William White
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El barco se tambaleaba levemente a causa de el intenso combate en cubierta que presuponía, el ruido de los metales al chocar se oía a lo lejos, presuponiendo que el combate estaba siendo igualado.
-“Sigo sin estar en la cúspide”- analizaba yo mis propias cualidades.
Tras dejarme de aquellas cavilaciones analicé donde me acababa de meter. Parecía una habitación de gran tamaño de la misma madera de haya de la que estaba hecha el barco. Era elegante y estaba ordenada además olía a limpio algo que me extrañaba en las tripulaciones piratas. Ciertamente imaginé que era la cabina del capitán por lo que inmediatamente me puse a buscar tratando de encontrar alguna pista que uniera a la tripulación pirata con la isla y así descartar si eran aliados del maquiavélico doctor o simples aventureros.
Comencé a registrar inmediatamente la habitación tratando de sacar alguna información, mapa o material de interés para mis propósitos. Comencé registrando el escritorio y posteriormente la cama, la cual era blandita y acogedora. Estaba en plena faena cuando un temblor en el interior del barco me tiró sobre la cama de la habitación.
-“Eso no ha sonado a arrecife”- pensé yo recordando cuando era aun un novato hacía ya algo más de tres años.
Rápidamente comencé a apurarme a y registrar la habitación durante unos 30s segundos más antes de coger la katana del escritorio, toda la documentación posible y salir a la cubierta por el mismo sitió que había entrado, tratando de ver lo que había pasado en el exterior.
-“Sigo sin estar en la cúspide”- analizaba yo mis propias cualidades.
Tras dejarme de aquellas cavilaciones analicé donde me acababa de meter. Parecía una habitación de gran tamaño de la misma madera de haya de la que estaba hecha el barco. Era elegante y estaba ordenada además olía a limpio algo que me extrañaba en las tripulaciones piratas. Ciertamente imaginé que era la cabina del capitán por lo que inmediatamente me puse a buscar tratando de encontrar alguna pista que uniera a la tripulación pirata con la isla y así descartar si eran aliados del maquiavélico doctor o simples aventureros.
Comencé a registrar inmediatamente la habitación tratando de sacar alguna información, mapa o material de interés para mis propósitos. Comencé registrando el escritorio y posteriormente la cama, la cual era blandita y acogedora. Estaba en plena faena cuando un temblor en el interior del barco me tiró sobre la cama de la habitación.
-“Eso no ha sonado a arrecife”- pensé yo recordando cuando era aun un novato hacía ya algo más de tres años.
Rápidamente comencé a apurarme a y registrar la habitación durante unos 30s segundos más antes de coger la katana del escritorio, toda la documentación posible y salir a la cubierta por el mismo sitió que había entrado, tratando de ver lo que había pasado en el exterior.
Rylanor
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Sus compañeros parecían verdaderamente afectados por el calor, en particular Al. El rubio no había dejado de señalar hacia el horizonte desde que habían llegado a la playa. De hecho, se había planteado el preguntarle si le pasaba algo, pero la expresión decidida en el rostro del Vicealmirante le había hecho decidir no hacerlo. En fin... nunca se sabía lo que estaba pensando aquel tipo. Comprenderle era a veces casi un arte. Y entonces se fijó en que Jack iba dejando cachitos de azúcar en la arena, y Arthur hablaba solo. Comenzó a temer que a sus compañeros les diese un patatús y se quedaran inconscientes en mitad de aquel lugar. Tendría que cargar con ellos de vuelta al barco, y se perdería toda la juerga. Entonces recordó el poder del retaco pelirrojo. No podía ser el calor.
- Tiene tela que yo sea uno de los normales de aquí - murmuró, tapándose la cara con la mano.
Entonces vieron a un hombre realmente extraño, incluso para aquel variopinto grupo. Al, que parecía no haberlo visto, comenzó a hablar sobre hacerse una foto y echarse una siesta mientras Arthur les abanicaba. La idea no pintaba mal, pero no era el momento de hablar de aquello. Fue entonces cuando aquel maldito cabeza hielo se dio cuenta al fin de que no estaban solos. El pelirrojo volvió a empezar a hablar solo, mientras Jack miraba fijamente el enorme tupé del tipo. El extraño era un hombre exageradamente musculoso, más grande incluso que Kai, e iba armado con un peine. "El peine es importante, ¡seguro!" se dijo a sí mismo el marine, poniéndose en guardia.
- ¡La próxima vez empieza por ahí en vez de preocuparme! - gritó Arthur, inesperadamente.
El luchador dio un respingo y se giró hacia el recluta. ¿Cómo se podía tener tanta potencia pulmonar siendo tan bajito? Tal vez tras aquella misión le pediría permiso para hacerle algunas pruebas médicas y estudiarle. Pero en aquel momento tenían cosas más urgentes que hacer. Alzó los puños, examinando con cuidado a aquel tipo. No llevaba uniforme de la Marina ni nada que lo identificase como aliado del Gobierno. Cabía la posibilidad de que fuese un cazador o CP, aunque no les habían informado de que fuese a haber ningún agente en su punto de desembarco. Claro que cabía la posibilidad de que el cabezahueca de Al hubiese sido informado y se hubiese olvidado. La posibilidad más peligrosa, que fuese un enemigo, era demasiado factible como para no ser cauto.
- ¡Chicos! ¡Serenaos, que estamos en misión oficial! - acto seguido miró a los ojos al tipo - Caballero, soy el comodoro Kai, de la Marina. ¿Podéis identificaros y decirme qué hacéis aquí?
Se preparó para recurrir a su fuego si las cosas se ponían feas, pero pronto cambió de opinión. "Hace tanto calor que mis compañeros sin el aura de Arthur estarían fritos a estas alturas... pero atacar cuerpo a cuerpo tampoco parece factible. Es posible que sea más fuerte que yo." Usaría fuego si debía pelear, pero no centraría su ataque en él. Bajó los puños. En caso de combate, retrocedería para que sus compañeros le diesen unos segundos para preparar su Red Sword y lo eliminaría de un golpe. Aquel ataque era una técnica de asesinato que le habían enseñado en el CP, perfecta para eliminar velozmente a rivales peligrosos. De momento sólo le había fallado una vez: contra el ex-Almirante Krauser, e incluso él había sido herido.
- Tiene tela que yo sea uno de los normales de aquí - murmuró, tapándose la cara con la mano.
Entonces vieron a un hombre realmente extraño, incluso para aquel variopinto grupo. Al, que parecía no haberlo visto, comenzó a hablar sobre hacerse una foto y echarse una siesta mientras Arthur les abanicaba. La idea no pintaba mal, pero no era el momento de hablar de aquello. Fue entonces cuando aquel maldito cabeza hielo se dio cuenta al fin de que no estaban solos. El pelirrojo volvió a empezar a hablar solo, mientras Jack miraba fijamente el enorme tupé del tipo. El extraño era un hombre exageradamente musculoso, más grande incluso que Kai, e iba armado con un peine. "El peine es importante, ¡seguro!" se dijo a sí mismo el marine, poniéndose en guardia.
- ¡La próxima vez empieza por ahí en vez de preocuparme! - gritó Arthur, inesperadamente.
El luchador dio un respingo y se giró hacia el recluta. ¿Cómo se podía tener tanta potencia pulmonar siendo tan bajito? Tal vez tras aquella misión le pediría permiso para hacerle algunas pruebas médicas y estudiarle. Pero en aquel momento tenían cosas más urgentes que hacer. Alzó los puños, examinando con cuidado a aquel tipo. No llevaba uniforme de la Marina ni nada que lo identificase como aliado del Gobierno. Cabía la posibilidad de que fuese un cazador o CP, aunque no les habían informado de que fuese a haber ningún agente en su punto de desembarco. Claro que cabía la posibilidad de que el cabezahueca de Al hubiese sido informado y se hubiese olvidado. La posibilidad más peligrosa, que fuese un enemigo, era demasiado factible como para no ser cauto.
- ¡Chicos! ¡Serenaos, que estamos en misión oficial! - acto seguido miró a los ojos al tipo - Caballero, soy el comodoro Kai, de la Marina. ¿Podéis identificaros y decirme qué hacéis aquí?
Se preparó para recurrir a su fuego si las cosas se ponían feas, pero pronto cambió de opinión. "Hace tanto calor que mis compañeros sin el aura de Arthur estarían fritos a estas alturas... pero atacar cuerpo a cuerpo tampoco parece factible. Es posible que sea más fuerte que yo." Usaría fuego si debía pelear, pero no centraría su ataque en él. Bajó los puños. En caso de combate, retrocedería para que sus compañeros le diesen unos segundos para preparar su Red Sword y lo eliminaría de un golpe. Aquel ataque era una técnica de asesinato que le habían enseñado en el CP, perfecta para eliminar velozmente a rivales peligrosos. De momento sólo le había fallado una vez: contra el ex-Almirante Krauser, e incluso él había sido herido.
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Manos A La Obra
___________________________________________________________________________________________Sentía temor. La persona que pegaba aquellos gritos se iba acercando más y más a mi posición y aquello me ponía nervioso. Lo mejor de todo es que me llevaría una buena bronca si me descubriera, pero ahora ya si se da cuenta de que también fui yo quién causó el destrozo, me mataría. Y no hacía falta más que escuchar su constante queja y enfado ante tal catástrofe de la cubierta del barco. Eso era difícil reparación porque habría que contar con los materiales adecuados, que tenga la misma gama de pintura para no desentonar... ¿Pero qué leches estaba diciendo? Me había metido en un buen lío y no se me ocurría una buena manera de salir del mismo. Y durante mi navegación por los mares de mi mente en busca de una respuesta, noté como se abría rápidamente la tapa del cubo de basura en el cual me protegía. Y pude observar cómo y con qué hermosa manera una cáscara de plátano era arrojada al interior del cubo, dándome en toda la cara, antes de encerrarme de nuevo con la tapa. Casi me olvidaba de mi situación, situación de asco. No es que el cubo estuviera muy lleno, es más, si se hubiera molestado en mirar mejor el interior del cubo estaba completamente convencido de que la habría liado. Tenía que pensar en una ducha. Nada más lleguemos a costa y salga de este embrollo deberé de bañarme un rato en el mar...
Pero cambiemos al tema preocupante, ¿ha abierto el cubo y no me ha visto? Bueno, si es cierto que su movimiento fue muy rápido, y no pude ver más allá de una tez blanquecina como piel, sin embargo aunque uno no calve su mirada en algo, lo puede ver. Sí, el ojo es así de chulo. ¿O acaso nunca os ha pasado que estáis frente a frente a un amigo hablando, y que podías saber por reconocimiento ocular si se os acercaba alguien por algún lado? Sin quitarle la vista de encima, claro. Y tal vez por ello notara que los mismos pasos que se alejaban hacía unos segundos de mi posición, corregían su ruta para volver. Y tal vez ya sea buen momento de que mi mente concluya su idea para salir vivo de esta.
*Fiiiúm!* Se abrió rápidamente la tapa y un muchacho con cara de mala hostia me gritó, literalmente, "¿¡Quién coño eres tú!?". Mi cara de póquer fue demasiado. Era joven, de cabellos castaños, largos, lisos y cuidados. Usaba lentes y no vestía con el uniforme marine, aunque eso no quitaba que pudiese serlo sin problemas. Al ver que me quedaba embobado y sin decir palabra, sacó una katana y me apuntó con ella, a la par que me amenazaba para que contestase. Y lo de a continuación fue lo mejor que se me ocurrió. -Yo... Etto... Soy el... ¡Soy el carpintero del barco! -Solté en un instante. No iba a colar. No iba a colar. No iba a colar, pero de calle. Gracias, cerebro, cada vez que salga de un coche me pegaré la cabeza contra la puerta en agradecimiento -lo triste es que nunca voy en coche, así que se libra-.
