La gran noche [Capítulo]

De alguna forma había llegado a un escenario que parecía ser el principal de todo aquello. Con la estructura casi destruida y tambaleándose peligrosamente. El lugar estaba repleto de gente poderosa de todas las facciones, pude reconocer a unos cuantos y el cuerpo de alguien en el suelo, que si no lo veía mal era el autoproclamado líder de la revolución.

-Bueno, pues parece que ya ha terminado todo – dije dándome la vuelta para comenzar el regreso a la base.

Pero aquello no sucedió, un tal agente del gobierno Thanwe, decidió seguir montando bulla en el lugar. “Vamos a ver, ¿no creéis que ya hemos tenido suficiente con todo lo de esta noche?” dije hacia una pared donde no había nadie como si hubiese alguien. El supuesto agente decía dejar de ser del gobierno y además independizaba la isla de Water Seven del Gobierno. “Desde luego hay gente que no sabe hacer las cosas, y además tampoco las piensa, pero bueno, buscadores de fama hay en todos sitios y siempre quieren llamar la atención de alguna manera” dije de nuevo hacia el mismo sitio.

-Veamos huevino, – llamé al agente haciendo referencia a su calvicie – es tarde, estamos cansado y tenemos ganas de ir a dormir, ¿podrías dar por culo con tus bromitas otro día? Creo que no tenemos muchas ganas de seguir con esto ninguno, en un par de días si quieres lo vuelves a decir y ya se habla y te metemos en prisión, ¿De acuerdo?

Habían hablado a la vez un montón más de personas, entre ellas Arthur y el capitán, quienes pude detectar un tono de irritación hacia aquel momento tan absurdo y molesto que había surgido. El capitán le dio una pequeña tregua, pero estaba seguro de que nos iba a dar problemas en poco tiempo aquella lúcida cabeza que reflectaba la luz.

El marine que había acabado tan mal tras el combate y su subordinado al que había saltado la mata de pelo extraño decidieron comenzar su retirada, aunque realmente me pareció que se dirigían al lugar donde se encontraban todos los peces gordos del mundo, o esa era la impresión que me daba al sentir las presencias de los alrededores.

-Llévatelo si quieres, pero quiero que prometas que cuando Dexter quiera se le permitirá una visitar a Krauser para que hable con él, sin trucos ni trampas. – le dije antes de que se marchase – En un barco, nada de hacernos ir a la prisión, no me fio de vosotros.

Añadí eso último tras recordar el rescate del mapache hacía ya tanto tiempo. Si el marine era honorable como decía ser, haría lo que le decía, por mi parte había cumplido y para él debía de ser suficiente. Tras ver como se alejaban no me retenía nada allí, si el Dexter no necesitaba ayuda era el momento de largarse de allí dado que todo había terminado.

-Capitán, aquí parece que todo ha terminado, siento que no haya podido hablar ahora con Krauser, se lo llevarán los marines a prisión, pero ya el he dicho al tipo que se lo lleva que deberá dejar hables con Krauser cuando quieras y en un lugar en donde no puedan hacernos una trampa.

Volví a la forma humana y usando las corrientes de aire comencé a levitar y pasé a volar hacia El Ojo, no había hecho demasiado, o así me sentía. Solo quedaba escotar a Dexter a casa.

Durante mi embiste me dejé llevar por el instinto animal que anidaba en lo más profundo de mi ser. Ese que solo aparecía cuando me dejaba llevar durante una de mis transformaciones y que conseguía nublarme los sentidos hasta que la sangre bañaba mi cuerpo, por lo que tras abalanzarme sobre mi camaleónico enemigo perdí el norte hasta que caímos al suelo y sentí como su sangre salpicaba mi rostro semi humano.

Me levanté de encima suya con la respiración agitada y la mente turbia. Mis instintos me empujaban a seguir machacándolo hasta formar con su cara un cuadro que ni siquiera Follock hubiese podido crear, mientras mi raciocinio normal me decía que ya bastaba, que era hora de prestarle atención una vez más a mi alrededor y que dejase marchar mi transformación una vez más.

Durante mi combate se había desatado la hecatombe a mi alrededor y prácticamente la torre se encontraba derruida. El ruido de los cascotes junto a los gritos de mi alrededor me indicaban que todo estaba apunto de acabar... Por lo que cabreo volvió en mí. Me había jugado la vida para nada, atravesando múltiples acertijos chorras y detenido por contrincantes mediocres que habían conseguido parar mis deseos de saqueo.

