Capítulo científico - El comienzo de la investigación

El ascenso transcurría sin demasiadas complicaciones, a una velocidad aceptable gracias a las corrientes de aire que generaba el pelirrojo para disminuir el esfuerzo necesario en cada batida. "Espero que esos ineptos no se maten entre ellos en mi ausencia." De vez en cuando se apoyaba en la masa rocosa para tomar impulso con las piernas al tiempo que imploraba porque aquello no fuese una montaña. Estaría perdiendo un tiempo muy valioso. No sabía con certeza cuantos metros había ascendido, aunque debían de ser bastantes. Había superado la molesta niebla naranja y, ante sus ojos, una llanura completamente exenta de vegetación o rastro de vida alguno se mostraba. Tan solo algún que otro cactus aislado poblaba aquella zona desértica, como pequeños y verdes faros de vida en un mar de muerte. Para su sorpresa pudo ver con nitidez que en aquél páramo se erguía una pequeña casa de madera, algo vieja. "¿Quién construiría su hogar en un sitio como este? En fin, será mejor que vaya a ver."

El descenso fue indudablemente mucho más rápido que la subida, limitándose el pelirrojo a extender aquellas doradas alas y planear tranquilamente, cosa que agradecía. Mantenía su mantra activo mientras trataba de distinguir las presencias de sus tripulantes, que ahora debían de estar algo más alejados. En parte estaba tranquilo, ya que conocía bien a sus compañeros y los que habían viajado hasta aquel lugar con él eran los menos conflictivos. Sin embargo, trataría de darse prisa y volver junto a ellos lo antes posible. "No estoy dispuesto a perder a nadie más." Tal vez si Lanxerot hubiese ido con ellos no se preocuparía, aunque al menos Ryuta estaba con ellos. No le gustaba admitirlo, pero ese gnomo peliverde tenía una fuerza considerable y podría cuidar de ellos si las cosas se ponían feas.

Frunció el ceño al escuchar un ruido proveniente del interior de la casa cuando ya faltaban pocos metros para llegar, centrando todos tus sentidos en esta y saliendo de sus pensamientos. Una vez llegó a tierra hizo desaparecer sus alas y se mantuvo atento, intentando percibir alguna presencia en el interior. "Tal vez sea algún animal. O puede que el viento haya tirado algo" pensó en un primer momento, aunque tras pensar en el lugar donde se encontraba... "No, no es eso." ¿Habría alguien metido ahí? Y si así era... ¿Qué narices estaba haciendo en un lugar como ese? Saqueadores, tal vez... Solo había una forma de averiguarlo. Comenzó a aproximarse con cautela hacia la puerta, tratando de ver primero el interior del edificio por el hueco de alguna ventana, si es que había.

- Bueno, llamaría a la puerta y pediría permiso para entrar... Pero no creo que eso sea acorde con un pirata -respiró hondo y soltó el aire en un suspiro- Vamos -concluyó, tratando de abrir la puerta con su mano izquierda mientras se preparaba para lo que pudiera ocurrir.

Pasaron las horas, y poco a poco el grupo marine fue llegando hacia la isla. Eventualmente desembarcaron, preparando armas y demás. Aquel lugar era muy peligroso, no podían descuidarse. Luego el grupo empezó a caminar encontrando a los pocos minutos una casa, al instante Drake se agacha, dado a una advertencia de Jax. En aquel lugar se encontraban varios tipos, vestían un uniforme idéntico, por lo que era obvio que eran un tipo de organización. Era casi improbable que fueran aliados de la marine o el gobierno, por lo que por descarte eran potenciales enemigos. También se pudo observar que el teniente Jax se transformó en alguna especie de cristal. Algunos reclutas se asombraron, al igual que Drake, quien podía deducir que era un usuario, como él.

- Drake, debemos tener mucha precaución antes de enfrentarnos. Por ahora lo mejor será rodearlos.- Dijo Jax tomándose una pausa, mientras Drake asentía con la cabeza.- Avanzare por la derecha con la mitad de los reclutas.- Dijo deteniéndose esperando la intervención del teniente.

- Y yo avanzó por la izquierda. Los rodearemos y los eliminamos.- Dijo mientras con un dedo dibujaba en la tierra las acciones. Ambos grupos irían ocultos en el bosque,  para luego actuar en conjunto y acabar con los tipos. Tenían de lado el elemento sorpresa, así que debían aprovechar esto. Luego se reunió con el grupo de reclutos, y con una seña los llamo y empezaron a seguirle. Lentamente el grupo se separó y ocultos en el bosque observaban a sus enemigos. Pero había un pequeño problema. "¿Quién iniciara el ataque?". Se preguntaba mientras miraba a cada uno de los reclutas a su cargo.