En fin, ya que había empezado esa farsa, tendría que hacer al menos algo con ella. -Encantado de conocerte soy Ouma Shu, el carpintero del barco y estaba aquí en la basura, buscando una herramienta que se me había perdido. -Le dije con una sonrisa. Apartando un poco su katana, salí del cubo mientra a parte me quitaba toda la mierda que había acumulado. Y miré hacia el agujero que yo mismo hice con asombro y sin que se notase -mucho- que ya lo había visto antes. -¡Pero qué mierdas ha pasado aquí! -Exclamé sorprendido. -¿Has sido tú? -Dije con miedo a jugarme la cabeza. -Bueno mira da lo mismo, he estado escuchando los gritos y esto parece grave. Mira parece que no te fías mucho de mi, y lo veo normal cuando soy un trabajador que cobra en negro y que no está presente con los demás tripulantes, y más aún si lo encuentras en un cubo de basura. Supuestamente nadie tenía que verme hasta que todos hubieran bajado para que me pusiera con las reparaciones necesarias, pero hagamos un trato. Yo arreglaré ese estropicio a cambio de que me olvides y no reciba yo una regañina de los superiores por que se me haya visto el pelo. ¡Ah! Y también si olvidas lo de que trabajo en negro... Y también si cierras los ojos mientras yo arreglo ese desastre. -Dije rápidamente. Era lo mejor que se me había ocurrido. Lo sé, no soy el mejor actor del mundo, pero tal vez le interesase el trato. -De esta forma nadie te echará la culpa por un destrozo inexistente y a mi no me dejarán un mes sin cobrar. ¿Qué te parece? ¿Trato? -Le dije mientras le tendía la mano, aunque seguramente por el olor rechace el dármela. En fin, veamos cómo salgo ahora de esta, porque si esto no cuela, tendré que sacar mi vara...
Pero cambiemos al tema preocupante, ¿ha abierto el cubo y no me ha visto? Bueno, si es cierto que su movimiento fue muy rápido, y no pude ver más allá de una tez blanquecina como piel, sin embargo aunque uno no calve su mirada en algo, lo puede ver. Sí, el ojo es así de chulo. ¿O acaso nunca os ha pasado que estáis frente a frente a un amigo hablando, y que podías saber por reconocimiento ocular si se os acercaba alguien por algún lado? Sin quitarle la vista de encima, claro. Y tal vez por ello notara que los mismos pasos que se alejaban hacía unos segundos de mi posición, corregían su ruta para volver. Y tal vez ya sea buen momento de que mi mente concluya su idea para salir vivo de esta.
*Fiiiúm!* Se abrió rápidamente la tapa y un muchacho con cara de mala hostia me gritó, literalmente, "¿¡Quién coño eres tú!?". Mi cara de póquer fue demasiado. Era joven, de cabellos castaños, largos, lisos y cuidados. Usaba lentes y no vestía con el uniforme marine, aunque eso no quitaba que pudiese serlo sin problemas. Al ver que me quedaba embobado y sin decir palabra, sacó una katana y me apuntó con ella, a la par que me amenazaba para que contestase. Y lo de a continuación fue lo mejor que se me ocurrió. -Yo... Etto... Soy el... ¡Soy el carpintero del barco! -Solté en un instante. No iba a colar. No iba a colar. No iba a colar, pero de calle. Gracias, cerebro, cada vez que salga de un coche me pegaré la cabeza contra la puerta en agradecimiento -lo triste es que nunca voy en coche, así que se libra-.
En fin, ya que había empezado esa farsa, tendría que hacer al menos algo con ella. -Encantado de conocerte soy Ouma Shu, el carpintero del barco y estaba aquí en la basura, buscando una herramienta que se me había perdido. -Le dije con una sonrisa. Apartando un poco su katana, salí del cubo mientra a parte me quitaba toda la mierda que había acumulado. Y miré hacia el agujero que yo mismo hice con asombro y sin que se notase -mucho- que ya lo había visto antes. -¡Pero qué mierdas ha pasado aquí! -Exclamé sorprendido. -¿Has sido tú? -Dije con miedo a jugarme la cabeza. -Bueno mira da lo mismo, he estado escuchando los gritos y esto parece grave. Mira parece que no te fías mucho de mi, y lo veo normal cuando soy un trabajador que cobra en negro y que no está presente con los demás tripulantes, y más aún si lo encuentras en un cubo de basura. Supuestamente nadie tenía que verme hasta que todos hubieran bajado para que me pusiera con las reparaciones necesarias, pero hagamos un trato. Yo arreglaré ese estropicio a cambio de que me olvides y no reciba yo una regañina de los superiores por que se me haya visto el pelo. ¡Ah! Y también si olvidas lo de que trabajo en negro... Y también si cierras los ojos mientras yo arreglo ese desastre. -Dije rápidamente. Era lo mejor que se me había ocurrido. Lo sé, no soy el mejor actor del mundo, pero tal vez le interesase el trato. -De esta forma nadie te echará la culpa por un destrozo inexistente y a mi no me dejarán un mes sin cobrar. ¿Qué te parece? ¿Trato? -Le dije mientras le tendía la mano, aunque seguramente por el olor rechace el dármela. En fin, veamos cómo salgo ahora de esta, porque si esto no cuela, tendré que sacar mi vara...
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Las lágrimas empiezan a brotar.
La misma situación para todos. 6:53 PM. Los que tengan haki mantra lv 3 o más siguen notando presencias extrañas en la niebla, un grandioso poder…
Si tienes haki mantra lv 4, puedes darte cuenta de que la niebla en la que estás, proviene de alguien o algo demasiado poderoso.
Parece que no solo eso, desde el cielo se pueden escuchar gritos de pájaros que resuenan en todas las posiciones. Esto es realmente extraño.
Niebla verde: Empiezan a caer rayos aleatoriamente y todos estáis en peligro. Los climatólogos de lv 45 o más saben que hay una lluvia de rayos y que no es bueno no estar a cubiertos.
Niebla azul: Empieza a hacer un frío enorme, que empieza a enfriar vuestros cuerpos absurdamente. Deberíais moveros o encontrar un lugar donde refugiaros.
Niebla naranja: Muchos empezáis a sentir una sed tremenda, así que los que no tengan agua… Estáis en problemas.
- 1 (Dexter, Death y Worgulv):
Seguís peleando.
- 2 (Bleyd):
Empiezas a caminar por aquel lugar desértico. Entonces encuentras algo. Son cactus extraños que parecen estar rellenos de un líquido transparente, posiblemente agua. No los reconoces, así que no sabes si serían o no comestibles. ¿Qué harás?
- 3 (Kasan):
Comienzas a tener demasiado calor y empiezas a marearte. Necesitas agua y estás sudando.
- 4.a (Mura, Akagami, Ryuta, Rhapsodia, Nagato):
Akagami, dentro del baúl hay algo extraño. Una fruta que parece un racimo de cerezas, pero extraño. Es de color azul y tiene unos círculos blancos con bordes dorados dibujados... ¿No será esto una akuma no mi? Pero, es extraña, no es como las demás. Esta no tiene espirales.
Bueno, los demás habéis conseguido llegar hasta vuestro destino, encontrando al capitán. Habéis tenido suerte.
- 4.b (Max):
Parece que sigues avanzando cuando de pronto encuentras un cactus, justo lo que buscabas. Desgraciadamente es un cactus extraño, y no sabes si el agua que tiene dentro es potable. Puedes arriesgarte a hidratarte con eso, pero puede salirte mal. Tú decides.
- 5 (Flea):
- Gracias por ayudarme, buen hombre. Permíteme que yo le ayude a usted. Si puedes escapar, hazlo, esta isla no es la adecuada para los aventureros. – Te dice mientras recoge frutas y las deja en un cesto. De pronto empiezan a salir animales extraños… ¿O son flores?
Son azules y parecen estar babeando, con unos ojos tristes y una planta en su cabeza. De pronto empiezan a salir decenas de ellos que os atacan. El tipo saca dos dagas y empieza a defenderse. - ¿Ves por qué lo decía?
NOTA: Puedes hacer acciones cerradas a las flores
http://cdn.bulbagarden.net/upload/thumb/2/2a/044Gloom.png/250px-044Gloom.png- Spoiler:
- 6 (Heaten y Kuro):
De pronto, entre choques del capitán y el sapo extraño, el marine consigue vencer. Un puñetazo fuerte impacta en la cara de ese monstruo marino y lo lanza unos metros hacia atrás. No espera ni un minuto más y el capitán se lanza a por él, saltando muy alto para aterrizar con un codazo en el estómago del sapo, reventando sus costillas, pulmones y corazón. Uno menos.
Mientras el espadachín novato, o al menos por su rango, parece estar decidido a acabar con el otro. Sus ojos empiezan a brillar y parece que una llama se enciende en su frente. De pronto sus manos se rodean de fuego o algo por el estilo, y sujetando su arma transparente y extraña, se lanza con velocidad a por el enemigo. Como un rayo, en cuestión de un segundo, se coloca a la espalda del sapo mientras envaina la katana. Justo cuando lo hace, un montón de sangre salta desde el pecho de la bestia hacia vosotros. Ese bicho no volverá a hacer daño, ha sido partido en dos.- Heaten:
Has desarrollado una técnica extraña. Eres capaz de rodear el filo de tu arma con ondas cortantes. De este modo el filo del arma, mientras esta técnica esté en uso, aumenta 0’5 en la escala de Mohs. Lo malo es que tan solo puedes utilizar esta técnica por dos turnos seguidos. Necesita también dos turnos más de espera para poder utilizarse de nuevo.
- Kuro:
Nueva técnica: Durante un breve periodo de tiempo, tu concentración aumenta. De esta forma tus reflejos y tu capacidad de reacción es el doble de un humano normal, y tu velocidad aumenta x2. Solo puede ser activada por dos turnos seguidos y necesita tres turnos de recarga.
- 7 (Etsu):
Sigues peleando
- 8 (Gajeel):
Sigues peleando
- 9.a (Leonel y Sawn):
Has conseguido disipar la niebla, pero poco a poco se va formando de nuevo. ¿Qué será? Es realmente extraña. En poco tiempo la niebla ha vuelto a cubrir el área. Al menos eso ha servido para que tu compañero te vea y se suba contigo, ya podéis ir a la isla sin dejaros nada.
- 10 (Nolan):
Consigues atrapar las piedras y hacer tu pregunta, pero es tarde. Las dos rocas se lanzan a por vosotros sin pensar ni un segundo en la pregunta. Al parecer no te entienden. La roca grande golpea con velocidad a la chica en la cara, y la lanza hacia un lado con fuerza. Ésta tiene la nariz sangrando y se levanta con esfuerzo.
La roca más pequeña se lanza a por ti, con velocidad. Te lanza un puñetazo con gran fuerza directo al estómago y justo después de ese, te lanza un segundo puñetazo al pecho, con fuerza.
https://www.onepiece-definitiverol.com/t14777-batalla-contra-las-rocas-nolan- Spoiler:
Eres nivel 1, por lo que no puedes parar una roca que viene con velocidad y fuerza hacia ti con tu mano. Léete las profesiones que tienes y evita extralimitarte. Esta vez te la dejo pasar.
- 11 (Al, Arthur, Jack y Kai):
- ¿Qué opinas, tupé? – Preguntaba al aire mientras peinaba su cabello. - Son gente extraña. – Se respondía a sí mismo con una voz más aguda de lo normal y sobreactuada. - Puede que intenten quitarnos el secreto de la gomina. – Prosiguió con la voz aguda.
De pronto, y sin venir a cuento os mira con cara de circunstancia, pero no podéis saberlo ya que lleva gafas de sol y su boja está en el lugar de su mejilla. Os está apuntando con su peine y, sin esperar a nada os lo lanza.
El peine va con velocidad hacia la cara de Jack, ya que al parecer no le ha gustado que un hombre tenga más maquillaje que él. Ten cuidado, el peine es un simple peine normal y corriente.- Spoiler:
- 12 (Bya, Theo, Yoko y Viole):
La puerta sale disparada y dentro hay algo inesperado. Hay un animal de pelaje azulado durmiendo que se despierta de golpe, al chocar la puerta contra la pared. Es un animal extraño y pequeño, una especie de oso extraño con orejas puntiagudas y regordito. Parece asustado ya que está en una esquina temblando y no es capaz de moverse. Parece que habéis encontrado un animal inusual y, por si fuera poco, lo habéis asustado. Sois mala gente.- Spoiler:
- 13 (C.K):
Llegas donde está tu jefe, pero los demás no aparecen. El granizo sigue cayendo cada vez más fuerte.
- Parece ser que los demás no llegan. Iré a investigar, tal vez había algo que no esperábamos. Los demás esperar aquí, menos CK que deberá acompañarme. – Dice para inmediatamente después salir corriendo como un rayo, usando el soru.
Al parecer, al poco tiempo llega a un lugar nevado, donde tan solo hay sangre en la nieve. No hay rastros de los demás, tan solo pisadas y signos de peleas, que acaban en ese lugar. El jefe saca su DDM y avisa a los demás, pero al parecer no funciona. Esto parece extraño y peligroso.
