Ryuichi Ichiban
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Akuma no mi
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El gigante llegó por fin al otro lado, derrapando sobre sus pies descalzos. Cuando el pequeño Minos volvió a su hombro después de su proeza, el gigante soltó una carcajada y colocó la mano cerca del arbustito, que levantó una de sus patitas y la chocó. Después, en celebración, dirigiría una palmada en la espalda al peliverde. Entonces le habló al tal Simo, pidiéndole que utilizara alguna especie de cacharro. El gigante no pudo evitar mirar al pequeño arsenal con patas, aunque no tardó en desviar la mirada. Para el gigante era una vergüenza ir cargado de mil cacharros para combatir. No había mayor satisfacción que la vibración de los puños al contacto. El sabor de la sangre de uno mismo en la boca... O el sabor de la sangre de otro.
—¿Y a quién le importa quién esté detrás de todo esto? —dijo el gigante poniéndose las manos tras la nuca después de que Midorima le preguntase a Bucharati—. Sea quién sea es un sucio cobarde por utilizar una puta torre gigante para destruir un mar. Se le encuentra, se le arrancan los piños a puñetazos y todos tan contentos. Me da igual si se llama Krauser, Pepita la del pueblo o el legendario gyojin Oloramar. Puñetazo a la cara y santas pascuas.
Dicho aquello empezaría a caminar hacia la siguiente sala, siguiendo a Mido y a los demás. El aburrimiento volvía a él, y lo que era peor, empezaba a tener frío en su desnudez. Necesitaba entrar en calor peleando o algo así.
—¿Y a quién le importa quién esté detrás de todo esto? —dijo el gigante poniéndose las manos tras la nuca después de que Midorima le preguntase a Bucharati—. Sea quién sea es un sucio cobarde por utilizar una puta torre gigante para destruir un mar. Se le encuentra, se le arrancan los piños a puñetazos y todos tan contentos. Me da igual si se llama Krauser, Pepita la del pueblo o el legendario gyojin Oloramar. Puñetazo a la cara y santas pascuas.
Dicho aquello empezaría a caminar hacia la siguiente sala, siguiendo a Mido y a los demás. El aburrimiento volvía a él, y lo que era peor, empezaba a tener frío en su desnudez. Necesitaba entrar en calor peleando o algo así.
Rocket Raccoon
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Akuma no mi
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Habían conseguido pasar por fin, aunque un par se quedaron atrás un rato. Sin embargo, no tardó en salir Deathstroke. Tanto Dexter como él decidieron avanzar hacia delante, junto al marine dragón. El mapache se quedó atrás donde estaban los dos marines que acompañaban a la lagartija con alas, aunque ninguno de los dos pareció reparar en su presencia. Bostezó, mostrando sus colmillos de animal, a la par que subía las escaleras. Notó la presencia de Dexter y Deathstroke junto al otro en una de las habitaciones de la cual emanaba un fuerte olor a alcohol, y no tardaron en subir los marines. Pudo escuchar como uno de ellos hablaba con el que debía ser el de mayor rango con uno de esos horrendos caracoles, hablando de tomar la otra ruta... y diciendo no se que tontería que intentaba ser emotiva.
—La última vez que estuve con un marine fue... Oh. Hace un par de horas. ¿Qué estaba haciendo yo entonces...? Ah, sí. Disparar —dijo en voz alta claramente para intentar provocar por reírse un rato. Entonces, sacó su propio Denden de pulsera—. Dexter —llamó—-. Te las puedes arreglar solo, ¿no? Yo voy por el otro lado. Nos vemos.
Y colgó. Sin esperar a los marines fue hacia la otra puerta. Era una sala llena de cuadros, los cuales el mapache miró con curiosidad en el rostro. No era un animal que pudiese apreciar bien el arte, todo sea dicho. Aunque más bien, no lo entendía.
—La última vez que estuve con un marine fue... Oh. Hace un par de horas. ¿Qué estaba haciendo yo entonces...? Ah, sí. Disparar —dijo en voz alta claramente para intentar provocar por reírse un rato. Entonces, sacó su propio Denden de pulsera—. Dexter —llamó—-. Te las puedes arreglar solo, ¿no? Yo voy por el otro lado. Nos vemos.
Y colgó. Sin esperar a los marines fue hacia la otra puerta. Era una sala llena de cuadros, los cuales el mapache miró con curiosidad en el rostro. No era un animal que pudiese apreciar bien el arte, todo sea dicho. Aunque más bien, no lo entendía.
Roland von Klauswitz
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Kodama desconocía que las máquinas pudiesen expresarse con ese deje de melancolía y dramatismo en la voz. Supuso que era consecuencia de una delicada y cuidadosa construcción, lo cual le llevaba a pensar en la gran cantidad de tiempo que perdían los humanos jugando con sus cacharros. Él no lo haría, así que pasó de largo, decidido a hacer justo lo que el árbol de metal le había pedido que no hiciera: destruir la torre.
Se encontró con una sala... poco detallada. El suelo estaba agujereado por causas que no alcanzaba a comprender. Antes habría dicho que era resultado de una batalla, pero ya no podía descartar que fuese una cuestionable decisión estética o arquitectónica. Tal vez estaba así para que pudiese correr el aire. Solo había dos personas en la habitación.
Se planteó la posibilidad de pedirles indicaciones, pero seguramente no tuviesen tampoco ninguna idea sobre a dónde ir. ¿Serían piratas? No sabía cuántos de ellos quedarían allí dentro, ni tampoco dónde estarían los más importantes. Black aun debía continuar dando vueltas por el edificio. Confiaba en que, estuviese donde estuviese, no causara demasiados problemas.
Kodama paseó la vista por la sala en busca de un pasillo o puerta. Tenía que seguir avanzando, aunque solo fuera porque quedaría muy mal que llegase el último al final de todo aquello.
Se encontró con una sala... poco detallada. El suelo estaba agujereado por causas que no alcanzaba a comprender. Antes habría dicho que era resultado de una batalla, pero ya no podía descartar que fuese una cuestionable decisión estética o arquitectónica. Tal vez estaba así para que pudiese correr el aire. Solo había dos personas en la habitación.
Se planteó la posibilidad de pedirles indicaciones, pero seguramente no tuviesen tampoco ninguna idea sobre a dónde ir. ¿Serían piratas? No sabía cuántos de ellos quedarían allí dentro, ni tampoco dónde estarían los más importantes. Black aun debía continuar dando vueltas por el edificio. Confiaba en que, estuviese donde estuviese, no causara demasiados problemas.
Kodama paseó la vista por la sala en busca de un pasillo o puerta. Tenía que seguir avanzando, aunque solo fuera porque quedaría muy mal que llegase el último al final de todo aquello.
Scarlett F. Jones
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Podía notar como el frío aire acariciaba mi torso semi desnudo, esperaba que el tal artista entendiera la situación y me dejara marchar pero se negó. Alegaba que era un buen momento porque la sangre de la guerra le daría más significado a la obra o alguna cosa así. No entendía lo que era el arte, o al menos el que él intentaba plasmar. Nos llamó paletos por no entender lo que intentaba hacer, no me molestó en absoluto pues en verdad no entendía de arte. Luego, la chica llamada Nailah estaba enfadada conmigo porque me ofrecí al hombre. Parecía que según ella no tenía respeto a mí misma y que mi ideología me hacía llegar lejos. No pude hacer otra cosa salvo levantar los hombros en señal de que sus palabras no hicieron mella en mí. ¿Quien era ella para decirme eso? Oh, sí, una pirata que no respeta las normas y va en contra del Gobierno. No era la persona más idónea para darme lecciones de moral.
- Si no estuviéramos en medio de una guerra posaría para usted, pero tengo órdenes que cumplir y seguir adelante hasta arriba - Contesté vistiéndome mientras observaba como empezaba a grabarme con un artefacto que portaba. No me lo pensé más y me comenzaba a molestar que se pusiera de pesado. Mi misión no había acabado y no podía retrasarme más. Ojalá no tuviera que ir por la vía violenta pero no habían más alternativas que gastar.
- Me va a dejar irme o de lo contrario tendré que disparar - Dije amenazándole con una de mis pistolas - Al igual que usted soy una persona ocupada y no me gusta que me hagan perder el tiempo en mi trabajo. He intentado ir de buenas para no generar más violencia pero ya está bien - Continué avanzando sin dejar de apuntar tanto al artista como a su compañera en dirección hacia las escaleras.
- Si no estuviéramos en medio de una guerra posaría para usted, pero tengo órdenes que cumplir y seguir adelante hasta arriba - Contesté vistiéndome mientras observaba como empezaba a grabarme con un artefacto que portaba. No me lo pensé más y me comenzaba a molestar que se pusiera de pesado. Mi misión no había acabado y no podía retrasarme más. Ojalá no tuviera que ir por la vía violenta pero no habían más alternativas que gastar.
- Me va a dejar irme o de lo contrario tendré que disparar - Dije amenazándole con una de mis pistolas - Al igual que usted soy una persona ocupada y no me gusta que me hagan perder el tiempo en mi trabajo. He intentado ir de buenas para no generar más violencia pero ya está bien - Continué avanzando sin dejar de apuntar tanto al artista como a su compañera en dirección hacia las escaleras.
Tenebrex
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Akuma no mi
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Edward salió disparado por la explosión del shuriken y, antes de caer al suelo, noto una fuerza que lo empujó de nuevo en la dirección en la que venía. En el aire, se giró y vio a Maki, "levantando el vuelo" como la otra vez, que lo había mandado hacia atrás con tanta fuerza que iba directo contra la parte superior de la puerta.
Por suerte, Edward era bastante ágil, por lo que usó la oportunidad para apoyar los pies sobre la puerta e impulsarse para ir tras Krauser. No lo hubiera hecho si este estuviera aún con Annie en sus manos, pero justo en ese momento podía verla volando cerca del techo de la habitación por lo que estaba bien. Iba directo a donde creía que estaba Krauser, bajo Annie (pues esta dirigió sus ataques hacia ahí).
—Así que no solo no me responde sino que me ataca... ¿Qué te ha ocurrido, Krau? Yo te admiraba... —se lamentaba Ed. Las palabras de Osu, especialmente los nombres de sus excompañeros, eran como cuchillas que penetraban hasta lo más hondo del joven revolucionario. Apretó los dientes y los puños, estaba furioso y, aunque estaba a punto de llegar a donde creía que estaba Krauser, aún no sabía qué hacer.
—¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAHHH!! —El chico golpeó el suelo casi clavando sus pies en él, a la vez que emitía un potentísimo grito. Incluso si Krauser no estaba donde él imaginaba, al menos despejaría una zona medianamente amplia. En cuanto terminó, trató de localizar al exalmirante, ayudado por su Haki de Observación. En cuanto lo viera, se lanzaría a por él a una velocidad de vértigo, electrificado y bastante furioso.
Estaba perdiendo los papeles y no quería pensar en nada, pues sabía que sus pensamientos le harían recordar a los compañeros, los momentos que compartió con ellos y con Krauser... y por tanto estaba más bien descontrolado, dejándose llevar.
