él no ha tenido nada que ver con esta abominable construcción, por favor, ¡por favor! —se decía, mientras apretaba los puños y los dientes, ansioso de una confirmación de sus deseos.
- Cosas usadas:
- Este es el objeto que activo:
Nombre del objeto: Kiiro no kaku (Calidad épica).
Descripción: Una gema de color amarillo intenso.
Cualidades del material: Tenacidad y dureza.
Cualidades excepcionales: Se acoplan en el reverso de los Kyohi Tebukuro y se activan cuando hay electricidad cerca (brillan cuando esto sucede). Mediante movimientos de las manos, permiten manipular la dirección de cualquier descarga dentro de su campo electromagnético de 20 metros a la redonda siempre que esta sea, como máximo, tan potente como las que el usuario (con el que establece un vínculo de por vida) pueda producir (esto se debe a que la energía la sacan del portador, usando su electricidad estática) De manera activa, pueden crear un campo eléctrico alrededor del usuario de 2 metros de radio (es esférico). Aunque no es impenetrable, cualquier cosa que entre recibirá una descarga sostenida de la máxima potencia posible para el usuario. Escénicamente se ve como una gran bola de rayos. Dura dos post y, tanto mientras se usa como durante los tres post de recarga, quedan inactivas (lo cual se refleja en que pierden su color).
Haki de Armadura (no Armamento) rango 6
haki de Observación (ambas ramas) rango 6
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