- CK, esto es peligroso, parece ser que aquí ha habido una batalla, y no parece que nuestros compañeros hayan ganado.
- 14 (Frog):
Caminas por el bosque y llegas a un extremo del puente. Puedes ver que hacia el noroeste, detrás de ti, hay una sombra grande entre los árboles. Puedes ir hacia ese lugar o cruzar el puente. ¿Cuál será la mejor opción?
- 15 (Der, Reira y Rebeka):
Gangplank se ha quedado en el barco y vosotros habéis salido volando. Vais en dirección donde Der ha visto a los animales y acabáis por llegar. Hay mucha vegetación. De pronto podéis ver algo entre la maleza… ¿Una flor que se mueve? No, espera… Está saliendo de ahí y no es lo que pensabais… Es una especie de animal extraño, un perro/sapo verde azulado, con una flor a su espalda, de color verde. Parece como si le hubiesen implantado esa cosa. Tiene cara de enfadado, yo no me fiaría mucho de esa cosa.
http://33.media.tumblr.com/824225f61b9e0efb7e7405f8c9579f6c/tumblr_inline_n02v2fiaLp1r14c1g.png
- 16 (Empa, Deri, Nemo, Amy):
El ángel, tras ser liberado, cae al suelo de rodillas. Parece demasiado débil y tiene serias heridas en su espalda, posiblemente de latigazos. - G…Gracias… - Le dice a Amy con voz débil.
Tras las palabras de Deri, el ángel asiente con la cabeza e intenta levantarse. Al parecer entiende que lo habéis salvado. - No vayáis… a la isla. Es peligroso… - Dice con voz temblorosa. ¿Qué ocurrirá en la isla?
El ángel empieza a caminar y coge una bolsa de entre los escombros y de ella saca unas medicinas. Empieza a curarse las heridas y las más graves se las cose a una gran velocidad y acaba inyectándose algo que parece que le devuelve un poco la fuerza. Tras la marcha de Derian del barco, el ángel agarra a Amy y sale volando detrás del vampiro. Cuando se da cuenta de las heridas que éste tiene, no duda en servirle ayuda.
- Yo puedo ayudarte… Por cierto, … soy Kyle. – Tras esas palabras observa las heridas desde cerca y de la bolsa de antes saca aguja, hilos y varios antibióticos, para con una grandiosa velocidad coser las heridas más graves y curar las leves. Aunque por suerte, al absorber la energía del capitán, las heridas no eran para tanto.
Mientras tanto Nemo con la katana que se ha encontrado va hacia cubierta, y puede fijarse en algo. Cerca hay un barco con el mástil roto. El problema es que el barco donde está se encuentra hundiéndose poco a poco.- Ángel:
- Derian:
Nueva técnica. Mientras absorbes la sangre de alguien, tus heridas se curan el doble de rápido, como si absorbieras la energía.
- 17 (Rose, Mido y Kabil):
Desde el cielo parece que veis dos barcos, aunque uno está partido por la mitad y en el otro, hay unas sombras en cubierta. Podéis bajar o seguir volando en busca de tierra firme.
- 18 (Johnny):
Cuando gritas alguien parece escucharte, y aparece un tipo extraño con gafas de pasta. Al parecer dice ser el médico del navío y te observa. No pareces tener nada grave, por suerte, y te ofrece un té medicinal para sentirte mejor. Si te lo bebes tendrás ganas de ir al baño a… Bueno, ya me entiendes. Lo bueno es que te sentirás mejor y ya podrás empezar a moverte.
- 19 (Akashi):
Aquellos golpes han funcionado, y has logrado vencer a la extraña babosa. Lo malo es que se ha puesto a correr a una gran velocidad y no serás capaz de alcanzarla, aunque puedes intentarlo. Puedes ver en el suelo un objeto extraño, una especie de colgante con forma de copo de nieve rojo. ¿Qué será?
- 20 (Teobaldo):
Sigues avanzando por el cielo, a manos de ese dragón humanoide extraño que parece que habla solo. De pronto encuentra una casa en mitad de la montaña y desciende. Abre la puerta de una patada y dentro no hay nada, tan solo un armario, una chimenea y una cama. Te reposa en ese lugar y empieza a romper el armario, para lanzar trozos de madera a la chimenea y encenderla con su aliento de fuego.
- 21 (Keth):
La puerta estaba abierta, pero no parece haber nadie dentro. Es una casa pequeña, sin mucha cosa. Hay una cama, un sofá y una mesa con sillas. Encima de la mesa hay una cesta con un montón de frutas extrañas. Unas son plátanos con forma de pera, otras son manzanas deformes, otras unas uvas de color rosas y una es una naranja con círculos dorados y verdes.
- Vaya, parece que alguien estaba preparando un banquete. – Dice el chico que se sienta en una silla y agarra un plátano con forma de pera. Lo pela y se lo come. - Deliciosa. Esta fruta está buenísima. ¡Comed!
Los demás se sientan en el sofá y la skypiana coge una fruta, una manzana deforme y la mira detenidamente. - No pasará nada por comerme una. Supongo.
- 22 (Kuroi y Kaede):
El hombre abre la puerta y entra al edificio y todos vais detrás. Dentro tan solo hay ordenadores y mesas. Al parecer no hay nadie, aunque… Al fondo de la sala hay algo. Unas escaleras hacia arriba y un poster algo “sugerente”, por lo que el padre le tapa los ojos al niño. - No mires eso, hijo, aún eres pequeño.- Spoiler:
- http://creative-ads.org/wp-content/uploads/2014/03/Jessica-Nigri-Pokemon-Costume-Hot-4.jpg
- 23 (Pato):
Empiezas a tener un fuerte mareo y caes de culo en las escaleras, recostado en la pared. Tal vez deberías pedir ayuda a tus compañeros…
- 24 (Drake Ray):
Sigues peleando.
- 25 (Rocket y Xanxus):
Entras al edificio y Xanxus parece quedarse atrás, con mala cara, ya que le empieza a doler el estómago. Dentro no puedes ver casi nada, tan solo cajas de cartón llenas de polvo y vacías, artilugios extraños y estropeados. Al fondo a la derecha puedes ver unas escaleras. Unas suben al piso de arriba, las otras van hacia abajo.
Puedes ir hacia arriba, hacia abajo o ir a ver qué le pasa a Xanxus.
- 26 (Acaelus):
Parece que encima del tablón navegas sin rumbo, hasta llegar a un bosque extraño. Has tragado mucha agua y te has desmayado.
- 27 (Drako y Saske):
Empezáis a correr y parece que os habéis salvado, aunque… Saske tiene mala cara. Está cada vez más pálido y parece que se está mareando.
De pronto llegáis a una zona llena de flores y plantas azules con hojas verdes, pero… Hay algo raro. Las plantas empiezan a moverse y les salen pies, ojos y bocas. De pronto empiezan a envestiros. Son cientos de ellas y no pararán hasta derrotaros. Los reclutas pelean por sobrevivir, cortando y derrotando a cada una de ellas.
NOTA: Podéis hacer acciones cerradas a las plantas
http://cdn.bulbagarden.net/upload/thumb/4/43/043Oddish.png/250px-043Oddish.png
- 28 (Drake Kyra):
Has bajado y te encuentras en un pasillo totalmente blanco, con luces fluorescentes en techo y suelo. Puedes ver algo extraño, en las paredes hay vidrios antibalas, súper resistentes y detrás animales extraños que se encuentran en unas especies de peceras, conectadas a máquinas. ¿Qué es esto? Parece una especie de laboratorio… No puedes ver ninguna puerta para pasar hacia ese lugar, y parece que el pasillo es largo. Aunque puedes percatarte de algo, una sala con una puerta abierta, donde hay ordenadores y pantallas. ¿Qué será?
- 29 (Esmejit):
Solo queda la tortuga, pero entre el espadachín y la francotiradora acaban con ella. Ahora no queda ningún enemigo y estáis a salvo. Puedes ver que la cueva tiene unas profundas escaleras por las que no puedes ver el final. Están oscuras y no se ve nada.
- Deberíamos bajar por aquí y refugiarnos de la calor. Está empezando a afectarme. - Dice el espadachín. Los demás asienten con la cabeza y por fin la chiquilla de la herida está curada.
Se acercan a la cueva y empiezan a bajar por la oscuridad. No se puede ver nada, alguien debería iluminar antes de que haya un accidene.- Spoiler:
Has desarrollado una nueva técnica.
Esta técnica te permite imbuir en una fina capa de escarcha un objeto no más grande que tu puño. De esta forma haces que el objeto se enfríe y tenga más tenacidad. También puedes congelar pequeños líquidos, no más de medio litro.
- 30 (Roy):
Parece que reposar te ha ido bien, y ahora te sientes con energías y no te duele nada. Tienes suerte, ya puedes seguir explorando la isla.
Aunque de pronto, cuando menos te lo esperas cae un rayo cerca de vuestra posición, alcanzando a todos tus compañeros. Por suerte te salvas, pero te quedas solo…
- 31(Kaito, Edward y Sinclair):
Seguís peleando.
- 32 (Rong):
Sigues peleando
- 33 (Rowan y Eoghan):
Parece que comenzáis a escalar hasta llegar a la cima, pero hay algo que no esperabais: Estáis realmente cansados.
Os habéis quedado casi sin energías y delante vuestro hay un extraño edificio negro con parabólicas por todos lados y una gran puerta. ¿Qué haréis?
- 34 (Desconocido):
Alguien viaja por el cielo de una u otra manera, pocos pueden verlo, pocos pueden sentirlo.
- 35 (Angle):
- Malos como vosotros. Haber malos como vosotros. – Decía sin parecer fiarse aún. - Mis hermanos ser cazados y no verlos. Ser peligroso. Yo no fiarme.
No parecía que se iba a fiar tan fácilmente, cuando de pronto algo se escucha. Son unos rugidos enormes que salen del estómago del gigante. Al parecer tiene hambre. Todos empiezan a reunirse a los pies de éste y el barco queda amarrado. El chico de la katana se sienta al lado de la cabeza del gigante. - Parece que usted tiene hambre, gran caballero. No es mucho, pero… - Dice mientras saca un trozo de pan de su bolsillo y se lo ofrece al gigante. - Será mejor que comas.
- 36 (Sandor):
Te golpea con fuerza en el estómago y te envía lejos de un solo golpe. Te duele demasiado, parece que estás en problemas.
- 37 (Sbun):
De pronto, mientras atacas al oso, el tipo del bañador se levanta del suelo. - ¡Mierda! ¡¿Lo tengo que hacer yo todo?! – Grita con rabia.
Antes de que puedas dar al oso, el tipo se lanza con una patada voladora que le da en toda la cara al oso y le destroza los dientes, dejándolo K.O. Parece enfadado en hombre, y te da una palmada en el hombro derecho, dislocándotelo y haciendo que sientas un dolor insoportable. - Para la próxima hazme caso y corre, pequeño saltamontes. - Termina con una sonrisa.
- 38 (Xiba):
El marine saca unas esposas y te intenta atrapar. Vaya…
Aunque la mala suerte no termina. Un rayo cae encima del barco y parece que ha destrozado parte de cubierta y el mástil. Estáis en problemas.
NOTA: Has sido saltado por afectar a mi moderación.- Spoiler:
- 39 (Joseph):
Has llegado a un lugar bastante iluminado. El suelo es de baldosas blancas al igual que las paredes y el techo. Hay luces por el suelo y el techo y un largo pasillo delante de ti. Por si fuera poco a tu derecha tienes una sala con muchas máquinas y botones, y puedes ver claramente un botón más grande que los demás, en la pared, de color rojo. Un cartelito justo encima que dice “tocar solo en casos de emergencia”.
- 40 (Quién sabe):
Nadie sabe quién es, pero viaja desde el cielo por un lugar nevado. Sus tripas rugen con fuerza y está algo cansado.
- 41 (Alguien):
Algo vuela entre la niebla naranja y caliente. ¿Qué será?
- 42 (Mercedes):
Cada vez falta menos para que el barco se hunda. Tus pies se empiezan a sentir el agua.
NOTA: Siguiente moderación entre el día 7 a las 17:40 al día 8 a las 17:40. Si me retraso será por problemas, aunque dudo hacerlo como esta vez. Por favor, no avasallarme a preguntas de cuando moderaré.