-¡Hijo de perra! - dije malhumorado tras lanzarle un escupitajo al decrépito cuerpo del reptil. -¡Por tu culpa y la de tus amiguitos no he conseguido nada! - seguí dejándome llevar por el mal humor mientras me acercaba a mi arma que se encontraba aún clavada en el suelo. -Me has obligado a luchar como un bárbaro... ¿¡Y todo para qué!? - proseguí volviendo a su lado ya con arma en mano. - ¡Para nada, malnacido! - sentencié mientras levantaba mi arma con intención de decapitar al enorme camaleón... Pero entonces una vez la torre tembló y una nueva lluvia de escombros comenzó a llover sobre nosotros.

Me vi obligado a dejar a mi enemigo allí tendido mientras me alejaba de la zona más catastrófica, alejando a los malos demonios mientras me obligaba a pensar en una forma de salir de la torre. Durante la batalla de Gray Rock tuve la suerte de tomar prestado uno de los helicópteros de la revolución, mientras que en Síderos me mantuve junto a Arribor para poder marcharme de allí sin problemas... Cuanto tiempo había pasado ya desde entonces, aunque no era momento de recordar viejas batallas, ya que no hacía falta ser arquitecto para ver como la estructura no aguantaría mucho rato más. No quería acabar sepultado en el mal bajo toneladas de roca, por lo que comencé a recitar la tabla del ocho en busca de serenar mi mente. Era un truco que me funcionaba desde pequeño, el cual no pude poner en práctica durante mucho tiempo puesto que noté un temblor en mis pantalones que me cortó cuando iba por ocho por cinco.

Se me había olvidado que la estúpida morsa me acompañaba. Se hubiese dado cuenta antes quizás la hubiese usado como distracción o señuelo durante mi combate, pero ahora me alegraba de no haberlo hecho. No porque la tuviese mucho aprecio... Sino porque iba a ser mi billete de salida.

-Frank, ven aquí pequeña... Prometo que no te voy a hacer nada - comencé modulando mi voz para que no se sobresaltara con el caos que había a nuestro alrededor. -¿Quieres algo de comer? ¿Sí? Pues busca al lerdo de tu amo, corre - apremié mientras la atosigaba para que empezase a moverse.

Cualquiera que me viese pensaría que estaba loco, pero ya había visto antes como la aberrante morsa conseguía hazañas similares, por lo que tras unos segundos mirando hacia todos lados comenzó a andar y no dudé en seguirla. Tras unos minutos angustiosos esquivando cadáveres y piedras más grandes que un humano vi a la lejanía la inconfundible figura de mi capitán. Se encontraba sobrevolando la estructura semi derruida en una de sus plataformas de sangre.

-Al fin un poco de buena suerte - pensé mientras daba un capón a Franklyn para que volviese a su concha. -Así me gusta - premié a la morsa mientras la guardaba de nuevo la concha en mis maltrechos pantalones.

No dudé ni un segundo y eché a correr, guardando mi arma en su preciosa tsuba para no perderla mientras me centraba en coger todo el impulso posible.

-¡Banzai! - grité mientras volaba por los aires hasta que caí de forma abrupta sobre la plataforma. - Espero que tú al menos te hayas divertido... Porque lo que es yo, para nada - comenté al tuerto una vez me acomodé a su lado. -Por cierto, aquí tienes tu bicho. Vámonos de esta pérdida de tiempo - terminé mientras le tendía el dial en el que se transformaba Franklyn.

Resumen:

—Despierta, grandullón —dijo la vampiresa a la par que limpiaba la sangre de su estoque.

Tras enfundar su arma se acercó al brazo del gigante, que empezaba a despertarse, y le quitó las agujas que tenía clavadas, lanzándolas lejos. El monstruo no tardó en ponerse de pie y la vampiresa en subirse de nuevo a su espalda. Ya no detectaba el olor del rubio, ni tan siquiera el del hombre hecho de sangre. Maldijo al aire y ordenó al gigante darse media vuelta y volver atrás. Recularon sus pasos dados hasta ahora, a toda prisa y esquivando los trozos de piedra que caían de la estructura derrumbándose. El objetivo era salir de la aguja y volver a los barcos que los habían llevado hasta allí.

La joven se movía de hombro en hombro, esquivando los trozos pequeños de piedra que golpeaban en la tosca piel del semigigante sin hacerle apenas daño. Finalmente, consiguieron salir de la aguja saltando enseguida al barco que sus hombres habían traído y puesto allí expresamente para salir de ese lugar. En cuanto bajó del gigante y pisó cubierta empezó directamente a dar órdenes para marcharse de allí, sin dejar de pensar en como podría localizar a su príncipe encantador.