Por suerte, Edward era bastante ágil, por lo que usó la oportunidad para apoyar los pies sobre la puerta e impulsarse para ir tras Krauser. No lo hubiera hecho si este estuviera aún con Annie en sus manos, pero justo en ese momento podía verla volando cerca del techo de la habitación por lo que estaba bien. Iba directo a donde creía que estaba Krauser, bajo Annie (pues esta dirigió sus ataques hacia ahí).
—Así que no solo no me responde sino que me ataca... ¿Qué te ha ocurrido, Krau? Yo te admiraba... —se lamentaba Ed. Las palabras de Osu, especialmente los nombres de sus excompañeros, eran como cuchillas que penetraban hasta lo más hondo del joven revolucionario. Apretó los dientes y los puños, estaba furioso y, aunque estaba a punto de llegar a donde creía que estaba Krauser, aún no sabía qué hacer.
—¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAHHH!! —El chico golpeó el suelo casi clavando sus pies en él, a la vez que emitía un potentísimo grito. Incluso si Krauser no estaba donde él imaginaba, al menos despejaría una zona medianamente amplia. En cuanto terminó, trató de localizar al exalmirante, ayudado por su Haki de Observación. En cuanto lo viera, se lanzaría a por él a una velocidad de vértigo, electrificado y bastante furioso.
Estaba perdiendo los papeles y no quería pensar en nada, pues sabía que sus pensamientos le harían recordar a los compañeros, los momentos que compartió con ellos y con Krauser... y por tanto estaba más bien descontrolado, dejándose llevar.
Sasaki
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Lo absurdo volvía a hacerse cargo de nuestra situación. En este caso, tras el reto de insultos a madres parecía ser que Galhard y Bleyd que eran los que habían contestado como ellos querían se llevaron la victoria. El segundo al mando de la pandilla se lo dijo al que peleaba con Arthur. Este último recogió el bate y tras despedirse de Arthur se marchó con los suyos.
Me acerqué a Arthur un momento mientras generaba una pequeña bola de azúcar de color verde.
-Ten, no creo que lo necesites, pero bueno.
El pelirrojo decidió pasar a la siguiente sala, y la verdad era que ya deberíamos haber avanzado más de lo que estábamos. Seguí a Arthur y pasamos a la siguiente sala, una sala con unas escaleras en medio con una pantalla transparente en estas que impedía el paso.
-Pero que mamones son – dije al verla – Estos no piensan en los pájaros, o eso, o no saben que no pueden ver los cristales – dije terminando de reconocer la sala.
Me acerqué a Arthur un momento mientras generaba una pequeña bola de azúcar de color verde.
-Ten, no creo que lo necesites, pero bueno.
El pelirrojo decidió pasar a la siguiente sala, y la verdad era que ya deberíamos haber avanzado más de lo que estábamos. Seguí a Arthur y pasamos a la siguiente sala, una sala con unas escaleras en medio con una pantalla transparente en estas que impedía el paso.
-Pero que mamones son – dije al verla – Estos no piensan en los pájaros, o eso, o no saben que no pueden ver los cristales – dije terminando de reconocer la sala.
Simo Baker
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Akuma no mi
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No entendía por qué, pero el pequeño arbusto al que el gigante le había dedicado a penas un par de palabras hizo que el minotauro se deshiciera. Decepción, eso es todo lo que obtuve con eso; sí, iba a ser más fácil, pero el plan ya estaba funcionando bien y siempre es más emocionante una pequeña carrera que encontrarse el camino abierto. Aun así no hice ascos al ahorro de tiempo que nos suponía y volví al suelo para terminar de atravesar la sala; aunque eso sí, sin perder de vista a los setos, no tenía claro que me hubieran perdonado el escopetazo ni que la pantalla que seguía encendida no los volviera a enfadar.
No pude evitar dejar escapar una pequeña sonrisa al escuchar al peliverde preguntarme por un artilugio detecta-trampas. ¿Se pensaba que era un ingeniero o algo? –Obviamente no, si no te habría parado antes de que nos metieras en el lío de antes-, contesté divertido. –Pero no te preocupes, estaré más atento al camino por si veo algo-, añadí. Esto no había sido una puya, aún estaba dolido por no haber podido parar el dispositivo anterior, quería comprobar si mis conocimientos valían de algo o eran realmente inútiles. Si nos encontrábamos con alguna trampa la desactivaría antes de que nadie la accionase.
Tras decidir el camino Shintaro prosiguió la conversación con el inútil de las cremalleras, pidiéndole que nos contara todo lo que supiera acerca de lo que estaba sucediendo en la torre. No tenía fe en que nos fuera a desvelar nada relevante, pero me quedé escuchando atento por si acaso. –Ojalá y todo fuera tan fácil. No habríamos traído todo un ejército y nos habríamos aliado con lo peor de la escoria pirata de enfrentarnos a algo que se acaba con un par de puñetazos-, dije a Braud tras un suspiro. –Aunque la verdad es que tampoco tenemos mucha información de lo que está pasando. Cualquier detalle podría suponernos una gran ayuda-, continué dirigiéndome a Bucharatti. Quedaba esperar su respuesta, la cual recibiría con juicio de espía, juzgando cada uno de sus gestos y cambios de voz para saber si decía la verdad o no.
No pude evitar dejar escapar una pequeña sonrisa al escuchar al peliverde preguntarme por un artilugio detecta-trampas. ¿Se pensaba que era un ingeniero o algo? –Obviamente no, si no te habría parado antes de que nos metieras en el lío de antes-, contesté divertido. –Pero no te preocupes, estaré más atento al camino por si veo algo-, añadí. Esto no había sido una puya, aún estaba dolido por no haber podido parar el dispositivo anterior, quería comprobar si mis conocimientos valían de algo o eran realmente inútiles. Si nos encontrábamos con alguna trampa la desactivaría antes de que nadie la accionase.
Tras decidir el camino Shintaro prosiguió la conversación con el inútil de las cremalleras, pidiéndole que nos contara todo lo que supiera acerca de lo que estaba sucediendo en la torre. No tenía fe en que nos fuera a desvelar nada relevante, pero me quedé escuchando atento por si acaso. –Ojalá y todo fuera tan fácil. No habríamos traído todo un ejército y nos habríamos aliado con lo peor de la escoria pirata de enfrentarnos a algo que se acaba con un par de puñetazos-, dije a Braud tras un suspiro. –Aunque la verdad es que tampoco tenemos mucha información de lo que está pasando. Cualquier detalle podría suponernos una gran ayuda-, continué dirigiéndome a Bucharatti. Quedaba esperar su respuesta, la cual recibiría con juicio de espía, juzgando cada uno de sus gestos y cambios de voz para saber si decía la verdad o no.
Liv L Astrid
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Akuma no mi
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Parecía que la suerte me sonreía y Odín me brindaba de su conocimiento. La primera combinación que probé pareció funcionar, por lo que atravesé la puerta rápidamente por si acaso. Una vez la crucé, la puerta se cerró tras de mí.
En el nuevo pasillo había bastante alboroto, aunque parecía ser lejos de donde yo me encontraba, por lo que me despreocupé. Giré hacia donde me había dicho el hombre de metal para llegar a esas escaleras, aunque no sabía que sucedería cuando llegase a estas o a donde me llevarían.
En el camino, de pronto vi como un par de ondas cortantes se aproximaron hacia mí. Parecía que encontraría resistencia para llegar hasta las escaleras. Eran dos tipos que tenían ganas de sacrificarse a su causa, y yo no iba a ser quien les quitase ese dudoso gusto. Realicé un sprint hacia el que se encontraba más cerca de mi posición y estampé el piano que aún llevaba contra su cara, haciendo un sándwich con la pared su cabeza y el piano. Tras esto usé el geppou junto a soru para llegar hasta mi otro oponente y atravesé su corazón con una de mis espadas, la cual recubrí de las marcas rúnicas y las volví de color blanco para reducir la temperatura de aquel hombre y muriese más lento.
Tras esto, desactivé el poder de la akuma y seguí avanzando al trote hacia las escaleras. Esperaba que no me hubiese mentido aquel hombre y estaba casi segura de que no había sido así, el encontrarme con aquello tipos era casi seguro que guardaban algo importante para la revolución.
En el nuevo pasillo había bastante alboroto, aunque parecía ser lejos de donde yo me encontraba, por lo que me despreocupé. Giré hacia donde me había dicho el hombre de metal para llegar a esas escaleras, aunque no sabía que sucedería cuando llegase a estas o a donde me llevarían.
En el camino, de pronto vi como un par de ondas cortantes se aproximaron hacia mí. Parecía que encontraría resistencia para llegar hasta las escaleras. Eran dos tipos que tenían ganas de sacrificarse a su causa, y yo no iba a ser quien les quitase ese dudoso gusto. Realicé un sprint hacia el que se encontraba más cerca de mi posición y estampé el piano que aún llevaba contra su cara, haciendo un sándwich con la pared su cabeza y el piano. Tras esto usé el geppou junto a soru para llegar hasta mi otro oponente y atravesé su corazón con una de mis espadas, la cual recubrí de las marcas rúnicas y las volví de color blanco para reducir la temperatura de aquel hombre y muriese más lento.
Tras esto, desactivé el poder de la akuma y seguí avanzando al trote hacia las escaleras. Esperaba que no me hubiese mentido aquel hombre y estaba casi segura de que no había sido así, el encontrarme con aquello tipos era casi seguro que guardaban algo importante para la revolución.
Valar Morghul
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La estatua se desmoronó en cuanto mis balas impactaron en sus rodillas, aunque hubo algo que me llamó la atención y me hizo cambiar de idea a la hora de elegir la siguiente munición a usar.
Mientras me alejaba de sus peligrosos brazos de piedra, pude apreciar como había cierto patrón de dos colores en las estatuas, como si estuviesen hechas por materiales diferentes. Quizá no fuese nada, pero las rodillas de la estatua que había derribado eran de color marrón y ese podía ser el indicativo de su punto débil.
Previamente, mi cuchillo había impactado en la zona gris de la estatua, por lo que era otro punto que favorecía mi teoría. Pero necesitaba precisión para demostrarla y, lamentablemente, la munición triple era demasiado impredecible, por lo que, con un rápido juego de manos, la intercambie por un cargador de munición rápida, el cual me otorgaría una mayor eficacia en esos momentos.
Por su parte, Snoop parecía conversar con su anterior colega sobre cosas tan estúpidas como la lealtad. Por el momento, las estatuas parecían ignorarles y yo no iba a ser el primero en interrumpir su conversación. Al menos no hasta haber terminado con todas las estatuas y conseguir una ventaja numérica a la hora de acabar con él.
Tras el rápido análisis de la situación y de mis rivales, apunté a las dos estatuas que tenía más cerca y efectué 6 disparos, apuntando a las zonas marrones situadas en la cabeza y torso de las figuras para ver si mi teoría era correcta y que zonas eran más vulnerables para detener sus movimientos.