AlexEmpanadilla
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¿Peligroso? Peligroso es el segundo nombre de Alex. El primero es "Soy un psicópata muy". En fin, el médico decide que en ese barco no hay nada más que hacer, así que se interesa por el ángel encerrado. Unas alas como aquellas le vendrían muy bien a él, para poder volar. Aunque en realidad ya podía volar, pero tener alas grandes y emplumadas tenía que ser una chulada. O un incordio. Miró con desagrado las alas, pensando en qué clase de hortera querría tener algo así en la espalda.
- Oye... tú... Kyle -le dice, con un tono neutro-. Me gustan esas alas. Bueno, no. El caso... -señala las heridas curadas de Derian-. Veo que no eres un inútil en medicina...me caes bien. Y eso ya es más de lo que puedo decir de mucha gente. Incluido Derian... no, sobre todo Derian. -el médico ignoraba la presencia del vampiro, la verdad es que le traía sin cuidado que el vampiro estuviese allí. Le habría gustado "curarlo" echándole ácido en las heridas, pero ya sería en otra ocasión.
Dejando de lado los instintos homicidas (más bien Derianicidas) del doctor, Alex se encogió de hombros y le preguntó al ángel:
- Oye... me gustaría compartir secretos de oficio contigo en alguna ocasión. Toma mi tarjeta... -el médico le tendió una tarjeta de cloro sólido, donde ponía:
Luego añadió:
- Bien... no te preocupes, podemos ir a la isla esa. Derian no será muy listo, pero es un muro de carne bastante útil. -el médico se crujió los dedos-. Pero si quieres, ve a mi barco y descansa... ¡Pero no toques mis empanadillas!
Tras eso, el médico se elevó en el aire, y miró a Amy. La chica había resultado ser compasiva con un ángel que podía ser un apoyo bastante bueno para el doctor, y además sabía conducir un barco con un bastón. Sin duda era una caja de sorpresas.
- Bien, tú, novat... Amy -le tendió la mano a la científica-. ¿Vamos a esa isla? -preguntó.
- Oye... tú... Kyle -le dice, con un tono neutro-. Me gustan esas alas. Bueno, no. El caso... -señala las heridas curadas de Derian-. Veo que no eres un inútil en medicina...me caes bien. Y eso ya es más de lo que puedo decir de mucha gente. Incluido Derian... no, sobre todo Derian. -el médico ignoraba la presencia del vampiro, la verdad es que le traía sin cuidado que el vampiro estuviese allí. Le habría gustado "curarlo" echándole ácido en las heridas, pero ya sería en otra ocasión.
Dejando de lado los instintos homicidas (más bien Derianicidas) del doctor, Alex se encogió de hombros y le preguntó al ángel:
- Oye... me gustaría compartir secretos de oficio contigo en alguna ocasión. Toma mi tarjeta... -el médico le tendió una tarjeta de cloro sólido, donde ponía:
Alex Cooper. Mayorista. Doctor a tiempo parcial.
Luego añadió:
- Bien... no te preocupes, podemos ir a la isla esa. Derian no será muy listo, pero es un muro de carne bastante útil. -el médico se crujió los dedos-. Pero si quieres, ve a mi barco y descansa... ¡Pero no toques mis empanadillas!
Tras eso, el médico se elevó en el aire, y miró a Amy. La chica había resultado ser compasiva con un ángel que podía ser un apoyo bastante bueno para el doctor, y además sabía conducir un barco con un bastón. Sin duda era una caja de sorpresas.
- Bien, tú, novat... Amy -le tendió la mano a la científica-. ¿Vamos a esa isla? -preguntó.
Byakuro Kyoya
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Byakuro hundió la puerta. No pensaba tener tanta fuerza. Su tinta se reabsorbió hasta que sus manos volvieron a su estado habitual. El cazador vio un animal corretear por la sala, asustado. El ruido de los ronquidos debía provenir de aquel animalito de extraña apariencia. Byakuro entró en la sala y la observó con detenimiento. Tras mirar alrededor, se acercó al animal, centrando su mantra en él para evitar posibles ataques sorpresa. El chico avanzaba despacio, y llevó la mano a la bolsa de cosas, de donde sacó una de sus eternas bolsas de malvaviscos. Le lanzó uno de los dulces a los pies del animal y esperó a ver su reacción. Si el oso orejas picudas aceptaba, sacaría más malvaviscos y se los dejaría en el suelo, en un montón. En caso contrario, lo dejaría tranquilo en su esquina mientras revisaba el resto de la casa, aunque por su tamaño, no parecía que pudiera haber gran cosa en ella.
- Vale... al menos aquí deberíamos estar más frescos. Espero que podamos encontrar algo para refrescarnos, este calor empieza a ser bastante agobiante... -ciertamente, el cazador era resistente al calor, pero aquella temperatura en aumento empezaba a molestarle sobremanera, e incluso se quitó la ropa hasta quedar en pantalones y botas, mostrando su cuerpo marcado por las cadenas. Guardó su camiseta en la mochila y se colgó la chaqueta de la cintura.
- Vale... al menos aquí deberíamos estar más frescos. Espero que podamos encontrar algo para refrescarnos, este calor empieza a ser bastante agobiante... -ciertamente, el cazador era resistente al calor, pero aquella temperatura en aumento empezaba a molestarle sobremanera, e incluso se quitó la ropa hasta quedar en pantalones y botas, mostrando su cuerpo marcado por las cadenas. Guardó su camiseta en la mochila y se colgó la chaqueta de la cintura.
Der
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Derek aterrizó en la zona más despejada que encontró entre un montón de maleza y árboles bajos. Bajo aquellos árboles estarían a cubierto de las inclemencias del tiempo, o al menos eso esperaba. Rayo hacía ruidos nerviosos mientras parecía olfatear el aire.
- Están aquí, tened cuidado -dijo el chico mientras se preparaba para cualquier cosa. Cualquier cosa, menos una flor que se movía, encima de lo que parecía una especie de sapo verde y raro, del tamaño de un perro-. ¿Pero qué...?
El animal parecía enfadado, por lo que tal vez la mejor opción fuera no acercarse mucho. El chico suspiró y se agachó, hasta tener al animal a su altura. Lo observó durante unos instantes y acercó la mano para que el bichejo verde lo tocase. No le preocupaba mucho que el animal pudiese morderlo, al fin y al cabo.
- Este no debe ser el único ejemplar. Hay que estar alerta, tal vez haya más por los alrededores. -dijo el chico, mientras miraba con indiferencia al perro sapo vegetal verde.
- Están aquí, tened cuidado -dijo el chico mientras se preparaba para cualquier cosa. Cualquier cosa, menos una flor que se movía, encima de lo que parecía una especie de sapo verde y raro, del tamaño de un perro-. ¿Pero qué...?
El animal parecía enfadado, por lo que tal vez la mejor opción fuera no acercarse mucho. El chico suspiró y se agachó, hasta tener al animal a su altura. Lo observó durante unos instantes y acercó la mano para que el bichejo verde lo tocase. No le preocupaba mucho que el animal pudiese morderlo, al fin y al cabo.
- Este no debe ser el único ejemplar. Hay que estar alerta, tal vez haya más por los alrededores. -dijo el chico, mientras miraba con indiferencia al perro sapo vegetal verde.
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La rana llego al bosque. Era algo normal, lo único distinto en este era la extraña niebla verde que lo cubría. Empezó a caminar por el bosque, todo era tranquilo temporalmente. A lo lejos se podía el inicio de un puente, ese era el camino que debía seguir. Se acercó lentamente, nada lo podría detener, o si. Al llegar cerca al puente, observo hacia atrás y logró ver una gran sombra detrás de un árbol, la espesa niebla no le dejaba ver muy bien. La curiosidad le decía que debía ir a ver, pero la razón le aconsejaba que no. Finalmente la curiosidad venció a su razón.
" Espero no arrepentirme de esto". Pensó mientras dando pequeños saltos se acercaba al lugar.
No sabía que encontraría en aquel lugar, pero probablemente sería algo interesante. De esa forma, con mucha precaución se acercaría a ese lugar...
" Espero no arrepentirme de esto". Pensó mientras dando pequeños saltos se acercaba al lugar.
No sabía que encontraría en aquel lugar, pero probablemente sería algo interesante. De esa forma, con mucha precaución se acercaría a ese lugar...
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Al fin, sus golpes conectaron y le dieron la victoria. Esa cosa terminó por huir como un cobarde. Akashi sonrió de felicidad, había ganado y ahora estaba mucho más tranquilo. Suspiró mientras veía a la mujer-babosa alejarse entre la niebla. Podía seguirlo, pero no era necesario. Tenía que llegar a la isla y el camino que más parecía llegar era por donde estaba caminando. Se dio media vuelta y con su pie tocó algo, se giró para verlo y era un extraño colgante con un copo de nieve rojo… ”Le vendría bien a Asuna, lo guardaré para ella. O quizás lo pueda vender para ganar algo de dinero… Ya lo pensaré en un futuro. – pensaba mientras lo agarraba y se lo ponía en su cuello. La mejor forma de mantenerlo a salvo era con él y rodeando su cuello.
– Bien, sigamos. – dijo mientras empezaba a caminar. No sin antes, de su mochila, sacar un poco de comida. Luego empezó a comer mientras caminaba, manteniendo sus cinco sentidos alerta y también, apoyándose de su Kenbunshoku, que en su batalla había demostrado ser de mucha utilidad. ”Aunque, también noté que me falta experiencia… Salí con demasiadas heridas ante ataques muy simples… Debo ser más fuerte.” – pensaba mientras se tragaba el último pedazo de su comida. Comió tan solo un poco de carne, hecha con anterioridad. – Espero llegar a la isla pronto. Solo quiero salir de este clima de mierda. – dijo mientras guardaba sus manos en los bolsillos. Y volvía a caminar por el mismo camino, esperando quizás, llegar pronto a la isla y también no tener más inconvenientes. Solo eso quería.
- Resumen:
- Veo como mi rival se larga. Recojo el colgante, como algo de mi mochila y luego camino por el mismo camino que venía.
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No sabría decirte cuanto tiempo abre caminado e intentado con todas mis fuerzas no perder la cordura con este calor inmenso, junto con mucho sudor que cada vez se hacía más difícil ver lo que tenía delante. Tuve una gran sonrisa cuando en mi campo de visión pude notar lo que parecía un cactus, pero esa sonrisa se borro de mi cara cuando me acerque y pude notar que definitivamente desconocía la forma de este. “Hay una gran posibilidad que no sea potable lo que contenga.” Sabía muy bien lo que me pasaría si bebiese su agua y al final no sea potable, ya lo había hecho y era horrible. Mis opciones se acababan o más bien solo eran dos, tomar el agua con el peligro de que está este contaminada o irme de ahí en busca de otro cactus mejor que el que ya tenía frente a mí con un muy alto porcentaje de que muriera en el intento.
-Qué demonios tengo que hacer. Me muero de sed no puedo pensar con claridad. (Me tiro al piso quedándome de rodillas frente al cactus que en mis pupilas eran un manjar en ese momento)
No tuve más remedio que acercarme lentamente pues estaba tan cansado que era difícil hasta caminar, ensuciándome así los pantalones y rompiéndolos un poco. Avanzaba bastante lento, como si ni siquiera tuviera ganas de moverme, respirando con la boca de una forma tranquila pero exhalando mucho aire en el camino dando mis primeros inicios de tos pues tenía bastante seca la boca. Casi parecía como si no me hubiera acercado ni un centímetro al cactus no importa que tanto tiempo intente acercarme, no parecía que pudiera llegar hasta él. Después de ver que era inútil, con todas mis fuerza intente levantarme hasta lograrlo y a continuación tome mi espada acercándome unos metros al cactus hasta lograr cortarlo, no por la mitad si no que una de las extrañas formas que sobresalían de este y proseguí a hacer lo mismo con todas las que tenía el cactus. Después de esto me arrodille al lado de los pedazos que habían caído al suelo intentando agarrarlos lo cual era algo difícil si te pones en mente que el sudor en mis ojos y la niebla naranja no me dejaban ver mucho que digamos.
-Un poco mas y ya estaré disfrutando de un poco de agua. (Dije cuando agarre con mis manos una de las partes que corte del cactus)
Agarre con bastante fuerza e intente exprimir, el ya dicho pedazo de cactus, rezando que pudiera tener un poco de agua, no le importaba si era potable o no, solo necesitaba disfrutar un momento de un poco de agua.