Hay quien dice que nunca es tarde para renacer de los escombros, de sobreponerse a una situación crítica y salir reforzado de la misma. Sin embargo, aquello iba más allá de lo estrictamente metafórico. Ya era la cuarta pared que se caía sobre el maltrecho shandian y sus involuntarios secuaces. Ya había perdido la cuenta de los cortes y golpes recibidos. Envenenado con la ambición de volver a ver el rostro de su hermano Eric, el benjamín de los Zor-El salía una y otra vez de entre los cascotes sin importar la gravedad de sus heridas y las de sus compañeros. A cada tabique derribado, a cada techo desprendido, a cada turba de gente que bloqueaba su camino…. El guerrillero avanzaba dando buena cuenta del precio que suponía interponerse entre él y su objetivo. Ya no había optimismo en su rostro. Habían pasado ya varias horas desde su entrada en la colosal aguja, horas de angustia y frustración que le habían alterado las suaves facciones de su rostro y su cuerpo para dar paso al reflejo de la dureza de un corazón rebosante de odio. Los ojos le brillaban con el espíritu de determinación corrosiva que había extinguido cualquier otra chispa de su ser. Con tal solo observar las facciones del shandian, cualquiera podría haber logrado contemplar un leve atisbo de lo retorcida que se había vuelto su alma a medida que la esperanza de encontrar a su hermano en la estructura se desvanecía.

Retirando una enorme roca, la cual había caído sobre su pie tras el último desprendimiento, haciendo un movimiento de palanca con su lanza, el revolucionario se deshizo del último de los escombros de la que suponía que era la quinta pared que se le había venido literalmente encima sobre él durante la noche. Fatigado, Ummak abrió los ojos, respirando una bocanada profunda de aire enrarecido. La mortecina luz de un nuevo amanecer le quemaba las retinas, pero logró acostumbrarse. Se incorporó impulsado por un resorte. Trato de barrer con su vista los alrededores en busca de Eskion hijo de Eskeón y de Beaver, la extraña rata chillona alérgica al queso. Al parecer hacía rato que lo había dejado atrás al mostrarse estos incapaces de seguirle el ritmo. No le extrañaba, a fin de cuentas, eran gentes del Gran Azul y habían obrado por encima de sus posibilidades. Quizás les había exigido demasiado, pero ¿Qué era demasiado cuando el destino de su tribu estaba en sus manos? De haber tenido veinte de aquellos enclenques, habría sacrificado hasta el último de ellos sin ningún remordimiento por lograr tan solo contemplar por un breve instante la sombra de Eric. Aquella no era su guerra, ni aquella gente su familia por mucho que usasen las palabras “camarada” o “hermano” para llamarse los unos a los otros.

Un intenso olor a humedad y salitre inundo sus fosas nasales mientras que trepaba una enorme pila de escombros. Llevaba toda la noche avanzando sin descanso, sin retroceder, sin dudar. No tenía ni idea de cuantos pisos había ascendido, ni de la distancia recorrida. Pero si estaba seguro de una cosa, fuera lo que fuera que hubiese tras aquella montaña de escombros, debía de tratarse sin duda de la escalera que daba acceso al sexto piso. No tenía ni idea de si Eric había avanzado tanto como él, pero como no se lo había encontrado por el camino y sabía que él jamás huiría como un cobarde, se obligó a avanzar una última vez.

Liberando un gruñido, se levantó y se acercó veloz hacia uno de los escombros, pateándolo hasta hundir sus pies entre las rocas caídas, agrietando las pequeñas piedrecitas de su alrededor como una sucesión de fichas de dominó. Sin embargo, aquello que encontró le anuló por completo.

Los restos derruidos de lo que otra fuera una gran estancia yacía frente a él. El techo, que en el pasado había sido de varios metros de altura, había colapsado por completo y dejaba a la vista todo un intrincado laberinto de niveles superiores a cada cual más enrevesado. Algunas de las paredes habían sobrevivido al envite de los temblores y sobre el suelo descansaba todo un batiburrillo de desechos. Escombros, maletones de música, extrañas cajas de altavoces, telarañas e incluso los restos de lo que hacía unas horas había sido una colosal araña metálica. Tras horas y horas de agotador avance, había dado una vuelta en círculo para acabar nuevamente en la entrada.