Mientras me alejaba de sus peligrosos brazos de piedra, pude apreciar como había cierto patrón de dos colores en las estatuas, como si estuviesen hechas por materiales diferentes. Quizá no fuese nada, pero las rodillas de la estatua que había derribado eran de color marrón y ese podía ser el indicativo de su punto débil.
Previamente, mi cuchillo había impactado en la zona gris de la estatua, por lo que era otro punto que favorecía mi teoría. Pero necesitaba precisión para demostrarla y, lamentablemente, la munición triple era demasiado impredecible, por lo que, con un rápido juego de manos, la intercambie por un cargador de munición rápida, el cual me otorgaría una mayor eficacia en esos momentos.
Por su parte, Snoop parecía conversar con su anterior colega sobre cosas tan estúpidas como la lealtad. Por el momento, las estatuas parecían ignorarles y yo no iba a ser el primero en interrumpir su conversación. Al menos no hasta haber terminado con todas las estatuas y conseguir una ventaja numérica a la hora de acabar con él.
Tras el rápido análisis de la situación y de mis rivales, apunté a las dos estatuas que tenía más cerca y efectué 6 disparos, apuntando a las zonas marrones situadas en la cabeza y torso de las figuras para ver si mi teoría era correcta y que zonas eran más vulnerables para detener sus movimientos.
- Resumencillo:
- -Analizar la situación y cambiar de idea respecto a la munición a utilizar.
-Ver a los dos fumetas charlando sobre lealtad.
-Disparar 6 tiros a las 2 estatuas más cercanas a mi posición. 3 tiros a cada una y apuntando a las zonas marrones de su cabeza y pecho.- Cosicas:
Nivel 20: Sigilo 2, Agilidad 2, Reflejos 1, Poder de Destrucción 1, Pericia 0
Maestria asesinato: Nivel 15: Domina un arma cuerpo a cuerpo y otra a distancia.
Akuma no mi: Nivel 1: ... También descubre que es capaz de sintonizarse con un objeto y potenciar sus habilidades (aumenta 1 grado la calidad del equipo (Glock 17 en estos momentos))- Glock 17:
- Velocidad de la bala: 375 m/s.
Munición: 9mm.
Cadencia de fuego: 400 BPM
Capacidad del cargador: 17 balas + 1 en la recamara.- munición:
- Munición Rápida: poseen una fina capa de sustancia aerodinámica alrededor de cada una, lo que le permite que el rozamiento por el aire sea prácticamente nulas, pudiendo aumentar así la velocidad en función de cada arma.
Pistolas, arcos y metralletas ligeras: Aumenta la velocidad un 100%
Noximilien
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El grupo avanzo, dejando atrás a AB/CD, o al menos lo que quedaba de ellos. En el fondo sentía lastima por ellos. ¿En que líos se habrían metido para acabar así de perturbados y seniles, para al final colaborando con ese tal Kruser, Krauser, Crush o lo como fuese. Incluso capases de destruir el mundo, incluidos a ellos mismos y a los fans que hicieron que fuesen capaces de llevarlos a la cima de la carrera discográfica. Por otra parte, le repugnaba la traición de aquel Krauser, no solo traicionando la revolución, sino echándoles el marrón a ellos. El enmascarado fue un revolucionario, y de un cargo importante, y nunca se le paso por la cabeza una mezquindad como aquella. Aunque si se había informado bien, aquel tipo ya había sido un almirante de la marina. Si alguien como él había traicionado una vez sus principios, una segunda estaba asegurada.
Llegaron a la sala, que tenía un telón morado, que entre desvaríos habituales de sus compañeros, el pelirrojo la toco y se desplomo. Por un momento le quiso echarle la bronca, pero seguro que se había caído adrede.
De repente llegaron las posibles dueñas del lugar; cuatro niñas(o eso esperaba si se llamaban a sí mismas “Lolis”) que se asemejaban más a unas tortugas que a un ser humano. Y como si de un espectáculo de idols asqueroso, una tubería exploto y literalmente lanzo “caca” como si fuera confeti.
Nox miro perplejo, sin saber que pensar, pero cuando Zane quiso usar el pase VIP para reclutarlas para la banda. Entonces sí que supo que hacer; echarle un trago a su petaca. A este paso, no le iba a durar toda la travesia.
Llegaron a la sala, que tenía un telón morado, que entre desvaríos habituales de sus compañeros, el pelirrojo la toco y se desplomo. Por un momento le quiso echarle la bronca, pero seguro que se había caído adrede.
De repente llegaron las posibles dueñas del lugar; cuatro niñas(o eso esperaba si se llamaban a sí mismas “Lolis”) que se asemejaban más a unas tortugas que a un ser humano. Y como si de un espectáculo de idols asqueroso, una tubería exploto y literalmente lanzo “caca” como si fuera confeti.
Nox miro perplejo, sin saber que pensar, pero cuando Zane quiso usar el pase VIP para reclutarlas para la banda. Entonces sí que supo que hacer; echarle un trago a su petaca. A este paso, no le iba a durar toda la travesia.
Deathstroke
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El hombre que había en aquella sala parecía estar durmiendo, roncaba y por lo que pude ver con mi ojo cyborg el puso que tenía era bastante calmado, lo que me indicaba que parecía estar muy relajado. Lo más lógico sería seguir son que aquel hombre se despertase. Sin embargo, se despertó.
El hombre, hablaba de una forma extraña. No solo por el alcohol que pudiese haber ingerido, sino por la expresión que soltó al vernos, era ya anticuada. Nos ofreció algo de “mandanga” refiriéndose al licor que sin moderación había bebido. Luego de eso pulsó un botón y comenzó a sonar una canción propia de una verbena.
Por parte del marine, quien había llegado el primero a la sala, parecía bastante apresurado y decidió pasar de largo del borracho y con pura fuerza intentó abrir la puerta para pasar a la siguiente sala. Sin duda era algo que apremiaba, pero, así como con la pantalla que yo mismo había intentado romper, suponía que pasaría algo similar y no pudiésemos pasar.
-Buen hombre – dije alegre al borrachín – no sabrá por casualidad como pasar esa puerta. Verá, aquí nuestro amigo tiene un poco de prisa – continué acercándome al borracho mientras señalaba a Zuko – Necesita desesperadamente hacer un zurullo – terminé de decirle bajando la voz.
Esperaba que en su estado nos ayudase, si no pues habría que entretenerle un rato más hasta que de alguna forma pudiésemos abrir la puerta. Si Zuko conseguía pasar y el hombre se interponía me quedaría rezagado para entretenerle y que el marine y Dexter siguiesen avanzando.
El hombre, hablaba de una forma extraña. No solo por el alcohol que pudiese haber ingerido, sino por la expresión que soltó al vernos, era ya anticuada. Nos ofreció algo de “mandanga” refiriéndose al licor que sin moderación había bebido. Luego de eso pulsó un botón y comenzó a sonar una canción propia de una verbena.
Por parte del marine, quien había llegado el primero a la sala, parecía bastante apresurado y decidió pasar de largo del borracho y con pura fuerza intentó abrir la puerta para pasar a la siguiente sala. Sin duda era algo que apremiaba, pero, así como con la pantalla que yo mismo había intentado romper, suponía que pasaría algo similar y no pudiésemos pasar.
-Buen hombre – dije alegre al borrachín – no sabrá por casualidad como pasar esa puerta. Verá, aquí nuestro amigo tiene un poco de prisa – continué acercándome al borracho mientras señalaba a Zuko – Necesita desesperadamente hacer un zurullo – terminé de decirle bajando la voz.
Esperaba que en su estado nos ayudase, si no pues habría que entretenerle un rato más hasta que de alguna forma pudiésemos abrir la puerta. Si Zuko conseguía pasar y el hombre se interponía me quedaría rezagado para entretenerle y que el marine y Dexter siguiesen avanzando.
Tobías Thorn
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Akuma no mi
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Había fallado el lanzamiento. Desde una distancia así era casi imposible que lo hubiese hecho, pero la evidencia de mi error ahí estaba y no pude evitar sonrojarme un poco mientras hacia que el sirope volviese a su estado natural antes de volver a absorberlo. Quizás había tenido suerte y Bizvan no se había percatado al estar hablando con la joven que había vuelto de la sala de donde provenía nuestro maniatado amigo, así que hice como si ese momento no hubiese pasado e intenté centrar mi espesa mente en lo que decían.
-No tengo ganas de moverme... Pero tienes razón. Dile a tus amiguis que agarren a nuestro amigo y vayamos tras la chica esa... Quiero preguntarle por qué no me ha traído nada de comer... Sigo teniendo hambre - dije al marine mientras me encogía de hombros. - Puede que haya alguna cocina en algún lado.
Sabía que mi estúpido antojo no tenía que ser el motor para seguir avanzando por la aguja. Íbamos a morir todos junto a un montón de personas inocentes si no la parábamos... Pero eso me daba igual si no llenaba el estómago antes.
- Y si me muerdo un brazo... - pensé mientras caminaba al lado de mi nakama.
-No tengo ganas de moverme... Pero tienes razón. Dile a tus amiguis que agarren a nuestro amigo y vayamos tras la chica esa... Quiero preguntarle por qué no me ha traído nada de comer... Sigo teniendo hambre - dije al marine mientras me encogía de hombros. - Puede que haya alguna cocina en algún lado.
Sabía que mi estúpido antojo no tenía que ser el motor para seguir avanzando por la aguja. Íbamos a morir todos junto a un montón de personas inocentes si no la parábamos... Pero eso me daba igual si no llenaba el estómago antes.
- Y si me muerdo un brazo... - pensé mientras caminaba al lado de mi nakama.
- Resumen:
- Avanzar con Biz and company tras Taylor.
Zack Suky
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-Será hijo de mala araña... No le meterán un bote de insecticida por el culo no... - comencé a decir cabreado cuando el puto Suipaidaman confesó lo que nos quería hacer.
Hubiese seguido un buen rato así hasta que alguien me hubiese parado o hasta que hubiese explotado de rabia y me lanzase a por él para arrancarle la cabeza... Pero sin previo aviso todo comenzó a darme igual y solo tenía ganas de avanzar y dejarlos a todos atrás. Sentía la imperiosa necesidad de hacerlo, así que tras cortar mi retahíla de improperios de forma abrupta comencé a caminar hacia la siguiente sala sin esperar a nadie.
No entendía muy bien las prisas que me habían entrado, pero por mucho que intentase replantearme el motivo terminaba encontrando una buena excusa para auto convencerme y seguir avanzando, por lo que tras varios pasos igual terminé dejándome llevar y tras desenfundar mi espada andé borrando todo rastro de duda que pudiese haber tenido.
Hubiese seguido un buen rato así hasta que alguien me hubiese parado o hasta que hubiese explotado de rabia y me lanzase a por él para arrancarle la cabeza... Pero sin previo aviso todo comenzó a darme igual y solo tenía ganas de avanzar y dejarlos a todos atrás. Sentía la imperiosa necesidad de hacerlo, así que tras cortar mi retahíla de improperios de forma abrupta comencé a caminar hacia la siguiente sala sin esperar a nadie.
