Ryuichi Ichiban
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Rara vez se distraía del escenario de combate, sin embargo... El hecho de que de golpe el cielo se iluminase captó su atención. Una estela atravesó el cielo, como si lo hubiera roto, haciendo un poderoso estruendo. En algún lugar, muy lejos de allí, impactó. Sin embargo, a pesar de su lejanía, pudo notarse el impacto bajo sus pies. Apretó los dientes. ¿Qué clase de infierno había decidido desatar Krom sobre la tierra? ¿Se acercaba la profetizada gran batalla que terminará con toda la vida en el mundo? No, nada en la profecía indicaba que el cielo se partiría en dos.
—Espero que tengas la mente en buen sitio, Krom... Que te den si no es así —susurró para si mismo.
La nieve, aunque esa vez era extraña y distinta a la que había visto hasta ahora, empezó a caer. Allí estaba Roland, combatiendo. La bestia que habían visto había quedado quieta y allí estaba Abigail, haciendo lo suyo. Se sintió inútil. Tenía la espalda llena de púas que dificultaban sus movimientos. Apretó los dientes, mirando a todas partes.
—¡MÉDICO! —gritó. Era algo que había oído gritar a más de un herido en mitad del campo de batalla —¡QUE ALGUIEN ME QUITE ESTAS MIERDAS DE LA ESPALDA, JODER!
—Espero que tengas la mente en buen sitio, Krom... Que te den si no es así —susurró para si mismo.
La nieve, aunque esa vez era extraña y distinta a la que había visto hasta ahora, empezó a caer. Allí estaba Roland, combatiendo. La bestia que habían visto había quedado quieta y allí estaba Abigail, haciendo lo suyo. Se sintió inútil. Tenía la espalda llena de púas que dificultaban sus movimientos. Apretó los dientes, mirando a todas partes.
—¡MÉDICO! —gritó. Era algo que había oído gritar a más de un herido en mitad del campo de batalla —¡QUE ALGUIEN ME QUITE ESTAS MIERDAS DE LA ESPALDA, JODER!
- Resumen:
- Llamar a alguien que me saque las púas, que esta feo
Bizvan
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El marine se encargó de las quemaduras y otros daños que los soldados presentaban, lamentablemente los materiales con los cuales solía viajar no eran los suficientes para llevar a cabo un trabajo al cien por ciento, sin embargo debería ser suficiente para evitar inconvenientes futuros.
Al acabar con ese pequeño trabajo, Bizvan se dió un momento para relajarse, en cualquier momento llegarían a tierra firme, pero ello no quería decir que el combate hubiera terminado, por el contrario, era probable que en cuanto desembarcaran se vieran en la necesidad de unirse a la batalla. En el peor de los casos serían atacados incluso antes de poder llegar a tierra, fuese cual fuese el caso no había más opciones que esperar. Por tanto este era el mejor momento para tomar un respiro y cerrar un poco los ojos.
Más pronto que tarde el navío llegó a la costa, donde fueron recibidos por aliados y puestos al día con lo sucedido. El espadachín respiró aliviado al escuchar que las comunicaciones nuevamente se encontraban disponibles. Por la mente del joven comenzaron a pasar diferentes personas a las cuales intentar contactar para pedir refuerzos, no obstante no había garantía de que estos lograran desplazarse a tiempo.
Tras pensarlo un poco, Bizvan optó por llamar a cada superior que conocía (los cuales no eran muchos) para informar de la situación en la que se encontraba el reino, aún si estos no podían brindar ayuda directa bien podrían ponerse en contacto con conocidos y de esa forma encontrar a alguien que fuese capaz de brindar apoyo.
Con eso hecho solo quedaba el tema del combate en la playa, a primera vista parecía que ambos bandos se encontraban en un punto medio, sin embargo la opinión de los soldados era que los piratas seguían encontrando la forma de avanzar.
Unirse a la batalla sería lo más indicado, pero las quemaduras causadas podrían terminar siendo un inconveniente a largo plazo que podría generar inconvenientes en el cuerpo del moreno.
* Solo realicé atención básica en mis heridas, además de que hubo partes en las que no fui capaz de hacer algo… lo mejor será realizar un visita a la enfermería
Al acabar con ese pequeño trabajo, Bizvan se dió un momento para relajarse, en cualquier momento llegarían a tierra firme, pero ello no quería decir que el combate hubiera terminado, por el contrario, era probable que en cuanto desembarcaran se vieran en la necesidad de unirse a la batalla. En el peor de los casos serían atacados incluso antes de poder llegar a tierra, fuese cual fuese el caso no había más opciones que esperar. Por tanto este era el mejor momento para tomar un respiro y cerrar un poco los ojos.
Más pronto que tarde el navío llegó a la costa, donde fueron recibidos por aliados y puestos al día con lo sucedido. El espadachín respiró aliviado al escuchar que las comunicaciones nuevamente se encontraban disponibles. Por la mente del joven comenzaron a pasar diferentes personas a las cuales intentar contactar para pedir refuerzos, no obstante no había garantía de que estos lograran desplazarse a tiempo.
Tras pensarlo un poco, Bizvan optó por llamar a cada superior que conocía (los cuales no eran muchos) para informar de la situación en la que se encontraba el reino, aún si estos no podían brindar ayuda directa bien podrían ponerse en contacto con conocidos y de esa forma encontrar a alguien que fuese capaz de brindar apoyo.
Con eso hecho solo quedaba el tema del combate en la playa, a primera vista parecía que ambos bandos se encontraban en un punto medio, sin embargo la opinión de los soldados era que los piratas seguían encontrando la forma de avanzar.
Unirse a la batalla sería lo más indicado, pero las quemaduras causadas podrían terminar siendo un inconveniente a largo plazo que podría generar inconvenientes en el cuerpo del moreno.
* Solo realicé atención básica en mis heridas, además de que hubo partes en las que no fui capaz de hacer algo… lo mejor será realizar un visita a la enfermería
- Resumen:
- -Tratar de contactar con alguien para informar de la situación y pedir refuerzos si es posible.
-Visitar la enfermería para que sus heridas sean atendidas.
Claude von Appetit
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
- ¡Tú no eres un príncipe ni eres nada! -grito, a pesar de que los príncipes en realidad no existen-. ¿Qué es eso de que puedes prometer en nombre de tu reino pero no en el tuyo propio, sinvergüenza? Debería caérsete la cara a los pies por intentar embaucarnos con palabras finas cuando todo lo que dices son excusas para, pese a todo, no mancharte las manos. ¿Te crees que puedes engañar a los Fancy Cock Pirates? ¡Vergüenza debería darte! Ay, si tu madre levantara la cabeza y viera lo que ha hecho su hermano, o su primo, malcriando a semejante vástago...
Illje tiene razón. No podemos llevarnos a la princesa, o podría ser un peligro para el Nepo. Ese maldito oso se encariña con todo el mundo, y seguro que no tienen a la niña ni siquiera vacunada. No sé ni cómo he podido ser tan tonto; si aún tienen reyes y viven en castillos de piedra. Aun así, la explicación de la conejita es suficiente para hacerme entrar en mis cabales, y me planto de nuevo con el rostro bastante más sereno. Un simple Morty no es suficiente para hacerme perder mi buen humor.
- Te ayudaremos, pero solo porque no tenemos nada mejor que hacer hasta que pase el siguiente barco.
En realidad creo que en un mundo lleno de cosas interesantes que hacer hay una infinidad de cosas mejores que hacer en lugar de participar en una guerra, pero es que participar en una guerra es participar en una guerra. Y una guerra... Significa oro, fama y poder. Pero sobre todo significa fama, casi tanta como cambiarles la bandera. Haremos ambas cosas. Y... Bueno, puedo aceptar que Illje sea...
- Subgunda capitana. -Se me ha escapado, pero dicho queda. Al fin y al cabo, si no respetaba las jerarquías antes, ahora que ser segunda significa también ser última, no le va a gustar. Pero ser subgunda...- ¡Es gracioso porque nos vale a ambos!
Me río en lo que vamos subiendo por las escaleras, y voy sacando la bandera de mi morral. Está un poco manchada de moco de pulpo, pero eso en la distancia no se va a notar. Lo que sí se nota, no obstante, es la gigantesca bola de fuego y humo que se dirige hacia nosotros. Ah, no, solo se dirigía hacia algún punto de la tierra. Aun así, el terremoto llega y casi me caigo de culo, pero me mantengo en pie. Tengo una misión que cumplir. ¡Es hora de cambiar la bandera!
Miro por todas partes y, si soy capaz de llegar a ella, voy y la cambio.
Illje tiene razón. No podemos llevarnos a la princesa, o podría ser un peligro para el Nepo. Ese maldito oso se encariña con todo el mundo, y seguro que no tienen a la niña ni siquiera vacunada. No sé ni cómo he podido ser tan tonto; si aún tienen reyes y viven en castillos de piedra. Aun así, la explicación de la conejita es suficiente para hacerme entrar en mis cabales, y me planto de nuevo con el rostro bastante más sereno. Un simple Morty no es suficiente para hacerme perder mi buen humor.
- Te ayudaremos, pero solo porque no tenemos nada mejor que hacer hasta que pase el siguiente barco.
En realidad creo que en un mundo lleno de cosas interesantes que hacer hay una infinidad de cosas mejores que hacer en lugar de participar en una guerra, pero es que participar en una guerra es participar en una guerra. Y una guerra... Significa oro, fama y poder. Pero sobre todo significa fama, casi tanta como cambiarles la bandera. Haremos ambas cosas. Y... Bueno, puedo aceptar que Illje sea...
- Subgunda capitana. -Se me ha escapado, pero dicho queda. Al fin y al cabo, si no respetaba las jerarquías antes, ahora que ser segunda significa también ser última, no le va a gustar. Pero ser subgunda...- ¡Es gracioso porque nos vale a ambos!
Me río en lo que vamos subiendo por las escaleras, y voy sacando la bandera de mi morral. Está un poco manchada de moco de pulpo, pero eso en la distancia no se va a notar. Lo que sí se nota, no obstante, es la gigantesca bola de fuego y humo que se dirige hacia nosotros. Ah, no, solo se dirigía hacia algún punto de la tierra. Aun así, el terremoto llega y casi me caigo de culo, pero me mantengo en pie. Tengo una misión que cumplir. ¡Es hora de cambiar la bandera!
Miro por todas partes y, si soy capaz de llegar a ella, voy y la cambio.
- Resumen:
- Insultar a Morty e ir a cambiar la bandera.
Zira
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
La chica seguía a duras penas al grandote, de verdad le costó alcanzarlo, cuando lo hizo lo miró fijamente. –Maldito, me vas a dejar sin aliento. –Dijo la que casi nunca de cansa, prosiguió a seguirle el ritmo al pelirrojo, pero algo la detuvo, ¿Qué era? Simple, un brillo cegador que venía de los cielos, le costó bastante identificarlo, pero al final logró ver aquel gran meteorito y peor fue la explosión, que aturdió a ella, la media sorda. Largó un suspiro de alivio tras eso. –Casi me cago. –Balbuceó a la par que volvía a ponerse en movimiento.
La nieve negra no tardó en caer, Zira ponía las manos para que los copos choquen con ellas, los miraba con curiosidad, sabía que eran generados por la ceniza, se quedaba atontada viéndolos por el simple hecho de que le parecían lindos. –¿No te parece linda esta nieve? –Fue lo único que preguntó en el camino, a veces Zira podía parecer una chica normal, solo a veces.
No tardaron en llegar donde Freites, a chica se le quedó mirando, no esperaba encontrarlo tan herido, largó un silbido al verlo así. –Sí que te dieron duro, capi. –Le dijo con una sonrisa. Tras eso se volteó al escuchar al grandote mencionar a una tercera persona. Zira levantó los puños hacia la enmascarada. –Maldita sea, no me asustes así. –Se quejaría, pero terminaría por olvidarse de ello cuando el capitán le pidió información.
–Pues… descubrí algo preocupante, hay siete infiltrados entre nosotros, bueno, habían. Ya seis se retiraron, vi el rostro de ellos, pero al parecer hay un séptimo que sigue entre nosotros. El general de esos tipos va a dar la señal para un ataque pronto. –Explicó para luego terminar recordando otro detalle. –Ah y al parecer todos éstos tipos que enfrentaste fueron una distracción para que ellos pudieran llevar a cabo su plan sin ser descubiertos… no sé que mierda habrán hecho. –Le terminó de contar toda la información que recordaba.
Tras todas esas palabras, la muchacha recibió una recompensa de parte de su capitán, tomó esa arma entre sus manos. –Gracias capi~ Canturreó en agradecimiento al hombre para luego tomar su mano y subirse al ave. –Ah y ya le dije a Drukoff que reúna a toda nuestra tripulación. –Le informó nuevamente.
La nieve negra no tardó en caer, Zira ponía las manos para que los copos choquen con ellas, los miraba con curiosidad, sabía que eran generados por la ceniza, se quedaba atontada viéndolos por el simple hecho de que le parecían lindos. –¿No te parece linda esta nieve? –Fue lo único que preguntó en el camino, a veces Zira podía parecer una chica normal, solo a veces.
No tardaron en llegar donde Freites, a chica se le quedó mirando, no esperaba encontrarlo tan herido, largó un silbido al verlo así. –Sí que te dieron duro, capi. –Le dijo con una sonrisa. Tras eso se volteó al escuchar al grandote mencionar a una tercera persona. Zira levantó los puños hacia la enmascarada. –Maldita sea, no me asustes así. –Se quejaría, pero terminaría por olvidarse de ello cuando el capitán le pidió información.
–Pues… descubrí algo preocupante, hay siete infiltrados entre nosotros, bueno, habían. Ya seis se retiraron, vi el rostro de ellos, pero al parecer hay un séptimo que sigue entre nosotros. El general de esos tipos va a dar la señal para un ataque pronto. –Explicó para luego terminar recordando otro detalle. –Ah y al parecer todos éstos tipos que enfrentaste fueron una distracción para que ellos pudieran llevar a cabo su plan sin ser descubiertos… no sé que mierda habrán hecho. –Le terminó de contar toda la información que recordaba.
Tras todas esas palabras, la muchacha recibió una recompensa de parte de su capitán, tomó esa arma entre sus manos. –Gracias capi~ Canturreó en agradecimiento al hombre para luego tomar su mano y subirse al ave. –Ah y ya le dije a Drukoff que reúna a toda nuestra tripulación. –Le informó nuevamente.
- Resumen:
- -Zira le hace una pregunta simple a Theodor.
-Se puso en guardia con la enmascarada.
-Le informó de todo a Freites.
-Acertó la recompensa de Freites.
-Se subió al ave junto a su capitán.
Normas del capítulo:
- Se moderará los martes entre las 22:00 y las 23:59.
- No se puede postear los martes antes de la moderación.
- Hay un reloj que marca el tiempo restante. Cuando acaba los temas se cierran.
- Está prohibido metarrolear, powerrolear y demás actitudes tóxicas.
- A más riesgo, más premio.
- Como es tradición, el barco de Sons of Anarchy se hundirá en algún momento.
- Cada post debe ocupar entre 250 y 1.200 palabras. Si no se está en estos límites, el post podría ser ignorado.
- Es responsabilidad de un usuario comunicarse con la gente con la que interactúa.
- Si un post tiene más de 15 faltas ortográficas por párrafo podría ser ignorado.
- Hacer un resumen de acciones relevantes es obligatorio independientemente de la extensión.
- La ley del plot no es a prueba de idiotas.
Moderación:
- Abi, Braud y Roland:
- Abi, liberas una andanada sobre los piratas, así como lo hacen tus habitantes. Entre todos y los esfuerzos de los soldados de Sakura conseguís mantener a raya a los piratas que ahora han perdido su cobertura. Estos se repliegan dejando a los muertos y una gran cantidad de heridos atrás, la moral del ejército sube cuando ven que los han hecho retroceder, pero al poco os dais cuenta de que no es más que una pequeña victoria.
Los piratas retroceden y una gran pata negra se pone delante de los últimos disparos. La sombra de la gran bestia que los acompaña se cierne sobre vosotros y os dedica una mirada vacía con sus ojos negros. Varios de los cañones de la nave apuntan a las trincheras, desde esa altura es prácticamente un tiro al pato a unos soldados sin cobertura. Pero antes de que puedan descargar su mortal sava una lengua de llamas cae del cielo. Roland sobrevuela por encima de la bestia escupiendo fuego sobre todo el casco del barco que la cubre. Las llamas no tardan en extenderse y empezar a comer la madera, iniciando varios focos y liberando una columna de humo negro. Varios trozos de madera calcinada comienzan a caer sobre los piratas que tiene debajo y los gritos de estos comienzan a escucharse.
