Simo Baker
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No contesté al nuevo insulto del gigante ya que fui el primero en percatarme de lo que estaba pasando. La bruma avanzaba… Al fin había llegado, y con él el caos final. Sólo la voz que provenía de la ahora densa niebla era suficiente para dejar en segundo plano las explosiones. Decidida, iracunda, aterradora, sonaba directamente en mis oídos. El latido de mi corazón comenzó a acelerarse. Quizá lo que yo hiciera ese día no influyera en nada al desarrollo de un universo infinito y eterno, pero iba a ser decisivo en mi vida. Al salir el Sol sería un héroe o un muerto, todo iba a cambiar. Para mal parecía en un primer momento, pues la niebla comenzó a filtrarse por las grietas que habían formado las fortísimas salvas de cañonazos. -¡Aguantad la respiración!-, intenté advertir a los del grupo, pero era tarde. Yo mismo tenía mis pulmones llenos de forma que al intentar hablar no pude hacer más que emitir un tosido ahogado. Me ahogaba, el hijo de puta me estaba ahogando sin que siquiera hubiera llegado a verle la cara. Hace unos instantes me las había dado de ser un buen asesino, pero aún me quedaba mucho que aprender. Entonces una última amenaza y una invitación por parte de Krauser antes de que la niebla se disipara de nuevo.
Tosí por unos instantes sin poder evitar el sabor a sangre en mi boca al intentar recuperar la respiración normal. Al mirar alrededor vi el destrozo que la niebla había dejado a la vista. “¿Han sido sus cañones o los nuestros?”, me pregunté por un instante. Me era muy difícil saberlo, el gobierno no tenía esa potencia de fuego o la habría usado desde un principio. Pero, ¿qué sentido tendría que la revolución destruyera su propio arma? La voz que comenzó a sonar entonces arrojó un poco de luz sobre esto. No era la del asesino, aunque sonaba como un revolucionario por como hablaba delas fuerzas de la justicia y el gobierno. No, no era un rebelde, la niebla de Krauser le había afectado igual que a nosotros. Tardé un instante pero las piezas comenzaban a encajar. Redfield era una marioneta, un chivo expiatorio del auténtico director de la aguja, alguien al parecer más inteligente. Pero, ¿por qué? Podía entender que hubiera usado a Krauser para aumentar el caos al chocar directamente a la revolución y el gobierno, así tendría más fácil destruirlo todo. Lo que no alcanzaba a vislumbrar era el porqué de su objetivo. ¿Quién sería ese tipo? ¿Quién estaría tan jodidamente loco como para querer destruirlo todo?
-Apresurémonos en subir ahora que tenemos el camino algo más libre-, dije finalmente mientras las chicas que habían venido a manosearnos huían despavoridas. “Otra vez la oscuridad y los gases”, pensé lamentándome de la pobre visión que había. Avancé sin problemas al exterior de la sala, donde pude ver a una muchacha corriendo hacia arriba. Raro, muy raro, la salida no estaba por ahí, ¿dónde iría? –¿La habéis visto? Sigámosla a ver a dónde nos dirige-, indiqué. No era un plan descabellado, igual el camino que íbamos a seguir era parecido al suyo. O era una loca que no sabía dónde iba o conocía la torre bien y nos estaba dirigiendo a algo interesante. Fuera cual fuese la opción nos rentaba apresurarnos a seguir su rastro y así lo hice; eso sí, era obvio que las plataformas esas no estaban diseñadas para que las recorriera un gigante así que me preparé para moverme con el geppou de notar que cedían ante el peso de este.
Tosí por unos instantes sin poder evitar el sabor a sangre en mi boca al intentar recuperar la respiración normal. Al mirar alrededor vi el destrozo que la niebla había dejado a la vista. “¿Han sido sus cañones o los nuestros?”, me pregunté por un instante. Me era muy difícil saberlo, el gobierno no tenía esa potencia de fuego o la habría usado desde un principio. Pero, ¿qué sentido tendría que la revolución destruyera su propio arma? La voz que comenzó a sonar entonces arrojó un poco de luz sobre esto. No era la del asesino, aunque sonaba como un revolucionario por como hablaba delas fuerzas de la justicia y el gobierno. No, no era un rebelde, la niebla de Krauser le había afectado igual que a nosotros. Tardé un instante pero las piezas comenzaban a encajar. Redfield era una marioneta, un chivo expiatorio del auténtico director de la aguja, alguien al parecer más inteligente. Pero, ¿por qué? Podía entender que hubiera usado a Krauser para aumentar el caos al chocar directamente a la revolución y el gobierno, así tendría más fácil destruirlo todo. Lo que no alcanzaba a vislumbrar era el porqué de su objetivo. ¿Quién sería ese tipo? ¿Quién estaría tan jodidamente loco como para querer destruirlo todo?
-Apresurémonos en subir ahora que tenemos el camino algo más libre-, dije finalmente mientras las chicas que habían venido a manosearnos huían despavoridas. “Otra vez la oscuridad y los gases”, pensé lamentándome de la pobre visión que había. Avancé sin problemas al exterior de la sala, donde pude ver a una muchacha corriendo hacia arriba. Raro, muy raro, la salida no estaba por ahí, ¿dónde iría? –¿La habéis visto? Sigámosla a ver a dónde nos dirige-, indiqué. No era un plan descabellado, igual el camino que íbamos a seguir era parecido al suyo. O era una loca que no sabía dónde iba o conocía la torre bien y nos estaba dirigiendo a algo interesante. Fuera cual fuese la opción nos rentaba apresurarnos a seguir su rastro y así lo hice; eso sí, era obvio que las plataformas esas no estaban diseñadas para que las recorriera un gigante así que me preparé para moverme con el geppou de notar que cedían ante el peso de este.
Tenebrex
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Edward estrechó la mano del tal Valar, aunque con cierta confusión por tener que usar la izquierda. —Este... Sí, igualmente... Sabes que tienes una herida en la cabeza ¿no? —Preguntó muy extrañado, pues no al peliblanco no parecía lo más mínimo.
Pensó en atenderle, pero la velocidad del ascensor le hizo pensar que lo mejor sería hacerlo una vez estuvieran fuera. Cuando esta llegó a su destino, el joven inspiró profundamente y suspiró aliviado. No esperaba llegar al exterior tan "pronto", pero no iba a quejarse. Antes de que pudiera hacer nada al respecto de la herida de su nuevo acompañante, una niebla bastante familiar los cubrió por completo y sirvió de canal de comunicación de Krauser. —¿Este sí será él? Ahora sí habla al menos. —se dijo.
Tras el discurso de Krauser y el amenazante mensaje de un desconocido, el joven de ojos dorados se encontró solo con aquella niña que les acompañaba, Julianna, en un lugar distinto. Solo tenían dos caminos, uno con una puerta y otro que era un largo pasillo en el que pudo observar como dos figuras lo recorrían hasta perderse. Su primer impulso fue el de seguir a las dos figuras, pues podrían ser algunos de sus compañeros, pero al momento un artefacto captó su atención emitiendo un molesto pitido y huyendo tras eso.
El curioso chico no pudo resistir la tentación y, tras agarrar a la niña si esta se dejaba, aceleraría a tope para coger el escurridizo cacharro en forma de ratón. —En velocidad no me gana nadie. —soltó, desafiante, aunque siendo ridículo que se lo dijera al robotito.
Pensó en atenderle, pero la velocidad del ascensor le hizo pensar que lo mejor sería hacerlo una vez estuvieran fuera. Cuando esta llegó a su destino, el joven inspiró profundamente y suspiró aliviado. No esperaba llegar al exterior tan "pronto", pero no iba a quejarse. Antes de que pudiera hacer nada al respecto de la herida de su nuevo acompañante, una niebla bastante familiar los cubrió por completo y sirvió de canal de comunicación de Krauser. —¿Este sí será él? Ahora sí habla al menos. —se dijo.
Tras el discurso de Krauser y el amenazante mensaje de un desconocido, el joven de ojos dorados se encontró solo con aquella niña que les acompañaba, Julianna, en un lugar distinto. Solo tenían dos caminos, uno con una puerta y otro que era un largo pasillo en el que pudo observar como dos figuras lo recorrían hasta perderse. Su primer impulso fue el de seguir a las dos figuras, pues podrían ser algunos de sus compañeros, pero al momento un artefacto captó su atención emitiendo un molesto pitido y huyendo tras eso.
El curioso chico no pudo resistir la tentación y, tras agarrar a la niña si esta se dejaba, aceleraría a tope para coger el escurridizo cacharro en forma de ratón. —En velocidad no me gana nadie. —soltó, desafiante, aunque siendo ridículo que se lo dijera al robotito.
- Cosis:
- Bueno, esto lo pongo por si me ayuda de alguna manera (por ejemplo, dándome tiempo de reacción con el robot ratón). Gracias Arthur.
Nombre del objeto: Heiwa yubiwa
Descripción: Se trata de un anillo aparentemente de acero con un grabado con forma de balanza. Por lo demás y en apariencia no tiene pinta de tener nada más de especial
Cualidades del material: Dureza, Atermia y resistencia a la corrosión especiales.
Cualidades excepcionales: El anillo libera constantemente una longitud de onda que afecta a los nervios del canal auditivo haciendo a usuario no sólo ligeramente más resistente a los ataques sónicos (sólo la parte que ensordecería) tanto a aquellos que afecten al sentido del equilibrio.
Lo segundo es decir que por clase corro a 170 km/h, y ni si quiera sé si eso es de manera sostenida y en sprint puedo más. Y si añadimos la fruta pues supongo que ya debo correr lo más grande, pero tal vez me estoy poniendo muy serio y técnico para coger el maldito ratón xD
Steve
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Y como si la cosa no pudiera ser más extraña, cuando subí, siguiendo al grupo sin hacer mucho caso nada, tratando de no abrirme la cabeza subiendo una escalera, una gran cantidad de humo empezó a inundar toda la estancia, para que una voz saliera de ahí. Decía cosas sin ningún sentido para mi, pero si algo estaba claro es que me estaba asfixiando por esa cantidad de gas. Siguió hablando hasta que dijo algo de que lo mataran, si podian.
¿Qué te maten? Pero si con las cajas de Ducados que te estas fumando no duras dos días más. - dije, tosiendo, mientras empezaba a limpiarse la niebla, dejando ver como la mayor parte del edificio había desaparecido – Vale... Es mucho peor, eso esta claro. - dije echando un vistazo al horizonte -
Tras eso simplemente suspiré, preocupándome por mi salud tras haber inhalado esa mierda durante un rato. No me extrañaría si un médico me decía que solo tenía un pulmón tras el viajecito o algo así.
Como tampoco quedaba mucho que hacer, así que tocó subir, con mucho cuidado no fuera que alguien se cayese del andamio gigante en el que estábamos ahora. Lo cual es irónico, porque preocupado por no caer, no me fije en el muro, contra el que me di de bruces. Me froté la frente, debido al golpe y miré el muro de arriba a abajo, la verdad es que debería prestar más atención a mi alrededor, llevaba un rato sin hacerlo.
Galhard
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Habían ocurrido demasiadas cosas en un lapso demasiado corto de tiempo para que la mente de Galhard lo procesase todo. Lo único que había sacado en claro, a parte de la historia del Eustaquio el cual le sonaba de haberla escuchado de boca su padre, cuando volvió del South Blue hecho una furia sin su bebida por culpa de las maldades de ese patán, era el discurso de Al, sobre como un marine debía de comportarse y como se había asomado al abismo de Kenzo al dejarse llevar por su desprecio a los Minks debido a su alergia a ellos. Poco después de que pudiese asimilar un poco lo ocurrido Bleyd desapareció ante sus ojos. Galhard se sentía algo perdido pero esa escena, seguida de distintas voces que se escuchaban a ambos lados le devolvieron al mundo real durante unos instantes.
-Pff... ¿Que ha pasado? ¿¡Bleyd!? Almirante Al ¿Cuales son las ordenes?
Con su inexperiencia poco más podía hacer que esperar ordenes y acatarlas, esperando no tener que mantenerse cerca del Mink por cuestiones de salud.
-Pff... ¿Que ha pasado? ¿¡Bleyd!? Almirante Al ¿Cuales son las ordenes?
Con su inexperiencia poco más podía hacer que esperar ordenes y acatarlas, esperando no tener que mantenerse cerca del Mink por cuestiones de salud.
Ryuichi Ichiban
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Niebla. Cerró los ojos, llevándose la manaza a la boca, intentando evitar que aquella cosa entrara en sus pulmones. Demasiado tarde, se dijo, pues ya tosía sangre en su propia mano. Apoyó la mano en la pared, pero en ningún momento se dejó caer al suelo de rodillas. Antes muerto que llegar a eso. La voz retumbó en sus oídos como un taladro, invasiva y poderosa. Una voz que no conocía de nada, pero que le enviaba un escalofrío por toda la espina dorsal y le hacía pensar que lo iba a matar. Quería luchar contra esa persona. Tal vez así en su muerte se vería digno de beber cerveza en los salones de Krom.
La niebla se disipó y el gigante recuperó la compostura. El enano de las pistolas, que de nuevo había olvidado que estaba allí, se puso a gritar órdenes como un poseso. Bueno, tal vez no gritara, pero como si lo hiciera. Pasó de él y se acercó a las plataformas, intentando ignorar el dolor de sus pulmones. No parecían muy estables, cierto era, sin embargo si algo caracterizaba al gigante es que era un temerario. Se puso de pie en la primera plataforma y esta pareció tambalearse, pero eso no lo detuvo. Empezó a dar zancadas, pasando de plataforma en plataforma antes de que estas cayeran, con el propósito de llegar hasta el final y seguir a aquella extraña que tenía tanta prisa. Se aguantó las ganas de darle una colleja al de las pistolas antes, eso sí.