Uno de los dos tenientes debía iniciar el ataque, dado a su mayor experiencia, pero cuál. Aunque antes decidió esperar tener en su vista al resto del grupo, para estar seguro de que todo saldría bien. Y luego de unos segundos logró divisar a Jax, y le indicó que él se encargaría de dar la señal. Así alguno segundos después, intentaría salir juntos y atacar al grupo desconocido. Estaban armadas y parecían ser considerablemente fuertes. Esto estaba por iniciar, y el marine estaba muy emocionado.

Las luces de alarma sonaban en el pequeño receptáculo que era el submarino la temperatura había ascendido hasta niveles incontrolables y la presión del agua hacia que las paredes se doblasen hacia dentro hasta el punto que una cuerda tensa de lado a lado de la sala de maquinas se encontraba tocando el suelo en estos momentos, hacia cinco minutos que me había despertado de un bonito sueño al lado de Fluffle en el que disfrutaba de unas vacaciones, y ahora estaba corriendo como un poseso a pedir emerger a profundidad de periscopio para saber que demonios estaba pasando, pero si os preguntáis como he llegado aquí os lo contare.
Todo viene de una de las muchas misiones terminadas para la resistencia, como no podían venir a recogerme en persona no se les ocurrió nada mejor que mandarme otra misión para proteger a los diez tripulantes del pequeño sumergible, a cambio de desembarcarme en el punto de extracción indicado, por otro lado los marineros recibieron unas extrañas directrices que hicieron que se desviaran de su ruta para investigar una tonta isla, y como ellos son los que mandan aquí me encuentro encerrado en esta cáscara de nuez a la espera de salir a profundidad de periscopio y desembarcar lo antes posible en tierra para hacer reparaciones y ver que narices ocurre para que los termómetros y la presión marina se disparen así por que si. Mi querido compañero como no se podía esperar otra cosa aprovecho la confusión y con sus alforjas se encontraba saqueando los comestibles de la cocina, menudo goloso estaba hecho, pero tenia cosas mas importantes que reprenderle por abusar de la comida.


(intentamos salir a profundidad de periscopio para buscar un lugar donde emerger y descender a tierra para iniciar un chequeo del submarino y repararlo)

Madre de dios, ¿pero qué era eso? Al chico de la gorra roja parecía que le temblaba tanto la mano que nos habíamos equivocado al mirar en otra dirección. Nunca me había cruzado con un gigante, incluso después de tantos viajes de isla en isla y empezaba a creer que menos mal que no lo había hecho y que tampoco es que tuviera demasiadas ganas ahora. Lo único bueno que sacaba de la situación es que su mera presencia apartaba un poco la niebla y dejaba ver al otro lado, entre sus piernas, la isla que buscábamos.

Eché un vistazo a mi alrededor. "Salidas, venga Alice, piensa. Necesitas posibles salidas, tu vida está en peligro y aún no puedes morir." Mi cabeza, una tormenta de ideas que peleaban entre ellas, casi ni me dejaba pensar y a pesar de todo, sólo tardé unos segundos en dar con una solución que podía funcionar. Éramos... nueve, si no contaba mal, incluyéndome a mí misma. ¿Qué eran nueve pequeñas personas contra 20 metros de carne y hueso, que se alzaban ante nosotros? Miré hacia atrás una vez y descarté la opción de escapar. Antes de que nuestra embarcación diera la vuelta ya nos habría atizado con el palo que levantaba sobre su cabeza. Un momento... ¿era aquello un palo con una cuerda? Puedo jurar que parecía una caña de pescar gigante y aunque la idea pareciera absurda, si lo era, estaríamos todavía más jodidos al intentar alejarnos.

Me preguntaba cómo era posible que me enviaran a una misión a ciegas, sin poder planificar nada, sin conocer a mis compañeros. Quién sería el que manejaba el barco... Probablemente el chico que los alertaba del peligro, pero no podía estar segura. ¿Quiénes había que vigilar para que no cayeran al mar y se ahogara? ¿Qué "poder" tenía cada uno de ellos? Ni siquiera estaba bien que me pusiera a pensar en ellos puesto que perdíamos tiempo. Como no sabía quién tenía el mando lo asumí, aunque quizás por motivos egoístas. Tenía ganas de salir de allí, no había sido un buen comienzo. Así que la solución que elegí...