No entendía muy bien las prisas que me habían entrado, pero por mucho que intentase replantearme el motivo terminaba encontrando una buena excusa para auto convencerme y seguir avanzando, por lo que tras varios pasos igual terminé dejándome llevar y tras desenfundar mi espada andé borrando todo rastro de duda que pudiese haber tenido.
- Resumen:
- Insultar al tío arácnido y avanzar a la otra sala intentando entrar el primero gracias al empujoncito mental de Ichi.
- 4-$32 Erik, Hamlet y el animal rabioso:
- Bueno, pues de las dos opciones decidís ir a la sala de los cuadros, sin saber si Erik decidirá ir por la otra sala. Podéis apreciar los primeros, al principio de un tamaño de pequeño a mediano, representado desde escenas históricas a arte más conceptual.
Tras unos metros los marcos empiezan a agrandarse y estos comienzan a tener una temática más escénica. Os dais cuenta de que ninguno está en frente de otro. Al final de la sala se encuentra el acceso a otro pasillo. Pero antes de llegar hay cinco cuadros, todos ellos llegan del suelo al techo. Las escenas son un un barco en medio de una tempestad, un río, una gigantesca nube de tormenta, una densa selva y, por último un volcán.
- 3-10-Brigada de limpieza de la alcantarilla:
- -Eso de amante egoísta no me gusta cómo suena –dice, con marcada decepción en la voz Leonarda-, y además no responde a ninguna de las adivinanzas. ¿Cómo pretendes que alguien se una a ti si ni siquiera nos respetas lo bastante como para intentar solventar esto? Deberíamos estar atacándoos. Corrijo: Matándoos. Y hemos decidido, porque parecéis buenas personas, dejaros pasar si acertáis cuatro sencillos acertijos. –Se cruza de brazos, haciendo un mohín-. O respondéis u os largáis por donde habéis venido.
- 2-64-Giotto:
- El ascensor llega a ti, y si entras podrás ver que posee cuatro botones, además de un pulsador adicional para mantener la puerta abierta y un timbre de emergencia. Bien, pues: ¿Dónde vamos?
- 2-64-Ellie:
- -¿Qué habilidad? –Responde, quejumbrosa, mientras se retuerce- A mí me habían contratado para cantar, para un concierto. Me trajo mi nieto, mi nieto… Y ahora voy a morirme en la ducha. Me he roto entera.
Giotto te abandona, por cierto. Hulio sigue allí, mirando al vacío. Hay gente que en la ducha se pierde.
- 3-73-Los paletos y el artista:
- -Pero… Pero… -Levanta las manos, asustado- Si en ningún momento he impedido que subáis. ¿Por qué es necesario apuntarme con una pistola? Entiendo que no comprendas el arte, pero si estás dispuesta a desnudarte porque un desconocido te lo pida por lo menos no me culpes a mí. Yo solo quería crear algo trascendental. ¡No me merezco esto, soy una estrella!
Los que subís os encontráis en una sala amplia, llena de herramientas y maquinaria cinematográfica: Hay focos, pértigas, micrófonos, cámaras y película, una caja de pizza con un agujero en el centro… Incluso, los más aficionados al cine para adultos pueden reconocer cierto sofá negro en una esquina, delante de una gran cortina grisácea de brillo satinado. Tras vosotros, si no volvéis a bajar, claro, hay un largo pasillo y la oscuridad ante vosotros.
- 2-14-Kodama:
- Las dos personas que te miran son un hombre y una mujer, que por algún motivo visten de la misma manera, con pantalones vaqueros y suéters con muchos corazoncitos. La chica tiene el cabello castaño y largo, a simple vista es muy mona y el chico más de lo mismo, pero con el cabello corto y una belleza increíble. Deduces que son pareja ya que están agarrándose las manos y se acercan mucho con cada movimiento.
-¡Eh! ¡Fuera de aquí, estás invadiendo nuestra privacidad! - exclama el hombre.
-Tranquilo, calabacín mío, déjale que continúe su camino – dice la mujer pasando la mano sobre su hombro.
-Pero, pepinillo mío...
Y tras eso empiezan a morrearse de manera muy obscena. No parecen hacerte más caso, si decides continuar esquivando los numerosos círculos que hay en el suelo, puedes ver que era la sala por la que subiste e incluso te parece ver al árbol metálico mirarte fijamente. Llegarás hasta la siguiente sala, bastante pequeña y con escaleras de caracol hacia abajo, pero al lado de estas, una puerta medio abierta.
- 2-19-Mido, Simo y Braud:
- Avanzáis sin problemas por el pasillo y llegáis hasta una sala con una gran entrada completamente cerrada, solamente tiene una cerradura antigua. Quizás deberíais encontrar la llave, pero la sala de espera del pasillo está totalmente vacía salvo por algunas tuberías que se ven a simple vista. Quizá podríais sustituir la llave por otra cosa.
- 03-06-Ciento y la madre en el concurso de talentos:
- Kiritsu + Bleyd: Atravesais el cristal. Bien. Os habéis cargado un cristal de alta resistencia. ¿Sabéis lo caro que es eso? Menudo papelón... Arthur, se te ha clavado un trocito pequeño de cristal en la frente, por cierto. Al cruzar os encontráis con unos cuantos marines, unos pocos trajeados que... ¿Son del CP? y esqueletos. Sí, en serio. Hay esqueletos que caminan.
Bizvan, el hombre te responde:
—Ah, no se por que estoy aquí... creo que es por algo de unos escarabajos —y nada más.
Al resto, tras vuestro espectáculo, oís una potente voz:
—¡Mola lo que tenéis! Sobre todo tú, señor de las vendas. ¡Podéis pasaaaar!
Y el paso se os abre. Sin embargo, en cuanto pasan Dretch, Eric, Kenzo y los marines que ayudaron a Dretch con su espectáculo, el paso vuelve a cerrarse justo en la cara del próximo que iba a pasar.
—¡Enseñadme lo que tenéis! —vuelve a gritar.
Dretch, Eric y Kenzo, tenéis una elección que tomar. Podéis esperar a vuestros compañeros, subir al cuarto piso sin ellos o... tal vez forzar a la máquina para que puedan pasar. Lo que vosotros veais necesario.
- 4-$11Lagartos, paharos y toritos guapos:
- - Pero hombre, girando la manilla ¿Como sino esperas tu abrir la puerta mi niño? - Contesta el hombrecillo a la amable pregunta de Deathstroke. Por cierto, notas que, a pesar de apestar a alcohol sus constantes son demasiado normales como para ser de un borracho.
Zuko, abres la puerta, quizás se ha notado un poco de más la impaciencia, pues esta da un incómodo portazo contra la pared. La sala está a oscuras, pero se escucha con más claridad todavía la magnífica canción, mientras se encienden las luces al ritmo. Las paredes parecen estar hechas de placas de hormigón pulido, al igual que el techo, solo que este posee unas compuertas redondas en el centro de un par de metros de radio. Abajo, a unos metros a un lado, iluminado por unos potentes focos hay unas gradas semicirculares rodeando un toro mecánico. Este está pintado de negro con los ojos rojos y un collar de pinchos al cuello.
- Si lo que queréis es subir jóvenes, no os lo voy a impedir, pero para que baje la escalera, al menos uno de vosotros tiene que aguantar lo suficiente
en Federico, el torico. Venga, vamos a pasarlo a pasarlo bien.- Dice mientras pasa entre vosotros con una facilidad pasmosa y se sitúa e una barra que hay al lado de las gradas. - ¿A alguien se le antoja un copazo?
- 2-61-. Revos Reunidos Geiper:
- Annie consigue esquivar al mortal ataque del demonio de la niebla, y sus corrientes de aire disipan la niebla en un radio de cinco metros. Las bolas de aire explotan, y hacen que el revolucionario recule hasta situarse en el borde que separa la zona con niebla de la que no tiene.
Osuka esparce sus soldaditos de piedra por el lugar, y estas empiezan a soltarle la ubicación de cada uno. Sin embargo, puede ver perfectamente a Krauser, pues su compañera ha disipado parte de la niebla. No obstante, eso no impide que la cadena golpee contra el hombro de Krauser, sin hacerle nada. Por su parte, Edward se abalanza envuelto en electricidad contra Krauser, pero éste agarra la cadena y la lanza contra la cara de su antiguo compañero, bloqueando parcialmente su ataque, pero electrificando un poco la niebla. No le hace nada, pero ve que ha estado subestimando a sus antiguos compañeros. Entretanto, Maki ha aprovechado la humedad para buscar a Krauser, y atravesarlo.
Cuando eso ocurre, algo extraño pasa. Un aura de superioridad como la de un monstruo comienza a ocupar toda la sala. Primero sentís miedo, luego os paralizáis durante un segundo, y cuando recobráis el control de vuestro cuerpo un shuriken de energía se acerca a cada uno a gran velocidad; incluyendo a los soldaditos de piedra. Y Krauser se pone frente a vosotros, en guardia y con furia en la mirada, sin decir nada.
- 1-27-Liv:
- El trayecto a las escaleras ha sido bastante sencillo. Tal y como te dijo Prenci llegas al lugar correcto. Es una sala pequeña, con escaleras de caracol de un color azul metálico, parecen muy resbaladizas. Nada te impide subir en un principio, hasta que en cuanto des el primer paso una pantalla saldrá de la baldosa lateral del suelo y se pondrá delante de ti. La pantalla está en negro y emite una voz robótica. Del lateral de la pantalla sobresale una probeta para que introduzcas algo.
-Identifíquese, por favor.
- 4-$31- El Mink que quería luchar:
- Todo es ajetreo y bullicio en la cocina, y tu actitud tan de cretino hace que muchos te miren con asco. Puedes escuchar algunas maldiciones hacia tu persona, y como un hombre de ascendencia asiática comenta que sería el único gato que no se comería. ¿Una ofensa? Depende de cómo te lo tomes.
Llegas a una sala pequeña, más pequeña que en todas las que has estado, y en ella hay un grupo de marines mirando un mapa y parecen algo perdidos. Están de espaldas a ti, así que tienes dos opciones, pasar de largos o atacarles sin previo aviso, usando el factor sorpresa
- 4-$15- Lance Master y los flipaos:
- Gracias al poder de Katharina se abre el telón, y se ve una botella de vino de marca blanca junto un hombre en el suelo, casi sollozando, ¿cómo se llama la película? Es tinto básico. ¿Lo pilláis?
Bueno, dejando el chiste de lado, veis como el hombre sentado sobre sus rodillas, con la mano derecha en el pecho y una foto en la izquierda. Y el charco de sangre es vino tinto, derramado sobre el suelo, mezclado con la sangre de un hombre que hay tirado en el suelo.
—Ven y sana mi dolooor, que es la cura de este amoooor. Hago este llamado, para que tu vuelvas. Tú no ves que estoy sufriendo y es muy dura esta prueba.
Al entrar el hombre para y os mira.
—¿Quiene’ soy ustede’? Mi nomble es Tiwah —dice en voz alta.