La niebla se disipó y el gigante recuperó la compostura. El enano de las pistolas, que de nuevo había olvidado que estaba allí, se puso a gritar órdenes como un poseso. Bueno, tal vez no gritara, pero como si lo hiciera. Pasó de él y se acercó a las plataformas, intentando ignorar el dolor de sus pulmones. No parecían muy estables, cierto era, sin embargo si algo caracterizaba al gigante es que era un temerario. Se puso de pie en la primera plataforma y esta pareció tambalearse, pero eso no lo detuvo. Empezó a dar zancadas, pasando de plataforma en plataforma antes de que estas cayeran, con el propósito de llegar hasta el final y seguir a aquella extraña que tenía tanta prisa. Se aguantó las ganas de darle una colleja al de las pistolas antes, eso sí.
Scarlett F. Jones
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El esqueleto pasó de mí y se quedó ensimismado con el queso que le ofreció el semigigante. Bueno, otra cosa ramdom sin respuesta. Pero en ese momento una densa niebla comenzó a expandirse por toda la sala a la vez que una siniestra voz se escuchaba por toda la torre. Sin embargo, no era lo único que me preocupaba pues diversos sonidos fuertes se escuchaban a la vez. Era como si la aguja estuviese viva, realmente era algo muy extraño y sentía temor por ello. La mente maestra por fin había decidido aparecer y actuar en persona, pues soltó un discurso y luego su niebla casi nos ahogó a todos. Ese instante fue doloroso pues parecía que la niebla que había inspirado amenazaba con destruir mis pulmones desde dentro. Caí de rodillas al suelo, presa del pánico mientras intentaba respirar y escupía sangre. ¿Tendría alguna hemorragia interna? Lo ignoraba pero había podido sobrevivir a duras penas.
-Quedan 15 minutos para el final...- Comenté pensando en lo que había dicho aquel hombre. Estábamos cortos de tiempo y aún parecía quedarnos camino por recorrer.
La sala en la que estábamos había sido completamente arrasada cuando la niebla se disipó. Aquel ser era, en verdad, un enemigo bastante poderoso como para poder hacer eso. Pero no había tiempo que perder, era hora de seguir avanzando. Subimos por unas escaleras, con mucho cuidado de que no se acabaran rompiendo también. Llegamos a una zona expuesta al aire libre, por fin pude respirar aire fresco después de aquel infierno de niebla. Varios caminos con muros habían pero por suerte Marc podía ver el camino gracias a su altura. Me quedé esperando para ver que hacíamos hasta que dos sombras aparecieron por los flancos. Preparé mi rifle y me quedé apuntando a la de la derecha. Accioné mi dedo y dejé que una bala viajase hasta el cuerpo de aquel ser. Mejor disparar y después preguntar que ser emboscado.
-Quedan 15 minutos para el final...- Comenté pensando en lo que había dicho aquel hombre. Estábamos cortos de tiempo y aún parecía quedarnos camino por recorrer.
La sala en la que estábamos había sido completamente arrasada cuando la niebla se disipó. Aquel ser era, en verdad, un enemigo bastante poderoso como para poder hacer eso. Pero no había tiempo que perder, era hora de seguir avanzando. Subimos por unas escaleras, con mucho cuidado de que no se acabaran rompiendo también. Llegamos a una zona expuesta al aire libre, por fin pude respirar aire fresco después de aquel infierno de niebla. Varios caminos con muros habían pero por suerte Marc podía ver el camino gracias a su altura. Me quedé esperando para ver que hacíamos hasta que dos sombras aparecieron por los flancos. Preparé mi rifle y me quedé apuntando a la de la derecha. Accioné mi dedo y dejé que una bala viajase hasta el cuerpo de aquel ser. Mejor disparar y después preguntar que ser emboscado.
- Resumen:
- Reaccionar a lo acontecido, ponerse alerta por las sombras y disparar a la sombra de la derecha
Mist D. Spanner
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La extraña voz llegó a sus oídos y se llevó la mano al pecho. Todo fue demasiado deprisa. Su desarrollado haki no pudo preverlo y en ese instante por mucho que lo intentara, no podía hacerse intangible. Sus pulmones se vieron afectados por la invasiva bruma, haciéndole esputar el rojo líquido. Se limpió la boca, intentando no respirar mientras la niebla estuviese presente. Se disipó después de que hablara esa segunda voz. Los datos estaban presentes en su cabeza ahora mismo y practicamente podía deducir que demonios estaba pasando allí. Krauser había sido utilizado como cabeza de turco... No, no era tan sencillo. Si hubiesen querido que Krauser se llevase todas las culpas, no habrían hablado después en el caso de fracaso. Bien podrían estar tan confiados que creían ya haber ganado, pero... No. Era todo demasiado elaborado como para que ese tipo de persona se dejase llevar por la arrogancia. Krauser no era solo la cabeza de turco...
Era el cebo. Krauser, el ex-almirante. Si se hacía sabido que estaba detrás de aquello, la marina no querría cometer errores. Enviaría a los hombres más fuertes a acabar con ello. Y si los más fuertes estaban reunidos en un mismo sitio, y perdían... Las fuerzas de la marina se verían reducidas a un nivel que practicamente los podrían aniquilar de un suspiro. Pero eso no era todo. Haciendo creer a la revolución que Krauser actuaba fuera de sus órdenes, también provocaba que estos enviasen a sus mejores hombres para enmendar ese error y demostrar al pueblo que no eran ellos quienes querían destruirlos por su causa. ¿Quién podría ser el que estaba detrás de todo? Fuese quien fuese, estaba claro que era alguien que pertenecía a uno de los dos bandos, alguien que sabía como funcionaban, alguien que era capaz de ver lo que haría el otro. ¿Un marine traidor o un revolucionario cuyos métodos eran demasiado incluso para la revolución? Si consiguió capturar a Krauser y convertirlo en su marioneta entonces solo podía ser alguien en quien este confiaba. Solo podía ser...
—El líder revolucionario que envió las tropas rebeldes... a morir —dijo en voz alta, siendo cada palabra una punzada de dolor en sus pulmones —. Creo que estamos tras la persona equivocada. Han jugado con nosotros como... como piezas de ajedrez. Prediciendo nuestros movimientos y... No. No no no no. No los predecían, ¡Los orquestraban! —El pirata hablaba para si mismo en voz alta, moviendo los brazos y caminando de un lado a otro, dándose cuenta de todo—. No somos las piezas de ajedrez del lado contrario, somos las piezas del suyo. ¿Se esperaba una alianza entre piratas y marines? Dexter. Por supuesto, Dexter. Dexter tenía que venir y... ¡Oh! ¡Oooh! ¡Marc!
Sin pedir permiso intentó trepar por la espalda del gigante hasta llegar a su hombro y ponerse de pie sobre este, para alzar la vista y poder mirar por encima de los muros. Y lo vio. Una gigantesca figura hecha de niebla estaba luchando con el capitán, mientras Dexter se alejaba.
—¡No se esperaba que Zane se aliase con los marines! ¡No somos sus piezas, somos las piezas enemigas! ¡Nailah, sube! ¡¡Marc, hacia allí!! ¡¡No te preocupes, podrás pasar los muros!!
Y señalaría hacia la figura enorme con la que Zane estaría combatiendo. Había ignorado por completo las figuras que habían visto moverse a lo lejos, sin embargo en ese momento le importaban poco o nada. Si el gigante caminaba hacia los muros en aquella dirección, se haría intangible a si mismo y al gigante al estar en contacto con él, y a Nailah en el caso de que también subiese, para poder llegar hasta allí.
Era el cebo. Krauser, el ex-almirante. Si se hacía sabido que estaba detrás de aquello, la marina no querría cometer errores. Enviaría a los hombres más fuertes a acabar con ello. Y si los más fuertes estaban reunidos en un mismo sitio, y perdían... Las fuerzas de la marina se verían reducidas a un nivel que practicamente los podrían aniquilar de un suspiro. Pero eso no era todo. Haciendo creer a la revolución que Krauser actuaba fuera de sus órdenes, también provocaba que estos enviasen a sus mejores hombres para enmendar ese error y demostrar al pueblo que no eran ellos quienes querían destruirlos por su causa. ¿Quién podría ser el que estaba detrás de todo? Fuese quien fuese, estaba claro que era alguien que pertenecía a uno de los dos bandos, alguien que sabía como funcionaban, alguien que era capaz de ver lo que haría el otro. ¿Un marine traidor o un revolucionario cuyos métodos eran demasiado incluso para la revolución? Si consiguió capturar a Krauser y convertirlo en su marioneta entonces solo podía ser alguien en quien este confiaba. Solo podía ser...
—El líder revolucionario que envió las tropas rebeldes... a morir —dijo en voz alta, siendo cada palabra una punzada de dolor en sus pulmones —. Creo que estamos tras la persona equivocada. Han jugado con nosotros como... como piezas de ajedrez. Prediciendo nuestros movimientos y... No. No no no no. No los predecían, ¡Los orquestraban! —El pirata hablaba para si mismo en voz alta, moviendo los brazos y caminando de un lado a otro, dándose cuenta de todo—. No somos las piezas de ajedrez del lado contrario, somos las piezas del suyo. ¿Se esperaba una alianza entre piratas y marines? Dexter. Por supuesto, Dexter. Dexter tenía que venir y... ¡Oh! ¡Oooh! ¡Marc!
Sin pedir permiso intentó trepar por la espalda del gigante hasta llegar a su hombro y ponerse de pie sobre este, para alzar la vista y poder mirar por encima de los muros. Y lo vio. Una gigantesca figura hecha de niebla estaba luchando con el capitán, mientras Dexter se alejaba.
—¡No se esperaba que Zane se aliase con los marines! ¡No somos sus piezas, somos las piezas enemigas! ¡Nailah, sube! ¡¡Marc, hacia allí!! ¡¡No te preocupes, podrás pasar los muros!!
Y señalaría hacia la figura enorme con la que Zane estaría combatiendo. Había ignorado por completo las figuras que habían visto moverse a lo lejos, sin embargo en ese momento le importaban poco o nada. Si el gigante caminaba hacia los muros en aquella dirección, se haría intangible a si mismo y al gigante al estar en contacto con él, y a Nailah en el caso de que también subiese, para poder llegar hasta allí.
Gareth Silverwing
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Si que debí haber pillado un pedal de los gordos, porque mientras meaba todo se llenaba de vapor, o niebla, no recordaba que mi orina estuviera tan caliente, es más, estaba empezando a escuchar voces, de quien se hacía llamar Krauser, nada más ni nada menos ¿Acaso era posible intoxicarse con los vapores de tu propia orina? Es decir, la gente me decía que tenía una personalidad muy agresiva, pero que eso se aplique a mis propias secreciones todavía no había ocurrido.
El caso es que entre que me terminaba de limpiar con un paño y me subía la bragueta, Bleyd había desaparecido, otra vez. A parte de eso, las explosiones y temblores no auguraban nada bueno. Tampoco auguraba nada bueno que empezase a toser un líquido rojizo, por lo menos no lo estaba meando, un punto a mi favor, supongo.
Por si no fuera poco para la confusión que reinaba entre los presentes, seguía escuchando voces, eso tiene pinta de intoxicación por ácido ¿Pero acaso podía destilar ácido en mi vejiga a base alcohol y cafeína? La química no era mi campo de especialidad, pero tampoco era ignorante ante las maravillas de las reacciones entre elementos. Espera un momento, si he destilado ácido, significa que dentro me deben de quedar unos cristales de sales maravillosos. Hay madre, que al final si que voy a mear rojo, y va a doler. Pero en fin, las voces y el ruido no se callaban, y no sabía de donde venían. Izquierda o derecha era la decisión, así que la tomé sin levantar la mirada. Observé hacia que lado se dirigía el reguero de meado, tendía más a serpentear hacia la izquierda.
- Si esto es una trampa, y seguro que lo es, querrán atraernos hacia abajo. - Dije exponiendo vagamente las bases de una teoría que intentaba camuflar una decisión arbitraria. - Yo voy a la Izquierda si hay algo malo por ahí soy el que más difícil lo tienen para matar. Al intenta hacer algo con la humedad de nuestros oídos, si no inténtalo tu Jack. Es posible que intenten confundirnos con sonidos falsos.
Dicho esto me dirigí hacia la izquierda buscando señales de calor o, por lo menos de cambios anómalos en la conductividad del ambiente que delatasen un cuerpo, todo ello sin perder de vista la señal de mi grupo.
El caso es que entre que me terminaba de limpiar con un paño y me subía la bragueta, Bleyd había desaparecido, otra vez. A parte de eso, las explosiones y temblores no auguraban nada bueno. Tampoco auguraba nada bueno que empezase a toser un líquido rojizo, por lo menos no lo estaba meando, un punto a mi favor, supongo.
Por si no fuera poco para la confusión que reinaba entre los presentes, seguía escuchando voces, eso tiene pinta de intoxicación por ácido ¿Pero acaso podía destilar ácido en mi vejiga a base alcohol y cafeína? La química no era mi campo de especialidad, pero tampoco era ignorante ante las maravillas de las reacciones entre elementos. Espera un momento, si he destilado ácido, significa que dentro me deben de quedar unos cristales de sales maravillosos. Hay madre, que al final si que voy a mear rojo, y va a doler. Pero en fin, las voces y el ruido no se callaban, y no sabía de donde venían. Izquierda o derecha era la decisión, así que la tomé sin levantar la mirada. Observé hacia que lado se dirigía el reguero de meado, tendía más a serpentear hacia la izquierda.
- Si esto es una trampa, y seguro que lo es, querrán atraernos hacia abajo. - Dije exponiendo vagamente las bases de una teoría que intentaba camuflar una decisión arbitraria. - Yo voy a la Izquierda si hay algo malo por ahí soy el que más difícil lo tienen para matar. Al intenta hacer algo con la humedad de nuestros oídos, si no inténtalo tu Jack. Es posible que intenten confundirnos con sonidos falsos.
Dicho esto me dirigí hacia la izquierda buscando señales de calor o, por lo menos de cambios anómalos en la conductividad del ambiente que delatasen un cuerpo, todo ello sin perder de vista la señal de mi grupo.
- Resumen:
- Ir a explorar a la derecha.