-¡Tenemos que pasar entre sus piernas y llegar hasta la isla! -grité, no con temor, sino para que todos me oyeran alto y claro. Mi cara no dejaba traslucir nada, porque realmente sentía una ligera inquietud, pero no miedo. -¡Aquellos que tengan armas a distancia pueden tratar de atacarlo, aunque no creo que sirva de nada!

No tenía muy claro si me harían caso o no. Ni siquiera sabía si me oían, si sus caras delataban parte de lo que sentían. Ni me importaba, a decir verdad. Sólo lo observaba todo, apoyada todavía en la barandilla de cubierta, mientras me preguntaba dónde estaría Dexter y si lo vería pronto, o si tendría que seguir vagando sin un rumbo fijo mucho más tiempo.

Tras lo que me parecieron siglos, llegué al lado de los desconocidos. Aunque no recorrí yo mismo todo el camino: En cuanto me vieron, se me acercaron y se mostraron preocupados. Lo agradecí con una pequeña sonrisa, aún me hallaba algo desorientado. La temperatura había bajado, y al adentrarme tanto en la niebla ya había perdido el rumbo, incluso tenía dudas de volver a ver el barquito en el que había llegado. Todo era blanco a mi alrededor, y no habría podido decir hacia donde debía marchar. La orientación no funciona sin puntos de referencia, por lo menos no a mi.

Así que estaba más que agradecido de encontrarme a esos viajeros. Me ofrecieron algo caliente que sabía a café con chocolate. Solo tomé un trago, por prudencia y porque no quería agotarles sus reservas. Desconocía el tamaño de la isla. Con un ademán decliné el bollo que pretendían darme; aún había comido hace poco en el barco. Ya debía de ser media tarde, pero podría aguantar hasta entrada la noche sin problemas.

-Mi nombre es Keth-Selim, amable hombre. En todos los arquipiélagos se oían los murmullos acerca de que algo grande se cocía en esta isla. He visto a piratas y marines echarse al mar por igual, si bien siguiendo distintos caminos, antes de que yo me decidiera a hacer lo mismo. No busco más que entender qué está ocurriendo y ser útil a la causa, si es que descubro alguna.

-En realidad tengo otros motivos, pero esos no son de la incumbencia de nadie más que mía.- Pensé para mis adentros. Al cabo de un momento todos seguimos caminando. Ellos guiaban y yo, perdido como un pulpo en un taller, les seguía mansamente. Tal vez mi confianza me jugara una mala pasada, pero en ese caso ya me las arreglaría. Prefería ser educado de buenas a primeras, de manera que saqué mi flauta. La froté un poco con la mano, como si la acariciase, antes de llevármela a los labios.

-Puesto que me habéis ofrecido comida y bebida, a la vez que un camino, lo justo es que os devuelva algo del mismo calibre. Permitidme que...

Callé y comencé a tocar. El familiar tacto de la piedra casi me arrancó un suspiro, y esa fue la nota de arranque. Miré a mi alrededor y mientras continuábamos, una melodía triste y antigua como la nieve inundó el lugar. Era lenta y majestuosa, aprendida de mi madre. Podría decirse que encajaba con el paisaje.

El camino aún era tranquilo. Luego de conversar con aquellos tipos, la rana se alejó de ellos unos momentos. Prefirió divisar un rato el lugar. Se podían observar que había dos senderos para desembarcar, aunque podían aún permanecer en el barco y seguir por el canal de agua. Era la decisión de Frog, podría continuar su camino o quizá seguir de pie por la vegetación. Las opciones eran múltiples, y la verdad la rana tenía planeado continuar a pie, quizá junto al grupo de caza tesoros con el que había hablado. Pero algo le decía que no debía hacer eso, aún no. Por lo que decidió no desembarcar aún y continuar el rumbo.

Aquella isla no inspiraba mucha confianza, y los peligros a los cuales se enfrentaría podrían ser inimaginables. Permanecer en el barco aún podría significar más seguridad, o no.Sin embargo también debía preparar bastantes cosas antes de desembarcar. Planeaba agradecer al capitán por haberlo aceptado en el barco y  quizá darle un poco de dinero. Aunque por ahora debía preocuparse en lo principal: Llegar con vida a aquella isla, y hacer lo que tenía que hacer.