Y de pronto, una sombra se cruza entre vosotros a gran velocidad. No sois capaces de sentir ningún aura, ni con el mantra activado. Es como si no tuviera alma, ni poder, ni nada. Y, entonces, todos os eleváis en el aire sin poder evitarlo, y caéis al suelo de forma extraña. Katharina, en tu pierna aparece un corte superficial. Dakuhebi, en tu brazo igual. El único que parece librarse es Lance. ¿Qué estará ocurriendo? Al otro lado de la sala, el cuerpo del difunto se eleva, sus ojos están en blanco y os mira.
—Marchaos de aquí —os ordena, y seguís sin sentir nada en él—. No quiero tener que enfadarme.
—No puede sel —dice Tiwah—. Ha vuelto.
- 2-90- Valar:
- Destruyes las estatuas de piedra, y ves como tu amigo comienza a dar se hostias con el otro sujeto, las cuales repercuten en el ambiente. Tras ellos ves una puerta que se está abriendo, quizá sería buena idea atravesarla. Si te vas para ella contemplas que tras el arco de la puerta una sala grande, con el suelo de cristal, pudiendo ver el piso de abajo, y paredes de espejo. Al fondo de ella una puerta negra con un botón negro con una flechita hacia arriba.
- 04-$13-Supaivengers desunidos:
- William, notas que lo que siente Supaidaman es verdadero amor. Pero no solo eso. Sientes una tristeza abrumadora, que te envuelve por completo y te contagia. Una tristeza llevada al extremo. Jamás pensaste que un ser vivo pudiese contener tanta tristeza en su corazón. Y... Parece que estarás triste un buen rato por ello.
Ichizake, Supaidaman detiene tu hoja con la mano justo cuando va a llegar a su cuello. No le cuesta nada apartarla. Se quita la máscara y en su rostro no veis ira por haber sido atacado. Solo veis... tristeza y melancolía.
—Entiendo tu reacción... Espero que algún día podáis perdonarme.
Dicho eso, vuelve a abrir la puerta que cerró y se marcha corriendo. No tardáis en perderlo de vista y aunque lo persigáis no parece que vayáis a encontrarle.
Pero en fin. Subís al montacargas que os lleva al cuarto piso y por suerte no hay ningún problema de índole arácnida. ¡Bienvenidos al cuarto piso! En cuanto llegáis hay varias mesas llenas de botellas de refresco, sandwiches, vasos de plástico... Hay globos por el suelo. Eso sí, no parece haber nadie. De todas formas, tenéis dos puertas por las que podéis seguir.
- 3-10- Yarmin, Ellanora y el amigo de los robots:
- El robot se lleva un manotazo y acaba en el suelo. Sin embargo, enseguida vuelve a estar de pie. Escuchais un extraño ruido de engranajes, Ellanora, tú un tenue murmullo, y os preguntáis si se estará riendo. De repente, sus manos se extienden y de sus muñecas aparece un muelle. Ambos puños se dirigen a las caras de los caballeros del grupo, con bastante fuerza.
- Mapas:
La situación no había salido como el pelirrojo había planeado. No solo habían pasado completamente de la pulsera que servía para entrar supuestamente en cualquier estancia de esa planta, sino que habían denegado también su proposición para unirse a la banda. Adiós a tener un escuadrón de tortugas; al menos por el momento.
—Está bien, pero dadme cinco minutos para que nos reunamos y podamos debatir —dijo Zane, haciendo un círculo con sus compañeros para hablar sobre los acertijos—. Bueno…, yo no tengo ni idea, quizá el de la margarita y porque solo conozco cuatro margaritas: la flor, el combinado, una chavala que conocí en una isla de mala muerte y la pizza. Y solo una de ellas se puede meter en el horno y salir bien —les dijo en voz baja—. Así que es hora de llamar al cerebro de la banda.
Sin la droga de Marc, la única opción factible era llamar a Spanner por den den mushi. Llevó su mano a uno de sus bolsillos y marcó el número dos, aquel que le contactaba con su segundo de abordo por línea directa. El caracol sonó una vez, sonó una segunda, y a la tercera lo cogió.
—Chavales, ¿estáis bien? —preguntó—. Nosotros también, pero necesitamos ayuda con un acertijo. Bueno, más bien con cuatro acertijos. El primero es el siguiente… —el pelirrojo contó uno a uno los acertijos con ayuda de sus compañeros, y Spanner fue dando las soluciones uno a uno. Las razones que daba eran lógicas, pero se cuándo comenzó a hablar con Vile sobre pascales y música se perdió completamente—. Entonces estás seguro de que son esas cuatro, ¿verdad? —inquirió de nuevo—. Vale, vale. No te piques, socio.
El pelirrojo colgó su den den mushi, y se dispuso a hablar con las mujeres tortugas para resolver los acertijos.
—Tenemos las respuestas, o eso creo. Bien, la primera no tiene respuesta —le dijo a Leonarda, mirando fijamente al ratón—. Creemos que has mezclado dos acertijos en uno y te has liado, pues puede ser plátano o pera. La segunda —miró a Raphaella—. La respuesta puede ser… ¿dos patos y cuatro patas? —dijo con cierta duda—. La tercera la vamos a saltar, porque se va a encargar Vile de explicarla, ¿vale? —el sineistro amigo de Nailah era el único que había entendido bien el razonamiento de Spanner, así que era justo que lo explicara él—. Y la cuarta es la pizza margarita, ¿no? —hizo una pausa y le dio la palabra a Vile—. Dale caña, moreno.
«¡Wow! Como entraría ahora una pizza margarita, aunque mejor con unas rodajas de pepperoni y algo de carne picada de ternera, y un poco de jamón… Pero eso ya no sería una margarita, sino algo mucho mejor. ¡Una pizza carnívora!»
Zane había estado absorto en sus pensamientos mientras Vile respondía. Esperaba que lo hubiera conseguido, para así poder continuar su camino hasta la siguiente planta.
—Está bien, pero dadme cinco minutos para que nos reunamos y podamos debatir —dijo Zane, haciendo un círculo con sus compañeros para hablar sobre los acertijos—. Bueno…, yo no tengo ni idea, quizá el de la margarita y porque solo conozco cuatro margaritas: la flor, el combinado, una chavala que conocí en una isla de mala muerte y la pizza. Y solo una de ellas se puede meter en el horno y salir bien —les dijo en voz baja—. Así que es hora de llamar al cerebro de la banda.
Sin la droga de Marc, la única opción factible era llamar a Spanner por den den mushi. Llevó su mano a uno de sus bolsillos y marcó el número dos, aquel que le contactaba con su segundo de abordo por línea directa. El caracol sonó una vez, sonó una segunda, y a la tercera lo cogió.
—Chavales, ¿estáis bien? —preguntó—. Nosotros también, pero necesitamos ayuda con un acertijo. Bueno, más bien con cuatro acertijos. El primero es el siguiente… —el pelirrojo contó uno a uno los acertijos con ayuda de sus compañeros, y Spanner fue dando las soluciones uno a uno. Las razones que daba eran lógicas, pero se cuándo comenzó a hablar con Vile sobre pascales y música se perdió completamente—. Entonces estás seguro de que son esas cuatro, ¿verdad? —inquirió de nuevo—. Vale, vale. No te piques, socio.
El pelirrojo colgó su den den mushi, y se dispuso a hablar con las mujeres tortugas para resolver los acertijos.
—Tenemos las respuestas, o eso creo. Bien, la primera no tiene respuesta —le dijo a Leonarda, mirando fijamente al ratón—. Creemos que has mezclado dos acertijos en uno y te has liado, pues puede ser plátano o pera. La segunda —miró a Raphaella—. La respuesta puede ser… ¿dos patos y cuatro patas? —dijo con cierta duda—. La tercera la vamos a saltar, porque se va a encargar Vile de explicarla, ¿vale? —el sineistro amigo de Nailah era el único que había entendido bien el razonamiento de Spanner, así que era justo que lo explicara él—. Y la cuarta es la pizza margarita, ¿no? —hizo una pausa y le dio la palabra a Vile—. Dale caña, moreno.
«¡Wow! Como entraría ahora una pizza margarita, aunque mejor con unas rodajas de pepperoni y algo de carne picada de ternera, y un poco de jamón… Pero eso ya no sería una margarita, sino algo mucho mejor. ¡Una pizza carnívora!»
Zane había estado absorto en sus pensamientos mientras Vile respondía. Esperaba que lo hubiera conseguido, para así poder continuar su camino hasta la siguiente planta.
- Resumen:
- Decidir resolver los acertijos, y para ello llamó al único que podía hacerlo: Spanner, y resolverlos.
Eric Zor-El
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El dictamen dado por el artefacto tecnológico sobre la gran actuación del salvaje le quitó todas las penas que llevaba cargando desde que había entrado a aquella monstruosa instalación metálica. Durante un instante no le importó que sus terremotos no hubieran funcionado desde que llegó, tampoco le importaba que el mundo se fuera a acabar, estaba orgulloso y eso no se lo iba a quitar nadie. Se planteó durante un momento el dejar la marina, renunciar a su futuro dentro del gobierno mundial y hacerse un artista internacional. Viajando por el mundo, viendo islas bonitas con un laúd y unos bongos. No obstante, cuando cruzó el umbral de la entrada y comenzó a subir algunos peldaños volvió a la realidad. A sus espaldas estaban Kenzo y Dretch, y éstos parecían no avanzar.
—¿Qué es lo que ocurre? —les preguntó, bajando de nuevo hasta ponerse a su altura—. ¡Ah, entiendo! —exclamó al ver a Taylor y otros marines—. Sargento, yo voy a subir hacia arriba para inspeccionar la zona, venga conmigo —le dijo, para luego girarse hacia su amigo Dretch—. Ojos de búho, voy a adelantarme —el shandiano sacó el mapa y se lo enseñó—. El plan es ir hasta este punto, ¿entendido? No te pierdas, y si ves a tu amigo el de la llama en la frente… dile que está todo en orden.
Tras eso, les dio la espalda y subió la escalinata hasta llegar al siguiente piso. Llegó a una sala rectangular, la cual tenía varias bifurcaciones. Si su entendimiento del mapa era el correcto, una vez en la sala continuaría recto y tomaría el desvío de la derecha hacia la sala $32.
—¿Qué es lo que ocurre? —les preguntó, bajando de nuevo hasta ponerse a su altura—. ¡Ah, entiendo! —exclamó al ver a Taylor y otros marines—. Sargento, yo voy a subir hacia arriba para inspeccionar la zona, venga conmigo —le dijo, para luego girarse hacia su amigo Dretch—. Ojos de búho, voy a adelantarme —el shandiano sacó el mapa y se lo enseñó—. El plan es ir hasta este punto, ¿entendido? No te pierdas, y si ves a tu amigo el de la llama en la frente… dile que está todo en orden.
Tras eso, les dio la espalda y subió la escalinata hasta llegar al siguiente piso. Llegó a una sala rectangular, la cual tenía varias bifurcaciones. Si su entendimiento del mapa era el correcto, una vez en la sala continuaría recto y tomaría el desvío de la derecha hacia la sala $32.