La bestia se distrae y por ahora no dispara, parece que las llamas han fastidiado las monturas de madera y no pueden apuntar bien, pero la masa negra que tiene debajo parece intacta. No parece que este alto el fuego dure mucho es hora de hacer algo al respecto.
Por cierto Braud los médicos, de haberlos seguramente estén colina arriba, tus gritos no hacen más que atraer a media docena de piratas que ven en tí una presa fácil y herida.
- Hazel, Raion y Kohaku:
- Y sea en barco o en submarino recorréis la distancia que os separa de la costa a un ritmo seguro. Durante el viaje Raion tiene tiempo de sobra de leer el diario que tiene entre manos. Por lo que puedes ver es un antiguo comodoro del reino de Balliwood, las razones por las que está ahí estarán más atrás a lo mejor, pero lo que te interesa está en las últimas semanas.
Al parecer llevan un tiempo ganándose la vida como mercenarios y hace mes y pico una mujer llamada Cecilia Payne contactó con ellos para contratar sus servicios. Desde el principio le pareció una oferta sospechosa, pues el carisma de aquella persona era algo peligroso y la falta de moral y disciplina presente en otras tripulaciones podía afectar a la relación con sus subordinados. De todas formas el dinero era el dinero y acabó aceptando. Formaron parte del plan de asedio y aislamiento de la isla de Sakura, y aceptaron a regañadientes instalar la antena en su barco, aunque con unas cuantas modificaciones propias acordes a su plan. En el diario expresa abiertamente su descontento con la operación y sospechas de que seguramente los desechen una vez acabe todo esto. Había preparado planes de escape y contingencia en caso de que tuvieran que luchar contra el reino, la marina y otros piratas, todos ellos descritos por encima aunque no hay espacio para poner detalles concretos (Seguramente por seguridad y temor a un espía infiltrado)
De todas formas lo interesante está hace una semana, cuando tuvo una conversación con el capitán de los piratas del Ciclo con quien hizo buenas migas. Se enteró de que el objetivo de toda la banda Keppler no eran las islas ni crear una serie de reinos piratas, tal y como les había dicho a las bandas que actuaban bajo su mando. Su objetivo era hacerse con un extraño material presente en un cuerpo celeste, un meteorito que caería sobre estas fechas. Las islas son sólamente posibles localizaciones sobre las cuales podría caer, es por eso que ninguno de los oficiales ha aparecido directamente en Sakura, aunque por lo que sospecha podrían haber acelerado el proceso de conquista. El resto son planes para hacerse con ese material y poder largarse o posibles personas con las que negociar para llevarse un precio justo por sus servicios y por ser usados como peones. Al llegar a puerto tu sabrás lo que hacer con esta información.
Entre tanto llegáis a puerto. Os informan de que han conseguido contactar con la marina y estos han enviado refuerzos de forma urgente. También os dicen donde está la batalla, la cosa es ¿iréis a pie… o en vuestro flamante barco nuevo? De escoger lo segundo el reino os proporcionará la tripulación necesaria para operar el barco plenamente durante esta operación.
- Bizvan:
- Te pones en contacto algunos superiores, estos ya han sido informados y te aseguran de que están moviendo los hilos para que un contingente de emergencia se dirija lo antes posible a la isla, no sólo eso, sino que se espera que tras este sigan llegando refuerzos de otras islas cercanas.
Llegas a la enfermería, están algo saturados, pero comparado con otras heridas las tuyas las pueden “parchear” rápidamente. No por algo la isla de Sakura es famosa por ser la casa de algunos de los mejores médicos del mundo. Te tratan las quemaduras y les ponen gasas con ungüentos que evitarán que se infecten y mejorarán la cicatrización, en otra situación quedarían marcas, pero te aseguran que con esto quedará la piel como nueva.
Tras eso te queda tiempo para ponerte en camino a la playa. Con dos de las antenas destruidas los aparatos y maquinaria pueden funcionar, por lo que no tardan en llevarte rápidamente. Te dejan cerca del campamento, a unas docenas de metros al otro lado de la colina donde se está librando la acción. Escuchas las voces, los gritos y los disparos de la guerra que se libra al lado, puedes oler la pólvora y el barro desde ahí. Llegas con los refuerzos de la isla y en las tiendas que hay cerca te ponen al día. Resisten gracias a la ayuda de los voluntarios, pero hay un problema. Te señalan una gran bestia que se eleva sobre las tropas enemigas, un gigantesco buey negro que tiene sobre el lomo lo que parece el casco de un barco del cual salen varios cañones (Ver moderaciones de Abi, Braud y Roland), un hombre lo está atacando desde lo alto con llamas y una mujer está manteniendo a raya a los piratas que intentan acercarse, pero no sabes si será sificiente contra la bestia.
- Freites y Zira:
- ¿Linda? Ese no es el término que usaría, pero uno no ve nevar negro a menudo, atesora este recuerdo. - Por lo general es bastante silencioso y no habla más que lo necesario.
Cuando Freites te da el arma lo primero que notas es que pesa. Es un machete de hoja gruesa y está bastante desbalanceado. Su cuerpo es sólido y romo, parece que el filo es meramente funcional y que el arma está hecha para romper defensas más que para cortar. Al final de la hoja hay un cilindro que apunta al lado contrario del filo, como su fuera un martillo, solo que la cabeza de este está hueca, quedando como una boca en el centro. Ahora que la coges puedes ver un pequeño botón al final del mango, a la altura del pulgar.
- La batalla en la playa sigue el curso que habíamos esperado, pero las fuerzas de la isla han conseguido desarticular la burbuja de comunicaciones que habíamos establecido. Esperamos que los refuerzos de la marina no tarden en llegar. - Comenta mientras os dáis la vuelta desandáis el camino hasta la playa donde está la flota. - Los detalles los sabe ella mejor, por ahora sólo puedo deciros que mi señora ha recibido un comunicado que indica que los planes han cambiado, necesita reunir una fuerza de los piratas más capaces de la flota y enviarlos junto con ella a una misión especial. El grueso de la flota se quedará en Sakura para continuar la guerra. Ella en persona ha seleccionado el nombre de tu banda, deberían estar orgullosos.
Al llegar podéis ver una enorme bestia negra en lo alto de la colina, la cual es el centro de la atención de las fuerzas enemigas. El frente está casi en lo alto, por lo que no debería haber problema a partir de ahora.
Si lo deseáis podéis venir sólo los dos, pero os recomiendo que toda la tripulación zarpe cuanto antes.
Si decidís ir tenéis un poco de tiempo para ultimar preparativos o preparar a la banda para zarpar. Podéis narrar el viaje hasta el barco de Cecilia D. Payne y llegaréis en el siguiente turno. Esto tomará tiempo, así que de tomar esta decisión tened en cuenta que los eventos de la isla pasarán a un ritmo diferente en cuando os valláis.
- Ilje y Claude:
- ¡Y pum, ya está aquí la guerra! Tremendo carajazo –con perdón de la expresión, y el vuestro si tenéis a bien dármelo- ha pegado lo que quiera que fuese esa cosa vete a saber dónde.
Volviendo al asunto que nos ocupa, el príncipe reacciona con estupefacción ante la explosión de ira de Claude. Dejando a un lado que quizás piense que necesite un poquito de ayuda especializada, lo cierto es que no os habéis topado con el más asertivo miembro de la realeza de Sakura. No replica con la soberbia que cabría esperar de alguien de su posición, sino que guarda silencio y deja que la nada se lleve la ofensa. ¡Morty podrá ser muchas cosas, pero no es un ofendidito!
Subís a la azotea, esta vez sí, sin ningún tipo de contratiempo. Como aliados temporales de la familia real de Sakura –lo que en cierto modo os convierte temporalmente en algo así como corsarios, si no me equivoco-, nadie os impide que subáis a ver el espectáculo de fuegos artificiales que se han estrellado bastante lejos y probablemente le hayan hecho pupa a alguien. Con semejante estruendo, todos los que se encuentran en palacio apartan la atención de vosotros, por lo que en el momento en que cambiáis la bandera nadie, absolutamente nadie en palacios se da cuenta. Pero no os preocupéis; más tarde o más temprano lo verán y sabrán que los Fancy Cocks Pirates son los nuevos soberanos de la isla.
A todo esto, desde la azotea, mientras cae la ceniza y el estruendo del meteorito continúa retumbando en vuestro interior, podéis divisar débilmente una actividad bastante intensa a lo lejos. Sin duda es la zona portuaria, y quizás el rey o la princesa estén en la zona –a fin de cuentas se supone que no están en palacio y no habéis podido hablar con ellos por encontrarse en lugares como ése, ¿no?-.
Por otro lado, os habéis comprometido –al menos en teoría- a ayudar a acabar con los disturbios del reino. ¿Se os ocurre un lugar mejor que ése para empezar? En caso de que optéis por dirigiros en esa dirección, llegaréis para contemplar cómo tres grandes barcos zarpan. A lo lejos puede verse cómo otros muchos lo han hecho antes, de forma que aún quedan un par en el puerto aguardando a que quienes los tripularán terminen de embarcar.
- Dregan:
- Bueno ¿Por donde empiezo? Tus últimas semanas están llenas de algunas lagunas que no desearías tener. Lo que sabes es que te acercaste estos barcos atraída por los rumores de una gran flota pirata que estaba siendo reunida por Cecilia D. Payne, un nombre que se estaba haciendo famoso en los mares los últimos meses. Supusiste que sería un buen sitio donde hacerte con algo de fama y conseguir gente que te siguiera. No te costó mucho entrar en uno de los barcos principales, los requisitos de reclutamiento eran bastante laxos, demasiado incluso. Inmediatamente te diste cuenta de una cosa, entre el jolgorio, la fiesta constante y la camaradería no sólo no os estaban diciendo nada importante de vuestro objetivo como flota, sino que estaban segregando de forma sistemática a aquellos que no tenían una banda o una bandera bajo la que refugiarse.
Dos semanas han pasado desde que vuestro barco llegó a las aguas de Sakura. Te has despertado hace poco por culpa de un estruendo. Cuando sales a la cubierta del galeón en el que estáis puedes ver que la mayoría de barcos se han ido, dejando sólo a unos pocos, entre ellos el vuestro, a hacer de guardia al barco principal en el que está Payne. Una estela de humo negro cruza el cielo de lado a lado del horizonte y varias columnas de humo se elevan sobre las costas de la isla. Al lado del timón se encuentra Alexander Cawl, el capitán que han designado para dar órdenes en vuestro navío, aunque por ahora sólo te parece un borracho que no da palo al agua mientras espera que le den más órdenes fáciles. Tienes la sensación de que os mantiene contentos para que no os hagáis más preguntas de las necesarias y a veces el ambiente que genera hace que te dejes llevar. Pero ya van muchos días sin ser productivos y algunos de los más avispados empiezan a sospechar. El capitán Cawl tiene un den den mushi en la mano, está hablando con alguien, aunque llegas a mitad de la conversación.
- Esta no era la isla. Procedemos como planeamos. - Comenta una voz que no reconoces al otro lado de la línea.
- Entendido. Lo prepararé todo para ponernos en marcha. - Contesta con una voz más seria de la que recuerdas.
- ¿Crees que están listos? - Pregunta la voz.
- Creo que todavía no sospechan nada, pero no sería bueno prolongar la situación más de lo necesario, lo último que queremos es un motín.
- Bien, comienza los preparativos, iré personalmente en unos minutos.
La llamada termina y el capitán guarda el den den mushi en su bolsillo. Se da la vuelta y se dirige hacia donde estabas escuchando, todavía parece no haberte visto ¿Qué harás?
Kohaku Sato
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Los cazadores no tenían muy claro como continuar con su empresa. Por un lado, Hazel quería ir en el submarino, ya que le había encantado aquella máquina. Cada vez que hablaba de él sus ojos se iluminaban como los de un niño con un juguete nuevo, así que la opción de dejarlo varado no entraba entre los planes. Mientras que Raion, por su parte, se mantenía completamente neutral al respecto, aunque no parecía muy a favor de meterse en un vehículo bajo el mar siendo un usuario de fruta del diablo. Por otro lado, Kohaku prefería ir en barco, veía el submarino como algo incómodo, dado que tenía que ir algo encorvado. Eso sin tener en cuenta que sentir el aire en su rostro a medida que avanzaba era algo que le gustaba.
Finalmente, con ayuda de los miembros del reino, pudieron poner a remolque el submarino, colocándolo de nuevo en su lugar de origen para así, de esa forma, avanzar hacia el siguiente punto con los dos —tanto el submarino como el barco—.
Mientras estaban de camino, el mink le contó la información que había obtenido del diario de a bordo del capitán. Lo curioso era que una banda desconocida para él, de nombre Keppler, buscaba un material que debía caer del espacio exterior.
—¿Creéis que está relacionado la sacudida tan grande que ha habido con ese meteorito? —preguntó en voz alta a sus compañeros—. Porque yo creo que sí.
Pasado un rato de conversación, el barco llegó al puerto y allí Kohaku decidió quedarse en él e ir por mar a la batalla. El reino, nuevamente, les ofreció tripulantes para manejar el navío correctamente durante el siguiente abordaje, y cuando sus compañeros decidieran que hacer se pondría en marcha.
Finalmente, con ayuda de los miembros del reino, pudieron poner a remolque el submarino, colocándolo de nuevo en su lugar de origen para así, de esa forma, avanzar hacia el siguiente punto con los dos —tanto el submarino como el barco—.
Mientras estaban de camino, el mink le contó la información que había obtenido del diario de a bordo del capitán. Lo curioso era que una banda desconocida para él, de nombre Keppler, buscaba un material que debía caer del espacio exterior.
—¿Creéis que está relacionado la sacudida tan grande que ha habido con ese meteorito? —preguntó en voz alta a sus compañeros—. Porque yo creo que sí.
Pasado un rato de conversación, el barco llegó al puerto y allí Kohaku decidió quedarse en él e ir por mar a la batalla. El reino, nuevamente, les ofreció tripulantes para manejar el navío correctamente durante el siguiente abordaje, y cuando sus compañeros decidieran que hacer se pondría en marcha.
- Resumen:
- Narrar cosas y decidir ir en barco siuuuh
Nayelis
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Nunca pensé que podía formar parte de algo tan grande como lo era aquella flota. Parecía que Cecilia D. Payne estaba preparando algo grande, y yo estaba entre los participantes de aquello como una tripulante más. Debía admitir que estaba algo nerviosa al ver a tanta gente en aquellos buques, y la cantidad de estos que había alrededor de nuestro navío.
No tenía ni idea del rumbo que íbamos a tomar, tampoco lo pregunté en ningún momento, ya que yo me daba por contenta con tal de recibir una porción de lo que ganáramos en el supuesto ataque...porque habría un ataque ¿No? Nadie reúne tanto barcos solo por diversión. Sin embargo había cosas que me escamaban ya de entrada, pues en el barco en que estaba parecían ir los "solitarios", o aquellos que no tenían banda ni nada por el estilo. Supongo que sería para no crear rencillas o algo por el estilo, vete a saber.
Yo sólo sabía que tenía un poco de sueño, así que aproveché para descansar mientras llegábamos a nuestro destino. Al poco tiempo de haber echado una cabezada ya me tuve que despertar por un gran estruendo, que me levantó de mi camastro y me obligó a salir a cubierta. Entonces la sorpresa fue mayúscula, pues parecía que estábamos cerca de la isla de Sakura y que la mayor parte de la flota había desaparecido. Tan sólo nos habíamos quedado unos pocos buques escoltando al principal.
Esto sólo parecía preocuparme a mi, o al menos a generarme preguntas ya que el resto de la tripulación iba a su rollo, entonces pude verlo en la lejanía: Una estela de humo negro había cruzado el l cielo de lado a lado del horizonte y varias columnas de humo se elevaron sobre las costas de la isla de Sakura . ¿Que estaba pasando en la isla?. Subí a la zona de proa, donde estaba el timón, para buscar respuestas y de paso a algún oficial o al propio capitán que me las pudiera contestar.
Esto me olía un poco raro...vamos a ver; hemos partido una flota sin saber el rumbo, para amanecer unos dais después frente a Sakura con unos cuantos barcos y el resto desaparecidos, nos tienen desinformados y contentos, algo raro pasa en Sakura y encima acabo de pillar al capitán en mitad de una conversación.
Si, efectivamente, antes de poder preguntar nada mi capitán, Cawl, este estaba charlando con nadie. No quería molestar, pero ya que aquí nadie me decía lo que estaba pasando decidí apoyarme contra una de las paredes de la popa con intención de ocultarme de su vista.