Giotto Leblanc
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El sentimiento que le estaba poniendo el hombrecillo a su discurso resultaba conmovedor, pero de pronto todo se cubrió de una espesa niebla que hacía imposible ver que había al frente. Luego se adentró por todos y cada uno de los orificios del agente, haciendo que su respiración se entrecortara cada vez más hasta sentir una presión en su pecho que no le gustaba. La voz de un hombre resonó por todo el lugar. No la conocía, pero parecía enfadado. Segundos después todo cesó. Tosió, y al taparse su mano se llenó con gotas de sangre, de su propia sangre.
—¿Estáis bien? —preguntó, observando a todos, pero concretamente al cabecilla de ellos. Se encontraba de rodillas en el suelo, observando un punto en el horizonte de aquel extraño sótano, ¿habría algo ahí? Nadie se molestaría en crear un sótano como en el que estaba si no fuera así; o eso era lo que pensaba. Tenía que tomar una decisión y rápido, pero ¿qué debía hacer? Si no tomaba la decisión correcta la vida de Ellie y Iulio estaría en juego—. Ellie, Iulio… enseñadle a usar el ascensor y que suban al último piso en grupos de cinco personas, ¿vale? Recordadle que una vez estén arriba deben darle al botón para que vuelva a bajar. Entretanto, nosotros vamos a dirigirnos hacia allá —dijo, señalando hacia el lugar donde el líder de aquellos extraños y peludos seres había estado mirando segundos antes de caer al suelo.
Y así lo hizo, creando una llama en su frente caminó hacia el lugar que había mirado el hombrecillo.
—¿Estáis bien? —preguntó, observando a todos, pero concretamente al cabecilla de ellos. Se encontraba de rodillas en el suelo, observando un punto en el horizonte de aquel extraño sótano, ¿habría algo ahí? Nadie se molestaría en crear un sótano como en el que estaba si no fuera así; o eso era lo que pensaba. Tenía que tomar una decisión y rápido, pero ¿qué debía hacer? Si no tomaba la decisión correcta la vida de Ellie y Iulio estaría en juego—. Ellie, Iulio… enseñadle a usar el ascensor y que suban al último piso en grupos de cinco personas, ¿vale? Recordadle que una vez estén arriba deben darle al botón para que vuelva a bajar. Entretanto, nosotros vamos a dirigirnos hacia allá —dijo, señalando hacia el lugar donde el líder de aquellos extraños y peludos seres había estado mirando segundos antes de caer al suelo.
Y así lo hizo, creando una llama en su frente caminó hacia el lugar que había mirado el hombrecillo.
Osuka Sumisu
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El confeti que caía sobre sus cabezas le hubiese resultado jocoso, pero siendo sincero, se preguntaba quien pensó cuando estaban construyendo aquella torre apocalíptica. ¿Alguien estaría ahí, trabajando, y pensó “Oh, vamos a meter confeti. ¡Quedara estupendo!”?
Cuando salieron de aquel estrecho lugar que parecía donde habían organizado una microfiesta de fin de año, pudieron mitigar la angustia del sitio con el aire fresco, pero que no duro mucho. Pues sus pulmones se vieron afectados como si decenas de agujas le pinchasen desde dentro y no pudo evitar como la sangre le emanaba de la boca, pero eso no era ni lo mínimamente suficiente como para conseguir que el oficial se derrumbara. Dolía mucho, pero había pasado cosas peores aunque no disimulara con la tos seca que hacía en un intento de respirar.
Al disiparse la niebla, pudo identificar dos figuras que conocía, el pelo rojo alocado y la melena monocromática elegante. No había duda, eran Dexter y Zane, además, no podía evitar la presencia de Krauser en aquella sala. No podía evitar escuchar los gritos casi agónicos de Redfield, pero no podía confiar en él. Quizá era otro engaño del ex almirante para que no le culpabilizaran de aquello, o no, le era imposible saber cuándo terminara la verdad y empezaba la mentira.
Aunque todo tenía sentido. ¿Porque ir cazando a todos tus objetivos por todo el mundo cuando podías juntarlos en un mismo edificio? Muy inteligente, pero muy arriesgado. Le costaba creer que toda aquella locura solo hubiese servido para atraerlos allí. Pudo ver como una sombra huía a lo lejos, pero no tenía tiempo para más distracciones
Ando hacia donde la pareja de piratas y se concentró en esforzar sus sentidos, con el intento, si había suerte, de notar piedra o hormigón en aquel nuevo piso. Se equipó con su guante encadenado izquierdo y un guantelete de aspecto amenazante en el derecho.
- Maldita sea, pelirrojo. No esperaba que llegaras primero –golpeo sus puños con un sonoro estruendo mientras en su ojo se distinguía un estela rojiza -. Pero que haya intercambiado golpes primero con este cabron no me lo quita nadie.
Cuando salieron de aquel estrecho lugar que parecía donde habían organizado una microfiesta de fin de año, pudieron mitigar la angustia del sitio con el aire fresco, pero que no duro mucho. Pues sus pulmones se vieron afectados como si decenas de agujas le pinchasen desde dentro y no pudo evitar como la sangre le emanaba de la boca, pero eso no era ni lo mínimamente suficiente como para conseguir que el oficial se derrumbara. Dolía mucho, pero había pasado cosas peores aunque no disimulara con la tos seca que hacía en un intento de respirar.
Al disiparse la niebla, pudo identificar dos figuras que conocía, el pelo rojo alocado y la melena monocromática elegante. No había duda, eran Dexter y Zane, además, no podía evitar la presencia de Krauser en aquella sala. No podía evitar escuchar los gritos casi agónicos de Redfield, pero no podía confiar en él. Quizá era otro engaño del ex almirante para que no le culpabilizaran de aquello, o no, le era imposible saber cuándo terminara la verdad y empezaba la mentira.
Aunque todo tenía sentido. ¿Porque ir cazando a todos tus objetivos por todo el mundo cuando podías juntarlos en un mismo edificio? Muy inteligente, pero muy arriesgado. Le costaba creer que toda aquella locura solo hubiese servido para atraerlos allí. Pudo ver como una sombra huía a lo lejos, pero no tenía tiempo para más distracciones
Ando hacia donde la pareja de piratas y se concentró en esforzar sus sentidos, con el intento, si había suerte, de notar piedra o hormigón en aquel nuevo piso. Se equipó con su guante encadenado izquierdo y un guantelete de aspecto amenazante en el derecho.
- Maldita sea, pelirrojo. No esperaba que llegaras primero –golpeo sus puños con un sonoro estruendo mientras en su ojo se distinguía un estela rojiza -. Pero que haya intercambiado golpes primero con este cabron no me lo quita nadie.
- Cosis:
Nombre de la técnica: Visión de Oni
Naturaleza de la técnica: Física.
Descripción de la técnica: Pasivamente, el ojo derecho de Osu obtiene un iris rojo que deja una pequeña estela de luz cuando está en movimiento, este le permite visualizar de mejor manera los movimientos del contrario dándole un x2'5 en agilidad durante 2 post.
Tiempo de canalización: 2 segundos.
Nombre del objeto: Eien no Kusari (Cadena Perpetua)[Mitico]
Descripción: Un guantelete izquierdo.
Cualidades del material: Dureza y Tenacidad[Mitica] Elasticidad y Resistencia a la corrosión(Cadena)[Mitica]
Cualidades excepcionales: Guante de cota de malla con carcasa de titanio. Alrededor de este guante hay una cadena muy resistente, capaz de alargase o acortarse a gran velocidad (hasta unos 25 metros). Esta actua como una segunda extremidad, pudiendo cambiar levemente la trayectoria del lanzamiento. En caso de romperse dicha cadena, esta se iría regenerando con el tiempo.
Nombre del objeto: Akuma no Saibankan (El Juez Demoníaco)[Epico]
Descripción: Un guantelete derecho.
Cualidades del material: Tenacidad y Dureza
Cualidades excepcionales: Dicen que cuando alguien golpea con este guante le arranca un pedazo de su alma, dejando a la víctima debilitada. Realmente, la punta de las garras están recubiertas de unas microtoxinas que entumecen y debilitan al infectado, reduciendo al 50% de Agilidad y Velocidad durante 3 posts.
Zack Suky
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La alegría del saqueo tardó en esfumarse lo mismo que tardó en llegar la niebla junto a la voz que destilaba odio y rabia. Nunca antes había oído la voz del Demonio de la niebla, pero sí sobre sus poderes y hazañas, por lo que una veta de miedo y emoción recorrió mi espina dorsal haciendo que me estremeciese... Aunque no fue lo único que recorrió mi interior que hizo estremecerme, ya que antes de que pudiese evitarlo me encontraba doblado por la cintura por culpa de la niebla que había entrado en mi organismo y que este quería depurar mediante una fuerte tos que me hizo escupir sangre.
-No se que será exactamente... Pero lo que sí se es que el bastardo es alguien a tener en cuenta. - contesté a Kaito con la voz algo rasgada por la tos. - Es uno de los pocos a los que mi capitán respeta... - Por no decir que casi llegaba a temerle - y eso me pone la piel de gallina, pero aún así me niego a marcharme con las manos vacías.
Sería absurdo darse la vuelta ante el primer vestigio real de problemas después de haber estado dando vueltas como un subnormal por toda la aguja, así que no. No iba a marcharme así como así, ya que como mínimo quería ser observador del desenlace como pasó en Síderos o Gray Rock. Si al final la aguja se ponía en marcha y moríamos todos... Como mínimo quería ver de frente el caos y la destrucción ocasionada y no morir huyendo como un cobarde. Además dudaba de poder hacerlo a tiempo, puesto que si era verdad lo que habían contado sobre esta iba a ser arrasado todo un Blue... Y dudaba ser tan rápido. Ya la única salida que quedaba era que alguien parase el aparato o morir dentro del espectáculo.
Parecía que el pulpo compartía parte de mis pensamientos a pesar de sus palabras, así que no dudé en seguirlo una vez que este comenzó su avance.
- Huele a destrucción... Y me pone - dije en un leve susurro antes de ponerme al paso del ningyo.
-No se que será exactamente... Pero lo que sí se es que el bastardo es alguien a tener en cuenta. - contesté a Kaito con la voz algo rasgada por la tos. - Es uno de los pocos a los que mi capitán respeta... - Por no decir que casi llegaba a temerle - y eso me pone la piel de gallina, pero aún así me niego a marcharme con las manos vacías.
Sería absurdo darse la vuelta ante el primer vestigio real de problemas después de haber estado dando vueltas como un subnormal por toda la aguja, así que no. No iba a marcharme así como así, ya que como mínimo quería ser observador del desenlace como pasó en Síderos o Gray Rock. Si al final la aguja se ponía en marcha y moríamos todos... Como mínimo quería ver de frente el caos y la destrucción ocasionada y no morir huyendo como un cobarde. Además dudaba de poder hacerlo a tiempo, puesto que si era verdad lo que habían contado sobre esta iba a ser arrasado todo un Blue... Y dudaba ser tan rápido. Ya la única salida que quedaba era que alguien parase el aparato o morir dentro del espectáculo.
Parecía que el pulpo compartía parte de mis pensamientos a pesar de sus palabras, así que no dudé en seguirlo una vez que este comenzó su avance.
- Huele a destrucción... Y me pone - dije en un leve susurro antes de ponerme al paso del ningyo.
- Resumen:
- Avanzar junto a Kaito.
AEG93
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Repentinamente, el cuerpo del alcalde comenzó a elevarse a gran velocidad. Algo, no supo distinguir bien el qué, tiraba de él. ¿Pretendería que se chocasen contra el techo? No tenía muy claro cuál sería el motivo para hacer aquello, pero apenas tuvo tiempo de reaccionar antes de encontrarse en el piso superior. ¿Qué acababa de ocurrir?
Mirando hacia todos lados, vio un nuevo fantasma de un tamaño similar al que inicialmente tenía el que había explotado que se alejaba, atravesando un muro. ¿Sería aquello obra del usuario de la akuma de Nostariel? ¿Qué motivo podría tener para querer verle?
En ese instante una espesa niebla lo cubrió todo. Privado de la visión a pesar incluso de sus particularmente agudos ojos, Thawne decidió utilizar un sentido aún más aguzado: el mantra. Una única y poderosa presencia lo invadía todo, extendiéndose a su alrededor. Por la amplitud del área que abarcaba al agente de incógnito solo se le ocurría una opción: tenía que tratarse de la niebla. Y solo había oído de una persona capaz de convertirse en dicho material: Krauser Redfield, el supuesto constructor de la torre. Los informes sobre él en los archivos de Ennies Lobby eran numerosos y detallados, no obstante había llegado a ser un Almirante de la Marina antes de traicionar al Gobierno Mundial. Una voz llena de rabia inundó la estancia. Parecía provenir de la propia niebla, y expresaba una profunda ira por haber sido utilizado. ¿Acaso el gran Demonio de la Niebla tan solo había sido una simple marioneta en manos de alguien que actuaba en la sombra? Por sus palabras esa impresión daba, pero parecía que el revolucionario se había hartado de seguir el juego a quien fuera que estuviese detrás de todo. Acto seguido la niebla desapareció, dejando un extraño sabor metálico en la boca del político. Era, sin duda, el sabor de la sangre. Aquella niebla tenía algo muy peligroso, y probablemente no convenía mucho exponerse a ella en demasía.
La torre estaba ahora medio derruida, sin casi paredes ni techos. Era poco más que el esqueleto de un edificio. Tuberías rotas aquí y allá dejaban escapar gases que, con casi total seguridad, serían tóxicos o inflamables. Y en mitad del caos una nueva voz se alzó, regondeándose en su triunfo. La sangre del alcalde hervía. Fuese quien fuese aquella persona había tratado a todos los que allí se encontraban, incluido él, como si fueran estúpidos. Había jugado con ellos y ahora se burlaba de su superioridad. Pues bien, se equivocaba. A él no lo movía ningún propósito altruista ni el afán de salvar el mundo. Simplemente buscaba el beneficio propio. Y si con algo no había contado aquella persona era con que alguien como él, Anders D Thawne, se personase allí. E iba a encargarse de demostrarle que nadie podía creerse superior a él, pues al fin y al cabo nadie lo era.