Sus venas palpitaban con tal fuerza que podía sentir como estas silbaban en sus sienes y su frente estaba sudorosa como si se hubiese pasado la noche forjando níquel a golpe de martillo con un fuego ridículamente insuficiente. Permaneció un largo tiempo absorto en una muda contemplación y, cuanto más miraba aquella sala menos podía creerse que los dioses se hubiesen mofado de tal manera de él. De pronto sintió como una ira contenida más allá de lo irracional se apoderaba de su control y amenazaba con acabar con la poca cordura que le quedaba al pequeño de los Zor-El. Finalmente reaccionó, trató de partir en por la mitad el Kamihageshii, la lanza ancestral de su familia, con un espontaneo rodillazo, pero tan solo consiguió lastimarse y enfadarse todavía más. Frustrado, dejo caer el arma de sus manos mientras que las palmas de estas sangraban debido a que se estaba clavando inconsciente las uñas sobre ellas, mientras rasgaba sus cuerdas vocales profiriendo un grito roto. La expresión del dolor, que por tanto tiempo había lacerado su corazón, finalmente se había liberado en un grito de necesidad. Un grito que clamaba a los cuatro vientos una única cosa. Una maldita escalera.

Miró a su alrededor a su alrededor en busca de algo o alguien con quien pagar su frustración, pero no había absolutamente nadie. Entonces lo recordó. Él había llegado hasta allí a través de una bahía en la cual había una buena cantidad de buques de la marina anclados en hilera. Rabioso como un animal, Ummak emprendería una última carrera hacia el embarcadero en busca de uno de aquellos navíos para encontrar a alguien que pudiera pagar los platos rotos.

resumen:

Las aguas se calman y sale el sol. Marines y agentes del gobierno se encargan de inspeccionar los escombros y lo que queda de la aguja en el West Blue. Sacan algunos cadáveres o rescatan algunos heridos rezagados. Las agujas de los otros mares cardinales fueron neutralizadas con éxito por miembros capaces, con sus propias dificultades. El ex-almirante Krauser Redfield ha sido derrotado y entregado a la marina para que pague por sus crímenes, así como el líder de la revolución ha sido neutralizado. El ejército revolucionario se retira, avergonzado por como su nombre ha sido manchado y decidiendo quien tomará las riendas a partir de ahora. El mundo, ya fuera de peligro, vuelve a estar en calma.

Muchas gracias a todos por participar. Como ya hemos dicho, valoramos el feedback, así que si tenéis alguna queja o pensáis que hay algo que podamos mejorar, podéis enviar un MP a cualquier miembro del staff y vuestra sugerencia será valorada. Esperamos que os lo hayáis pasado bien. Pasemos a lo que estáis esperando, el reparto de premios:

Todos los personajes se llevan una técnica de calidad genuina.

Las técnicas u objetos no concretados deberán ser pedidas y evaluadas en la ficha o en la sección de creaciones respectivamente.

Erik Carter:

Al Naion:

Giotto LeBlanc:

Galhard:

Zuko:

Eric Zor-el:

Dretch:

Kodama:

Scarlet F. Jones:

Kenzo Nakajima:

Taylor Fitzgerald:

Midorima Shintaro:

Ellie:

Simo Baker:

Iulio:

Hamlet:

Bizvan:

Jack Suzume:

Braudbrüthgael:

Kayn Blackthorn:

Liv L. Astrid:

Tobias Thorn:

Steve:

Jiren:

Arthur Silverwing:

Kai:

Osuka Sumisu:

Maki:

Julianna:

Annie:

Ummak Zor-El:

Dexter Black:

Alistar Reed:

Deathstroke:

Bleyd:

Rocket Raccoon:

Tenebrex:

Zay:

Luka Rooney:

Zane D. Kenshin:

Dijon:

Yuu Z. Blade:

Katharina:

Noximillien:

AEG:

Mist D. Spanner:

Marc Kiedis:

Therax Palatiard:

Yarmin Prince:

Vile Espectre:

Ellanora Volkihar:

William White:

Lisbeth Ardian:

Valar Morghul:

Zack Sucky:

Kaito Takumi:

Geralt Ichizake:

Lance Kashan:

Rose S. Alviss:

Arribor Neus:

Brynn:

Nailah:

Si alguien cree que merece algo que no ha sido dado como premio por algo que ha hecho en el capítulo, puede pedirlo como respuesta a este tema durante una semana (hasta el día 11). Del mismo modo, si creeis que merecéis un ascenso por algo hecho en este capítulo podéis defender vuestra posición y méritos por los que creeis que lo merecéis en el tema Petición de Ascensos.