- Supongo que aún no es mi momento.- Decía en voz baja mientras observaba el agua. ¿Cuál momento? Pues el momento en el que Frog demostraría su poder. Demostraría que una simple rana puede cambiar el curso de una batalla muy importante. Ese era su deseo, y estaba dispuesto a cumplirlo.

https://www.onepiece-definitiverol.com/t14763-combate-en-la-arena-gajeel#146986
Para Gajeel.


https://www.onepiece-definitiverol.com/t14764-batalla-contra-el-gigante-angle#146989
Para Angle.

Ya llevábamos un rato caminando por aquel terreno helado, frío y con niebla. El andar se hacia pesado por culpa de la nieve, pero por lo demás no había, de momento, ningún problema más. Yo estaba jugueteando con una bola de nieve lanzándola arriba y abajo. Se podía ver perfectamente que Kaito estaba enfadado, aunque no lo exteriorizaba, algo me decía que sabía por qué y le dije poniendole una mano en el hombro:

- Querido amigo, si cuando el gobierno nos reclama solo acudes por la pasta, te llevarás muchas decepciones. Si que es cierto que en cada misión ponen nuestras vidas en peligro y si tanto tu o como edward fallecieseis en una de estas misiones dejariais a vuestras mujeres viudas, y al menos solo por eso deberíais cobrar un plus. Por mi parte quitando el hecho de que le tengo mucha estima a mi vida y que me molestaría perder algunos de los placeres que la vida me otorga, yo no tengo a nadie que me retenga en el mundo de los vivos o al menos nadie que dependa de mi.

De repente se me ocurrió algo, hice una bola de nieve, la endurecí todo lo que pude con las manos la introduje dentro de el arrow of destruction apunté hacia edward y disparé:

- Hey edward pillala.

Después de eso pude ver frente a nosotros un edificio, cosa que podía significar civilización, pero no siempre la civilización es buena y menos cuando esa civilización esta en un edificio en medio de ninguna parte. En cuanto al edificio, Kaito nos dijo que en el edificio percibia algunas presencias que tuviesemos cuidado.

- Kaito se que no pero ¿tu haki distingue si son presencias femeninas o masculinas? y si son femeninas ¿son bellas presencias?. Ya se que puedo parecer patético pero es que estoy muy solo.

Dejé de prestar atención a todo lo que no fuera Gangplank en cuanto este cayó como fulminado por un rayo. Me sentía mal, tenía ganas de vomitar. Como antes de subir a un escenario o hacer algo importante de lo que dependen otras muchas cosas, como la vida de alguien. Todo fue lento y confuso durante los segundos que duró el shock y después, cuando ya no me palpitaban los oídos, el tiempo se aceleró.

-Ay madre... ¡que me sé mucho de teoría, pero poco de práctica todavía! -exclamé mientras corría hacia el sofá donde habían depositado al hombre, nada más oír las palabras de Der. Qué cara tenía, me decía que lo curara, y aunque era cierto que parecía algo tenso, se le veía más preocupado de desvalijarlo que de hacer algo útil por él. ¡No hacía falta que le quitara toda la ropa y menos arrancándola! ¿Habíamos pasado del preludio de un trío que ni siquiera había notado a una escena de porno gay?

-¡Jo, para qué lo has puesto en el sofá, lo necesito en el suelo! -le grité a Der. Lo bajé yo misma. No estaba siendo muy razonable con él, pero una vida estaba en juego. O así lo justificaba yo, por lo menos. Además, me ponía muy nerviosa si sentía que había alguien que dependiera de mí en cualquier aspecto. Y en este caso...

Empecé examinando las constantes del chico. Al intentar encontrar su pulso en la muñeca pude notar que su corazón no latía y acercando el oído a su nariz y boca, que tampoco respiraba. No tenía "problemas" físicos evidentes a excepción de... Miré el bulto. Miré a Rebeka. Oh, mierda. Ahora me sentía culpable. Aunque al menos, si mis sospechas eran ciertas había muerto feliz. Sacudí la cabeza tratando de concentrarme. ¡No, no había muerto, sólo estaba en parada! "Reira, deja de pensar en eso joder, tienes que salvarle la vida."

Le insuflé un poco de aire en los pulmones y empecé a comprimirle el pecho rítmicamente, al tiempo que llevaba la cuenta en voz alta.

-¡Uno! ¡Dos! ¡Tres! ...

Quien tuviera un desfibrilador...