¿Estamos listos?¿ Para qué? ¿ Si nos enteramos se produciría un motín? Ay, ay que aquí se está cociendo algo y no nos hemos enterado ni el tato. Pero algo sabía y me valía como inicio. No pude pararme a pensar las cosas detenidamente ya que escuché como cortaba su den den mushi. Oh mierda, ¡Que me va a ver y va a pensar que soy una chismosa!, que lo soy vamos pero no se tiene porque enterar.
Procuré volver por donde vine a toda leche con tal de bajar a la cubierta principal, bajando las escaleras y dejando así atrás la popa, y ergo, el timón. Cogí la primera fregona que vi apoyada en unos barriles y fingí que me puse a fregar. No era la mejor táctica del mundo , pero al menos había cierta normalidad en hacerlo ¿no?. Esperaba que no me hubiera visto, sino tendría que currarme una excusa y eso me daba mucha pereza.
No tenía ni idea del rumbo que íbamos a tomar, tampoco lo pregunté en ningún momento, ya que yo me daba por contenta con tal de recibir una porción de lo que ganáramos en el supuesto ataque...porque habría un ataque ¿No? Nadie reúne tanto barcos solo por diversión. Sin embargo había cosas que me escamaban ya de entrada, pues en el barco en que estaba parecían ir los "solitarios", o aquellos que no tenían banda ni nada por el estilo. Supongo que sería para no crear rencillas o algo por el estilo, vete a saber.
Yo sólo sabía que tenía un poco de sueño, así que aproveché para descansar mientras llegábamos a nuestro destino. Al poco tiempo de haber echado una cabezada ya me tuve que despertar por un gran estruendo, que me levantó de mi camastro y me obligó a salir a cubierta. Entonces la sorpresa fue mayúscula, pues parecía que estábamos cerca de la isla de Sakura y que la mayor parte de la flota había desaparecido. Tan sólo nos habíamos quedado unos pocos buques escoltando al principal.
Esto sólo parecía preocuparme a mi, o al menos a generarme preguntas ya que el resto de la tripulación iba a su rollo, entonces pude verlo en la lejanía: Una estela de humo negro había cruzado el l cielo de lado a lado del horizonte y varias columnas de humo se elevaron sobre las costas de la isla de Sakura . ¿Que estaba pasando en la isla?. Subí a la zona de proa, donde estaba el timón, para buscar respuestas y de paso a algún oficial o al propio capitán que me las pudiera contestar.
Esto me olía un poco raro...vamos a ver; hemos partido una flota sin saber el rumbo, para amanecer unos dais después frente a Sakura con unos cuantos barcos y el resto desaparecidos, nos tienen desinformados y contentos, algo raro pasa en Sakura y encima acabo de pillar al capitán en mitad de una conversación.
Si, efectivamente, antes de poder preguntar nada mi capitán, Cawl, este estaba charlando con nadie. No quería molestar, pero ya que aquí nadie me decía lo que estaba pasando decidí apoyarme contra una de las paredes de la popa con intención de ocultarme de su vista.
¿Estamos listos?¿ Para qué? ¿ Si nos enteramos se produciría un motín? Ay, ay que aquí se está cociendo algo y no nos hemos enterado ni el tato. Pero algo sabía y me valía como inicio. No pude pararme a pensar las cosas detenidamente ya que escuché como cortaba su den den mushi. Oh mierda, ¡Que me va a ver y va a pensar que soy una chismosa!, que lo soy vamos pero no se tiene porque enterar.
Procuré volver por donde vine a toda leche con tal de bajar a la cubierta principal, bajando las escaleras y dejando así atrás la popa, y ergo, el timón. Cogí la primera fregona que vi apoyada en unos barriles y fingí que me puse a fregar. No era la mejor táctica del mundo , pero al menos había cierta normalidad en hacerlo ¿no?. Esperaba que no me hubiera visto, sino tendría que currarme una excusa y eso me daba mucha pereza.
- Resumen:
Me empieza a picar la curiosidad con todo lo que está pasando y pongo el oído para escuchar al capitán. Finalmente para que no me vea me pongo a fingir que estoy fregando.
Bueno. Lo cierto era que la ceja de Hazel no podía estar más arqueada ni queriendo. Debía ser gracioso se ver. En serio. Sabía que Kohaku era una persona que a primera vista engañaba, de lo poco que había llegado a verle en acción. Dos semanas viviendo en la misma persona da para bastante. Pero no esperaba que fuera tan soberanamente corto de miras. ¿Qué había propuesto dar uso al submarino? Sí, claro. Joder, si la antena parecía habérsela cargado ella porque estuviera bajo el agua. Si las demás embarcaciones tenían el mismo tipo de «camuflaje» sería la forma más fácil de ir. Y eran tres. ¿Por qué no separarse si se supone que hay una en cada punto que señalaba el cazarrecompensas con problemas de gigantismo? Pero ella no quería volver a quedarse bajo el agua sola con un bebé de rey marino o lo que hubiera por debajo. Y la sacudida que agitó las aguas le volvió aún menos agradable la idea de usar esa cascara de nuez. Todo era cuestión de debatirlo con Raion también, pero lo más probable era que su idea de separarse en tres para abarcar más terreno hiciera aguas como casi lo había hecho su nuevo barco.
Lo primero era lo primero. ¿No? La llamada fue breve y escueta. Explicando que había roto lo que parecía una antena debajo del barco, que tenían un submarino y que los demás enviados del reino de Sakura habían hecho acto de presencia al fin. Él también había encontrado algo de información así que tras achicar el agua que se hubiera colado en el submarino entre una y otra cosa y dejarlo dentro de su habitación, repostando. Les quedaba ¿Reagruparse? El puerto parecía un buen punto de inicio.
—Vale, pero una cosa. No hay problema en que después nos quedemos este barco, ¿verdad? Quiero decir, como honorario por haber restaurado las comunicaciones —Porque no, no se iba a arriesgar a que le quitaran los juguetes nuevos. Seguramente pudieran más adelante venderlo y repartir el dinero. O incluso quedárselo… Bueno. Hazel no sabía navegarlo, así que venderlo sonaba mejor para su bolsillo. Todo habría que verlo—. Y antes de irnos, estaría bien conocer la situación de nuestros compañeros. ¿Qué está pasando en tierra ahora mismo? —Seamos honestos. Le importaba una mierda que Braud se muriera… ¿Se llamaba así el grandullón ese? Y mucho menos le iba a molestar que el viejo barbudo y apestoso la palmara. Casi se alegraría. Pero Abby guardaba dentro de ella algunas de sus pertenencias y era una buena maestra, aparte de tener otras utilidades. Lo mismo no estaba mal del todo tener unos pocos compañeros, como ella y el pollito. Solo para ocasiones puntuales. Ser un poco parasito si sacaba beneficios no estaba mal, pero para eso la necesitaba viva.
Una vez contestaran sus preguntas, tenían dos caminos, tierra o mar… Y no iba a dejar el barco en manos del loco de la sangre otra vez. Dejarle solo era más peligro que acompañarle.
—Bueno, supongo que iré contigo. Raion, si prefieres cubrir otro lado para que no te estorbemos podemos separarnos y mantener el contacto —comentó, mirando al mink—. Sigo pensando que es mejor abarcar más terreno. Y ahora que tenemos un nombre quizás lo sea más —dicho aquello solo le quedaba seguir llenando el buzón de voz de la monja con llamadas y mensajes, entre los que se encontraría el nombre de «Payne» por si esa información le era de alguna utilidad.
Lo primero era lo primero. ¿No? La llamada fue breve y escueta. Explicando que había roto lo que parecía una antena debajo del barco, que tenían un submarino y que los demás enviados del reino de Sakura habían hecho acto de presencia al fin. Él también había encontrado algo de información así que tras achicar el agua que se hubiera colado en el submarino entre una y otra cosa y dejarlo dentro de su habitación, repostando. Les quedaba ¿Reagruparse? El puerto parecía un buen punto de inicio.
—Vale, pero una cosa. No hay problema en que después nos quedemos este barco, ¿verdad? Quiero decir, como honorario por haber restaurado las comunicaciones —Porque no, no se iba a arriesgar a que le quitaran los juguetes nuevos. Seguramente pudieran más adelante venderlo y repartir el dinero. O incluso quedárselo… Bueno. Hazel no sabía navegarlo, así que venderlo sonaba mejor para su bolsillo. Todo habría que verlo—. Y antes de irnos, estaría bien conocer la situación de nuestros compañeros. ¿Qué está pasando en tierra ahora mismo? —Seamos honestos. Le importaba una mierda que Braud se muriera… ¿Se llamaba así el grandullón ese? Y mucho menos le iba a molestar que el viejo barbudo y apestoso la palmara. Casi se alegraría. Pero Abby guardaba dentro de ella algunas de sus pertenencias y era una buena maestra, aparte de tener otras utilidades. Lo mismo no estaba mal del todo tener unos pocos compañeros, como ella y el pollito. Solo para ocasiones puntuales. Ser un poco parasito si sacaba beneficios no estaba mal, pero para eso la necesitaba viva.
Una vez contestaran sus preguntas, tenían dos caminos, tierra o mar… Y no iba a dejar el barco en manos del loco de la sangre otra vez. Dejarle solo era más peligro que acompañarle.
—Bueno, supongo que iré contigo. Raion, si prefieres cubrir otro lado para que no te estorbemos podemos separarnos y mantener el contacto —comentó, mirando al mink—. Sigo pensando que es mejor abarcar más terreno. Y ahora que tenemos un nombre quizás lo sea más —dicho aquello solo le quedaba seguir llenando el buzón de voz de la monja con llamadas y mensajes, entre los que se encontraría el nombre de «Payne» por si esa información le era de alguna utilidad.
- Resumen:
- • Ponerse a día con la moderación pasada.
• Decidir que será mejor no dejar a Kohaku solo e ir en barco, pero proponer a Raion que vaya por su cuenta para abarcar más.
•Al recibir de su parte información (hablado con el user), intentar comunicarsela a Abby. También preguntar por como están las cosas en tierra... Y asegurarse de que se pueden quedar el barco para ellos pa siempre como buena gumias que es.
Freites D. Alpha
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
-Bueno, al parecer la conquista podría fallar… - Dije abiertamente para que todos los presentes me escucharan.- Si Lady Payne tomara a un grupo donde se encuentra los mejores hombres en la tropa y solo contamos con esas grandes criaturas. Nuestra fuerza de ataque se limitada a un simple todo o nada. Si las criaturas caen, se acabó. –Me mostré totalmente tranquilo ante todo lo que estaba ocurriendo. Honestamente quería ir y disfrutar de la guerra un poco más… aunque fea solo un poco más. Pero algo en los profundo de mi me seguía diciendo que debía seguir con lo planeado e ir a la audiencia con Payne. – No me mal interprete, señor Theodor. Como conquistador que soy, siempre me veo en la obligación de pensar en el peor escenario posible, así no logran sorprenderme.
Todos los miembros de la tripulación habían llegado. Lara, Drukoff, Albert y el resto de los tripulantes y grumetes. Sonreí satisfecho y ordene que trajeran el barco. Mientras tanto, y esperaba. Observaba de nuevo al señor Theodor, me caía bien y yo tenía cierta curiosidad con algo que al cargaba encima. – Señor Theodor. ¿Sería mucho pedir que me permitiera ojear su martillo? Vera, soy fanático de las armas y me gustaría echarle un ojos a la suya. – Si el me permitía ojear el arma, me aseguraría de chequear hasta el más mínimo detalle. Preguntaría que estaba hecha de no poder reconocer el material y me aseguraría de anotar la receta en mi bitácora. Replicar las armas era mi pasatiempo.
Y también mejorarlas.
-¿Estamos listos? – El barco ya había llegado y todos estaba subiendo a bordo con velocidad. – Señor Theodor, señorita Fukuro ¿Nos vamos?
Luego durante el embarco, me dispondría a preguntar a Albert y a Lara un informe general y adicionalmente preguntar si habían saqueado algo de valor. Ya fuera un arma rara o algo. Todos los miembros de mi familia sabían lo mucho que me encantaban las armas.
Y más cuando las puedes coleccionar.
Todos los miembros de la tripulación habían llegado. Lara, Drukoff, Albert y el resto de los tripulantes y grumetes. Sonreí satisfecho y ordene que trajeran el barco. Mientras tanto, y esperaba. Observaba de nuevo al señor Theodor, me caía bien y yo tenía cierta curiosidad con algo que al cargaba encima. – Señor Theodor. ¿Sería mucho pedir que me permitiera ojear su martillo? Vera, soy fanático de las armas y me gustaría echarle un ojos a la suya. – Si el me permitía ojear el arma, me aseguraría de chequear hasta el más mínimo detalle. Preguntaría que estaba hecha de no poder reconocer el material y me aseguraría de anotar la receta en mi bitácora. Replicar las armas era mi pasatiempo.
Y también mejorarlas.
-¿Estamos listos? – El barco ya había llegado y todos estaba subiendo a bordo con velocidad. – Señor Theodor, señorita Fukuro ¿Nos vamos?
Luego durante el embarco, me dispondría a preguntar a Albert y a Lara un informe general y adicionalmente preguntar si habían saqueado algo de valor. Ya fuera un arma rara o algo. Todos los miembros de mi familia sabían lo mucho que me encantaban las armas.
Y más cuando las puedes coleccionar.
- Resumen:
- -Cotillear un poco
-pedir el arma prestada para sacar una receta
- y preguntar cosillas a Albert y Lara.
Roland von Klauswitz
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Esa puta cosa no se moría. O no se rompía. O lo que fuera. Roland ni siquiera estaba seguro de qué era, como para ponerse a pensar en la palabra adecuada. Los misiles no la paraban, el fuego no la paraba, las balas no la paraban... ¿Qué demonios tenía que hacer para tumbar ese mostrenco y poder irse a cobrar? Vaya coñazo la mierda de los piratas. Insistían en no morirse, como si valiesen para otra cosa.
Y encima los de su bando... Ni sabía ni le importaba lo que estuvieran haciendo los inútiles de Cara Cortada y Bola de Pelo, pero había esperado que un tío tan grande como Braud le echase huevos. Le habían dejado como un alfiletero a base de agujas o algo así, ¿y qué? Un hombre no se quejaba por menos de una patada en los huevos. Eso sí que dolía, y no la mariconada por la que se quejaba su colega.
Tampoco había rastro de la Tetas. Esa monja meapilas debía estar robándole el oro a otro honrado trabajador, igual que le había hecho a él. ¿Por qué no estaba allí pegando tiros como todos los demás, eh? ¿Acaso sus rezos eran más importantes que hacer su puto trabajo? Roland estaba cabreado con ella, pero una parte de su ser se resistía a odiarla; estaba demasiado buena. Además tampoco podía culparla. ¿De quién había sido la idea de darle un arma a una tía? Hacían falta años de práctica agarrándosela al mear para poder sujetar un rifle como era debido.
-¡Muérete, joder! -exclamó mientras descargaba las balas de Lulú sobre la sustancia negra.
De repente se dio cuenta de lo cansado que estaba. Sobrio, con el culo dolorido de montar a Rudolf, con la pierna martirizándole y obligándole a comer esa mierda de turrones. ¿Y todo para qué? ¿Para que unos cuantos soldaduchos no fuesen aplastados? Si los iban a aplastar igual. Así funcionaba el mundo: la gente fuerte se suena los mocos con la morralla. Era la puta moraleja de cuento por excelencia. Como tuviera que ir él salvando reinos por ahí, lo llevaban claro.
-Joder, yo paso. ¡Eh, Braud! -gritó-. ¡Me voy un rato, que me estoy cagando!
Enfundó el arma y dirigió a Rudolf rumbó a la ciudad. Una rápida visita de unos veinte o treinta minutos al cagadero, un par de pelotazos en el bar y a lo mejor estaría de humor otra vez para ponerse a limpiar la mierda del resto. Además, tanto caramelo le estaba dejando las tripas hechas una birria.
Y encima los de su bando... Ni sabía ni le importaba lo que estuvieran haciendo los inútiles de Cara Cortada y Bola de Pelo, pero había esperado que un tío tan grande como Braud le echase huevos. Le habían dejado como un alfiletero a base de agujas o algo así, ¿y qué? Un hombre no se quejaba por menos de una patada en los huevos. Eso sí que dolía, y no la mariconada por la que se quejaba su colega.