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Qué felicidad librarme de Gangplank al fin. No tenía ganas de volver al barco por el momento. Aún así lo pasé mal, que el viaje fuera sin turbulencias no impidió el mareo que sentí al llegar al suelo. Me tambaleé un poco apoyándome en arbolitos y plantas varias (y casi matándolos por el peso), mientras mi vista no lograba enfocarse. De verdad, podía acostumbrarme a los barcos, pero no a volar. Antinatural, la palabra que mejor lo definía para mí. Ni que yo fuera un pájaro, oye. Cuando me repuse, Rayo olisqueaba por allí de forma sospechosa y Derek nos advertía que podían estar por allí. ¿Quiénes? Ah, sí, los animales raros que había visto en su "visita" anterior. Aún estaba un poco confusa.
Pienso que nadie se esperaba que una flor tremenda se moviera justo delante de nosotros. Pegué un salto hacia atrás por la sorpresa, para darme cuenta un poco tarde de que no había tanto peligro. Espera, no parecía una flor exactamente... ¿Era un perro? ¿Era un sapo gigante verde mutante? ¡No! Era un... Bueno, no podía ser Superman así que... Vale, puede y sólo puede que no tuviera ni la más remota idea de qué clase de bicho era aquel. ¡No importaba, era tan mono! Le puse ojitos a Der a pesar de que estaba bastante ocupado con el animal y no me estaría mirando.
-¿Nos lo podemos quedar? -pregunté con voz melosa, como si así fuera más fácil convencerlo. Lo zarandeé un poco, además. -Vengaaaa, vengaaaa, vengaaaa... -le insistía como una niña pequeña que pide a sus padres un nuevo juguete o una mascota. -Aunque... se suponía que aquí había animales raros. ¿Eso no es una planta? ¿O es una mezcla? No entiendo nada. ¿De verdad existen mezclas entre animales y plantas o mi cabeza se lo está inventando? Ay, creo que todavía sigo mareada -pregunté, soltándolo. En teoría la que tenía conocimientos veterinarios era yo, pero en fin, aquello sin duda estaba fuera de ellos.
Yo también quería tocar el animalillo, pero daba la impresión de ser un tanto hostil y no pensaba acercarme tanto por el momento. Que lo examinara Der si quería, aunque aún así quería llevármelo con nosotros al barco. La verdad es que no tenía muy claro que comportarme de esa manera funcionara con él. El chico parecía una persona bastante fría excepto en los arranques de ira y con su hermana o sus mascotas; no creía que yo, una desconocida, pudiera llegar a su corazoncito precisamente.
-Aish... ¿y sólo hay este? Que aburrido todo -dije antes de empezar a adentrarme más en la vegetación. A saber qué habría por allí...
Pienso que nadie se esperaba que una flor tremenda se moviera justo delante de nosotros. Pegué un salto hacia atrás por la sorpresa, para darme cuenta un poco tarde de que no había tanto peligro. Espera, no parecía una flor exactamente... ¿Era un perro? ¿Era un sapo gigante verde mutante? ¡No! Era un... Bueno, no podía ser Superman así que... Vale, puede y sólo puede que no tuviera ni la más remota idea de qué clase de bicho era aquel. ¡No importaba, era tan mono! Le puse ojitos a Der a pesar de que estaba bastante ocupado con el animal y no me estaría mirando.
-¿Nos lo podemos quedar? -pregunté con voz melosa, como si así fuera más fácil convencerlo. Lo zarandeé un poco, además. -Vengaaaa, vengaaaa, vengaaaa... -le insistía como una niña pequeña que pide a sus padres un nuevo juguete o una mascota. -Aunque... se suponía que aquí había animales raros. ¿Eso no es una planta? ¿O es una mezcla? No entiendo nada. ¿De verdad existen mezclas entre animales y plantas o mi cabeza se lo está inventando? Ay, creo que todavía sigo mareada -pregunté, soltándolo. En teoría la que tenía conocimientos veterinarios era yo, pero en fin, aquello sin duda estaba fuera de ellos.
Yo también quería tocar el animalillo, pero daba la impresión de ser un tanto hostil y no pensaba acercarme tanto por el momento. Que lo examinara Der si quería, aunque aún así quería llevármelo con nosotros al barco. La verdad es que no tenía muy claro que comportarme de esa manera funcionara con él. El chico parecía una persona bastante fría excepto en los arranques de ira y con su hermana o sus mascotas; no creía que yo, una desconocida, pudiera llegar a su corazoncito precisamente.
-Aish... ¿y sólo hay este? Que aburrido todo -dije antes de empezar a adentrarme más en la vegetación. A saber qué habría por allí...
Maze
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"No deberías separaros así." De la pequeña e inmerecida broca que acababa de soltarle su capitán, eso era lo que más le había tocado la moral. Después de todo, había sido el quien les había dejado atrás para ir de aventuras. No había sido ella quien dejase a Ryuta de niñera y, de todos modos su enfado había hecho que no pensara en lo que al chico le molestaría la situación de ir solo con Ryan y Nagato.
-La razón de que me adelantara fue que ya podíamos ver la casa. Dudo que tarden en alcanzarnos. Además, hubiera percibido si alguien más hubiera estado a tú lado.- Hizo una pausa secándose la perlada piel de la frente. se notaba que Sumire no estaba con ella para calmar un poco el calor, aunque estar a cubierto ya era algo. Podría ser peor. -Por cierto, ¿¡ En qué demonios pensabas al marcharte así sin más!? Si al menos te hubieras mantenido en un radio cercano al nuestro lo entendería. pero te alejaste sin más. ¡Estúpida lagartija!- Bufó la peli-naranja al tiempo que cortaba un trozo de tela de su ropa para usarla como cinta del pelo. Por lo visto, el cortarse el pelo por encima de los hombros no bastaría para soportar el calor mejor. "A la próxima me lo corto como un chico." Pensó mientras observaba al pelirrojo cotilleando en un baúl que había a su lado.
-Por cierto, Bakagami.- Le llamó al recordar que el debía llevar un buen rato sin beber agua. Tal vez no lo necesitase, pero era mejor prevenir que no se deshidratara. -Toma. Creo que no te vendrá mal beber algo.- Dijo sacando una de las tres botellas que tenían, la cual se había llevado dejando a los demás las otras dos. Apenas había bebido un par de tragos así que, si no se la tomaba Aka de golpe, tendrían bastante hasta encontrar algo más.
Tras aquello comenzó a examinar la sala como le había pedido su capitán. Quizá hubiera algo interesante en esta...Pero nadie lo diría con la primera impresión que daba el lugar. Un lugar viejo que podría derrumbarse en cualquier momento. La chica centró sus ojos en examinar el suelo cubierto de tablas. Si lo que buscaban era una trampilla, alguna de las tablas debería estar cortada o ser distinta. Con esa idea comenzó a pisar con cuidado en cada pieza de madera, preocupada por lo que pasaría si cayera bajo la casa. Aunque la llegada de Eagle hizo que perdiera la concentración. -Parece que han llegado. Meow.-
-La razón de que me adelantara fue que ya podíamos ver la casa. Dudo que tarden en alcanzarnos. Además, hubiera percibido si alguien más hubiera estado a tú lado.- Hizo una pausa secándose la perlada piel de la frente. se notaba que Sumire no estaba con ella para calmar un poco el calor, aunque estar a cubierto ya era algo. Podría ser peor. -Por cierto, ¿¡ En qué demonios pensabas al marcharte así sin más!? Si al menos te hubieras mantenido en un radio cercano al nuestro lo entendería. pero te alejaste sin más. ¡Estúpida lagartija!- Bufó la peli-naranja al tiempo que cortaba un trozo de tela de su ropa para usarla como cinta del pelo. Por lo visto, el cortarse el pelo por encima de los hombros no bastaría para soportar el calor mejor. "A la próxima me lo corto como un chico." Pensó mientras observaba al pelirrojo cotilleando en un baúl que había a su lado.
-Por cierto, Bakagami.- Le llamó al recordar que el debía llevar un buen rato sin beber agua. Tal vez no lo necesitase, pero era mejor prevenir que no se deshidratara. -Toma. Creo que no te vendrá mal beber algo.- Dijo sacando una de las tres botellas que tenían, la cual se había llevado dejando a los demás las otras dos. Apenas había bebido un par de tragos así que, si no se la tomaba Aka de golpe, tendrían bastante hasta encontrar algo más.
Tras aquello comenzó a examinar la sala como le había pedido su capitán. Quizá hubiera algo interesante en esta...Pero nadie lo diría con la primera impresión que daba el lugar. Un lugar viejo que podría derrumbarse en cualquier momento. La chica centró sus ojos en examinar el suelo cubierto de tablas. Si lo que buscaban era una trampilla, alguna de las tablas debería estar cortada o ser distinta. Con esa idea comenzó a pisar con cuidado en cada pieza de madera, preocupada por lo que pasaría si cayera bajo la casa. Aunque la llegada de Eagle hizo que perdiera la concentración. -Parece que han llegado. Meow.-
C. K.
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Catherine sigue a Mathew hasta la zona donde en teoría deben estar sus compañeros, pero al llegar no ve nada más que nieve teñida de escarlata con la sangre derramada y huellas caóticas que indican que ahí se ha producido una batalla, una pequeña escaramuza, tal vez. Con resultados bastante claros. El hecho de no ver ningún cuerpo alerta a la chica.
- Mathew-sama, es posible que sigan bien, no hay cuerpos, así que debemos ir a rescatarlos. -sus palabras son una especie de mezcla entre súplica y exigencia. No puede imponerse ante el que es su jefe, su superior y su maestro, pero tampoco puede dejar atrás a sus compañeros de equipo.
En teoría, en ese lugar había un grupo de presencias, por lo que la mejor opción es intentar rastrear las presencias. La mujer intenta emplear el haki mantra, pero se ve incapaz de hacerlo. Suspirando con hastío, mira a Mathew y le dice:
- Mathew-sama, deberíamos movernos, este frío no va a ayudarnos. Busquemos esas presencias y vamos a por ellas. Con suerte encontraremos a nuestros compañeros -la mujer se detiene un momento para pensar en una cosa-. Además es probable que esas... presencias tengan algún refugio cercano.
- Mathew-sama, es posible que sigan bien, no hay cuerpos, así que debemos ir a rescatarlos. -sus palabras son una especie de mezcla entre súplica y exigencia. No puede imponerse ante el que es su jefe, su superior y su maestro, pero tampoco puede dejar atrás a sus compañeros de equipo.
En teoría, en ese lugar había un grupo de presencias, por lo que la mejor opción es intentar rastrear las presencias. La mujer intenta emplear el haki mantra, pero se ve incapaz de hacerlo. Suspirando con hastío, mira a Mathew y le dice:
- Mathew-sama, deberíamos movernos, este frío no va a ayudarnos. Busquemos esas presencias y vamos a por ellas. Con suerte encontraremos a nuestros compañeros -la mujer se detiene un momento para pensar en una cosa-. Además es probable que esas... presencias tengan algún refugio cercano.
William White
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Salí de la cubierta, dándome cuenta de que la situación muy distinta a la que me había imaginado.
El barco estaba partido por la mitad, cosa que en fondo no me asombraba, si yo con mi nivel de esgrima actual era capaz aquellos dos debían de poder realizar fácilmente.
-“Es increíble el poder de destrucción de estos espadachines”- pensando mientras se me venía a la cabeza la imagen del mejor espadachín que había visto, recordando aquella técnica que había copiado sin poder evitar susurrar - “Shotobo” -sin que nadie me escuchará.
Activando mi mantra sentí las auras de la mujer y el doctor que nos habían acompañado a bordo. Junto a estas había otra desconocida y junto a esta la que parecía ser la de Derian aunque con un matiz distinto y algo más debilitada.
Por fortuna el barco se encontraba junto al lado del que me encontraba, aunque sinceramente muy desmejorado. Tenía el mástil roto, probablemente al dejar el barco abandonado la chica se había visto desbordada. Sin culpar a la chica fui hacia donde se encontraban sus auras, en la cubierta del otro barco, tratando de reunirme con ellos. No tardé mucho en dar con ellos, aunque tuve que volver a recurrir a mi técnica “Getsumen”, aquella técnica le había dado un uso abrumador, había rentabilizado sin duda aquellos meses en Rococo Mountain.
Finalmente me reuní con los compañeros me paré a analizar el estados de todos y cada uno de ellos. Empecé por el desconocido, ¿Un ángel? No, probablemente sería un skipean, uno de esos habitantes de la isla del cielo, tenía unos llamativos tatuajes distribuidos por la piel. El hombre parecía herido, fatigado pero aún así parecía estar curando las heridas del conde Derian.
