Steve
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Akuma no mi
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¿Por qué no? Los marines parecían no haber venidos preparados, pues no tenían explosivos. Simplemente estúpido, para estar en medio de lo que parecía ser una guerra, pero no sería yo quien cuestionase a los altos cargos de cada bando. Ante el grupo de marines habían aparecido tres personas... o mejor dicho, dos y una rata gigante.
El animal de tamaño familiar me llamó la atención, sobretodo porque iba montado sobre un perro, como si fuera un poni. No creía lo que estaba viendo ¿eso era un sueño o realmente había una rata montando a un perro? En cuanto iba a acercarme para decirles que hacían por allí, la rata salió huyendo al galope. La mezcla de desconcierto y ganas de reírme eran mayúsculas, e intente esconder las dos bajo mi mejor cara de seriedad.
-Esto... Raro, bastante raro. - mire a las otras dos personas que aún estaban se encontraban en el mismo lugar - Ahora que vuestro compañero ha... ¿desertado? Quería preguntaros si tenéis unos explosivos para volar esa pared de ahí - señale el enorme muro con un ligero movimiento de cabeza - A ese grupo de marines seguro que le agrada vuestro ayuda.
Si decían que no, hablaría con los marines para intentar movilizarnos, pues habría que buscar un camino alternativo para entrar. Si llegaba a tener un poco de suerte incluso accedieran a venir con nosotros o puede que nos ayudasen si tenían explosivos encima.
El animal de tamaño familiar me llamó la atención, sobretodo porque iba montado sobre un perro, como si fuera un poni. No creía lo que estaba viendo ¿eso era un sueño o realmente había una rata montando a un perro? En cuanto iba a acercarme para decirles que hacían por allí, la rata salió huyendo al galope. La mezcla de desconcierto y ganas de reírme eran mayúsculas, e intente esconder las dos bajo mi mejor cara de seriedad.
-Esto... Raro, bastante raro. - mire a las otras dos personas que aún estaban se encontraban en el mismo lugar - Ahora que vuestro compañero ha... ¿desertado? Quería preguntaros si tenéis unos explosivos para volar esa pared de ahí - señale el enorme muro con un ligero movimiento de cabeza - A ese grupo de marines seguro que le agrada vuestro ayuda.
Si decían que no, hablaría con los marines para intentar movilizarnos, pues habría que buscar un camino alternativo para entrar. Si llegaba a tener un poco de suerte incluso accedieran a venir con nosotros o puede que nos ayudasen si tenían explosivos encima.
Aki D. Arlia
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Estaba intentando calmarme. De verdad que si. ¡Pero que ese imbécil me apartara con tal facilidad, sin ni siquiera dignarse a esperar a tenerme enfrente...! Vale. Vale. Respiré hondo y miré alrededor. Había humo en el ambiente y varios incendios a lo largo de la costa. El enemigo estaba intentando tomar las fábricas, pero el ejercito del rey ya salía a rechazarlos. ¿Qué hacer? Era tentador meterme en el medio del combate y aprovechar para desestresarme, pero a lo mejor debería volver al castillo.... ¿Y esa cueva de allá? Tal vez el enemigo estuviera subiendo por ahí...
Pronto decidí qué hacer. Agarré mis sai y me puse en pie en la alfombra. Descendí casi a tres metros de altura y me acerqué allí a donde los invasores y las fuerzas del rey habían entablado combate. Comencé a saltar de un enemigo a otro, apuñalándolos por sorpresa desde el aire o lanzándoles un cuchillo. Una de las veces incluso utilicé la cabeza de alguien para impulsarme y saltar de nuevo a mi alfombra antes de continuar. Esquivé la mayoría de sus ataques, pues en medio de la confusión de la guerra no era muy complicado. La gente se centra más en aquellos que tiene delante que en la persona que revolotea por arriba. Qué pena. Me di cuenta de que aun así tenía varios cortes y arañazos, y de que una vez más volvía a estar cubierta de sangre. En fin. Ascendí otro poco para recogerme el pelo con tranquilidad y luego me dirigí a la retaguardia del ejército real para buscar a un par de personas que estuvieran ociosas. De encontrarlas, bajaría y les diría:
-¡Eh, vosotros! Ayudadme. Puede que el enemigo esté aprovechando esa cueva para colarse desde el otro lado. Venid conmigo, no sea que nos tomen por sorpresa.
Y de no encontrarlos me dirigiría al castillo. Seguramente allí si que habría alguien dispuesto a acompañarme.
Pronto decidí qué hacer. Agarré mis sai y me puse en pie en la alfombra. Descendí casi a tres metros de altura y me acerqué allí a donde los invasores y las fuerzas del rey habían entablado combate. Comencé a saltar de un enemigo a otro, apuñalándolos por sorpresa desde el aire o lanzándoles un cuchillo. Una de las veces incluso utilicé la cabeza de alguien para impulsarme y saltar de nuevo a mi alfombra antes de continuar. Esquivé la mayoría de sus ataques, pues en medio de la confusión de la guerra no era muy complicado. La gente se centra más en aquellos que tiene delante que en la persona que revolotea por arriba. Qué pena. Me di cuenta de que aun así tenía varios cortes y arañazos, y de que una vez más volvía a estar cubierta de sangre. En fin. Ascendí otro poco para recogerme el pelo con tranquilidad y luego me dirigí a la retaguardia del ejército real para buscar a un par de personas que estuvieran ociosas. De encontrarlas, bajaría y les diría:
-¡Eh, vosotros! Ayudadme. Puede que el enemigo esté aprovechando esa cueva para colarse desde el otro lado. Venid conmigo, no sea que nos tomen por sorpresa.
Y de no encontrarlos me dirigiría al castillo. Seguramente allí si que habría alguien dispuesto a acompañarme.
Kasan
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Akuma no mi
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Los eventos se sucedían uno tras otro en lo que parecía el fin del mundo, había estado algo ausente durante un tiempo, vamos, que me había quedado empanado como una pechuga de pollo, de vez en cuando escuchaba a mi compañero Kusanagi pero tampoco es que le hiciera el suficiente caso como para enterarme de algo de lo que me decía.
Estábamos caminando por un pasillo cuando de pronto Kus cambió la dirección en la que nos dirigíamos, no me había enterado el porqué de esa decisión tan repentina hasta que me choqué con algo. Un hombre vestido de manera similar a los carceleros de Impel Dawn había chocado conmigo... ¿O había sido al revés? Bueno da igual, antes de que me diera cuenta me habían esposado él y su compañero.
Si bien es cierto que no había hecho mucho caso a Kusanagi en las ultimas horas, sus ultimas palabras antes de separarse de mi aparecieron en mi mente: "Será más fácil si nos separamos. Ten mucho cuidado, y si necesitas ayuda trata de crear algún tipo de señal. Yo haré lo propio " Nada mas recordar aquellas palabras ya estaba preparado para dejar fuera de juego a aquel par pero, ¿Que pintan dos carceleros aquí? Si me habían apresado a mi era muy posible que hubiesen mas presos, gente que por ir en contra de Derian habrían sido encarcelados... Unos interesantes refuerzos, pensé.
Con esa idea en mente me dejé guiar por aquellos dos, aparte de eso también contaba con que alguno de los dos tuviese encima las llaves de las esposas que me habían colocado, la idea era que Kusanagi captase la idea de que si no hacía escándalo era por que no necesitaba que viniese a echarme una mano, pero como no le había hecho mucho caso últimamente, era muy posible que pensase que seguía en mi mundo y que necesito ayuda. "Por tu vida Kus, no la líes antes de tiempo"- Pensaba para mi mismo mientras me conducían hasta la prisión.
Lo mejor era esperar a estar cerca de la prisión para entonces noquearlos, quitarles las llaves y con suerte armar un buen revuelo en la prisión liberando a los presos, las personas que estuviesen allí privadas de su libertad debía ser porque en algún momento se opusieron a Derian, por lo que deberían guardarle mucho rencor, no debería costarme mucho convencerles para que me sigan.
Estábamos caminando por un pasillo cuando de pronto Kus cambió la dirección en la que nos dirigíamos, no me había enterado el porqué de esa decisión tan repentina hasta que me choqué con algo. Un hombre vestido de manera similar a los carceleros de Impel Dawn había chocado conmigo... ¿O había sido al revés? Bueno da igual, antes de que me diera cuenta me habían esposado él y su compañero.
Si bien es cierto que no había hecho mucho caso a Kusanagi en las ultimas horas, sus ultimas palabras antes de separarse de mi aparecieron en mi mente: "Será más fácil si nos separamos. Ten mucho cuidado, y si necesitas ayuda trata de crear algún tipo de señal. Yo haré lo propio " Nada mas recordar aquellas palabras ya estaba preparado para dejar fuera de juego a aquel par pero, ¿Que pintan dos carceleros aquí? Si me habían apresado a mi era muy posible que hubiesen mas presos, gente que por ir en contra de Derian habrían sido encarcelados... Unos interesantes refuerzos, pensé.
Con esa idea en mente me dejé guiar por aquellos dos, aparte de eso también contaba con que alguno de los dos tuviese encima las llaves de las esposas que me habían colocado, la idea era que Kusanagi captase la idea de que si no hacía escándalo era por que no necesitaba que viniese a echarme una mano, pero como no le había hecho mucho caso últimamente, era muy posible que pensase que seguía en mi mundo y que necesito ayuda. "Por tu vida Kus, no la líes antes de tiempo"- Pensaba para mi mismo mientras me conducían hasta la prisión.
Lo mejor era esperar a estar cerca de la prisión para entonces noquearlos, quitarles las llaves y con suerte armar un buen revuelo en la prisión liberando a los presos, las personas que estuviesen allí privadas de su libertad debía ser porque en algún momento se opusieron a Derian, por lo que deberían guardarle mucho rencor, no debería costarme mucho convencerles para que me sigan.
Melchiah
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Akuma no mi
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El ascenso por la escalera mojada había sido horrible, pero descender por ella con la lluvia cayendo sin parar únicamente lo podía calificar como la cosa más espantosa a la que me había enfrentado hasta el momento, un sinfín de escalones resbaladizos con la aviesa intención de mandarme al oscuro vacío. Cuando por fin asenté los pies en tierra firme, tuve que contener las ganas de besar el suelo, pero no era el momento de hacer el idiota ya que todavía teníamos que completar la misión y el castillo de Derian se divisaba a lo lejos, muy a lo lejos.
Apenas habíamos avanzado un poco cuando Alice nos alertó sobre la presencia de un pequeño grupo de caballeros. Mientras estábamos ocultos pude observarlos, llevaban unas armaduras chulísimas como en las historias de los libros y lanzas. Por fortuna la voz de la chica me hizo volver al mundo real cuando estaba a punto de ir a su encuentro para ver más de cerca aquellas relucientes protecciones. Seguramente serían enemigos, aunque con aquellos animales que montaban hubiésemos llegado mucho antes al castillo, empezar una lucha tan pronto solo haría que llegásemos a nuestro destino cansados o heridos en el mejor de los casos.
Mientras esperábamos que pasaran miraba todo a mí alrededor y vi encima de una colina una cueva enorme.
-Mirad que pedazo de cueva hay allí enfrente. Susurré a mis compañeros.
Sin duda sería el tipo de lugar que merecería la pena investigar, pero teniendo que caminar todavía varios kilómetros en línea recta, ¿Quién se metería en una cueva que no se sabe hasta dónde llega? Tras esto salí de mi ensimismamiento al ver a mi pequeña jefa aferrarse a sus espadas, los caballeros estaban cerca y parecía que la situación era tensa pese a que había dicho que no les atacaríamos, así que decidí concentrarme y prepararme para lo inesperado.
Apenas habíamos avanzado un poco cuando Alice nos alertó sobre la presencia de un pequeño grupo de caballeros. Mientras estábamos ocultos pude observarlos, llevaban unas armaduras chulísimas como en las historias de los libros y lanzas. Por fortuna la voz de la chica me hizo volver al mundo real cuando estaba a punto de ir a su encuentro para ver más de cerca aquellas relucientes protecciones. Seguramente serían enemigos, aunque con aquellos animales que montaban hubiésemos llegado mucho antes al castillo, empezar una lucha tan pronto solo haría que llegásemos a nuestro destino cansados o heridos en el mejor de los casos.
Mientras esperábamos que pasaran miraba todo a mí alrededor y vi encima de una colina una cueva enorme.
-Mirad que pedazo de cueva hay allí enfrente. Susurré a mis compañeros.
Sin duda sería el tipo de lugar que merecería la pena investigar, pero teniendo que caminar todavía varios kilómetros en línea recta, ¿Quién se metería en una cueva que no se sabe hasta dónde llega? Tras esto salí de mi ensimismamiento al ver a mi pequeña jefa aferrarse a sus espadas, los caballeros estaban cerca y parecía que la situación era tensa pese a que había dicho que no les atacaríamos, así que decidí concentrarme y prepararme para lo inesperado.
Nocturne93
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Akuma no mi
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Ya estábamos en las proximidades del castillo, y realmente cuanto más nos adentrábamos en la isla, más aumentaba el temor y la tensión en el ambiente, no cabía destacar que todo era un gran campo de batalla. Por todas partes se observaba seres emerger desde las profundidades de la tierra y avanzar hacia la costa. Una enorme criatura voladora parece estar custodiando el fuerte, luchando. Esto realmente me queda demasiado grande. Nada deseaba más que poder marcharme de allí, pero eso significaría incumplir mi deber y faltar a mi palabra, y eso era algo que jamás hacía. Tal vez había cometido un grave error al comprometerme a proteger a Kenichi, vigilar a Cadogan y contribuir a la lucha en esta colosal batalla, pero ya lo había hecho, no tenía otra opción que seguir adelante. En ocasiones no entendía de donde podía lograr sacar todo ese valor para continuar adelante, cuando es obvio que estoy tan aterrado como cualquiera aquí.