Tampoco había rastro de la Tetas. Esa monja meapilas debía estar robándole el oro a otro honrado trabajador, igual que le había hecho a él. ¿Por qué no estaba allí pegando tiros como todos los demás, eh? ¿Acaso sus rezos eran más importantes que hacer su puto trabajo? Roland estaba cabreado con ella, pero una parte de su ser se resistía a odiarla; estaba demasiado buena. Además tampoco podía culparla. ¿De quién había sido la idea de darle un arma a una tía? Hacían falta años de práctica agarrándosela al mear para poder sujetar un rifle como era debido.
-¡Muérete, joder! -exclamó mientras descargaba las balas de Lulú sobre la sustancia negra.
De repente se dio cuenta de lo cansado que estaba. Sobrio, con el culo dolorido de montar a Rudolf, con la pierna martirizándole y obligándole a comer esa mierda de turrones. ¿Y todo para qué? ¿Para que unos cuantos soldaduchos no fuesen aplastados? Si los iban a aplastar igual. Así funcionaba el mundo: la gente fuerte se suena los mocos con la morralla. Era la puta moraleja de cuento por excelencia. Como tuviera que ir él salvando reinos por ahí, lo llevaban claro.
-Joder, yo paso. ¡Eh, Braud! -gritó-. ¡Me voy un rato, que me estoy cagando!
Enfundó el arma y dirigió a Rudolf rumbó a la ciudad. Una rápida visita de unos veinte o treinta minutos al cagadero, un par de pelotazos en el bar y a lo mejor estaría de humor otra vez para ponerse a limpiar la mierda del resto. Además, tanto caramelo le estaba dejando las tripas hechas una birria.
- Resumen:
- Roland se va un rato al pueblo a hacer el número 2 y echar un traguito, que está ya mayor para tanto trote
seguido.
Abigail Mjöllnir
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Dejó de disparar y cerró su fortaleza cuando notó que las tornas habían cambiado de nuevo. Había escuchado el Den Den Mushi durante bastante rato, pero por motivos bastante evidentes no había podido descolgarlo ni nada. Durante aquellos segundos se permitió el lujo de descolgarlo.
Podía oír a Hazel, pero no se le entendía nada de nada. Solo alcanzó a escuchar un nombre, "Payne", antes de tener que hablar ella misma.
—No sé si me oyes, pero ahora mismo lo tengo un poco difícil para hablar, en cuanto pueda te llamo yo. Y gracias por el dato —dijo, sin saber si su mensaje llegaría claramente o no, antes de colgar el den den mushi y guardó el caracol antes de ver, ahora más de cerca, a la bestia que portaba una nave encima. Guardó el rifle y sacó de nuevo su arco, iba a tener que usar de nuevo algo de artillería pesada, pero antes de eso...
Escuchó el grito de Braud y pasó a transformar sus piernas en orugas de tanque. Empleándose a fondo para ir lo más rápido posible, aceleró para ir a echarle una mano, sus gritos solo servirían para llamar la atención de sus enemigos, pues se encontraba muy lejos de las fuerzas de Sakura.
—¡Braud, ven hacia mí, puedes refugiarte dentro! —exclamó al tiempo que cargaba una flecha de luz en el arco. Había una diferencia fundamental con las que había usado antes, y es que esta flecha estaba sobrecargada con luz. Dispararía cuando estuviera a unos veinte metros aproximadamente. Haría estallar su Flecha Destello cuando pudiera atrapar con su luz cegadora al máximo número de piratas posibles para intentar salvarle el pellejo al semigigante. Abrió una puerta en su torso, por si Braud quería descansar en la seguridad de su fortaleza. No tenía médicos dentro pero podía hacer un apaño para que sobreviviera.
Una vez hecho eso, decidió intentar hacer algo con aquella bestia. Hubiera tenido efecto o no su estrategia, y sin devolver sus piernas a su estado normal, Abi continuó su movimiento para mantener a la bestia a tiro mientras volvía a tensar el arco, solo que esta vez sin ningún proyectil.
Alzó el arco para apuntar a la bestia distraída, más concretamente apuntó a una de sus patas, a la parte más delgada que encontrara con su visión, con la idea de derribarla y mandarla al suelo. Como antes, descargaría un disparo de aire pero en este disparo, además, añadiría su fuerza espiritual, su luz abrasadora que podría servir también para intimidar un poco más. Para cualquiera que estuviera cerca, se vería como un proyectil de luz brillante.
Así lanzó su Lux Bowgan, una variante que había creado de la técnica que aprendió del Gobierno Mundial. Perdía distancia efectiva, pero además del efecto penetrante del aire también incluía un altísimo calor que no tenía mucho que envidiar al fuego.
Si Braud hacía caso y tomaba refugio podrían empezar a atenderle mientras Abi intentaba apañárselas sola, porque cierto desgraciado se había ido.
Podía oír a Hazel, pero no se le entendía nada de nada. Solo alcanzó a escuchar un nombre, "Payne", antes de tener que hablar ella misma.
—No sé si me oyes, pero ahora mismo lo tengo un poco difícil para hablar, en cuanto pueda te llamo yo. Y gracias por el dato —dijo, sin saber si su mensaje llegaría claramente o no, antes de colgar el den den mushi y guardó el caracol antes de ver, ahora más de cerca, a la bestia que portaba una nave encima. Guardó el rifle y sacó de nuevo su arco, iba a tener que usar de nuevo algo de artillería pesada, pero antes de eso...
Escuchó el grito de Braud y pasó a transformar sus piernas en orugas de tanque. Empleándose a fondo para ir lo más rápido posible, aceleró para ir a echarle una mano, sus gritos solo servirían para llamar la atención de sus enemigos, pues se encontraba muy lejos de las fuerzas de Sakura.
—¡Braud, ven hacia mí, puedes refugiarte dentro! —exclamó al tiempo que cargaba una flecha de luz en el arco. Había una diferencia fundamental con las que había usado antes, y es que esta flecha estaba sobrecargada con luz. Dispararía cuando estuviera a unos veinte metros aproximadamente. Haría estallar su Flecha Destello cuando pudiera atrapar con su luz cegadora al máximo número de piratas posibles para intentar salvarle el pellejo al semigigante. Abrió una puerta en su torso, por si Braud quería descansar en la seguridad de su fortaleza. No tenía médicos dentro pero podía hacer un apaño para que sobreviviera.
Una vez hecho eso, decidió intentar hacer algo con aquella bestia. Hubiera tenido efecto o no su estrategia, y sin devolver sus piernas a su estado normal, Abi continuó su movimiento para mantener a la bestia a tiro mientras volvía a tensar el arco, solo que esta vez sin ningún proyectil.
Alzó el arco para apuntar a la bestia distraída, más concretamente apuntó a una de sus patas, a la parte más delgada que encontrara con su visión, con la idea de derribarla y mandarla al suelo. Como antes, descargaría un disparo de aire pero en este disparo, además, añadiría su fuerza espiritual, su luz abrasadora que podría servir también para intimidar un poco más. Para cualquiera que estuviera cerca, se vería como un proyectil de luz brillante.
Así lanzó su Lux Bowgan, una variante que había creado de la técnica que aprendió del Gobierno Mundial. Perdía distancia efectiva, pero además del efecto penetrante del aire también incluía un altísimo calor que no tenía mucho que envidiar al fuego.
Si Braud hacía caso y tomaba refugio podrían empezar a atenderle mientras Abi intentaba apañárselas sola, porque cierto desgraciado se había ido.
- resumen:
Va "corriendo" en forma de tanque e Intenta salvarle el culo a Braud tirando una Flecha Destello a los piratas para cegar a cuantos más mejor. Le ofrece meterse en la fortaleza para reposar un poco.
Acto seguido utiliza Lux Bowgan contra la pata del bicho que esté más cerca para ver si lo manda al suelo a dormir un poco.
Raion
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El león encontró bastante información interesante en el diario, por lo que la lectura fue no solo realmente amena y entretenida sino considerablemente útil. Lo que averiguó sobre la persona que había contratado a aquellos antiguos militares del reino de Balliwood (cuya localización el mink desconocía por completo), las sospechas del capitán al respecto y su investigación acerca de la organización pirata para la que trabajaba y sus verdaderos motivos componían una historia enrevesada pero verdaderamente intrigante.
El cazarrecompensas la compartió con sus compañeros, pues como resultaba lógico cuantos más de ellos dispusieran de la información obtenida mejor provecho podrían sacar de ella. Kohaku rápidamente conectó el enorme temblor que se había podido sentir en todas partes hacía un rato con el cuerpo celeste que supuestamente iba a caer en algún lugar del mundo. ¿Significaría eso que ya había caído? El león así lo creía, y así se lo hizo saber a su compañero:
- Si, yo también lo creo. Probablemente ya haya caído en algún lugar, que por suerte no ha sido esta isla.
Acto seguido comenzó el debate sobre el medio de transporte a utilizar para llegar hasta la batalla, donde debían prestar ayuda al ejército del Reino de Drum y al resto de sus compañeros de Las Siete Bestias. Bueno, o a tres de ellos, puesto que el séptimo miembro de su peculiar organización había decidido no acudir a Sakura. Los motivos que Ayden hubiera tenido para no hacerlo le eran desconocidos, pero él no era nadie para juzgar las decisiones que otra persona tomaba libremente.
Kohaku propuso ir en el barco, a lo que Hazel finalmente cedió a regañadientes con la condición de que cuando aquella guerra finalizara Las Siete Bestias tomaran aquel navío como su buque insignia. A Raion le parecía correcto, pues al fin y al cabo, era un botín obtenido legítimamente en batalla de un enemigo vencido, así que asintió. Cuando su compañera propuso que para cubrir más terreno el mink fuese por tierra, también tuvo que mostrarse de acuerdo con ella. Era la opción más inteligente, pues así cubrirían más terreno, y de los tres el león era el más capaz de defenderse solo si se encontraba con un adversario poderoso.
- Hecho. De todas formas aunque nos alejemos seguramente pueda seguir vuestro rastro con facilidad a través si ocurre algo, así que llamadme si me necesitáis y no tardaré en dar con vosotros. - Contestó el felino.
Y dicho esto, se despidió de sus compañeros con una sonrisa y abandonó el barco en dirección a la batalla. Aunque no se desplazase a gran velocidad, sino que poco más que se dejara mecer por el aire, seguramente llegaría antes que el navío y sin haber gastado apenas energías.
El cazarrecompensas la compartió con sus compañeros, pues como resultaba lógico cuantos más de ellos dispusieran de la información obtenida mejor provecho podrían sacar de ella. Kohaku rápidamente conectó el enorme temblor que se había podido sentir en todas partes hacía un rato con el cuerpo celeste que supuestamente iba a caer en algún lugar del mundo. ¿Significaría eso que ya había caído? El león así lo creía, y así se lo hizo saber a su compañero:
- Si, yo también lo creo. Probablemente ya haya caído en algún lugar, que por suerte no ha sido esta isla.
Acto seguido comenzó el debate sobre el medio de transporte a utilizar para llegar hasta la batalla, donde debían prestar ayuda al ejército del Reino de Drum y al resto de sus compañeros de Las Siete Bestias. Bueno, o a tres de ellos, puesto que el séptimo miembro de su peculiar organización había decidido no acudir a Sakura. Los motivos que Ayden hubiera tenido para no hacerlo le eran desconocidos, pero él no era nadie para juzgar las decisiones que otra persona tomaba libremente.
Kohaku propuso ir en el barco, a lo que Hazel finalmente cedió a regañadientes con la condición de que cuando aquella guerra finalizara Las Siete Bestias tomaran aquel navío como su buque insignia. A Raion le parecía correcto, pues al fin y al cabo, era un botín obtenido legítimamente en batalla de un enemigo vencido, así que asintió. Cuando su compañera propuso que para cubrir más terreno el mink fuese por tierra, también tuvo que mostrarse de acuerdo con ella. Era la opción más inteligente, pues así cubrirían más terreno, y de los tres el león era el más capaz de defenderse solo si se encontraba con un adversario poderoso.
- Hecho. De todas formas aunque nos alejemos seguramente pueda seguir vuestro rastro con facilidad a través si ocurre algo, así que llamadme si me necesitáis y no tardaré en dar con vosotros. - Contestó el felino.
Y dicho esto, se despidió de sus compañeros con una sonrisa y abandonó el barco en dirección a la batalla. Aunque no se desplazase a gran velocidad, sino que poco más que se dejara mecer por el aire, seguramente llegaría antes que el navío y sin haber gastado apenas energías.
- Resumen:
- Hablar con Kohaku y Hazel y mostrarse de acuerdo con el plan. Ir hacia la batalla "por tierra" (desplazándose por el aire en forma elemental sin forzar la máquina para no cansarse).
Bizvan
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Un honesto “gracias señor” se escuchó cada vez que Bizvan terminaba de hablar con los pocos contactos que tenía en la marina. Quizás estás llamas no significaran nada en realidad, puesto que sus superiores ya se encontraban al tanto de la situación y le aseguraron que los refuerzos llegaran cuanto antes, por tanto haber realizado esta acción no hubiese significado nada en realidad, sin embargo era mejor agotar todas las opciones y no lamentarse en el futuro pensado en “¿Qué hubiese pasado si…?”
Con eso realizado, el moreno se encaminó hacia la enfermería seguido de sus esqueletos. Al llegar esta se encontraba saturada (razón por la cual los esqueletos esperaron fuera) de soldados heridos a causa de los combates, por un instante el joven pensó que no sería bueno hacer perder tiempo a los médicos con sus heridas, sin embargo se llevó una gran sorpresa cuando presenció de primera mano la grandeza de los médicos del reino Sakura. Bizvan había escuchado sobre lo sorprendente que eran las medicinas y los médicos provenientes de este lugar, pero experimentarlo en carne propia era toda una experiencia. En cuestión de minutos las quemaduras fueron tratadas debidamente y le aseguraron que no habría cicatrices sobre su piel gracias a las gasas con ungüento que le colocaron.
El espadachín dejó la enfermería y comunicó a sus pequeños que su siguiente objetivo era la playa, gracias a los excelentes doctores de Sakura quedaba tiempo suficiente para llegar al campamento más próximo a la zona de combate. Fue en este donde se le hizo saber la situación actual y dónde pudo ver una gran bestia negra con armamento pesado en su lomo, un buey de guerra por así decirlo. Los voluntarios hacían su parte por enfrentar a los piratas tanto desde el cielo como en tierra, pero aquella bestia no parecía ser cosa fácil.
- Ignoren al buey y centren su atención en brindar apoyo a los soldados del reino heridos. -ordenó el marine a sus esqueletos. No había forma de que ellos fuesen capaz de hacer algo frente a la bestia, y siendo honestos, Bizvan no podía garantizar que él fuese capaz de hacer algo contra ella, no obstante al presenciar como los voluntarios parecían centrar su atención en ella, el moreno decidió que ayudaría lo más que pudiera.
Nuevamente activó su armadura de caballero sin nombre y se lanzó contra el enemigo con su espada en mano. El objetivo era aproximarse lo suficiente a la bestia para utilizar los impulsores de su armadura con el fin de obtener más fuerza en su corte. La hoja de su espada se cubriría en fuego gracias a su ámbito, esto con el fin de dañar una de las patas de la criatura, imitando el aparente comportamiento de una mujer… (aunque procurando no estorbar en su ataque y atacando cualquier otra de las patas) o al menos eso parecía ya que su cuerpo era un poco extraño.
Con eso realizado, el moreno se encaminó hacia la enfermería seguido de sus esqueletos. Al llegar esta se encontraba saturada (razón por la cual los esqueletos esperaron fuera) de soldados heridos a causa de los combates, por un instante el joven pensó que no sería bueno hacer perder tiempo a los médicos con sus heridas, sin embargo se llevó una gran sorpresa cuando presenció de primera mano la grandeza de los médicos del reino Sakura. Bizvan había escuchado sobre lo sorprendente que eran las medicinas y los médicos provenientes de este lugar, pero experimentarlo en carne propia era toda una experiencia. En cuestión de minutos las quemaduras fueron tratadas debidamente y le aseguraron que no habría cicatrices sobre su piel gracias a las gasas con ungüento que le colocaron.
El espadachín dejó la enfermería y comunicó a sus pequeños que su siguiente objetivo era la playa, gracias a los excelentes doctores de Sakura quedaba tiempo suficiente para llegar al campamento más próximo a la zona de combate. Fue en este donde se le hizo saber la situación actual y dónde pudo ver una gran bestia negra con armamento pesado en su lomo, un buey de guerra por así decirlo. Los voluntarios hacían su parte por enfrentar a los piratas tanto desde el cielo como en tierra, pero aquella bestia no parecía ser cosa fácil.