Derian estaba un poco peor, pero parecía bastante entero seguramente debido a sus poderes vampíricos, el médico por lo tanto parecía igual aunque le estaba hablando al ángel dándole una tarjeta de visita. Por el otro lado tanto la joven se encontraban igual de bien que la última vez que la había visto.
-Amy, perdona mi descortesía pero podrías traer algo de beber para el invitado, seguramente lo necesité, te daré 100.000 berries por las molestias, si aceptas claro esta- le dije a la chica en un tono cordial y agradable, tratando de forzarla por la vía económica, lo haría yo mismo pero debía de hacer otras cosas, pero tampoco podía dejar de atender al ángel ya que mi código moral me lo impedía.
Si la chica aceptará gustosamente le daría el dinero. Mientras me giré al ángel preguntándole por su estado, evidentemente era una pregunta educada y sincera la cual continuó con otra pregunta:
-Discúlpeme mi descortesía, mi nombre es Nemo, un placer. Me gustaría hacerle una preguntas simples: ¿Qué hacía usted como prisionero en el barco? Y ¿Si usted sabe algo de la isla a la que nos dijimos? No pretendo ser descortés pero me es de vital importancia- le dije al ángel tratando de sacar algo en claro.
Mientras realizaba estas preguntas desplacé el barco hundido con mi poder, puesto que había estado en contacto con él anteriormente no me era muy complicado, el objetivo era apartarlo del casco para evitar que chocará o se rompiera el caso con los restos de este. De hecho los movimientos que realizaba con la mano podrían ser claramente disimulados como una gesticulación al hablar, ciertamente era difícil que con esta maniobra empeorará la situación ya que vigilaba de reojo lo que hacía con mi poder. Una vez terminado me concentré en el estado del barco, tratando de ver si el barco podría seguir moviéndose por si mismo. Tras el rápido análisis me volví a centrar en el ángel y en los comentarios de Alex Cooper hacía Amy.
Tras terminar de escuchar fuera lo que me hubiese dicho en ángel y agradecérselo me centré en mi aliado.
-Espero que no se haya ofendido su majestad por no prestarle la atención que se merece, pero le veo a usted bastante entero aunque es posible que necesite un descanso, si quiere le puedo ofrecer un método de transporte que le permita descansar del duelo que acaba de tener- le dije Derian con un tono de profundo respeto.
Ciertamente ya no temía al conde ya que suponía su sed de sangre parecía más que saciada. Mientras el vampiro se decidía o daba alguna instrucción yo me paré a analizar el arma, era un arqueólogo por lo que podría intentar datar el arma de alguna época en caso de ser alguna reliquia o por lo menor ver su calidad puesto que era también un espadachín.
Tras ver que decisión había tomado el vampiro lo acompañaría, en caso de que hubiera decido aceptar mi proposición elevaría un fragmento del barco hundido haciéndolo levitar hasta situarlo en nuestra cubierta como si tratara de una alfombra mágica, en caso de que decidiera volar por su cuenta lo acompañaría con mi “Getsumen” y por último si decidiera por algún casual quedarse en el barco, trataría de ayudarlo en lo que respecta la navegación.
Por último realizaría una última pregunta al vampiro:
-“¿Ha detectado usted algo con su haki?”- le pregunté al conde de la forma cordial y respetuosa de siempre.
El barco estaba partido por la mitad, cosa que en fondo no me asombraba, si yo con mi nivel de esgrima actual era capaz aquellos dos debían de poder realizar fácilmente.
-“Es increíble el poder de destrucción de estos espadachines”- pensando mientras se me venía a la cabeza la imagen del mejor espadachín que había visto, recordando aquella técnica que había copiado sin poder evitar susurrar - “Shotobo” -sin que nadie me escuchará.
Activando mi mantra sentí las auras de la mujer y el doctor que nos habían acompañado a bordo. Junto a estas había otra desconocida y junto a esta la que parecía ser la de Derian aunque con un matiz distinto y algo más debilitada.
Por fortuna el barco se encontraba junto al lado del que me encontraba, aunque sinceramente muy desmejorado. Tenía el mástil roto, probablemente al dejar el barco abandonado la chica se había visto desbordada. Sin culpar a la chica fui hacia donde se encontraban sus auras, en la cubierta del otro barco, tratando de reunirme con ellos. No tardé mucho en dar con ellos, aunque tuve que volver a recurrir a mi técnica “Getsumen”, aquella técnica le había dado un uso abrumador, había rentabilizado sin duda aquellos meses en Rococo Mountain.
Finalmente me reuní con los compañeros me paré a analizar el estados de todos y cada uno de ellos. Empecé por el desconocido, ¿Un ángel? No, probablemente sería un skipean, uno de esos habitantes de la isla del cielo, tenía unos llamativos tatuajes distribuidos por la piel. El hombre parecía herido, fatigado pero aún así parecía estar curando las heridas del conde Derian.
Derian estaba un poco peor, pero parecía bastante entero seguramente debido a sus poderes vampíricos, el médico por lo tanto parecía igual aunque le estaba hablando al ángel dándole una tarjeta de visita. Por el otro lado tanto la joven se encontraban igual de bien que la última vez que la había visto.
-Amy, perdona mi descortesía pero podrías traer algo de beber para el invitado, seguramente lo necesité, te daré 100.000 berries por las molestias, si aceptas claro esta- le dije a la chica en un tono cordial y agradable, tratando de forzarla por la vía económica, lo haría yo mismo pero debía de hacer otras cosas, pero tampoco podía dejar de atender al ángel ya que mi código moral me lo impedía.
Si la chica aceptará gustosamente le daría el dinero. Mientras me giré al ángel preguntándole por su estado, evidentemente era una pregunta educada y sincera la cual continuó con otra pregunta:
-Discúlpeme mi descortesía, mi nombre es Nemo, un placer. Me gustaría hacerle una preguntas simples: ¿Qué hacía usted como prisionero en el barco? Y ¿Si usted sabe algo de la isla a la que nos dijimos? No pretendo ser descortés pero me es de vital importancia- le dije al ángel tratando de sacar algo en claro.
Mientras realizaba estas preguntas desplacé el barco hundido con mi poder, puesto que había estado en contacto con él anteriormente no me era muy complicado, el objetivo era apartarlo del casco para evitar que chocará o se rompiera el caso con los restos de este. De hecho los movimientos que realizaba con la mano podrían ser claramente disimulados como una gesticulación al hablar, ciertamente era difícil que con esta maniobra empeorará la situación ya que vigilaba de reojo lo que hacía con mi poder. Una vez terminado me concentré en el estado del barco, tratando de ver si el barco podría seguir moviéndose por si mismo. Tras el rápido análisis me volví a centrar en el ángel y en los comentarios de Alex Cooper hacía Amy.
Tras terminar de escuchar fuera lo que me hubiese dicho en ángel y agradecérselo me centré en mi aliado.
-Espero que no se haya ofendido su majestad por no prestarle la atención que se merece, pero le veo a usted bastante entero aunque es posible que necesite un descanso, si quiere le puedo ofrecer un método de transporte que le permita descansar del duelo que acaba de tener- le dije Derian con un tono de profundo respeto.
Ciertamente ya no temía al conde ya que suponía su sed de sangre parecía más que saciada. Mientras el vampiro se decidía o daba alguna instrucción yo me paré a analizar el arma, era un arqueólogo por lo que podría intentar datar el arma de alguna época en caso de ser alguna reliquia o por lo menor ver su calidad puesto que era también un espadachín.
Tras ver que decisión había tomado el vampiro lo acompañaría, en caso de que hubiera decido aceptar mi proposición elevaría un fragmento del barco hundido haciéndolo levitar hasta situarlo en nuestra cubierta como si tratara de una alfombra mágica, en caso de que decidiera volar por su cuenta lo acompañaría con mi “Getsumen” y por último si decidiera por algún casual quedarse en el barco, trataría de ayudarlo en lo que respecta la navegación.
Por último realizaría una última pregunta al vampiro:
-“¿Ha detectado usted algo con su haki?”- le pregunté al conde de la forma cordial y respetuosa de siempre.
- Amy, Derian os menciono. Notas para el mod:
- Amy si aceptas la oferta 100.000 berries mios pasarán a tu cuenta así que el money no es interpretativo, sino real. Que lo realice el verde nuevo una vez hechas las moderaciones.
Aoi Sasaki
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Akuma no mi
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Tras apoyarme en el árbol, el dolor se me estaba pasando. Que suerte. Decidí empezar a caminar a un paso lento por si otra vez ocurría, mis compañeros se encontraban varios metros adelante, al parecer ninguno se había parado a ver qué es lo que me pasaba, es más, seguro que no se habían dado cuenta de que faltaba.
Tenía agarrado mi bate por si algo pasaba, los de delante también llevaban sus armas en las manos:
-Chicos, a lo mejor…- en lo que decía eso, algo que parecía ser un rayo cayó cerca de ellos, en lo que en menos de dos segundos les provocó la muerte. No los conocía mucho, así que no me dio pena, lo que me preocupaba era que en ahora en adelante tendría que ir solo. Agarre mi DDM:
-Aquí Roy Sasaki, para informar la perdida de siete de nuestros hombres, en el terreno de investigación solo quedo yo.- tras decir eso colgué y de nuevo empecé para adentrarme a la isla, debería de tener mas cuidado.
Tenía agarrado mi bate por si algo pasaba, los de delante también llevaban sus armas en las manos:
-Chicos, a lo mejor…- en lo que decía eso, algo que parecía ser un rayo cayó cerca de ellos, en lo que en menos de dos segundos les provocó la muerte. No los conocía mucho, así que no me dio pena, lo que me preocupaba era que en ahora en adelante tendría que ir solo. Agarre mi DDM:
-Aquí Roy Sasaki, para informar la perdida de siete de nuestros hombres, en el terreno de investigación solo quedo yo.- tras decir eso colgué y de nuevo empecé para adentrarme a la isla, debería de tener mas cuidado.
Esmejit R. Airnal
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Esmejit observa las piedras cubiertas con escarcha. Aquello era extraño, y ni siquiera sabía cómo lo había hecho. El joven agarró una de las piedrecitas y la apretó entre la mano. De pronto empezó a sentir frío, y cuando abrió el puño, la piedra estaba cubierta de una fina capa de hielo.
- Vaya... -murmuró para sí, mientras observaba al chico de la espada, que estaba dando órdenes. Sin embargo, antes de seguirlo se acercó a la tortuga con caracolas, y observó las conchas de colores vivos. Con curiosidad, intentó arrancar algunas de las caracolas para estudiarlas con más calma después. Cuando terminó de recogerlas, con un gesto tímido se acercó a la chica de pelo verde y le tendió la piedra congelada-. Etto... toma. Tal vez te alivie la quemadura.
Rojo de vergüenza, el chico empezó a caminar por el interior de la caverna, siguiendo al que ha asumido el papel de líder del grupo. Dentro de la cueva apenas hay luz, por lo que avanzan a palos de ciego. ¿No venían preparados con cosas para esto? Seguro que esos revolucionarios tenían bengalas para señalizar. Esmejit se acercó al líder de escuadra y le tiró de la manga de la camiseta.
- Perdona, ¿no tendrás una bengala o una linterna para iluminar esto, no? Es que si no, nos vamos a matar... -añadió, algo cohibido. Al menos allí dentro se estaba más fresco que en el exterior...
- Vaya... -murmuró para sí, mientras observaba al chico de la espada, que estaba dando órdenes. Sin embargo, antes de seguirlo se acercó a la tortuga con caracolas, y observó las conchas de colores vivos. Con curiosidad, intentó arrancar algunas de las caracolas para estudiarlas con más calma después. Cuando terminó de recogerlas, con un gesto tímido se acercó a la chica de pelo verde y le tendió la piedra congelada-. Etto... toma. Tal vez te alivie la quemadura.
Rojo de vergüenza, el chico empezó a caminar por el interior de la caverna, siguiendo al que ha asumido el papel de líder del grupo. Dentro de la cueva apenas hay luz, por lo que avanzan a palos de ciego. ¿No venían preparados con cosas para esto? Seguro que esos revolucionarios tenían bengalas para señalizar. Esmejit se acercó al líder de escuadra y le tiró de la manga de la camiseta.
- Perdona, ¿no tendrás una bengala o una linterna para iluminar esto, no? Es que si no, nos vamos a matar... -añadió, algo cohibido. Al menos allí dentro se estaba más fresco que en el exterior...