- Resumen:
- Subir por la escalera y llegar a la $32
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La escena con la que se encontraron al abrirse el telón era, cuanto menos, peculiar. Un hombre se lamentaba en el suelo junto a un cadáver y una botella de vino derramada, cuyo contenido se mezclaba con la sangre del difunto creando el charco que habían visto antes. Parecía estar mirando con tristeza una foto que el político, desde su posición, no alcanzaba a ver con claridad mientras entonaba lo que parecía una canción llena de dolor en la que rogaba a alguien que volviese junto a él y curase sus heridas.
Cuando se percató de que no estaba solo detuvo su plegaria y se presentó, preguntando así mismo por la identidad de los recién llegados. Pero antes de que el alcalde pudiese responderle una sombra cruzó la estancia a tal velocidad que nadie fue capaz de reaccionar. Y lo más preocupante fue que el Haki de Observación no le avisó de su llegada, ni siquiera parecía detectar su presencia. Era como si no existiera. Repentinamente, producto de alguna misteriosa fuerza todos fueron levantados en el aire para poco después caer estrepitosamente. Sus reflejos le permitieron aterrizar de pie cual gato, cosa que por otra parte no estaba tan lejos de la realidad, pero cuando volvió a tocar el suelo se dio cuenta de algo realmente extraño. Un pequeño corte, nada profundo ni preocupante pero de origen completamente desconocido, había aparecido en su brazo derecho. Definitivamente algo estaba ocurriendo allí, algo que escapaba a su control. Y eso no le gustaba.
En ese momento el fallecido se levantó del suelo, con los ojos completamente en blanco. Cuanto menos, el hecho de que el difunto hubiese regresado de entre los muertos justo cuando el hombre que portaba la foto pedía desesperado la vuelta de alguien era una casualidad. Y al político le costaba creer en las casualidades. Con voz inerte, que no transmitía el más mínimo sentimiento, pronunció una amenaza. Por suerte, el político sabía que los no muertos no suponían un peligro para él. Los rákshasa eran maestros nigromantes, y como tales eran capaces de dominar a seres como aquel a su antojo. Y no era precisamente plausible que quien tenía delante fuese una excepción. Así que, con voz fuerte y clara, dijo:
- No te enfadarás con nosotros, de hecho nos acompañarás en nuestro camino a la cúspide de la Gran Aguja. Pero primero hay cosas que me gustaría saber. ¿Quién eres y como falleciste? ¿Qué o quién te ha traído de nuevo a la vida? Y por último, ¿sabes algo sobre la estructura de este edificio, la forma de llegar a su cúspide o qué nos aguarda en ella?
Tras terminar sus palabras escucharía la respuesta del cadáver andante. Después su atención se centraría en la del hombre vivo:
- ¿Quién eres realmente Tiwah, y qué estás haciendo aquí? ¿Quién es esa persona de la foto?
Esperaba que entre uno y otro pudiesen darle todas las respuestas que buscaba.
Cuando se percató de que no estaba solo detuvo su plegaria y se presentó, preguntando así mismo por la identidad de los recién llegados. Pero antes de que el alcalde pudiese responderle una sombra cruzó la estancia a tal velocidad que nadie fue capaz de reaccionar. Y lo más preocupante fue que el Haki de Observación no le avisó de su llegada, ni siquiera parecía detectar su presencia. Era como si no existiera. Repentinamente, producto de alguna misteriosa fuerza todos fueron levantados en el aire para poco después caer estrepitosamente. Sus reflejos le permitieron aterrizar de pie cual gato, cosa que por otra parte no estaba tan lejos de la realidad, pero cuando volvió a tocar el suelo se dio cuenta de algo realmente extraño. Un pequeño corte, nada profundo ni preocupante pero de origen completamente desconocido, había aparecido en su brazo derecho. Definitivamente algo estaba ocurriendo allí, algo que escapaba a su control. Y eso no le gustaba.
En ese momento el fallecido se levantó del suelo, con los ojos completamente en blanco. Cuanto menos, el hecho de que el difunto hubiese regresado de entre los muertos justo cuando el hombre que portaba la foto pedía desesperado la vuelta de alguien era una casualidad. Y al político le costaba creer en las casualidades. Con voz inerte, que no transmitía el más mínimo sentimiento, pronunció una amenaza. Por suerte, el político sabía que los no muertos no suponían un peligro para él. Los rákshasa eran maestros nigromantes, y como tales eran capaces de dominar a seres como aquel a su antojo. Y no era precisamente plausible que quien tenía delante fuese una excepción. Así que, con voz fuerte y clara, dijo:
- No te enfadarás con nosotros, de hecho nos acompañarás en nuestro camino a la cúspide de la Gran Aguja. Pero primero hay cosas que me gustaría saber. ¿Quién eres y como falleciste? ¿Qué o quién te ha traído de nuevo a la vida? Y por último, ¿sabes algo sobre la estructura de este edificio, la forma de llegar a su cúspide o qué nos aguarda en ella?
Tras terminar sus palabras escucharía la respuesta del cadáver andante. Después su atención se centraría en la del hombre vivo:
- ¿Quién eres realmente Tiwah, y qué estás haciendo aquí? ¿Quién es esa persona de la foto?
Esperaba que entre uno y otro pudiesen darle todas las respuestas que buscaba.
- Resumen:
- - Narrar lo ocurrido.
- Usar su poder sobre los no muertos para dominar al renacido, empezando por intentar sonsacarle toda la información posible.
- Preguntar también a Tiwah ciertas cosas.
- Cosas:
- - Artes Oscuras (PU de tabla de akuma nivel 80): Los Rákshasa son maestros nigromantes, por lo que Thawne puede controlar a no-muertos (no puede convocarlos, solo controlarlos si se encuentra con ellos) de su nivel o inferior. Si han sido convocados por otro usuario no podrá controlarlos, pero éstos no le atacarán (aunque si podrán atacar a sus aliados).
Taylor Fitzgerald
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Taylor disfrutaba como nunca del concurso de talentos. El hecho de que sus compañeros mostraban su talento de manera tan sencilla le resultaba confortante, no sabía mucho sobre ellos, pero desde que habían entrado a la Aguja estaba aprendiendo un montón gracias a los marines y los demás CP. Incluso aunque otras personas le incitaran a odiar diferentes facciones, entendía que no todas las personas se dividían en malvadas o buenas.
Cuando Dretch le habló de una manera tan borde, Taylor arqueó las cejas. ¿Por qué solo actuaba así con ella? No lo había hecho con mala intención, solo buscaba que sus compañeros estuvieran a salvo. La autómata no comprendía aquellas reacciones, no buscaba ser una iniciada modélica, no pretendía serlo en un momento tan crucial como aquel en donde la vida de miles de personas corría peligro. Su superior tenía una idea muy equivocada para ella y al fin entendió que no debió enterarse de que ella era un robot.
Quizás eso le habría aliviado un poco, pero significaba tener que volver a contárselo algún día cuando él se había sincerado con su brazo metálico. No era justo que ella recibiese ese trato cuando no tenía culpa de nada. Guardó silencio unos segundos, hasta que terminaron de cantar y le replicó a su superior sobre como se sentía.
-Mi intención era investigar, necesitaba una muestra de ese vapor. ¿Sabes? Es una simple droga que altera los sentidos temporalmente. Tarde o temprano volvería a la normalidad. Lo único que quería era que no lo respiraseis ya que no sé a qué velocidad afecta en el cuerpo de cada uno y aunque no te guste, si tengo que seguir yendo por delante analizando cosas para que no os ocurra nada, lo seguiré haciendo.
Sus palabras habían sido firmes y, en cuanto terminó de hablar las puertas se abrieron a sus espaldas. Taylor avanzaba detrás de Dretch, con la cabeza gacha, pero las puertas se cerraron al momento, quedando ella atrapada con Bizvan, Tobías y los esqueletos. La autómata miró hacia todos lados, tratando de buscar la salida, pero la extraña voz le pedía continuar el concurso de talentos.
-¡Eh, esperadme! - Exclamó nerviosa, pegada a la puerta -. ¡No os vayáis sin mí!
No sabía si la esperarían o la dejarían atrás, pero en caso de quedarse sola permanecería junto con Bizvan y Tobías. Aun así, se sentiría decepcionada si hicieran lo segundo. Taylor dio unos pasos hacia atrás, situándose en el centro de la sala. ¿Un talento? Ella estaba destinada para ser perfecta, ser perfecta podía contar como un talento. Sus compañeros habían decidido cantar, pero eso no era bastante original.
Taylor estiró su brazo, dejándolo paralelo a su pecho y, con la otra mano, decidió hacer el típico truco de magia del dedo, salvo que en este caso, lo hizo con los cuatro dedos una primera vez y después, con los otros cuatro de la otra mano. Los sacaba y los movía con total naturalidad. Esperaba que aquella voz se sorprendiera de su talento.
Cuando Dretch le habló de una manera tan borde, Taylor arqueó las cejas. ¿Por qué solo actuaba así con ella? No lo había hecho con mala intención, solo buscaba que sus compañeros estuvieran a salvo. La autómata no comprendía aquellas reacciones, no buscaba ser una iniciada modélica, no pretendía serlo en un momento tan crucial como aquel en donde la vida de miles de personas corría peligro. Su superior tenía una idea muy equivocada para ella y al fin entendió que no debió enterarse de que ella era un robot.
Quizás eso le habría aliviado un poco, pero significaba tener que volver a contárselo algún día cuando él se había sincerado con su brazo metálico. No era justo que ella recibiese ese trato cuando no tenía culpa de nada. Guardó silencio unos segundos, hasta que terminaron de cantar y le replicó a su superior sobre como se sentía.
-Mi intención era investigar, necesitaba una muestra de ese vapor. ¿Sabes? Es una simple droga que altera los sentidos temporalmente. Tarde o temprano volvería a la normalidad. Lo único que quería era que no lo respiraseis ya que no sé a qué velocidad afecta en el cuerpo de cada uno y aunque no te guste, si tengo que seguir yendo por delante analizando cosas para que no os ocurra nada, lo seguiré haciendo.
Sus palabras habían sido firmes y, en cuanto terminó de hablar las puertas se abrieron a sus espaldas. Taylor avanzaba detrás de Dretch, con la cabeza gacha, pero las puertas se cerraron al momento, quedando ella atrapada con Bizvan, Tobías y los esqueletos. La autómata miró hacia todos lados, tratando de buscar la salida, pero la extraña voz le pedía continuar el concurso de talentos.
-¡Eh, esperadme! - Exclamó nerviosa, pegada a la puerta -. ¡No os vayáis sin mí!
No sabía si la esperarían o la dejarían atrás, pero en caso de quedarse sola permanecería junto con Bizvan y Tobías. Aun así, se sentiría decepcionada si hicieran lo segundo. Taylor dio unos pasos hacia atrás, situándose en el centro de la sala. ¿Un talento? Ella estaba destinada para ser perfecta, ser perfecta podía contar como un talento. Sus compañeros habían decidido cantar, pero eso no era bastante original.