El hombre de pelo blanco accedió y me hizo una simple coleta que supuse que serviría para unas cuantas horas. Así, simplemente miré al hombre y a Theo para ver a donde se dirigían y, de manera instintiva, me puse a seguirlos. Al parecer, la temperatura había subido bastante respecto a la que normalmente hacía en los mares, dudaba mucho que tal cambio climático fuera a causa de un cambio de zona. Quitando ese cambio, otra cosa también tomaba mi atención, la cual correspondía a la espesa niebla de color rojizo. Parecía que en cualquier momento te iba a tragar y nunca saldrías de ahí... Me recorrió un escalofrío por el cuerpo, mas lo ignoré y seguí pensando en la razón de ser de ésta.

No tenía pinta de ser creación artificial. Cualquiera que quisiera crear este tipo de niebla, lo podría hacer sin demasiada dificultad. Pero la dificultad recaía en el hecho de cubrir tal extensión, ocupando una isla de tamaño medio sin dejarse huecos y no aminorar el efecto agobiante ni dejar que la temperatura decaiga en ciertos puntos. Por lo tanto, debía ser un extraño e increíble efecto meteorológico, pues siquiera lo había visto en la gran cantidad de libros ya leídos en busca del conocimiento, o los incontables viajes que había vivido con el antiguo capitán. Quizás, yendo por el camino fácil y simple, alguna borrasca demasiado potente y proveniente de un lugar bastante lejano hubiera provocado ésta preciosa niebla rojiza.

Estaba tan ensimismado en éste tema que había ignorado por completo lo que ocurría a mi alrededor. Al parecer, algo negro nos rodeaba y había provocado una bajada de la temperatura notable. Además, nuestro objetivo parecía ser una edificación que se erigía tras la niebla y de la cual solamente se podía ver la negra silueta que provocaba.

Ag, calor. Odio el calor o, al menos, ese tipo de calor, el tipo de clima asfixiante, que te acorrala, te atenaza, se pega ti como si de una serpiente se tratase y te hace sudar. Por desgracia no podía hacer nada, estaba ahí atrapado, en un lugar desértico, siguiendo a la pelirroja que parecía haberse enfadado, ya me disculparía más tarde cuando no tuviera que hacer de niñera de los otros dos. A veces me preguntaba cómo me había metido en ese problema y recordaba la promesa que había hecho “Mi yo del pasado me mete en demasiados problemas” pensé, limpiándome un poco del sudor que había en mi frente.

Por suerte la dragona que acompañaba a Mura, hacía pasadas cada cierto tiempo, enfriando el ambiente con su aliento helado, lo cual tenía que agradecer, mas la sensación solo duraba unos instantes, dejando una sensación de calor mayor a su ida. Así pues, con sus idas y venidas disfrutaba de aquel cambio de clima y maldecía cuando este dejaba de hacer efecto ¿a qué maldecía? A lo que tuviera delante de mis ojos, lo que podían ser cactus, el suelo arenoso, que hacía más difícil moverse, o simplemente maldecía a la nada, en donde seguro se estaba mucho más fresco que aquí.
Miré hacía detrás, esperando ver como los otros se movían y que no se habían quedado junto al barco, esperando que no tendría que recorrer el camino de vuelta para ver donde estaban y llevarlos de hostias hasta donde estaba el lagarto ¿O quizás lo deseaba? Era un sentimiento complicado, así que dejé de pensar eso y empecé a contar cada paso que daba.

Cuando llegué a los dos mil, me acabé aburriendo y levanté la cabeza, para ver si habíamos llegado ya a la posición del lagarto gigante, pero no parecía ser así, solo niebla y más niebla, mis ganas de atizar a alguien solo iban en aumento, al igual que la temperatura, que no parecía dar ni un segundo de tranquilidad. La pelirroja todavía iba delante, y aunque se perdía un poco entre la niebla, pero el hecho de que una de sus mascotas saliera volando y de cuando en cuando la dragona siguiera pasando por allí me hacía sospechar que era ella. Como, tras un buen rato de caminata solitaria, me había cansado de esta, decidí acelerar un poco el paso, una carrera ligera hasta alcanzarla, esperando que no acelerara de nuevo.

-¿Has visto a tu capitán ya o se nos ha perdido?-le dije mientras me acercaba a ella, esperando que se le hubiera pasado el cabreo que hizo que nos dejara atrás-.