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Akuma no mi
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En cuanto abrió el pequeño e inmaculado baúl no pudo hacer otra cosa más que abrir los ojos como platos. Ante él, entre sus manos, se encontraba una Akuma no mi: un racimo de cerezas azules, con algunos círculos blancos rodeados de dorado... Era un tanto extraña, muy diferente a la que él se había comido años atrás. ¿Realmente sería una de las frutas del Diablo? Si así era debía de poseer características fuera de lo común, aunque aquél no era el mejor momento para ponerse a pensar en ello. Ya tendrían tiempo después de averiguar los poderes que otorgaba. Se puso en pie con la fruta entre sus manos y la guardó en una pequeña bolsa que llevaba atada al cinto. "¿Quién dejaría algo tan valioso en un lugar así? Tan... A la vista. Tal vez no se esperasen que alguien pudiera encontrar este sitio o... Puede que exista algún tipo de instalación o escondrijo justo debajo de esto. Sí, eso daría sentido a las presencias." Su mirada recorrió el suelo unos instantes, buscando algún detalle que no encajase con la sala, más allá del propio baúl, justo cuando una botella de agua apareció a escasos centímetros de su rostro.
- ¿Uh? -su mirada se topó con la de la pelirroja. Sumergido en sus pensamientos no había sido capaz de escuchar siquiera el discurso y los reproches de la chica, la cual parecía notablemente mosqueada. Tomó la botella y se quedó mirando el agua cristalina, notando que aún estaba algo fría. No tenía demasiada sed, pero supuso que, al fin y al cabo, no le vendría mal beber un poco. Dio un par de tragos, no demasiado largos, y volvió a poner el tapón antes de devolversela a la chica- Gracias... ¿Encuentras algo?
Se unió a la búsqueda junto a ella, mirando por la sección de la habitación en la cual ella aún no había mirado. Si tan poco preocupados estaban de que alguien encontrase ese sitio como para dejar la fruta tan a la vista, seguramente la entrada oculta estuviera bastante mal camuflada, aunque por el momento no parecía haber trampilla alguna. Akagami se llevó las manos a la nuca, rascándose mientras pensaba. "Veamos... Si quisiera esconder una entrada secreta en una habitación así... ¿Dónde la colocaría?" Llevó la mano con la que se había rascado la nuca hasta la barbilla, dejándola allí mientras se mantenía pensativo. Tras unos segundos chasqueó los dedos.
- Tal vez... -musitó, posando su mirada sobre el baúl vacío.
Volvió a acercarse hasta este y, tras quedarse un par de segundos mirándolo fijamente apoyó el pie en uno de los laterales y empujó con suavidad, tratando de apartarlo para ver qué había debajo. Si tenía suerte tal vez la entrada se encontrase justo ahí.
- ¿Uh? -su mirada se topó con la de la pelirroja. Sumergido en sus pensamientos no había sido capaz de escuchar siquiera el discurso y los reproches de la chica, la cual parecía notablemente mosqueada. Tomó la botella y se quedó mirando el agua cristalina, notando que aún estaba algo fría. No tenía demasiada sed, pero supuso que, al fin y al cabo, no le vendría mal beber un poco. Dio un par de tragos, no demasiado largos, y volvió a poner el tapón antes de devolversela a la chica- Gracias... ¿Encuentras algo?
Se unió a la búsqueda junto a ella, mirando por la sección de la habitación en la cual ella aún no había mirado. Si tan poco preocupados estaban de que alguien encontrase ese sitio como para dejar la fruta tan a la vista, seguramente la entrada oculta estuviera bastante mal camuflada, aunque por el momento no parecía haber trampilla alguna. Akagami se llevó las manos a la nuca, rascándose mientras pensaba. "Veamos... Si quisiera esconder una entrada secreta en una habitación así... ¿Dónde la colocaría?" Llevó la mano con la que se había rascado la nuca hasta la barbilla, dejándola allí mientras se mantenía pensativo. Tras unos segundos chasqueó los dedos.
- Tal vez... -musitó, posando su mirada sobre el baúl vacío.
Volvió a acercarse hasta este y, tras quedarse un par de segundos mirándolo fijamente apoyó el pie en uno de los laterales y empujó con suavidad, tratando de apartarlo para ver qué había debajo. Si tenía suerte tal vez la entrada se encontrase justo ahí.
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Akuma no mi
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Suaves jadeos brotaban de entre los labios del moreno mientras se mantenía inmóvil, con los brazos estirados y los negros filos de sus espadas bañados en sangre. Tanto él como Heaten habían alcanzado a aquella bestia y, seguido de aquellos ataques que no habían llegado a ser letales, el recluta partió a esta en dos, bañando el suelo (y a ellos) de sangre. Tardó unos pocos segundos en erguirse, dando dos tajos al aire con ambos sables para limpiarlos de sangre antes de deshacer la oscuridad y envainarlos, dirigiendo una seria mirada al chico. "¿Pero quién es este tio?" se preguntaba, sin comprender cómo un simple recluta podía poseer tales habilidades. El mismísimo barco tembló tras el golpe del capitán, que había acabado con la más fuerte de las ranas. Habían salido victoriosos y sin ninguna baja. Una lástima... Tendrían que seguir bajo la supervisión del oficial por el momento.
- Estos animales no eran producto de la naturaleza -comenzó Kuro, observando los cadáveres detenidamente- Algo o alguien ha tenido que modificarlos. Probablemente sea obra del doctor.
Tras estas palabras revisó al capitán que, pese a tener algunos rasguños, no parecía tener heridas demasiado graves. La prioridad sería tratar la herida del hombro del joven marine. Se giró hasta este y se acercó tranquilamente, extrayendo el equipo médico mientras hacía un gesto con la mano a su compañera para que se acercase. Tal vez necesitara ayuda para tratarle la herida. Una vez llegó a su lado se dispuso a hablarle.
- Toma asiento chico, vamos a ver ese hombro -dijo señalando la baranda del barco para que se sentara sobre esta, y así lo hizo- Menudas habilidades... ¿Cómo te llamas? -dijo mientras rasgaba la ropa a la altura del hombro para poder examinar mejor la herida. No pintaba demasiado bien, aquellas lanzas de agua habían penetrado bastante y, aunque no sería letal, el azabache dudaba de que pudiera mover el brazo en condiciones- ¿Cómo es que alguien con tu potencial tiene tan solo el rango de recluta? Visto lo visto si por mí fuese te habría ascendido hace tiempo -mostró una sonrisa amable, claramente fingida pero tan ensayada que parecía que lo hacía de verdad. Mostrarse amigable con el chico tal vez le sirviera para ganarse su confianza y averiguar algunas cosas.
- Estos animales no eran producto de la naturaleza -comenzó Kuro, observando los cadáveres detenidamente- Algo o alguien ha tenido que modificarlos. Probablemente sea obra del doctor.
Tras estas palabras revisó al capitán que, pese a tener algunos rasguños, no parecía tener heridas demasiado graves. La prioridad sería tratar la herida del hombro del joven marine. Se giró hasta este y se acercó tranquilamente, extrayendo el equipo médico mientras hacía un gesto con la mano a su compañera para que se acercase. Tal vez necesitara ayuda para tratarle la herida. Una vez llegó a su lado se dispuso a hablarle.
- Toma asiento chico, vamos a ver ese hombro -dijo señalando la baranda del barco para que se sentara sobre esta, y así lo hizo- Menudas habilidades... ¿Cómo te llamas? -dijo mientras rasgaba la ropa a la altura del hombro para poder examinar mejor la herida. No pintaba demasiado bien, aquellas lanzas de agua habían penetrado bastante y, aunque no sería letal, el azabache dudaba de que pudiera mover el brazo en condiciones- ¿Cómo es que alguien con tu potencial tiene tan solo el rango de recluta? Visto lo visto si por mí fuese te habría ascendido hace tiempo -mostró una sonrisa amable, claramente fingida pero tan ensayada que parecía que lo hacía de verdad. Mostrarse amigable con el chico tal vez le sirviera para ganarse su confianza y averiguar algunas cosas.
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Kabil decidió confiar en mí. Sonreí al ver que accedía. Miré una última vez al barco. Hasta pronto Dolce Vendetta. Antes de nada decidí transformarme en la forma completa de mi akuma, un tigre negro. De esta forma me sería más fácil llevar a Kabil y tendría mucha más fuerza. Tras eso alcé el vuelo. Estuvimos varios minutos así. La brisa rozaba mi cara y apenas había mucha visibilidad pero era mejor. Sin embargo me detuve un momento en el cielo.
Observé todo mi alrededor. Deduje que la tormenta aún no había cesado y que pronto deberíamos encontrar tierra o algo para resguardarnos o sino seríamos alcanzados por uno. Un poco lejos cayó un rayo bastante grande. Bajé la altura considerablemente para no disminuir el peligro de que nos alcanzase alguno.
A lo lejos encontré dos barcos. A medida que me acercaba podía distinguirlos bien. Uno estaba hundiéndose y otro al lado, intacto. - Vayamos hacia aquel barco intacto, podremos resguardarnos de los rayos. - Dije en tono preocupado. Volé lo más rápido que pude y finalmente me puse en la cubierta, recuperando la forma humana.
Observé todo mi alrededor. Deduje que la tormenta aún no había cesado y que pronto deberíamos encontrar tierra o algo para resguardarnos o sino seríamos alcanzados por uno. Un poco lejos cayó un rayo bastante grande. Bajé la altura considerablemente para no disminuir el peligro de que nos alcanzase alguno.
A lo lejos encontré dos barcos. A medida que me acercaba podía distinguirlos bien. Uno estaba hundiéndose y otro al lado, intacto. - Vayamos hacia aquel barco intacto, podremos resguardarnos de los rayos. - Dije en tono preocupado. Volé lo más rápido que pude y finalmente me puse en la cubierta, recuperando la forma humana.
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Aquella extraña sombra que se veía desde la lejanía resulto ser la silueta de un gran edificio, en cuyo interior la penumbra cegaba todo lo que hubiera un palmo más allá de las narices del malhumorado pistolero, quien volvió a sentir un pequeño dolor de estomago, acompañado de un leve sudor frío.
“No vuelvo a comer nada que prepare Onox en mi vida” –pensó.
Lentamente se aproximó hacia su colega el mapache, quien tenía, como era de costumbre, más de algún artefacto por el suelo, -“¿dónde demonios guarda algo tan pequeño tantas cosas?”-Al llegar vislumbra que hay dos escaleras, una ascendente y otra descendente. Para él es más lógico usar la escalera ascendente, así que sin contar con el mapache, se dirige hacia a ella, -¿Te subes o qué? –pregunta para que se suba en su hombro.
“No vuelvo a comer nada que prepare Onox en mi vida” –pensó.
Lentamente se aproximó hacia su colega el mapache, quien tenía, como era de costumbre, más de algún artefacto por el suelo, -“¿dónde demonios guarda algo tan pequeño tantas cosas?”-Al llegar vislumbra que hay dos escaleras, una ascendente y otra descendente. Para él es más lógico usar la escalera ascendente, así que sin contar con el mapache, se dirige hacia a ella, -¿Te subes o qué? –pregunta para que se suba en su hombro.
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La chica asintió ante el gesto que había realizado su compañero azabache para indicarle que le ayudara. Avanzó hacia ambos para ver en que podían servir sus habilidades como medico, a pesar de que sus intereses en esa labor iban dirigidos más bien a usar la medicina y los fármacos para lo contrario. "Supongo que no nos queda otra ya que no han muerto." Pensó mientras caminaba hacia ambos, con un poco de dificultad por la caída de antes, por desgracia, que no duela no significa que se debilite ar ser golpeada o que si le traspasasen el corazón no muriera por no sufrir dolor. Aún así estaba segura de que fuera lo que fuese esa molestia, no duraría mucho.
Nada más llegó al lado de ambos la chica se sentó y saco un pequeño estuche con cosas de primeros auxilios, igual al de Kuro, aunque con un contenido distinto. Desinfectante, vendas....y algunos calmantes...entre otras cosas. Lo último le parecía inútil, aunque una sobredosis mataría a alguien. ¿Pero qué sentido tenía que murieran sin dolor? Además de que de eso se podía ocupar Kuro si quisiera.
Saco del botiquín el desinfectante y las vendas, las cuales eran de mayor utilidad para todos. -Kuro...- Murmuró su nombre antes de darle el material. Le hacía gracia la forma en que se forzaba para sonreír y ser amable. No porque lo hiciera mal, al contrario. Sino porque le conocía y sabía que eso le molestaba más que nada.