Taylor estiró su brazo, dejándolo paralelo a su pecho y, con la otra mano, decidió hacer el típico truco de magia del dedo, salvo que en este caso, lo hizo con los cuatro dedos una primera vez y después, con los otros cuatro de la otra mano. Los sacaba y los movía con total naturalidad. Esperaba que aquella voz se sorprendiera de su talento.
Scarlett F. Jones
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Akuma no mi
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Era hora de avanzar, apuntando al artista y a su musa, me hice paso hasta las escaleras. No quería perder más tiempo del necesario y menos con alguien tan obsesionado con el arte. Sin embargo, el anciano no se mostró hostil ni intentó detenerme. Alegó que nunca me había impedido continuar mi camino y se mostró bastante ofendido con que le apuntara diciendo que me desnudaba fácilmente cuando un desconocido me lo pedía. Aquel comentario hizo que se me formara una mueca siniestra y le miré fijamente a los ojos cansados del artista, tenía una cosita que decirle antes de dejarle atrás.
- Oh, ya veo. Entonces no se preocupe, pues al siguiente que se ponga en mi camino no le daré la opción de solucionar las cosas pacíficamente. He sido una estúpida por colaborar. Una bala se llevará el próximo y ha sido una suerte que usted no lo fuera porque no merece la pena. Le deseo una buena noche, señor - Dicho esto comencé a subir las escaleras.
La siguiente sala contenía algunos materiales cinematográficos. Por los objetos que habían allí, uno podía adivinar que aquel sitio era un plató para cine erótico. Observé la habitación con atención, examinando si había algún camino que me permitiera continuar. Dejando atrás el sillón negro, la caja de pizza con el agujero y las otras cosas me fijé en un pasillo oscuro que se extendía hasta saber donde. Sin pensarlo, me aventuré en él con cuidado de caer en alguna trampa o que apareciera algún otro extraño individuo. Esta vez no sería cooperadora con el siguiente guardián.
- Oh, ya veo. Entonces no se preocupe, pues al siguiente que se ponga en mi camino no le daré la opción de solucionar las cosas pacíficamente. He sido una estúpida por colaborar. Una bala se llevará el próximo y ha sido una suerte que usted no lo fuera porque no merece la pena. Le deseo una buena noche, señor - Dicho esto comencé a subir las escaleras.
La siguiente sala contenía algunos materiales cinematográficos. Por los objetos que habían allí, uno podía adivinar que aquel sitio era un plató para cine erótico. Observé la habitación con atención, examinando si había algún camino que me permitiera continuar. Dejando atrás el sillón negro, la caja de pizza con el agujero y las otras cosas me fijé en un pasillo oscuro que se extendía hasta saber donde. Sin pensarlo, me aventuré en él con cuidado de caer en alguna trampa o que apareciera algún otro extraño individuo. Esta vez no sería cooperadora con el siguiente guardián.
Kenzo Nakajima
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Quien quiera que estuviese observando sus actuaciones pareció complacido por ellas, especialmente por la de Kenzo, quien no esperaba otra cosa. Él era un músico profesional, y llevaba perfeccionando sus artes desde poco después de aprender a caminar, mientras que sus compañeros no pasaban de ser meros aficionados. Aún así todos estaban autorizados a pasar, lo que indicaba que probablemente lo que quien estuviera encargado de decidir lo que más valoraba era la voluntad de intentarlo.
Una vez hubieron cruzado la puerta esta se cerró a sus espaldas, imposibilitando pasar a Taylor, quien acababa de llegar junto a dos personas que el brazos largos no conocía. Rápidamente Eric, reacio como él a perder tiempo, anunció que los dos marines continuarían su camino, ascendiendo al piso superior y explorando lo que les esperaba. Dretch, mientras tanto, esperaría a su subordinada. El espadachín, completamente de acuerdo con el plan propuesto por el salvaje, asintió de forma vehemente:
- Estoy de acuerdo, vamos allá.
Y comenzó a avanzar junto a su compañero y amigo por las escaleras y a través del pasadizo de la derecha. ¿Qué les aguardaría en la siguiente sala?
Una vez hubieron cruzado la puerta esta se cerró a sus espaldas, imposibilitando pasar a Taylor, quien acababa de llegar junto a dos personas que el brazos largos no conocía. Rápidamente Eric, reacio como él a perder tiempo, anunció que los dos marines continuarían su camino, ascendiendo al piso superior y explorando lo que les esperaba. Dretch, mientras tanto, esperaría a su subordinada. El espadachín, completamente de acuerdo con el plan propuesto por el salvaje, asintió de forma vehemente:
- Estoy de acuerdo, vamos allá.
Y comenzó a avanzar junto a su compañero y amigo por las escaleras y a través del pasadizo de la derecha. ¿Qué les aguardaría en la siguiente sala?
Yarmin Prince
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Akuma no mi
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El circo de los horrores no se detenía, y si bien ante nosotros teníamos un par de personas vestidas como Marines, estas iban acompañadas de algo parecido a esqueletos. Tras nosotros un extraño robot risueño avanzaba, y no tardó mucho en atacarnos como, básicamente, todo lo que nos habíamos encontrado hasta el momento. ¿Qué clase de villano hortera estaba organizando todo aquello? En mi cabeza solamente Augustus Makintosh podría hacerlo, y le faltaba inteligencia para siquiera planteárselo. La probabilidad de que Maki estuviese implicado en este Apocalipsis iba, no obstante, en aumento. Había una mente criminal detrás de todo, y lo que tenía claro era que se trataba de alguien sumamente imbécil.
-En fin, por lo menos ya debemos estar en el buen camino -mencioné antes de que algo me hiciese darme la vuelta. Había un olor en el aire, un regusto amargo, una intuición difícil de definir-. Ahí delante hay Marines.
Ya dado la vuelta me vi cara a cara con el extraño ser mecánico que nos estaba atacando repentinamente sin venir a cuento. ¿Por qué me atacaba a mí? En cualquier caso con ambas manos enredé el brazo tratando de, volcando la inercia del puño, hacer que el androide cayese a mi espalda.
-Esto no va conmigo, es culpa tuya. Tú la llevas -le dije a Arribor.
-En fin, por lo menos ya debemos estar en el buen camino -mencioné antes de que algo me hiciese darme la vuelta. Había un olor en el aire, un regusto amargo, una intuición difícil de definir-. Ahí delante hay Marines.
Ya dado la vuelta me vi cara a cara con el extraño ser mecánico que nos estaba atacando repentinamente sin venir a cuento. ¿Por qué me atacaba a mí? En cualquier caso con ambas manos enredé el brazo tratando de, volcando la inercia del puño, hacer que el androide cayese a mi espalda.
-Esto no va conmigo, es culpa tuya. Tú la llevas -le dije a Arribor.
Marc Kiedis
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Finalmente el grupo subió las escaleras, y lo que encontraron ante ellos en el piso superior fue un paisaje, cuanto menos, extremadamente bizarro. Parecía alguna clase de set de rodaje, pero... no uno normal. Había objetos y partes del decorado que no cuadraban con ningún género cinematográfico que Marc conociera, e incluso algunos que le daban cierto mal rollo. Por ejemplo, la caja de pizza con un agujero en medio, ¿qué significaba aquello? En dicho recipiente no se podía guardar una pizza, pues se caería. Y lo peor era el sofá situado en una esquina. No sabía explicar muy bien por qué, pero nada más verlo tuvo claro que sentarse en él no sería precisamente buena idea. Había algo en él que... no entendía el motivo, pero le ponía los pelos de punta.
- ¿Qué os parece si seguimos, chicos? - Preguntó a sus compañeros. No tenía una razón para ello, pero no terminaba de sentirse cómodo aquella sala. Tenía permanentemente la sensación de que alguien iba a atacarle con alguna clase de objeto punzante, aunque nada en la estancia llevase a pensar ello. Era un auténtico misterio.
Al otro lado de la sala el camino continuaba a través de un largo y oscuro pasillo. Apenas se podía ver unos metros más allá, por lo que el semigigante decidió iluminar el lugar. Desenvainando a Kotai-Hi, hizo un veloz movimiento con el arma de forma que la fricción con el aire llevó a que esta se prendiese en llamas. De esa forma, su campo visual aumentó notablemente, y pudo proseguir su camino sin preocuparse por no ver lo que le esperaba.
- Vamos. - Dijo a sus amigos mientras sonreía de oreja a oreja. - Con mi espada como antorcha podemos continuar avanzando.
- ¿Qué os parece si seguimos, chicos? - Preguntó a sus compañeros. No tenía una razón para ello, pero no terminaba de sentirse cómodo aquella sala. Tenía permanentemente la sensación de que alguien iba a atacarle con alguna clase de objeto punzante, aunque nada en la estancia llevase a pensar ello. Era un auténtico misterio.
Al otro lado de la sala el camino continuaba a través de un largo y oscuro pasillo. Apenas se podía ver unos metros más allá, por lo que el semigigante decidió iluminar el lugar. Desenvainando a Kotai-Hi, hizo un veloz movimiento con el arma de forma que la fricción con el aire llevó a que esta se prendiese en llamas. De esa forma, su campo visual aumentó notablemente, y pudo proseguir su camino sin preocuparse por no ver lo que le esperaba.
- Vamos. - Dijo a sus amigos mientras sonreía de oreja a oreja. - Con mi espada como antorcha podemos continuar avanzando.
- Resumen:
- - Relleno, usar la espada como antorcha para poder ver y continuar por el pasillo hacia delante.
- Cosis:
- - Ámbito Fuego: Pasivamente, la hoja del espadón de Marc se ve envuelta en llamas. Activamente, las llamas arden a 200ºC, y queman al contacto. Dura 2 turnos, con otros 2 de recarga.
Dretch
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Akuma no mi
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Cuando el cantico marcial llegó a su fin y las palmas cesaron, el silencio reinó en la sala durante unos instantes. Dretch no estaba totalmente seguro de si aquello funcionaria o no, pero era lo mejor que había conseguido improvisar con tanto poco tiempo de preparación. Y, hablando del tiempo, el agente se llevó la mano diestra hasta la manga de su siniestra para echar un vistazo a su reloj. Casi precia que el tiempo hubiese comenzado a correr sin ningún tipo de control. Tenía la extraña sensación de que apenas habían pasado algunas decenas de minutos desde que escucharan el discurso alarmista del almirante Hyoshi. No se arrepentía de sus decisiones, pero algo en su interior le hacía desear que pudiese volver hacia atrás en el tiempo. Las cosas se habían torcido demasiado. De los tres integrantes de la Karasu con los que se había reunido en el cuartel general y de la sensación de pertenecía a un grupo, tan solo quedaban ya vagos recuerdos.
Giotto, que hasta la fecha había sido el compañero más leal al norteño y su mayor apoyo en la agencia, prácticamente se había amotinado e iniciado la caza de Krauser por su cuenta y riesgo. Aparentemente podría parecer que mostraba indiferencia, que aquello no significaba nada y que el plan seguía su curso sin alteraciones. Pero lo cierto era que, sin el apoyo de Leblanc, la poca confianza que Dretch tenía en sus capacidades de liderazgo se desvanecían como la bruma.