- Ignoren al buey y centren su atención en brindar apoyo a los soldados del reino heridos. -ordenó el marine a sus esqueletos. No había forma de que ellos fuesen capaz de hacer algo frente a la bestia, y siendo honestos, Bizvan no podía garantizar que él fuese capaz de hacer algo contra ella, no obstante al presenciar como los voluntarios parecían centrar su atención en ella, el moreno decidió que ayudaría lo más que pudiera.
Nuevamente activó su armadura de caballero sin nombre y se lanzó contra el enemigo con su espada en mano. El objetivo era aproximarse lo suficiente a la bestia para utilizar los impulsores de su armadura con el fin de obtener más fuerza en su corte. La hoja de su espada se cubriría en fuego gracias a su ámbito, esto con el fin de dañar una de las patas de la criatura, imitando el aparente comportamiento de una mujer… (aunque procurando no estorbar en su ataque y atacando cualquier otra de las patas) o al menos eso parecía ya que su cuerpo era un poco extraño.
- Resumen:
- Atender sus heridas.
Dirigirse a la playa.
Ordenar a sus esqueletos apoyar a los soldados heridos.
Notar como una mujer pretende dañar una de las patas del Buey e imitar esta acción utilizando su espada cubierta en llamas gracias a su ámbito para cortar cualquier otra pata que la mujer no ataque.
Ryuichi Ichiban
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Los únicos que acudieron a su llamada no fueron médicos. El ogro los miró. No eran más que cobardes que creían que podrían vencer tan solo porque su enemigo estaba herido. Les dirigió una sonrisa mientras lo rodeaban y tensó los músculos de los brazos mientras cerraba los puños. Aquello hizo que el dolor que le provocaban las púas se intensificara, dándole un subidón aún mayor.
—¡¿Creéis que porque estoy herido soy una presa fácil?! ¡Lo único que hacen estas heridas es hacer la batalla algo más justa! ¡¡Venga!! ¡¡Atacad!!
Rugió como una bestia que no tenía nada que perder. En el salón de Krom se recompensaba a aquellos que morían luchando hasta su último aliento. Fue entonces cuando escuchó la voz de Abby, justo antes de que una luz llenase el lugar. Se tapó los ojos con un brazo. ¿Había dicho dentro? Había visto a la rubia sacarse personitas de dentro, pero... ¿Cabría él? Solo había una forma de saberlo. Corrió hacia donde oyó aquella voz, algo cegado por la luz. Cuando quiso darse cuenta, ya no estaba en el campo de batalla. Estaba dentro de... ¿Un salón? ¿Abby era una casa? Se sentó en el suelo.
—¿Puede alguien sacarme estas cosas de la espalda? —dijo señalándose con un pulgar a todas las púas que tenía clavadas, algunas más profundas que otra, y dificultaban sus movimientos —. Para que pueda salir a partirles la cara a todos esos cobardes.
—¡¿Creéis que porque estoy herido soy una presa fácil?! ¡Lo único que hacen estas heridas es hacer la batalla algo más justa! ¡¡Venga!! ¡¡Atacad!!
Rugió como una bestia que no tenía nada que perder. En el salón de Krom se recompensaba a aquellos que morían luchando hasta su último aliento. Fue entonces cuando escuchó la voz de Abby, justo antes de que una luz llenase el lugar. Se tapó los ojos con un brazo. ¿Había dicho dentro? Había visto a la rubia sacarse personitas de dentro, pero... ¿Cabría él? Solo había una forma de saberlo. Corrió hacia donde oyó aquella voz, algo cegado por la luz. Cuando quiso darse cuenta, ya no estaba en el campo de batalla. Estaba dentro de... ¿Un salón? ¿Abby era una casa? Se sentó en el suelo.
—¿Puede alguien sacarme estas cosas de la espalda? —dijo señalándose con un pulgar a todas las púas que tenía clavadas, algunas más profundas que otra, y dificultaban sus movimientos —. Para que pueda salir a partirles la cara a todos esos cobardes.
- Resumen:
- Entrar en la fortaleza de Abby y pedir que me saquen las púas, otra vez(?
Claude von Appetit
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Bueno, misión cumplida. Sakura conquistada. Ahora solo falta contratar un ejército personal que se asegure de que nadie cambie mi bandera con la misma facilidad con la que yo he podido cambiar esta. He oído hablar de una banda mercenaria llamada "La Estrella Oscura", seguro que hacen un buen trabajo. Sin embargo, ahora que esta isla es mía tengo que preocuparme por sus habitantes y por la guerra que ahora mismo está arrasándola. En realidad le hace falta un poquito de calentamiento global y esas cosas, porque no es difícil comprobar que difícilmente podremos disfrutar de playita en estas temperaturas; mucho menos bañarnos en el agua. Pero de todos modos, es imprescindible que los incendios sean controlados y no a causa de una pelea. Al fin y al cabo, soy el Gobernador; no pueden hacer incendios sin licencia.
- ¡Illje, debemos frenarlos! -exclamo, y me transformo a mi forma Fancy Cock, haciendo que se monte sobre mi lomo.
- ¡Pero Claude! -contesta ella, ruborizada-. Ese color negruzco, y este tamaño... No sé si podré soportarlo.
No contesto. Cuando estoy en mi forma animal no puedo hablar, así que no lo intento. Sin embargo, gorjeo ligeramente. Un gorjeo es, para que nos entendamos, el ronroneo que hacen las aves. Y los dinosaurios. En esencia, una gallina es un Tiranosaurio con forro polar. Y pico. Pero sin cuerdas vocales. La evolución ahí falló, pero convirtió las manitas deformes en deliciosas alas capaces de volar. Así que vuelo. A ratos más deprisa, a ratos más despacio.
- ¡Claude! -Illje se aferra a mi plumaje, empujando su pecho contra mi cuerpo-. ¡Puedo sentir cómo volamos!
Y es que estamos volando, nena. Volamos a la velocidad de mi Fancy Cock, y aterrizamos cuando llegamos los dos a la vez a esta blanca, blanca navidad. Illje se baja, aunque le tiemblan las piernas, y yo regreso a la normalidad. Me siento un poco entumecido, pero es normal después de semejante viaje. No importa, vaya, porque mientras pueda seguir caminando todo va bien.
Saco mi espada cuando veo que la lucha es encarnizada. Illje, que también se ha dado cuenta, aprieta un botón de su bikini con la bandera de Estados Unidos en el sostén -sea lo que sea Estados Unidos- y se transforma en un gigantesco mecha de cerca de cuatro metros de altura, con forma de conejo extrañamente sexualizado. Al menos ahora esa lencería es metálica. Como su piel, vaya; no tengo claro por qué necesita la ropa.
- ¡Es tu turno! -me grita ella, y agarrándome con una mano me sitúa a su espalda, en un hueco perfectamente hecho a su medida-. ¡Es hora de encontrar a Roland von Klauswitz y reunir a los guardianes!
¡Claro! ¿Cómo no me he dado cuenta antes? Illje la coneja, Roland el Santa -un famosísimo cazador del North Blue, y heladero-, el hada de los dientes -que soy yo, por qué no- y Meneror el arenero. Era tan obvio todo este tiempo... ¡Debemos reunirlos para detener la guerra!
- ¡A la carga!
Dejo de fantasear. Fuera hace mucho frío. Decido entrar a la torre de nuevo.
- ¿Sabes qué, Illje? -la interpelo. Evidentemente, lleva su ropa habitual-. Roland von Klauswitz era heladero antes de hacerse cazarrecompensas. -Cruzo miradas con ella mientras bajamos por el castillo-. Me apetece un helado.
- ¡Illje, debemos frenarlos! -exclamo, y me transformo a mi forma Fancy Cock, haciendo que se monte sobre mi lomo.
- ¡Pero Claude! -contesta ella, ruborizada-. Ese color negruzco, y este tamaño... No sé si podré soportarlo.
No contesto. Cuando estoy en mi forma animal no puedo hablar, así que no lo intento. Sin embargo, gorjeo ligeramente. Un gorjeo es, para que nos entendamos, el ronroneo que hacen las aves. Y los dinosaurios. En esencia, una gallina es un Tiranosaurio con forro polar. Y pico. Pero sin cuerdas vocales. La evolución ahí falló, pero convirtió las manitas deformes en deliciosas alas capaces de volar. Así que vuelo. A ratos más deprisa, a ratos más despacio.
- ¡Claude! -Illje se aferra a mi plumaje, empujando su pecho contra mi cuerpo-. ¡Puedo sentir cómo volamos!
Y es que estamos volando, nena. Volamos a la velocidad de mi Fancy Cock, y aterrizamos cuando llegamos los dos a la vez a esta blanca, blanca navidad. Illje se baja, aunque le tiemblan las piernas, y yo regreso a la normalidad. Me siento un poco entumecido, pero es normal después de semejante viaje. No importa, vaya, porque mientras pueda seguir caminando todo va bien.
Saco mi espada cuando veo que la lucha es encarnizada. Illje, que también se ha dado cuenta, aprieta un botón de su bikini con la bandera de Estados Unidos en el sostén -sea lo que sea Estados Unidos- y se transforma en un gigantesco mecha de cerca de cuatro metros de altura, con forma de conejo extrañamente sexualizado. Al menos ahora esa lencería es metálica. Como su piel, vaya; no tengo claro por qué necesita la ropa.
- ¡Es tu turno! -me grita ella, y agarrándome con una mano me sitúa a su espalda, en un hueco perfectamente hecho a su medida-. ¡Es hora de encontrar a Roland von Klauswitz y reunir a los guardianes!
¡Claro! ¿Cómo no me he dado cuenta antes? Illje la coneja, Roland el Santa -un famosísimo cazador del North Blue, y heladero-, el hada de los dientes -que soy yo, por qué no- y Meneror el arenero. Era tan obvio todo este tiempo... ¡Debemos reunirlos para detener la guerra!
- ¡A la carga!
Dejo de fantasear. Fuera hace mucho frío. Decido entrar a la torre de nuevo.
- ¿Sabes qué, Illje? -la interpelo. Evidentemente, lleva su ropa habitual-. Roland von Klauswitz era heladero antes de hacerse cazarrecompensas. -Cruzo miradas con ella mientras bajamos por el castillo-. Me apetece un helado.
- Resumen:
- Me apetece un helado.
Illje Landvik
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
¡Conseguido! La bandera estaba cambiada. Por un momento se apartó de ella, mirándola con las manos en las caderas y expresión satisfecha. ¡Era la primera isla que conquistaba! Así que así se sentía uno… y encima traía de regalo tres sirvientes reales, con princesa incluida. Había sido una buena sesión de compras, desde luego. Aunque le faltaba el volver a casa llena de bolsas, pero fijo que encontraban algunas por el camino.
Por otro lado, ahora técnicamente todo lo que se veía desde allí les pertenecía. Era así como funcionaba, todo el mundo lo sabía. Empezó a mirar a su alrededor con curiosidad; tenía que ser una sátrapa responsable y conocer sus tierras. Así, cuando se cansaran y dejasen que alguien les cambiase la bandera, el pueblo pensaría que estaban mejor con ellos y empezarían a sentirse resentidos con los nuevos, aunque hubieran llegado más de buenas. La reputación había que mantenerla incluso a largo plazo.
De momento, lo cierto es que parecía que habían dado con una tierra más que interesante. Guerras, incendios, fuegos artificiales… alguien había tenido una fiebre del sábado noche un tanto loca. Pero claro, ¿cómo iban a quitarles la fiesta? Los reyes querían que acabaran con los altercados, pero es que eran reyes. Ellos no sabían. Si la isla había llegado hasta ese estado, por algo sería. Fijo que en unos días cuando a la gente se le pasase la resaca, todo empezaba a volver a la normalidad. Con que agarrasen una fregona para arrimar un poco el hombro entonces, ya contaría con haber ayudado. Fijo.
Supo que Claude estaba pensando en lo mismo que ella en cuanto le dijo que le apetecía un helado. ¡Por supuesto! Qué mejor manera de demostrar que se involucraban en la cultura del lugar que participar de todo el caos. Le siguió de buena gana bajando de vuelta por la torre, aunque en cuanto llegaron de vuelta abajo pescó al primer guardia que encontró para decirle con una sonrisa:
-Que nadie más suba a la azotea. Es por orden de los príncipes y plan de nuestro plan para restaurar el orden.
A ver, no mentía. La isla no sería suya si alguien cambiaba su bandera por error. Y solo ellos tenían cabeza suficiente como para hacer que todo siguiera girando. Cambió a sus patines y siguió a Claude deslizándose perezosamente mientras se arrebujaba en su abrigo.
-Tan solo espero que tengan sabores normales además de las delicatesen del lugar. No sé si me entusiasmará el helado de pingüino.
Por otro lado, ahora técnicamente todo lo que se veía desde allí les pertenecía. Era así como funcionaba, todo el mundo lo sabía. Empezó a mirar a su alrededor con curiosidad; tenía que ser una sátrapa responsable y conocer sus tierras. Así, cuando se cansaran y dejasen que alguien les cambiase la bandera, el pueblo pensaría que estaban mejor con ellos y empezarían a sentirse resentidos con los nuevos, aunque hubieran llegado más de buenas. La reputación había que mantenerla incluso a largo plazo.
De momento, lo cierto es que parecía que habían dado con una tierra más que interesante. Guerras, incendios, fuegos artificiales… alguien había tenido una fiebre del sábado noche un tanto loca. Pero claro, ¿cómo iban a quitarles la fiesta? Los reyes querían que acabaran con los altercados, pero es que eran reyes. Ellos no sabían. Si la isla había llegado hasta ese estado, por algo sería. Fijo que en unos días cuando a la gente se le pasase la resaca, todo empezaba a volver a la normalidad. Con que agarrasen una fregona para arrimar un poco el hombro entonces, ya contaría con haber ayudado. Fijo.
Supo que Claude estaba pensando en lo mismo que ella en cuanto le dijo que le apetecía un helado. ¡Por supuesto! Qué mejor manera de demostrar que se involucraban en la cultura del lugar que participar de todo el caos. Le siguió de buena gana bajando de vuelta por la torre, aunque en cuanto llegaron de vuelta abajo pescó al primer guardia que encontró para decirle con una sonrisa:
-Que nadie más suba a la azotea. Es por orden de los príncipes y plan de nuestro plan para restaurar el orden.
A ver, no mentía. La isla no sería suya si alguien cambiaba su bandera por error. Y solo ellos tenían cabeza suficiente como para hacer que todo siguiera girando. Cambió a sus patines y siguió a Claude deslizándose perezosamente mientras se arrebujaba en su abrigo.
-Tan solo espero que tengan sabores normales además de las delicatesen del lugar. No sé si me entusiasmará el helado de pingüino.
- resumen:
- Pues a por helado
Zira
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Sí que era rara el arma para la chica, esta no tenía un amplio conocimiento sobre armas, se podría decir que lo que sabía era muy básico. La movía sintiendo su peso, nada difícil de manejar, pero se notaba la diferencia con sus otras armas, podía ser útil seguramente, pero antes debía saber como se usaba. Lo del botón le causó curiosidad, se preguntó para qué era, pero sacaría conclusiones al rato, no era tonta, de hecho solía usar la intuición más seguido de lo que aparenta. –Hey capi, ¿Crees que el botón este genere algún tipo de propulsión desde la boquilla o algo así? –Le consultó a su capitán, a fin de cuentas era mejor con las armas que ella. –Está claro que esta arma es más para romper armaduras, escudos y más mierdas, porque esto no corta un carajo. –Seguía sacando conclusiones de las que no tenía total certeza.
Vio aquella criatura negra, pero poco le importó, a ella le daba igual lo que no represente una amenaza, solo apoyó su mentón en el hombro de Alpha y le susurró al oído. –Capi… los hombres fuertes y heridos me ponen a mil, tu olor a sangre es adictivo. –Diría ya ignorando un poco la guerra, pero sin salir del mundo que le rodeaba.
Ya cuando llegó la hora de subir al barco, ella ingresó sin cruzar palabra con nadie, de esas cosas se encargaba Alpha, ella solo debía matar al enemigo que le pongan en frente. –Bueno, me voy a descansar chicos, luego me informan de lo importante. –Tras eso se fue a buscar a corridas un lugar para dormir, prefería escapar de cualquier obligación que le piensen poner en ese momento.
Vio aquella criatura negra, pero poco le importó, a ella le daba igual lo que no represente una amenaza, solo apoyó su mentón en el hombro de Alpha y le susurró al oído. –Capi… los hombres fuertes y heridos me ponen a mil, tu olor a sangre es adictivo. –Diría ya ignorando un poco la guerra, pero sin salir del mundo que le rodeaba.