Después de dar brindar ayuda al Azabache se ocupó de sus propias heridas. Un par de cortes, arañazos, y un golpe algo más serio, realizado por la serpiente de agua. -Con esto último me vendría bien su ayuda....- Dijo para sí misma, antes de fijarse en el chico a su lado. "Tal vez debí fijarme más en el antes." -Recluta, me gustaría saber tú nombre, es lo menos para agradecerte tú extraña ayuda. ¿Cómo lo hiciste?- El tono serio que había intentado usar cambio al de una niña llena de curiosidad. "Uno de sus pequeños defectos de fábrica."
Nada más llegó al lado de ambos la chica se sentó y saco un pequeño estuche con cosas de primeros auxilios, igual al de Kuro, aunque con un contenido distinto. Desinfectante, vendas....y algunos calmantes...entre otras cosas. Lo último le parecía inútil, aunque una sobredosis mataría a alguien. ¿Pero qué sentido tenía que murieran sin dolor? Además de que de eso se podía ocupar Kuro si quisiera.
Saco del botiquín el desinfectante y las vendas, las cuales eran de mayor utilidad para todos. -Kuro...- Murmuró su nombre antes de darle el material. Le hacía gracia la forma en que se forzaba para sonreír y ser amable. No porque lo hiciera mal, al contrario. Sino porque le conocía y sabía que eso le molestaba más que nada.
Después de dar brindar ayuda al Azabache se ocupó de sus propias heridas. Un par de cortes, arañazos, y un golpe algo más serio, realizado por la serpiente de agua. -Con esto último me vendría bien su ayuda....- Dijo para sí misma, antes de fijarse en el chico a su lado. "Tal vez debí fijarme más en el antes." -Recluta, me gustaría saber tú nombre, es lo menos para agradecerte tú extraña ayuda. ¿Cómo lo hiciste?- El tono serio que había intentado usar cambio al de una niña llena de curiosidad. "Uno de sus pequeños defectos de fábrica."
Drako Hyrule
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-Ufff...- Suspiré.- Parece que nos hemos salvado por esta vez...
Habíamos llegado a lo que parecía ser un claro, lleno de flores y de plantas de todos los tipos, que por desgracia no era algo en lo que estuviese muy ''a la onda'', puesto que no me gustaban demasiado la floristería ni cosas de ese estilo, aunque en aquel momento aquello era lo de menos. Al menos podríamos aprovechar aquella tregua con el mundo para descansar un poco...
De repente, parecía que nuestro descanso había llegado a su fin. Tan si quiera habían pasado cinco minutos cuando aquellas plantas pasaron de ser algo bonito y relajante a... ¿seres con plantas que realizan la fotosíntesis? No estaba seguro, pero intentaron embertirnos, la verdad, aquello no era muy buena noticia...
Parecían los míticos pitufos, de color azul, y en lugar de su típico sombrero blanco un matojo de hojas. No tenían brazos, pero sí patas y ojos... ¡HE INCLUSO BOCA! ¿Para qué quería tal ser una boca? Bueno, daba igual, habría que acabar con ellos para poder retomar nuestro viaje.
-¿Cuál es la mejor forma de combatir a la madera y a las plantas?- Me dije a mí mismo a la vez que imbuía mi puño y antebrazo derecho en flamas y lo levantaba levemente.
Varias de aquellas plantas se acercaban corriendo a mi posición. Era el momento. Hice que mi brazo volviesen a su aspecto original, es decir, sin flamas, y cogí de mi cinturón de herramientas una bomba de gas. Aquello imposibilitaría la visión a aquellos bichejos, y podría combatir contra ellos con uno de sus peores rivales... El fuego.
Lancé la bomba de humo hacía la posición de las decenas de plantas que se acercaban hacia mi posición, rebotando esta en la cabeza de una de ellas, para posteriormente caer al suelo, a los pies de mis enemigos. Seguidamente, dándoles un tiempo mínimo para reaccionar, cogí una cerilla, la prendí y la lancé al gas proveniente de aquella bomba.
Una reacción química se produjo, creando una fuerte explosión alrededor de 10 metros a la rededonda, acabando con decenas de flores en tan solo cuestión de unos minutos, esperaba que con aquello ya pudiéramos continuar en paz y tranquilidad...
Habíamos llegado a lo que parecía ser un claro, lleno de flores y de plantas de todos los tipos, que por desgracia no era algo en lo que estuviese muy ''a la onda'', puesto que no me gustaban demasiado la floristería ni cosas de ese estilo, aunque en aquel momento aquello era lo de menos. Al menos podríamos aprovechar aquella tregua con el mundo para descansar un poco...
De repente, parecía que nuestro descanso había llegado a su fin. Tan si quiera habían pasado cinco minutos cuando aquellas plantas pasaron de ser algo bonito y relajante a... ¿seres con plantas que realizan la fotosíntesis? No estaba seguro, pero intentaron embertirnos, la verdad, aquello no era muy buena noticia...
Parecían los míticos pitufos, de color azul, y en lugar de su típico sombrero blanco un matojo de hojas. No tenían brazos, pero sí patas y ojos... ¡HE INCLUSO BOCA! ¿Para qué quería tal ser una boca? Bueno, daba igual, habría que acabar con ellos para poder retomar nuestro viaje.
-¿Cuál es la mejor forma de combatir a la madera y a las plantas?- Me dije a mí mismo a la vez que imbuía mi puño y antebrazo derecho en flamas y lo levantaba levemente.
Varias de aquellas plantas se acercaban corriendo a mi posición. Era el momento. Hice que mi brazo volviesen a su aspecto original, es decir, sin flamas, y cogí de mi cinturón de herramientas una bomba de gas. Aquello imposibilitaría la visión a aquellos bichejos, y podría combatir contra ellos con uno de sus peores rivales... El fuego.
Lancé la bomba de humo hacía la posición de las decenas de plantas que se acercaban hacia mi posición, rebotando esta en la cabeza de una de ellas, para posteriormente caer al suelo, a los pies de mis enemigos. Seguidamente, dándoles un tiempo mínimo para reaccionar, cogí una cerilla, la prendí y la lancé al gas proveniente de aquella bomba.
Una reacción química se produjo, creando una fuerte explosión alrededor de 10 metros a la rededonda, acabando con decenas de flores en tan solo cuestión de unos minutos, esperaba que con aquello ya pudiéramos continuar en paz y tranquilidad...
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Había conseguido llegar hasta un pasillo de luces fluorescentes, que la verdad, no sabía ni qué hacía allí ni como había hallado la entrada, pero lo importante era que me encontraba bien y en aquella zona, en la que probablemente encontrase algo, o al menos eso esperaba.
Aquel pasillo estaba iluminado por luces fluorescentes de color amarillo y verde, tanto en el suelo como en el techo. Y a los lados había algo como unas vitrinas o unas peceras, no estaba del todo seguro, pero lo que si estaba claro era que estaban protegidas por cristales y conectadas a unas máquinas extrañas.
-Uhhh...- Pensé.- Yo quiero uno de esos...
Seguidamente, usando la Dual Core Sword que llevaba en mi mano izquierda, golpeé una vez el cristal, intentándolo romper, cosa que me fue imposible. Seguidamente, viendo aquello, enfundé la Periel's Sword que se encontraba en mi otra mano y empuñé fuertemente con ambas la Dual Core. Flexioné las rodillas, y con toda la fuerza que pude intenté partir aquel cristal, pero fue imposible, únicamente se arañó.
-Qué falso...- Pensé.- Ni qué esto fuera un videojuego para que no se rompan las cosas...- Dije con algo de morriña.
Aquella morriña duró poco, puesto que continué caminando, hasta que finalmente encontré una puerta medio abierta, por lo que decidí asomarme. Parecía estar repleta de ordenadores y maquinas extrañas que no sabía lo que eran... Sería un laboratorio. Sombrius olisqueó la puerta, pero no parecía sacar nada en claro.
-Bueno, a lo mejor puedo coger uno de esos entrando aquí...- Me dije para mí.- Espero tener suerte...
Seguidamente, tras suspirar levemente, abrí la puerta y entré en aquella especie de laboratorio con ambas espadas, una en cada mano, y Sombrius a mis espaldas, pero eso sí, como Pedro por su casa...
Aquel pasillo estaba iluminado por luces fluorescentes de color amarillo y verde, tanto en el suelo como en el techo. Y a los lados había algo como unas vitrinas o unas peceras, no estaba del todo seguro, pero lo que si estaba claro era que estaban protegidas por cristales y conectadas a unas máquinas extrañas.
-Uhhh...- Pensé.- Yo quiero uno de esos...
Seguidamente, usando la Dual Core Sword que llevaba en mi mano izquierda, golpeé una vez el cristal, intentándolo romper, cosa que me fue imposible. Seguidamente, viendo aquello, enfundé la Periel's Sword que se encontraba en mi otra mano y empuñé fuertemente con ambas la Dual Core. Flexioné las rodillas, y con toda la fuerza que pude intenté partir aquel cristal, pero fue imposible, únicamente se arañó.
-Qué falso...- Pensé.- Ni qué esto fuera un videojuego para que no se rompan las cosas...- Dije con algo de morriña.
Aquella morriña duró poco, puesto que continué caminando, hasta que finalmente encontré una puerta medio abierta, por lo que decidí asomarme. Parecía estar repleta de ordenadores y maquinas extrañas que no sabía lo que eran... Sería un laboratorio. Sombrius olisqueó la puerta, pero no parecía sacar nada en claro.
-Bueno, a lo mejor puedo coger uno de esos entrando aquí...- Me dije para mí.- Espero tener suerte...
Seguidamente, tras suspirar levemente, abrí la puerta y entré en aquella especie de laboratorio con ambas espadas, una en cada mano, y Sombrius a mis espaldas, pero eso sí, como Pedro por su casa...
Sasaki
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Akuma no mi
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El hombre rubio que teníamos delante no parecía percatarse de nuestra presencia ni aunque le hablásemos a voces, de hecho el hombre comenzó a hablar con ¿su tupé? aquel hombre era el más raro que había visto en mi vida, llegaba a ser tan raro como Arthur o el capitán.
De pronto el rubio de gran tupé se giró hacia nosotros y nos miró a través de las gafas de sol opacas que llevaba y comenzó a apuntarnos con el peine, era posible que retase a apuntar al capitán que no había bajado el brazo aún y seguía señalando al hombre con la pose con la que había bajado del barco.
Pero la cosa no se quedó ahí el hombre resultó que no estaba retando a posar al capitán sino que, sin venir a cuento nos lanzó el peine, más concretamente el peine iba directamente hacia mí, y además bastante rápido, ese hombre estaba loco atacando a alguien de la marina, pero no me lo tomé como un ataque ya que con un suave movimiento me agaché, aunque no fue lo suficientemente rápido, ya que este se enganchó en mi pelo y me lo peinó quedándose este enganchado en el pelo.
Me volví a incorporar llevándome la mano hacia donde se encontraba el peine en mi cabeza, lo desenredé del pelo y con él intenté peinarme un tupé como el de la persona que teníamos enfrente, pero como era evidente este no se sostuvo y se cayó, cuando terminé de intentarlo, le lancé el peine para devolvérselo.
-Gracias, pero no creo que consiga peinarme de una forma tan molona como esa.
De pronto el rubio de gran tupé se giró hacia nosotros y nos miró a través de las gafas de sol opacas que llevaba y comenzó a apuntarnos con el peine, era posible que retase a apuntar al capitán que no había bajado el brazo aún y seguía señalando al hombre con la pose con la que había bajado del barco.
Pero la cosa no se quedó ahí el hombre resultó que no estaba retando a posar al capitán sino que, sin venir a cuento nos lanzó el peine, más concretamente el peine iba directamente hacia mí, y además bastante rápido, ese hombre estaba loco atacando a alguien de la marina, pero no me lo tomé como un ataque ya que con un suave movimiento me agaché, aunque no fue lo suficientemente rápido, ya que este se enganchó en mi pelo y me lo peinó quedándose este enganchado en el pelo.
Me volví a incorporar llevándome la mano hacia donde se encontraba el peine en mi cabeza, lo desenredé del pelo y con él intenté peinarme un tupé como el de la persona que teníamos enfrente, pero como era evidente este no se sostuvo y se cayó, cuando terminé de intentarlo, le lancé el peine para devolvérselo.
-Gracias, pero no creo que consiga peinarme de una forma tan molona como esa.
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