El calor iba en aumento y el bochorno cada vez se hacía más insoportable, hacía ya bastantes minutos que caminábamos entre aquella densa niebla sin ver mucho más allá de 10 metros pero a pesar de todo aquél "Bicho" que llevaba nuestra compañera poseía unas cualidades que nos estaban manteniendo más o menos frescos durante nuestra caminata. Una lástima que no se pudiese comer ya que andábamos escasos de víveres.

Aún estaba pensando en la escena que nuestro "invitado" había montado antes. No pude sino esbozar una sonrisa hacia su comentario y comenzar a andar. Si estaba en el barco era simplemente por Murasaki y porque el capitán había llegado a un pacto con él......

La marcha se aceleró y tuve que caminar más rápido para seguirles, durante toda aquella marcha siempre había ido detrás de aquél tipo y de Murasaki que era la que había aumentado el ritmo de la marcha, probablemente estaría disgustada con él por alguna razón. Era preferible así, que ellos fuesen por delante y que yo fuera por detrás para poder seguir con mis confabulaciones y mis pensamientos.

Miraba a los lados y no veía absolutamente nada, no me inspiraba mucha confianza seguir a Murasaki pues en aquél momento sus sentimientos podrían estar confundiéndola pero era mejor que nada ya que íbamos a estar igual si yo hubiera dirigido la marcha pues no había nado con lo que poder guiarse.

Pese a qué aquél dragón estaba obrando milagros enfriándonos de vez en cuando, mi cuerpo no podía soportar aquél calor ni un minuto más por lo que me quité la camiseta quedándome únicamente en pantalones y sudando como un cerdo. Hice un nudo con la camiseta y me la até a la cintura. Me palpé por un momento la yugular para comprobar que mi frecuencia cardíaca no se había disparado a causa de la situación en la que nos encontrábamos. Seguía estable aunque los signos de deshidratación comenzaban a hacerse visibles en todos nosotros, estábamos siendo refrescados, sí, pero lo que importaba no era el alivio que sentíamos gracias a aquél dragón sino el agua que estábamos perdiendo a causa del calor. Teníamos que hallar el fin de aquella niebla si no queríamos caer desmayados a causa de aquel puñetero calor.

Una pierna detrás de otra, un paso, otro, otro, otro..... Era algo monótono así que force un poco mi marcha hasta alcanzar a los dos miembros que iban por delante. Crucé una mirada con aquél tipo y le pregunté:

- Oye jefe, ¿No tienes calor con toda esa ropa puesta?, dije retrasando mi marcha un poco.

Aquel tipo, ahora apodado "El jefe" no parecía mala persona, un poco prepotente había sido pero no por ello iba a llevarme mal con él. Una cosa estaba clara, tenía sentimientos pues estaba enamorado de la única mujer de nuestra tripulación, y sí pensaba única porque Rito mas que una mujer era una bestia parda come badajos. Me vino una imagen un tanto extraña a la mente y comencé a reírme durante unos instantes. Volviendo al tema del "jefe" parecía que le movía el amor y también que era bastante fuerte, ¿Hasta que punto podría moverle ese sentimiento de amor? Si no tenía cuidado ese sentimiento iba a ser su perdición.

Había estado todo el puñetero camino por este infierno mirando a Murasaki y al "Jefe" pues iban delante de mí y no me apetecía estar girando la cabeza para perder energías de manera absurda, pero no había reparado en que Nagato también estaba allí. Le miré por un momento ladeando la cabeza, también él iba vestido de cintura para arriba, cuanto calor innecesario estaban pasando. Me acerqué a él y le pregunté si estaba molesto por el comentario de hacía cuanto ¿Media hora, 45 minutos, 10 minutos? No lo sabía ya.

- Podrías intentar enviar alguno de tus fantasmas a la redonda ya que ellos si no recuerdo mal no tienen gasto de agua, dije mirando hacia el frente.

Hiciese lo que hiciese creo que le había dado una buena idea, o al menos a mí me la parecía.

Justo cuando creía que comenzaba a vislumbrar el final de aquella tosca y densa niebla cerré los ojos y los volvía a abrir de nuevo, había sido simplemente una artimaña de mi propio cerebro que en aquél momento era mas mi enemigo que mi aliado.

- Maldito capitán, me podría haber llevado volando, pensé mientras me volvía a atar la camiseta a la cintura ya que se estaba cayendo a causa del sudor.

- Oye Murasaki........ Ese bicho de ahí por casualidad no sabrá fabricar cubitos de hielo ¿No?