Ya cuando llegó la hora de subir al barco, ella ingresó sin cruzar palabra con nadie, de esas cosas se encargaba Alpha, ella solo debía matar al enemigo que le pongan en frente. –Bueno, me voy a descansar chicos, luego me informan de lo importante. –Tras eso se fue a buscar a corridas un lugar para dormir, prefería escapar de cualquier obligación que le piensen poner en ese momento.
- Resumen:
- -Zira analiza su arma y le hace una consulta a Alpha sobre ella.
-Una vez llegó al barco decidió irse a descansar antes de que le asignen algo.
Normas del capítulo:
- Se moderará los martes entre las 22:00 y las 23:59.
- No se puede postear los martes antes de la moderación.
- Hay un reloj que marca el tiempo restante. Cuando acaba los temas se cierran.
- Está prohibido metarrolear, powerrolear y demás actitudes tóxicas.
- A más riesgo, más premio.
- Como es tradición, el barco de Sons of Anarchy se hundirá en algún momento.
- Cada post debe ocupar entre 250 y 1.200 palabras. Si no se está en estos límites, el post podría ser ignorado.
- Es responsabilidad de un usuario comunicarse con la gente con la que interactúa.
- Si un post tiene más de 15 faltas ortográficas por párrafo podría ser ignorado.
- Hacer un resumen de acciones relevantes es obligatorio independientemente de la extensión.
- La ley del plot no es a prueba de idiotas.
Moderación:
- Abi, Braud, Raion y Bizvan:
- Braud, varios piratas se dirigen hacia tí con intenciones poco amigables cuando una luz emerge entre ellos. Abi se encarga facilmente de los agresores y logra rescatarte para darte primeros auxilios, esperemos que lo haga bien. Mientras tanto fuera de la monja…
Abi, disparas a una de las patas y el proyectil perfora de un lado a otro de forma limpia, dejando un agujero con un tono naranja incandescente y humeante, pero la bestia parece que no se inmuta. Los cañones apuntan ahora hacia abajo y tienes varios de ellos sobre tu cabeza, sería un disparo casi a bocajarro. Es entonces cuando alguien interviene. Un hombre con armadura y gran espada se lanza hacia otra de las patas y la golpea con un potente tajo a la vez que una serie de esqueletos se ponen a cargar a los heridos hasta detrás de la colina.
La bestia se tambalea y empezáis a escuchar un sonido parecido al de algo resquebrajándose. Debido al color negro no lo podíais ver, pero ahora que se hacen más grandes las grietas en la superficie de las patas se hacen evidentes. Como una piedra negra se resquebraja y ceden ante las toneladas de peso que cargan. Dos de las patas se rompen lanzando esquirlas del tamaño de brazos en todas direcciones a su alrededor. La bestia no puede soportar ese peso y su cuerpo se precipita sobre las pobre almas que tenga debajo. Varios piratas quedan sepultados bajo su peso y los que quedan han perdido toda la moral, retirándose a la playa en un sálvese quien pueda.
De todas formas dos de las patas aún se mueven, trazando enormes surcos en la tierra y arrastrando su peso lentamente a las trincheras. Pero los soldados no se quedan quietos, habiendo recargado los cañones más cercanos apuntan a la cabeza que queda a la altura. La salva, aunque atronadora no logra destruirla, sino que dejan el lado derecho esta maltrecho y agrietado (Con un ataque lo suficientemente potente podría dejar un hueco lo suficientemente grande como para que entre alguien)
Raion, tu ves el panorama desde las alturas y hablando de las alturas… ¿Ese no es Roland malherido que se está alejando? Podrías seguirlo o ir a ayudar en la batalla. De seguir a Roland mira su spoiler.
- Roland:
- Te alejas de la batalla. Has hecho lo suficiente como para ganarte el pan, no lo sabes todavía pero has salvado varias docenas de vidas… casi tantas como te has cargado, así que las gallinas que entran por las que salen, si es que al final serás una buena persona. Mientras vuelas notas algo, desde lo alto ves a alguien en una colina nevada, desde el campo de batalla es imposible verlo. Lleva una túnica negra y parece que mueve las manos de manera extraña.
Lo más curioso es que está apuntando con las manos en la dirección de la batalla, aunque parece estar muy concentrado. Si haces un número 2 detrás de él puede que ni se entere.
- Dregan:
- Te pones a fregar como si no hubiera un mañana y descubres que la madera de cubierta no es negra. Cuando Cawl pasa a tu lado te mira de reojo y sigue su camino. Puedes ver cómo resbala en la parte que has fregado, pero no se cae, manteniendo ese equilibrio de marinero. Cuando parece que está a punto de irse se para. Da la vuelta y camina hacia tí mirándote a los ojos con una expresión severa.
-Tú. - Se te encara sin soltar tu mirada, unos segundos de tenso silencio le preceden. - Mueve el culo y ve a avisar a los demás de que se reúnan en cubierta en cinco minutos. Limpiando esto no se consigue nada.
Y dicho esto se va por donde ha venido refunfuñando entre dientes. Sabes que en la cubierta de abajo están pasando el tiempo o haciendo como que no son un desperdicio de oxígeno. Tras este tiempo tienes la suficiente confianza con la mayoría de ellos como para que les digas esas órdenes y confíen en tí. Aunque bueno… siempre puedes no hacer caso a lo que te han dicho.
- Hazel y Kohaku:
- Ultimáis los preparativos del plan y os separáis. Raion decide viajar por el aire para apoyar a las tropas en la playa mientras vosotros decidís comandar la batalla desde el barco. La tripulación que os proporciona Sakura es temporal, pero son profesionales que podrán maniobrar la nave sin problema.
Tardan poco en subir y prepararse, los almacenes estaban bien pertrechados así que no hace falta repostar. El barco pone rumbo por la costa, y no tardáis en ver una fila de barcos que van y vienen como una procesión de hormigas, procurando mantener el marcha la maquinaria de guerra de los piratas. De todas formas hay algo que falta y que aparecía en los informes. Estos son navíos no muy grandes y les falta la escolta que impedía que la flota de Sakura interviniera. Cuando esto es notificado los centinelas de la costa os informan que hace un tiempo varios barcos se han retirado mar adentro junto con los escoltas, coincidiendo con la caída del meteorito.
Ahora estáis en un barco armado hasta los dientes, navegando derechos a una fila de barcos más pequeños. En la costa hay dos navíos más grandes de guerra, aunque están anclados y con el puente bajado. Por ahora no parece que ninguno se preocupe por vuestra presencia ahí, puede que sea porque todavía lleváis la bandera pirata en el palo mayor.
Esta situación es la ideal para un ataque sorpresa por la retaguardia. A vuestra orden una veintena de cañones abrirán fuego en cuanto digáis, cómo se repartirán estos disparos es cosa vuestra, aunque también podéis esperar a tener alguno de los barcos a distancia de abordaje o incluso desembarcar en la playa… tantas opciones.
- Freites y Zira:
- Oh, por supuesto. - Responde con tono educado y con una mano saca el largo mango del martillo de su soporte en la espalda. - Ten cuidado, es una posesión preciada.
Cuando te pasa el martillo casi lo dejas caer al suelo del peso que tiene. Pesa mucho más de lo que cabría esperar para su tamaño y eso te sorprende, de haber sido alguien con menos fuerza a lo mejor te hubiera aplastado los dedos contra el suelo. Su superficie es de un metal bruñido que no terminas de identificar, los que te vienen a la mente no tienen ese peso. La cara de la cabeza está más pulida por el uso y su superficie es iridiscente, com la de un metal quemado. Cuando le preguntas te comenta que no sabe mucho de metales, fue un regalo de su señora y es lo único que necesita saber. Por otro lado es bastante grande para tu tamaño pero te puedes quedar con las proporciones y la distribución del peso.
Por otro lado, zarpáis y el viaje se hace relativamente tranquilo. Lejos de los ruidos de la guerra las olas no tardan en mostrar la formación de barcos de la que salisteis, aunque con muchos menos que antes. Durante el viaje podéis descansar y tratar las heridas mejor que antes.
Tras unos minutos vuestro barco alcanza el buque insignia de la flota, el gran barco en el que hasta hace poco se reunían los miembros de las otras tripulaciones. Un puente conecta las dos cubiertas y accedéis al otro barco pero hay una pega. Sólo pueden ir Freites y un acompañante.
Cuando camináis por la madera de la cubierta os sorprende algo, os llevan por una serie de pasillos que antes no parecían estar ahí. Una galería se abre ante vosotros, la cual termina en dos grandes portones de madera tallada con motivos geométricos. Las puertas se abren y la sala que se extiende ante vosotros es casi tan grande como la galería pero no por opulencia… sino por lo que pronto veréis que es necesidad.
Sentada frente a un escritorio de grandes dimensiones se encuentra ella, Cecilia D. Payne, una bella mujer de perfectas proporciones y de unos diez metros de altura. Su pelo de color azul celeste baja por espalda como una cascada hasta casi tocar el suelo. Su mano suelta la pluma con la que estaba escribiendo en una mesa que es demasiado alta como para ver lo que hay en ella, se arregla la túnica que lleva y os dedica una mirada con un silencioso y ceremonial saludo. Tanto Theodor como Fukuro se arrodillan ante ella y esta les permite levantarse con un gesto de la mano.
- Sed bienvenidos, Freites D. Alpha y vuestra acompañante. Soy Cecilia D. Payne, encargada de esta rama de la flota de los Piratas de Keppler. Seguramente estéis confundidos por el repentino cambio de planes, pero nuestro plan depende de tripulaciones de confianza que sepan adaptarse a los cambios. Para empezar me disculpo por no teneros informados, pero comprended que tratamos con un gran número de personas y este es un asunto delicado… El objetivo final de nuestra banda. - Se acomoda y os ofrece asiento en unos cómodos sillones situados al subir unas escaleras para que quedéis a su altura. - Veréis… hace tiempo uno de los nuestros predijo que Kopernicus entraría en ruta de colisión contra nuestro mundo. Desde entonces hemos estado preparándonos para este momento. ¿Por qué esa roca espacial es tan importante? Porque contiene un metal que no se haya en este mundo, un material tan único que quien se haga con su monopolio podría construirse un imperio gracias a él, uno mucho más basto que cuatro islas desperdigadas por el mundo, y lo más importante, uno que rivalizase con el del Gobierno Mundial. Estas campañas que hemos mantenido hasta ahora no eran más que una forma de asegurarnos que estaríamos en todas y cada una de las islas en las que podían caer. Pero algo ha hecho que se desviase de su rumbo y ha acabado en un lugar lejos de nuestro alcance. - Hace una pausa para que asimiléis la información que os ha contado. - En estos momentos todos mis compañeros están reuniendo una fuerza con los mejores aliados que han encontrado, antes estábamos a la ofensiva, pero esta vez puede que sea el caso contrario. Necesitamos la ayuda necesaria para hacernos con el control de ese material… Si no sólo podríais formar parte de ese imperio, sino que también tendríais acceso a ese material.
- Mi señora… si me permite. - Interrumpe Theodor con un tono respetuoso y bajando la cabeza. - Me gustaría comprobar que están verdaderamente preparados para este reto.
- Que así sea. Confío en tu criterio.
-Bien. - Theodor os indica que bajéis y os señala una posición delante de él. - Atacadme los dos con todo lo que tengáis, no os atreváis a conteneros. - Desenfunda su arma y se pone en guardia.
- Claude e Ilje:
- Ilje, el guardia se cuadra ante ti, muy convencido, antes de situarse en medio de la ruta que conduce a la azotea para impedir que cualquiera que así lo quiera pueda subir. Cualquier que no sea miembro de la familia real o lo solicite por orden expresa de alguno de los príncipes, claro, pero eso no debería pasar por el momento.
Sobre el helado, y dejando a un lado que quizás deberíais aseguraros de que ninguno de esos hongos extraños haya entrado en el cuerpo de Claude -eso último no ha sido muy normal-, supongo que el sitio más razonable para buscar un helado es la cocina. Siempre podéis coger nieve de fuera y exprimir un par de limones encima, pero creo que eso no funciona del todo así. Sea como sea, en la cocina no encontraréis problemas para que os den un poco. Lo cierto es que con tanta guerra fuer ay tanto ajetreo los cocineros no tienen demasiado trabajo en palacio, así que podréis comer hasta reventar. ¡Que aproveche!
Freites D. Alpha
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
-¿Propulsión? – Dije mostrándome algo confuso - Lo último que recordaba era que el antiguo dueño de esta arma la utilizo como una especie de bumerang y que esta se encendía en llamas. – Coloque mi mano derecha sobre el mentón y me puse a pensar un poco el funcionamiento de esa arma por un rato. Luego, Zira soltó un comentario de los que acostumbraba a decir así sin más. Yo simplemente sonreí y le mira de reojo por un momento. – Me asegurare personalmente de darte lo que deseas una vez tengamos tiempo, pero ahora es momento de seguir.
Cuando tome el arma de Theodor entre mis manos, me sorprendió en mas de una forma. ¿Cuándo fue la última vez que un arma se había escapado de mis manos por su peso? Esto nunca me había pasado, es la primera vez que vivo algo así. ¿De qué está hecha esta arma? ¿Acaso es...? No, imposible ¿Acaso será…? No… no coincide.
No sé de qué está hecho este martillo.
No solo es eso, el hecho de que un arma como esta sea empuñada como si nada por Theodor me da una idea del nivel de fuerza que este tiene. Definitivamente es otro monstruo o algo mucho peor que yo. Guarde la forma, proporciones y peso del arma en mi mente, era lo único que podía hacer para saciar mi ansia de coleccionista de arma.
-Muy agradecido, señor Theodor. – Dije regresándole el martillo. Era momento de descansar y tomar tratar a los heridos. Deje todo a manos de Albert, él siempre ha sido el indicado para las tareas de organizar, podía hacerlo por mí mismo, pero tenía que ordenar mis ideas por unos momentos. Todo esto había sido una experiencia que me dejaba un sabor agridulce en la boca. Por primera vez en la vida me retiro de un campo de batalla sin un resultado aparente. Más lo que puedo predecir a simple vista es una derrota rotunda para todo aquel que se quede en la isla. Claro, si logran derrotar a las grotescas criaturas.
Me dispuse a buscar a Zira en su pequeño escondite para descansar. Ella se encontraba en mi habitación, recostada en mi cama. ¿Estaba dormida? Me acerque lentamente y claramente lo estaba. Acaricie su cabeza y le miraba con cariño, definitivamente había hecho un buen trabajo en el campo de batalla, nada mal para ser su primera guerra.
-Lo has hecho bien. - Pase mi mano lentamente por su cuello hasta llegar a su espalda. – Pero te necesito más fuerte que nunca, esto aún no termina.
Me retire de la habitación. Camine hacia el exterior y allí lo pude ver el buque insignia de la flota. Ahora que me ponía a detallarlo bien, tenía que admitir que Payne tenía muy buenos gustos. Me preguntaba quién sería el encargado de construir tan obra de arte. Aunque siendo sinceros, no tengo nada que envidiar, el Erebus es claramente mucho mejor y me llena de orgullo poder tener mi bandera izada en ese navío.
-¿Un solo acompañante? – Dije mostrando un poco de duda. Aunque la elección sería más que obvia. - ¡Zira! ¡Andando! – Monte a mi súper ave y me dispuse a cabalgar hasta el lugar del encuentro con la líder de la armada pirata. EL camino resulto ser un poco confuso. De hecho ¿Esto alguna vez estaba por aquí? Al llegar, la enorme puerta se abre y, allí estaba ella.
Cecilia D. Payne... tengo que admitir que me ha dado una muy buena primera impresión. No solo es su enorme tamaño y su perfecta figura. Se trata de la gracia y elegancia con que hace las cosas. Pude notarlo al primer instante que la observe escribir y la manera que nos saludó. Yo baje de montura y luego incline mi cabeza y realice una reverencia, en señal de respeto.
Ella se presentó y seguido se disculpó. Cosa que se agradecía pero era un poco innecesario. Ella nos invitó a tomar asiento junto a ella en unos sillones que se encontraban a su altura. – Encantado de conocerle finalmente, Señorita Payne. Y no tiene por qué disculparse. Entiendo perfectamente que la razón de no mantenernos informados era de un peso mucho mayor. además, el principio básico de estrategas dice: la información es la razón de muchas victorias y derrotas en el campo de batalla. – Al llegar a su altura, me propuse a tomar asiento junto a Zira. Cada palabra era de suma importancia y por ello preste una atención total. Ella hablaba de un metal invaluable proveniente de aquella de una roca del especio.
Y si algo estoy seguro, que el valor de dicho material es inmensurable.
Ella dio una pausa. Yo no podía evitar sonreír y lucir emocionado. Mi mente ahora formaba un nuevo tablero de juego donde mi objetivo resultaba en coronar aquel invaluable material. Los jugadores de mi lado del tablero se multiplicaron, puedo ver a Payne a mi lado jugando y sin duda para ella no soy más que una ficha en su propio tablero personal.
Lo que ella no sabe, es que incluso en mi propio juego yo mismo paso de ser jugador a ficha, todo sea por lograr el objetivo final.
Aunque todo parecía ser muy bueno para ser cierto. Al parecer Theodor tenía otros planes para nosotros. ¿Ponernos a prueba? No creo que sea el momento indicado para ello, paro al parecer no tenía otra alternativa. – Señorita Payne antes de la prueba con el señor Theodor ¿Sería posible una partida de ajedrez con usted? - Le miraría con mucha amabilidad y sonriera. Realmente jugar ajedrez con ella me daba mucha ilusión y quizás podía tener más pistas sobre su personalidad y como piensa. Independientemente de un sí o un no, ya tenía algo que hacer.
-Zira, ya sabes que hacer. – Me acerque al borde y me deje caer. Suzaku se encontraba abajo lista para recibirme. Caí en mi montura y justos nos colocamos en frente de nuestro oponente. Una vez Zira estuviera allí, era momento de la batalla. – Zira, Theodor es más fuerte de lo que aparenta. – Tome mi alabarda entre manos y mire a mi oponente directamente a los ojos. – No suelo contenerme, señor Theodor. – Los cuernos de mi cabeza comienzan a crecer. – Y algo me dice que usted tampoco. – La plumífera salió a la carrera justo contra nuestro oponente, prepare mi alabarda y sin dar tregua apunte justo a su pecho y arroje una onda punzante a quema ropa. Por su parte, Suzaku mantenía el ojo bien puesto sobre nuestro rival buscando una apertura para ella atacar o esquivar en caso de que nuestro oponente respondiera al ataque.
Cuando tome el arma de Theodor entre mis manos, me sorprendió en mas de una forma. ¿Cuándo fue la última vez que un arma se había escapado de mis manos por su peso? Esto nunca me había pasado, es la primera vez que vivo algo así. ¿De qué está hecha esta arma? ¿Acaso es...? No, imposible ¿Acaso será…? No… no coincide.
No sé de qué está hecho este martillo.
No solo es eso, el hecho de que un arma como esta sea empuñada como si nada por Theodor me da una idea del nivel de fuerza que este tiene. Definitivamente es otro monstruo o algo mucho peor que yo. Guarde la forma, proporciones y peso del arma en mi mente, era lo único que podía hacer para saciar mi ansia de coleccionista de arma.
-Muy agradecido, señor Theodor. – Dije regresándole el martillo. Era momento de descansar y tomar tratar a los heridos. Deje todo a manos de Albert, él siempre ha sido el indicado para las tareas de organizar, podía hacerlo por mí mismo, pero tenía que ordenar mis ideas por unos momentos. Todo esto había sido una experiencia que me dejaba un sabor agridulce en la boca. Por primera vez en la vida me retiro de un campo de batalla sin un resultado aparente. Más lo que puedo predecir a simple vista es una derrota rotunda para todo aquel que se quede en la isla. Claro, si logran derrotar a las grotescas criaturas.
Me dispuse a buscar a Zira en su pequeño escondite para descansar. Ella se encontraba en mi habitación, recostada en mi cama. ¿Estaba dormida? Me acerque lentamente y claramente lo estaba. Acaricie su cabeza y le miraba con cariño, definitivamente había hecho un buen trabajo en el campo de batalla, nada mal para ser su primera guerra.
-Lo has hecho bien. - Pase mi mano lentamente por su cuello hasta llegar a su espalda. – Pero te necesito más fuerte que nunca, esto aún no termina.
Me retire de la habitación. Camine hacia el exterior y allí lo pude ver el buque insignia de la flota. Ahora que me ponía a detallarlo bien, tenía que admitir que Payne tenía muy buenos gustos. Me preguntaba quién sería el encargado de construir tan obra de arte. Aunque siendo sinceros, no tengo nada que envidiar, el Erebus es claramente mucho mejor y me llena de orgullo poder tener mi bandera izada en ese navío.
-¿Un solo acompañante? – Dije mostrando un poco de duda. Aunque la elección sería más que obvia. - ¡Zira! ¡Andando! – Monte a mi súper ave y me dispuse a cabalgar hasta el lugar del encuentro con la líder de la armada pirata. EL camino resulto ser un poco confuso. De hecho ¿Esto alguna vez estaba por aquí? Al llegar, la enorme puerta se abre y, allí estaba ella.
Cecilia D. Payne... tengo que admitir que me ha dado una muy buena primera impresión. No solo es su enorme tamaño y su perfecta figura. Se trata de la gracia y elegancia con que hace las cosas. Pude notarlo al primer instante que la observe escribir y la manera que nos saludó. Yo baje de montura y luego incline mi cabeza y realice una reverencia, en señal de respeto.
Ella se presentó y seguido se disculpó. Cosa que se agradecía pero era un poco innecesario. Ella nos invitó a tomar asiento junto a ella en unos sillones que se encontraban a su altura. – Encantado de conocerle finalmente, Señorita Payne. Y no tiene por qué disculparse. Entiendo perfectamente que la razón de no mantenernos informados era de un peso mucho mayor. además, el principio básico de estrategas dice: la información es la razón de muchas victorias y derrotas en el campo de batalla. – Al llegar a su altura, me propuse a tomar asiento junto a Zira. Cada palabra era de suma importancia y por ello preste una atención total. Ella hablaba de un metal invaluable proveniente de aquella de una roca del especio.
Y si algo estoy seguro, que el valor de dicho material es inmensurable.
Ella dio una pausa. Yo no podía evitar sonreír y lucir emocionado. Mi mente ahora formaba un nuevo tablero de juego donde mi objetivo resultaba en coronar aquel invaluable material. Los jugadores de mi lado del tablero se multiplicaron, puedo ver a Payne a mi lado jugando y sin duda para ella no soy más que una ficha en su propio tablero personal.
Lo que ella no sabe, es que incluso en mi propio juego yo mismo paso de ser jugador a ficha, todo sea por lograr el objetivo final.
Aunque todo parecía ser muy bueno para ser cierto. Al parecer Theodor tenía otros planes para nosotros. ¿Ponernos a prueba? No creo que sea el momento indicado para ello, paro al parecer no tenía otra alternativa. – Señorita Payne antes de la prueba con el señor Theodor ¿Sería posible una partida de ajedrez con usted? - Le miraría con mucha amabilidad y sonriera. Realmente jugar ajedrez con ella me daba mucha ilusión y quizás podía tener más pistas sobre su personalidad y como piensa. Independientemente de un sí o un no, ya tenía algo que hacer.
-Zira, ya sabes que hacer. – Me acerque al borde y me deje caer. Suzaku se encontraba abajo lista para recibirme. Caí en mi montura y justos nos colocamos en frente de nuestro oponente. Una vez Zira estuviera allí, era momento de la batalla. – Zira, Theodor es más fuerte de lo que aparenta. – Tome mi alabarda entre manos y mire a mi oponente directamente a los ojos. – No suelo contenerme, señor Theodor. – Los cuernos de mi cabeza comienzan a crecer. – Y algo me dice que usted tampoco. – La plumífera salió a la carrera justo contra nuestro oponente, prepare mi alabarda y sin dar tregua apunte justo a su pecho y arroje una onda punzante a quema ropa. Por su parte, Suzaku mantenía el ojo bien puesto sobre nuestro rival buscando una apertura para ella atacar o esquivar en caso de que nuestro oponente respondiera al ataque.
- Resumen:
- - Descansar
- Cotilar un rato
- preguntar a Payne si quiere jugar ajedrez conmigo.
- Y comenzar la prueba con una onda punzante al pecho. A quema ropa
Illje Landvik
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
¿Cuál era el sitio más lógico para encontrar helado? ¡Las cocinas, por supuesto! En realidad dudaba que el helado que tuvieran allí fuera a ser el mejor del reino, pero aún así ir a degustarlo parecía el curso de acción más sensato. Así, cuando se encontraran uno bueno de verdad, podrían apreciar la diferencia. Y es que viendo la cantidad de nieve que había fuera le costaba creer que cualquier helado de tarrina fuera a compararse a uno hecho a mano en el momento. Claro que tampoco conocía a nadie que supiera prepararlos en el acto, pero estaba segura de que a nada que diera un paseo en patines por donde estaban tirando fuegos artificiales sería capaz de encontrarlo.
Deambularon un poco por el castillo y tropezaron casi por casualidad con dos recias puertas de madera que daban justo a su objetivo: las cocinas. Eran enormes y bien avitualladas, lo normal en un sitio que daba de comer a mucha gente a la vez. Enormes potas y sartenes, además de toda la variedad de pucheros y cuchillos que Sakura podía ofrecer. Sabía que Claude era cocinero y seguramente todo eso le interesase, pero ella fue directa a por el congelador. Helado. Eso era lo primordial.
Encontró de tres sabores. Fresa, mango y chocolate. Tres tarrinas enormes a medio devorar que le hicieron arrugar el ceño. ¡Eso no podía combinarse! Se metió un poco más adentro, rebuscando hasta el punto de tener medio cuerpo dentro del congelador. Solo entonces logró su objetivo; había dos enormes tarrinas más, todavía por empezar, ocultas por un montón de guisantes en bolsa, al fondo del congelador. Vainilla y fruta de la pasión.
-Ah, esto está mucho mejor.
Ni corta ni perezosa, colocó dos enormes copas bajas de cristal, una para Claude y otra para ella misma. Un par de viajes y no poco rebuscar después y encontró siropes y fruta. Lo colocó todo en la mesa y lo señaló con una sonrisa de oreja a oreja.
-¡Qué empiece el saqueo!
Lo dijo por decir, pero mientras se echaba dos bolas de vainilla y una de fresa, empezó a pensar. Añadió los arándanos y el sirope de chocolate y una sonrisa se dibujó en su rostro de conejita.
-Oye, Claude. Cuando acabemos esto…
Le dijo el resto al oído, por supuesto. No había nadie más en las habitaciones, asumía que los cocineros habrían ido a hacer cosas de chefs por algún lado, o a la compra. Pero evidentemente las informaciones sensibles siempre debían decirse en voz baja y si no se lo decía al oído, no le escucharía bien. En verdad, no era un secreto. Habían ido allí por una razón y todavía no habían cumplido su objetivo.
-Al fin y al cabo, ahora el castillo es nuestro, ¿no? – dijo ya en un tono de voz normal.- Podríamos empezar por los dormitorios, estoy segura de que hay un montón de opciones.
Poco a poco el helado fue desapareciendo y la ilusión de una nueva conquista sustituyéndolo. Sonriendo de oreja a oreja, no perdió el tiempo y se adelantó para buscar nuevos cuartos que arrollar sin piedad, en la búsqueda de hermosos y bien hechos trajes y vestidos.
Técnicamente, mientras su bandera ondeara en la azotea, todo les pertenecía. Funcionaba así, ¿no? Aunque claro, eso implicaba que ella también estaba bajo esa bandera. Y que efectivamente, pertenecía a la banda de Claude. Pero no quería ser segunda al mando. Pero tampoco podía haber dos capitanes y él se lo había pedido primero. En mitad de unas escaleras, se dio la vuelta y levantó un dedo delante de su cara.
-Subcapitana. Es mi última oferta.
Deambularon un poco por el castillo y tropezaron casi por casualidad con dos recias puertas de madera que daban justo a su objetivo: las cocinas. Eran enormes y bien avitualladas, lo normal en un sitio que daba de comer a mucha gente a la vez. Enormes potas y sartenes, además de toda la variedad de pucheros y cuchillos que Sakura podía ofrecer. Sabía que Claude era cocinero y seguramente todo eso le interesase, pero ella fue directa a por el congelador. Helado. Eso era lo primordial.
Encontró de tres sabores. Fresa, mango y chocolate. Tres tarrinas enormes a medio devorar que le hicieron arrugar el ceño. ¡Eso no podía combinarse! Se metió un poco más adentro, rebuscando hasta el punto de tener medio cuerpo dentro del congelador. Solo entonces logró su objetivo; había dos enormes tarrinas más, todavía por empezar, ocultas por un montón de guisantes en bolsa, al fondo del congelador. Vainilla y fruta de la pasión.
-Ah, esto está mucho mejor.
Ni corta ni perezosa, colocó dos enormes copas bajas de cristal, una para Claude y otra para ella misma. Un par de viajes y no poco rebuscar después y encontró siropes y fruta. Lo colocó todo en la mesa y lo señaló con una sonrisa de oreja a oreja.
-¡Qué empiece el saqueo!
Lo dijo por decir, pero mientras se echaba dos bolas de vainilla y una de fresa, empezó a pensar. Añadió los arándanos y el sirope de chocolate y una sonrisa se dibujó en su rostro de conejita.
-Oye, Claude. Cuando acabemos esto…
Le dijo el resto al oído, por supuesto. No había nadie más en las habitaciones, asumía que los cocineros habrían ido a hacer cosas de chefs por algún lado, o a la compra. Pero evidentemente las informaciones sensibles siempre debían decirse en voz baja y si no se lo decía al oído, no le escucharía bien. En verdad, no era un secreto. Habían ido allí por una razón y todavía no habían cumplido su objetivo.
-Al fin y al cabo, ahora el castillo es nuestro, ¿no? – dijo ya en un tono de voz normal.- Podríamos empezar por los dormitorios, estoy segura de que hay un montón de opciones.
Poco a poco el helado fue desapareciendo y la ilusión de una nueva conquista sustituyéndolo. Sonriendo de oreja a oreja, no perdió el tiempo y se adelantó para buscar nuevos cuartos que arrollar sin piedad, en la búsqueda de hermosos y bien hechos trajes y vestidos.
Técnicamente, mientras su bandera ondeara en la azotea, todo les pertenecía. Funcionaba así, ¿no? Aunque claro, eso implicaba que ella también estaba bajo esa bandera. Y que efectivamente, pertenecía a la banda de Claude. Pero no quería ser segunda al mando. Pero tampoco podía haber dos capitanes y él se lo había pedido primero. En mitad de unas escaleras, se dio la vuelta y levantó un dedo delante de su cara.
-Subcapitana. Es mi última oferta.
- resumen:
- hartarse de helado y buscar dormitorios para saquear de ropas caras.
Bizvan
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El moreno tenía que darle crédito a la bestia, su resistencia y determinación por continuar avanzando eran dignas de admirar. ¿Qué clase de material era aquel que cubría a este buey? Fue lo suficientemente duro como para evitar que la pata del animal fuese cortada, aunque a modo de consuelo, Bizvan podía ver cómo el área dañada comenzaba a romperse poco a poco, hasta terminar por ayudar a contribuir en la caída de la enorme criatura.
Tras el estruendo causado por el desplome del Buey, el marine se tomó unos segundos para mirar el efecto provocado por los dos ataques. La bestia se desplomó sobre los piratas provocando caos en la formación enemiga y obligándolos a retirarse para salvar sus propias vidas.
Bizvan agradeció el hecho de no haber soldados aliados debajo del buey, de lo contrario ahora se sentiría culpable por la muerte de aquellos hombres.
Los soldados del reino no desaprovecharon esta oportunidad y de inmediato comenzaron disparar los cañones contra la cabeza del buey. Este ataque fue ensordecedor, sin embargo no fue el suficiente para causar un daño definitivo en la armadura de la criatura, aunque sí dejó señales de daño en su lado derecho.
En la espalda del espadachín nuevamente se materializaron las alas de fuego, pues el tiempo suficiente de descanso ya había transcurrido.
Su objetivo era causar el mayor daño que le fuese posible en el área que los soldados habían conseguido agrietar con los cañones. Aquella armadura negra ya había demostrado su tenacidad, por ello el marine esta vez utilizaría haki de armadura para potenciar el ataque de su espada al cubrirla con endurecimiento, y no solo con eso, pues tenía la intención aprovechar la mayor velocidad obtenida que le brindaban sus alas en un intento por garantizar el daño suficiente como para terminar de romper la armadura del buey… Sin mencionar que Bizvan consideraba más sencillo conseguir evitar ataques cuando uno se movía con mayor libertad en el aire en lugar de hacerlo desde el suelo.
Tras el estruendo causado por el desplome del Buey, el marine se tomó unos segundos para mirar el efecto provocado por los dos ataques. La bestia se desplomó sobre los piratas provocando caos en la formación enemiga y obligándolos a retirarse para salvar sus propias vidas.
Bizvan agradeció el hecho de no haber soldados aliados debajo del buey, de lo contrario ahora se sentiría culpable por la muerte de aquellos hombres.
Los soldados del reino no desaprovecharon esta oportunidad y de inmediato comenzaron disparar los cañones contra la cabeza del buey. Este ataque fue ensordecedor, sin embargo no fue el suficiente para causar un daño definitivo en la armadura de la criatura, aunque sí dejó señales de daño en su lado derecho.
En la espalda del espadachín nuevamente se materializaron las alas de fuego, pues el tiempo suficiente de descanso ya había transcurrido.
Su objetivo era causar el mayor daño que le fuese posible en el área que los soldados habían conseguido agrietar con los cañones. Aquella armadura negra ya había demostrado su tenacidad, por ello el marine esta vez utilizaría haki de armadura para potenciar el ataque de su espada al cubrirla con endurecimiento, y no solo con eso, pues tenía la intención aprovechar la mayor velocidad obtenida que le brindaban sus alas en un intento por garantizar el daño suficiente como para terminar de romper la armadura del buey… Sin mencionar que Bizvan consideraba más sencillo conseguir evitar ataques cuando uno se movía con mayor libertad en el aire en lugar de hacerlo desde el suelo.
- Resumen :
- Utilizar Lele con intención de atacar al buey.
Cubrir su espada con endurecimiento y proceder a atacar el área donde los soldados causaron daño con sus cañones.- Usado:
- Nombre de la técnica: Lele
Naturaleza de la técnica: Elemental.
Descripción de la técnica: Materialización de un par de alas de fuego en la espalda con las cuales es posible volar a la misma velocidad de un pájaro normal (60 a 90 km/h dependiendo de las condiciones atmosféricas).
Tras el periodo que de vuelo se requiere una doble cantidad de descanso para utilizarlo de nuevo.
1 turno volando = 2 turnos de descanso, 2 turnos de vuelo = 4 turnos de descanso y 3 turnos de vuelo = 6 de descanso. Solo se puede volar un máximo de 3 turnos. Si se excede los 3 turnos las alas desaparecen al instante, sin importar si el usuario esté en tierra o no.
Tiempo de canalización: 2 segundos.
Abigail Mjöllnir
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Había podido atravesar una de las patas pero, al igual que había pasado con las bestias de cerámica, no se había inmutado demasiado. Otra persona apareció de repente, un hombre con armadura y armado con una espada que terminó de ayudar a hacer que la bestia cayera. Frunció el ceño ante los esqueletos, pero como estaban llevando heridos hasta detrás de la colina, donde estarían a salvo, no diría nada.
Vio las esquirlas salir disparadas, y Abi reaccionó moviendo el brazo de su guantelete para formar un escudo de nube de hierro sólida frente a ella, con su misma altura, con la que esperaba detener la mayor cantidad posible de esquirlas. ¿Ese bicho tenía también una armadura? Miró de reojo a su alrededor, los piratas que habían atacado a Braud, los que habían recuperado la vista ya, salieron corriendo hacia la playa.
Con eso y la bestia caída, casi podían declarar una victoria de la defensa.
Se tomó un pequeño respiro y manifestó su copia interna en la fortaleza, donde estaban intentando tratar a Braud.
—Sacad un par de botiquines y sacadle las púas, al menos las que estéis seguros de que no están demasiado cerca de puntos vitales —ordenó a sus habitantes, que se pusieron manos a la obra. Eran muchos y no tenían demasiados conocimientos médicos para aplicarle una cura en condiciones, pero harían lo que pudieran para, al menos, quitarle algunas sin provocar que se desangrara.
—Se están retirando, solo queda el buey gigante ese. Ya hemos hecho que caiga, y espero que solo quede rematarlo. Si vas a salir atacaré cuanto antes para no alcanzarte sin querer —dijo, y es que la salida de Braud le taparía toda la visibilidad y no podría atacar en condiciones, tendría que darse prisa en disparar —. Voy a intentar situarme cerca de la cabeza para que puedas atacar, en cuanto veas que se abre la puerta principal tendrás vía libre para salir —dicho esto, deshizo su manifestación interna y la Abi real empezó a moverse de nuevo. Todavía estaba con las piernas transformadas en orugas, así que se movería para rodear a la enorme bestia y se situaría a unos metros de su cabeza.
Se posicionó a unos diez metros de distancia más o menos. Volvió a cambiar de arma y, antes de que el semigigante saliera, la cazadora agarraría el rifle, accionaría los diales láser que seguían acoplados ahí y dispararía una única vez apuntando a uno de los ojos.
Realizado el disparo, se mantuvo en posición, abrió el portón principal de su torso y esperó a que Braud hiciera su movimiento.
Vio las esquirlas salir disparadas, y Abi reaccionó moviendo el brazo de su guantelete para formar un escudo de nube de hierro sólida frente a ella, con su misma altura, con la que esperaba detener la mayor cantidad posible de esquirlas. ¿Ese bicho tenía también una armadura? Miró de reojo a su alrededor, los piratas que habían atacado a Braud, los que habían recuperado la vista ya, salieron corriendo hacia la playa.
Con eso y la bestia caída, casi podían declarar una victoria de la defensa.
Se tomó un pequeño respiro y manifestó su copia interna en la fortaleza, donde estaban intentando tratar a Braud.
—Sacad un par de botiquines y sacadle las púas, al menos las que estéis seguros de que no están demasiado cerca de puntos vitales —ordenó a sus habitantes, que se pusieron manos a la obra. Eran muchos y no tenían demasiados conocimientos médicos para aplicarle una cura en condiciones, pero harían lo que pudieran para, al menos, quitarle algunas sin provocar que se desangrara.
—Se están retirando, solo queda el buey gigante ese. Ya hemos hecho que caiga, y espero que solo quede rematarlo. Si vas a salir atacaré cuanto antes para no alcanzarte sin querer —dijo, y es que la salida de Braud le taparía toda la visibilidad y no podría atacar en condiciones, tendría que darse prisa en disparar —. Voy a intentar situarme cerca de la cabeza para que puedas atacar, en cuanto veas que se abre la puerta principal tendrás vía libre para salir —dicho esto, deshizo su manifestación interna y la Abi real empezó a moverse de nuevo. Todavía estaba con las piernas transformadas en orugas, así que se movería para rodear a la enorme bestia y se situaría a unos metros de su cabeza.
Se posicionó a unos diez metros de distancia más o menos. Volvió a cambiar de arma y, antes de que el semigigante saliera, la cazadora agarraría el rifle, accionaría los diales láser que seguían acoplados ahí y dispararía una única vez apuntando a uno de los ojos.
Realizado el disparo, se mantuvo en posición, abrió el portón principal de su torso y esperó a que Braud hiciera su movimiento.
- resumen:
» Usar el guantelete climático, función defensiva, para crear un escudo de nubes de hierro.
» Dentro de la fortaleza, los npc intentan sacar las púas de la espalda de Braud -las que no sean peligrosas de sacar- y usar un botiquín base para tratar un poco sus heridas, un parchecito para que no se muera.
» Se posiciona cerca de la cabeza y dispara con el rifle Assiah cargado con dos láseres. Después espera, con el portón abierto, a que salga Braud.
Ryuichi Ichiban
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Apareció de golpe Abby. ¿Cómo demonios podía estar dentro de si misma? Aquello le provocó a Braud un dolor de cabeza. ¿Había dentro de esa Abby un Braud todavía más pequeño? ¿Y otra Abby? ¿Y dentro de esa otra Abby otro Braud? Prefirió no seguir pensando en ello, o le explotaría la cabeza. Escuchó con atención lo que la rubia le explicaba mientras le sacaban las púas, asintiendo a los puntos de su plan y acallando algunas muecas de dolor según las salidas de las púas. Una vez Abby hubo desaparecido y hubiesen terminado de tratarle, se levantó.
—Gracias, enanitos que viven dentro de Abby —dijo, a la par que llevaba la mano a su hombro derecho y movía su brazo, notando que había recuperado toda su movilidad—. Cuando todo esto acabe nos damos un atracón todos juntos, ¿os parece? —añadió mirándolos con una amplia sonrisa y levantando un dedo pulgar.
Dicho aquello, cogió una gran bocanada de aire y la expulsó en una respiración preparatoria para lo que se avecinaba. Se acercó a la... ¿puerta? por la que había entrado, esperando a que se abriera. Su cuerpo empezó verse rodeado de un aura rojiza, aquella que potenciaba todos sus golpes. Sin embargo, esta se desplazó toda hasta su puño derecho. Su mano brillaba de un rojo oscuro, con un aura mucho más opaca que como solía rodearle. Movió los hombros una vez más y se colocó en posición. Entonces, la entrada se abrió.
Saltó hacia delante tras ver la cabeza del buey. Salió de Abby, recuperando su tamaño normal, y con el propio salto hacia delante dirigió un fuerte puñetazo al morro del animal.
—¡PLUTÓN IMPACTO!
De acertar, el aura rojiza estallaría transmitiendo toda su fuerza potenciada al buey. Era su golpe más fuerte y Abby había dicho que había que rematarlo, así que... Le pareció la mejor opción.
—Gracias, enanitos que viven dentro de Abby —dijo, a la par que llevaba la mano a su hombro derecho y movía su brazo, notando que había recuperado toda su movilidad—. Cuando todo esto acabe nos damos un atracón todos juntos, ¿os parece? —añadió mirándolos con una amplia sonrisa y levantando un dedo pulgar.
Dicho aquello, cogió una gran bocanada de aire y la expulsó en una respiración preparatoria para lo que se avecinaba. Se acercó a la... ¿puerta? por la que había entrado, esperando a que se abriera. Su cuerpo empezó verse rodeado de un aura rojiza, aquella que potenciaba todos sus golpes. Sin embargo, esta se desplazó toda hasta su puño derecho. Su mano brillaba de un rojo oscuro, con un aura mucho más opaca que como solía rodearle. Movió los hombros una vez más y se colocó en posición. Entonces, la entrada se abrió.
Saltó hacia delante tras ver la cabeza del buey. Salió de Abby, recuperando su tamaño normal, y con el propio salto hacia delante dirigió un fuerte puñetazo al morro del animal.
—¡PLUTÓN IMPACTO!
De acertar, el aura rojiza estallaría transmitiendo toda su fuerza potenciada al buey. Era su golpe más fuerte y Abby había dicho que había que rematarlo, así que... Le pareció la mejor opción.
- Resumen:
- Salir de Abby y hacer un bonito Plutón Impacto
Nombre de la técnica: Plutón Impacto
Categoría: Mítica
Naturaleza: Golpe potenciado
Descripción: Braud concentra su aura potenciadora en el puño, viéndose envuelto este de una intensa aura rojiza casi opaca. Entonces, el semigigante descarga un devastador puñetazo que, al tener toda su aura potenciadora en él, golpea con mayor fuerza de un impacto normal (+2 rangos en Fuerza). Después de hacer este ataque, Braud no puede utilizar su aura potenciadora durante varias horas (el resto del combate)
Nayelis
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Parece que de momento iba a conservar mi físico intacto. Pues parecía que el capitán no se había enterado de mi presencia cotilla mientras él hablaba por el den den mushi. La verdad es que mejor, pero esto provocaba que tuviera muchas incógnitas en la cabeza, y válgame los dioses, odiaba tener este tipo de cosas en la cabeza.
El capitán dio un ligero traspiés debido al suelo que había empapado con la fregona. Parecía ser mejor cotilla que limpiadora la verdad. Cuando pensé que había safado completamente de la situación, el capitán pidió una reunión en cinco minutos. ¿Quizás se dignaría a contarnos al resto lo de su llamada? Eso esperaba, pues no me gustan los secretos por muy confidenciales que sean.
- Si señor- le dije con tono tranquilo mientras dejaba la fregona apoyada sobre unas cajas y salía corriendo hacia la cubierta inferior, donde todos mis camaradas bebían, jugaban a las cartas, dormían y parloteaban.
- Eh chicos- dije dando unos golpes con la mano a uno de las columnas de soporte de la bodega para llamar la atención de todos- El capitán quiere charlar con nosotros en cinco minutos en la cubierta principal, así que acabaros la copa rápido, limpiad las babas de los camastros, acabar los chismorreos y tú, Mikey, me debes cincuenta berries del póker de ayer.
Dicho esto subí a la cubierta principal. Le daría un chance al capitán de que se explicara, y lo más importante de que me convenciera. Había muchas incógnitas sobre nuestra misión y sobre ciertos aspectos que me quemaban la curiosidad, pero bueno...que hable él...y luego si tal actúo.
El capitán dio un ligero traspiés debido al suelo que había empapado con la fregona. Parecía ser mejor cotilla que limpiadora la verdad. Cuando pensé que había safado completamente de la situación, el capitán pidió una reunión en cinco minutos. ¿Quizás se dignaría a contarnos al resto lo de su llamada? Eso esperaba, pues no me gustan los secretos por muy confidenciales que sean.
- Si señor- le dije con tono tranquilo mientras dejaba la fregona apoyada sobre unas cajas y salía corriendo hacia la cubierta inferior, donde todos mis camaradas bebían, jugaban a las cartas, dormían y parloteaban.
- Eh chicos- dije dando unos golpes con la mano a uno de las columnas de soporte de la bodega para llamar la atención de todos- El capitán quiere charlar con nosotros en cinco minutos en la cubierta principal, así que acabaros la copa rápido, limpiad las babas de los camastros, acabar los chismorreos y tú, Mikey, me debes cincuenta berries del póker de ayer.
Dicho esto subí a la cubierta principal. Le daría un chance al capitán de que se explicara, y lo más importante de que me convenciera. Había muchas incógnitas sobre nuestra misión y sobre ciertos aspectos que me quemaban la curiosidad, pero bueno...que hable él...y luego si tal actúo.
- Resumen:
Sigo las órdenes del capitán y llamo al resto a cubierta.
Raion
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
En su forma elemental el león no tardó en llegar a la batalla. Parecía que en su ausencia esta había alcanzado un grado de crudeza mayor al que había esperado, aunque sus compañeros parecían estar apañándoselas bien por el momento. Salvo Roland.
De hecho lo que más llamó su atención fue ver al gordo barbudo alejándose del campo de batalla en su moto, aparentemente herido de gravedad. ¿Qué enorme poder podía haber llevado a aquel gordo cabrón sin miedo a nada a retirarse? Aquello intrigaba enormemente a Raion, por lo que decidió se seguirle.
Sin embargo pronto se dio cuenta de que había alguien más en aquella dirección. Un tipo tapado por completo por una túnica negra que le confería un aspecto siniestro movía sus manos de forma continua en dirección al campo de batalla. ¿Sería alguna clase de mago? Seguramente tuviera algún poder derivado de una fruta del.diablo que estaría intentando utilizar para beneficio de sus enemigos en la batalla. Por lo tanto probablemente detenerle fuese un objetivo prioritario.
Asi que el león se dirigió hacia su compañero herido y le dijo:
- ¿Has visto a ese tipo? Parece que está haciendo algo en el campo de batalla. Probablemente sea un usuario poderoso. Tenemos que librarnos de él.
El tipo parecía demasiado concentrado como para percatarse de su presencia con facilidad, por lo que lo más probable era que al menos pudieran acercarse hasta una distancia razonable sin ser detectados.
De hecho lo que más llamó su atención fue ver al gordo barbudo alejándose del campo de batalla en su moto, aparentemente herido de gravedad. ¿Qué enorme poder podía haber llevado a aquel gordo cabrón sin miedo a nada a retirarse? Aquello intrigaba enormemente a Raion, por lo que decidió se seguirle.
Sin embargo pronto se dio cuenta de que había alguien más en aquella dirección. Un tipo tapado por completo por una túnica negra que le confería un aspecto siniestro movía sus manos de forma continua en dirección al campo de batalla. ¿Sería alguna clase de mago? Seguramente tuviera algún poder derivado de una fruta del.diablo que estaría intentando utilizar para beneficio de sus enemigos en la batalla. Por lo tanto probablemente detenerle fuese un objetivo prioritario.
Asi que el león se dirigió hacia su compañero herido y le dijo:
- ¿Has visto a ese tipo? Parece que está haciendo algo en el campo de batalla. Probablemente sea un usuario poderoso. Tenemos que librarnos de él.
El tipo parecía demasiado concentrado como para percatarse de su presencia con facilidad, por lo que lo más probable era que al menos pudieran acercarse hasta una distancia razonable sin ser detectados.
- Resumen:
- Ir a buscar a Roland y proponerle detener al tipo turbio de la túnica negra.
Contenido patrocinado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.