Así que decidió dar un corto y conciso mensaje a sus antiguos compañeros de viaje en aquel edificio a través de la conexión mental que les unía y ponerse en marcha:
- Katharina, Kirin, Marles, Elliot. Estoy en la quinta planta. Mantendré activos los vínculos telepáticos con vosotros cuatro, seguirán funcionando salvo que nos alejemos mutuamente más de un kilómetro. Avisadme si necesitáis algo, y yo haré lo propio ¿de acuerdo?
Y dicho esto comenzó a moverse. Tenía dos frentes abiertos. Por un lado quien estuviese invocando a los fantasmas, ya que se había molestado en hacer que ascendiese en solitario hasta aquella planta. Y por otro, la persona que en aquel momento ocupaba el centro de sus pensamientos. El desgraciado que había osado creerse superior a él y que, irremediablemente, pagaría aquella temeridad con su vida. Ahora que estaba solo no debía esconder sus habilidades, así que aprovecharía la destrucción causada por la niebla para moverse con más libertad.
Gracias a la velocidad que el Soru le proporcionaba se desplazaría a gran velocidad hacia el lugar en el que la presencia que antes procedía de la niebla se hallaba ahora. Era factible que Krauser, habiendo sido aliado de quien estuviese detrás de todo aquello hasta entonces, supiese quién era o cómo localizarle. Otra opción, por supuesto, era ascender a un piso superior si encontraba alguna forma de hacerlo (le daría prioridad a esto antes que a llegar hasta el revolucionario). Para hacerlo utilizaría su Geppou. Y en caso de encontrarse con el creador de fantasmas se detendría a hablar con él un momento. Si alguien se había tomado tantas molestias para que llegase hasta él debía ser por algún motivo importante.
Mirando hacia todos lados, vio un nuevo fantasma de un tamaño similar al que inicialmente tenía el que había explotado que se alejaba, atravesando un muro. ¿Sería aquello obra del usuario de la akuma de Nostariel? ¿Qué motivo podría tener para querer verle?
En ese instante una espesa niebla lo cubrió todo. Privado de la visión a pesar incluso de sus particularmente agudos ojos, Thawne decidió utilizar un sentido aún más aguzado: el mantra. Una única y poderosa presencia lo invadía todo, extendiéndose a su alrededor. Por la amplitud del área que abarcaba al agente de incógnito solo se le ocurría una opción: tenía que tratarse de la niebla. Y solo había oído de una persona capaz de convertirse en dicho material: Krauser Redfield, el supuesto constructor de la torre. Los informes sobre él en los archivos de Ennies Lobby eran numerosos y detallados, no obstante había llegado a ser un Almirante de la Marina antes de traicionar al Gobierno Mundial. Una voz llena de rabia inundó la estancia. Parecía provenir de la propia niebla, y expresaba una profunda ira por haber sido utilizado. ¿Acaso el gran Demonio de la Niebla tan solo había sido una simple marioneta en manos de alguien que actuaba en la sombra? Por sus palabras esa impresión daba, pero parecía que el revolucionario se había hartado de seguir el juego a quien fuera que estuviese detrás de todo. Acto seguido la niebla desapareció, dejando un extraño sabor metálico en la boca del político. Era, sin duda, el sabor de la sangre. Aquella niebla tenía algo muy peligroso, y probablemente no convenía mucho exponerse a ella en demasía.
La torre estaba ahora medio derruida, sin casi paredes ni techos. Era poco más que el esqueleto de un edificio. Tuberías rotas aquí y allá dejaban escapar gases que, con casi total seguridad, serían tóxicos o inflamables. Y en mitad del caos una nueva voz se alzó, regondeándose en su triunfo. La sangre del alcalde hervía. Fuese quien fuese aquella persona había tratado a todos los que allí se encontraban, incluido él, como si fueran estúpidos. Había jugado con ellos y ahora se burlaba de su superioridad. Pues bien, se equivocaba. A él no lo movía ningún propósito altruista ni el afán de salvar el mundo. Simplemente buscaba el beneficio propio. Y si con algo no había contado aquella persona era con que alguien como él, Anders D Thawne, se personase allí. E iba a encargarse de demostrarle que nadie podía creerse superior a él, pues al fin y al cabo nadie lo era.
Así que decidió dar un corto y conciso mensaje a sus antiguos compañeros de viaje en aquel edificio a través de la conexión mental que les unía y ponerse en marcha:
- Katharina, Kirin, Marles, Elliot. Estoy en la quinta planta. Mantendré activos los vínculos telepáticos con vosotros cuatro, seguirán funcionando salvo que nos alejemos mutuamente más de un kilómetro. Avisadme si necesitáis algo, y yo haré lo propio ¿de acuerdo?
Y dicho esto comenzó a moverse. Tenía dos frentes abiertos. Por un lado quien estuviese invocando a los fantasmas, ya que se había molestado en hacer que ascendiese en solitario hasta aquella planta. Y por otro, la persona que en aquel momento ocupaba el centro de sus pensamientos. El desgraciado que había osado creerse superior a él y que, irremediablemente, pagaría aquella temeridad con su vida. Ahora que estaba solo no debía esconder sus habilidades, así que aprovecharía la destrucción causada por la niebla para moverse con más libertad.
Gracias a la velocidad que el Soru le proporcionaba se desplazaría a gran velocidad hacia el lugar en el que la presencia que antes procedía de la niebla se hallaba ahora. Era factible que Krauser, habiendo sido aliado de quien estuviese detrás de todo aquello hasta entonces, supiese quién era o cómo localizarle. Otra opción, por supuesto, era ascender a un piso superior si encontraba alguna forma de hacerlo (le daría prioridad a esto antes que a llegar hasta el revolucionario). Para hacerlo utilizaría su Geppou. Y en caso de encontrarse con el creador de fantasmas se detendría a hablar con él un momento. Si alguien se había tomado tantas molestias para que llegase hasta él debía ser por algún motivo importante.
- Resumen (Kath, Lance, gente de la sala de Krauser):
- - Ser arrastrado al piso de arriba y narrar lo ocurrido en la moderación general.
- Enfadarse porque nadie es superior a él ni juega con él y decidirse a matar a quien esté detrás de todo aquello.
- Hablar a los demás para informarles de que el contacto mental se mantiene.
- Usar el Soru y, en caso necesario, el Geppou para desplazarse hacia Krauser y preguntarle acerca de su "jefe". En caso de encontrarse con una forma de subir al siguiente piso utilizarla. Si por el camino se encuentra con el creador de fantasmas, detenerse a hablar con él un poco.
- Cosas:
- - Soru (Mejora Épica): Thawne ha perfeccionado su dominio del Soru a lo largo de agotadores entrenamientos. Debido a esto ha logrado optimizar sus movimientos, consiguiendo que la velocidad instantánea otorgada por esta técnica pase a ser de 80 m/s. Y no solo esto, sino que ha conseguido un dominio tal sobre ella que es capaz de alterar su trayectoria, no teniendo por qué desplazarse únicamente en línea recta al utilizarla.
- Geppou (Mejora Mítica): Mediante el uso continuado de esta técnica, Thawne ha ido perfeccionándola hasta el punto de casi eliminar el rozamiento con el aire al desplazarse con ella, además de aprender a aprovechar las corrientes. Esto hace que sea capaz de desplazarse por el aire a 50 m/s durante horas.
- Haki de Observación Magnífico (Predilecto), ambas ramas a tier 9 y doble sintonía.
Rose D. Alviss
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No coló, mi intento que el capitán la liara parda no funcionó, haciendo caso al aguafiestas de Nox y usando unos cañones de nada como excusa.
- ¡Bah! Tú antes molabas. - Espeté ante la negativa de Zane.
Hice un giro brusco con la respuesta, cuando noté dolor en mi hombro izquierdo, bastante de hecho, que me impedía mover el brazo con libertad. Por razones que desconocía, quizás por el poder de la idiotez, el duelo de Dexter y el toro mecánico me dejo mal parado como daño colateral.
Empezaron a sonar disparos, no tenía muy claro de donde salía, el ambiente se enrareció, se lleno todo de una extraña niebla, incluso noté una presencia, como si estuviera en todos los lados y con su voz que sonaba en cada recoveco de la aguja, como si de un dios se tratase, gritando que estaba harto de todo. Los disparos no cesaban, es más, tenía la sensación que ahora eran más. La mencionada niebla estaba tan cerca de todos nosotros que acabamos inhalándola, entrando en mis vías respiratorias como si fuera fuego, obligándome a hincar la rodilla para retorcerme de dolor, ya que este movimiento también me provocó más daño en el hombro, incluso llegando al punto de escupir sangre, me llevé la mano diestra a la boca para evitar tragar más niebla. Poco a poco pude recuperarme, respirar era una tarea titánica y necesaria. Tras unos momentos complicado, la niebla se disipó, no sabría decir en qué momento, andaba algo ocupado. La voz volvió a hablar, pero no me interesaba demasiado. Se me ocurrió una idea, este dolor del hombro zurdo me permitía probar una cosa.
- Oye, puede que si como chocolate, me regenere o algo así... - Comenté al aire mientras comía un poco de mi propia cosecha.
Tras ingerirlo, espere unos segundos e intente mover el brazo.
- No funciona... quizás el mío no funciona.
Cogí el de emergencia y me comí varias onzas. Volví a probar suerte.
- Tampoco... puede que no haya sido la suficiente cantidad.
Pape una cantidad mayor, tanto la que tenía guardada como la que regeneraba.
- Pues nada, ni por esas, bueno da igual, había que intentarlo.
Mis intentos de curarme lo hice mientras que aquella voz hablaba y decía algo sobre que estaba harto, que no íbamos a conseguir nada y sólo nos esperaba la muerte, creo, andaba en ese instante algo ocupado.
Casi todos los presentes movieron ficha: Dexter se fue, ignorando el gigante que tenía delante de sus ojos; el gañán se enfrenta a dicha forma de niebla y el dragón también. Delante de los que seguíamos abajo, apareció una figura con capa, que desprendía humo hacía nosotros. Luka también saltó a la ofensiva, él seguramente podía plantarle cara, yo en cambio, lo tenía difícil, entre el hombro y que no estaba recuperado del todo por respirar aquella niebla, además del hecho que poco puedo hacer contra ella, me obligaba a mantenerme a la defensiva.
- No sé vosotros. - Me dirigí a Vile y Nox. - Pero yo poco puedo hacer en esta situación, evitar que llegué eso a nosotros. - Mientras les hablaba empecé a generar chocolate en forma sólida para formar una barrera de una forma irregular que parecía un intento mal hecho de media esfera lo suficiente grande para entrar los tres con espacio vital incluido.
- ¡Bah! Tú antes molabas. - Espeté ante la negativa de Zane.
Hice un giro brusco con la respuesta, cuando noté dolor en mi hombro izquierdo, bastante de hecho, que me impedía mover el brazo con libertad. Por razones que desconocía, quizás por el poder de la idiotez, el duelo de Dexter y el toro mecánico me dejo mal parado como daño colateral.
Empezaron a sonar disparos, no tenía muy claro de donde salía, el ambiente se enrareció, se lleno todo de una extraña niebla, incluso noté una presencia, como si estuviera en todos los lados y con su voz que sonaba en cada recoveco de la aguja, como si de un dios se tratase, gritando que estaba harto de todo. Los disparos no cesaban, es más, tenía la sensación que ahora eran más. La mencionada niebla estaba tan cerca de todos nosotros que acabamos inhalándola, entrando en mis vías respiratorias como si fuera fuego, obligándome a hincar la rodilla para retorcerme de dolor, ya que este movimiento también me provocó más daño en el hombro, incluso llegando al punto de escupir sangre, me llevé la mano diestra a la boca para evitar tragar más niebla. Poco a poco pude recuperarme, respirar era una tarea titánica y necesaria. Tras unos momentos complicado, la niebla se disipó, no sabría decir en qué momento, andaba algo ocupado. La voz volvió a hablar, pero no me interesaba demasiado. Se me ocurrió una idea, este dolor del hombro zurdo me permitía probar una cosa.
- Oye, puede que si como chocolate, me regenere o algo así... - Comenté al aire mientras comía un poco de mi propia cosecha.
Tras ingerirlo, espere unos segundos e intente mover el brazo.
- No funciona... quizás el mío no funciona.
Cogí el de emergencia y me comí varias onzas. Volví a probar suerte.
- Tampoco... puede que no haya sido la suficiente cantidad.
Pape una cantidad mayor, tanto la que tenía guardada como la que regeneraba.
- Pues nada, ni por esas, bueno da igual, había que intentarlo.
Mis intentos de curarme lo hice mientras que aquella voz hablaba y decía algo sobre que estaba harto, que no íbamos a conseguir nada y sólo nos esperaba la muerte, creo, andaba en ese instante algo ocupado.
Casi todos los presentes movieron ficha: Dexter se fue, ignorando el gigante que tenía delante de sus ojos; el gañán se enfrenta a dicha forma de niebla y el dragón también. Delante de los que seguíamos abajo, apareció una figura con capa, que desprendía humo hacía nosotros. Luka también saltó a la ofensiva, él seguramente podía plantarle cara, yo en cambio, lo tenía difícil, entre el hombro y que no estaba recuperado del todo por respirar aquella niebla, además del hecho que poco puedo hacer contra ella, me obligaba a mantenerme a la defensiva.
- No sé vosotros. - Me dirigí a Vile y Nox. - Pero yo poco puedo hacer en esta situación, evitar que llegué eso a nosotros. - Mientras les hablaba empecé a generar chocolate en forma sólida para formar una barrera de una forma irregular que parecía un intento mal hecho de media esfera lo suficiente grande para entrar los tres con espacio vital incluido.
- Resumen:
- Llevarme una decepción por culpa del gañan
cobardede Zane. - Darme cuenta que tengo el brazo izquierdo para el arrastre. Sufrir mucho al respirar la niebla.
- Intentar curar el hombro comiendo chocolate. SALE MAL.
- Crear una barrera de chocolate para repeler el miasma.