Por otro lado, pese a que Shintaro se había ganado mediante sus acciones el beneficio de la duda, aquello no enmascaraba el hecho de que le había mentido. Él mismo se había asegurado de que le hicieran un hueco en la agencia. Había puesto la mano en el fuego por el peliverde y, si tras aquella misión suicida lograban salir con vida, tenía serias dudas sobre el futuro de ambos. En última instancia, él era el responsable de la incorporación de Shintaro en la Karasu y, cualquier sanción aplicada sobre Shintaro, le salpicaría de alguna u otra forma.
Por ultimo estaba Taylor, la muchacha de rostro angelical e ideas diabólicas. Nada, absolutamente nada de lo que sabía sobre ella tenía ningún sentido. A diferencia de los otros dos agentes, no había mostrado ningún síntoma de deslealtad, pero tenía un peculiar sentido para hallar el peligro y exponerse a él sin demasiados miramientos. Desde su fallida misión en la Isla de Dawn, el norteño no paraba de sospechar que la joven trataba de compensar de alguna forma su inexperiencia con una generosa dosis temeridad. Apenas llevaba unas semanas en la agencia y ya había hecho suficientes méritos para opositar a cadáver del año: había eludido una orden directa de no presentarse voluntaria, entablado conversación con un yonkou, cargado con él y con una enorme metralleta a ciegas por una escalera y, por último, eludido una misteriosa habitación repleta de gases alucinógenos. Su imprudencia escalaba por momentos y, como experto en el campo de la imprudencia, sentía verdadero pavor.
Al retirar la vista del reloj, se percató de que la pelirrosa se le acercaba con el ceño fruncido. Cuando abrió la boca, los reproches comenzaron a salir de ella en ráfagas cortas y letales. Al parecer se había expuesto al gas por lo que ella creía que era una buena causa. El problema era que, la mayoría de errores, se cometían por buenas causas. Sin embargo, pese a que no estaba de acuerdo, sabía perfectamente que nada de lo que dijera le haría cambiar de opinión. Si al menos el tuviese la capacidad mágica de Giotto y Shintaro para “ver” personas, apenas le supondría un problema estar más atento de los pasos de la iniciada. Pero tan solo disponía de su vista y esta no era precisamente su mayor virtud.
Mientras hablaban, la puerta que daba acceso a las escaleras del piso superior se abrió. Una fugaz sonrisa se dibujó en el rostro del agente al contemplar como, por primera vez desde que posaron un pie en la aguja, pasaban literalmente por encima de una de las pruebas de los secuaces de Krauser. Acompañado por Kenzo, Eric y el resto de marines; Dretch se dirigió hacia la puerta que daba acceso al piso superior. Sin embargo, Fitzgerald se dio casi literalmente con la puerta en las narices. Ella, al igual que el escandaloso Hombre-sirope y Tipoduro-chan, se quedaron atrás junto a un extraño sequito de esqueletos. Al parecer, ellos también debían de superar la prueba.
Por su parte, tanto Eric como el resto de marines no tenían ninguna necesidad de esperar a Taylor y, como bien había repetido ya muchas veces el agente, la prioridad era la misión. Sin que ninguno acordara previamente sus partes, Zor-El se aproximó hacia él con un mapa en la mano para darle su nueva hoja de ruta.
- Me debo a los míos, en menos de lo que crees estaremos ahí arriba – le respondió, asintiendo con su cabeza mientras trataba de memorizar las coordenadas que el shandian le había mostrado. Tras aquello, esperaría pacientemente a que la puerta se abriese una vez más.
Giotto, que hasta la fecha había sido el compañero más leal al norteño y su mayor apoyo en la agencia, prácticamente se había amotinado e iniciado la caza de Krauser por su cuenta y riesgo. Aparentemente podría parecer que mostraba indiferencia, que aquello no significaba nada y que el plan seguía su curso sin alteraciones. Pero lo cierto era que, sin el apoyo de Leblanc, la poca confianza que Dretch tenía en sus capacidades de liderazgo se desvanecían como la bruma.
Por otro lado, pese a que Shintaro se había ganado mediante sus acciones el beneficio de la duda, aquello no enmascaraba el hecho de que le había mentido. Él mismo se había asegurado de que le hicieran un hueco en la agencia. Había puesto la mano en el fuego por el peliverde y, si tras aquella misión suicida lograban salir con vida, tenía serias dudas sobre el futuro de ambos. En última instancia, él era el responsable de la incorporación de Shintaro en la Karasu y, cualquier sanción aplicada sobre Shintaro, le salpicaría de alguna u otra forma.
Por ultimo estaba Taylor, la muchacha de rostro angelical e ideas diabólicas. Nada, absolutamente nada de lo que sabía sobre ella tenía ningún sentido. A diferencia de los otros dos agentes, no había mostrado ningún síntoma de deslealtad, pero tenía un peculiar sentido para hallar el peligro y exponerse a él sin demasiados miramientos. Desde su fallida misión en la Isla de Dawn, el norteño no paraba de sospechar que la joven trataba de compensar de alguna forma su inexperiencia con una generosa dosis temeridad. Apenas llevaba unas semanas en la agencia y ya había hecho suficientes méritos para opositar a cadáver del año: había eludido una orden directa de no presentarse voluntaria, entablado conversación con un yonkou, cargado con él y con una enorme metralleta a ciegas por una escalera y, por último, eludido una misteriosa habitación repleta de gases alucinógenos. Su imprudencia escalaba por momentos y, como experto en el campo de la imprudencia, sentía verdadero pavor.
Al retirar la vista del reloj, se percató de que la pelirrosa se le acercaba con el ceño fruncido. Cuando abrió la boca, los reproches comenzaron a salir de ella en ráfagas cortas y letales. Al parecer se había expuesto al gas por lo que ella creía que era una buena causa. El problema era que, la mayoría de errores, se cometían por buenas causas. Sin embargo, pese a que no estaba de acuerdo, sabía perfectamente que nada de lo que dijera le haría cambiar de opinión. Si al menos el tuviese la capacidad mágica de Giotto y Shintaro para “ver” personas, apenas le supondría un problema estar más atento de los pasos de la iniciada. Pero tan solo disponía de su vista y esta no era precisamente su mayor virtud.
Mientras hablaban, la puerta que daba acceso a las escaleras del piso superior se abrió. Una fugaz sonrisa se dibujó en el rostro del agente al contemplar como, por primera vez desde que posaron un pie en la aguja, pasaban literalmente por encima de una de las pruebas de los secuaces de Krauser. Acompañado por Kenzo, Eric y el resto de marines; Dretch se dirigió hacia la puerta que daba acceso al piso superior. Sin embargo, Fitzgerald se dio casi literalmente con la puerta en las narices. Ella, al igual que el escandaloso Hombre-sirope y Tipoduro-chan, se quedaron atrás junto a un extraño sequito de esqueletos. Al parecer, ellos también debían de superar la prueba.
Por su parte, tanto Eric como el resto de marines no tenían ninguna necesidad de esperar a Taylor y, como bien había repetido ya muchas veces el agente, la prioridad era la misión. Sin que ninguno acordara previamente sus partes, Zor-El se aproximó hacia él con un mapa en la mano para darle su nueva hoja de ruta.
- Me debo a los míos, en menos de lo que crees estaremos ahí arriba – le respondió, asintiendo con su cabeza mientras trataba de memorizar las coordenadas que el shandian le había mostrado. Tras aquello, esperaría pacientemente a que la puerta se abriese una vez más.
Tuvo que quedarse callado para no proferir un exabrupto. De todo lo que había dicho a aquellos mocosos, lo único que había logrado hacer un mínimo de mella en sus duras molleras era lo que ellos habían asumido erróneamente como un chiste de "tu madre", aunque cabía la posibilidad de que la extraña retahíla de Bleyd Master fuese la responsable de ello. En cualquier caso, dejó que un sobrio y por fin en plenas facultades Arthur Silverwing se hiciese cargo de la situación, lo que resultó a todas luces en un plan de acción directo, cuanto menos. El Oficial Disciplinario reventó el cristal de un poderoso golpe, una acción que aunque en las películas resultaba sumamente sencillo en la realidad era bastante menos divertido de lo que podía llegar a parecer. Uno de los cristales saló hacia la frente del contraalmirante, que apenas pareció inmutarse con ello, y todos entraron en la estancia que segundos antes pisaban los dos dragones y su séquito.
-Bueno, vamos a ver -dijo, viendo a un par de Crimson Wolves y alguna gente que no conocía-. Tenemos mucho trabajo por delante y vamos con retraso. Cuanto antes terminemos, antes podremos ir a nuestras hamacas. Mostradle lo que tenéis.
Al tenía un plan. Enfundó a Fuego con cuidado y mimo, sacando Oro de Luna en su lugar. Comenzó a tocar el violín con esmero, dejando que su corazón se fundiese con cada uno de los acordes que sus dedos iban marcando mientras el arco frotaba lentamente, con poca intensidad. Tocó con delicadeza, con la victoria en mente y con el invierno en los oídos: Se trataba de una de las estaciones que, irónicamente, siempre le había gustado más en su carácter sinfónico. El sonido del viento, la fanfarria de las ramas azotadas y la nieve en los caminos se abría paso ante un juez que no sabía si era humano o máquina. Pero no importaba.
Una vez la puerta se abriese, una vez la mampara le dejase pasar, antes podría congelar para siempre ese artilugio. Y así lo intentaría, una vez el cristal se retrajese, el hielo comenzaría a infiltrarse por los quicios y ranuras de la puerta: Primero atascándola, pero luego como toda enfermedad, llegando hasta el tuétano de la maquinaria, bloqueándola por completo. Y de funcionar, que esperaba que así fuese, todos podrían avanzar de una.
-Bueno, vamos a ver -dijo, viendo a un par de Crimson Wolves y alguna gente que no conocía-. Tenemos mucho trabajo por delante y vamos con retraso. Cuanto antes terminemos, antes podremos ir a nuestras hamacas. Mostradle lo que tenéis.
Al tenía un plan. Enfundó a Fuego con cuidado y mimo, sacando Oro de Luna en su lugar. Comenzó a tocar el violín con esmero, dejando que su corazón se fundiese con cada uno de los acordes que sus dedos iban marcando mientras el arco frotaba lentamente, con poca intensidad. Tocó con delicadeza, con la victoria en mente y con el invierno en los oídos: Se trataba de una de las estaciones que, irónicamente, siempre le había gustado más en su carácter sinfónico. El sonido del viento, la fanfarria de las ramas azotadas y la nieve en los caminos se abría paso ante un juez que no sabía si era humano o máquina. Pero no importaba.
Una vez la puerta se abriese, una vez la mampara le dejase pasar, antes podría congelar para siempre ese artilugio. Y así lo intentaría, una vez el cristal se retrajese, el hielo comenzaría a infiltrarse por los quicios y ranuras de la puerta: Primero atascándola, pero luego como toda enfermedad, llegando hasta el tuétano de la maquinaria, bloqueándola por completo. Y de funcionar, que esperaba que así fuese, todos podrían avanzar de una.
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