Toda la tranquilidad se esfumó al ver que una niebla muy densa dejaba a todo el mundo seco. Desde su aparición hacía mucho calor. Bajé a la despensa para ver la cantidad de agua, a parte de ver que no teníamos las cantidades suficientes para abastecer a todo el personal que se encontraba en el barco en este momento. A parte de ver el agua pude encontrar diferentes frutas que podían suplantar el agua. Rápidamente subí a la zona de mandos del barco par informar a Leonel el tema del agua.

Le conté lo que había estado haciendo en el almacén. Nada mas decirle eso, me contestó que cogiese el timón. Sin pensármelo dos veces, subí rápidamente y agarré con fuerza el timón, mientras mi compañero soltaba el ancla. El barco se detuvo completamente, solo faltaba realizar los movimientos necesarios para no estampar el barco en ninguna parte. En cuestión de segundos pude detener el barco e inmediatamente bajé a preguntar como estaban mis compañeros. Tras saber que estaban todos bien el nerviosismos que tenía encima desapareció.

Me paré en las rocas y me di cuenta que no podía ver mucho más que en barco mercenario que ya se estaba yendo hacia la dirección opuesta. Tanto de un lado como del otro sentí dos poderosas presencias, mientras que delante mío el agua continuaba. Decidí ir a la izquierda, no por instinto ni por nada, si no porque soy zurdo y siempre que tengo que elegir entre izquierda y derecha voy hacia el primer sitio. La presencia en la niebla persistía, pero no me desviaba de la "voz" que escuchaba en el lugar al que iba. Para ir más rápido y para que haya un poco más de iluminación activé mi Dragon Point, lo que hace que me convierta en una mantícora de fuego, lo que me permite volar a quince metros sobre segundo. Me dirigía rápidamente a la presencia, en busca de... de nada en especial, simplemente curiosidad.

[Ambiente Musical]
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ÑamÑamÑamÑamÑamÑamÑamÑamÑamÑamÑamÑamÑamÑamÑamÑamÑamÑamÑamÑamÑamÑam... Oh, sí, que bien que me sentía comiendo. Y ese suspense eterno de tener la necesidad de estar atento a ver si acaso alguien pudiese interferir entre la comida y yo hacía que fuera incrementando moderadamente el hambre que tenía. Todo iba como la seda, cuando de pronto mientras casi me atragantaba con unas frutas que me encontraba comiendo, tragando o intentando digerir, un gritó captó mi atención.
-¡TIEEEEEEEEEEEEEEERRRRRRRRRRRRAAAAA!
Oh, vaya. Al parecer por fin habíamos conseguido llegar a nuestro destino. Eso quería decir que ya venía siendo hora de que abandone esta embarcación, y sin que me vean. No podría salir de la misma forma como entré, puesto que era muy seguro que aquí es donde iban a dejar la comida. Debía dejar de castigar a mi boca con tanta cosa dentro y pensar en algo -como alguien piense mal se va a llevar un golpe de remo, primer aviso-. Tal vez, cuando hayamos dejado el ancla y todo el mundo baje con normalidad, pueda escaquearme "por la puerta de atrás". Un poco de agua tampoco me haría daño, y así podría hacer algo de despiste.
Sin embargo y antes de ponerme a ello debía de salir para fuera para comprobar el terreno de la isla en la cuál estaremos. Aunque según mi cabeza seguramente sea algo frío, pues lo he sentido durante casi todo el trayecto, y con mis ropas más aún, que apenas voy tapado.