- Llevarme una decepción por culpa del gañan
- Stats:
Agilidad Tier 3
Velocidad Tier 3 Reflejos Tier 2
Puntería Tier 3 Poder de Destrucción Tier 1
Liv L Astrid
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Todo pareció ir perfecto y pude subir por las rampas sin ningún percance con aquellas personas. Sin embargo, en el ascenso una extraña niebla apareció para luego volver a desaparecer. Cuando desapareció por completo había llegado a una puerta que se abrió de golpe dejando la entrada libre para un pasillo.
El pasillo estaba desierto y sin un ruido. Volvía a estar como al principio. Comencé a avanzar por el lúgubre pasillo hasta que empecé a escuchar un ruido de roce. Parecía algo metálico y que pesaba demasiado. Guardé las espadas y volví a empuñar el hacha.
-No creo que sea una buena idea – dijo Trece al momento.
-Pues difiero – le respondí – el robot no me dio ningún combate, este puede que sí lo haga.
-Ya, pero tu objetivo era subir para acabar con esto ¿no?
-Los planes cambian, además por lo que ha dicho la voz esa no creo que sea la que más a conseguido subir en esta estructura. Tengo algo de tiempo.
La discusión pareció terminar ahí, pues la niña no siguió hablando y se quedó rezagada respecto a mí, que había empezado a moverme hacia el sonido. Apoyé el filo del hacha en el suelo y la fui arrastrando para hacer el mismo sonido.
El pasillo estaba desierto y sin un ruido. Volvía a estar como al principio. Comencé a avanzar por el lúgubre pasillo hasta que empecé a escuchar un ruido de roce. Parecía algo metálico y que pesaba demasiado. Guardé las espadas y volví a empuñar el hacha.
-No creo que sea una buena idea – dijo Trece al momento.
-Pues difiero – le respondí – el robot no me dio ningún combate, este puede que sí lo haga.
-Ya, pero tu objetivo era subir para acabar con esto ¿no?
-Los planes cambian, además por lo que ha dicho la voz esa no creo que sea la que más a conseguido subir en esta estructura. Tengo algo de tiempo.
La discusión pareció terminar ahí, pues la niña no siguió hablando y se quedó rezagada respecto a mí, que había empezado a moverme hacia el sonido. Apoyé el filo del hacha en el suelo y la fui arrastrando para hacer el mismo sonido.
Marc Kiedis
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El pequeño esqueleto agradeció enormemente el regalo de Marc y, lleno de alegría, se encaramó a su hombro para continuar el camino junto a él. La brusca aparición de una densa niebla interrumpió todo cuanto estaban haciendo. Una voz, aparentemente muy enfadada, llenó el ambiente anunciando que nadie más jugaría con él desde aquel momento en adelante. Un escalofrío recorrió el cuerpo del semigigante al escucharla, tal era la ira que expresaba. Acto seguido la espesa niebla se esfumó, y con ella gran parte de las paredes del grotesco edificio. Un acceso de tos hizo doblarse al pirata, quien se asustó al ver la mano que se había llevado a la boca cubierta de un líquido de color rojo brillante.
Cuando aún el cocinero no había tenido tiempo de terminar de asimilar lo ocurrido, otra voz se hizo oír. Esta, a diferencia de la anterior, dejaba entrever una inmensa satisfacción porque todo el mundo había seguido su juego hasta aquel momento. La maldad que reflejaba impresionó a Marc más aún que las palabras que habían resonado en la niebla. Entonces Spanner, tan rápido de mente como siempre, comenzó a hablar a tal velocidad que el semigigante fue incapaz de seguirlo. Pudo distinguir palabras sueltas como prediciendo, movimientos, Marina, alianza, piratas, Dexter o Zane. También hubo algunas que no tenía la menor idea de lo que significaban, como ¿orquestaban? ¿eso era una palabra?
Antes de que pudiese darse cuenta el subcapitán había trepado a sus hombros y se encontraba asomado por encima del muro. Nailah, casi al mismo tiempo, se había vuelto hacia él para preguntarle lo que se veía allí. El grandullón, viendo el interés que parecía despertar la sala contigua, ofreció su brazo a la pirata para que subiese también y lo viese por si misma y, después de eso, miró. Allí, tras unas escaleras, se encontraba su capitán, luchando junto a otros hombres contra un extraño y enorme ser que parecía hecho de la misma niebla que momentos antes había invadido todo. El cocinero, sabiendo lo que planeaba hacer su vicecapitán, asintió con una sonrisa y avanzó hacia el muro. Confiaba en que Spanner usase su poder y todos ellos pudieran pasar sin problemas a su través y cubrir la distancia que les separaba del pelirrojo en el menor tiempo posible.
Cuando aún el cocinero no había tenido tiempo de terminar de asimilar lo ocurrido, otra voz se hizo oír. Esta, a diferencia de la anterior, dejaba entrever una inmensa satisfacción porque todo el mundo había seguido su juego hasta aquel momento. La maldad que reflejaba impresionó a Marc más aún que las palabras que habían resonado en la niebla. Entonces Spanner, tan rápido de mente como siempre, comenzó a hablar a tal velocidad que el semigigante fue incapaz de seguirlo. Pudo distinguir palabras sueltas como prediciendo, movimientos, Marina, alianza, piratas, Dexter o Zane. También hubo algunas que no tenía la menor idea de lo que significaban, como ¿orquestaban? ¿eso era una palabra?
Antes de que pudiese darse cuenta el subcapitán había trepado a sus hombros y se encontraba asomado por encima del muro. Nailah, casi al mismo tiempo, se había vuelto hacia él para preguntarle lo que se veía allí. El grandullón, viendo el interés que parecía despertar la sala contigua, ofreció su brazo a la pirata para que subiese también y lo viese por si misma y, después de eso, miró. Allí, tras unas escaleras, se encontraba su capitán, luchando junto a otros hombres contra un extraño y enorme ser que parecía hecho de la misma niebla que momentos antes había invadido todo. El cocinero, sabiendo lo que planeaba hacer su vicecapitán, asintió con una sonrisa y avanzó hacia el muro. Confiaba en que Spanner usase su poder y todos ellos pudieran pasar sin problemas a su través y cubrir la distancia que les separaba del pelirrojo en el menor tiempo posible.
- Resumen (Arashi):
- - Narración de lo ocurrido.
- No entender lo que dice Spanner.
- Ayudar a Nailah a mirar por encima del muro y mirar él también.
- Dirigirse con los demás hacia Zane.
Ichizake
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Gerald se dejó llevar por los acontecimientos, dejándole al destino y la fortuna lo que pudiera salirles al paso. Se mantuvo en un segundo plano y dejó que sus compañeros llevaran la voz cantante a la hora de decidir por qué caminos adentrarse, cada cual más infructuosamente raro que el anterior. Hacía tiempo que se planteaba la posibilidad de haberse perdido irremediablemente en esa especie de laberinto, y se le había pasado por la cabeza la idea de que estuviesen siendo vigilados y desviados de su rumbo constantemente con pruebas extrañas y caminos engañosos.
Obviamente, no era así.
La niebla apareció de pronto con la capacidad destructiva de un tsunami de bruma embrujada y enojada. Gerald aguantó la respiración, temeroso de qué podría pasar si inhalaba aquella cosa. ¿Sería alguna especie de gas, una trampa de la torre, el producto descontrolado de una habilidad? Ninguna de las opciones le resultaba tranquilizadora, pero la presencia que intuía en aquella gruesa capa de niebla le hacía inclinarse por la tercera posibilidad.
Terminó respirando sin poder evitarlo. Sus pulmones anhelaban aire desesperadamente, pero solo obtuvieron una insalubre rociada de aquel misterioso y brumoso fenómeno. Empezó a asfixiarse. Desenvainó la espada, la imbuyó de haki y trató de abrirse paso a través de lo que fuera aquello. Si la presencia escondida en la niebla correspondía al invocador de la misma, cabía la posibilidad de que estuviesen respirando su propio cuerpo gaseoso. Era desagradable pensarlo y aun más experimentarlo. No obstante, si realmente era su cuerpo en forma gaseosa, el haki y el acero darían buena cuenta de él.
Para cuando todo se disipó, Gerald resollaba. Se llevó la mano a la garganta en un instintivo intento de protegerla de más injerencias externas y se deleitó con la dulce sensación del aire entrando de nuevo en sus magullados pulmones. No prestó atención al estruendo ni a la destrucción que estaba teniendo lugar a su alrededor. Ni siquiera a la nueva voz que les castigaba con su perorata. Estaba claro que había llegado el momento de darse prisa.
Avanzaron hasta llegar a lo más bajo de una oquedad que dejaba entrever la limpia y negra noche en lo más alto. Varios pisos más se adivinaban desde allí, pero al parecer Lysbeth no tenía paciencia como para recorrerlos uno a uno. A Gerald le parecía bien. Él tampoco tenía intención de entretenerse más de lo indispensable. Aceptó que la mujer les llevase a lo más alto gracias a sus alas, recordándose mentalmente que por eso, y no por la forma en que la luz de las estrellas iluminaba su pálida y perfecta piel, era por lo que había querido reclutarla como acompañante.
Obviamente, no era así.
La niebla apareció de pronto con la capacidad destructiva de un tsunami de bruma embrujada y enojada. Gerald aguantó la respiración, temeroso de qué podría pasar si inhalaba aquella cosa. ¿Sería alguna especie de gas, una trampa de la torre, el producto descontrolado de una habilidad? Ninguna de las opciones le resultaba tranquilizadora, pero la presencia que intuía en aquella gruesa capa de niebla le hacía inclinarse por la tercera posibilidad.
Terminó respirando sin poder evitarlo. Sus pulmones anhelaban aire desesperadamente, pero solo obtuvieron una insalubre rociada de aquel misterioso y brumoso fenómeno. Empezó a asfixiarse. Desenvainó la espada, la imbuyó de haki y trató de abrirse paso a través de lo que fuera aquello. Si la presencia escondida en la niebla correspondía al invocador de la misma, cabía la posibilidad de que estuviesen respirando su propio cuerpo gaseoso. Era desagradable pensarlo y aun más experimentarlo. No obstante, si realmente era su cuerpo en forma gaseosa, el haki y el acero darían buena cuenta de él.
Para cuando todo se disipó, Gerald resollaba. Se llevó la mano a la garganta en un instintivo intento de protegerla de más injerencias externas y se deleitó con la dulce sensación del aire entrando de nuevo en sus magullados pulmones. No prestó atención al estruendo ni a la destrucción que estaba teniendo lugar a su alrededor. Ni siquiera a la nueva voz que les castigaba con su perorata. Estaba claro que había llegado el momento de darse prisa.
Avanzaron hasta llegar a lo más bajo de una oquedad que dejaba entrever la limpia y negra noche en lo más alto. Varios pisos más se adivinaban desde allí, pero al parecer Lysbeth no tenía paciencia como para recorrerlos uno a uno. A Gerald le parecía bien. Él tampoco tenía intención de entretenerse más de lo indispensable. Aceptó que la mujer les llevase a lo más alto gracias a sus alas, recordándose mentalmente que por eso, y no por la forma en que la luz de las estrellas iluminaba su pálida y perfecta piel, era por lo que había querido reclutarla como acompañante.
Kenzo Nakajima
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Una espesísima niebla se formó en apenas un instante, cubriendo todo alrededor de los marines. Una voz iracunda resonó, impregnando por completo dicho vaho, y afirmando que no volvería a ser utilizada por nadie. Por lo que parecía, debía tratarse de algún poderoso secuaz de quien quiera que hubiese colocado allí la Gran Aguja que se había cansado de seguir sus órdenes. Kenzo apretó los puños. Aquello era típico entre delincuentes. Nadie, ni siquiera uno de ellos, podía fiarse lo más mínimo de otro, pues no eran más que sucias ratas que buscaban aprovechar cualquier situación en su beneficio.
Cuando la niebla se fue, la torre estaba medio derruida. Múltiples paredes, tuberías y toda clase de estructuras habían desaparecido, quedando poco más que un armazón metálico. Un sabor metálico despertó a Kenzo de su ensimismamiento. Escupió para tratar de quitárselo, y lo que salió de su boca era de un color rojo vivo. Algo había en aquella niebla, algo que no podía ser bueno. En ese instante otra voz, que parecía casi contestar a la previa, resonó por doquier. Hablaba de cómo todo el mundo, fuerzas del Gobierno Mundial y el resto, habían seguido sus planes, y se acercaban a su inminente destrucción.
Todas las fibras musculares del cuerpo del brazos largos se tensaron de rabia. ¿Desde cuándo un vulgar criminal podía hablar así a la flor y la nata de las fuerzas de la paz y la justicia? Aunque bueno, si dichas fuerzas estaban comandadas por gente como Koneko se merecían ser tratadas así. Aquel hombre era un completo negligente. La sangre del espadachín hervía solo de pensar en la conversación que habían mantenido minutos antes.
La voz del peliblanco le devolvió a la realidad. Querían continuar, como era lógico, aunque en opinión de Kenzo en la dirección equivocada. No obstante el mapache ya había señalado el lugar por donde había avanzado el Almirante, así que el Sargento asintió y lo confirmó, pero no sin exponer sus argumentos:
- El mapache tiene razón, se ha ido por allí. Pero no creo que debamos seguirle. Si nuestros caminos se juntan de nuevo seguro que ese pusilánime intenta frenarnos de nuevo, impidiéndonos cumplir nuestro deber. Es un puto cobarde que pese a su poder no tiene los huevos necesarios para hacer lo que hay que hacer. Así que llegado el momento yo preferiría que fuéramos por otro camino. No obstante si decides ir por ahí te seguiré. No pienso abandonar a un amigo dentro de esta trampa mortal.
Así que, si el Comandante avanzaba, iría junto a él fuese cual fuese la dirección elegida. No había otra salida si quería contribuir a salvar al mayor número de inocentes posible.
Cuando la niebla se fue, la torre estaba medio derruida. Múltiples paredes, tuberías y toda clase de estructuras habían desaparecido, quedando poco más que un armazón metálico. Un sabor metálico despertó a Kenzo de su ensimismamiento. Escupió para tratar de quitárselo, y lo que salió de su boca era de un color rojo vivo. Algo había en aquella niebla, algo que no podía ser bueno. En ese instante otra voz, que parecía casi contestar a la previa, resonó por doquier. Hablaba de cómo todo el mundo, fuerzas del Gobierno Mundial y el resto, habían seguido sus planes, y se acercaban a su inminente destrucción.
Todas las fibras musculares del cuerpo del brazos largos se tensaron de rabia. ¿Desde cuándo un vulgar criminal podía hablar así a la flor y la nata de las fuerzas de la paz y la justicia? Aunque bueno, si dichas fuerzas estaban comandadas por gente como Koneko se merecían ser tratadas así. Aquel hombre era un completo negligente. La sangre del espadachín hervía solo de pensar en la conversación que habían mantenido minutos antes.
La voz del peliblanco le devolvió a la realidad. Querían continuar, como era lógico, aunque en opinión de Kenzo en la dirección equivocada. No obstante el mapache ya había señalado el lugar por donde había avanzado el Almirante, así que el Sargento asintió y lo confirmó, pero no sin exponer sus argumentos:
- El mapache tiene razón, se ha ido por allí. Pero no creo que debamos seguirle. Si nuestros caminos se juntan de nuevo seguro que ese pusilánime intenta frenarnos de nuevo, impidiéndonos cumplir nuestro deber. Es un puto cobarde que pese a su poder no tiene los huevos necesarios para hacer lo que hay que hacer. Así que llegado el momento yo preferiría que fuéramos por otro camino. No obstante si decides ir por ahí te seguiré. No pienso abandonar a un amigo dentro de esta trampa mortal.
Así que, si el Comandante avanzaba, iría junto a él fuese cual fuese la dirección elegida. No había otra salida si quería contribuir a salvar al mayor número de inocentes posible.
- Resumen (Eric y Rocket):
- - Despotricar del dueño de la segunda voz.
- Despotricar más aún de Al.
- Seguir a Eric por el camino que elija.
Roland von Klauswitz
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La niebla, la voz de Krauser y los inquietantes sonidos que provenían de todo el edificio fueron considerablemente más sorprendentes que inquietantes. Notó un cosquilleo juguetón cuando la niebla se coló por su boca y su nariz. Era bastante raro, pero él no era ni mucho menos la criatura más apta para hablar de lo raro que era nada. Para cuando acabó, Kodama tenía la corteza y las hojas húmedas y un plazo de tiempo que le presionaba más de lo que le habría gustado. Quince minutos era muy poco tiempo, sobre todo teniendo en cuenta que jamás había aprendido a moverse con prisas. Más le valía ponerse en marcha.
Nunca había entendido la necesidad humana de poner música en las máquinas elevadoras. Supuso que se debía al hecho de que era una especie que no toleraba el silencio ni la tranquilidad, igual que las cigarras o los pájaros esos que no hacían más que cantar día y noche. Aun así, algo dentro de él le impulsó a quedarse mirando los botones sin más y sin decir nada.
Cuando salió se encontró en otra habitación vacía sin nada especial. Lo único destacable era que las puertas que conectaban con las salas adyacentes ya no estaban cerradas. ¿Sería una prueba nueva, una trampa? Tal vez ya se hubiesen cansado de jueguecitos o la niebla hubiese fastidiado los planes. En cualquier caso, eso le venía bien.
Un único pasillo permanecía en penumbra. La oscuridad parecía manar de él en contraste con la luminosidad del resto de la sala. Entre la negrura, el Roble creyó distinguir un par de ojos que le observaban, pero en el tiempo que duraba un parpadeo -era un decir, porque él no parapadeaba si no quería- desaparecieron. Tal vez se lo hubiera imaginado, pero siempre cabía otra posibilidad. Si se trataba de una amenaza, sería mejor enfrentarla cuanto antes, así que, espada en mano, fue en busca de los siniestros y misteriosos ojos.
Nunca había entendido la necesidad humana de poner música en las máquinas elevadoras. Supuso que se debía al hecho de que era una especie que no toleraba el silencio ni la tranquilidad, igual que las cigarras o los pájaros esos que no hacían más que cantar día y noche. Aun así, algo dentro de él le impulsó a quedarse mirando los botones sin más y sin decir nada.
Cuando salió se encontró en otra habitación vacía sin nada especial. Lo único destacable era que las puertas que conectaban con las salas adyacentes ya no estaban cerradas. ¿Sería una prueba nueva, una trampa? Tal vez ya se hubiesen cansado de jueguecitos o la niebla hubiese fastidiado los planes. En cualquier caso, eso le venía bien.
Un único pasillo permanecía en penumbra. La oscuridad parecía manar de él en contraste con la luminosidad del resto de la sala. Entre la negrura, el Roble creyó distinguir un par de ojos que le observaban, pero en el tiempo que duraba un parpadeo -era un decir, porque él no parapadeaba si no quería- desaparecieron. Tal vez se lo hubiera imaginado, pero siempre cabía otra posibilidad. Si se trataba de una amenaza, sería mejor enfrentarla cuanto antes, así que, espada en mano, fue en busca de los siniestros y misteriosos ojos.
Valar Morghul
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-Sí. Me la he tenido que hacer cuando salimos volando como muñecos de trapo- contesté con mi tono juguetón y despreocupado al joven revolucionario, escuchando la música de victoria y viendo cómo los piojos que había traído Osuka eran eliminados por un laser-. Pero me curo rápido, por lo que no te preocupes por mí y vamos a centrarnos en acabar con esta aguja- concluí jsonriendo usto antes de que el ascensor iniciase un vertiginoso ascenso que me habría tirado al suelo de no ser por mi equilibrio.
Lo que pasó después fue demasiado extraño, pero, tras todo el nuevo espectáculo de niebla, me encontraba únicamente con el gran Osuka.
-¿Alguna idea de cómo continuar?- pregunté sonriente y tranquilo al revolucionario, cargando mi cofre con la mano izquierda y portando mi 9mm en la derecha, preparado para sacar a Blackstorm de mi manga si era necesario.
En ese punto sólo podía ver un par de lejanas sombras y, tras todo lo pasado en la aguja, una sombra podía significar cualquier cosa.
Lo que pasó después fue demasiado extraño, pero, tras todo el nuevo espectáculo de niebla, me encontraba únicamente con el gran Osuka.
-¿Alguna idea de cómo continuar?- pregunté sonriente y tranquilo al revolucionario, cargando mi cofre con la mano izquierda y portando mi 9mm en la derecha, preparado para sacar a Blackstorm de mi manga si era necesario.
En ese punto sólo podía ver un par de lejanas sombras y, tras todo lo pasado en la aguja, una sombra podía significar cualquier cosa.
- Osuka:
Noximilien
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No pudo evitar mostrar una leve sonrisa vacilona cuando Alviss expreso su negativa ante la negativa de Zane de salir a afuera. Por una vez, se sentía orgulloso de que el pelirrojo tuviera un poco de cabeza y no fuera a lo loco. Aunque, era el fin del mundo, no es como si fuesen a perder nada.
Unos atronadores disparos sonaron en el aire a la vez que la cruenta voz de aquel que llamaba el demonio de la niebla. Recordar los rumores de lo que había hecho, incluso antes de ese desastre le provocaba escalofríos. Incluso después de lo que el enmascarado había sido en su oscuro pasado, incluso antes de su carrera revolucionaria. Y si no fuera demasiado, tanto el como los demás se vieron afectados con una niebla que empezaba a triturar sus pulmones. No pudo evitar apoyarse con la espada clavada en el suelo y llevarse la mano libre al cuello, en un intento de no ahogarse. Cuando termino no pudo evitar que la sangre saliera detrás de su máscara y manchara las vendas de su cuerpo, dándole el aspecto más típico de un muerto que de un vivo.
- Joder, que malo es este tabaco… –intento reírse con inseguridad, pero solo le salio una tos seca mientras se enderezaba de nuevo- Si la niebla es chunga, ni quiero saber que hará eso.
Antes de que Abyss creara la esfera de chocolate, Nox genero una pequeña muralla de sal, en un intento de desviar la mayor cantidad de miasma que viniera de frente.
Unos atronadores disparos sonaron en el aire a la vez que la cruenta voz de aquel que llamaba el demonio de la niebla. Recordar los rumores de lo que había hecho, incluso antes de ese desastre le provocaba escalofríos. Incluso después de lo que el enmascarado había sido en su oscuro pasado, incluso antes de su carrera revolucionaria. Y si no fuera demasiado, tanto el como los demás se vieron afectados con una niebla que empezaba a triturar sus pulmones. No pudo evitar apoyarse con la espada clavada en el suelo y llevarse la mano libre al cuello, en un intento de no ahogarse. Cuando termino no pudo evitar que la sangre saliera detrás de su máscara y manchara las vendas de su cuerpo, dándole el aspecto más típico de un muerto que de un vivo.
- Joder, que malo es este tabaco… –intento reírse con inseguridad, pero solo le salio una tos seca mientras se enderezaba de nuevo- Si la niebla es chunga, ni quiero saber que hará eso.
Antes de que Abyss creara la esfera de chocolate, Nox genero una pequeña muralla de sal, en un intento de desviar la mayor cantidad de miasma que viniera de frente.
Hamlet
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Desperté, jadeante, mientras la sangre se resbalaba por mi cuello. La asfixia nuevamente amenazaba mi vida, pero esta vez no había sido provocada por un tentáculo apretando mi torso, sino por un humo extraño que se había apoderado de toda la torre. Tosí con fuerza antes de incorporarme. Mi cabeza daba vueltas, dejándome incapaz de escuchar la siniestra voz que se había vuelto a manifestar en el edificio, pero allí seguía. ¿O no? Lo cierto es que aquella curiosa sala había quedado despojada de las paredes que antes la caracterizaban, dejando un esqueleto de tuberías y vigas de aspecto frágil. Lo que sí quedaba claro era que me había quedado allí solo, completamente abandonado por mis camaradas de armas... Y también enemigos, afortunadamente.
Di un par de pasos, tambaleándome. Ahora me lamentaba de no haber tenido la valentía de pedir un mapa. ¿Cómo diablos se suponía que iba a seguir? Aquello era frustrante. No solo era un inútil en la misión más peligrosa que había tenido hasta la fecha, sino que me había quedado solo para intentar resolver los problemas a los que otros no habían podido hacer frente.
Pude calmarme cuando presencié un par de figuras en la distancia. A través del vapor que emergía entre las tuberías, dos personas caminaban en mi misma sala, o quizás en una cercana. Si quería salir de allí, debía hacer de tripas corazón y olvidar mi negro rencor hacia los delincuentes, pues ninguno sería peor que el que estaba causando esta catástrofe. Activando los cohetes de mi armadura, me propulsé hasta ellos. Sus voces me sonaban, ciertamente. Esperaba que no me tomasen por una amenaza al aparecer.
Di un par de pasos, tambaleándome. Ahora me lamentaba de no haber tenido la valentía de pedir un mapa. ¿Cómo diablos se suponía que iba a seguir? Aquello era frustrante. No solo era un inútil en la misión más peligrosa que había tenido hasta la fecha, sino que me había quedado solo para intentar resolver los problemas a los que otros no habían podido hacer frente.
Pude calmarme cuando presencié un par de figuras en la distancia. A través del vapor que emergía entre las tuberías, dos personas caminaban en mi misma sala, o quizás en una cercana. Si quería salir de allí, debía hacer de tripas corazón y olvidar mi negro rencor hacia los delincuentes, pues ninguno sería peor que el que estaba causando esta catástrofe. Activando los cohetes de mi armadura, me propulsé hasta ellos. Sus voces me sonaban, ciertamente. Esperaba que no me tomasen por una amenaza al aparecer.
- Resumen:
- Aprovechar los huecos en las paredes para llegar hasta Eric y Kenzo. Ignorar de nuevo a Rocket.
Tobías Thorn
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Mientras el ascensor ascendía yo esperaba que mi nakama consiguiese descifrar si los zapatos rojos escondían algo en su interior, cualquier cosa que indicase si había algo oculto en ellos, pero el mutismo que mostró este sobre el tema me hizo entender que no... Aunque no por eso di por hecho que fuesen corrientes. Siempre se le podía haber pasado algo por encima, así que por eso mismo en cuanto me las devolviese les echaría un vistazo a fondo yo mismo. Al fin y al cabo normalmente cuatro ojos siempre ven mejor que dos, incluso si a mí se me escapaba algo quizás podía dárselos a la pelirrosa o al tipo del parche... Aunque justo en el momento en el que pensaba sobre el tema se abrió la puerta del ascensor y todo se tornó en nuestra contra.
La voz de el exmarine estaba cargada de odio y enfado, al igual que la niebla que nos cubrió y que rápidamente inundó mis pulmones, haciendo que cada vez que respirase fuese una agonía de lo más desalentadora. Consiguiendo que cada vez que exhalaba un aliento me supiese la boca a sangre.
-Parece que este juego infernal llega a su fin... - pude decir una vez que mis pulmones se vaciaron de la condensación que se había formado en ellos.
Tras varios esfuerzos recuperé la compostura y pude centrarme en mi alrededor, comprobando que estábamos al aire libre y rodeado por unos muros que flanqueaban y centraban nuestros pasos.
- Solo espero que esto no sea algún tipo de laberinto - dije al aire mientras me acercaba a una de las paredes, donde generé sirope por los pies que hice alzarse hasta alcanzar la altura suficiente para echar un vistazo.
Seguramente la niebla no nos dejase ver más allá de un par de metros, pero por probar no perdía nada. Es más, quizás gracias a eso evitábamos dar vueltas como tontos, por lo que me centré encada detalle que pudiese sernos de ayuda.
Una vez echado el vistazo informaría a mi nakama sobre lo que había visto y avanzaría junto al resto.
La voz de el exmarine estaba cargada de odio y enfado, al igual que la niebla que nos cubrió y que rápidamente inundó mis pulmones, haciendo que cada vez que respirase fuese una agonía de lo más desalentadora. Consiguiendo que cada vez que exhalaba un aliento me supiese la boca a sangre.
-Parece que este juego infernal llega a su fin... - pude decir una vez que mis pulmones se vaciaron de la condensación que se había formado en ellos.
Tras varios esfuerzos recuperé la compostura y pude centrarme en mi alrededor, comprobando que estábamos al aire libre y rodeado por unos muros que flanqueaban y centraban nuestros pasos.
- Solo espero que esto no sea algún tipo de laberinto - dije al aire mientras me acercaba a una de las paredes, donde generé sirope por los pies que hice alzarse hasta alcanzar la altura suficiente para echar un vistazo.
Seguramente la niebla no nos dejase ver más allá de un par de metros, pero por probar no perdía nada. Es más, quizás gracias a eso evitábamos dar vueltas como tontos, por lo que me centré encada detalle que pudiese sernos de ayuda.
Una vez echado el vistazo informaría a mi nakama sobre lo que había visto y avanzaría junto al resto.
- Resumen:
- Generar bajo mis pies una plataforma de sirope para asomarme por encima de los muros en busca de cualquier detalle que nos sea de ayuda para proseguir e informa a mis compañeros de lo que vea antes de seguirlos hacia el interior de lo que parece un laberinto.
Vile Spectre
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Kenshin no respondió al joven pirata del Grand Line, aunque comprendió esta falta de palabras cuando una densa niebla se apoderó del lugar, privándoles de las maravillosas vistas del exterior de la aguja. Una vez esta se disipó, Vile intentó escudriñar sus alrededores, aún con la vista borrosa, aunque otra circunstancia se hizo más relevante en ese momento. El joven de Arabasta comenzó a sentir un profundo dolor en el pecho, que vino acompañado por la falta de aire y una tos sanguinolenta. Su frágil constitución no pudo soportar aquella aflicción, por lo que Vile tuvo que arrodillarse y sujetarse el torso con fuerza.
Por si aquel dolor fuera escaso, el estruendo de una voz humana comenzó a martillar sus tímpanos, dejándolo aun más desorientado. Intentó abrir los ojos, y lo que le pareció ver fue a Kenshin haciendo gala de su destreza como espadachín al bloquear el gigantesco mandoble de un titán neblinoso. A su lado, el gyojin concentraba el agua de la humedad en el aire, intentando atacar a un robusto hombre ataviado con una túnica negra. También le pareció ver a una sombra negra acercarse a toda velocidad, aunque quizás esto último lo había imaginado.
Este encapuchado extendió un miasma negro por toda la plataforma, amenazando con cubrirle. Antes de siquiera poder evitar aquel líquido -cosa que le hubiera resultado tremendamente difícil-, Vile contempló al enmascarado crear una muralla de una sustancia mineral y a Alviss reforzarla con su poder. Suspiró, alzando las cejas.
-Gracias, chicos -agradeció con sinceridad, cosa que rara vez sucedía-. Eso me iba a pillar.
Tosió con fuerza antes de incorporarse.
-No sé cuanto tiempo vais a aguantar, pero tampoco querría jugármela. Así que si queremos acabar de una vez por todas con esta jodida jodienda...
Antes de terminar, Vile saltó por el hueco que habían dejado sus compañeros sobre sí mismos. Había sido un salto realmente alto, de aquello no cabía duda. Se sentiría orgulloso si funcionaba. Vile echó hacia atrás su arma y dio un brusco tajo horizontal al aire, generando una veloz onda cortante que se precipitaría contra el responsable de sus desgracias.
-...¡vamos a acabar con ese jodido capullo, joder! ¡Atacad!
Imaginaba que no caería por un ataque tan directo, pero tendría que moverse para evitar la ofensiva, que abarcaba un área medianamente amplia, con lo que perdería la concentración y dejaría de emitir su líquido. Ese sería un buen momento para que el enmascarado y Alviss atacasen con todo lo que tenían. Es más, si el gyojin lograba atraparlo de antemano, sería presa fácil.
Por si aquel dolor fuera escaso, el estruendo de una voz humana comenzó a martillar sus tímpanos, dejándolo aun más desorientado. Intentó abrir los ojos, y lo que le pareció ver fue a Kenshin haciendo gala de su destreza como espadachín al bloquear el gigantesco mandoble de un titán neblinoso. A su lado, el gyojin concentraba el agua de la humedad en el aire, intentando atacar a un robusto hombre ataviado con una túnica negra. También le pareció ver a una sombra negra acercarse a toda velocidad, aunque quizás esto último lo había imaginado.
Este encapuchado extendió un miasma negro por toda la plataforma, amenazando con cubrirle. Antes de siquiera poder evitar aquel líquido -cosa que le hubiera resultado tremendamente difícil-, Vile contempló al enmascarado crear una muralla de una sustancia mineral y a Alviss reforzarla con su poder. Suspiró, alzando las cejas.
-Gracias, chicos -agradeció con sinceridad, cosa que rara vez sucedía-. Eso me iba a pillar.
Tosió con fuerza antes de incorporarse.
-No sé cuanto tiempo vais a aguantar, pero tampoco querría jugármela. Así que si queremos acabar de una vez por todas con esta jodida jodienda...
Antes de terminar, Vile saltó por el hueco que habían dejado sus compañeros sobre sí mismos. Había sido un salto realmente alto, de aquello no cabía duda. Se sentiría orgulloso si funcionaba. Vile echó hacia atrás su arma y dio un brusco tajo horizontal al aire, generando una veloz onda cortante que se precipitaría contra el responsable de sus desgracias.
-...¡vamos a acabar con ese jodido capullo, joder! ¡Atacad!
Imaginaba que no caería por un ataque tan directo, pero tendría que moverse para evitar la ofensiva, que abarcaba un área medianamente amplia, con lo que perdería la concentración y dejaría de emitir su líquido. Ese sería un buen momento para que el enmascarado y Alviss atacasen con todo lo que tenían. Es más, si el gyojin lograba atraparlo de antemano, sería presa fácil.
- Resumen:
- Acabar debilitado por la niebla y atacar al encapuchado.
- Cosas:
- Poder de Destrucción 0
- Ghastly Homicide:
- Pasivamente, Vile sabe lanzar ondas cortantes desde su dao, con un alcance de 10 metros y una velocidad de 15 m/s. Activamente, es capaz de aumentar su poder de destrucción en un 100% durante 2 turnos, con una recarga de uso de otros 2.
- Sótano-Frente de liberación de Judea:
- Giotto, cuando sigues el camino marcado por la mirada del peludo humanoide te cruzas con un gran número de seres encadenados, que contemplan impotentes la escena. Sin embargo, uno de ellos tiene los ojos fuera de sus órbitas. Es joven, o al menos lo parece, y cuando lo liberas sale corriendo a ayudar al enfermo. De vez en cuando tose, y su pelaje está manchado de una baba sanguinolenta.
Ellie, según Giotto va liberando gente esta va subiendo al ascensor y desapareciendo. Algunos te hacen preguntas como qué se encontrarán arriba, qué deben hacer, cómo pueden ayudar, etc…
Cuando más o menos la mitad han subido ya habéis liberado a todo el mundo, y os ponéis en marcha. Cuando llegáis al cuarto piso (con somero cuidado escalando por el hueco) os encontráis en una sala curiosa: Está totalmente echada abajo, como si se hubiese derruido por alguna razón. Tras vosotros, junto a la cabina, veis la negra aguja rodeada de cientos de tuberías y puentes de cables. Ante vosotros, paredes rodeadas de concreto en el suelo y los restos de lo que parecía ser un acertijo, con una brillante moneda sobre una mesa y un guiñapo de cosas que a simple vista no parecen ser visibles. Se abre la puerta del ascensor y cuatro hombres bestia surgen a vuestra espalda, cargando a Carmena.
– ¿Y ahora qué toca hacer? –Pregunta uno.
A partir de aquí, lo que hagáis es cosa vuestra.
- 5 – Al, Arthur, Jack:
- Os vais hacia la izquierda y seguís caminando. El pasillo se ensancha un poco, pero no cambia de aspecto. Las paredes, de metal desnudo, son tan sosas que ni sumergirlas en el Mar Muerto podría remediarlo. Volvéis a oír el murmullo de antes, solo que esta vez veis también a las causantes. Tres mujeres bastante hermosas se encuentran ante vosotros, cuchicheando entre sí. Al veros, la más alta chasquea los dedos sin dudarlo y detrás de vosotros se cierra el paso. Compuertas de metal han surgido de las paredes, dejándoos a su merced.
- Lo siento conejitos, el paso está cerrado. Nadie debe interrumpir las pruebas de sonido.
https://www.onepiece-definitiverol.com/t22651-arthur-vs-d-c-1#219048
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https://www.onepiece-definitiverol.com/t22653-jack-vs-d-c-3#219050
*Las mujeres se enfrentan a vosotros en el orden en el que aparecen en la fotografía.
- 5 – Eric, Rocket, Kenzo, Hamlet:
- Seguís los pasos de Al y compañía, pero llega un punto en el que les perdéis el rastro. Todo lo que hay ante vosotros es una máquina inutilizada que apesta a orina. No es que importe mucho, porque en cuanto os acercáis una especie de sillas salen del suelo y se os llevan en volandas. Se tambalean un poco y dan varias vueltas por los pasillos, parece que lo que sea que las controla también ha sufrido daños. Por suerte, os sueltan sin percances en una ubicación indeterminada. Veis el cielo encima de vosotros, habéis llegado a la última planta.
A vuestro alrededor hay altos muros desnudos, de metal. Os encontráis en una especie de pasillo del que no veis principio ni final, solo sigue hacia ambos lados. Un ruido os llama la atención, frente a vosotros hay tres tipos que parecen estar conversando. En cuanto os ven se giran y ponen mala cara. Van de traje y llevan más gomina de la que cualquiera debería. Ah, y os saltan encima.
https://www.onepiece-definitiverol.com/t22647-eric-zor-el-vs-n-jonas#219044
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Hamlet, para cuando llegas junto a ellos transportado en una de esas extrañas sillas puedes ver que los han separado unos tipos extraños. Detrás de ellos hay una especie de... niña, sujeta a un osito de peluche. No sabes cómo ha acabado ahí, pero mira toda la escena con seriedad. Podrías unirte a uno de los combates, ir a ver quien es la cría o... ahora que te fijas, a tu espalda hay un pasillo que se pierde en la distancia.
- 4 - $39 Bleyd:
- Oyes roncar bajito al mono al pasar a su lado, pero por lo demás avanzas sin problema. Llegas a otra sala igual que la anterior, completamente vacía y de paredes desnudas. Frente a ti hay un ascensor… y un tipo con un hacha que así a ojo te llega a la cintura de lo grande que es. No parece estar ahí por casualidad. Te mira y sonríe:
- Ya empezaba a pensar que me había tocado la parte aburrida. Vamos a bailar, criatura.
https://www.onepiece-definitiverol.com/t22650-bleyd-vs-el-tipo-del-hacha#219047
- 5-Zay y Galhard:
- Os quedáis algo rezagados, pues el resto se ponen en marcha sin pensarlo. El sonido que provenía de la izquierda se va haciendo más y más alto, hasta que entendéis lo que murmura la voz cabreada:
- Joder es que siempre me toca a mí lo aburrido, no va a haber ni dios en este pasillo, yo quiero largarme de una puta vez a mi casa. Tío, que están poniendo fama a bailar y yo aquí parado…
Es cuestión de segundos, de repente le veis. Es enorme, es barbudo y lleva una gabardina. Y da bastante mal rollito. Os ve y su cara se ilumina, sin embargo. Enarbola un enorme martillo metálico con ilusión y se lanza hacia vosotros.
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- 4-$31-Kodama:
- Mientras avanzas por el pasillo estrecho te parece ver el rastro de una sombra. ¿Pertenecerá al fugaz horror que apareció antes? Sea como sea, sientes una presencia fuerte que te rodea todo el rato y en todo momento, pero no eres capaz de captar qué es. Llegas hasta una pequeña sala completamente desvalijada y, cada vez que atraviesas las puertas de dicho lugar se abren automáticamente, dejándote el paso libre. Parece que han terminado los acertijos y las puertas cerradas. Para tu sorpresa, logras llegar hasta una estancia en donde se encuentran los marines Kenzo y Eric, acompañados de un curioso mapache. En tu cabeza suenan gritos de dolor desgarradores, pero parece que solo tu eres capaz de escuchar eso. Quizá te tomen por loco o quizá sea la misma sombra de antes que solo desea atormentarte.
- 4-$15-SIMO, MIDO, BRAUD Y LIV:
- Liv, te parecen ver unos ojos rojos en las sombras que se acercan hacia ti, no parece tener un cuerpo etéreo y no puedes ver nada más. Los ojos rojos están frente a ti, fijos y sin parpadear. Te recorren escalofríos al mirarle fijamente, pero en escena aparecen tres personas. Mido, Simo y Braud os encontráis con la chica que visteis al subir las plataformas frente al ser de ojos rojos. Al verlo se os hiela la sangre hasta que desaparece. Sin embargo, vuestra aparición hace que la sombra gruña y retroceda. Una voz tétrica resuena:
-El gobierno caerá.
Y tras eso, desaparece adentrándose en la oscuridad, que al cabo de un rato se disipa dado que la luz regresa. El camino está despejado y podéis ver a lo lejos una sala pequeña con escaleras, si llegáis hasta ella está todo en perfecto estado e iluminado. Es vuestro momento de correr hacia arriba. Además, ese ser extraño parece que ha ido en la misma dirección.
- 5-Deathstroke, Zuko, Zane y Dexter:
- Zane, logras parar el tajo de la espada gigante, aunque pide bastante esfuerzo por tu parte no ceder, las chispas comienzan a saltar y, cuando parece que tendrás que retroceder llega Deathstroke. Vuestros golpes logran romper la hoja gigante y esta se quiebra en pedazos. Pero la cosa no acaba ahí, los restos de la espada se dividen en docenas de shurikens de energía de más de un metro de diámetro. Muchos de estos salen disparados en dirección del tajo, estrellándose contra la estructura de los anillos, estallando y dejando numerosos desperfectos. Los que no cambian de trayectoria buscando llegar a cada uno de vosotros (2 por persona)
Death, tus poderes parece que afectan a la densidad de la niebla, en el aire podéis ver bien, pero la que queda más cerca del suelo sigue siendo densa, así como el Krauser gigante, el cual parece que pierde cierta densidad, aunque sigue de una pieza.
Zuko, Krauser recibe el ataque de lleno y, por un momento parece que la deflagración va a quedarse en la cabeza de niebla condensada del Demonio de la Niebla, la cual rápidamente se hincha, para luego dejarla salir por un punto. El golpe afecta a un pilar a cierta distancia y resuena por la estructura.
- ¿Acaso es eso todo lo que tienen los defensores del mundo? - Escucháis que pregunta con una voz, que denota una mezcla de furia y frustración.
Zuko, notas algo detrás de ti, cuando te das la vuelta ves a Krauser, dirigiéndose a toda velocidad, rodeado de un aura rojiza, con la intención de lanzar un tajo dirigido a tu estómago con la intención de partirte por la mitad.
Dexter, arriba no ves "nada", por lo menos nada que parezca una fuente de energía, más bien, detalles que parecen consumirla, como focos gigantescos. Abajo, en la superficie de la isla, no ves cables, pero sí algo interesante, en la base de la estructura hay lo que parece ser una sima artificial, abierta en la tierra, y una enorme estructura de hormigón construida sobre esta, de la cual sobresalen varias chimeneas que emiten leves rastros de vapor.
- 5-Marc, Nailah y Mist in the mist:
- Podéis ver perfectamente la titánica lucha que acontece frente a vosotros. Mientras tanto atravesáis la pared sin problemas, al otro lado hay un pasillo aparentemente idéntico, salvo por un detalle, en este llueven shurikens de energía que explotan cuando llegan al suelo, contáis unos 5 que se dirigen a vosotros.
Por lo demás no parece haber ninguna dirección aparente que seguir, o ninguna que parezca correcta, sólo que, hacia el centro os acercáis más al conflicto.
- 5-Luka, Vile, Nox y Alviss:
- Luka, logras reunir el agua necesaria, aunque es un poco rara, lo notas, que al intentar controlarla se "resiste", y cuando parece que no eres capaz de reunirla, de pronto cede, como si tuviera su propia voluntad. Encierras a al hombre, mujer, o ser en la esfera y esta recibe el tajo de Vile. Vuestro supuesto enemigo se parte por la mitad, antes de deshacerse en un montón de ese miasma que en agua parece una especie de tinta negra. El agua empieza a oler a podrida, como un pantano. Mientras tanto el miasma no para de avanzar y ya está a los pies de Luka y los de Vile cuando caiga. Luka, notas como la piel de los tobillos para abajo te empieza a arder, si la miras notarás una serie de manchas oscuras que se extienden por esta, a medida que siguen en contacto con el miasma.
Alviss y Nox, podéis ver como el miasma se detiene ante vuestra defensa, empieza a colarse lentamente entre la sal y a pudrir rápidamente el chocolate. Nox, ves algo por el rabillo del ojo, una silueta que no debería estar ahí. Cuando te das la vuelta ves una mano envuelta en el mismo miasma que se dirige a tu cara. Alviss el invitado indeseado te ha lanzado un cuchillo a la garganta.
Este parece ser un hombre de mediana edad, aunque no estáis seguros, dado que el rostro lo cubre una máscara metálica que imita la cara de una especie de monstruo. Viste una túnica negra con capucha, así como una pechera metálica y pantalones con faja negros.
- 5-Dretch, Taylor, Bizvan y Tobias:
- Enseguida os veis rodeados de soldados revolucionarios, vestidos con capuchas y apuntandoos con variedad de armas. Son muchos, os superan en número por muchisimo, sin embargo no parecen ser muy fuertes.
[Tenéis permiso para despacharlos con acciones cerradas]
- 5 Osuka y Valar:
- La suerte te acompaña joven revolucionario, el den den mushi da la llamada y notas como algunas zonas de aquella planta tiene hormigón pretensado del bueno No toda la estructura es de metal, y gracias a Krauser puedes acceder a ella con más facilidad, aunque tampoco mucha.
La sombra que huía desaparece en el horizonte, girando tras una esquina. Deberíais haber seguido su ejemplo, pues podéis ver como una estampida de animales de gran tamaño corre hacia vosotros. Son unos búfalos con cola de tiburón que van tienen en la cabeza un casco de cristal con agua que usan para respirar. Se aproximan a vosotros con mucha rapidez, quizá sería buena idea salir de allí. El golpe que ha hecho Osuka ha dado en el suelo como un borrico ha creado una apertura en el muro del cual sale algo de niebla, quizá si la hacéis más grande podáis pasar los dos. ¡Pero daros prisa!
- 5 Annie y Maki:
- Has herido el corazoncito del cantante, que te mira con ojitos de cachorro y se va justo después, cabizbajo y cantando una canción triste.
Comienzas a caminar hacia el frente, y un fantasma gigante que está al otro lado de la aguja prácticamente te hace mirar hacia el cielo Hay varios anillos, incluso puedes ver como alguien que va ascendiendo está siendo acribillado a pelotazos. Continúas caminando y ves un pequeño tontatta en el suelo, sollozando y llorando al lado de un extraño vehículo de color blanco sin ruedas.
- 5 Edward y Hulia:
- Edward te ha dado un golpe de tos muy brusco, y cuando logras calmarlo escupes un esputo cargado de sangre. La garganta te duele, y mucho, y sientes una ligera molestia interna. No es algo muy grave, pero quizá deberías descansar.
El ratón es muy escurridizo y parece igualarte, incluso superarte en velocidad. La pobre niña va volando mientras la coges, es como si estuvieras cogiendo a una muñeca de trapo. Estás tan concentrado en el ratón que casi te comes el muro que tenías en frente. El muro da a la parte exterior de la aguja, si te asoma por encima puedes ver una flota de barcos acordonando la aguja, y tras el muro una escalera que parece ascender hacia el siguiente piso.
Al otro lado ves como una gran cantidad de extraños animales corren en estampida, y al otro lado del pasillo está Osuka junto a Valar.
¿Qué haces?
- 5 AEG:
- Avanzas a gran velocidad hasta la posición en la que se encuentra Krauser, aunque aún está un poco lejos. Puedes notar corrientes de aire, como la férrea voluntad de los grandes guerreros del mundo están ahí, inalterables y dispuestas a darlo todo en post de la salvación o la destrucción del mundo. Hay marines, revolucionarios, piratas, agentes del gobiernos y criminales combatiendo por todos lados. Eso parece una batalla campal. Y cuando te das cuenta te topas con un fantasma de cuatro diez metros de alto y seis de ancho. Es grande, sólido y te mira fijamente.
Sobre él un hombre encapuchado que te mira con unos ojos rojos como los de un demonio, solo puedes ver parte de su rostro. Si intentaras leer su mente no encontrarías nada, aunque te das cuenta de que eres su objetivo. De pronto, una decena de fantasmas más pequeños aparecen también a tu alrededor, son del tamaño de un balón de baloncesto y empiezan a hincharse; parece que van a explotar.
El hombre te sigue mirando, y entonces comienza a levitar hacia arriba. Su dirección parece otro de los anillos que están sobre ti. No obstante, los fantasmas no parecen dejarte ir tras él. Tienes poco tiempo, pues uno de ellos ha explotado y has sentido una fuerte brisa en tu rostro, seguido de un pequeño arañazo sobre tu máscara, como si fuera el corte de una espada.
COMBATE: https://www.onepiece-definitiverol.com/t22645-dakuhebi-vs#219042
- 5 Kath y Lance:
- El quinto piso esta algo revuelto: individuos de todo tipo organizándose para saber qué cosas, otros combatiendo, otros, incluso, acechando los cuerpos de los caídos para robarles sus pertenencias. ¡Qué descaro! Bueno. Si miras al frente puedes ver que algo lejos de allí está tu capitán combatiendo junto a un dragón y otro pájaro; y sí, está dándose de palos contra un hombre que genera niebla. ¿Casualidad? No lo creo. En fin.
Al cerrar los ojos aparece un hombre regordete, con bigote y con apariencia de que es, o era, alguien simpático.
—Vayas donde vayas la muerte es lo que encontraréis —te dice, acercándose a ti y mirándote fijamente—. Si elegís el camino de la derecha os espera la noche, mientras que si vais hacia la derecha os espera el día. La única diferencia es que uno asesina y el otro no.
Entonces, algo te devuelve al mundo de los mortales. Alguien te ha dado un golpe en la boca del estómago y te ha enviado varios metros hacia atrás, chocando contra el muro. No te hace gran cosa, pero si hubiera querido te habría matado.
—Un descuido de tu parte quedarte así, tan… indefensa —te dice. Si te fijas bien en él es un hombre, ¿o una mujer? Que rondará el metro ochenta de altura. Tiene rasgos andróginos, y una belleza que podría enamorar a cualquiera. Tiene armas de todo tipo: dos dagas, dos pistolas, un sable y algo así como una ballesta automática—. Es hora de que pagues por tus pecados, y yo Denis Menxa seré la mano ejecutora que así lo haga.
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Lance, por tu parte, la voz de tu cabeza comienza a gritar con fuerza una última vez, desapareciendo de golpe. Ahora tu estado anímico vuelve a ser el normal, y ves como una persona ha aparecido y golpeado a Katharina.
- 4-08-Ellanora, Arribor y Yarmin:
- Los temblores continúan, la sala cada vez se vuelve más inestable. Algunas secciones colapsan y se pierden en el vacío de donde podéis empezar a distinguir los destellos de llamas y explosiones. Si teníais la intención de tomar una dirección un gran cascote cae sobre la plataforma destruyéndola.
Una gran porción del techo está agrietada y se está derrumbando, la sala rápidamente se está volviendo más peligrosa. Cada momento que pasa os da la sensación de que podéis acabar enterrados entre gigantescos cascotes o precipitados en una muerte segura, puede que ambas.
Una cosa que tenéis por seguro es que la estructura de las paredes y el techo es más débil a cada segundo que pasa.
- 5-Zackaito Squad:
- Vuestro avance es calmado y silencioso. Sin embargo, la calma dura poco. Como un ruido que gradualmente se va haciendo más alto, podéis escuchar algo... ¿Agua? Al fondo del pasillo podéis ver como se acerca algo. Algo enorme y azul... Un torrente de agua. Su movimiento es antinatural, como un gusano que se mueve de un lado a otro. Y sobre el torrente, en la punta, hay una figura. Cuando llega a vosotros, la figura salta sobre Kaito y el agua desaparece, dejando en el suelo poco mas que pequeños charcos. El hombre es alguien alto, de anchos hombros y piel oscura, con branquias en el cuello y membranas entre los dedos. Ataca a Kaito con una espada hecha de agua que tiene pinta de hacer mucha pupa mientras que grita:
—¡Traidor!
Zack, en ese momento oyes algo a tu espalda. Si te giras verás un cuchillo flotante que va directo a atacarte, facilmente esquivable. Si lo haces (y no has muerto) oirás una voz a la par que una figura aparece sujetando el cuchillo.
—Ah, mierda. He fallao.
Parece un camaleón humanoide vestido con una sudadera ancha y roja.
Pelea de Kaito: https://www.onepiece-definitiverol.com/t22656-kaito-vs-el-gyojin-nigga#219053
Pelea de Zack: https://www.onepiece-definitiverol.com/t22655-zack-vs-k-maleon#219052
- 5-Lysbeth, William, Ichizake:
- Lysbeth, cuando empiezas a subir, cuando llevas unos tres metros, empiezan a volar hacia ti incontables bolas de goma a una velocidad increíble, con el propósito de golpearte. Vienen por todas direcciones, así que si esquivas una estás casi condenada a llevarte el golpe de otras. A menos que seas muy habilidosa. Tras el pequeño bombardeo aparece ante ti una persona... o al menos parece una persona. Está rebotando en el aire como si estuviese utilizando el geppou y está gordo. Extremadamente y antinaturalmente gordo. Debe medir unos tres metros de alto y otros de ancho y su cuerpo parece formar una circumferencia completa, a excepción de sus brazos y piernas que son increiblemente delgados en contraste a su aspecto.
—¡No puedes subir más! —grita, para después apuntarte con una mano. En su palma parece tener un agujero y de este salen más pelotas de goma.
Los que estáis abajo podéis ver como de golpe hay frente a vosotros una mujer y un hombre. Hace un momento no estaban allí. La mujer viste con un traje negro y elegante. Tiene el pelo largo y de color rosa y está mirando al cielo. Tiene un estoque al cinto. El hombre es muy alto y de piel negra. Su brazo derecho es una metralleta. La mujer observa a Lysbeth, algo desilusionada.
—Se suponía que tendría que haberla matado esa estúpida araña... En fin —os mira a ambos—. Theodor, encárgate de ese —desenvaina su estoque y señala a William—. El otro es para mí.
Ichizake, la mujer dirige una onda cortante hacia ti.
William, el hombre choca los puños y corre hacia ti dirigiendo un puñetazo a la cara.
Pelea de Lysbeth: https://www.onepiece-definitiverol.com/t22657-lysbeth-vs-fatman#219054
Pelea de William: https://www.onepiece-definitiverol.com/t22658-ichizake-vs-la-joven-espadachina#219055
Pelea de Ichizake: https://www.onepiece-definitiverol.com/t22659-william-vs-theodor#219056
- 5-Scarlett, Brynn y Steve:
- Mientras observáis como Marc, Mist y Nailah desaparecen en un muro, Scarlett le dispara a una de las sombras, esta se desvanece al recibir el disparo, sin hacer un ruido, sin dejar rastro.
Antes de que os deis cuenta podéis ver una docena de sombras en la niebla, no sois capaces de discernir de qué o de quienes son, pero parecen estar más cerca que antes.
Entre ellas podéis distinguir que sostienen algo, parecen armas. Algunas las mueven en un movimiento que algunos interpretáis como apuntar con algo. Al segundo se escucha un sonoro "Clack" y una ráfaga de 6 virotes se dirige a vosotros en ambas direcciones.
- Mapas:
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