De pronto se comenzó a escuchar la conversación entre el almirante y Derian. Realmente el pirata soltó un discurso para declararnos la guerra y desear nuestra muerte, por lo menos al gobierno mundial. Pero la marina y el gobierno trabajamos conjuntamente, declarar la guerra a uno de ellos es hacerlo a ambos. Ahora más que nunca estaba realmente aterrado, pero no di un solo paso atrás. Me quedé mirando al revolucionario y su montura, se había detenido. Se disculpó, yo fruncí el ceño. Cabe destacar que le tengo en el punto de mira, no me fío para nada de él. Puse la mano en la empuñadura de mi espada maestra y aguardé una reacción.
Mas esta no tardó en llegar, el perro montura dio la vuelta y comenzó a "galopar", si es que se puede decir eso de un perro. Sir Cadogan estaba escapando, ahora lo tenía más claro que nunca, realmente era un traidor, una sucia alimaña rastrera. Nos había traído hasta aquí y ahora se marchaba sin decir nada más que una disculpa. Tal vez tenga algo de remordimientos, pero no deja de estar actuando de esa forma. Me comprometí a pararle los pies si intentaba hacer algo sospechoso. Le di mi palabra al almirante, y no me quedaba más remedio que cumplir con ella.
-¡No escaparás!
Desenfundé la espada y comencé a correr hacia adelante. Está claro que no puedo correr más que un perro, aunque tenga peso encima de él. Pero lo que sí podía hacer era convocar a esa criatura de pura energía. El lobo blanco me ayudaría a detenerle. Sería un dos contra dos.
De golpe liberé mi energía para invocar al ser blanquecino. La energía manó de mi cuerpo como un torrente y cuando quiso adoptar la forma del lobo blanco, éste ya estaba corriendo, se lanzaría a placar a Mondo, la montura del ratón. Si les hacía caer entonces ya lograría llegar a tiempo. Un lobo es más agresivo que un perro, y mi compañero no tiene peso sobre él, no tardaría en darle caza.
Ese maldito de Cadogan. Se cree que puede darme esquinazo, dejarme ahí en mitad de todo ese caos. ¿Quiere verme muerto? ¿Quiere deshacerse de mí? Tal vez alguien lo consiga, tal vez esta guerra acabe conmigo... Pero antes yo acabaré con él.
De pronto se comenzó a escuchar la conversación entre el almirante y Derian. Realmente el pirata soltó un discurso para declararnos la guerra y desear nuestra muerte, por lo menos al gobierno mundial. Pero la marina y el gobierno trabajamos conjuntamente, declarar la guerra a uno de ellos es hacerlo a ambos. Ahora más que nunca estaba realmente aterrado, pero no di un solo paso atrás. Me quedé mirando al revolucionario y su montura, se había detenido. Se disculpó, yo fruncí el ceño. Cabe destacar que le tengo en el punto de mira, no me fío para nada de él. Puse la mano en la empuñadura de mi espada maestra y aguardé una reacción.
Mas esta no tardó en llegar, el perro montura dio la vuelta y comenzó a "galopar", si es que se puede decir eso de un perro. Sir Cadogan estaba escapando, ahora lo tenía más claro que nunca, realmente era un traidor, una sucia alimaña rastrera. Nos había traído hasta aquí y ahora se marchaba sin decir nada más que una disculpa. Tal vez tenga algo de remordimientos, pero no deja de estar actuando de esa forma. Me comprometí a pararle los pies si intentaba hacer algo sospechoso. Le di mi palabra al almirante, y no me quedaba más remedio que cumplir con ella.
-¡No escaparás!
Desenfundé la espada y comencé a correr hacia adelante. Está claro que no puedo correr más que un perro, aunque tenga peso encima de él. Pero lo que sí podía hacer era convocar a esa criatura de pura energía. El lobo blanco me ayudaría a detenerle. Sería un dos contra dos.
Manual Kuchiyose: Lobo blanco espectral.
De golpe liberé mi energía para invocar al ser blanquecino. La energía manó de mi cuerpo como un torrente y cuando quiso adoptar la forma del lobo blanco, éste ya estaba corriendo, se lanzaría a placar a Mondo, la montura del ratón. Si les hacía caer entonces ya lograría llegar a tiempo. Un lobo es más agresivo que un perro, y mi compañero no tiene peso sobre él, no tardaría en darle caza.
Ese maldito de Cadogan. Se cree que puede darme esquinazo, dejarme ahí en mitad de todo ese caos. ¿Quiere verme muerto? ¿Quiere deshacerse de mí? Tal vez alguien lo consiga, tal vez esta guerra acabe conmigo... Pero antes yo acabaré con él.
Aria Exia
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Akuma no mi
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Tan cerca, estaba tan cerca de que el rey me diera un respuesta... De pronto algo lo interrumpió, esos marines otra vez, haciendo que su frase quedase a medias justo cuando se disponía a contarme sus métodos. Sin dudar ni un sólo instante se dispuso a dar un discurso con la intención de alentar a sus tropas a seguir luchando contra la invasión de Hallstat. Una vez terminó salió corriendo hacia el exterior a una velocidad inhumana, dejándome atrás.
Frustrada por no haber podido saciar mi sed de curiosidad estuve a pundo de maldecir, es más, juraría que una mueca de desagrado se dibujó un mi rostro, aunque creo que no importa, al fin y al cabo... no había nadie para verlo. Me di media vuelta y salí corriendo tras él, sabía que mis piernas no me permitían desplazarme a la misma velocidad que el monarca, pero podía impulsarme con mis poderes mentales. Poco a poco mis pasos se hicieron cada vez más largos a medida que despegaba del suelo. Una vez obtuve el impulso necesario comencé a levitar a poca distancia del suelo desplazándome a gran velocidad mientras la manenía aplicando un vector de fuerza horizontar el mi espalda y otro vertical para mantenerme elevada.
En términos de desplazamiento sin duda mis poderes eran bastante útiles, desatándome en parte de la atadura de la gravedad. Al poco tiempo fui capaz de llegar a la salida de la cueva a la que se había dirigido Derian, ahora sólo era cuestión de encontrarlo. Ese hombre, para bien o para mal estaba a punto de hacer historia, y yo estaría en ese preciso lugar para presenciar cómo lo lograba. Dicen que la curiosidad mató al gato, pero por lo menos el gato murió sabiendo.
Frustrada por no haber podido saciar mi sed de curiosidad estuve a pundo de maldecir, es más, juraría que una mueca de desagrado se dibujó un mi rostro, aunque creo que no importa, al fin y al cabo... no había nadie para verlo. Me di media vuelta y salí corriendo tras él, sabía que mis piernas no me permitían desplazarme a la misma velocidad que el monarca, pero podía impulsarme con mis poderes mentales. Poco a poco mis pasos se hicieron cada vez más largos a medida que despegaba del suelo. Una vez obtuve el impulso necesario comencé a levitar a poca distancia del suelo desplazándome a gran velocidad mientras la manenía aplicando un vector de fuerza horizontar el mi espalda y otro vertical para mantenerme elevada.
En términos de desplazamiento sin duda mis poderes eran bastante útiles, desatándome en parte de la atadura de la gravedad. Al poco tiempo fui capaz de llegar a la salida de la cueva a la que se había dirigido Derian, ahora sólo era cuestión de encontrarlo. Ese hombre, para bien o para mal estaba a punto de hacer historia, y yo estaría en ese preciso lugar para presenciar cómo lo lograba. Dicen que la curiosidad mató al gato, pero por lo menos el gato murió sabiendo.
Esmejit R. Airnal
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Tras el tembloroso descenso por las escaleras, Esmejit se encontró con un grupo armado de caballeros de aspecto medieval montados en caballos. El chico se quedó mirando al grupo de jinetes, y sólo se movió cuando fue arrastrado por Alice hacia un callejón cercano. El chico observó a su compañera. Parecía tensa ante aquellos hombres. El chico comprendía que pelear contra caballeros no era lo que más le apetecía, ni a ella ni a nadie.
- ¿Qué hacemos entonces? -pregunté, al tiempo que Alice se pegaba a la pared, con las manos pegadas a las empuñaduras de sus espadas. Melchiah también parecía tenso. Esmejit sacó sus pistolas y entrecerró los ojos, esperando a que el sonido de los cascos se alejase-. Buen plan... -murmuró. Prefería evitar combates innecesarios. Y para él cualquier combate era innecesario.
Mientras tanto, observó la caverna que les mostraba Melchiah. Cierto, enorme y tentadora, tanto como a boca de un enorme animal que quisiera devorarlos. Si ya lo estaban pasando mal en campo abierto, ¿quién les mandaba meterse en una cueva en la que no podrían escapar de sus enemigos? Claro que si los otros dos iban hacia allí él no iba a ser el único que se quedase atrás como un tonto.
Una especie de luz anaranjada eliminó todas sus dudas. El cielo cerca de allí se había vuelto como el mismísimo infierno, mientras un montón de gigantescas bolas de fuego llovían sobre el campo de batalla. Por suerte en aquel lugar parecían estar a salvo, y con algo de suerte los jinetes se verían atraídos por aquello. Aunque si había eventos tan peligrosos como aquellos en campo abierto... de pronto la cueva no le parecía un lugar tan desagradable.
- ¿Qué hacemos entonces? -pregunté, al tiempo que Alice se pegaba a la pared, con las manos pegadas a las empuñaduras de sus espadas. Melchiah también parecía tenso. Esmejit sacó sus pistolas y entrecerró los ojos, esperando a que el sonido de los cascos se alejase-. Buen plan... -murmuró. Prefería evitar combates innecesarios. Y para él cualquier combate era innecesario.
Mientras tanto, observó la caverna que les mostraba Melchiah. Cierto, enorme y tentadora, tanto como a boca de un enorme animal que quisiera devorarlos. Si ya lo estaban pasando mal en campo abierto, ¿quién les mandaba meterse en una cueva en la que no podrían escapar de sus enemigos? Claro que si los otros dos iban hacia allí él no iba a ser el único que se quedase atrás como un tonto.
Una especie de luz anaranjada eliminó todas sus dudas. El cielo cerca de allí se había vuelto como el mismísimo infierno, mientras un montón de gigantescas bolas de fuego llovían sobre el campo de batalla. Por suerte en aquel lugar parecían estar a salvo, y con algo de suerte los jinetes se verían atraídos por aquello. Aunque si había eventos tan peligrosos como aquellos en campo abierto... de pronto la cueva no le parecía un lugar tan desagradable.
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Akuma no mi
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El pelirrojo ladeó la cabeza, buscando con avidez a los guardias que habían aparecido, a cubierto entre los transeúntes, para a su vez comprobar que su compañero había logrado apañárselas... Pero, por desgracia, no parecía ser así. Los hombres de Derian habían logrado capturar al agente y parecían estar llevándoselo preso, lo cual le ponía en un grave aprieto. ¿Buscar alguna forma de llegar al palacio, encontrar a Derian o salvar a su compañero? Se encontraba en una encrucijada, y probablemente de su decisión dependieran muchas cosas.
- Noa es un agente capacitado... No se habría dejado capturar tan fácilmente si no tuviera un plan -se dijo a sí mismo el pelirrojo, pensando en que él también era un Cipher Pol de alta graduación- Tan solo espero que sepa lo que está haciendo.
Resopló y dio media vuelta, avanzando por las calles de la ciudad subterránea, mezclándose con la gente del lugar. No perdía ni un solo detalle de lo que ocurría a su alrededor, desde personas comprando, tal vez, la cena de aquel día hasta tenderos, tiendas de todo tipo... Era, realmente, un panorama muy distinto al que se vivía en la superficie, donde el conflicto entre ambos bandos seguramente se habría recrudecido aún más. Debía darse prisa.
Recorrió a un buen ritmo las calles, de un lado para otro. Si Derian se encontraba allí abajo, tal y como su mantra le había avisado, seguramente su presencia causara un gran bullicio. Al fin y al cabo era el rey de toda aquella gente, lo normal en aquellos casos era que la gente se arremolinara a su alrededor y que, tal vez, estuviera acompañado de su guardia real... ¿O algo por el estilo? Tampoco se podía tomar al tirano como un rey convencional. Aunque, si tan abrumadora era su fuerza, no comprendía cómo no se había unido aún al conflicto de forma directa. Mientras buscaba, también trataba de hacer un recuento de las defensas que había en la zona, ya que aquellos guardias de los que se había escabullido no podían ser los únicos de la zona y, de ser necesario, tal vez necesitara analizar las vías de escape más seguras.
- Me pregunto... -alzó la mirada para observar las bóvedas que formaban el "cielo" de aquél lugar, así como los muros de roca que limitaban la zona. Desde la superficie no parecía haber ninguna forma de llegar hasta el palacio, exceptuando, claro, a aquella gente que pudiera llegar por aire de alguna forma. ¿Tal vez debería centrar su búsqueda en algún pasaje que dirigiera hacia allí desde el subsuelo?- No pierdo nada por probar...
- Noa es un agente capacitado... No se habría dejado capturar tan fácilmente si no tuviera un plan -se dijo a sí mismo el pelirrojo, pensando en que él también era un Cipher Pol de alta graduación- Tan solo espero que sepa lo que está haciendo.
Resopló y dio media vuelta, avanzando por las calles de la ciudad subterránea, mezclándose con la gente del lugar. No perdía ni un solo detalle de lo que ocurría a su alrededor, desde personas comprando, tal vez, la cena de aquel día hasta tenderos, tiendas de todo tipo... Era, realmente, un panorama muy distinto al que se vivía en la superficie, donde el conflicto entre ambos bandos seguramente se habría recrudecido aún más. Debía darse prisa.
Recorrió a un buen ritmo las calles, de un lado para otro. Si Derian se encontraba allí abajo, tal y como su mantra le había avisado, seguramente su presencia causara un gran bullicio. Al fin y al cabo era el rey de toda aquella gente, lo normal en aquellos casos era que la gente se arremolinara a su alrededor y que, tal vez, estuviera acompañado de su guardia real... ¿O algo por el estilo? Tampoco se podía tomar al tirano como un rey convencional. Aunque, si tan abrumadora era su fuerza, no comprendía cómo no se había unido aún al conflicto de forma directa. Mientras buscaba, también trataba de hacer un recuento de las defensas que había en la zona, ya que aquellos guardias de los que se había escabullido no podían ser los únicos de la zona y, de ser necesario, tal vez necesitara analizar las vías de escape más seguras.
- Me pregunto... -alzó la mirada para observar las bóvedas que formaban el "cielo" de aquél lugar, así como los muros de roca que limitaban la zona. Desde la superficie no parecía haber ninguna forma de llegar hasta el palacio, exceptuando, claro, a aquella gente que pudiera llegar por aire de alguna forma. ¿Tal vez debería centrar su búsqueda en algún pasaje que dirigiera hacia allí desde el subsuelo?- No pierdo nada por probar...
AlexEmpanadilla
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Tras la enorme lluvia de fuego que riega el campo de batalla, las tropas de Derian parecen volver a tomar la delantera. Mientras tanto, de la base del castillo surge, levantando una enorme ráfaga de viento, una figura monstruosa: un enorme dragón, con tres cabezas, sobre el que va montado Derian Markov en persona, espada en mano, como general de los ejércitos. A lo lejos se divisa una serie de barcos acercándose amenazadoramente, la Buster Call anunciada por el Gobierno. Mientras tanto, los acontecimientos se desatan en el campo de batalla, mientras las tropas de Derian parecen resistir e incluso avanzar por los campos de la isla, algunos batallones de reserva surjen de bajo tierra en las zonas más cercanas a la costa, haciendo una maniobra envolvente. La voz del soberano de la isla parece resonar como un grito de desafío.
- ¡¡¡POR HALLSTAT!!!
- Dragón de Derian:
- Maki, el Bardo Real:
- Uno de los ghouls, vestido con los restos de un traje de luces, te señala una portezuela donde pone un cartelito, y te da una nota donde hay un discurso para que digas. Como caballero del rey, es tu deber anunciar su llegada al trono. En la sala hay de todo: botones, una serie de pantallas donde hay imágenes de salas de todo tipo (ves en una de ellas al hombre que apareció hace unos minutos en el salón del trono) y un caracol mágico como Vladimir, pero caracterizado con una dentadura postiza de colmillos afilados. ¿Pronunciarás el gran discurso?
- Arribor Neus:
- Bueno, no detectas al rey con haki, pero... parece que la suerte está de tu parte, y Derian se muestra en el castillo, montado en su mascota tricéfala. Tal vez eso sea un problema. ¿Problema? ¿Quién ha dicho problema? Por tu lado pasan algunos hombres huyendo del ser infernal de tres cabezas, y no parecen dispuestos a hablar. Gritan como descosidos adolescentes en medio de un festival de heavy metal.
Lo cierto es que todas las tropas están retirándose, aunque como se suele decir... decapita a una serpiente y el cuerpo morirá solo... ¿o no era así? Bah, da igual, nunca te han interesado los dichos populares, pero como se suele decir: donde fueres, mejor pajaro en mano.
- Corvo:
- Empiezas a soltarles una parrafada que los deja algo descolocados. La charla va derivando hasta que empezáis a hablar sobre la capacidad de los perros para ponerse a dos patas. Y menos mal, porque sigues sin tener ni idea de qué planta es esa que tienes en la mano. Joder, tenías que haber prestado más atención en tus clases de botánica. En cualquier caso, en el momento en que pensáis que los perros son un tema fascinante de conversación, un guardia llega corriendo hasta vosotros y le grita a tus acompañantes:
- ¡Vosotros! ¡Se ha iniciado una fuga de la prisión! ¡Moved el puto culo! ¡Rápido! -los dos hombres se van, algo apurados.
Oh, una fuga. ¿Deberías aprovechar para escabullirte o ir a investigar?
- Heaten, Kuro, Murasaki y Akagami:
- Estáis combatiendo contra los lagartos alados ¿me equivoco?.
- Kenichi y Ryuta:
- Pues... vaya. Parece que el ratón se ha llevado consigo a uno de esos hombres. ¿Y el otro? No parece tener explosivos. Tal vez ir hasta ahí no haya sido una buena idea, después de todo. Parece que Derian está cerca... y el hecho de que haya aparecido con su dragón cerca de vosotros es solo un pequeño pálpito de que en realidad no solo "parece que esté", sino que definitivamente "está cerca". Una de las cabezas del dragón os mira, con sus reptilianos ojos amarillos, y abre la boca, exhalando un chorro de llamas blancas y azules. El suelo se congela a su paso, así que quizás no deberíais quedaros en su trayectoria.
Algunos de los marines apuntan temblorosos sus armas contra el monarca, disparando, pero la mayoría de tiros fallan, y solo uno de ellos consigue acercarse lo suficiente como para ser considerado una amenaza. El conde mueve su cabeza cinco centímetros hacia atrás, esquivando el proyectil con un aire de desprecio absoluto.
- Hayate y Caddie:
- Caddie huye cuando frente a él se cruza el espíritu de un lobo blanco. ¡Que miedo!
https://www.onepiece-definitiverol.com/t16323-que-eres-un-hombre-o-un-raton
- Xanxus, Onox y Rocket:
- Seguís contra Icarus... ¡ánimo!
- Kaito, Nemonic, Sinclair:
- Ánimo contra el ninja
- Falcopone, Brigada indisciplinada y Kodama:
- No han pasado ni tres minutos cuando veis que las tornas de la batalla cambian... a peor. Habéis cerrado las heridas de Kai, pero no estáis a salvo, ni mucho menos. Con su general aún en perfectas condiciones, solo os queda pensar... ¿qué demonios era aquello contra lo que peleasteis? En cualquier caso, algo tendréis que hacer, antes de que la horda de muertos se cierna contra vosotros. El Den-Den Mushi de Kai suena con insistencia. Si alguien lo coge, el mensaje no es del todo alentador.
- ¡Corred! ¡Salid de ahí! -parece que Al os lo está dejando claro-. ¡Van a volar la isla! ¡Corred, hostia!
- Kusanagi:
- Encuentras una especie de entrada en el muro de la ciudad, como si de una mina se tratase. Claro que para ser una mina parece demasiado ancha y limpia. Tal vez sea un pasaje de algún tipo. El pasillo en la roca parece desviarse hacia la izquierda y ascender. ¿Una cuesta hasta la superficie? Estás observando esto cuando una patrulla de diez guardias armados corren hacia el túnel y empiezan a subir. Parece que van comentando algo entre ellos:
- ¡Derian-sama está guiándonos a la victoria! ¡Por Hallstat!
- Kasanova:
- Te llevan preso, cuando de pronto uno de ellos parece recibir un mensaje por den-den mushi:
- ¡Código 3! ¡Fuga a gran escala! -la voz al otro lado suena tensa, incluso temerosa de algo. Estoy en el nivel seis y... xxxxx... ctor Coop... xxxxxxxx... dor a la patri... xxxxxxxxxxxxx.
La comunicación se corta, pero creo que el mensaje está claro. Los hombres se miran y uno asiente. Te quedas a solas con él mientras el otro sale corriendo hacia la prisión. Viendo que hay una crisis, parece que quieren eliminarte lo antes posible. El hombre desenfunda una cimitarra corta, y te ataca al cuello.
- Kazuo:
- Dado que sigues corriendo, acabas viendo, a lo lejos, el Black Lotus. Oye, mira tú que suerte... tal vez deberías correr más. Un montón de gente huye del combate, y algunos chocan contigo tirándote al suelo. Maldición. Por cierto, de la cueva cercana empiezan a salir más tropas de Derian. ¿Es que no se acaban nunca? ¡Joder!
- Issei:
- Tu superior te responde. Lo único que oyes es un fuerte ruido, como una explosión, y los gritos ahogados de varias personas. Por un momento temes que le haya pasado algo, pero entonces escuchas su voz:
- Lion D. Emile, hijo del Traidor, antiguo Yonkaikyo... se ve que de tal palo tal astilla. Rompe la pana, agente 42. -oh, mierda, parece que está en problemas. Pero las instrucciones son claras.
"Rompe la pana" es el código que habéis acordado para que... bueno, para que rompas la pana y te sientas libre de actuar. Tal vez sea buena idea ver lo que has armado desde fuera, o quizás quieras intentar liberar a la familia real. Tienes libertad total.
- ¡Aaaaargh! -un grito resuena mientras tu guía es atacado por los prisioneros que has liberado. Tal vez sea buena idea quitarte todo el maquillaje antes de que te confundan con...
- ¡Ahí está! ¡Ese doctor loco! -un hombre fuerte, con cabello blanco, te señala. Está acompañado por otros tres hombres. Y no parecen contentos con lo que sea que les ha hecho el doctor Cooper.
- Akashi:
- Las lanzas te atraviesan a la altura del abdomen. Duelen, mucho, y empiezas a sentir un dolor insoportable en el cuerpo. Parece que el líquido negro era algún tipo de ponzoña. Empieza a expandirse por tu organismo a toda velocidad. ¿Harás un último esfuerzo e intentarás sobrevivir, o te rendirás y dejarás que esos hombres acaben contigo? Tal vez alguno de ellos lleve el antídoto. Te tiemblan las manos mucho.
- Nolan:
- Nemo se cruje el cuello y camina por los pasillos, hasta llegar a un amplio ventanal. Abre las hojas de las ventanas y te dice:
- No puedo permitir esta guerra. Debemos irnos, ahora.
- ¡No os iréis a ninguna parte! ¡Órdenes del rey! -suena una voz a vuestra espalda. Un grupo de guardias os tiene rodeados. Nemo suspira y saca su espada, interponiéndose entre ellos y tú.
- Corre, Nolan... yo te daré algo de tiempo. He dejado una mochila con propulsores de nuestra compañía en el comedor. Debería valerte para salir de aquí, aunque es un prototipo que temo que se echará a perder.
- Este muchacho no se irá a ninguna par...
- ¡Ahora! -grita Nemo mientras su espada se enciende con chispas. Levanta parte del suelo, formando una barrera que os separa, y empiezan a oírse ruidos al otro lado de la misma. Tal vez deberías hacerle caso.
- Bleyd, Kenta:
- El tío de la moto te ha esperado, Kenta, yo aprovecharía y me montaría lo antes posible. Por otro lado, Bleyd... ¿vas a arriesgarte con alguno de los botones del manillar? ¿O una de las palancas? ¿O el tentador botón negro del motor? Tal vez alguno de ellos sea útil para huir de ese... ¡Joder, joder, joder! ¡Un jodido dragón de tres cabezas, y sobre él Derian! Y parece que sus tropas no dejan de avanzar hacia la costa... ¿Qué harás?
- Aria:
- Acabas alcanzando a Derian justo en el momento en el que desencadena un enorme dragón tricéfalo de una roca. Monta en la majestuosa criatura y se aleja volando. Una de las cabezas del dragón se gira y te mira. Abre la boca y exhala un aliento de llamas de color verde veneno. El aire parece crepitar, y las rocas se funden ante el potente fuego ácido, que no parece quemar, sino corroer. Tal vez deberías esquivarlo. ¿Ha mandado al dragón que ataque? ¿O habrá sido un accidente?
Es entonces cuando lo oyes gritar "¡POR HALLSTAT!", mientras su dragón lanza llamas azules a un lado, aunque la base del castillo no te deja ver a qué.
- Fear:
- Al tiempo que el rey vampiro saca su dragón, sus huestes parecen hacerse más fuertes, avanzando sobre los defensores de la justicia. Frente a ti, en el suelo, ves una figura humanoide, bastante corpulenta, armada con un espadón y un escudo y vendada como una momia. Parece dirigirse hacia el centro de la isla a paso ligero. Tienes dos opciones: pararte a luchar con esa monstruosidad, pues obviamente es parte del ejército de Derian, o seguir hacia delante, buscando a tu superior. Tú eliges.
- Jesaix:
- Sigues peleando contra el mercenario.
- Zhivago y Chrome:
- Seguís combatiendo contra el extraño hombre de las pistolas de energía.
- Cid y Alwyn:
- Una de las últimas bolas de fuego cae cerca vuestra, tened cuidado. Empezáis a avanzar, siguiendo el rastro del esbirro de Derian, pero parece haber avanzado mucho trecho mientras vosotros peleabais contra el golem de carne. En ese momento, recibís un mensaje por Den-Den Mushi:
- Las tropas enemigas están reagrupándose y contraatacando. Intentan una maniobra de tenaza. Se aproximan refuerzos. Responderemos con un 11-51.
La maniobra 11-51... la maniobra 11-51... ¿cuál era esa? Deberíais haber atendido más durante las clases de Estrategia y Táctica. Bueno, el caso es que es cierto que muchos agentes se retiran rápidamente del interior de la isla, seguidas por huestes de soldados. Algunos de ellos parecen veteranos, y pocos parecen presentar heridas de gravedad. Seguramente los heridos graves no hayan logrado retroceder.
- ¡11-51! -os grita uno de los agentes, al tiempo que un par de ghouls se aproximan a vosotros.
Podéis cerrar acciones a los ghouls
- Baozar:
- Algunos de los hombres ni te miran, salen corriendo como descosidos, otros simplemente te miran con cara extrañada, y un par de ellos intentan atacarte antes de ser detenidos por sus compañeros. Y entonces uno de ellos grita:
- ¡¡¡¡Síiiii!!!! -alza la mano cerrada en forma de puño y empieza a vitorearte-. ¡INAGA! ¡INAGA! ¡INAGA!
Poco a poco, algunos más se unen a su ovación, hasta que un grupo de diecisiete hombres te alaban como su salvador. Les has encandilado. Ahora convénceles para salir... oh, y como no sea al subterráneo, difícil lo veo, porque parece que la prisión solo desciende más y más. Empiezas a escuchar disparos. Los guardias, tras la sorpresa inicial, parecen estar recomponiéndose y recuperando el control. ¿Y ahora qué? Te parece escuchar un pequeño pitido ahogado en una esquina del pasillo, y ves una cajita de color roja con una cuenta atrás: 25:24, 25:23, 25:22... estás seguro de que no quieres que eso llegue a cero, o que al menos te gustaría estar lejos cuando eso ocurra, aunque salir de la prisión desde ese punto tan solo te lleva cuatro minutos mal contados. ¿Intentarás salvar a más gente o saldrás por patas?
- Sons:
- Acabáis llegando al barco. ¡Justo a tiempo! Parece que esta vez no ha sufrido ningún desperfecto... ¡Y entonces un enorme cangrejo rojo aparece en la costa, lo agarra con su desmesurada pinza y se lo lleva a las profundidades! Bien, otro barco más que podéis sumar al montón de barcos destruidos.
En ese momento os dais cuenta de que vuestro barco está al lado de ese, y que en realidad todo ha sido un pequeño error, y el miedo a situaciones pasadas. Tal vez si subís pronto podéis largaros y...
- ¡Alto! -un disparo golpea frente al pie de Rose. Parece que un grupo de agentes han tomado vuestro barco. Hay un total de 30 de ellos, todos en cubierta, armados con rifles y pistolas. Todos llevan traje negro, gafas de sol y tienen pinta de duros. Deberíais... ¿limpiar la cubierta?
- Keth:
- Parece que ahí abajo empieza a haber movimiento. Patrullas de guardias corretean hacia dios sabe donde. Un grupo de ellos parece empezar a subir por la escalera de mano, y detrás de ti aparece otro, que te pone la mano en el hombro:
- ¡Tú! ¡El del inventario! ¡Ayúdame a repartir estas armas! -te pone al lado una caja llena de rifles y otra con granadas y empieza a dar cosas a los soldados que pasan. Entre grupo y grupo hay intervalos de unos veinte segundos en los que puedes ir pensando qué hacer. Porque salir así como así no va a ser tan fácil ahora.
- Aki:
- Un par de bolas de fuego caen cerca de ti, recordándote la presencia de Emile en los cielos. Encuentras a un par de personas ociosas, sí. Si es que las puedes considerar "personas". Son ghouls, cargando con un montón de lanzas de madera y acero, como pobres ayudantes de cámara. Sin embargo, no parecen tener mucha prisa por llegar a la vanguardia, y enseguida sueltan sus armas para seguirte. Por el camino, uno de ellos se presenta como "Bobby", y el otro como "Dobby". Son gemelos, y parecen algo asustados ante la guerra.
Nada más entrar en la cueva, su ánimo calmado y alegre pasa a un estado de miedo y tensión. Te dicen que esa cueva es una cueva natural, no como las que llevan "abajo". Y que en teoría aquella era la cueva de una bruja malvada que secuestraba a niños para comérselos en estofado. Después de eso te miran con pavor.
- ¡ES LA BRUJA! -gritan mientras corren en círculos agitando los brazos.
La cueva parece terminar en un pequeño estanque de agua cristalina. Hay setas luminosas creciendo aquí y allá, y el ambiente es húmedo y pegajoso. Una especie de mujer, mitad vieja, mitad cuervo, te observa en silencio. Da muy mal rollo. Tal vez quieras hablar... ¿o matarla? ¿Será la bruja de la que hablan los ghouls?- Aspecto:
- Emile:
- La enorme cantidad de energía generada por el alma consumida te llena de oscuro poder. Tu lluvia de fuego ha arrasado la tierra bajo tus pies, y si en algún momento eso era una preocupación para ti, ahora mismo solo te llena de una oscura satisfacción. Cuando disparas a los hombres que hay bajo tus pies con tus pistolas, la explosión resultante lanza por los aires a gran parte de ellos, a excepción de tres (uno de ellos, el de la espada, que parece estar dirigiendo a los demás).
- Lion D. Emile, hijo del Traidor, antiguo Yonkaikyo... se ve que de tal palo tal astilla -el hombre está volando frente a ti, usando Geppou, al igual que sus compañeros, que te rodean, formando un triángulo equilátero. Uno de ellos está completamente cubierto con una capa negra y el otro tiene una extraña máscara con forma de calavera-. Rompe la pana, agente 42. -dice guardando un Den-Den Mushi.
- Teobaldo:
- Avanzas renqueando buscando el muelle de las fábricas, pero no encuentras nada parecido. Aunque lo que sí encuentras son tropas del rey corriendo hacia el interior. No parecen fijarse en ti, quizás porque pareces más muerto que vivo. Uno de ellos se gira hacia ti y te grita:
- ¡Eh, enano! ¿Qué haces ahí parado? ¡No me lloriquees! ¡El doctor te pondrá un brazo nuevo! ¡Rápido, date prisa! -parece que quiere azuzarte para que entres en combate... ¿es que está loco? Aunque tal vez puedas sacarle información si juegas bien tus cartas...
- Deivid:
- Ves a Derian pasar corriendo hacia atrás, seguido tras unos segundos de Aria.
- Deathstroke, Worgulv, Midorima:
- Los marines os ayudan en lo que pueden. Algunos simplemente deciden no molestar, dado que no parece que les guste el hecho de ayudar a piratas, y menos aún a uno que hace nada estaba del lado de Derian. Entre todos lográis salvar al pobre Mido de morir desangrado, aunque le costará rascarse en la espalda durante una temporada (sí, todos sabemos que tendrá un par de preciosos brazos en el futuro, para qué negarlo). En ese momento, el capitán del barco recibe un mensaje por su Den-Den Mushi. Ordena la retirada al mar... ¿vosotros os quedáis a luchar o ya habéis tenido suficiente lucha por hoy? Mido... tú solo trata de mantenerte vivo, y no vayas hacia la luz, ¿quieres?
- Elkilian:
- Los engranajes acaban por triturarte la pierna de forma dolorosa y nada placentera. El agua no deja de subir, y pronto pierdes la consciencia. Tu muerte no es agradable, luchando por respirar mientras te ahogas bajo el agua, con la pierna siendo cada vez más triturada.
- Alice, Esmejit y Melchiah:
- Los caballeros pasan de largo. Tras la repentina lluvia de fuego, diferentes puntos del campo de batalla han quedado en llamas. ¿Qué hacéis? La situación no ha cambiado mucho, a parte de que ya no tenéis a esas latas de sardinas a caballo cerca.
- CK:
- La situación pinta muy mal. Desde el cielo, en la lejanía, ves caer enormes bolas de fuego, y puedes ver a grupos de marines batiéndose en retirada desesperadamente, perseguidas por tropas con las enseñas de Hallstat. De repente tu den den mushi empieza a sonar. Si lo coges, oirás lo siguiente:
- Agente, haga la maniobra 11-51 ya. Su anterior cometido queda cancelado. Salga de ahí cuanto antes.
- Derek y Reira:
- Olivia os está dando p'al pelo
- Byakuro:
- Llegas al agujero y te cuelas por él. Estás empapado, con múltiples contusiones y más de un hueso roto... pero vivo. Ahora estás en un sitio iluminado por antorchas, una caverna circular. Tú estás cerca del borde. En el centro hay una mesa, detrás de la cuál se haya un hombre mayor vestido con un elegante traje. Tiene el pelo grisáceo y te sonríe afablemente mientras bebe de una taza. El olor a café llega hasta ti.
- Veo que de momento has sobrevivido. Bien hecho. Visto eso, tengo un último juego para ti
El hombre señala a la mesa, en la cuál hay dos botellas, un embudo y un tarro con un mejunje verde. Las botellas son de diferentes tamaños, y están vacías. En el suelo además hay un barreño lleno hasta los topes de agua.
- Lo que tienes frente a ti es tu "salvación". En cierto momento una potente toxina, de la cuál basta un poco para morir agónicamente en pocos minutos fue introducida en tu cuerpo. El tarro con el líquido verde es tu antídoto, pero está a medio completar. Necesitas meter en esta exactamente 400 mililitros del agua de ese barreño. Deberán ser exactamente 400, ni más, ni menos. Para ello podrás emplear como instrumentos estas dos botellas de aquí. La grande tiene una capacidad de 500 mililitros, y la pequeña de 300. Si aciertas mi pequeño juego de lógica, te dejaré salir - señala una puerta tras él - Bien... espero que no seas tan impaciente como mi último jugador y sigas las reglas - comenta, con una media sonrisa.
- Alex:
- Estás entrando en tu habitación cuando varios guardias llegan corriendo, bastante apresurados:
- ¡Doctor! ¡Hay una fuga en la prisión e intrusos en el palacio! ¿Qué hacemos?
Ya sabéis, cualquier reclamación... me comentáis.
Lion D. Émile
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Entrecerró los ojos, observando a los tres hombres que habían sobrevivido. Por supuesto una era el mocoso de la espada. Los otros tres eran un tipo con una máscara de calavera y un encapuchado. Sentía un gran poder proveniente del enmascarado y el espadachín... el tercero tampoco era desdeñable, pero sencillamente no estaba a su nivel. Las pupilas del pirata se volvieron rojo sangre, al tiempo que echaba una rápida ojeada a los tres, pensando una manera de salir vivo de aquella situación. Era muy consciente de que estaba en peligro mortal, y si no pensaba una buena estrategia para salir de allí, sería su final. Por lo de pronto debía intentar recabar todos los datos posibles de sus rivales empleando sus poderes. Percibió que el espadachín apenas tenía maldad en su interior, mientras que el encapuchado era un cúmulo de ella. Bien... podría aprovecharse de su carácter. Observó al joven y escuchó sus palabras, mientras la rabia comenzaba a bullir en su interior.
- Mi padre fue un justiciero... - dijo, mientras una mueca de ira se formaba en su rostro - ¡Y el Gobierno pagará cara su muerte!
De repente una intensa aura de energía demoníaca verde rodeó a Émile. En un instante, el aura pasó del verde al rojo, y de ahí a un rojo oscuro con vetas negras. Rabioso, activó su Mirada del Señor del Abismo al tiempo que la energía que lo rodeaba tomaba forma de una cara demoníaca. Entonces enfundó a Hades y a Averno y metiendo las manos dentro de su ropa sacó otras dos armas diferentes: dos pistolas negras con bocas monstruosas por cañones: las legendarias Estigia y Tártaro. "Ha llegado la hora de comprobar hasta dónde llega su poder..." Sin embargo, antes de empezar a pelear, debía preparar su huida. "A todos los Oficiales Demoníacos: Estoy en peligro de muerte. Venid ya a mi posición." Al tiempo que enviaba el mensaje telepático, les mandó una imagen mental del lugar y sus recuerdos sobre el camino al sitio. "Es cerca del castillo de Derian" añadió.
- Decidme, ¿por qué servís al Gobierno? Es una organización que respalda a los mayores asesino de la historia: los tenryuubitos. Mi padre nunca fue el malo aquí, fuisteis vosotros, tolerando con vuestra pasividad las atrocidades de esa gente. ¿Realmente os creéis mejores que yo o que cualquiera otro pirata? - Émile meneó la cabeza, con una sonrisa de superioridad - Pensáoslo mejor. Yo al menos reconozco que mis acciones no son buenas, pero mi fin es justo y legítimo.
Con todo aquello pretendía ganar tiempo. Su situación era desesperada, y sus rivales debían saberlo. Era capaces de sentir su poder, y seguramente eran muy conscientes de que era inferior al suyo. Así pues, con el despliegue de su aura con la Mirada del Señor del Abismo pretendía desconcertarlos, haciendo que dudasen a la hora de atacar y pensaran que realmente era más fuerte de lo que su presencia aparentaba. Con sus palabras siguientes pretendía ganar unos vitales segundos, que le servirían para llevar a cabo su jugada. Ahora era el momento de apostarlo todo y desvelar su mano. Murmuró una palabra en un tono casi inaudible, y comenzó a comunicarse telepáticamente con el tipo que emitía aquel mal. "Escúchame, encapuchado. Soy Lion D. Émile, y tengo un trato para ti. Sácame vivo de este lugar y te conseguiré poder, increíbles riquezas y el mayor y más codiciado premio de todos, la inmortalidad. Y si has escuchado hablar de mi, sabrás que yo cumplo mis tratos. Y si no te sirve nada de eso... te concederé cualquier otra cosa que desees. Si salgo vivo de esta, estaré en posición de hacerlo. Y obviamente por asegurarme de que no mientes, espero que lo formalicemos con un Pacto Demoníaco. No te preocupes, tus compañeros no se darán cuenta de nada... al fin y al cabo, no tienen forma de escucharnos." Al tiempo que le hablaba, empleó su Influencia Satánica para infundirle el pecado de la Avaricia, centrando el sentimiento en torno a la oferta que le había hecho. Mientras mandaba el mensaje, observó al espadachín dejando de sonreír.
- ¿Realmente es esto necesario? - señaló el campo de batalla devastado - Esta guerra, esta... devastación. ¿A caso el Gobierno no posee el mejor servicio de inteligencia de la historia? ¿No bastaba con cortarle la cabeza a la serpiente? - sacudió la cabeza - Hace unos días escuché una noticia... al parecer uno de los Señores de la Caza descubrió un lugar donde el Cipher Pol asesinaba a inocentes haciéndose pasar por tropas de Derian. ¿A eso os dedicabais en lugar de tratar de finalizar la guerra? - dijo, fingiendo enfado.
Mantuvo su mantra activo, listo para defenderse si pasaban a la acción. Sin embargo, tal vez el espadachín estuviese hablador, y eso le diera tiempo a pactar con el encapuchado y conseguir que le ayudara a escapar. Si el hombre rechazaba el trato... bueno, era el más débil. Caería el primero. En todo momento desde el instante en que había sacado a Tártaro y Estigia había estado usando su función de Recarga. Si lograba hacer tiempo suficiente, pronto estaría al 100% de sus fuerzas, e incluso más dado que la energía del alma consumida aun fortalecía su cuerpo. Ahora todo dependía del otro y de si aceptaba el trato.
- Mi padre fue un justiciero... - dijo, mientras una mueca de ira se formaba en su rostro - ¡Y el Gobierno pagará cara su muerte!
De repente una intensa aura de energía demoníaca verde rodeó a Émile. En un instante, el aura pasó del verde al rojo, y de ahí a un rojo oscuro con vetas negras. Rabioso, activó su Mirada del Señor del Abismo al tiempo que la energía que lo rodeaba tomaba forma de una cara demoníaca. Entonces enfundó a Hades y a Averno y metiendo las manos dentro de su ropa sacó otras dos armas diferentes: dos pistolas negras con bocas monstruosas por cañones: las legendarias Estigia y Tártaro. "Ha llegado la hora de comprobar hasta dónde llega su poder..." Sin embargo, antes de empezar a pelear, debía preparar su huida. "A todos los Oficiales Demoníacos: Estoy en peligro de muerte. Venid ya a mi posición." Al tiempo que enviaba el mensaje telepático, les mandó una imagen mental del lugar y sus recuerdos sobre el camino al sitio. "Es cerca del castillo de Derian" añadió.
- Decidme, ¿por qué servís al Gobierno? Es una organización que respalda a los mayores asesino de la historia: los tenryuubitos. Mi padre nunca fue el malo aquí, fuisteis vosotros, tolerando con vuestra pasividad las atrocidades de esa gente. ¿Realmente os creéis mejores que yo o que cualquiera otro pirata? - Émile meneó la cabeza, con una sonrisa de superioridad - Pensáoslo mejor. Yo al menos reconozco que mis acciones no son buenas, pero mi fin es justo y legítimo.
Con todo aquello pretendía ganar tiempo. Su situación era desesperada, y sus rivales debían saberlo. Era capaces de sentir su poder, y seguramente eran muy conscientes de que era inferior al suyo. Así pues, con el despliegue de su aura con la Mirada del Señor del Abismo pretendía desconcertarlos, haciendo que dudasen a la hora de atacar y pensaran que realmente era más fuerte de lo que su presencia aparentaba. Con sus palabras siguientes pretendía ganar unos vitales segundos, que le servirían para llevar a cabo su jugada. Ahora era el momento de apostarlo todo y desvelar su mano. Murmuró una palabra en un tono casi inaudible, y comenzó a comunicarse telepáticamente con el tipo que emitía aquel mal. "Escúchame, encapuchado. Soy Lion D. Émile, y tengo un trato para ti. Sácame vivo de este lugar y te conseguiré poder, increíbles riquezas y el mayor y más codiciado premio de todos, la inmortalidad. Y si has escuchado hablar de mi, sabrás que yo cumplo mis tratos. Y si no te sirve nada de eso... te concederé cualquier otra cosa que desees. Si salgo vivo de esta, estaré en posición de hacerlo. Y obviamente por asegurarme de que no mientes, espero que lo formalicemos con un Pacto Demoníaco. No te preocupes, tus compañeros no se darán cuenta de nada... al fin y al cabo, no tienen forma de escucharnos." Al tiempo que le hablaba, empleó su Influencia Satánica para infundirle el pecado de la Avaricia, centrando el sentimiento en torno a la oferta que le había hecho. Mientras mandaba el mensaje, observó al espadachín dejando de sonreír.
- ¿Realmente es esto necesario? - señaló el campo de batalla devastado - Esta guerra, esta... devastación. ¿A caso el Gobierno no posee el mejor servicio de inteligencia de la historia? ¿No bastaba con cortarle la cabeza a la serpiente? - sacudió la cabeza - Hace unos días escuché una noticia... al parecer uno de los Señores de la Caza descubrió un lugar donde el Cipher Pol asesinaba a inocentes haciéndose pasar por tropas de Derian. ¿A eso os dedicabais en lugar de tratar de finalizar la guerra? - dijo, fingiendo enfado.
Mantuvo su mantra activo, listo para defenderse si pasaban a la acción. Sin embargo, tal vez el espadachín estuviese hablador, y eso le diera tiempo a pactar con el encapuchado y conseguir que le ayudara a escapar. Si el hombre rechazaba el trato... bueno, era el más débil. Caería el primero. En todo momento desde el instante en que había sacado a Tártaro y Estigia había estado usando su función de Recarga. Si lograba hacer tiempo suficiente, pronto estaría al 100% de sus fuerzas, e incluso más dado que la energía del alma consumida aun fortalecía su cuerpo. Ahora todo dependía del otro y de si aceptaba el trato.
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Tal y como tenía la pierna no podía bajar de un salto y menos de un edificio. Bajé por la escalera de mano con la que subí antes y me dirigí hacia el tipo de la moto lo más rápido que podía. Tener la pierna así era un fastidio la verdad. Antes de bajar le escuché decirme algo. Era un tipo bastante grosero pero, solo me quedé con lo que dijo que era médico. Quizás ese hombre podría curar mi pierna o algo.
Mientras iba hacia él todo lo rápido que me permitía mi pierna lisiada, le dije al hombre:
- Siento ir tan lento pero, con esto no puedo correr ni andar bien.
Tenía la pierna carbonizada por la pelea contra aquel tipo de magma. ¿Qué habría sido de él? ¿Me lo volvería a encontrar? En estas condiciones no podía enfrentarme a él. Una vez llegué a él, me paré en seco y me puse a jadear. Ir rápido con la pierna así cansaba bastante la verdad. Tenía que coger un poco de aire antes de que este tipo me ayudase.
Tras coger un poco de aire, volví a hablarle:
- Haz lo que tengas que hacer para curarme la pierna. Da igual lo que sea, solo quiero poder recuperarme para buscar venganza.
Mientras iba hacia él todo lo rápido que me permitía mi pierna lisiada, le dije al hombre:
- Siento ir tan lento pero, con esto no puedo correr ni andar bien.
Tenía la pierna carbonizada por la pelea contra aquel tipo de magma. ¿Qué habría sido de él? ¿Me lo volvería a encontrar? En estas condiciones no podía enfrentarme a él. Una vez llegué a él, me paré en seco y me puse a jadear. Ir rápido con la pierna así cansaba bastante la verdad. Tenía que coger un poco de aire antes de que este tipo me ayudase.
Tras coger un poco de aire, volví a hablarle:
- Haz lo que tengas que hacer para curarme la pierna. Da igual lo que sea, solo quiero poder recuperarme para buscar venganza.
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Woao, menudo espectáculo. Un ratón cagón cabalgando en perro perseguido por un psicópata, me restregué los ojos para comprobar, de nuevo, si estaba flipando. Pero no lo estaba, pues a lo lejos podía ver como habían empezado a pelear. Me hubiera preferido quedarme contemplando, e incluso podría haberme inmiscuido para intentar entrar en el castillo pero... aún había otra persona más, que no parecía llevar nada encima. Suspiré, llevándome la mano a la frente para pensar mejor, moviendo los dedos levemente y note como algo aparecía.
Abrí los ojos, al notar una... no, dos enormes presencias como aquellas en el campo de batalla. Un enorme reptil, que evoco en mi un sentimiento de furia nostálgica, una cosa extraña donde las hubiera porque no recordaba nunca haberme enfrentado a un dragón, pero claro, no recordaba nada. El enorme dragón poseía tres cabezas, lo cual supuse que era extraño de ver. Una de estas pareció sentirnos y un presentimiento de que debería esquivar un ataque me asaltó mientras veía sus ojos dorados. A los pocos momentos las fauces de la enorme bestia se abrieron, dejando ver los colmillos preparados para deshacerse de lo que fuera y exhalando rápidamente una enorme llamarada que mezclaba el azul y el blanco que se dirigía hacia nosotros.
A medida que se acercaba, el tiempo parecía ir cada vez más despacio, como si estuviera presenciando algo a cámara lenta desde dentro. El joven que aún no se había movido pesé a la enorme sensación de presión que ejercía su sola presencia y eso me hizo dudar por un milisegundo si se podía mover solo, pero supuse que simplemente estaba paralizado de miedo. Debería haberme escapado yo, que presentí el ataque con antelación, pero aún así decidí agarrar por el cuello de la camisa al chico de pelo marrón, mientras me alejaba saltando hacía detrás, intentando evitar la trayectoria de las llamas.
Pude oír disparos provenientes del grupo de marines, que estaban seguros y alejados de la enorme llamarada y en cuanto me fije, estaban disparando al dragón, aunque no concretamente a este, si no a algo que había encima. Una figura oscura estaba encima del dragón y era uno de los focos de las enormes presencias, esquivando uno de los pocos disparos que se acercaron hasta él, que esquivó con una facilidad pasmosa. No estaba seguro de quien de los dos era más monstruoso, si la figura inquietante y posiblemente lo suficientemente poderosa como para vencer a aquellos marines o el lagarto de tres cabezas que montaba. Lo que estaba seguro es que me tenía que ir de allí ya, así que seguí tirando del chico mientras salía corriendo en dirección contraria.
Abrí los ojos, al notar una... no, dos enormes presencias como aquellas en el campo de batalla. Un enorme reptil, que evoco en mi un sentimiento de furia nostálgica, una cosa extraña donde las hubiera porque no recordaba nunca haberme enfrentado a un dragón, pero claro, no recordaba nada. El enorme dragón poseía tres cabezas, lo cual supuse que era extraño de ver. Una de estas pareció sentirnos y un presentimiento de que debería esquivar un ataque me asaltó mientras veía sus ojos dorados. A los pocos momentos las fauces de la enorme bestia se abrieron, dejando ver los colmillos preparados para deshacerse de lo que fuera y exhalando rápidamente una enorme llamarada que mezclaba el azul y el blanco que se dirigía hacia nosotros.
A medida que se acercaba, el tiempo parecía ir cada vez más despacio, como si estuviera presenciando algo a cámara lenta desde dentro. El joven que aún no se había movido pesé a la enorme sensación de presión que ejercía su sola presencia y eso me hizo dudar por un milisegundo si se podía mover solo, pero supuse que simplemente estaba paralizado de miedo. Debería haberme escapado yo, que presentí el ataque con antelación, pero aún así decidí agarrar por el cuello de la camisa al chico de pelo marrón, mientras me alejaba saltando hacía detrás, intentando evitar la trayectoria de las llamas.
Pude oír disparos provenientes del grupo de marines, que estaban seguros y alejados de la enorme llamarada y en cuanto me fije, estaban disparando al dragón, aunque no concretamente a este, si no a algo que había encima. Una figura oscura estaba encima del dragón y era uno de los focos de las enormes presencias, esquivando uno de los pocos disparos que se acercaron hasta él, que esquivó con una facilidad pasmosa. No estaba seguro de quien de los dos era más monstruoso, si la figura inquietante y posiblemente lo suficientemente poderosa como para vencer a aquellos marines o el lagarto de tres cabezas que montaba. Lo que estaba seguro es que me tenía que ir de allí ya, así que seguí tirando del chico mientras salía corriendo en dirección contraria.
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Akuma no mi
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Mierda. Debí haber planeado algo mejor, pero tampoco es que hubiera cambiado mucho el resultado. Las lanzas me atravesaron el abdomen y tan rápido lo hicieron, de mi boca salió algo de sangre y lograba sentir los efectos de aquel líquido negro que llevaba cada lanza. ”Veneno” – pensaba rápidamente mientras trataba de controlar los mareos y, por sobre todo, controlar mis manos. ”Uno de estos debe tener el antídoto, ¿no?” – era la ley de la lógica. Siempre se debía portar el veneno, en caso de que, por accidente o no, se pasara a llevar con la punta envenenada. ”Eres un idiota” – pensaba mientras me iba controlando mejor, si lograba mantener mi vista centrada, podría hacer mejor las cosas. Algo… Lo que sea… Estaban tan cerca que podría mandarlos a volar de mil formas diferentes. No es que hubieran sacado las lanzas de mi cuerpo, seguían ahí esperando a que yo me rindiera. Ilusos, nunca iba a pasar aquello.
– Usar veneno es de cobarde. – dije mientras iba levantando ambos brazos. Aún tenía mi técnica activada, lo que significaba que mi fuerza no había sido mermada por el veneno y tampoco se estaba viendo comprometida mi resistencia. ”Aquí vamos” – no iba a perder más tiempo. Seguramente lo que iba a hacer iba a ser más profundas mis heridas, pero necesitaba ese maldito antídoto y empezar a recuperarme rápido. Logré ver cómo es que a lo lejos se levantaba la forma de un enorme dragón y ahí sentía la enorme presencia de Derian. ”Maldito” – con mis dos manos le di dos fuertes golpes al aire que iban a generar poderosas ondas de choque, una vez hiciera eso, para encargarme de los tipos que quedaran ahí, solamente repelería el aire en todas las direcciones (en cada dirección donde hubiera alguien). Si todo eso funcionaba y esperaba que sí, me dedicaría a dos cosas. La primera, dejar inconscientes a los que quedarán conscientes; la segunda, revisar cada cuerpo en busca del antídoto. ¿Funcionaría? Esperaba que sí… el tiempo no iba a esperar y el veneno tampoco, tenía que funcionar.
– Usar veneno es de cobarde. – dije mientras iba levantando ambos brazos. Aún tenía mi técnica activada, lo que significaba que mi fuerza no había sido mermada por el veneno y tampoco se estaba viendo comprometida mi resistencia. ”Aquí vamos” – no iba a perder más tiempo. Seguramente lo que iba a hacer iba a ser más profundas mis heridas, pero necesitaba ese maldito antídoto y empezar a recuperarme rápido. Logré ver cómo es que a lo lejos se levantaba la forma de un enorme dragón y ahí sentía la enorme presencia de Derian. ”Maldito” – con mis dos manos le di dos fuertes golpes al aire que iban a generar poderosas ondas de choque, una vez hiciera eso, para encargarme de los tipos que quedaran ahí, solamente repelería el aire en todas las direcciones (en cada dirección donde hubiera alguien). Si todo eso funcionaba y esperaba que sí, me dedicaría a dos cosas. La primera, dejar inconscientes a los que quedarán conscientes; la segunda, revisar cada cuerpo en busca del antídoto. ¿Funcionaría? Esperaba que sí… el tiempo no iba a esperar y el veneno tampoco, tenía que funcionar.
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Akuma no mi
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Vi cómo la mujer se escapaba con todos sus asquerosos pájaros. ¿En serio mis bisturíes no le provocaban dolor, pero sí cortes? Eso sin hablar de que le habíamos reventado la nariz... Me llevé la mano al costado y respiré hondo. Las piernas me fallaban un poco, pero sabía que en verdad era más por la impresión que por del daño. Estaba claro que no pensaba seguirla, puesto que no estaba en condiciones ni nos serviría de nada. Esperaba que Derek tampoco quisiera ir tras ella; intenté distraerlo un poco por si tenía esa idea en la cabeza.
-Der, ¿estás bien? -le pregunté, preocupada. -¿Te ha hecho daño a pesar de todo el metal que tienes en el cuerpo? -No pude evitar soltar una risita. -Lo siento.
Saqué parte del botiquín de la mochila y me dejé caer de rodillas en el suelo, sin ganas de seguir ccaminando ni un paso más. No sabía si a él le harían falta unas curas, pero a mí sí, y prefería desinfectar la herida ahora aunque hiciera las curas cuando estuviéramos lejos de aquel sitio. En cualquier caso haría un apaño rápido para no perder mucho tiempo.
-No tenemos mucho más que hacer por aquí -le susurré, como si tuviera miedo de que mi voz atrajera a la mujer de vuelta o a cualquier otro enemigo indeseado. -Coge todo lo que puedas y volvamos al barco -suspiré, con infinita pereza-, por favor.
Esperaba que estuviera convencido de ello. Si no me pedía que lo curara a él también, guardaría de nuevo el botiquín y empezaría a llenar la mochila y los bolsillos con lo que pudiera, sobre todo cosas pequeñas como monedas y piedras preciosas no muy grandes. Aunque la verdad es que en aquel momento hubiera preferido encontrar en medio de todos aquellos tesoros algo que llevarme a la boca y que no me rompiera un diente en el intento.
-¿Sabes, Derek? Ha estado bien la aventura, pero lo cierto es que ahora sólo quiero encontrar un lugar donde dormir sin miedo a que nadie me ataque.
Me levanté despacio, notando el picor del agua oxigenada en el corte del costado.
-Der, ¿estás bien? -le pregunté, preocupada. -¿Te ha hecho daño a pesar de todo el metal que tienes en el cuerpo? -No pude evitar soltar una risita. -Lo siento.
Saqué parte del botiquín de la mochila y me dejé caer de rodillas en el suelo, sin ganas de seguir ccaminando ni un paso más. No sabía si a él le harían falta unas curas, pero a mí sí, y prefería desinfectar la herida ahora aunque hiciera las curas cuando estuviéramos lejos de aquel sitio. En cualquier caso haría un apaño rápido para no perder mucho tiempo.
-No tenemos mucho más que hacer por aquí -le susurré, como si tuviera miedo de que mi voz atrajera a la mujer de vuelta o a cualquier otro enemigo indeseado. -Coge todo lo que puedas y volvamos al barco -suspiré, con infinita pereza-, por favor.
Esperaba que estuviera convencido de ello. Si no me pedía que lo curara a él también, guardaría de nuevo el botiquín y empezaría a llenar la mochila y los bolsillos con lo que pudiera, sobre todo cosas pequeñas como monedas y piedras preciosas no muy grandes. Aunque la verdad es que en aquel momento hubiera preferido encontrar en medio de todos aquellos tesoros algo que llevarme a la boca y que no me rompiera un diente en el intento.
-¿Sabes, Derek? Ha estado bien la aventura, pero lo cierto es que ahora sólo quiero encontrar un lugar donde dormir sin miedo a que nadie me ataque.
Me levanté despacio, notando el picor del agua oxigenada en el corte del costado.
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Porque caballeros y cosas extrañas no eran suficientes... había que regarlo todo con un poco de fuego. Al menos no nos había alcanzado y sólo tendríamos que esquivarlo. A no pesar de que mis compañeros me habían recordado la presencia de aquella cueva en la montaña, mi plan no era ese. De todos modos, serviría en caso de que fuera necesaria una retirada y algún lugar donde resguardarse y esconderse. Nos esperaba algo bastante peor... Y esperaba que no fuera necesario dar marcha atrás, ni que estuviéramos perdiendo una buena oportunidad. Lo malo es que daba la impresión de que ya se estaba desatando la tormenta.
-Hora de avanzar -susurré. -En dirección al castillo. Esta vez si nos encontramos con alguien o algo por el camino seguramente no nos quede otro remedio que enfrentarnos -dije, con tono serio. -Y lo cierto es que es bastante probable que nos toque encontrarnos con algunas tropas pronto. Lo siento chicos, parece que esto empeora cada vez más.
Lo cierto era que hasta el momento habíamos tenido una suerte que ni nosotros nos creíamos. O que no me creía yo, desconfiada al extremo. Si ahora tenía que empezar lo malo, en fin, qué remedio. No podíamos huir siempre del deber, aunque ese deber ya no estuviera claro desde hacía un tiempo. Un gran estruendo nos rodeaba, como el de nuevas tropas que se preparaban para la batalla. Una sombra extraña se alzaba al lado del castillo, una sombra de... Fuera lo que fuera aquel animal, no era algo natural.
Puse las manos en el hombro de cada uno y eché a caminar, no sin antes echar un vistazo fuera del callejón, intentando asegurarme de que no corríamos un peligro inminente.
-Tenemos que acelerar el paso -les dije. -Sé que lo más probable es que vayamos justo a su encuentro, pero no parece que podamos retrasarlo mucho más. -Les sonreí, de forma un poco tensa por las palabras que acababa de pronunciar. -Buena suerte.
-Hora de avanzar -susurré. -En dirección al castillo. Esta vez si nos encontramos con alguien o algo por el camino seguramente no nos quede otro remedio que enfrentarnos -dije, con tono serio. -Y lo cierto es que es bastante probable que nos toque encontrarnos con algunas tropas pronto. Lo siento chicos, parece que esto empeora cada vez más.
Lo cierto era que hasta el momento habíamos tenido una suerte que ni nosotros nos creíamos. O que no me creía yo, desconfiada al extremo. Si ahora tenía que empezar lo malo, en fin, qué remedio. No podíamos huir siempre del deber, aunque ese deber ya no estuviera claro desde hacía un tiempo. Un gran estruendo nos rodeaba, como el de nuevas tropas que se preparaban para la batalla. Una sombra extraña se alzaba al lado del castillo, una sombra de... Fuera lo que fuera aquel animal, no era algo natural.
Puse las manos en el hombro de cada uno y eché a caminar, no sin antes echar un vistazo fuera del callejón, intentando asegurarme de que no corríamos un peligro inminente.
-Tenemos que acelerar el paso -les dije. -Sé que lo más probable es que vayamos justo a su encuentro, pero no parece que podamos retrasarlo mucho más. -Les sonreí, de forma un poco tensa por las palabras que acababa de pronunciar. -Buena suerte.
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Parece que la estrategia funcionaba y lo dos guardias se relajaban, y aunque la conversación no parecía interesarles lo más mínimo, cuando uno mencionó que había visto perros comiendo hierva, y el otro comenzó a entusiasmarse con el tema de los perros, dejé de hablarles de la plantas. Me uní a su debate sobre los perros y por qué o cómo andan sólo a dos patas, mientras, terminé de hacer las pruebas a las plantas. Los resultados los analizaría más tarde, además tenía que mantenerme en la conversación sobre los perros para no poner a los guardias en alerta de nuevo. Un tercer guardia llegó corriendo mientras debatíamos si era por gusto o lo hacían siempre para conseguir algo. Esté ultimo informó sobre un motín en la prisión, y requería a aquellos dos para ayudar a sofocarlos. Los guardias que me acompañaban y el recién llegado, pareciendo olvidarse de mí, salieron corriendo hacía la prisión supuse.
Ahora sin supervisión coloque el cristal de nuevo en la pared, si volvía a iluminarse tomaría muestras de todo el hueco en el que se incrustaba, además de llevarme un par de los cristales, muestras frescas de musgo, y puede que hasta un pedazo de roca para analizarlas en el laboratorio. Tras ello, y aunque el motín me parecía algo digno de ver, y si podía joder a los guardias para ayudar a los presos sería interesante, no era mi misión, por lo que volviendo sobre mis pasos me dispuse a salir de aquella cueva.
Cuando llegué a la entrada el espectáculo era dantesco, las tropas del gobierno en pleno retrocedían, el cielo estaba verdoso y algunas zonas de los campos en llamas. Aprovechando un grupo que retrocedía disparando a unos seres amorfos me sume a la huida. Disparé también una cuantas ráfagas a aquellos seres, para una vez caídos correr hacia la costa. Por el camino intenté buscar al ruta más rápida hacia el mar, y una vez allí usar mi condición de científico para encontrar un transporte hasta alguno de los barcos insignia que debían estar en la retaguardia, a menos que la cosa estuviera muy mal.
Ahora sin supervisión coloque el cristal de nuevo en la pared, si volvía a iluminarse tomaría muestras de todo el hueco en el que se incrustaba, además de llevarme un par de los cristales, muestras frescas de musgo, y puede que hasta un pedazo de roca para analizarlas en el laboratorio. Tras ello, y aunque el motín me parecía algo digno de ver, y si podía joder a los guardias para ayudar a los presos sería interesante, no era mi misión, por lo que volviendo sobre mis pasos me dispuse a salir de aquella cueva.
Cuando llegué a la entrada el espectáculo era dantesco, las tropas del gobierno en pleno retrocedían, el cielo estaba verdoso y algunas zonas de los campos en llamas. Aprovechando un grupo que retrocedía disparando a unos seres amorfos me sume a la huida. Disparé también una cuantas ráfagas a aquellos seres, para una vez caídos correr hacia la costa. Por el camino intenté buscar al ruta más rápida hacia el mar, y una vez allí usar mi condición de científico para encontrar un transporte hasta alguno de los barcos insignia que debían estar en la retaguardia, a menos que la cosa estuviera muy mal.
Alwyn
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Las bolas de fuego terminaron de caer al suelo, algunas muy cerca nuestro, tanto que pude sentir el calor en todo el cuerpo cunado chocaron con el suelo. Estas bolas habían provocado muchas bajas, y por lo que veía un gran caos alrededor nuestro en las diferentes batallas. A pesar de todo ello comencé a seguir el rastro del hombre sospechoso que había visto antes, esperando que el gigante me siguiera en la tarea, o me ayudara en ella. Por lo que estaba viendo el misterioso hombre era muy rápido, o puede que la mole de carne explosiva nos hubiera retrasado mucho.
Mientras seguíamos el rastro, el DDM comenzó a sonar, eran los mandos comunicándonos que el enemigo estaba ejecutando un tipo de maniobra, y que debíamos seguir la maniobra 11-51, que no recordaba muy bien en qué consistía. De pronto, muchos de los agentes, y marines que luchaban en los distintos puntos cerca de nosotros empezaron a retroceder hacia el mar, y desde puntos donde no había lucha agentes y marines corrían en dirección a la costa. Uno de ellos se paró para gritarnos la orden de nuevo, al menos uno de nuestros compañeros se preocupaba por los demás, eso me gustaba.
-Deberíamos seguirlos, no recuerdo cual era la maniobra, pero la mayoría de estos hombres no están malheridos, algunos no parecen ni tener heridas. E incluso, creo haber visto agentes ya muy veteranos. – No acababa de decirle esto cuando un grupo de Ghouls apareció de la nada y empezó a atacar a agentes y marines en retirada.
Cargando las pistolas, comencé a descargar los cargadores sobre las criaturas, apuntando a la cabeza y esperando algo de apoyo por parte de mi gran compañero. Sí las criaturas llegaban hasta el cuerpo a cuerpo estaría en problemas, aunque siempre me quedaba la opción de volar no quería dejar a mis compañeros en sus manos.
Mientras seguíamos el rastro, el DDM comenzó a sonar, eran los mandos comunicándonos que el enemigo estaba ejecutando un tipo de maniobra, y que debíamos seguir la maniobra 11-51, que no recordaba muy bien en qué consistía. De pronto, muchos de los agentes, y marines que luchaban en los distintos puntos cerca de nosotros empezaron a retroceder hacia el mar, y desde puntos donde no había lucha agentes y marines corrían en dirección a la costa. Uno de ellos se paró para gritarnos la orden de nuevo, al menos uno de nuestros compañeros se preocupaba por los demás, eso me gustaba.
-Deberíamos seguirlos, no recuerdo cual era la maniobra, pero la mayoría de estos hombres no están malheridos, algunos no parecen ni tener heridas. E incluso, creo haber visto agentes ya muy veteranos. – No acababa de decirle esto cuando un grupo de Ghouls apareció de la nada y empezó a atacar a agentes y marines en retirada.
Cargando las pistolas, comencé a descargar los cargadores sobre las criaturas, apuntando a la cabeza y esperando algo de apoyo por parte de mi gran compañero. Sí las criaturas llegaban hasta el cuerpo a cuerpo estaría en problemas, aunque siempre me quedaba la opción de volar no quería dejar a mis compañeros en sus manos.
Issei Hayate
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Issei frunció el ceño. ¿Lion D. Émile? Era ese mismo pirata que había colaborado con la Revolución en la batalla del cuartel del Norte, un par de meses antes de Mariejoa. Había tenido la posibilidad de observarle y convivir con él mientras estaba infiltrado con los revolucionarios... era fuerte, pero no tanto como para vencer a su jefe. Cierto era que últimamente había demostrado cierto aumento de su poder (así como una decadencia moral total) con el asesinato del Señor de la Caza Miden, pero no creía que llegase para resultar ser una amenaza tan grande. "Por otro lado, el Émile que yo conocí era un hombre amable, bueno y de gran determinación. Sin embargo, las noticias no han hablado muy a su favor últimamente. Si tanto ha cambiado hasta el punto de volverse malévolo... tal vez recurra a trucos sucios." Apartó aquellos pensamientos de su cabeza. Ashi no era tan débil como para dejarse vencer por un pirata novato. No por nada era el líder del Cipher Pol 9.
Escuchó los gritos del tal Neus. Pobre hombre, los presos seguramente lo destrozarían. Sin embargo, sabía los riesgos cuando aceptó el trabajo, y aquello era una guerra. En fin, ¿qué haría a continuación? Comenzó a inspeccionar la prisión de arriba a abajo con su akuma. En general había caos, y ningún guardia en los pisos superiores. Podía armar a un pequeño ejército de presos y salir del lugar a unirse a la batalla en la isla. Entonces escuchó un grito, algo así como "¡Ese doctor loco!", y vio a varios hombres corriendo hacia él. "Mierda... se me ha olvidado quitarme el disfraz." No había tiempo de dialogar, pero tampoco de combatir. Rápidamente se alejó con un kamisori y trató de darles esquinazo. En cuanto dobló una esquina, se agachó activando su dispositivo de mimetismo y se quedó quieto, esperando a perderlos de vista. Tan pronto como pudo, se escabulló a una zona más o menos tranquila, se quitó la bata blanca, las lentillas y sacó su kit de disfraz, empleando un producto desmaquillador. Seguiría teniendo el pelo rubio hasta ducharse y echarse algo para quitarlo, pero al menos ahora ya no parecería el doctor Cooper. Abrió el compartimento de su brazo izquierdo y sacó su sombrero, frío y un tanto arrugado de ir espachurrado entre barras de avellanas y cargadores. Se llevó una barrita a la boca, alisó y se puso el sombrero y se puso en marcha.
- Ahora... ¿qué debería hacer a continuación? - murmuró para sí.
Los presos estaban en pleno motín, y no parecía el momento de liderarlos. Podía intentarlo, pero ahora que lo pensaba mejor... "Llevo una semana intentando descender a los niveles inferiores. Tal vez sea el momento." Ojo avizor con su akuma activada, comenzó a avanzar lo más rápida y discretamente que pudo por los pasillos, en dirección al acceso al siguiente nivel. Así de paso le echaría un vistazo a la antigua familia real de Hallstat y los liberaría de ser posible. De todos modos, era posible que se sintieran más seguros en sus celdas con la situación de caos que había fuera. Tal vez debería irse a dar un paseo a los últimos niveles y sacarlos cuando volviera. Pero ahora lo principal era descender.
Escuchó los gritos del tal Neus. Pobre hombre, los presos seguramente lo destrozarían. Sin embargo, sabía los riesgos cuando aceptó el trabajo, y aquello era una guerra. En fin, ¿qué haría a continuación? Comenzó a inspeccionar la prisión de arriba a abajo con su akuma. En general había caos, y ningún guardia en los pisos superiores. Podía armar a un pequeño ejército de presos y salir del lugar a unirse a la batalla en la isla. Entonces escuchó un grito, algo así como "¡Ese doctor loco!", y vio a varios hombres corriendo hacia él. "Mierda... se me ha olvidado quitarme el disfraz." No había tiempo de dialogar, pero tampoco de combatir. Rápidamente se alejó con un kamisori y trató de darles esquinazo. En cuanto dobló una esquina, se agachó activando su dispositivo de mimetismo y se quedó quieto, esperando a perderlos de vista. Tan pronto como pudo, se escabulló a una zona más o menos tranquila, se quitó la bata blanca, las lentillas y sacó su kit de disfraz, empleando un producto desmaquillador. Seguiría teniendo el pelo rubio hasta ducharse y echarse algo para quitarlo, pero al menos ahora ya no parecería el doctor Cooper. Abrió el compartimento de su brazo izquierdo y sacó su sombrero, frío y un tanto arrugado de ir espachurrado entre barras de avellanas y cargadores. Se llevó una barrita a la boca, alisó y se puso el sombrero y se puso en marcha.
- Ahora... ¿qué debería hacer a continuación? - murmuró para sí.
Los presos estaban en pleno motín, y no parecía el momento de liderarlos. Podía intentarlo, pero ahora que lo pensaba mejor... "Llevo una semana intentando descender a los niveles inferiores. Tal vez sea el momento." Ojo avizor con su akuma activada, comenzó a avanzar lo más rápida y discretamente que pudo por los pasillos, en dirección al acceso al siguiente nivel. Así de paso le echaría un vistazo a la antigua familia real de Hallstat y los liberaría de ser posible. De todos modos, era posible que se sintieran más seguros en sus celdas con la situación de caos que había fuera. Tal vez debería irse a dar un paseo a los últimos niveles y sacarlos cuando volviera. Pero ahora lo principal era descender.
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Se despertó, con un dolor de cabeza martilleante y continuo. Era como si tres Arthurs se estuvieran turnando para darle collejas. La molesta iba acompañada de un molesto sonido... ¿un den den mushi? Abrió los ojos con esfuerzo, y vio el cielo nublado sobre él. Arthur lo arrastraba tirándole de los pies, causando que se diese golpes en la cabeza contra el suelo. Aun atontado, se retorció y revolvió, liberándose las piernas. Con un gruñido se puso en pie, frotándose la zona dolorida, y tratando de recordar qué había ocurrido. Lo último que había pasado... el ataque de Derian, sus compañeros caídos, su propio contraataque... y a continuación, todo se volvió negro. "Parece que me he dejado llevar." Cogió el den den mushi y cogió la llamada.
- Comodoro Kai presente - dijo, con voz algo débil.
- ¡Corred! ¡Salid de ahí! - era la voz de Al - ¡Van a volar la isla! ¡Corred, hostia!
El marine abrió mucho los ojos. ¿Qué? ¿Qué había pasado mientras estaba inconsciente? Soltó un taco y observó la situación rápidamente. Los miembros de Kiritsu estaban en bastante mal estado y débiles, pero estaban todos. Así pues, debían haber ganado... pero si habían vencido a Derian, ¿por qué estaban a punto de atacar? Observó al horizonte, hacia el centro de la isla. Grandes bolas de fuego caían del cielo, y un dragón de tres cabezas sobrevolaba el lugar. No hacía falta que se acercara... podía reconocer aquella ominosa presencia - Derian... - murmuró, impresionado. ¿Seguía vivo pese a todos sus esfuerzos? Mierda...
- Ya lo habéis oído, ¡retirada! - gritó a sus compañeros.
Frunció el ceño y se demoró unos cuantos segundos observando al rey, dubitativo. ¿Debía arriesgarse a ir a por él? Se la estaría jugando demasiado, pero la idea de haber fallado era demasiado para él. "Vencimos a Derian, ¿pero no murió? Mi deber estaba claro. Debería ir hasta allí a completarlo." Sin embargo, así como percibía la oscura presencia de Derian, también que era mucho más fuerte que la del ser de la ciudad subterránea. Enfadado consigo mismo, dio media vuelta y comenzó a a correr hacia la costa con sus compañeros.
- Comodoro Kai presente - dijo, con voz algo débil.
- ¡Corred! ¡Salid de ahí! - era la voz de Al - ¡Van a volar la isla! ¡Corred, hostia!
El marine abrió mucho los ojos. ¿Qué? ¿Qué había pasado mientras estaba inconsciente? Soltó un taco y observó la situación rápidamente. Los miembros de Kiritsu estaban en bastante mal estado y débiles, pero estaban todos. Así pues, debían haber ganado... pero si habían vencido a Derian, ¿por qué estaban a punto de atacar? Observó al horizonte, hacia el centro de la isla. Grandes bolas de fuego caían del cielo, y un dragón de tres cabezas sobrevolaba el lugar. No hacía falta que se acercara... podía reconocer aquella ominosa presencia - Derian... - murmuró, impresionado. ¿Seguía vivo pese a todos sus esfuerzos? Mierda...
- Ya lo habéis oído, ¡retirada! - gritó a sus compañeros.
Frunció el ceño y se demoró unos cuantos segundos observando al rey, dubitativo. ¿Debía arriesgarse a ir a por él? Se la estaría jugando demasiado, pero la idea de haber fallado era demasiado para él. "Vencimos a Derian, ¿pero no murió? Mi deber estaba claro. Debería ir hasta allí a completarlo." Sin embargo, así como percibía la oscura presencia de Derian, también que era mucho más fuerte que la del ser de la ciudad subterránea. Enfadado consigo mismo, dio media vuelta y comenzó a a correr hacia la costa con sus compañeros.
Maki
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Maki avanzó siguiendo las instrucciones de uno de los ghouls en busca del cuarto de megafonía. Ojalá le hubiera explicado que hacer con tantos botones, porque en cuanto llegó a la sala se topó con docenas de luces brillantes de colores, palanquitas y otras cosas igualmente divertidas que parecían decir: “Púlsame”. Y en mitad de todo ello, un caracol. Era como Dimitri, aunque dudaba que fuese telépata como él. En la pared había también extrañas ventanas luminosas y mágicas donde aparecían imágenes del castillo. El tipo raro del maletín que había visto en el salón del trono aparecía en una de ellas pero no le interesaba.
El gyojin pulsó algunos botones al azar a ver qué pasaba. Al apretarlos, a su espalda se abrió una puerta secreta tras la cual había varios perros jugando al póker, salió una llamarada del techo y en las ventanas mágicas aparecieron varios gallos peleando, pero por lo demás no pasó nada. Al final terminó por coger el aparato que había enganchado al caracol. “¿Tengo que hablar por aquí?”, se planteó. No tenía no idea de que decir pero por suerte le habían dejado un discurso escrito. Pulsó el botoncito del micro y empezó a hablar:
-Probando. –dijo-. Probando. –Un molesto ruido sonó por toda la sala pero luego su voz comenzó a escucharse claramente-. Permíteme que insista. -dijo sin saber por qué.
Sacó la hoja de papel, pero con los nervios se había equivocado y había cogido el envoltorio de una chocolatina que había encontrado en el castillo y dudaba que los ingredientes de las Chocolatinas Super Deliciosas del Conde Chocola fueran una lectura apropiada. Aunque el vampiro que salía en el envoltorio parecía muy apropiado para ese lugar. Como no sabía que hacer se limitó a improvisar:
-Hola, hola. ¿Se me oye? Soy el Comandante Sir Augustus Makintosh, Caballero Real. Estoy aquí para deciros… -Un breve pero intenso eructo interrumpió su discurso, sin duda culpa del chocolate-. Estoy aquí para deciros… Un momento, tengo que ir al baño.
Maki abandonó la sala de altavoces y, tras una rápida visita al baño, continuó:
-Ya he vuelto. El baño estaba ya sucio de antes, ¿vale? Yo solo he apuntado donde he podido. En fin, estoy aquí para deciros que el verdadero Derian...
-¿Qué ha pasado en el baño? -se oyó gritar a alguien, por lo que también se oyó por el altavoz.
-Eso ya estaba así. -se defendió Maki-. Estoy aquí para deciros que el verdadero Derian Markov ha ocupado su trono. El usurpador ha sido derrocado y ahora Derian-sama y su ejército de fieles ghouls salvarán el mundo de la noche eterna. El falso Derian… bueno, pues se habrá ido a su casa, digo yo, no sé. Y… eso. Ea, adiós.
El gyojin pulsó algunos botones al azar a ver qué pasaba. Al apretarlos, a su espalda se abrió una puerta secreta tras la cual había varios perros jugando al póker, salió una llamarada del techo y en las ventanas mágicas aparecieron varios gallos peleando, pero por lo demás no pasó nada. Al final terminó por coger el aparato que había enganchado al caracol. “¿Tengo que hablar por aquí?”, se planteó. No tenía no idea de que decir pero por suerte le habían dejado un discurso escrito. Pulsó el botoncito del micro y empezó a hablar:
-Probando. –dijo-. Probando. –Un molesto ruido sonó por toda la sala pero luego su voz comenzó a escucharse claramente-. Permíteme que insista. -dijo sin saber por qué.
Sacó la hoja de papel, pero con los nervios se había equivocado y había cogido el envoltorio de una chocolatina que había encontrado en el castillo y dudaba que los ingredientes de las Chocolatinas Super Deliciosas del Conde Chocola fueran una lectura apropiada. Aunque el vampiro que salía en el envoltorio parecía muy apropiado para ese lugar. Como no sabía que hacer se limitó a improvisar:
-Hola, hola. ¿Se me oye? Soy el Comandante Sir Augustus Makintosh, Caballero Real. Estoy aquí para deciros… -Un breve pero intenso eructo interrumpió su discurso, sin duda culpa del chocolate-. Estoy aquí para deciros… Un momento, tengo que ir al baño.
Maki abandonó la sala de altavoces y, tras una rápida visita al baño, continuó:
-Ya he vuelto. El baño estaba ya sucio de antes, ¿vale? Yo solo he apuntado donde he podido. En fin, estoy aquí para deciros que el verdadero Derian...
-¿Qué ha pasado en el baño? -se oyó gritar a alguien, por lo que también se oyó por el altavoz.
-Eso ya estaba así. -se defendió Maki-. Estoy aquí para deciros que el verdadero Derian Markov ha ocupado su trono. El usurpador ha sido derrocado y ahora Derian-sama y su ejército de fieles ghouls salvarán el mundo de la noche eterna. El falso Derian… bueno, pues se habrá ido a su casa, digo yo, no sé. Y… eso. Ea, adiós.
Rainbow662
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“Esto no funciona”, pensó para sí. Su Haki no detectaba la presencia de Derian que hasta hacía un rato había podido sentir sin problemas. Todo era culpa de ese maldito calvo que le había distraído y ya no tenía forma humana de volver a concentrarse lo necesario. Además, la incesante lluvia era de lo más molesta: se le metía en los ojos, al menos en el sano, le helaba los huesos y formaba una cortina ensordecedora. Era como estar bajo el agua, solo que sin el rollo ese de morirse y tal.
Tampoco ayudaba que Franklin estuviera agarrándole de la manga y tirando de él para intentar decirle algo. La morsa estaba bastante pesada y no dejaba de hacer ruido. Intentó hacer que se callara pero con el ruido de los soldados armados corriendo a su alrededor casi no oía ni sus propios pensamientos.
-¿Queréis callaros de una vez? –gritó Arribor a los molestos tipejos que no hacían más que corretear. Los que estaban a su lado comenzaron a alejarse más despacio, casi a cámara lenta, aunque él no sabía lo que era la cámara lenta. Aun así la cosa había mejorado un poco y ya era capaz de pensar con tranquilidad.
Pudo incluso plantearse si el enorme dragón de tres cabezas que sobrevolaba el tenebroso castillo tendría algo que ver con un vampiro siniestro aficionado al drama. “Bah, no creo que tenga nada que ver”. Aun así observó a la criatura escupir fuego y la luz que surgía de sus fauces le permitió distinguir claramente al conde subido a su grupa. “Vaya, ¿quién lo iba a decir?”.
-Ey, Franklin, ven aquí. –En cuanto el animal se acercó, Arribor apretó el botón de su nuca y sus cualidades de dial de luz se activaron. Un potente haz de luz salió de la boca de la morsa y el pirata la apuntó hacia el dragón, como un foco que lo seguía continuamente. Claro que tampoco sabía lo que era un foco. Con una complicada e irrepetible posición de las manos frente a la luz, logró proyectar en el cielo un murciélago agitando las alas, como una señal enorme para Batman… es decir, para Derian.
Tampoco ayudaba que Franklin estuviera agarrándole de la manga y tirando de él para intentar decirle algo. La morsa estaba bastante pesada y no dejaba de hacer ruido. Intentó hacer que se callara pero con el ruido de los soldados armados corriendo a su alrededor casi no oía ni sus propios pensamientos.
-¿Queréis callaros de una vez? –gritó Arribor a los molestos tipejos que no hacían más que corretear. Los que estaban a su lado comenzaron a alejarse más despacio, casi a cámara lenta, aunque él no sabía lo que era la cámara lenta. Aun así la cosa había mejorado un poco y ya era capaz de pensar con tranquilidad.
Pudo incluso plantearse si el enorme dragón de tres cabezas que sobrevolaba el tenebroso castillo tendría algo que ver con un vampiro siniestro aficionado al drama. “Bah, no creo que tenga nada que ver”. Aun así observó a la criatura escupir fuego y la luz que surgía de sus fauces le permitió distinguir claramente al conde subido a su grupa. “Vaya, ¿quién lo iba a decir?”.
-Ey, Franklin, ven aquí. –En cuanto el animal se acercó, Arribor apretó el botón de su nuca y sus cualidades de dial de luz se activaron. Un potente haz de luz salió de la boca de la morsa y el pirata la apuntó hacia el dragón, como un foco que lo seguía continuamente. Claro que tampoco sabía lo que era un foco. Con una complicada e irrepetible posición de las manos frente a la luz, logró proyectar en el cielo un murciélago agitando las alas, como una señal enorme para Batman… es decir, para Derian.
Fear Liath
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Observé la gran majestuosidad de aquella bestia alada, que emergió de la nada emitiendo un fuerte alarido. Era un gran dragón con tres cabezas y encima de él se encontraba Derian, portando una espada y guiando su ejército. Esta aparición reforzó aún más a sus huestes, que avanzaban sin que nada pudiera detenerlos. Era una escena digna de ver, el bien contra el mal, la justicia contra los rebeldes… todo mentiras que hacían que se pelearan los unos contra los otros. Pero no todo estaba mal, ya que me permitía actuar con cierta libertad que en otro tipo de circunstancias sería impensable.
Cogí el den-den mushi y contacté con mis superiores y con C.K. – Derian a la vista, esperando órdenes para actuar – comenté, pero en ese momento me di cuenta de algo en el suelo.
Como si fuera mi alter ego, una figura terrorífica e imponente parecía que estaba esperando a un oponente. Sabía que debía esperar órdenes, pero aquella era una oportunidad para apaciguar la ansiedad que ya me estaba carcomiendo. En ese momento cargué en el arma izquierda del hombro balas perforadoras y dispare varios disparos para que impactaran en las extremidades, no quería matarlo tan pronto. A continuación me lancé al suelo para entablar combate con aquel extraño humanoide y así poder saciar mi sed de sangre. Al llegar al suelo, sin saber si habían impactado mis balas, hablé con aquel tipo.
- Según mis órdenes, tengo que encargarme de las tropas de Derian. No es nada personal o bueno puede que sí… necesito ver a alguien morir. – dije levantando la minigun esperando a que aquel tipo reaccionara.
Cogí el den-den mushi y contacté con mis superiores y con C.K. – Derian a la vista, esperando órdenes para actuar – comenté, pero en ese momento me di cuenta de algo en el suelo.
Como si fuera mi alter ego, una figura terrorífica e imponente parecía que estaba esperando a un oponente. Sabía que debía esperar órdenes, pero aquella era una oportunidad para apaciguar la ansiedad que ya me estaba carcomiendo. En ese momento cargué en el arma izquierda del hombro balas perforadoras y dispare varios disparos para que impactaran en las extremidades, no quería matarlo tan pronto. A continuación me lancé al suelo para entablar combate con aquel extraño humanoide y así poder saciar mi sed de sangre. Al llegar al suelo, sin saber si habían impactado mis balas, hablé con aquel tipo.
- Según mis órdenes, tengo que encargarme de las tropas de Derian. No es nada personal o bueno puede que sí… necesito ver a alguien morir. – dije levantando la minigun esperando a que aquel tipo reaccionara.
Gareth Silverwing
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Por fin. Kai había despertado, parecía que la brigada estaba por fin de vuelta a la acción. Se zafó de mi y se incorporó como si nada hubiese pasado para responder a una llamada en su den den mushi. Malas noticias, la marina se disponía a volar la isla en pedazos con una buster call, o eso suponía. Pero algo no estaba del todo en orden.
-¡Hostias, que nos falta el árbol!- Grité de pronto.
Como si mi cometido fuese cargar con los heridos me di la vuelta para ir a buscar a nuestro compañero que todavía seguía en el lugar de la anterior batalla. Allí estaba, a punto de ser rodeado por las tropas de Derian, no podía permitir que lo cogiesen, en Kiritsu Ryodan eran indisciplinados, pero no abandonaban a un compañero a sus suerte... no al menos de forma voluntaria. Activé por segunda vez el Trans Am, los músculos y las heridas, que ya dolían de por si, pasaron a doler el triple, pero eso ahora no importaba, tenía que salvar a Kodama. Al llegar a él lo levanté por la espalda hasta situarlo justo encima de mi cabeza, acto seguido salí por patas de aquel lugar antes de que volara en pedazos.
Corrí como un descosido por la playa con Kodama levantado sobre mi cabeza hasta alcanzar al resto de miembros de la brigada, teníamos que alcanzar el barco antes de que éste se largase. Luces estruendos y explosiones inundaban el entorno del exterior haciendo parecer tranquila la batalla que habíamos librado hace escasos minutos en las profundidades. Pude ver a Kai, quieto mientras observaba a Derian sobre un dragon de tres cabezas.
-No podemos hacer nada Kai, tenemos que evacuar cuanto antes.- Dije con cierta resignación.
Me molestaba bastante pensar que no habíamos logrado nada con nuestra incursión... pero ahora teníamos que centrarnos en sobrevivir, sobrevivir y volevernos más fuertes. La próxima vez que nos encontremos con Derian no se lo pondremos tan fácil.
-¡Hostias, que nos falta el árbol!- Grité de pronto.
Como si mi cometido fuese cargar con los heridos me di la vuelta para ir a buscar a nuestro compañero que todavía seguía en el lugar de la anterior batalla. Allí estaba, a punto de ser rodeado por las tropas de Derian, no podía permitir que lo cogiesen, en Kiritsu Ryodan eran indisciplinados, pero no abandonaban a un compañero a sus suerte... no al menos de forma voluntaria. Activé por segunda vez el Trans Am, los músculos y las heridas, que ya dolían de por si, pasaron a doler el triple, pero eso ahora no importaba, tenía que salvar a Kodama. Al llegar a él lo levanté por la espalda hasta situarlo justo encima de mi cabeza, acto seguido salí por patas de aquel lugar antes de que volara en pedazos.
Corrí como un descosido por la playa con Kodama levantado sobre mi cabeza hasta alcanzar al resto de miembros de la brigada, teníamos que alcanzar el barco antes de que éste se largase. Luces estruendos y explosiones inundaban el entorno del exterior haciendo parecer tranquila la batalla que habíamos librado hace escasos minutos en las profundidades. Pude ver a Kai, quieto mientras observaba a Derian sobre un dragon de tres cabezas.
-No podemos hacer nada Kai, tenemos que evacuar cuanto antes.- Dije con cierta resignación.
Me molestaba bastante pensar que no habíamos logrado nada con nuestra incursión... pero ahora teníamos que centrarnos en sobrevivir, sobrevivir y volevernos más fuertes. La próxima vez que nos encontremos con Derian no se lo pondremos tan fácil.
Sasaki
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No sabía bien que es lo que estaba pasando solo sabía que teníamos que correr para salir de la cueva donde nos encontrábamos. Pude ver como Arthur hacía estado cargando a Kai quien era posible que se hubiese desmayado al igual que yo, pero parecía estar ya activo aunque con heridas pues estaba corriendo con Arthur y conmigo. Además contestó al den den mushi que llevaba y quien llamó no era nadie más y nadie menos que Al, el capitán, el cual nos informó que deberíamos salir de la isla, ya que habían activado una buster call y la isla sería destruida.
De pronto Arthur grito que nos faltaba alguien, el árbol, parecía seguir tendido en el suelo, el pelirrojo se dio la vuelta y corrió hasta Kodama, lo cogió hasta tenerlo por encima de su cabeza, el pequeño siempre estaba haciendo locuras, sin embargo, todas estas o por lo menos casi todas estaban justificadas, Kodama era un integrante de la marina y no podíamos dejarlo atrás. Me paré y esperé a Arthur que cagaba a nuestro amigo para cubrirle la carrera contrarreloj que estábamos haciendo para salir de la isla. Una vez Arthur me alcanzó comencé a correr con él, deje que mi cuerpo se volviese logia en caso de un ataque y me preparé para usar mi habilidad en caso de que tuviese que ganarle tiempo a Arthur y que escapase con Kodama.
De pronto Arthur grito que nos faltaba alguien, el árbol, parecía seguir tendido en el suelo, el pelirrojo se dio la vuelta y corrió hasta Kodama, lo cogió hasta tenerlo por encima de su cabeza, el pequeño siempre estaba haciendo locuras, sin embargo, todas estas o por lo menos casi todas estaban justificadas, Kodama era un integrante de la marina y no podíamos dejarlo atrás. Me paré y esperé a Arthur que cagaba a nuestro amigo para cubrirle la carrera contrarreloj que estábamos haciendo para salir de la isla. Una vez Arthur me alcanzó comencé a correr con él, deje que mi cuerpo se volviese logia en caso de un ataque y me preparé para usar mi habilidad en caso de que tuviese que ganarle tiempo a Arthur y que escapase con Kodama.
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