Con un poco de agua para poder refrescarme y tener un mejor trago, salí con cuidado por la puerta. No había moros en la costa -sin intención de querer ser racista, eh-, así pues salí con cuidado y volví a cerrar la puerta de la despensa. Veamos... Ahora debía de salir a la superficie de un barco sin alertar a nadie, sin haber llegado a  tierra aún, y sin saber moverme... Bueno, como decía un viejo amigo mío, si no saber por dónde ir, tira siempre para la derecha, algo encontrarás. Bien, había un pasillo a la derecha, y más a la derecha otro, y de nuevo a la derecha una puerta. Bien, no me había encontrado con nadie, y tampoco escuchaba ni un ruido. Seguramente deberían de estar todos en cubierta preparándose para desembarcar. Eso sería una ventaja. Perfecto, abrí la puerta y. Era el cuarto de la limpieza... Las bayetas, fregonas, escobas y cubos lo delataban. Bueno, ese mismo amigo mío decía que si al ir a la derecha me quedaba sin salida debía de ir todo el tiempo a la izquierda. Y eso hice... La cosa es que volví a mi punto inicial. Esto me estaba cansando. A tomar por culo.
Lo que hice a continuación fue usar mi habilidad para tragarme el techo haciendo un pequeño agujero y seguidamente subir con unas acrobacias. Ahora me encontraba en la superficie. Puf, se notaba, el fresco ahora lo sentía bastante más. Bien, la cosa era tener que tener máximo cuidado para que nadie me pudiera ver siquiera. -¡Quién ha hecho este agujero en el techo! ¡Voy a subir! -Escuché. Mierda, se me había olvidado devolver el techo. Era hora de salir de aquí... Y lo primero que vi fue un cubo de basura en el cual me metí sin miedo. Puag, que asco. Tenía ganas de gritar pero los pasos de aquella persona que tanto se mosqueó por mi destrozo se escucharon dando un fuerte golpe al piso, seguramente el resultado de un salto para llegar aquí...
En fin, todo me tenía que pasar a mi. Esperemos que se vaya pronto y pueda salir ileso de esta.

Trataba de seguir al Schibukai entre la niebla, ciertamente su velocidad era envidiable costaba seguirle el ritmo, el vampiro se dirigía al Sureste con lo que parecía un plan en mente o tal hubiera sentido algo con su mantra. Tras activar mi haki, no tardé mucho en detectar unas presencias poderosas, y tardamos mucho menos en ver a un barco con una jolly roger con colmillos afilados.

El barco era una nao, era de un tamaño respetable aunque tampoco se trataba de una embarcación del otro mundo, aún así era suficiente para navegar por el nuevo mundo, siempre que contarán con un buen navegante.  Había presencias más pequeñas en la cubierta mientras que el número de presencias poderosas estaba en el interior.

-"Sería un buen barco a añadir a la compañía"- pensé yo calculando en mi cabeza la capacidad que podría tener la bodega.

Pero al parecer el vampiro ya había comenzado el abordaje, Derian descendió en picado atacando a uno de los marineros de una forma atroz y sádica mordiéndole toda la carótida y succionando su sangre para terror de los compañeros, yo desplazándome lateralmente descendí a la cubierta trasera ocultándome del Schibukai, el cual probablemente me sentiría con mi presencia. Mientras me encontraba oculto tanteé la madera del barco, no era de buena calidad, es más crujía al paso. Pensándolo mejor tal vez no fuera como esperaba. Lentamente sentí como una de las presencias más débiles se iba apagándose lentamente, era una sensación terrorífica mucho más espeluznante como cuando una presencia se apagué de golpe por una decapitación. No, esto era algo mucho más terrible podría sentir como esta moría lentamente, sin remedio, sin posibilidad de salvación.

El cielo se tornó aún más oscuro y macabro, precediendo la aberración que iba a pasar. Una de las presencias , se debilitó de una manera más rápida que la anterior, una a una las presencias iban apagándose, hasta que en toda la cubierta se sitió un aura de una presencia poderosa. ¿Era la de Derian?...¿Cómo...como era posible?, su presencia era ahora mucho más notable y oscura que antes que para terror de los marineros, les hacía que se retorcían en gritos de agonía dejándome almendrado incluso a mí. Estos gritos retumbaban en mi cabeza, a pesar de que trataba de mantener la calma me era imposible no sentir pena por los marineros, realmente Derian era un monstruo. Pero una presencia apareció, tenía una presencia aterradora del mismo nivel que la de mi aliado. El hombre comenzó a batirse con el vampiro en un combate que cuanto menos sería espectacular...Tal vez lo mejor fuera esconderse o investigar por dentro del barco.

Desenvainando mi katana de kairoseki, y tras comprobar el color de su filo morado con toques turquesa, realicé una técnica sobre la propia cubierta tratando de hacer una entrada al interior del buque sin cruzarme en la trayectoria de aquellos dos monstruos.

-Shinkō no shīto: Enjerutoraiaru- susurré antes de realizar un pequeño agujero en la cubierta por el cual entraría a la nao.

El ruido al quebrar la cubierta se camufló con el ruido que provocaban los otros dos al pelear, pasando posiblemente desadvertido. Activando todo lo que podía mi débil mantra me adentré en el buque buscando la bodega y tratando de encontrar algo interesante. Por el iluminado interior de la embarcación.

Enjerutoraiaru: