Syxel
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Atravesé las rejas sin mayor complicación, cómo había previsto, pero el resto de la jugada no salió tan bien. Haciendo gala nuevamente de su extrema velocidad, Deathstroke no solo había evitado nuestros ataques, sino que se las había ingeniado para dejar a Ivan en su lugar. Alarmado por el inminente desastre, y sabiéndome incapaz de detener la acometida, traté de desviarla impulsándome hacia un lado.
La brusca maniobra me hizo perder la estabilidad y, al haberme echado hacia un lado, caí al suelo y rodé varios metros por este. Sin perder un instante me puse en pie de un salto, y tras ver la sangre gotear por la hoja de la espada dirigí la mirada a mi compañero. Había notado el metal atravesando la carne en mitad de aquel frenético movimiento, pero al menos me tranquilizó haber podido desviar el corte lo suficiente para que la herida no fuese fatal.
Apreté los dientes con fuerza y el puño alrededor del mango de la espada, maldiciendo no haber podido reaccionar mejor y sin saber que decirle a Ivan. Mientras, observé la situación a mi alrededor. Balagus acababa de llegar en nuestra ayuda, pero para nuestra desgracia no fue el único en unirse al encuentro. Fijando la mirada en el recién llegado, pude sentir una presencia incluso más intimidante que la del Ju Senshi. El capitán Arribor Neus. Si la situación ya era jodida hacía unos minutos, ahora permanecer en ese lugar podría considerarse poco menos que una idea suicida.
“Ivan, Balagus”. Volví a utilizar el vínculo telepático para comunicarme con ellos, dirigiéndome a ambos al mismo tiempo en esta ocasión. “Tenéis que salir de aquí ya”. Contaba con que el cazador no pondría pega alguna, pero también sabía bien que Balagus no accedería a retirarse sin más.
No obstante, no hubo tiempo para réplicas por su parte ni insistencia por la mía, pues el kenbunshoku haki me hizo consciente del peligro inminente. Dirigiendo mi atención de nuevo a Arribor me preparé para tratar de evitar su ataque, pero eso tampoco saldría como esperaba. Pues una repentina corriente de viento se levantó de la nada y, pillándome desprevenido por centrar mi atención en el otro ataque, me alzó del suelo lanzándome varios metros hacia atrás.
El improvisado vuelo se detuvo cuando sentí el golpe seco de mi espalda contra la pared, cayendo acto seguido de bruces al suelo. Al ponerme en pie nuevamente, un intenso dolor en la pierna derecha hizo que esta casi me fallase por un instante y volviese a caer. Pero logré sobreponerme y mantenerme erguido.
- Qué cojones estás haciendo, Syxel - me recriminé a mí mismo, dando voz a mis pensamientos. Desde el encuentro en el puente la situación se había ido descontrolando de una manera tan surrealista que apenas podía creerlo. Y lo peor, es que yo estaba permitiendo que eso ocurriese. Hasta el punto de acabar de ser zarandeado por el aire cómo si fuese un juguete viejo. - Ya va siendo hora de espabilar.
“Seguid con el plan”. Volví a dirigirme a las mentes de mis compañeros. “Tenéis que llegar al final y, si yo no llego a tiempo, entregad las banderas a Zane”. Durante el corto trayecto desde Jaya había tenido tiempo para reflexionar sobre todo lo discutido en la taberna. Y finalmente era hora de darle al pequeño pelirrojo la oportunidad de demostrar su valía.
Dando por zanjado ese asunto, di un paso al frente. El dolor de la pierna se hizo presente, pero de nuevo me obligué a ignorarlo. No debía tener nada roto si podía mantenerme en pie, así que no tardaría en sanar. Pero el dolor en el orgullo no sería tan fácil de obviar.
Decidido a cambiar la situación, o al menos a intentarlo, dejé que toda la ira y frustración que sentía en ese momento aflorasen. Noté cómo cada poro de mi cuerpo comenzaba a arder. En cuestión de segundos la carne había desaparecido y en su lugar solo había fuego. Las llamas envolvieron la hoja de la espada y se extendieron a mi alrededor. Era la primera vez que utilizaba esa forma, así que no podía estar seguro de hasta qué punto podría llegar. Pero vamos que si estaba dispuesto a comprobarlo.
La brusca maniobra me hizo perder la estabilidad y, al haberme echado hacia un lado, caí al suelo y rodé varios metros por este. Sin perder un instante me puse en pie de un salto, y tras ver la sangre gotear por la hoja de la espada dirigí la mirada a mi compañero. Había notado el metal atravesando la carne en mitad de aquel frenético movimiento, pero al menos me tranquilizó haber podido desviar el corte lo suficiente para que la herida no fuese fatal.
Apreté los dientes con fuerza y el puño alrededor del mango de la espada, maldiciendo no haber podido reaccionar mejor y sin saber que decirle a Ivan. Mientras, observé la situación a mi alrededor. Balagus acababa de llegar en nuestra ayuda, pero para nuestra desgracia no fue el único en unirse al encuentro. Fijando la mirada en el recién llegado, pude sentir una presencia incluso más intimidante que la del Ju Senshi. El capitán Arribor Neus. Si la situación ya era jodida hacía unos minutos, ahora permanecer en ese lugar podría considerarse poco menos que una idea suicida.
“Ivan, Balagus”. Volví a utilizar el vínculo telepático para comunicarme con ellos, dirigiéndome a ambos al mismo tiempo en esta ocasión. “Tenéis que salir de aquí ya”. Contaba con que el cazador no pondría pega alguna, pero también sabía bien que Balagus no accedería a retirarse sin más.
No obstante, no hubo tiempo para réplicas por su parte ni insistencia por la mía, pues el kenbunshoku haki me hizo consciente del peligro inminente. Dirigiendo mi atención de nuevo a Arribor me preparé para tratar de evitar su ataque, pero eso tampoco saldría como esperaba. Pues una repentina corriente de viento se levantó de la nada y, pillándome desprevenido por centrar mi atención en el otro ataque, me alzó del suelo lanzándome varios metros hacia atrás.
El improvisado vuelo se detuvo cuando sentí el golpe seco de mi espalda contra la pared, cayendo acto seguido de bruces al suelo. Al ponerme en pie nuevamente, un intenso dolor en la pierna derecha hizo que esta casi me fallase por un instante y volviese a caer. Pero logré sobreponerme y mantenerme erguido.
- Qué cojones estás haciendo, Syxel - me recriminé a mí mismo, dando voz a mis pensamientos. Desde el encuentro en el puente la situación se había ido descontrolando de una manera tan surrealista que apenas podía creerlo. Y lo peor, es que yo estaba permitiendo que eso ocurriese. Hasta el punto de acabar de ser zarandeado por el aire cómo si fuese un juguete viejo. - Ya va siendo hora de espabilar.
“Seguid con el plan”. Volví a dirigirme a las mentes de mis compañeros. “Tenéis que llegar al final y, si yo no llego a tiempo, entregad las banderas a Zane”. Durante el corto trayecto desde Jaya había tenido tiempo para reflexionar sobre todo lo discutido en la taberna. Y finalmente era hora de darle al pequeño pelirrojo la oportunidad de demostrar su valía.
Dando por zanjado ese asunto, di un paso al frente. El dolor de la pierna se hizo presente, pero de nuevo me obligué a ignorarlo. No debía tener nada roto si podía mantenerme en pie, así que no tardaría en sanar. Pero el dolor en el orgullo no sería tan fácil de obviar.
Decidido a cambiar la situación, o al menos a intentarlo, dejé que toda la ira y frustración que sentía en ese momento aflorasen. Noté cómo cada poro de mi cuerpo comenzaba a arder. En cuestión de segundos la carne había desaparecido y en su lugar solo había fuego. Las llamas envolvieron la hoja de la espada y se extendieron a mi alrededor. Era la primera vez que utilizaba esa forma, así que no podía estar seguro de hasta qué punto podría llegar. Pero vamos que si estaba dispuesto a comprobarlo.
- Resumen:
- Evito empalar a Ivan y ruedo por el suelo. Me levanto y hablo con mis compañeros. El tornado de Deathstroke me manda a volar varios metros y acabo frenando contra una pared (he actuado asumiendo que esto me desviaba de la trayectoria de los proyectiles de sangre). Vuelvo a ponerme en pie, con la pierna y el orgullo heridos, y ordeno a mis compañeros alejarse mientras me preparo para darlo todo (?).
- Forma de fuego:
- En esta forma, Syxel se centra en su aptitud de fuego oscuro, la cual se ve potenciada. Su aspecto cambia, y donde antes había carne y piel, ahora hay fuego. Las llamas que forman su cuerpo pueden variar su color, yendo desde el clásico tono anaranjado hasta un intenso azul. La cantidad de fuego oscuro que puede llegar a crear se duplica, y la temperatura que alcanza también se ve incrementada (1500º). Además, cualquier arma que empuñe se adaptará a esta forma (por lo general, se envuelven en llamas y no se ven afectadas por la temperatura).
Dharkel Asrai Nymraif
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¿Seguir subiendo? ¿Acaso el semigigante había visto algo que yo no?
- Tenemos problemas, pero nos estamos encargando de ellos – dije en respuesta al gyojin a la par que dirigía la mirada hacia la sala de aire, e intentando ocultar mi nerviosismo -. Ahí está tu compañero. Por suerte llegamos hasta vosotros antes de que os quitasen la bandera – puntualicé señalando la bandera que llevaba atada al cuello el semigigante.
El hombre-pez se acercó a su compañero para susurrarle algo y tras ayudarle a incorporarse continuaron su camino ignorándome por completo. Aquello no fue algo que me molestase. Estaba demasiado acostumbrado a que me ninguneasen, lo cual incluso llegaba a agradecer. Me encogí de hombros, restándole importancia al asunto y puse de nuevo mi mente a trabajar. Deambulé a lo ancho del puente durante unos segundos que se me hicieron eternos. Hiciese lo que hiciese, ningún resultado sería positivo para mí. Elevé la mirada, para más tarde volver la vista al lugar en el que se estaba llevando a cabo el combate.
“No estoy dispuesto a morir ni por ti, ni por nadie” – musité casi en un tono de disculpa.
Mi cuerpo comenzó a “arrugarse”. En cuestión de segundos, la parte inferior de mi cuerpo desapareció y de no haber sido por concentrarme en mantener el rostro de Syxel, éste se habría tornado oscuro hasta convertirse en una sombra. La única parte física que conservaba en aquella forma eran unas huesudas manos. Una lóbrega capa se situó donde una vez hubo un cuerpo.
Una vez transformado, y tras hacerme invisible, comencé a ascender rápidamente hasta el techo. Cuando estuve cerca de él, me volví intangible y continué ascendiendo. Con un poco de suerte aquel metal carecería de kairoseki y podría continuar avanzando hasta el final de aquella odiosa prueba. Nunca más dejaría que Syxel volviese a meterme en este tipo de situaciones.
- Tenemos problemas, pero nos estamos encargando de ellos – dije en respuesta al gyojin a la par que dirigía la mirada hacia la sala de aire, e intentando ocultar mi nerviosismo -. Ahí está tu compañero. Por suerte llegamos hasta vosotros antes de que os quitasen la bandera – puntualicé señalando la bandera que llevaba atada al cuello el semigigante.
El hombre-pez se acercó a su compañero para susurrarle algo y tras ayudarle a incorporarse continuaron su camino ignorándome por completo. Aquello no fue algo que me molestase. Estaba demasiado acostumbrado a que me ninguneasen, lo cual incluso llegaba a agradecer. Me encogí de hombros, restándole importancia al asunto y puse de nuevo mi mente a trabajar. Deambulé a lo ancho del puente durante unos segundos que se me hicieron eternos. Hiciese lo que hiciese, ningún resultado sería positivo para mí. Elevé la mirada, para más tarde volver la vista al lugar en el que se estaba llevando a cabo el combate.
“No estoy dispuesto a morir ni por ti, ni por nadie” – musité casi en un tono de disculpa.
Mi cuerpo comenzó a “arrugarse”. En cuestión de segundos, la parte inferior de mi cuerpo desapareció y de no haber sido por concentrarme en mantener el rostro de Syxel, éste se habría tornado oscuro hasta convertirse en una sombra. La única parte física que conservaba en aquella forma eran unas huesudas manos. Una lóbrega capa se situó donde una vez hubo un cuerpo.
Una vez transformado, y tras hacerme invisible, comencé a ascender rápidamente hasta el techo. Cuando estuve cerca de él, me volví intangible y continué ascendiendo. Con un poco de suerte aquel metal carecería de kairoseki y podría continuar avanzando hasta el final de aquella odiosa prueba. Nunca más dejaría que Syxel volviese a meterme en este tipo de situaciones.
- Resumen:
- - Responder a Luka.
- Transformación en la forma completa, pero manteniendo la cara de Syxel. Ante la duda con la descripción dejo imagen aproximada.- Imagen:
Balagus
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Apenas había empezado a cruzar aquel umbral cuando pude ver con todo lujo de detalles la más adversa de las situaciones imaginables: Syxel y el cazarrecompensas, aun aliados, estaban sufriendo en combate contra un único enemigo. Probablemente mi fuerza no sería suficiente para equilibrar aquella balanza, pero preferiría morir a no intentarlo.
O al menos esa fue mi intención hasta la aparición de un nuevo combatiente. Su aura y presencia eran, si cabía, más pavorosas y temibles que la del contendiente ya presente. Y saber esto hizo que algo se encogiera en lo más hondo de mi alma, como no lo había vuelto a hacer desde la primera vez que vi un tiranosaurio cuando era pequeño.
Reparé en las heridas de mi capitán y nuestro aliado: al primero sólo lo había visto en aquel estado en un par de ocasiones, y aún recordaba la rapidez de regeneración del otro en nuestro encuentro en Jaya. Con un par de pasos hacia atrás, pisé la placa de presión de nuevo y evité que la puerta se cerrara tras nosotros, a pesar de que aún le quedaba un rato.
"No sé qué vamos a hacer, pero igual necesitamos un plan alternativo."
Y entonces recibí un aviso mental de mi jefe, ordenándonos salir de la estancia lo más rápido posible. Torcí el gesto emitiendo un leve gruñido, pues no quería dejar allí a mi capitán, mas las alternativas no eran muy alentadoras: yo llevaba una de nuestras dichosas banderas conmigo, y quedarme allí sería equivalente a entregarla casi de gratis. Por el otro lado, no me fiaba del cazarrecompensas monstruoso como para dejarle sólo, mucho menos como para entregarle mi valiosa carga.
Aun me encontraba decidiendo qué hacer cuando mi mantra me advirtió de algo terrible a punto de suceder. Actuando por instinto, agarré a Ivan y le atraje hacia mí, justo antes de que una viento salvaje nos propulsara a ambos de vuelta a la sala de los puentes.
Con un gruñido grave de queja, aterricé sobre la plataforma central, con el cazador protegido por mis brazos. Tan pronto como mi cerebro se despejó de la contusión, solté al sujeto e hice todo lo posible por incorporarme.
- No podemos detenernos... -Sentencié, todavía tratando de recuperarme de la violenta sacudida.- Tenemos que irnos, ¡ya!
Y sin darle a Ivan una oportunidad para quejarse o responderme, avancé trastabillando, pero todavía aprovechando la fuerza acumulada en mis piernas, hacia la sala por la que acababan de internarse Luka y Marc por la puerta contraria.
Con un rápido vistazo, comprobé que Dharkel no estaba en la zona, pero tampoco parecía haber seguido a los otros dos y ninguna puerta más daba señales de haber sido abierta recientemente.
"¿Dónde demonios se ha podido..."
Fue entonces cuando me percaté de los retazos de una sombra, justo antes de que desaparecieran, que sólo podían ser, o una mala jugada de mis ojos, o el andrajoso mendigo usando algún poder extraño. Con un ardiente sentimiento de traición invadiendo mis venas, deseé poder volver a ver más adelante a aquel malnacido y darle una dosis de agallas en forma de puños. Sin embargo, Ivan me apremiaba a continuar, por lo que dejé que mi compañero desapareciera con su propio plan en marcha, y me aproximé a toda velocidad a mis dos amigos de armas, que discutían con rabia y frustración sobre la pérdida de su bandera.
- ¡Venid ya, muchachos! -Les interrumpí bruscamente.- Tenemos una lucha absurda detrás de nosotros, y no creo que nos vayan a preguntar educadamente si nos alcanzan. Ya os lo explicaré todo en su momento.
Ahora bien, ¿qué sala habría sido esa en la que había entrado sin pararme a mirar, y qué obstáculos me impondría?
O al menos esa fue mi intención hasta la aparición de un nuevo combatiente. Su aura y presencia eran, si cabía, más pavorosas y temibles que la del contendiente ya presente. Y saber esto hizo que algo se encogiera en lo más hondo de mi alma, como no lo había vuelto a hacer desde la primera vez que vi un tiranosaurio cuando era pequeño.
Reparé en las heridas de mi capitán y nuestro aliado: al primero sólo lo había visto en aquel estado en un par de ocasiones, y aún recordaba la rapidez de regeneración del otro en nuestro encuentro en Jaya. Con un par de pasos hacia atrás, pisé la placa de presión de nuevo y evité que la puerta se cerrara tras nosotros, a pesar de que aún le quedaba un rato.
"No sé qué vamos a hacer, pero igual necesitamos un plan alternativo."
Y entonces recibí un aviso mental de mi jefe, ordenándonos salir de la estancia lo más rápido posible. Torcí el gesto emitiendo un leve gruñido, pues no quería dejar allí a mi capitán, mas las alternativas no eran muy alentadoras: yo llevaba una de nuestras dichosas banderas conmigo, y quedarme allí sería equivalente a entregarla casi de gratis. Por el otro lado, no me fiaba del cazarrecompensas monstruoso como para dejarle sólo, mucho menos como para entregarle mi valiosa carga.
Aun me encontraba decidiendo qué hacer cuando mi mantra me advirtió de algo terrible a punto de suceder. Actuando por instinto, agarré a Ivan y le atraje hacia mí, justo antes de que una viento salvaje nos propulsara a ambos de vuelta a la sala de los puentes.
Con un gruñido grave de queja, aterricé sobre la plataforma central, con el cazador protegido por mis brazos. Tan pronto como mi cerebro se despejó de la contusión, solté al sujeto e hice todo lo posible por incorporarme.
- No podemos detenernos... -Sentencié, todavía tratando de recuperarme de la violenta sacudida.- Tenemos que irnos, ¡ya!
Y sin darle a Ivan una oportunidad para quejarse o responderme, avancé trastabillando, pero todavía aprovechando la fuerza acumulada en mis piernas, hacia la sala por la que acababan de internarse Luka y Marc por la puerta contraria.
Con un rápido vistazo, comprobé que Dharkel no estaba en la zona, pero tampoco parecía haber seguido a los otros dos y ninguna puerta más daba señales de haber sido abierta recientemente.
"¿Dónde demonios se ha podido..."
Fue entonces cuando me percaté de los retazos de una sombra, justo antes de que desaparecieran, que sólo podían ser, o una mala jugada de mis ojos, o el andrajoso mendigo usando algún poder extraño. Con un ardiente sentimiento de traición invadiendo mis venas, deseé poder volver a ver más adelante a aquel malnacido y darle una dosis de agallas en forma de puños. Sin embargo, Ivan me apremiaba a continuar, por lo que dejé que mi compañero desapareciera con su propio plan en marcha, y me aproximé a toda velocidad a mis dos amigos de armas, que discutían con rabia y frustración sobre la pérdida de su bandera.
- ¡Venid ya, muchachos! -Les interrumpí bruscamente.- Tenemos una lucha absurda detrás de nosotros, y no creo que nos vayan a preguntar educadamente si nos alcanzan. Ya os lo explicaré todo en su momento.
Ahora bien, ¿qué sala habría sido esa en la que había entrado sin pararme a mirar, y qué obstáculos me impondría?
- Resumen:
- - Frenarme en el umbral de la sala del viento a causa del panorama observable. Mantengo la puerta abierta mientras tanto.
- Sentir el ataque inminente con el haki observador, agarrar a Ivan y protegerme con el resto del cuerpo del golpe de viento, saliendo disparado hacia la sala central.
- Aceptar las órdenes de mi capitán, no sin cierta reticencia, mientras soy testigo de la cobardía del mendigo de mi banda.
- Salir corriendo detrás de Luka y Marc, todavía con el extra de velocidad, y allí dirigirme a ellos e instarles a continuar.
- Dato técnico:
- Técnica Explosión de Velocidad: turno 2/2
Dexter Black
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-Si no acabase de salir de esa sala...
Evitó terminar la frase en voz alta, caminando por entre los vados secos de aquella masa negruzca, muy similar a las heces de un varón blanco, caucásico, rubio y de treinta y siete años con cáncer de colon terminal. Estaba saliendo de debajo de las puertas, de algunos picaportes, rezumaba por el suelo y... ¡Joder qué asco! ¡Borboteaba desde el suelo! No sabía qué coño era, pero no iba a quedarse a averiguarlo. Por poco le salpicaba, y tampoco estaba seguro de que aquello fuese a salir de la ropa. Qué demonios, ni siquiera sabía si aquello no sería capaz de disolver la ropa.
-¡Nos vamos, alimaña!- gritó, agarrando por las orejas al mapache y se lo colocó en el hombro.
Justo en ese momento, cuando el animal estaba férreamente estampado contra su cuerpo, se quedó helado.
-¿Qué?- preguntó. No podía ser-. ¿Quién?
La última palabra había sido más un rugido que una pregunta, cuya respuesta no necesitaba conocer. Cerró los ojos momentáneamente y sintió cómo la furia empezaba a embargarlo; podía ver el negror en sus brazos y la incandescencia en sus venas, pero trató de serenarse, concentrándose en el haki de observación con un único objetivo. Encontrar a Deathstroke.
A sus pies el suelo seguía emanando aquella asquerosidad, pero no importaba. Pisó con decisión cada paso que caminó, concentrado en su segundo al mando. ¿A quién se estaban enfrentando que pudiese ser tan poderoso? ¿Cómo Barbazul había podido perder la vida estando custodiado por alguien de la categoría de su segundo al mando? Akagami podía ser vencido debido a su inexperiencia, pero Slade llevaba la vida entera en el mar, como él. ¿Quién o qué suponía una peligro tan terrible? Barbazul no era el más fuerte, claro, pero... Dejó de pensar en eso. Tenía que preocuparse por los vivos.
-Voy de camino- dijo, con tono serio-. Esto no va a quedar así.
Evitó terminar la frase en voz alta, caminando por entre los vados secos de aquella masa negruzca, muy similar a las heces de un varón blanco, caucásico, rubio y de treinta y siete años con cáncer de colon terminal. Estaba saliendo de debajo de las puertas, de algunos picaportes, rezumaba por el suelo y... ¡Joder qué asco! ¡Borboteaba desde el suelo! No sabía qué coño era, pero no iba a quedarse a averiguarlo. Por poco le salpicaba, y tampoco estaba seguro de que aquello fuese a salir de la ropa. Qué demonios, ni siquiera sabía si aquello no sería capaz de disolver la ropa.
-¡Nos vamos, alimaña!- gritó, agarrando por las orejas al mapache y se lo colocó en el hombro.
Justo en ese momento, cuando el animal estaba férreamente estampado contra su cuerpo, se quedó helado.
-¿Qué?- preguntó. No podía ser-. ¿Quién?
La última palabra había sido más un rugido que una pregunta, cuya respuesta no necesitaba conocer. Cerró los ojos momentáneamente y sintió cómo la furia empezaba a embargarlo; podía ver el negror en sus brazos y la incandescencia en sus venas, pero trató de serenarse, concentrándose en el haki de observación con un único objetivo. Encontrar a Deathstroke.
A sus pies el suelo seguía emanando aquella asquerosidad, pero no importaba. Pisó con decisión cada paso que caminó, concentrado en su segundo al mando. ¿A quién se estaban enfrentando que pudiese ser tan poderoso? ¿Cómo Barbazul había podido perder la vida estando custodiado por alguien de la categoría de su segundo al mando? Akagami podía ser vencido debido a su inexperiencia, pero Slade llevaba la vida entera en el mar, como él. ¿Quién o qué suponía una peligro tan terrible? Barbazul no era el más fuerte, claro, pero... Dejó de pensar en eso. Tenía que preocuparse por los vivos.
-Voy de camino- dijo, con tono serio-. Esto no va a quedar así.
- Resumo:
- Pois... Chínome de carallo e vou partirlle a cara a quenquera que ande fodendo aos meus nenos.
- Los luchadeiros:
- Vuestra lucha vuelve la sala una mezcla rara de sangre tornados y alguna que otra llama. Ningún mortal cuerdo osaría meterse en este percal.
Ivan, la puerta se abre sin mucha dificultad, mostrando tras de ella unas escaleras de hormigón. Al final de estas puedes ver la luz del día que indica el exterior. Llegas a lo que parece el último piso de la estructura. De planta circular y unos 40 metros de diámetro. Las paredes suben unos 5 metros mientras el techo se eleva en una cúpula cristalina otros 15. De las paredes hay otros cuatro accesos que salen por debajo de unas gradas situadas al lado de las paredes. Unos puentes cruzan un estanque circular de unos 4 metros de anchura que rodea la arena, al lado otro anillo de unos 5 metros conformado por un jardín con algunos árboles, dejando el centro como una plataforma de hormigón liso y un pilar en el centro que llega hasta el techo.
- Equipo Willi-pantsu:
- Por ahora no detectas nada con el mantra, parece que estáis solos. Tu compañero te hace señas que traduces como que tampoco detecta nada, indica que hay vía libre, sin peligro aparente.
En cuanto a la sala: Es una sala de planta circular de unos 20 metros de diámetro, con muros de hormigón armado que llegan hasta una altura de unos 20-15 metros y un techo, también de hormigón ennegrecido por los gases y el humo, el cual forma una cúpula sin aperturas aparentes. La entrada por la que habéis accedido es un hueco entre las rocas en el cual está la puerta. la planicie central tiene una forma vagamente circular, aunque con un contorno redondo, el cual tiene, de media unos 12 metros de diámetro. Esto deja una media de 8 metros de grosor entre pequeños ríos de lava, grietas, y paredes rocosas que ascienden en una pendiente diagonal.
La naturaleza de los materiales trata de emular lo mejor posible este inhóspito entorno, conformándose con unas rocas más sólidas como el basalto para el suelo, así como algo más tosco y salvaje para las rocas dispuestas en medio de la planicie y las paredes como la obsidiana, la cual está plagada de bordes afilados y fisuras que hacen ese terreno prácticamente impracticable. Estas presentan de hecho algunas impurezas relativas a la naturaleza vítrea del mineral que se presentan a modo de puntos brillantes o con una transparencia mayor.
La planicie está surcada por algunas grietas y fisuras menores, cuyo brillo denota que debajo puede encontrarse lava incandescente. De algunos puntos emergen, de vez en cuando, chorros de gases y vapor, aunque por ahora no tiene pinta de que sean capaces de intoxicarte. Otro de los accidentes que puedes ver son algunas rocas depositadas en medio, algunas pequeñas como un puño, otras de unos dos o tres metros de alto. Los ríos de lava discurren por los bordes de la planicie, algunos caen en cascada desde algún punto entre las rocas. Fluyen de forma tranquila hasta llegar a una pequeña acumulación al otro lado de la sala. Dada la naturaleza rugosa del suelo y, si deducimos que esa misma lava lo ha formado, podemos llegar a la conclusión de que se trata de lava con un gran contenido en escorias como una composición mayor de lo normal en basaltos y andesita, algo que también se puede apreciar en la fluidez de la roca fundida.
Un estudio más detallado de la zona en cuestión, revela que, de hecho, una de las rocas que se encuentra en medio, posee una forma bastante llamativa y peculiar, no sabes si es producto del azar, si la han colocado ahí a propósito, o si alguien la ha esculpido con esa forma. Sin duda, algo tan común y cotidiano es muy poco probable que sea obra de la naturaleza, pero dadas sus formas aricas y poco labradas, no puedes llegar a una conclusión definitiva. Una roca con forma rana, posee una grieta en donde debería estar el ojo, la cual brilla de forma incandescente, mientras un escaso chorro de roca fundida desciende serpenteando por los surcos de lo que sería su espalda, hasta acabar en una pequeña charca de lava debajo de sus posaderas.
Alguien con conocimientos en el campo de la vulcanología tendría serias dudas respecto al entorno específico que esta sala trata de emular. Por un lado, la lava fresca y la forma circular, podrían indicar que se trata del cráter de un volcán activo. Por otro lado, el hecho de que se trate de un entorno cerrado y la estabilidad de este, puede sugerir que no se trata de un volcán, sino un conducto de magma subterráneo. Aunque cabe la posibilidad que, dado que presenta rocas volcánicas que se dan en diferentes etapas, este entorno sea producto de un accidente o suceso natural diferente a una erupción, como el colapso de una ladera, seccionando la caldera activa de un volcán. Aunque esto sólo te importa si eres vulcanólogo.
La bandera que se encuentra en medio de la sala, vagamente descrita, es una bandera en blanco, es decir, es una bandera negra, pero no se distingue ninguna característica en especial, a diferencia de todo el entorno que te rodea. Un vistazo más exhaustivo, indica que, en efecto, la bandera está confeccionada con un tejido de base de algodón, aunque, para no arder o siquiera deteriorarse en este entorno, seguro que tiene algo más. Secreto de sastre.
En general la sala se encuentra iluminada desde el suelo y las paredes por la roca fundida que fluye, el negro y gris parduzco del suelo y las paredes destacan con el amarillo incandescente de los ríos de lava, los cuales arrojan una tenue y cálida luz anaranjada sobre toda la estancia, algo que realza los claroscuros formados por las zonas iluminadas y las sombras que se proyectan hacia el techo.
La humedad, el calor y los gases hacen que el ambiente sea, no sólo cálido sino que también cargado, aumentando la sensación de sofoco y pegando la poca ropa aún más a vuestra piel, ya de por sí sudada.
No existe nada que no haya mencionado en esta sala.
- Equipo Chis-Fish y Balagus:
- Indignados por el robo decidís alejaros de la pelea (Teniendo en cuenta quien participa es una decisión bastante sabia). Dado que hay cuatro salas, aquella de la que venís está al lado de la de Aire (la de la pelea), justo en frente de la de Aire está la de Fuego, es la sala más alejada. Dado que ya lleváis un rato allí podéis rolear sabiendo el mecanismo de apertura de las puertas y entrando directamente en una de las salas si queréis. Otra opción es la de Agua, pero también está al lado de la de Aire, aunque a lo mejor a Luka le beneficia más esta. (Si accedéis a la sala de fuego ver la descripción del spoiler de arriba)
Balagus, has narrado que agarras a Ivan como acción cerrada. No tendría problema con esto si fuera de mutuo acuerdo, pero dado que ambos habéis posteado cosas diferentes he de tomar esto como acción cerrada. Por ahora y hasta que Ivan diga lo contrario no te lo has llevado.
- Dharkel:
- Te separas de tus compañeros para adentrarte en el techo. Al principio la estructura es algo aburrida, unos dos metros de grosor de hormigón armado (esta cosa puede soportar una bomba de tonelada y media). Pero luego llegas a una cavidad, está completamente a oscuras, a excepción de algún que otro punto de luz y un olor mecánico bastante fuerte.
- Apirantes de Smaug:
- La verdad es que siguen vuestras instrucciones bastante al pie de la letra, al enano le cuesta pero accede a ir en medio. El recorrido no dura mucho, o bueno, dado el olor que viene de debajo es mejor para vosotros que no lo haga. Os encontráis con una puerta al final de la escalera. Al abrirla os encontráis en el piso de arriba, en medio de la plataforma central. Madre mía la que se ha liado en un momento.
- Equipo Roqueto-polloh:
- Aunque en teoría partís a vuestra bola, subís al segundo piso para encontraros con el percal que se ha armado.
Dexter, tus pies te duelen, mucho, es como si ardieran. No notas daños, pero al salir puedes ver la piel teñida de un tono parduzco oscuro muy poco sano.
- Equipo ouyea:
- Aprietas el botón y suena una alarma durante unos segundos. Tras eso unas compuertas se abren a los lados cerca del techo y surgen tres cascadas. La sala se empieza a llenar de agua y el nivel de esta empieza a subir rápidamente. Supongo que os subís a las plataformas de madera. En poco tiempo deja la puerta de abajo y el panel de control sumergidos. En pocos segundos el agua llegará a la puerta de arriba.
El pelirrojo subió los primeros tres peldaños de aquella escalera en espiral y se paró de golpe para mirar a Dexter una vez más y resopló, como si de esa forma la tensión que sentía en esos momentos fuera a desaparecer. No entendía porque se encontraba de esa forma, tenso, como si tuviera si de pronto una parte del peso del mundo se hubiera posado sobre sus hombros. Quizás fuera porque uno de los cuatro grandes había depositado un ligero atisbo de confianza en él entregándole su bandera, o tal vez porque sus continuos esfuerzos estaban dando sus frutos y estaba a punto de ser reconocido por sus congéneres. Fuera lo que fuera, en ese momento algo le decía que el mundo iba a cambiar dentro de poco. No sabía si iba a ser de forma inmediata o pasado un corto periodo de tiempo, pero lo que sí tenía claro es que las decisiones que tomara a partir de ese momento iban a tener su eco en la eternidad; o al menos así lo sentía.
-Adelante, Therax.
Con paso firme y decidido subió el resto de peldaños con la intención de llegar a la siguiente planta. Al llegar se percató de algo que no había sentido estando abajo, pues solo había estado atento a que nadie se le acercara por la espalda y le robara su preciada bandera. Rápidamente usó su mantra, abarcando toda la distancia que pudiera, y pudo localizar a Luka, que no estaba muy lejos de su posición. No obstante, eso no era lo que más llamaba la atención, sino que las voluntades de varios guerreros estaban enfrentándose entre sí. No tenía claro si eran tres o cuatro personas, pero entre ellos se encontraba Syxel.
«¿En qué lío se ha metido este ahora? ¿Es que no puede estar ni un minuto sin liarla? Amigo de mi padre tenía que ser.»
-Therax –llamó la atención de su compañero, clavando su mirada sobre él, con gesto serio-. ¿Lo sientes, verdad? Así que ten cuidado.
Dicho aquello proseguiría en su búsqueda de banderas junto a su oficial de cubierta.
-Adelante, Therax.
Con paso firme y decidido subió el resto de peldaños con la intención de llegar a la siguiente planta. Al llegar se percató de algo que no había sentido estando abajo, pues solo había estado atento a que nadie se le acercara por la espalda y le robara su preciada bandera. Rápidamente usó su mantra, abarcando toda la distancia que pudiera, y pudo localizar a Luka, que no estaba muy lejos de su posición. No obstante, eso no era lo que más llamaba la atención, sino que las voluntades de varios guerreros estaban enfrentándose entre sí. No tenía claro si eran tres o cuatro personas, pero entre ellos se encontraba Syxel.
«¿En qué lío se ha metido este ahora? ¿Es que no puede estar ni un minuto sin liarla? Amigo de mi padre tenía que ser.»
-Therax –llamó la atención de su compañero, clavando su mirada sobre él, con gesto serio-. ¿Lo sientes, verdad? Así que ten cuidado.
Dicho aquello proseguiría en su búsqueda de banderas junto a su oficial de cubierta.
- Resumen:
- Blablabla + activar mi mantra para sentir todo lo que le rodea en un radio de unos 350 metros, notando a Luka y varias personas que combates (syxel entre ellos) + continuar por aquel piso.
El rubio emergió por la escalera apenas unos segundos después que su capitán. Se encontraban sobre una plataforma circular, de la cual nacían cuatro puentes que la comunicaban con el mismo número de puertas. Zane dio unos pasos por la zona durante el tiempo que Therax dedicó a contemplar el vacío. Desde donde se encontraba observó aquella sustancia tan extraña y desagradable de la que habían huido hacía unos instantes. ¿Subiría hasta llegar a la altura en la que se encontraban? Y de hacerlo, ¿cuánto tardaría?
La pregunta del pelirrojo no le cogió por sorpresa. Sí, el también había percibido varias presencias en una de las salas cercanas. Algunas conocidas, otras nuevas, pero todo indicaba que allí se estaba produciendo un enfrentamiento. Además, viendo la clase de monstruos que Viktor había logrado reunir en la isla cabía esperar cualquier cosa de aquel conflicto. Por un instante se detuvo a observar los alrededores. Sus anfitriones les estaban obligando a subir al tiempo que parecían afanarse en destruir la construcción. Un combate entre máquinas de arrasar no contribuiría a que la edificación aguantase más tiempo. Desde luego, no era buena idea permanecer mucho tiempo más en su interior.
Por otro lado, creyó identificar la presencia de Luka en alguna de las estancias. Llevaban bastante tiempo separados. ¿Se habría cuidado o tendría que pasar otro absurdo número de horas curando heridas? Esperaba que fuese la segunda opción.
-Sí -hizo un gesto con la cabeza en dirección al lugar en el que creía se estaba desarrollando el enfrentamiento-. Tal vez deberíamos comprobar cómo se encuentra la sardina. No sé cómo se las apaña, pero siempre termina herido, envenenado o directamente moribundo -añadió mientras se encogía de hombros y se encaminaba hacia el centro de la plataforma.
Tras dirigir un nuevo vistazo a cada una de las puertas, aguardó la respuesta de su capitán.
La pregunta del pelirrojo no le cogió por sorpresa. Sí, el también había percibido varias presencias en una de las salas cercanas. Algunas conocidas, otras nuevas, pero todo indicaba que allí se estaba produciendo un enfrentamiento. Además, viendo la clase de monstruos que Viktor había logrado reunir en la isla cabía esperar cualquier cosa de aquel conflicto. Por un instante se detuvo a observar los alrededores. Sus anfitriones les estaban obligando a subir al tiempo que parecían afanarse en destruir la construcción. Un combate entre máquinas de arrasar no contribuiría a que la edificación aguantase más tiempo. Desde luego, no era buena idea permanecer mucho tiempo más en su interior.
Por otro lado, creyó identificar la presencia de Luka en alguna de las estancias. Llevaban bastante tiempo separados. ¿Se habría cuidado o tendría que pasar otro absurdo número de horas curando heridas? Esperaba que fuese la segunda opción.
-Sí -hizo un gesto con la cabeza en dirección al lugar en el que creía se estaba desarrollando el enfrentamiento-. Tal vez deberíamos comprobar cómo se encuentra la sardina. No sé cómo se las apaña, pero siempre termina herido, envenenado o directamente moribundo -añadió mientras se encogía de hombros y se encaminaba hacia el centro de la plataforma.
Tras dirigir un nuevo vistazo a cada una de las puertas, aguardó la respuesta de su capitán.
- Resumen:
- Subir al piso superior y sugerir ir en busca de Luka.
Nailah
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Nailah separó su mano del botón rojo y se echó hacia atrás, mirando todo hacia su alrededor. Se hizo el silencio durante unos segundos hasta que el botón rojo se iluminó junto con la flecha y regresó a su posición normal después de haber sido pulsado. Al cabo de un rato un sonido incesante se expandió por toda la sala. Retrocedió un poco más hasta quedarse al borde de la plataforma de piedra.
El ruido de unas compuertas le hizo alzar la cabeza y vio como tres cascadas descendían a presión hasta la fosa de agua. Nailah sentía su ropa salpicarse a medida que el agua chocaba contra el fondo. Al parecer el plan que había pensado funcionó e incluso se sorprendió de haber tenido razón.
El agua comenzó a subir por la plataforma así que la morena no esperó a que se inundase todo. Se acercó a la plataforma de madera más cercana a la puerta de arriba y se subió a esa entre tambaleos. No era segura, pero lo peor que podía pasar era caer en el agua y, si ocurría, volvería a subir.
La potencia del agua era tan fuerte que enseguida subieron las plataformas. Nailah estaba atenta para saltar hacia la puerta en cualquier momento. Con el movimiento del agua se habían separado un poco de la puerta, pero se agachó para arrimar la plataforma con las manos hasta quedarse tan solo a unos centímetros de la puerta.
-Hora de saltar, ¿qué crees que habrá esta vez tras la puerta? - inquirió mirando de reojo a Biscuit -. Sea lo que sea, creo que ya no me sorprenderá.
Nailah, finalmente, accionó la manilla metálica de la puerta para poder abrirla en caso de que se pudiera.
El ruido de unas compuertas le hizo alzar la cabeza y vio como tres cascadas descendían a presión hasta la fosa de agua. Nailah sentía su ropa salpicarse a medida que el agua chocaba contra el fondo. Al parecer el plan que había pensado funcionó e incluso se sorprendió de haber tenido razón.
El agua comenzó a subir por la plataforma así que la morena no esperó a que se inundase todo. Se acercó a la plataforma de madera más cercana a la puerta de arriba y se subió a esa entre tambaleos. No era segura, pero lo peor que podía pasar era caer en el agua y, si ocurría, volvería a subir.
La potencia del agua era tan fuerte que enseguida subieron las plataformas. Nailah estaba atenta para saltar hacia la puerta en cualquier momento. Con el movimiento del agua se habían separado un poco de la puerta, pero se agachó para arrimar la plataforma con las manos hasta quedarse tan solo a unos centímetros de la puerta.
-Hora de saltar, ¿qué crees que habrá esta vez tras la puerta? - inquirió mirando de reojo a Biscuit -. Sea lo que sea, creo que ya no me sorprenderá.
Nailah, finalmente, accionó la manilla metálica de la puerta para poder abrirla en caso de que se pudiera.
- Spoiler:
- Subir y abrir la puerta si se puede.
Luka Rooney
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La frustración se incrementaba cada vez más, hasta el feliz y contento Marc parecía estar ligeramente ofuscado también. Quizá todo partía de la base de no tener el suficiente conocimiento sobre nuestros aliados. O puede que tuviese más peso creer que unos amigos de Zane nos pudiesen haber traicionado de aquella manera, robándonos cuando estábamos indefensos, sin dar la cara.
De cualquiera de las maneras, esto no va a quedar así.
Cuando Marc me dió su punto de vista y me comentó las ganas que tenía de descubrir la verdad, Balagus hizo acto de presencia, corriendo y comentándonos lo que ya sabíamos; La lucha, de seguir, probablemente acabase dirigiéndose hacia nuestra ubicación.
Apresuramos entonces la marcha en dirección hacia el frente. Con mi mantra empecé a notar dos presencias que se acercaban justo enfrente nuestra. A medida que íbamos avanzando me fueron más y más familiares, hasta el punto que pude concretar que eran la pareja de espadachines con más flow de la competición; Therax y Zane.
- Chicos, si seguimos recto nos vamos a encontrar con mis camaradas. Pero antes tengo que preguntar algo -comenté la última frase parando y agarrando firmemente de la mano a Balagus-. ¿Qué ha pasado en esa sala antes? ¿Quién nos ha robado la bandera? ¿Lo has visto?
Quizá tres preguntas en tan poco tiempo pudieran parecer un atosigamiento innecesario, pero necesitaba saber todo lo que el noble gigante me pudiera responder antes de encontrarme con el resto de tripulantes de la banda. Esperando su respuesta, acabaron llegando el domador y el descamisetado.
- Ya estabais tardando, paquetes -comenté en tono de burla a la par que estrechaba la mano con ambos, apretando de manera más contundente a Therax que a Zane.
Espero que no se le rompa esa delicada mano
- ¿Por cierto, qué pasó con el den den Zane? ¿Se cortó la comunicación?
A sabiendas de que la respuesta iría por ese camino, continuamos andando de manera más lenta mientras comentábamos que nos había sucedido a todos hasta dar contra dos puertas de gran tamaño, en las cuales se podían leer los carteles de Agua y Fuego.
- Sabéis con bastante claridad cual es mi opinión al respecto -comenté dando un par de pasos en dirección a la puerta de agua y palpándola-. ¿Sabéis que tenéis más proporción de agua que de fuego no? -realicé una pequeña mirada a Zane- Bueno, la mayoría al menos sí. Ya sé que algunos sois usuarios, otros no lo sé -profundicé la mirada en Balagus, intentando chequear su mente, como si supiera-, pero este es mi terreno y estoy seguro que nada de lo que haya ahí abajo podrá conmigo. Además, algunos pueden volar, quizá podáis transportar a los usuarios.
Pese a aquel comentario, la gente no parecía muy decidida. Sin duda, el ambiente tan cálido que produciría la de fuego me podría venir bien en una hipotética batalla, ya que al haber más humedad, podría controlar mejor el agua. Pero sin duda lo pasaría mal. Fatal, de hecho. Aunque haciendo balanza de la situación, creo que realmente, sería el único en votar la sala de agua.
- ¿Y si nos dividimos de nuevo? -cuestioné, intentando que alguien me concediera el honor de ir por el agua, o al menos mi capitán me permitiese ir en solitario hacia allí.
Tengo el dial de agua lleno, pero me da que si entramos en la de fuego, lo terminaré gastando en cinco minutos
De cualquiera de las maneras, esto no va a quedar así.
Cuando Marc me dió su punto de vista y me comentó las ganas que tenía de descubrir la verdad, Balagus hizo acto de presencia, corriendo y comentándonos lo que ya sabíamos; La lucha, de seguir, probablemente acabase dirigiéndose hacia nuestra ubicación.
Apresuramos entonces la marcha en dirección hacia el frente. Con mi mantra empecé a notar dos presencias que se acercaban justo enfrente nuestra. A medida que íbamos avanzando me fueron más y más familiares, hasta el punto que pude concretar que eran la pareja de espadachines con más flow de la competición; Therax y Zane.
- Chicos, si seguimos recto nos vamos a encontrar con mis camaradas. Pero antes tengo que preguntar algo -comenté la última frase parando y agarrando firmemente de la mano a Balagus-. ¿Qué ha pasado en esa sala antes? ¿Quién nos ha robado la bandera? ¿Lo has visto?
Quizá tres preguntas en tan poco tiempo pudieran parecer un atosigamiento innecesario, pero necesitaba saber todo lo que el noble gigante me pudiera responder antes de encontrarme con el resto de tripulantes de la banda. Esperando su respuesta, acabaron llegando el domador y el descamisetado.
- Ya estabais tardando, paquetes -comenté en tono de burla a la par que estrechaba la mano con ambos, apretando de manera más contundente a Therax que a Zane.
Espero que no se le rompa esa delicada mano
- ¿Por cierto, qué pasó con el den den Zane? ¿Se cortó la comunicación?
A sabiendas de que la respuesta iría por ese camino, continuamos andando de manera más lenta mientras comentábamos que nos había sucedido a todos hasta dar contra dos puertas de gran tamaño, en las cuales se podían leer los carteles de Agua y Fuego.
- Sabéis con bastante claridad cual es mi opinión al respecto -comenté dando un par de pasos en dirección a la puerta de agua y palpándola-. ¿Sabéis que tenéis más proporción de agua que de fuego no? -realicé una pequeña mirada a Zane- Bueno, la mayoría al menos sí. Ya sé que algunos sois usuarios, otros no lo sé -profundicé la mirada en Balagus, intentando chequear su mente, como si supiera-, pero este es mi terreno y estoy seguro que nada de lo que haya ahí abajo podrá conmigo. Además, algunos pueden volar, quizá podáis transportar a los usuarios.
Pese a aquel comentario, la gente no parecía muy decidida. Sin duda, el ambiente tan cálido que produciría la de fuego me podría venir bien en una hipotética batalla, ya que al haber más humedad, podría controlar mejor el agua. Pero sin duda lo pasaría mal. Fatal, de hecho. Aunque haciendo balanza de la situación, creo que realmente, sería el único en votar la sala de agua.
- ¿Y si nos dividimos de nuevo? -cuestioné, intentando que alguien me concediera el honor de ir por el agua, o al menos mi capitán me permitiese ir en solitario hacia allí.
Tengo el dial de agua lleno, pero me da que si entramos en la de fuego, lo terminaré gastando en cinco minutos
- Resumen:
- Encontrarnos con Balagus y salir corriendo en la dirección que ya íbamos, preguntándole después si ha visto algo sospechoso respecto a la bandera que nos ha desaparecido.
- Encontrarnos con Zane y Therax (Están en la plataforma y me buscaban, por lo que deduzco que nos lo teníamos que encontrar de camino)
- Intentar convencer al resto de ir por la puerta de agua, y si no lo ven claro, proponerles separarnos de nuevo.
- Encontrarnos con Balagus y salir corriendo en la dirección que ya íbamos, preguntándole después si ha visto algo sospechoso respecto a la bandera que nos ha desaparecido.
Marc Kiedis
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Mientras Marc hablaba con su compañero, un enorme individuo se les acercó corriendo. Se trataba nada más y nada menos que de Balagus, el honorable semigigante de la banda de Syxel. Al grandullón le caía bien, le había parecido un tipo simpático y digno de confianza y, aunque tanto él como Luka albergaban serias sospechas de que el falso Syxel era quien les había robado la bandera, no tenía razones para desconfiar de su congénere, al que saludó con alegría.
La información que el poderoso semigigante traía no era nada tranquilizadora, y confirmaba sus sospechas. La batalla en la sala adyacente se estaba recrudeciendo con el paso de los minutos y, si se quedaban allí, no tardarían en verse irremediablemente envueltos en ella.
Poco después Luka debió de percibir algo, pues advirtió a sus dos enormes compañeros que en breves momentos se reunirían con dos de sus camaradas. Aquello era buena señal, pues el gyojin pertenecía a una banda de bastante fama y poder. Sin embargo, antes de que sus amigos llegaran decidió preguntar a Balagus sobre el robo de su bandera, a lo que Marc se sumó:
- Si, todo fue muy extraño. Mientras estábamos en el sueño notamos como si alguien nos estuviese registrando, y poco después despertamos. Nuestra bandera no estaba y al lado nuestro solo había un Syxel que Luka dice que era demasiado débil para ser el de verdad. ¿Por qué hay tres personas con la apariencia de tu capitán? ¿Tiene algo que ver alguno de ellos con el robo de nuestra bandera?
Consciente, según iba pronunciando aquellas palabras, de que su congénere podría pensar que le estaban acusando de algo, decidió suavizar el asunto. La verdad era que él no creía que aquel simpático pirata tuviese nada que ver, así que no tuvo problema en esbozar una amplia sonrisa mientras decía:
- No te estamos acusando de nada, amigo. Simplemente, ya que antes ibas con ese falso Syxel queremos saber si le has visto hacer algo raro, o si notaste cualquier otra cosa extraña cerca de nosotros mientras dormíamos.
Rápidamente aparecieron el capitán de la banda de Luka, Zane D Kenshin, y un chico rubio al que Marc no conocía más que de vista. Estaba en Jaya durante la prueba anterior, y también en el barco cuando viajaron hasta aquella isla, pero no recordaba su nombre. Así que, una vez el gyojin les hubo saludado, se presentó adecuadamente, tendiéndole la mano y diciendo:
- Hola, yo soy Marc. Encantado.
Acto seguido, saludó con la misma efusividad al antiguo Supernova. Rápidamente, la conversación derivó al tema más lógico a continuación: ¿dónde debían ir? Luka parecía tener una preferencia clara que, aunque totalmente entendible dada su condición de gyojin, no dejaba de ser la peor opción posible (salvo la sala en la que se desarrollaba la batalla) para Marc. Una vez su compañero hubo terminado de dar sus motivos, el semigigante tomó la palabra:
- Yo siento no estar de acuerdo contigo Luka, pero votaría por ir a la sala de fuego. La cuestión es que, al ser usuario, no puedo nadar, por lo que en una sala de agua no sería únicamente un estorbo, sino que además tendríais que preocuparos por mantenerme a flote de algún modo. Y, como podéis comprobar, no soy precisamente ligero - dijo, tocándose la barriga y sonriendo mientras hablaba.
- Si la mayoría preferís ir por la sala de agua lo aceptaré y os acompañaré, pero quiero que tengáis en cuenta eso, que es el ambiente menos favorable para mí y en el sería un auténtico lastre, por no decir que mi vida correría serio peligro.
Dicho esto, el grandullón esperaría la contestación de los demás.
La información que el poderoso semigigante traía no era nada tranquilizadora, y confirmaba sus sospechas. La batalla en la sala adyacente se estaba recrudeciendo con el paso de los minutos y, si se quedaban allí, no tardarían en verse irremediablemente envueltos en ella.
Poco después Luka debió de percibir algo, pues advirtió a sus dos enormes compañeros que en breves momentos se reunirían con dos de sus camaradas. Aquello era buena señal, pues el gyojin pertenecía a una banda de bastante fama y poder. Sin embargo, antes de que sus amigos llegaran decidió preguntar a Balagus sobre el robo de su bandera, a lo que Marc se sumó:
- Si, todo fue muy extraño. Mientras estábamos en el sueño notamos como si alguien nos estuviese registrando, y poco después despertamos. Nuestra bandera no estaba y al lado nuestro solo había un Syxel que Luka dice que era demasiado débil para ser el de verdad. ¿Por qué hay tres personas con la apariencia de tu capitán? ¿Tiene algo que ver alguno de ellos con el robo de nuestra bandera?
Consciente, según iba pronunciando aquellas palabras, de que su congénere podría pensar que le estaban acusando de algo, decidió suavizar el asunto. La verdad era que él no creía que aquel simpático pirata tuviese nada que ver, así que no tuvo problema en esbozar una amplia sonrisa mientras decía:
- No te estamos acusando de nada, amigo. Simplemente, ya que antes ibas con ese falso Syxel queremos saber si le has visto hacer algo raro, o si notaste cualquier otra cosa extraña cerca de nosotros mientras dormíamos.
Rápidamente aparecieron el capitán de la banda de Luka, Zane D Kenshin, y un chico rubio al que Marc no conocía más que de vista. Estaba en Jaya durante la prueba anterior, y también en el barco cuando viajaron hasta aquella isla, pero no recordaba su nombre. Así que, una vez el gyojin les hubo saludado, se presentó adecuadamente, tendiéndole la mano y diciendo:
- Hola, yo soy Marc. Encantado.
Acto seguido, saludó con la misma efusividad al antiguo Supernova. Rápidamente, la conversación derivó al tema más lógico a continuación: ¿dónde debían ir? Luka parecía tener una preferencia clara que, aunque totalmente entendible dada su condición de gyojin, no dejaba de ser la peor opción posible (salvo la sala en la que se desarrollaba la batalla) para Marc. Una vez su compañero hubo terminado de dar sus motivos, el semigigante tomó la palabra:
- Yo siento no estar de acuerdo contigo Luka, pero votaría por ir a la sala de fuego. La cuestión es que, al ser usuario, no puedo nadar, por lo que en una sala de agua no sería únicamente un estorbo, sino que además tendríais que preocuparos por mantenerme a flote de algún modo. Y, como podéis comprobar, no soy precisamente ligero - dijo, tocándose la barriga y sonriendo mientras hablaba.
- Si la mayoría preferís ir por la sala de agua lo aceptaré y os acompañaré, pero quiero que tengáis en cuenta eso, que es el ambiente menos favorable para mí y en el sería un auténtico lastre, por no decir que mi vida correría serio peligro.
Dicho esto, el grandullón esperaría la contestación de los demás.
- Resumen:
- - Balagus llega hasta nosotros.
- Tanto Luka como yo le preguntamos si sabe algo sobre el robo.
- Saludar a Zane y Therax.
- Dar mi opinión sobre qué camino deberíamos tomar.
Rainbow662
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"A ver, hagamos recuento", se dijo Arribor, tomándose un segundo para aclararse. Descartó de inmediato todas esas presencias que pululaban por ahí yendo y viniendo y las dejó para después. Ya les perseguiría una vez hubiese terminado lo que tenía entre manos. "Está el tipejo que huye, que no parece muy sano. Su primo, hermano o lo que sea, envuelto en llamas. El fuerte, el del... ¿tornado? Vale, el del tornado.
No se sorprendió demasiado por eso. En su larga trayectoria como pirata había visto muchas cosas raras, y un tornado no estaba ni cerca de la cima de esa montaña de estupideces. Ni siquiera un tornado que parecía haberse tragado la fuerza destructiva de su ataque como por arte de magia. Cosas así eran algo común para quien se movía en ciertos círculos.
Estaba claro que el más fuerte iba a ser un hueso duro de roer. Claro que no entendía por qué roer un hueso pudiendo partirlo en dos, pero no iba a ponerse a pensar sobre ridículas expresiones. Viendo que ya se había largado uno de los otros, supuso que sería buena idea evitar que más banderas... que más competidores se diesen a la fuga. Pudiera ser que el hombre en llamas guardase una preciosa bandera en alguna parte de su molesta cortina de fuego, y no iba a correr el riesgo de que se alejase de allí. Ni de que el otro tipo se le adelantase a la hora de hacerse con ella. Sí, ya sabía lo que debía hacer.
Se impulsó con gran fuerza en la base de sangre -que se hizo añicos y se recompuso más adelante- y salió disparado como una bala a través del tornado. Iba lo bastante rápido como para no verse atrapado en él, aunque no pudo evitar que desviase su trayectoria. Aun así, la placa de sangre se formó de nuevo bajo él y lo llevó volando hacia el hombre en llamas. No tenía intención de quemarse otra vez, ya que aún le dolían las quemaduras que le había hecho el maldito de Negro, por lo que atacó a distancia. Dejó que la sangre se extendiese a partir de su mano y, con un poderosísimo, golpe, el líquido rojo restalló en el aire y formó un afilado látigo con el que arrancarle la cabeza del tipo de fuego. Con un poco de suerte, aunque conservase la cabeza, no seguiría siendo un problema, y así podría centrarse en lidiar con el otro pirata. Aunque antes lo registraría. Con algo más de suerte, no habría chamuscado su bandera.
No se sorprendió demasiado por eso. En su larga trayectoria como pirata había visto muchas cosas raras, y un tornado no estaba ni cerca de la cima de esa montaña de estupideces. Ni siquiera un tornado que parecía haberse tragado la fuerza destructiva de su ataque como por arte de magia. Cosas así eran algo común para quien se movía en ciertos círculos.
Estaba claro que el más fuerte iba a ser un hueso duro de roer. Claro que no entendía por qué roer un hueso pudiendo partirlo en dos, pero no iba a ponerse a pensar sobre ridículas expresiones. Viendo que ya se había largado uno de los otros, supuso que sería buena idea evitar que más banderas... que más competidores se diesen a la fuga. Pudiera ser que el hombre en llamas guardase una preciosa bandera en alguna parte de su molesta cortina de fuego, y no iba a correr el riesgo de que se alejase de allí. Ni de que el otro tipo se le adelantase a la hora de hacerse con ella. Sí, ya sabía lo que debía hacer.
Se impulsó con gran fuerza en la base de sangre -que se hizo añicos y se recompuso más adelante- y salió disparado como una bala a través del tornado. Iba lo bastante rápido como para no verse atrapado en él, aunque no pudo evitar que desviase su trayectoria. Aun así, la placa de sangre se formó de nuevo bajo él y lo llevó volando hacia el hombre en llamas. No tenía intención de quemarse otra vez, ya que aún le dolían las quemaduras que le había hecho el maldito de Negro, por lo que atacó a distancia. Dejó que la sangre se extendiese a partir de su mano y, con un poderosísimo, golpe, el líquido rojo restalló en el aire y formó un afilado látigo con el que arrancarle la cabeza del tipo de fuego. Con un poco de suerte, aunque conservase la cabeza, no seguiría siendo un problema, y así podría centrarse en lidiar con el otro pirata. Aunque antes lo registraría. Con algo más de suerte, no habría chamuscado su bandera.
- Resumen:
- Básicamente, intentar pegarle un latigazo en la chola a Syxel para poder encararse con Death-chan tranquilamente (sorry, man xD)
William White
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El calor se hacía cada vez más insoportable, incluso más que el desierto. De hecho, ya me encontraba completamente sudado, con la ropa pegada al cuerpo. Algo sofocado, vi la reacción afirmativa de mi compañero, así que no había peligro, bueno, eso era algo positivo. Puede que después de todo mi hipótesis fuera correcta, tomar un camino más complejo nos evitaría conflictos.
Centrándome en la bandera trate de ver si alrededor de la misma había alguna huella o algo que indicará que había habido presencia humana, después de todo, algo debía haber colocado eso ahí ¿No? También caí en la cuenta de que esta no ardía, pero visto los biomas que podía permitirse emular el emperador era la menor de las cosas que me extrañaba.
-Recógela si puedes y ponla a buen recaudo, yo entre tanto trataré de buscar una salida- indiqué a mi compañero, esperando que este siguiera mis instrucciones, hasta ahora no me había fallado, o al menos no lo parecía.
Tras eso me pondría a tratar de buscar una salida en la asfixiante sala, sin dejar de vigilar al compañero ni alejarme del todo de él, después de todo su actitud no encajaba dentro de mis cánones de normalidad. A simple vista parecía que no estaba, tan solo veía aquella llamativa roca con forma de rana ¿Sería natural?
Pero de vuelta al tema que nos concernía comencé a plantearme si realmente había alguna salida ¿Sería alguna cavidad? ¿O se encontraría tras esa cascada? ¿Sería accesible? Si seguía sin encontrara la salida, haría una última búsqueda más exhaustiva empezando por las rocas, si no encontraba nada esperaría a que mi compañero me alcanzará antes de buscar al otro lado de la sala.
-Avísame si percibes algo- le susurré mientras tratábamos de rodear la estancia.
En caso de no encontrar nada trataríamos de volver a la sala anterior.
Centrándome en la bandera trate de ver si alrededor de la misma había alguna huella o algo que indicará que había habido presencia humana, después de todo, algo debía haber colocado eso ahí ¿No? También caí en la cuenta de que esta no ardía, pero visto los biomas que podía permitirse emular el emperador era la menor de las cosas que me extrañaba.
-Recógela si puedes y ponla a buen recaudo, yo entre tanto trataré de buscar una salida- indiqué a mi compañero, esperando que este siguiera mis instrucciones, hasta ahora no me había fallado, o al menos no lo parecía.
Tras eso me pondría a tratar de buscar una salida en la asfixiante sala, sin dejar de vigilar al compañero ni alejarme del todo de él, después de todo su actitud no encajaba dentro de mis cánones de normalidad. A simple vista parecía que no estaba, tan solo veía aquella llamativa roca con forma de rana ¿Sería natural?
Pero de vuelta al tema que nos concernía comencé a plantearme si realmente había alguna salida ¿Sería alguna cavidad? ¿O se encontraría tras esa cascada? ¿Sería accesible? Si seguía sin encontrara la salida, haría una última búsqueda más exhaustiva empezando por las rocas, si no encontraba nada esperaría a que mi compañero me alcanzará antes de buscar al otro lado de la sala.
-Avísame si percibes algo- le susurré mientras tratábamos de rodear la estancia.
En caso de no encontrar nada trataríamos de volver a la sala anterior.
- resumen:
- Buscar rastro humano cerca de la bandera desde una distancia prudencial, pedir a compañero que la recoja y la guarde mientras trato de localizar la salida de la sala, Tras que el compañero coja o no la bandera con éxito, ir a la salida si la he localizado, sino explorar el otro lado de la sala. En caso de no encontrar ninguna al otro lado tratar de volver a la anterior.
Maze
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Mura se detuvo en seco nada más atravesar la puerta, dando un par de zancadas para dejar pasar al resto de sus compañeros justo antes de recibir la noticia de la muerte de Barbazul. Por un momento se le heló la sangre. Cuando decidió realizar aquella llamada lo había hecho con la mejor de las intenciones y, si bien era cierto que la muerte podría llegarle a cualquiera de la banda, siendo piratas, no esperaba que en una prueba como aquella alguien fuese a arriesgarse en matar a un subordinado del Zafiro azul, quien ni siquiera participaba para ostentar el puesto dejado por Legim. Por un instante, la idea de ser un "gato que trae mala suerte" se pasó por su mente. Al fin y al cabo el comunicado se había realizado al tiempo que ella llamaba.
"Niña, no te culpes de cosas que no tienen que ver contigo. Eso ha pasado antes de que se te pasase por la mente hablarles". Le dijo en su mente Kouga, tratando de calmar sus nervios. Todo su cuerpo comenzaba a helarse, así como el suelo que estaba ella pisando y el aire que la rodeaba. Sin embargo, a Mura le costó un par de segundos el volver en sí. Primero por el rugido desgarrador que acababa de escuchar vía comunicador, por parte de Dexter. Sus tímpanos eran de los más sensibles de la banda, aún sin convertirlos en los de un puma, por lo que aquello le iba a causar un irritante pitido durante que la acompañaría durante un rato. Y... La bestial aura de Berthil tampoco ayudaba mucho. Estaba furioso y era lógico, pero no esperaba que fuera a mostrarlo de forma tan vivida. Ese solía ser su trabajo.
El chico preguntó donde se encontraban, con un tono que no auguraba nada bueno. Seguramente, en cuanto Deathstroke contestase se pusiese en marcha y eso sería un problema... Para las personas de las que tuviera que ocuparse como para ella como decidiese dejarla atrás.
-Será mejor que os alejéis si queréis conservar la vida.- Comentó a los dos que todavía se encontraban ahí presentes, al tiempo que transformaba su cuerpo a su forma Híbrida. Su bello se mostraba aún erizado por la feroz presencia de su compañero, pero su rostro no dejaba ver pizca de miedo, aunque si algo de preocupación. Si le tocaba ir corriendo tras su compañero, esa era la mejor forma. Aunque primero debería asegurarse de que al final de la plataforma no había agua, lava, o más líquido viscoso y mal oliente en el que poder caerse. A una mala, siempre podía crear una plataforma o un puente. Solo esperaba que al lagarto no se le ocurriese la maravillosa idea de salir volando y dejarla ahí. Los pumas no vuelan y esas cosas.
"Niña, no te culpes de cosas que no tienen que ver contigo. Eso ha pasado antes de que se te pasase por la mente hablarles". Le dijo en su mente Kouga, tratando de calmar sus nervios. Todo su cuerpo comenzaba a helarse, así como el suelo que estaba ella pisando y el aire que la rodeaba. Sin embargo, a Mura le costó un par de segundos el volver en sí. Primero por el rugido desgarrador que acababa de escuchar vía comunicador, por parte de Dexter. Sus tímpanos eran de los más sensibles de la banda, aún sin convertirlos en los de un puma, por lo que aquello le iba a causar un irritante pitido durante que la acompañaría durante un rato. Y... La bestial aura de Berthil tampoco ayudaba mucho. Estaba furioso y era lógico, pero no esperaba que fuera a mostrarlo de forma tan vivida. Ese solía ser su trabajo.
El chico preguntó donde se encontraban, con un tono que no auguraba nada bueno. Seguramente, en cuanto Deathstroke contestase se pusiese en marcha y eso sería un problema... Para las personas de las que tuviera que ocuparse como para ella como decidiese dejarla atrás.
-Será mejor que os alejéis si queréis conservar la vida.- Comentó a los dos que todavía se encontraban ahí presentes, al tiempo que transformaba su cuerpo a su forma Híbrida. Su bello se mostraba aún erizado por la feroz presencia de su compañero, pero su rostro no dejaba ver pizca de miedo, aunque si algo de preocupación. Si le tocaba ir corriendo tras su compañero, esa era la mejor forma. Aunque primero debería asegurarse de que al final de la plataforma no había agua, lava, o más líquido viscoso y mal oliente en el que poder caerse. A una mala, siempre podía crear una plataforma o un puente. Solo esperaba que al lagarto no se le ocurriese la maravillosa idea de salir volando y dejarla ahí. Los pumas no vuelan y esas cosas.
- Spoiler:
- Reacción de Mura ante la muerte de Barba y las palabras de Dexter. Abrumarse por el aura de Aka. Advertir a los dos acoplados de que mejor que se vayan si querían mantener la vida y prepararse en caso de que al lagarto le diese por salir corriendo sin esperarla, prestando atención primero a lo que hubiese más allá de la plataforma.
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Los bandos parecían haberse conformado ya, por un lado, estaba el tipo que había provocado la explosión que le había arrebatado la vida a Barbazul, este había realizado algún tipo de transformación pues ahora estaba hecho de fuego. Por otro, se encontraba el recién llegado Arribor, sin duda el que sería mi principal oponente en este lugar. Y finalmente estaba yo, debía de planear algo, por lo menos hacer tiempo hasta que llegase el capitán, dado que me había dicho que se dirigiría a mi posición.
Había notado que aquella contestación había sido completamente diferente a las habituales que solía hacer el capitán. Miré al hombre de fuego durante un momento “Estas jodido, chico” pensé volviendo a prestar atención a Arribor. El estar centrado a este, casi se me pasó por alto que el semigigante gritón y el otro gemelo se estaban escabullendo. En otra ocasión le habría seguido para evitar que escapasen, pero teniendo a un gran pirata enfrente debía de estar preparado y no distraerme, ya había cometido un error hoy, no podía permitirme más.
Dado que el capitán venía lo más seguro es que fuese él el que quisiese saber quien había provocado la muerte de nuestro nakama, para darle el castigo merecido. Cerré mis ojos un momento y me centré en el hombre de fuego, usando el haki de observación sobre él, le ayudaría a seguir con vida hasta que el capitán llegase. Aunque no por ello dejaría de atacarlo. Cuando volví a abrirlos vi como Arribor había saltado hacia el tornado. Pudiendo sobreponerse a la velocidad de este con su propia velocidad. Entonces mi mantra me advirtió de un ataque sobre el chico de fuego. No esperé y salté a interceptar el ataque que había hecho el pirata intentando cortar la especie de látigo que había creado de la nada.
-Esta no es tu presa, Arribor, le pertenece a los Blues por su crimen – le dije a Arribor girando con gran velocidad la naginata y lanzando hacia Arribor una onda ve viento cortante. La intención era alejarle, aunque no era la mejor forma – Llamita – dije dirigiéndome a joven pirata – dale tu bandera y quédate sentado hasta que venga Dexter, no está abierto a negociación.
Había notado que aquella contestación había sido completamente diferente a las habituales que solía hacer el capitán. Miré al hombre de fuego durante un momento “Estas jodido, chico” pensé volviendo a prestar atención a Arribor. El estar centrado a este, casi se me pasó por alto que el semigigante gritón y el otro gemelo se estaban escabullendo. En otra ocasión le habría seguido para evitar que escapasen, pero teniendo a un gran pirata enfrente debía de estar preparado y no distraerme, ya había cometido un error hoy, no podía permitirme más.
Dado que el capitán venía lo más seguro es que fuese él el que quisiese saber quien había provocado la muerte de nuestro nakama, para darle el castigo merecido. Cerré mis ojos un momento y me centré en el hombre de fuego, usando el haki de observación sobre él, le ayudaría a seguir con vida hasta que el capitán llegase. Aunque no por ello dejaría de atacarlo. Cuando volví a abrirlos vi como Arribor había saltado hacia el tornado. Pudiendo sobreponerse a la velocidad de este con su propia velocidad. Entonces mi mantra me advirtió de un ataque sobre el chico de fuego. No esperé y salté a interceptar el ataque que había hecho el pirata intentando cortar la especie de látigo que había creado de la nada.
-Esta no es tu presa, Arribor, le pertenece a los Blues por su crimen – le dije a Arribor girando con gran velocidad la naginata y lanzando hacia Arribor una onda ve viento cortante. La intención era alejarle, aunque no era la mejor forma – Llamita – dije dirigiéndome a joven pirata – dale tu bandera y quédate sentado hasta que venga Dexter, no está abierto a negociación.
- resumen:
- Analizar la situación, intentar evitar que Arribor agarre con el látigo a Syxel, lanzarle un corte de viento a Arribor para que se aleje de Syxel, darle un par de ordenes a Syxel.
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- Aclaración:
- Asumo la acción previa de llevarme a Ivan como anulada, roleando en adelante en consecuencia y suponiendo que el susodicho habrá podido salir de la sala sin problemas.
Miré a Luka y a Marc con comprensión ante el aluvión de preguntas. No me sentía nada a gusto con el titánico intercambio de bofetadas que se desarrollaba a nuestras espaldas, pero no podía negarles las respuestas que ansiaban.
- Uno de los miembros de nuestra tripulación, ese "falso Syxel" que me acompañaba, resulta ser una persona demasiado... individualista. -Expliqué, escupiendo casi el último calificativo.- Vuestra bandera está con él, y por su bien más le vale mantenerla a salvo. De todas formas he de recordarle cómo funcionan las cosas entre compañeros y amigos, algo que haré con dureza en cuanto hayamos salido de este embrollo.
Apenas hube terminado de explicarme cuando aparecieron Zane y Therax. La presencia de los refuerzos me tranquilizó un poco, y no dudé en saludarlos a ambos, con más sobriedad al primero y más cordialidad al segundo.
- A nuestras espaldas, -Susurré al pelirrojo, señalando la puerta de la sala del aire y apartándonos un poco.- está Syxel combatiendo con... ¿Deathstroke y Arribor? Creo. O por lo menos intentando sobrevivir. Intenté sacar también a su doble, pero no me dio tiempo. Sé que eres fuerte, mucho más que yo o que mi capitán, si he oído bien, si podemos hacer algo para sacar al inconsciente de mi jefe de ahí...
Tuve que interrumpirme bruscamente, pues Luka, a quien había estado prestando atención parcialmente, había terminado de exponer sus razones para elegir la sala por la que continuar, y Marc estaba haciendo lo propio. Dirigí una última mirada a Zane y regresé al centro de la sala.
- No me gusta el agua. -Objeté, posicionándome de parte de mi congénere.- Y no, no soy usuario de... de los poderes de esas frutas malditas. Simplemente, me el agua no me gusta y yo no le gusto a ella. Si hay que elegir, elijo continuar por la de fuego. -Me acerqué hasta Luka y posé una mano tranquilizadora en su hombro.- Además, si te preocupa quemarte o no ser de utilidad no te preocupes, sabes que siempre puedes volver a ser arma viviente.
- Resumen:
- - Informar a Luka y Marc de lo ocurrido con su bandera
- Saludar a Zane y a Therax, e informar al primero del pitoste montado en la sala contigua por si le da por ayudar o algo.
- Exponer mi opinión sobre el camino a tomar y tratar tranquilizar a Luka.
Ivan Markov
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Dio un gruñido y apretó los dientes mientras terminaba de arrancarse el último cacho de tela medio carbonizada de la herida. No había sido sencillo teniendo en cuenta que parte del corte pasaba por su espalda, y había tenido que ir tanteando con la mano, soportando el escozor del contacto. Estaba en aquella extraña arena, agazapado en las escaleras de un acceso diferente al que había usado. Aunque la posibilidad de que alguien llegase por otra entrada, no le apetecía que le sorprendiera Deathstroke o Arribor por la misma que había empleado él mientras terminaba de aplicarse sus improvisados primeros auxilios, que realmente se limitaban a limpiar la herida para que la regeneración no tuviera trabas y tratar de calmar el dolor con frío, empleando el dial de agua. Era salada, así que en realidad empeoraba en parte su sufrimiento, pero la quemadura se volvía considerablemente más soportable.
- Odio el puto fuego... - masculló, limpiándose una lágrima de sangre de puro dolor con el dorso de la mano.
No parecía que tuviera mucho más que hacer que esperar a terminar de curarse, para lo que faltaría un rato por culpa de la jodida espada de Syxel. Para colmo estaba seguro de que aquello iba a dejar cicatriz, cosa que no debería haber ocurrido. Chasqueó la lengua y suspiró, volviendo a echarse la gabardina destrozada sobre su cuerpo desnudo. Hizo un bulto con la ropa ensangrentada y destrozada y la dejó a un lado, apoyándose contra la pared con un suspiro, procurando evitar rozar con la herida. Mientras esperaba cerró los ojos y activó su mantra, tratando de buscar presencias cercanas para intentar captar lo que ocurría bajo él... y evitarse emboscadas, claro.
- Syxel, ¿sigues ahí? - preguntó mentalmente, sin saber si la conexión seguía activa - ¿Cuál es el plan ahora?
- Odio el puto fuego... - masculló, limpiándose una lágrima de sangre de puro dolor con el dorso de la mano.
No parecía que tuviera mucho más que hacer que esperar a terminar de curarse, para lo que faltaría un rato por culpa de la jodida espada de Syxel. Para colmo estaba seguro de que aquello iba a dejar cicatriz, cosa que no debería haber ocurrido. Chasqueó la lengua y suspiró, volviendo a echarse la gabardina destrozada sobre su cuerpo desnudo. Hizo un bulto con la ropa ensangrentada y destrozada y la dejó a un lado, apoyándose contra la pared con un suspiro, procurando evitar rozar con la herida. Mientras esperaba cerró los ojos y activó su mantra, tratando de buscar presencias cercanas para intentar captar lo que ocurría bajo él... y evitarse emboscadas, claro.
- Syxel, ¿sigues ahí? - preguntó mentalmente, sin saber si la conexión seguía activa - ¿Cuál es el plan ahora?
- resumen:
- Pues básicamente
lamerme las heridasesperar a regenerarme, activar mi mantra para intentar buscar presencias y enterarme de qué pasa en salas contiguas. Y hablar conel cazurro deSyxel
- Los luchadeiros:
- Continuáis dándoos de hostias.
- Ivan:
- Notas varias presencias cercanas. Una más cerca al centro de la planicie pero debajo de esta (no tanto como los del piso de abajo, este está lo suficientemente cerca como para notarlo) Y otras dos que se acercan por una de las entradas contiguas para luego salir de esta. (Nailah y el tontata)
- Equipo Willi-pantsu:
- Mientras analizas la sala llegas a la conclusión de que no parece haber una salida a la vista. La puerta por la que habéis accedido carece de un mecanismo de apertura como el que se usa para entrar. Tu compañero coge la bandera sin que detecte presencias hostiles ni que quieran entrar en la sala. La guarda (no sabes donde) y unos segundos más tarde un ligero temblor se propaga por la sala. Grandes rocas empiezan a caer del techo, esparciéndose por la sala, algunas se rompen al llegar, otras se clavan y otras salpican lava. Habrá que tener cuidado y esquivarlas.
- Equipo Chis-Fish, Balagus y Loh Polloh de invitadoh:
- Tenéis una emocional reunión en la que os ponéis al día y decidís que camino tomar. Pero decididlo rápido
- La panda esa de fumaos:
- Pues más de lo mismo, reunión y decisión sobre que hacer. Logolas y Gomli siguen el consejo de Mura y parece que quieren adentrarse en la sala de Agua.
- Equipo ouyea:
- Llegáis a la puerta y, aunque el agua ha llegado a la altura de la plataforma sigue subiendo, amenazando con sumergiros. Forcejeas pero parece estar cerrada. Tras unos segundos en los que el agua te llega al pecho el Biscuit golpea la puerta con una fuerza demoledora que manda la hoja volando un par de metros. Esta puerta era más normalilla. La repentina corriente te arrastra al interior de un pasillo que asciende con una ligera pendiente, al fondo se ve la inconfundible luz del sol.
Al salir del pasillo llegas a lo que parece el último piso de la estructura. De planta circular y unos 40 metros de diámetro. Las paredes suben unos 5 metros mientras el techo se eleva en una cúpula cristalina otros 15. De las paredes hay otros cuatro accesos que salen por debajo de unas gradas situadas al lado de las paredes. Unos puentes cruzan un estanque circular de unos 4 metros de anchura que rodea la arena, al lado otro anillo de unos 5 metros conformado por un jardín con algunos árboles, dejando el centro como una plataforma de hormigón liso y un pilar en el centro que llega hasta el techo.
Por cierto, hay alguien esperando ahí. Desde donde lo ves parece Syxel (Ivan).
Suena un altavoz por todo el edificio.
- PIN PON PAN PON. Bueno chicos, se acabó el tiempo y nadie ha llegado a la meta, así que no me queda más remedio que recoger el tinglao y limpiar este desastre. Suerte.
- PIN PON PAN PON. Bueno chicos, se acabó el tiempo y nadie ha llegado a la meta, así que no me queda más remedio que recoger el tinglao y limpiar este desastre. Suerte.
- Ivan:
- Mueres aplastado por un meteorito con forma de pezón.
- Syxel:
- Mueres explotando en mil pedazos por exceso de alucinancia.
- Deathstroke:
- Mueres por no salir a tiempo de la Estrella de la Muerte. (Tu escoges cual de todas)
- Arribor:
- Mueres por ser alérgico a tu propia sangre.
- Barbazul:
- Mueres un poquito más.
- Dexter:
- Mueres traicionado por mapache y desmembrado entre cuatro motonieves.
- Rocket:
- Mueres en la secuela de esta película (SPOILER ALERT)
- Beedirithilifuck:
- Mueres porque no pronuncio bien tu nombre.
- Mura:
- Mueres en 3D.
- Balagus:
- Mueres por sobredosis de comida mexicana.
- Luka :
- Mueres porque se te olvida como respirar.
- Marc:
- Mueres por ataque agudo de intolerancia a la lactosa.
- Dharkel:
- Mueres gaseado por la intolerancia a la lactosa de Marc.
- William:
- Mueres por falta de información.
- Nailah:
- Mueres aplastada por una avalancha de ardillas.
- Zane:
- Mueres por ver demasiado porno.
- Therax:
- Mueres del shock al saber que tipo de porno le va a Zane... y al verle viendo ese porno.
Avanzando a un ritmo más acelerado de lo habitual, el pelirrojo se topó de frente con Luka, Marc y el apuesto tripulante de los Jigoku no Kaizoku, Balagus. Parecían estar teniendo una conversación acalorada, sobre todo por el gesto de malhumor que tenía el gyiojin. Si algo sabía Zane era que no había que mosquear a Luka, pues de entre todos sus compañeros él era el más orgulloso de todos, y vengativo si así lo quería. Escuché de sus propios labios lo que había ocurrido con su bandera. «¿Habrá sido una acción individual o será cosa de Syxel?» se preguntó el pirata, frunciendo el ceño y mirando a Balagus.
-Este hombre no cambiará, siempre metiéndose en líos con la gente menos indicada –comentó en voz alta, llevándose la mano a la cabeza y suspirando-. Lo siento, Balagus, pero por muy fuerte que sea no puedo arriesgarme a poner en peligro la vida de mis compañeros, ¿creo que lo entiendes verdad? Sí bien yo podría estar al nivel de esos dos monstruos, que no lo sé con total certeza, sé que estos dos aún no lo están y si me pasara algo no podría garantizar que ellos, al menos, salieran de aquí –hizo una pausa de unos pocos segundos, pues notó dos presencias dentro de la sala más cálida de todas-. Syxel es listo, más de lo que aparente, seguramente saldrá de esta. Después de todo no creo que a sus años siga siendo tan imprudente como para intentar lo imposible.
Dicho aquello, esperó a que el resto hablase antes de volver a decir una palabra.
-Balagus, ahora mismo también eres mi responsabilidad –le dijo mirándole a los ojos-. No digo que tengas que seguir mis órdenes, solo que cooperes si es necesario. Eres libre de hacer lo que quieras, pero como nosotros también iremos por la puerta de fuego y es bien sabido que la unión hace la…
El distintivo sonido del den den Zane del pelirrojo sonó interrumpiéndole. No era otra persona que Nailah.
-¿Sala con agua? Nosotros estamos a punto de entrar en una sala de fuego –comentó con sorna-. Estamos en la segunda planta junto a Balagus, si decides venir haz un llama cuelga.
Después de colgar el aparato se dio la vuelta.
-Adelante muchachos.
Se adelantó al resto de sus compañeros y puso un pie sobre la sala de ígnea. Era una sala grande y muy calurosa, ¿cuarenta, cincuenta grados? A saber. Él se sentía como un pájaro sobre su nido. Del suelo emanaban gases y del techo comenzó a gotear grandes gotas de lava ardiendo. ¿Cómo coño habrían conseguido emular un entorno así? Se preguntaba, asintiendo con la cabeza mientras observaba todo con detalle. En mitad de la sala había dos personas, posiblemente las que había notado minutos atrás. Gracias a su firebust –como el soru, pero a 50 m/s en lugar de 20 m/s, o sea mejor, se acercó a ambos individuos, poniéndose a su espalda con su katana desenfundada.
-Vaya, vaya, vaya… ¿qué tenemos por aquí? Si es el ladrón de calzoncillos y su amiguito –en el rostro de Zane podía contemplarse malicia, como si quisiera jugar con ellos dos-. ¿Sabéis que le habéis robado esa sujeción que tanto adora a mi oficial de cubierta? Eso no se hace… Así que voy a proponeros algo. Si me dais todas las banderas que tenéis y le devolvéis el calzoncillo a Therax os prometo que saldréis sin un rasguño de esto. En caso contrario, la turba que tengo a mis espaldas os dará matarile.
-Este hombre no cambiará, siempre metiéndose en líos con la gente menos indicada –comentó en voz alta, llevándose la mano a la cabeza y suspirando-. Lo siento, Balagus, pero por muy fuerte que sea no puedo arriesgarme a poner en peligro la vida de mis compañeros, ¿creo que lo entiendes verdad? Sí bien yo podría estar al nivel de esos dos monstruos, que no lo sé con total certeza, sé que estos dos aún no lo están y si me pasara algo no podría garantizar que ellos, al menos, salieran de aquí –hizo una pausa de unos pocos segundos, pues notó dos presencias dentro de la sala más cálida de todas-. Syxel es listo, más de lo que aparente, seguramente saldrá de esta. Después de todo no creo que a sus años siga siendo tan imprudente como para intentar lo imposible.
Dicho aquello, esperó a que el resto hablase antes de volver a decir una palabra.
-Balagus, ahora mismo también eres mi responsabilidad –le dijo mirándole a los ojos-. No digo que tengas que seguir mis órdenes, solo que cooperes si es necesario. Eres libre de hacer lo que quieras, pero como nosotros también iremos por la puerta de fuego y es bien sabido que la unión hace la…
El distintivo sonido del den den Zane del pelirrojo sonó interrumpiéndole. No era otra persona que Nailah.
-¿Sala con agua? Nosotros estamos a punto de entrar en una sala de fuego –comentó con sorna-. Estamos en la segunda planta junto a Balagus, si decides venir haz un llama cuelga.
Después de colgar el aparato se dio la vuelta.
-Adelante muchachos.
Se adelantó al resto de sus compañeros y puso un pie sobre la sala de ígnea. Era una sala grande y muy calurosa, ¿cuarenta, cincuenta grados? A saber. Él se sentía como un pájaro sobre su nido. Del suelo emanaban gases y del techo comenzó a gotear grandes gotas de lava ardiendo. ¿Cómo coño habrían conseguido emular un entorno así? Se preguntaba, asintiendo con la cabeza mientras observaba todo con detalle. En mitad de la sala había dos personas, posiblemente las que había notado minutos atrás. Gracias a su firebust –como el soru, pero a 50 m/s en lugar de 20 m/s, o sea mejor, se acercó a ambos individuos, poniéndose a su espalda con su katana desenfundada.
-Vaya, vaya, vaya… ¿qué tenemos por aquí? Si es el ladrón de calzoncillos y su amiguito –en el rostro de Zane podía contemplarse malicia, como si quisiera jugar con ellos dos-. ¿Sabéis que le habéis robado esa sujeción que tanto adora a mi oficial de cubierta? Eso no se hace… Así que voy a proponeros algo. Si me dais todas las banderas que tenéis y le devolvéis el calzoncillo a Therax os prometo que saldréis sin un rasguño de esto. En caso contrario, la turba que tengo a mis espaldas os dará matarile.
- Resumen (William te toca leer):
- Blablabla + hablar con Nailah por Den den (lo hablamos en privado para aligerar el asunto) + decidir y a la sala de fuego + aproximarme a William y su compadre para ofrecerles un trato que nos convenga a todos (En realidad solo a mí, lo siento)
- Datos técnicas:
- -Firebust: Esta técnica permite, gracias a su akuma no mi, moverse a una velocidad extrema, gracias a propulsarse concentrando fuego en sus extremidades inferiores. Consiguiendo una velocidad de 50 m/s.
Marc Kiedis
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Poco después de reunirse con ellos Zane tuvo que contestar una nueva llamada de otro participante en la prueba, cuya identidad Marc no conocía.
- ¿Pero cuánta gente en esta prueba se comunica con él a través de ese extraño DDM? - pensó el grandullón - Si tiene que contestar tantas llamadas le resultará imposible centrarse en un combate.
Al parecer la mayoría estaban de acuerdo con el semigigante, y preferían ir por la sala de fuego. Marc respiró aliviado. La sala de agua seguramente habría supuesto poco menos que una trampa mortal para él, y habría tenido que depender totalmente de sus compañeros para atravesarla.
Cuando cruzaron la puerta de dicha sala, un asfixiante calor se apoderó del ambiente. El grandullón no sabía qué temperatura haria allí, pero tenía que ser altísima. En apenas unos segundos ya estaba sudando. Pero había algo que no cuadraba, ¿qué clase de edificio era aquel en el que una habitación podía emanar tanto calor sin que esto afectara al resto?
En aquel momento, el pintoresco grupo vio a dos personas de aspecto aún más bizarro. Uno de ellos iba vestido de negro por completo, y tenía múltiples aros de metal perforando distintas partes de su cabeza. Todo esto contrastaba con la palidez de su piel. Sin embargo, ese tipo parecía perfectamente normal al lado de su compañero. Éste únicamente llevaba puesta ropa interior, en apariencia femenina. Mirarle producía en Marc una mezcla entre asco, inseguridad y desconfianza.
Por las palabras que Zane dirigió a la extraña pareja, ya se habían encontrado anteriormente. Aunque, a decir verdad, Marc no quería saber nada de lo que había ocurrido en dicho encuentro para que el pelirrojo llamase al tipo turbio de los tangas "ladrón de calzoncillos". Eso sí, cuando les pidió no demasiado amablemente que le entregaran todas las banderas que llevaban y que, cito textualmente, "devolvieran los calzoncillos a Therax", el grandullón desenvainó su enorme espada y adopto una actitud amenazante, como secundando lo dicho por el antiguo Supernova. Eso si, no pudo evitar mirar de manera extraña al rubio, pensando: - ¿Qué has hecho para que tus calzoncillos acaben en manos de esos tipos?
- ¿Pero cuánta gente en esta prueba se comunica con él a través de ese extraño DDM? - pensó el grandullón - Si tiene que contestar tantas llamadas le resultará imposible centrarse en un combate.
Al parecer la mayoría estaban de acuerdo con el semigigante, y preferían ir por la sala de fuego. Marc respiró aliviado. La sala de agua seguramente habría supuesto poco menos que una trampa mortal para él, y habría tenido que depender totalmente de sus compañeros para atravesarla.
Cuando cruzaron la puerta de dicha sala, un asfixiante calor se apoderó del ambiente. El grandullón no sabía qué temperatura haria allí, pero tenía que ser altísima. En apenas unos segundos ya estaba sudando. Pero había algo que no cuadraba, ¿qué clase de edificio era aquel en el que una habitación podía emanar tanto calor sin que esto afectara al resto?
En aquel momento, el pintoresco grupo vio a dos personas de aspecto aún más bizarro. Uno de ellos iba vestido de negro por completo, y tenía múltiples aros de metal perforando distintas partes de su cabeza. Todo esto contrastaba con la palidez de su piel. Sin embargo, ese tipo parecía perfectamente normal al lado de su compañero. Éste únicamente llevaba puesta ropa interior, en apariencia femenina. Mirarle producía en Marc una mezcla entre asco, inseguridad y desconfianza.
Por las palabras que Zane dirigió a la extraña pareja, ya se habían encontrado anteriormente. Aunque, a decir verdad, Marc no quería saber nada de lo que había ocurrido en dicho encuentro para que el pelirrojo llamase al tipo turbio de los tangas "ladrón de calzoncillos". Eso sí, cuando les pidió no demasiado amablemente que le entregaran todas las banderas que llevaban y que, cito textualmente, "devolvieran los calzoncillos a Therax", el grandullón desenvainó su enorme espada y adopto una actitud amenazante, como secundando lo dicho por el antiguo Supernova. Eso si, no pudo evitar mirar de manera extraña al rubio, pensando: - ¿Qué has hecho para que tus calzoncillos acaben en manos de esos tipos?
- Resumen:
- - Entrar con los demás a la sala de fuego y preguntarme cómo puede ese calor no notarse en el resto del edificio.
- Asombrarme y asquearme ante el aspecto de tangaman.
- Secundar la amenaza de Zane desenvainando mi arma mientras me pregunto cómo es posible que la ropa interior de Therax haya acabado en manos de esos dos tíos raros.
Luka Rooney
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Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
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Akuma no mi
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- Pues ese falso Syxel va a sufrir mi ira antes que la tuya -espeté visiblemente cabreado a la par que miraba a Marc-. Esto es un asunto personal. Me hubiera jodido que cualquier pirata me hubiera robado la bandera, la verdad. Pero siendo un miembro de la alianza… Tendré que solventarlo a mi manera.
Continuamos caminando y, tras mi intento por que la gente viniese a la sala de agua, se sucedieron el resto de opiniones contrarias.
Pis yi vii i ir pir li sili di fiigi
Si bien me esperaba que poca gente apoyase mi moción teniendo en cuenta la cantidad de usuarios que había en la sala, me pilló un poco de sorpresa que todos los humanos despreciaran la sustancia predominante en sus cuerpos. Mi camino se iba a distanciar del suyo, pero antes debía hablar con dos personas.
- Zane, ven un momento, quiero decirte algo.
Pasaron unos segundos en los que todos los allí presentes parecieron juzgarme por la mirada. Quién sabe qué se pensarían que iría a decir al capitán pelirrojo.
- Ya sé quién ha robado la bandera, es uno de esos Syxels, me lo ha dicho Balagus. Iré por la sala de agua y le buscaré, mi misión ahora es bien distinta a la tuya, pero intentaré capturar todas las banderas que pille por mi paso. Llevo el den den Zane a mi lado, ante cualquier peligro avisadme, yo haré lo propio.
Sabía que Zane no me llamaría si estaba en peligro, pero me quedaba bastante más tranquilo si decía aquellas palabras.
- Marc, ¿Puedes venir?
El gigantón no tardó en acercarse y justo en ese momento le tendí la mano.
- Has sido un valiente compañero, pero ahora nuestros caminos se separan. Espero verte en la plataforma final y poder charlar del resto de aventuras que hemos vivido separados. Porque... ¡Seguro que volvemos a vernos!
Tras ello, me acerqué a la sala de agua y, antes de abrir la puerta, me dirigí a todos los restantes.
- Mucha suerte chicos, encontrad todas las banderas que podáis y nos vemos en la salida. ¡Suerte!
Tras ello, abriría la puerta de la sala de agua, avanzando lo más rápido que pudiese y con el mantra activado. ¿Quién o qué me depararía en aquella sala?
Continuamos caminando y, tras mi intento por que la gente viniese a la sala de agua, se sucedieron el resto de opiniones contrarias.
Pis yi vii i ir pir li sili di fiigi
Si bien me esperaba que poca gente apoyase mi moción teniendo en cuenta la cantidad de usuarios que había en la sala, me pilló un poco de sorpresa que todos los humanos despreciaran la sustancia predominante en sus cuerpos. Mi camino se iba a distanciar del suyo, pero antes debía hablar con dos personas.
- Zane, ven un momento, quiero decirte algo.
Pasaron unos segundos en los que todos los allí presentes parecieron juzgarme por la mirada. Quién sabe qué se pensarían que iría a decir al capitán pelirrojo.
- Ya sé quién ha robado la bandera, es uno de esos Syxels, me lo ha dicho Balagus. Iré por la sala de agua y le buscaré, mi misión ahora es bien distinta a la tuya, pero intentaré capturar todas las banderas que pille por mi paso. Llevo el den den Zane a mi lado, ante cualquier peligro avisadme, yo haré lo propio.
Sabía que Zane no me llamaría si estaba en peligro, pero me quedaba bastante más tranquilo si decía aquellas palabras.
- Marc, ¿Puedes venir?
El gigantón no tardó en acercarse y justo en ese momento le tendí la mano.
- Has sido un valiente compañero, pero ahora nuestros caminos se separan. Espero verte en la plataforma final y poder charlar del resto de aventuras que hemos vivido separados. Porque... ¡Seguro que volvemos a vernos!
Tras ello, me acerqué a la sala de agua y, antes de abrir la puerta, me dirigí a todos los restantes.
- Mucha suerte chicos, encontrad todas las banderas que podáis y nos vemos en la salida. ¡Suerte!
Tras ello, abriría la puerta de la sala de agua, avanzando lo más rápido que pudiese y con el mantra activado. ¿Quién o qué me depararía en aquella sala?
- Resumen:
- Hablar con Zane y Marc.
- Despedirme del resto y decidir ir por la puerta de agua solito. --foreveralone--
Nailah
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Como era de esperar la puerta no se abrió a la primera, Nailah la empujó con más fuerza haciendo tambalear la plataforma y después de varios intentos, seguía sin lograrlo. La situación se complicaba y el agua no se detuvo al llegar a la puerta, siguió subiendo. La pirata no podía seguir sobre la plataforma puesto que esta chocaría contra el techo en cuestión de minutos.
Se sentó en la plataforma y luego se sumergió en el agua. ¡Estaba helada! El agua le llegaba hasta el pecho y cada vez subía más. El tontatta seguía en su hombro, evitando mojarse y agarrándose al cuello del chaleco de Nailah. En un arrebato de impulsividad se echó hacia atrás.
-¡Biscuit! ¡Necesito que intentes echar la puerta abajo otra vez! - Alzó la voz para que pudiera escucharlo ya que con el ruido del agua cayendo en cascada apenas se escuchaba nada.
El tontatta asintió con la cabeza y derribó con una fuerza descomunal la puerta haciendo que esta volara un par de metros. La pirata sonrió al ver el resultado; sin embargo, el agua comenzó a salir a presión arrastrándolos a ambos también. El agua en vez de ir hacia abajo se inclinó ligeramente hacia arriba hasta llegar a una nueva planta.
El agua cesó y Nailah acabó sentada de culo en el suelo, con Biscuit a un par de metros de ella. Se levantó apoyando la mano en el suelo y se acercó hasta él, para saber si estaba bien. Al parecer si y, luego, escurrió toda el agua de sus ropas formando otro charco. Observó la nueva sala a la que habían llegado, era mucho más grande que las anteriores y por alguna extraña razón, parecía tranquila.
Miró al techo y se fijó en la gran cúpula cristalina. La luz del sol incidía sobre todo el lugar, ¿ya estaba en lo alto de todo? Al menos se alegraba de ver el cielo y abandonar las profundidades de la fortaleza. Caminó recto con Biscuit a su lado y se fijó en lo grande que era la sala. Había más salidas al parecer e incluso un jardín. Parecía todo muy lujoso allí arriba, alguien debía tener mucho dinero si controlaba un lugar de tal calibre.
Sacó el Den Den Mushi de Zane que aún tenía guardado en el bolsillo y apretó el botón para llamar al pelirrojo.
-¿Dónde estás? Yo acabo de salir de una sala con agua - escuchó lo que tenía que decir el pirata - No creo que vuelva a bajar, ya veo el cielo desde aquí.
Si iban a adentrarse en una sala de fuego ella no iba a descender de nuevo; además, al parecer se habían encontrado con Balagus así que no debía haber problemas o eso creía ella. Sin embargo, una persona captó su atención cuando caminaba. Al principio pensó en su capitán y corrió hacia él, pero por los ropajes se dio cuenta de que no. En el barco habían marcado las diferencias, era aquel pirata llamado Helkan. A juzgar por su aspecto, no estaba muy bien el hombre y Nailah ya se temía lo peor.
-¿Qué ha pasado? ¿Dónde está Syxel? - Inquirió cruzándose de brazos.
Se sentó en la plataforma y luego se sumergió en el agua. ¡Estaba helada! El agua le llegaba hasta el pecho y cada vez subía más. El tontatta seguía en su hombro, evitando mojarse y agarrándose al cuello del chaleco de Nailah. En un arrebato de impulsividad se echó hacia atrás.
-¡Biscuit! ¡Necesito que intentes echar la puerta abajo otra vez! - Alzó la voz para que pudiera escucharlo ya que con el ruido del agua cayendo en cascada apenas se escuchaba nada.
El tontatta asintió con la cabeza y derribó con una fuerza descomunal la puerta haciendo que esta volara un par de metros. La pirata sonrió al ver el resultado; sin embargo, el agua comenzó a salir a presión arrastrándolos a ambos también. El agua en vez de ir hacia abajo se inclinó ligeramente hacia arriba hasta llegar a una nueva planta.
El agua cesó y Nailah acabó sentada de culo en el suelo, con Biscuit a un par de metros de ella. Se levantó apoyando la mano en el suelo y se acercó hasta él, para saber si estaba bien. Al parecer si y, luego, escurrió toda el agua de sus ropas formando otro charco. Observó la nueva sala a la que habían llegado, era mucho más grande que las anteriores y por alguna extraña razón, parecía tranquila.
Miró al techo y se fijó en la gran cúpula cristalina. La luz del sol incidía sobre todo el lugar, ¿ya estaba en lo alto de todo? Al menos se alegraba de ver el cielo y abandonar las profundidades de la fortaleza. Caminó recto con Biscuit a su lado y se fijó en lo grande que era la sala. Había más salidas al parecer e incluso un jardín. Parecía todo muy lujoso allí arriba, alguien debía tener mucho dinero si controlaba un lugar de tal calibre.
Sacó el Den Den Mushi de Zane que aún tenía guardado en el bolsillo y apretó el botón para llamar al pelirrojo.
-¿Dónde estás? Yo acabo de salir de una sala con agua - escuchó lo que tenía que decir el pirata - No creo que vuelva a bajar, ya veo el cielo desde aquí.
Si iban a adentrarse en una sala de fuego ella no iba a descender de nuevo; además, al parecer se habían encontrado con Balagus así que no debía haber problemas o eso creía ella. Sin embargo, una persona captó su atención cuando caminaba. Al principio pensó en su capitán y corrió hacia él, pero por los ropajes se dio cuenta de que no. En el barco habían marcado las diferencias, era aquel pirata llamado Helkan. A juzgar por su aspecto, no estaba muy bien el hombre y Nailah ya se temía lo peor.
-¿Qué ha pasado? ¿Dónde está Syxel? - Inquirió cruzándose de brazos.
- Resumen:
- -Pedirle a Biscuit que abra la puerta.
-Ser llevados por el agua hasta la siguiente sala.
-Hablar con Zane por DDM.
-Encontrarse al falso Syxel y preguntarle cosillas.
-Therax -respondió a Marc, mostrando una sonrisa-. Me alegra ver que os las habéis ingeniado para que Luka no haya acabado hecho polvo.
Una vez hubo estrechado la mano de Balagus y de Luka, apretando con fuerza en la última ocasión -¿por qué tenía la sensación de que la sardina empleaba menos fuerza para saludarle a él?-, guardó silencio y escuchó lo que tenían que decir los demás. En cuanto el gyojin planteó la opción de ir por la puerta de agua se dispuso a replicar, pero no hizo falta. Nadie aparte de él parecía ver con buenos ojos esa alternativa, así que se cruzó de brazos y aguardó a que el hombre-pez hablase con Zane y Marc.
Lo cierto era que no le gustaba en absoluto lo que se había comentado acerca de un hurto inapropiado de bandera y, como no podía ser de otro modo, la actitud del habitante del mar al respecto era bastante más beligerante que la suya. ¿Que de ser así tenía pleno derecho a sentirse ofendido y demandar una compensación? Estaba claro, pero todo llegaría en su momento.
«Pues fuego», reflexionó al tiempo que accedía a la sala que habían escogido. Él se hubiera sentido mucho más cómodo en la de viento pero, si no estaba equivocado, era allí donde se estaba desarrollando el enfrentamiento. Anulada la posibilidad de ir en esa dirección, lo cierto era que le daba igual ir hacia un lugar u otro.
Un calor sofocante golpeó de pleno su rostro al introducirse en la habitación de fuego. Su capitán se sentiría cómodo en aquel ambiente, pero a él no terminaba de agradarle. No obstante, esos pensamientos se esfumaron de su mente en cuanto contempló a la pareja de individuos que había allí. Se los habían cruzado antes, y uno de ellos se había atrevido a arrebatarle su ropa interior. Zane no tardó en hacer su correspondiente alarde de testosterona y pedirles de forma convincente que le entregasen sus banderas. Deseando que dijesen que no, el rubio avanzó hasta colocarse unos metros por detrás del pelirrojo. Cuando se detuvo, activó su Haki de observación, desenvainó parcialmente sus espadas y esperó algún tipo de reacción por parte de los sujetos.
Una vez hubo estrechado la mano de Balagus y de Luka, apretando con fuerza en la última ocasión -¿por qué tenía la sensación de que la sardina empleaba menos fuerza para saludarle a él?-, guardó silencio y escuchó lo que tenían que decir los demás. En cuanto el gyojin planteó la opción de ir por la puerta de agua se dispuso a replicar, pero no hizo falta. Nadie aparte de él parecía ver con buenos ojos esa alternativa, así que se cruzó de brazos y aguardó a que el hombre-pez hablase con Zane y Marc.
Lo cierto era que no le gustaba en absoluto lo que se había comentado acerca de un hurto inapropiado de bandera y, como no podía ser de otro modo, la actitud del habitante del mar al respecto era bastante más beligerante que la suya. ¿Que de ser así tenía pleno derecho a sentirse ofendido y demandar una compensación? Estaba claro, pero todo llegaría en su momento.
«Pues fuego», reflexionó al tiempo que accedía a la sala que habían escogido. Él se hubiera sentido mucho más cómodo en la de viento pero, si no estaba equivocado, era allí donde se estaba desarrollando el enfrentamiento. Anulada la posibilidad de ir en esa dirección, lo cierto era que le daba igual ir hacia un lugar u otro.
Un calor sofocante golpeó de pleno su rostro al introducirse en la habitación de fuego. Su capitán se sentiría cómodo en aquel ambiente, pero a él no terminaba de agradarle. No obstante, esos pensamientos se esfumaron de su mente en cuanto contempló a la pareja de individuos que había allí. Se los habían cruzado antes, y uno de ellos se había atrevido a arrebatarle su ropa interior. Zane no tardó en hacer su correspondiente alarde de testosterona y pedirles de forma convincente que le entregasen sus banderas. Deseando que dijesen que no, el rubio avanzó hasta colocarse unos metros por detrás del pelirrojo. Cuando se detuvo, activó su Haki de observación, desenvainó parcialmente sus espadas y esperó algún tipo de reacción por parte de los sujetos.
- Resumen:
- Entrar en la sala de fuego, activar el haki de observación y desenvainar parcialmente las espadas.
William White
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El compañero recogió la bandera guardándola tan rápido que tan siquiera vi donde la escondía, todo iba bien hasta que un temblor retumbó por toda la sala. Tras ello una grande cayó a unos cinco metros de mí, clavándose como si de un cuchillo se tratará.
-Eso había estado cerca- pensé mientras analizaba el caótico entorno, algunas piedras estallaban ante es suelo haciendo que numerosos cascotes salieran despedidos, otros caían en la lavas provocando salpicaduras de lava -Si me da una de esas estoy perdido- musité para mis adentros.
Simultáneamente una fuerte presencia apareció en la sala, se trataba de Zane un antiguo supernova, el cual propulsado por algún tipo de técnica se situó a mi espalda. Finalmente me amenazó, sugiriéndome que le diera las banderas y el calzoncillo de su oficial de cubierta. Asombrado por la velocidad y temeridad del hombre a partes iguales, evité ser aplastado por la piedra que se interpusó entre nosotros.
-No me dan tregua, primero aquel farsante y su guardaespaldas y ahora este con su tripulación- maldije para mis adentros.
-Me temo que se te han adelantado capitán Zane, un farsante disfrazado de un tal Syxel nos robó la nuestra- dije mientras evitaba las rocas -Respecto al calzoncillo, habla con mi amigo, aunque si me lo permites, te sugiero que sea después del derrumbamiento- dije mientras me concentraba en evitar ser dañado por los cascotes, las rocas y las salpicaduras mientras le vigilaba con el mantra, aunque vista su velocidad de poco serviría.
Este a su vez me permitió ver como nuevos individuos entraban a la sala, no sabría decir cuantos serían pero sus intenciones ya habían sido anunciadas por el pelirrojo. Mientras tanto, y si los presentes me lo permitían, trataría de dirigirme a la salida ya conocida, si es que alguno de los recién llegados dejaba la puerta abierta. En caso de que esta estuviera cerrada propondría a Zane colaborar por encontrar una salida más escondida, aunque esto siempre sería en última instancia.
-Eso había estado cerca- pensé mientras analizaba el caótico entorno, algunas piedras estallaban ante es suelo haciendo que numerosos cascotes salieran despedidos, otros caían en la lavas provocando salpicaduras de lava -Si me da una de esas estoy perdido- musité para mis adentros.
Simultáneamente una fuerte presencia apareció en la sala, se trataba de Zane un antiguo supernova, el cual propulsado por algún tipo de técnica se situó a mi espalda. Finalmente me amenazó, sugiriéndome que le diera las banderas y el calzoncillo de su oficial de cubierta. Asombrado por la velocidad y temeridad del hombre a partes iguales, evité ser aplastado por la piedra que se interpusó entre nosotros.
-No me dan tregua, primero aquel farsante y su guardaespaldas y ahora este con su tripulación- maldije para mis adentros.
-Me temo que se te han adelantado capitán Zane, un farsante disfrazado de un tal Syxel nos robó la nuestra- dije mientras evitaba las rocas -Respecto al calzoncillo, habla con mi amigo, aunque si me lo permites, te sugiero que sea después del derrumbamiento- dije mientras me concentraba en evitar ser dañado por los cascotes, las rocas y las salpicaduras mientras le vigilaba con el mantra, aunque vista su velocidad de poco serviría.
Este a su vez me permitió ver como nuevos individuos entraban a la sala, no sabría decir cuantos serían pero sus intenciones ya habían sido anunciadas por el pelirrojo. Mientras tanto, y si los presentes me lo permitían, trataría de dirigirme a la salida ya conocida, si es que alguno de los recién llegados dejaba la puerta abierta. En caso de que esta estuviera cerrada propondría a Zane colaborar por encontrar una salida más escondida, aunque esto siempre sería en última instancia.
- Resumen:
Narró un poco el derrumbé, tratando de evitar los daños utilizando las rocas grandes como sistema de cobertura entre cascotes y salpicaduras, limitándome a esquivar solo cuando es estrictamente necesario. Así mismo contestar a Zane mientras trato de huir apoyándome en la confusión del derrumbe tratando de encontrar una salida alternativa, alguna brecha las paredes del bioma o algún sitio donde ocultarme. Si me comentáis si debo asumir por "la avalancha" mp, aunque al tener agilidad al 3 y reflejos al 2, creo que no será necesario...Espero.- Aclaraciones(leer todos lo de sala):
En la anterior moderación se me dijo lo siguiente:
Mientras analizas la sala llegas a la conclusión de que no parece haber una salida a la vista. La puerta por la que habéis accedido carece de un mecanismo de apertura como el que se usa para entrar. Tu compañero coge la bandera sin que detecte presencias hostiles ni que quieran entrar en la sala. La guarda (no sabes donde) y unos segundos más tarde un ligero temblor se propaga por la sala. Grandes rocas empiezan a caer del techo, esparciéndose por la sala, algunas se rompen al llegar, otras se clavan y otras salpican lava. Habrá que tener cuidado y esquivarlas.
El lapso de tiempo me parece poco como para que os de tiempo a entrar antes delderrumbe, si me equivoco que el staff o encargado me lo diga. No quiero que al final la inocentada se haga realidad.Al parecer a Zane le comunicarón que no es un derrumbe del techo entero, pero siguen cayendo rocas del techo, o al menos así lo entiendo yo de la moderación anterior por lo que he modificado algo en post en base a lo dicho por este.
Marc, durante todo el evento voy con una identidad secreta, por lo que la indumentaria del avatar no coincide, te adjunto foto por si te sirve de referencia, pero esto lo dejé claro en la primera parte del evento así como en el diario de inicio, por si te sirve de ayuda.
Quítale la ropa de abrigo, eso sí, en el tanto a la entrada del desierto como del volcán narró de que prendas me desprendo.
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El cuerpo del contramaestre se tensó, quedando completamente inmóvil, con la mirada perdida en algún punto de la sala, sin mirar a nada en concreto. Las palabras de Slade le habían hecho entrar en un pequeño shock al que no pareció reaccionar durante los primeros segundos. Poco a poco, sus ojos fueron adoptando un tono dorado e incandescente, al tiempo que su propia presencia parecía convertirse en la de algo completamente diferente. Lentamente, la ira comenzaba a recorrer cada fibra de su cuerpo, cada vena. Su ritmo cardíaco empezó a acelerarse, al tiempo que los puños del dragón se cerraban con fuerza y un ligero temblor. Cualquiera que estuviera cerca de él en ese momento podría ver convertida su aura en algo mucho más bestial e inhumano, casi como si su fuerza hubiera aumentado de golpe, alimentada por su furia. Incluso sus dientes comenzaron a rechinar debido a la presión que estaba ejerciendo con la mandíbula. Tras una leve pausa, durante la que ni siquiera fue capaz de escuchar la voz de su compañera, volvió a la realidad como un estallido de rabia.
─ ¿¡Quién ha sido!? -Rugió al comunicador, poco después de que lo hiciera el propio Dexter- ¿¡Quién ha sido y por qué sigue aún con vida!?
La temperatura a su alrededor pareció incrementarse, y es que se estaba dejando llevar hasta tal punto que incluso sus poderes se encontraban desbocados. Negó repetidas veces, bajando la mirada para observar sus manos, que por un instante vio manchadas de sangre. Ya no estaba en la torre de Viktor, sino en un páramo frío, cubierto de inmaculada nieve. A su lado no estaban Mura, ni Dexter, ni nadie de Blue Rose. Ni siquiera podía ver a la extraña pareja a la que le habían arrebatado la bandera. En su lugar, un hombre de cabellos ardientes, junto a uno de mechones áureos y otro de nívea melena le observaban. Volvió a negar, antes de frotarse los ojos, tratando de dispersar aquella visión, pero incapaz de alejar de nuevo aquella terrible sensación de su corazón. La nieve a su alrededor se cubrió de sangre, así como los cuerpos de sus viejos compañeros, y con ellos un solo pensamiento cruzó la mente de Berthil.
─ Mura -dijo con un tono inesperadamente sereno, tras desactivar el comunicador, inhabilitando cualquier comunicación posible a través de él-. Avisa a Dexter y dile... Dile... -su cuerpo comenzó a cubrirse de escamas al tiempo que su tamaño se incrementaba y sus alas, así como la cola, brotaban a su espalda-. Que más le vale llegar a tiempo.
Se concentró en su haki de observación, extendiéndola lo máximo posible a lo largo de la estructura, tratando de localizar la presencia de Deathstroke. Centrando su atención en esta, se aseguraría de seguir la dirección en la que se encontrase. Cada paso que daba hacía retumbar ligeramente el suelo, incapaz de controlar la fuerza con la que pisaba siquiera. «No volveré a quedarme de brazos cruzados. No lo haré», se decía a sí mismo, una y otra vez, cegado por el dolor que atenazaba lo más profundo de su ser. Barba no era el miembro más cercano de los Blue Rose para él, pero no dejaba de ser un compañero, y su responsabilidad como contramaestre. No era su culpa, pero de nuevo sentía que había fallado a un miembro de su tripulación, y la impotencia que sentía había generado una rabia y una ira incontrolables. No importaba quién fuera el culpable, si el capitán no llegaba a tiempo, no quedarían más que las cenizas.
─ ¿¡Quién ha sido!? -Rugió al comunicador, poco después de que lo hiciera el propio Dexter- ¿¡Quién ha sido y por qué sigue aún con vida!?
La temperatura a su alrededor pareció incrementarse, y es que se estaba dejando llevar hasta tal punto que incluso sus poderes se encontraban desbocados. Negó repetidas veces, bajando la mirada para observar sus manos, que por un instante vio manchadas de sangre. Ya no estaba en la torre de Viktor, sino en un páramo frío, cubierto de inmaculada nieve. A su lado no estaban Mura, ni Dexter, ni nadie de Blue Rose. Ni siquiera podía ver a la extraña pareja a la que le habían arrebatado la bandera. En su lugar, un hombre de cabellos ardientes, junto a uno de mechones áureos y otro de nívea melena le observaban. Volvió a negar, antes de frotarse los ojos, tratando de dispersar aquella visión, pero incapaz de alejar de nuevo aquella terrible sensación de su corazón. La nieve a su alrededor se cubrió de sangre, así como los cuerpos de sus viejos compañeros, y con ellos un solo pensamiento cruzó la mente de Berthil.
─ Mura -dijo con un tono inesperadamente sereno, tras desactivar el comunicador, inhabilitando cualquier comunicación posible a través de él-. Avisa a Dexter y dile... Dile... -su cuerpo comenzó a cubrirse de escamas al tiempo que su tamaño se incrementaba y sus alas, así como la cola, brotaban a su espalda-. Que más le vale llegar a tiempo.
Se concentró en su haki de observación, extendiéndola lo máximo posible a lo largo de la estructura, tratando de localizar la presencia de Deathstroke. Centrando su atención en esta, se aseguraría de seguir la dirección en la que se encontrase. Cada paso que daba hacía retumbar ligeramente el suelo, incapaz de controlar la fuerza con la que pisaba siquiera. «No volveré a quedarme de brazos cruzados. No lo haré», se decía a sí mismo, una y otra vez, cegado por el dolor que atenazaba lo más profundo de su ser. Barba no era el miembro más cercano de los Blue Rose para él, pero no dejaba de ser un compañero, y su responsabilidad como contramaestre. No era su culpa, pero de nuevo sentía que había fallado a un miembro de su tripulación, y la impotencia que sentía había generado una rabia y una ira incontrolables. No importaba quién fuera el culpable, si el capitán no llegaba a tiempo, no quedarían más que las cenizas.
- Resumen:
- Preguntar quién narices se ha cargado a barba. Revivir traumas del pasado y cabrearse. Adoptar forma híbrida y extender su haki de observación para localizar la presencia de Deathstroke, dirigiéndose hacia allí de lograrlo, tras decirle a Mura que avise a Dexter de que más le vale llegar antes que él hasta el culpable. Ah, y desactivar el comunicador para que nadie pueda decirle que se esté quieto (?).
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