Por último, aclarar que los usuarios con más de nivel 70, como está estipulado en las guías, reciben un 50% más de experiencia. Del mismo modo, los usuarios con más de nivel 100 reciben un 100% más de experiencia.

¡Muchas gracias a todo el mundo por participar! ¡Esperamos que lo hayáis pasado bien y nos vemos en el próximo capítulo!

Atentamente, el Staff de OPD

Pongo con respecto a "Si alguien cree que merece algo que no ha sido dado como premio por algo que ha hecho en el capítulo, puede pedirlo como respuesta a este tema durante una semana (hasta el día 11)" la espada esta de diales acuática del gyojin de color y, por supuesto, el cogollo de la lechuga del acertijo de la oveja, que resembraré (Quien sabe, a lo mejor es un ingrediente de calidad infrecuente)(Sé que va a ser un puto cogollo normal, pero por las risas, y por si cuela)

Muchas gracias por el cap =D. Aunque lo cierto es que no sé qué porqué el Técnica de psicólogo xD (Supongo que induciré a la gente a suicidarse o algo).

El Sulong estaría genial como premio también, aunque fuera en calidad de despertado aunque sea. Posteriormente podía ser entrenado para controlarlo bien. Pero si no no pasa nada.

Gracias por este capítulo y nos vemos en el siguiente jaja saludos

Veamos:

Kaito, te llevas tanto el cogollo como la espada.

Zay, todos los mink tienen de base el Sulong 'despertado', ya que se les activa automaticamente al estar expuestos a la luna llena. Deberás entrenarlo para conseguir dominarlo, eso sí.

No sé si es por algún fallo o está bien, pero durante el capítulo no he intentado entrenar ningún kempo, sin embargo, sí intenté entrenar una técnica. Me preguntaba si podía cambiar el kempo por la técnica, ya que on-rol tendría más sentido.

No habría problema en cambiarla por la técnica que pides. Esta sería mítica.

Buenas, vengo a ver si es posible que aparte de despertar el haki de armadura también pueda despertar el mantra. ¿Que es una tiradora sin haki de observación? (???)

No puedes despertar ambos hakis como premio del capítulo, sin embargo, podemos darte la opción de cambiar el haki a despertar. Es decir, que tú decides si mantenerlo como está y despertar Haki de Armadura o cambiarlo y despertar Haki de Observación.

En ese caso solicito el cambio a observación, pues.

¿Qué tal despertar Haki de Observación por los combates con Haniri (la espadachina albina) y AB/CD, en los que Vile trató de predecir las trayectorias de sus contrincantes?

¿Podría obtener un tier de Haki de Armadura (o una potenciación pasiva de fuerza por haber logrado abollar (y casi destruir) el cuerpo del oso metálico?

Además, ¿sería posible obtener una técnica extra relacionada con ondas de choque a quemarropa (muy corta distancia), algo que repetí en varias ocasiones durante el mismo combate?

Me he dejado caer por aquí para preguntar una cosilla… Dado que he usado el mantra y el haki del rey en diversas partes del evento, quizá demasiadas para contarlas, así como en el combate contra Krauser y Brownie… Me preguntaba si era posible levearlos hasta lo equivalente en mi nivel. Sería subir un tier en mantra (del tier 11 al tier 12) y dos tiers en el haki del rey (del tier 6 al tier 8).

Un saludo

Sobre lo que comenta el compañero D Kenshin en el post anterior yo también tenía pensado preguntar. En mi combate contra el "Espectro" usé a menudo tanto el Mantra como el Haki de Armadura contra un enemigo de mayor nivel que yo y, probablemente con mayor nivel de ambos Hakis. Por lo tanto solicito subir un rango en cada uno de ellos (ambos quedarían en rango 10).

Un saludo y muchas gracias.

Me uno al carro de solicitar un nivel de ambos hakis por el uso dado en los diversos combates del evento.

Vile Spectre: Concedido, despiertas el haki de Observación
Hamlet: Lo siento, pero se ha deliberado que lo hecho en el capítulo no amerita esas cosas.
Iulio: Te llevas una medalla al mérito por hundir el barco de criminales y una condecoración por acto heroico por liberar a esa gente.
Zane: Si bien combatiste contra Krauser y Brownie, no fue una situación en la que te superaban enormemente en Haki y te vieses obligado a intentar superarles. No lo amerita, lo siento.
AEG93 Puedes elegir uno de ambos hakis y subir un rango en este.
Luka: Puedes elegir uno de ambos hakis y subir un rango en este.

Y ya se cierra el tema, habiendo pasado el plazo dado. De nuevo, ¡Muchas gracias por participar!